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La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines: una reflexión desde los


principios psicoterapéuticos aplicados a la educación

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Jesús Garcia-Martínez Javier López-Cepero Borrego


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La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines…
Revista de Enseñanza Universitaria Junio 2009, N.º 33; 23-35

LA DOCENCIA EN ASIGNATURAS DE
PSICOTERAPIA Y AFINES:
UNA REFLEXIÓN DESDE LOS PRINCIPIOS
PSICOTERAPÉUTICOS APLICADOS A LA
EDUCACIÓN

Jesús García Martínez


Mª Carmen Orellana Ramírez
Javier López-Cepero Borrego
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos
Facultad de Psicología
Universidad de Sevilla

Resumen
En este trabajo se constatan las reflexiones de dos docentes nóveles acerca de sus pre-
ocupaciones sobre sus estilos docentes. En lugar de plantear el trabajo desde una perspectiva
de metodologías didácticas, la reflexión sobre la docencia se organiza en torno a categorías
terapéuticas y de cambio humano, mucho más significativas para los docentes en función de
su formación previa.

Abstract
In this paper, the reflections of two novice teachers are shown about their concerns rela-
ted to their teaching styles. Instead of approaching the work from the perspective of didactic
methodologies, the reflection on teaching is organised around therapeutic and human-change
processes: much more significant for these teachers in terms of their previous training.

1. Introducción Los participantes fueron finalmente: a)


Jesús Garcia Martínez, que actúo como pro-
1.1. Proceso de constitución del equipo fesor tutor (es Profesor Titular de Universi-
dad con 18 años de antigüedad, más cuatro
Con el comienzo del curso académico años adicionales como tutor de un centro aso-
2008-09 se inició la puesta en marcha del ciado de la UNED); b) Mª Carmen Orellana
Equipo Docente del departamento de Perso- Ramírez, con un contrato de sustitución in-
nalidad, Evaluación y Tratamiento Psicoló- terina, en su primer curso de docencia; c) Ja-
gicos. Este departamento está formado por vier López-Cepero Borrego, que disfruta de
33 profesores. Sólo tres de ellos eran nove- una Beca de Formación de Personal Docente
les, dos de los cuales decidieron participar e Investigador y se encontraba en su segundo
en la experiencia. curso de dedicación docente. Voluntariamen-

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J. García Martínez, Mª C. Orellana Ramírez y J. López-Cepero Borrego

te todos los miembros accedieron a participar entre otras cuestiones de gestión, el concepto
en el programa y se comenzó a desarrollar de Ciclo de Experiencia fundamental para el
las tareas y actividades que lo componen. desarrollo de la práctica de calidad, dentro
de una perspectiva de investigación-acción.
El criterio de reclutamiento fue impar-
tir clases en las mismas asignaturas que el En el caso de la compañera-novel, que
profesor-tutor o, al menos, en asignaturas de comenzaba su docencia en el segundo cua-
la misma familia temática. Estas asignaturas trimestre, fue posible planificar con detalle
fueron Teorías de la Personalidad (troncal todo el ciclo de mejora a desarrollar. Sin em-
de primer curso), Tratamientos Psicoana- bargo, en el caso del compañero-novel, que
líticos (optativa de tercero) y Psicoterapias tenía concentrada su docencia en el primer
(optativa de cuarto). Dos de los miembros cuatrimestre, el procedimiento a seguir ha
del equipo coincidían en la docencia de Teo- sido una planificación inversa: se determina-
rías de la Personalidad y otros dos en la de ron las acciones que debían cubrirse con ur-
Psicoterapias. Por su parte tanto Tratamiento gencia (observación y grabación de las cla-
Psicoanalíticos como Psicoterapias son asig- ses, etc.) y posteriormente se desarrollaron
naturas que pertenecen a la familia de asig- los análisis a posteriori de la práctica.
naturas de tratamientos psicológicos de tipo
dinámico-experiencial.
1.2. Objetivos del equipo
Según la planificación docente, el pro-
fesor mentor tiene un papel de tutorización Dada esta diversidad de situaciones se
directa (observación del desempeño docente decidió trabajar con un enfoque práctica-
de los noveles) durante todo el curso acadé- mente personalizado, de manera que cada
mico, ya que la ejecución como profesor no- uno de los profesores-noveles planteara
vel comienza en el primer cuatrimestre para unos objetivos diferenciados. Ninguno de
uno de los miembros noveles y en el segun- los miembros del equipo somos expertos
do para el otro. Esto marca distintos ritmos en educación, así que decidimos partir de
para cada uno de los docentes noveles en el nuestra propia experiencia docente y profe-
desempeño del programa pero no ha impedi- sional como herramientas de análisis, utili-
do la continua realización del mismo. zando los instrumentos que proporcionaba
el programa (evaluaciones del profesor, gra-
Los inicios fueron difíciles porque co-
baciones en vídeo) como herramientas que
nocimos la existencia de una convocatoria
proporcionarían datos analizables desde una
de estas características relativamente tarde,
perspectiva de procesos de cambio humano.
además en ese momento uno de los integran-
Los tres componentes del equipo tenemos
tes del equipo (López-Cepero) se encontraba
experiencia psicoterapéutica. Por tanto, se
en una estancia en otra Universidad.
decidió partir de categorías de análisis que
Se asistió a las distintas sesiones presen- nos resultaban más habituales y más cómo-
ciales que inicialmente estaban planificadas das, entendiendo el proceso docente que se
por el Instituto de Ciencias de la Educación, iba a analizar como un proceso de cambio
entidad responsable del proyecto. Como puede humano (Mahoney, 1991), es decir, como
entenderse en estas circunstancias, se conocie- una experiencia significativa de cambio de
ron los detalles del programa gracias a la pri- nuestras relaciones con otras personas rele-
mera sesión presencial. En ella se clarificaron, vantes (en este caso, los y las estudiantes).

