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Matrimonio Depredador - Capítulo

Capítulo 1. Leah de Estia


Antes de la boda, Leah escribió una nota de suicidio. Mientras las palabras
llenaban lentamente el crujiente trozo de papel pergamino, su corazón
cantaba una melodía melancólica.
Estaba segura de que moriría después de la primera noche de su
matrimonio. El suicidio de una novia traería desgracia a su familia. Pero
una muerte deshonrosa e ignominiosa era lo que más deseaba Leah.
La muerte.
¿Es lo que se merecía? ¿Un final miserable para una princesa real, que
dedicó su vida al país y a su familia real? Sus logros y esfuerzos se
convirtieron en cenizas el día que su familia la vendió como un bien común,
a cambio de riqueza. No importa cuánto se esforzara, al final del día, era
solo una simple herramienta utilizada a conveniencia de los demás.
Oh, pero la muerte sería un dulce escape a la vida que debía enfrentar.
Byun Gyongbaek, el hombre comprometido en matrimonio con ella, podría
fácilmente ser su padre. Sin embargo, a pesar de que ejerció su derecho a
veto, no tuvo otra opción. El hombre era increíblemente poderoso y sus
padres no podían negarse a darle su mano, ¿O incluso dudaron en primer
lugar?
Cuando la familia real aceptó la propuesta de Byun, Leah juró tomar
represalias. Manchar el bien de mayor calidad preparado por la familia real,
que es ella misma. Era la única venganza que Leah, en su estado de
impotencia, podía hacer.
Los caballos ya estaban ensillados. Hoy, ella viajaría a la casa de Byun
donde se celebraría la boda.
Los arreglos se hicieron sin su permiso. Leah se imaginó en su cabeza lo
que sucedería en los próximos días. Después de un viaje en carruaje de tres
semanas de duración, llegaría a Oberde. Allí, intercambiaría votos con el
viejo Byun, le daría el beso del juramento y... pasaría la noche con él.
El rostro de Byun Gyongbaek, entusiasmado ante la idea de tener sus sucias
manos sobre su nueva y joven novia, se dibujó con claridad en la mente de
Leah. Escalofríos desagradables recorrieron su espalda, asqueada al pensar
que él, que parecía un sapo, cabalgaría sobre su cuerpo.
Pero Leah ya habría hecho lo irreversible. Después de su primera noche,
Byun descubrirá que su nueva novia es impura.
La virginidad de la novia en Estia se consideraba más importante que
cualquier otra cosa. Sabiendo que se le vendió una novia desflorada, por la
cual pagó una gran cantidad de dinero, Byun se sentiría furioso e insultado.
No era un hombre con el que se pudiera jugar. Su poder se extendía incluso
a los bárbaros de la periferia. Además, su furia era suficiente para
estrangular a los nobles de la capital. Por lo tanto, la familia real, que ya
había perdido todo su poder y solo quedaba un caparazón lujoso, sufriría un
terrible destino bajo la ira de Byun. Tendrían que vomitar más de lo que
habían recibido de él, solamente para apaciguar su ira.
Y Leah será despojada de su nombre real y condenada para siempre como
una prodigio que desprestigió su honor real.
Sería un final perfecto. Lo único desafortunado era que Leah no podría ser
testigo de la ruina de la familia real con sus propios ojos. Porque para
entonces, ya sería un cadáver frío.
"Princesa, estos son los papeles de la boda."
Justo antes de salir de Estia, la corte marcial trajo los papeles que Leah
tenía que firmar. Sin resistencia, escribió su nombre, esparciendo una fina
tinta sobre el papel.
『Leah de Estia.』
La lujosa firma tenía la misma forma que la que dejó en la nota que hizo.
Las letras negras sobre el papel blanco eran tan claras como la noche.
Cuando dejó el bolígrafo, la Condesa Melissa, la dama de honor que
observaba desde un lado, se echó a llorar. Tan pronto como lloró, las otras
mujeres que contenían las lágrimas comenzaron a sollozar al unísono.
Incluso los de la corte marcial que trajeron los papeles de la boda también
tenían una mirada desastrosa en su rostro.
Todos estaban afligidos por ella, pero Leah estaba tranquila. Dejó
elegantemente el papel y enderezó su espalda.
"Deténganse. Debo irme. No hay tiempo que perder."
"Princesa..."
"¡Leah!" Una voz urgente resonó. Leah detuvo sus pasos, y lentamente miró
hacia atrás para ver a un hombre de pie, jadeando cuando la alcanzó.
El Príncipe Heredero de Estia, Blair.
Mirando a su hermanastro con el deslumbrante cabello plateado, Leah
sonrió serenamente. Una de las pocas ventajas de este terrible matrimonio
era que ya no tendría que ver a Blair.
Blair hizo señas a los sirvientes y guardias alrededor de Leah para que
dejaran de cargar el equipaje de ella en el carruaje de inmediato. Ante su
arrogante demostración de autoridad, Leah solo lo miró directamente. El
hecho de que no evitara su mirada, como solía hacerlo, hizo que Blair se
riera de forma ruidosa.
"Vaya, vaya, vaya. ¿No es la zorra que atrapó a un pez gordo? Parece estar
orgullosa de sí misma ahora."
Fue un comentario desprovisto de toda dignidad, parecido al de un
vendedor ambulante. Pero como ya no tendría que lidiar con él, ahora que
debía abandonar el palacio, Leah respondió sin ningún rastro de agitación.
"Por favor, apártate. Si me demoro más, no podré dejar la capital antes del
final del día."
Esta no era la reacción que esperaba. Su indiferencia enfureció al príncipe y
él levantó la mano con una mueca de desprecio. En lugar de estremecerse,
Leah le respondió fríamente al hombre que estaba a punto de abofetearla
fuertemente.
"Ahora soy propiedad de Byun Gyongbaek. ¿Te atreves a estropear su
propiedad, hermano?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
2

Capítulo 2. La Princesa Y El Salvaje


Los ojos de Blair temblaron de ira. Lentamente bajó la mano y se acercó.
"No pienses que este matrimonio te permitirá huir de mí." A una distancia
de un pelo de ancho entre ellos, un susurro despectivo penetró en el oído de
Leah como si se tratara de una serpiente. "El día que ascienda al trono...
seré el primero en traerte de vuelta a la capital."
Era una amenaza, pero Leah no sintió miedo. En cambio, sonrió
suavemente, apuñalando al príncipe profundamente en sus entrañas. Quería
responderle, pero se dio cuenta de que intercambiar palabras con una
persona insensata sería una gran pérdida de tiempo. Sin despedirse, se subió
al carruaje, ignorándolo por completo.
Cuando la puerta del carruaje se cerró, Blair gritó y golpeó la puerta con los
puños. Pero Leah ya no prestó atención a sus maldiciones e insultos. No
importa lo que el príncipe dijera, sus palabras eran inútiles, como una lanza
de madera apuntando al acero.
El carruaje se movió y con el giro de sus ruedas, una lágrima brotó de los
ojos de Leah. Ella corrió la cortina un poco y miró por la ventana. El
palacio de Estia se alejaba rápidamente de su vista, de su alcance...
Es el lugar donde vivió toda su vida, pero no sintió remordimiento ni pena.
Leah nunca perteneció a ese lugar desde el principio.
Sin embargo, había sentimientos persistentes que la molestaban.
"..."
Se mordió el labio inferior y cerró la cortina con un suspiro. Ella no sabía
por qué seguía pensando en él. Un hombre arrogante, rebelde e
incomprensible.
Por lo que escuchó, el bruto dejó el palacio hace un día. ¡Ah! Se regañó a sí
misma internamente. Era una tontería de su parte pensar en una relación ya
rota. Pero mientras se maldecía por ser estúpida, todavía no podía librarse
de la avalancha de pensamientos.
Mientras estaba perdida en sus reflexiones, el carruaje salió de la capital y
llegó a las afueras de la misma. Atrás quedaron las casas; lo que la recibió
fue una llanura abierta llena de hierba. Era una escena hermosa, pero no
quería ver esto en absoluto. En cambio, Leah se sentó en su asiento
miserablemente.
Deseaba que el tiempo pasara rápidamente para que su aburrida e inútil vida
terminara antes. Sin nada más que hacer, cerró los ojos cuando, de repente,
sintió un cambio en el viento.
Un cuerno sonó en medio de la tranquilidad que reinaba. Su sonido
desgarrador hizo que Leah se sentara derecha de inmediato, con los pelos de
punta. Tras el rugido del primer cuerno, los demás sonaron uno tras otro.
Los latidos de su corazón se descontrolaron ante los caóticos ruidos que se
extendieron por las llanuras anteriormente pacíficas.
Leah corrió las cortinas y miró por la ventana. Con la vista que la recibió,
tragó con fuerza. Docenas de hombres a caballo avanzaban hacia su
dirección. Los caballeros reales que custodiaban su carruaje gritaron
apresuradamente.
"¡Es una emboscada!"
A partir de este punto, el carruaje comenzó a ir más rápido bruscamente.
Pero los movimientos de los perseguidores fueron sorprendentemente
ágiles. Fácilmente alcanzaron a la comitiva y rodearon el perímetro. Los
sonidos penetrantes de instrumentos y gritos se mezclaron en el aire. Las
espadas de hierro desenvainadas resonaban por todas partes.
De la nada, una cuerda voló alrededor del cuello del caballero que protegía
a Leah desde el exterior del carruaje. Luego cayó lamentablemente de su
caballo, su cabeza golpeó el suelo grotescamente.
Las flechas llovieron, atravesando el viento en sucesión. Los caballos
frenéticos patearon y se volvieron salvajes.
Cuando miró por la ventana, vio al jinete del carruaje caer al suelo. Leah
cerró los ojos con fuerza. El carruaje, con solo el caballo arrastrándolo, se
estremeció terriblemente. En poco tiempo, su mundo entero se puso patas
arriba.
"..."
Ella jadeó. El carruaje se volcó horriblemente, sus ruedas se rompieron, y
su puerta se abrió. Aparte de los rasguños que estropearon su piel, fue
afortunada de sobrevivir al accidente ilesa. Solo que se sintió mareada, y
cuando finalmente recuperó el sentido, Leah apartó la puerta rota del
carruaje.
Al salir del vehículo destrozado, se encontró con el viento frío que olía a
sangre. Su cabeza estaba hormigueando mientras miraba a su alrededor. Los
caballeros reales luchaban contra sus perseguidores en un charco de sangre.
Pero fue una batalla sin sentido. Los caballeros reales fueron barridos en
vano como si no fueran nada. Un caballero rugió con voz sangrienta.
"¿Cómo se atreven ustedes, salvajes—?"
No pudo terminar de hablar. Una afilada cuchilla curva penetró en su
cuello. De su garganta, la sangre fluyó hacia la hierba. Ante la horrible
vista, Leah se cubrió la boca con las manos, reprimiendo un grito.
Las imágenes de los asaltantes estaban incrustadas en su visión. Ojos
altamente cromáticos, cabellos oscuros y tatuajes en la piel bronceada.
Los hombres que atacaron la comitiva real eran salvajes, los Kurkan.
Entre los hombres bestiales, surgió una figura prominente. El hombre alto,
montado en un caballo gigante, se dirigió hacia Leah.
Debajo del despeinado cabello castaño oscuro, un ojo dorado caliente
atravesó a Leah. En el momento en que sus miradas se encontraron, Leah
sintió que le faltaba el aire. Sin aliento, abrió los labios.
"¿Por qué...?"
Su susurro, apenas pronunciado con voz entrecortada, fue rápidamente
ahogado por la risa del hombre.
"¿No te acuerdas?"
Estirando su mano, levantó a Leah del suelo y la hizo subir a su caballo,
delante de él. En resistencia, Leah retorció su cuerpo pero fue simplemente
dominada por la fuerza del hombre. Una mano grande la sujetó con firmeza
por la cintura, de modo que solo podía retorcerse sin lograr nada.
Con una sonrisa, el hombre detrás de ella murmuró contra la parte superior
de su cabeza. Sus palabras le provocaron escalofríos en la espalda.
"Te lo dije, arruinaré tu vida."
Matrimonio Depredador - Capítulo
3

Capítulo 3. En Una Posada De Mala Muerte


La boda entre Leah y Byun Gyongbaek de Oberde fue arreglada. Para su
frustración, su opinión no fue escuchada, ya que no se le dio importancia en
este matrimonio político. Ella recibió la noticia sin ninguna discusión
previa.
¿No es Byun Gyongbaek un fiel héroe de Estia? ¡De hecho, la mejor
expresión de gratitud de la familia real eres tú!
Te dije que tu cuerpo pertenece a la familia real. Este es un deber que
una princesa real debe soportar.
Esto es por el bien de Estia.
Las palabras que se suponía que la consolarían alimentaron aún más su ira.
Para atarla a sus deberes, la gente comenzó a susurrarle a sus oídos,
midiéndola para que se sometiera al decreto real. ¡Después de todo, Byun
Gyongbaek no querrá una esposa vacilante!
Al descubrir que su existencia era solo con el único propósito de
conseguir un tratado beneficioso, se sintió desesperada. Y tan pronto como
la inconmensurable tristeza la dejó, la ira tomó su lugar.
Mientras su mirada recorría el documento oficial que le notificaba de su
unión con Byun Gyongbaek, había tomado una decisión. Dejaría una larga
deshonra a la familia real de Estia, incluso si eso significaba una muerte
prematura para ella.
Cuando se negó a renunciar al destino que la familia real le estableció, un
plan malvado comenzó a seguir su curso.
Esta noche, ella tendría una compañía nocturna. La familia real sería
acusada de dar una novia desflorada al poderoso Byun.
"..."
Por un momento, mientras avanzaba conforme a su decisión, contuvo el
aliento. Las puntas de sus dedos temblaban mucho mientras el miedo se
deslizaba lentamente... Se le pusieron los pelos de punta y sus piernas se
tambaleaban ligeramente.
Sin embargo, este bajón de vulnerabilidad se desvaneció rápidamente; su
determinación permaneció intacta.
La noche apenas comenzaba. Leah se mordió el labio inferior con fuerza y
continuó recorriendo la calle envuelta en nada más que oscuridad y
obscenidad.
Las personas borrachas caminaban con pasos vacilantes bajo las lámparas
encendidas que colgaban entre los viejos edificios. Las risas sonaban
vulgares, las bromas sucias se hacían en un tono bullicioso.
Leah se apretaba la capa alrededor de su cuerpo. Después de comprobar
cuidadosamente cada establecimiento por el que pasaba, finalmente
encontró el sitio que buscaba; una posada de mala muerte que parecía que
se derrumbaría en cualquier momento.
El pomo se sintió frío bajo la palma de su mano mientras abría la puerta de
madera con vacilación.
La posada ya estaba llena de gente borracha e intoxicada. Naturalmente,
atrajo algo de atención al entrar. Pero pronto, los pocos que miraron a Leah
perdieron el interés en ella y continuaron charlando entre ellos.
Antes de venir aquí, ya había hecho los arreglos. Su compañía estaría
sentada en el rincón más oculto de este establecimiento, vistiendo un
conjunto oscuro por razones de discreción.
Su mirada se dirigió a cada rincón del lugar y no pasó mucho tiempo hasta
que un hombre vestido con capas oscuras en un rincón discreto llamó su
atención. Estaba enterrado en las sombras, lejos del bullicio y el ajetreo. A
simple vista, el hombre pareció mezclarse con la oscuridad— la sombra y él
se fusionaron en un cuerpo difícil de diferenciar.
Leah lentamente comenzó a acercarse al hombre misterioso. Al llegar a él,
le tocó la mesa donde estaba sentado y al instante, la mano solitaria que
sostenía la copa de vino se congeló en el aire...
Sus manos, cubiertas por guantes de cuero, eran tan grandes que el cristal
que sostenía parecía un simple juguete.
"¿Eres mi compañía esta noche?" Ella preguntó con valentía.
Pasó un agonizante segundo antes de que los labios del hombre se separaran
y dijera, "Así parece..."
Era una voz baja y áspera que parecía rascarse desde su interior. Leah
parpadeó con fuerza. Ella escuchó que los hombres con ese tono son
gentiles y hermosos.
Pero la voz que resonaba en sus oídos era diferente de lo que ella había
imaginado. Aunque repentinamente sorprendida, pronto dejó de pensar en
ello. De todos modos, una vez que las cosas estén bien hechas, esto acabará
en poco tiempo.
"Sígueme." El hombre le indicó, a lo que ella asintió servilmente en
respuesta. Pronto la condujo a un tramo de escaleras que se dirigían al
segundo piso del edificio.
Las escaleras de madera crujían con cada paso que daba. Después de pasar
por un largo pasillo, entraron en una habitación en la parte más alejada. El
hombre le abrió la puerta y la dejó entrar primero.
Sorprendentemente, la habitación alquilada era la mejor de la posada.
Cortinas pesadas y muebles acogedores. En todo caso, parecía romántica y
digna de parejas que querían que su primera noche fuera memorable. Sin
embargo, era un desperdicio, ya que esta noche no estaba destinada al
romance. Por el contrario, ella vino aquí con una intención clara.
Al entrar en la habitación detrás de ella, el hombre cerró la puerta con llave.
El chasquido sonó como una sentencia de muerte para Leah.
No hay vuelta atrás ahora...
Reuniendo valor, se dio la vuelta y lo miró de frente. Mientras lo hacía,
respiró hondo.
"¡...!"
Hace un rato, el hombre se sentó en las sombras y se encorvó, cuando se
puso de pie hizo que Leah perdiera su gran altura. Ahora, frente a él en toda
su gloria, una amplia diferencia de altura entre ella y su barbilla era difícil
de ignorar. A pesar de la tenue luz en la habitación, ella podía ver
claramente sus anchos hombros y su fuerte físico.
Estaba sinceramente avergonzada por el marcado contraste de sus cuerpos.
El hombre debe haberlo notado mientras sus labios se torcían lentamente
hasta convertirse en una leve sonrisa. Tiró su pesada capa con una mano al
suelo, revelando su rostro.
Lo que le dio la bienvenida fue una piel bronceada de aspecto saludable,
cabello castaño oscuro y ojos apagados pero feroces.
En la oscuridad, sus penetrantes ojos dorados permanecían claros y
brillantes, reflejando la naturaleza salvaje de una bestia...
Sus rasgos eran brutalmente hermosos. Llena de una fascinación
abrumadora por este hombre, fijó descaradamente su mirada curiosa en él.
El corazón de Leah se aceleró. Su garganta se secó cuando se dio cuenta de
ello.
El hombre no era humano.
"... ¿Kurkan?" Murmuró inconscientemente para sí misma. Su boca
temblaba tan levemente cuando esta palabra tabú fue arrojada
descuidadamente. La piel oscura, el físico enorme y los ojos dorados claros
con pupilas de colores intensos eran las características especiales de un
Kurkan.
Él levantó sus cejas y lo reconoció con frialdad.
"Ha pasado mucho tiempo desde que una persona me llamó Kurkan. Hoy
en día, normalmente nos llaman salvajes." Dijo, pronunciando vagamente la
última palabra.
***
Nota: Desde este capítulo comienzan los eventos anteriores del inccidente
en el carruaje.
Matrimonio Depredador - Capítulo
4

Capítulo 4. Barrio Rojo


A los Kurkan rara vez se les llamaba por sus nombres. La mayoría de los
continentes los despreciaban, percibiéndolos como bárbaros o bestias. Esto
se debe a que se sabe que su raza heredó la sangre de las bestias, su
naturaleza inhumana e indecorosa. Son seres impulsivos, indulgentes e
instintivamente peligrosos.
Pero había una cosa que la humanidad les envidiaba, su capacidad física y
belleza. La monstruosidad que yacía bajo su piel no podía atenuar su
excepcional apariencia otorgada por los Dioses.
Esta disparidad les dio popularidad. De hecho, entre los esclavos, la mejor
clase fue siempre la de los Kurkan. Incluso en Estia, donde la esclavitud es
ilegal, son comerciados en secreto.
De hecho, la propia Princesa Leah había visto a varios Kurkan vendidos
como esclavos, pero esta fue la primera vez que vio a un Kurkan con un
aura imponente.
Su mente estaba nublada, pero estaba segura de una cosa. El hombre frente
a ella no era apto para la esclavitud sexual ni para el humor. Más bien, con
todas sus células exudando autoridad, podía imaginarlo mirando con desdén
desde lo alto.
"..."
Su cuerpo se movió por instinto. Leah dio un paso atrás, pero pronto sintió
que su espalda tocaba la pared. Una sensación dura y fría recorrió su
columna vertebral al verse repentinamente atrapada.
El hombre de la esquina la miraba con diversión en sus ojos. Lenta y
pausadamente, atravesó la distancia entre ellos. Se acercó mucho hasta que
sus cuerpos se tocaron. Al instante, Leah se sintió asfixiada, pero solo podía
permanecer rígida en su lugar. En este momento, encontró que respirar era
un trabajo bastante laborioso.
Con un dedo largo, el hombre le quitó la capucha a Leah. Era un ser con
sentidos supremos y no había nada extraño que no pudiera percibir. Frunció
el ceño ante la rígida y barata peluca marrón que llevaba Leah, y se la
arrancó de inmediato. Sin nada que lo restrinja ahora, el deslumbrante
cabello plateado de Leah se deslizó suavemente por su cintura con un leve
brillo.
La observó con sus ojos dorados entrecerrados. Su mirada aguda y ardiente
parecía estar picando su piel expuesta, haciendo agujeros en los lugares
donde la colocaba. Aunque llevaba ropa, se sentía desnuda.
La nuca delgada, la clavícula ligeramente expuesta a través de la ropa
alborotada, y el pequeño pecho que se expandía mientras respira
laboriosamente, el hombre estudió todo esto. No fue difícil darse cuenta de
que la dama a la que estaba acorralado no era una plebeya.
"No puedo creer que una dama de tu posición visite el barrio rojo.
¿Supongo que hay algo inestable con los aristócratas?"
<< Nota: Un 'Barrio Rojo' es un área de una ciudad donde se concentra la
prostitución y otros negocios relacionados con la industria del sexo. >>
Leah enderezó su hombro tenso. En lugar de refutar, abrió los labios con
calma y dijo lo que le daba vueltas en la mente, "Parece que no conoces mi
propósito al seguirte..."
Ella lo miró y sintió que moría por dentro. '¡Me equivoqué de hombre!
Pero, ¿cómo le explicaría mi error sin revelar quién soy?'
"¿Propósito?" Sus labios se torcieron en una sonrisa burlona, entendiendo
completamente sus motivos.
"¿Qué hay de malo en eso? Solo buscaba diversión mientras me aseguraba
de que mi identidad estuviera oculta."
"..."
Estaba sin palabras. No todos los días una aristócrata, visita este tipo de
lugares. 'Ella está escondiendo algo'.
Aunque tenía más preguntas que deseaba que le respondiera, no la presionó
más. Por otro lado, su silencio puso a Leah muy nerviosa, su corazón latía
alocadamente contra su pecho. Sabía que en este momento, su cara se
parecía a un tomate.
Avergonzada, se vio obligada a bajar su mirada. Tal vez, el hombre estaba
buscando algo de entretenimiento esta noche que, en las circunstancias
actuales, le fue concedido. Ella, quien asumió que él era un prostituto, debe
haber despertado su interés. Su lenguaje corporal le decía que no tenía la
intención de dejarla ir pronto.
En silencio, Leah finalmente decidió su próximo curso de acción. De todos
modos, nunca lo volvería a ver. Si este era uno de los precios que tenía que
pagar por arruinar la pureza de la familia real, entonces no importaba.
Con manos temblorosas, se agarró el borde de su falda. Desde el principio,
estaba decidida a hacerlo sabiendo incluso que podía morir. Por lo tanto, en
este punto, no había razón para que tuviera miedo.
Cuando levantó la vista lentamente, ella notó una mirada ardiente en sus
pupilas doradas que se adelgazaron ligeramente y su mandíbula cayó al
instante. Ser testigo de esta peculiaridad en esta proximidad fue asombroso.
Profundamente cautivada, perdió la noción de los segundos transcurridos,
pero una risa profunda y gutural la devolvió a sus sentidos.
Leah entonces empujó el pecho del hombre, tratando de hacer espacio entre
ellos. Sin embargo, no tenía mucha fuerza en sus frágiles brazos, el hombre
apenas se movió. En su lugar, su sonrisa creció mientras la veía luchar.
'Seguramente está disfrutando esto', ella lo fulminó con la mirada.
"No actúes presuntuosamente. Solo buscaba a quien pagarle para tener
sexo." Ella escupió con irritación evidente en su voz. A sus ojos, ella no era
una mujer modesta, entonces, ¿Por qué actuaría como tal?
El hombre solo se rió roncamente por su brusquedad. Preguntó de vuelta
con gran diversión. "Entonces, ¿Debería llamarte ama?"
'Este hombre es muy arrogante'. Ella apretó los dientes y desató el nudo de
su vestido con manos temblorosas. Solo quería que esto terminara. Mientras
trataba de quitarse la ropa, el hombre le susurró al oído, haciendo que sus
manos temblorosas se congelaran.
"Debería ser yo quien haga eso."
Antes de que ella pudiera protestar, grandes manos levantaron su cuerpo sin
esfuerzo. ¡El hombre la manejó como si fuera una simple niña!
Cargada en sus brazos, ella lo miró, rebosante de vergüenza.
"¿Tienes miedo?" Le preguntó.
Su respuesta no fue escuchada porque tan pronto como lo dijo, la arrojó a la
cama y se subió elegantemente encima de ella. La cama crujió bajo su peso.
Sus delgados dedos agarraron la barbilla de Leah y el pulgar le frotó su
regordete labio inferior.
"¿Por qué te atreviste a venir a este lugar?"
La voz que resonó en sus oídos causó pequeños estremecimientos a su
cuerpo. Sin embargo, su intimidación no pudo hacer añicos su resolución de
mantener el motivo de su visita y, por lo tanto, su identidad para sí misma.
"Solo haz lo que te dije que hicieras." Ella levantó una ceja y fingió coraje.
"No te preocupes. Prometo pagarte."
Al escuchar esto, el hombre susurró con voz suave; sus ojos brillaban con
picardía. "Abre tus piernas."
Matrimonio Depredador - Capítulo
5

Capítulo 5. Por favor, Perdóneme, Ama


La mayor parte de su tiempo en el palacio, Leah escuchó todo tipo de
palabras vulgares de su hermanastro, Blair. Sin embargo, nada la hizo
estremecerse como lo hizo cuando el hombre encima de ella habló tan
groseramente.
'¿Fue por su voz grave?' Ella sintió que sus palabras eran más vulgares y
ofensivas. Ante su mirada, trató de ocultar su incomodidad mientras su
rostro ardía de vergüenza.
El hombre que miraba el rostro sonrojado de Leah sonrió y pronto retrajo
sus grandes manos de su rostro. Las usó para arrancarle la ropa, haciendo
que los sonidos rápidos y desgarradores resonaran por la habitación.
Teniendo una fuerza inmensa, sus manos ásperas no eran lo suficientemente
delicadas como para desabrochar su ropa sin causar daño, así que
simplemente la tiró y se la arrancó, sucumbiendo a sus instintos primitivos.
Leah tembló débilmente, como una oveja a merced de una bestia. Hace un
rato, habló sin miedo, pero ya no podía seguir ocultándolo. El miedo de
hacerlo por primera vez, ¡Y nada menos que con un extraño!
Sus ojos se abrieron de golpe cuando un escalofrío recorrió su cuerpo. Se
encontraba vistiendo nada más que su ropa interior. El hombre miró a Leah
con orgullo, sorprendido por su figura.
En la habitación oscura, solo había una tenue luz emitida por la vela de la
mesa y por la luz de la luna que se asomaba por las grietas de las cortinas.
Sin embargo, era suficiente para iluminar su cuerpo, y sus ojos dorados lo
recorrieron por completo. Su mirada la hizo temblar.
Siendo una princesa, su cuerpo había sido mimado, sin rastros de la más
mínima cicatriz. Su piel era blanca como la nieve, tan impecable como su
cabello plateado claro.
Leah pensó que el hombre balbucearía inmediatamente palabras de elogio.
Pero su rostro se endureció inesperadamente cuando pronunció las palabras
que menos esperaba.
"Estás demasiado delgada." Con cuidado agarró la muñeca de Leah y la
sostuvo suavemente, como un higo que fácilmente se rompería por un
fuerte golpe de viento. Murmuró, "¿Comes adecuadamente?"
'Cómo se atreve...' Su honestidad, que era casi cómica, calmó los nervios
frenéticos de Leah.
Ella respiró hondo sigilosamente y luego, sin pensarlo, tiró del borde del
cinturón del hombre. ¡Sus manos, como si tuvieran vida propia, se
movieron impetuosamente!
Al instante, la mirada del hombre se movió de la muñeca a la mano audaz
que tiraba de sus pantalones. Estaba sorprendido por sus acciones. Luego,
sus ojos volvieron a su delicado rostro.
"Deja de parlotear y quítatelo," fue la orden de una Leah roja como una
remolacha.
A diferencia de ella, el hombre solo se quitó la capa y todavía estaba
vestido. Sonrió cuando ella le ordenó que se quitara la ropa y se rió cuando
ella tiró de sus pantalones nuevamente, porque falló lamentablemente.
Leah no sabía qué le parecía gracioso, pero el hombre se reía cada vez que
hablaba. Por lo tanto, finalmente ella se quebró y abrió la boca,
encontrándolo agravante. "No me hables así."
"¿Cómo?"
"Cómo... 'Abre las piernas'." Dijo con una mueca.
Sus vívidos ojos dorados atravesaron los de ella. Sin embargo, Leah lo miró
fijamente, sin miedo a su mirada.
Él lentamente estiró el cuello hacia un lado, con los ojos parcialmente
caídos. "Soy un hombre humilde sin educación. Por favor, perdóneme,
ama". Pidió perdón, notablemente mezclado con burlas.
Agarró los muslos de Leah y los separó. Colocando su cuerpo entre ellos,
pudo mantenerlos separados, incluso si ella se retorcía y enrollaba las
piernas, ya era demasiado tarde. Su cintura ya se había alojado entre las
piernas de ella. Sin saber qué hacer, lo agarró por el dobladillo de su
camisa.
Tomó esto como una invitación para desnudarse. "¿Debería quitarme todo
esto uno por uno, ama?"
Cuando el hombre se quitó las capas de ropa, revelando así su torso
desnudo, la mandíbula de Leah cayó. Con la ropa puesta, parecía perfecto;
apuesto y fuerte. Pero estando casi desnudo, la verdad era completamente
diferente...
Sus músculos fuertemente apretados se ondulaban con cada movimiento.
Eran tan delicados y hermosos como una estatua griega cuidadosamente
esculpida. Pero su piel... era horrible.
Cicatrices de diferentes tamaños estaban marcadas en todo su torso.
Además, la de su pecho parecía gruesa y dolorosa. Sin embargo, estas
cicatrices lo hacían parecer más feroz.
El miedo se apoderó de su corazón mientras sus ojos recorrían las cicatrices
por todo su cuerpo. El hombre sonrió a Leah, que no se había dado cuenta
que se quedó mirando demasiado tiempo e inconscientemente estaba
abrazando su cuerpo. Luego sintió que unas manos fuertes levantaban sus
nalgas y la parte superior de su cuerpo de la cama mientras sus piernas se
aferraban alrededor de su delgada cintura.
Asombrada por el repentino cambio de posición, tocó el muslo del hombre
para apoyarse. Mientras lo hacía, sintió algo caliente bajo la palma de su
mano.
¡Ahh! Inmediatamente retiró su mano como si hubiera sido quemada.
Tembló cuando el hombre chasqueó la lengua y tiró de su muñeca,
colocándola sobre su hombro.
Leah cerró los ojos y gritó en silencio. Aunque no tenía conocimiento del
cuerpo de un hombre, sabía que él estaba lejos de ser ordinario. No podía
creer lo caliente que estaba la piel que había sentido en la palma de su
mano.
Sintió las manos apoyadas en la parte posterior de su cabeza.
Debido a su gran físico, sus miradas estaban niveladas a pesar de que las
piernas de Leah estaban envueltas a su alrededor, tan apretadas como un
koala colgado de un árbol. El hombre la miró en silencio por un momento,
luego lentamente endureció las manos. Mientras presionaba, sus rostros se
acercaron y se detuvo cuando sus narices casi se tocaron.
Sus ojos dorados brillaron y la respiración de Leah se aceleró. Su frente
chocó con la de ella mientras susurraba, "Hagámoslo en orden."
Antes de que ella pudiera decir algo, él estrelló sus labios contra los de ella.
El beso fue ligero y gentil. Sin embargo, no duró mucho— el beso que
siguió fue voraz. Su lengua caliente sondeó sus labios abiertos y se metió en
su boca.
Fue caliente y salvaje. Su lengua aterciopelada vagaba toscamente por su
interior. Cuando la sacó, encontró su camino hacia dentro, una y otra vez,
sin dejarle espacio para respirar. Le chupó los labios e hizo cosas que ella
no sabía que eran posibles.
Pero mientras lo hacía, ella no podía ignorar la extraña sensación que
lentamente surgía en su interior, especialmente cuando sentía los
inconfundibles dientes caninos rozando su carne.
Matrimonio Depredador - Capítulo
6

Capítulo 6. Una Noche Larga Y Agitada (1)


Mientras sus lenguas se entrelazaban, sus manos se deslizaron por su
cuerpo y deambularon. A diferencia del beso brusco, sus caricias eran
sorprendentemente suaves, casi relajantes. Tal vez porque sabía que la
mujer que tenía en sus brazos, por muy afilada que fuera su lengua, seguía
siendo indiscutiblemente inocente.
Después de besarla, pasó su lengua por el lóbulo de su oreja mientras una
de sus manos comenzaba a descender con picardía. Desde el hueco de su
cuello hasta los costados de su torso y finalmente llegando a sus
montículos. Instintivamente, Leah se puso rígida ante el toque extraño y
preparó su cuerpo para lo que vendría. El hombre agarró con fuerza la tela
que separaba su palma de la desnudez de ella y sin dudarlo la arrancó.
En una fracción de segundo, los picos de Leah quedaron expuestos. Al
encontrarse con la brisa fría, los capullos rosados y fríos se erguían sobre
sus alegres montículos. Los ojos del hombre bailaron sobre ellos y pronto,
para su desconcierto, él emitió una suave risa antes de murmurar, "Lindos."
Sus pequeños montículos ni siquiera llegaban a la mitad de sus manos, sin
embargo, jugó con ellos entusiasmado como si fuera recompensado con un
juguete divertido. Su piel se tensó bajo su perverso toque; los capullos
rosados estaban atrapados entre sus dedos, los frotó en círculos e incluso los
pellizcó a su antojo.
De repente, su boca se movió hacia el lado de su cuello, el pulso de ella se
aceleró. Él saboreó y mordisqueó hambriento. Jadeó, sus labios se
separaron mientras luchaba por recuperar su respiración normal. Sin
embargo, su corazón que latía rápidamente contra su pecho parecía haber
intensificado su idea. No pudo evitar agarrar los hombros gruesos y anchos
del hombre mientras la tocaba a su gusto.
No pasó mucho tiempo hasta que su cuerpo sensible comenzó a reaccionar
a los distintos estímulos que le brindaba a la vez. Sus hombros temblaron
cuando extraños sentimientos surgieron de sus generosas caricias. Era de
alguna manera similar, aunque diferente, a la sensación de ser cosquilleada.
Sin embargo, le molestaba la sensación de hormigueo que provenía solo de
uno de sus montículos. El hombre había tocado persistentemente su seno
izquierdo y había dejado el otro desatendido. Un sonido indistinto escapó
de las profundidades de su garganta mientras murmuraba, "Uh... ¿Por qué...
Solo ese lado...?"
"No te quejes. Llegaré a ese lado en un momento." Murmuró en un ligero
ronroneo. Incluso en este momento acalorado, el hombre nunca dejó de
burlarse de ella— ¡con toda seguridad, ella no se quejó!
Pero la respuesta inteligente que estaba a punto de lanzar murió en su
garganta porque pronto comenzó a chupar su carne con fuerza y solo se
detuvo hasta que se puso roja. Le dejó su marca; reclamándola. Esta noche,
no sería de nadie más que de él...
El último lugar al que llegaron sus labios fue su seno derecho. Su cuerpo se
inclinó hacia atrás cuando su cálida boca succionó su montículo con fuerza.
Él sostuvo su mano firmemente en la parte baja de su espalda para que no
pudiera escapar.
Le rozó los pezones con su suave lengua y los mordisqueó con sus caninos,
causándole un ligero dolor. Los escandalosos sonidos de lamer y chupar
llenaron la una vez tranquila habitación.
La parte inferior de su cuerpo comenzó a palpitar. Para ocultarlo, Leah
había juntado las piernas, o al menos lo había intentado. Antes de que
pudiera cerrar sus extremidades separadas, la mano del hombre cavó entre
sus muslos y le dijo severamente, "Esto debe estar bien abierto."
Un breve gemido escapó de sus labios y Leah rápidamente contuvo su
lengua. No podía creer el sonido que acababa de salir de ella. Sus brillantes
ojos dorados la miraron detenidamente, observando cómo ella se excitaba
lentamente. Abrumada por sus sentidos intensificados, levantó las uñas
sobre sus hombros y mantuvo los ojos cerrados.
Sin embargo, al momento siguiente, los ojos de Leah se abrieron de par en
par. Sintió que su mano agarraba su parte inferior que todavía estaba
cubierta por una tela delgada. Su cuerpo se resistió, pero el hombre no tenía
la menor intención de dejarla ir. En cambio, unos dedos gruesos la
acariciaron desde el exterior, causando una ráfaga de placer en su interior.
El mundo se ralentizó cuando se encontró experimentando un deseo extraño
y tentador.
"Comencemos con suavidad por ahora." Leah lo miró con curiosidad, y él le
respondió con algo que la dejó sin aliento."¿Has probado la masturbación?"
Ante la pregunta, se sintió mareada por un momento. '¡Es realmente un
bárbaro que no se adhiere a ninguna cultura...!'
Se las arregló para tragarse las amargas palabras. Incapaz de encontrar algo
que decir, solo pudo sacudir la cabeza.
"Es una lástima. Estaría bien que lo hicieras con tus pequeños dedos..."
"..." '¡Qué sinvergüenza!' Leah quería cerrarle la boca para que dejara de
escupir obscenidades. Sin embargo, era incapaz de hacerlo, ya que sus
pensamientos se desviaban hacia los dedos que acariciaban
implacablemente la parte superior de su delgada ropa interior. "Podemos
hacerlo la próxima vez... pero por ahora," sonrió y le dijo acercando sus
labios a sus oídos. "Te haré sentir bien."
La voz del hombre se hundió más de lo que ella podría haber imaginado
que era posible. Él apretó sus brazos alrededor de ella. Al contacto, su piel
se sintió firme y caliente. Los dedos que jugueteaban con su carne cubierta
comenzaron gradualmente a frotarla con fuerza haciendo que la deliciosa
fricción cobrara vida.
Bajando su cabeza hasta la de ella, sus labios capturaron los suyos y la
lengua entró con confianza repetidamente, bailando a un ritmo sensual.
Desde el momento en que comenzaron, no apartó los ojos de Leah. La
observó someterse a su toque, y con sus sentidos ahogados por el placer, su
ropa interior había comenzado a mojarse. La tela húmeda se aferró a sus
pliegues húmedos, marcando su hendidura.
Sus muslos tensos temblaban. El calor firme en su región inferior seguía
revoloteando y hormigueando. Teniendo suficiente, apartó su prenda
interior, revelándose los labios gruesos de la parte inferior. Entonces, un
objeto duro y extraño tocó su entrada y la penetró...
Su dedo medio penetró más profundamente en su cavidad húmeda; hasta el
punto de que su palma estaba casi plana contra su calor. Ella lo sintió todo,
su dedo lentamente entrando en sus paredes y estirándola formidablemente.
"¡Ah...!" Leah se sobresaltó y tiró de sus caderas hacia atrás, un movimiento
equivocado cuando el hombre, disgustando su resistencia, capturó sus
caderas nuevamente y en su lugar clavó más profundo su dedo grueso.
"Es—Espera..." Su discurso se convirtió en un tartamudeo, mientras él se
tambaleaba por el estrecho interior. Se escucharon sonidos húmedos de sus
dedos deslizándose contra su vagin#, haciendo que sus mejillas ardieran.
Pronto, sus dedos, que se habían deslizado en y alrededor de sus labios
rojos, comenzaron a enroscarse, provocando un grito ahogado de Leah. Ella
soltó un gemido. "Ah, ah, ah, espera, para, ah..."
Pero al igual que desde el principio, no le hizo caso en absoluto.
Obstinadamente, empujó hacia su interior más rápido y más bruscamente.
Leah, retorciéndose, miró al hombre y se encontró con sus orbes dorados.
Un profundo pliegue se formó entre sus cejas rectas y gruesas, cuando notó
una lágrima gruesa deslizándose por su mejilla. Susurró, limpiando las
esquinas de sus ojos con su mano libre.
"¿Por qué ya estás llorando? Aún no hemos comenzado." Una ola de pasión
se apoderó de sus hundidos ojos dorados que prometían una cosa; una
noche larga y agitada.
Matrimonio Depredador - Capítulo
7

Capítulo 7. Una Noche Larga y Agitada (2)


Los dedos gruesos entraron, haciendo un atroz viaje de ida y vuelta dentro
de sus paredes.
Su calor, estremeciéndose, se tragó los dedos del hombre en respuesta. A
medida que llegaba a los lugares, más húmeda se volvía.
La sensación que surgió de su interior comenzó a llenarla como un incendio
forestal. Aturdida por el creciente placer, ella lo empujó apresuradamente.
Desafortunadamente, el hombre era tan duro como una roca y no se movió,
ni siquiera una pulgada. A horcajadas sobre él, Leah se retorció y sacudió la
cabeza. Lo abrazó y lo rasguñó en la espalda con sus uñas. Pero la oleada de
sensaciones no disminuyó, y el hombre no vaciló en su búsqueda.
Parecía ser llevada al borde del acantilado. Cuando sus dedos comenzaron a
frotarla sincronizadamente, entrando y saliendo de su región palpitante, los
fuegos artificiales salieron disparados ante sus propios ojos.
"¡...!"
Leah abrió sus ojos de par en par, boquiabierta. Se arqueó, doblando su
espalda.
Sus pliegues se empaparon más allá de lo posible. Sus jadeos de placer
resonaron, seguidos de una sensación casi insoportable que sacudió su
cuerpo.
"¡Oh, eh, ah...!" Ella gimió fuerte. Cuando volvió en sí, Leah se dio cuenta
que se estaba aferrando al hombre y temblando. Sus rodillas que apenas
podía sentir, perdieron su fuerza. Ella se desplomó sobre él, un desastre
total mientras su cuerpo se estremecía.
"¡Ahhh!"
Fue el apogeo de su primera experiencia en toda su vida. La nueva
sensación de perder el control de su cuerpo por un momento la hizo sentir
entumecida.
Viendo a Leah sollozar, abrumada por la mezcla persistente de vergüenza y
placer, las comisuras de los finos labios del hombre se levantaron
ligeramente.
"¿No se sintió bien?" Dijo esto, mientras sus dedos traviesos se arrastraban
para juguetear con su clítor#s, endureciéndose ante su toque.
Mientras lo hacía, su parte sensible se elevó hasta llamar la atención. Ella se
dio cuenta de que era la fuente de todas las palpitaciones.
"Detente, detente..." suplicó, pero el hombre hizo lo contrario. Puso a Leah
en la cama y la hizo alcanzar el clím#x una vez más. Ella agarró las sábanas
con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.
Cuando una pequeña lengua se reveló a través de sus labios abiertos, el
hombre capturó su boca y la chupó hasta la sumisión.
Entre su clím#x y los besos bruscos, no se dio cuenta de que su delgada
ropa interior se desprendió totalmente. En cuanto Leah se percató de que se
había desprendido, dejándola abierta y vulnerable al hombre, recogió sus
piernas por reflejo, pero una vez más, fueron separadas ampliamente por las
manos insensibles del hombre.
Fue una actitud poco sofisticada. Nunca había estado tan abierta ante nadie.
Y para añadir a su vergüenza, el hombre miró descaradamente su vagin#.
"¿Qué está pasando aquí?" Su voz burlona la puso roja de nuevo. A
diferencia de otras, ella no tenía casi pelo abajo. Sus largos dedos
masajeaban los pétalos rosados. Leah apenas respondió con un gemido.
"Así es como es..."
"¿Desde el nacimiento?"
Al asentir, el hombre la agarró de la muñeca y le levantó el brazo
bruscamente. Cuando revisó su suave axila, gimió brevemente y murmuró
en un tono muy agitado.
"Nunca pensé que me gustaría hasta ahora."
"..."
'¿Por qué es así? ¡Parece querer lamerme todo el cuerpo!' La subida y
bajada de su pecho se volvió turbulenta.
Él comenzó a quitarse los pantalones.
'Oh, Dios mío...' La mandíbula de Leah cayó mientras miraba entre las
piernas del hombre. Ella ya había adivinado que sería grande porque el
físico del hombre era significativo. Pero eso no era normal. Sin exagerar,
era más grueso que el antebrazo de Leah. Su pen#, que se había levantado
tan rígido como para tocar su ombligo, tenía un extremo húmedo y los
tendones protuberantes sobresalían.
Los Kurkan heredaron la sangre de las bestias, y su miembro era nada
menos que el de una bestia.
El hombre se rió como si supiera lo que Leah estaba pensando. Suspiró
lánguidamente y frotó su extremidad sobre el muslo de Leah.
"¿Estás sorprendida?" El área frotada se sentía caliente como si hubiera sido
quemada.
"Pero es por ti. Tienes que asumir la responsabilidad y apaciguarlo."
Leah se agarró a la manta, palabras de miedo salieron de su boca. "No.
¡¿Cómo podré tener eso dentro de mí?!"
"Deberías intentarlo."
Una cabeza redonda se metió a través de su estrecho hueco. La presión fue
considerable, aunque solo era la punta.
Su interior estaba lo suficientemente húmedo, pero aún así estaba estrecho y
acalambrado. El hombre respiró dolorosamente, sus labios en una línea
apretada.
"Estás tan apretada..."
Pero a diferencia de su voz áspera, los ojos del hombre eran serenos como
el mar en calma. Sin que Leah lo supiera, su gruesa membrana se rompió y
algo entró lentamente.
Él solo se detuvo cuando vio la cara llena de lágrimas de Leah. Ella apenas
respiraba, pero al sentir que algo había entrado en ella, le preguntó
ansiosamente.
"¿Lo pusiste todo en...?"
"Me estás subestimando, ¿Verdad?"
El hombre respondió con una sonrisa traviesa. "Todavía queda un largo
camino por recorrer."
Y luego de eso, empujó su longitud hasta la raíz.
Matrimonio Depredador - Capítulo
8

Capítulo 8. Briznas De Placer


Leah se encontró en una posición complicada. Estaba molesta... '¿Qué
acaba de suceder?'
Sin mostrar ningún remordimiento, incluso divirtiéndose por su rostro
estupefacto y confuso, el hombre elogió a Leah y le lamió la mejilla. "Te lo
tragaste todo."
Por fin, su carne había entrado completamente en su interior. Ella no podía
creerlo. Sentía que su estómago estaba a punto de explotar. A simple vista,
una parte de su vientre parecía estar abultada. Ella respiró rápidamente,
aferrándose a las sábanas por su vida.
Como para calmarla, el hombre prestó atención a sus montículos expuestos.
Le tocó suavemente su senos; pellizcando, presionando y enrollando sus
puntas endurecidas.
Luego sacó lentamente su miembro y se puso rígido por un momento.
"..."
Él entrecerró los ojos y miró el lugar manchado de sangre donde sus
cuerpos se unieron. Frunció ligeramente el ceño cuando vio manchas de
sangre en la tela blanca, y pronto comenzó a mover su cuerpo nuevamente
al ritmo habitual.
Empezó a sentirse más suave. Su carne caliente se frotaba suavemente
contra sus húmedas paredes internas de un lado a otro. El movimiento se
repitió lentamente hasta que Leah se adaptó por completo.
Ella pensó que podría soportarlo si el ritmo lento continuaba, pero sus
empujes habían comenzado a ser exigentes. Su ritmo se aceleró, mientras
controlaba su fuerza y su deseo de devastarla como un loco. Sin embargo,
era consciente de lo delicado que era la persona entre sus brazos.
"¿Duele?" le preguntó con los dientes apretados.
Incluso con el ligero malestar, Leah sacudió la cabeza ante la pregunta del
hombre. Su enorme cosa en su estómago era abrumador, se sentía estirada
mucho más de lo que creía posible.
Afortunadamente, el dolor disminuyó gradualmente. Lentamente ella soltó
las sábanas que estaba agarrando y valientemente se tocó la parte baja de su
vientre.
¡Su estómago estaba realmente hinchado! Ella todavía no podía creer que él
pudiera poner su enorme cosa dentro de ella. Aplicando una ligera presión
con la punta de los dedos, sintió el contorno de su palo
empujándola rigurosamente.
Ella jadeó, su rostro se puso blanco y sus ojos se abrieron de par en par.
Observando en silencio lo que estaba haciendo, el hombre soltó una breve
carcajada.
Retrajo su cosa, que estaba hundida profundamente, pero dejó su cabeza
besando su entrada. Fue entonces cuando el rostro congelado de Leah se
iluminó. Reunió su coraje y preguntó.
"...¿Ya terminaste?"
"De ninguna manera." Y, el bruto la empaló una vez más, "Solo estábamos
empezando."
Fue entonces cuando Leah vio su verdadera naturaleza. Comenzó a penetrar
rápidamente su interior, haciendo parecer que el ritmo rápido que mostró
hace unos segundos era solo una broma.
Sonidos de bofetadas de carne chocando resonaron. Leah, que estaba al
borde de la locura, luchó lamentablemente.
"¡Ah, ugh...!"
Sus ojos brillaban de blanco. Cada vez que él golpeaba, su cuerpo rebotaba,
y sus ojos se llenaban de lágrimas. Era doloroso. Pero, al mismo tiempo, no
podía negar las briznas de placer que evocaban en su interior.
Era un sentimiento inexplicable. Leah, que se tambaleaba ante la sensación
de ardor, envolvió sus piernas alrededor de la cintura del hombre.
Golpeando la parte posterior de sus muslos y rodillas con los talones, ella
rogó.
"¡Uf, despacio, un poco más despacio!"
Pero de alguna manera, la súplica de Leah pareció haber estimulado aún
más al hombre. Cuando dejó escapar un profundo gemido, su excitación se
agitó levemente. Dentro de ella, sintió que el arma mortal se hinchaba.
No podía creer que se hubiera vuelto aún más grande que antes. Las
lágrimas que se habían acumulado en las comisuras de sus ojos rodaron por
sus mejillas rojas. En su impotencia, ella lo empujó. El hombre no se
movió. En cambio, comenzó a mordisquear y lamer sus dedos.
"Estoy tratando de ir más lento, así que..."
'Este hombre es un mentiroso'. Leah lloró mientras él la violab#. Cada vez
que la golpeaba, la penetraba profundamente de forma antinatural. No solo
eso, sino que también chupaba con sus gruesos labios los tensos capullos
rosados. Ni siquiera podía gemir correctamente, la intensidad del placer la
abrumaba.
'¿Es esto una relación sexual?' Leah se imaginaba solo besos dulces,
caricias suaves y una moderada sensación agradable de satisfacción. Pero
hacerlo con este hombre no era nada moderado. Sentía como si estuviera
siendo devorada viva por una bestia.
Sus pies rígidos se tambaleaban impotentes en el aire. En un final
inevitable, una sensación extraña comenzó a surgir. Parecía que su cuerpo
se iba a desmoronar, por lo que intentó controlarse, pero no lo logró.
"¡Hmm... Ugh, no así, por favor, despacio...!"
"¿No te gusta?"
El hombre abruptamente sacó su miembro. De repente sintiéndose vacía,
Leah juntó sus piernas fuertemente. Con su cosa ahora en plena exhibición,
ella podía ver su punta brillante; empapada con sus fluidos mezclados.
Emitía un olor erótico, que era tan fuerte que casi le daba dolor de cabeza.
El hombre sonrió y dijo, "Entonces, ¿Por qué está inundada aquí?"
Ella humedeció sus labios y apartó la cabeza. Esto fue porque ya no podía
mirar a su furiosa mascota.
Con los ojos llorosos, Leah lo insultó, "Bárbaro... animal..."
Él se rió en voz baja por sus murmullos entre lágrimas, "Ya veo que lo
entiendes."
Y luego de eso, agarró el tobillo de Leah con ambas manos. Después de
lamer la planta de su pie y su tobillo, empujó su espada furiosa nuevamente.
Matrimonio Depredador - Capítulo
9

Capítulo 9. Ojos De Una Bestia


La parte de la dama ya empapada tomó su cosa, esta vez, sin ninguna lucha.
No fue solo eso. Incluso lo absorbió con hambre, su carne palpitaba sin
cesar, siendo estimulada de antemano. Se sintió avergonzada y ajena a su
propio cuerpo, actuando fuera de control.
Como si aún no fuera suficiente, le pasó las manos desde la pantorrilla hasta
los muslos y luego le apretó las n@lgas.
Empujó tan profundo como pudo, sabiendo muy bien que las mujeres
encontraban el máximo pl@cer en un lugar particularmente profundo.
"¡Ahhh...!" Su cuerpo tembló de asombro.
El hombre golpeó ligeramente su tr@sero, dejando la marca de su mano
como para regañarla.
"Quédate quieta," la trató como a una niña. Entrecerró los ojos mientras ella
lo miraba con sus ojos llenos de lágrimas. Murmuró algo en un idioma que
no entendió. Era la lengua de los Kurkan.
Luego, se llevó su cabello sudoroso hacia atrás. Le dio una breve
advertencia— agarrando sus caderas blancas y enrojecidas— una señal
segura de un comienzo.
"Deja de mirarme de esa forma."
Ella no entendía de qué estaba hablando. Sin embargo, tampoco le dio la
oportunidad de preguntarle cuando la agarró por las caderas, apretando su
cintura delgada mientras la p3netraba salvajemente.
Con su manejo rudo, Leah sintió que su pequeño cuerpo sería destrozado en
cualquier momento.
Se puso roja de vergüenza, principalmente debido a su posición. Su parte
inferior del cuerpo estaba en el aire; una posición incómoda donde su
cintura estaba casi doblada con sus muslos enrojecidos contra su torso
musculoso. Todo el tiempo, su gruesa y larga cosa se frotaba contra su
tierna piel interior.
"¡Ah! Uhmm... ¡Ahh!"
De repente, un sonido gutural llegó a sus oídos. El hombre bestial gimió de
puro pl@cer cuando su interior tembló y se tensó. Venas azules aparecieron
en su cuello cuando su mandíbula se endureció.
Con su fuerza inconmensurable, le había resultado fácil agarrarle las piernas
y abrirla más para tener más acceso. Leah gritó frenéticamente.
"¡Oh! ¡Ahhh! ¡Lo—Lo estás haciendo demasiado rápido!"
Contrariamente a las súplicas de ella, el hombre no pareció ir más despacio.
Durante los segundos que siguieron, ninguno de los dos dijo una palabra,
solo los chillidos, los jadeos, el llanto y los gemidos llenaron la habitación.
Acurrucando su cabeza en el hueco de su cuello, Leah le mordió el hombro
con fuerza y le rasguñó la espalda con las uñas. Cuando se volvió
insoportable, sus dientes se hundieron en el cuello del hombre. Pronto, sus
ojos se encontraron.
"..."
Leah hizo una pausa. Sintió que se ahogaba en su mirada acalorada. Esos
ojos dorados brillantes eran, en efecto, los ojos de una bestia.
Pero no pudo mirar por mucho tiempo. Porque en el momento siguiente, la
besó, y esta vez Leah abrió sus labios sin dudarlo.
La cama crujió y Leah pensó que colapsaría. Pero incluso con la cama
protestando bajo sus empujes salvajes, el hombre golpeó descuidadamente.
Su pecho duro como una roca presionó el cuerpo de Leah.
"Ugh..."
El hombre soltó un g3mido ardiente. Su cosa se hinchó, y un líquido salió a
chorros. Se disparó por toda su parte inferior. Cantidades anormales de ello
la llenaron, por lo que se podía ver goteando.
Con el alivio de que finalmente había terminado, dejo caer su cuerpo
exhausto sobre la cama. Con los ojos fuertemente cerrados, se tomó un
momento para apaciguar su aliento caótico.
No podía creer que él hubiera entrado en su interior.
Se le dijo que si no se cumplían ciertas condiciones especiales, los Kurkan
no podían quedar embarazados o embarazar. Sin embargo, el hombre que se
vino dentro de ella sin avisar parecía grosero.
Sin embargo, no tendría sentido abordar su rudeza. Leah se sonrojó y
respiró hondo sin decir nada.
Se sintió un poco mejor, así que levantó su cuerpo con cuidado. El hombre
todavía tenía sus genit@les alojados entre sus piernas. Cuando él retrocedió
suavemente, su carne se deslizó hacia afuera, creando sonidos pegajosos.
El cuerpo de ella tembló por la sensación de su líquido fluyendo. Leah, que
se cubría el estómago con las manos, parecía muy nerviosa.
"¿...?"
Justo cuando se regocijaba por el hecho de que había llegado a su fin, su
carne volvió a llamar la atención. Cuando sus ojos la recorrieron por todas
partes, se hinchó ferozmente, ajustándose a su tamaño cuando se despertó.
El hombre sonrió.
Al ver esto, Leah huyó rápidamente. Pero en realidad, fue solo su corazón
que latía frenéticamente lo que había corrido a millas de distancia. Resulta
que solo fue capaz de arrastrarse a un mísero pie de distancia lejos de él. Su
mano apenas tocó el final de la cama cuando se sintió arrastrada de vuelta.
"Nunca podrás escapar de mí," la sujetó fácilmente por la cintura. Con Leah
arrastrándose a cuatro patas, él sonrió y dijo, "Buena idea, ¿Deberíamos
intentarlo de espalda?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
10

Capítulo 10. Quiero Morir (1)


Sin pensarlo dos veces, lo insertó directamente desde su espalda. La penetró
tan profundamente que ella sintió una increíble cantidad de vergüenza y, al
mismo tiempo, de placer.
"¡Ah...!"
Sus manos temblorosas pronto agarraron una almohada. Y cuando su cuello
se arqueó hacia atrás, su boca se contrajo, sus capullos rosados se tensaron,
y su interior se estremeció. Estalló en lágrimas, acababa de llegar a su
apogeo con una sola penetración.
Ella no conocía una manera tan atroz. Al ser tratada así, pero aún
disfrutándolo, se sintió como una mujer cualquiera; avergonzada por el
hecho de que una posición salaz fuera responsable de su liberación.
A pesar de sus gritos de protesta, no pudo detener los sonidos que salieron
de sus labios en sucesión.
"Suficiente de esto... ug-ugh, ughh!" Le suplicó que continuara en la
posición normal y aceptable. Pero el líquido; una mezcla de ambos, goteaba
continuamente por sus muslos. Sonidos húmedos llenaron la gran
habitación.
"A-Agh, no..."
"Creo que te gusta más esta posición. ¿Eh?"
"¡Ahh! Eres un bárba—... ¡Ahh...!"
Metió sus dedos en su boca abierta para empaparlos, antes de usarlos para
apretar sus picos gemelos. Leah sintió los dedos húmedos y gruesos frotar
sus capullos rosados.
Avergonzadamente, encontró tal acción vulgar, muy excitante, cada vez que
el hombre pellizcaba sus picos, algo salpicaba desde abajo y manchaba las
sábanas.
El inconfundible calor en la parte baja de su vientre se había disparado,
consumiendo su voluntad de resistir.
Sin darse cuenta, levantó las caderas hacia él, dejando que la parte superior
de su cuerpo se derrumbara sobre la cama con la espalda curvada más allá
de la comodidad. Mientras se reclinaba de esa manera, sus globos estaban
en el aire, una posición muy conveniente para el hombre detrás.
Ella no podía soportarlo más. Su última pizca razonamiento se había ido
volando.
Él rugió como una bestia y cayó sobre su espalda, mordiendo la suave piel
de su nuca.
Aliento y besos calientes llovieron sobre su delgado cuello y hombros. Sus
cuerpos cubiertos de sudor se unieron. Los miembros desnudos
entrelazándose fuertemente en la oscuridad...
Grandes manos agarraron la cara de Leah hacia un lado, y una gruesa
lengua se introdujo en su boca.
Él embistió más profundo y más rápido. Sus manos estaban atrapadas en su
cintura mientras sus empujes se volvían más violentos, más poderosos.
Leah pronto alcanzó otra liberación; todo su cuerpo se puso rígido ante la
sensación que la dejó débil.
Después de varios empujes, el hombre finalmente dejó escapar un gemido
cuando él también terminó.
El fluido caliente se disparó en su interior, y Leah tembló sin hacer ruido.
Sus lágrimas nublaron su visión. Los párpados cansados pronto se cerraron,
y antes de que se diera cuenta, se desmayó.
***
"..."
'Dolor... Todo se siente doloroso'.
Los ojos de Leah se abrieron de golpe. Tan pronto como vio el extraño
techo de madera que se cernía sobre ella, su corazón se desplomó.
Su aliento vacilante llegó a sus oídos; se sintió sofocada. Lentamente, se
giró hacia su lado y su respiración se aceleró inmediatamente ante la vista
que la recibió. Un hombre estaba durmiendo con sus largos brazos y piernas
enrollados alrededor de su cuerpo.
Los dos estaban desnudos como el día en que nacieron, pero Leah no sentía
frío. A pesar del aire helado del amanecer, el calor que desprendía el
hombre la mantenía caliente.
Leah echó un vistazo a su propio cuerpo. Parecía que la había lavado
mientras estaba inconsciente. Por un segundo, se sintió agradecida. Pero tan
pronto como los recuerdos de anoche inundaron su mente, apenas se tragó
las palabras vulgares que subieron por su garganta.
Fue una experiencia increíble. La sensación completamente nueva la había
abierto y atravesado repetidamente. Durante la noche calurosa, no había
sido más que rudo e implacable con ella.
Sus mejillas se tiñeron de rojo. A pesar de su insensibilidad, tuvo que
admitir que fue realmente placentero... La noche aún estaba viva en su
mente. Sería un recuerdo que no olvidaría hasta que respirara por última
vez.
Ella dejó escapar un pequeño suspiro. Aunque cometió el estúpido error de
acercarse al hombre, aún así había logrado su objetivo— había sido
desflorada— dañar un bien de la familia real.
Pronto el sol brillaría intensamente. Ahora tenía que regresar al palacio de
inmediato. Con cuidado, movió los pesados y gruesos brazos que tenía
encima. Al hacer esta tarea, contuvo la respiración... temerosa de que el
hombre se despertara de su profundo sueño.
"¡¡....!!"
"¡¡...!!"
Los robustos brazos se envolvieron rápidamente alrededor de su cintura, los
labios se aferraron a su oído, cuando una voz baja y ronca le susurró.
"... ¿A dónde vas?"
Bajo los pesados párpados, agudos ojos dorados fulminaron a Leah. Ella
apartó sus brazos y dijo, "Anoche..."
Su voz salió con dificultad. Fue por los gritos obscenos de anoche.
Sonrojándose, tardó en aclarar su voz y habló de nuevo con mucho fervor,
"La diversión de anoche ya ha terminado."
Matrimonio Depredador - Capítulo
11

Capítulo 11. Quiero Morir (2)


"Ahh," Sin embargo, parecía no haber escuchado nada. En cambio, miró el
cuerpo de Leah, que no tenía ni la más mínima cicatriz y se lamió los
labios.
"Hagámoslo una vez más."
Ella abrió la boca con asombro. A diferencia de Leah, que le dolía todo el
cuerpo, él no mostraba signos de fatiga. Un brillo agudo comenzó a
reflejarse en sus ojos, que estaban oscuros hace un momento.
Leah sacudió la cabeza con disgusto al sentir el familiar calor abrasador que
se elevaba en la habitación.
El hombre soltó una risa profunda. Sin embargo, él todavía envolvió sus
brazos alrededor de su delicada cintura, atrapándola completamente.
Implacable, Leah pateó e intento escapar de sus garras, pero de repente se
detuvo al notar algo.
Sus ojos estudiaron su cuerpo. Anoche, tuvieron un ardiente encuentro en la
oscuridad. Por lo tanto, no se percató de este extraño detalle.
El cuerpo del hombre estaba limpio, sin ningún tatuaje.
Todos los Kurkan que Leah había visto antes estaban tatuados. Ya sea en la
cara, cuello o antebrazos, su piel tenían grandes tatuajes en la piel. Este
hombre, con quien recientemente compartió intimidad, fue el primer
Kurkan cuya piel estaba limpia de tinta.
Sus ojos dorados, su físico dominante y su fuerza inconmensurable; estaba
segura de que era miembro del clan bárbaro, pero no podía entender por qué
no tenía ni una sola marca.
El hombre, quien notó que ella miraba su cuerpo con el ceño fruncido, la
abrazó más de cerca.
"¿De qué tienes curiosidad?"
Frunciendo el ceño, ella lo miró a la cara, "No tienes tatuajes... Aléjate un
poco más para poder ver mejor."
Con su brazo, lo empujó, pero él permaneció cerca de ella. Para desviar su
atención, la besó en las mejillas y en la nariz.
"Intercambiemos información. Si respondes mi pregunta, yo responderé la
tuya."
Antes de que Leah estuviera de acuerdo, lanzó su primera pregunta.
"¿Por qué tiraste a la basura tu primera experiencia de la noche a la mañana
con un enemigo?"
En el Reino de Estia, la pureza de la novia era primordial. Este era un
asunto aún más vital para los nobles, ya que la castidad podía reflejar el
honor de la familia. Por lo tanto, uno podría divorciarse legalmente de una
novia impura y, en el peor de los casos, matarla.
Sin mencionar que Leah era una princesa real que pronto participaría en un
matrimonio político esencial. Si se encontraba impura, su honor caería en
picada, al igual que el de su familia.
Había muchas razones por las que tomó este camino. Ella no quería darle su
pureza a un anciano 25 años mayor que ella, no lo conocía y él solo buscaba
carne fresca, más joven, para saciar sus necesidades.
La vida matrimonial que la esperaba tampoco era mejor. Al igual que la
mayoría de las esposas de nobles poderosos como Byun Gyongbaek, ella
viviría una vida miserable en su mundano palacio. Estaría desperdiciando
su juventud. Para ella, esta sería una muerte más dolorosa.
La familia real la vendió como un producto de alta gama, por lo que se
regocijaría al arruinar la reputación de la misma. Sobre todo, quería dejar
atrás la vida problemática y dolorosa que tenía.
Sin embargo, no podía decírselo al hombre, así que Leah evitó su mirada y
solo se mordió los labios.
"..."
Sintiendo su renuencia, el hombre no preguntó más. Sonrió, se acostó de
lado con una mano sosteniendo su esculpida barbilla. Miró a Leah y dijo,
"¿No quieres huir?"
La idea era prometedora y realmente tentadora. Al borde de ser persuadida,
Leah volvió en sí. Sonaba como si pudiera resolver todos sus problemas,
pero sabía que nunca sucedería.
Suspiró, dándose cuenta de que si hubiera bajado la guardia un poco más, el
hombre la habría descifrado.
A decir verdad, si realmente quisiera, podría huir fácilmente. La familia real
se había estado pudriendo durante mucho tiempo, y Leah había asumido la
responsabilidad de la mayoría de los trabajos del palacio. Con un poco de
ayuda, coraje y suerte, podría dejar Estia.
.
Sin embargo, no quería hacer eso. Ella no quería vivir toda su vida siendo
perseguida como una criminal. Más bien, deseaba abandonar este mundo y
dejar a la familia real en su miseria. Y sobre todo...
Se sentía vacía.
Desde el momento en que se dio cuenta de que su familia la había
abandonado por completo, perdió las ganas de vivir. Ya no quería seguir
viviendo. Su odio no estaba dirigido solo a la familia real, sino también a sí
misma. Se aborrecía por dedicar su vida tontamente a la familia que la
trataba terriblemente.
Para vengarse y acabar con su vida, esto era lo que Leah más quería.
Lentamente cerró y abrió los ojos. El hombre esperaba en silencio su
respuesta.
Una aventura de una noche. Alguien a quien nunca volvería a ver. Una
conversación libre de cortesía, formalidad e identidad.
"Yo..."
En el impulso del momento, Leah pronunció algo que nunca le dijo a nadie.
"Quiero morir."
Matrimonio Depredador - Capítulo
12

