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Monición de entrada
Con la más fraternal bienvenida les recibimos en el Nombre del
Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, para celebrar esta Santa Misa
en la Solemnidad de la Santísima Trinidad. En toda oración
cristiana y en toda fiesta nos dirigimos al Dios Uno y Trino; pero
hoy es una solemnidad especial dedicada a las tres personas de la
Santísima Trinidad. Esto, precisamente, cuando terminamos la
Pascua, en la que Dios Trino, con un evidente protagonismo
diferenciado nos ha querido comunicar con mayor densidad su
vida divina. Con mucho gozo iniciamos la celebración de estos
misterios. De pie, cantamos.
Por la Iglesia, para que sea sacramento de unidad y de comunión vivida entre
sus miembros y con toda la humanidad, a imagen de la comunión del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Oremos.
Por nuestro Santo Padre Francisco, para que sea siempre escuchado y acogido
en su difícil y delicado ministerio, y pueda transmitir con entusiasmo, la belleza
de nuestra Iglesia, pueblo unido por el amor divino. Oremos.
Por la paz en el mundo entero, para que el Amor del Espíritu Santo guíe el
camino de los pueblos destruidos por las guerras, ilumine a quienes ejercen el
gobierno de las naciones y les inspire nuevas vías de diálogo, entendimiento y
perdón. Oremos.
Por los que sufren los efectos de la desintegración familiar, por los huérfanos y
las viudas, para que el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo les permita
restablecer sus vidas, sanar heridas y poner su vista hacia el futuro, con fe y
optimismo. Oremos.
Por todos nosotros, para que aprendamos a vivir como una sola familia en el
Dios Uno y Trino, creciendo en la recíproca responsabilidad y atención y siendo
testimonio de la belleza de Dios. Oremos.
Comunión
Cristo, segunda persona de la Santísima Trinidad, nos permite unirnos a Él, dándonos
su cuerpo y su Sangre en el pan y el vino. Acerquémonos con fe a comulgar.
Final
El mundo está dividido, la humanidad clama por el restablecimiento de la unidad y la
hermandad. Nosotros somos testigos de la primera comunidad unida por el amor: el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Vayamos a replicar esa unidad, construyendo lazos
firmes, primero entre nuestros familiares y luego con todos aquellos con quienes
convivimos día a día.
Tiempo Ordinario
Noveno Domingo – Ciclo B
Monición de entrada
Durante estos domingos ordinarios es bueno reflexionar sobre lo más
importante de la vida: La Eucaristía. Es un misterio que no podemos
comprender totalmente. Cristo es el Pan del Cielo, es nuestra fuerza en el
camino hacia Dios; es Vida. En este sacramento tenemos contacto
verdaderamente con Dios. Es posible por el don de la fe que el Padre nos
da en nuestro bautismo y que crece con la misma Eucaristía. Estamos
libres para aceptar o no a Cristo como el Señor de nuestra vida. Ahora
vamos a celebrar este memorial que Cristo nos dejó para ser celebrado
durante nuestra peregrinación en esta tierra. De pie, para recibir al
celebrante, cantando con mucha alegría
Evangelio Jn 6, 41-51
Al igual que los israelitas se quejaron de Dios en el desierto, así también los
judíos se quejaron de Cristo. Cristo les pidió fe; fe en Él, en su palabra. El
que cree en Cristo es aquel que recibe, con fe, el pan de la palabra y el pan
de la Eucaristía. Esta fe es don de Dios y por eso tenemos que pedirla y
aceptarla. Antes de escuchar este profundo mensaje, cantemos el Aleluya,
de pie.
Oración de los fieles
A cada invocación, contestaremos: “Santifica, Señor, a tus hermanos”
Por la santa Iglesia de Dios: para que la unidad, la caridad mutua y el
fervor reinen entre nosotros. Roguemos al Señor.
Por la humanidad: para que se acaben en el mundo las guerras, las
divisiones, los odios, los recelos y las discordias, y recuperemos la
esperanza en el amor. Roguemos al Señor.
Por los que conociendo el amor, sufren los frutos del egoísmo: la
soledad, la opresión, el desamparo: para que encuentren en su
camino quienes les comprendan y ayuden. Roguemos al Señor.
