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Características de un Liderazgo Ejemplar.

1 Tesalonicenses 2: 1-12
Introducción. Recordemos que, en el primer capítulo de esta carta, hemos visto que el evangelio había sido recibido por
los Tesalonicenses en medio de una gran aflicción. Pero también comprobamos los resultados de la predicación del
apóstol Pablo, en que aquellos fieles creyentes se habían apartado de la idolatría para volverse a Dios. Y esa relación que
tenían con Cristo les había convertido en un ejemplo para los cristianos de aquella época en otras ciudades del imperio
Romano.

Este primer capítulo nos proporcionó “por primera vez, cronológicamente hablando, en los escritos de Pablo una famosa
triada: fe, amor, esperanza (1 Corintios 13: 13). Pero que el énfasis de Pablo no está sólo en estas virtudes, sino más bien
en lo que producen.”

· Por lo tanto, su fe producía obras – como es la naturaleza de la fe verdadera.

· Su amor producía trabajo. Del griego Ergon, un trabajo que “puede ser placentero y estimulante,”

· Su esperanza producía constancia, la cual es la paciente resistencia que se necesita no solo para sobrevivir a los
tiempos difíciles, sino para triunfar a través de ellos.

Ahora en el capítulo 2 se presenta una defensa del trabajo realizado por Pablo, Silvano y Timoteo en Tesalónica. Esta
defensa, tal vez es producto de que, en el informe recibido de manos de Timoteo, haya algunos que hablaban mal de
Pablo y sus amigos. En otras cartas se presentan defensas del apostolado de Pablo por esta misma causa (1 Corintios 9,
Gálatas 1y 2). Esto para nosotros tiene una doble enseñanza, por un lado, el ver como cuando realizamos el trabajo para
el Señor, podemos encontrar oposición dirigida por Satanás y, por otro lado, encontraremos las características de un
liderazgo ejemplar, que es donde enfocaremos esta predica.

En los primeros 6 versículos de este capítulo 2 se expone "el Comportamiento de un verdadero ministro-siervo de
Jesucristo". Y a partir del versículo 7, consideraremos "El aspecto maternal-paternal del ministerio del apóstol Pablo",
expresado en el consuelo que él les proporcionó a los Tesalonicenses.

1. El Comportamiento de un verdadero ministro-siervo de Jesucristo.


Encontramos que la obra de Pablo no fue inútil (no fue en vano vs.1). Cuando él llegó a Tesalónica, impactó a muchas
personas, llevándolas al conocimiento salvador de Jesucristo. Y ello propició la conformación de una iglesia. Vemos que
él no estaba hablando meramente de una teoría, o de una filosofía, sino de algo que realmente fue eficaz en Tesalónica.
El evangelio circuló por las calles de esa ciudad y penetró en los corazones, en las vidas, y en los hogares de hombres y
mujeres.

“Vs. 2. para anunciaros su evangelio en medio de una fuerte oposición” En el capítulo 16 de los Hechos de los
Apóstoles, encontramos la referencia de lo que Pablo menciona en este versículo 2. De cómo habían sufrido y sido
maltratados en Filipos, que fue la ciudad previamente visitada en su segundo viaje misionero. Ahora bien, el haber vivido
esa experiencia traumática, no disminuyó el ritmo de sus actividades. No presentó el mensaje de otra forma, quitándole
importancia. Habiendo pasado por esa terrible experiencia en Filipos, Pablo no dijo: "Bueno, ahora voy a cambiar la
manera de presentar mi mensaje. Voy a proclamar el evangelio con más tacto y menos abiertamente. No. Pablo no era
un creyente secreto, sino que habló abiertamente, de forma directa, tal como lo había hecho en Filipos.

Hubiera sido muy fácil para el apóstol racionalizar esta situación. Él podría haber decidido que era mejor ser más
cuidadoso, para poder ganar amigos e influenciar a la gente. El tacto excesivo y la publicidad discreta no eran el método
de Pablo. El difundió el evangelio valientemente y sus experiencias no afectaron a su forma de presentarlo.

