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Las Siete Leyes del Educador Cristiano

Introducción
Por cuanto el riel de capacitación, le sirve a la iglesia LBNM, la cual a su vez, tiene la visión de “ser una
iglesia relevante, para la familia de hoy”, entonces, tanto este riel de capacitación, como el de cuidado, han
de funcionar apuntando hacia esa misma visión.
Y siendo que el concepto común entre la visión y la misión es “la familia”, entonces todo lo que se haga
en ambos rieles, en el de cuidar (y su labor pastoral) y en el de capacitar (y su labor de enseñar) debe tener
como resultado, familias saludables, que es algo que está en el centro del corazón de Dios. Y lo notable es,
que el doble propósito de cuidar y capacitar, que es “para” la vida y el servicio, es el mismo doble propósito
para el cual Dios inspiró su Palabra: “para” que “el cristiano sea perfecto o maduro (la vida) y “para” que
sea capacitado para toda buena obra (el servicio).
Por lo tanto, la visión de LBNM se hará realidad, en la medida en que se realicen bien el “qué” el “para
qué” y el “cómo”. ¿Qué? “cuidar y capacitar”. ¿Para qué? Para la vida y el servicio. ¿Cómo? Dedicados a
Dios y a las familias. para todo esto, el norte es la visión,. Es hacia allí, hacia donde deben llevar ambos
rieles.
Por eso la necesidad de tener maestros con corazón pastoral, orientados hacia esa visión y misión, y
comprometidos con los principios de la educación cristiana. Porque sólo así, la visión, la misión y el riel, se
moverán en una misma dirección.
Y para lograr avanzar en esta unificación, es para lo que se ha implementado este curso, sobre la base de
“Las 7 Leyes del Educador Cristiano”. Porque cuando se adoptas un método, éste conducirá inevitablemente
hacia el objetivo del creador del método, sin importar con cuál propósito sea adoptado. Si un psicólogo, por
ejemplo, escoge funcionar conforme al método terapéutico de Freud, el método lo llevará al objetivo de
Freud.
Lo mismo es verdad con la educación. Quien adopte métodos seculares, aunque lo haga con propósitos
cristianos, terminará dirigido hacia propósitos seculares.
Por eso necesitamos un método, cuyo objetivo claro sea la educación cristiana, para que entonces nos
conduzca hacia el objetivo de formar y capacitar creyentes para el servicio del Señor, en la edificación de su
Iglesia, y el avance de su Reino. Y un método que contribuye a esta meta es el de las 7 Leyes del Educador
Cristiano.

