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XXVII Domingo del Tiempo Ordinario

2 de octubre de 2022
Monició n de entrada
Queridos hermanos, llegamos ya al Vigésimo Séptimo domingo del tiempo ordinario y
nuevamente nos reunimos en la Casa de Dios para celebrar la Santa Eucaristía dominical, y
así, a través de nuestra participación activa en el banquete de la palabra y el banquete
eucarístico, acrecentar nuestra fe.

Hoy la Palabra de Dios nos anima a unirnos en oración con los discípulos y pedirle al Señor
que aumente nuestra fe. Alentados por el Espíritu que nos ha congregado como una sola
familia, cantemos alegremente para comenzar la celebración de estos sagrados misterios .

Moniciones a las Lecturas


El tema central de las lecturas de este domingo es la fe. En el libro de Habacuc se habla de
ella como fidelidad que da vida y que ayuda a comprender la misión del profeta. Para el
autor de la segunda carta a Timoteo, la fe es, junto con el amor, la fuerza que hace posible
el anuncio de la Buena Noticia. Y Jesús, en el pasaje del evangelio, tras animar a los
discípulos a alcanzar una fe verdadera, la propone como fundamento del servicio
cristiano. Y como la fe entra por la escucha de la Palabra, hagámoslo con mucha atención.

Oració n de los Fieles


-Para que la Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús, sepa dar al mundo la respuesta de fe
que busca, sobre todo en estos tiempos de mucha confusión. Oremos al Señor

-Para que los que dirigen los destinos de los pueblos no hagan que la gente pierda su
confianza en ellos. Oremos al Señor

-Para que todos los que padecen hambre o enfermedad, no pierdan la fe puesta en Dios
que no desampara a nadie. Oremos al Señor

-Para que todos nosotros no nos desalentemos ante el silencio de Dios, sino que
alentemos nuestra fe a través del testimonio de los creyentes. Oremos al Señor.

Acció n de gracias
Ahora nos toca ir a ser testigos de nuestra fe, para que todos aquellos que se han alejado de Dios
vuelvan a creer en él. GRACIAS SEÑOR, GRACIAS.
XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario
9 de octubre de 2022
Monició n de entrada
Queridos hermanos, nos da mucha alegría tenerles aquí reunidos para la celebración de
esta Santa Misa, en el vigésimo octavo domingo del tiempo ordinario.

La Eucaristía es una acción de gracias a Dios. Hoy la Palabra que escucharemos nos llama a
ser agradecidos con Dios por todo lo que hace en nuestra vida. Dispuestos a dejarnos
instruir por Dios, comencemos esta celebración.

Moniciones a las Lecturas


La fe en el Poder de la Palabra de Dios y nuestro agradecimiento son el trasfondo de las
lecturas de hoy. Tanto el pasaje del segundo libro de los Reyes como el del evangelio
proponen la confianza en la Palabra como actitud que conduce a la curación de la lepra y a
una fe agradecida que alaba al Señor. El autor de la segunda carta a Timoteo habla de las
cadenas que padece por el anuncio de un Evangelio que nadie puede encadenar. Con el
salmo cantaremos y agradeceremos a Dios, a quien debemos escuchar atentos

Oració n de los Fieles


-Por la Iglesia, para que la misión que le ha sido encomendada pueda encontrar
manifestaciones nuevas y eficaces que traigan vida y luz al mundo. Oremos al Señor.

-Por los gobernantes, especialmente los de nuestro país, para que en el ejercicio de sus
funciones también puedan servir a Dios y a los hermanos, buscando la justicia y la paz.
Oremos al Señor.

-Por todos los cristianos, para que seamos conscientes de nuestra misión de testigos de
Cristo resucitado y viviente que nos ha sido confiada por Dios, y actuemos valiente y
coherentemente con la fe. Oremos al Señor.

-Por cada uno de nosotros, aquí reunidos junto al altar, bautizados y enviados, para que
con nuestro compromiso apostólico en este mes misionero, todos los pueblos puedan
experimentar el amor salvífico y misericordioso de Dios. Oremos al Señor.