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La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines…

Se partió, entonces, de asumir la docen- ción realizada en la fase anterior. Si creo que
cia como un proceso de cambio. La forma tengo que controlar la clase entonces debo
más relevante de hacer operativos los cam- hacer tal cosa, no debo hacer tal otra, creo
bios es, precisamente, a partir de un ciclo de que debo planificar de la manera x, pero no
experiencia, pero se decidió usar el formato de la y, etc.
de ciclo de experiencia terapéutico basado
en la perspectiva de los constructos persona- La tercera fase es la de encuentro, el con-
les1 (Kelly, 1955). Ese ciclo de experiencia tacto con el hecho como tal (en nuestro caso
es parecido al planteado en los procesos de la propia experiencia docente). Se trata de un
investigación-acción, pero plantea algunas instante relativamente fugaz, ya que siempre
diferencias. Se concibe como un proceso está mediado por la construcción que hace-
continuo en cinco fases. mos de él.

Todo ciclo empieza eligiendo una mane- Pero el encuentro lleva necesariamente
ra de representar la experiencia, es decir, lo y de forma inmediata a la cuarta fase, la de
que el sujeto considera que va a ocurrir. En validación-invalidación de la predicción ele-
el inicio del ciclo se produce toda una tor- gida. Los hechos a los que nos enfrentamos
menta de ideas, de manera que cada persona concuerdan en mayor o menor medida con
intenta buscar cuál o cuáles de los construc- nuestras anticipaciones y, por tanto, éstas
tos de que dispone es el más adecuado para quedan validadas o invalidadas. En el fondo,
representar la experiencia a la que tiene que la experiencia siempre tiene un cierto grado
hacer frente. Busca entre todas las opciones de invalidación ya que ésta nunca concuerda
disponibles, incluso las menos adecuadas perfectamente con nuestras anticipaciones.
(creatividad) y finalmente elige uno de los Esta fase es la que genera cambios en nues-
constructos. Para esto, además, elige el polo tra apreciación de la realidad y en nuestra
que cree que mejor representa la situación manera de enfrentarnos a ello, son cambios
(control o decisión). A esta primera fase del tanto emocionales, como cognitivos, forma-
ciclo se le denomina de predicción. les y de contenido (McCoy, 1977).

La segunda fase del ciclo es la de impli- La última fase es la de revisión, en la que


cación, se trata de todas las acciones menta- hay que buscar nuevas alternativas para en-
les o conductuales que se derivan de la elec- frentarse a una situación parecida.

1. Un constructo personal es una descripción individualizada de una regularidad percibida en el ambiente.


Se trata de una forma de dar sentido a la información que se percibe, para poder manejarla y anticipar los su-
cesos que se van a ocurrir y preparar nuestra conducta ante ellos. Se manifiesta siempre en una forma dicotó-
mica, indicando lo que un hecho es frente a lo que es. Por ejemplo, cuando un estudiante entra en un aula tiene
que dar sentido a la información que le llega y, por tanto, debe emplear o generar una serie de constructos
(regularidades) para dar sentido a esa situación, de manera que podía utilizar el constructo varón-mujer o el
estudiante-profesor/a para diferenciar a las personas presentes, el constructo lúdico-laboral o relajada-tensa,
para diferenciar la naturaleza de la situación, orientada a la tarea-orientada a la relación o simpática-desagra-
dable para entender el comportamiento de su compañera de mesa. Los constructos son siempre de naturaleza
individual por lo que los polos de la dicotomía son elegidos por la persona y no son necesariamente el reflejo
de un consenso cultural. Un individuo puede construir como opuestos bueno-inteligente o perfecto-relajado,
todo depende del modo en que esté estructurado su sistema de construcción. Los constructos se usan para
anticipar cambios en el medio y ponen en marcha una serie de acciones ligadas a sus contenidos.

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La última fase es la de revisión, en la que hay que buscar nuevas alternativas
J. García Martínez, Mª C. Orellana Ramírez y J. López-Cepero Borrego
para enfrentarse a una situación parecida.

