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Facetas de un predicador cristiano

En tiempos como los que vivimos, la iglesia en general y sus líderes necesitamos
alcanzar una visión bíblica clara de lo implica ser un predicador y de cómo este
hace su obra. En el N.T. Dios nos ha dejado distintas imágenes que nos ayudan a
identificar las distintas facetas en las que navega un predicador cristiano fiel.

Lo Que No Es Un Predicador Cristiano

En primer lugar, es apropiado que antes de adentrarnos a estudiar las facetas de


un predicador consideremos algunos roles de la biblia que un predicador cristiano
no es:

1. No es un profeta: Aunque es común en nuestros tiempos que le llamen


profeta a cualquiera que predique de manera enérgica, se está incurriendo
en un error en ese sentido. Un profeta obtiene el mensaje mediante una
revelación directa y original de Dios. En el A.T. al profeta se le consideraba
el portavoz directo de Dios, siendo Aarón con quien la Escritura nos
describe de manera más clara este ministerio (Leer Ex. 4:10-17; Ex. 7:1-2)

Claramente observamos aquí que Dios reconocía la elocuencia de Aarón,


sin embargo ¿era la elocuencia de Aarón lo que convencería a faraón? No.
El solo transmitiría las palabras que Dios daría directamente a Moisés.
Es por esto que debemos considerar que el predicador cristiano no es un
profeta. ¿Por qué? Bueno porque no se le da una revelación original alguna
como que lo hace el Señor con los profetas del A.T. La tarea del predicador
es exponer la revelación que ya fue dada, como dijo una vez John Stott: La
Palabra de Dios ya no viene como en el pasado. Ha venido una vez por
todas; ahora debemos ir a ella.
2. Tampoco es un apóstol: La palabra apóstol del N.T. hace referencia a
alguien que ha sido enviado con una comisión especial, él es representante
de quien lo envía y con la autoridad de hablar en nombre de quien lo envía.
De hecho, la base de reconocimiento de quién era realmente un apóstol
según la Escritura, es que esta persona había sido elegida e instruida
directamente por el Cristo resurrecto. Podemos concluir entonces, de
acuerdo a estas características que el apostolado estuvo limitado a la
primera generación de la iglesia y teniendo como último llamado a este
ministerio en Pablo (1 Cor. 15:8-9) Y finalmente para concluir con esta idea,
existe un paralelo entre los apóstoles del N.T. y los profetas del A.T. ambos
son portadores de la revelación.

3. No es un falso profeta: Jeremías 23 nos presenta una serie de


características de los falsos profetas que, si bien las vamos a considerar
como lo que no es un predicador, no podemos negar que hoy en día
muchos predicadores encajan más en las características de estos falsos
profetas que en las de un predicador cristiano (Jer 23: 16 - 17; 25-28)

Cuando un predicador enseña sus propias palabras o ideas y no la Palabra


de Dios, está fungiendo más como un falso profeta que como un
predicador, si el sermón de un predicador se presenta con un texto bíblico
sin hacer el mas mínimo intento de interpretar ese texto dentro de su
contexto estamos en la misma situación. De la misma manera cuando
alguien ofrece falsas expectativas acerca de Dios a la gente hablando
supuestamente de parte de Dios, dicha persona no es un predicador sino
un falso profeta.
¿Cuáles Son Las Imágenes Que Nos Presenta El N.T. De Lo Que El
Predicador Es Y Hace?

● Un Administrador O Mayordomo De Los Misterios De Dios: El mensaje


y la autoridad del predicador. Esta imagen la encontramos en la 1ª carta de
Pablo a la iglesia en Corintios. Esta iglesia ubicada en una ciudad griega
bastante inmoral y depravada en los tiempos del N.T. pero
asombrosamente Dios levanta una iglesia allí en el segundo viaje misionero
de Pablo. Tristemente mucho de los aspectos de la cultura con la cual
habían crecido (la filosofía, la retórica, la argumentación eficaz, etc.)
arrastró a muchos miembros en esta iglesia. Lo cual podemos observar en
el capítulo 1 donde vemos cómo se habían formado bandos o grupos
alrededor de ciertos predicadores que ellos veían como celebridades
provocando división internamente en la iglesia (ver 1 Cor, 1:10-12).