Capítulo 12. Volvamos A Vernos (1)


Su declaración fue clara. Las palabras confidenciales fueron pronunciadas,
Leah cerró los labios con fuerza.
El hombre, por primera vez, se quedó callado, asombrado como si de
repente olvidara cómo hablar. Mirándolo a la cara, anticipando una
reacción, Leah se sorprendió.
Ella vio una agitación en sus ojos dorados; sus pupilas se estrecharon y un
color rojo la rodeó como una faja.
Se asustó por un momento, y sus pelos se pusieron de punta. El hombre, al
notar el miedo que le estaba provocando, suspiró pesadamente.
Se peinó, se limpió la cara y, por un momento, se cubrió los ojos.
Y cuando su misteriosa mirada se reveló de nuevo, la mirada amenazante en
sus ojos se había desvanecido, enmascarada con su habitual expresión
relajada.
El hombre arrastró el pequeño cuerpo de Leah sobre su abdomen. Le
recogió su cabello plateado a un lado, y habló con sus labios ligeramente
presionados contra su nuca blanca expuesta.
"En cuanto a mi historia— el Kurkan que no tiene tatuajes— te la contaré la
próxima vez que nos veamos," una leve sonrisa apareció en sus labios, sus
ojos brillaron con un destello travieso, "Será muy divertido."
'Qué absurdo'. Parecía bastante seguro de que la volvería a ver. Conociendo
la vanidad de sus palabras, Leah se rió en silencio. La sonrisa expectante
que llevaba probablemente se desmoronaría en cualquier momento.
Preguntó de nuevo, reduciendo la brecha entre sus cejas, "Aférrate a tu vida
hasta que termine de contarte mi historia, ¿De acuerdo?"
Mientras permaneciera como un acuerdo vacío y sin sentido, lo toleraría.
Leah asintió ágilmente, mirándolo mientras arrastraba su enorme cuerpo
hasta la parte superior de la cama, y dejando que su cabeza descansara
sobre una almohada.
"Comamos algo."
Sus hermosos músculos de la espalda se retorcieron y se estiraron, al igual
que sus hombros y su cadera estrecha. Aunque su cuerpo era grande, ella
encontró su parte trasera bastante linda. Se veía tan apretado.
Ella había estado mirando fijamente al hombre desnudo. De repente, su
mirada inconscientemente se dirigió hacia su miembro erecto. A toda prisa,
ella tiró de la manta, cubriendo su cuerpo como un capullo.
¡No podía creer que hablara tan casualmente estando desnudo!
Un espécimen exquisito, estaba seguro con su cuerpo. De hecho,
excesivamente seguro. '¡Este hombre no conoce la decencia!' Un
comportamiento desvergonzado de un bárbaro.
A pesar de esto, Leah no podía apartar los ojos de él y se encontró con
dificultades para integrar su deliciosa apariencia a la palabra 'bestia'.
Con una bandeja en una mano, miró a Leah envuelta firmemente en la
manta y se echó a reír. Sin embargo, no se la quitó. "Frío, ¿Eh?"
En cambio, se sentó cerca de ella y apoyó la bandeja sobre sus rodillas. En
la misma había un estofado lleno de carne y verduras junto con una barra de
pan de trigo con pasas. El estofado estaba un poco tibio, ya que había sido
preparado antes de que ella se despertara.
Como no tenía mucho apetito, se negó y apartó la cabeza. Pero el hombre la
obligó a sostener la cuchara y todo lo que Leah pudo hacer fue aceptar la
bandeja de estofado y pan, que ahora estaba en pequeños trozos— el
hombre lo rompió de antemano para ella.
Era un plato encantador para una posada de mala muerte.
El estofado no tenía olor y el pan de trigo estaba blando. Aunque no quería
comer, su apetito creció cuando se metió la comida en la boca. Después de
un tiempo, finalmente se sintió llena, así que dio un golpecito a la bandeja,
y el hombre la miró a los ojos.
Entendiendo lo que ella quería, negó con la cabeza. En lugar de retirar la
bandeja, arrancó un gran trozo de pan, lo sumergió en el estofado y se lo
dio.
"Come más. Eres más delgada que las ramas de invierno."
Leah devoró lo que le había dado, masticando suavemente el pan
humedecido. ¿Era porque tenía hambre o eran solo sus sentimientos los que
nublaban su juicio? No estaba segura de por qué, pero el estofado simple y
el pan de trigo tenían un sabor más delicioso que las exquisiteces del
palacio real.
Mientras comía con ganas, el hombre la atendió sin decir una palabra.
Mientras masticaba, constantemente lo miraba de reojo mientras él rasgaba
el pan diligentemente.
El pedazo de pan bastante grande en sus manos parecía pequeño en las
suyas. Aunque Leah era pequeña y delgada en comparación con las mujeres
de su edad, se sentía como una niña pequeña cuando estaba con él.
Ella le lanzó una mirada observadora a su abultado antebrazo. Sin duda, los
antebrazos de Leah combinados apenas equivaldrían a uno de los suyos.
Incluso sus muslos eran tan gruesos que podían pasar como un tocón de
árbol.
<< Nota: 'Tocón', parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz
cuando lo cortan por el pie. >>
Este vistazo minucioso le hizo recordar la noche apasionada que tuvieron.
Después de todas esas actividades rigurosas, parecía lejos de estar cansado.
No es de extrañar, todo se debe a su cuerpo en forma y a esos músculos
esculpidos que se ondulan cuando se mueve.
'¿En qué estoy pensando?'
Rápidamente, se sacudió los pensamientos rebeldes que inundaban su
mente. Cuando el hombre la sorprendió evaluándolo, frunció el ceño
cuando dijo, "No me mires así."
No podía entender qué lo había ofendido. Por lo tanto, ella parpadeó ante
las palabras que sonaban como una advertencia.
Con una cara seria, el hombre apuntó con su dedo a la parte inferior de su
cuerpo, donde su miembro, luciendo tan excitado como siempre, le suplicó
por su atención.
Por lo tanto, a partir de entonces, Leah se concentró en la comida que le
daba sin mirarlo siquiera de reojo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
13

Capítulo 13. Volvamos A Vernos (2)


Después de comer un tercio del estofado y el pan, su estómago se quejó. Se
reventaría si se llenaba con más comida.
Cuando bajó la cuchara, el hombre se mostró decepcionado, preguntándose
por qué comió tan poco. Estaba a punto de protestar, pero en ese momento,
Leah se puso de pie y empujó la bandeja hacia él.
Era hora de volver a ser la Princesa de Estia.
El tiempo corría, y no podía darse el lujo de ser vista a plena luz del día.
Tan pronto como puso un pie en el suelo, su mitad inferior se puso rígida y
sus piernas temblaron. No obstante, se vistió casualmente, como si nada
hubiera pasado. Cubrió su cuerpo desnudo, envolviendo capas de ropa a su
alrededor, ocultando su piel desnuda tan bien que parecía encerrada en un
caparazón duro.
Después de arreglarse la peluca, Leah se veía exactamente igual que cuando
entró por primera vez en la posada.
Ella volvió a mirar al hombre. Seguía sentado en la cama, mirando a Leah
con ojos cautivados.
Al acercarse a él, Leah dejó caer una moneda de oro en su regazo y dijo.
"Me divertí."
El hombre hizo un mohín por la moneda, que se sentía fría sobre su piel. La
recogió con calma y se la devolvió. "Está bien." Luego, sus ojos se
encogieron mientras sonreía generosamente. "Volvamos a vernos, ama."
***
Una carreta preparada de antemano esperaba detrás de la posada. Leah le
pidió ayuda al jinete y se hizo pasar por una sirvienta que trabajaba en el
palacio.
"Por favor, llévame allí."
Tan pronto como se subió a la carreta, sintió que el agotamiento la
golpeaba. Un sonido de dolor escapó de sus labios, todo su cuerpo palpitaba
como si hubiera sido golpeada.
Para horror de Leah, el jinete condujo la carreta con brusquedad. Con la
cara pálida, cerró los ojos mientras la vieja carreta se sacudía fuertemente.
Tuvo la suerte de haber comido, aunque había estado molesta con el
hombre por obligarla. Si no lo hubiera hecho, habría tenido más náuseas en
este momento.
La dejó en la puerta trasera del palacio, por donde entraban las sirvientas y
le dio monedas como pago al jinete. Se aseguró de que se fuera antes de
seguir su camino.
Sabía que el turno de los guardias del palacio, sus rutas y sus estaciones
estaban bien establecidas. Sin embargo, gracias a este conocimiento, pudo
evadirlos y deambular por la alta muralla del palacio que estaba conectada a
un exuberante bosque. Cuando tanteó y presionó uno de los muros, este se
movió de forma inaudita, revelando un pasadizo oscuro.
Este era solo uno de los muchos pasadizos secretos del palacio de Estia. No
obstante, estos túneles seguían siendo altamente secretos, siendo conocidos
solo por la familia real. De hecho, durante las renovaciones ocasionales, los
trabajadores fueron elegidos estrictamente; aquellos cuyas ejecuciones
estaban próximas se ponían a trabajar en estos pasadizos para evitar que el
secreto se extendiera.
Sin embargo, con el paso de los años, algunos de estos fueron olvidados, así
como el pasadizo que tomó Leah.
Después de una larga caminata, se escabulló hábilmente a su habitación, y
allí, apenas logró colapsar en su suave y lujosa cama.
Apestaba al olor familiar de la ciudad. Por lo tanto, agarró un perfume y se
lo roció.
Vestida con un fino camisón, se peinó el cabello largo cuidadosamente y
arregló la cama.
En lugar de ser mimadas, se esperaba que las princesas fueran disciplinadas.
La habitación de Leah estaba bien organizada. No podía mostrar ninguna
imperfección a las sirvientas que vendrían a despertarla por la mañana. Con
todo perfectamente preparado, Leah finalmente descansó su cabeza sobre la
almohada.
Mientras miraba por la ventana, una luz tenue penetró por el hueco de las
cortinas abiertas. El amanecer se estaba abriendo paso en el cielo distante y
pronto tendría que empezar su trabajo matutino. Pero por ahora, necesitaba
dormir más. Debía reponer sus fuerzas.
Sin embargo, su mente se negó a darle paz. No podía descansar, las cosas
que ocurrieron hace unas pocas horas repentinamente causaron estragos en
su cabeza.
Específicamente, la imagen del hombre apareció en sus pensamientos.
Ahora que ya no estaba con él, el aire frío le mordió la piel. La temperatura
de su cuerpo, que antes la había envuelto, era lo suficientemente alta como
para ignorar las mantas. Debido a su tamaño, ella sintió que la cama en la
posada era pequeña incluso cuando estaban acurrucados juntos.
Sobre todo, sus palabras groseras y contundentes seguían siendo un
recuerdo vívido. Sus palabras eran sorprendentemente vulgares, pero su
toque era suave y cálido.
No trató a Leah como una mujer de la nobleza. Debido a eso, ella fue capaz
de actuar sin ningún pretensión, aún así, actuó de manera caprichosa.
Cuando pensó en lo que sucedió, se sintió a gusto. Cuando uno es fiel a sus
instintos, como una bestia, no hay nada de qué preocuparse...
|Volvamos a vernos, ama|. Sus palabras sonaron en sus oídos. '¿Sería
posible... volverlo a ver?'
Mientras recordaba el momento que pasó con él y las conversaciones que
tuvieron, Leah se rió desdeñosamente. Encontró ridículo, tener la esperanza
de volver a verlo.
Como un espejismo en el desierto, era una ilusión que su mente caprichosa
había creado. Muy pronto, la muerte la reclamaría; por lo tanto, debe
empujar esta esperanza en ciernes al fondo de su mente.
Era un hombre con una identidad misteriosa, ella ni siquiera sabía su
nombre. Todo fue solo un sueño salvaje.
Dejando ir los recuerdos del hombre, cerró los ojos y buscó calor abrazando
fuertemente sus suaves mantas en la oscuridad.
Matrimonio Depredador - Capítulo
14

Capítulo 14. Invitados No Bienvenidos


El reino de Estia, ubicado en el suroeste del continente, era famoso por su
cultura y arte. De hecho, la mayoría de los artistas conocidos de la historia
pertenecen a este vasto reino.
Estos grandes artistas amaban tanto a su tierra natal que no dudaron en
dedicar su trabajo a su amada familia real.
Un reflejo de la esencia del reino estéticamente bello era su palacio, situado
en el centro del mismo. Como pináculo del arte, el castillo de Estia tampoco
decepcionaba. De acuerdo con los historiadores, era digno de admiración.
Fue construido con ladrillos rojos, piedra gris y pintado con un barniz
especial que brillaba con elegancia bajo el sol. El exterior por sí solo era
espectacular, pero el interior era aún más magnífico.
Elegantes columnas verticales y largos corredores conducen a docenas de
habitaciones, cada una de las cuales estaba adornada con mármol blanco y
otras piedras de colores, oro y gemas.
Además, los salones estaban adornados con hermosas obras maestras, como
esculturas y pinturas, hechas por artistas reconocidos. Sin embargo, era una
pena que a la familia real no le importara nada. Eran simples adornos y no
merecían ningún cuidado, por lo que se dañaron con el tiempo.
Sin embargo, todos sabían que, a diferencia del espléndido caparazón del
palacio, los humanos en su núcleo eran miserables.
Los nobles ya no temían al rey, el gobernante de Estia fue una vez muy
respetado e incluso considerado tan poderoso como el sol. Pero ahora,
palidecería en comparación con una pequeña lámpara.
Terco como era, el rey se aferró a su orgullo sin sentido e hizo la vista gorda
ante la realidad, incluso cuando su poder soberano tocó fondo.
El compromiso de la princesa real fue una clara indicación de la caída de la
familia real. Byun Gyeongbaek de Oberde, no quería a nadie más que a la
princesa Leah, y la familia real la había vendido rápidamente, sin ninguna
objeción o consideración.
El poder militar de Byun Gyeongbaek de Oberde protegía la frontera de los
Kurkan; un poder que debería haber pertenecido al rey de la nación. Para
alardear de su riqueza y supremacía, usaba ropas púrpuras, algo que solo la
realeza podía y debería permitirse.
El tinte púrpura era una mercancía rara y preciosa en el reino, solo podía
extraerse aplastando miles de conchas de caracoles que vivían en aguas
cálidas.
Además de eso, el tinte obtenido al aplastar miles de estos pequeños
animales solo era suficiente para manchar un pequeño trozo de tela.
Y debido a que Byun Gyeongbaek monopolizó el suministro de tinte, había
momentos en que incluso la familia real no podía conseguirlo.
La arrogancia de Byun Gyeongbaek fue criticada por muchos, pero solo
podían hablar a sus espaldas. Nadie se atrevió a desafiarlo abiertamente.
El impotente rey de la familia real ni siquiera podía soñar con detenerlo. De
hecho, hubiera sido más lógico llamar rey a Byun Gyeongbaek en su lugar.
"...Princesa, ¿Debo pedir el nuevo carruaje?"
Leah recobró el sentido al escuchar la voz de la Condesa Melissa. La
sonrisa de la condesa se suavizó, mirando a la princesa. Sabía que Leah
estaba perdida en sus pensamientos, así que la despertó de su aturdimiento
de una manera cortés.
"Gracias, Condesa."
Leah no podía creer que se distrajera en medio de su trabajo. Solo podía
culparse a sí misma, pero no tenía otra opción. Todo fue por la carta que
Cerdina envió por medio de un sirviente esta mañana.
『Hace mucho tiempo que no cenamos. Tengo un regalo para ti, así que ven
al Palacio de la Reina.』
Una cena con Cerdina...
Fue la peor pesadilla de Leah. Ella trató de ocultarlo, pero desde el
momento en que recibió la carta, estaba nerviosa.
Accidentalmente se mordió la lengua. Este no era el momento de pensar en
esas cosas. La Condesa Melissa no era la única que estaba con ella. El
ministro de finanzas y el conde de la corte también la acompañaban. Leah
intentó calmar sus nervios y concentrarse en su trabajo nuevamente.
En este momento, ella estaba revisando el trabajo de los funcionarios del
palacio real. Como estaba a cargo de la mayoría de los asuntos de la realeza,
estaba asignando tareas y dando instrucciones sobre los detalles para
compensar el tiempo que se perdería debido a la boda.
La familia real puede haber abandonado a Leah, pero la gente era inocente.
Quería llevar a cabo sus responsabilidades hasta el final.
"Estoy pensando en reorganizar el sistema fiscal por última vez antes de
dejar el palacio."
Leah entregó los documentos que había preparado de antemano. Se los dio
a Laurent, el ministro de finanzas, quien suspiró y luego se lo pasó al Conde
Valtein.
La expresión del Conde Valtein se volvió seria de inmediato. Murmuró,
acariciando su hermoso bigote.
"Creo que habrá mucha resistencia de Gran Bretaña, especialmente de Byun
Gyeongbaek de Oberde..."
El Conde Valtein quería decir más, pero se contuvo a tiempo. Con sus
sentidos agudos, Leah fue capaz de notar su expresión. La Condesa Melissa
estaba mirando al conde mientras estaba parada a su lado. Para Leah y sus
subordinados, Byun Gyeongbaek era nada menos que un enemigo.
"Condesa."
"Mis disculpas, princesa."
No fue hasta que Leah la llamó que la Condesa Melissa dejó de fulminar
con la mirada al conde. Impasible ante el intercambio entre los dos, Leah
miró al conde Valtein.
"Continúa."
Su voz fría no contenía ninguna emoción. El Conde Valtein continuó
hablando cuidadosamente.
"Byun Gyeongbaek utilizó recientemente a los bárbaros como excusa para
pedir una reducción de los impuestos que se imponen a Oberde."
Leah frunció el ceño. La razón más importante detrás del poder de Byun
Gyeongbaek eran los Kurkan; los utilizó como excusa para disfrutar de todo
tipo de beneficios exclusivos. Aunque ya disfrutaba de numerosos
privilegios en comparación con los otros gobernantes, vigorosamente seguía
pidiendo más.
Cuando Leah sumergió su pluma en tinta, abrió la boca.
"Su avaricia no tiene fin. En este punto, nos beneficiaría más enfrentarnos a
una invasión de los Kurkan."
El Conde Valtein y Laurent se aclararon la garganta al mismo tiempo. Leah
trató de ocultar una sonrisa divertida cuando la Condesa Melissa se rió a
carcajadas ante su incomodidad.
"¿Tu secretaria no se comunica con ellos? Primero, verifiquemos si Oberde
necesita los recortes de impuestos. Tomaremos la decisión en función de
esos hallazgos."
"Bien, princesa. Procederemos como usted dice."
Laurent respondió cortésmente. Leah, vacilante, firmó el documento y
murmuró amargamente en voz baja.
"O tal vez sería mejor si yo misma voy a Oberde."
"......"
El silencio se apoderó de la oficina. Sus palabras inconscientes crearon una
atmósfera pesada. Ella se quedó inmóvil, lamentaba haber derramado sus
pensamientos de esa manera. Ahora la atmósfera era incómoda y sofocante.
Afortunadamente, una voz de afuera intervino, rompiendo la tensión.
"Su Alteza Real, la Baronesa Sinael está aquí."
"Por favor, que entre."
Pero tan pronto como Leah vio el semblante ansioso de la baronesa, se
preparó para recibir malas noticias. No obstante, su exterior tranquilo no se
hizo añicos.
La Baronesa Sinael trabajaba en el palacio principal, y sus visitas siempre
significaban graves noticias. Entró en la oficina, con el rostro pálido y
cansado. Todos los ojos estaban fijos en ella mientras sujetaba los bordes de
su largo vestido.
"Los bárbaros... enviaron una carta al palacio real."
"¡...!"
Leah se levantó de su asiento mientras todos miraban a la Baronesa Sinael
con terror en sus ojos.
"Dice, 'Me gustaría tener relaciones amistosas con Estia. Por lo tanto, me
gustaría enviar un emisario a la conferencia para una reunión...'"
Sinael contuvo el aliento por un momento y luego dijo con voz temblorosa.
"El rey bárbaro dijo que vendrá con el emisario y visitará Estia
personalmente."
Matrimonio Depredador - Capítulo
15

Capítulo 15. La Tierra De Las Bestias


Los Kurkan son bárbaros que heredaron la sangre de las bestias. Se dice que
existieron en el continente incluso antes de que se registrara la historia por
primera vez.
Vivían en el conjunto de desiertos situados en el extremo occidental del
continente y se dividían en tribus según el tipo de bestia de la que cada una
heredó su sangre.
Solo una persona podía unir estas tribus, el rey de los Kurkan.
Cómo exactamente el rey llegó al poder, nadie lo sabe. Sin embargo, la
mayoría supone que se basó en el concepto de supervivencia del más apto.
El continente condenó el comportamiento salvaje de los Kurkan y los llamó
bárbaros. La principal causa de su desdén se debió a las costumbres de
matrimonio de esta raza.
La pareja era extremadamente valiosa para los Kurkan. En el momento en
que consideraban a alguien como su pareja, recurrían a todo tipo de medios
para obtener su mano. Si no podían hacerlo por medios legales, no se
detendrían ante la posibilidad de cometer un crimen, incluso llegando a
secuestrarla por la fuerza.
Sin embargo, los países del continente solo podían criticar esta práctica
verbalmente. No se atreverían a tomar medidas militares. Y eso era porque
ya habían probado la derrota.
En el pasado, los países habían formado una coalición e intentaron invadir
las tierras de los Kurkan.
En la superficie, fue una guerra contra las costumbres de los Kurkan, pero
su verdadera intención era otra. El insidioso deseo de la coalición era
capturar una gran cantidad de Kurkan y venderlos a un alto precio como
esclavos. Los partidos con los mismos intereses se aliaron con la coalición y
participaron ambiciosamente en la conquista, pero pronto se desintegró.
La tierra de las bestias... No hacía falta exagerar.
La gente del continente nunca podría acostumbrarse al clima de las tierras
de los Kurkan. El ardiente sol resplandecía justo sobre su suelo durante el
día. Y por la noche, el suelo se volvía frío como el hielo. Simplemente no
podían comprender cómo los bárbaros se las arreglaban para vivir en ese
lugar.
No obstante, el clima era el menor de los problemas. Los Kurkan nacieron
para ser grandes guerreros. Eran agudos, valientes y conocían cada
centímetro del desierto. Por lo tanto, los Kurkan jugaban con las fuerzas
aliadas como si fueran juguetes, atacándolos utilizando la topografía y el
clima a su favor. Después de sufrir una serie de derrotas miserables a manos
de ellos, decidieron retirarse para siempre.
Hasta el día de hoy, el continente elige tolerar la presencia de los Kurkan, al
no tener otra opción. Y los Kurkan vivían en su mundo aislado, sin ninguna
interferencia en el continente.
Pero ahora, la delicada paz estaba a punto de romperse.
***
Esta fue la primera vez que los Kurkan pidieron una audiencia con los otros
países del continente. Los beligerantes querían la paz y buscaban la
armonía.
Sin embargo, Leah honestamente no podía creer eso. Ella lo sabía todo
acerca de la naturaleza sanguinaria del actual rey. Llevaba una corona
ensangrentada, se había apoderado del trono después de matar al rey
anterior. ¿Por qué ese hombre feroz y violento quería la paz? Algo debe
estar mal.
Estia estaba ubicada cerca de la frontera de los Kurkan, y en caso de que
estallara una guerra masiva, Estia sería el primer país en recibir el golpe y el
que más sufriría. Por lo tanto, necesitaba empezar a planificar de inmediato.
La mente de Leah se aceleró cuando, de repente, el pensamiento de un
hombre con el que pasó una noche le vino a la mente. El arrogante Kurkan
que la engañó asumiendo la identidad de un prostituto, Leah de alguna
manera lo imaginó usando una corona...
Podía imaginarse su engreído, pero hermoso rostro vívidamente. El brillo
que emanaba de sus ojos brillantes quedó grabado para siempre en su
mente. Sin lugar a dudas, él habría sido un complemento perfecto para la
espléndida corona de oro.
Sin embargo, la idea de que el Rey de los Kurkan fuera a los barrios rojos
de un país extranjero y pretendiera ser un trabajador sexual era absurda e
imposible. Leah se estremeció ante el ridículo pensamiento y examinó con
calma la situación.
"¿Qué dijo Su Majestad?"
"Fue una demanda para nosotros tener relaciones amistosas con ellos.
Preguntó si podíamos aceptarlo de inmediato. También nos pidió que nos
preparáramos para una conferencia con los Kurkan."
"Ya veo."
'Una conferencia de bienvenida para los Kurkan...' El solo hecho de
pensarlo era irritante. Los aristócratas siempre estaban hambrientos de
diversión y seguramente no perderían esta oportunidad. Y entre esos
bastardos codiciosos estaba Byun Gyeongbaek de Oberde.
Cansada, Leah presionó sus sienes. Solo pensar en conocerlo le daba dolor
de cabeza. Esperaba evitarlo lo más posible hasta el día de su boda, pero
ahora, no había nada que pudiera hacer.
"Creo que debemos prepararnos para la bienvenida de este invitado
especial."
El Conde Valtein asintió, la tensión evidente en sus ojos. Leah suspiró con
resignación.
¿Conocer al nuevo Rey de los Kurkan y a Byung Gyeongbaek de Oberde,
que ha estado luchando contra los Kurkan toda su vida, al mismo tiempo?
Nada podría ser peor que esto.
Solo podía esperar que no se produjera un baño de sangre en la sala de
conferencias.
***
La tarde terminó con la finalización de los planes y las discusiones de los
detalles de la conferencia de bienvenida. Para cuando terminaron una
inspección informal del salón de banquetes, el sol ya había comenzado a
ponerse.
Ahora, era momento de que volviera a los aposentos de la reina.
De mala gana, Leah dio un paso hacia el palacio, y cuanto más se acercaba,
más rígido se volvía su cuerpo, su pecho se agitaba con fuertes
respiraciones.
Las sirvientas de la reina se le acercaron. A diferencia de las suyas,
brillantes y alegres, las sirvientas de la reina tenían un aspecto sombrío. Sus
rostros carecían de cualquier tipo de emoción mientras murmuraban en voz
baja.
Leah siguió a las pálidas sirvientas, que la acompañaron a la sala de
recepción. Las sirvientas pronto se retiraron cuando las puertas se cerraron
detrás de ellas.
Leah habló cuidadosamente, "Madre."
"¿Oh? ¿Has venido?" El rostro de la mujer bonita floreció, como si su
alegría llegara directamente a su corazón. Para cualquier otra persona, su
sonrisa habría parecido maravillosamente refrescante.
Su cabello castaño y rizado se extendía hasta el cuello, y la forma caída de
sus ojos azules la hacía parecer bondadosa. Solo por su apariencia, uno
podría decir que su naturaleza es delicada. Cerdina, la reina de Estia, era
exactamente lo opuesto a Leah.
"Te he estado esperando, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
16

Capítulo 16. Ella No Se Acuerda De Mí


Cerdina le dio la bienvenida a Leah con una voz melodiosa, tierna y ojos
cariñosos. Leah tembló ligeramente, pero rápidamente lo reprimió, no
queriendo parecer nerviosa. Como toda su atención estaba en Cerdina, no
pudo notar su entorno.
La sala estaba llena de coloridos vestidos y cajas de joyas. Cerdina sonrió
suavemente y se lo explicó a una sorprendida Leah, "Byun Gyeongbaek
envió todos estos regalos para ti. Son extremadamente preciosos y
hermosos..."
Debió suponer que si le enviaba los regalos directamente, ella los
devolvería. Así que los envió a los aposentos de la reina.
La idea de usar prendas y accesorios elegidos por él la hizo querer vomitar.
Quería deshacerse de todo inmediatamente. Pero ahora que estaban en
manos de Cerdina, lo único que podía hacer era aceptarlos.
Cerdina tomó una caja de terciopelo y sacó un collar brillante, adornado con
joyas caras. Leah se acercó mansamente a ella y se sentó. Sintió el frío
metal tocar su piel desnuda mientras Cerdina le ponía el collar. En el
momento en que escuchó el chasquido del cierre, se sintió atada por
grilletes.
Cerdina elogió repetidamente el collar. "¡Te queda muy bien! En el
momento en que lo vi, supe que era solo para ti. Byun Gyeongbaek tiene un
gran gusto."
Como siempre, Leah respondió con un aire de indiferencia, "Gracias,
Madre."
Contenta al verla usar el collar, Cerdina sonrió. Con movimientos elegantes,
se levantó y extendió la mano hacia Leah. Ella aceptó a regañadientes el
gesto y las dos se dirigieron al comedor.
Una vez que se sentaron, Leah prestó mucha atención a sus movimientos,
tratando de no cometer ningún error.
Pasó el tiempo mientras comían aperitivos ligeros, el plato principal
consistía en mariscos y carne, más un postre dulce. No dejaron de hablar en
voz baja.
"Lástima que Blain no pueda estar con nosotras. Es tan adicto a la caza..."
"Prometió atrapar un zorro para ti, ¿Verdad, madre?"
"Sí, es el único que me cuida. Como su madre, estoy feliz con su extrema
devoción hacia sus padres, pero temo que me ponga celosa cuando se
convierta en el príncipe heredero."
Al terminar la comida, la mirada de Leah se posó en el pastel delante de ella
mientras tomaba un sorbo de vino. La voz del hombre permaneció en sus
oídos, instándola. |Come más. Eres más delgada que las ramas de
invierno.|
Había insistido en que comiera mucho pan y estofado. Una sonrisa amarga
apareció en su rostro cuando pensó en él. De repente, se sintió tentada por
el postre.
¿Tal vez podría comer un pequeño bocado? El grueso pastel relleno de
queso parecía seguir llamándola. Ella valientemente extendió su mano.
"Leah," una voz feroz resonó como si tuviera la intención de azotarla.
Asustada, Leah retiró su mano. Era cierto. Había perdido la cabeza. ¿Comer
un pastel delante de Cerdina, entre todas las personas?
"Solo quería probarlo. Solo un pequeño bocado. Me preguntaba a qué
sabía," excusas embarazosas salieron de su boca.
Cerdina miró fijamente a Leah y luego sonrió suavemente mientras le
preguntaba, "Espero que no estés descuidando tu dieta,
especialmente cuando se acerca tu boda."
"Sí, tendré cuidado. Lo siento."
Leah dejó el tenedor. El plato medio lleno todavía atormentaba sus ojos. Ya
había terminado la cantidad que solía comer, pero se sintió especialmente
hambrienta ese día.
Ella trató de resistir el apetitoso olor a comida y calmó su estómago vacío
con vino.
***
Un hombre, montado ágilmente en las gruesas ramas de un árbol cercano,
miraba el hermoso palacio real.
Inmerso en la oscuridad, el palacio de Estia estaba tenuemente iluminado
por la luz de la luna. La vista era como una obra de arte; sin embargo, no
había ninguna chispa de interés en los ojos dorados del hombre, evidente
por la forma en que se estrecharon ligeramente.
'Está atrapada como una muñeca en un pintoresco palacio'.
Había adelgazado desde la última vez que la vio. Sus ojos se volvieron
fríos.
"¡Ishakan!" Un joven delgado subió al árbol y lo llamó. El joven se sentó en
la rama inferior como un gato ágil, "Todo está listo. Como solicitó, le envié
una carta, recibí una respuesta y terminé el resto."
Luego inclinó la cabeza y preguntó, "¿Qué piensas hacer ahora?"
Ishakan pensó en una respuesta a la pregunta de Suha. Su aventura de una
noche con ella no era parte de su plan original.
Había muchas razones por las cuales vino a Estia, pero la más importante
era su interés por Leah. Quería comprobar si todavía lo recordaba. Pensó
que si la veía y le hablaba otra vez, podría dejar atrás los recuerdos del
pasado. Quizá, si hubiera querido, también le habría concedido sus
peticiones.

<< Nota: Al parecer, se conocieron mucho antes de su encuentro fortuito


en la posada de mala muerte y una de las razones por las que vino al reino
fue para volver a verla. >>

Pero cuando escuchó que ella estaba buscando una aventura de una noche,
ese plan se vino abajo como arena seca.
No era raro que los de sangre noble se sintieran orgullosos de cumplir sus
deseos sexuales a través de medios oscuros. Pero el hecho de que
pretendiera ser un gigoló para acercarse a ella era más que ridículo.
Le ofreció una aventura de una noche a esta princesa que por fuera
aparentaba ser casta, pero que se comportaba de forma descarada. No tenía
experiencia, obviamente estaba asustada. Después de todo, era su primera
vez. Cuando Ishakan recordó la noche de su aventura, le vino a la mente su
pequeño susurro.
|Quiero morir|.
No fue una mentira. Ella ya se había decidido. Podía verlo en sus ojos
negros, aparentemente muertos.
Ishakan frunció el ceño, "Ella no se acuerda de mí."
Suha puso los ojos en blanco y abrió la boca, "Es cosa del pasado. Además,
has cambiado mucho desde entonces."
Él estaba en lo correcto. El actual Ishakan había cambiado más allá del
reconocimiento.
"Sí, así es. Pero primero..." Ishakan habló, haciendo un gesto de
apuñalamiento en el aire, como si quisiera matar a la noche.
En un tono mucho más serio y siniestro, preguntó, "¿Vamos a ver a la
princesa?"
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
17

Capítulo 17. El Rey De Los Kurkan


Se dice que si una bestia es encadenada desde su nacimiento, no intentara
liberarse ni siquiera después de crecer.
Leah era muy consciente de este hecho. La bestia no rompería los grilletes,
no porque amara o temiera a su amo, sino porque estaba acostumbrada al
cautiverio.
Incluso si alguien le enseñara a la bestia cómo liberarse, no lo intentaría.
Algunos llamarían a la bestia tonta por no hacerlo, pero tal vez la idea de
los grilletes estaba profundamente arraigada en su mente que ni siquiera
pensaría que liberarse fuera posible.
Leah era igual. Pero, en cambio, temía a la reina.
Y en cada momento, había temido por su vida.
La reina era la mayor pesadilla de Leah.
Todas las tragedias comienzan con un amor ardiente. El rey se enamoró a
primera vista de una campesina mientras asistía a un banquete. Su tono
franco y su sonrisa brillante fue algo que encantó al rey, que nunca antes
había visto algo parecido. De este modo, la chica que creció en una pequeña
familia de la provincia se convirtió en la reina de Estia.
Sin embargo, el simple hecho de ser buena no le permitió sobrevivir en el
palacio. Sin nadie que la respaldara, se volvió más delgada día a día. Todo
lo que podía hacer era aferrarse al amor del rey.
En el punto más alto de su miseria, nació Leah. Experimentó
complicaciones en el parto y apenas pudo dar a luz. Luego, se volvió estéril.
Una reina estéril era una desgracia para la familia real, y el amor que una
vez ardió se enfrió... El débil e impotente rey cumplió fácilmente con las
demandas de los nobles codiciosos que querían deponer a la reina. Poco
después, fue expulsada del palacio miserablemente.
Sucedió cuando Leah tenía solo tres años. Ni siquiera podía comprender
claramente las cosas a esa edad, pero las últimas palabras de su madre
quedaron vívidas en su memoria.
|Lo siento Leah, lo siento mucho.|
|Debes seguir viviendo...|
|No desobedezcas a Cerdina.|
|Solo sigue sus palabras, pase lo que pase.|
Y luego de esas últimas palabras, la reina fue descubierta muerta. La
familia real anunció que la deprimida reina había decidido terminar con su
vida, pero todos sabían que no fue un suicidio.
La ambiciosa Condesa Cerdina reemplazó el trono que su madre una vez
ocupó. Sin embargo, la entrada de Cerdina al palacio real fue tumultuosa.
Ella estaba embarazada.
El bebé era el hermanastro de Leah. La reina Cerdina tenía una relación con
el rey incluso antes de que la reina anterior fuera expulsada.
Esto causó que la sociedad de Estia cayera en el caos. El hecho de que la
nueva reina no fuera virgen y tuviera un romance con el rey causó
confusión.
Qué desgracia...
Sin embargo, gracias a su poderosa familia y al favor del rey, logró que su
hijo fuera declarado heredero al trono, haciendo que el clamor en su contra
se desvaneciera.
La muy ambiciosa y astuta Cerdina siempre afirmó, 'No sé nada sobre la
complicada política y el gobierno. ¿No es suficiente con cumplir todas mis
obligaciones domésticas?'. Sin embargo, ella era tan despiadada como una
víbora. Fue capaz de dominar a los nobles y convertirlos en sus títeres.
Cerdina sabía muy bien cómo manejar a la hija de la reina depuesta. Ella
cuidadosamente planeó sus movimientos, asegurándose de no hacer nada
que pareciera discriminar a Leah directamente. En cambio, controlaba cada
movimiento de la princesa, moldeando su naturaleza y hábitos a su gusto.
Lentamente, fortaleció su control sobre la vida de Leah.
'Eres la flor de Estia'.
Las palabras de la reina quedaron grabadas en su mente a una edad
temprana. Era la razón de la obsesión de Leah. Tenía que convertirse en la
princesa perfecta de Estia; su educación, trabajo y belleza debían ser
impecables.
No era diferente de las piezas de arte de Estia. Un ganado criado por la
reina, y una vez gordo, vendido al mercado. Este fue su propósito todo el
tiempo.
Solo las personas más cercanas a ella sabían la verdad sobre cómo Cerdina
la maltrataba en secreto. Los demás no sabían nada, hablaban muy bien de
la reina, de su bondadosa y benévola naturaleza maternal.
Leah quería gritarle a esas personas y preguntarles, '¿De qué sirvió criarme
para ser perfecta...? Al final, ¿no me vendió a ese viejo Byung
Gyeongbaek?'
***
Leah se paró frente al espejo, y una mujer hermosamente vestida como una
muñeca le devolvió la mirada.
Su pálido rostro estaba cubierto de capas de maquillaje brillante. Su cabello
delgado y sin vida estaba rizado y recogido. Sus ojos morados parecían aún
más vívidos en contraste con el delineador oscuro en sus párpados. En su
cuello estaba el collar de diamantes que Byun Gyeongbaek le había
regalado, completando todo el vestimenta.
"Princesa, terminaré de hacer los ajustes finales a su atuendo."
Leah le dio un pequeño asentimiento en respuesta. La razón de la
extraordinaria belleza de Leah se debía a la conferencia con los Kurkan.
El resto del palacio estaba ocupado preparándose para el banquete. Como se
esperaba, todos los nobles habían expresado su deseo de asistir. De hecho,
incluso los nobles de todos los demás países estaban visitando Estia para
esta ocasión especial.
Todos estaban ansiosos por ver al nuevo Rey de los Kurkan y a Byun
Gyeongbaek conocerse.
El cobarde Byun inmediatamente se puso a la defensiva cuando escuchó
que el rey estaba de visita, a pesar de la noticia de que solo buscaba la paz.
La gente era muy consciente del hecho de que Byun no sería capaz de
mantener su nivel actual de poder si Kurkan y Estia firmaban un tratado de
paz. Así que especularon con que la Reina Cerdina estaba haciendo
movimientos para derribar a Byun por el bien del príncipe heredero.
Sin embargo, a pesar de la intensa batalla política que se estaba gestando
debajo, sobre la superficie, surgió una atmósfera cálida y amigable. Todos
estaban emocionados de ver a los Kurkan, que eran conocidos por sus
impresionantes y extraordinarias apariencias. Las sirvientas de Leah
hablaban de eso a diario.
Finalmente, llegó el día en que los Kurkan los visitarían. El banquete de
bienvenida se celebraría al día siguiente. En este momento, iban a saludar
formalmente a sus visitantes. Por lo tanto, Cerdina le había indicado
específicamente a Leah que se vistiera de manera extravagante para mostrar
el orgullo de la familia real.
Y así, Leah terminó con este vestido doloroso e incómodo.
Mientras las sirvientas vestían a Leah, la Baronesa Sinael de repente se
echó a reír mientras charlaba con ellas. Leah sonrió levemente y preguntó,
"¿De qué están hablando?"
Una de las sirvientas respondió con las mejillas sonrojadas, "Dicen que el
Rey de los Kurkan es un hombre extremadamente guapo."
La Condesa Melissa, la jefa de las sirvientas, les dirigió una mirada
amenazante mientras se aclaraba la garganta. Inmediatamente, dejaron de
parlotear, pero Leah las tranquilizó con una leve sonrisa.
'No es bueno ser excesivamente estricta'. En cambio, ella aligeró la
atmósfera ya que todas estaban muy emocionadas. Pero justo en ese
momento, Leah sintió de repente una gran presión en su interior.
A lo lejos, bajo los cálidos rayos del sol, los barcos se acercaban a la costa
de Estia.
'Ellos han llegado'.
Matrimonio Depredador - Capítulo
18

Capítulo 18. Ishakan


Enormes y majestuosos, los barcos y buques de los Kurkan tocaron el suelo
de Estia. Desde la distancia, podía observar que venían con regalos.
Mientras Leah observaba los brillantes diamantes blancos, que colgaban
libremente en los barcos de madera, su visión se volvió borrosa. De repente
recordó la escasa cantidad de comida que había consumido durante el día;
solo un puñado de bayas silvestres y una taza de té.
Para su total disgusto, se le había ordenado controlar su dieta más de lo
normal para lograr una cintura aún más delgada. Sus sirvientas sentían pena
por alimentarla con tan poca comida, pero tenían que obedecer las órdenes
de arriba.
La propia Reina Cerdina supervisó las comidas de la princesa. Si
descubriera que Leah consumió incluso una migaja más de lo que le había
preparado, tanto ella como las sirvientas de la cocina sufrirían
consecuencias aterradoras.
Para Cerdina, Leah era una simple herramienta, no una persona. Para
complacer a los numerosos nobles y a los Kurkan visitantes, se le exigió a
Leah que fuera extraordinariamente bella, especialmente hoy.
La incomodidad era casi insoportable, Leah hizo una mueca mientras se
sostenía agarrándose de la barandilla. Se sintió mareada por el dolor que le
causó su ajustado corsé, que apretaba su estómago vacío. La tela clavada en
su piel, sabía que dejaría marcas para cuando el banquete terminara.
Sus cejas se fruncieron mientras su visión se balanceaba. Temerosa de
arruinar su rostro perfectamente maquillado, se obligó a acomodar su
expresión.
En una esquina, la Condesa Melissa miraba a la princesa con ojos llenos de
lástima. 'El sufrimiento que esta niña ha pasado...'
Entre los subordinados del palacio, ella había estado con Leah por más
tiempo. Al ver temblar el delgado cuerpo de Leah, se dio cuenta
inmediatamente de lo que estaba pasando. Acercándose rápidamente a ella,
la Condesa Melissa rápidamente sostuvo a la princesa a punto de colapsar.
Leah apenas podía mantenerse en pie. Sin embargo, inconscientes de su
lucha, las otras sirvientas continuaron admirando la belleza de Leah.
"¡Princesa!" Una sirvienta gritó, "Mira qué hermosa estás."
"Eres la única que puede lucir este vestido tan magníficamente."
"¿Y si los Kurkan se enamoran de ti?"
La Baronesa Sinael fue la última en hablar, y al escuchar su comentario, la
Condesa Melissa la reprendió ligeramente, mirándola lo más
venenosamente posible.
Después de algunos retoques aquí y allá, la princesa estaba finalmente lista.
Con la cara seria, se dirigió al palacio real con varias sirvientas.
***
La sala principal era la parte más espléndida del palacio real de Estia. El
techo estaba pintado con frescos pertenecientes a la rica historia de Estia,
las columnas de mármol estaban inscritas con diferentes tipos de tallados, y
el trono estaba hecho de oro, marfil y gemas preciosas.
<< Nota: Un 'fresco' es una pintura hecha sobre una pared o un techo con
colores disueltos en agua de cal y extendidos sobre una capa de estuco
fresco o húmedo. >>
Varios estimados invitados se habían reunido en ese lugar, pero tan pronto
como Leah entró, se convirtió en el centro de atención. Caminó más rápido,
dirigiéndose a un rincón discreto, tratando de no toparse con ningún otro
miembro de la realeza que hubiera llegado antes que ella.
Blain sonrió maliciosamente al mirar a Leah caminando por la habitación.
Había estado tan ocupado preparando los planes de contramedida hacia los
Kurkan que no habían podido verla después de regresar de cazar. Apuntó en
su mente que hablaría con ella después de que la reunión terminara.
Al sentir sus ojos sobre ella, Leah desvió la mirada, se acercó a su padre y
lo saludó. Luego, saludó a Cerdina, y después de reconocer la presencia de
Blain con un movimiento de cabeza, tomó el asiento designado para ella.
Poco después, el poderoso sonido de la trompeta sonó; la bulliciosa sala
quedó en silencio.
Todos contuvieron el aliento; sus ojos pegados a las magníficas puertas de
la sala. Nadie se atrevió a parpadear, ya que algo que sería parte de la
historia se estaba desarrollando ante sus propios ojos.
Las gigantescas puertas se abrieron, dejando que la luz del sol entrara. Poco
a poco, las figuras de los Kurkan se volvieron claras, su piel bronceada y
sus ojos vívidos cautivaron a todos.
La gente exclamó con asombro ante la belleza de los Kurkan. A diferencia
de la ropa formal de Estia, que se confeccionaba para que se ajustara
perfectamente al cuerpo, la ropa de los Kurkan colgaban sueltas alrededor
de sus cuerpos, hechas con generosas cantidades de fibra natural.
Pero a pesar de la hermosa apariencia de cada Kurkan, todos podían
distinguir quién era su líder.
La piel bronceada del hombre brillaba bajo la luz del sol, su cuerpo bien
dotado de músculos tan fuertes y enormes como los de una bestia. Entró sin
prisa, colocando un pie delante del otro, caminando sin ninguna
preocupación por el mundo.
Sus ojos dorados recorrieron cuidadosamente la sala, deteniéndose justo en
la princesa, que lo miraba con una expresión de asombro.
'Esto no puede estar sucediendo...'
La respiración de Leah se agitó, y su corazón se aceleró... Es más, ella pudo
notar el indicio de una sonrisa en sus labios mientras su mirada profunda y
aguda recorría todo su cuerpo.
El hombre avanzó, manteniendo los ojos fijos en Leah. Se detuvo frente a la
familia real, y una voz baja conocida hizo eco en toda la sala.
"Que la luz bendiga a Estia," dijo el rey con una sonrisa significativa, "Soy
el rey de los Kurkan, Ishakan."
Leah apretó la falda de su llamativo vestido, queriendo arrancárselo.
'¡Es él!'
Matrimonio Depredador - Capítulo
19

Capítulo 19. El Talón De Aquiles (1)


En un instante, ella sintió que la tierra se desmoronaba bajo sus talones.
Inconscientemente se clavó las uñas en la palma de su mano; sus nudillos se
volvieron blancos como si fueran a salirse en cualquier momento. Leah ya
no pudo reunir la fuerza para encarar a Ishakan.
'¿El hombre con el que perdí mi virginidad es el Rey de los Kurkan?'
Ni siquiera los shows de comedia barata abiertos en el mercado público
podrían ser más raros que esto. Casi se desmayó por el hilarante giro del
destino.
No, esto no puede ser un simple hilarante giro del destino. Era muy
probable que el Rey de los Kurkan se le hubiera acercado
intencionadamente.
Sintió un dolor agudo desgarrando su pecho. Fue atrapada con las manos en
la masa, el Rey de los Kurkan conocía su talón de Aquiles.
Ella usó al hombre, Ishakan, como una herramienta para sus planes. Pero
irónicamente, ahora él conocía todo el plan. Sabía cómo perdió su
virginidad, incluso su deseo más profundo de morir.
El temor la invadió. Incluso podría chantajearla con su mayor secreto.
Leah trató de recuperar la compostura conteniendo la respiración con calma
en medio de todos los pensamientos que la bombardeaban. Estaba en un
lugar público, demasiados ojos la miraban. Por lo tanto, no puede mostrar
ningún indicio de agitación.
Contuvo sus emociones y miró hacia delante con sus ojos en blanco, como
una muñeca. Pero debido a que sus ojos dorados seguían atravesándola, esto
se convirtió en un trabajo difícil de lograr.
Sus ojos estaban fijos solamente en Leah. La había estado mirando
fijamente desde que entró en la sala, y solo había retirado su mirada cuando
saludó al Rey.
Desafortunadamente, la gente no podía ignorar al deslumbrante Rey de los
Kurkan y sus llamativos ojos, que descaradamente se fijaban en cierta
persona de la multitud.
"......"
Los murmullos se extendieron lentamente por toda la sala. Los aristócratas
intercambiaron miradas entre sí de una manera peculiar.
'Una hermosa princesa conocida como la flor de Estia y un joven Rey
fuerte de la tribu salvaje'.
En efecto, era un argumento fascinante y excelente para una historia
inventada. Y añadiendo el hecho de que Leah era la prometida de Byung
Gyongbaek lo hacía más emocionante para los absortos espectadores.
Por este motivo, algunos miraron intensamente al alto y poderoso Byun
Gyeongbaek. ¿Cómo reaccionaría al presenciar que un apuesto monarca
miraba a su prometida como un dulce?
Leah tampoco pudo evitar lanzarle una mirada fugaz.
El tirano se sentó en la plataforma más alta, entre los nobles mayores que se
reunieron en el palacio real. Por lo tanto, en su posición, podía ver a Leah e
Ishakan de cerca.
Su cara se puso roja. La furia creciente en su interior estaba a punto de
estallar mientras respiraba con dificultad. Su respiración era tan pesada y
fuerte que se podía escuchar hasta donde Leah estaba sentada.
Incapaz de contener su ira, Byun Gyeongbaek estaba a punto de salir
corriendo como un toro furioso, cuando una tos profunda y seca lo devolvió
a sus sentidos.
"... Ejem."
Fue el Rey de Estia, cuya presencia había sido ignorada hasta ahora.
Naturalmente, la atención de todos se desvió hacia su rey, y finalmente,
Leah fue liberada de los ojos sofocantes de la gente. Ella suspiro aliviada.
El rey lanzó una mirada de disgusto e Ishakan, en respuesta, astutamente
esbozó una sonrisa. El hombre se encogió de hombros con frialdad por su
falta de cortesía.
Cuando sus delgados labios se levantaron, una atmósfera agradable
permaneció, ocultando ligeramente su peligroso salvajismo. La clase noble,
que despreciaba a los suyos, nunca había visto tal aura emanada de un
bárbaro.
Su rostro radiante atrajo naturalmente los ojos de la gente. El rey de Estia
volvió a toser para llamar la atención cuando dirigió una respuesta a
Ishakan.
"Bienvenido al Reino de Estia."
Sorprendentemente, Ishakan cortésmente le respondió, "Gracias por la
cálida bienvenida."
Asombrado por un saludo tan cortés, la cara del rey se suavizó ligeramente.
Leah escupió una maldición en su interior, mientras su padre creía
ciegamente en la cortesía fingida de Ishakan.
Dejando a un lado el hecho de que creó una falsa pretensión para
engañarla... ahora... '¿También está fingiendo un interés en mí?'
De hecho, su llegada solo significó problemas. Leah pensó que sin duda
tenía la intención de arruinarlo todo.
'¿Podría todavía detenerlo?'
Sin embargo, él ya había descubierto su debilidad. Además, no quedaba
mucho tiempo antes de que fuera llevada a Oberde. El tiempo restante lo
dedicaría a terminar su trabajo en el palacio.
Mientras Leah miraba con impaciencia la conversación entre Ishakan y su
padre, consideraba lo que aún podía hacer en una situación tan tensa como
esta.
Su conversación de sondeo mutuo fue extremadamente cortés. Ishakan
había mostrado respeto al viejo rey al inclinarse ante él, pero no se agachó
tanto como para mostrar inferioridad. No actuó perfectamente, pero
mantuvo la decencia.
Desde la primera vez que ella puso sus ojos en el Rey de los Kurkan, supo
que definitivamente sería un duro oponente.
Después de terminar la conversación con el Rey, Ishakan intercambió
posteriormente un breve saludo con Cerdina y Blain. Y por último, se paró
frente a Leah...
Esto atrajo instantáneamente la atención de los aristócratas que estaban
animados por la gran muestra de interés de Ishakan hacia la princesa. Leah
enderezó su espalda y hombros mientras recibía la mirada de los
aristócratas cuyos ojos brillantes ardían de curiosidad.
"Soy Leah de Estia." Su discurso, afortunadamente, no reflejaba la
agitación que se gestaba en su interior.
Tranquila y regia, extendió su mano al Rey de los Kurkan. Pero a diferencia
de su exterior calmado, las puntas de sus dedos temblaban visiblemente,
revelando su ansiedad.
El tiempo se detuvo cuando Ishakan aceptó la pequeña mano de la princesa,
más aún, cuando su cabeza descendió para plantar un beso en la parte
posterior de la misma.
Era una forma de saludo en Estia, un acto de mostrar respeto a una mujer.
A pesar de imitar la etiqueta de Estia, Ishakan no hizo ningún esfuerzo por
ocultar su verdadera naturaleza. Presionando su boca contra su mano,
separó sus labios, asegurándose de que sus dientes caninos rozaran su piel
sedosa.
"¡......!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
20

Capítulo 20. El Talón De Aquiles (2)


Los ojos de Leah se abrieron ligeramente por la sorpresa, pero permaneció
tranquila en su posición. En secreto, metió su mano libre en los pliegues de
su falda en un puño apretado.
Los dientes que raspaban su piel parecían recordarle la noche que
compartieron. Teniendo suficiente, intentó retraer su mano, pero Ishakan
inmediatamente la agarró con más fuerza y finalmente apartó sus labios.
Muchos ojos los miraban, ¡Pero esto no le impidió hacer un saludo tan
audaz! La expresión 'audaz' ni siquiera era suficiente para describir su
acción.
Además, su rostro sereno y confiado permaneció, su sonrisa no vaciló ni
una sola vez. Solo la princesa se veía nerviosa, siendo el enrojecimiento de
sus mejillas un claro indicio.
Pronto, Ishakan liberó su mano de su agarre y, como si estuviera quemada,
Leah la acarició con su otra mano. El sol a plena luz del día era brillante, y
los candelabros en la sala parecían deslumbrantes, incluso brillaban con
mucha intensidad.
Pero el corazón de Leah estaba envuelto en la oscuridad. Sofocada, sentía
como si se estuviera hundiendo en arenas movedizas.
***
Finalmente, el banquete de bienvenida llegó a su fin. Leah inmediatamente
se levantó de su asiento y, como si un demonio estuviera siguiendo su
rastro, abandonó la sala. Salió tan deprisa que no pudo despedirse de los
nobles, pero no le importó.
Ella sin pausa, solo queriendo regresar a su habitación de inmediato, cerrar
todas las puertas, y esconderse debajo de sus mantas. Un fuerte deseo
instintivo de huir a un lugar seguro era lo único comprensible en su mente
en este momento.
Sus sirvientas la siguieron rápidamente. Aunque tenían una expresión de
desconcierto, Leah no dijo nada.
Después de encerrarse en su habitación, se quedó despierta toda la noche.
Quería dormir, pero no podía. Los pensamientos del hombre provocaron un
caos en su cabeza.
La noche que pasaron juntos, las historias que compartieron y el calor
apasionado; todo esto la atormentaba.
Dando vueltas y vueltas en su cama, apenas pudo pegar un ojo esa noche.
Al abrir los ojos al día siguiente, despertó hecha un desastre. Las ojeras eran
visibles, así que las ocultó poniéndose polvo.
Luego, se dirigió a su trabajo. De hecho, tenía un montón de trabajo que
hacer.
Mientras se establecía el tratado de paz, los Kurkan decidieron quedarse en
el Palacio Real de Estia. Después del banquete, ambas partes esperaban
llegar a un acuerdo completo.
A estas alturas, el Rey de los Kurkan ya se había dado cuenta de que el
viejo rey de Estia no era rival para él. No había duda en esto, pensaba Leah
con desdén.
El tratado era lo último que tenía en mente en este momento. El próximo
banquete de bienvenida para los Kurkan, el cual era de suma urgencia. Solo
la idea de toparse con todo tipo de personas, incluido Byun Gyongbaek en
la conferencia, hizo que su cabeza diera vueltas.
Las perspectivas del tratado previsto se mantendrían a raya durante el
banquete, ya que los Kurkan tendrían que mezclarse con Byun Gyongbaek,
una persona atroz que tiene malicia contra los de su tipo. Por lo tanto, las
conversaciones sobre el tratado podrían generar una disputa.
Dejando a un lado la pluma, Leah firmó el último documento sobre su
mesa. Frunció el ceño cuando un fuerte dolor de cabeza la golpeó
fuertemente, haciéndole difícil concentrarse en su trabajo.
Se levantó para despejar su mente. De lo contrario, cometería errores, lo
que garantizaría desgracias irreversibles.
"Saldré a respirar un poco de aire fresco," gritó.
La Condesa Melissa, que la había estado ayudando, se mostró preocupada.
Había pasado un tiempo desde que Leah había usado esas palabras. Esta
noticia estaba pasando factura a la princesa.
Leah salió a caminar con sus sirvientas, solo después de asegurarle a
Melissa que no se sentía mal.
Caminó por el pasillo junto al patio e inhaló el olor a humedad de la hierba,
que pronto le calmó los nervios.
Leah le echó un vistazo al jardín.
En medio de las plantas ornamentales, había un campo de nardos. Los
capullos blancos de esta planta que se formaban en racimos se veían
adorables. Un poco más de tiempo y estarían en plena floración.
Pero primero, estas flores necesitaban mimos adicionales. Leah estaba a
punto de decirle al jardinero que las atendiera cuando su mirada captó una
figura familiar en la distancia.
Al darse cuenta de quién era, se congeló al instante. El aire arrebatado de
sus pulmones.
Él estaba ahí.
Bajo los rayos del sol que se asomaban por los huecos de las hojas, Ishakan
se apoyaba contra un árbol, fumando tranquilamente.
Se sabía que a los Kurkan les gusta fumar tabaco, pero sus cigarrillos eran
diferentes a los del continente. La neblina brumosa que se dispersa del
humo era bastante única. El aroma fresco pero sutilmente dulce, que llenaba
sus fosas nasales, le agradaba.
Inmediatamente, sus sirvientas comenzaron a susurrar desde atrás.
"¿Es el Rey de los Kurkan?"
"Oh, Dios mío. ¿Es real? ¡Su apariencia!"
"¿Pero no es demasiado feroz? Le tengo miedo."
La Condesa Melissa se acercó a Leah y le dijo, "Princesa, ¿Qué debemos
hacer?"
Tenía que dejar este lugar en este momento. Porque su relación con el
hombre no se conoce formalmente. Pero incluso sabiendo eso, se detuvo y
miró a Ishakan.
Él estaba mirando hacia abajo cuando escuchó a las sirvientas riéndose a lo
lejos. Entonces, levantó lentamente sus ojos cansados, revelando sus orbes
dorados como los de un halcón.
Al instante, sus ojos se encontraron, pero Ishakan apartó su mirada de ella.
Sacó un pequeño paquete de cigarrillos de su pecho y desechó el cigarrillo
que fumaba. Mientras se ocupaba de lo suyo, Leah se adentró más
profundamente en la parte sombreada del pasillo donde estaba antes. Al
tiempo que observaba con atención los movimientos del hombre.
Luego de algunos pasos, él desapareció de su vista. Leah le dio la espalda,
con la intención de dejarlo en paz.
"Alto ahí."
Estaba saliendo con las sirvientas del pasillo cuando de repente, unas manos
grandes la agarraron por los brazos.
"... ¡Ahh!"
Leah chilló y tropezó cuando él tiró de sus brazos, haciéndola golpear su
sólido pecho. Ella levantó la vista apresuradamente y sus ojos se
encontraron en un instante.
"¿Adónde vas, princesa?" dijo en un tono bajo y malicioso.
En esta posición, el calor de su cuerpo la rodeaba. Su suave susurro la agitó
intensamente.
"Estoy seguro que tienes algo que decir."
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
21

Capítulo 21. Sus Servicios


Las sirvientas sorprendidas se congelaron y reaccionaron demasiado tarde.
La Condesa Melissa se agarró la falda con ira y le gritó.
"¡Eso es demasiado grosero!"
Pero tan pronto como Melissa miró a Ishakan a los ojos, se congeló. Su cara
se puso pálida, y su respiración se detuvo. Su cuerpo tembló con un miedo
absoluto. Leah se puso inmediatamente delante de la Condesa Melissa,
protegiéndola de su línea de visión.
"Él es el rey."
Ishakan se giró hacia Leah. La Condesa Melissa suspiró aliviada cuando la
atención se desvió de ella. Leah entonces lo miró directamente a los ojos.
"Tocar el cuerpo de un miembro de la realeza sin permiso es una violación
del respeto en Estia. Mientras estés aquí, me gustaría que siguieras la
etiqueta de Estia."
Las sirvientas solo cumplían con sus obligaciones. Ishakan debería hacer lo
mismo. Sorprendentemente, admitió su error.
"Cometí un error."
Las sirvientas, así como Leah, retrocedieron sorprendidas. No podían creer
que una disculpa saliera tan fácilmente de la boca de un rey. Ninguna
persona de la realeza actuaba de esta manera; admitir el error de uno
significaba renunciar a su orgullo.
Pero Ishakan admitió su culpa como si no fuera nada y miró suavemente a
Leah. Ella luchó contra el impulso de mirar hacia otro lado, enfrentándose a
su mirada.
"La caza es como la segunda naturaleza de los Kurkan..." Comenzó a
explicar.
Sus labios se curvaron en una sonrisa, "Por eso, si me das la espalda, mi
instinto natural será el de perseguirte y atraparte."
En contraste con su sonrisa relajada, sus palabras tenían un significado
aterrador, haciendo que la atmósfera se volviera tensa. Por la forma en que
hablaba y se comportaba, era como si Leah fuera una presa. Pero ella no se
movió. Consideraba que guardar silencio era una opción mucho mejor que
tener una discusión sin sentido con él.
Ishakan le preguntó sonriendo.
"¿Me podrías mostrar los alrededores del palacio?"
Sus palabras fueron como veneno. ¿La prometida de Byun
Gyongbaek saliendo con el Rey de los Kurkans? Sería el chisme del siglo.
Estaba segura que si aceptaba, el rumor de que el Rey de los Kurkan estaba
atacando a la princesa de Estia se extendería como un incendio forestal.
A pesar de ser consciente de esto, no pudo rechazar su petición. En
comparación con el arma poderosa que Ishakan podría usar contra Leah, el
rumor no era nada.
Ishakan le extendió su mano, pidiéndole que lo acompañara. A
regañadientes, puso su mano sobre la de él en aceptación.
"Princesa..."
Asustadas, las sirvientas llamaron a Leah. La Condesa Melissa tembló al
recordar el miedo que sintió al enfrentar a Ishakan.
"Estoy bien. Pueden seguir adelante."
"Pero—"
"Tengo que entretener al invitado."
Después de consolar a las sirvientas aterrorizadas, Leah lideró el camino
mientras le mostraba el lugar. Ishakan la siguió a un ritmo pausado. Intentó
dirigirse a un lugar apartado, pero era imposible evitar por completo los
ojos curiosos de la gente. Con cada paso que daban, más miradas los
seguían.
Para Leah, sus ojos se sentían como abejas picándola continuamente.
Ella caminó más rápido. Solo después de llegar a un tranquilo jardín su
respiración volvió a la normalidad.
A su alrededor, arbustos y matorrales se erguían, ocultando sus figuras de
los transeúntes. En el medio del jardín, había una fuente instalada sobre una
losa cuadrada de piedra, de la cual fluía serenamente el agua.
La fuente tenía la forma de una escultura, tallada por un artista famoso. Esta
obra maestra fue perfeccionada según la hermosa forma desnuda de una
deidad masculina. Por todo el palacio de Estia, tales obras de arte
permanecen desatendidas en los jardines.
Ishakan se detuvo cuando Leah se paró frente a la fuente. Después de
confirmar que finalmente estaban a solas, ella se dio la vuelta y lo miró.
A diferencia del delicado y finamente adornado palacio de Estia, Ishakan
era fuerte y salvaje. Destacaba sobre el espléndido palacio como una gota
de sangre sobre la piel blanca y dura.
"¿Lo sabías desde el principio?"
Ishakan levantó las cejas, por lo que Leah repitió su pregunta, su rostro
desprovisto de toda expresión.
"Te pregunto si te acercaste a mí sabiendo que soy la princesa de Estia."
Hacer esa pregunta requirió mucho coraje. En lugar de explicarse, Ishakan
simplemente dijo,
"¿Y si digo que sí?"
"......"
Ahora que estaban solos, Ishakan reveló de inmediato sus verdaderos
colores, dejando de lado cualquier pretensión de etiqueta. Su actitud era
cruda y directa.
Leah fue incapaz de responder. Ishakan se rió y se le acercó. "¿Y si lo sabía
y por eso me acerqué a ti? ¿Qué harías?"
"Me pregunto si te aprovecharás de mi debilidad y la usarás en mi contra."
Sus ojos brillaron mientras escuchaba sus palabras con gran deleite,
encontrando fascinante todo lo que ella decía.
"Ishakan." De repente él intervino.
Ella no entendió qué quiso decir. En un tono amistoso, continuó.
"No te refieras a mí como el rey de los Kurkan. Llámame Ishakan."
¿Es esto una orden o una petición? De cualquier manera, no tenía elección,
así que intentó llamarlo por su nombre.
"Ishakan..."
Se sintió extraña llamándolo tan casualmente. Cuando su nombre salió de
su lengua, su corazón se aceleró. Para ocultar su agitación, endureció su
tono.
"Quiero que aclares tus acciones. ¿Me consideras una princesa?" Ella
respondió con calma. "Tu percepción de mí dictará cómo debo tratarte, ya
sea como el Rey de los Kurkan.. o como un prostituto."
Ishakan estalló en risas, encontrando su arrebato bastante adorable. Por otro
lado, Leah tenía su mirada fija en sus caninos puntiagudos, que se revelaron
cuando su boca se abrió por completo.
"Si te pido que me trates como un prostituto, ¿Me pagarás por mis
servicios?"
De hecho, le encantaba jugar con sus palabras. Leah frunció los labios y
mantuvo su ira a raya, "Te daré todo lo que quieras."
Matrimonio Depredador - Capítulo
22

Capítulo 22. El Príncipe Heredero De Estia (1)