Predicción
(con creatividad y control)

Revisión Implicación

In/Validación Encuentro
(cambios)

Figura 1. Ciclo de la Experiencia (Kelly, 1955)

Partiendo de esta lógica del ciclo de ex- 2. Javier López-Cepero: imponer el proce-
periencia kelliano e incorporando algunos so de adquisición de conocimiento vs.
elementos relativos a la pragmática de la co- Permitir al alumno participar en él. Lo
municación humana (Watzlawick, Bavelas y que se pretendía (el polo elegido) era que
Jackosn, 1967) como elemento de análisis, el alumno participara.
se procedió a analizar las actuaciones docen-
tes de cada uno de los profesores noveles.
Los objetivos (es decir, los constructos 2. Desarrollo
de predicción) de cada uno de ellos fueron
los siguientes:
2.1. El ciclo de experiencia para la
1. Mª Carmen Orellana: sentirse segura profesora novel
como docente –frente a sentirse insegura
(se pretendía sentirse segura) y contri- En el primer cuatrimestre la profesora
buir a andamiar2 el aprendizaje del alum- novel realizó observaciones en varias clases
no– frente a no andamiarlo (se pretendía del profesor-mentor de la asignatura de Psi-
conseguir el andamiaje). coterapias, muy relacionada con la asignatura

2. En terapia narrativa, andamiar un relato es buscar una serie de datos y experiencias personales en el
sujeto que contribuyen a fortalecer un punto de vista previamente elegido que define al sujeto como alguien
activo, capaz y que controla su propia vida. Se trata de una metáfora, igual que un andamio se levanta alrede-
dor de un edificio para ayudar a su consolidación o construcción, se levanta un andamio narrativo alrededor
de una nueva narrativa personal para consolidarla o fortalecerla (White, 2007). El concepto está tomado
directamente de la concepción construccionista de Vigotsky (1995) sobre el proceso educativo y la influencia
de terceros en la potenciación de las habilidades del estudiante. En este sentido, son los otros los que colocan
el andamio que facilita la reconstrucción y desarrollo personal.

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La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines…

que impartiría (Teorías de la Personalidad). dudas. Plantearnos el “andamiaje” del co-


Para determinar los aspectos en los que cen- nocimiento adulto (independientemente del
trarnos en el ciclo de mejora se usaron dos tipo de conocimiento o competencia que se
fuentes de información: el cuestionario de espera entrenar) no pretende infantilizar la
valoración del alumnado y la observación- docencia universitaria ni hiper-responsabi-
grabación de las clases iniciales. El Equipo lizar al docente, sino afrontar su mejora de
Docente implicado en los talleres de análi- forma realista no simplificando los diferen-
sis fue el mentor y la docente-novel y este tes moduladores de la situación didáctica
aprendizaje basado en la experiencia comen- (ante todo una situación interpersonal como
zó con el cuestionario de valoración. En ge- hemos comentado). Por ello era insuficiente
neral, tanto el alumnado de mañana como de (y poco satisfactorio para ambos colectivos)
tarde dio puntuaciones positivas a todos los dedicar el módulo de 2 horas de clase a la ex-
ítems, valorando la actuación de la profesora posición magistral tradicional, donde se dan
novel como “Buena”; por lo que no se pudo un único emisor (el docente) y un receptor
determinar claramente un aspecto a mejorar. pasivo (alumnado) según el esquema tradi-
cional de la comunicación en la Lingüística.
Asimismo se realizaron dos grabacio-
La Pragmática Lingüística (Austin; 1962;
nes de las clases iniciales, perfilándose un
Watzlawick y otros, 1967), demuestra que
aspecto importante (coincidente con la opi-
es necesario ampliar este esquema concep-
nión de la profesora novel): la dificultad de
tualizando la comunicación como un proce-
responder adecuadamente a las preguntas
so complejo y socio-construido, en el que
espontáneas del alumnado. Se observa-
emisor y receptor se ven influidos por el acto
ba ausencia de facilitación de este tipo de
comunicativo y donde el lenguaje es acción
preguntas (la profesora preguntaba y se
y los actos del lenguaje conductas humanas,
respondía a sí misma, sin permitir la libre
no mera abstracción de signos. Por ello si se
expresión). Y cuando el alumnado hacía
pretende apoyar el aprendizaje significativo
preguntas, la docente no siempre respondía
del alumno adulto y maximizar el potencial
completamente a la demanda: si se salía del
didáctico de la situación educativa, se ha de
patrón que la docente había previsto, recu-
adaptar ésta a alumnos y docentes, tenién-
rría exageradamente a anotar la pregunta y
dose en cuenta, por ejemplo, sus diferencias
re-emplazar la respuesta hasta la próxima
individuales, su historia de conocimientos
clase para confirmarla.
previos, etc.
El profesor tutor invitó a cambiar esta
Esta necesidad ha sido destacada también
estrategia por otra más directa y esto llevó
desde el campo terapéutico, tanto por auto-
a reflexionar sobre las expectativas de la
res internacionales (Kelly, 1955, Watzlawick
docente novel y sus implicaciones: guiar
y otros, 1967) como nacionales (Villegas,
y estimular (mediar) el aprendizaje de los/
1992). Dado que tanto el/a psicólogo/a como
as estudiantes (andamiaje del aprendiza-
el/a docente tienen por herramienta funda-
je; Bruner, 1973). Este concepto clásico en
mental la palabra, no parece irrelevante que
docencia conlleva, entre otras, la necesidad
comentemos aquí esta asociación entre di-
de conocer la “Zona de Desarrollo Próxi-
dáctica y terapia.
mo” (o potencial de aprendizaje) de cada
alumno/a concreto/a (Vigotsky, 1995) por Watzlawick y otros (1967) estudiaron las
lo que es necesario el buen manejo de las propiedades sencillas de la comunicación