Esta terrible situación impulsó a Pablo a escribirles para recordarles cual


era la verdadera identidad de los pastores y maestros, y de manera
sencilla, Pablo confronta certeramente tanto a los que se convirtieron en
fanáticos de ciertos predicadores como a los que decían seguir
supuestamente a Cristo pasando por alto a aquellos que Cristo mismo
había llamado para predicar Su Palabra:

● (1 Cor.4:1-2)

Los ministros del evangelio claramente juegan un papel importante para la


salud y edificación de la iglesia, pero no como celebridades sino como
administradores de los misterios de Dios y en este caso la palabra misterios
no se refiere a una serie de secretos que solo unos cuantos pueden saber,
sino más bien un conjunto de verdades que solo pueden conocerse si Dios
toma la iniciativa de revelarlas, es decir, Pablo aquí se refiere como
misterios de Dios a la suma de la revelación que Él ha dado de sí mismo y
que ahora está contenida en las Escrituras, dicho de otra manera, las
Escrituras son los bienes que el predicador está llamado a administrar para
edificar al pueblo de Dios.

A la luz de esta imagen del predicador como administrador de los misterios


de Dios debemos considerar lagunas cosas, por ejemplo:

❖ El predicador es privilegiado al tener tal responsabilidad de ser un


custodio o administrador del evangelio de Jesucristo. De hecho, vale
la pena mirar como Pablo expresó en sus cartas su entendimiento de
ello. (1 Cor. 9:16-17: Ro. 1:14-15).
❖ El predicador como administrador de los misterios de Dios, no posee
un recurso propio, sino que es provisto de ese recurso por Dios, es
decir, el predicador no produce su propio mensaje, sino que
proclama un mensaje que ya le ha sido dado.
❖ Al ser un administrador se le confiere autoridad no como la de los
profetas o los apóstoles, pero si una autoridad indirecta, en donde el
predicador proclama fielmente el mensaje de la Palabra de Dios y al
mismo tiempo se somete a ella. Por esto al predicar, usualmente
usamos la primera persona del plural “nosotros” pues sabemos que
somos conscientes que lo que estamos predicando aplica a nosotros
mismos como a cualquier otro.
❖ Según el v. 2 ¿Qué es lo que se requiere del predicador como
administrador? ¿Qué sea original? ¿Qué sea entretenido o jocoso?
No. Se requiere que sea fiel como mayordomo con aquello que se le
ha entregado a administrar, en este caso los misterios de Dios.
❖ En el llamado a la fidelidad que tiene la imagen del predicador como
administrador, indudablemente se encuentra adherido el llamado a la
disciplina y compromiso con el estudio esforzado y exigente de la
Palabra de Dios. Si no hay un estudio profundo y sistemático de la
Palabra, no habrá una predicación fiel de esta.

● Un Heraldo: La Proclamación Y El Llamado Del Predicador.

Así como hoy en día un gobernante organiza una rueda de prensa cuando
quiere transmitir un mensaje, en la antigüedad los reyes delegaban y
enviaban a un heraldo o pregonero para que transmitieran con autoridad y
en voz alta los mensajes y decretos del rey al pueblo, tal como vemos en el
libro de Daniel 3:4-6.

Fijémonos como este heraldo era responsable de transmitir el mensaje o


las noticias (tanto buenas como malas) de parte del rey para el pueblo a
viva vos, con toda claridad sin añadirle ni quitarle nada y llamando a la
audiencia a responder a dichas demandas del rey.