Acció n de Gracias
Fortalecidos y animados por la celebración que finalizamos, vayamos ahora a vivir nuestra
vida siendo agradecidos con Dios, sabiendo que él siempre está de nuestro lado y nos
acompaña. GRACIAS SEÑOR, GRACIAS.
XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
16 de octubre de 2022
Monició n de entrada
Muy buenos días (tardes) queridos hermanos. Con mucho gozo nos congregamos en torno
al altar del Señor, para celebrar la Santa Misa en el Vigésimo noveno domingo del tiempo
ordinario. Sean bienvenidos.

La liturgia de hoy nos muestra el poder de la oración y pone su acento en la perseverancia


e insistencia con que debemos acudir a Dios. Lo hará de manera especial por medio de la
parábola de la viuda insistente. Conscientes del poder que tiene nuestra oración,
comencemos esta celebración de pie, cantando juntos el canto de entrada…

Moniciones a las Lecturas


Las lecturas de este domingo son un estímulo en nuestra vida de oración. “Para mostrarles
la necesidad de orar siempre sin desanimarse”, Jesús cuenta a sus discípulos una parábola
con el relato de una viuda que clama justicia al juez. Otro testimonio sobre la oración
constante lo encontramos en Moisés, en el pasaje del libro del Éxodo. En el trasfondo de
ambos textos está la confianza en el Dios cercano, que, como dice el salmo, guarda la vida
de sus elegidos. Escuchemos con mucha atención.

Oració n de los Fieles


-Por la Iglesia, para que, viviendo en oración, nos lleve a sentir confianza para dirigirnos a
Dios y vaya incrementando nuestra fe. Oremos al Señor.

-Por los que dirigen los destinos de las naciones, para que gobiernen con justicia, de tal
manera que generen confianza en los pueblos. Oremos al Señor.

-Por los que sufren por distintas causas y están desesperados, para que hoy encuentren
respuestas de fe. Oremos al Señor.

-Por todos nosotros, para que aprendamos a orar con confianza, sin desanimarnos cuando
la respuesta que buscamos tarda en llegar. Oremos al Señor.

Acció n de Gracias
Cristo nos ha fortalecido con su Pan y su Palabra. Vayamos ahora a vivir nuestra vida en
alabanza y agradecimiento confiando en Dios. GRACIAS SEÑOR, GRACIAS.
XXX Domingo del Tiempo Ordinario
DOMUND
23 de octubre de 2022
Monició n de entrada
Queridos hermanos misioneros, una vez más nos congregamos en este lugar para celebrar
la Santa Eucaristía, como una sola familia que se une en oración.

La liturgia en este Trigésimo domingo del tiempo ordinario (hoy también Domingo
Mundial de las Misiones) nos envuelve en ese ambiente de oración, alegría y misión. Las
lecturas del domingo pasado nos invitaban a orar con insistencia; hoy nos piden hacerlo
con humildad para que nuestras plegarias sean escuchadas. El DOMUND de este año lleva
por lema: “Para que sean mis Testigos”, pidamos para que todas nuestras acciones den
testimonio de Cristo.

Con esa misma actitud humilde, reconociendo nuestra necesidad de Dios, comencemos la
celebración de estos misterios, cantando con alegría.

Moniciones a las Lecturas


La oración es el tema central de las lecturas de hoy. Los textos coinciden en que el Señor
no hace oídos sordos a la oración de los humildes. En el pasaje del libro del Eclesiástico,
Dios atiende los gritos del pobre, del oprimido, del huérfano o de la viuda. Igual leemos en
el salmo. San Pablo da gloria a Dios que siempre le ha escuchado y de quien espera su
corona. Y en el evangelio, Jesús prefiere la sencilla oración del publicano antes que la
palabrería orgullosa del fariseo. Con humildad y sencillez dispongámonos a escuchar esta
Palabra.

Oració n de los Fieles


-Para que la Iglesia, casa de todos, haga suyas las preocupaciones, éxitos y fracasos de
todos los hombres, especialmente de los más desfavorecidos en la sociedad. Oremos al
Señor.

-Para que los responsables de dirigir los destinos de los pueblos superen la tentación
egoísta de la corrupción y pongan todos los recursos del estado en favor del hombre.
Oremos al Señor.