Por nosotros mismos: para que, abandonando todos los ídolos:
dinero, prestigio, consumismo, primeros puestos… amemos a Dios
con un corazón sincero. Roguemos al Señor.
Para que, saliendo de nuestra mediocridad, sepamos llevar a plenitud
la fe recibida en el bautismo, caminando así hacia la santidad que
Dios exige de nosotros. Roguemos al Señor.
Monición de ofrendas
Te presentamos Señor estas ofrendas como fruto de la tierra y de nuestros
sudores, para que sean aceptadas como incienso en tu presencia.
Comunión
Gracias Señor por el pan de tu palabra, ahora recibiremos tu cuerpo y
sangre en la sagrada eucaristía.
Final
Que este pan recibido no sea motivo de condenación para nuestras almas
sino un vínculo de la salvación prometida. Como Elías sigamos con fuerza
nuestro caminar.
Moniciones Solemnidad del Cuerpo y Sangre de
Cristo, Ciclo B
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Queridos hermanos, nos encontramos ahora celebrando la solemnidad del
Corpus -que ahora se llama mejor "del Cuerpo y Sangre de Cristo"- y que
nació en el siglo XIII y es una celebración que nos hace centrar nuestra
atención agradecida en la Eucaristía como sacramento en el que Cristo
Jesús ha pensado dársenos como alimento para el camino, haciéndonos
comulgar con su propia Persona, con su Cuerpo y Sangre, bajo la forma del
pan y del vino. En la fiesta de hoy no nos fijamos tanto en la celebración de
la Eucaristía, aunque la organicemos y celebremos con particular
festividad, sino en su prolongación, la presencia permanente en medio de
nosotros del Señor Eucarístico, como alimento disponible para los
enfermos y como signo sacramental continuado de su presencia en
nuestras vidas, que nos mueve a rendirle nuestro culto de veneración y
adoración. Dispongámonos ahora más que nunca, a celebrar dignamente
esta Eucaristía. En pie, cantemos...
Comunión
Bendito seas Señor en tu cuerpo, sangre, alma y divinidad, verdadero Dios
y verdadero hombre, vengo ante ti a recibirte con humildad
Final
Este día con mucho amor el Señor sale a nuestro encuentro, bendigámoslo
porque nos nutre con el pan de la unidad
Moniciones XI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B
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Queridos hermanos: Cada domingo el Señor nos convoca a su banquete y
nosotros estamos aqui para atender su llamado. En el XI Domingo del
tiempo ordinario, les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios.
LITURGIA DE LA PALABRA
Salmo: 106
Evangelio: Mc 4, 35-41
Primera Lectura
Segunda Lectura
La experiencia del encuentro con Cristo Resucitado ha hecho que Pablo
cambie por completo su forma de pensar y de actuar… Desde que fue
llamado por Él, ya no se dejará guiar nunca por simples criterios humanos.
Evangelio
MONICION AL OFERTORIO
Ofrecemos al Señor este pan y vino, junto con ellos ponemos en sus
manos nuestras debilidades, para que Él nos llene de fortaleza y de su
mano salir triunfante ante toda adversidad.
MONICION A LA COMUNION
MONICION DE DESPEDIDA
ORACION UNIVERSAL
1.- Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro Obispo José Francisco
y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor
2.- Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos
y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor
3.- Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan
en nuestras comunidades, roguemos al Señor
4.- Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que
cuidad de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor
En el XIII domingo del Tiempo Ordinario, las lecturas nos siguen mostrando
los milagros con los que Jesús revela progresivamente su condición divina.
Si antes era la tempestad del lago la que calmaba, hoy aparece como señor
de la enfermedad y de la muerte.
La idea que da unidad a todas estas lecturas de hoy es que Dios es amigo
de la vida. Es el Dios de la inmortalidad, el Dios que llama a compartir fe y
bienes materiales, y el Dios que se ha mostrado Señor de la vida en
Jesucristo. Acogerle puede colmar de fecundidad nuestra existencia, por
eso dispongamos todo nuestro ser para escuchar atentos esta buena
noticia que la liturgia nos trae en este domingo.