A continuación, veremos que Pablo pasa a decirnos algo sobre la motivación que los llevó a predicar en Tesalónica en los
versículos 3 al 6, y entonces describió la relación que tenía con los creyentes de esa ciudad. Él fue para ellos como una
madre en el sentido que los consoló, como veremos en el versículo 7; fue para ellos como un padre, porque los aconsejó
(exhortándoles y consolándoles), como veremos en el versículo 11.
"Vs. 3 Nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño." El contenido de la exhortación del
apóstol Pablo no estaba adulterado. Pablo no suavizó el mensaje del evangelio. No lo modificó para adaptarlo a grupos
diferentes.

Una de las cosas que nos desconcierta a veces es que algunos presentan un buen mensaje del evangelio en un lugar; y
luego van a otro, donde también deberían presentar un mensaje claro del evangelio y, sin embargo, no ocurre así. Es
como si trataran de adaptarse a un nuevo contexto hasta el extremo de alterar básicamente el contenido de su mensaje
para que no resulte molesto u ofensivo a sus oyentes. Está claro que este no era el caso del apóstol Pablo porque su
presentación del Evangelio era siempre clara y directa, sin ocultar ningún aspecto del mensaje, indiferentemente del
grupo de personas a quienes se dirigía.

El versículo 3 destaca que su exhortación no procedió de impureza. El significado de esta palabra contiene la idea de
sensualidad. Pablo no estaba motivado por la codicia. No fue a Tesalónica por la ayuda económica que recibiría ni por la
notoriedad que alcanzaría. No estaba procurando ser servido, sino servir. Sus motivos eran puros. En ese sentido, no
hubo ninguna mala intención.

Todo aquel que expone y enseña la Palabra de Dios necesita interrogarse a sí mismo sobre si lleva a cabo su obra por
engaño, manipulación u otros motivos impuros. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos; debemos revisar
nuestros propios motivos. Cabe realizarnos la siguiente pregunta: ¿Estamos haciendo todo lo que podemos para difundir
la Palabra de Dios de la forma más efectiva posible?

“Vs. 4. si hablamos es porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio”. Pablo habló aquí de la aprobación de Dios
sobre su ministerio. Estaba diciendo que no era un principiante. No estaba procurando complacer a la gente, ni
intentaba ganar popularidad, de que su nombre fuera famoso. Cuando predicaba, no estaba ni pendiente ni tratando de
averiguar lo que la gente pensaba de él, sino más bien lo que Dios pensaba de él. Dios le hizo pasar por una verdadera
prueba de fuego y el la soportó, podemos decir que, al ser examinado por Dios, resultó aprobado.

Vs. 5. Otra versión traduce este versículo de la siguiente manera: "Como sabéis, nunca hemos recurrido a las
adulaciones ni a las excusas para obtener dinero: Dios es testigo". Aquí vemos que Pablo continuó hablando con toda
sinceridad. Aclaró que nunca había estado hablando para halagar a los miembros de aquella congregación. Nunca había
recurrido a las hermosas palabras, a las adulaciones ni a pretextos para obtener dinero.

Podemos reseñar también, lo dicho por el apóstol en Hechos 20: 33. “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado”.
A diferencia de muchos que en este tiempo tratan de obtener riquezas y prestigio por medio la predicación de la
palabra, necesitamos todos examinar nuestros corazones para enfrentarnos con cualquiera de estos deseos y ansias por
poseer riquezas u honores. Una vez más, hay que reconocer que todos los cristianos necesitamos el control del Espíritu
Santo para doblegar las inclinaciones de nuestra naturaleza humana, tan vulnerable a estas tendencias.

Vs. 6. "Tampoco buscamos gloria de los hombres”. Pablo nunca buscó una posición elevada para recibir honores ni
títulos honorarios. Sus motivos, como ya hemos destacado, eran puros. Cuando un siervo de Dios siente el ministerio de
esta manera, vive y actúa bajo la prioridad de honrar el nombre de Cristo, y de influenciar a los demás para que hagan lo
mismo.