Su cara se puso roja, pero respondió con un tono audaz. No estaba
acostumbrada a este tipo de conversaciones, por lo que se dio suaves
palmadas en sus mejillas sonrojadas para enfriarlas. Ishakan procedió a
sentarse en el borde de la fuente.
"En público, te trataré como a una princesa. Pero cuando estemos solos,
¿Podemos actuar cómodamente?"
"¿Cómodamente?"
"La actitud descarada te queda mejor que actuar como una princesa real,"
levantó una ceja, "Al igual que esa noche."
Las palabras que añadió tenían un significado especial, pero ella
decidió ignorarlas.
"Si eliges tratarme como una princesa, asegúrate de mantenerte dentro de
tus límites. Como cuando me pusiste las manos encima hoy..."
Antes de que pudiera terminar de hablar, Ishakan de repente la agarró de la
muñeca. Astutamente, respondió mientras miraba a Leah a los ojos.
"Pero ahora estamos solos, así que no tengo que tratarte como a una
princesa."
'¿Son todas las bestias así?'
Cansada de sus acciones insolentes, Leah lo miró con desdén, sin
pronunciar una sola palabra. Pero la atención de Ishakan estaba en otra
cosa. Murmuró con el ceño fruncido.
"Maldita sea... Estás más delgada que antes. ¿Estás comiendo bien?"
Su delgada muñeca era notablemente diferente de su mano grande. Como
parte de los preparativos para el banquete de bienvenida a los Kurkan, había
recibido una dieta aún más estricta, haciéndola más delgada que antes.
En lugar de explicárselo, Leah apartó su mano. Al notar su mano ahora
vacía, Ishakan rápidamente la sumergió en la fuente.
'Qué extraño...' De repente, comenzó a lavarse las manos. ¿Encontró sus
manos sucias?
No podía creerlo. Era tan difícil de descifrar. ¿Por qué haría algo así en
medio de su conversación? Leah se mordió el labio y a regañadientes sacó
el tema que le atormentaba.
"Las cosas que pasaron esa noche... ¿Puedes guardártelas para ti?"
La idea de que otros conocieran su plan la asustaba. No podía imaginar lo
mal que se pondrían las cosas si Ishakan le contaba su secreto a los demás.
Los ojos de Ishakan se entrecerraron al notar la desesperación de Leah.
Inclinó la cabeza hacia un lado y se echó a reír.
"No lo sé."
Al escuchar su respuesta ambigua, Leah sintió que se le encogía el
estómago. No pudo soportarlo más y gritó.
"¡¿Qué quieres de mi?! Qué..." Exclamó, pero fue interrumpida antes de
que pudiera terminar.
Él metió algo dentro de su boca, haciendo que sus ojos se abrieran de par en
par. No sabía qué era, pero aún así lo masticó. Mientras masticaba la tierna
y pegajosa pulpa, un sabor dulce invadió su boca. Su cuerpo se sintió
extasiado mientras el dulce sabor satisfacía la privación que había sentido al
no comer.
"Tienes que escupir la semilla."
Sus dedos largos y delgados le abrieron la boca, e Ishakan tomó la semilla
que estaba sobre su lengua mientras le sonreía.
"Era un dátil. ¿Te gustó?"
"¡...!"
Su rostro se enrojeció cuando finalmente se dio cuenta de lo que acababa de
hacer. Estaba absorta por el dulce sabor de la fruta que no pudo entender sus
acciones.
No pudo decir nada. Confundida, miró a Ishakan con las mejillas aún rojas.
Casualmente le metió otro dátil entre sus labios, que su boca aceptó
voluntariamente.
"Solo quiero una cosa."
Mientras saboreaba el sabor fuerte y dulce en su lengua una vez más,
Ishakan susurró con una mirada triste.
"Quiero que aceptes todo lo que te dé."
*
El significado subyacente de su susurro estaba implícito. Su corazón dio un
salto rápido. Como poseída por algo, Leah saboreó deliciosamente el dátil
en su boca.
Los dátiles no eran un alimento básico en Estia. Lo había probado solo una
vez cuando un esclavo Kurkan se lo dio cuando aún era una niña.
Eso fue hace mucho tiempo. Tanto tiempo que Leah ya no podía recordar el
sabor del dátil, ni la cara del niño que tan amablemente le compartió su
comida.
Saboreándolo, se sintió eufórica por su dulzura desconocida. Chupando
cada dátil hasta dejarlo seco, pronto Leah, sin querer, se chupó los labios.
Emitiendo así sonidos de sorbido.
Un toque de arrepentimiento persistió en la punta de su lengua.
A diferencia de ella, Ishakan no lo encontró vergonzoso. Más bien, él estaba
profundamente interesado en lograr que consumiera algún alimento para su
frágil cuerpo.
Los ojos penetrantes del rey observaron a Leah mientras se deleitaba con
los dátiles que él traía consigo. Antes de que pudiera meterle otra fruta en la
boca, ella bajó la cabeza y escupió las semillas en sus palmas.
Ahora que había terminado de comer todo, parecía no tener idea de lo que
debía hacer con esto.
Por un momento, dudó y extendió las manos. Ishakan agarró las semillas
cubiertas con su saliva e instantáneamente las arrojó a los arbustos.
Leah no comprendió tal acción de inmediato, por lo tanto, Ishakan fue
rápido en proporcionar una explicación, "Es una semilla, así que será
devuelta a la tierra."
Ella no encontró ningún fallo en sus palabras y asintió. Sin duda, al
jardinero no le importarían unas pequeñas semillas esparcidas aquí en su
área de trabajo. Probablemente no lo notará.
Leah se limpió los labios. Entonces, sin decir una palabra, se acercó a la
fuente y se lavó las manos. Mientras se quitaba el residuo pegajoso que
quedaba en sus manos, a hurtadillas echó un vistazo a Ishakan.
Encontró que todo en él era peculiar. ¿Quizá porque era de un país
extranjero? Todo lo que hacía la dejaba perpleja. Sobre todo, arruinó por
completo su rutina sistemática de hoy.
'¡Ay!' Se dio cuenta demasiado tarde. Cerdina inspeccionaría todos los
preparativos para la próxima conferencia. Y por preparativos, ¡Se incluía a
sí misma! 'Dios mío, terminé todos los dátiles aún sabiendo que tendría que
llevar un vestido ajustado a la cintura mañana delante de Cerdina'.
La preocupación estaba impresa en su rostro, ya que temía que su barriga se
viera abultada.
A pesar de la lluvia de arrepentimientos, no pudo resistir comer los dátiles
dulces, que se derritieron en su boca.
'¿Cuándo fue la última vez que comí bien?' Ni siquiera podía recordarlo...
'¡Ah, ya lo recuerdo!'
Rápidamente, las secuelas de su noche acalorada ocuparon sus
pensamientos, cuando Ishakan le dio una generosa cantidad de pan y
estofado. Ella frunció el ceño al recordarlo.
Moviéndose detrás de ella, Ishakan la hizo recobrar el sentido cuando le
tomó la mano, a lo que Leah se sobresaltó. Quedó aún más desconcertada
cuando Ishakan puso algo en su mano. Luego cerró suavemente su mano
con la suya, haciéndola apretarlo.
Cuando miró hacia abajo, vio una caja de dátiles. Leah parpadeó mientras
miraba los dátiles arreglados uniformemente, dentro de una caja elegante.
Mirando el aspecto de Ishakan, parecía como si él devorara carne, con
sangre goteando de la misma. Pero verlo llevar esta caja de dátiles era un
poco sorprendente, parecía incluso fuera de lugar.
"Los Kurkan creen que la comida dulce puede expulsar los malos espíritus.
También me gustan los dulces. Lleva mi regalo contigo."
Tan pronto como escuchó esto, cerró rígidamente la tapa de la caja.
Ella empujó la caja hacia él. Fue un firme rechazo. En lugar de aceptar la
caja, Ishakan replicó.
"No le puse veneno."
"No es por eso. No puedo aceptarlo, así que llévatelo."
"¿Por qué?"
"Porque estoy a dieta."
Los ojos de Ishakan brillaron con interés, la idea de que ella se muriera de
hambre intencionalmente lo irritó, "Dieta, ¿Para qué?"
"La razón no te involucra en lo más mínimo."
Ella no quería su lástima en absoluto. En lugar de dejar que la conversación
tomara un camino no deseado, Leah desvió del tema. "¿Por qué has venido
aquí?" Mirándolo directamente a los ojos, preguntó intrépidamente, "¿Estás
seguro que no quieres nada de mí?"
"Por supuesto que sí." Sacudió la cabeza en dirección a la caja.
"Cómetelos todos. Es una orden de alguien que conoce tu debilidad." Tocó
la esquina de la caja. La madera aceitada era lisa sin ningún rasguño.
"¿Debo alimentarte más?"
Su cara se puso rígida cuando él comenzó a reírse. Ya no podía seguir
negándose. Ante sus palabras amenazantes, se vio obligada a aceptar la caja
de dulces, y pronunció con voz fría.
"Te pido que olvides lo que pasó esa noche. Si realmente me consideras la
princesa de este reino, por favor no te comportes indecentemente."
"¿Comportarme indecentemente?"
"Me refiero a tocar sin permiso."
"Se específica. Soy una bestia sin educación, así que no tengo ni idea de lo
que estás insinuando."
"Como agarrarme repentinamente del brazo... o meter tus dedos en mi
boca."
Una sonrisa astuta apareció mientras los ojos de Ishakan se encogieron.
Incapaz de detenerse, se echó a reír a carcajadas. Así como las gotas de
agua de la boca de la fuente salpicaban y perturbaban la calma del agua
debajo, iluminada por el sol radiante, su risa también causó caos en ella.
"Te gusta que te lo meta, ¿Verdad?"
Leah cerró los ojos con fuerza, entendiendo de inmediato su
grosera declaración. Era muy diferente de las personas que había conocido
antes. Sin embargo, no podía negar que siempre se había sentido atraída por
personas con un pasado desconocido.
Ella levantó bruscamente la mirada, queriendo golpearlo y reprenderlo por
su comportamiento lujurioso. Sin embargo, sus pelos se pusieron de punta
cuando sintió la presencia de alguien más...
El sonido de los zapatos chocando contra las piedras mal pavimentadas del
jardín hizo que su corazón se acelerara.
"¡......!"
Casi dejó caer la caja cuando su rostro se horrorizó. Un hombre con el
mismo cabello plateado que ella los miraba con la cara en blanco.
Era el hermanastro de Leah, Blain.
Matrimonio Depredador - Capítulo
23

Capítulo 23. El Príncipe Heredero De Estia (2)


Sin duda, era un hombre guapo, con cabello plateado y profundos ojos
azules que reflejaban los mismos rasgos de Leah. Sin embargo, su belleza
era solo una máscara, ya que su interior era más horrible de lo que uno
podría imaginar.
Frío y de mal genio, el príncipe heredero de Estia era temido por muchos. A
decir verdad, Leah se horrorizaba cuando él la miraba. Justo como en este
momento.
Sus ojos penetrantes la recorrieron. Después de examinar la caja que Leah
estaba sosteniendo, miró lentamente a Ishakan. Mientras observaba la
situación, Ishakan saludó amablemente a Blain sin ningún indicio de
vergüenza.
"¡Buenos días, Su Alteza!"
Solo entonces Blain lo reconoció. Su saludo fue aburrido e irónico. Poco
después, la atmósfera quedó en silencio.
Un aura extraña los rodeaba. El sonido del agua que fluía de la fuente
reverberaba en medio del silencio. Después del silencio amortiguado, Blain
finalmente abrió la boca.
"No sabía que el Rey de los Kurkan estaría aquí."
Ishakan respondió, "¿Este es un lugar en el que tengo prohibido entrar?"
"Bueno, no sé cómo son las costumbres de los Kurkan." Blain apretó los
dientes y dijo, "Pero aquí en Estia, no es bueno ver a una mujer soltera a
solas con un hombre."
Volvió a mirar a Leah mientras de su boca salían palabras maliciosas, que
sonaban como dagas dirigidas a ella.
"Hermana."
Leah se mordió los labios cuando la llamó 'hermana'. Aunque Blain era su
hermanastro, nunca la ha tratado con respeto. En cambio, Leah fue educada
severamente para que respetara al príncipe heredero, Blain.
Solía llamarla por su nombre o hermana cuando le apetecía. Parecía que él
se dirigía formalmente a ella porque el rey de los kurkanos estaba cerca.
Después de todo, no era bueno que se enterara del desastre que era la
familia real.
"He venido a decirte algo. Vayamos a un lugar silencioso."
Lo dijo en un tono de ira reprimida. Ya había lidiado con esta situación
antes, y sabía muy bien cómo la ira de Blain se intensificaría si se resistía.
Por lo tanto, Lea respondió sumisamente, "Sí, Su Alteza."
Luego, Blain la agarró por la muñeca derecha y la arrastró bruscamente a su
lado. Su pie tropezó con los bordes irregulares de las losas de piedras, y su
cuerpo se tambaleó, pero a Blain no le importó.
Mientras era arrastrada, Leah miró a Ishakan. Él soportó el terrible dolor y
pudo mirarlo con un rostro sereno.
Sus ojos se encontraron. Los ojos de Ishakan nunca abandonaron la
figura de Leah. Estaba disgustado y listo para estrangular al hombre hasta la
muerte. Sin embargo, Blain era el próximo gobernante de Estia, y una
disputa con él podría complicar las cosas. Peor aún, causar semejante
conmoción probablemente afectaría a la princesa.
Sin embargo, no podía quedarse de brazos cruzados. Él sólo movió sus
labios como si estuviera diciendo, '¿Necesitas ayuda?'
Esperaba una respuesta. Pero para su decepción, Leah bajó los ojos
indicando su negativa.
'Esto es lo mejor', ella pensó.
Ella no quería ser arrastrada por Blain. En el fondo, estaba desesperada por
su ayuda. Pero desde hace tiempo comprendió que seguir a su corazón es
ingenuo.
Ese hombre es el rey de los Kurkan que vino a devorar Estia. Debe haber
preparado de antemano todos sus planes políticos. A pesar de que su
intención no estaba clara por el momento, era mejor no involucrarse con él.
Leah descartó sus pensamientos, e incrédula sacudió la cabeza. Sintió la
persistente mirada de Ishakan, pero la ignoró y permitió ciegamente que
Blain la arrastrara.
Tan pronto como llegaron a un rincón del jardín, lejos de la vista de
Ishakan, él la empujó bruscamente contra un árbol. Su vestido corto fue
raspado y desgarrado por las ramas.
Brutalmente, Blain tiró de su cabello, destrozando su hermosa melena
rizada. Lo hizo tan fuerte que su cabeza se inclinó hacia atrás.
"¿Que estabas haciendo?"
Ella temía que su cuello se rompiera en cualquier momento. Estaba
abrumada por el dolor, las palabras de Blain sonaron vagas para sus oídos.
Sacudiéndola, Blain le preguntó de nuevo.
"¡Te pregunté! ¿Qué estabas haciendo con ese hombre?" Sus ojos azules
brillaban con locura.
Como si no fuera suficiente con maltratarla, hizo algo mucho más horrible.
La repugnancia cruzó los ojos de Leah tan pronto como sintió que él la
manoseaba. Le tocó obscenamente los hombros, el pecho y la cintura... e
incluso intentó levantar el dobladillo de su falda.
Apenas reunió fuerzas para abofetear a Blain. Aunque su fuerza fuera
inferior a la de él, no podía dejar que esa conducta repulsiva continuara.
Blain soltó su cabello y luego la arrojó con fuerza. A una distancia
considerable de él, Leah frunció el ceño a Blain, quien parecía poseído por
el demonio.
"No menees tus caderas frente a los Kurkan." Erguido sobre Leah, le
advirtió fríamente.
"¿Lo entiendes, hermana?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
24

Capítulo 24. Intruso (1)


Leah sintió que su rostro se enrojecía de ira mientras escuchaba los insultos
que Blain le escupía. Ella resopló enojada y enderezó su postura,
arreglándose el vestido antes de mirarlo fijamente.

"No te preocupes, hermano," dijo entre dientes, "Aunque Byun Gyongbaek


me asusta, no haré eso," aseguró.

La cara de Blain se retorció momentáneamente al escuchar la mención de


Byun Gyongbaek, antes de fruncir el ceño mientras miraba a Leah con una
sonrisa maníaca.

"Eres buena." Él dijo, "Muy buena para negar la realidad, incluso


habiéndote escondido en los jardines con el Rey de los Kurkan," susurró.
Acercando su rostro hasta que su boca estaba a un suspiro de su oído.

No la agarró nuevamente por el cabello, en cambio, acarició suavemente


sus mejillas con sus largos y delgados dedos, girando su cabeza hacia ella
con una burlona preocupación.

"¿Te dijo que está enamorado de ti?" preguntó, haciendo un mohín, lo que
hizo que Leah apretara su mandíbula, "¿Te dijo que te acostaras con él?"
Leah se obligó a mantener la boca cerrada.
Ella deseaba decirle que sí, pero sabía que no era lo correcto.

"No pasó nada entre nosotros," le dijo, "solo estaba interesado en mí porque
soy la prometida de Byun Gyongbaek."
Blain solo la miró en silencio, observándola para ver si mostraba algún
signo de deshonestidad. No confiaba en sus palabras, pero por ahora, lo
dejaría pasar.

En su juventud fueron muy unidos, él y Leah. Se cuidaban el uno al otro,


como verdaderos hermanos.

Y Blain adoraba a Leah, le daba lo que quería y más, concediéndole todos


sus deseos. Y Leah era igual, debido a su naturaleza solitaria, encontró una
compañía en Blain. Eventualmente, la gente comenzó a confundirlos como
hijos de los mismos padres, y ellos nunca se molestaron en corregirlos.
Pero como todas las familias, con el tiempo, se separaron.

A medida que Leah crecía, él la vio descubrir sus muchos talentos, siendo
cada vez más exitosa, necesitándolo cada vez menos. Y eso desgarró a
Blain, lo hizo sentirse poco apto para estar a su lado. Poco a poco, su
admiración se convirtió en celos. Su amor se convirtió en odio.

No le gustaba la forma en que estaba floreciendo. Quería aplastarla a toda


costa.

Y a medida que su relación se derrumbaba ante sus propios ojos, Leah se


enteró de algo que la llevó a romper completamente su vínculo, que una vez
fue muy fuerte.

La muerte de su madre fue la clave. Cuando se enteró de la verdadera


razón, ya no pudo seguir fingiendo, y finalmente se alejó de Blain. Él no era
la persona que solía ser.
Entonces, cuando Leah se distanció, los verdaderos colores de Blain
comenzaron a brillar.

Después de mirar fijamente sus enojados orbes azules, y al notar que no


tenía nada más que decir, Leah se encogió de hombros, sacudió la cabeza de
repente y lo empujó para irse. Blain dio un paso atrás, cuando lo hizo y
gritó.
"Leah."
Ella hizo una pausa. Su voz provocó escalofríos desagradables que
recorrieron su espalda. Sus dedos una vez más agarraron su cabello,
mientras le acomodaba unos mechones detrás de la oreja.

"Debes aprender a escucharme, hermana." Le dijo antes de mirarla


seriamente, "Y no vayas a donde no pueda verte," advirtió, y Leah asintió
levemente.

Todo lo que quería era que todo esto terminara. Estaba muy cansada.

***

Cuando Leah finalmente regresó a sus aposentos, las sirvientas ya estaban


reunidas, esperándola, con la Condesa Melissa entre ellas.

Tan pronto como la condesa la vio, inmediatamente corrió hacia ella.

"¡Princesa!" Exclamó mientras se acercaba y se detuvo delante de ella,


inquieta. "El Príncipe Heredero la ha estado buscando." Le informó, y Leah
asintió.

"Sí, lo he visto." Leah respondió con una suave sonrisa, y la Condesa


Melissa se quedó mirándola boquiabierta, antes de cerrar la boca, "No hay
nada de qué preocuparse." ella la tranquilizó. Sin embargo, la preocupación
seguía presente en los ojos de la condesa. Y por mucho que Leah quisiera
explicarle, no podía arriesgarse a contarle más.

Recordó la forma en que Blain la había arrastrado a un lado, agarrándola


por el cabello, y se acordó que seguía hecha un desastre. No había pensado
en una excusa para explicar el mal estado de su vestido. Asintiendo hacia
ella, la condesa Melissa pronto sacó un chal y se lo puso sobre los hombros.
Leah le dio las gracias brevemente. Una vez dentro, las sirvientas le
sirvieron el té, mientras ella se sentaba en un taburete y tomaba un sorbo.
Por ahora, el calor del líquido que corría por su garganta era suficiente para
calmar su corazón acelerado. Sintió que sus músculos se aflojaban y la
tensión disminuía mientras respiraba profundamente, disfrutando la
sensación de la Condesa cepillando su cabello.
A mitad de su té, la condesa rompió el silencio, aunque vacilante.

"Princesa, de ser posible," habló mientras seguía cepillando su cabello,


"¿Qué pasó con el Rey de los Kurkan?"

Leah se detuvo ante la pregunta y dejó la taza de té sobre la mesa. Era muy
fácil mentir para salir de esto. Por eso, puso una expresión tranquila y una
sonrisa reconfortante.

"Solo tenía curiosidad." ella respondió, "Parecía tener curiosidad sobre la


prometida de Byun Gyongbaek de Oberde." Terminó y tomó otro sorbo de
té, y la Condesa Melissa asintió en comprensión.

Ella ni siquiera dudó.

"Eso es un alivio." La condesa suspiró, sus preocupaciones disminuyeron,


"Había estado muy preocupada, especialmente porque pasó un tiempo
desde que desapareciste. Se veía demasiado rudo y severo," expresó sus
preocupaciones.

Normalmente, la condesa le habría contado las cosas que sucedieron en el


día, generalmente involucrando a Blain. Pero desde que vio a Ishakan hoy
temprano, fue tan memorable que no pudo dejar de hablar de ello.
"Oh, y sus ojos..." mencionó la condesa, recordando melancólicamente el
rostro de Ishakan. Pero cuando hizo una pausa, inmediatamente se dio
cuenta, frunciendo el ceño, de lo libremente que había estado hablando. Por
lo general, tenía mucho cuidado de no hablar tan casualmente con la
princesa. Al mismo tiempo, Leah se detuvo, con el té aún sin terminar,
mientras recordaba los ojos dorados de Ishakan.
Matrimonio Depredador - Capítulo
25

Capítulo 25. Intruso (2)


Era un rasgo único, especialmente entre los humanos. Y cuando se enfada,
puede provocar un miedo profundo, instintivo como el de una presa cuando
se enfrenta a una bestia rugiente, al hacer contacto visual.
Pronto sus pensamientos volvieron a Blain, y se preguntó si le diría a
Cerdina lo que había ocurrido hoy. La sola idea la preocupaba.
'No creo que se lo diga a Cerdina, pero ¿Y si lo hace? ¿Lo dejaría pasar?'
Ella se preocupó continuamente. Cerdina no era como Blain. No lo dejaría
pasar. 'Debo encontrar una manera de salir de esto'. Pensó para sí misma
antes de que un dolor agudo recorriera por su cabeza.
El dolor era insoportable. Rápidamente dejó su bebida y se levantó con un
gesto de dolor.
"Por favor, cancela mi agenda de hoy," le dijo a la Condesa, "Estaré en mi
habitación leyendo los informes," dijo, y la Condesa se acercó a ella con
una mirada de preocupación.
"Princesa..."
"No te preocupes," interrumpió Leah, sonriendo suavemente, "Estoy bien."
Ella aseguró, "En verdad, es solo la estricta dieta que estoy siguiendo, solo
necesito descansar."
Pero Melissa dudaba de sus palabras. Sabía que había algo más, Leah
realmente no estaba bien. Pero también sabía que Leah no se dejaría ayudar,
y por eso, a regañadientes, asintió ligeramente antes de dejarla sola para que
pudiera descansar.
Cuando la condesa se fue, Leah también dio instrucciones a las sirvientas
que aún estaban en su habitación para que la dejaran sola, prohibiéndoles
entrar hasta mañana por la mañana. Una vez que estuvo sola, se vistió con
su camisón, antes de desplomarse rápidamente en la silla cercana.
No creía que tuviera fuerzas suficientes para cenar esta noche. Además,
necesitaba reducir su comida en anticipación de la próxima conferencia. 'Tal
vez para la cena, solo pida dos rodajas de manzana, ya que quiero
descansar lo antes posible'. Ella realmente quería estar sola por ahora.
Con un suspiro, se giró hacia su ventana, sin mirar nada en particular.
Observó cómo el cielo se tornaba rojo al ponerse el sol y, sentada en su
silla, vio cómo la luz del día desaparecía y la oscuridad aparecía.
Sus nudillos estaban apretados en el borde de su apoyabrazos, viendo como
la luna iluminaba el cielo nocturno. Sus dedos temblaron, mientras el
impulso de abrir la ventana se hacía más fuerte...
Y junto con ello, el deseo de saltar.
Era una sensación fugaz, que experimentaba de vez en cuando. Pero nunca
tuvo las agallas para hacerlo, solo fantasías pasajeras cuando el
pensamiento pasaba por su mente. Pero ahora...
'Solo un poco más', Pensó. 'Solo un poco más de tiempo'.
Ella contaba los días en su cabeza; el tratado de paz, y cuando los Kurkan
se fueran. Después de eso, entonces podría terminar. Todo esto terminaría.
Una vez que llevara a la familia real de Estia a la ruina y la vergüenza,
entonces podría descansar de verdad.
Sus ojos se cerraron, imaginando el dolor y la agonía que vería en sus
rostros... Imaginando la forma en que el viento azotaría su cuerpo cuando
finalmente saltara.
Un ligero golpeteo resonó en su habitación silenciosa, y los ojos de Leah se
abrieron de golpe, con el ceño fruncido. No era nada.
Pensó que había sido producto de su mente, pero luego sucedió otra vez, y
otra vez.
'Tres veces', pensó. Parecía venir de la ventana.
Entonces se levantó y se acercó a la ventana con pasos cautelosos. Abrió el
cerrojo, antes de empujar ligeramente el cristal de la ventana y soltar un
grito de sorpresa.
Se llevó una mano a la boca para evitar alertar a otros.
"¡¿Cómo?!" Ella jadeó sorprendida, pero salió como un tartamudeo. Por
otro lado, la persona que estaba afuera, que estaba encaramada en la parte
superior de la rama del árbol, la miraba tranquilamente, jugando con una
pequeña piedra en su mano, lanzándola al aire y atrapándola con la misma
mano, como si solo estuviera haciendo una simple travesura.
Pero Leah estaba bastante desconcertada. A estas horas de la noche, la
seguridad del palacio real era insuperable, y bastante difícil de atravesar. Si
los descubrieran, esto seguramente los pondría en problemas, y Blain no
sería tan indulgente como lo fue hoy en el jardín.
Tan perdida en sus sombríos pensamientos, y sin saber qué hacer, no se
había dado cuenta de que Ishakan ya se había movido, saltando de la rama y
entrando a su habitación sin permiso.
En contraste con su cuerpo ancho, se movió con ligereza y rapidez,
aterrizando con elegancia en su balcón. Dejó de respirar al verlo saltar de la
rama.
"¡¿Donde crees que estás?!" Ella dijo en voz baja, mientras él se
enderezaba.
"En tu habitación," dijo de manera casual. Le pareció extraña su pregunta,
ya que sabía perfectamente dónde estaba.
Ignorando su creciente protesta, entró en su habitación, mirando alrededor
sin vergüenza. Leah lo persiguió, pero él solo ignoró sus advertencias y
quejas.
Una vez que terminó de recorrer su habitación, finalmente dirigió su
atención a Leah, a quien le sonrió suavemente.
"Lindo camisón." Le dijo, "¿Es con lo que duermes?" Preguntó.
Leah agarró la manta más cercana y se cubrió con ella, había olvidado que
estaba en camisón.
"¿¡Qué estás haciendo aquí!?" Le susurro. Estaba tan sorprendida por su
presencia que no se le ocurrió nada más que decir. Era como si sus
pensamientos estuvieran revueltos, mientras sentía la sangre correr hacia su
cara por la vergüenza.
"Tenía curiosidad por algo, por eso vine." le respondió tranquilamente,
haciendo que ella frunciera el ceño. Pero antes de que pudiera hablar,
Ishakan continuó y la miró seriamente...
"¿Por qué no me pediste ayuda?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
26

Capítulo 26. Tomada Por Un Depredador Intrépido (1)


"......"
El cuerpo de Leah se congeló de repente. Cuando Blain la arrastró
despectivamente fuera del jardín, aún podía recordar la boca de Ishakan
artículando las palabras, '¿Necesitas ayuda?'
Pensó en su intención subyacente, ya sea un plan malvado o un movimiento
político.
Sin embargo, en contraste con sus pensamientos complicados, el hombre
frente a ella era bastante simple. Su intención era pura, de hecho, solo
quería saber por qué ella no le pidió ayuda. Sus ojos, como los de un niño
curioso, persuadiéndola para que respondiera.
En trance, los labios de Leah comenzaron a moverse. "Yo..."
Después de dudar varias veces, sus palabras prudentemente elegidas
finalmente salieron de su boca. "¿No sabes la razón?"
¿No tiene idea? Existen diversas reglas, leyes, etiqueta y condiciones
políticas que se requieren de una princesa real, había muchas razones por
las que Ishakan no podía ayudarla. Como rey, debería saberlo.
Sin embargo, parecía confundido, probablemente fingiendo ignorancia.
"No lo sé." Su voz tranquila y relajada resonó. "Nosotros, los Kurkan,
somos bastante simples. Si odiamos algo, decimos que no. Si nos gusta,
decimos que sí. Es simple."
Leah parpadeó lentamente hacia la ventana. A través de la misma, el viento
frío entró lentamente en su habitación, haciendo que las largas cortinas se
balancearan rítmicamente. La habitación oscura, con solo ellos dos dentro,
estaba iluminada por la luz de la luna.
En todo caso, este escenario le recordaba a aquella noche. Esa vez no tuvo
que pensar en nada y solo sucumbió a sus puros instintos.
Pensando en ello, su boca se sintió seca. Leah evitó su mirada penetrante y
dijo con voz severa, "Vete."
Ishakan sonrió, no se ofendió ni un poco de que ella lo echara. "Bien. Si ese
es tu deseo."
Su respuesta despreocupada trajo alivio a Leah, pero no duró mucho. En el
siguiente segundo, Ishakan la levantó bruscamente con una mano,
agarrándola por las nalgas.
Ella se congeló, pero finalmente abrazó a Ishakan por los hombros,
temerosa de caer. Estaba aturdida. En un tono urgente, habló.
"¡Bájame!"
Como era de esperar, él no hizo caso a sus órdenes. Al ver que sus palabras
por sí solas no podían detener sus acciones, ella luchó para mover su cuerpo
con todas sus fuerzas.
Pero, ¿Cómo podría una mujer frágil estar a la par con la fuerza de una
bestia? Sin esfuerzo, Ishakan la sostuvo, sujetándola con firmeza a su
posición.
Al encontrarse con su rostro en medio de su lucha, fue recibida por sus dos
ojos, que brillaban de alegría. Ishakan intencionadamente le acercó su
rostro y le susurró.
"Me dijiste que me fuera."
Su cálido aliento tocó sus labios. Estaba tan cerca de ella que con un
pequeño movimiento, se tocarían la nariz. Leah apresuradamente inclinó la
cabeza hacia atrás y rápidamente habló.
"¡Bája... me!"
"No."
Entonces, Ishakan cruzó el dormitorio con pasos rápidos y ligeros, luego
saltó ágilmente por la barandilla, de donde Leah siempre había querido
saltar pero ni siquiera se había atrevido a hacerlo.
El rey de los Kurkan era un ser feroz. Con tal poder y fuerza, todos creían
que no tenía miedo de casi nada, ni siquiera de secuestrar a la princesa del
palacio.
Sosteniendo a Leah en sus brazos, su expresión no se encogió ni una vez.
Era como si solo estuviera sosteniendo una pluma.
En medio de la noche, su figura se deslizó ágil y ligeramente por el suelo,
antes de desaparecer finalmente detrás de las sombras de los árboles
cercanos...
Ni siquiera la estricta seguridad del palacio se había convertido en un
obstáculo para él. Atravesó la zona y tomó caminos no pavimentados, que
no eran accesibles para los plebeyos.
A pesar del lugar plagado de guardias, los evitaba fácilmente. Con sus
movimientos delicados, no hacía ni un solo sonido, una característica de
cazador con la que nació su especie.
La damisela en apuros, Leah, pensó en gritar para que la dejara ir. Pero
pensándolo dos veces, finalmente descartó esa idea, sabiendo que sufriría
un gran daño una vez que fueran descubiertos juntos a estas horas de la
noche.
Miró a su alrededor mientras Ishakan la sostenía. Atravesaron rápidamente
el Castillo de Estia. ¡No podía imaginar que alguien pudiera atravesar tan
fácilmente el palacio de esta manera! Parecía ridículo, imaginándose a sí
misma luchando a través del pasaje secreto todo este tiempo.
El viento fresco le revolvió el cabello, enredándoselo. Las noches en Estia
siempre habían sido frías, pero a pesar de estar en su delgado camisón, Leah
se mantenía caliente gracias a la temperatura corporal natural de Ishakan.
Tan pronto como salieron del perímetro del palacio, sintió que su corazón se
aceleraba. Temerosa de que él pudiera sentirlo, Leah presionó su mano
contra su pecho. Ella siempre había actuado con dureza frente a él, poco
dispuesta a parecer vulnerable, y no quería que los latidos de su corazón la
delataran.
Ella suspiró internamente. Buscó refugio en su habitación, sin embargo, la
fuente de su ansiedad vino a buscarla. No solo eso, su supuesta noche
tranquila estaba ahora agitada en todos los sentidos.
Nerviosa y emocionada al mismo tiempo, se sentía como una niña
portándose mal a espaldas de sus padres.
Pronto, llegaron al borde del bosque, e Ishakan bajó a Leah para que se
pusiera de pie. Desde la distancia se podía ver el palacio; sus leves sonidos
reverberaban y sus luces resplandecientes eran hermosas.
A diferencia de su hogar bien iluminado, el bosque estaba oscuro. Leah
tuvo que parpadear para adaptarse a la oscuridad de su entorno. Ishakan
miró fijamente su cabello plateado, brillando débilmente bajo la luz de la
luna. El cabello plateado que representaba el Reino de Estia.
Luego, levantó la vista y extendió sus brazos en el aire. Al darse cuenta de
esto, Leah se quedó atónita, más aún cuando él movió sus dedos.
¿Qué está haciendo? Quería preguntarle, cuando de repente, una capa cayó
del cielo e Ishakan la agarró sin esfuerzo.
Con este extraño escenario sucediendo ante ella, Leah abrió ampliamente
los ojos y escudriñó la copa del árbol más cercano.
Mirando hacia arriba, entrecerró los ojos, sin importarle si su cuello se
rompería al estar en un ángulo tan incómodo. Pero, sin importar cómo
mirara, no vio nada, ni siquiera un ligero movimiento.
Por lo tanto, solo pudo asumir que alguien se escondía en las sombras...
Fue entonces cuando sintió que una tela suave la envolvía. Ishakan colocó
suavemente la capa sobre los hombros de Leah, que apenas estaba vestida
con su camisón ligeramente transparente, y dijo brevemente. "Uno de mis
hombres me sigue. Se les llama caballeros de escolta aquí en Estia,
¿Verdad?"
En su camino hasta aquí, no sintió que un caballero de escolta los siguiera.
Parecía que sus sentidos estaban más allá del promedio.
Leah se cubrió el cabello con una cantidad considerable de tela, ya que era
su atributo que probablemente llamaría la atención. Ella ató firmemente la
cinta y estiró el dobladillo de la capa para ocultar completamente su figura.
Revelarse ante cualquier espectador era lo último que necesitaba.
Solo después de que Ishakan estuvo seguro de que Leah estaba
completamente cubierta habló.
"Quería recorrer la metrópoli real, pero no conozco exactamente este reino.
Solo soy un pueblerino del lado este del desierto. Así que pensé que sería
bueno verte de nuevo... y a Estia, por supuesto. Él sonrió y repitió, "Por
supuesto."
Matrimonio Depredador - Capítulo
27

Capítulo 27. Tomada Por Un Depredador Intrépido (2)


Además de mostrar un comportamiento desconcertante, era una excusa
poco convincente.
"Si esa es la razón por la que entraste a mi habitación, debo decir que eres
realmente intrépido."
"De hecho, lo soy. Incluso entré en el cuartel del enemigo. Pero también
eres valiente, ¿Sabes? Haces cosas atrevidas, y pareces acostumbrada a las
escapadas." Se aseguró de enfatizar sus últimas palabras.
"Hay cosas que deberían mantenerse en privado, ya sabes." Leah se puso
nerviosa y agarró el dobladillo de su capa mientras hablaba en voz baja.
"La conferencia de bienvenida para los Kurkan será mañana."
Sintiendo su inquietud, los ojos de Ishakan se estrecharon en forma de
media luna. "Te dejaré regresar antes de que salga el sol. Hasta entonces,
deberás estar conmigo."
Obligada y arrastrada por Ishakan, Leah se dirigió al centro de la ciudad.
Al principio, ella caminaba de mala gana. No obstante, su ritmo aumentó
lentamente a medida que comenzó a merodear por la zona. Sus ojos que
solo se fijaban en el camino ahora vagaban brillantemente por las vistas de
la calle.
Era la primera vez que estaba afuera sin ningún objetivo en mente. Se sentía
extraña e incómoda, deambulando por placer.
Como una pequeña niña, Leah husmeaba frenéticamente.
Inconscientemente siguió el delicioso olor de la comida, llevándola hasta un
vendedor de comida callejera. Cuando se acercó al puesto de comida, dio
un paso atrás, sorprendida.
La tentación, en forma de brochetas de albóndigas en salsa bombardeó sus
sentidos. Ella no esperaba este tipo de ataque esta noche. Lentamente, se
obligó a mantener la distancia, ignorando su tenaz y apetitoso olor.
Por otro lado, el Rey de los Kurkan estaba parado con los brazos cruzados.
Una vez que llegaron a la plaza de la ciudad la dejó hacer lo que quisiera,
dándole la libertad de tomar todo por sí misma, sin restricciones.
Pacientemente, él solo la observó desde lejos, pero no apartó su aguda
mirada de ella ni por un segundo.
Leah estaba profundamente absorta en su bullicioso entorno cuando Ishakan
puso algo delante de ella, haciendo que se congelara en su lugar.
¡Era la brocheta de albóndigas que se había comido con la mirada hace un
rato! Era carne de cerdo picada, comprimida en una bola y ensartada en un
pincho. Mientras se cocinaba a la parrilla, el apetitoso olor salado se
esparcía por el aire. La salsa fue rociada en la parte superior, haciéndola
salivar más.
"Come esto."
"¿No acordamos que tomarías lo que yo te diera?" Ella babeó. Ya que no
había comido nada, su estómago gruñó al verlo.
Sin embargo, recordó que tenía que usar un vestido ajustado frente a
Cerdina mañana por la mañana. Se preguntaba si había cometido un error al
comer los dátiles.
Quería negarse, pero la tentación era intensa. Incluso si cerrara los ojos y
girara la cabeza a un lado, no podría resistirse.
Tal vez solo un mordisco...
Entonces, se llevó cuidadosamente el pincho a la boca. Al morder la carne
suave, la superficie dorada a la parrilla se desgarró, de la cual salieron los
jugos.
En el momento en que lo probó, no pudo evitar comer más.
"¿Es pobre la familia real de Estia? Creo que solo vender un cuadro sería
suficiente para alimentarla durante meses." Ishakan murmuró, pero Leah no
escuchó ninguna de sus palabras. En cambio, devoró su comida,
concentrada.
Pronto, volvió en sí, y se sorprendió por el acto salvaje que acababa de
realizar.
'¡Terminé toda la brocheta!'
Una sensación de vergüenza la envolvió. No podía creer que no pudiera
controlarse, ¡Comiéndose toda la brocheta ella sola! Además, actuó como
una mendiga a la que se le había dado una limosna.
Ishakan sonrió al observar que Leah tenía una mirada devastada en su
rostro, mientras la sabrosa salsa aún manchaba toda su boca.
"No tienes que poner una cara como si el mundo se acabara de caer sobre
ti."
"Pero, tengo que usar un vestido mañana..."
Se mordió el labio inferior, agitada. Ishakan extendió sus manos, y la punta
de sus dedos frotaron sus labios.
"No te muerdas los labios. Se desperdiciará." Limpió la salsa restante de su
boca y la probó. La forma en que se lamió los dedos fue tan natural y...
sensual que Leah no sabía cómo reaccionar.
Al darse cuenta de que era demasiado tarde, chilló en sus pensamientos más
íntimos. No podía creer que Ishakan rompiera todo el decoro apropiado que
había aprendido desde su nacimiento.
"Comer una sola brocheta no afectará tu figura. ¡Eres muy delgada!"
Ishakan le quitó el pincho vacío y habló con indiferencia.
"Esta bien."
"......"
Sus palabras se quedaron grabadas en su cabeza. Leah apretó el dobladillo
de sus mangas mientras decía. "Necesito saber por qué me estás haciendo
esto."
¿Cómo podía decir que no era gran cosa? Fue en contra del orden y las
reglas que ella había estado cumpliendo durante toda su vida.
"¿Estás simpatizando conmigo? O simplemente quieres otra aventura de
una noche..." No pudo terminar sus palabras porque Ishakan se echó a reír.
Se rió como si hubiera escuchado una broma hilarante.
"¿Una noche de sexo? ¿Estás anticipando eso? No lo pensé... Ah, fui tan
ingenuo..."
Estaba lejos de ser ingenuo, Leah frunció el ceño.
Luego, agregó una pregunta descarada. "Una noche de sexo... ¿Quieres
otra?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
28

Capítulo 28. Un Encuentro Desafortunado (1)


Leah abrió la boca y la volvió a cerrar, incapaz de pensar en algo que decir.
No sabía cómo o por qué su conversación había tomado este curso, pero
Ishakan la estaba tratando como si solo hubiera encontrado a otra
compañera en la cama.
A pesar de su cara sonrojada, Ishakan solo entrecerró los ojos, mirándola
contemplativamente.
"¿Quieres hacerlo una vez más?" Él le preguntó, y miró a su alrededor,
antes de decirle, "Me parece bien hacerlo afuera." Se encogió de hombros y
Leah lo miró fijamente, boquiabierta.
'¡¿Sexo al aire libre?!' Ella gritó en sus pensamientos. Fue como si la
hubieran abofeteado por lo desconcertada que estaba con el pensamiento
loco de Ishakan. ¡Era una idea escandalosa!
Sin esperar a que se recuperara del shock, Ishakan la agarró por la muñeca y
comenzó a arrastrarla. Se sentía aturdida cuando llegaron a un callejón.
La luz, de la carretera principal, se filtraba a lo largo de las paredes. Era
tranquilo, y a pesar de estar obviamente desolado, todavía pasaban un par
de personas de vez en cuando. Leah puso sus manos alrededor de sí misma,
antes de encontrar la forma de hablar.
"¡Aquí no!" Le siseó, pero no trató de impedirle que se le acercara. Su
cara estaba repentinamente tan cerca que podía sentir su aliento golpear su
rostro. Se acercó y habló en voz baja. Su intensa mirada se centró
únicamente en ella.
"Tú..." hizo una pausa, su tono ronco le enviaba escalofríos por su columna
vertebral. En su interior se acumulaba una mezcla de tensión y nerviosismo.
No se había dado cuenta de que había puesto sus dos manos delante de
ella, juntándolas.
"No tengas miedo." Le dijo, sus ojos se posaron en sus labios, observando
la forma en que se movía mientras hablaba, "Puedes hablar libremente
aquí." Se le acercó aún más, hasta que sus labios estuvieron justo al lado de
su oreja, "No tienes que actuar como una princesa cuando solo somos
nosotros dos." Le susurró, asintiendo al recordar lo que había sucedido en
los jardines del palacio, animándola a decir lo que pensaba.
Pronto la tensión acumulada en su interior se calmó y fue reemplazada por
una miríada de sensaciones confusas.
'No tengo que actuar como una princesa...' pensó melancólicamente. Nunca
antes había escuchado tales palabras dirigidas a ella en toda su vida. Se
había esforzado por ser la princesa perfecta en todos los sentidos, y esas
simples palabras derribaron sus paredes. Ni siquiera la Condesa Melissa,
que había estado con ella desde que era una niña, le había dicho esas
palabras.
Abrumada por sus sentimientos encontrados, finalmente dejó escapar un
profundo suspiro.
"¿¡Estás loco!?" Exclamó en un susurro, pero a Ishakan no pareció
molestarle su reacción.
"Bueno, la princesa que creció hermosamente es realmente especial." Le
dirigió una sonrisa pícara, burlándose de ella. Y Leah sacudió la cabeza con
incredulidad.
"En esta situación, estás realmente loco."
Ishakan es la primera persona en su vida que se atrevió a sugerirle cosas
ridículas. Este extraño del desierto la estaba haciendo sentir muchas cosas a
las que no estaba acostumbrada antes. Leah dejó escapar un suspiro de
frustración y optó por mantener la boca cerrada.
En medio del silencio, Leah solo podía parpadear ante la tenue luz. A pesar
de llamar loco a Ishakan, ella también podía sentir que se estaba volviendo
loca en este mismo momento.
'Realmente es una persona peligrosa, alguien con quien es mejor no
involucrarse'. Pensó sombríamente. 'El rey de los enemigos tiene un
propósito desconocido'.
Pero Leah todavía sentía curiosidad por Ishakan, y al no encontrar otra
forma de saciar su curiosidad, abrió la boca para hablar.
"Tú-" pero ella fue interrumpida rápidamente por el sonido de una risa
bulliciosa y una música estruendosa que reverberaba en el callejón. Su
curiosidad se desvió hacia el ruido, empujó a Ishakan a un lado para mirar,
y vio a una banda de gitanos bailando en el callejón.
La risa también había llamado la atención de Ishakan, quien había imitado
las acciones de Leah, antes de murmurar en voz baja. "Tomaris." Gruñó y
Leah lo miró confundida, "Puede que ustedes los conozcan como gitanos."
le aclaró mientras continúa observándolos, "No me agradan mucho
realmente", admitió.
Al igual que las mayoría de las personas del continente, los Kurkan se
mantienen alejados de los gitanos. Después de todo, nunca se instalan en un
lugar por mucho tiempo, y hacen un par de trabajos para ganarse la vida.
Sus trabajos van desde la venta de artesanías, hasta atraer a la gente a los
ridículos mitos astrológicos, a cantar, a bailar, entre otras cosas.
Pero todavía peor es la evidente prostitución que se produce cuando los
gitanos se unen, que solo sirve para poner en peligro la seguridad y la paz
pública. Pero a pesar de su mala reputación, todavía existen porque algunas
personas los siguen manteniendo. Por ejemplo, hay algunos que están bien
versados en el arte de la brujería. Y debido a esto, la mayoría de las veces,
los comerciantes ricos, e incluso los nobles, buscan secretamente sus
servicios, comprando pociones de amor o muñecas malditas, y pagándoles
para asegurar su seguridad y sustento.
También estaba la vieja creencia de que si uno se metía con los gitanos,
cosas malas le sucederían. Por lo tanto, la mayoría de la gente hace la vista
gorda ante su anarquía.
De hecho, un grupo muy problemático.
"Son como las hierbas malas," refunfuñó, "Por mucho que las arranques,
siempre salen más." Dejó escapar un suspiro de derrota, "Ya no estoy de
humor." dijo con el ceño fruncido, antes de girarse hacia Leah y acercarla a
él una vez más.
"¿Crees que podemos retomarlo desde donde lo dejamos?" Le preguntó en
broma, pero Leah no pudo encontrar las palabras para responderle. Él se rió
de su silencio, hasta que escuchó que alguien lo llamaba desesperadamente.
"¡Ishakan!"
Fue un susurro.
"¡Ishakan!" Se repitió.
Matrimonio Depredador - Capítulo
29

Capítulo 29. Un Encuentro Desafortunado (2)


Mirando hacia la fuente de la voz, Leah jadeó sorprendida. Porque
escondido en las sombras, había un hombre, que los estaba mirando.
Era un hombre delgado, y su mirada era tan aguda como la de un gato. Se
dirigió rápidamente hacia ellos, y señaló rápidamente hacia el callejón antes
de desaparecer una vez más.
Frunciendo el ceño, Ishakan volvió a salir para ver qué estaba pasando.
Leah sintió que su corazón se hundía mientras lo seguía.
Había un hombre de mediana edad, coqueteando con algunas de los gitanas.
Detrás de él había caballeros, vestidos con ropa casual, observando
obedientemente mientras se reía divertido con los gitanas. Los ojos de Leah
se entrecerraron al ver quién era el hombre.
Era su prometido, Byun Gyongbaek.
"Increíble," musitó Ishakan, "¿No es ese Byun Gyongbaek?" Le preguntó,
inclinándose más sobre Leah, mientras ella apenas había arreglado el borde
de su capa.
Era un hecho bien conocido que Byun Gyongbaek era muy aficionado a
cualquier forma de entretenimiento. Cada vez que se adentraba en el
Distrito Real de Occidente, él, sin falta, se dirigía directamente al barrio
rojo, cuyos callejones estaban llenos de alcohol y mujeres.
Sin embargo, ella no esperaba verlo aquí hoy.
Leah esperaba que ninguno de sus caballeros los notara, permitiéndoles
escabullirse con facilidad. Pero parecía que eso no sucedería, porque ellos
ya los habían visto.
Uno de los caballeros se acercó a Byun Gyongbaek, susurrándole
suavemente.
Y el agarre de Byun Gyongbaek sobre la cintura de la mujer gitana se
aflojó, su sonrisa se convirtió en un ceño fruncido cuando dirigió su mirada
hacia ellos.
A diferencia de Leah, que estaba claramente cubierta y 'bien disfrazada'.
Ishakan no lo estaba.
No podían correr. Seguramente los atraparían.
Leah se encontraba en una situación difícil. No había previsto que salir a
hurtadillas del castillo a altas horas de la noche se convertiría en algo
peligroso. En el peor de los casos, pensó que podría ser capturada por los
guardias de la familia real, pero no esto.
"Es demasiado tarde para huir." Ishakan se lo dijo con calma, lo que
contrastaba claramente con el pánico que ella estaba sintiendo en este
mismo momento. Lo miró desesperadamente, observando cómo sus ojos
brillaban peligrosamente como en las figuras cercanas. Era claro para ella,
él no tenía intención de huir.
De repente, recordó la naturaleza hostil de los Kurkan. Y el hombre frente a
ella era su líder.
Como si leyeran la mente del Kurkan, los caballeros agarraron
simultáneamente las empuñaduras de sus espadas mientras se acercaban a
él, Byun Gyongbaek liderando el séquito. Se detuvo frente a ellos.
"¿Qué es esto? ¿Un Kurkan?" Preguntó burlonamente, y Leah miró a su
prometido, atónita. Le habló muy casualmente al rey. Pero aparte de Leah, a
nadie le sorprendió la forma en que se dirigió a él.
Pero en lugar de tomar represalias, Ishakan se limitó a mirarlo fijamente.
Gyongbaek no era bajo, pero delante de Ishakan, bien podría serlo. Y
debido a su inferioridad, Gyongbaek lo compensó, actuando más duro de lo
que realmente es.
"¿Estás loco? ¡Debes estarlo! Paseando descuidadamente dentro de los
muros del palacio." Gyongbaek comentó e Ishakan resopló.
"¿Cuál es el problema? No tengo intención de hacer ningún daño. Puedo
pasear tan descuidadamente como quiera." respondió rápidamente con
ingenio. Byun Gyongbaek resopló con disgusto, deteniéndose antes de
tomar represalias cuando vio a la chica escondida detrás de Ishakan.
Levantó una ceja hacia ella, mirándola de arriba abajo, antes de
concentrarse en sus uñas cuidadosamente cortadas.
"¿Dónde la encontraste?" Se mofó, "Es tan... pequeña y delgada. Me
imagino que debajo de esa capa hay una mujer poca atractiva."
Fue entonces cuando Leah se dio cuenta de que la debió confundir con una
prostituta. Lo cual fue un alivio. Rápidamente escondió sus manos debajo
de su capa, para evitar que descubriera su identidad. Gyongbaek soltó una
carcajada cuando ella ocultó sus dedos, y se giró hacia Ishakan.
"Te debe gustar mi prometida." Gyongbaek dijo burlonamente, "¿Por eso la
elegiste?" Miró a Leah, "Oh, bueno, no sé dónde la conseguiste, pero
conozco algunas que tienen un parecido sorprendente con ella, ¿Quieres que
te las presente?" Se jactó, pero Ishakan solo resopló.
"Para compensar tu origen de una tribu bárbara, puedo permitirte probar la
cultura avanzada que tenemos aquí en el Reino de Estia." Declaró con
orgullo, "Considéralo un favor de mi parte." Guiñó un ojo, riéndose
orgulloso, y sus caballeros lo siguieron.
Pero Ishakan permaneció inmóvil e inquebrantable, y solo les dio una breve
sonrisa.
"Parece que eres tú quien se equivoca Byun Gyongbaek." Dijo Ishakan
burlándose con decepción.
"¿Yo? ¿Equivocado? ¡¿De que estás coqueteando con una prostituta que se
parece a una princesa?!" Preguntó incrédulo e Ishakan se encogió de
hombros.
"Soy yo quien hace el papel de prostituto aquí." Declaró simplemente.
Matrimonio Depredador - Capítulo
30

Capítulo 30. La Emoción De La Matanza (1)


Byun Gyongbaek solo la miró fijamente. Leah se encogió de hombros,
reprimiendo la risa creciente en su garganta, respirando profundamente y
soltándola poco a poco.
Era plenamente consciente de que Byun era el tipo de hombre que perdía
los estribos con facilidad. Pero la imagen frente a ella actualmente estaba
más allá de sus expectativas. Luchó para tratar de contener la risa mientras
miraba a Byun Gyongbaek, quien tenía la boca abierta, tartamudeando de
incredulidad.
"¡¿Q-Qué?!" Balbuceó indignado. Ishakan chasqueó la lengua, odiando el
hecho de que tuviera que repetir sus palabras, pero lo hizo de todos modos.
"Te lo dije, soy yo quien hace el papel de prostituto aquí. ¿Tu dificultad
para escuchar viene con tu vejez?" Lo refutó, y Byun Gyongbaek quedó
totalmente boquiabierto.
"¡Cómo te atreves, basura!"
"¿Qué tal si cuidas tu salud primero antes de tener una novia más joven?
Ese es un asunto serio del que preocuparse." Ishakan sonrió
levemente, viendo la cara pálida de Byun Gyongbaek, antes de que se
pusiera completamente rojo de ira. Esto último fue la gota que derramó el
vaso, abriendo una brecha entre ellos.
"¡¿No tienes vergüenza?!"
Leah observaba al margen de todo, divirtiéndose por los acontecimientos
que se desarrollaban delante de ella. Cuanto más tiempo pasaba, más difícil
le resultaba reprimir la creciente risa. Incluso tuvo que darse la vuelta para
evitar reírse a carcajadas.
Frente a ella, podía ver que para los gitanos era todo lo contrario. Estaban
acurrucados muy cerca unos de otros. Claramente tenían miedo.
Siguiendo la línea de visión de los gitanos, los vio mirando con espanto a
Ishakan. Podía verlos hablando entre sí, y al mirarlos más de cerca, parecían
similares a los 'Kurkan'.
Mientras los gitanos seguían susurrando, algunos de ellos vieron a Leah
mirándolos. Le dieron un codazo a quien tenían al lado, y luego dirigieron
su mirada a Leah, antes de callarse. Pero ella podía notar que seguían
susurrando, solo asegurándose de que no fuera capaz de leer sus labios.
Sin embargo, Leah no fue la única que se dio cuenta.
La mirada de Ishakan se movió alrededor de la zona, antes de enfocarse en
los gitanos. Levantó una ceja, antes de moverse hacia un lado, y le indicó a
Leah que se pusiera detrás de él. Ella lo hizo encantada, refugiándose detrás
de su amplia espalda.
Al ver esto, Byun Gyongbaek se enfureció aún más.
"¡Intenté ser amable contigo, pero ahora solo estás buscando problemas!"
De repente, los caballeros de Byun Gyongbaek se adelantaron, blandiendo
sus espadas. Los espectadores comenzaron a gritar de miedo, y se alejaron
sin dudarlo ni un segundo más. Mientras tanto, Leah se mordió el labio al
ver que la situación se salía de control.
Para el ojo externo, parecería que estos eventos fueron solo el resultado de
un repentino estallido de ira, pero ella sabía con toda seguridad que eso no
era cierto. Todo esto fue un acto premeditado, uno puesto solo para el
espectáculo.
Porque Byun Gyongbaek sabía que su posición y poder se derivaban de un
solo hecho: la guerra en curso con los Kurkan. En su desesperación por
conservar su poder y control, ideó un plan que sin duda provocaría el caos y
destruiría el tratado de paz.
Si el Rey de los Kurkan levantara su espada contra él dentro del Reino de
Estia, entonces podría acabar con todos los esfuerzos realizados para seguir
con el tratado.
Ishakan y Byun Gyongbaek sabían lo que esto implicaba. Pero a pesar de
saber que Gyongbaek tenía un motivo subyacente, Ishakan no era alguien
que se acobardara ante un desafío. No estaba dispuesto a echarse atrás.
Él soltó una carcajada, burlándose de ellos cuando levantaron sus espadas
contra él y dirigió hacia Gyongbaek una sonrisa de satisfacción.
"¿Crees que esto es todo lo que se necesitaría para derrotarme?" Preguntó,
incluso sus ojos tenían un claro sentido de victoria. "Contéstame, ¿Crees
que esto sería suficiente?" Exclamó.
Leah sintió que se le ponía la piel de gallina al observar al Rey de los
Kurkan. Era un espíritu salvaje. Sintió que alguien estaba detrás de ella.
Cuando se giró para mirar, dejó escapar un grito ahogado cuando se dio
cuenta de que era una cara familiar.
Era el hombre de hace un tiempo, el que apareció de repente en el callejón.
Estaba aquí, inclinándose delante de ella sobre una rodilla, como lo haría
alguien al mostrar su respeto, y susurró en voz baja.
"Su Alteza, Ishakan y Byun Gyongbaek tardarán bastante en terminar,
¿Aceptaría humildemente mis servicios?" Le preguntó. Estaba insinuando
que en cualquier momento, los dos hombres podrían comenzar una pelea, y
Leah no quería verse envuelta en el fuego cruzado, así que asintió
brevemente.
Él le indicó bruscamente que lo siguiera hacia el callejón. Leah se había
alejado dos pasos, antes de que los caballeros comenzaran a precipitarse
hacia Ishakan. Al escuchar el ruido de las espadas, la gente gritó y se alejó
corriendo.
Leah había intentado mirar hacia atrás para ver lo que estaba pasando, pero
una mano persistente la mantuvo en movimiento.
"Es demasiado peligroso detenerse y mirar, Su Alteza. ¡Debemos seguir
moviéndonos! Instó, "¡Rápido!"
Hizo todo lo posible por llevarla a un lugar seguro con él, pero a pocas
cuadras de la pelea, Leah no pudo evitar detenerse. Su curiosidad se
apoderó de ella, y se volteó para observar cómo progresaba la pelea.
Cuando se dio cuenta de que ella ya no lo seguía, se dio la vuelta y reprimió
sus ganas de maldecir al verla parada sin hacer nada.
"¡No!" Él exclamó y rápidamente la alcanzó, "¡Por favor, si te quedas,
estaremos en problemas!" Él suplicó, "¡Estaré muerto!"
Pero sus súplicas no fueron escuchadas. Leah estaba hipnotizada en la
pelea, observando cómo los caballeros eran rápidamente vencidos por
Ishakan. Había escuchado hablar del poder de los Kurkan, pero nunca
presenció algo parecido.
Matrimonio Depredador - Capítulo
31

Capítulo 31. La Emoción De La Matanza (2)


Quería acercarse más, pero las calles empapadas de sangre la hicieron
detenerse.
Sus rodillas se volvieron gelatinosas, y el olor metálico de la sangre le
llegaba a la nariz, abrumándola al venir de las cuatro direcciones.
Ishakan se movió con rapidez y elegancia, tanto que tuvieron problemas
para seguirle el ritmo. Se acercó por detrás de uno de los caballeros, el que
perseguía a Leah, y le rompió el cuello rápidamente antes de acuchillar a
otro que estaba cerca.
Rápidamente se agachó, evitando a otro caballero que se acercaba por
detrás y lo agarró del brazo, dándole la vuelta e inmovilizándolo. De
repente se escuchó un fuerte chillido cuando se rompió un hueso, y luego se
movió hacia otro.
La sangre goteaba de sus dedos, pero antes de que una gota pudiera tocar el
suelo, ya había matado a otro caballero, salpicando aún más sangre. Uno
por uno, los caballeros cayeron, hasta que todos fueron aniquilados por su
supuesta presa. Fueron superados por el Rey de los Kurkan.
Y por el brillo en los ojos dorados de Ishakan, claramente estaba
disfrutando de la emoción de la muerte.
Leah lo observó todo, con una mano sobre su boca en un intento de
amortiguar el grito de asombro. Se extendió una emoción estimulante a
través de su cuerpo. Se decía que los Kurkan poseían habilidades físicas
superiores a las de una persona normal, pero ella no esperaba que fueran tan
fuertes.
El rey apenas sudó, su respiración permaneció constante a pesar de la
cantidad de hombres contra los que luchó. No se hizo ningún rasguño en su
cuerpo, pero fue bañado con la sangre de los caballeros que Byun
Gyongbaek trajo consigo.
De repente, Leah pensó en los caballeros de Estia. Debido a que habían
estado viviendo en paz durante mucho tiempo, no se habían molestado en
pulir sus habilidades ni sus armas. Nunca podrían esperar enfrentarse al
poderío de los Kurkan.
Si la guerra estallara, probablemente se vería obligada a arrodillarse,
rogándole a Byun Gyongbaek por sus vidas. Y si eso sucediera, Estia
estaría a merced de Byun.
Cuando se dio cuenta, Leah se sacudió sus pensamientos mientras la
atmósfera sombría la cubría.
La última esperanza de Estia reside en el tratado de paz. Deberían
firmarlo rápidamente con los Kurkan sin más demora.
***
Esta noche parecía mucho más larga que las anteriores.
Blain estaba parado bajo el cielo nocturno, respirando profundamente el
aire frío mientras miraba hacia los cielos oscuros. Con la luna iluminada en
su tono plateado habitual, pintó el cielo con una luz tenue, recordándole a
alguien.
A pesar de saber que tenían más o menos el mismo color, no pudo evitar
sentir que su cabello era único. Sin importar cuánto se esforzara por
encontrarlo en otra cosa, nunca pudo lograrlo.
Sus ojos permanecieron fijos en la luna, observándola hasta que las nubes
pasaron y cubrieron su luz. Bajó la mirada y levantó lentamente la copa de
vino hasta el nivel de sus ojos mientras observaba el líquido oscuro agitarse
y girar, antes de llevárselo a los labios y beberlo de un solo trago sin dejar
ni una sola gota.
Al ver que lo había terminado, Blain dejó la copa a un lado.
"Blain." Escuchó una voz suave llamándolo por detrás, y se volteó para
mirar.
"Madre," la reconoció de inmediato. Si bien ella tenía una expresión suave
y sonriente, llena de amor por su único hijo de sangre, el rostro de Blain
carecía de toda emoción. Solo le parpadeó, sin ofrecerle una sonrisa a
cambio.
Una reacción muy fría, pero a Cerdina no le importó.
"¿Has terminado?" Le preguntó. Cerdina miró fijamente la copa y se arregló
el chal, poniéndolo sobre sus hombros, antes de hablar una vez más.
"Nos resfriaremos aquí fuera, entremos," le dijo, pero Blain no se movió.
Permaneció en su sitio, inclinándose sobre las barandillas, mientras
continuaba mirándola. Pronto las nubes se alejaron de la luna, revelando
finalmente su luz una vez más.
La luz reflejaba los plateados mechones de Blain, creando un maravilloso
brillo.
Cabello plateado, la marca de aquel destinado al trono. Era tan
extraordinario que brillaba bajo la luz de la luna. Mirando con admiración a
su hijo, Cerdina mantuvo su mirada con una suave sonrisa.
Como si sintiera hacia donde ella estaba mirando, Blain se pasó la mano por
el cabello.
"¿Qué sucederá cuando se firme el tratado de paz?" Preguntó, con una fría y
calculadora mirada, "¿Entonces Leah y Byun Gyongbaek se casarán?"
Cerdina solo sonrió con complicidad, acercándosele con firmeza, y
acariciando su mejilla suavemente, "Cuando te conviertas en rey, cuando
eso suceda, entonces todo lo que quieras, todo en este reino será tuyo, Su
Alteza."
Blain le sonrió brevemente, en su nerviosismo, movió su brazo, empujando
la copa vacía, que se rompió en pedazos cuando golpeó el terreno rocoso.
Cerdina observó como los pedazos se esparcían por todas partes, antes de
dirigir su mirada hacia él.
"¿Todo?" Preguntó, "¿No es de Byun Gyongbaek?" Podía sentir la furia
burbujeando dentro de él, pero Cerdina había esperado esto.
Su sonrisa seguía presente, siempre tan suave y agradable a la vista. Sus
labios rojos permanecieron como cuando entró donde estaba Blain.
"Oh, mi querido hijo," arrulló, sonriendo como si fuera un ángel, pero Blain
la miró fijamente, lleno de odio y desprecio. Cerdina simplemente mostró
una sonrisa brillante.
"No te preocupes por nada, yo me encargaré de todo."
Matrimonio Depredador - Capítulo
32

Capítulo 32. Soborno (1)


Afortunadamente, el incidente de anoche pasó en gran parte desapercibido.
Leah se despertó esa mañana, sintiéndose bastante renovada después de la
emocionante experiencia de salir una vez más.
Los preparativos para la conferencia de hoy habían comenzado desde
temprano. Los sirvientes corrían de un lado a otro para asegurarse de que
todo saliera bien. Leah solo tenía un trozo de galleta para el desayuno,
glaseado con miel y un pan bañado en vino.
Para otros puede ser una comida miserable, pero para Leah era más que
suficiente. Incluso a propósito comió más de lo que haría normalmente para
evitar accidentes como desmayos por falta de energía debido a la marcha
que se realizaría hoy.
Una vez que terminó de ponerse la ropa interior, las sirvientas se
dispusieron a preparar el resto de su atuendo para la ceremonia.
Obedientemente la ayudaban en cualquier cosa que necesitara.
Mientras preparaban su vestido, Leah se sentó tranquilamente en su tocador,
con documentos esparcidos frente a ella mientras leía lo que se había
perdido el día anterior. En ese momento, una de las sirvientas le entregó su
pluma y colocó el frasco de tinta en un lugar limpio sobre la mesa.
Otra se acercó, sosteniendo un pincel y polvo.
"Mi Señora, su cara por favor." Le pidió, pero Leah solo continuó leyendo,
haciendo lo contrario de la petición. Cuidadosamente, para no derramar la
tinta por todas partes, sumergió su pluma en la tinta mientras escribía
meticulosamente, y hojeaba aún más documentos.
A pesar de que apenas durmió, no se sentía exhausta. De hecho, se sentía
como si fuera más aguda ahora, más atenta a los detalles. Aunque, los
eventos de ayer seguían pasando por sus pensamientos.
Era indiscutible que Byun Gyongbaek hizo un excelente trabajo al mantener
a raya a los Kurkan en el oeste, pero muchas cosas habían cambiado desde
entonces. Debido a la guerra por el trono, las fuerzas de los Kurkan se
redujeron a la mitad. La mayor parte de la larga guerra se debió a una lucha
interna, por lo que cuando llegó Ishakan y mató al rey antes de tomar el
trono, todo terminó bastante rápido.
Cuando Ishakan subió al trono, inmediatamente convocó a las innumerables
tribus de los Kurkan y estas le juraron su lealtad. Y así nació el verdadero
Maestro del Desierto.
Leah bajó la mirada, profundamente absorta en sus pensamientos.
Si yo fuera el nuevo Rey de los Kurkan, ¿Qué haría en esta situación?
¿Armonizar a las tribus dispersas al mismo tiempo sería la forma más
simple y fácil de unir a la nación?
Pero sin importar la pregunta, ella solo podía encontrar una respuesta. Debe
haber un enemigo.
'Lo más probable es que los Kurkan solo estén fingiendo interés en firmar
el tratado de paz, con un motivo oculto para crear una guerra. Esta visita
actual podría ser solo una artimaña, una forma de delimitar la
competencia.
Y Byun Gyongbaek tampoco quiere la paz con los Kurkan.
Parecía que entre todos los reinos involucrados, Estia era el único que
realmente quería que el tratado de paz no se concretara'. Leah inclinó la
cabeza, se giró ligeramente y gritó en un voz baja al recordar los eventos de
anoche.
"Condesa." dijo ella, y Melissa, que había estado cepillando su cabello
suavemente, se detuvo. Levantó la vista y miró al espejo, encontrándose
con la mirada de Leah. "Por favor, comunícate con el Conde Valtein, dile
que deseo reunirme con él más tarde en la conferencia," ordenó y Melissa
asintió.
"¿Debería decirle que se reúna con usted fuera de la conferencia?" Leah
asintió ligeramente y Melissa hizo una pequeña reverencia. "Entonces le
diré a la Baronesa Cinael que transmita el mensaje."
"Gracias." Dijo Leah.
La Condesa Melissa terminó algunos retoques antes de comenzar a hablar
con la baronesa para que hiciera el recado, pero no sin antes recordarle a las
sirvientas que terminaran de arreglarla. Luego, Leah tomó un broche, con
piedras de diamante y amatista.
Vio a la Condesa Melissa acercarse a la Baronesa Cinael por el espejo. La
baronesa, se notaba profundamente molesta. Ella observó mientras
conversaban, antes de finalmente prestarle atención a los documentos que
tenía ante ella una vez más.
Cerdina pronto vendría por ella, pero antes de eso, deseaba permanecer en
sus pensamientos mientras supervisaba los preparativos de la conferencia.
Necesitaba algo que pudiera hacer que los Kurkan firmaran el tratado
voluntariamente.
Algo, que ni siquiera el Rey de los Kurkan, pudiera rechazar.
Su agarre sobre la pluma se intensificó mientras pensaba y garabateaba otra
firma.
"¿Princesa?" Leah levantó la vista y arqueó una ceja.
"¿Qué pasa?" Preguntó, y la sirvienta se sonrojó antes de bajar la mirada.
"Nada, mi Señora." Leah mantuvo su mirada en la sirvienta, antes de volver
a los documentos después de discernir que nada estaba mal. Pero cuando se
movió para escribir, sus manos se congelaron, cuando los ojos dorados de
Ishakan pasaron por su mente como si él la estuviera mirando.
***
Ishakan soltó una bocanada de humo mientras fumaba un cigarrillo, con la
mirada perdida en el exterior. Había un fresco, pero débil aroma dulce que
flotaba por la habitación. Mientras seguía fumando, vio como unas briznas
de humo se aferraban a su torso, antes de disiparse.
Todavía estaba vestido, y vio como las telas de colores que decoraban su
piel, eran quitadas una a una. Luego de eso, siguieron las joyas.
Cuando sus sirvientes terminaron de elegir la mejor ropa de su armario,
comenzaron a vestirlo una vez más.
Su torso estaba expuesto y los sirvientes que lo vestían tenían ojos errantes,
maravillados por su piel lisa y sin manchas, libre de cualquier tatuaje.
Sin embargo, no sintió ninguna de esas miradas hambrientas, su mente
estaba repleta de pensamientos sobre la pequeña mujer de cabello
plateado...
Matrimonio Depredador - Capítulo
33