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J. García Martínez, Mª C. Orellana Ramírez y J. López-Cepero Borrego

humana y sus consecuencias interpersonales de su propio proceso de aprendizaje. Para


básicas, que nos pueden ayudar a mejorar conseguirlo parece pertinente usar profesio-
nuestras propias competencias profesiona- nalmente nuestro modo de comunicar dentro
les. El primer principio es la imposibilidad del marco general del andamiaje.
de no comunicar, incluso en silencio. ¿Esta- Por otro lado, Watzlawick y otros (1967)
ba la docente novel preparada si no conse- también mencionan el modo de comunica-
guía silencio en la sala?, ¿y para “soportar” ción de la relación complementaria, donde
el silencio de los alumnos si ella planteaba uno tiene una posición superior o primaria
una pregunta o un debate en el grupo-aula? y otro la posición correspondiente inferior
Y qué decir del propio silencio del profesor o secundaria (por ejemplo docente y alum-
ante una pregunta de difícil respuesta. Si es- nado, por el propio contexto social). Esta
tos miedos no se reconocen y trabajan qui- relación “encaja” perfectamente (los roles
zás se esté menospreciando implícitamente son complementarios al ser distintos), pero
la implicación personal del profesor en su también están interrelacionados, de forma
tarea, desembocando en desgaste emocio- que cada uno de los roles o conductas tiende
nal si se suceden estas situaciones sin mayor a favorecer las conductas del otro rol. En el
éxito. ejemplo hipotético de una disputa por una
Otro principio de la comunicación huma- revisión de examen planteado anteriormen-
na propuesto por Watzlawick y otros (1967) te, parece recomendable orientar la comuni-
señala que los modos de comunicación pue- cación hacia la complementariedad (más que
den definir las interacciones entre personas, de a la cascada simétrica). Pero Watzlawick y
forma que cualquier receptor se comporta de otros (1967) también mencionan una “pato-
una forma que presupone la conducta del otro logía” de la complementariedad: su rigidez.
y la estimula. Kelly (1955) también lo define En nuestro contexto didáctico podría tradu-
más ampliamente como comunalidad. Según cirse en volver al esquema primigenio del
Watzlawick y otros (1967), se pueden dar in- docente experto y el alumno pasivo, sin fle-
teracciones simétricas o complementarias. xibilidad posible.
La interacción simétrica implica que la Nosotros nos cuestionamos en primer
conducta de los diferentes sujetos es recí- lugar que el alumnado pueda capacitarse si
proca y tiende a igualarse. No es demasia- no asume paulatinamente el discurso experto
do habitual en el contexto educativo, pero de su ciencia, del que es modelo el docente
puede observarse en cualquier conflicto de (haciéndose la interacción más simétrica).
intereses como una revisión de examen, por Y en segundo lugar, en el caso del docen-
ejemplo, donde el estudiante y el docente te también nos preguntamos si es realista y
pueden caer en una discusión personal en didáctico mantener siempre su apariencia de
“escalada” al igualarse sus conductas (una experto (¿qué pasa, por ejemplo, si tenemos
patología potencial de este modo de comu- alumnado superdotado –y nosotros no lo so-
nicación). ¿Estaba preparada la docente-no- mos–, o con más edad que nosotros, etc.?).
vel para evitar o romper esa escalada? Pero Puede que sea útil preguntar directamente
también tiene potencialidades la simetría: al alumnado y conocer cuál es su nivel de
tratar paulatinamente al/a alumno/a como conocimientos para adaptar la explicación.
un profesional igual y un adulto responsable Por tanto, parece más cómodo para todos/as
puede potenciar que se auto-responsabilice asumir que el principal rol en el aula del do-

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La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines…

cente es el de facilitador/a del aprendizaje y en el que ella tenía la función de facilitar el