Esta figura del heraldo, es una de las figuras más frecuentes que
encontramos en el N.T. para referirse tanto a “predicador” como al acto de
“la predicación”. Un ejemplo de esto está en 1ª Cor. 1:21-23, en dónde
encontramos dos declaraciones:

Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por medio


de su propia sabiduría, agradó a Dios mediante la necedad de la
predicación salvar a los que creen. Porque en verdad los judíos piden
señales y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles.
(NBLA)

En las dos expresiones predicación y predicamos literalmente lo que


hace referencia en el original es a proclamación como heraldo. Esto mismo
es igual en los siguientes textos: 1 Timoteo 2:7, 2 Timoteo 1:11 y 2 Timoteo
4:1-2

Ahora bien, ciertamente en su función tanto el administrador como el


heraldo tienen algo en común, comunicar íntegramente el mensaje que
se les confió, sin embargo, es importante notar que hay un énfasis en el
caso del heraldo, en que este debe proclamar a viva voz su mensaje las
noticias o decretos del rey o de su gobernante, y dicha proclamación
demanda a su vez una respuesta de sus oyentes ante el mensaje del rey, lo
cual transmite una diferencia fundamental entre la predicación y cualquier
otra forma de comunicación, proclamar no es lo mismo que una
conferencia.

El heraldo de Dios proclama el mensaje de su Rey, en el cual anuncia la


condición de enemistad entre el hombre y Dios por causa del pecado, y las
Buenas Nuevas de paz ofrecidas por medio de la obra de Cristo en la cruz,
y a la luz de esto, invita a su audiencia a responder en arrepentimiento, fe,
humillación y obediencia. (2 Cor. 5:18-21)

● El Predicador Como Testigo: Humildad Y Experiencia Del Predicador.

Otra imagen empleada en el N.T. para el predicador es “testigo” la


encontramos por ejemplo en Hechos 20:20-25.
»Bien saben cómo no rehuí declararles a ustedes nada que fuera útil, y de
enseñarles públicamente y de casa en casa, testificando solemnemente,
tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe
en nuestro Señor Jesucristo. »Ahora yo, atado en espíritu, voy a Jerusalén
sin saber lo que allá me sucederá, salvo que el Espíritu Santo
solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan
cadenas y aflicciones. »Pero en ninguna manera estimo mi vida como
valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carreraa y el ministerio
que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del
evangelio de la gracia de Dios. »Y ahora, yo sé que ninguno de ustedes,
entre quienes anduve predicando el reino, volverá a ver mi rostro. (NBLA)

Mientras el administrador y el heraldo son metáforas del ámbito doméstico y


político respectivamente, en el caso del testigo tenemos una metáfora de
carácter legal, como cuando en un juicio el abogado de la defensa cita a un
testigo para ratificar la verdad que está defendiendo, Jesús habló de esto
mismo sobre el Espíritu Santo en Jn. 15:26-27.

El predicador cristiano tiene una función particular y especial en el


testimonio de Jesucristo, y para ejercer dicha función de manera adecuada
de dos requisitos especiales:

❖ Experiencia: No estamos hablando antigüedad en el ministerio o tener “X”


cantidad de años (aunque es algo valioso), estamos hablando de una
experiencia personal con el mismo Señor Jesucristo. Como predicadores,
no solo exponemos palabras que han sido confiadas a nuestra
mayordomía. No solo proclamamos como heraldos un solo acto de
redención ya realizado. Hacemos esto, pero además lo hacemos como
testigos, como quienes han llegado a una experiencia vital de esa palabra y
ese acto de Dios, tal y como lo expresó una vez el teologo John Stott:
“Hemos oído su voz suave y tierna a través de Su Palabra. Hemos visto su
acto redentor realizado por amor a nosotros y hemos tenido acceso por la
fe a los inconmensurables beneficios de este hecho. Nuestra tarea no es
dar una conferencia sobre Jesús con aire filosófico. Hemos entrado en una
relación personal con Él. Su revelación y su redención han cambiado
nuestra vida. Nuestros ojos han sido abiertos para verlo y nuestros oídos
han sido destapados para oírlo como nuestro Salvador y Señor. Somos
testigos, así que debemos dar testimonio”.

