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Moniciones XIII Domingo del Tiempo Ordinario

Monición de entrada

Queridos hermanos, en el décimo tercer domingo del Tiempo Ordinario nos agrada recibirles
nuevamente en la casa de Dios para celebrar esta Santa Misa.

Las lecturas hoy nos siguen mostrando los milagros con los que Jesús revela progresivamente su
condición divina. Si el domingo pasado era tempestad del lago la que calmaba, hoy aparece como
Señor de la enfermedad y de la muerte.

Moniciones a las lecturas

Opción 1: Monición única para todas las lecturas

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La idea que da unidad a todas estas lecturas de hoy es que Dios es amigo de la vida. Es el Dios de la
inmortalidad, el Dios que llama a compartir fe y bienes materiales, y el Dios que se ha mostrado
Señor de la vida en Jesucristo. Acogerle puede colmar de fecundidad nuestra existencia, por eso
dispongamos todo nuestro ser para escuchar atentos esta buena noticia que la liturgia nos trae en
este domingo.

Oración de los fieles

Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, por Jesucristo, su Hijo, en la unidad del Espíritu
Santo, y presentemos nuestras oraciones con la fe de los personajes del Evangelio de hoy.

Digamos todos: Señor, escucha nuestra oración.

Por la Santa Iglesia de Dios, para que sepa guiar a los fieles al encuentro con Cristo, sea animadora
de la fe, y dé siempre testimonio creíble. Oremos.

Por los gobernantes de las naciones más poderosas y desarrolladas, para que compartan también
sus bienes con los países más necesitados. Oremos.

Por los que sufren en el mundo, especialmente los enfermos, para que la Palabra que hoy hemos
escuchado incremente en ellos la fe y puedan ser sanados de sus enfermedades físicas y
espirituales. Oremos.

Por todos nosotros aquí reunidos, para que recibamos hoy la gracia de acrecentar nuestra fe y
permitir que Dios obre en nuestra vida. Oremos

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