el del alumno/a el de “experto responsable”, aprendizaje pero dentro del proceso de “em-
al menos de su “Zona de Desarrollo Real”3. poderamiento” del propio alumno/a donde
La importancia de ser conscientes de las el mayor responsable es él/a mismo/a. Este
implicaciones de este proceso complemen- hecho ha podido ser observado en la segun-
tario estriba, cuanto menos, en nuestra me- da grabación de una de sus últimas clases.
todología didáctica y en nuestra evaluación Evidentemente el elevado número de estu-
(¿podemos hablar de ignorancia y apatía del diantes no permitía establecer ningún tipo
alumnado si ni tan siquiera permitimos que de relación estrecha de forma individual
éste pregunte y responda libremente en clase con ninguno/a, pero tomar esta perspectiva
-como la docente novel inicialmente-?). Y permitió usar cada pregunta del alumnado
también en la planificación ya que situarnos como si de una tarea grupal se tratara, ha-
en la perspectiva del alumnado antes de im- ciendo partícipe a todo el grupo de la bús-
partir nuestra docencia, nos permite prever queda y resolución de dicha duda, con el
sus posibles dificultades de aprendizaje y, apoyo de la docente.
más aún, auto-corregir nuestros propios ses- No obstante, evidentemente todo pro-
gos docentes (independientes de la mayor o ceso es mejorable. Y más aún cuando se
menor capacidad del aprendiz). detectan algunos inconvenientes en la fase
Y en este punto del trabajo en el taller de de evaluación de la materia. Aunque el
análisis entronca una aportación del profe- apartado de prácticas, que era el contenido
sor-mentor que consideramos fundamental, a impartir, era evaluado de forma igualmen-
como herramienta que capacita al docente- te práctica (a través de la valoración de un
novel en este punto de inflexión: superar la informe de caso); lo cierto es que por el
apariencia de experto (que puede llevar a excesivo volumen de informes a corregir
crearnos el fantasma de “novatos” en rea- no ha sido posible realizar una devolución
lidad), dedicando nuestros esfuerzos por de información sobre la ejecución de cada
mantener nuestra propia coherencia perso- alumno/a más allá de la mera nota. En ese
nal en nuestro rol profesional. Tomar esta sentido, el “andamiaje” del aprendizaje re-
tarea ha permitido, en opinión de la docen- sulta incompleto ya que el informe no se
te-novel, estar mucho más relajada y moti- convierte en una experiencia de aprendizaje
vada para aprender de las propias pregun- en sí, sino sólo en un requisito formal para
tas del alumnado (en vez de vivirlo como conseguir una nota determinada. Con este
una amenaza a su capacidad profesional). tipo de evaluación finalista, el/a alumno/a
Ha sido fundamental para ello conceptua- no puede aprender de sus errores o al menos
lizar la situación de enseñanza-aprendizaje este proceso no es orientado ni potenciado
como una situación ante todo interpersonal, por la docente. Sin embargo, esto parece

3. La zona de desarrollo real es una formulación de Vigotsky (1995). Se pueden considerar dos niveles en
la capacidad de un alumno. Por un lado el límite de lo que éste solo puede hacer, denominado zona de desa-
rrollo real. Por otro, el límite de lo que puede hacer con ayuda, el nivel de desarrollo potencial. Entre ambas
se abre la Zona de desarrollo próximo, un marco en que la interacción y ayuda de otros permite trabajar o
resolver problemas de un modo en el que no sería capaz de hacerlo individualmente. Esta zona de desarrollo
próximo es la que constituye el andamiaje que permite finalmente mejorar la zona de desarrollo real.

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J. García Martínez, Mª C. Orellana Ramírez y J. López-Cepero Borrego

que puede ser corregido simplemente por nos de Watzlawick y otros, 1967). A dife-
una mejor organización del tiempo, consi- rencia de lo que ocurrió con la otra compa-
guiendo una planificación racional de las ñera, sólo se realizó una grabación (ya que
evaluaciones, de forma que a medida que su participación en la asignatura elegida para
se evalúen los casos, cada estudiante pueda grabar se daba exclusivamente en la última
ir conociendo su nota y los criterios que la semana de clase y las encuestas de evalua-
justifican, pudiéndola comentar seguida- ción se recogieron durante el examen). Dado
mente en clase o tutoría. el escaso número de estudiantes que contes-
Quizás un segundo peligro, más difícil de taron (6), no se puede considerar la encuesta
solventar probablemente, sea la sensación de como relevante, si bien la calificación que
complacencia que puede generar este interés obtuvo fue “buena”.
inicial por centrar la atención en el alumna- Watzlawick y otros (1967) indica que
do como protagonista del aprendizaje. Es- podemos encontrarnos con situaciones tra-
cuchar, conocer y contar con las preguntas badas que tienden a empeorar y hacerse más
del alumnado puede favorecer el buen clima rígidas. Dentro de esta escalada simétrica,
del aula, pero no asegura que el aprendizaje se puede usar como ejemplo a un padre que
realmente se dé ni que el nivel de exigencia ante los primeros suspensos de su hijo, es-
no se esté reduciendo en realidad. Terminar tablece unas normas rígidas de control, que
un curso con un grupo humano más o menos el estudiante percibe como coactivas; a raíz
“instruido” y “participante” puede suponer de ello, el número de suspensos crece, y eso
una cortina de humo para la excelencia aca- facilita un mayor control por parte del ma-
démica. Es necesario revisar curso tras curso yor. De este modo, la solución y el problema
los indicadores de aprendizaje (que nunca quedan trabados en un ciclo cada vez más
hemos de olvidar). Pero sobre todo com- rígido, que obtiene el resultado, paradójico,
parar resultados y temario dado con cursos de que cuanto más se intenta paliar un pro-
anteriores, en busca de una mirada amplia blema más se intensifica. Cuando esto ocu-
y una meta-evaluación que incluya no sólo rre, la única solución es promover un cambio
los frutos de los alumnos/as sino también de perspectiva, aportando nuevas definicio-
nuestro papel en todo este proceso, tanto en nes del problema en términos que permitan
el curso que acabe como en años anteriores. abordar una nueva solución.
Centrar la atención en el alumnado como
protagonista del aprendizaje no puede ser De un modo muy resumido, se puede se-
una tarea inicial, sino una meta que nos exija ñalar que algunas de las aportaciones del pa-
autocrítica continua. radigma sistémico son útiles en este contex-
to. La primera de ellas se centra en la mutua
interdependencia de todas las personas que
2.2. El ciclo de experiencia para el se relacionan en un determinado contexto, y
profesor novel la segunda, en la máxima de que cuando un
problema se mantiene, es porque todos los
El objetivo básico para este profesor fue agentes implicados participan de ello (Ha-
facilitar conductas activas dentro del aula, ley, 1986). Hay que considerar que todos los
algo cimentado en la ruptura con la imagen implicados pueden iniciar el cambio. No se
prototípica del profesor (y con la reversión va a obtener necesariamente lo que se prefie-
de las dinámicas complementarias, en térmi- ra, pero cuando una situación se torna vio-