Capítulo 33. Soborno (2)


Mirando a los sirvientes en silencio, había una mujer, cuyo cabello hacía
parecer que su cabeza era más grande que la del resto. Ella cuidadosamente
esquivó el grupo de sirvientes, antes de sostener un cenicero para su rey, en
el cual Ishakan efectivamente dejó caer la creciente ceniza de su cigarrillo.
"Genin", reconoció, "¿Dónde está Haban?"
"Está explorando la sala de conferencias". Ella respondió. "Me dijo que
quería compensar lo sucedido en la pequeña escaramuza de anoche". Su
tono era presuntuoso mientras le hablaba sin rodeos. Podría haber sonado
como si ella estuviera defendiendo a Haban. Mientras Ishakan sacudió otra
vez las cenizas, y luego lanzó otra bocanada de humo.
Anoche, la princesa Leah había visto un poco de la verdadera naturaleza de
un Kurkan. Hubiera preferido que ella no lo hiciera... no necesitaba verlo.
Ciertamente, hubiera sido mejor que Haban consiguiera alejarla antes de
que ocurrieran los hechos, pero Ishakan pensaba que quizás era algo que no
podía evitarse en esas circunstancias.
"¿Qué puedo hacer entonces?" le preguntó, "Nací de esta manera, no podría
ocultarlo por el resto de mi vida."
"Lo sé, pero..."
"Y tampoco soy de los que se asustan fácilmente", continuó,
interrumpiéndola, antes de soltar una cariñosa sonrisa, "¿Sabes lo valiente
que fue? En lugar de estar asustada y aterrada, está trabajando duro,
preocupándose por lo de anoche."
Ishakan entonces soltó un suspiro, "No sé cómo usarla a nuestro favor en la
negociación". Lo admitió al desechar el cigarrillo, colocándolo en el
cenicero mientras se ponía la vestimenta. "Ella siempre fue igual, tan
desprovista de miedo."
Sus rebeldes mechones marrones fueron entonces deslizados hacia atrás
mientras lo peinaban, despejando cualquier obstáculo para revelar sus
agudos ojos y su frente. El cuello de la prenda tenía un colorido bordado
incrustado con hilos de oro. Los sirvientes ajustaron cuidadosamente los
botones uno por uno para que no hubiera arrugas en la tela.
"Una vez que comiencen las negociaciones, creo que la parte más
problemática será la princesa, puesto que ella es el núcleo de la familia
real." Dijo preocupado.
"Pero la negociación es sólo una excusa, ¿Verdad?"
"Sí... pero..."
Ishakan volvió a agarrar un tabaco una vez más, y lo puso en su boca. Ella
era una de las muchas razones por las que vino a Estia. Pero parecía que
Leah se estaba convirtiendo más y más en la mayor prioridad. Ishakan
suspiró expulsando humo, perdido en sus pensamientos.
"Pero sigue molestándome". Terminó su frase suavemente.
Genin a que se estaba refiriendo Ishakan con eso, pero podía entenderlo
completamente. Genin parpadeó mientras hacía una pregunta.
"¿No estás aquí para devolverle su amabilidad? ¿Tienes algún interés en
ella?" Finalmente preguntó, y en lugar de recibir una respuesta, Ishakan
sólo sonrió, lo que le dio a Genin una idea clara de lo que estaba planeando.
"La estás convirtiendo en tu novia". Declaró, e Ishakan soltó unas
carcajadas.
La idea era absurda.
"Piensas demasiado como un Kurkan. Debes tener en cuenta que ella es de
Estia."
"¿Por qué debería importar eso?"
Ishakan deja escapar un suspiro. "No la consideres desde la perspectiva de
un Kurkan."
Ante la declaración, el ceño de Genin se arrugó, y se mantuvo en silencio,
antes volver hablar.
"Será un camino difícil." Ella se lo dijo en respuesta.
De hecho, era algo difícil de entender para Genin. Después de todo, se casó
con su marido cuando la mantuvieron cautiva, algo normal para los Kurkan.
Y para los Kurkan, no importaba que Leah ya estuviera prometida a Byun
Gyongbaek.
Ishakan se tomó su tiempo para formular una respuesta mientras elegía los
accesorios que llevaría para el día. Particularmente la que usaría en el
cuello.
"Un paso a la vez", le dijo, "Y empecemos con el banquete de hoy". Genin
asintió con la cabeza antes de mirar las joyas también.
"La de la derecha parece que te quedaría mejor." Ella ayudó, e Ishakan
asintió con la cabeza.
Tomó el collar, el que tiene un rubí rojo intenso como pieza central. La
puerta se abrió de golpe, cuando un sirviente Kurkan entró y se detuvo
cerca de ellos.
"El Conde, ha llegado". El sirviente se lo dijo e Ishakan se enderezó.
La persona que han estado esperando finalmente había llegado. Ishakan
recibió el espejo de mano que otro sirviente le entregó y se revisó la nuca.
"Déjalo entrar". Ordenó, y el sirviente obedeció rápidamente, saliendo de la
habitación una vez más. La siguiente vez que la puerta se abrió, entró un
hombre de mediana edad.
Su atuendo era adecuado para el banquete. En gran parte estaba modelado
según el último estilo de Estia, sin duda destacaría entre la multitud, incluso
entre los Kurkans.
Tenía un aura de confianza a su alrededor mientras se paraba erguido. Pero
a pesar de su bravuconería, no podía ocultar el sudor frío que comenzaba a
formarse en sus sienes. Sus ojos se movieron por la habitación, antes de
detenerse en Ishakan, encontrándose con sus ojos dorados. Tragó
brevemente y se quedó quieto.
"Creo que este es nuestro primer encuentro." Ishakan comenzó y el hombre
dio un conciso asentimiento.
"Sí, es un placer conocer finalmente al Rey de los Kurkans." El hombre
respondió. Ishakan le sonrió a pesar del saludo tardío.
"Por favor, no te pongas nervioso", dijo, "No muerdo."
El hombre sólo soltó una ligera risa antes de que el silencio reinara una vez
más. No sabía de qué otra manera responder a la ligera burla.
"De hecho, los Kurkans no comen humanos". Genin añadió con una sonrisa
genuina, y aunque lo había hecho para tranquilizar al hombre, aún no lo
estaba. Genin retrocedió cuando Ishakan se adelantó para finalmente
estrechar la mano del hombre, antes de hacer un gesto a la silla cercana.
"Por favor, siéntese", ofrece Ishakan, "Tenemos mucho que discutir".
Añadió, pero el hombre no se movió, y seguía parado firmemente.
"No diré nada que pueda perjudicar a Estia." Él aclaró.
'Ya veo que no se le puede engañar fácilmente'. Ishakan pensó. '¿Es por
esto que Leah lo mantiene cerca? Tiene un buen criterio para la gente, lo
admito'. Reflexionó para sí mismo antes de soltar una ligera risa.
"Y no será necesario", aseguró. "Porque no es por eso que estás aquí". Hizo
una señal a sus sirvientes, y uno de ellos se movió para sacar una caja que
estaba colocada en la esquina, antes de acercarla a los dos hombres,
presentándola entre ellos.
El hombre no quería saber nada con respecto al contenido de la caja, pero
cuando el sirviente la abrió, sus ojos se agrandaron cuando vio lo que había
dentro. Observando su reacción, Ishakan se acercó a su lado, susurrando
junto a su oído...
"Todo lo que quiero", comenzó a decir, "Es acercarme a ti", Ishakan se alejó
mientras el hombre lo miraba con cautela, "Conde Valtein."
Matrimonio Depredador - Capítulo
34

Capítulo 34. Regalo Invaluable


Cuando los invitados comenzaron a apilarse, todos se asombraron por la
extravagancia del banquete que se había preparado para los Kurkan. En las
mesas había una gran variedad de vinos y delicias de Estia, incluso las
decoraciones eran una obra de arte. Casi parecía que Estia quería hacer una
exhibición, para demostrar todo lo que tienen y pueden ofrecer a sus
aliados.
Y mientras que los muchos nobles parecían disfrutar del magnífico festín,
Leah no lo hacía.
A pesar de estar a cargo de los preparativos, y debería estar feliz de que
todo hubiera transcurrido sin problemas, estaba exhausta. Sólo pensar en la
conferencia la hacía sentir cada vez menos emocionada. Ella quería que
terminara.
Con una expresión vacía, Leah arrastró sus pies, forzándose a asistir. El
dobladillo de su vestido, que era de color crema, se arrastraba sobre el suelo
de mármol pulido junto con ella. Mientras caminaba por el pasillo, de
manera todavía digna a pesar de su cansancio, podía sentir las miradas
persistentes sobre su espalda, junto con débiles murmullos.
Podría adivinar por qué.
Obviamente era debido al rey de los Kurkan, Ishakan. Había impresionado
al público, mostrando claramente su interés en ella. Esto alimentó los
chismes alrededor del palacio, de su gente. Algunos de los rumores eran
incluso de naturaleza maliciosa, sobre el rey bárbaro y su relación con una
bella princesa.
A medida que los rumores se extendieron, los hechos y la verdad se
distorsionaron, llegando incluso a pensar que había un hijo secreto entre
ellos.
Leah sólo podía burlarse de ellos. Ridículo.
Incluso Byun Gyongbaek, que escuchó esos rumores, se enfureció. Hizo
todo lo posible por cortar de raíz los rumores antes de que se extendieran
aún más, pero Leah no se había molestado en mover un dedo. Después de
todo, al final sólo eran rumores.
La gente sólo escucha lo que quiere oír, sin importar la horrible verdad.
Como ya no poseía la supuesta dignidad que debería haber protegido, hacer
enfadar a Byun Gyongbaek valía la pena. Sin duda, apoyaba su propósito.
Ella echó un vistazo a la sala de banquetes.
No había ningún Kurkan a la vista. Y debido a su orgullo político, ni
siquiera la realeza de Estia haría una aparición antes de su llegada.

La razón por la que Leah había llegado primero, era porque debía saludar a
los invitados y darles la bienvenida. También era una buena excusa. Era
mejor quedarse haciendo esto, que tener que mezclarse con Cerdina y
Blain.
Ella se detuvo por un momento, buscó rápidamente al Conde Valtein antes
de saludar a los demás invitados. Sabía que su mensaje había sido
transmitido con éxito, así que él ya debía estar esperándola.
Había muchos que estarían dispuestos a apoyar a Leah cuando llegara el
momento, y uno de ellos era el Conde Valtein. Él era el representante del
poder Pro-Princesa después de todo.
Aunque, según Leah, el poder era un poco exagerado. Después de todo, su
único uso consistía en ser una novia intercambiada al mejor postor. No
obstante, el Conde Valtein estaba bastante orgulloso de ser su confidente.
Incluso le servía de ojos y oídos.
Como a ella no se le permitía salir del palacio, no podía moverse como
quisiera en ningún sitio. Incluso a veces el Conde la visitaba en secreto,
para ayudarla a resolver problemas internos del palacio. También, era por
Conde, que ella podía escabullirse del palacio, especialmente cuando él
abría la irrigación no utilizada sólo por su bien.
Ella quería saber las últimas noticias por parte de él, sabiendo que cualquier
información que tuviera para ella, sería fiable. Después de todo, ella
necesitaría información, que ni siquiera el palacio o sus círculos sociales
más altos conocieran.
Leah revisó una vez más el salón, antes de que sus ojos finalmente se
posaran en el Conde Valtein, que se acercaba rápidamente como un niño
hacia un regalo. Prácticamente parecía que estaba a punto de saltar de
alegría si no fuera por los demás a su alrededor.
"¡Princesa!" Exclamó al verla. Honestamente, actuaba como si no se
hubieran visto en años. Ella asintió con la cabeza, permitiéndole calmarse,
antes de llevarlo a un rincón apartado en el salón de banquetes. Era un
espacio abierto, pero lo suficientemente privado para hablar.
"¿Qué sucede?" Preguntó y el Conde Valtein respiró aliviado...
"Casi muero ayer", se quejó.
"¿Qué?" Leah preguntó alarmada, antes de que el Conde Valtein se
enderezara y le sonriera.
"Conocí al Rey de los Kurkan."
Leah no sabía qué decir, observaba al Conde con una mirada atónita. Él se
comportaba como si se hubiera salvado de la trampa de un zorro por el
alboroto que hacía.
"El Rey me buscó primero, claro está", comenzó, "Como también quería
entrometerse en los asuntos internos de Estia, no traicioné ningún secreto,
por supuesto, fue absolutamente convincente e indudablemente
carismático", elogió.
'¡¿Buscó al Conde Valtein?!' Leah no esperaba que Ishakan tuviera las
agallas suficientes para hacer eso. No pudo evitar sentir el sudor goteando
por sus sienes cuanto más escuchaba al Conde Valtein contar su historia.
"¡Quería ganarse mi confianza, incluso me dio un regalo!"
"¿Un regalo?" Leah preguntó, antes de fruncir un poco el ceño, "¿Qué
regalo?"
"Diez rollos de seda", respondió en un tono abatido, y Leah lo miró
fijamente estrechando los ojoso. El Conde comenzó a tartamudear ante la
mirada no impresionada de ella, "¡No era una seda ordinaria, se lo aseguro!"
aclaró.
Observó sus alrededores, antes de acercarse a su oreja.
"Era seda púrpura", él susurró reverentemente, y Leah retrocedió con una
expresión de asombro.
Las sedas púrpuras tenían un valor incalculable, codiciadas por muchos,
incluso en Estia. Pero no había muchos que pudieran acceder fácilmente a
ella, aunque tuvieran la capacidad de conseguirla.
Matrimonio Depredador - Capítulo
35

Capítulo 35. Me Decepcionas, Princesa


Los tintes púrpuras eran extremadamente valiosos porque resultaban
difíciles de producir. Incluso un pequeño número de millonarios sólo podía
poseer unos pocos pedazos de seda púrpura. Sólo la familia real de Estia y
Byun Gyongbaek de Oberde tenían suficiente tela púrpura para usarla.
Era el símbolo máximo de riqueza y poder. Incluso un pequeño pedazo de
ella no tendría precio.
"Era más vívida y hermosa que cualquier otra seda púrpura que haya visto
antes", recordó con nostalgia. No había palabras que pudieran describir su
magnificencia, porque se quedarían cortas al describir su perfección. "Eran
como tus ojos", añadió como un pensamiento posterior, y Leah sintió la
punta de sus orejas se calentaban por el elogio.
Pero mientras Leah intentaba luchar contra su enrojecimiento, el Conde
Valtein sólo seguía divagando.
"Por supuesto, rechacé el regalo. Dijo que era un regalo, pero por supuesto,
no era gratis. No sé qué pediría a cambio, así que lo rechacé con firmeza",
le aseguró, su rostro jovial estaba serio. Aunque, ella podía notar una pizca
de arrepentimiento por tener que rechazar tan magnífico regalo.
Al Conde Valtein siempre le gustaba vestirse bien. Estaba al tanto de las
últimas tendencias de la moda en la ciudad y frecuentaba la tienda de la
modista. Solía ser muy feliz cuando algo que hacía la modista siguiendo sus
deseos, se volvía popular. Rechazar el precioso regalo de Ishakan
significaba mucho para el Conde Valtein.
"Gracias". dijo Leah agradecida, antes de que el Conde Valtein sacudiera la
cabeza y le sonriera con tranquilidad.
"No digas eso. Sólo hice lo que era correcto". El Conde Valtein sacudió su
cabeza como para librarse del anhelo por la seda púrpura. Continuó
hablando con una seria expresión. "De todas formas, del mismo modo que
me contactó, no me sorprendería que se encontrara con otros nobles
también. Debes tener cuidado", advirtió.
Las palabras del Conde Valtein sonaban verdaderas, pero esto era sólo una
pequeña parte de la verdad.
En su sociedad, el Conde Valtein era único. Había muchos más aristócratas
y nobles que habrían tomado el regalo sin pensarlo dos veces, y por lo
tanto, estarían en deuda con los Kurkan. Por ahora, todo lo que podían
hacer era vigilar a cualquier noble que apoyara a los Kurkan.
"Los Kurkan me asombran", continuó el Conde Valtein, "Sobornando a
otros con objetos tan grandiosos. Estoy seguro de que pueden incluso
sobornar a algunos con algo mucho más precioso que las gemas o el oro".
Leah frunció el ceño con preocupación ante sus palabras.
Aún así, ella dudaba que esos diez rollos de seda púrpura fueran todo lo que
tenían. Se rumoreaba que la riqueza de los Kurkan en el desierto estaba más
allá de lo imaginable. Para ellos podría ser una mercancía invaluable, pero
para los que fabricaban la tela, apenas causaría repercusión en sus
suministros.
Después de adivinar sus pensamientos, Leah se dirigió una vez más al
Conde.
"Tampoco podemos descartar que los Kurkan sepan cómo hacer esta seda
púrpura."
Justo cuando el Conde estaba a punto de darle su respuesta, el silencio se
apoderó del banquete, como si se apagara el fuego con un cubo de agua.
Hubo un cambio en el ambiente, ya que todos los ojos se posaron en la
entrada.
Los susurros comenzaron cuando se dieron cuenta de quienes eran los que
habían cautivado a todos...
"Los bárbaros..." Leah podía escuchar a lo lejos como los Kurkan, sus
honorables invitados, finalmente habían hecho su aparición.
Estaban todos vestidos con sus trajes tradicionales, su color oscuro
contrastaba con las ropas de colores brillantes de Estia. No era de extrañar
que capturara la atención de muchos. A pesar de ser sus ropas ceremoniales,
no se podía negar la ferocidad de cada uno de sus movimientos.
Por la forma en que se veían, la forma en que caminaban y mantenían la
barbilla en alto, cualquiera se daba cuenta que eran más que simples
humanos ordinarios. Y quien lideraba el grupo no era otro que el propio
Ishakan.
Sus ojos se posaron en el salón del banquete, recordándole a Leah que un
depredador había invadido su territorio.
Algunos de los nobles de los alrededores no pudieron evitar estremecerse
mirándolos.
Pero el más llamativo de todos ellos era Ishakan, con su túnica ceremonial.
Tenía el cuello tradicional de estilo Kurkan, su tela negra bordada con hilos
de oro, nunca se había visto en Estia. Pero esa no era la parte más
cautivadora.
No.
Era la seda púrpura que llevaba como una faja, extendida por su torso.
Patrones ornamentales se esparcían por toda la extensión de la seda, la luz
se reflejaba en su superficie. Leah, que rara vez había deseado lujos en su
vida, no pudo evitar codiciarla también. Ahora podía entender porque el
Conde Valtein se lamentaba.
La seda púrpura de Kurkan era un corte por encima del resto en todo el
continente.
Ella había estado tan obsesionada con la seda, que no se dio cuenta de que
había estado mirándola fijamente hasta que levantó la vista y se encontró
con la mirada de Ishakan. Ambos cruzaron miradas por un momento antes
de que ella la desviara y pensara en reanudar su conversación con el Conde.
Al voltearse hacia el Conde Valtein, se sorprendió por la mirada feroz que
tenía en sus ojos, apuntando hacia alguien que estaba delante de él.
'¿Está mirando a Ishakan?' Se preguntó. Sus ojos estaban mirando
fijamente delante de ellos, lo que la impulsó a hacer lo mismo cuando una
sombra oscura se proyectó delante de ella, provocando que se sofocara.
Ojos dorados la miraban, con una clara sonrisa en su rostro.
"¿Por qué evitas mi mirada?" le preguntó, acercándose, "Sé que me has
visto", le dijo.
Leah miró a su alrededor con nerviosismo, sin saber qué decirle ante las
miradas expectantes de tanta gente. Esto sólo hizo que Ishakan sonriera un
poco más mientras tomaba suavemente su mano.
Los nobles cercanos se quedaron sin aliento, algunos incluso se
estremecieron. Ni siquiera el Conde Valtein podía creer esta muestra de
falta de respeto mientras aguantaba la respiración...
Ishakan bajó la cabeza, llevando su mano a su boca y le dio un suave beso
en sus pálidos nudillos.
"Me decepcionas, princesa". Habló, mientras todos a su alrededor miraban
con la respiración entrecortada.
Matrimonio Depredador - Capítulo
36

Capítulo 36. ¿Me Concedes Este Baile? (1)


Se movía como un cazador experimentado que tenía la vista puesta en su
preciada presa. Esperan y entran a matar cuando menos lo esperan, justo
como Ishakan le estaba haciendo a Leah ahora.
Ishakan le había atado las manos en un sentido metafórico, y ella se dio
cuenta de que no podía escapar fácilmente.
En una silenciosa frustración, Leah se mordió el labio e intentó liberar su
mano de su agarre, pero él sólo apretó su agarre en respuesta, antes de
soltarla finalmente cuando notó su respiración errática.
Él no pudo evitar fruncir el ceño, y Leah finalmente exhaló con alivio.
"Supuse que estarías ansiosa por darme la bienvenida", continuó Ishakan,
"Supongo que me equivoqué."
Se acercó, deteniéndose a un centímetro de su oreja y le susurró: "¿Estás
enfadada, princesa?"
Leah lo miró de reojo.
"La gente está mirando". Ella respondió firmemente en voz baja,
recordándole su promesa de tratarla como una princesa cuando estuviera en
público, e Ishakan se apartó un poco con una sonrisa dirigida a ella.
Todo su intercambio estaba siendo observado por los que estaban en los
alrededores. Ansiosos por saber lo que sucedería a continuación, como lo
haría una persona en una obra de teatro. Leah sabía que no podía permitirse
perder la calma ahora. Ishakan era un bárbaro, que no conocía o no le
importaban las buenas costumbres y los modales, por lo que la culpa recaía
enteramente sobre sus hombros. La pondría en una posición indeseable
dentro de la corte y su gente.
Ella intentaba pensar en una respuesta apropiada, y el Conde Valtein se
movió para ayudarla, pero el sonido de las trompetas interrumpió su
conversación. Las trompetas sonaron de una manera que hicieron saber a
todos que el rey finalmente había entrado en la contienda.
Cuando las trompetas dejaron de sonar, la orquesta comenzó a tocar una
majestuosa pieza mientras el rey marchaba hacia adentro para saludar a
todos. Los nobles también, dejaron de mirar y presentaron sus respetos
mientras pasaba, inclinando sus cabezas en una muestra de reverencia, pero
a pesar de eso la tensión en el ambiente permaneció igual.
Nuevamente dirigieron sus miradas hacia el Rey de Kurkan y la Princesa de
Estia.
Entonces, el rey se dio cuenta rápidamente, entrecerrando los ojos en señal
de desaprobación.
Al igual que todos los demás, sus ojos se dirigieron a la faja de seda
púrpura que Ishakan llevaba con arrogancia antes de mirar a otro lado.
Incluso Cerdina y Blain se habían quedado asombrados por su faja, pero
intentaban no demostrar su asombro.
Sin embargo, la faja no era realmente el foco de atención de Blain, sino la
cercanía física entre Leah e Ishakan.
Aunque Ishakan notó resplandor de sus ojos, no reaccionó en absoluto.
Cuando eso resultó infructuoso, dirigió sus ojos hacia Leah, mirándola
fijamente con frialdad, como si dijera: 'Recuerda tu lugar como la princesa
real de Estia'.
Leah se movió silenciosamente, poniendo rápidamente distancia entre ella e
Ishakan. Luego, siguió a los otros miembros de la realeza de Estia,
ocupando sus asientos. Los otros tres se sentaron, pero el rey de Estia
permaneció parado mientras daba un discurso de bienvenida.
Blain aprovechó la oportunidad para acercarse y le dio a Leah una
advertencia.
"Creí haberte dicho que dejaras de andar con esos bárbaros". Murmuró
suavemente, pareciendo que prestaba atención al discurso del rey. Leah
esperaba poder ignorarlo, pero le resultaba bastante difícil hacerlo.
"Pensé que eras inteligente, hermana. ¿Qué es lo que no entendiste?"
continuó, "¿No me digas que estás enamorada de ese rey bárbaro?" Se burló
mientras tomaba un sorbo de su copa: "¿Planeas vender tu país después de
todo?"
"No pretendía relacionarme con él". Ella rápidamente rebatió antes de
suspirar debido a su derrota. Había tratado de evitar que la incitara a
responder, pero sus emociones se apoderaron de ella. "Él es el que me
buscó, yo no hice nada." Se aseguró de enunciar cada palabra, "Y no puedo
hacer nada que ponga en peligro el tratado."
"Por supuesto, querida hermana." Blain asintió con una astuta sonrisa en sus
labios, pero sus ojos eran fríos como el hielo. Se sintió bastante triunfante al
conseguir que reaccionara. Entonces, le hizo un gesto silencioso para que
volviera a mirar a sus invitados, y Leah lo hizo con mucho gusto.
"Entonces permiteme ser tu primer baile." Blain se ofreció, aún mirando al
frente, y Leah se enderezó en su asiento con una mirada soberbia.
"Disculpa, hermano", dijo en tono burlón, "pero creo que ese derecho
pertenece a mi prometido."
Al escuchar esto, Blain se rió secamente, "Ni siquiera pienses en hacer
trampa para salir de esto", le recordó.
Ella estaba, por supuesto, todavía soltera, y por lo tanto, era justo que su
primer baile fuera entre su familia, incluso en el caso de que estaba
comprometida. Ella lo sabía, pero quería mantener la mayor distancia
posible entre ella y Blain. Por supuesto, bailar con Byun Gyongbaek lo
garantizaría.
"Ahora que lo pienso, no creo que haya visto a Byun Gyongbaek." Leah
dijo que mientras miraba alrededor y Blain tarareaba desinteresadamente.
"Como era de esperar", dijo, "Será inútil una vez que todo este tratado se
termine. Estos bárbaros, estoy esperando su partida." Tales observaciones
sólo demostraron a Leah que Blain aún no tenía ni idea de lo que estaba
planeando para el tratado.
Por otro lado, los Kurkan ya habían comenzado su movimiento con el
primer paso que dieron en Estia.
Bajo el disfraz del tratado, todos y cada uno de los Kurkan habían
empezado a robar los secretos del reino poco a poco. Si esto continuaba,
Estia estaría completamente indefensa si tanto los Kurkan como Byun
Gyongbaek decidían abandonar el reino.
Y aquí estaba Blain, completamente confiado en que el tratado de paz
saldría adelante. Nunca pensó que semejante posibilidad existiera, como si
estuviera seguro de que el tratado de paz se llevaría a cabo sin problemas.
Incluso ahora, Leah seguía trabajando duro para que nada más saliera mal,
mientras que Blain estaba cosechando los frutos de sus esfuerzos. Apretó
los puños con fuerza expresando disimuladamente su frustración y su rabia
antes de reprenderlo...
"Si quieres que este tratado de paz esté absolutamente a nuestro favor,
deberías abstenerte de llamarlos con ese término degradante". Dijo,
manteniendo su expresión agradable y grácil para la multitud, "Además, no
sabemos cuál será el resultado, así que no descartes a Byun Gyongbaek".
Ella terminó sus palabras con un resoplido.
Los ojos de Blain se entrecerraron hacia ella, y por un momento, a ella le
preocupó que la regañara abiertamente. Afortunadamente, el Rey había
terminado su discurso, mientras los aplausos resonaban. En ese momento,
tanto el príncipe como la princesa volvían a tener una expresión alegre
mientras aplaudían con la multitud.
Con el fin de su discurso, el banquete había comenzado oficialmente, ya
que sus invitados comenzaron a disfrutar del festín. La música y el baile
llenaron el silencio, entreteniéndolos a todos. Leah pudo observar que
algunos incluso se las arreglaron para pedirle a los Kurkan que bailaran con
ellos.
Entre las muchas miradas, Leah podía sentir claramente que Ishakan la
seguía mirando mientras se levantaba para caminar. Y aunque se sentía
tentada a mirarlo, estaba decidida a no darle a Blain más razones para dudar
de sus intenciones.
Sin embargo, no sólo Blain, sino a otro, que ahora se presentaba ante ella.
"¡Princesa!" Una voz jovial la saludó, mientras se escuchaba la música y las
risas en el salón. Leah contuvo un gemido y detuvo sus pasos antes de
voltearse para saludar al hombre con una brillante sonrisa como se esperaba
de ella.
Matrimonio Depredador - Capítulo
37

Capítulo 37. ¿Me Concedes Este Baile? (2)


"Byun Gyongbaek de Oberde", ella saludó, "Es un placer verte". Le dio con
sus palabras una sonrisa brillante. Él estaba lleno de confianza, y Leah
podía ver por qué.
Todo su conjunto consistía en seda púrpura, que lo cubría de la cabeza a los
pies. No pudo evitar sentir que era un gran desperdicio que Byun
Gyongbaek llevara una ropa rara y costosa, en lugar de cualquier otro.
Su cara estaba notablemente sonrojada a pesar de que apenas estaba
empezando el banquete, y el color púrpura sólo le hacía parecer más
ridículo de lo que era. Leah trataba de contenerse y mantener su expresión.
'Esto es un poco desagradable', pensó Leah pensó Leah mientras lo
examinaba rápidamente. 'Es la imagen misma de la codicia'. Ella reflexionó
antes de forzarse a pensar en un cumplido para adaptarse a la situación.
"Qué atuendo tan agradable tienes". Ella finalmente dijo eso con una
sonrisa gentil, y él sólo sonrió con orgullo.
"Por supuesto que sí, me esforcé por estar presentable para ti." Presumió, y
Leah supuso que si le daba la oportunidad, le enviaría un vestido que
combinara con ella. Leah sólo se rió a medias cuando recordó los
acontecimientos de la noche anterior
A pesar de que todos sus guardias fueron diezmados, Byun Gyongbaek no
parecía afectado por ello. Sin embargo, parecía que le quería restregar en la
cara a Ishakan que Leah era suya.
De repente, el hecho de que Byun Gyongbaek había mencionado esa noche
que conocía prostitutas que se parecían a ella apareció en su mente, y se
contuvo de fruncir el ceño. Y luego sus pensamientos se dirigieron a los
actos igualmente traicioneros que ella también había hecho.
"¿Puedo tener el honor de bailar contigo?" Finalmente se lo pidió,
ofreciendo su mano. A pesar del deseo de decir, 'no gracias', Leah no tiene
otra opción que aceptar. Después de todo, a los ojos del público, Leah le
pertenecía.
Ella le tomó la mano, con un disgusto expertamente disimulado. Al
momento siguiente, él la sorprendió cuando hizo que se entrelazaran sus
dedos. Leah miró hacia abajo a sus manos entrelazadas.
Si ahora le resultaba difícil tomarle la mano, odiaba pensar en cómo se
sentiría cuando llegara la temida luna de miel. Ella dejó escapar un suspiro.
Mientras bailaban, la alegre música del festival se detuvo de repente. Las
conversaciones cesaron poco después, al igual que las risas, y todos los
hombres que estaban bailando se mantuvieron parados imponentes frente a
su pareja de baile.
Ishakan había estado esperando el momento perfecto para tenderles una
emboscada. Se acercó y se detuvo justo delante de ellos, extendiendo su
mano de manera atrevida, desafiando a la princesa a rechazarlo.
"¿Me permite al menos una canción, princesa?", preguntó con una sonrisa
encantadora. Estaba ignorando la etiqueta de Estia.
Leah sabía que la estaba provocando, sus costumbres exigían que su primer
baile fuera con los miembros de su familia o con su prometido. Ni siquiera
había esperado a que terminaran cuando intervino a propósito para pedirle
uno.
Leah miró fijamente la mano que le ofreció, pensando en las implicaciones
de cada respuesta. Al considerar que tardaba demasiado en responder, Byun
Gyongbaek frunció el ceño a Ishakan.
"El Rey de los Kurkan". Dijo y los ojos de Ishakan, como los de un halcón,
se dirigieron hacia él.
Byun Gyongbaek retiró su mano de Leah, y la envolvió alrededor de su
cintura, acercándola a él en una demostración audaz.
"Me disculpo, pero la princesa es mi prometida." Señaló en un tono cortés,
e Ishakan se rió secamente antes de que sus labios hicieran una mueca de
desprecio.
Byun Gyongbaek estaba encantado con el claro disgusto que vio en la
expresión de Ishakan. ¡Sentía como si acabara de dar un gran golpe al
orgullo del Rey Bárbaro! En un tono engreído, Byun continuó frotando la
sal en la herida...
"Es costumbre en Estia, que el primer baile de la princesa me pertenezca."
Dijo con una sonrisa, "Espero que lo entiendas". Estaba tan seguro de sí
mismo que pasó por alto un simple hecho.
No se trataba de un hombre ordinario con el que estaba luchando, sino el
Rey de lo Kurkan. Y como rey, era lo suficientemente civilizado como para
dejar que terminara de provocarlo, pero él sería el último en reír.
"¿Es así?" Simplemente bromeó, y Byun Gyongbaek lo miró confundido,
"Pensé que todo este banquete se había organizado en nuestro honor".
Ishakan mencionó, mirando a su alrededor para enfatizar, y Byun pudo
sentir su sangre hirviendo de frustración.
"Rey o no, la tradición dicta..." se detuvo, cuando Ishakan dio un paso
adelante. Ishakan continuó mirándolo fijamente. La gente cercana también
miraba absorta, deseando ver lo que pasaría a continuación.
"¿De esta manera Estia trata a sus estimados invitados?" Preguntó
levantando su barbilla. Su tono de voz era bajo y tranquilo, pero el viento lo
llevó sin esfuerzo.
Incluso los Kurkan se detuvieron en medio de sus actividades. Miraban de
forma fulminante a Byun Gyongbaek, que estaba en un acalorado
intercambio de palabras con su rey.
Sintiendo sus miradas desde atrás, Byun Gyongbaek podía sentir la
sofocante atmósfera. Otros nobles fueron lo suficientemente sabios como
para proceder con sus actividades en silencio, conscientes de sus extraños
invitados. Podía sentir el sudor rodar por sus sienes mientras intentaba
mantenerse firme.
Ishakan dirigió su atención a Leah... "¿Princesa? ¿Qué tienes que decir?" Le
preguntó con una amplia sonrisa.
Notando que estaba acorralada, Leah sintió que la multitud la miraba
fijamente y, resignada, aceptó el baile, poniendo su mano en la suya que
estaba extendida. Ella notó inmediatamente lo cálidas que estaban sus
manos.
Apretando los dientes en una furia silenciosa, Byun Gyongbaek renunció a
su control sobre ella. Los miró a ambos por última vez antes de alejarse
echando humo.
La multitud se dividió mientras Ishakan y Leah se movían hacia el centro
del salón de baile. La figura pálida y el cabello blanco plateado de Leah,
que fluía suavemente con cada movimiento, en contraste con el cabello
castaño oscuro y la piel bronceada del Rey, cautivó sus miradas.
Incluso sus túnicas contrastaban enormemente, pero combinaban muy bien
juntas.
Cuando comenzaron a bailar con gracia entre la multitud, los nobles
cercanos volvieron a sus asuntos a medida que el ambiente bullicioso y
alegre regresaba.
A pesar de estar tan cerca físicamente, puesto que Leah prácticamente se
aferraba a sus hombros mientras Ishakan agarraba a su cintura, el resto del
baile se hizo en completo silencio.
Pero este silencio no duró mucho tiempo ya que algunos de los Kurkan
gruñeron hacia la dirección donde se encontraban los músicos, quienes, con
miedo, inmediatamente comenzaron a tocar una vez más.
Era una música sólo para ellos dos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
38

Capítulo 38. Tan Rojo Como La Sangre


A simple vista, se podría suponer que Ishakan era un mal bailarín. Sin
embargo, verle moverse tan elegantemente con la música, hizo que Leah
pensara lo contrario. Era como si le hubieran enseñado a bailar la danza de
Estia de antemano. Sin embargo, Leah no pudo evitar decir...
"Parece que tienes un don para atraer problemas", dijo, rompiendo
finalmente el silencio entre ellos. Mientras daban vueltas, la falda de Leah
se agitaba a su alrededor como una flor floreciente antes de caer con gracia
a sus pies. Ante esta declaración, Ishakan frunció el ceño...
"¿Realmente insistirás en actuar como una princesa cuando estemos
bailando?"
Luchó contra el impulso de pisotear su pie. Pero incluso si pusiera toda su
fuerza en ese poderoso pisotón, ella dudaba que con su piel gruesa, él
sintiera que lo estaba haciendo. Era como si debajo de su piel hubiera un
esqueleto de hierro. Viendo su sonrisa, Leah no pudo evitar gritarle.
"¿Por qué insistes en causarme problemas todo el tiempo?" Ella le preguntó
incrédula y él sólo sonrió con más fuerza.
"Probablemente porque te irrita mucho", dijo con satisfacción, y Leah lo
miró fijamente.
Ella todavía estaba pensando si lo decía en serio o sólo se estaba burlando
de ella. Sintiendo que no podía obtener una respuesta directa, Ishakan habló
una vez más con una sonrisa engreída...
"¿Te gusta tu prometido? ¿Byun Gyongbaek?" Preguntó con una curiosidad
fingida, mientras el ceño fruncido de Leah sólo se profundizaba más cuanto
más le sonreía.
'Este hombre', piensa ella con irritación, luchando contra el creciente
impulso de causarle daño corporal. Ahora estaba claro que él estaba
disfrutando de su situación.
"Mis sentimientos sobre ese asunto son irrelevantes". Ella respondió
diplomáticamente: "Como princesa, es mi deber casarme con él."
"Ah, eres muy amable, princesa". Se burló y la acercó, susurrándole al oído.
"¿No crees que deberías relajarte un poco?"
Leah hubiera preferido que no hubiera podido venir a Estia, para no tenerlo
cerca. Pero por desgracia, la realidad no era tan afortunada. En lugar de
complacerlo con la respuesta, Leah eligió cambiar de tema.
"Bailas tan bien la danza de Estia, ¿Cómo es posible?" Ella le preguntó.
"Desde que era joven, he tenido rigurosas lecciones sobre qué hacer en una
gran variedad de bailes." Respondió con sinceridad, pero Leah lo miró
incrédula. Apenas podía creer que hubiera hecho algo semejante desde la
infancia. No podía ni imaginar la infancia que habría tenido, y mucho
menos que acudiera a clases de baile con su actitud.
"¿Tienes curiosidad?", dijo con una sonrisa y contuvo un resoplido.
"Ni un poco."
"Una excelente mentirosa."
"Por favor, déjame en paz". Suspiró enfadada, con cuidado de mantenerse
tranquila. Todavía necesitaba mantener las apariencias después de todo. Los
ojos de Ishakan se estrecharon hacia ella mientras veía que sus labios
comenzaban a temblar, "¿Por qué siempre insistes..." ella dice con voz
entrecortada antes de detenerse, e intentar alejarse de él. Sin embargo, él la
agarró más fuerte, impidiéndole hacerlo.
Ishakan se acercó una vez más, y le preguntó en un susurro...
"¿Todavía quieres morir?"
Y sin dudarlo, Leah respondió firmemente...
"Sí."
La música se detuvo y comenzó otra. Leah finalmente logró librarse de
Ishakan, y le sonrió con elegancia falsamente...
"Fue un placer bailar contigo, Rey de los Kurkan."
"El placer es todo mío, Princesa de Estia".
"Si me disculpa, iré a buscar a mi prometido. Por favor, descanse y disfrute
del banquete". Sin esperar una respuesta, Leah le dio la espalda y se alejó
de él, cortando efectivamente cualquier otra cosa que Ishakan tuviera que
decir.
Sentía como si estuviera huyendo mientras caminaba a un ritmo rápido.
Debía alejarse lo antes posible porque si se quedaba, pensaba que sucedería
algo. Tenía el presentimiento de que Ishakan le ofrecería su ayuda, y si lo
hubiera hecho, ella la habría aceptado.
Podía sentir las miradas de la multitud siguiéndola mientras se alejaba. Esto
la hizo querer desaparecer. Sólo se detuvo cuando finalmente vio a la
Condesa Melissa unos pasos delante de ella.
"Condesa..." Sus palabras se detuvieron, y la Condesa le dio una suave
sonrisa, tomando su mano suavemente, llevándola lejos.
"Princesa, tal vez debería descansar un poco." Le dijo a Leah, quien la
acompañó a una sala de descanso privada. Cuando por fin estuvieron en la
comodidad de la cámara, Leah colapsó en el largo sofá más cercano a ella.
Melissa procedió a buscarle un vaso de agua y la ayudó a sentarse
cómodamente.
Leah podía sentir que su respiración se volvía irregular, cuando se nubló su
visión, y Melissa se movió detrás de ella en silencio, poniendo sus manos
reconfortantes en sus hombros, dándole un suave masaje.
"Debería aflojar tu corsé". Melissa le dijo, pero fue detenida.
"No, no es necesario". Leah interrumpió: "Necesito ver a Byun
Gyongbaek."
No tenía dudas de que había ofendido gravemente a Byun Gyongbaek al
aceptar la oferta de Ishakan para bailar. Necesitaba apaciguarlo ahora, y
evitar cualquier otra repercusión. La condesa Melissa la miraba con lástima,
pero Leah sólo le sonrió un poco.
El único privilegio de princesa que tenía, era el título de princesa. Leah era
tan impotente como cualquier otra persona en el castillo, en comparación
con los demás miembros de la realeza. En este momento, casi podía
vislumbrar su muerte, y no pudo evitar anhelarla cuanto más se acercaba.
'Aguanta', se dijo a sí misma, 'Sólo un poco más, todo terminará pronto'.
Leah se preparó y finalmente se puso de pie, pero la condesa Melissa trató
de interceptarla.
"Princesa, le ruego que lo reconsidere." Melissa le suplicó, pero fueron
interceptadas porque alguien ya las esperaba fuera de la sala de descanso en
cuanto salieron.
Era un mensajero, un ayudante militar de Byun Gyongbaek.
"Byung Gyongbaek de Oberde desea ver a la Princesa Leah. Si ella pudiera
seguirme..." Él les informó a ambas, y Melissa la miró con preocupación.
Leah intentó tranquilizarla con su mirada y su ágil sonrisa antes de asentir
con la cabeza al hombre. El hombre se marchó rápidamente, y ella lo siguió
poco después sin decir nada.
Llegaron a un jardín, lejos del salón de banquetes. Normalmente el lugar
era muy concurrido. Estaba decorado con una pequeña mesa de hierro al
aire libre, tallada con intrincados diseños y sillas que combinaban.
Actualmente, estaba vacío, excepto por su prometido, quien debió alejar a
las personas que visitaban el jardín.
Actualmente, estaba bebiendo su líquido rojo oscuro favorito.
Había otra copa en la mesa, como si hubiera anticipado que ella vendría
después del baile. El hombre que la buscó le hizo un gesto para que
avanzara, y cuando ella pasó junto a él, los dejó solos para que tuvieran
privacidad.
"Byun Gyongbaek..." Comenzó a hablar, pero él la interrumpió
inmediatamente cuando puso su copa de vino vacía sobre la mesa.
Cuando estuvo seguro de que estaban solos, su agradable comportamiento
se desvaneció inmediatamente.
"¿Cómo pudiste humillarme? Soy tu prometido", expresó y Leah se esforzó
para no acobardarse.
Apestaba a alcohol mientras la miraba con odio. Él respiraba con dificultad,
mientras Leah estaba congelada. Después de un tiempo, él finalmente
suspiró y rellenó ambas copas. Luego le ofreció una a ella, haciendo un
gesto. "¿No quieres beber conmigo, princesa?"
Leah miró la copa llena, e hizo lo que le dijo, se llevó la copa a los labios y
finalmente bebió un sorbo del vino, rojo como la sangre... Puede que no
quisiera, pero era un pequeño precio a pagar por lo que había hecho en el
salón de banquetes.
Mientras ella bebía el vino, Byun Gyongbaek la observaba cuidadosamente,
mientras ambos terminaban sus bebidas en silencio. Cuando por fin
terminó, Leah volvió a poner la copa sobre la mesa, hasta que una extraña
sensación la invadió. Frunció el ceño confundida mientras miraba la copa...
Una extraña sensación surgió en su interior cuando las alarmas sonaron en
su cabeza. Algo no estaba bien. Algo estaba mal...
"Yo..." ella habló parpadeando con la extraña sensación, "Tengo que irme
ahora..."
¿Se balanceaba? Parece que se estuviera tambaleando...
"Hay algo..."
"No". Byun Gyongbaek la interrumpió, acercándose a ella, tocando su
mejilla. "Quédate", le ordenó, mientras Leah lo miraba vagamente,
"Quédate conmigo". Se agachó y le sonrió maniáticamente, "Sólo hasta que
se le pase el efecto de la dr#ga."
Y el miedo se apoderó de la boca de su estómago.
Matrimonio Depredador - Capítulo
39

Capítulo 39. Poción de Amor (1)


Leah se sintió como si estuviera empapada en agua fría, atrapada en una
pesadilla mientras su mente se nublaba al escuchar sus palabras. Su
respiración estaba agitada mientras luchaba por recuperar el control de su
cuerpo, que comenzaba a volverse lento...
"¿Dr#gas? ¿Qué... quieres decir?"
Por mucho que ella deseara que él sólo se estuviera bromeando, sabía que la
realidad era amarga. ¿No acabarían los problemas que se le presentaban
hoy?
Byun Gyongbaek se rió secamente ante su pregunta, "Ah, fingiendo que
eres ingenua, ya veo", tarareó mientras sus dedos le agarraban la barbilla
con brusquedad. A pesar del dolor que le causó su toque, Leah no pudo ni
siquiera gritar.
Todo su cuerpo, incluyendo su lengua, se volvió pesado, como si estuviera
lleno de plomo. Sus miembros se negaron a cooperar...
"Te he tratado bien debido a tu estatus de princesa", se burló, "Y aún así me
pagas actuando como una perra". Él sacudió su barbilla bruscamente con
ira, "Soy testigo de que perdiste la cabeza viendo a ese salvaje, ¿Cómo
puedo estar seguro de que no te ha tocado?" susurró.
Se lamió los labios, la miró fijamente antes de inclinarse para susurrarle al
oído...
"Parece que tendré que comprobarlo por mi cuenta", y un temor helado
invadió a Leah mientras luchaba por moverse. Vio como Byun Gyongbaek
levantaba su mano para acariciar su cuello, arrastrando sus dedos, y
agarraba el escote de su vestido... había empezado a quitarlo.
Ella cerró sus ojos con su impotencia. Nunca se había sentido tan estúpida.
Quería apartarlo, alejarse lo más posible, pero todo lo que podía hacer era
temblar bajo sus toques. Era incapaz de pedir ayuda.
Sintió que su vestido se aflojaba, vio que la cinta que lo ataba caía al suelo.
Notó que se acercaba, su aliento caliente tocó su piel desnuda mientras ella
temblaba de asco.
Entonces su visión se oscurecía.
En lo más recóndito de su mente, ella pudo escuchar risas de borrachos.
Byun Gyongbaek detuvo sus planes por un momento, mientras miraba hacia
atrás para descubrir la fuente del ruido.
Fue en ese momento, que Leah había empezado a recuperar el movimiento.
Usando todas sus fuerzas, le dio un fuerte pisotón en el pie, le clavó el talón
con tanta presión, que Byun Gyongbaek se apartó de ella con un aullido y
tropezó con un montículo del suelo.
"¡Perra!" se quejó.
Leah no desperdició ni un segundo más, juntó toda su ropa cerca de su
pecho y corrió. Byun Gyongbaek gritó blasfemias tras ella, mientras se
esforzaba por levantarse para seguirla.
Ella hizo un gesto de dolor al sentir las ramas rozando y rascando su
delicada piel. En algún momento mientras corría, perdió su calzado, y ahora
le dolían los pies como si estuviera caminando sobre clavos. Se tropezó con
sus calcetines flojos, y rápidamente volvió a levantarse en dirección a la
sala de banquetes.
Ella miró a su alrededor frenéticamente, escuchando exclamaciones en voz
baja y se escondió, conteniendo su respiración. Los arbustos la ocultaban
perfectamente, y cuando se asomó por encima de las hojas, vio a los
sirvientes de Byun Gyongbaek buscándola.
Tuvo suerte que no la hubieran encontrado, y se marcharan rápidamente
para buscar en otras zonas. Leah suspiró en señal de alivio, antes de respirar
con calma y mirar a su alrededor.
El jardín era como un laberinto. Sus arbustos habían sido ubicados
diestramente para aumentar su estética. Los árboles lo enmarcaban
perfectamente, proporcionando sombra a sus visitantes, incluso dando a los
amantes su buscada privacidad. Cuando recuperó sus fuerzas, Leah se
levantó de su escondite, dio un último vistazo a su entorno y se adentró en
el jardín que servía como refugio.
Le dolían las extremidades, y a pesar de su deseo de querer sentarse para
descansar, no podía. Escapar de Byun Gyongbaek era su prioridad.
Sin embargo, en cada giro que daba se encontraba con un callejón sin
salida. Sin forma de salir, pronto se sintió abrumada por la sensación de que
era la presa, cazada por deporte.
Podía imaginar cómo terminaría esto. Los sirvientes de Byun Gyongbaek la
capturarían y se la llevarían. Su familia ni siquiera sería capaz de hacer algo
al respecto, por supuesto, ellos tampoco tenían las mejores intenciones. Y
los aristócratas, se harían a un lado, sólo esparcirían rumores, diciendo lo
lamentable que era su situación e inventarían excusas.
Nadie la protegería. Nadie sería capaz de ayudarla.
Pensaba que si le tenía que entregar su cuerpo, al menos ella tenía el
derecho de elegir como. No de esta manera. No quería rendirse a Byun
Gyongbaek de esta manera.
"¡Espere! ¡La veo!" Un grito la alertó de que alguien venía, "¡Está por ahí!"
De repente, pudo olfatear algo fresco y dulce cuando volvió a salir
corriendo, exprimiendo cada pizca de fuerza que quedaba en ella. Con su
mente diciéndole que se dirigiera hacia el olor, siguió su nariz, y esperaba
que la llevara a un dulce alivio.
Se abría camino entre los arbustos y vio cómo el entorno se oscurecía
mientras la luna se asomaba. Pero el cielo nocturno sólo multiplicó la
sensación de estar atrapada.
El aire que la rodeaba se hizo más tenue a medida que sentía que le faltaba
el aliento.
Entonces, con una ráfaga de aire fresco, vio a un hombre, apoyado
casualmente contra un árbol, fumando un cigarrillo mientras el humo lo
envolvía. Con un grito, el hombre se percató de su presencia, y la miró
conmocionado mientras ella se acercaba... Finalmente, se aferró a él para
salvar su vida.
Las lágrimas corrían por su cara mientras sollozaba en su pecho. Sus cálidas
manos la rodearon para protegerla mientras acariciaba su desordenado
cabello. Poco tiempo después, ella finalmente apartó su cabeza y levantó la
mirada.
Estaba a salvo.
"I...Ishakan", se ahogó mientras las lágrimas caían libremente una vez más.
Sólo podía gritar su nombre en la desesperación. Sintió que estaba a punto
de estallar, todo le dolía mucho, el pecho, los brazos, los pies, la cabeza...
Matrimonio Depredador - Capítulo
40

Capítulo 40. Poción de Amor (2)


Las palmas de sus manos llegaron a sus mejillas, frotando las lágrimas
mientras ella jadeaba. Cuando finalmente se calmó lo suficiente, ambos se
miraron fijamente en silencio.
"¡Leah! ¡Oh Leah!" La voz de Byun Gyongbaek sonó en medio de la noche.
Dijo su nombre como si estuviera cantando, y los escalofríos recorrieron su
columna vertebral cuando lo escuchó. Él se reía con fuerza mientras se
acercaba lentamente a su ubicación.
Ishakan sintió la forma en que temblaba una vez más, y eso bastaba para
darle una idea de lo que había sucedido. Él apretó su mandíbula, y los
dientes.
Suavemente, sacó sus brazos alrededor de ella, se quitó la capa y la
envolvió alrededor de la pequeña estructura de Leah.
Los dedos de Leah inmediatamente agarraron la seda púrpura, la abrazó
fuertemente alrededor de ella.
"Dime", dijo él en voz baja, pero con severidad al encontrarse con su
mirada, "¿Debo deshacerme de él?" preguntó con frialdad, diciéndole en
silencio que también lo haría con gusto.
Su vista aún estaba nublada, pero podía observar el brillo dorado de sus
ojos con bastante claridad. Él estaba esperando que ella respondiera. Por
mucho que ella quisiera decir que sí...
Leah sacudió la cabeza en negación. Ante su respuesta, Ishakan cerró los
ojos y respiró profundamente antes de abrirlos y mirarla, sus ojos dorados
brillaban peligrosamente. Colocó suavemente a Leah detrás de él mientras
se giraba hacia donde Byun Gyongbaek iba a aparecer.
"Quédate aquí", le dijo en voz baja y se movió, pero algo lo detuvo. Fue
Leah. A pesar de su dificultad para hablar, Leah lo hizo con su garganta
seca y su voz tranquila...
"Tú..." tragó para mojarse la garganta, "No puedes..."
'No puede matar a Byun Gyongbaek, no debe hacerlo'. La cara de Ishakan
se transformó en un ceño fruncido cuanto más ella trataba de disuadirlo
para que no lo hiciera.
Y por primera vez desde que se conocieron, se encontró levantándole la
voz.
"Incluso en este momento, ¿Todavía estás preocupada por la familia real?",
exclamó con furia. Sus pupilas se estrecharon hacia ella, causando que Leah
sintiera su verdadera ira debido a su decisión. "Incluso la bondad tiene sus
límites, mi dama." Ishakan la miraba, pero Leah no se intimidaba. No debía
retroceder de esto.
"No... la familia real", respondió mientras trataba de encontrar su voz, "Sino
de Estia. No puedo dejar que... los inocentes sufran..." Terminó suavemente.
A pesar de su horrenda personalidad, Byun Gyongbaek había ayudado a
Estia en gran medida, no sólo bloqueando a los Kurkan, sino que también
los mantuvo bajo control en las fronteras occidentales. Su vida estaba ligada
a muchos inocentes.
A diferencia de la suya, donde nadie se vería afectado. Su muerte no
provocaría ningún cambio.
"Sólo... quiero irme de aquí." Ella continuó, mientras Ishakan la miraba en
silencio. "Por favor, te lo ruego..." Su agarre se apretó en su brazo.
Ishakan respiraba profundamente. Su pecho se elevaba y bajaba mientras
pensaba, hasta que su respiración volvió a la normalidad. Maldijo en voz
baja en lengua Kurkan, levantó una mano y se frotó los ojos. Después de un
momento de silencio, finalmente habló...
"Estás poniendo a prueba la paciencia de un Kurkan", le advirtió. Ella
quería disculparse con él, por todos sus problemas. Pero tan pronto como
ella abrió la boca, no se escuchó ninguna voz, sólo una bocanada de aliento.
Ella se sujeto del cuerpo de Ishakan, su agarre se aflojó mientras se
encorvaba haciendo un leve gemido.
Toda la fuerza se había ido de su cuerpo mientras caía.
Algo parecía extraño. El calor en ella comenzó a aumentar. Se sentía cada
segundo más caliente, mientras comenzaba a faltarle el aire. Su
pensamiento inicial fue que su adrenalina se había disipado, y su fatiga
había regresado con toda la fuerza...
Pero siguió empeorando...
"¡Tú!" Ishakan maldijo ligeramente mientras se agachaba. Su temperatura
corporal seguía subiendo y se reprendió a sí mismo por no darse cuenta de
que algo andaba mal con ella.
Con su toque de frescura, Leah soltó un gemido. Su temperatura corporal
normalmente era más alta que la de ella. Pero ahora su cuerpo era más frío
que el de Leah, no era una situación normal.
"¿Qué ingeriste?" Ella le escuchó preguntar, y la copa de vino le vino a la
mente...
Recordó lo limpio que estaba la copa después de beber de ella. Cuán
suavemente había pasado por su garganta, más de lo que esperaba. Recordó
las palabras de su prometido cuando le dijo que le haría compañía hasta que
la poción se acabara...
"Byun... el vino..." Susurró, estaba empezando a ver manchas negras...
"Ven aquí". Ishakan le susurró preocupado mientras la agarraba por la
cintura, colocando su brazo para que ella se apoyara contra su pecho. Le
agarró la barbilla con la otra mano y la inclinó hacia arriba hasta que sus
labios se encontraron.
Ishakan le abrió la boca, Leah sintió que algo se deslizaba de su boca a la de
ella.
Fue como si hubiera sido electrocutada con algo eléctrico. Se aferró a él, sin
poder pensar en apartarlo mientras su mente se nublaba.
Mientras su lengua se adentraba, probó los restos del vino en su boca y
frunció el ceño. Lentamente se separó de ella y miró su rostro.
"Se reunió con Tomaris el otro día, ¿Recuerdas?" le preguntó, y Leah
asintió al recordarlo mezclándose con los gitanos. Ishakan dejó escapar un
suspiro. "Les compró una poción de amor", le dijo, y el corazón de Leah se
desplomó.
¡¿Significaba esto que se enamoraría de él?! ¿De Byun Gyongbaek?
"Está bien, está bien." Ishakan la consoló, notando su aliento acelerado, "Es
sólo un nombre. En realidad es un afrodisíaco barato. Pociones de amor, las
verdaderas son pocas y escasas..." continuó.
Pero Leah apenas podía escucharlo bien, chasqueando sus labios
distraídamente, antes de que su cuerpo temblara violentamente.
Caliente. Todo se volvió más caliente, como si una bola de fuego le
revolviera el estómago. Sentía como si estuviera hirviendo. Su visión
empezó a volverse borrosa cuanto más intentaba mantenerse despierta y
mantener la cabeza erguida, sólo empeoraba.
Por encima de ella, Leah podía mirar a Ishakan con una expresión
pensativa.
"Antídoto... necesitamos el antídoto..." Ella le murmuró, e Ishakan se rió
suavemente, sonriendo mientras la acercaba en un abrazo...
"No te preocupes..." Ella lo escuchó susurrar, "El antídoto está aquí."
Y su visión se volvió negra.
Matrimonio Depredador - Capítulo
41

Capítulo 41. Delicioso (1)

Toda su fuerza abandonó su cuerpo. Como una muñeca de algodón,


agobiada por el agua, Leah se desplomó en los brazos de Ishakan.
Ishakan la miró y bajó la cabeza. "Elige. ¿Qué quieres hacer ahora?",
preguntó.
Un aliento caliente salió en cuanto ella abrió la boca. La claridad de su
mente la abandonó pieza por pieza, a medida que la fiebre crecía. Sus
pensamientos originales desaparecieron lentamente en un abismo mientras
su razón era reemplazada por un deseo honesto.
Leah levantó sus pestañas y parpadeó en silencio. Su mano tembló
ligeramente al extenderse y agarrar cuidadosamente el dobladillo de la ropa
de Ishakan.
Con eso fue suficiente. Ishakan abrazó aún más a Leah y caminó en silencio
por el jardín. Los sirvientes de Byun Gyeong-baek estaban a la vuelta de la
esquina, su rabia se podía escuchar fácilmente.
"¡Ven aquí ahora mismo! ¿Crees que puedes esconderte?" Gritó con rabia.
"¡Será fácil si sales ahora...!"
Sin embargo, en la seguridad del hombre que la sostenía, Leah no tenía el
más mínimo miedo. Era como si los ruidos que se dirigían a ella
provinieran de otro mundo. Sentía como si estuviera escuchando desde el
interior de un sueño, los gritos eran débiles y se dispersaban. Este lugar era
seguro. El hombre que la sostenía la protegía dentro de su sueño, y Leah se
apoyó un poco más en él.
Ishakan se detuvo por un momento y miró a Leah, luego dirigió su mirada
hacia donde Byun estaba gritando. Entonces, con sus ojos hizo un gesto
hacia arriba, y una sonrisa se formó en su rostro. Leah escuchó el crujido de
las hojas sobre sus cabezas.
Tenía curiosidad y quería saber quién era, pero su cabeza se sentía pesada.
Con la poción en sus venas, no podía mantener su cuerpo lo suficientemente
estable, la fiebre sólo se acumulaba. Leah se retorcía incómoda y
silenciosamente.
La parte inferior de su cuerpo se sentía entumecida, añadiendo a la
sensación de ardor que había sentido desde hace tiempo. Una sensación de
cosquillas la invadía constantemente, incapaz de deshacerse de la irritante
sensación, se retorcía de dolor, tratando de encontrar una liberación. Leah
jadeaba continuamente y retorcía sus muslos. Sentía que iba a morir si no
quitaba este calor ahora.
Ishakan la miró y chasqueó la lengua.
"Aguanta. Si no, acabaremos haciéndolo delante de los hombres de tu
prometido."
Le dio un mordisco al cuello ruborizado de Leah.
"No me importa."
No eran palabras vacías. Ishakan se rió. Definitivamente era capaz de
cumplir su deseo fácilmente.
Leah mareada, agitó su cabeza con prisa. Una pequeña risa salió de su boca.
Besó a Leah en la frente y empezó a moverse de nuevo.
Ella le confió completamente su cuerpo. El entorno cambiaba rápidamente,
cada vez que cerraba y luego abría los ojos. Después de un tiempo, los
violentos gritos de Byun ya no se podían escuchar. Tampoco la música del
salón de banquetes resonaba a su alrededor. No podía escuchar ningún
sonido similar. Sólo los ruidos tranquilos de las cigarras en la hierba, y los
cantos de las aves nocturnas sonaban en el aire.
Cuando cerró los ojos una vez más, Leah se encontraba en un lugar
desconocido.
El aroma de las flores frescas impregnaba el aire; suave y espeso, como la
crema. Las flores que estaban a punto de florecer estaban teñidas de rosa, y
las que habían florecido revoloteaban con el viento. Sus pétalos blancos
bailaban en la brisa.
La espléndida vista de las Begonias Tuberosas bajo la luz de la luna era
increíblemente hermosa. En Estia, había vivido toda su vida, y visto los
lugares glamurosos alrededor del palacio. Sin embargo, pero nunca había
sabido nada. Resultaba tan extraño y desconocido que se sentía como un
sueño.
Ishakan colocó delicadamente a Leah en el suelo.
"Es un buen lugar para fumar y las flores son bonitas." Murmuró.
Al decirlo de esa manera, Leah dentro de su mente, se sintió caliente. Su
voz, que decía que venía a este lugar porque las flores eran bonitas, le hacía
cosquillas en la oreja. A Leah también le gustaba el fresco y sutil aroma de
las Begonias Tuberosas. Incluso una vez le pidió al jardinero que plantara
más de ellas en el jardín real.
Por alguna razón, las Begonias Tuberosas de este rincón del palacio, que
divisaban de forma irregular el área, eran más hermosas que las que el
jardinero cultivaba meticulosamente con todo su corazón y alma en el jardín
real. Sentía que se iba a embriagar con el olor de las flores de todo este
lugar.
Ishakan se quitó el abrigo. La larga fila de intrincados botones de su ropa se
rompieron con un movimiento de su mano. Los botones con incrustaciones
de joyas se esparcieron por el lecho de flores, parpadeando como estrellas.
Las preciosas ropas a las que cierto artesano debió dedicar largas horas y
hacer con tanto esfuerzo, ahora estaban arrugadas en el suelo. La ropa
probablemente se mancharía con la hierba, pero no mostró ninguna
preocupación por eso. La dejó en el suelo como un trapo para Leah y la
dejó en el suelo. Sus manos rápidamente subieron la falda de su vestido
exponiendo sus piernas blancas.
"......"
Frunció el ceño. Ishakan envolvió cuidadosamente sus manos alrededor de
los tobillos de Leah. Sus calcetines estaban hechos jirones, desgarrados y
manchados tanto de suciedad como de sangre. Suspiró y jugueteó con sus
pantorrillas.
"Deberías haberme dicho al menos que le cortara las piernas."
Había una mezcla caótica de emociones en sus ojos mientras murmuraba de
forma poco entendible. Ishakan levantó las cejas. Con una expresión un
tanto enojada, levantó su vestido hasta los muslos.
"Me convertiré en el Kurkan más paciente del mundo, gracias a ti." Declaró
antes de levantarle la falda y darle a Leah el dobladillo del vestido.
"Sosténgalo."
Leah hizo lo que le dijo y agarró el vestido con ambas manos. La brisa
fresca acarició su piel caliente. De repente pensó en la realidad de que iba a
tener relaciones sexuales al aire libre.
Matrimonio Depredador - Capítulo
42