-Por todos los misioneros del mundo, para que la fuerza del Espíritu Santo los fortalezca
para que sigan siendo testigos del amor de Cristo. Oremos al Señor.
-Para que los cristianos no seamos indiferentes ante el dolor y el hambre que azota a
miles de hermanos que tienen que migrar a otros países buscando un mejor futuro.
Oremos al Señor.

-Para que la celebración de esta Misa dominical nos ayude a todos los aquí presentes a no
discriminar a nadie y aprender a reconocer lo bueno que hay en el prójimo. Oremos al
Señor.

Acció n de gracias
Dios del cielo y de la tierra, Me has alimentado con tu palabra y enviado a amar y servir.
Un misionero, me has llamado a ser. Incluso en mi pequeñez y en mi pecado me elegiste
para cantar el canto de tu amor, el himno de tu misericordia, el himno de tu justicia. Guía
mi camino, Señor. Gracias por llamarme a ser tu Testigo. GRACIAS SEÑOR, GRACIAS.
XXXI Domingo del Tiempo Ordinario
30 de octubre de 2022
Monició n de entrada
Queridos hermanos, nos alegra verles nuevamente aquí, en la casa de Dios, reunidos para
celebrar esta Santa Misa, en el Trigésimo Primer domingo del Tiempo Ordinario, en el que
la liturgia nos ponen delante un mensaje consolador y estimulante: el perdón de Dios;
esto nos animan a todos, que somos pecadores y necesitamos de esta misericordia de
Dios, a confiar en él. Ansiosos de encontrarnos con Dios y recibir muestras de su
misericordia, iniciemos con devoción la celebración de estos misterios.

Moniciones a las Lecturas


Amor, fidelidad, compasión, ternura y, en última instancia, salvación son palabras clave
con las que las lecturas de hoy describen las relaciones entre Dios y el ser humano. El
pasaje del libro de la Sabiduría nos muestra a Dios como “amigo de la vida”, con lo que
nos reconforta y llena de esperanza. El salmista, por su parte, proclama a Dios como rey y
Señor, pero deja bien claro que esa realeza y ese señorío radican esencialmente en su
amor y su fidelidad a las criaturas. En el Evangelio de hoy Jesús, el Hijo, encarna en su
persona el amor y la fidelidad del Padre.

Oració n de los Fieles


-Por la Santa Iglesia de Dios, para que siga llevando a los hombres al encuentro con Dios,
que quiere salvar y perdonar a todos. Oremos al Señor.

-Por los que ocupan cargos públicos, especialmente los que gobiernan nuestro país, para
que hagan buen uso de los recursos del estado y trabajen por el bien común. Oremos al
Señor.

-Por los que pasan hambre y necesidad, para que haya hombres y mujeres que con
generosidad hagan presente el amor de Dios auxiliando al que lo necesita. Oremos al
Señor.

-Por los que este día nos reunimos en torno al altar de Dios, para que la Palabra que Dios
nos ha transmitido nos sirva de consuelo y nos anime a cambiar nuestro estilo de vida y
ajustarlo al plan de Dios. Oremos al Señor.

Acció n de gracias: Que el amor manifestado por Dios hacia nosotros lo podamos llevar
a aquellos desamparados del mundo. Vayamos a vivir la Palabra escuchada. GRACIAS
SEÑOR, GRACIAS.
ORACIÓ N DE ENVÍO Y BENDICIÓ N
Yo, como sacerdote, instrumento de Dios los envío a ustedes, catequistas para que
conduzcan a los niños, adolescentes y adultos, por Jesucristo, en el Espíritu, al Padre. Para
que, conociendo la revelación de Jesucristo, profesen la fe verdadera dentro de la Iglesia y
construyan el Reino de Dios en el mundo.

(Extiende las manos sobre la asamblea de catequistas)

Señor, con tu bendición + paternal, robustece la decisión de estos servidores tuyos, que
desean seguir dedicándose a la catequesis; haz que lo que aprendan meditando tu palabra
y profundizando en la doctrina de la Iglesia se esfuercen por comunicarlo a sus hermanos
y así, junto con ellos, te sirvan con alegría.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

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