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El reconocimiento y protección de los derechos de los niños en uniones de hecho

está respaldado por tratados internacionales de derechos humanos, como la


convención sobre los derechos del niño. Por ende, garantiza que los menores de
familias de unión de hecho tengan los mismos derechos que los demás niños de
familias matrimoniales. Unicef (2006) nos menciona que ‘’Los niños frutos de estas
relaciones tienen los mismos derechos que los niños que están dentro del
matrimonio’’ (p.15). Es decir, esto ayuda a que los niños tengan una mejor calidad
de vida y sean aceptados moralmente igual ante la sociedad. En resumen, el
reconocimiento de los derechos de los niños de uniones de hecho es una
obligación del estado y de la sociedad para así tener la igualdad que se merecen.

Los tribunales establecen precedentes legales que reconocen los derechos de las
parejas en unión de hecho, incluyendo aspectos relacionados como la pensión
alimenticia y custodia de los hijos. Por esta razón, las uniones de hecho y sus
integrantes se encuentran más protegidos por el estado y la sociedad. El Código
civil (1993) en su Art.311 nos menciona que ‘’Los alimentos han de ser
proporcionados a las posibilidades del que debe darlos y a las necesidades de
quien debe percibirlos’’ (p.5). Es decir, que sea cual sea el origen de la familia
deben ser respetados sus derechos y sus necesidades. En resumen, el
establecimiento del reconocimiento de los derechos de la unión de hecho es
fundamental para la calidad de vida de todos sus integrantes.

Los postulados de igualdad y dignidad de la Declaración Universal de


Derechos Humanos tuvieron gran impacto en lo referente a las relaciones
familiares. Por esta razón, los integrantes de las familias de cualquiera de
sus formas deben ser tratados equitativamente en la sociedad. Bazán (2022)
opina que ‘’De acuerdo con los nuevos paradigmas la familia en sí no es
sujeto de protección, sino los individuos que la conforman’’ (p.19). Esto
quiere decir, que todo integrante de cualquier tipo de familia debe ser tratado
dignamente por los demás. En resumen, cada integrante de las familias debe
tener los mismos derechos y suplir sus necesidades por igual.

La mujer y los hijos no deben ser discriminados en sus derechos tanto personales
como patrimoniales debido a la inexistencia de un vínculo matrimonial. Asimismo,
tanto el cónyuge como los hijos de la unión de hecho tienen derecho a ser tratados
correctamente por la sociedad. Peralta (2018) afirma que ‘’Las uniones
concubinarias deben ser reconocidas y legalizadas por constituir un fenómeno
social que ha existido en todas las épocas y sociedades (p. 135-137). Es decir, la
sociedad debe entender que las uniones de hecho son una forma de familia que
merece ser tratada dignamente. En resumen, al ser reconocidas las uniones de
hecho en nuestra sociedad ayudara a dar valor moral a los mismos.
La mujer y los hijos no deben ser discriminados en sus derechos tanto
personales como patrimoniales debido a la inexistencia de un vínculo
matrimonial. Por ende, los derechos de los integrantes de la unión de hecho
no deben ser vulnerados por la sociedad ni el estado para así lograr que
tengan igualdad de valor moral ante la sociedad. Peralta (2018) afirma que
‘’Las uniones concubinarias deben ser reconocidas y legalizadas por
constituir un fenómeno social que ha existido en todas las épocas y
sociedades (p. 135-137). En otras palabras, el reconocimiento de la familia
sea matrimonial o extramatrimonial es indispensable para que la sociedad y
el estado valoren sus derechos a los integrantes. En resumen, los derechos
de los niños son fundamentales sin importar el origen de los integrantes.

Resulta necesario repensar la inclusión de derechos hereditarios a favor de los


hijos y la conviviente. De la misma manera, los integrantes de las uniones de hecho
deben tener la inclusión en la herencia del cónyuge de manera igualitaria o
equitativa como las familias matrimoniales. Según Vega (2010) “Deben
establecerse reglas seguras para quien dedicó su vida a un hogar del que luego se
verá privado por la muerte de su compañero’’ (p.13). Esto quiere decir que debemos
reconocer el valor del cónyuge sea cual sea el origen de su relación. En otras
palabras, debemos proteger a los integrantes de las uniones de hecho con normas
que los amparen si uno de los dos cónyuges fallece o abandona.

La figura del padre afín surge en una familia ensamblada, es decir, aquella familia
donde ambas personas que viven en pareja tiene hijos nacidos de una relación
anterior, y cohabitan el mismo hogar. Por esta razón los hijos de los cónyuges con
familias anteriores deben ser tratados con los mismos derechos sin ninguna
discriminación. Bazán (2022) afirma que ‘’realizar una comparación entre los hijos
debilita la institución familiar’’ (p.121). Esto quiere decir, que debemos ser
equitativos en el trato hacia los hijos sin ninguna exclusión para así fomentar la
armonía en el hogar que se a formado. En resumen, los cónyuges deben asumir a
todos los hijos como suyos para que no haya discriminación ni malos tratos hacia
alguno de ellos.

El término “patria potestad” se considera como “responsabilidad parental”,


pues resulta idóneo hacer referencia a todos aquellos derechos y deberes de
los padres para cuidar, así como proteger a sus hijos”. Asimismo, los
deberes de los padres deben ser asumidos equitativamente sea cual sea la
relación de ellos debido a que no se debe afectar el bienestar del niño.
Fernández (2013) Este investigador menciona que “Se debe entender como un
deber el cuidado y protección de los hijos durante su niñez y adolescencia” (p.77).
Es decir, que la protección de los derechos de los niños debe ser un deber que todo
padre debe cumplir sin importar la relación de cónyuges. En resumen, los cónyuges
deben velar siempre por los hijos en común para así cumplir con su deber y no
vulnerar sus derechos.
El estado, la sociedad y la familia están en la obligación irrefutable de proteger a los
niños brindando una protección globalizada en todos los casos. Por esta razón, los
derechos de los niños de cualquier origen deben estar protegidos y resguardados
por el estado y la sociedad. Rodríguez (2012) El autor explica que se debe proteger
a todos sin excluir a ningún niño debido a su origen (p.157). Esto quiere decir, que
cada niño tiene derecho a ser tratado dignamente sin importar su procedencia. En
resumen, todos los niños se deben tratar por igual ante la sociedad ya que al no
hacerlo afectaría la dignidad y la moral de los niños discriminados por ser producto
de uniones de hecho.

Se debe respetar el principio constitucional de que “todos los niños son iguales”,
ningún niño puede ser dado de baja ni puede ser separado de sus padres. Por ende,
ante la sociedad todos los niños deben ser reconocidos con igualdad de derechos y
todo padre debe cumplir sus deberes. Meza (2016) El autor menciona ‘’Que el
principio de igualdad de los hijos ayuda a proteger a los niños (matrimonial o
extramatrimonial) (p.77). En otras palabras, este principio mejora la calidad de vida
de los niños sin importar su origen. En resumen, los niños son iguales ante dios y
ante la sociedad sin discriminarlos por su origen.

Los esposos en el caso del matrimonio, así como los compañeros permanentes, al
tratarse de una unión de hecho, gozan de la misma importancia y de iguales
derechos. Por esta razón, los cónyuges deben tener las mismas oportunidades y
derechos ante la sociedad. Rodríguez (2012) menciona que “debe haber una
igualdad para las relaciones matrimoniales y las uniones de hecho’’ (p.131). En
otras palabras, todos los cónyuges sin importar la relación que tengan deben gozar
de los derechos. En resumen, todas las familias sean cual sea su procedencia
deben tener los derechos por igual.

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