Capítulo 42. Delicioso (2) | 19

Había innumerables personas que se escondían en el jardín para disfrutar de


una cita durante cada banquete. Leah salía a veces a disfrutar de la brisa
nocturna, y había muchas veces en las que tenía que darse la vuelta
rápidamente después de escuchar un grito apasionado.
"Ya hay mucha gente haciendo esto por aquí. Así que ni siquiera
destacaremos."
¿Acababa de adivinar lo que ella estaba pensando?
Aparte de ser atrapada por alguien, era aún más escandaloso para ella que
estuviera haciendo como esto. Porque, esto es, realmente...
"¿Por qué esto es lo que hacen las bestias? ¿Es eso lo que dice la etiqueta de
la corte de Estia? Supongo que no está lejos de la verdad, puesto que lo
estás haciendo con un animal ahora mismo."
Leah abrió y cerró sus labios con ojos nublados. '¿Cómo lo supo?' Sentía
como si Ishakan pudiera leer todos sus pensamientos internos.
"No los leí. Estás hablando ahora mismo. Parece que estás completamente
ida."
Ishakan le mordió levemente los labios temblorosos.
"Parece que la poción es bastante fuerte..."
La mano de Ishakan sostuvo sus pantorrillas durante mucho tiempo y la
agarró. Sus elegantes dedos la agarraron con tanta fuerza que parecía que
iba a explotar. Estaba segura de que sería doloroso, pero extrañamente
estaba más cerca del placer que del dolor. Su jardín femenino temblaba con
una extraña excitación.
Le picaba tanto que su cuerpo no podía soportarlo. Tragó y miró fijamente
al hombre que tenía delante.
Sabía que el placer que él le traería.Su cintura tembló instintivamente, tan
pronto como se imaginó cómo se sentiría tener su largo dedo dentro de ella,
agitándola. Leah tembló y se estremecía gradualmente, abrió sus piernas un
poco sin darse cuenta.
Ishakan, que todavía la observaba en silencio, soltó una risita.
"¿Crees que es suficiente? Extiéndela más."
La mente de Leah se impacientaba cada vez más. Le picaba tanto por dentro
que se estaba volviendo loca. Hizo lo que le dijo, esperando que la tocara
rápidamente. Tan pronto como lo hizo, la besó en sus rodillas y la alabó.
"Ahí. Buen trabajo."
Sus ojos alcanzaron el punto más profundo entre sus piernas. Su mirada
directa y explícita se sentía casi palpable. Ella enroscó los dedos de los pies,
no pudo soportar la expectación. Su nerviosismo aumentó.
Sin que Leah lo supiera, la parte inferior de su cuerpo estaba muy mojada.
Su rostro se puso rojo cuando se dio cuenta de lo húmeda que estaba su
región inferior. La ruborizada Leah sentía que podía explotar en cualquier
momento. Leah se mordió los labios y susurró.
"Yo, Ishakan, yo, me siento tan extraña..."
Sus ojos que miraban hacia abajo se levantaron de nuevo. El color dorado
de sus pupilas se profundizó.
"¿Qué se siente extraño?" El hombre travieso preguntó a sabiendas.
"Uhh, haaa..."
Ella cerró los ojos y suprimió un sonido. Su cuerpo era estimulado incluso
por el más mínimo roce de la ropa suave en su piel. Su interior tembló y
sintió que goteaba por debajo. El líquido se filtró por sus muslos. Si esto
continuaba, Leah sentía que realmente iba a morir. Sus siguientes palabras
salieron como un sollozo.
"Debajo... se siente raro abajo..."
"¿Cómo?"
"Está mojado... el agua sigue saliendo..."
Le arrancó la ropa interior. Un trozo de la tela manchado, cayó sobre una
Begonia Tuberosa blanca. Ishakan presionó firmemente los muslos de Leah
con ambas manos, para que no se pudiera mover y puso su cabeza en
medio.
"Está desbordado."
De repente se sintió preocupada.Oírle describir su estado de humedad como
si fuera una presa rota la hizo preocuparse. Su cuerpo podría haber estado
arruinado, debido a la droga desconocida que había tomado. Ishakan se rió
ligeramente.
"¿Quieres que lo detenga?"
No estaba segura de si asentía o le rogaba que lo hiciera. Ishakan bajó
lentamente la cabeza cada vez más mientras ella intentaba recuperar su
débil conciencia.Podía sentir su aliento caliente derramarse sobre su parte
inferior. Leah abrió bien los ojos y lloró.
"... ¡Uck!"
Un bulto de carne tierna la lamió abajo, donde estaba al rojo vivo.
Endureció su lengua y siguió lamiendo. Su cuerpo se acurrucó ante la
suave sensación que rozaba su cuerpo.
Los muslos de Leah trataban frenéticamente de balancearse, pero no se
movían ni un centímetro debido a que sus manos los presionaban
firmemente. Bajo el ataque de su lengua y los sonidos húmedos de su
saliva, se podía escuchar sus jadeos.
"Ah, ah. No, no... Para..."
La sensación delirante estaba más allá de su límite, casi hasta el punto del
dolor. Ella se puso a llorar, incapaz de soportarlo. Sin embargo, Ishakan no
se detuvo. Su implacable ataque continuó mientras se adentraba aún más en
ella.
Su dedo medio se deslizó sobre la suave textura de sus pétalos, luego los
abrió y se introdujo lentamente. No se olvidó de saborear la protuberancia
rígida e hinchada al insertar su dedo medio.
Chorros de líquido salieron de su interior cuando dobló el dedo insertado en
un ligero ángulo y lo movió lentamente varias veces. Su húmedo interior se
aferraba a los dedos de él, como indicando que lo habían estado esperando.
"¡Heuk, Ha...No, no, saca tus dedos por favor...!"
"¿Estás pasando un mal rato con sólo uno?"
Ishakan succionó abajo. Se podía escuchar el sonido de un ruido húmedo
mientras sus labios succionaban su cueva. Sonrió satisfactoriamente.
"Necesito poner algo más grande, así que tengo que ampliarte".
Los dedos de Ishakan se movían cortos y rápidos. Con sólo una delgada
membrana mucosa que los separaba, su suave lengua constantemente lamía
y chupaba constantemente la parte superior, mientras sus duros dedos se
asomaban bruscamente por debajo. Leah vio la ilusión de un relámpago
descendiendo delante de sus ojos.
Su piel expuesta estaba tan caliente que brillaba. No podía soportarlo más.
Leah, cerca de las lágrimas, llamó a Ishakan.
"¡Ishakan... Ah, ahh!"
Metió su dedo profundamente en el interior. La cabeza de Leah se inclinó
hacia atrás y estalló un grito. Su vientre aplanado convulsionó.
El clímax fue largo, y tan fuerte que hizo que su mente se quedara en
blanco. La sensación que invadió ferozmente su cuerpo no se desvaneció
fácilmente. El interior de su cuerpo convulsionaba y expulsaba jugos. Un
hilo pegajoso se arrastró hacia afuera mientras Ishakan lentamente sacaba
su dedo de su húmedo jardín. Ishakan se lamió el dedo y se rió.
"Es delicioso."
Matrimonio Depredador - Capítulo
43

Capítulo 43. Dos Figuras Disfrutando en la Luz de la Luna (1) | 19

En una ocasión normal, si hubiera escuchado sus palabras obscenas, tal vez
se habría sonrojado. Las palabras eróticas, por vergüenza, la habrían hecho
sentir disgustada. Sin embargo, actualmente Leah no podía reaccionar.
Sentía como si la abrumadora cantidad de placer del intenso ataque de
Ishakan hubiera adormecido su cerebro, convirtiéndolo en un pudín
aplastado. En su estado debilitado, sólo podía agarrar impotentemente el
dobladillo de su vestido con sus manos temblorosas.
Las huellas carmesíes de sus palmas adornaban sus pálidos e impotentes
muslos. Ishakan, aún sin asfixiarse, chupaba con fuerza entre sus labios,
dejando sólo otra marca deslumbrante.
El acto fue tan salvaje, que al mirar hacia abajo, se podía mirar sus muslos
marcados con sus huellas. Era un significado claro.
Tú eres mía.
Exhausta y completamente impotente, Leah se estremeció de repente.
Mientras estaba siendo atacada por Ishakan, su mirada se fijó
accidentalmente en eso. El rey bárbaro agarró lo que acababa de sacar de la
cintura de sus pantalones.
Con semejante monstruosidad, incluso en su estado de confusión inducida
por las dr#gas, se sintió incómoda, pensando que sería demasiado para ella,
incluso insoportable.
Su gruesa longitud tenía vasos sanguíneos abultados. En su estado, se
notaba que palpitaban. Decir que su tamaño era tan grande como la cabeza
de una joven bestia, no sería una exageración.
Los dedos de Ishakan frotaron sus pétalos y la cabeza de su monstruosidad
se golpeó contra su entrada. El acto, acercándolos, hizo que su corazón se
acelerara.
Con la poción en sus venas, le costaba hablar, su discurso se distorsionaba,
sus palabras se arrastraban sin control. Sin embargo, ella luchó contra el
peso de su lengua.
"Es demasiado grande...eso, eso, eso no entrará..." Las palabras se
escaparon de sus labios tartamudeando.
La risa de Ishakan, que sonaba distante, le rozaba los oídos. "No funcionó la
última vez. ¿Ya lo has olvidado?"
Al contrario de lo que acababa de decir, no había forma de que ella pudiera
olvidar su acalorado encuentro. ¿Cómo podría? Había sido la experiencia
más impactante de la vida de Leah. Sin embargo, viendo su falta de
respuesta, Ishakan concluyó por sí mismo que ella, de hecho, lo había
olvidado.
Un bajo gruñido salió de su garganta, y se rió maliciosamente. "Tendré que
hacerlo a menudo entonces, para que no lo olvides."
Antes de que Leah pudiera pronunciar algo en respuesta, Ishakan se metió
dentro de ella.Ella no pudo evitar gritar, tan pronto como su gruesa
monstruosidad entró; el inmenso placer y el inevitable dolor que lo
acompañaba, era abrumador.
Eso no era algo que su cuerpo pudiera soportar fácilmente. Aunque la había
relajado diligentemente con sus dedos, su parte inferior apretaba
fuertemente, un débil intento de empujar hacia afuera el objeto extraño.
Su estómago se sentía lleno hasta el borde, y se podía observar un ligero
abultamiento. Sus lágrimas mezcladas con saliva llegaban a su barbilla.
Fue entonces cuando él comenzó a mover su cintura hacia atrás y hacia
adelante, luego agarró la cintura de Leah con fuerza y la embistió,
empujando el resto dentro de ella en un movimiento sin piedad. Su cintura,
que se precipitó hacia ella sin previo aviso, de repente la golpeó en su parte
más cercana.
Esta vez, ni siquiera pudo gritar. Leah sólo podía temblar mientras soltaba
breves jadeos y gritos. Sus partes internas húmedas y pegajosas,
convulsionaron, masticando al gran intruso.
"Joder, Leah..." Dijo Ishakan.
Su manzana de Adán se movió, y una voz furiosa salió temblorosa.
"Ugh... estás apretando tan fuerte..."
Los pies de Leah, que estaban tambaleándose indefensos en el aire, casi
tocaron el suelo. Ishakan la agarró por los tobillos y la levantó.
"Ten cuidado con tus pies."
Sólo entonces ella recordó que tenía heridas en las plantas de los pies. Su
unión la había hecho delirar. Estaba demasiado borracha de estimulación
como para sentir el dolor. Ishakan posó la pierna de Leah sobre su hombro.
Al levantar sus caderas, su cintura se dobló hacia atrás permitiendo que su
vestido bajara libremente, revelando su piel aún más.
Ishakan frunció el ceño, tal vez era porque el vestido resultaba demasiado
engorroso, que incluso cuando lo sostenía con las manos, seguía
estorbando. No tuvo la paciencia de desatar finamente cada una de las
complicadas cintas y nudos del vestido. Necesitaba desatarlo
completamente de la manera más rápida posible.
Las venas de sus manos mostraban lo tenso que estaba por deshacerse de la
ropa molesta. Sus dedos se engancharon a la suave seda, y con poco
esfuerzo, le arrancaron completamente sus prendas.
Un destello de preocupación cruzó su mente al escuchar el sonido de la tela
rasgándose. Sin embargo, esa preocupación duró poco, se desvaneció tan
rápido como llegó. Ishakan la sostuvo por la parte trasera de sus muslos,
levantándola. Sus piernas colgaban en el aire mientras su cuerpo se
inclinaba.
Los músculos se apretaron firmemente con fuerza. Ella pensó que iba a
ceder, cuando de repente, él presionó con todo su peso en un movimiento
brusco. Desde arriba, empezó a golpearla sin piedad.
Los rápidos e intensos movimientos que hizo al entrar y salir de ella, la
presionaban contra el suelo. Lía abrió bien los ojos y las lágrimas brotaron
de su rostro ante su feroz ataque.
En este punto, su cuerpo no era suyo. En sincronía con Ishakan, ella seguía
su rápido ritmo, mientras la punta pesada le atravesaba el vientre. Ella no
podía respirar y sus ojos parpadeaban con frenesí.
"¡Ah! ¡Ah!..."
Leah temblaba, sacudida hasta el punto de no poder moverse ni un
centímetro. Sus fuertes gemidos que sonaban constantemente eran música
para los oídos de Ishakan.
Empujó a Leah hasta el límite de lo posible para que no pensara en contener
sus escandalosos gemidos, aunque estuvieran al aire libre.
Matrimonio Depredador - Capítulo
44

Capítulo 44. Dos Figuras Disfrutando en la Luz de la Luna (2) | 19

Se sentía demasiado caliente. Ishakan era como un infierno, un Dios


bronceado aferrándose a ella. Estaba quemando violentamente a Leah. Su
boca, debido al intenso calor, se abrió contra su voluntad...
"Más... Ahh, justo ahí... hmm..."
"¿Aquí?"
"Sí, hmm, eso es bueno, muy bueno."
Le frotó todas sus entrañas, descubriendo sus suaves y calurosas paredes.
Ella sentía que se iba a volver loca cada vez que él se movía. Cada punto
estaba siendo estimulado por él. El placer que siguió descendió en cascada
sobre ella; una cascada apresurada, puesto que no se le escapó ni un solo
punto.
Continuando con su ataque ruidoso, Ishakan agarró sus hinchados pechos.
Sus callosos dedos se deslizaron sobre la piel de porcelana de ella y la
pincharon. Los picos se ajustaban a la forma de sus manos, sus montículos
erguidos invitaban a Ishakan a tocarlos. Tomando nota del estado de Leah,
se formó una astuta idea. Las frotó con fuerza, simultáneamente, sus
caderas se mecían más rápido. La región inferior de ella se hinchó y ambos
se convirtieron en uno, mientras que sus dedos la atacaban desde arriba.
"¡Ahhhhh, ugh!"
La parte inferior de su abdomen se tensó acompañado de una sensación
emocionante. Sintió que algo estallaba en su bajo vientre y sus paredes
interiores temblaban. El resultado, un torrente de fluidos corporales
empapando el lugar donde estaban conectados.
Ishakan se sumergió en la parte inferior de su cuerpo. El incesante ritmo de
la colisión de sus cuerpos demostraba su deseo de moldearlos juntos.
Ishakan soltó sus montículos, sólo para agarrarla y sostenerla, abrazándola
más fuerte contra él. Ya no había ningún hueco visible entre ellos. El torso
de Leah estaba presionado justo contra su musculoso cuerpo.
Ella se movió frenéticamente y lloró. La cosa que se insertaba en ella
palpitaba y crecía, e Ishakan pronunció un profundo grito.
Algo caliente se derramó sin cesar y su semen la llenó, la cabeza de su
monstruosidad se contrajo contra su cuello uterino. Leah dejó sus manos y
pies colgando. Ishakan, disfrutó del momento. Su mente estaba sumida en
la felicidad, su región baja, aún insertada en ella, se movía tranquilamente.
Ishakan miró hacia abajo a donde estaban conectados.
La mezcla de fluidos corporales y el líquido hizo que pareciera un desastre.
Los fluidos que se aferraban a ella destacaban aún más, puesto que Leah, no
tenía vello púbico.
Mirando el clít#ris rojo e hinchado, Ishakan soltó una risa furtiva. La movió
haciendo que ella se pusiera de pie, y recuperara ligeramente la conciencia.
Ella trató de apartar su mano rápidamente que había empezado a excitarla
de nuevo.
"Ah...hee...N-no..."
Sin embargo, se arrepintió de inmediato. Ishakan le quitó la mano y en su
lugar la agarró por la cintura. Luego procedió a sentarse en el suelo y sentó
a Leah encima de él.
Su longitud, que aún estaba adentro de ella, cambió de posición y la empaló
más profundamente. No tuvo problemas para llegar a las partes más
profundas de ella, a pesar de que estaba flácido, seguía siendo muy grande.
Leah, que seguía sollozando por las secuelas de su clímax, se sorprendió.
Ishakan sostuvo la cintura de Leah para que no se cayera de espaldas, y la
sostuvo con su mano en la parte trasera de su cuello.
"Amasaré tus pechos. Ven aquí."
Sus dedos presionaron sus pezones. Lamió la cara llorosa de Leah, mientras
frotaba suavemente sus dos picos hinchados con sus dedos pulgar e índice.
Su lengua se movió hasta las mejillas de ella que estaban llenas de lágrimas,
y finalmente no olvidó los lóbulos de sus orejas, que se habían vuelto rojo
brillante.
Sus blancos montículos quedaron atrapados en las garras de Ishakan.
Leah retorció su muñeca y le agarró el antebrazo con fuerza. Sus uñas se
clavaron en su brazo, sin embargo, resultaba difícil rascar su dura piel.
Sintió que la espada que estaba adentro de ella recuperaba su fuerza y se
volvía a endurecer, mientras retorcía su cuerpo sin poder soportar la
sensación. La parte inferior del cuerpo de Ishakan comenzó lentamente a
recuperar su anterior vigor.
Ella sintió tanto temor como anticipación cuando pensó que Ishakan se lo
haría de nuevo. En contradicción con ella misma, Leah lo miró fijamente,
queriendo que la tocara y la frotara más. Ella notó cómo la alegría se
extendía en sus ojos.
"¿Quieres que lo haga de nuevo? ¿Eh?"
Ella dudó y luego asintió. Su corazón se hinchó en ese momento, y arqueó
la espalda. Ishakan se inclinó hacia atrás, y sonrió. Su mano liberó su
ataque y deslizó su mano hacia la parte delantera de su vientre, donde una
parte de él sobresalía. Leah retorció su cuerpo.
"¿Qué hago para que te guste tanto? No puedo metértelo todo el día".
Agarró su montículo, una expresión pícara en su cara. "Ah, al menos
debería conseguir un juguete similar y enviarlo al palacio."
Leah se mordió los labios con fuerza. Lo despreciaba por decirle
constantemente cosas vulgares. Sus ojos se llenaron de lágrimas de
dolor. Su cerebro febril no podía filtrar sus pensamientos y los dejaba
escapar de su boca.
"¿Por qué... por qué sigues diciendo esas cosas...?"
Leah soltó un gemido. Su vista estaba nublada y parecía que en cualquier
momento sus lágrimas se derramarían pero se contuvo.
"No hagas eso..." No me menosprecies.
Ishakan se detuvo y sus labios se separaron ligeramente. Observó a Leah
con la mirada perdida por un momento, y luego murmuró en voz baja.
"...Está bien."
Fue una respuesta suave y tierna. Leah miró sus serenos ojos, le parecían
dulces y encantadores. En ese momento, los orbes que la miraban a ella
estaban vacíos de cualquier signo de agudeza y ferocidad.
El viento revoloteaba a su alrededor, llevando consigo el pesado aroma de
las flores. La agradable fragancia pronto llenó sus fosas nasales. Toda la
dulzura combinada, y el aroma que inhaló, hizo que su corazón palpitara.
Era demasiado, ¿Se merecía esto? Le preocupaba que su corazón, que latía
rápido, lo hiciera tan fuerte que Ishakan pudiera escucharlo.
Un pétalo frágil flotaba suavemente con la brisa, uniéndose a muchos más
que estaban en el pecho de Ishakan. Su piel suave y bronceada estaba ahora
cubierta de pétalos blancos. Leah vaciló un poco, antes de sacudirlos
suavemente.
"...Se parecen a ti."
Al escuchar el repentino sonido de su voz, Leah dirigió su mirada hacia su
cara. Ishakan se quitó uno de los pétalos de su cabello y murmuró. "Se
parecen a ti. Estas flores."
El corazón de Leah latía aún más rápido. Ishakan soltó una carcajada y
abrazó a Leah en sus brazos, acariciando su cabello plateado.
"Dame un beso."
Matrimonio Depredador - Capítulo
45

Capítulo 45. Cama de Rosas (1) | 19

Leah rozó suavemente su cara, sus delicados dedos se deslizaron


suavemente sobre su frente, bajando lentamente hasta los pómulos y
deteniéndose en sus labios.
Ishakan cerró sus ojos permitiéndole apartar suavemente el cabello que se le
había pegado en la frente. Las delgadas hebras de cabello castaño oscuro se
movieron bajo su toque. Una sensación de hormigueo recorrió su cuerpo.
Ella rápidamente acercó sus labios a los suyos. Fue un pequeño y delicado
besos... incitando el deseo de más.
Ishakan chasqueó suavemente sus labios recordando el beso, y se rió
cuando recordó que ella lo había besado accidentalmente en la comisura de
su boca.
Rodeó con su mano la parte trasera de su cabeza y la acercó. Cualquier
hueco entre ellos desapareció mientras se sumergían en un beso salvaje.
Sorprendida, ella trató de retroceder, pero como si él hubiera anticipado su
reacción, la sostuvo firmemente, impidiendo que se moviera.
"Mmm..."
Un pequeño gemido se escapó de su boca. El beso leve se había
transformado en un hambriento beso, alimentando el fuego del insaciable
deseo carnal.
Su lengua caliente se metió entre los labios de ella. Era una exploradora,
barriendo el techo de su boca y deslizándose por sus dientes. Se metió en su
interior, profundo de forma desenfrenada... entonces, finalmente lamió sus
labios hinchados inferiores, mordiéndolos con cariño.
Ishakan era tan intenso que la mareó. Agarró la parte trasera de su cuello
mientras su cuerpo caía de espaldas ante el fuerte beso.
Leah dudó por un segundo y luego lo abrazó. El calor que emanaba de sus
cuerpos entrelazados, alimentaba su pasión; su sudor actuaba como un
adhesivo, eran inseparables.
Cuando sus labios se separaron, los ojos de Ishakan abandonaron su
gentileza y su miembro tocando su estómago estaba duro como una roca.
La parte inferior de su cuerpo temblaba y una insoportable sensación se
elevaba desde lo más profundo de su ser. La cara exaltada de Leah bastaba
para impulsarlo a la acción.
"Hnnn, ah, Ishakan..."
La única persona a la que podía aferrarse en medio del ardiente éxtasis, era
el hombre que lo provocaba. Ella gritó su nombre, le dio un mordisco en el
hombro y dejó marcas en la piel de cobre, mientras montaba la ola de
placer.
"Ahh, ughh..."
Ishakan, a diferencia de sus frenéticas manos explorando sus curvas y picos,
sólo movía ligeramente la parte inferior de su cuerpo. Era como si se
estuviera limitando a sí mismo, tratando de no asustarla. Aunque tenía el
efecto opuesto, sus leves movimientos la volvían loca.
Una parte de ella esperaba que la tomara sin ninguna restricción. Quería que
él atormentara cada centímetro de ella, y apagara su ardiente deseo de una
vez por todas. Si en ese momento, el calor de Ishakan la derritiera hasta el
suelo, no le importaría.
Él también quería atormentar cada centímetro de ella, saborear su lujuria
ardiente y acabar con ella. El pecho de Leah se estremeció.
Ishakan se inclinó hacia atrás, poniéndola sobre su estómago. Las ropas
esparcidas por el suelo se estaban estropeando durante mucho tiempo
debido a su unión violenta.
Quedó sobre el lecho de rosas cuando su cuerpo terminó de reclinarse.
Ishakan parecía una pintura, mientras estaba sobre las Begonias Tuberosas
blancas que contrastaba con su profunda y oscura piel. Leah le echó un
breve vistazo a su cara y rápidamente se abalanzó sobre él. Abrazó su
cuello con ambos brazos y presionó su cara contra la de él. Fue casi como si
quisiera arraigarse en él; la pérdida de su contacto, de su intimidad,
resultaba insoportable. Sus labios se deslizaron y besó su barbilla.
Sus frenéticos picotazos trataron de encontrar sus labios de forma
incorrecta. Se produjo una avalancha de pequeños y rápidos besos.
Finalmente encontró sus labios y le metió la lengua. Lo que Ishakan había
hecho antes, había impresionado su mente. Ella torpemente trató de replicar
sus movimientos.
El hombre se compadeció, y le respondió maniobrando hábilmente su
lengua, entrelazándolas.
"Ha-huh..."
El éxtasis de besarlo, la hacía delirar. Instintivamente apretó sus muslos,
frotando furtivamente su clít#ris en sus suaves abdominales.
Sin embargo, ella sintió que Ishakan ya lo había notado, porque estaba
empapada por debajo.
Leah sollozó y se quejó.
"Me pica tanto por dentro..."
Miró a la roja y llorona Leah que lo agarraba y suspiró.
"Me estás volviendo loco."
Le dio un mordisco en la punta de la nariz.
"¿Sabes cómo se ve tu cara en este momento? ¿Sabes cómo es?"
Miró a Leah, que no podía responder correctamente. Él suspiró en la derrota
y murmuró lentamente.
"¿He tenido buena suerte al decidirme a fumar hoy? Sólo de pensar en
cómo pudiste mostrarle esa cara a ese bastardo de Byun Gyeongbaek me
hace..."
No dijo el resto. Sin embargo, puso más fuerza en su agarre sobre ella.
Después de un momento de silencio, su fría voz sonó.
"Debería haberlo matado."
Inmediatamente comenzó a mover su cintura hacia arriba. Debido a la
posición de ella, su monstruosidad se clavó más profundo que antes, donde
no debía entrar.
Ella jadeaba incesantemente y se frotaba la cara contra su pecho. Después
de un punto, ella no podía soportarlo más. Sus gritos de protesta llegaron a
oídos sordos, y trató de levantarse de su estómago.
"¡Ah, es demasiado profundo, Ugh...!"
Ishakan la sujetó con su mano y la presionó con fuerza. Leah se aplastó
sobre él, no teniendo otra opción que acostarse de nuevo.
"¿Adónde vas?"
Ishakan agarró firmemente su trasero con ambas manos. Los montículos
regordetes, parecían moldeados entre sus dedos. No pudo controlar su
fuerza, se revitalizó.
En la siguiente instancia, embistió su miembro contra ella, con tanta fuerza
que los sonidos de los golpes se escuchaban claramente. El cuerpo de Leah
se estremeció cuando Ishakan la hizo rebotar de arriba a abajo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
46

Capítulo 46. Cama de Rosas (2) | 19


"Esto es lo que querías. Deberías comer más."
"¡Hhhh, ah... Ahhhh, Ishakan...!" Leah gritó, su voz gritaba en protesta, su
mente ansiaba más.
"Tendré que llenarte adecuadamente para que tu mente no lo ansíe por un
tiempo."
Sus gemidos y quejidos impotentes resonaron durante la noche tranquila. El
sonido de los cuerpos colisionando y la respiración pesada se intensificó.
Sus ojos brillaban con lágrimas, podía vislumbrar débilmente la luz de la
luna al echar la cabeza hacia atrás. Clavó sus uñas en la espalda de Ishakan,
sin restricciones. Su mente se quedó en blanco, un increíble e indescriptible
placer barrió sus sentidos.
"¡Hick, haaaang!"
Leah soltó sollozos seductores y arqueó sus caderas. Ella llegó al éxtasis,
con su néctar goteando. Se veía especialmente frágil y sensual en el
resplandor posterior.
Luego, un escalofrío corrió por su columna, sus manos y pies no dejaban de
temblar.
Su agarre se apretó, no se detuvo. En su lugar, empujó su todavía vigorosa
vara, más profundamente. Chupó la saliva que goteaba por sus labios
abiertos, mordisqueando su mejilla mientras lo hacía.
"¡Te llenaré hasta que estés llena hoy!" Declaró.
***
¿Cuántas veces lo hicieron?
Leah había perdido toda perspectiva de la realidad, no podía decir dónde
terminaba y comenzaba Ishakan. Después de la segunda vez, su memoria se
borró. Todo lo que quedaba era un débil recuerdo de su frenética unión; su
última pizca de reserva había escapado hace tiempo de sus grilletes cuando
Ishakan la tomó como una bestia.
Lo último que recordaba era su delirante grito; gritos de placer eufórico.
Parecía que se había desmayado después de eso. No había comido bien para
prepararse para el banquete, así que era natural que su cuerpo no pudiera
soportarlo, después de hacer el amor tan ferozmente.
Leah forzó sus pesados párpados a abrirse. Necesitaba desesperadamente
humedecer su garganta reseca. 'Agua, necesito agua'.
"......"
Un largo trozo de tela revoloteando le llamó la atención. Era una cortina,
bordada con elaborados patrones, que revoloteaba libremente con el viento.
Su conciencia estaba regresando lentamente a ella, comenzó a notar lo que
la rodeaba. Sus ojos miraban fijamente, como si estuvieran estudiando los
intrincados patrones de las cortinas.
Leah se encontraba en una tranquila y oscura habitación. Una neblina de
humo se filtraba, el silencio tan intenso que incluso el inaudible torbellino
de polvo podía ser escuchado.
Mirando a través de la ventana, la luz plateada de la luna perfectamente
redondeada brillaba. Un mundo de estrellas pintaba el cielo, permitiéndole
observar un prisma de pequeñas y brillantes gemas, que salpicaban el cielo.
Parecía irreal. Leah sintió que alguien le tocaba el cabello. Sus párpados
revoloteaban continuamente, tratando de comprender si todavía estaba en
un sueño, o si este trance era una realidad. El calor que juguetonamente
tocaba y suavemente peinaba su cabello era tranquilizador.
Después de un rato de sentir el toque, se dio cuenta de que estaba acostada
en una cama. Su cabeza descansaba en un montículo cálido y firme. Para
ser precisos, usaba un muslo tenso como almohada.
El hombre, apoyado en la cama, fumaba relajadamente. Con un cigarrillo
entre sus dedos índice y medi. Tenía una pierna flexionada en un ángulo de
noventa grados y la otra tendido para ella.
Inhaló profundamente y exhaló. El humo brumoso, se dispersó en el aire. El
fresco, pero dulce aroma, se esparció lentamente por la habitación.
Leah, que lo había estado mirando durante mucho tiempo, retorció su
cuerpo. Ya no tenía la energía para levantarse. Así que sólo logró mover
ligeramente la cabeza. Afortunadamente, el hombre cuyo muslo bronceado
estaba usando como almohada, se dio cuenta inmediatamente. Sus ojos
dorados que miraban fijamente al distante crepúsculo se volvieron hacia
ella.
Ella chasqueó y frunció los labios.
"Agua..."
Ishakan la levantó y la apoyó en su pecho. Apagó su cigarrillo en el
cenicero de latón de la cama y extendió su mano hacia la mesa de noche.
Agarró una jarra y se bebió el líquido. Luego, mirando sus labios resecos, la
besó, soltando lentamente el agua en su boca. Ella tragó el agua fría que
pasaba por sus labios, bebiendo hasta la última gota. Sus ojos se quedaron
en los suyos, pidiendo más.
Ishakan volvió a darle agua de la misma manera. Ella sintió que algunos de
sus sentidos volvían después de saciar su sed. Sin embargo, todavía no tenía
fuerza en su cuerpo, y su mente estaba todavía nublada. Sentía como si
alguien estuviera constantemente pinchando su cabeza con una pequeña
aguja. Su percepción estaba distorsionada, su visión distorsionada.
"Me siento mareada...", dijo mansamente.
Ishakan pasó algo por sus labios, tan pronto como se quejó y sacudió la
cabeza.
"No lo tragues, sólo déjalo en tu boca, por unos segundos, luego escúpelo...
Sí, eso es todo."
El humo del cigarrillo llenó suavemente su boca, y lo más interesante es
que tan pronto como el fresco aroma penetró en su húmeda cavidad, su
dolor de cabeza desapareció. Los mareos disminuyeron muy lentamente.
Quería tragarlo, pero no tenía fuerzas para hacerlo, así que lo mantuvo en la
boca y lo escupió como si le hubieran pedido que lo hiciera.
"Buen trabajo."
La besó ligeramente. A ella le gustó la sensación de frescura y quiso probar
un poco más. Ella abrió la boca de nuevo, pero Ishakan la apartó con
firmeza.
"No. Demasiada medicina es veneno." Su voz tranquilizadora rechazó su
súplica silenciosa.
Una mano cálida le cubrió los ojos cuando lo estaba mirando con tristeza.
Su voz profunda y baja sonaba como una canción de cuna.
"Deberías estar bien ahora."
Esa única palabra la tranquilizó mágicamente.
'Sí, todo iba a estar bien'.
Ella cerró los ojos, que estaban escondidos en la oscuridad de la palma de
su mano.
La somnolencia comenzó a obstruir sus pensamientos. Lentamente, se
sumergió de nuevo en un profundo sueño.
Matrimonio Depredador - Capítulo
47

Capítulo 47. Te Esperaba (1)

Los primeros rayos de sol entraron, vislumbrando a través de la ventana a la


princesa dormida. El pacífico entorno era increíblemente enriquecedor, libre
de caos, tentando a la princesa a quedarse para siempre. En las
profundidades de un dulce sueño, ella estaba absolutamente imperturbable
por el mundo exterior.
Para alguien que no había podido dormir bien últimamente, la tranquilidad
del silencio absoluto que la envolvía era un destello de salvación.
Después de un tiempo, finalmente se despertó del sueño.
"......"
Leah se despertó, desconcertada. Se frotó los ojos, tratando de borrar los
rastros de somnolencia.
¡Ah!
Movimiento sus manos hasta su cara, sintió como si moviera montañas. Sus
miembros gritaron al unísono, el dolor de sus músculos era insoportable.
Tan doloroso que al moverse, pensaba que podía escuchar las campanas de
la muerte sonando en sus oídos.
Luchó un poco, pero se resignó a las vehementes protestas de su cuerpo y se
desplomó de nuevo en la cama. Su movimiento hizo que la manta que
cubría la cama se moviera, emitiendo una fresca sensación que la calmaba.
De repente, sus ojos se agrandaron al darse cuenta de lo que la estaba
cubriendo. La suave y elegante tela era seda; teñida en un profundo azul
marino. El brillo plateado reflejado en la colcha indicaba que estaba hecha
de la más alta calidad. Además, la mantenía caliente, a pesar de su
delgadez.
Un intrincado patrón de flores dalia estaba bordado con hilos de oro y
bronce. En el dobladillo, dos remolinos, que parecían ondas, perfilaban el
patrón floral. También había ramas y hojas entre el patrón de la manta, que
armonizaban con las dalias.
No hace falta decir que era un patrón exótico, completamente desconocido
para Leah. No era un producto de Estia.
Los ojos de Leah se agrandaron ante el color índigo y dorado que la
rodeaba. Lentamente, escudriñó su entorno.
Sobre ella, estaba el elegante dosel de la cama. Mirando fuera del dosel, se
encontraba el techo pintado de oscuro que tenía formas de caballos salvajes
y dalias talladas en su madera. Una línea dorada rodeaba los bordes de
donde el techo se encontraba con las paredes, que también habían sido
pintadas con un profundo tono de azul celeste.
Mirando alrededor, las paredes también tenían el mismo patrón de sus
mantas, tenía delicados diseños de remolinos en su superficie. A su lado, la
escultura de una cabeza de caballo colgaba sobre una mesa circular hecha
de secuoya.
No muy lejos de ella, se podía observar una enorme ventana que abarcaba
la altura desde el suelo hasta el techo. Grandes cortinas malva estaban
puestas para oscurecer la luz, aunque algunos rayos habían logrado pasar,
iluminando la suave alfombra de terciopelo.
Después de observar el color y los patrones únicos de la habitación,
gradualmente se dio cuenta de que estaba, de hecho, dentro del Palacio Real
de Estia. Sin embargo, la habitación en la que estaba se encontraba
decorada al estilo Kurkan. Lo más probable es que fuera la forma en que el
palacio real, como cortesía, decoraba las habitaciones donde se alojaban los
Kurkans.
'¿Pero por qué estoy aquí?'
Leah miró el recipiente colocado en la parte superior de la mesa de donde
provenía un aroma refrescante. Entrecerró los ojos y notó que la fuente del
aroma era un tabaco de los que Ishakan fumaba.
Intentó acercarse, pero se detuvo por un dolor intenso que provenía de sus
pies. Cuando levantó la manta, vio sus pies envueltos en vendas.
Fragmentos de su memoria pronto empezaron a golpearla mientras miraba
las sábanas meticulosamente envueltas desde las plantas de sus pies hasta
sus delgados tobillos.
'Entonces, bebí el vino que Byun Gyeongbaek me dio y...'
Al recordar los acontecimientos de ayer, su boca abierta se ensanchó
lentamente, lo que había ocurrido entre ella e Ishakan se hizo evidente.
Instantáneamente, sus mejillas se pusieron rojas, pareciendo que estaban a
punto de estallar. Leah agarró la almohada y enterró su cara con desagrado.
"Ahh..."
Mientras los pensamientos de ayer pasaban por su mente, deseaba no
haberlo recordado en absoluto. Estaba horrorizada al pensar en cómo se
había aferrado a Ishakan, llorando y suplicando su ayuda de una manera tan
vulgar. Su boca pronunciaba palabras vergonzosas y descaradas mientras
hacían el amor.
La princesa se había comportado como una bestia, perdiéndose bajo la
influencia de la poción. Lanzó la inocente almohada. Por mucho que se
arrepintiera de lo que había pasado esa noche, no podía deshacer sus
acciones.
"......"
Leah cuidadosamente dobló sus dolorosas piernas. El dolor punzante era un
vívido recordatorio de cómo Ishakan la había tomado salvajemente. El tono
de su piel bronceada, deslizándose contra la de ella, la suave textura de sus
músculos ondulantes, y el movimiento rítmico de sus regiones inferiores
golpeando duramente cada vez que se conectaban.... Sus miembros se
sentían febriles y doloridos al recordar lo descontrolados que habían sido.
No estaba segura, pero era probable que ciertas partes de su cuerpo también
estuvieran hinchadas. Leah tenía la intención de soportar el dolor en
silencio pero la sensación de desesperanza se introdujo lentamente en ella.
Por la luz que provenía de la ventana, parecía ser mediodía. El sol había
salido, y estaba en lo alto del cielo. La mitad de la mañana acababa de
desaparecer, supuso Leah. Se dio cuenta de que, debido a su ausencia,
podría estar ocurriendo un pandemonio en el palacio. Lo peor, se
encontraba insegura sobre cómo solucionarlo.
Sus dedos se deslizaron por su cabello. No pudo evitar suspirar, estaba
tratando de organizar sus pensamientos caóticos tranquilamente.
Lo primero que tenía que hacer era volver al palacio principal.
Leah obligó a su brazo palpitante, que apenas se podía mover, a tirar de la
cuerda que colgaba del dosel de la cama. En respuesta, sonó una campana y
la puerta se abrió después de un breve toque.
La mujer que apareció tenía una complexión bastante grande, lo que hacía
que la puerta pareciera enana en comparación. Físico alto y musculoso, con
piel profundamente bronceada y hombros anchos, todos estos eran rasgos
únicos de los Kurkans.
La princesa miró a la mujer directamente.
"Es un placer conocerla, princesa. Soy guardia de escolta de Ishakan.
Puedes llamarme Genin."
Los ojos de Leah se posaron sobre la mujer que estaba delante de ella. No la
había visto durante el banquete de bienvenida, ni en la conferencia para los
Kurkans. Sin embargo, a pesar de no aparecer en público, para que ella
fuera una guardia de escolta, Genin debía poseer un alto estatus.
Para su sorpresa, Genin devolvió su mirada examinadora con una mirada
igualmente curiosa. Fue sólo después de un corto tiempo que Genin, que
había estado observándola descaradamente, se dio cuenta de la rudeza de
sus acciones. Nerviosa, se apresuró a pedirle disculpas a la princesa que
estaba delante de ella.
"Perdona mi grosería por mirarla fijamente." Apareció un tinte rojizo en la
cara de la mujer. "Me sorprendió el hecho de que tengas un físico tan
blanco y pequeño."
Su siguiente comentario, también, se consideraba grosero en Estia. Sin
embargo, Leah encontró su franqueza bastante agradable, haciéndola
sonreír suavemente en respuesta.
Era cierto que era más pequeña que el promedio de las mujeres. Además, su
piel pálida era extraordinaria, especialmente cuando se la combinaba con su
cabello plateado. Para los Kurkans, se parecía más a un maniquí de cristal
que a un humano.
"Me disculpo. Por favor, perdone mi falta de cortesía", Genin expresó
sinceramente su remordimiento.
"Está bien". Leah insistió, agitando su mano a la mujer, que se disculpaba
incesantemente.
Genin entonces se acercó con cautela a la cama, y cuidadosamente colocó
sobre ella la bandeja que había estado sosteniendo.
"Te he traído algo ligero para comer", dijo con la cabeza hacia abajo.
Sin embargo, en ese momento, Leah descubrió la disparidad entre la cultura
de los de Estia y los de Kurkan. Una bandeja, con una gran variedad de
delicias, con sólo un surtido de pan de tres pisos de altura, era la definición
de una comida ligera en Kurkan.
Dejó escapar un discreto suspiro ante el espectáculo culinario que tenía ante
ella. Luego, con indecisión, extendió la mano hacia el pan de arriba,
temiendo que un toque equivocado y los panes delicadamente equilibrados
se desmoronaran.
"Estas son sus bebidas, pero no estoy familiarizado con sus preferencias,
por lo tanto preparé estas... Esto es para su postre..."
Los vasos que había colocado en la bandeja, llenaban el pequeño espacio.
El que estaba en el borde parecía que iba a caerse y romperse en cualquier
momento, derramando su contenido. Leah extendió la mano para evitar la
peligrosa caída. Su acción de recoger un solo vaso de leche, sorprendió a
Genin.
"Esto es suficiente para mí."
"¿Sí?"
Debido a la respuesta impactante de Genin a su decisión de comer sólo una
pequeña cantidad de comida, Leah se llevó una fruta más a la boca.
Viéndola comer, Genin se sintió incómoda. Con cautela levantó la voz en
un tono temeroso.
"¿No es buena la comida? Aunque preparé la comida de Estia..."
"No como mucho". Leah respondió concisamente.
"......"
La expresión facial de Genin se volvió aún más desconcertante, dudando de
si la princesa estaba tratando de morirse de hambre. Leah sonrió un poco
como si leyera la mente de Genin. Al mismo tiempo, parecía que también
había descubierto por qué Ishakan había decidido no exponer a Genin al
público.
Leah terminó de comer rápidamente con un trozo de pan, un vaso de leche y
varias frutas. Mientras comía, Genin la miraba furtivamente, pensando
internamente si ella quería comer más.
Sin embargo, la determinación de Leah no se vio afectada. Ella consideraba
que había comido demasiado.
Mientras Leah miraba a Genin que estaba recogiendo las cosas, notó un
tatuaje tallado en el dorso de su mano. Mientras miraba, notó que el tatuaje
se extendía hasta su antebrazo cubierto por sus mangas.
De repente recordó a Ishakan, en particular a su cuerpo, que
sorprendentemente estaba desprovista de cualquier tatuaje.
Matrimonio Depredador - Capítulo
48

Capítulo 48. Te Esperaba (2)

Sumida en sus pensamientos, Leah no era consciente de que había estado


mirando fijamente el tatuaje de Genin durante demasiado tiempo, su
atención estaba centrada en el intrincado patrón de la tinta en su piel. Al
notar la fascinación de la princesa, Genin se subió las mangas y le permitió
a Leah mirar mejor su tatuaje.
Mostró su antebrazo y le dijo a Leah: "Sólo tengo un tatuaje".
Afortunadamente, no pareció considerar la curiosidad de Leah como algo
grosero. Leah dudó por un momento, y después de contemplar si sería
apropiado preguntarle a la mujer de Kurkan, hizo una pregunta sobre la que
había estado pensando con curiosidad.
"Inicialmente pensé que todos los Kurkans tenían tatuajes, pero parece que
su rey no tiene ninguno."
Después de pronunciar esas palabras, sus mejillas se sonrojaron por la
vergüenza. Sus palabras significaban que estaba admitiendo que había visto
a Ishakan desnudo, en toda su gloria. Sin embargo, afortunadamente parecía
que Genin no había pensado en ello.
"Sí, el rey Ishakan no tiene ningún tatuaje." Los ojos de Genin brillaban con
adoración. Su tono estaba lleno de orgullo por el Rey de Kurkan.
"Eso significa que nunca ha perdido una pelea."
Leah había escuchado historias de que los Kurkans determinaban su rango
por la fuerza. Pero era la primera vez que escuchaba lo que los tatuajes
simbolizaban para ellos. Además, sabiendo que nunca había perdido una
batalla...
Le parecía algo sorprendente, que de alguna manera, consideraba razonable.
La derrota no encajaba con Ishakan. Era más apropiado, que estuviera
sentado en el trono más alto, mirando hacia abajo victoriosamente desde lo
alto. Leah pensó en los impertinentes ojos dorados de Ishakan mientras
hablaba.
"El rey me ayudó ayer."
Ella agarró su manta mientras estaba inmersa en la vergüenza y continuó
hablando lentamente.
"Por favor, transmite mi gratitud."
"Se lo diré al Rey."
Genin sonrió por primera vez. Con la inquietud aumentando, Leah
rápidamente cambió de tema. "¿Puedes traer ropa también?"
"Muy bien, princesa. El rey tiene algunas cosas que hacer, por eso no está
aquí en este momento. La escoltaré hasta el palacio."
Leah reflexionaba sobre cuál sería la mejor opción: ir al palacio con Genin,
o que las criadas vinieran a este lugar. Ambos escenarios eran terribles. El
último parecía ser un poco mejor que, sin embargo, entre las sirvientas,
había algunas que tenían miedo de los Kurkans.
Incluso la Condesa Melissa se había sentido temerosa cuando se encontró
con Ishakan. Después de reflexionar unos momentos, Leah decidió no
molestar a sus sirvientas pidiéndoles que vinieran a ella, y en su lugar eligió
dirigirse al palacio con Genin.
Con la ayuda de Genin, Leah pudo vestirse adecuadamente. Aunque la
guardia de escolta del rey era un poco torpe, probablemente no
acostumbrada a atender a una princesa como Leah, la atendió con
entusiasmo. Mientras la ayudaba a ponerse un vestido cómodo, Genin
también se esforzó por hablar con Leah, a pesar de no tener la fortuna de
entablar conversaciones con facilidad.
Estaba intentando que Leah se sintiera más cómoda a su alrededor y, por
otro lado, quería causar una impresión favorable de las mujeres de Kurkan.
Y a juzgar por la calmada y confiada princesa, parecía que había tenido
éxito.
Tan pronto como Leah se vistió, el brazo de Genin se enrolló
inmediatamente alrededor de su cintura para sostenerla.
Como Leah no podía caminar por los rasguños y heridas de sus pies, Genin
llevó a Leah en sus brazos: un brazo bajo las piernas y el otro sosteniendo
su espalda como un novio llevando a su novia.
"Por favor, discúlpeme, princesa."
Aunque Leah estaba sorprendida, decidió unilateralmente que era mejor
aceptar la ayuda de Genin. De esa forma, se dirigieron directamente al
carruaje. Ella estaba agradecida por el fuerte apoyo que Genin le estaba
dando.
Mientras viajaba en el carruaje, la mente de Leah se desviaba, encerrada en
sus pensamientos mientras su entorno empezaba a cambiar. Pronto, a
medida que se acercaban al palacio, comenzó a pensar en los problemas que
había dejado de lado hasta ahora.
Una sensación de incomodidad apareció; el palacio asomándose desde la
distancia provocó un sentimiento intangible de temor en su interior.
Cuando el carruaje se detuvo, el impulso de no bajarse abrumó a Leah.
Finalmente, suprimió su deseo de quedarse, abrió la puerta y se bajó del
carruaje. Naturalmente, sus pies tocaron el suelo, pero continuó con sus
pasos, el dolor que lo acompañaba era la menor de sus preocupaciones.
Miró hacia la entrada espléndidamente decorada. Las paredes de piedra
caliza brillaban al sol, con la textura de una suave tiza.
A ambos lados, esculturas de los antiguos monarcas custodiaban la entrada;
habían sido hechas hace mucho tiempo por generaciones de artistas, puestas
sobre pedestales. La fuente que se encontraba frente a la entrada, cerca de
donde el carruaje se había estacionado, brotaban majestuosamente varios
chorros del centro formando hermosos arcos. El sol hacía brillar las gotas
haciéndolas aparecer como diamantes lloviendo en un charco de agua. Setos
perfectamente cuidados, transformados en la forma de varios animales,
perfilaban claramente el cuadrado de la entrada.
Sin embargo, a pesar de todo esto, la belleza del palacio no le dio mucho
consuelo.
"......"
Un sentimiento inquietante surgió en Leah. Algo era extraño. Cuando el
carruaje en el que iba se había detenido frente a las empinadas escaleras,
esperaba que alguien saliera a saludarla.
Pero nadie le había dado la bienvenida a su llegada.
Leah entró rápidamente.
El palacio estaba misteriosamente tranquilo. La ansiedad burbujeaba en ella
mientras caminaba por los tranquilos pasillos, pero nadie parecía estar
caminando.
Genin, que la seguía a sus espaldas, dijo con voz cautelosa. "Su Alteza,
debe haber alguien en la sala de recepción."
Con eso, las dos se dirigieron a la sala de recepción. Leah, que había estado
cojeando, caminó hacia la puerta abierta de la sala de recepción y se
congeló.
Lo que hizo detuviera sus pasos no eran las personas que se encontraban en
el lugar. Desde las sirvientas del palacio real hasta el empleado que hacía
las tareas de la cocina, todos ellos estaban reunidos en la sala de recepción.
Si no, el hombre que estaba reclinado frente a los sirvientes, tomando el té
solo. Quizás se debía el aura que emitía, o su vil personalidad, el hombre
resultaba intimidante, haciendo temblar a los que le rodeaban.
Desde donde estaba, Leah podía observar a los sirvientes temblando con la
cabeza hacia abajo como si hubieran cometido un grave pecado.
El hombre colocó su brazo en la parte trasera del sofá perezosamente y
abrió la boca.
"Oh, llegaste temprano."
Sus brillantes ojos azules se estrecharon ante Leah.
"Te esperaba, hermana."
Parecía que su llegada no era para nada inoportuna, Blain la había estado
esperando.
Matrimonio Depredador - Capítulo
49

Capítulo 49. Implacable y Cruel (1)


Leah sintió náuseas. Apenas pudo evitar que su bilis subiera por su
garganta. Sabía que pronto, Cerdina la llamaría.
Sin embargo, para ella fue un completo shock que Blain hubiera estado
durante bastante tiempo, esperándola. La taza de té que agitaba en su mano,
se había enfriado hace tiempo. En la elegante mesa caoba, los aperitivos y
los pasteles terminaron en migajas.
Miró fríamente a Leah, observándola de pies a cabeza y tomando nota de la
ropa Kurkan que llevaba. Leah podía sentir sus ojos juzgándola y eso la
hacía moverse incómodamente en su lugar.
De todas las veces, ¿Por qué tenía que haberse encontrado con Blain en este
momento específico? Leah agarró su vestido con fuerza. Su propia ropa
había sido hecha pedazos, así que no tuvo más remedio que usar el vestido
que Genin le había traído.
Blain dirigió su mirada a Genin que estaba a sus espaldas. Ella sólo le
asintió brevemente, y se quedó quieta, inexpresiva. Blain se rió del
irrespetuoso saludo. Se sintió totalmente humillado y ridiculizado por la
guardia de escolta, a quien consideraba que estaba en una posición muy
inferior a la suya.
"Ahora puedo comprobar que pasas tiempo con ellos."
Leah levantó los ojos y murmuró en voz baja: "Sólo necesitaba su ayuda."
Blain se levantó lentamente del sofá y caminó hacia Leah. "¿Qué ayuda?"
"....."
¡Pa! La sucia mano de Blain abofeteó a Leah. Se empezó a formar una
marca en la mejilla que había golpeado.
"Entonces, eliges ser insolente. Te pregunté qué tipo de ayuda les pediste."
Leah levantó los ojos para encontrarse con la mirada de Blain. El lugar
donde su mano la había abofeteado, sorprendentemente, no producía ningún
dolor. Al contrario, un dolor punzante y palpitante en otra parte de su pecho
la sacudió, pero ella lo ignoró sutilmente.
Ella parpadeó y le apartó la mano. Esto hizo que el príncipe heredero
frunciera el ceño. Su aparente rechazo, y su rotunda negativa a responder a
su pregunta, le enfureció. Levantó su mano una vez más.
Su orgullo había sido manchado por Leah, no lo toleraría ni un poco.
Anticipando otra bofetada, Leah cerró los ojos y esperó. Sin embargo, su
entorno se mantuvo tranquilo y la bofetada que esperaba de su sucia mano
no se sintió en ninguna parte.
Leah abrió lentamente los ojos en silencio. Blain que había levantado su
mano y se preparaba para golpearla, había sido detenido por Genin, quien
sujetaba con fuerza su muñeca.
"¡Tú eres el que está siendo maleducado!"
Blain frunció el ceño al tratar de liberar su brazo, pero no pudo escapar de
su firme agarre. En ese momento, minimizado por la musculosa gigante
Genin, Blain parecía no ser más que un simple bastardo impotente. Su
fuerza se escapó de su cuerpo. Estaba vulnerable.
A pesar de estar en presencia del futuro rey de Estia, Genin no mostró
ningún signo de inferioridad. Para ella, complacerlo suponía un esfuerzo
completamente inútil. Ella no tenía razón para hacerlo, y no tenía el deseo
de hacerlo. En su lugar, miraba fijamente a Blain, y le apretaba la muñeca.
"Tengan cuidado". Ella advirtió, finalmente soltando su agarre mientras lo
mirada con desaprobación.
"......"
Blain se masajeó la muñeca mientras miraba a Genin. Si los ojos pudieran
condenar a la muerte, ella estaría a dos metros bajo tierra. Estaba ardiendo
de rabia y odio hacia todos los Kurkans.
Para su decepción, sin embargo, Genin permanecía imperturbable. Su
actitud tranquila alimentaba aún más su rencor, y Blain necesitaba un
blanco fácil para descargar su rabia.
Se dirigió al lado donde los sirvientes estaban alineados temblando de
miedo y, como una serpiente, se deslizó hasta encontrar una.
La desafortunada víctima, el hijo del conserje, cuyo pequeño cuerpo estaba
escondido temblando en un rincón. Con fuerza bruta, Blain agarró al niño
por sus piernas y lo lanzó al otro lado de la habitación. Antes de que alguien
pudiera reaccionar para detenerlo, el delicado cuerpo del pobre niño fue
lanzado al aire.
¡CRACK!
La cabeza del niño chocó con fuerza contra el borde de la mesa y su cuerpo
se estrelló contra el suelo. Un líquido rojo manchó la mesa, puesto que la
sangre brotó inmediatamente del punto de contacto.
"¡¡¡Ahhhhhh!!!"
Un grito de horror estalló entre las sirvientas.
La conmoción hizo que Leah recobrara los sentidos. El niño estaba inmóvil,
y ni siquiera un grito salió de él. Inmediatamente corrió hacia donde el niño
había aterrizado y lo abrazó. Por suerte, aún respiraba.
La Baronesa Cinael, que estaba detrás de Blain, corrió apresuradamente
hasta donde estaban los dos y le quitó el niño.
Leah inhaló profundamente mientras miraba a su medio hermano, que se
reía. Por muy trastornado que estuviera, no debería haber descargado su ira
con el niño. No podía creer que la misma sangre que corría en sus venas,
corría por las suyas también.
"Hermana."
Su voz se suavizó de repente. "Mi única hermana, arruinando la reputación
del reino. No puedo quedarme sin hacer nada".
Blain susurró mientras parpadeaba lentamente los ojos. Esas densas
pestañas cubrían el reflejo maligno en sus ojos, un indicio de su
desquiciamiento mientras se deleitaba en su crueldad.
"¿Sabes el escándalo que se está extendiendo ahora mismo?"
Leah apretó el puño con fuerza. Todo su cuerpo temblaba de rabia. Podría
haber aguantado si la hubiera golpeado sólo a ella, pero no podía quedarse
de brazos cruzados dejando que abusara de la gente de Estia.
Sin pensarlo, sus labios se movieron, y dijo palabras que, en circunstancias
normales, nunca saldrían de su boca. "¡Tú eres el príncipe heredero!"
'Pero sobre todo, eres mi hermano', quería añadir, pero no lo hizo. Así que
continuó con otras palabras. "¿Cómo es posible que hagas esto?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
50

Capítulo 50. Implacable y Cruel (2)


Unas palabras desafiantes fueron dirigidas a Blain. La quietud de la sala de
recepción hizo que su voz sonara clara y fuerte.
"¿Sabes lo que me pasó ayer?"
"......"
La sonrisa ridícula que estaba en la cara de Blain desapareció, y se rostro se
puso rígido.
Pero Leah no prestó atención a su reacción. A pesar de estar enfurecida, su
respiración de repente se volvió uniforme. Sus manos comenzaron a
sentirse húmedas mientras el sudor frío goteaba de su cuello. Obligando a
sus piernas tambaleantes a quedarse quietas.
Blain se sorprendió por la expresión feroz y fulminante de Leah.
"No te atrevas a ponerle la mano encima a la gente de aquí. Toda esta gente
es inocente". Se las arregló para pronunciar esas palabras cuando su
corazón, que había palpitado tranquilamente hace un rato, comenzó a
acelerarse. En los bordes de su visión, comenzaron a aparecer destellos de
puntos, y su vista se volvió borrosa.
Leah nunca cedería. Por el pueblo, lo desafiaría sin cesar y no retrocedería.
Incluso si Blain, en este mismo momento, involucraba a Cerdina, ella
mantendría su postura.
Blain, que había estado mirando directamente a Leah, frunció las cejas.
"Tú..." Sin mencionar la valentía de Leah, en ese momento, Blain estaba
pensando que debía responder.
Sin embargo, de repente Leah tuvo una severa sensación de náuseas y
mareos. Las piernas que habían estado esforzándose por mantenerla de pie,
se tambalearon . En un instante, subió sus manos para cubrir su boca
mientras sentía que algo estaba brotando dentro de ella.
De repente, escupió una sustancia caliente. Sus palmas, que estaban
húmedas de sudor, se enrojecieron. Una oscura mancha de sangre apareció
entre sus palmas. Su lengua sentía el sabor a hierro que perduraba y su boca
goteó una línea de saliva roja hasta su barbilla.
Leah se miró las manos y parpadeó. "Ahhh..."
En el siguiente momento, sus piernas se rindieron y comenzó a
desplomarse. Leah sintió que su entorno se volvía silencioso, mientras la
oscuridad cubría su visión.
El pánico surgió mientras Leah perdía el conocimiento.
"¡Leah!"
En medio de los gritos, alguien atrapó su cuerpo que estaba cayendo.
***
Los Gitanos se pueden considerar anárquicos. Eran peregrinos que se
adornaban exóticamente con exquisitas texturas y joyas bañadas en oro. Sus
sombreros, hechos de lujosas sedas y lujosos bordados, eran símbolos de su
espíritu libre.
Vagaban libremente por el continente porque no estaban confinados a
costumbres. Esta gente, que no poseía nada, ni tenía lazos que los unieran a
cierto país, no tenía nada que perder. Por eso, actuaban sin temor a las
consecuencias.
Sin embargo, los intrépidos Gitanos sólo evitaban una cosa: los Kurkanos.
Cada rincón del continente podía convertirse en el hogar de los Gitanos,
pero una región quedó intacta para ellos. A lo largo de la historia, el
Desierto del Oeste se mantuvo sin Gitanos. No se sabía por qué evitaban a
los Kurkans, pero una cosa era segura: les tenían un miedo terrible.
"Haban."
Ishakan movió su mano hacia un hombre, quien inmediatamente sacó un
paño para limpiar la sangre de las manos callosas de su rey. Pero la tela, que
ya estaba manchada de carmesí, no bastaba para limpiar las palmas
ensangrentadas de Ishakan.
Además de su palma, todo el cuerpo de Ishakan estaba cubierto de sangre.
El profundo líquido goteaba por su bronceada piel, y ninguno de ellos le
pertenecía. Un claro recordatorio de su poder.
Ishakan se limpió la mejilla con el dorso de la mano y miró el desastre que
había hecho. Un murmullo bajo salió mientras observaba el desastre.
"¿Me pasé?"
"Creo que sí". Haban respondió con brusquedad. Pero para Ishakan, hacerlo
de esta manera era mucho más simple y rápido.
"Sin embargo, me siento más cómodo usando mis manos. Algún arma sería
demasiado incómoda de usar."
Pronunciaba esas palabras de manera casual, como si acabara de terminar
un ejercicio ligero. Sin embargo, la escena era terrible. Frente a los
cadáveres retorcidos y desgarrados, Ishakan tranquilamente sacó un
cigarrillo. Luego, le hizo un gesto a Haban una vez más.
Le encendió el cigarro, e Ishakan respiró profundamente, inhalando el
calmante aroma del tabaco.
La espantosa escena de cuerpos destrozados y sangre esparcida reflejaba lo
monstruoso que eran los Kurkans. Su naturaleza salvaje se revelaba en
momentos como éste.
"Si te encuentras con los aristócratas de Estia en ese estado, ni siquiera
necesitarás sobornarlos para resolver el problema."
Haban, que estaba viendo cómo los ojos ardientes de Ishakan se enfriaban
lentamente, habló.
"No estoy muy seguro. Aún no les he sacado el tema."
Haban se rió poco de las palabras de Ishakan. No había pasado ningún día
tranquilo desde que había llegado a Estia. El grupo anti-paz, incluyendo a
Byun Gyongbaek de Oberde, intentaba interferir con el acuerdo.
Byun Gyongbaek parecía ignorar el hecho de que las estrategias militares
que había empleado no funcionaban. Los asesinos enviados también eran
completamente incompetentes.
En este sentido, incluso el Reino de Estia era culpable. Sólo la princesa de
Estia había supuesto que los Kurkans no estaban interesados en el tratado
de paz.
"De todos modos, ahora se ha complicado más debido a los asesinos.
Hemos perdido de vista al Tomari."
Haban también sacó su cigarrillo y frunció el ceño. Había venido a este
lugar por los Gitanos. Sin embargo, debido al repentino ataque de los
asesinos, sus planes cambiaron de rumbo. Los Gitanos a los que
inicialmente iban a matar habían huido.
"Tomari es capaz de ocultarse y evitar dejar cualquier rastro. Con su
capacidad de esconderse bien, una vez que lo pierdes, es difícil atraparlo de
nuevo."
Haban hábilmente masticaba el cigarro. El cigarro se sentía amargo en su
lengua, pero ignoró el sabor desagradable. Se preocupaba por llevar a cabo
los planes de Ishakan. Hasta ahora, sus esfuerzos habían sido en vano.
Ishakan apartó el cabello que se le había pegado en la cara.
"¿Podemos formar un grupo de personas que los persigan? ¿Tenemos
suficientes hombres?"
"Nuestros números están un poco limitados, pero lo intentaré". Al pensar en
el éxito de los planes de Ishakan, Haban ardía con una motivación
renovada.
En medio del suelo teñido de sangre, el sonido de los pasos de alguien hizo
eco.
"¡Genin!" Haban la saludó con gusto. Sin embargo, Genin no tuvo tiempo
de responder a su saludo. Con una expresión severa, ella se dirigió frente a
Ishakan e informó. Su tono sonaba levemente tenso, y ansioso.
"La princesa se desmayó."
Matrimonio Depredador - Capítulo
51

Capítulo 51. Una Aventura Pasajera (1)


Ishakan levantó las cejas, lo que hizo que Genin informara brevemente de
los acontecimientos que habían ocurrido en los aposentos de la princesa.
Al escuchar la historia, Ishakan entrecerró los ojos y frunció el ceño. Sin
embargo, no hizo nada que demostrara su ira. En voz baja, mirando a Genin
directamente a los ojos, habló. "Creí haberte dicho que la cuidaras, Genin."
Ishakan levantó las cejas, lo que hizo que Genin informara brevemente de
los acontecimientos que habían ocurrido en los aposentos de la princesa.
Al escuchar la historia, Ishakan entrecerró los ojos y frunció el ceño. Sin
embargo, no hizo nada que demostrara su ira. En voz baja, mirando a Genin
directamente a los ojos, habló. "Creí haberte dicho que la cuidaras, Genin."
El humo del cigarrillo que se estaba incinerando lentamente se esparció
frente a su cara. Los ojos de Ishakan se entrecerraron, y sus ardientes
pupilas doradas, aún no se habían enfriado.
"Pero tú estás aquí." Ishakan no necesitaba decir mucho. El significado
estaba claro.
Inmediatamente el rostro de Genin palideció. Se arrodilló frente a Ishakan,
y golpeó su cabeza contra el suelo. Sus manos temblaban mientras admitía
su culpabilidad.
Haban, que estaba parado a un lado, no podía respirar bien mientras miraba
la escena. Resultaba difícil mirar a Genin pidiendo perdón.
"Está bien cometer un error una vez, pero dos veces no". Ishakan exhaló y
ordenó, "Levántate. Por favor, ten cuidado la próxima vez."
"Gracias."
Genin se inclinó una vez más, con la frente tocando el suelo, y luego se
levantó.
Encerrado en sus pensamientos, Ishakan murmuró repentinamente. "Ella
vomitó sangre. Eso es realmente extraño."
Haban y Genin se miraron mutuamente. Parecían haber llegado a un
consenso a través de su breve intercambio. En lugar de Genin, que había
sido previamente regañada, Haban abrió la boca. La connotación que salía
de sus palabras estaba implícita.
"¿No ha sido porque la atormentaste anoche?" Fue un comentario
tranquilizador, como si no hubiera una verdad más clara que esta. Ishakan
sonrió brevemente y agitó la cabeza.
"Puede ser una causa... pero sólo le di una calada ayer." Tan pronto como
levantó el cigarrillo, los ojos de Haban se agrandaron.
<< Nota: Calada - una bocanada de humo que se absorbe al fumar. >>
"¿No es eso un veneno para los humanos?"
"Es medicina para ellos si se usa apropiadamente."
Genin respondió al estupefacto Haban. Le aseguró que Ishakan no dañaría a
la princesa de ninguna manera, y mucho menos le daría veneno.
"Bien. Es bastante sospechoso si hay una reacción adversa como el vómito
de sangre."
Ishakan arrojó al suelo el cigarrillo que tenía en sus manos. El cigarrillo se
mezcló con el charco de sangre. Ishakan pisoteó el cigarrillo, extinguiendo
completamente el fuego.
Sus manos se apretaron para formar un puño y dijo suavemente.
"¿No creen que algo está pasando en el Palacio de Estia?"
***
De vez en cuando, Leah experimentaba algunos mareos. Ya sea porque
Cerdina se ponía más estricta en el manejo de su dieta durante las comidas,
o su hábito de dormir hasta tarde debido a su apretada agenda.
Sin embargo, esta era la primera vez que había vomitado sangre y se
desmayaba inmediatamente después. Cuando finalmente recuperó la
conciencia, lo primero que vio fue a la Condesa Melissa, cuyos ojos estaban
hinchados debido a su interminable llanto.
"¡Princesa!" exclamó la Condesa tan pronto como se dio cuenta de que la
princesa estaba despierta. Había gritado bastante fuerte, así que no resultó
sorprendente que poco después, una horda de sirvientas y sirvientes se
acercaran inmediatamente, gritándole en señal de alivio.
La Condesa Melissa ayudó a Leah a sentarse, apoyándola suavemente
contra la almohada, mientras las otras sirvientas también se preocupaban
por la princesa.
"¡Princesa!"
"¿Estás bien?"
"¿Te duele en alguna parte?"
"¿Necesitas algo?"
Las preguntas y preocupaciones continuaron revoloteando a su alrededor.
Mientras tanto, la Condesa Melissa había olvidado la etiqueta y la decencia
porque se aferraba al brazo de Leah. Leah sólo intentaba responder cada
pregunta que se le hacían, confundiéndose cada vez más con la avalancha
de voces.
Fue un poco más tarde cuando la Condesa Melissa finalmente se dio cuenta
de su difícil situación.
"¡Retrocedan todos!" ordenó inmediatamente, "La princesa acababa de
despertar, denle espacio."
A pesar de sus buenas intenciones, todos se sintieron profundamente
ofendidos. No es que estuviera equivocada, pero la Condesa Melissa fue la
primera en hacer todo tipo de preguntas a la princesa después de haber
despertado. Sintiendo la ironía de su declaración, Melissa disimuló su
vergüenza tosiendo.
La Baronesa Cinael fue una de las que se atrevió a expresar su disgusto.
"¿No podemos mostrar nuestro alivio en que la Princesa finalmente se haya
despertado?" preguntó, y Melissa parecía un poco avergonzada...
"Baronesa, no quise dec..." pero la Baronesa sólo la interrumpió.
"Si recuerdo, Condesa, ¡Usted fue la primera en invadir el espacio personal
de la Princesa! Aferrándose y gritando alegremente cuando se despertaba",
señaló más adelante.
Y después de esa declaración, estalló en lágrimas, incitando a las otras
damas e hijas de la sala a seguir su ejemplo. Una por una, todas gritaron,
llenando el espacio con ruidos de lamentos. Leah dejó de apoyar su espalda
e intentó calmar a las damas que lloraban...
La Condesa Melissa sólo secó sus lágrimas, haciendo que la princesa se
reclinara una vez más antes de reforzar su determinación.
"Sin embargo, la princesa acababa de despertarse. ¿No crees que necesita
descansar un poco más antes de reconfortarte?" preguntó.
Con sus palabras, ni siquiera la Baronesa podía negar la verdad. Por eso, a
regañadientes, los gritos se apagaron, y el silencio reinó una vez más en la
habitación.
Con el público apaciguado, Leah se movió ligeramente el cabello al otro
lado del cuello, que estaba lleno de sudor. Luego bebió un poco de agua que
la Condesa le dio y escuchó los acontecimientos durante los cuales estuvo
inconsciente.
"Has estado durmiendo todo el día." La Condesa Melissa dijo.
Después de que Leah se desplomara y vomitara sangre, el palacio real se
vio inmediatamente sumido en el caos. Blain, que había estado parado
frente a Leah, la había atrapado inmediatamente antes de que cayera al
suelo.
Melissa le contó a Leah cómo Blain se había movido inmediatamente para
llamar a los médicos, con la cara horrorizada mientras la llevaba.
"Ciertamente estaba preocupado por tu salud", comentó, "Al contrario de lo
que sucede cuando te atormenta."
Melissa se estremeció al pensar en Blain, recordando lo detestable que solía
ser. A pesar de su impulso de decir más cosas denigrantes sobre él, se
contuvo y continuó transmitiendo a la princesa todo lo que había pasado.
Cuando terminó con eso, inmediatamente pasó a otro tema.
"Aunque debo decir que los bárbaros parecían bastante decentes", le dijo a
Leah, refiriéndose sobre todo a Genin. Cuantas más cosas le contaba, más
se daba cuenta de que Genin parecía bastante agradable.
Cuando Leah se desmayó, Genin inmediatamente apartó a Blain, que
gritaba frenéticamente. Envolvió con sus brazos el cuerpo inconsciente de
Leah antes de correr hacia la cama y la dejó acostada.
Luego desabrochó el cinturón de Leah, que tenía muy presionado. Había
actuado más rápido que las desconcertadas sirvientas.
Pero no se detuvo ahí.
Los médicos llegaron tarde y no pudieron diagnosticar adecuadamente lo
que afligía a la princesa. Genin se encargó de dar un paso adelante y evaluar
la situación de Leah. Luego se ofreció a encender una extraña vela, que
creía que ayudaría a la princesa a recuperarse.
Y de hecho, funcionó puesto que la princesa había sobrevivido.
Matrimonio Depredador - Capítulo
52