Ley objetivo
Agente Hacer que aprendan
Potencial Esperar lo mejor
Retención Dominar lo mínimo
Ejecución Aplicar para cambiar
Necesidad Satisfacer las necesidades
Desarrollo Equipar para servir
Avivamient Avivar el corazón
o
Las Siete Leyes del Educador Cristiano
Lección 1: Ley del Agente
Objetivo: hacer que aprendan. Base bíblica: Dt 4:1 y 5:1
Introducción
En toda actividad enseñanza/aprendizaje, sea o no en el ámbito cristiano, interactúan cinco elementos,
que pueden ser señalados con los dedos de una mano. En primer lugar, dos personas: un oyente (representado
por el pulgar) y un docente (por el dedo índice). Porque así como el pulgar tiene una posición independiente,
con respecto a los otros cuatro dedos, así mismo, el oyente tiene también una posición independiente, con
respecto al docente, porque éste no tiene control del alumno, sino del contenido, del método, del propósito, y
de sí mismo. Y cuando maneja bien estos últimos cuatro elementos, el alumno aprende y crece.
Porque es el agente, docente o maestro, quien administra y domina el contenido, para el servicio del
oyente, siguiendo un método escogido por el docente, para alcanzar objetivos específicos.
«Docente» viene del verbo docere ‘enseñar’ para ‘hacer que alguien aprenda”. El docente hace a
alguien apropiado, conveniente. Y esto se corresponde con la meta de la educación cristiana, que es:
“Transferir eficazmente, al corazón del discípulo, el amor por el Señor y su sabiduría, con el fin de que
también ellos crezcan en amar al Señor, y en saber cómo servirle”. Esto es hacerles apropiados,
convenientes.
Un agente hace que algo sea hecho, para que algo suceda. El agente (o docente) cristiano, hace que los
estudiantes aprendan ¡Cuántas veces hemos estado en alguna clase que se nos hizo interminable! Y si alguien
nos preguntaba qué habíamos aprendido, difícilmente podíamos recordar algo.
En Dt 4.1 y 5:1, enseñar y aprender son dos verbos con la misma raíz. Si hay enseñanza, tiene que haber
aprendizaje. Si los estudiantes no aprenden, es porque el maestro no enseña. Y el aprendizaje se mide por el
cambio. Ambos textos en Deuteronomio dicen, que los alumnos han de hacer algo, con lo que el maestro hizo
que aprendieran:
4:1 Oigan… lo que les enseño, para que los ejecuten, y vivan, y entren y posean la tierra.
5:1 “…para que los pongan por obra”.
Máximas de la primera ley:
 Mayor impacto hacen el carácter y el compromiso, que lo que se dice. Lc 6:40: bástale al discípulo,
ser como su maestro. Y el maestro que hace doble uso de su lengua: enseñar y ofender, no es apto para ser
educador. Quien no tenga control de su lengua, mejor que no se dedique a la enseñanza, porque recibirá
mayor condenación (Stg 3:1). Porque si con la misma boca con la que enseña, ofende, eso le hace influir para
mal.
 Por todo aquello de lo que somos responsables, rendiremos cuentas. Los maestros darán cuenta a
Dios, por cómo influyeron en aquellos a quienes enseñaron. Todos iremos al tribunal de Cristo, para recibir
según hayamos hecho… sea bueno o malo (2Cor 5:10).
 El educador cristiano es un servidor de sus alumnos. El maestro cristiano es como el mesero en un
restaurante. Éste está allí para servir la mesa, y para atender bien a los comensales. Ese es su trabajo. Y ese es
también el trabajo del maestro. Sirva a sus estudiantes una buena comida, como si la sirviera para sus hijos.
 El éxito del maestro, se mide por el de los estudiantes. Un buen maestro se distingue, no por lo que
hace en el salón, sino por lo que hace en los alumnos. Lo que el maestro hizo que aprendieran, debe producir
cambio. Por eso, la ley del agente es el fundamento, sobre el cual descansan las otras seis leyes.
Si en una institución educativa se abriera un concurso para escoger a un profesor, ¿Cuál de los dos
siguientes candidatos tendría más chance?
Profesor A. 48 años. Casado. Padre de tres hijos adultos. Tiene maestría en ciencias, veinte años de
experiencia. Ha publicado varios artículos de revistas. Ha participado en varios comités educativos. Está
trabajando en su doctorado.
Profesor B. 25 años. Soltero. Tiene bachillerato en ciencias. Tres años de experiencia. No ha publicado
artículo alguno. Ha servido en el comité de aseo. Está considerando hacer una maestría.
Es hora de elegir: ¿Escogerían A o B?
Si la definición de enseñar es, lo que el maestro hace, la opción evidente es el profesor A. Pero si
enseñar es hacer que aprendan, entonces los datos aportados no dan evidencia para saber cuál es más
eficiente.

Veamos estos dos profesores en acción:


El profesor A terminó su doctorado. Los alumnos del profesor B, obtuvieron 25% de calificaciones
mejores que los de A. Este escribió tres artículos más. Los de B ganaron tres premios en una competencia
regional. El profesor A obtuvo la mayoría de votos de los otros profesores, para el premio de “profesor del
año”. El profesor B ocupó el 15avo lugar. El profesor B recibió la mayoría de votos de los alumnos, como
profesor del año”. El profesor A quedó de 15avo en la lista.
Aunque no se puede negar que los logros y la experiencia son importantes. Pero no es la abundancia de
conocimiento (por muy importante que esto sea) lo que hace a un maestro eficiente y efectivo. La mayor
prueba de la eficacia de un maestro, es el rendimiento, el avance, los cambios positivos y los logros de sus
alumnos
 Los maestros son responsables, porque ejercen control sobre: el contenido, el estilo, y sobre sí
mismos. Y es por tener este control sobre estos tres elementos, por lo que se puede anticipar el resultado.
Teniendo en cuenta, que un maestro puede estar más inclinado a uno de estos elementos, más que a los otros.
Control del contenido
El maestro tiene total control del contenido. Si requiere cambiar algo, puede hacerlo. Si desea hacer
alguna ilustración, puede hacerlo. Si desea profundizar en algún punto, más que en otro, puede hacerlo. Si tu
fuerte en la enseñanza es el contenido, posiblemente los estudiantes te llamarán “cerebrito”. Nadie siente que
la clase es una pérdida de tiempo. Disfrutan de la enseñanza porque aprenden. Hay espontaneidad en la clase
y la disfrutan.
Control del estilo
El maestro también tiene control sobre cómo quiere presentar el contenido. si quiere usar algún apoyo
visual, o dividir la clase en grupos pequeños, o si decide sólo hablar, o hacer un panel, un debate, presentar un
video, o cualquier cosa que haga que aprendan, puede hacerlo.
Si el estilo es tu fuerte en la enseñanza, te tendrán como alguien que comunica bien, y los alumnos
responderán bien a lo que se les está enseñando. Quien posee esta fortaleza, hace ver claros conceptos
difíciles. Y hace que su clase sea interesante y motivante. Recurre a dramas, grupos pequeños, conversatorios.
Pero quien es débil en esta área, suele hacer que la clase resulte aburrida.
Control de sí mismos
El maestro también tiene control sobre sí mismo. Puede hablar con los alumnos o mantenerse distante.
Caminar, sentarse, pararse. Pero hay un aspecto sobre el cual el maestro no tiene control: los alumnos. El
maestro puede ciertamente hacer que aprendan, pero no puede controlarlos. Lo que tiene que controlar
eficazmente son el contenido, el estilo y a sí mismo. Y si lo hace bien, hará que sus alumnos aprendan.
Si una clase es desordenada, o aburrida, o en la que nada aprenden, y la de otro maestro es lo contrario,
eso es resultado de cómo cada docente maneja esos tres elementos.
Relación con los alumnos
Cuando la relación con los alumnos es el fuerte de un maestro, le considerarán “amigo”. Sentirán que los
apoya, estimula, comprende. Encuentra fácil relacionarse con sus estudiantes. Posiblemente tendrá más
interés en ellos que en el contenido de la materia o el estilo para presentarla. Disfruta compartir con ellos
sobre sus luchas, fracasos y victorias. Habla más de sus historias personales, que del contenido de la materia.
Y es algo que los alumnos aprovechan, pues logran fácilmente hacerle desviar de la materia, para que hable
de cosas divertidas.
Dificultades en la clase con alguno de los elementos
Cuando alguna de estas fortalezas, prevalece sobre las otras de manera desbalanceada, entonces habrá
quejas de parte de los alumnos.
1. Problema de relación. Dudo que el maestro conozca mi nombre. Ni siquiera sé si en verdad le
importo. Solución: ora al Señor que avive su amor en tu corazón y muestra en forma concreta a tus
alumnos que les amas con ese amor. Sé intencional en tratar de memorizar sus nombres. Expresa lo
que esperas que suceda en sus vidas como resultado de pasar por este estudio. Comparte historias
personales que muestren que también tú tienes luchas, fracasos y victorias. Presta atención y haz
contacto visual con los que están sentados más lejos. Anímales a que usen tu correo para expresar
dudas o luchas personales.
2. Problema de estilo: El maestro lo único que hace es hablar, hablar y hablar. Y quien abusa de este
estilo, siempre tendrá una clase aburrida y posiblemente estéril.
Solución: varíe regularmente el estilo. Aún la mejor comida, después de mucha repetición se torna
inapetecible. Mientras más jóvenes sean los estudiantes, menos tolerarán lo rutinario. Sea diligente en reducir
el contenido a su mínimo irreductible y sea relevante. Comience y termine la clase de manera creativa. La
introducción y la conclusión es lo que más se recuerda. El docente es un servidor de sus alumnos. Combine
estos tres elementos: lo que usted hace, lo que pueden hacer los alumnos y lo que pueden hacer juntos.
3. Problema de contenido: al maestro no le entendemos. O lo que hace es repetir lo que dice el manual.
Nada nuevo aprendemos.
Solución: Renuncie a tratar de cubrir toda la materia y comience a enseñar, hacer que aprendan.
Reduzca el material y asegúrese que están aprendiendo, antes de continuar. (Ver ley de la retención). Ponga
entusiasmo en la nueva información que va a enseñarles. Evite enfocarse en los de mayor capacidad´.
Abarque a todos.
Ama a tus estudiantes. Enséñales como hubieras querido que te enseñaran.
Preguntas para reflexión:
¿A quién considerarías el mejor docente que has tenido en tu vida? ¿Por qué? ¿Cuáles fueron sus
características sobresalientes? ¿Qué hacía para hacer que aprendieras?
Si tuvieras poder para cambiar la manera de enseñar: ¿Qué cambios harías?
En una escala de 1-10, ¿Cómo te calificarías? Estudioso/a (énfasis en el contenido) ____ Amigo/a
(énfasis en los alumnos) ____ comunicador/a (énfasis en el estilo) ____.
¿Con cuál de esos tres elementos tienes más dificultad en clase? Aplica los consejos dados arriba, para
fortalecer tu área débil. Lo que más rechaza la mayoría de los estudiantes, en todas partes, es clases
aburridas.
Ejercicio:

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