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La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines…

lenta o injusta, existe un amplio abanico de alumnos puedan elegir y que yo pueda domi-
opciones para promover su reconfiguración: nar) son incompatibles. De hecho, mirándo-
abandonando el contexto (lo cual cambia la lo con ojos desapasionados, no parece muy
estructura preexistente), incluyendo nuevos sensato suponer que un único adulto consiga
sujetos, o proponiendo un nuevo orden nor- someter a su voluntad a 30 ó 40 adultos por
mativo… Cualquier cosa que rompa con el el simple hecho de ostentar el cargo de pro-
ciclo puede resultar positiva, si bien hemos fesor. Evidentemente, es necesario fomentar
de observar concienzudamente nuestros ob- la colaboración y la implicación.
jetivos para poder ofrecer medios coherentes
De un modo análogo a lo que acontece
con él.
en terapia, declararse impotente para tal em-
En cuanto al análisis de la propia ex- presa puede ser un buen comienzo para faci-
periencia docente, hay que considerar lo si- litar que todos los implicados tomen su por-
guiente. Se dice que nuestra labor se encua- ción de responsabilidad. Como profesional,
dra en la enseñanza a adultos. Esto es mucho dispongo de ciertas habilidades (docentes o
decir. Parece sensato empezar por delimitar terapéuticas) basadas en un conocimiento re-
qué es un adulto, antes de determinar qué glado, pero carezco de muchas otras (como
tipo de estrategias vamos a implementar la imposición de conocimientos). Dice Fra-
para llevar adelante nuestro trabajo. La ma- mo (1992) que cuando una familia llega a
yoría de edad conlleva tanto derechos como terapia sin la suficiente ansiedad, declina
responsabilidades novedosas. atenderla y la emplaza a que vuelva cuando
su nivel de desesperación facilite el compro-
En este punto, recuperamos el tópico de
miso. Un terapeuta que asume como propio
los temores del profesor joven. Todos parti-
un esfuerzo que debe ser ajeno puede estar,
mos de una imagen de “docente ideal”, de
paradójicamente, dificultando el desarrollo
cómo deberían ser las cosas; intentar cubrir
de soluciones. A continuación se desgranan
todas estas expectativas puede arrastrarnos
algunas ideas que me han ayudado a llevar
a la frustración, si no se reflexiona acerca
adelante la docencia como labor compartida
de los límites personales y de la validez de
con los alumnos.
esta construcción idealizada. Es bastante fre-
cuente (o al menos, eso hemos podido corro- Declaración de impotencia: En terapia,
borar a lo largo del curso) mantener la idea antes de comenzar a trabajar los cambios, es
implícita de la responsabilidad absoluta del necesario acomodar al cliente, operación que
profesor para mantener el orden en el aula y consiste en abrir canales de comunicación
lograr un buen aprendizaje en los alumnos; fluida y explicar cómo se desarrollarán las
sin embargo, esta visión puede llegar a ser sesiones. De un modo intuitivo al principio,
un billete hacia un alto desgaste personal y pero estudiado a posteriori, decidí comenzar
una probable bajada de rendimiento a me- la relación con el grupo mediante una explo-
dio plazo. En cierto modo, asumir que un ración de sus motivaciones. Me interesa co-
profesor tiene poder suficiente para hacer nocer qué puede esperarse del curso, por lo
funcionar las clases es una incoherencia con que trato de ser lo más abierto posible; aún
la idea de impartir docencia a adultos. Si un así, es frecuente que los alumnos (al menos,
adulto, por definición, tiene la capacidad de aquellos que participen) opten por delimitar
decidir, no puedo pensar en un control real unas expectativas desmesuradas. La prime-
de la situación, ya que ambas ideas (que los ra misión al respecto consiste en explici-

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J. García Martínez, Mª C. Orellana Ramírez y J. López-Cepero Borrego