Capítulo 52. Una Aventura Pasajera (2)


La pálida apariencia de Leah pronto volvió a la normalidad, y Melissa
estalló en lágrimas de alegría.
"Realmente pensé que algo peor pasaría." Melissa continuó, mientras sus
labios comenzaban a temblar, y los ojos se volvieron llorosos.
Leah prefirió cambiar la conversación, queriendo evitar que la Condesa
siguiera llorando.
"¿Qué pasó con Byun Gyongbaek de Oberde?"
Al mencionar a Byun, la expresión de Melissa se iluminó mientras daba la
noticia.
"Byun Gyongbaek ha sufrido una gran humillación esta vez", anunció con
orgullo.
"¿Hay algo que pueda humillarlo?" Preguntó Leah, levantando una ceja en
señal de duda.
"Yo también lo pensé". Se rió antes de continuar su historia de manera
alegre.
"No sé cuánta bebida consumió, pero fue descubierto por la fuente sin sus
pantalones. Al final del banquete, todos los aristócratas que salían del salón
lo vieron de esa forma tan vergonzosa." Ella hizo una mueca de desagrado
al recordar ese momento.
Melissa había sido uno de los muchos testigos de ese momento, y por lo
tanto había proporcionado a la princesa una descripción detallada de su
embarazoso descubrimiento.
Aparentemente, todos lo descubrieron boca abajo, con el trasero desnudo.
"También sufrió una lesión en una pierna, por lo que podría estar cojeando
por un tiempo. No obstante, sabemos muy bien que Byun Gyongbaek no se
emborracha tan fácilmente." Melissa señaló: "Incluso he escuchado que
aunque se emborrachara tanto, no es de los que cometen errores tan graves.
Así que es muy posible que haya sido envenenado o drogado con el vino",
reflexionó, antes de descartarlo como algo sin importancia.
A juzgar por la actitud de Melissa, lo más probable es que lo que Byun
Gyongbaek le hizo a Leah anoche no se haya extendido por todo el palacio.
Como sus planes habían sido frustrados, lo más probable es que lo
considerara como una derrota de su parte. Había pasado una vergüenza
delante de los aristócratas y los Kurkans. Lo más probable es que pidiera
algo para resolver este asunto.
Ella se preguntaba si debería mencionarlo.
Pero sus preocupaciones no duraron mucho, era algo que no se atrevía a
decirle a Melissa. Incluso si lo mencionara, lo más probable es que
terminara soltando palabras de odio, y nada podría cambiar lo que había
pasado.
Mientras Leah se perdía en sus pensamientos, no se dio cuenta de que la
Condesa Melissa guardaba silencio, y que la estaba mirando fijamente.
Había un silencio incómodo que envolvía la habitación, y a pesar de que
Melissa quería decir algo sólo para romper el silencio, pero no se atrevía a
hacerlo.
Finalmente la atmósfera de antes se disipó gradualmente, dejando nada más
que una sensación de pesadez en el ambiente. Melissa dudó durante
bastante tiempo, hasta que pudo reunir el coraje y llamar la atención de
Leah una vez más.
"Princesa", gritó, sacando a Leah de sus pensamientos.
Leah inmediatamente se dio cuenta de que había algo de lo que realmente
quería hablar, pero había dudado, así que empezó a hablar de ello de forma
indirecta. Melissa sintió que su boca se hacía pesada como si su lengua
estuviera hecha de plomo.
Respirando profundamente, Melissa finalmente logró abrir la boca para
hablar con gran dificultad.
"Yo, yo quería que lo supieras..." empezó, haciendo una breve pausa
mientras intentaba forzar las palabras, "Yo fui quien te cambió de ropa esta
vez... lo hice personalmente..." se detuvo de nuevo. Leah podía observar en
sus ojos que estaba luchando contra muchas emociones en ese momento.
"Princesa, ¿ha... ha... habido algún avance no deseado en tu relación?"
Ishakan sin duda había dejado marcas por todo el cuerpo de Leah. Además
de las innumerables marcas biológicas que tiene, también había moretones
y huellas de manos en sus muslos y nalgas.
La apariencia externa de las manchas alrededor de su cuerpo podrían haber
parecido graves desde el punto de vista de un extraño, que incluso
calificándolo como un mal romance no podría ni siquiera empezar a
describirlo. Resultaba natural que la Condesa Melissa malinterpretara la
situación basándose sólo en sus hallazgos.
"Oh no, no es algo indeseable", respondió a la ligera, lo que dejó a la
Condesa Melissa desconcertada.
"Entonces, en ese caso... ¿Ha sido... uno de los bárbaros...Kurkans?"
preguntó, "¿Quizás... el Rey de los Kurkans?" tomando el hecho de que
Leah podría haber tenido relaciones sexuales con alguno de ellos,
inmediatamente modificó la forma en que los llamaba.
No podía seguir llamándolos bárbaros ahora, ¿Verdad?
Desafortunadamente, Leah se negó a seguir contestando. Melissa no pudo
evitar empezar a preocuparse por las posibles consecuencias, cuando se
llevó una mano a los labios, uno de sus muchos tics nerviosos.
Viendo a la Condesa llenarse de una preocupación sin sentido, Leah
finalmente respondió a la pregunta que aún no había hecho...
Aquella por la que la Condesa estaba realmente preocupada...
"No te preocupes". Ella dijo, "No tienes que preocuparte por mi virginidad."
Era una respuesta vaga, ni una mentira, pero tampoco una verdad absoluta.
Pero si se le preguntara si todavía estaba intacta, evidentemente no lo
estaba. Ella había perdido su castidad hace mucho tiempo. Y a pesar del
hecho de que había planeado terminarla en una aventura de una noche, tal
cosa no había sido posible.
Leah se preguntaba si podría hacer que la Condesa Melissa, alguien con
tanta ingenuidad, entendiera su razonamiento.
"Y también..." su voz se quebró, antes de que se aclarara la garganta
mientras intentaba mantener una apariencia fresca y relajada. "No planeo
tener una relación con él. Es sólo una aventura pasajera."
Fue como si alguien hubiera abofeteado en la cara a Melissa, quien se
quedó aturdida por su respuesta...
"Pri...princesa..." tartamudeaba, todavía un poco perdida. No podía
encontrar una forma correcta de responder a la repentina revelación. Apenas
se las arregló para susurrar...
"¿Qué está pasando?"
Ante su pregunta, Leah sólo pudo apartar la mirada sombríamente.
"Yo tampoco lo sé, Condesa."
Porque Leah realmente no sabía lo que estaba pasando con ella. Ni siquiera
podía entender a Ishakan. Todo era un misterio, uno que ni siquiera podía
empezar a descifrar. Cada vez que ella pensaba que finalmente había
descifrado su secreto, él la sorprendía en cada ocasión, a veces haciendo
cosas que ella ni siquiera pensaba que haría.
Desde que lo conoció, todas el razonamiento de Leah comenzó a
desmoronarse.
Matrimonio Depredador - Capítulo
53

Capítulo 53. Regalos Devueltos (1)


Los secretarios parecían estar corriendo detrás del príncipe heredero,
trataban de seguirle el ritmo. Finalmente, el carruaje se dirigió a un
vecindario de aspecto extravagante en la carretera. Blain estaba furioso,
soltando interminables blasfemias hasta que finalmente llegó a la propiedad
de la reina.
"Quédense aquí. Seguiré adelante solo". Dijo a los secretarios, que se
estremecieron y retrocedieron para dejarle entrar solo en el palacio.
Había que señalar que los aposentos de la reina eran sin duda los más
grandiosos de todo el palacio. Con su rápido ingenio y su buen ojo para
captar cosas, Cerdina había elegido las obras de arte más valiosas que
existían.
Su habitación estaba incluso adornada, de arriba a abajo, con gemas
preciosas y oro.
Pero ni siquiera la majestuosidad del lugar no podía ocultar la
desesperación y la desolación que apestaba.
Blain miraba con desagrado cada estatua que pasaba, antes de empujar las
puertas del auditorio desde el pasillo, sin preocuparse por la escena que
estaba causando.
"¡El Príncipe Heredero!"
Exclamó el Conde Weddleton, levantándose de su asiento sorprendido
mientras Blain abría de golpe las puertas. Desafortunadamente, Cerdina
permaneció imperturbable, y saludó al príncipe con una sonrisa amable.
"Pasa". Lo invitó a pasar.
Había una costosa piel de zorro sobre sus piernas, que llegaba hasta sus
rodillas. Sus manos se deslizaron suavemente sobre las suaves pieles,
incluso mientras continuaba dirigiéndose al príncipe de forma bastante
informal.
"Estaba pensando que hacer con este hermoso zorro que me regalaste", le
comunicó con ligereza. Incluso parecía encantada, elogiando el pelaje gris,
comentando lo perfecto que sería para un chal.
Con una voz áspera pero suave, Blain la corrigió.
"Pero ese no ha sido mi captura, ¿No?" dijo, y ella sólo se rió, cubriéndose
los labios mientras lo hacía.
"No seas tan aguafiestas, hijo. El caballero que cazó contigo pudo haberlo
atrapado, pero eso equivale a que sea tu captura", señaló ella.
Mientras hablaba ella permanecía sentada como la reina perfecta que
representa. Sonriendo brillantemente, con una expresión impecable, parecía
un ángel. No obstante, había una fuerte tensión en el lugar.
Sintiendo una discusión en ciernes, el Conde Weddleton se excusó
inmediatamente después de mirar a los dos monarcas...
"Creo que es mejor que me vaya", dijo, recogió sus cosas, y salió
lentamente sin más preámbulos.
Ninguno de los dos hizo algo para detenerlo. Incluso las sirvientas que les
atendían salieron silenciosamente del auditorio para darles también
privacidad.
Con sólo Blain y Cerdina en el auditorio, Blain finalmente la miró
abiertamente.
"¡¿Fuiste tú quien lo hizo?!", exclamó inmediatamente.
"¿Hiciste qué?" preguntó ella, fingiendo confusión.
"La princesa vomitó sangre justo antes de desmayarse." Blain se quejó: "Te
pregunto si fuiste tú quien la envenenó."
La Reina Cerdina simplemente parpadeó como un búho, su pestaña
revoloteando suavemente mientras dejaba que Blain la atacara con sus
palabras. Cuando él terminó, ella respondió con una voz fría...
"¿Por qué piensas eso?", preguntó con gracia, pero sólo sirvió para agravar
más a Blain.
"¡Porque es algo que naturalmente harías!" respondió.
"Blain, mi querido hijo", suspiró suavemente, apartando la piel de zorro
antes de levantarse para caminar hacia él, tomándose el tiempo necesario,
antes de abrazarlo.
Blain tembló cuando lo tocó, y sus extremidades se congelaron, incapaz de
apartarla. La mano de Cerdina subió a la parte trasera de su cabeza, bajando
por su cuello, y luego repitió los movimientos de manera tranquilizadora.
Sus labios se movieron hasta que susurró en su oído...
"¿No habías dicho que era tuya?", preguntó fríamente, "¿Por qué me
metería en cosas que son tuyas?"
"Madre..."
"¿Por qué sigues preocupándote?" ella preguntó, finalmente alejando su
cara para mirar a Blain a los ojos. Sus cejas pulcramente arregladas se
arrugaron hasta fruncir el ceño, "¿Tienes miedo de que te la roben? ¿De un
simple... bárbaro?", preguntó ella.
"Sólo me preocupa su pureza", le admitió a regañadientes.
"Ah", dijo ella con una suave sonrisa, "¿Así que tu única preocupación son
sus actividades indecentes, y si ha mantenido su castidad?"
Era bastante divertido observar nervioso a su hijo. Ella miró con agrado la
forma en que Blain apretaba su mandíbula con fuerza.
"No te preocupes, hijo mío". Cerdina le dijo, dándole suaves palmadas en el
hombro, "Una vez que las negociaciones terminen, serás reconocido como
el único heredero del rey."
|No tienes que preocuparte por eso. Puedo conseguirte lo que desees.|
Esas eran las mismas palabras que Cerdina le había dicho muchas veces
antes. Su voz sonaba como una canción de cuna en sus oídos...
Eventualmente, se dio la vuelta, apartando su cara de ella. En completo
contraste con la rabia que se incrementaban en su interior cuando estaba de
camino hacia este lugar, ahora el príncipe se había tranquilizado. Cerdina
miró a Blain con lástima, antes de continuar hablando.
"Debes creerme, también a mí me sorprendió lo que le pasó a la princesa",
le aseguró, "Y si la visitas, envíale mis saludos. Además, dile que se tome
su tiempo para descansar."
"Está bien, pero mientras tanto, déjala en paz", le dijo Blain, y Cerdina
asintió con la cabeza, dejando de lado sus preocupaciones.
"Sí, sí, hasta que se recupere completamente lo haré, incluso podría
reorganizar su agenda..."
"¿¡Qué!? ¡No!" Blain estalló repentinamente, alejándose de los brazos de
Cerdina. Ella se sorprendió. Sus ojos estaban agrandados cuando su hijo
estalló con rabia una vez más.
"¡No te acerques a ella!" le exigió, "¡Nunca!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
54

Capítulo 54. Regalos Devueltos (2)


Cerdina se quedó sin palabras mientras seguía mirándolo fijamente de
forma aturdida. Finalmente, el silencio se rompió después de un momento
de tensión.
"¡Pero estoy haciendo esto por ti!" ella exclamó, con un tono indignado.
Blain optó por no responder, incluso escuchando su agudo tono. Prefirió el
silencio antes de responder a su madre.
Consideraba prudente no contarle a su madre su propio punto de vista y
pensamientos con cada decisión que tomara, aunque fueran correctas o
incorrectas.
Cerdina inhaló y exhaló profundamente mientras lo miraba desconcertada.
Su respiración invadía el silencio mientras esperaba su refutación.
Después de unos momentos, ella finalmente se calmó lo suficiente como
para poder mostrar de nuevo su postura de Reina. Como si nada hubiera
pasado, ella sonrió elegantemente. Era una expresión falsa en lugar de lo
que realmente sentía.
Como la Reina de Estia, siempre debía mantener la imagen perfecta de la
gracia y la belleza.
"Nunca haría tal cosa, Blain". Insistió suavemente. Blain sólo entrecerró los
ojos hacia ella.
"Intentaré creerte entonces."
"Me mantendré alejada mientras ella se recupera, como deseas, pero por
favor", entonces le sonrió con una brillante sonrisa que no le hizo nada para
consolar sus nervios, "Te pido que no te desquites conmigo la próxima vez".
Ella dejó escapar un suspiro antes de dirigirse a su asiento una vez más.
Lanzó al suelo la piel de zorro en frustración, contrastando la importancia
inicial que le daba.
Lo pisoteó como un simple trapo.
"Tal vez sea hora de que hable con esos... bárbaros." Cerdina mencionó
como si fuera algo desagradable, antes de mirar a Blain una vez más con
una sonrisa, "¿Te gustaría acompañarme a cenar con ellos?" frotó el tacón
de unos de sus tacones en la piel, limpiando las suelas de su suciedad.
Ella observó como la piel se arrugaba bajo sus pies con cierta diversión,
antes de levantar su mirada una vez más con una sonrisa expectante.
"Espero que esta vez puedas cazar un ciervo", comentó con un suspiro de
tristeza, "Estoy harta de los zorros. Preferiblemente un ciervo elegante y
majestuoso."
Los ojos de Blain se entrecerraron. Sus discusiones nunca duraban mucho
tiempo. Y en esta oportunidad, incluso le aceptaría la cena.
"Por supuesto, madre", respondió concisamente.
***
Leah pudo descansar durante varios días después de que vomitara sangre y
se desmayara. Se sentía ansiosa cuando pensaba en la cantidad de trabajo
aplazado. Sin embargo, por otro lado, también estaba feliz de no tener que
asistir más a la conferencia.
Si se tratara de un día normal, le resultaría difícil evitar estar en situaciones
tensas debido a Cerdina. Por supuesto, a pesar de que vomitara sangre,
Cerdina le habría ordenado que actuara como una muñeca para cumplir con
sus deberes, como lo había hecho en el salón de banquetes.
Aunque, eso hubiera sucedido si no fuera porque Blain prohibió el acceso a
los aposentos de la princesa mientras se recuperaba.
Blain se encargó de informar a todos que Leah se había enfermado
repentinamente. También ordenó que ningún forastero pudiera entrar en el
palacio. Para evitar que alguien entrara, incluso duplicó la cantidad de
guardias en el palacio real.
Incluso Cerdina, que estaba acostumbrada a menospreciar las órdenes de su
esposo, no se atrevería a desafiar a Blain. Blain sabía de este hecho, así que
aprovechó su ventaja contra Cerdina. A Leah le parecía muy extraño, pero
no le importaba mucho. Simplemente lo ignoró, pensando que se trataba de
otro capricho de Blain.
Mientras descansaba en el palacio por unos días, Byun Gyongbaek de
Oberde le había enviado un enorme ramo de rosas y joyas diariamente.
Sus regalos sólo servían para reflejar su llamativa personalidad.
Le parecía que Byun estaba tratando de ganarse su buena voluntad,
esperando que ella olvidara su pecado. A Leah le resultaba cordial cómo se
esforzaba tanto para que lo perdonara con la gran cantidad de regalos que le
enviaba cada día.
Pero a pesar de esto, nunca llegó a mirar ni siquiera uno. La Condesa
Melissa los devolvía al remitente. Sólo se le informada que Byun
Gyongbaek le había enviado un regalo.
Cuando le preguntó por qué los devolvía, la Condesa Melissa simplemente
se encogió de hombros.
"El ramo era demasiado grande. Incluso pensé en convertirlo en fertilizante
antes de devolverlo", respondió con orgullo, y Leah se rió.
"Bien. Por favor, hazlo con cualquier otro regalo". Leah la elogió, y Melissa
asintió con la cabeza.
"¡Claro! Y para mañana, princesa..." se detuvo, sus ojos se movieron hacia
un lado con nerviosismo antes de bajar su voz, cautelosa de las sirvientas
que la rodeaban, "La reina ha solicitado tu presencia. Parece que almorzará
con el rey de los Kurkans."
Matrimonio Depredador - Capítulo
55

Capítulo 55. El Rey Parecido A Un Niño


Leah sonrió. Le parecía adorable la forma en que Melissa había cambiado la
forma en que solía llamarlos: de Bárbaros a Kurkans. En respuesta, ella sólo
dio una suave sonrisa.
"Por favor, dígale que asistiré."
Sabe que no podía confinarse en el palacio, incluso cuando tenía muchas
excusas para hacerlo.
El acuerdo se encontraba en su etapa final. El tratado de paz no era que
pudiera suceder de la noche a la mañana, ni se resolviera fácilmente. Antes
de que pudieran establecer el tratado con total confianza, necesitaba más
información.
Mientras estaba confinada en sus aposentos, enviaba y recibía noticias a
través del Conde Valtein. Él estaba demasiado ocupado con sus propios
deberes como para atenderla.
También recibió algunas noticias de Laurent del ministerio de finanzas. Le
informó que estaba listo para proponer un nuevo plan de reforma fiscal en
la próxima reunión del Gabinete.
Estaba claro que los nobles, incluyendo Byung Gyongbaek, protestarían
ferozmente contra este nuevo plan. Leah no esperaba que el proyecto de ley
se aprobara fácilmente.
Por eso pretendía combinar el tratado de paz con el plan de reforma.
Byun Gyongbaek desempeñaba un papel fundamental entre los aristócratas
que se oponían a los planes. Una vez aprobado el tratado de paz, la
influencia de Byun Gyongbaek tambalearía. Por eso presionaba para que no
dejara que el tratado de paz se llevara a cabo.
Este era el mejor curso de acción a partir de ahora.
Leah y la Condesa Melissa estaban conversando sobre el tratado de paz
cuando una sirvienta entró en la oficina, anunciando la llegada de un
artículo.
"Parece que Byun Gyongbaek envió otro regalo." La Condesa Melissa
murmuró irritada y le dijo que regresaría más tarde. Entonces salió de la
habitación, y Leah, que se quedó sola, mirando por las ventanas.
Leah tenía curiosidad por los nardos del jardín. Todas las noches, sus
atractivas flores estaban en plena floración.
Ahora que lo recordaba, Leah se dio de cuenta que no había visto a Ishakan
desde hace mucho tiempo. Pero sabía que eso era lo correcto. Era natural
que no se vieran bajo ninguna circunstancia, excepto en reuniones públicas.
Sin embargo...
Leah continuó mirando fijamente a la ventana en silencio. Pero, no se podía
dar el lujo de estar absorta en sus pensamientos sin sentido. Poco después,
se giró para mirar la pila de documentos en su escritorio cuando de repente
la puerta se abrió.
"¡Princesa...!" La Condesa Melissa exclamó cuando entró. En sus manos,
sostenía algo.
Nardos, alrededor de tres o cuatro de ellos, todos cortados limpiamente y
atados con cintas blancas. En cuanto le llamaron la atención, se dio cuenta
de que no podía apartar la mirada de ellos.
Mientras miraba a Melissa desconcertada, la Condesa colocó el ramo en su
escritorio y sacó algo que también traía para entregárselo a Leah.
Era un vestido estilo Kurkan hecho de seda púrpura con dibujos coloridos.
Y con el vestido, una simple nota.
『¿Estás bien? Ha sido difícil verte.』
Estaba escrita en la lengua continental, los trazos de las letras parecían
retorcidos y bruscos. Leah dejó escapar un suave grito de sorpresa, con su
mano cubriendo sus labios mientras miraba la nota.
Contenía un breve mensaje, y las palabras parecían garabatos de un niño,
pero ella estaba sonriendo. Podía imaginar las gruesas cejas de Ishakan
moviéndose mientras sostenía tinta y papel en sus grandes manos,
intentando con todas sus fuerzas garabatear letras comprensibles.
Consciente de que alguien podría observar su reacción, rápidamente
moderó sus rasgos. Sin embargo, era demasiado tarde, porque había
llamado la atención de las sirvientas que la rodeaban.
Por cortesía, desviaron sus miradas y fingieron no haber notado nada.
Desafortunadamente, no se podía decir lo mismo de la Baronesa Cinael, que
ciertamente hizo un alboroto por la tela.
"¡Oh Dios mío! ¡Es un vestido de seda púrpura! Es la seda púrpura de las
túnicas que llevaban los bárbaros en aquella época, tan hermosa que los
nobles hablaban de ella... Todo el mundo ha buscado lo mismo". Ella dijo
con evidente envidia.
Incluso preguntó si podía tocar el vestido sólo una vez, sus labios se
abrieron de par en par de expectación, casi como si estuviera a punto
babear. Sólo recobró el sentido cuando la Condesa Melissa le echó una
mirada de reojo acompañada de un ceño fruncido.
Leah sólo recibió la nota y los nardos. Le devolvió el vestido a la Condesa
Melissa.
"Por favor, devuelva el vestido", dijo inmediatamente, y se escucharon
ruidos de conmoción.
"¡Princesa!" La Baronesa Cinael pisó fuerte el suelo, obviamente indignada
por su decisión, pero Leah no podía permitirse el lujo de aceptar algo tan
caro. Especialmente con la negociación en curso, eso se parecería
demasiado a un soborno. Pero incluso la Condesa Melissa se negó a seguir
las ordenes de ella.
"Pero princesa, el mensajero que trajo los obsequios dijo que si alguno de
los regalos era devuelto..." Ella tragó, mirando nerviosamente mientras
decía las siguientes palabras, "Entonces el rey no asistirá más al banquete."
Matrimonio Depredador - Capítulo
56

Capítulo 56. La Reina Audaz (1)


Al final, Leah decidió quedarse con el vestido y no devolverlo. Como no
podía ponérselo en cualquier momento, sólo ordenó que se guardara hasta
que pudiera decidir cuándo sería apropiado usarlo. Con esa decisión, las
sirvientas del palacio real pudieron observar y disfrutar de la seda púrpura
de los Kurkans personalmente.
Parecía que a estas alturas, Ishakan sabía cómo jugar con ella, hacer que
ella hiciera lo que quería. Ahora conocía su debilidad, por lo que no le
quedaba más remedio que soportarlo.
A pesar de que Ishakan tenía una personalidad caprichosa, ella no pudo
evitar sentir una extraña emoción que no podía describir.
Leah decidió que no necesitaba molestarse en profundizar en una emoción
que no podía definir claramente. Sería una pérdida de tiempo. Pero también
porque tenía el presentimiento de que descubrir eso en este momento no
sería lo adecuado.
Además, aunque todos sabían que estaba descansando, su apretada agenda
seguía haciendo que se desplomara de vez en cuando.
Finalmente llegó el día del almuerzo. Todos estaban ocupados desde las
primeras horas del día.
Como se había retirado la orden de que ningún forastero pudiera entrar en el
palacio, tuvo que ocuparse de todo el trabajo que se había pospuesto desde
su accidente. Más tarde, por la noche, organizaría una reunión con el
Ministro de Finanzas Laurent y el Conde Valtein.
A pesar de que los preparativos para el almuerzo habían empezado desde
temprano, ella se tomó su tiempo para prepararse, contrastando con lo
ajetreadas que estaban las sirvientas por el almuerzo.
Como comerían en el jardín, su cabello estaba adornado con flores frescas y
joyas. Llevaba un vestido de color suave bordado con un hilo del mismo
color que la tela. El diseño era simple, sin embargo, elegante.
Era una sugerencia de la Baronesa Cinael. Le convenía que todas las damas
y caballeros del palacio admiraran su perfecto aspecto. Incluso la Condesa
Melissa le hizo un hermoso cumplido con un solo comentario.
"Si el Conde Valtein la mira hoy con su vestimenta, seguramente se
sorprenderá."
En medio de todos los interminables cumplidos que se le hacían, Leah se
puso el toque final, sus guantes de encaje blanco. Con eso, se marchó
temprano.
Sin embargo, no había ningún carruaje disponible frente al palacio de la
Princesa. Sólo estaba esperando afuera un nervioso jinete. Ella no
necesitaba preguntar qué había pasado.
"Ha pasado un tiempo, Princesa."
Un hombre que pretendía ser educado, pero que estaba perpetuando un acto
increíblemente grosero, estaba esperando a Leah. Ella pudo escuchar los
ruidos de sorpresa de las sirvientas que la seguían cuando miraron al
hombre, antes de que se detuvieran a unos pasos de ella.
De cualquier manera, Ishakan sonrió a Leah. Sus ojos dorados brillaban con
fuerza mientras la luz del sol se reflejaba en ellos. Casi como si sus ojos
fueran el propio sol.
Leah le parpadeó como un búho, mientras lo observaba cuidadosamente.
Parecía que venía solo. Aunque no había ningún caballero de escolta para
acompañarlos, no descartaba la posibilidad de que hubiera alguien que
estuviera escondiéndose cerca y siguiéndolo, como la última vez.
Ishakan la estaba mirando fijamente, sin apartar la vista de ella
intencionadamente. Leah sólo habló en un tono confiado, después de
asegurarse de que él no tenía ningún truco bajo la manga.
"Su Alteza, ¿Cómo llegó a este lugar? El lugar del almuerzo no es este",
señaló, fingiendo curiosidad.
Ishakan se limitó a quitar el tono amenazador de su voz. Ella había actuado
como esperaba.
"He escuchado que en el continente existe la etiqueta de que los hombres
deben acompañar a una mujer de prestigio."
Se refería a un escolta. Sin embargo, esta vez se trataba de un almuerzo en
el que sólo se reunirían unas pocas personas, por lo que la necesidad de un
escolta sería irrelevante. Esto es especialmente aplicable a funcionarios
como el Rey de los Kurkans y la Princesa de Estia.
Probablemente no sabía que la complicada y difícil etiqueta debía aplicarse
dependiendo de la situación en cuestión.
No...
Cuanto más lo pensaba, más parecía Ishakan el tipo de persona que sería lo
suficientemente terca para hacer lo que quisiera, sin importar si entendía
completamente las costumbres del lugar. Lo hacía, porque podía.
Así que en lugar de señalar su error, Leah decidió sacar otro tema.
"Quería devolverte el vestido", admitió, y los labios de Ishakan se
enroscaron en una sonrisa engreída.
"Pero no puedes". Ishakan mantuvo una amable sonrisa en su cara mientras
la miraba. "¿Haces esto porque quieres disfrutar plenamente del almuerzo
sin mí, princesa?"
Leah pensó que sentía un poco de náuseas. Su corazón también latía un
poco más rápido. El té negro que tomó por la mañana estaba muy fuerte, así
que pensó que esa era la razón. Ignorando la sensación de agitación,
respondió las palabras con frialdad.
"¿Intentas ponerme de tu lado como lo hiciste con el Conde Valtein?"
preguntó, estrechando su mirada hacia él.
Las sirvientas del palacio real se quedaron quietas, mirando nerviosamente
de un lado a otro entre los dos mientras contenían la respiración. La
Baronesa Cinael sólo jugueteaba con el pañuelo que tenía en la mano.
Ishakan estalló en risas delante de todas las damas.
"Ganarse a la princesa con un simple vestido de seda... ¿No es demasiado
barato?" sonrió coquetamente, y Leah luchó contra las ganas de burlarse.
Ishakan tenía su cabeza inclinada hacia abajo. Como su diferencia de altura
era de una cabeza, sólo podía susurrar a sus oídos inclinándose.
"Sólo te lo di para reemplazar el vestido destruido, Leah."
De repente le vino un recuerdo, aún podía recordar vívidamente cómo su
vestido había sido arrancado y puesta sobre la cama de Begonias Tuberosas.
El calor se elevó a sus mejillas.
Ishakan miró fijamente la espantosa cara pálida de Leah, que se estaba
poniendo roja lentamente. Le parecía divertido, observar cómo las mejillas
de la princesa cambiaban de color.
"¿Te lo pondrás para mí? Elegí cuidadosamente ese vestido pensando que te
quedaría bien". Su voz sonaba suave, mientras le hablaba con un tono
ronco.
Matrimonio Depredador - Capítulo
57

Capítulo 57. La Reina Audaz (2)


"Sabes que no puedo hacer eso, ¿Verdad? ¿Por qué me metes en
problemas?" ella se quejó en voz baja. Ishakan frunció el ceño con su corta
respuesta, y tercamente acercó su cara a ella, ignorando a los testigos.
"¿Es eso demasiado para un hombre que te sirvió con todo su cuerpo?"
susurró.
Tan pronto como ella giró la cabeza, aunque ligeramente, la punta afilada de
su nariz rozó su mejilla.
"¿Me ayudaste mucho? Incluso estuve a punto de morir". Respondió con
frialdad.
Aunque ella dijera eso, si no hubiera sido por Ishakan, habría sido atrapada
por Byun Gyongbaek en el jardín esa noche.
Ishakan reaccionó y rozó ligeramente su frente contra la de ella.
"Deberías devolverme un favor, princesa", le exigió suavemente.
Leah finalmente dio un paso atrás minuciosamente. Pero a pesar de eso,
Ishakan sólo se acercó a ella. Cuanto más se escapaba, más la provocaba.
Finalmente, se dio cuenta de que no podía seguir evitando su mirada, así
que sus ojos lentamente miraron hacia arriba para encontrarse con los
suyos...
Cuando lo hizo, apareció un destello de satisfacción en los ojos de Ishakan.
Leah abrió silenciosamente la boca.
"Dime lo que quieres."
"Camina conmigo hacia el comedor."
Ishakan juguetonamente movió sus cejas. Después de mirar fijamente a
Ishakan de reojo, Leah, sin querer, dio su primer paso hacia delante.
Pasando por un lado de Ishakan. Pensaba caminar por delante de él,
manteniendo una gran distancia.
Sin embargo, se había olvidado de algo. Existía una gran diferencia entre
sus cuerpos, como el cielo y la tierra. Rápidamente alcanzó a Leah con sólo
un par de pasos.
"Caminas demasiado rápido". Él bromeó y ella se mordió el interior de su
labio inferior en señal de molestia.
'Este hombre...'
Leah frunció el ceño mientras Ishakan se reía maliciosamente.
"He venido por ti. Ha sido difícil verte estos días". Ishakan se quejó
alegando que la princesa, que se encuentraba encerrada, no debería actuar
de esta manera. Ella admitía que le parecía lindo, aunque no le agradaba.
Leah lo miró discretamente. Su cabello caía naturalmente sobre su amplia
frente. La clara línea en el puente de su nariz que continúa hasta sus cejas le
daba un aspecto feroz, al contrario de cómo la miraba de forma suave.
Una sensación de hormigueo invadió sus manos. Era una sensación
insoportable, como los brotes que crecen en primavera.
Leah se frotó sus manos bajo los guantes de encaje blanco, y luego se
movió lentamente. Ishakan caminó justo a su lado, emparejando sus pasos
mientras caminaban en perfecto conjunto. Se acercaban al jardín donde se
celebraría el almuerzo. Después de todo, era una distancia que se podía
recorrer a pie.
Con cada paso, ella pensaba en la gente que los vería, así que eligió el
camino por el que pasaría menos gente. Las sirvientas los siguieron a una
distancia en la que no podían escuchar la conversación entre los dos.
Había un buen clima. Caminar bajo el cálido sol se sentía mejor de lo que
ella pensaba originalmente. Ambos guardaron silencio mientras caminaban.
Había una sensación acogedora que los envolvía mientras la tranquilidad se
apoderaba de ellos.
Había pasado mucho tiempo desde que Leah salió a caminar. Leah
disfrutaba plenamente del sol con buen humor. Nunca se había sentido tan
bien paseando afuera, posiblemente se debía a que llevaba muchos días
dentro del palacio.
De repente, se le ocurrió un pensamiento.
Es posible que Ishakan supiera lo que le había pasado, por lo que quiso
deliberadamente acompañarla hoy.
Cuando estaban a punto de llegar al jardín, Ishakan, que había permanecido
en silencio durante el camino, habló de repente por primera vez desde que
empezaron a caminar...
"Hoy estás preciosa". La halagó. Su simple declaración la dejó sin aliento.
Mientras Leah pensaba en su respuesta, Ishakan siguió hablando, sin
esperar una respuesta. "¿Mencioné que el Príncipe Heredero también
asistirá al almuerzo?"
Tenía el ceño fruncido.
Parecía estar disgustado con la noticia que acababa de decir, pero no añadió
más, ni le preguntó qué pensaba porque estaban a punto de llegar al palacio
de la Reina.
Las sirvientas del palacio real, que esperaban afuera para saludarla, los
miraron con sorpresa. Posiblemente porque no esperaban que llegaran
juntos. Sin embargo, las sirvientas sólo se inclinaron ante Leah, impasibles
como una muñeca, sin ninguna expresión en su rostro.
"Están esperando dentro", les informó la jefa de las sirvientas, guiándolos
hacia el camino.
Caminaron hacia el jardín escoltados por las sirvientas. Ella podía observar,
incluso a la distancia, el mantel adornado con oro. La mesa estaba decorada
con atractivas flores, pequeñas frutas, encajes y pétalos esparcidos
artísticamente por todas partes. Se alineaban exquisitos cubiertos y
recipientes, que eran demasiado elegantes para un almuerzo, al menos eso
pensaba Leah.
Ya habían nobles sentados. En la esquina superior de la mesa, el Rey y
Cerdina estaban sentados, mientras que Blain, el Príncipe Heredero, estaba
situado en el lado izquierdo de la mesa. El orden de los asientos estaba
preestablecido, y Leah se sentó al lado de Blain, mientras que Ishakan se
sentaría enfrente de ella.
Ella se detuvo delante de ellos, y se puso de pie firmemente, antes de
mirarlos fijamente.
Cerdina sonrió al ver a Leah. El vestido de la reina brillaba con fuerza bajo
la luz directa del sol. La forma del vestido plano, sin el efecto de globo, no
tenía el estilo de Estia. Su falda caía suavemente al suelo.
Los ojos de la princesa se agrandaron ligeramente cuando se dio cuenta de
lo que la reina llevaba puesto. Era el vestido de seda que Ishakan le había
regalado a Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
58

Capítulo 58. Travesuras e Infortunios


Con una pequeña y suave risa, Leah salió de su aturdimiento. Vio a Ishakan
sonriéndole, con una expresión ligeramente desconcertada en su rostro. La
miraba. El significado detrás de sus ojos dorados era claro, '¿Se lo diste?'
Leah agitó sutilmente su cabeza. Por una fracción de segundo, una ola de
náuseas la invadió, lo que hizo que se llevara inmediatamente el dorso de su
mano a la boca, cubriéndola.
Sin duda, dentro del palacio de la princesa, debe haber un traidor. Uno, que
también tenía una relación muy estrecha con Leah.
Hasta ayer, en el palacio de la princesa estaba estrictamente prohibido la
entrada de los forasteros. Sólo los que podían entrar y estaban cerca de la
princesa, sabían el tesoro extremadamente valioso que tenía. La Seda
Púrpura Real. Hecha con el tinte de diez mil caracoles aplastados, la rica
seda púrpura estaba reservada sólo para la realeza.
Para que el vestido hubiera sido sustraído, una persona del interior del
palacio de la princesa debe haber intervenido. Concretamente, una de las
sirvientas de Leah.
Era un plan para distanciar a Leah de las sirvientas.
Por otra parte, Leah seguiría comportándose normal como una hija de la
realeza. Incluso si tomaban una decisión, habría una división entre las
sirvientas. Leah no estaba en posición de encontrar al sospechoso y no sabía
por dónde empezar. También le preocupaba que la Condesa Melissa, su
Dama de Compañia Principal, se culpara severamente a sí misma.
Leah miró a Cerdina que estaba sonriendo. Debajo de su cruel sonrisa,
escondía en silencio sus siniestras intenciones, esperando la reacción de
Leah. Leah había pensado que la reina la dejaría sola y tranquila por un
tiempo. Sin embargo, una vez más, Cerdina empezó a jugar, estrangulando
lentamente a Leah.
Por el momento, no tenía energía para entretener a Cerdina. Leah mantuvo
su mirada baja.
"El vestido es hermoso". Una voz obviamente sarcástica sonó.
"No esperaba que la reina usara vestimenta Kurkan."
Los ojos de Cerdina e Ishakan se encontraron. A diferencia de Ishakan,
cuyo rostro estaba vacío de cualquier emoción, una sonrisa coqueta
apareció en los labios de Cerdina.
"Esto es para servir al Rey de los Kurkans."
Ella no estaba para nada nerviosa. Había robado el regalo de otra persona, e
incluso delante de la dueña del regalo, parecía confiada.
"La paz que las dos naciones buscarán juntas ciertamente requerirá un
entendimiento mutuo. Sólo hago lo que puedo, como anfitriona de la
familia real."
El Rey de Estia levantó la cabeza. Sus ojos estaban llenos de admiración
por ella, al escuchar su discurso. La forma en que miraba a su sabia esposa
estaba llena de afecto. Leah se mordió el labio cuando sintió que sus
náuseas volvían. El impulso de vomitar era tan fuerte que apenas podía
reprimirlo.
A Ishakan le molestaba aún más el comportamiento desvergonzado de
Cerdina, pero sorprendentemente, dominaba sus emociones y estaba
soportando. Miró tranquilamente a Leah, que seguía mordiéndole los labios,
y se dirigió a su asiento mientras mantenía su tranquila fachada.
Leah, con su paso lento, se sentó en silencio. Sin embargo, en el momento
en que hizo contacto con el asiento, los mareos se intensificaron.
Era la familia real la que necesitaba desesperadamente negociaciones de
amistad. No había razón para que Cerdina hiciera cambiar de opinión a
Ishakan. Particularmente, cuando Cerdina quería que Blain disfrutara de
todo el poder.
Todo lo que Cerdina estaba haciendo resultaba muy sospechoso. Parecía
que había algo de lo que Leah no estaba consciente. Se concentró en lo que
la rodeaba y miró a Cerdina, prestando atención a su actitud hacia Ishakan
durante el almuerzo. Parecía necesario observar adecuadamente sus
acciones... y, el Seda Púrpura Real...
"......"
Hoy se sentía extraña. Normalmente, habría sido capaz de controlar sus
emociones con habilidad, pero resultaba difícil hacerlo. Impulsos inútiles
seguían surgiendo de la nada.
Ahora mismo, Leah quería levantarse y abofetear a Cerdina en la cara.
Quería gritarle que se lo quitara de inmediato porque era suyo. Estos eran
pensamientos que ella nunca había tenido.
Desde que se había acercado a Ishakan, ¿Había cambiado su naturaleza? La
impotente hija de la realeza y el rey que reina en el desierto occidental
pertenecen a mundos diferentes.
Leah miró al otro lado de la mesa, hacia Ishakan, que estaba sentado
indiferentemente. La silla parecía que le quedaba un poco pequeña. En
comparación con los que estaban sentados, su gran estatura empequeñecía a
todos.
Estaba observando a Cerdina. Una tenue llama se encendía en sus dorados
ojos. A pesar de ser relativamente sutil y silencioso, la atmósfera a su
alrededor era pesada. Después de todo, un hombre tan temible estaba
delante de ellos. El sirviente de Estia que había sido asignado para asistir a
Ishakan. Parecía pálido mientras luchaba contra el intenso nerviosismo y el
miedo a servir al gran hombre que estaba delante de él.
La expresión de Ishakan era espantosa, y sus agudos ojos parecían dagas.
Sintiendo la mirada de Leah, Ishakan de repente giró la cabeza.
Inmediatamente, los ojos dorados que brillaban con brasas de ira, y eran
afilados como una cuchilla, se suavizaron de inmediato.
Leah se dio cuenta. Ishakan estaba soportando a Cerdina por ella.
En su mente, él también tenía el impulso de estrangular a la reina de Estia.
La imagen de su cuerpo tumbada boca abajo en la hierba con el vestido
hecho pedazos parecía atractiva. Después de todo, era un insulto que ella
usara ese vestido, romperlo ayudaría a salvarlo.
Sin embargo, Ishakan exhaló tranquilamente. Si actuaba por impulso, Leah
estaría en problemas. Por lo tanto, no tenía otra opción que mantener su
rabia controlada.
Matrimonio Depredador - Capítulo
59

Capítulo 59. Atrapados En El Acto


La delicada atmósfera del almuerzo era como un hielo fino que podía
romperse en cualquier momento. Entre Leah, Ishakan y Cerdina, una guerra
silenciosa se desataba. El sutil deseo de cada uno de avanzar o proteger al
otro se ocultaba en sus fachadas.
Sólo el rey, que no se daba cuenta de nada, sonrió ampliamente y anunció el
comienzo del almuerzo.
Una pequeña campana sonó y un aperitivo llegó a la mesa cuidadosamente
preparada. El día era cálido y, como estaban en el jardín, se podía sentir el
fragante aroma de las flores.
Los platos preparados por los cocineros del palacio también eran lo
suficientemente buenos como para admirarlos. Contrastaban la tensión en el
aire. El precario equilibrio que bailaba al borde de un acantilado, podía
fácilmente derribarse.
El rey y Cerdina dirigieron la conversación en el almuerzo. Ishakan no
participó activamente en ella, pero respondió moderadamente a lo que
dijeron.
"Parece que Estia y Kurkan han estado involucrados en una inútil guerra de
desgaste. Si tuviéramos la oportunidad de hablar antes, tendríamos paz en el
presente."
"Es una lástima que nuestras dos naciones hayan sacrificado tanto", Cerdina
soltó una leve burla, la apatía evidente en su tono. Blain, que
silenciosamente descansaba su tenedor después de terminar de comer, torció
la boca y se rió.
El almuerzo continuó con una charla amigable, y después del aperitivo, se
trajo el siguiente plato principal. Leah, que estaba degustando el primer
plato, arenque a la parrilla con una suave crema agria, sintió como si una
espina se hubiera alojado en su garganta. Le resultaba difícil y doloroso
tragarlo, a pesar de la suave textura de la crema.
Esperaba que Blain no se metiera con Ishakan, y causara una escena.
"¿......?"
Algo tocó su pie. Inconscientemente, miró al otro lado y los ojos de Ishakan
se curvaron en una leve sonrisa. Sus ojos brillantes y parpadeantes, estaban
llenos de maldad. Leah sólo podía adivinar lo que estaba haciendo. Ella lo
empujó hacia atrás, su pie chocando con sus zapatos.
Se trataba de un jardín al aire libre, así que la mesa del almuerzo era
pequeña. Con unas ocho personas sentadas a su alrededor, los asientos de la
mesa estaban estratégicamente colocados. Era una estrategia de la familia
real. Las personas más importantes se sentaban más cerca; al reducir la
distancia, se enfatizaba la intimidad en su relación mutua.
Por otra parte, considerando la complexión de Ishakan, era lo
suficientemente alto para estirar las piernas hacia el lado opuesto. Tal vez se
había resbalado porque la silla era un poco pequeña para él.
Los ojos de Leah se agrandaron cuando se preguntaba si debía decirle al
sirviente que le cambiara la silla. Sin embargo, su cara se acaloró, pensando
en las consecuencias. Para su horror, considerar que se había resbalado o
cometido un error, sería una completa vergüenza. El movimiento bajo la
mesa se había vuelto cada vez más explícito.
Un suave toque alejó el calzado de Leah. Su calzado se desprendió,
deslizándose de los suaves calcetines de seda que llevaba puestos.
El calzado escapó de los pies de Leah y desapareció en algún lugar. Trató de
ponérselos de nuevo extendiendo los pies a toda prisa, pero sólo pisó las
suaves hojas de la hierba.
Su pie tanteaba la hierba, buscando su calzado, cuando de repente, un peso
golpeó suavemente la punta de su pie. La punta de un zapato sólido y bien
hecho, tocó suavemente el pie de Leah. Podía sentir el fresco cuero bajo la
seda que lo separaba de su pie. Luego, tocó ligeramente de nuevo en la
parte superior, para no lastimarla, pero bastaba para dejarle rastros de
suciedad.
Leah retiró sus pies y miró hacia abajo. Una mancha negra había aparecido
en sus calcetines de seda blanca. Leah movió los dedos de los pies, y el
calor se encendió en sus mejillas. Mirando a Ishakan con sus mejillas
ruborizadas y su cuello caliente, se enfadó un poco por sus pequeñas
fechorías. Parecía encantado de poder burlarse de Leah y verla en
problemas lo hacía sonreír.
Ella le suplicó con los ojos. Le suplicaba que no se burlara de ella de esa
manera. Sin embargo, su momento de alivio duró poco. Pronto, una
sensación de cosquillas surgió de su tobillo. Un suave y ligero toque
recorría su piel.
Una extraña sensación de cosquilleo surgió de la parte inferior de su
abdomen. Sin siquiera darse cuenta, sus muslos temblaban.
"¿Estás enferma?" Leah, que estaba distraída por lo que sucedía debajo de
la mesa, se sorprendió. A su lado, Blain estaba frunciendo el ceño.
"¿Estás enferma? No me hagas preguntarlo dos veces". Blain le susurró,
tenía una expresión de preocupación.
Al observar lo roja que se había puesto su cara, había malinterpretado que
Leah estaba enferma. Recordaba que recientemente había visto a Leah
vomitando sangre y desmayándose delante de él.
A pesar de ello, el rey y la reina no expresaron ningún interés en que la
situación actual, debido a que estaban demasiado ocupados intercambiando
miradas y palabras de afecto entre ellos.
Leah sentía las miradas de Ishakan y Blain, se las arregló para responder.
"...No."
Sus manos seguían temblando, así que apretó su agarre sobre sus cubiertos.
Quería meter su mano debajo de la mesa y apartar sus piernas, pero la
etiqueta indicaba que debía mantener ambas manos en la mesa durante toda
la comida.
"Pareces enferma", dijo Blain. Su mano extendió la mano para tocar su
mejilla.
En ese momento, los zapatos que habían dibujado círculos en sus tobillos,
se metieron en su falda y subieron por las pantorrillas. El inmediato cambio
de posición y la fría punta contra sus suaves pantorrillas le causó que
respirara extrañamente, además se puso rígida.
"......"
Blain entrecerró los ojos. Alejando lentamente sus manos, agarró un
cubierto que tenía delante y lo dejó caer al suelo. Una sirvienta de atrás
corrió e intentó recogerlo, pero él les hizo un gesto, agitando brevemente su
mano y personalmente se inclinó.
Su acción para recoger el cubierto había sido lenta, sin embargo, cuando
enderezó su espalda de nuevo, agarrando el cubierto de plata, la cara de
Blain estaba horriblemente distorsionada.
Matrimonio Depredador - Capítulo
60

Capítulo 60. Cuando La Paciencia Se Agota (1)


"...Ja."
Una abrupta burla salió de detrás de sus dientes apretados. En el dorso de
sus manos, aparecieron líneas azules. Blain había visto el juego explícito
que se estaba realizando bajo la mesa.
Su sangre estaba irritada por el intercambio provocativo que había
presenciado entre Leah e Ishakan. Con furia, Blain descartó
desdeñosamente el cubierto que había recogido con la temblorosa sirvienta,
que había estado esperando ansiosamente desde que el príncipe heredero se
inclinó para recogerlo él mismo.
Era la primera vez que veía a alguien de la realeza hacer eso, y la expresión
en el rostro de Blain después era aterradora.
Con una postura nerviosa y humilde, la sirvienta trajo inmediatamente un
nuevo cubierto para él. Blain, que lo había recibido a regañadientes, no
podía olvidar la imagen que había visto. Sus manos agarraron con fuerza el
frío cubierto. Su agarre era tan fuerte que parecía que el cubierto se
rompería bajo la presión en cualquier momento.
A diferencia de Blain, que luchaba por contener su rabia, Ishakan llevó
lentamente su copa hacia sus labios y sonrió. Tenía una postura tan relajada,
que se notaba fácilmente, que estaba cómodo en el almuerzo.
A juzgar por su actitud, parecía que Ishakan había actuado deliberadamente
para que Blain lo viera.
Al momento siguiente, Cerdina ladeó la cabeza y miró hacia ellos. Su
mirada se estrechó hacia la sirvienta, una aparente expresión de
insatisfacción se extendió por su cara. Frunció el ceño con desagrado.
Parecía que la reina había visto a Blain recoger el cubierto.
Un príncipe había actuado con humildad ante el estimado invitado presente,
Cerdina inhaló bruscamente y miró ferozmente a la inocente sirvienta
temblorosa, que temía incluso de mirarla directamente a los ojos.
Leah no podía encontrar su calzado. Escondió sus pies en lo profundo de su
vestido, esperando que eso impidiera que Ishakan la volviera a tocar
provocativamente.
Ishakan se rió modestamente, con un destello de diversión en sus ojos. Su
suave estruendo le hizo cosquillas en las orejas y la hizo querer esconderse.
Ella sintió un empujón bajo la mesa, y rápidamente volvió a poner sus pies
en el delicado calzado que Ishakan le había robado.
Blain agarró el cuchillo en su mano, el tenso agarre le dificultaba cortar su
comida. Su aromático cordero preparado con tomillo y lavanda, estaba
intacto.
Parecía estar tratando de soportarlo de alguna manera. Pero en el momento
en que sus ojos se encontraron con los de Ishakan, que sonreía
tranquilamente al otro lado de la mesa circular, finalmente, con un gesto
brusco, volvió a dejar el cubierto.
El furioso príncipe, que había estado ignorando a Ishakan hasta ese
momento, le habló por primera vez.
"¿La comida se adapta a tu gusto?"
La diversión se reflejaba en la cara de Ishakan. Parecía estar disfrutando
burlarse de Blain. Blain continuó hablando.
"He escuchado que es difícil conseguir ingredientes en el desierto de arena,
pero me preocupa que la comida desconocida no sea de tu gusto."
Aunque las palabras de Blain implicaban que la comida que Ishakan estaba
comiendo era mucho más valiosa que una comida normal, la expresión de
Ishakan seguía siendo la misma; relajada y despreocupada. Ishakan era un
rey después de todo, no importa cuán rara fuera la comida, ¿Había algo que
no pudiera conseguir? Ishakan abrió brevemente la boca.
"Más de lo que esperaba..."
Inclinó la cabeza, sus ojos se voltearon para mirar a Leah. Desde sus
grandes ojos de amatista, hasta su pequeña nariz, sus labios carnosos y su
pequeña barbilla, hizo un recorrido de su cara con sus ojos. Viajando más
lejos, llegó hasta donde su piel de porcelana se encontraba con el cuello de
su vestido, que estaba suavemente envuelto alrededor de sus hombros,
como un capullo de seda.
Sus ojos la destrozaron, examinando cada suave curva y la textura de la
belleza que tenía delante. Pronto, buscó un pañuelo de servilleta,
intrincadamente bordado con encaje. Y con la punta de sus dedos. lo llevó
tranquilamente hacia su boca.
"...Mucho mejor."
Era extraño observar el afecto que podía expresar con un tono ligero,
agradable y tranquilo. Para alguien que era una absoluta bestia en las
sábanas, y sabía cómo usar su cuerpo masculino para hacer sentir bien a una
mujer, parecía sorprendentemente amable. Con una indescriptible mirada,
susurró.
"Quiero quedarme en Estia por mucho tiempo."
El rechinar de dientes se podía escuchar desde el lado opuesto de la mesa.
Los ojos de Blain se volvieron mortalmente pálidos. Su sarcasmo para
humillar a Ishakan, no había hecho ni un pequeño rasguño. Frente a un
hombre que representaba la encarnación feroz de una bestia, las palabras
punzantes eran débiles; todos ladraban pero no le mordían.
En este punto, incluso el torpe rey de Estia parecía reconocer que la
situación había tomado un giro extraño. El rey de Estia miraba a Blain e
Ishakan con perplejidad. Sin embargo, el rey de Estia había estado mucho
tiempo sin prestarle atención a ambos.
Blain estaba tan furioso, que omitió la delicada situación política, y abrió la
boca.
"Escuché que el Rey de los Kurkan aún no se ha casado."
Y continuó diciendo lo que no debía decir. "¿Saquearás a una novia en
Estia?"
Sorprendida, Leah lo agarró por el antebrazo, pero él inmediatamente le
sacudió la mano.
"Blain."
Sintiendo la gravedad de la situación, el rey de Estia también gritó su
nombre, en señal de advertencia. Pero a pesar de las advertencias de su
familia, Blain se negó y las ignoró.
"Al menos espero que el rey no haga eso."
Blain terminó sus palabras retorciendo su boca en una mueca de desprecio.
"Se considera un acto barbárico en el continente."
Matrimonio Depredador - Capítulo
61

Capítulo 61. Cuando La Paciencia Se Agota (2)


Parecía que la atmósfera había sido rociada por agua helada, enviando
escalofríos a quienes miraban. Aunque el continente despreciaba a los
Kurkan, llamándolos bárbaros, el comentario se hacía a sus espaldas.
Uno nunca se atrevería a decirlo delante de ellos, y mucho menos a su rey.
Cerdina miraba fijamente a Blain, sorprendida por lo franco que había sido
en presencia de un Kurkan, y mucho más de Ishakan.
En la helada tensión, los brillantes ojos dorados, amarillos y azules
escarchados chocaban entre ellos. Una batalla interna se desató mientras
Blain miraba a Ishakan. Un odio implacable estaba reflejado en su mirada.
"Digo esto por preocupación."
Ishakan, que nunca había perdido una pelea en su vida, no era de los que
evitarían la provocación de Blain. En su lugar, se rió de Blain, quien
abiertamente sacó sus garras mientras emanaba hostilidad. Su sonrisa
parecía la provocación de un niño juguetón.
Inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás y levantó las cejas.
Viendo su mirada lánguida, Blain apretó la mandíbula, impidiendo que una
cadena de palabras venenosas saliera de su boca. Despreciaba totalmente al
hombre que tenía delante.
"Estia no parece tener muchas intenciones de hacer amigos". Leah miró a
Ishakan con ojos temblorosos, pero su mirada se centró en Blain. "Creía que
tenía el mismo objetivo, pero ahora, no lo creo."
La sonrisa relajada desapareció. Con la boca cerrada en línea recta, en sus
ojos dorados, surgió una tormenta.
"¿El almuerzo de hoy es para interrogarme?"
"No." Fue Leah quien respondió en nombre de la familia Estia, rompiendo
el silencio.
"Un malentendido, mi rey."
"......"
Ishakan giró su mirada lentamente. Observó a Leah con un rostro
inexpresivo.
Conociendo el peso de la situación, Leah rápidamente cubrió a Blain. "El
príncipe quiere la paz con los Kurkan más que nadie. Él es quien está
aboliendo la esclavitud de su especie."
Ella no sabía lo que Blain o Cerdina estaban pensando, pero estaba
desesperada por mantener la paz en Estia.
Blain iba a decir algo pero se detuvo cuando sintió a Leah apretándole el
antebrazo. Afortunadamente, mantuvo la boca cerrada.
"Sin embargo, cometió un desliz, porque no es muy bueno expresando sus
sentimientos." Ella suspiró antes de continuar, "¿Puedo pedirle perdón en su
nombre?"
Todos sabían que todo lo que Leah había dicho era pura adulación, en un
intento de apaciguar al irrespetado Rey de los Kurkans. Ahora, sólo era
cuestión de si decidía aceptar la disculpa o no.
Pronto, Ishakan, que miraba fijamente a Leah sin siquiera parpadear,
planteó una pregunta.
"...¿Es el trabajo del príncipe investigar la esclavitud?"
"Así es."
Ishakan soltó una risa, como si estuviera de buen humor. Al contrario, Leah
se quedó en silencio. No había forma de que Blain se interesara por los
Kurkan, mucho menos en el comercio de esclavos. Todo era trabajo de
Leah. Pero como siempre, lo que Leah lograba se convertía en la
contribución de Blain.
Leah se había acostumbrado a que le robaran sus méritos. Su vida entera no
le pertenecía.
Ishakan miró a Leah, y bajó la voz suavemente.
"Esta es la segunda vez, princesa."
Era una respuesta inútil. Pero sólo Leah lo entendió.
"...Gracias."
Por el bien de Leah, Ishakan aguantó de nuevo. La paciencia no era una
virtud de los Kurkans, especialmente uno del status de Ishakan. No sabía
cómo retribuirle por controlar su temperamento por ella, dos veces.
El almuerzo continuó de nuevo a pesar de la inquietante atmósfera. La
conversación formal se interrumpió, y nadie mencionó el acalorado
intercambio que ocurrió hace unos momentos. Los sirvientes esperaron
cuidadosamente, sin atreverse a moverse para no cometer un error y
desobedecer. Estaban pisando un hielo muy fino.
Leah cortó finamente el aromático cordero en pequeños trozos y se lo
estaba comiendo. Sentía como si una piedra se alojaba en su garganta. No
podía tragar; le dolía incluso tragar. Su apetito había desaparecido por
completo, pero seguía llenando su boca, manteniéndose ocupada.
De repente, una voz suave habló.
"Leah."
Su cuerpo se puso rígida cuando la reina la llamó.
"¿Cómo está la comida hoy?" Cerdina sonrió brillantemente mientras lo
decía.
Luego usó tranquilamente su tenedor de plata para mojar un trozo de
cordero en una crema agria con hierbas, y luego se lo metió en la boca. Fue
una advertencia de la reina.
Por lo tanto, Leah dejó los cubiertos mientras miraba a Cerdina comer. Ella
estaba inconscientemente comiendo en exceso, porque era una forma de
desviar su atención de Ishakan.
Su corazón se había calmado. Durante varios días, a causa de su repentina
enfermedad, había podido comer a gusto sin la interferencia de Cerdina. Por
supuesto, la cantidad de comida era ridículamente pequeña comparada con
una comida normal, pero estaba mucho más allá del estándar de la reina.
"¿No está la princesa comiendo demasiado?"
Esto lo dijo con la intención de humillarla. Glotona.
"No creo que coma mucho", respondió Leah, y bajó la cabeza.
"Ah, la comida debe ser terrible". En el momento en que estas palabras
salieron de la boca de Ishakan, Cerdina suspiró descontenta. Se trataba de
un almuerzo ofrecido por el palacio real. El hecho de que la comida
estuviera mala no era más que un insulto para ella.
Leah miró a Cerdina con nerviosismo. La expresión facial de la reina se
había vuelto amarga desde el intercambio de Ishakan con su amado hijo.
"¿Al rey no le gusta? Deberíamos haber preparado algo de comida Kurkan,
pero quería mostrarle la cultura de Estia, así que..."
Sonrió, agitando el vestido de seda que brillaba a la luz del sol. Ishakan
estaba emocionado, encontraba su carácter ridículamente divertido. Se
había atrevido a robar el regalo que le dio a Leah.
"Incluso pensé en usar ropa Kurkan. Ah, estoy avergonzada."
No habría una tercera vez. Ishakan ya no tenía paciencia. Su gran mano
bronceada agarró una copa de vino, cuyo contenido profundo y rico se
arremolinaba en un rojo brillante. Se levantó de su asiento y, sin dudarlo,
volcó la copa sobre la cabeza de Cerdina.
"¡Argh!"
Cerdina gritó. Su cara y su cabello estaban empapados de alcohol. El
vestido que llevaba también tenía una gran mancha por las salpicaduras. La
preciosa vestimenta que no se podía comprar, incluso con la riqueza de una
casa noble, quedó arruinada.
"Oh, Díos."
Cerdina lo miró ferozmente. El vino goteaba de su cabello y caía por su
barbilla. Estaba completamente empapada.
Además, Ishakan todavía tenía el valor de sonreír.
"Es mi culpa, Su Alteza. Le enviaré un vestido nuevo."
Pero a diferencia de su boca sonriente, sus ojos eran fríos.
"Esta vez, en un color que le queda bien a la reina."
Matrimonio Depredador - Capítulo
62

Capítulo 62. Piérdete


Cerdina parpadeó. Luego, separó lentamente sus labios y los cerró de
nuevo.
Sin palabras, sus ojos se movieron con irritación.
La situación en el almuerzo se había convertido en un completo desastre.
Leah observaba la escena que se desarrollaba con la mirada perdida, parecía
que su mente estaba demasiado impactada para procesar la catástrofe que
había estallado en el momento en que Cerdina había provocado a Ishakan y
le había arrancado su último hilo de paciencia.
Con toda honestidad, era un hecho previsible. Desde el momento en que
Cerdina había robado el vestido de Leah, había agitado las aguas. La
flagrante falta de respeto y el engaño, simplemente fueron el fósforo que
había encendido la bomba de tiempo.
No importaba lo desesperada que estuviera Leah, sus intentos de enmendar
la situación era inútil. El eventual enfrentamiento se produciría entre las dos
partes, independientemente de los esfuerzos que hiciera para retrasar el
futuro. Sus suplicantes intentos de pacificar al Rey de los Kurkans, sólo
sirvieron para ganar tiempo. Al final, la explosión todavía ocurriría
inevitablemente.
Gotas de rojo carmesí goteaban de los bordes de la copa de cristal. Ishakan
bajó lentamente su copa, y una sonrisa despectiva se extendió por sus
labios. Sus ojos miraban con odio a Cerdina, y su significado estaba claro.
Piérdete.
Al encontrarse con los ojos de Ishakan, Cerdina se puso rígida. El hombre
que estaba delante de ella tenía un aura aterradoramente poderosa, y ella
tartamudeaba en su presencia.
Mirando su lamentable estado, Ishakan soltó palabras de sarcasmo.
"Ese vestido, pensé que no te quedaba bien."
Su declaración fue un claro insulto, con nada más que desprecio retratado
en su tono. Todo lo que Cerdina pudo hacer fue bajar la cabeza y levantar
las comisuras de su boca. Sus labios de color rojo profundo estaban
curvados en un arco mientras proyectaba la más elegante y hermosa sonrisa,
que trataba de ocultar sus anteriores acciones atrevidas. Su sonrisa era
bastante extraña, sobre todo en su situación actual.
Cerdina levantó su mano en un gesto elegante, y señaló a una sirvienta.
Entonces, se levantó de su asiento y le habló refinadamente a Ishakan.
"Me iré un momento a cambiarme de ropa."
Con el apoyo de las sirvientas que acudieron a toda prisa a ayudar a su
señora, Cerdina se marchó del almuerzo, sin vacilar en su paso. El rey, que
se había quedado solo tras ser abandonado repentinamente por su esposa,
tenía una expresión de nerviosismo.
Sus ojos se posaron en todas partes, excepto en Ishakan. El cobarde rey
estaba tan tenso que no podía ni siquiera culpar a Ishakan que había sido tan
abiertamente grosero con sus acciones. El rey de Estia, se comportaba
exactamente como un cachorro, que había perdido a su ama.
De hecho, no se merecía el título: Rey de Estia. La poca dignidad que le
quedaba para mantenerse erguido, incluso eso, estaba ahora arruinada. Un
líder como él, sólo podía llevar a su país a un destino; la ruina.
Los ojos de Leah se posaron en el rey. Sentía el peso de su familia sobre sus
hombros, más pesado que una piedra. Su corazón se hizo un nudo,
constreñido por la frustración del desastre con el que tenía que lidiar. Un
suspiro afligido salió de sus labios.
'¿Qué tan tonto eres? Esta negociación decide el destino del país, pero... en
vez de ayudar... no puedo creer que lo estés arruinando...'
Aunque el Rey de Estia suplicara perdón y se arrodillara ante el Rey de los
Kurkans, no sería suficiente. La misericordia resultaba demasiado
indulgente, y además, el orgullo de la familia real de Estia supondría un
obstáculo en su camino.
Leah se sentía como si hubiera sido arrojada a una zona de guerra. En
ambos lados, una brutal matanza estaba en curso, y no importaba cuán
desesperada estaba por detener la locura, sus gritos sólo llegaban a oídos
sordos. Ni siquiera el eco de su voz regresaba, incluso cuando su garganta
se quedaba ronca y sangró.
Envuelta en la miseria, Leah se levantó lentamente de su asiento.
Consideraba que no había ninguna razón para quedarse en el almuerzo.
Todo se había arruinado, y por eso, era mejor para ella irse que estar
perdiendo el tiempo sin sentido en este almuerzo.
Cuando Leah estaba a punto de moverse, una sombra se cernió sobre ella.
"Princesa."
El hombre al que se le había faltado continuamente el respeto, extendió su
mano hacia Leah. Lentamente, ella lo miró. Sus ojos recorrieron su gran
cuerpo, hasta que llegaron a sus ojos, y luego a su mano. El tamaño de su
mano duplicaba la de ella.
Dudando, ella levantó su brazo, con la intención de colocar sus dedos en la
gran palma de su mano. Sin embargo, hizo una pausa. No estaba segura del
futuro al que podría conducir si lo hacía, y por lo tanto, no podía aceptarlo
fácilmente.
Viéndola insegura, Ishakan no la presionó. Sólo la observó con calma,
esperando pacientemente a que Leah hiciera algo. Ella tenía su mente
nublada, y sus emociones en conflicto.
En momentos como éste, Ishakan actuaba extrañamente paciente. No
actuaba con su fuerza imprudentemente para conseguir lo que deseaba. Un
lado que sólo le mostraba a Leah; cuidado y paciencia.
Sintiendo que estar con Ishakan era mejor que quedarse en este lugar,
extendió la mano para agarrarlo, cuando de repente una voz severa
interrumpió.
"Siéntate". Blain habló fríamente. "¿Adónde vas? El almuerzo aún no ha
terminado."
Matrimonio Depredador - Capítulo
63

