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TEMA 10.

INGESTA
LA HOMEOSTASIS: El concepto de homeostasis apareció por primera vez en los
1860s, cuando el fisiólogo Claude Bernard (1813-1878) describió la capacidad que tiene
el cuerpo para mantener y regular sus condiciones internas. Esta homeostasis es crítica
para asegurar el funcionamiento adecuado del cuerpo, ya que, si las condiciones internas
están reguladas pobremente, el individuo puede sufrir grandes daños o incluso la
muerte.
1. La conducta de la ingesta
Posteriormente, en 1933, Walter B.
Cannon (1871-1945) acuñó la palabra
"homeostasis" (gr. homeo- constante +
gr. stasis, mantener) para describir los
mecanismos que mantienen constantes
las condiciones del medio interno de un
organismo, a pesar de grandes
oscilaciones en el medio externo. Esto
es, funciones como la presión sanguínea,
temperatura corporal, frecuencia
respiratoria y niveles de glucosa
sanguínea, entre otras, son mantenidas
en un intervalo restringido alrededor de
un punto de referencia, a pesar de que
las condiciones externas pueden estar cambiando.
Las células de un organismo sólo funcionan correctamente dentro de un intervalo
estrecho de condiciones como temperatura, pH, concentraciones iónicas y accesibilidad
a nutrientes, y deben sobrevivir en un medio en el que estos parámetros varían hora con
hora y día con día. Los organismos requieren mecanismos que mantengan estable su
medio interno intracelular a pesar de los cambios en el medio interno o externo, por lo
que la homeostasis se ha convertido en uno de los conceptos más importantes en
fisiología y medicina.
Este mantiene todos los órganos del cuerpo funcionado óptimamente, adaptándose a los
cambios para retornar siempre al equilibrio.
¿Cómo sabemos que debemos comer y cuánto?
Señales químicas del hambre
El cerebro constantemente recibe señales de nuestras reservas energéticas. Cuando se da
una disminución de esta reserva, la homeostasis se altera y aparece la hipoglucemia, que
genera una alerta que se traduce en una ejecución de conductas que contrarresten esa
falta de energía. De esta forma, aparece la sensación de hambre. Además, se libera
hormona ghrelina, cuando no hay alimentos en el tracto digestivo.
Señales químicas de la saciedad
Desde el momento en que el alimento ingresa al organismo, se activan señales químicas,
hormonas o péptidos, desde varios órganos (como estómago e intestino) y glándulas
(como el páncreas) para establecer el momento más adecuado para detener la ingesta.
Dentro de estos se encuentran:
- La colecistoquinina cuando llegan al intestino los primeros fragmentos de la
digestión.
- La oxintomodulina, su liberación se incrementa en relación directa con el
consumo de calorías.
- La amilina contribuye a la regulación de la glucosa, induciendo la reducción en
la ingesta de alimentos.
- El péptido YY, relacionado con el consumo de energía, la regulación del peso
corporal y la sensación de saciedad, en especial tras la ingesta de grasas.
Otros factores que influyen en la percepción de saciedad
Además de las sustancias químicas que informan al cerebro de que el organismo ha
recibido la cantidad suficiente de nutrientes, existen otras señales que pueden influir en
la conducta alimentaria:
- Señales sensoriales: La sensación de saciedad no se percibe únicamente por la
cantidad de comida, sino también por la información que llega a los sentidos. El
olor y el sabor pueden darnos información acerca del contenido calórico de los
alimentos; asimismo, la cantidad observada y la presentación de la comida
influye en la percepción de saciedad.
- Factores ambientales: El entorno en el que comemos también influye en la
cantidad de alimentos que ingerimos. Por ejemplo, cuando comemos en
compañía de otras personas, cuando el alimento es más sabroso o en una mayor
porción, o dependiendo de la hora del día puede tenderse a comer más.
- Señales gástricas e intestinales: Además de las sustancias que se segregan en el
cuerpo, tanto el estómago como los intestinos poseen receptores de nutrientes
que le indican al organismo cuando ha recibido la cantidad suficiente.
Señales cerebrales de saciedad
Aunque la mayoría de las señales de saciedad provienen del aparato digestivo y de
depósitos de grasa, estas señales están dirigidas al cerebro, con el fin de modificar la
conducta. Dentro de los mecanismos encefálicos se encuentran:
- Tronco encefálico: Las conductas básicas de ingesta, masticación y deglución
están coordinadas por circuitos cerebrales primitivos, dada la importancia para la
supervivencia del individuo. Además, tiene zonas a las que llegan directamente
información gustativa, señales de órganos internos y de glucosa.
- Hipotálamo: varias hormonas que se generan en el hipotálamo lateral están
relacionadas con la sensación de hambre y la disminución del metabolismo. En
particular, el hipotálamo ventromedial es fundamental en la regulación de la
saciedad; la leptina y el CART –transcripción regulada por anfetamina y cocaína
forman parte de las sustancias que inhiben la conducta de alimentación.

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