tar que no podré cubrirlas. Con el pequeño chas acciones determina que estas cognicio-
número de horas del que disponemos, sólo nes se mantenga o no. De acuerdo al princi-
podremos conocer algunos rudimentos téc- pio de la sistémica antes expuesto, podemos
nicos; alimentar la fantasía de capacitación considerar que las situaciones no se mantie-
será contraproducente, ya que conforme se nen, sino que las mantenemos entre todos los
consuman horas y los avances no sean los implicados; y además, se mantienen porque
esperados, la asignatura se convertirá en una son funcionales. Por lo tanto, para cambiar
fuente de frustración. Las opciones implíci- esta dinámica, hace falta que estas expectati-
tas son al menos dos; conformismo (búsque- vas dejen de ser adaptativas.
da del aprobado) o actividad (bien leyendo,
En la primera clase, comenté que el autor
bien preguntando). No puedo forzar a nin-
del que íbamos a hablar, Kelly, es también
guna, para algo son adultos, y es importante
el padre de la rejilla de constructos perso-
explicitar este extremo.
nales, y pregunté si alguien sabía aproxima-
Declinar la responsabilidad. Dado que damente en que consistía. De repente, todos
carecemos del tiempo necesario, en Trata- tenían algo muy importante que anotar en su
mientos Psicoanalíticos propuse dos alterna- cuaderno o que leer en las diapositivas… y
tivas. En la primera de ellas, los alumnos par- decidí llevar al extremo esta situación. Tanto
ticipan y aportan sus dudas y opiniones, con siendo alumno como hablando con los otros
lo que nos quedamos las dos horas de cada docentes, he escuchado repetidas veces que-
sesión; por otra parte, podían permanecer al jas sobre este comportamiento; quejas esté-
margen, dejar que yo explicara el conteni- riles, porque no se acompañan de cambio
do de la sesión, y marcharnos en una hora. alguno, y son un desahogo que se vierte fue-
No tengo demasiado claro por qué funcionó, ra del contexto en que puede buscarse una
pero lo cierto es que, salvando la semana an- solución. En esta ocasión permanecí callado,
terior a los exámenes, las sesiones tomaron de pie en el aula, esperando alguna respues-
dos horas (sin descanso en su mayoría); lo ta. La situación se prolongó varios minutos,
que sí tengo por seguro es que, de haber op- en los que hubo un silencio casi sepulcral,
tado por no participar, habría sido congruente con unas sonrisas (nerviosas) intermitentes.
con mi propuesta. La hipótesis es que hacer- Nadie se fue, pero nadie parecía decidirse a
los responsables a ellos mismos del funcio- hablar. Al final alguien dijo que no lo sabía,
namiento de la clase fue positivo, sobre todo y pude retomar la comunicación explícita.
porque tuvieron un poder real (por ejem- En cinco de las seis clases se produjo una
plo, al elegir cuándo hacer los descansos). situación parecida. Es curioso, les comenté a
Retar al cambio. En la introducción se posteriori, que unos alumnos que están a me-
ha hablado de los ciclos de experiencia de nos de una semana de los exámenes se que-
Kelly, y curiosamente, una de las clases que den en un aula en la que no se está hablando
tuve que impartir tenía estos ciclos como de nada, en vez de irse a estudiar. Les pre-
tema central. Eso me dio la oportunidad de gunté acerca de qué esperaban que ocurriera
improvisar un ejercicio sencillo que luego (¿Qué respondiera yo mismo? ¿Qué eligiera
repetí en los cinco grupos restantes de Psico- a alguien para que respondiera?), y apro-
terapias, en la última semana del curso. Las veché para explicarlo en base al ciclo de la
personas nos comportamos acorde a unas experiencia. También remarqué que, aunque
expectativas. El efecto percibido a raíz de di- el ejercicio había sido demostrativo, dudaba

32
La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines…

de que fuera a cambiarse esta dinámica tan Pedir opiniones descabelladas. Mis
instaurada… lo cual era un reto encubierto. alumnos habían pasado el ecuador de carrera
Desconozco si habrá tenido algún efecto a en ambos casos, de modo que les restan dos
largo plazo, pero al menos, he podido traba- años o menos para obtener la licenciatura.
jar sobre la ironía de una situación que ayudé Las opiniones que ahora mantienen sobre
a mantener como alumno, y que trataré de ciertos tipos de terapia, incluso cuando pue-
evitar como profesor; una pregunta que no dan ser poco científicas o supersticiosas, se-
hace falta responder no es una pregunta, lue- rán con mucha probabilidad las que se man-
go no será respondida. tengan una vez acabada la carrera. Yo creo
Algo parecido hice con respecto a los que la (presunta) estupidez de una opinión
términos; después de unas sesiones, me dí no debe impedir que sea puesta en común; al
cuenta de que suelo dar muchas explicacio- fin y al cabo, su opinión es la mejor que tie-
nes acerca de los términos técnicos, a pesar nen por el momento, y la Psicología es una
de que nadie me las pide. Decidí empezar a disciplina de intervención, en la que tomar
usar la terminología y a hacer comentarios decisiones es ineludible. Conforme pasaron
técnicos que no se derivaban directamente las clases este año fui notando un incremen-
de lo dado en clase, con la intención de pro- to de “tonterías”, “locuras” o “idas de olla”
mover las peticiones de aclaración; en pocas por parte de los alumnos, que denominaban
sesiones se hicieron (o al menos así lo per- de esta guisa a sus aportaciones… hasta que,
cibí) más frecuentes, en consonancia con la hacia al final, se limitaron a opinar sin más.
idea de que la gente no participa porque no Creo que la maniobra tuvo bastante éxito,
le resultaba necesario (creada la necesidad, y las devoluciones de final de curso valo-
apareció un cambio). raron positivamente que la opinión pudiera
ser poco docta sin que por ello se recibiera
Las dudas coexisten con la formación.
un juicio negativo. Yo soy docente, no juez,
Cuando era estudiante, muchas veces me
de modo que podemos discutir las bondades
quedé con la impresión de que algún docen-
de distintas perspectivas; al fin y al cabo, la
te se negaba a aceptar las limitaciones de
Universidad debe fomentar la crítica, ¿o no?
su formación. Como no me pareció la me-
jor manera de llevar el tema, cuando se me En general, se podría resumir mi manera
presenta una duda en la que no sé responder de enfrentarme al reto de la docencia como
con seguridad, indico que no lo tengo claro, un intento de dar soluciones alternativas lo
con independencia de si pruebo a resolver- más sencillas posibles a las situaciones en
la. No contemplar la posibilidad de que los las que el mal funcionamiento se vuelve cí-
alumnos se formen por otras vías (como la clico. Estas ideas no van a servir para todos
lectura) más allá de la clase lo considero un los docentes, y es importante contemplar la
desprecio incompatible con la idea de que necesidad de coherencia. Ser fiel a sí mismo
los discentes son adultos, y dado que no me tiene una serie de ventajas, que comienzan
considero omnisciente, no hay problema en por la consistencia de estilo a lo largo de las
aceptar que no puedo abarcar todo el mate- sesiones y que termina por una normativa
rial existente… eso sí, ante las lagunas, es más explícita y previsible; pero a su vez,
obligado seguir formándose; no deja de ser cuando una norma se propone, es ineludible
irónico pedirles a los alumnos que lean si los comportarse de acuerdo con ella. Al fin y al
profesores no hacemos lo mismo… cabo, conocer el marco en que nos relacio-