Capítulo 63. Sed Insaciable de Poder (1)


Blain seguía sentado en la mesa, usando el almuerzo inútil, como excusa
para hacer que Leah se quedara. "He dicho que no te vayas, Leah."
Sin embargo, Leah no le respondió.
Incapaz de soportar su falta de respuesta, Blain pisó el suelo fuertemente
desde su asiento. Una gran amargura estaba expresada su rostro, la
desobediencia de Leah estaba causando una furia imparable en Blain.
Entonces, Blain golpeó la mesa con su puño cerrado, todo lo que estaba
sobre la mesa se sacudió. Intentaba intimidarla para que se quedara.
Sin embargo, era demasiado tarde. La mano de Leah ya estaba extendida
hacia Ishakan. Tan pronto como sus dedos hicieron contacto, Ishakan los
entrelazó inmediatamente. Su agarre era tan poderoso, que incluso ella
estaba asombrada. Ishakan agarró su mano, de forma estable y segura,
luego la haló hacia su pecho.
En un parpadeo, con unas pocas y poderosas zancadas, habían abandonado
la mesa del almuerzo y el jardín.
Blain, aún envuelto en su ira, trató de perseguirlos. Sin embargo, su mano,
que había tratado de robar a Leah, falló por pocos centímetros, antes de que
Ishakan se la llevara. No agarró más que el aire frío.
"......"
Después de soltar su agarre en el aire, Blain bajó su puño y lo apretó tan
fuerte que sus uñas se clavaron en su piel. Sin embargo, ignoró el dolor. No
era nada, comparado con los sentimientos de confusión y rabia que lo
consumían en ese momento. Por un momento, había rozado el lugar vacío
donde Leah se había sentado. Sus gélidos ojos azules temblaban
intensamente, dirigiendo toda su hostilidad hacia Ishakan.
Era su última oportunidad. Mientras Ishakan arrastraba a Leah fuera del
jardín, Blain reaccionó y gritó a los caballeros que hacían guardia en la
entrada del almuerzo para detenerlos. Sin embargo, era demasiado tarde.
Debido a lo largas que eran sus piernas, recorrieron el lugar rápidamente, y
pronto, el jardín donde se celebraba el almuerzo no estaba a la vista.
Frente al laberinto del palacio, se detuvieron en un pasillo bordeado de
pilares de mármol.
Los hijos e hijas de los nobles que jugaban cerca, notaron la intensa figura
de Ishakan arrastrando a Leah. Y dándose cuenta de que eran figuras
importantes, se dispersaron rápidamente como hormigas empapadas de
agua.
Sus alrededores se volvieron inmediatamente silenciosos. Incluso si se
cayera un alfiler se podría escuchar.
Ishakan miró a Leah y exhaló, finalmente soltando el agarre que tenía sobre
la muñeca de ella.
En el momento en que su mano caliente la soltó, Leah escondió su mano
detrás de su vestido, sin embargo, Ishakan notó su acción e
instantáneamente agarró su muñeca de nuevo.
Su mano había dejado marcas rojizas en su blanca y delgada muñeca.
Aunque Ishakan había intentado agarrarla suavemente, Leah era tan pálida
y frágil que había dejado marcas en su piel. Ella estaba realmente hecha de
vidrio.
"¡Por qué...!"
Sorprendido, Ishakan detuvo sus palabras mientras su voz se elevaba
bruscamente. Se llevó la mano a la cara, cubriéndose los ojos, mientras las
emociones mezcladas fluían en su interior. Un fuerte suspiro descorazonado
salió de su boca.
Matrimonio Depredador - Capítulo
64

Capítulo 64. Sed Insaciable de Poder (2)


Incluso si ella actuaba de forma equivocada, Ishakan se iría de todas
formas. Sus vidas eran de mundos separados. Entonces, Leah sería la que
tendría que ocuparse del desastre que Ishakan había creado después de que
se marchara.
Aunque ella sabía eso... las ganas de llorar obstruían su garganta. La
confusión que sentía en su corazón, la atravesaba como espinas dentadas.
Leah era fuerte pero delicada al mismo tiempo.
Leah parpadeó e inhaló el aire fresco. El aroma de la virilidad de Ishakan
entró en su nariz. Intentó reinar sobre sí misma, advirtiéndole.
"No me compadezcas si no te responsabilizas de nada."
"¿Compadecerme? Estás diciendo tonterías." Dijo con los dientes apretados.
"¿Lo nuestro no es sólo hacer el amor?"
"......" Como si sus palabras estuvieran en su garganta, Ishakan permaneció
en silencio. Leah se liberó de su control; como si se estuviera liberando de
Ishakan, tanto emocional como físicamente. Cuando Leah se giró, Ishakan
la agarró de nuevo.
"¡Suéltame!"
Sin embargo, Ishakan no la soltó. Leah luchó, golpeando su pecho, e
intentando apartarse de su cuerpo. Odiaba a Ishakan por jugar con ella. Por
molestarla y crearle un problema para que lo arreglara. Por interrumpir la
paz que tanto se había esforzado por mantener.
Pero sobre todo, se odiaba a sí misma por dejar que Ishakan la arrastrara.
La diferencia que existía entre sus fuerzas era como el cielo y la tierra.
Ishakan simplemente la dominaba, obligándola a abandonar su incesante
lucha.
Él abrió su boca, su voz se quebró. "Yo…"
Leah lo miró con desprecio. La ira que se reflejaba en los ojos dorados
había desaparecido hace tiempo.
"Si digo que me haré responsable..." La resistencia de ella se disipó
mientras contenía la respiración.
Como si estuviera bajo un hechizo, Ishakan miraba fijamente a Leah, sin
pestañear. Las siguientes palabras que pronunció con cautela sirvieron
como una confirmación de su relación.
"Entonces, ¿Qué harás?"
***
Blain sólo miraba inmóvil la silla vacía. Sin embargo, no importaba cuánto
tiempo la mirara, sabía que nunca volvería.
.
Sus dientes mordieron con fuerza sus labios, y salieron palabras de
resentimiento.
"Huh... maldición."
Aunque el rey estaba sentado a su lado, no le importaba y maldijo.
BANG.
La mesa tembló mientras derramaba su rabia, golpeándola. Sándwiches y
delicias sin tocar se volcaron, chocando con los otros alimentos de la mesa.
Una copa de vino rodó y se estrelló contra el suelo.
El penetrante sonido del vidrio chocando con el suelo y rompiéndose
alimentó la furia de Blain.
Inmediatamente, agarró el mantel, y arrastró todo hasta el borde de la mesa.
La mayoría de los cubiertos y la comida finamente servida se cayeron al
suelo.
BANG!
CRASH.
PANG!
Blain maldijo mientras lanzaba lo que quedaba sobre la mesa por todas
partes. Tenedores y cuchillos afilados volaron hacia atrás donde se
encontraban las sirvientas en espera. Sin embargo, afortunadamente
pudieron esquivar el ataque.
Nadie pudo detener a Blain.
Ni siquiera el rey dijo algo y sólo presenció sus acciones, con ansiedad.
Sólo cuando Cerdina volvió al almuerzo, Blain, que estaba descargando su
ira, cesó su destrucción.
Con un nuevo elegante vestido, y una cara empolvada, Cerdina volvió
mirando con su habitual majestuosidad. Ya no olía como si estuviera
empapada en alcohol, sino que emanaba de su cuerpo la esencia jazmín de
un perfume fragante.
Recuperando su elegante compostura, volvió al almuerzo y observó los
asientos vacíos donde Leah e Ishakan se habían sentado. Pero hace tiempo
que habían desaparecido, sólo quedaban Blain y el rey.
Viendo a su hijo de esa manera, se puso la mano sobre su pecho.
"Blain..."
El rey, que se alegró mucho de su regreso, ni siquiera fue reconocido por
Cerdina. Sólo Blain estaba a su vista. Respiraba agitadamente, y lentamente
levantó su mirada para encontrarse con la de ella.
"Ciertamente pensé que era mía, pero aparentemente, no lo era."
Murmuró con ojos temblorosos. El estado de locura en el que se encontraba
se notaba a simple vista. "Parece que aunque me convirtiera en rey, no
puedo vencerlo. No basta con ser el rey de Estia."
Sus ojos brillaban, una malvada idea se formó en sus fríos iris. Sus pupilas
se dilataron, rebosando de un delirio enloquecido. Una sonrisa se extendió
por sus labios, distorsionando su rostro.
"Si tan sólo tuviera más poder". El siniestro tono que acompañaba a su voz
transmitía sus malas intenciones al máximo.
Al decir esto, los ojos de Cerdina se agrandaron. Sin embargo, su reacción
no se debía a que le doliera mirar a su amado hijo sufriendo.
Más bien...
"Sí, mi amado Blain..."
Una alegría abrumadora la llenaba mientras susurraba estar de acuerdo,
entendiendo sus pensamientos inmediatamente. Tenían un buen vínculo
entre madre e hijo.
"La falta de poder, en efecto, es una gran vergüenza. Por lo tanto, sé
codicioso, sé ambicioso y busca el poder."
"Madre..."
Cerdina le sonrió amorosamente a Blain, que estaba envuelto en emociones,
de inseguridad y envidia. Ella alimentó sus malvados deseos, con dulces
palabras de apoyo. Una atmósfera de falso afecto invadió el almuerzo que
había sido completamente devastado momentos antes.
"Te sentarás en la posición más alta del continente, Blain."
Matrimonio Depredador - Capítulo
65

Capítulo 65. Planes de Refutación (1)


Leah sabía que debería haber evitado que Ishakan continuara. Sus palabras
no tenían sentido. Además, en esta situación, la combinación de la política y
el amor sólo conduciría a una cosa, el desastre.
Ninguno de los dos podía encontrar las palabras adecuadas. Era un tira y
afloja. La delicada línea podría cruzarse en cualquier momento, pero
ninguno de los dos estaba dispuesto a soltar la cuerda.
Aunque sonara inverosímil, en parte ella quería creerle. Leah quería
depositar su confianza en Ishakan.
Sin embargo, sólo se sentía ridícula. ¿Cómo podía confiar en el enemigo de
su país? Tenían sus propios objetivos, y sus corazones se oponían por su
propio pueblo. Por un lado, Ishakan era el poderoso rey de los Kurkans,
mientras que por otro lado, Leah era una princesa indefensa, que hacía todo
lo posible por salvar a su país.
Era una tonta. Cada vez que estaba con Ishakan, siempre se ponía igual. Su
razonamiento y lógica habitual se desvanecía, siendo reemplazados por la
tentación y los impulsos emocionales.
Hacer lo que su corazón deseaba era lo que más quería: llevar el hermoso
vestido de seda púrpura que Ishakan le había regalado mientras disfrutaba
de la comida en el almuerzo en una atmósfera amistosa.
Deseaba reclamar la gloria de sus contribuciones, deseaba que la gente
reconociera que era ella la que se esforzaba por abolir la esclavitud y no el
príncipe heredero.
Deseos tan simples que Leah había estado reprimiendo por la etiqueta y la
disciplina que tenía que cumplir.
Desde que lo conoció, Ishakan sólo había estado incitando la rebeldía en
ella. Los sentimientos que deberían haber desaparecido se convirtieron en
enormes llamas.
Resultaba difícil soportar la ardiente necesidad de dejarse llevar, de saciar
esos sentimientos más íntimos y deseos desenfrenados.
Ishakan era un combustible, lo suficientemente poderoso para hacer que una
chispa estallara en una llama, en contra de sus deseos.
Cuando la Condesa Melissa se enteró de lo que había pasado en el palacio,
se alteró muchísimo, por el bien de Leah. La situación del vestido de seda
púrpura en especial, la puso muy preocupada. Un vestido tan hermoso, que
el dinero no podía comprar, había sido robado y arruinado antes de que
Leah pudiera siquiera tocarlo.
Melissa quería encontrar inmediatamente al culpable, pero la princesa la
pacificó primero.
"Tengo mis razones para contarte esto. Quiero superar este problema."
"¡Pero, princesa...!"
"Como la Dama de Compañia Principal, quiero que tomes el mando, para
que las sirvientas no se dividan. Sé que lo que te pido es difícil, pero..."
Leah tomó la mano de la Condesa Melissa. Parecía que le estaba
suplicando.
"......"
"Si hubo una sirvienta que me vendió para ganar una fortuna, estoy segura
de que lo hizo por circunstancias inevitables. Me iré pronto de todos
modos... No importa lo que haga la reina, sólo tenemos que soportarlo."
La Condesa Melissa no respondió, mantuvo su boca cerrada por un tiempo.
Con la cara pálida, se forzó a hablar.
"¿Por qué no te dejan tranquila?" Su mano seca y arrugada cubrió su cara.
Melissa permaneció en silencio durante un rato.
"...Si tan sólo viniera de una familia con más poder."
Las palabras que susurró parecían estar llenas de remordimiento. Siempre
que algo malo le ocurría a Leah, la Condesa Melissa se culpaba a sí misma.
Sentía mucha lástima por la princesa, y las innumerables injusticias que
tenía que soportar.
"Condesa."
"Le pido disculpas. Hablé incorrectamente delante de Su Alteza."
"No, yo soy la culpable. No merezco tenerla a usted." Leah se acercó a la
Condesa y abrió sus brazos. La Condesa Melissa inmediatamente abrazó a
Leah.
Suspirando profundamente, dijo: "No, no soy digna de tener una ama como
tú. Eres la única que tengo, con la que puedo contar."
"No seas así, Melissa."
"Su Alteza podría pedirme que sirva a otro ama una vez que dejes el
palacio, pero no me agrada la idea."
Leah sonrió débilmente como si supiera lo que Melissa estaba diciendo.
El destino de la princesa estaba escrito en piedra: se le prometió a Byun
Gyeongbaek y la gente estaba anticipando la reunión. Melissa nunca podría
cambiar esto. Carecía de ese poder y por eso se culpaba a sí misma.
Leah recordó su última elección, la muerte en vez de la vida miserable que
le esperaba, y rezó para que eso no le trajera demasiada desdicha a Melissa.
Tan pronto como pensó en eso, una voz apareció en su cabeza.
|Si digo que me haré responsable... Entonces, ¿Qué harás?|
Sus palabras se quedaron en su cabeza, como un insecto molesto que no la
dejaba quieta. No dejaba de volar a su alrededor, no importaba lo mucho
que intentara evitarlo.
Su voz, sus ojos y su nariz sobre unos labios bien formados... La suave y
sincera expresión de su cara... todo cobró vida en su mente. Podía trazar su
suave mandíbula, el arco de sus cejas y sus profundos ojos.
Al recordar estos recuerdos indeseados, se dio cuenta de algo. Todo el
tiempo, su corazón había estado queriendo algo... Quería vivir.
***
Los aristócratas de la sociedad, que estaban mezclados en la sala, estaban
muy satisfechos de los chismes que acompañaban al escandaloso banquete
de bienvenida para los Kurkan.
Los chismosos extendieron la historia entre el Rey de los Kurkans y la
Princesa de Estia. Sólo pensar en la flor de Estia, y en el fuerte rey bárbaro
interactuando, bastaba para crear una imagen controvertida.
La hija real, con sus vívidos ojos violetas, era una noble figura envidiada
por todos los aristócratas, especialmente por las mujeres. Había bastantes
nobles que no estaban satisfechos con el hecho de que se hubiera convertido
en la prometida del viejo y poderoso Byun Gyongbaek.
"¡Pero el rey bárbaro apareció como carne fresca! Todo el mundo está
deseando observar a Byun Gyongbaek hervir de rabia." El Conde Valtein
estaba tan emocionado que se jactaba de los chismes.
"Su belleza es excepcional, pero desconozco cómo perciben los Kurkan la
belleza de Estia. Estoy interesado si..."
Al notar la mirada del Ministro de Finanzas Laurent, el Conde Valtein se
detuvo con su alarde. Aunque le picaba la lengua por hablar, terminó
deteniéndose y cambiando el tema.
Sacó de su bolsillo una pequeña caja de terciopelo envuelta en un lazo rosa.
Luego, procedió a desatarla y la abrió con orgullo mientras la empujaba
hacia el centro de la mesa. El contenido del interior se reveló, presentado en
papel de seda de color melocotón.
Era algo desconocido para la persona que se lo presentaba, el Ministro
Laurent.
El Conde Valtein sacó el pecho con orgullo y habló con arrogancia. "Esta es
la última tendencia". Sostuvo la caja como si contuviera una misteriosa y
preciosa joya.
"¿Dátiles de Palmera?" respondió el Ministro confundido.
Matrimonio Depredador - Capítulo
66

Capítulo 66. Planes de Refutación (2)


"Sí. ¿Quieres probar uno? Esta estos son los Dátiles de Palmera que los
Kurkan comen. Me costó mucho trabajo conseguirlo."
El Conde Valtein demostró su experiencia en la etiqueta comiendo Dátiles
de Palmera. "Comer esto es bastante difícil. ¡Debes aprender la manera
apropiada! Intentarlo una o dos veces sin la técnica correcta desperdiciará
los dátiles. Le aseguro que muchos no conocen este método."
La única e interesante mercancía despertó el interés del Ministro de
Finanzas Laurent. Tomó el tenedor que usaba para el refrigerio, agarró un
dátil y se lo comió. Luego bebió el té inmediatamente.
"Oh no, es un poco de azúcar..."
"¡No es azúcar! Los Dátiles de Palmera son naturalmente dulces."
A pesar de la refutación del conde, el Ministro de Finanzas Laurent, no
pudo suavizar fácilmente el ceño fruncido de su frente. El Conde Valtein
sonrió mientras veía al ministro beber su segunda taza de té.
Aunque Valtein detestaba los dulces, ya había comido dos dátiles. Leah, que
estaba con ellos, sólo podía mirar con asombro.
"Creo que esto es popular hoy en día porque es bueno para el vigor de uno,"
Valtein continuó alabando los dulces.
"......"
Mientras comían, el recuerdo de Ishakan comiendo los dátiles apareció de
repente en la cabeza de Leah. Imaginando al hombre, ella se lo sacudió
rápidamente.
La cultura de los Kurkans se estaba haciendo popular en Estia en estos días.
Las costumbres extranjeras habían sido muy atractivas para los aristócratas
que eran muy aficionados a los nuevos entretenimientos.
Desde la perspectiva de los gobernantes, no era favorable. Sin embargo,
cuanto más se intentaba reprimir a la gente para que no hiciera algo que
quería probar, más fascinante resultaba. Por lo tanto, evitar que la cultura
Kurkan se convirtiera en una tendencia no representaba una opción.
Todo lo que podían hacer era esperar a que los Kurkan volvieran al desierto
después de las negociaciones, llevándose la tendencia con ellos.
El Conde Valtein le ofreció los dátiles a Leah, pero ella se negó a comerlos.
En su lugar, ella bebió un poco de té negro ligeramente preparado y planteó
el tema principal que quería abordar.
"¿Qué pasó con el favor que te pedí?
"Sí, princesa". El Conde Valtein dejó inmediatamente su taza de té. "Me
enteré de que los Kurkan se están moviendo en Estia con tres divisiones."
La primera tenía la tarea de conocer y apaciguar a las figuras clave del
reino. Habían visto esto en acción. Los Kurkan habían tomado la iniciativa
de acercarse al Conde Valtein.
La segunda consistía en localizar a los gitanos y arrestarlos. En primer
lugar, la relación entre los Kurkans y los gitanos ya estaba deteriorada. Sin
embargo, parecía haber más de lo que se sabía de su conflicto.
"El último, es lo que la princesa había esperado. Han estado buscando a los
esclavos Kurkan que han sido capturados en Estia."
Leah asintió con la cabeza al escuchar las palabras del Conde Valtein. La
esclavitud era ilegal. Sin embargo, frente al dinero, la ley no existía. Había
una inmensa demanda de esclavos Kurkan, eran fuertes y valiosos. Los
traficantes de esclavos los capturaban ilegalmente y los vendían, obteniendo
una fortuna.
"Por lo tanto, ¿Hiciste lo que te ordené?"
"Por supuesto. Procederá como usted desee."
Una sonrisa apareció en el rostro de Leah. Al observar su expresión de
satisfacción, el Conde Valtein se iluminó como un niño que acababa de ser
elogiado.
"El Conde Valtein hizo una gran acción por nosotros. Por eso, al menos nos
da una oportunidad en las negociaciones". El Ministro de Finanzas Laurent
expresó su opinión con una cara sombría.
"Sin embargo, ¿No es la negociación demasiado difícil de lograr en este
momento? Ese incidente en el palacio, que no debería haber ocurrido,
complicó todo." Después de la catástrofe que había ocurrido en el Palacio
de la Reina, casi se daba por vencida.
"Deberíamos intentar hacer algo. Como usted sabe, no podemos quedarnos
de brazos cruzados sin hacer nada."
Leah los miró uno por uno. Expresó claramente sus siguientes
pensamientos, enfatizando lo importante que resultaba estar en buenos
términos con los Kurkan.
"El tratado es la última oportunidad para Estia."
"......"
El Conde Valtein y el Ministro de Finanzas Laurent suspiraron fuertemente
y asintieron con la cabeza.
El Ministro Lurent pareció estar reflexionando profundamente durante un
rato, antes de hablar.
"Ya nos quedamos indefensos una vez que te vayas, princesa. Incluso si
pudiéramos negociar el trato, ¿Cómo podemos dirigir un país en decadencia
entre nosotros?"
"No puedo dormir bien estos días por eso. ¿Realmente la reina cree que el
Príncipe Heredero puede manejar todo esto?"
"Tal vez es porque el propio Príncipe Heredero es atroz y ambicioso."
"No sé por qué el príncipe se comporta tan tontamente, mientras que su
madre se comporta como una zorra astuta."
El Conde Valtein, que se quejaba inconscientemente, inmediatamente revisó
sus alrededores. Acababa de insultar a dos de las personas más poderosas de
Estia en una declaración.
Después de confirmar que las sirvientas no estaban a la vista, se rió
maliciosamente, como un niño sorprendido actuando de forma sospechosa.
"Creo que la reina se arrepentirá una vez que te hayas ido. Ella golpeará el
suelo, llena de remordimiento, e inmediatamente te convocará de vuelta."
Parecía que no sólo el Conde Valtein pensaba eso. El Ministro de Finanzas,
Laurent asintió ante el apasionado discurso del Conde Valtein; diciendo que
Leah no debería perdonar a la reina aunque se arrodillara.
El Conde Valtein sólo dejó de balbucear después de que Leah levantara las
manos. Ella suspiró suavemente y él estaba confundido, pensando en si
había dicho algo malo.
"Conde Valtein."
Sus ojos se mantuvieron muy agrandados mientras escuchaba las palabras
que ella decía.
"Estoy pensando en localizar a los esclavos por mi cuenta."
Matrimonio Depredador - Capítulo
67

Capítulo 67. Rompiendo Las Cadenas (1)


Las nubes empañaron la noche. Cubrían la luna, por lo que ni un solo rayo
de luz podía filtrarse desde el cielo. Una profunda oscuridad descendió
sobre Estia, sumiendo al lugar en el misterio. Era una noche en la que uno
se sentiría incómodo de salir solo.
Una pequeña lámpara de aceite iluminaba el camino delante del carruaje.
Su llama estaba ardiendo, sin embargo, no bastaba para hacer visible el
camino.
El cochero al frente de los carruajes en fila, giró la cabeza, observando
cautelosamente los alrededores. Después de muchos años de experiencia
deambulando, sabía lo suficiente para saber que uno nunca debe ignorar su
intuición.
Hoy, el cochero se sentía inusualmente nervioso. Tenía un impulso
irresistible de abandonar el carruaje y escapar. Deseaba salir rápidamente
del lúgubre bosque que atravesaban, pero los densos árboles parecían ser
infinitos.
Desde hace un tiempo, los mercenarios que escoltaban los carruajes, sentían
la siniestra atmósfera del bosque. Mantuvieron un agarre constante en sus
espadas que aún estaban en la vaina, en caso de que ocurriera algún ataque
abrupto.
"¡Maldita sea!"
El cochero maldijo. Intentó detener los caballos, pero no disminuyeron la
velocidad. Continuaron relinchando como si estuvieran asustados por una
criatura espantosa.
Estaba impotente, sólo podía mirar hacia adelante, aterrorizado. De repente,
un agudo silbido se escuchó en el aire. Los ojos del cochero se agrandaron
ante el sonido, dándose cuenta demasiado tarde de lo que significaba.
"¡Ahhh, son los bárbaros!"
Gritó una fracción de segundo después, sin embargo, sombras negras
descendieron del cielo. Se subieron a los carruajes, como bestias
enloquecidas, en un astuto ataque. Sus ojos brillaban horriblemente en la
oscuridad. También se podían observar sus dientes a través de su sonrisa.
Una sonrisa de satisfacción se reflejaba en sus rostros.
Los mercenarios gritaron y sacaron sus espadas. Sin embargo, su reacción
no no se podía comparar con la de los Kurkan. Tan rápido como llegaron, se
escucharon inmediatamente los sonidos de carne desgarrada y cuerpos
golpeando el suelo. Siguieron los crujidos de los huesos, mientras los
Kurkan creaban un baño de sangre entre los mercenarios.
"Ughh..."
El cochero apenas logró abandonar del carruaje, arrastrándose debajo del
mismo. Todo tipo de horribles sonidos de dolor y matanza atravesaron sus
oídos. Los gritos eran inquietantes. Se cubrió la boca con la mano mientras
temblaba, obligándose a no gritar. De repente, sintió un aire frío cuando el
carruaje donde se escondía... fue volcado.
El olor de la muerte impregnaba el aire. Sólo había cadáveres a su
alrededor. El cochero aterrorizado, se quedó inmóvil en el suelo. Este sería
el lugar donde sería enterrado.
De espaldas a la luna obstruida, se iluminó la silueta de un hombre de
complexión musculosa. Miraba fijamente a la mujer que pasaba por encima
de los cuerpos, ignorando al cochero inmóvil, y se metió en un carruaje
volcado. Sin duda, si uno viera sus brillantes ojos de color topacio, lo
reconocería como el líder de la manada.
"Ishakan."
Una mujer grande le dio un cigarrillo al hombre. Mientras un hombre
delgado buscaba diligentemente en los carruajes con los otros Kurkan. El
hombre que había estado confirmando los rostros de los esclavos uno por
uno con una lámpara de aceite, exclamó de repente.
"¡No está aquí!"
"...¿Otro intento inútil?"
Ishakan guardó silencio por un momento mientras fumaba. Le resultaba
relajante en esta noche tranquila y sangrienta. Murmuró lentamente
mientras exhalaba el humo.
"Asombroso. Estaba bastante seguro de que nos habían proporcionado
información precisa."
Inclinó la cabeza y fijó la mirada en el cochero. En el momento en que el
cochero fue observado desde lejos con esos ojos penetrantes y ardientes, se
quedó mudo de miedo. Incluso si quería gritar, no se podía pronunciar ni
una sola sílaba. Sus piernas estaban atascadas contra su voluntad y no podía
huir del miedo que sentía.
El cochero sintió que un líquido caliente goteaba por la parte interior de su
muslo, parecía que había ensuciado sus pantalones con orina.
Ishakan sonrió con satisfacción. Sus ojos dorados brillaron cuando levantó
una ceja al cochero, burlándose como un depredador.
"¿Sabes algo de esto?"
Los dientes del cochero sonaban. Temblaba sin control, mientras se
enfrentaba al aterrador hombre que tenía delante. Sin embargo, sabía que si
no hacía nada, el bosque se convertiría en su cementerio. Habló como si
estuviera murmurando, intentando hacerlo coherentemente.
"Oto traficante de esclavos..."
"¿Otro traficante de esclavos compró y se llevó a los Kurkan?"
"Sí..."
Ishakan entrecerró los ojos. Estaba absorto en sus pensamientos. Luego
miró hacia arriba y asintió con la cabeza a la mujer que estaba a su lado.
"Por favor, perdóname. Sólo estoy conduciendo el carruaje... Esto debería
bastar para pagar mis pecados."
La mujer asintió con la cabeza y de repente levantó el puño. ¡THUD!
Golpeó la parte trasera de la cabeza del cochero. Inmediatamente, se
desmayó sin hacer ruido.
Ishakan, que miraba fijamente al cochero, preguntó brevemente.
"¿Está muerto?"
"Creo que está muerto."
Haban intervino.
"No. No está muerto todavía."
Dijo Genin. Mientras Haban procedía a comprobar el pulso del cochero.
"No está muerto."
Haban inclinó la cabeza dubitativo y chasqueó su lengua. Genin levantó su
barbilla, como para afirmar su fuerza. Ishakan, que se reía de sus silenciosas
discusiones, fumó su cigarrillo y dijo.
"¿Es el tercero?"
Haban habló con la cara enrojecida.
"Ciertamente no parece una coincidencia."
Actualmente, Ishakan estaba rastreando a los Kurkan esclavizados en Estia.
Ya había averiguado el paradero de los Kurkan que habían sido vendidos a
aristócratas y ricos comerciantes.
En medio de la búsqueda de los Kurkan, que corrían el peligro, se
encontraron inesperadamente con múltiples dificultades. Cada pista
resultaba en un fracaso, por apenas unas horas. Era lo más frustrante.
Se confirmaba que los Kurkan habían sido comprados, sin embargo, seguir
la ruta de su comercio parecía un laberinto. Cada vez, por la misma razón.
Otro traficante de esclavos compraría a los Kurkan justo antes de que
pudieran liberarlos.
Era la tercera vez que perdían la oportunidad, en un corto intervalo de
tiempo.
"Creo que alguien debe estar moviéndose un paso adelante de nosotros."
Matrimonio Depredador - Capítulo
68

Capítulo 68. Rompiendo Las Cadenas (2)


Haban apretó con fuerza sus dos puños al escuchar la inferencia de Ishakan.
Ishakan pacificó a Haban cuya autoestima estaba herida.
"No es culpa tuya, Haban. Incluso los Tomaris podrían estar interfiriendo
también."
Era difícil porque los gitanos también iban detrás de los traficantes de
esclavos. Sin embargo, Haban hacía lo mejor que podía.
"Esto no está sucediendo por incompetencia. Más bien, es porque alguien
más está actuando rápido. Se están moviendo rápidamente para evitar que
los alcancemos". Ishakan parecía estar pensando profundamente.
"No sé qué clase de traficantes de esclavos son. ¿Qué les parece si nos
encargamos primeros de esos tipos?" Haban sacó un cigarrillo y se lo puso
en los labios.
Después de exhalar el humo, habló. "¿Cómo podríamos encontrarlos?"
"Tenemos que movemos más rápido."
Los ojos de Haban se agrandaron debido a la sorpresa. Miraba a Genin
confundido y volvió a preguntar cuidadosamente.
"...¿Estás bien? Estamos haciendo todo lo más rápido posible mientras nos
mantenemos discretos."
"No hay elección. Tenemos que entrar en la casa de subastas y encontrarlos
en ese lugar. Tenemos que llegar temprano, al menos una hora antes que
ellos."
Ishakan se rió. Mientras fumaba a través de la oscuridad, podía imaginar
cuánta sangre se derramaría durante su ataque.... cuánta sangre pintarían sus
manos. Genin, que conocía la ferocidad de su rey en la lucha, especialmente
contra la gente que esclavizaba a su especie, levantó las cejas mientras lo
miraba.
En respuesta, Ishakan dijo en un tono que hizo el aire más frío.
"¿Qué? Sabes que soy bueno para autocontrolarme, ¿Verdad?"
***
Era la primera reunión del Consejo de Ministros desde el Banquete de
Bienvenida de Kurkan. Sólo Leah estaba presente en nombre de la familia
real en la reunión. El Rey dijo que estaba cansado, y el Príncipe Heredero
no asistió porque estaba interesado en una cacería. Esto ocurría con
frecuencia, así que todos estaban acostumbrados a su ausencia.
Había una atmósfera tensa en la reunión del Consejo de Ministros. El
Ministro de Finanzas Laurent, respiró profundamente y se aclaró la
garganta. La tensión en su rostro era muy evidente.
"Debemos hacer una reforma en el sistema fiscal actual."
En el momento en que dijo la frase inicial, todo el comité estalló en el caos.
Leah echó un vistazo a la sala de conferencias, su cara inexpresiva ocultaba
sus pensamientos. La mayoría de los miembros del consejo presentes, se
opusieron fuertemente a la idea. Declararla sería una completa tontería.
Además, esa reforma era inútil para la economía de Estia, se opusieron
unilateralmente.
"Si el proyecto de ley será aprobado o no, se decidirá después del tratado de
paz. Hoy, la explicación de la reforma..."
A medida que el Ministro de Finanzas continuaba, el estado de ánimo que
se en la conferencia se oscureció. Todos en lo profundo de sus
pensamientos, se estaban devanando los sesos acerca de cómo lidiar con el
tratado de paz. Se trataba de una relación delicada que podía romperse
desfavorablemente en cualquier momento, hacia Estia.
Leah se rió con desprecio en su interior. Sabía que esta reunión sólo
consistía en un acto deliberado para darles más tiempo. El partido de la
oposición necesitaba reunir sus fuerzas, hasta que se aprobaran los planes
de reforma, después de las negociaciones.
Leah estaba decidida, tenía que poner fin a esto. De esa manera, la paz
podría mantenerse durante mucho tiempo incluso sin que estuviera presente
en Estia. Sería su último deber hacia su país. Después de que terminara la
propuesta de reforma, Leah abrió la boca. Habló alto y claro en medio de la
tumultuosa discusión en la sala de reuniones.
"Hay una cosa que necesito informarles a todos ustedes."
Los aristócratas dejaron de hablar y se voltearon hacia Leah.
"Vamos a intensificar la vigilancia de los traficantes de esclavos y lanzar
una gran campaña de represión. Esto también es para lograr con éxito un
tratado de paz con los Kurkan."
En circunstancias normales, los aristócratas se quejarían, diciendo que por
qué tenían que preocuparse por los traficantes de esclavos de Kurkan. Sin
embargo, hoy, estaba ocurriendo todo lo contrario. Algunos incluso
sugirieron encontrar a los esclavos de Kurkan y liberarlos ellos mismos.
La realidad era que todos habían recibido un soborno. Leah identificó
minuciosamente a los aristócratas que habían sido hostiles hacia los Kurkan
en el pasado, pero que habían cambiado repentinamente su postura. Parecía
que tenía que centrarse en ellos.
Después de que la reunión de gabinete terminó, los aristócratas se reunieron
y hablaron, profundizando en las discusiones que habían ocurrido
anteriormente. Leah también tuvo una conversación con el Ministro de
Finanzas Laurent y el Conde Valtein.
"Gracias por su duro trabajo."
"Está bien, princesa..."
Ella alentó al demacrado Ministro de Finanzas. Laurent se tocó el pecho
mientras decía. "Mi misión no terminará con esto. ¿Vas a acudir a los
traficantes de esclavos esta noche?"
Leah asintió y respondió con un 'sí', pero el Conde Valtein puso cara de
desagrado mientras susurraba en secreto.
"Byun Gyongbaek ya viene."
De hecho, Byun Gyongbaek de Oberde caminaba hacia adelante con
muletas. Se acercó diligentemente a Leah mientras cojeaba. Probablemente
había venido a propósito para demostrarle a los demás que su relación con
Leah estaba bien.
El Ministro de Finanzas y el Conde Valtein dieron un paso atrás con una
expresión de descontento, permitiendo que Byun Gyongbaek de Oberde se
les incorporara. Levantó la vista, con una sonrisa desagradable en su rostro
y casualmente le habló a los tres.
"Ha estado en silencio por un tiempo."
"......"
En efecto, se trataba de un tipo desvergonzado. Ella se preguntaba cómo
alguien podía ser tan insolente mientras lo miraba en silencio. Sin embargo,
Byun no se sintió molesto por la actitud de Leah. Continuó con su charla
ociosa, ocupando su tiempo.
"Cierra con llave tu dormitorio esta noche y bloquea el cerrojo de la
ventana. Coloca lámparas en tu zona del Palacio Real, y ordena a tus
sirvientas que no duerman..."
Ella se sorprendió de la forma en que balbuceaba. Leah no pudo soportarlo
más y lo interrumpió.
"Byun Gyongbaek de Oberde. ¿Qué quieres decirme?"
Byun se enfureció. La implicación detrás de las palabras de Leah hizo eco
en su interior, 'Vete'.
"¿No es esto culpa de los bárbaros en el Palacio Real? ¡Están todos siendo
manipulados!"
Entonces se giró y levantó la voz. "¿No están los aristócratas ocupados
alabando y siguiendo a los bárbaros?"
Hizo esa declaración para llamar la atención de los aristócratas presentes en
la sala de conferencias.
"El tratado de paz... no procedan tan ridículamente con algo tan absurdo.
Princesa, eres ingenua. Usted no es consciente de lo superficial que es un
tratado, sólo pluma sobre papel. Es insignificante y no tendrá valor."
Como Leah sólo lo miraba fijamente sin reaccionar, la frente de Byun
Gyongbaek se arrugó.
"De todos modos, enviaré a mis caballeros al Palacio Real. Les ordenaré
que te protejan durante la noche, así que por favor acepta un guardia hoy."
Entonces, sin despedirse, se dio la vuelta y se marchó, dejando atrás su
consejo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
69

Capítulo 69. Dentro de la Casa de Subastas (1)


"¿Qué ha sido eso...?"
El Conde Valtein, que previamente había dado un paso atrás permitiendo
que Byun Gyongbaek se les incorporara, se acercó a Leah y habló.
"¿También se golpeó la cabeza al igual que se rompió las piernas?" Valtein
preguntó incrédulo sobre el comportamiento que acababa de presenciar.
"Creo que sí. ¡Incluso está pensando en enviar a sus caballeros al Palacio
Real! No importa cuánto ignore a la familia real, eso es demasiado."
A continuación, el Conde Valtein explicó que para tales asuntos, existían las
leyes y órdenes universales más básicas. Todas las cuales Byun acababa de
romper.
Había metido las narices en los asuntos de la realeza, donde no se le quería,
y tampoco se le necesitaba. A su lado, el Ministro de Finanzas Laurent
también se enfadó por la flagrante falta de respeto y la intrusión.
Sin embargo, a diferencia de los dos que estaban furiosos y maldiciendo en
voz baja, Leah sólo tenía el ceño fruncido. No emitió una sola palabra.
No era la primera vez que Byun Gyongbaek cometía un acto tan
impertinente, ¡Ni siquiera la segunda! El hecho de que hubiera continuado
haciéndolo le repugnaba. Era completamente despreciable y arrogante,
asumiendo que su cortejo a Leah tendría éxito.
Aunque aún no se habían casado, actuaba como si Leah fuera un trofeo de
su posesión. Ella suspiró en la desesperanza. Este era su destino, y por su
país, tenía que soportarlo.
Sin embargo, Byun había estado tratando mal a los Kurkan. Los odiaba
profundamente, rehusando llamarlos de otra manera que no fuera 'bárbaros'
y maldecía a los de su clase hasta la tumba.
Pero a pesar de todo esto, Byun Gyongbaek conocía a los Kurkan mejor que
nadie. Por lo tanto, sus palabrotas dirigidas a ellos no las había dicho sin
sentido. Debía haber ocurrido un incidente que había causado que incluso el
audaz y desvergonzado Byun estuviera tan horrorizado y disgustado.
Sin embargo, los Kurkan que habían sido capturados como esclavos nunca
habían mostrado ningún comportamiento inusual. Tal vez, se trataba de un
Kurkan que no estaba esclavizado.
Por lo tanto, hubiera sido bueno que Byun les compartiera sus
informaciones actuales sobre la fascinante raza, pero ya había salido de la
sala de conferencias.
"En primer lugar, que Byun Gyongbaek de Oberde haga lo que quiera." Ella
ordenó con resignación.
Como la negociación del tratado terminaría pronto, Byun debería estar
estresado ahora mismo. Por eso, era mejor que le dejaran salirse con la suya
y no causaran problemas adicionales. También era una de las formas de
asegurarle que todavía podía utilizar a la familia real como su marioneta.
Además de eso, la familia real no podía detenerlo si Byun seguía insistiendo
tercamente. En lugar de ser presionado, era mejor que pareciera que habían
cumplido con él.
Incluso cuando Leah había vuelto a sus aposentos, las palabras de Byun
Gyongbaek que parecían advertirles de un desastre inminente continuaron
apareciendo en su cabeza. No podía olvidarlas, y durante toda su agenda de
la tarde, reflexionó sobre esas palabras.
Después de una sencilla cena, la Condesa Melissa se reunió con Leah a
solas. Leah tenía la intención de salir durante la noche, por lo que tenía que
prepararse.
Como de costumbre, la Condesa Melissa la había peinado hoy. Las
delicadas y delgadas hebras se cruzaban entre ellas en una trenza. Las
trenzas estaban sujetas con alfileres, y ella ocultó ingeniosamente su cabello
plateado trenzado con una peluca marrón.
Leah se miró en el espejo y de repente le vino a la cabeza el recuerdo de la
vez que se había escabullido del palacio real. Entonces, ella también había
usado una peluca y abandonó discretamente los muros que la confinaban.
Desde ese punto, su vida se vio sumida en el caos. Fue la primera vez que
conoció a Ishakan.
"¿Princesa?"
Leah volvió a sus cabales cuando la Condesa Melissa la llamó. Su postura
inmóvil y sin emociones preocupaba a la Condesa Melissa, que temía que la
princesa estuviera enferma.
Cada vez que Leah se había escabullido del palacio, la Condesa Melissa se
ponía ansiosa. No conseguía evitar pensar que algo grave le podría ocurrir a
la princesa afuera de los muros del palacio. Parecía una madre, viendo a su
hija aventurarse por primera vez, dejando atrás la seguridad del nido.
"¿Realmente necesitas involucrarte en esto?" La Condesa Melissa expresó
su preocupación y cuidado por Leah.
"Como sabes... el Conde no puede resolver esto solo." Leah respondió,
sacudiendo la cabeza suavemente.
En lugar de refutar, la Condesa Melissa sólo limpió con suaves palmadas el
polvo de la túnica que Leah llevaba puesta. Leah sonrió suavemente al
observar el lindo rostro descontento de la Condesa.
"Lo dejo en tus manos, Condesa". Leah sonrió.
"Por supuesto. No te preocupes, princesa. Por favor, vuelva a salvo". La
Condesa Melissa asintió con la cabeza, sus ojos le decían a Leah que se
podía confiar en ella.
Después de despedirse de la Condesa Melissa, Leah entró en un pasadizo
oculto que estaba encubierto detrás del armario de su habitación.
El viento frío la azotó cuando finalmente salió del oscuro y secreto pasaje.
La lámpara que estaba sosteniendo iluminaba tenuemente algunos pasos
delante de ella mientras llegaba a la puerta del exterior del palacio.
Leah miró al cielo. A diferencia de ayer, que había estado nublado, esta
noche el cielo estaba despejado. La luna en particular, era excepcionalmente
grande hoy. La luna blanca y redonda flotaba en el cielo, emitiendo una luz
reconfortante como si se tratara de un comandante, superior a todas las
estrellas.
En una ocasión normal, viendo esta vista, Leah pensaría que era
simplemente hermosa. Sin embargo, tal vez debido a las palabras que Byun
Gyongbaek había dicho en la reunión del Consejo de Ministros, ella sentía
que los rayos plateados de la luz de la luna eran siniestros y sombríos.
Entonces, una niebla cubrió la luna llena que estaba mirando fijamente.
Finalmente, ella comenzó a moverse. No podía quedarse parada para
siempre, porque Leah tenía una tarea que cumplir.
Un carruaje negro sin la insignia de la familia la esperaba cerca de la
entrada de la que había salido. Cuando tocó suavemente la ventana del
carruaje, se movió la gruesa cortina interior de la ventana del carruaje.
Después de confirmar que realmente era Leah, desde adentro, el Conde
Valtein abrió la puerta.
"Has llegado. Ahora nos vamos."
Matrimonio Depredador - Capítulo
70

Capítulo 70. Dentro de la Casa de Subastas (2)


"Me siento seguro sabiendo que estás aquí. Tal vez si estuviera solo, me
sentiría muy inquieto... Por favor, acepta esto." El Conde Valtein murmuró.
Sacó la máscara que él había preparado para su camuflaje. Se trataba de una
máscara negra y sencilla, pero era lo suficientemente grande para cubrir
toda su cara. Con su ayuda, Leah se puso la máscara de forma segura,
completando su cambio.
"Desearía que pudiéramos terminar todo esto hoy."
"Sí, también espero lo mismo. Me pongo nervioso con facilidad, así que
espero no hacer nada mal."
El Conde Valtein dijo en voz baja. Su corazón palpitaba de nerviosismo,
tanto que parecía estar a punto de explotar. La subasta en la que
participarían hoy, era muy grande e infame, donde varios traficantes de
esclavos se reunieron para mostrar sus mercancías. La participación
conjunta significaba que la cantidad de esclavos de la subasta estaba lejos
de ser poca.
De hecho, la noticia sobre la represión a gran escala que se había anunciado
ese mismo día durante la reunión del Gabinete, ya había comenzado a
circular dentro del círculo de los traficantes de esclavos. Leah había filtrado
esa información a propósito para obligar a los traficantes de esclavos a
iniciar una subasta a gran escala antes de que comenzaran las
investigaciones.
Leah se había esforzado por provocar la subasta de hoy, con la esperanza de
que su esfuerzo por debajo de la mesa diera sus frutos.
"No se ponga muy nervioso, Conde Valtein."
A pesar de que estaba tranquilizando a Valtein, Leah también se sentía
nerviosa. Después de todo, se habían estado preparando para esto desde
hace mucho tiempo. Si la operación de hoy fallaba, los planes futuros se
volverían aún más difíciles. No importaban las circunstancias que se les
presentaran, tenían que tener éxito.
El carruaje se dirigió a una discreta y anticuada mansión situada en las
afueras de la capital. La mansión de dos pisos con un jardín, no tenía un
gran tamaño. Se escuchaban alegres melodías proviniendo desde el interior.
Como un salón de baile común.
Sin embargo, la atmósfera en la parte trasera de la mansión contrastaba
fuertemente con la parte frontal. Los guardias, armados con espadas
expuestas, custodiaban ferozmente la puerta. Su aterradora estatura hablaba
del secreto y los sucesos ilegales que ocurrían más allá de las rejas de acero.
El carruaje se detuvo en la puerta trasera. El Conde Valtein respiró hondo y
luego se bajó del carruaje primero. Luego ayudó a Leah a salir del carruaje.
Los guardias miraron amenazadoresamente a Leah y al Conde Valtein. Sus
miradas salvajes y poco convencionales, hacían temblar a Valtein. Sin
embargo, tenía a Leah con él, y esta misión que ni siquiera había
comenzado, dependía de este mismo momento.
Entonces sacó una moneda de oro de su bolsillo y se la mostró. Era una
moneda especial que tenía impresa en la insignia que les permitía el
derecho de entrada. Los guardias comprobaron el patrón en el frente y el
dorso de la moneda, luego la colocaron en una balanza para pesarla. Era
perfecta. La moneda equilibraba el peso del péndulo con precisión.
"Bienvenidos."
Con rostros sombríos, los guardias abrieron la puerta y los recibieron
educadamente. Tan pronto como entraron, un empleado apareció para
ayudarlos y guiarlos.
El primer piso de la mansión era mediocre. El interior estaba decorado con
sencillez y para el observador casual, nada interesante. Sin embargo, al
bajar las escaleras que conducían al sótano, apareció un complejo pasillo.
Era un laberinto en el que cualquiera podía perderse fácilmente, si no se le
guiaba. El Conde Valtein le susurró en voz baja a Leah.
"Parece que esta inspección se está volviendo más exhaustiva. De hecho, es
bastante aterradora". Después de decir esas palabras, inmediatamente cerró
la boca.
La pareja y el guía recorrieron el laberinto. Finalmente, después de mucho
tiempo desde que descendieron, fueron escoltados a una sala de recepción
muy iluminada. La recepción estaba bien organizada y decorada, muy
diferente del insípido primer piso. Los dos vieron una mesa con refrescos
light, té y vino.
El empleado los dejó abruptamente a los dos y volvió al laberinto. El Conde
Valtein se dirigió hacia las bebidas y se puso a beber vino para humedecer
su tensa garganta. De repente, alguien tocó la puerta, y poco después, una
voz se escuchó fuera de la habitación.
"¿Puede darme un momento? Hay algo que debe comprobar del producto
de hoy."
El Conde Valtein inmediatamente bajó su copa y se puso de pie. Se
acomodó la máscara que estaba ligeramente torcida y habló solemnemente.
"Ya vuelvo."
Mientras se quedaba sola, Leah miró alrededor de la habitación. Los
muebles eran lujosos a pesar de tratarse de un lugar de alquiler temporal.
Observó los muebles uno por uno mientras esperaba al Conde Valtein. El té
negro, del que no había bebido ni un sorbo, se había enfriado hace tiempo.
El reloj de piso hacía tictac, mientras los minutos pasaban. Después de
confirmar que la taza estaba fría, Leah se levantó del antiguo sillón en el
que estaba sentada, esperando al Conde Valtein...
"......"
El Conde Valtein estaba tardando demasiado. Sin dudarlo, se dirigió hacia
la puerta. Mientras su mano se extendía para agarrar el pomo de la puerta,
de repente percibió un olor a menta y dulce.
Una instrucción en forma de susurro vino de detrás de su espalda.
"Deténgase."
Cuando estaba en la habitación, Leah ni siquiera sintió el más mínimo
movimiento, y mucho menos la presencia de otra persona.
Una fría sensación de hormigueo recorrió su cuello, cuando algo afilado lo
tocó. Una pequeña y afilada daga estaba presionando su delicada piel.
Incluso la más mínima fuerza, causaría que la cuchilla le desgarrara la piel
de inmediato.
La voz grave le ordenó de inmediato.
"No te muevas."
Antes de que diera esa orden, Leah ya estaba congelada. Ese fuerte y único
olor masculino era algo que reconocería en cualquier lugar. El olor familiar
y la voz profunda hicieron que su corazón calmado brincara un poco.
"Gira lentamente."
Leah dudó, antes de darse la vuelta lentamente. El hombre que estaba
parado frente a ella vaciló. Dudaba en quitarle la daga que tenía en el
cuello. Después de apartar la cuchilla de su piel blanca, agarró bruscamente
la barbilla de Leah. Después de un momento de silencio, deslizó la máscara
de Leah.
"...¿Leah?"
Ishakan la miró fijamente con una expresión de perplejidad. Leah no pudo
responder y sólo parpadeó los ojos. No estaba preparada para volver a
verlo. Su corazón latía como si estuviera a punto de estallar, debido a este
repentino e inesperado encuentro.
"¿Por qué estás aquí...?"
Ishakan no podía apartar sus ojos de ella. Estaba claramente agitado y
murmuraba sorprendido.
"¿Has sido secuestrada?"
Sus pupilas doradas se volvieron frías enseguida. Antes de que Ishakan
pusiera la casa de subastas patas arriba, Leah abrió rápidamente la boca.
"No, no es eso..."
Su lengua se sentía pesada. No podía encontrar las palabras adecuadas para
expresarse. Estaba perdida en sus pensamientos y sólo pudo susurrar a
Ishakan, que tenía una expresión aterradora.
"Tengo asuntos que atender en este lugar. "
Matrimonio Depredador - Capítulo
71

Capítulo 71. Noche de Luna Llena (1)


"......"
Ishakan se quedó sin palabras. Su mente parecía incapaz de procesar las
palabras de Leah, dejando que el silencio llenara el aire. Después de unos
momentos de contemplación, Ishakan salió lentamente de su confusión,
comprendiendo sus palabras. Sus ojos dorados se fijaron en el pequeño
rostro que tenía enfrente, y se las arregló para abrir la boca.
"...¿Tienes asuntos que atender en este lugar?"
Los ojos de Ishakan se dirigieron a la máscara negra que había caído al
suelo. Cuando se la quitó de la cara, nunca imaginó que la princesa se
escondía detrás de ella. Las pupilas de sus ojos dorados se estrechaban
lentamente, convirtiéndose en estrechas hendiduras.
Se volteó de nuevo para mirar a Leah. Sus ojos feroces se convirtieron en
estrechas rendijas.
"Tienes que darme una explicación convincente, Leah."
Leah respiró profundamente. Sintió como si un peso hubiera sido colocado
en su pecho, prohibiéndole respirar libremente. Frente al hombre que estaba
delante de ella, se puso rígida y no podía respirar correctamente. Ejercía
mucha presión. Leah pudo sentir una sensación ardor bajo su tacto, donde
su mano caliente estaba plantada en su brazo.
Ella se calmó y abrió sus labios, forzando sus ojos violetas a encontrarse
con la mirada de Ishakan. Sin embargo, nada salió de su boca. Su lengua se
sentía pesada, incapaz de moverse. El miedo la dejó muda. No podía hablar.
"...Ahm."
Ishakan soltó un suspiro. Entonces, cuando ella menos lo esperaba, la
envolvió en un fuerte abrazo y la sentó sobre su regazo. La delicada
princesa de Estia estaba una vez más, junto al Rey de Kurkan, como lo
había estado hace muchos días. Podía sentir el calor que emanaba,
calentándola.
Luego pasó sus dedos por sus mejillas congeladas. Su alta temperatura
corporal se sentía bien en su cara, devolviendo su piel pálida a un color rosa
vivo. Ishakan, que tenía una expresión afilada como un cuchillo, se suavizó
lentamente.
"Creo que me pasé". Le susurró suavemente.
La sensación de su cálido aliento la hizo recordar que debía respirar. Leah
se dio cuenta de lo cariñoso que este hombre había sido con ella. La
verdadera naturaleza de los Kurkan era como la garra afilada de una bestia.
En cualquier momento, podían estirar la mano y causar serios daños. Por lo
tanto, el comportamiento de Ishakan era bastante inusual.
La forma en que la miraba contrastaba con la expresión que tenía al
relacionarse con los demás. Tenía una debilidad por ella, a pesar de ser un
hombre capaz de hacer que los demás se acobarden por miedo.
"Sé que no eres esa clase de persona."
Cuando estas palabras llegaron a sus oídos, Leah sólo pudo parpadear dos
veces. Profundamente absorta en sus ojos dorados, ¡Olvidó por completo el
deslumbrante dilema que afrontaba!
Orientándose, ella habló con confianza, disfrazando su nerviosismo. "Lo de
hace rato... ha sido bastante desagradable. Tal vez ahora, ¿Te sientes un
poco mejor?"
Ishakan inclinó la cabeza y asintió. Una pequeña risa se escapó de sus
labios mientras acariciaba ligeramente las mejillas de Leah con sus dos
dedos. Bajo el calor de su tacto, su cuerpo se relajaba.
Había llegado el momento de explicarle a Ishakan por qué había venido a
este lugar.
Desde hace mucho tiempo, Leah había intentado erradicar a los traficantes
de esclavos. Sin embargo, a pesar de los muchos intentos de represión,
redadas y arrestos, los comerciantes no disminuyeron. No podía vislumbrar
el fin de este negocio ilícito. Incluso si atrapaba a un comerciante y liberaba
a los esclavos, siempre aparecía otro. La superaban demasiado en número.
Este era un problema que nunca se resolvería a menos que ella se metiera
en su núcleo.
Leah llegó a la conclusión de que la demanda de esclavos nunca
desaparecería. La familia real de Estia no tenía poder para sancionar a los
nobles o ricos comerciantes que tenían interés en la esclavitud. La única
manera consistía en cortar el suministro.
Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo. Al final, tenía que
enfrentarse directamente a los traficantes de esclavos. Los comerciantes de
esclavos estaban dispersos por todas partes, sobornando para comprar más
mercenarios con capacidades confiables.
Era imposible derrotar este sistema de forma simple.
"Entonces, ¿Viniste directamente a convertirte en un comerciante de
esclavos?" Su tono sonaba inseguro, la luz de sus ojos se había
desvanecido.
"Debido a que hay una información limitada para los invitados, tuve que
venir como comerciante..."
Durante muchos años, ella dirigió un comercio de esclavos falso. Después
de hacerse un nombre entre los comerciantes, fue reconocida como una
comerciante de esclavos que tenía un alto cargo en el gobierno apoyada por
aristócratas VIP.
A lo largo de los años, Leah había llegado al punto de unir a los
comerciantes de esclavos para abrir una gran subasta. Además, también les
proporcionó información sobre las severas medidas para ganar lentamente
su confianza.
Sin embargo, como esta gran subasta se hizo mediante una coalición de
varios comerciantes de esclavos, todos ellos, incluyendo a Leah, eran
organizadores de esta gran subasta.
"Incluso si me gané su confianza, no me creen completamente. Son
personas desconfiadas, así que siguen vigilándose mutuamente." Ella le dijo
a Ishakan.
Por esta razón, aunque algunos fueran organizadores de esta subasta,
todavía tenían estrictos procedimientos de entrada. Debido a esto, la
seguridad no podía permitir que alguien pasara fácilmente.
"¿También comerciabas Kurkan?" Preguntó.
"Sólo los viejos y enfermos Kurkan. No tengo fondos suficientes para
comprar Kurkan jóvenes y sanos. No compré mucho, pero todos están a
salvo, así que no tienes que preocuparte". Leah declaró con seguridad. Ella
sabía claramente, el propósito de Ishakan en esta casa de subastas.
Ishakan no le pidió a Leah que le entregara los Kurkan que había rescatado.
Simplemente mostró una sutil sonrisa y le preguntó.
"¿Así que esos son los tipos de tratos que haces?"
Leah asintió lentamente. Como esta operación por sí sola parecía
insuficiente, había comprado recientemente muchos esclavos Kurkan y
planeaba esconderlos durante la subasta. Ishakan se rió vagamente.
"Realmente... hay una razón por la que la familia real de Estia aún no está
arruinada." Las cejas de Ishakan se arrugaron. "¿Sabes qué? Un traficante
de esclavos siempre estuvo un paso adelante de nosotros. Pensé que se
trataba de alguien capaz, así que lo busqué. Entonces descubrí que eras tú."
Su sinceridad se reflejaba en las absurdas palabras que salían de su boca.
De hecho, Leah había predicho que Ishakan rescataría a los Kurkan, por lo
que se movió aún más rápido. Tuvo que interferir, para obtener la ventaja.
Sin embargo, no le dijo esto, no había necesidad de mencionarlo cuando las
negociaciones aún no habían comenzado. Ella tenía que ocultar todos los
detalles que pudiera.
Matrimonio Depredador - Capítulo
72

Capítulo 72. La Noche de Luna Llena (2)


Leah se deshizo de esos pensamientos y dijo: "No esperaba encontrarte
aquí."
Aunque esperaba que Ishakan participara en esta subasta, no esperaba
encontrarlo aquí. Ella había planeado originalmente irse antes de que la
subasta comenzara, manteniendo de esa manera su perfil de incógnito.
Además, como mucho, había pensado que se infiltraría como invitada.
Inesperadamente, había terminado revelándole como traficante de esclavos.
"¿Cómo entraste?" Ella preguntó.
A Leah le costaba creer que había vulnerado la estricta seguridad. Ishakan
incluso había llegado hasta la habitación de recepción.
Ishakan se rió ante su sorpresa. "Bueno. ¿Se supone que debes estar más
sorprendida que yo?" Insinuó juguetonamente.
Después, el silencio dominó la habitación. Leah se dio cuenta demasiado
tarde de que había estado sentada en el regazo de Ishakan durante
demasiado tiempo. Inconscientemente, no le había parecido extraño. De
hecho, estaba acostumbrada a que su piel tocara la de él. El hecho de que se
sintiera cómoda estando con Ishakan, en una posición tan íntima, la
sorprendió.
Como indicaban sus instintos, ella comenzó a liberarse de su control. Sin
embargo, los gruesos brazos de Ishakan que se habían envuelto alrededor de
su cintura no mostraron ninguna intención de soltarse. Atrapada en su
agarre de acero, levantó la cabeza y lentamente se encontró con sus ojos.
"Lo que pregunté el otro día." Ishakan expresó con modestia.
Leah se quedó atónita en cuanto escuchó su tono bajo y tenue. Ella intentó
evitar su mirada. Ishakan le agarró el mentón y lo levantó para que ella lo
mirara directamente.
"¿Has pensado en ello? Te has escapado sin darme la respuesta."
Su voz ronca le hacía cosquillas en la oreja. Le parecía extraño. Los
sentimientos que despertaba en ella, a pesar de que había preparado su
respuesta de antemano, hicieron que se detuviera por un momento. Quería
decirle que olvidara su conversación, que la había sacado a relucir
casualmente y que la dejara en paz. Sin embargo, esas palabras se negaron a
salir de su boca.
Si estuviera en el pasado, lo habría dicho sin dudarlo. Pero ahora, las
palabras obstruían su garganta. No importaba qué, no podía forzarse a
soltarlas.
Su pulgar tocó lentamente el labio de ella deslizándose hacia la parte
inferior, mientras su boca se cerraba con fuerza. Ishakan susurró mientras
rozaba su nariz con la de ella.
"No necesitas vivir responsablemente, Leah."
"......"
El calor de su aliento, y su nariz acariciándola le hizo sentir una emoción
indescriptible. ¿Por qué estaba siendo tan dulce?
"Parece que eres la única que quiere seguir con la negociación. ¿Por qué
estás tan atada a la familia real?"
Podría convertirse en una fugitiva. Tirar todo por la borda y vivir
libremente.
Las suaves y retorcidas palabras sonaban tan dulces que ni siquiera un dátil
de palmera bañado en miel podía compararse. Su significado implícito la
atrajo.
Leah lo miró embelesada. El peso de las responsabilidades que tenía sobre
sus hombros era casi insoportable, y la libertad que había elegido -la
muerte- sería el destino que tendría como princesa. Ishakan diciéndole que
se deshiciera de todas las cargas que pasaban por su mente.
Si Ishakan, como prometió, se responsabilizara por ella, ¿Podría ella dejarlo
todo? El hombre que tenía delante de ella, desde que llegó a su vida, la
había puesto patas arriba.
Leah levantó la voz impotente.
"...¿Por qué necesitas hacer esto por mí?"
"...Por ahora, digamos. Somos compatibles en la cama."
Al escuchar sus detestables palabras, ella lo miró de forma punzante.
Ishakan se echó a reír ante su mirada. Su risa gradualmente se desvaneció,
llevando la atmósfera a un cómodo silencio una vez más.
Los ojos dorados miraban firmemente los violetas de Leah. Su mirada bajó,
viajando por su pequeña nariz, hasta la suave curva de sus labios. Su pulgar,
que antes había estado tocando sus labios, se metió lentamente en su boca.
Para su asombro, la suave y terciopelada lengua le lamió el dedo. Las
pestañas de Leah temblaron, sus instintos la traicionaron.
La luz de los ojos de Ishakan brilló aún más. Extraño. No podía encontrar
las palabras adecuadas para describirlos claramente, pero sus ojos dorados,
hoy los encontraba particularmente únicos.
Era como si la hubiera hechizado, atrayéndola hacia él.
El rey lentamente acercó su cara a la de ella. Su pulgar se deslizaba
lentamente a lo largo de los dientes de ella. Ishakan entrecerró los ojos
mientras sonreía y susurraba seductoramente.
"¿Sabías que hoy hay luna llena?"
¡SLAM!
Al segundo siguiente, la puerta se abrió de par en par, irrumpiendo a la
pareja inmersa en su propia burbuja. Al escuchar el sonido, Leah se
sorprendió y se alejó rápidamente de Ishakan.
Quien apareció fue Genin, agarrando el cuello del Conde Valtein que estaba
parado a su lado. La boca de Genin se abrió ligeramente. Sus palabras se
quedaron atrapadas en su garganta mientras señalaba a Leah, atónita.
El Conde Valtein, que había entrado en la habitación junto con Genin, se
sorprendió mucho cuando vio a Ishakan y a Leah juntos.
Se creó una atmósfera algo tensa y peculiar.
Mientras el Conde Valtein maldecía en su mente, alguien apareció detrás de
la cabeza de Genin.
"¡Ahh!"
La persona que exclamó, también se sorprendió en cuanto vio a Leah. Se
trataba del simpático Kurkan que había llevado a Leah al palacio real el otro
día. Abrió la boca y murmuró.
"¿Qué es esto...? ¿Por qué está la princesa aquí...?"
Ishakan chasqueó su lengua, reflejando un rostro ligeramente insatisfecho.
El hombre, llamado Haban, entró urgentemente, por lo que Ishakan acercó a
Leah. Actuaba como si los demás fueran una plaga que no podían poner sus
ojos en Leah.
"¡Dijiste que tenías autocontrol!" Haban exclamó, exaltado.
"Sí. No funcionó bien." Ishakan respondió con calma, bajando a Leah de su
regazo. Agarrando la parte trasera de su cuello, colocó su cabeza sobre su
pecho. Su otra mano bajó hasta su cintura, y su pulgar trazaba pequeños
círculos en ella. "Creo que he mentido, Haban."
Haban, con la mirada fija en la cara roja de Leah. "¿Qué dijo Ishakan?"
"No dijo nada, excepto que hoy había luna llena..."
Respondió Leah perpleja. Ishakan se enfadó y gritó a Haban.
"¡Has estado diciendo muchas tonterías!"
Genin soltó el cuello del Conde Valtein y se acercó lentamente a ella. Luego
robó con cuidado a Leah de Ishakan, poniendo a Leah detrás de ella y
asegurándose de que su gran cuerpo la ocultaba.
Sin tener idea de su silenciosa guerra fría, Leah preguntó qué estaba
pasando. Genin se dio la vuelta y la miró fijamente. Tenía un tono de voz
tenso mientras respondía.
"Cuando los kurkanos mencionan la luna llena, normalmente tiene un
significado sexu4l. "
"¿Eh?" Leah abrió la boca sorprendida.
"El día en que sale la luna llena..."
Genin miró al Conde Valtein mientras susurraba en voz baja, asegurándose
de que sólo Leah la escuchaba.
"Es la temporada de apareamiento."
Matrimonio Depredador - Capítulo
73

Capítulo 73. Los Planes de Ella (1)