❖ La humildad: Todo predicador está expuesto (aunque no siempre


consciente) de la sutil tentación de la vanagloria, de hecho, el solo hecho de
estar en un pulpito al ser un lugar prominente hace que el predicador sea
blanco de las miradas de la congregación así que verdaderamente es una
posición peligrosa, por eso entender la naturaleza y el propósito del
predicador como testigo será una herramienta que ayudará a guardar el
corazón del predicador ante las seducciones del orgullo. Esta imagen nos
recuerda que:

➢ Somos testigos de Cristo, no de nosotros mismos. Usualmente


usamos nuestra experiencia, pero solo como ilustración de lo que
estamos enseñando a cerca de Cristo. Juan el bautista es un
ejemplo de esta realidad cuando encontramos en Jn. 1:6-8: «6 Vino
al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. «7
Este vino como testigo para testificar de la Luz, a fin de que todos
creyeran por medio de él. 8 No era él la Luz, sino que vino para dar
testimonio de la Luz»
➢ El predicador es testigo por medio del Espíritu Santo. Cuándo
leemos Jn. 15:26-27nos damos cuenta que en última instancia el
testimonio de Jesús al mundo no depende exclusivamente de
nosotros.

Con todo esto podemos concluir que el testimonio es obra iniciada y


continuada por el Señor, por tanto, toda la gloria y el crédito le pertenecen a
Él. El predicador cristiano necesita ser consiente tanto de la tentación de la
vanagloria como de la naturaleza de su llamado como testigo. Hagamos las
preguntas correctas luego de llevar a cabo el acto de la predicación, en vez
de preguntar ¿Cómo me vio la iglesia? Deberíamos preguntar ¿he sido un
testigo falso o uno verdadero? Y si hemos sido hallado fiel nuestro regocijo
no debe estar en nuestras capacidades, sino que debemos reconocer que
hemos recibido la ayuda, dirección y asistencia del Espíritu Santo. Toda
buena obra proviene de Él.

● El Predicador Como Padre: Amor Y Ternura Del Predicador.

En el N.T. solemos encontrar expresiones de Pablo donde se refiere a él


como padre tanto de personas individuales como de iglesias, por ejemplo:
1 Co 4:14–17; 2 Co 12:14; 1 Ts. 2:11–12.

Nuevamente, si la imagen del administrador nos hace pensar en el


mayordomo de los bienes de una familia, el heraldo en el pregonero en la
plaza pública y el testigo en la parte legal o judicial; en el caso de la imagen
del padre, nos lleva nuevamente al ámbito familiar pero ya no como el
encargado de administrar bienes sino en términos de las relaciones y los
afectos de un padre con sus hijos.
Así es el predicador con su congregación, se espera que desarrolle una
relación personal con ella. El predicador cristiano no es aislado o distante
de aquellos a los que frecuentemente ministra el evangelio, el predicador
debe tener una relación familiar amorosa con su audiencia durante y
después del sermón. Claramente no estamos hablando de las
predicaciones que pudiesen darse en contextos al aire libre como
campañas evangelistas o algo por el estilo.

Jesús advierte en las Escrituras a cerca del orgullo y la hipocresía de los


fariseos (Mt. 23:9) No necesitamos mucho estudio para darnos cuenta que
lo que Cristo le estaba enseñando a sus discípulos que, así como
terrenalmente los hijos dependen de su padre, de la misma manera los
hijos de Dios dependen espiritualmente únicamente de su Padre celestial,
como predicadores no podemos enseñar a nuestras iglesias a ser
dependientes de nosotros sino apuntarles a que miren a su Padre y
ayudarles a crecer en el entendimiento de su dependencia de Él, pero esto
no elimina el hecho de desarrollar nuestros ministerios con el amor paternal
hacia aquellos a quienes ministramos en la labor de la predicación. (1 Cor.
4:14-17).

Consideremos entonces algunos aspectos del predicador como padre:

➢ Un padre es amoroso con sus hijos.


➢ Un padre se relaciona con sus hijos.
➢ Un padre es tierno con sus hijos.
➢ Un padre es comprensivo con sus hijos.
➢ Un padre es diligente en la amonestación.
➢ Un padre es ejemplo para sus hijos.
➢ Un padre ora por sus hijos.

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