33
J. García Martínez, Mª C. Orellana Ramírez y J. López-Cepero Borrego

namos es algo que todos, profesores y alum- es instrumental) y surge un nuevo problema:
nos, vamos a agradecer enormemente. mejorar su capacidad de planificar las tareas,
problema no planteado al principio.

3. Conclusiones y propuestas
de mejora 4. Referencias

En las reflexiones acerca de sus propios Austin, J. L. (1962). How to do things with
ciclos de experiencia se puede ver cómo el Words: The William James Lectures de-
uso de principios cercanos a la propia ex- livered at Harvard University in 1955.
periencia profesional, puede resultar eficaz Oxford: Clarendon press. (Edición en cas-
para establecer criterios de mejora de la ac- tellano. Cómo hacer cosas con palabras:
tividad docente. Todas las actividades desa- Palabras y acciones (How to Do Things
rrolladas por los noveles y todos los cambios with Words). Barcelona. Paidós. 1982)
alcanzados por ellos se pueden interpretar en Brumner, J. (1973) Learning how to do
función de principios que les resultan “más things with words. En Human growth
cómodos”. No obstante, no todos los ciclos and development. Bruner y Garton (Eds.)
de experiencia se han cerrado o, en términos Oxford: Claredon press.
kellianos, no se han producido revisiones
Framo, J. L. (1992). Family of Origin Thera-
que resulten más útiles.
py: an Intergenerational Approach. New
En el caso del profesor novel, ha apli- York, US: Brunner/Mazel. (Edición en
cado principios de comunicación humana castellano: Familia de Origen y Psicote-
y de relaciones sistémicas a su experiencia rapia. Barcelona: Paidós. 1996).
con los alumnos, pero la imposibilidad de Haley, J. (1986). The Power Tactics of Jesus
llevar a cabo una segunda grabación no per- Christ and Other Essays. Rockville, US:
mite constatar de un modo fehaciente si se The Triagle Press. (2ª edición en castella-
han producido cambios, sólo disponemos no: Las tácticas de poder de Jesucristo y
de su capacidad de reflexionar al respecto otros ensayos. Barcelona: Paídós. 1994).
y de una cierta mejora de la capacidad de
“responsabilizar” al alumno sobre su pro- Kelly, G. A. (1955). The Psychology of Per-
pio proceso de aprendizaje. Posiblemente sonal Constructs. Nueva York. Norton
en el futuro, sea necesaria una mejor plani- (Reimpreso en Londres. Routledge &
ficación de las grabaciones para disponer de Kegan Paul. 1991).
un medio que permita constatar los cambios Mahoney, M. J. (1991). Human Change Pro-
relacionales en el aula. cesses. The scientific foundations of Psy-
chotherapy. Nueva York: Basic Books.
En el caso de la profesora novel, se dis-
puso de más tiempo para planificar y los McCoy, M. (1977). A reconstruction of emo-
cambios pudieron constatarse y matizar- tion. En New perspectives in Personal
se mejor, pero queda pendiente conseguir Construct Theory. D. Bannister (Ed.)
una mayor “seguridad” en la relación con Londres. Academic Press.
el alumno, cambio que no se constata, si Vigotsky, L. S. (1995). Pensamiento y len-
bien la atribución de significado al final del guaje. Barcelona. Paidós (original ruso
ciclo es distinta (la relación con el alumno de 1934).

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La docencia en asignaturas de psicoterapia y afines…

Villegas, M. (1992). Análisis del discurso ición en castellano. Teoría de la Comu-


terapéutico. Revista de Psicoterapia, 3, nicación Humana. Barcelona: Herder.
10-11, 23-66. 2002).
Watzlawick, P.; Bavelas, J. B. y Jackson,
D.D. (1967) Pragmatics of human com- White, M. (2007). Maps of narrative prac-
munication. Nueva York. Norton (Ed- tice. Nueva York: Norton.

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