2. El aspecto maternal-paternal del ministerio del apóstol (el consuelo)


Vs. 7. "Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a sus propios hijos." Vs.
11. “así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de
vosotros”, Como enviados del Señor, muchos han exigido la gloria y el honor de los hombres, pero los verdaderos
enviados, no son exigentes en cuanto a esto, lo son en cuanto al amor y la disciplina de Dios, lo cual compara el apóstol
con una madre que amamanta y cuida de sus hijos, de igual manera Dios nos usa para cuidar, nutrir, y ayudar en el
desarrollo del creyente, con el mismo sentido de pertenencia y familiaridad que puede tener una madre por sus hijos.
Debemos estar agradecidos a Dios que hoy también haya personas dedicadas al ministerio cristiano que demuestran
tener ese carácter en su trato (maternal-paternal) con los creyentes. Quizás tales cristianos no sean grandes expositores
Bíblicos como lo fue el apóstol Pablo, pero creen en la Palabra de Dios y la predican por medio de palabras y obras. Son
aquellos que consuelan a los que necesitan ese contacto personal y ese estímulo, en una época en que la depresión, la
tristeza y la angustia hacen estragos en las vidas de los creyentes. Estimado hermano, Dios utiliza a estos hombres y
mujeres de una manera tal, que usted no debe temer el permitir que le ayuden y le aconsejen. En todo caso, en esta
carta del apóstol Pablo, al ver el ejemplo en que se convirtieron aquellos cristianos de Tesalónica, tenemos una
demostración práctica de los resultados de la influencia de estos mensajeros de Dios, mensajeros que hoy mismo, por
medio de la Biblia y la influencia del Espíritu Santo en sus vidas, producen en nuestras vidas un impacto espiritual, un
crecimiento integral.

Los sacrificios que Pablo soportó por el bien del ministerio a los Tesalonicenses no eran una carga. Él se sentía
complacido de hacerlo, pues sentía afecto por los Tesalonicenses porque habían llegado a serles muy queridos. Es
impresionante que Pablo pudiera apelar libremente a su propia vida como ejemplo. Pablo no tenía que decir, “Por favor
no vean mi vida. Vean a Jesús.” Pablo quería que la gente viera a Jesús, pero también podía decirles que vieran su vida,
porque el poder de Jesús era real en su vida. Como se ve en 1 de Tesalonicenses 1:6, Pablo estaba cómodo con la idea de
que los cristianos siguieran su ejemplo. El repitió la misma idea en pasajes como Filipenses 3:17 y 1 de Corintios 11:1.
Esta es una meta digna para cualquier cristiano en la actualidad; llevar una vida que declare cuán santa, justa e
irreprensiblemente nos comportamos con otros. Este es el tipo de vida que atrae a otros a seguir a Jesús.

Conclusiones.

Esta enseñanza debe servir como una guía a través de la que podemos evaluar a los líderes que están dirigiendo nuestra
iglesia y las iglesias en general. Entendiendo que cada uno tiene su propia personalidad, sin embargo, estas cualidades
expresadas por el apóstol Pablo, no debe faltar en los siervos del Señor Jesucristo en las iglesias. Siempre, el modelo a
seguir y la forma como hemos de evaluar nuestro servicio a Dios están descritos en la Palabra de Dios, nunca en
razonamientos humanos, ni pensando que la iglesia es como una empresa. La iglesia es el Cuerpo de Cristo y es una
institución sagrada que Él compró con su sangre con un propósito muy especial y al cual estamos llamados a cumplir.

Este ejemplo que nos dejan Pablo, Silvano y Timoteo, son aplicables no solo a aquellos que desempeñan algún liderazgo
en la iglesia, dado que Dios desea que sus siervos puedan conducir a cada integrante de la iglesia no solo con la
enseñanza teórica de la Palabra, sino mucho más con su ejemplo. Entonces deducimos que Dios desea que todos
imitemos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo el cual así mismo deben mostrar en sus vidas los líderes de las iglesias.

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