Leah no pudo evitar la sorpresa, pero hizo lo posible por ocultarlo. Sabía de
la temporada de apareamiento de las bestias, por supuesto, pero sólo lo
había leído en libros.
Mientras Leah se tambaleaba, tratando de resolver sus pensamientos
acelerados, Genin continuó su explicación con calma. "Es lógico que un
Kurkan sin pareja se aparee y busque cumplir con su instinto de
reproducción", afirmó, totalmente tranquila.
Haban intervino, asegurándole que no debía preocuparse. Era
completamente normal que su especie actuara más impulsivamente cuando
estaba en frente de su pareja.
Al escucharle mencionar esto, a Leah se le ocurrió un pensamiento de
repente, y enseguida se dirigió a Genin, que siempre parecía acompañar a
Ishakan. "Quizás..." Leah comenzó, pero inmediatamente fue interrumpida
por Genin, que había previsto lo que iba a decir a continuación.
"Nunca fuimos una pareja", dijo, a la defensiva. "A menudo nos confunden
porque siempre estamos juntos, pero te lo aseguro; mi esposo es mucho más
guapo".
Genin continuó explicando que mientras Ishakan actuaba de forma frívola,
su esposo no. Era considerado y cuidadoso. Ella presumió de su esposo,
inculcando a Leah una impresión muy generosa de este hombre
desconocido. Genin parecía muy acostumbrada a felicitar a su pareja.
Cuando terminó su alabanza, Genin volvió al tema principal como si nada
hubiera pasado. Ishakan y Haban sólo se encogieron de hombros levemente.
"Los Kurkan son un poco diferentes durante la luna llena. Tu cuerpo no será
capaz de soportarlo." Genin eligió no dar más detalles, sabiendo que si lo
hubiera hecho, Leah no habría sido incapaz de lidiar con la fuerza de la
conmoción resultante. "Debes alejarte de Ishakan tanto como sea posible",
dijo. "Especialmente hoy."
Entonces, las grandes y fuertes manos de Genin se extendieron suavemente
hacia la princesa. Tomó los cordones de la túnica de Leah y cuidadosamente
los tiró, manipulándolos para ocultar mejor la piel clara de la princesa. Sus
acciones se hicieron de forma cuidadosa, como si Leah fuera tan delicada
como una muñeca de porcelana. Dudaba en tocarla, quizás, después de
haber sido testigo de su desmayo anteriormente. Haban tenía la misma
actitud.
"Su Alteza", comenzó, "mi nombre es Haban". Me disculpo por no haberme
presentado formalmente, sobre todo teniendo en cuenta que la había visto el
otro día."
Junto con la cortesía de su presentación, Haban suavizó su voz. Parecía
cauteloso, como si hablar más alto pudiera dañar los oídos de Leah. Se
sentía ridículo, pero sabía que debatir su fragilidad sería inútil al final. Por
lo tanto, simplemente lo descartó.
"Oh", Genin exhaló, notando la temblorosa figura del conde. "Siento
haberte molestado", murmuró, y la cara de Valtein palideció.
El Conde Valtein quería decir que habría muerto si Genin lo retenía más
tiempo. En lugar de eso, no dijo nada y desistió de decir sus quejas.
Rompiendo la tensión, Ishakan se levantó de su asiento, con los brazos
cruzados. El dominio de su postura hablaba de su confianza. "El traficante
de esclavos que estábamos siguiendo era la princesa", dijo.
Genin y Haban miraron a Leah, sus ojos se agrandaron con asombro. Les
resultaba difícil creer que esta delicada princesa era la fuente de todos sus
problemas, que siempre estaba un paso por delante de ellos.
Ishakan se rió con buen humor. "Creo que he recibido un golpe sólido."
Mientras todos los demás se entretenían con esta información, el Conde
Valtein seguía siendo cauteloso. Agarró el dobladillo de Leah, sus ojos
transmitían un miedo ferviente. Sabía de la supuesta brutalidad de los
Kurkan, y temblaba, temiendo que le retorcieran el cuello ante la más
mínima provocación.
Para consolarlo, Leah le dio una suave palmada en la mano. Sin embargo,
esto sólo hizo que Valtein se encogiera aún más, puesto que Ishakan, que
acababa de terminar de hablar, lo miró fijamente.
Antes de que el pobre Conde Valtein se desmayara, Leah abrió la boca para
hablar. "Entonces, ¿Qué planeas hacer?"
Ishakan mantuvo su mirada. Fue un milagro que de alguna manera, todos se
reunieran al mismo tiempo y en el mismo lugar. Sabía que había otros
Kurkan ocultos en las cercanías también.
Leah, mientras tanto, no podía descifrar lo que pasaba por la cabeza de
Ishakan. Era un hombre inescrutable, pero ella sabía, al menos, que
cualquier estrategia que tuviera en mente probablemente no conduciría a
una solución pacífica. Si se le permitía proceder como deseaba, Leah podía
arriesgarse a arruinar su meticuloso plan. Necesitaba eliminar las semillas
de los problemas antes de que pudieran surgir. Necesitaba un medio para
controlar a los adversarios potenciales que no preveía encontrar.
"Si nuestros objetivos son los mismos, sería mejor unir fuerzas", ofreció
Leah.
"Bueno... Tienes razón..." Ishakan sonrió lentamente. "¿Qué estás pensando,
princesa?" Le hizo una invitación para discutir su plan con mayor detalle.
Leah le explicó brevemente, con el objetivo de persuadirlo hacia la
dirección menos desastrosa. "Entonces, si encontramos donde están
atrapados los Kurkan..."
"Das un poco de miedo, princesa", dijo el Conde Valtein, levantando
tímidamente la comisura de sus labios, forzándose a no reírse de su propia
broma. Sabía que si se reía, lo echarían de la habitación.
"Debemos ir tras ellos. Juntos", sugirió Ishakan, con la autoridad en su voz.
"Pero..." Leah protestó rápidamente. La idea era absurda.
"Podemos seguirlos sigilosamente", añadió Ishakan cómodamente. "Debes
permitir esto."
Era un hombre que sabía cómo presionar a los demás. Leah no había
previsto esto, pero no podía encontrar una excusa para quejarse. Quizás
incluir a los Kurkan y revisar su plan actual sería lo mejor.
Leah reflexionó durante un momento, antes de decir. "Si lo hago, ¿Seguirás
mis planes?" le preguntó en voz baja.
Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Ishakan. "Sólo tú puedes
relegar al rey de los Kurkan a tal sumisión."
"No necesito a alguien que se interponga en mi camino", dijo Leah,
sabiendo muy bien lo travieso y astuto que era el rey ante ella.
Matrimonio Depredador - Capítulo
74

Capítulo 74. Los Planes de Ella (2)


Ishakan parecía satisfecho con su plan. Eso alivió a Leah, puesto que la
persona que podría causar la mayor alteración estaba ahora dispuesta a
cooperar. Estaba a punto de seguir hablando cuando de repente escucharon
que alguien estaba tocando la puerta.
Resultó ser un legítimo empleado de la subasta. En un instante, los Kurkan
desaparecieron y la habitación quedó desprovista de su presencia, como si
nunca hubieran estado presentes. Limpiaron cuidadosamente cada pizca de
su rastro y se escondieron.
Leah y el Conde Valtein también se pusieron rápidamente sus máscaras.
Tan pronto como permitieron la entrada del empleado, la puerta se abrió y
entró un escolta. "Todo el mundo está esperando", anunció.
Antes de la subasta, se esperaba que los traficantes de esclavos se reunieran
y tuvieran una breve reunión. Representaba el obstáculo más difícil en su
camino, pero la parte más importante de su plan.
"Vamos ahora. Lidera el camino." La voz de Leah sorprendió al empleado,
quien rápidamente bajó la vista.
"Yo la guiaré entonces, dama."
Leah y el Conde Valtein siguieron al escolta. El Conde Valtein se limpiaba
silenciosamente la palma de su mano empapada de sudor, en el dobladillo
de su túnica. Viendo lo nervioso que estaba, Leah sintió pena por no
explicarle la situación adecuadamente de antemano y simplemente
arrastrarlo en esto.
Leah miró con indiferencia hacia delante, contemplando el oscuro entorno.
Ishakan probablemente iba detrás de ellos en silencio, pero no podía sentir
su presencia en absoluto.
Para la reunión con los traficantes de esclavos, Leah tomó la iniciativa. No
podía confiar en el Conde Valtein, puesto que una persona temerosa tendría
dificultades. Después de todo lo que había pasado, no serviría que estos
astutos comerciantes de esclavos tuvieran información errónea. Así que,
después de una cuidadosa consideración, Leah decidió involucrarse
directamente.
Sin embargo, sus planes quedaron bruscamente interrumpidos cuando se vio
perturbada por la inesperada aparición de los Kurkan. No conocía todo el
rigor de Ishakan, pero sabía que era muy capaz de hacer ciertas cosas...
Mientras caminaba, su mente estaba llena de pensamientos complicados,
esperaba que Ishakan fuera paciente.
Después de pasar por un laberinto de pasillos, finalmente llegaron a la
reunión de los traficantes de esclavos. La habitación estaba bastante oscura.
Había una mesa redonda en el centro, y los escoltas de los comerciantes de
esclavos estaban uno al lado del otro. El Conde Valtein titubeó al moverse
para ponerse al lado de los escoltas.
Había un total de ocho personas, incluyendo a Leah. Los comerciantes de
esclavos no se limitaban a los descendientes de Estia, dado que algunos
provenían de diferentes rincones del continente. Se cubrieron con máscaras
y túnicas, ocultando todo su cuerpo. Leah los observaba, y ellos la
observaban a su vez.
Desde el momento de la llegada de Leah, la miraron abiertamente. A pesar
de que estaba cubierta de pies a cabeza como los demás, con su propia
túnica y máscara, no podía ocultar su delgado y pequeño físico. La frágil
carne que se asomaba bajo su atuendo obviamente no era la de un hombre.
La mesa redonda no tenía ningún asiento elevado, pero a pesar de la
supuesta igualdad, la clasificación implícita entre ellos no desaparecería.
Sentado frente a Leah había una figura robusta, era el más poderoso
traficante de esclavos presente.
Los traficantes de esclavos continuaron observándola atentamente incluso
después de que se sentara, con sus ojos brillando maliciosamente.
Consciente de sus miradas lascivas, y aguantando a pesar de ello, Leah
abrió lentamente la boca.
"Es la primera vez que me presento ante todos ustedes."
Un vendaval de risas estalló en el aire. El hombre de físico robusto habló
con voz ronca. "No sabía que eras una mujer", dijo.
Los otros comerciantes de esclavos hablaron, uno por uno.
"Su voz es bonita. ¿Su cara será igual?"
"Su cuerpo es tan pequeño."
"Las mujeres de físico pequeño son muy populares en estos días. Debido a
la princesa, se venden bastante bien."
Sus palabras estaban impregnadas de ridiculez. Leah se había preparado
para un mal comportamiento, sin embargo, su corazón comenzó a hundirse
por la preocupación. Su nerviosismo provenía del conocimiento de que
Ishakan se escondía cerca, observándolos.
Leah dio un ligero toque en la mesa con su dedo. Los comerciantes de
esclavos se callaron al instante.
"¿Es el género tan importante cuando se trata de comprar y vender?" ella
preguntó, con un tono de voz fuerte y frío. "¿No debería el beneficio ser lo
más importante?"
Aunque no podía mirar sus rostros y presenciar sus reacciones, sentía su
atención absorta sobre ella. Leah inclinó su cabeza.
"Si soy la única presente con esa mentalidad, entonces supongo que no
debería haber venido."
Tan pronto como Leah terminó, el hombre que estaba al otro lado de ella
volvió a reírse a carcajadas.
"Es algo poco común que una mujer sea una comerciante de esclavos.
Todos están asombrados. Espero que lo entiendas", dijo, con la barbilla en
una mano. "Además, es muy sorprendente descubrir que la que nos ha
reunido a todos es una pequeña dama como tú."
La burla se notaba claramente en su voz. Una amplia sonrisa se extendió
por su cara.
Leah lo miró fríamente. "Aceptaré eso como una disculpa."
"Jaja, sí... De todos modos, cooperemos bien. Nos veremos a menudo en el
futuro."
No era un mal comienzo, pero significaba que a partir de ahora, Leah no
podría retirarse. Sus conversaciones se volvieron serias, y el plan que ella
puso en marcha había comenzado a desarrollarse. Leah se mantuvo firme en
sus intenciones.
Sin embargo, un evento que sucedió pronto, estremeció su corazón.
"Ya que esto parece el destino, me gustaría ofrecerles a todos un poco de
entretenimiento..."
Luego, el hombre gritó fuertemente para que algunas personas entraran. La
puerta trasera se abrió, y una fila de mujeres de olor dulce entraron
rápidamente a la habitación. Sostenían bandejas cargadas de alcohol y se
sentaron, una por una, junto a los comerciantes de esclavos.
"No tienes que sentirte tan rígida", se rió el hombre. Sus brazos se
envolvieron alrededor de la cintura de la mujer sentada a su lado. Leah se
había puesto tensa, sorprendida por su repentino y desagradable despliegue
de generosidad.
"Oh, y no te preocupes, también te atenderé a ti", le aseguró, riéndose entre
dientes ante su vergüenza. "¡Denle a esta dama un hombre bárbaro!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
75

Capítulo 75. Jóvenes Oprimidos


Los traficantes de esclavos tenían sus propias muestras de hospitalidad.
Transmitir amabilidad y mostrar buena voluntad representaba una tarea
crucial para ellos, porque les ayudaba a ganarse la confianza de sus
cautelosos compañeros.
El Conde Valtein, que estaba siendo testigo de la escena que se
desarrollaba, no podía alterarse. Se quedó tieso, preocupado con la idea de
que Ishakan los observaba desde las sombras.
Sin embargo, sabía que Leah no podía rechazar el favor de los traficantes de
esclavos. Y, para empeorar las cosas, no podía permitirse el lujo de actuar
precipitadamente, siendo observada como por los que la rodeaban.
Escudriñaron cada uno de sus movimientos. Cualquier acto no calculado
podía disolver instantáneamente la poca confianza que había logrado
generar, un error que Leah no podía permitirse.
A medida que el tiempo pasaba, un esclavo varón vino a atender a Leah.
Como las esclavas, estaba vestido de colores, con vino en su mano. Sin
embargo, su esbelto cuerpo le llamó la atención, porque tenía un tipo de
cuerpo comparable al de Haban.
La diferencia más evidente entre ellos estaba en su musculatura; la figura de
Haban puede considerarse delgada, pero se veía tonificada y fuerte. No
podía considerarse débil en lo más mínimo, sin embargo el esclavo
masculino que tenía delante parecía como si no tuviera nada más que piel y
hueso.
Poseía la quintaesencia de los ojos claros y la piel oscura de los Kurkan,
pero no tenía ni un solo músculo. De no ser por los tatuajes en la parte
trasera de su cuello, Leah no se habría dado cuenta de que era un Kurkan.
<< Nota: Quintaesencia - cualidad más pura de una cosa. >>
Caminando suavemente, el esclavo se acercó a Leah, sentándose a su lado.
Emanaba un dulce aroma a melocotón. El perfume a base de frutas le hacía
cosquillas en la nariz, y ella se puso rígida.
El comerciante de esclavos, que aún acariciaba a la esclava Kurkan que
estaba a su lado, miró a Leah. "¿No es de tu agrado?", dijo. "Es un esclavo
precioso, que ahora te estoy regalando. O, tal vez, ¿Prefieres uno más
atlético?"
Se preparó para llamar a otro esclavo, listo para reemplazar al débil Kurkan
que estaba a su lado. Sin embargo, consciente de la precaria naturaleza de
su situación y cautelosa de permitir la entrada de más forasteros, Leah lo
detuvo inmediatamente.
"No, está bien. No esperaba que esto ocurriera durante nuestro encuentro",
ella respondió, con la voz entrecortada.
"No hace falta que seas tan formal. Sólo ponte cómoda y relájate.
¡Disfruta!", se rió el comerciante de esclavos. Apretó a la esclava Kurkan
más fuerte, tirandola hacia él, haciendo que emitiera un pequeño grito.
Leah frunció el ceño. Sentía como si estuviera sentada en una silla de
espinas. El esclavo le sirvió una copa de vino de fruta dulce.
"Por favor, tome un trago, dama."
Sin embargo, Leah no aceptó la bebida que le ofreció, y el comerciante de
esclavos, al darse cuenta, frunció el ceño consternado. Bajó la mirada, con
los párpados caídos, antes de parpadear y preguntar: "¿No le gusta el vino?"
Ante su pregunta, Leah levantó su copa para mojarse los labios. El potente
sabor del vino se filtró a través de su lengua, y ella miró al hombre, que
ahora estaba sonriendo alegremente. Una extraña sensación la invadió, y no
pudo encontrar las palabras adecuadas para expresar lo absurdo de la
situación.
Era una hazaña difícil esclavizar a los Kurkan porque se trataba de
guerreros natos. Sin embargo, cuanto más difícil resultaba la tarea, más se
codiciaba el resultado y, por lo tanto, mayor era su valor. Si los Kurkan eran
particularmente hermosos también, entonces ese valor sólo aumentaría,
convirtiéndose virtualmente en algo invaluable.
Como resultado, los traficantes de esclavos se dedicaron esencialmente a
curar y esclavizar estos bienes excepcionales, con la intención de satisfacer
a sus codiciosos clientes. Pero eso planteaba la pregunta: ¿Cómo era posible
todo esto cuando los Kurkan eran guerreros tan orgullosos? Seguramente,
los traficantes de esclavos podían ser fácilmente derrotados.
La respuesta, entonces, está en la juventud vulnerable de los Kurkan.
Los Kurkan maduros ya estaban entrenados, demostrando que eran fuertes y
experimentados luchadores. Resultaba difícil, si no imposible, capturarlos, e
incluso más difícil de domesticar. En caso de que fueran capturados, la
probabilidad de que escaparan era muy alta. Por lo tanto, los comerciantes
se dirigieron a aquellos que eran todavía jóvenes e ingenuos. Aquellos
fundamentalmente incapaces de luchar contra sus secuestradores.
Se trataba de un ciclo repugnante. Un joven e inculto Kurkan no era
diferente de una joven bestia. Eran débiles, carecían de entrenamiento, y
podían fácilmente ser formados como esclavos con el tiempo, a través de
una estricta enseñanza.
Sin embargo, su educación estaría lejos de la normalidad. Serían
severamente golpeados y abusados hasta que sus identidades como Kurkan
se les evaporaran, olvidando lo que una vez fueron. Se les enseñaba su
valiosa sumisión y obediencia a través de la violencia despiadada,
renaciendo entonces como esclavos mansos incapaces de oponerse a sus
dueños incluso mucho después de haber alcanzado la edad adulta.
Debido a este exigente proceso, los esclavos Kurkan se comercializaban a
precios tremendamente altos. Sin embargo, aunque los comerciantes
deseaban adoptar esta práctica, beneficiándose de grandes sumas, no
podían. Se quedaron sin los esclavos en cuestión, puesto que los esclavos
Kurkan eran una rareza exorbitante.
Especialmente los nobles ricos y los comerciantes que querían tenerlos se
desesperaban, creando una base de consumidores desesperados por
obtenerlos. Esto llevó a los comerciantes de esclavos y mercenarios, a
devanarse por su fervor. Sus ojos estaban inyectados de sangre,
envenenados por la codicia y el deseo.
Posteriormente se estableció una ruta de comercio de esclavos, cuyo punto
de apoyo era Estia. Estia representaba un lugar privilegiado para ello,
puesto que bordeaba el desierto occidental, que servía de hogar a los
Kurkan.
Matrimonio Depredador - Capítulo
76

Capítulo 76. El Preciado Esclavo (1)


En esa época, Leah se interesó en la industria de la esclavitud debido a la
creciente actividad. Una batalla había tenido lugar, en la que los
comerciantes de esclavos rivales buscaban posicionarse estratégicamente en
Estia, el lugar más conveniente para el secuestro. Al tratar de suprimir los
disturbios correspondientes, Leah se había familiarizado con los esclavos
Kurkan, y esa nueva conciencia le infundió un profundo dolor.
A ella le molestaba la cruel realidad del destino de los esclavos Kurkan y su
propia impotencia. Aunque era la princesa de Estia, no podía hacer nada por
ellos.
Cuanto más lo pensaba, más se enojaba Leah. Las vidas de los Kurkan eran
iguales a la suya. Podía incluso identificarse parcialmente con ellos de
alguna manera. Leah se había visto obligada a soportar los excesivos
esfuerzos de Cerdina para arruinarla toda su vida. No podía oponerse a
Cerdina, y vivía oprimida por ella, atada al reino desde su nacimiento. Su
sangre real representaba su muerte, casi como la de los Kurkan, cuya sangre
y raza dictaba su valor.
|Debes ser la princesa perfecta, Leah.|
Mientras Leah recordaba los momentos pasados con Cerdina, la voz de
Cerdina parecía rozar tangiblemente sus oídos. Temblando, Leah se mordió
los labios para no pensar. No estaba en una situación donde pudiera estar
recordando o pensando de manera depresiva. Tenía una tarea que cumplir y
gente que salvar.
Un último deber que cumplir para su país. El peso del futuro de Estia
pesaba mucho sobre sus hombros.
El Kurkan masculino junto a Leah se inclinó hacia adelante y susurró
mientras ella bajaba su copa de vino con cuidado.
"Tengo curiosidad por saber qué cara está detrás de esta máscara... ¿Qué tan
hermosa serías?"
Un fino dedo rozó los hombros de Leah. Instantáneamente, ella se
estremeció y lo apartó, poniendo casualmente su mano en contacto con la
del esclavo. Ella respiró profundamente.
El esclavo simplemente sonrió. Tal vez a propósito la hizo beber
demasiado, con la intención de emborracharla. Después de mirarlo mientras
se aferraba firmemente a ella, Leah susurró: "Escúchame con atención."
"¿Sí?"
"No tengo intención de hacer nada contigo, así que compórtate con
moderación", dijo. Luego, en voz baja añadió: "Estoy aquí para salvarte."
La mirada del Kurkan comenzó a vacilar, pero contuvo hábilmente sus
emociones. "Tu broma es demasiado para soportar", respondió.
"Pronto descubrirás si estoy bromeando o no. ¿Puedes correr? Si no puedes,
dímelo ahora."
Leah le preguntó por adelantado porque sabía que había casos en que a los
esclavos les cortaban los músculos para dificultar la fuga. Les impedía huir
si lo deseaban o si lo habían intentado previamente.
El Kurkan masculino sonrió de forma delicada y floreciente, pero la luz de
sus ojos brillaba.
"Por supuesto". Leah pudo detectar una débil intención asesina bajo su
gentil voz. La perspectiva de causar estragos lo emocionaba. "Puedo hacer
más que eso", le susurró al oído.
Aunque parecía que la situación de Leah y la de los Kurkan se parecía,
había una diferencia clave entre ellas. Los Kurkan podían ser esclavizados
toda su vida y disciplinados para una obediencia absoluta, pero no dudarían
en aprovechar la oportunidad de escapar, incluso si eso significaba soportar
palizas y abusos.
Este esclavo Kurkan masculino, por ejemplo, había superado el lavado de
cerebro que lo había impulsado durante toda su vida. En su interior llevaba
la sangre de los Kurkan, con la misma resistencia que, una vez madurada,
los convertía en formidables guerreros y oponentes imparables.
No importaba lo joven, enfermo o frágil que fuera un Kurkan, su verdadera
naturaleza estaba de su lado. No importaba si eran esclavos, guerreros,
niños o ancianos. Si nacen como Kurkan, mueren como Kurkan.
Se diferenciaban de Leah, que sólo dudaba una y otra vez...
Detrás de su máscara, Leah se mordió el labio con fuerza nuevamente. La
avalancha de emociones que se produjeron al presenciar la esperanza
inmediata y la valentía del esclavo la tomó desprevenida. En un sutil
momento, sintió las diferencias entre ellos tan profundamente como si
fueran la tierra y el cielo. Sin embargo, ella rápidamente apartó esos
sentimientos y luego levantó su voz para que todos la escucharan.
"Quiero discutir la distribución de beneficios."
Al escuchar hablar de dinero, los mercaderes de esclavos inmediatamente se
concentraron en ella. En sus ojos se reflejaban la codicia. Le prestaron toda
su atención a Leah.
"¿Distribución de beneficios?" preguntó un comerciante de esclavos,
levantando su copa de vino y tomando un sorbo. Se trataba del hombre de
cuerpo robusto, el que parecía tener la posición más alta entre ellos. Leah
sabía de la gran influencia de este hombre. "Cada uno de nosotros tomará su
parte respectiva, que en total ascendería al 70% de las ganancias", dijo.
"Luego nos repartiremos el 30% restante entre nosotros."
"Eso es correcto. Y, como compartiremos el 30%, quiero inspeccionar a los
Kurkan que ofrecen. Necesito ser minuciosa. Después de todo, no serán los
únicos que sufran si venden productos de mala calidad."
Leah inclinó la cabeza y continuó, de forma convincente.
"Por supuesto, es para evitar pérdidas."
Matrimonio Depredador - Capítulo
77

Capítulo 77. El Preciado Esclavo (2)


"Jaja, me gusta esto". Se rió de las palabras de Leah. Luego, mirándola
fijamente, bajó su copa de vino. La esclava Kurkan que estaba a su lado se
movió inmediatamente para rellenar la copa con la jarra.
El comerciante de esclavos se llevó la copa a los labios, sorbiendo mientras
miraba a Leah. No podía deducir nada simplemente observando la máscara
que ocultaba su rostro y la túnica negra que llevaba, sólo podía mirar la piel
descubierta de su mano.
"Tu confianza es bastante abrumadora", se ofreció finalmente. "¿Crees que
tus propios esclavos son tan buenos?"
"Son lo suficientemente buenos como para cambiar la historia de esta casa
de subastas."
No era una mentira porque el Rey Kurkan estaba presente, pero el
comerciante de esclavos se rió de la aparentemente ridícula declaración de
Leah y respondió: "Te mostraré todo lo que quieras, pero como lo que tengo
es bastante confidencial, no puedo mostrárselo a muchos otros". Apartó a
un lado a la mujer que estaba sentada a su lado. "Estará bien si sólo somos
nosotros dos. Entonces puedes comprobarlo."
"Eso no suena mal", respondió Leah, despreocupada, y asintiendo con la
cabeza.
El comerciante de esclavos se levantó de inmediato e hizo un gesto hacia
Leah.
"Sígueme."
Abrió una puerta detrás de una mujer, y Leah se puso de pie en silencio,
siguiéndole de cerca. Sabía que no estaba sola, por lo que trató ser lo más
rápida posible.
El pasillo de la puerta trasera era muy diferente al que Leah había usado
inicialmente para entrar en la sala de reuniones. Tenía luces brillantes, y
había una alfombra gruesa cubriendo el suelo. Se trataba de un pasillo que
conectaba la sala de reuniones con la casa de subastas.
El comerciante de esclavos se detuvo frente a una gran puerta de hierro y
sacó una llave.
¡CLANG!
El sonido de acero chocando entre sí resonó cuando la pesada cerradura de
la puerta se abrió de golpe. El comerciante exageradamente extendió sus
brazos, pretendiendo actuar como un caballero que la escoltaba.
Cuando Leah entró, la puerta se cerró detrás de ella. La atmósfera del
interior la repugnaba mucho más de lo que esperaba. El asco que se sentía
dentro de ella no se podía explicar.
Una pequeña niña Kurkan estaba acurrucada en una enorme cama cubierta
con suaves edredones. Sus extremidades eran pequeñas y delgadas. Estaba
claro que aún no había alcanzado la pubertad. Tenía grandes y pesadas
esposas presionando sus prematuros huesos. Las cadenas se extendían
desde las esposas hasta las esquinas de la cama, donde unas sólidas barras
de hierro se mantenían erguidas, entrelazándose con los postes de la cama.
Tan pronto como el comerciante de esclavos entró en la habitación, la niña
se puso de pie, su expresión previamente en blanco se transformó en una
expresión de miedo. Se estremeció, huyendo a la esquina de la habitación.
El comerciante de esclavos puso su brazo sobre los hombros de Leah.
"Como sabes, las jóvenes Kurkan son las más caras. Entonces, ¿Qué
piensas de esto? ¿Estás satisfecha?" preguntó con satisfacción. Estaba claro
el orgullo que sentía por su pieza.
Acercó su cuerpo a Leah. Ella pudo sentir su aliento áspero.
"Sólo estamos nosotros dos aquí. Antes de que te vayas, ¿Por qué no te
quitas todo esto? Desde el momento en que empezaste a hablar, no pude
evitar preguntarme qué tipo de cara podría encontrarse detrás una voz tan
bonita...!"
No había necesidad de seguir escuchando la avalancha de suciedad que
salía de la boca asquerosa del comerciante de esclavos. Leah sabía que su
protector debía haberla seguido.
Dijo su nombre.
"Ishakan."
El comerciante de esclavos comenzó de repente a temblar, exhalando
profundamente. Al instante siguiente, un fuerte golpe resonó por toda la
habitación. El pesado cuerpo del comerciante se había desplomado en el
suelo. Un chorro de líquido caliente salió de su cadáver, manchando la
alfombra de un profundo tono rojo oscuro.
Un sólido brazo se enrolló alrededor de la cintura de Leah por detrás.
Ishakan metió su cara en el cuello de ella.
"Estás poniendo a prueba mi paciencia, ¿Verdad?", susurró. Debajo de su
tono relajado, existía un calor latente, que se elevaba lentamente. "Casi los
mato a todos, Leah."
***
La casa de subastas de los ocho comerciantes de esclavos pronto se llenó de
posibles compradores. Se amontonaron como nubes reuniéndose en una
gigantesca tormenta.
La posición de Estia en el centro del continente le daba su estatus de
epicentro del comercio de esclavos. Sin embargo, el reino había anunciado
sus intenciones de tomar medidas drásticas contra esta práctica, por lo que
los asistentes de hoy se llenaron los bolsillos, conscientes de que este
evento podría servir como la última subasta de esclavos que se realice.
En respuesta a las expectativas de los invitados, los comerciantes de
esclavos trajeron sus mejores productos para exhibirlos. Se prepararon con
orgullo especialmente para esta ocasión. Muchos rumores se habían
extendido por toda la capital real, y la gente hablaba de la alta calidad de los
productos, de los codiciados esclavos que serían traídos a la exposición.
Debido a esto, la subasta se llenó hasta el tope de visitantes, escondidos en
el sótano de una gran mansión. A pesar de la ubicación apartada, situada en
las afueras de la capital de la ciudad, no había un asiento vacío en ningún
lugar.
Los ansiosos invitados disfrutaron del alcohol y la comida que se les sirvió
mientras esperaban tranquilamente a que comenzara la subasta. Incluso
mientras hablaban entre ellos, discutiendo sobre los esclavos bárbaros que
iban a venderse, no podían evitar que sus miradas se dirigieran a la gruesa
cortina que cubría el escenario. Impacientes por la gran revelación, todos
estaban atentos, curiosos por saber cuándo se levantaría finalmente el telón.
El público estaba emocionado. Sin embargo, la hora designada para el
inicio de la subasta ya había pasado, y las cortinas aún no se habían movido
ni un centímetro. Normalmente, si había un retraso en el procedimiento,
hacían un anuncio para calmar las preocupaciones de los invitados.
Sin embargo, no había ningún anuncio.
Matrimonio Depredador - Capítulo
78

Capítulo 78. Visión Sangrienta (1)


Mientras esperaban que comenzara la subasta, los invitados se cansaron.
Sus rostros se volvieron amargos, llenos de inquietud. Incluso los diligentes
sirvientes que alguna vez vagaron para atender a los invitados habían
desaparecido. La molestia se podía notar en la atmósfera. Un cliente
comenzó a gritar sin rodeos.
"¿Qué ha pasado? ¿Pasa algo malo?"
Los invitados se inquietaban cada vez más con cada minuto que pasaba.
Cuando la casa de subastas comenzó a retumbar con sus murmullos, el telón
finalmente se levantó.
Se suponía que las cortinas se enrollarían sin problemas, pero se levantaron
de forma ligeramente diferente. Se levantó de forma torcida, como si la
persona que tiraba de ella usara sólo un brazo.
Todo el escenario, cuando se reveló, estaba completamente oscuro. Un
hombre extraño salió de la oscuridad.
Llevaba una vestimenta holgada y mal ajustada que parecía como si la
hubiera robado de algún sitio. Su forma corpulenta, le hacía caminar de
forma incómoda, aunque ligera y similar a la de un gato. Se acercó al centro
del escenario y gritó enfáticamente.
"¡Genin!"
De repente, las luces se encendieron. La figura completa del hombre, ahora
visible, aturdió a los invitados. Sus mandíbulas cayeron y sus ojos se
agrandaron.
En el escenario había un bárbaro. Un Kurkan.
"¡Gracias por venir hoy a la subasta!" exclamó, con su voz sonando
alegremente por el aire. Sus hoyuelos acentuaban su amplia y entrañable
sonrisa. Los clientes, aún sin comprender la situación, se preguntaban si
todo formaba parte de una presentación. Podría tratarse de una introducción
organizada para la subasta final de esclavos del reino.
Sin embargo, algunos de los invitados más perspicaces se dieron cuenta de
lo que estaba sucediendo, e inmediatamente comenzaron a buscar una
forma de escape.
El hombre del escenario continuó hablando, captando la atención de la
multitud.
"Tal como todos han previsto, ¡Hoy celebramos un evento muy especial!
Así es..." El hombre extendió los dos brazos y gritó: "¡Todos ustedes son
ahora esclavos, perseguidos por los comerciantes de esclavos!"
La casa de subastas se sumió inmediatamente en el silencio, como si agua
helada hubiera empapado a todo el público. El hombre rió alegremente
mientras estaba parado frente a los invitados congelados. Sus hoyuelos, que
decoraban su cara como dos huecos elegantes, parecían estallar mientras
sonreía con una sonrisa malvada.
"¿Qué les parece? Suena divertido, ¿Verdad?"
El hielo se rompió. Los invitados gritaron frenéticamente, pasando por
encima de otras personas, sillas o mesas. Tropezaron en el camino hacia las
salidas, toda la habitación se convirtió en un caos total. El hombre se echó a
reír mientras veía a la gente correr hacia las puertas, abandonando su
dignidad. Los párpados del hombre se estrecharon. Sus ojos brillaban con
éxtasis.
"¡Damas y caballeros! A partir de ahora..."
Las bestias salvajes salieron de repente desde todas las direcciones. El
hombre saltó del escenario y se unió a la multitud.
"¡Espero que todos ustedes sean buenos para correr!" gritó.
***
Tan pronto como Leah liberó la cadena de la niña, ella corrió hacia el
comerciante que había sido su dueño. Saltó, pisoteándolo salvajemente,
desgarrándolo casi locamente, como si él, una cáscara sin vida, pudiera
morir una segunda vez.
Ishakan dominó a la chica que saltaba y la hizo a un lado. Luego registró el
cadáver y sacó un manojo de llaves del mismo. Estaban en su mano, el
primer símbolo de libertad de los esclavos Kurkan.
"Haban, Genin."
A su llamada, los dos aparecieron, y él les tiró las llaves.
"Todos se reunirán aquí", dijo.
Haban y Genin, tomando las llaves, comenzaron su búsqueda. Terminaron
poco tiempo después, regresando con todos los Kurkan cautivos. Estaban
vestidos decentemente porque habían sido capturados justo antes de que se
dirigieran a la subasta. Mientras Haban los guiaba, Genin se reportó con
Ishakan.
"Contrariamente al número que esperábamos, creo que falta uno. Tal vez
está en otro lugar", ella dijo.
"Era muy hostil, así que creo que estaba atrapado en una habitación
separada", gritó la niña. Estaba en cuclillas en el rincón, pero ahora
levantaba la mano. Arrastró los pies con determinación al encontrarse con
los ojos de Ishakan. "Puedo mostrarte dónde está."
Ishakan se volteó hacia Haban y Genin. "¿Cuánto tiempo tenemos antes de
que empiece la subasta?"
"Está un poco justo", respondió Haban.
Ishakan pensó en la respuesta de Haban por un momento antes de decidir.
"Iré con la princesa. En cuanto a todos ustedes..." se detuvo, con la
comisura de sus labios levantada. "Por favor, saluden a los invitados de la
subasta."
Los ojos de Haban y Genin brillaron. Hacía tiempo que no tenían una buena
acción, y todo esto estaba en un nivel completamente diferente.
Emocionados por liderar a los otros Kurkan, desaparecieron.
Leah esperaba que el Conde Valtein no se horrorizara demasiado por el
inminente baño de sangre. Ella e Ishakan se fueron, siguiendo a la niña.
Matrimonio Depredador - Capítulo
79

Capítulo 79. Visión Sangrienta (2)


El plan original de Leah consistía en rescatar secreta y silenciosamente a los
esclavos capturados. Liberarlos a todos, incluyendo a los Kurkan, y luego
escapar antes de que empezara la subasta. Sin embargo, su plan se desvió en
el momento en que Ishakan se involucró. De repente tuvo que aceptar todos
los cambios, que su presencia provocó.
Se las arregló para predecir un baño de sangre también, pero... Por el
aspecto de las cosas, casi parecía que el Reino de Estia sería derrocado a la
mañana siguiente.
Siguiendo a la niña Kurkan, Ishakan y Leah entraron en el sótano, evitando
ser detectados por los empleados de la mansión.
"¿Cuánta gente vas a matar?" Preguntó Leah, susurrando a Ishakan.
"Todos los comerciantes de esclavos. En cuanto a los clientes... Bueno, los
afortunados sobrevivirán, supongo."
Ishakan, que caminaba tranquilamente, abrazando a Leah, se detuvo un
momento y de repente miró hacia atrás. Un grito distante resonó desde la
casa de subastas.
"Debemos movernos rápido", dijo.
El lugar donde el último esclavo de Kurkan estaba atrapado, parecía estar
en algún lugar de la parte más profunda de la laberíntica mansión. Su ruta
comenzó a transformarse lentamente a medida que avanzaban, pasando de
paredes limpias y bien terminadas a las de piedra húmeda. Las escaleras de
madera podrida crujían con cada paso.
No había suficientes iluminación, por lo que no podían ver delante de ellos,
pero Ishakan guió hábilmente el camino.
"No puedo creer que estuviera encerrado en un lugar como este", murmuró
Leah en los brazos de Ishakan.
Parecía una prisión subterránea. Como un corral de caballos, sólo que
separado. Pensó que al menos podrían haber tenido la decencia de tenerlo
en un lugar más limpio si lo iban a vender.
"No creo que le hubieran dado el más mínimo sorbo de agua hasta que se
desmayara", dijo Ishakan simplemente, sin prisa. "Sólo cuando un Kurkan
no puede soportar más, al borde de la inanición, le ofrecerían un pedazo de
pan. El acto de ser alimentado, es un medio de cultivar la obediencia."
« Nota: Inanición - extrema debilidad física provocada por la falta de
alimento. »
Habló con naturalidad, y la ligereza de su tono sólo sirvió para enfatizar aún
más la naturaleza inhumana del trato a los esclavos.
"La razón por la que llegué tan lejos hoy, es porque creo que hay clientes
que querían esclavos feroces", terminó su discurso con esas palabras.
"Tú... hablas como si tú mismo hubieras pasado por eso."
Ishakan se rió brevemente. En lugar de responder, sólo siguió hacia
adelante. A diferencia del camino que habían recorrido hasta ahora, estaban
en un área notablemente más brillante. Tenía una pequeña ventana en la
parte superior del oscuro techo.
Con la luz de la luna filtrándose y las antorchas colgando, sus alrededores
se iluminaron lentamente mientras se adentraban más. En medio del espacio
redondo había una jaula de hierro.
Dentro de ella había un pequeño chico Kurkan. Estaba fuertemente
encadenado, y tenía atada una gran bola de acero. Parecía estar
inconsciente, pero en cuanto sintió otras presencias en la habitación, se
movió. Se levantó, con una postura amenazante y feroz. A pesar de que sus
ojos estaban abatidos, Leah aún podía sentir el odio que emanaba de su
mirada. El chico no se veía diferente a una bestia salvaje.
"......"
Ishakan bajó a Leah de sus brazos y miró en silencio hacia el chico por un
momento. La pálida luz de la luna brillaba sobre el rostro de Ishakan, y
quizás eso fue lo que hizo que sus ojos parecieran más fríos de lo habitual.
Sus labios cerrados se movieron lentamente. "...Tú..." Los ojos dorados de
Ishakan cautivaron a Leah. Ishakan irradiaba una energía peculiar. Ella
sentía que podía quedarse mirando sus iris doradas para siempre. Desde que
se quitó la máscara, sus ojos se habían vuelto más claros. Sentía como si
pudiera percibir todas las emociones que lo envolvían.
"¿Recuerdas a todos los Kurkan que salvaste?" preguntó en voz baja.
Era una pregunta extraña. Ishakan miró a Leah como si quisiera que le diera
la respuesta que deseaba. Sin embargo, ella no sabía lo que Ishakan quería,
así que sólo podía ser honesta.
Algunos recuerdos eran demasiado viejos. También había demasiadas
situaciones, todas demasiado urgentes, en las que no podía mirar bien los
rostros de los Kurkan que liberó. Afirmar que los recordaba a todos sería un
engaño. Mientras ella sacudía lentamente su cabeza, la amargura se
reflejaba débilmente en los ojos de Ishakan.
"Entiendo."
Ishakan no dijo nada más. Entonces tomó la llave y se paró frente a la jaula,
abriendo tres o más cerraduras consecutivamente, una por una. Mientras las
llaves de hierro sonaban, Leah se preguntó.
'¿Debería haber asentido con la cabeza aunque fuera una mentira?'
Su amarga sonrisa la perturbaba. Ella se acercó a él con dudas. Ishakan tiró
el último candado al suelo y miró a Leah. En el momento en que abrió los
labios para hablarle, la puerta de hierro se abrió de golpe.
El chico corrió rápidamente hacia Leah y saltó sobre su estómago. Ella se
cayó, estaba conmocionada por el repentino ataque. El chico la miraba
ferozmente, la locura se hizo evidente en su rostro. En el momento en que
el chico se movió para desgarrar el cuello de Leah, Ishakan intervino, su
antebrazo bloqueando la mordida del chico.
La sangre fluyó de Ishakan cuando el sonido de la mordedura, resonó
grotescamente en el aire. Ishakan arrojó al chico lejos. Voló como una
pelota de goma, golpeando la pared y luego deslizándose inmóvil hacia el
suelo. El golpeteo de sus cadenas desapareció lentamente mientras su
cuerpo se calmaba.
Una voz tranquila y temblorosa habló en voz alta.
"Ishakan..."
La sangre goteaba de su antebrazo y se derramaba en el suelo. Leah miró
apresuradamente su herida, sólo para encontrarla plagada de marcas de
dientes. Su corazón se desplomó.
"Tenemos que detener la hemorragia", ella instó. "Puedo detener la
hemorragia con mi ropa..."
"No, Leah."
Ishakan retrocedió unos metros, evitando que Leah lo tocara. Frunció el
ceño, estaba preocupado y frustrado. "Desearía que pudieras mantenerte
alejada de mí. Ya sabes, hay luna llena esta noche."
Mientras hablaba, la luz de la luna brilló sobre ellos. Bajo la espeluznante y
fría luz, ambos se miraron el uno al otro. Leah levantó sin pensarlo una
mano a su boca.
"Se hace difícil de soportar... especialmente cuando veo sangre."
La parte delantera de los pantalones de Ishakan comenzó a hincharse.
Matrimonio Depredador - Capítulo
80

Capítulo 80. Por favor, Tócame (1)


Al escuchar a Ishakan, Leah recordó las historias que Genin le había
contado. Había estado circulando por su cabeza, desde el momento en que
Genin le había explicado por primera vez la verdadera naturaleza de un
Kurkan durante la luna llena. Sólo una palabra vino a su mente ahora,
resonando en medio de recuerdos confusos.
Apareamiento...
Viendo a Leah sin palabras hizo reír a Ishakan. Sus ojos estaban muy
abiertos, y sus labios apenas pudieron tartamudear una frase completa.
"Pero la herida..." ella se las arregló para decir eso.
"Se curará aunque no haga nada", se encogió de hombros.
Ishakan se acercó al chico que había lanzado, ahora inmóvil. Comprobó si
tenía pulso y confirmó que el chico seguía respirando. "No está muerto",
murmuró.
Sin embargo, confirmó que lo más probable es que el niño permaneciera
inconsciente hasta el día siguiente. Como el chico había sufrido abusos
durante tanto tiempo, era natural que agotara todas sus fuerzas después de
saltar hacia Leah.
Ishakan recogió al chico y lo acostó en un rincón antes de suspirar. Se había
estado forzando a no hacer contacto visual con Leah. Preocupado,
retrocedió lentamente y se apoyó en las barras de hierro de la ventana.
"Haa..."
Suspiró y levantó su mano para tocar su cabello. Mientras sus dedos
rozaban las hebras de color marrón oscuro, la sangre corría a lo largo de su
brazo. La herida quedó expuesta, y unos hilos de sangre de color rojo
oscuro gotearon por su codo, uniéndose en un charco en el suelo.
Leah se acercó a Ishakan lentamente, sorprendida en su interior por lo que
estaba haciendo. A lo largo de sus numerosas interacciones, Ishakan
siempre había sido el primero en acercarse. Su mente recordó el momento
en el que había ido a buscarla para el almuerzo. Su encantadora sonrisa
malvada y sus magnéticos ojos dorados estaban incrustados en su mente.
Apoyándose en las barras de hierro, Ishakan miró fijamente a Leah,
deteniéndola con su mirada. Intentó reprimirse, exudar despreocupación,
pero no bastaba para ocultar el indomable deseo que ardía en sus ojos.
"No vengas, Leah", gruñó, con la voz contenida. "¿Te das cuenta de lo que
estás haciendo?"
"Lo sé", susurró, con la cara sonrojada. "La última vez... Es porque me
ayudaste la última vez." Aunque no sabía lo que se sentía un Kurkan en
celo, Leah podía recordar claramente lo que sentía cuando había tomado esa
copa alterada. Un dolor horrible encendió su cuerpo, dejándola con fiebre,
picazón y desesperada por liberarse. Ishakan podría estar pasando por el
mismo dolor. "Así que, esta vez, te voy a ayudar."
"¿Con tu cuerpo?"
'¿Debes decir algo tan obvio en voz alta?' Leah se sintió un poco
avergonzada, pero asintió con la cabeza de manera vacilante.
"Eres amable, Leah". Los ojos de Ishakan se entrecerraron al sonreír,
tratando de ocultar su malestar. "¿Pero eso es realmente todo?"
"......"
Leah no respondió. En realidad, ella estaba preparada. Estaba tentada por él,
por el hombre que estaba delante de ella. Su razonamiento podría
argumentar en contra de involucrarse con Ishakan, pero su cuerpo recordaba
el pl4cer que podía darle. La atraía. Ella quería corresponder de la misma
manera.
Leah sintió que el calor subía a su cuello. Disfrutaba de la sensación de su
piel en la de él, de la calurosa intimidad de su contacto. Le gustaba la forma
en que se unían como uno solo, le gustaba cómo podía dejar su mente libre
y deshacerse de cualquier preocupación o pensamiento. Esos habían sido
los únicos momentos en los que podía olvidar las cargas y complicadas
situaciones que nublaban su vida cotidiana, aunque sólo fuera
temporalmente.
'Una vez más, sólo una vez más. Esta es la última'.
Con esta imperfecta excusa impulsándola, Leah se acercó a Ishakan. Los
ojos de Ishakan brillaron siniestramente mientras la observaba. Leah se
detuvo delante de Ishakan antes de subir su mirada. Con la expresión más
decidida y la voz más asertiva que pudo reunir, dijo mientras se acercaba
más.
"Deberíamos tratar esto primero", ella dijo. Luego, miró directamente a los
ojos de Ishakan y valientemente, aunque con suavidad, tomó su brazo en
sus pequeñas manos.
Ishakan retiró su brazo. "Está bien", insistió.
La mentira era tan evidente que ni siquiera el niño más ingenuo del mundo
la creería. Leah lo ignoró e hizo que se sentara en el suelo con suavidad.
Luego se sentó enfrente.
Como la parte interior de su vestido estaba compuesta de tela suave, sería
fácil convertirla en una venda para su herida. Sin embargo, Leah luchó
durante un tiempo, tratando de arrancar un pedazo considerable sin éxito.
Ishakan se rió de sus débiles intentos antes de intervenir, deteniendo sus
manos torpes. Y lo hizo por su cuenta.
RIPPP
"......"
Una larga tira fue arrancada rápidamente por Ishakan, haciendo que Leah se
sonrojara. Ante su gran fuerza, Leah se sintió inundada por la vergüenza.
Ella había estado intentado arrancarla, mientras que Ishakan lo había
conseguido al instante.
Leah tomó la tela rasgada y la envolvió cuidadosamente, pero con fuerza
alrededor del brazo de Ishakan. La hemorragia se detuvo, pero entonces,
Ishakan envolvió sus gruesos brazos alrededor de su cintura.
"Ven aquí", murmuró.
Ishakan maniobró para que Leah se sentara sobre sus piernas mientras ella
todavía estaba sorprendida. El dorso de su mano no herida se deslizó hacia
arriba de su cintura para acariciar su piel. Le acarició el cuello, inhalando
profundamente.
"Hay un dulce aroma...emanando de ti..."
Ishakan debe haber olido el fragante vino que el esclavo Kurkan le sirvió
hace tiempo. Leah se encogió de hombros ligeramente, sintiendo algo de
cosquillas. Sin embargo, Ishakan inmediatamente la apretó su agarre.
Acercándola una vez más, frotó su cara contra su cuello. Ishakan suspiró
profundamente, su aliento caliente rozando la piel de ella.
Matrimonio Depredador - Capítulo
81

Capítulo 81. Por favor, Tócame (2)


Leah se estremeció, dando un pequeño grito de sorpresa. Pero se calmó
rápidamente y se apresuró a limpiar la sangre que había caído por su brazo.
"Quédate quieto. Las vendas son difíciles de atar", dijo.
Sin embargo, a Ishakan no parecía importarle su herida. Mientras Leah se
esforzaba, tratando de envolver su antebrazo, él estaba ocupado
manoseando su cuerpo. Sus manos parecían tocarla a tientas por todas
partes. Alargando su mano, le quitó la peluca a Leah y la tiró a un lado.
Cada vez que Ishakan hacía un movimiento, Leah podía sentir los muslos
de Ishakan moviéndose debajo de su trasero, desestabilizándola.
"¡Si sigues moviéndote, no podré hacer esto correctamente...!"
En lugar de comprender la preocupación de Leah, Ishakan ignoró sus
quejas, pareciendo perfectamente satisfecho con sus acciones. "A veces está
bien estar enfermo."
Leah se dio por vencida y ató el vendaje con rudeza. Tratar cuidadosamente
a Ishakan mientras seguía retorciéndose era inútil; sería mejor terminar de
tratarlo rápidamente para que la herida se curara sola.
Debido al grosor de su antebrazo, ella había usado más tela de la que
esperaba. Mientras hacía el último nudo, sus músculos se contrajeron. Ella
lo miró, preguntándole, "¿No te duele?"
Él respondió sin pensarlo. "Me duele."
"¿Está muy apretado? ¿Quieres que te afloje un poco el vendaje?" preguntó
Leah, preocupada de que hubiera sido demasiado descuidada.
"No, no es eso", dijo Ishakan. Su voz sonaba ronca, y cuando levantó sus
caderas, algo grande, caliente y firme chocó con ella por debajo. Ella pudo
sentir el sólido contorno de su masculinidad y se congeló. "Aquí", él
susurró.
Leah estaba dura como una roca. Sus manos, que antes se movían
torpemente en el brazo de Ishakan, dejaron de tocarlo. Permanecieron en el
aire temblando, mientras Ishakan lamía el oído de Leah y susurraba,
"¿Puedes tratar esto en su lugar?"
"...Cállate antes de que te amarre eso con una venda también."
Leah, con la cara sonrojada, terminó de ajustar el nudo de la venda mientras
ignoraba la risa de Ishakan. Sin embargo, antes de que pudiera sentirse
satisfecha con sus logros, Ishakan le dio un ágil pellizco en las mejillas de
Leah.
"Por favor, tócame, Leah", suplicó.
Leah de repente se arrepintió de haberle ofrecido su ayuda. Quería
retractarse de todo, pero al mismo tiempo, no lo hizo. Mientras Leah
luchaba con su conflicto interno, la er3cción de Ishakan la empujó una vez
más, y el intenso calor de la er3cción la hizo perder la cabeza.
Ella se bajó de su regazo y se arrodilló en el suelo frente a Ishakan, entre
sus piernas. Exhalando profundamente, Leah respiró con determinación.
Ella extendió su mano temblorosa hacia adelante y lentamente desenredó la
parte superior de sus pantalones. Trató de recordarse a sí misma que lo
hacía sólo para ayudar a Ishakan, que se había herido en el brazo para
salvarla, pero estaba ansiosa, desconcertada por la naturaleza atrevida de
sus acciones.
Cuando estaba a punto de bajarle los calzoncillos, la última barrera que se
interponía entre ella y su cruda piel, dudó durante un tiempo considerable.
Podía observar el marcado contorno cilíndrico de su forma, y eso la
asustaba.
Sin embargo, a pesar de sus protestas, su mano se movió como si tuviera
mente propia, tirando de la fina tela de la ropa interior de Ishakan. Salió su
gruesa y palpitante longitud.
A pesar de que ya lo había experimentado dentro de ella varias veces, era la
primera vez que simplemente lo tocaba. Los ojos de Leah se agrandaron al
hincharse aún más. Ahora que ambos estaban sobrios, la forma y el color de
su miembro masculino pudo imprimirse en su cerebro, tan vívidamente
como siempre.
Ya goteando en su punta, la er3cción de Ishakan parecía palpitar y aumentar
cuanto más lo miraba. Vio como se elevaba hasta llegar a su abdomen.
'Incluso ahora tengo que hacer algo...'
Se preguntaba cómo podría ayudarle a volver a la normalidad. Luego, pensó
en la personalidad de Ishakan, un hombre sin conciencia, y quiso ponerlo
dentro de ella.
"Parece que estás a punto de comértelo."
"......"
Leah evitó mirarlo antes de extender cuidadosamente la mano para tocarlo
con la punta de los dedos. Estaba caliente. Aunque no sabía qué hacer, lo
tenía en su pequeña mano. Su tamaño era inusualmente grande, y resultaba
difícil sostenerlo con una sola mano, así que lo cogió con ambas manos, sin
saber cómo proceder. Dejando de lado su curiosidad, no sabía nada, así que
miró a Ishakan para que la guiara.
Él la miraba fijamente, estudiando cada uno de sus movimientos y
expresiones.
"Intenta mover tus manos", dijo. "No demasiado bruscamente..."
A petición suya, sus largos dedos rozaron su pr3puc!o. Ishakan se acercó,
susurrándole al oído a Leah. "Tócame en el estómago."
Leah sintió que el calor subía a sus mejillas, calentando su cuerpo. Inclinó
la cabeza para ocultar su rubor y cerró los ojos para no observar su mano
sobre él. Pero no pudo bloquear el sonido de sus caricias, ni la voz ronca de
Ishakan, impregnada de placer.
"Oh, haaa..."
Los ruidos pesados y bajos estaban persuadiendo a sus oídos. Como si
luchara por controlarse, Ishakan tomó la cintura de Leah, palmeando su
trasero, gimiendo su nombre como un mantra.
"Leah..."
Cada vez que la nombraba, Leah sentía florecer en su interior una extraña
sensación. Todo parecía estar oscurecido por una neblina de embriaguez, y
una sensación de hormigueo se apoderaba de ella, metiéndose en sus
entrañas. Dientes afilados mordieron ligeramente el cuello de Leah,
raspando la suave superficie de su piel antes de soltarla. La visión de este
hombre, impulsado por un deseo tan ferviente, le resultaba extraña.
Ishakan levantó lentamente la cabeza y Leah abrió suavemente los ojos.
Cuando sus miradas se encontraron, no pudo evitarlo. Ella se precipitó
hacia delante, sus labios chocando en un beso.
Ishakan presionó la boca de Leah contra la suya, mordisqueando. Incluso
mientras ella resoplaba, sin aliento, él no la dejó ir. Él la devoró, la saliva
goteaba de las comisuras de los labios de Leah mientras devoraba su boca
con hambre.
Sus dedos se resbalaron mientras su cuerpo temblaba. Inadvertidamente,
frotó la punta del gl4nd3 y desplazó sus dedos a lo largo del mismo. Parecía
que algo iba a salir de Ishakan y se puso tenso, la mano de Leah palpitaba.
Pulsó fuertemente, forzando a Ishakan a romper su beso y gritar en voz alta.
"Ugh, Leah..."
Chorros calientes de s#m3n pegajoso salieron de la punta, salpicando en la
cara de Leah.
"Ah..." Leah quedó aturdida, sin palabras por la sustancia caliente que ahora
cubría su piel. La sensación de calor y humedad la hizo incapaz de moverse.
Su cuerpo se congeló, y sólo pudo parpadear como un búho.
Ishakan miró fijamente a Leah como si estuviera hechizado. Entonces su
cara se contorsionó y sus ojos brillaron con intensidad.
Matrimonio Depredador - Capítulo
82

Capítulo 82. Insaciable (1)


La hermosa cara sonrojada que gotea con su néctar, lo llenó de pasión.
Perdió la razón y se abalanzó para sofocar su l!bid0.
Volcándola en un movimiento rápido, Ishakan se subió encima de ella,
presionando sus dos manos en el suelo. La hábil flexión parecía más una
cacería... la presa atrapada por el hambriento depredador.
En los primeros momentos, Leah se sorprendió por la brusquedad. Cuando
ella trató de mover su mano sólo para descubrir, que no podía moverse ni
una pulgada.
Sintió dolor por la fuerza incontrolable que presionaba su muñeca.
Mortificada e indefensa, repentinamente recordó el chico Kurkan que se
volvió loco y la atacó.
La morbosidad debe haberle llevado a un frenesí que lo hizo perder el
sentido del bien y del mal...
Sin darse cuenta, estaba llena de miedo. Un estremecimiento involuntario
recorrió su cuerpo.
El captor se dio cuenta de sus emociones, pero no se compadeció. Una
carcajada irónica sonó mientras el agarre se apretaba. Ella tragó con fuerza
y miró fijamente al hombre.
"Realmente no tienes ningún miedo". Sus labios parecían divertidos, y sus
ojos peligrosos.
Mientras se miraban fijamente, su longitud que acababa de aliviarse,
comenzó a endurecerse de nuevo. Gradualmente se alargó y rozó su tierno
abdomen, incluso se volvió caliente y rígido, dejando sus intenciones
ampliamente claras.
"Si no hubieras pensado nada malo, deberías haber huido."
Antes de que su susurro llegara a sus oídos, su ropa había sido arrancada
revelando los capullos rosados que estaban en sus montículos. Bajo la luz
de la luna, eso se veía especialmente tentador, y el lobo no desperdiciaría la
oportunidad de saborearlos.
Como una llama que parpadea una última vez antes de apagarse, la pizca de
sentido común gritó por última vez.
"Esta es tu última oportunidad, Leah."
Ishakan la miró con sinceridad. Aunque ella lo apartara y saliera corriendo,
no la detendría. Esta era su última oportunidad de escapar.
El miedo estaba latente en su interior, su corazón latía rápidamente. Ella
sabía lo que le esperaba; el peligro y el placer. Su temblor aún no había
cesado... pero Leah eligió no desaprovechar su última oportunidad.
Ishakan había dicho que no podía evitar hacer algo ridículo... 'Si estuviera
en mi sano juicio, no me habría involucrado con él desde el principio',
Leah pensó.
En lugar de responder, Leah extendió sus manos, le agarró el cuello por
detrás y lo acercó.
Tan pronto como sus dedos lo tocaron, el fuego que estaba siendo
suprimido se encendió... Ishakan bajó la cabeza a un lado y murmuró algo
en lengua Kurkan que ella no pudo entender.
"Tú..." Ishakan levantó lentamente su rostro y le advirtió con un tono
espeluznante. "No seas tan mala... Creo que me volveré loco."
Sin preámbulo, le agarró el pecho; como una bestia hambrienta lamió y
mordió el capullo que se asomaba por el espacio entre sus dedos. Poco a
poco un cosquilleo se elevó a través de su núcleo, atravesó el cuerpo de
ella...
El hormigueo se intensificó, un breve gemido salió de sus labios rosados,
sus caderas suavemente arqueadas se movieron arriba y abajo... cayendo en
un ritmo sensual.
Su tenaz mirada notó su más leves reacción, sin perderse ni siquiera los
débiles suspiros. Una vez que el par de capullos se hincharon y se
endurecieron, un satisfecho Ishakan renunció a sus pechos y en un instante
se deshizo de sus ropas dañadas.
Instintivamente, Leah se cubrió el cuerpo con sus delicadas manos, pero era
demasiado tarde.
Inmediatamente Ishakan le quitó las manos, las sostuvo con fuerza mientras
su mirada viajaba hacia abajo... deteniéndose en su barranco, mirando la
húmeda ropa interior que se aferraba débilmente a sus pliegues.
"¿Qué es esto..." Se rió, frotando sus dedos sobre la ropa interior. "Ya estás
mojada. ¿Te 3xc!t@ste al tocar el mío?" Él la miró fijamente.
En momentos como éste, Leah creía que sería bueno que Ishakan fingiera
ignorancia. Sin embargo, el hombre nunca dejaría pasar una oportunidad.
Ella estaba demasiado avergonzada para admitirlo, convirtiéndose en un
tono de rojo más profundo con cada respiración.
Ella giró la cara y esperó a que Ishakan continuara. Cuando no sintió nada
después de unos momentos, giró su cabeza se nuevo y encontró al hombre,
sentado con las piernas separadas, ¡Apoyando su espalda en una barra de
acero! Sus traviesos ojos parecían mirar a través de ella, sabiendo bien lo
que su corazón deseaba.
"Hazlo tú". Se rió de ella que parpadeaba de asombro.
"Sería bueno que lo hicieras..."
Ishakan no terminó su frase y sólo sonrió en silencio. Sin embargo, su cara
sonriente no parecía relajada en absoluto. Se estaba aferrando al límite de la
paciencia. Ella tenía que moverse si quería salir de este lugar.
Leah se levantó lentamente y se acercó a Ishakan , subiéndose a su cuerpo.
Cuando estaba a punto de sentarse, perdió la confianza al mirar su
majestuosa viril!dad. Estaba rígido, sin necesidad de una mano para
sostenerlo. Ella se agachó lentamente, dudando.
Cuando la punta de la virilidad hizo contacto con su jardin, su profundo
gemido resonó en la noche silenciosa. Sus caderas lentamente se movieron
hacia arriba y hacia abajo mientras encontraba a tientas un ritmo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
83

Capítulo 83. Insaciable (2)


Mientras sus caderas temblaban, la carne con la punta redondeada se
introducía lentamente en el interior. Las manos que estaban a sus lados se
movieron. Bajo sus intervenciones, el jadeo de ella reverberó.
"Hmm..."
Tenía un tamaño al que no podía acostumbrarse, por mucho que intentara
adaptarse. Cuando ella estuvo a punto de dejar de intentarlo, lo miró con sus
ojos a punto de llorar.
Pero el hombre no mostró piedad ni señales de detenerse. Ishakan le
masajeó suavemente las caderas y el trasero tratando de aliviar sus
músculos tensos.
"Tienes que agacharte más, no estoy ni a mitad de camino."
Sus ojos se pusieron sombríos. Estaba bastante segura de que más de la
mitad había entrado en ella... Parecía que llegaba a su estómago, no había
más espacio para poner nada de eso. Le pareció increíble cuando pensó
cómo lo había puesto dentro de ella en el pasado.
Se puso en cuclillas con sus ojos que estaban a punto de llorar aún
mirándolo. Sus ojos indicaban que no podía soportarlo más, pero Ishakan
no tenía intención de dejarla ir.
Un dedo largo bajó hacia su jardín. Entonces, Ishakan retrajo su virilidad
húmeda y er3cta, frotándola entre sus piernas. Sus manos apretaron
frenéticamente su antebrazo.
"No..." Ella susurró con aspereza.
"Estoy herido."
Ishakan se dio cuenta de que ella estaba agarrando su brazo vendado.
Mientras Leah se apresuraba a apartar su mano, él persistía en acosar la
zona sensible.
"Yo... lo haré... ah... Isha... kan..."
Pero los dedos continuaron implacablemente; frotando fuerte,
retorciéndose, y pellizcando el excitado clítoris.
Era una sensación insoportable como si un pequeño insecto la carcomiera,
haciéndole cosquillas por debajo. En el momento en que la sensación
estimulante desapareció, la fuerza de sus piernas se desmoronó...
Un grito desenfrenado sonó, ella dio un salto y la virilidad se deslizó a
través de su húmedo jardín.
"¡......!"
Ella echó la cabeza hacia atrás, exhaló profundamente y abrió bien los ojos.
Sus brazos y piernas se estremecieron cuando su cuerpo tuvo un espasmo.
La saliva goteó por su boca abierta, pero no se movió para cerrar los labios.
Sólo temblaba.
Él se acercó, le chupó la lengua. Entonces ella, que se entregaba a un beso
voraz, logró entrar en razón. Mirando hacia abajo, pudo observar su vientre
abultado a lo largo del contorno de su virilidad.
Las lágrimas que ella estaba conteniendo finalmente brotaron. Se arrepintió
tardíamente de su estupidez. Era una verdadera locura desear algo como
esto. Se tragó sus lágrimas enterrando su cara en el pecho de Ishakan.
Se veía muy patética, pero el hombre no le concedió ni un respiro
momentáneo. Su ardiente impaciencia reinó, inmediatamente movió su
cintura hacia abajo y hacia arriba. El rítmico golpeteo llenaba sus oídos, con
ese sonido obsceno sonido Leah alcanzó el cl!m@x sin esfuerzo.
"Uhh..."
Todo su cuerpo estaba arqueado, lleno de placer, incluso se sentía
magullado. Pero antes de que la sensación de cl!m@x pasara, otra
sensación de placer llegó de inmediato. Como si lo que había soportado
hubiera sido una ilusión, Ishakan imprudentemente hurgó en las entrañas de
Leah.
Su gran virilidad golpeaba fuertemente su estómago, frotaba todo, desde los
lugares que le gustaban, hasta los más difíciles y aterradores. Los ojos de
Ishakan brillaban mientras ella movía su cuerpo arriba y abajo, su cintura
estaba entrelazada con la de él. A pesar de la oscuridad que los rodeaba, su
visión se volvió blanca.
Sus manos forcejeando atraparon algo frío y duro. Se trataba de una barra
de hierro de la ventana. Intentó sostener la barra y aguantar con todas sus
fuerzas en vano. Estaba experimentando un placer más allá de su límite, que
le hacía imposible incluso gemir. Parecía arder, y una súplica salió de su
boca.
"Por favor, por favor..."
Ishakan le mordió el cuello tan fuerte que incluso le dejó una marca.
"¡¿Qué?!" preguntó, irritado.
"Por favor, detente..."
"¿Quieres parar?" Le preguntó con malicia.
"Sí, eh, por favor..." Ella imploró tratando de recuperar su fuerza y sus
sentidos.
"Hoo... Por qué... no lo he puesto ni un minuto..."
Ishakan miró su rostro sollozante y suplicante, todo lo que vio fue su piel
sensible que estaba de color rojo. Aún así, no se detuvo. Agarró su
montículo con la mano y le retorció el p3zón. Sus lágrimas brotaron.
"¡Oh, ah...!"
Su cuerpo seguía rebotando. Y la humedad pegajosa se derramó hasta su
trasero con una sensación pulsátil. Ishakan la besó mientras ella luchaba.
Susurró mientras lamía sus lágrimas.
"Dime que lo quieres dentro."
Nunca lo habría dicho si estuviera en su sano juicio. Sin su adecuado
sentido de la razón, ella hizo frenéticamente lo que le pidió.
"Dentro... por favor, Ishakan..."
Como una bestia feroz que rompe sus ataduras, sus palabras lo llevaron a un
frenesí. Su virilidad se hundió, más y más profundamente. Leah le besó las
mejillas, le mordió los labios, le clavó las uñas en el hombro mientras
sucumbía al movimiento salvaje.
"Oh, ah, Dios... Creo que voy a morir... por favor..."
Su cabeza se inclinó hacia atrás mientras suplicaba. La parte inferior del
vientre se apretó a medida que penetraba con más fuerza en su interior.
Ishakan frunció el ceño y apretó fuertemente su cintura.
"Está bien."
S3m3n caliente salió disparado. Leah, que había estado rígida durante algún
tiempo, se desmoronó rápidamente cuando el líquido la llenó por dentro...
Apoyándose en todo el cuerpo de Ishakan, retorció las puntas de sus dedos
con un breve gemido.
Todo su cuerpo seguía temblando, sentía un doloroso cl!m@x que parecía
no tener fin. Y en medio de todo, sintió que la virilidad dentro de ella se
hacía más grande otra vez.
Leah miró a la bestia hambrienta sorprendida.
"Me dijiste que me ibas a ayudar, ¿Verdad?"
A pesar de haber ey@cul@do dos veces, sus pupilas doradas seguían llenas
de un deseo ardiente. Levantó levemente el cuerpo de ella, y cuando salió
su virilidad constante riachuelo fluyó por su muslo.
Ishakan dijo, lamiendo sus labios, "No he recibido suficiente ayuda todavía.
"
Matrimonio Depredador - Capítulo
84

Capítulo 84. Contra las Barras de Hierro (1)


La noche oscura era un abismo sin fondo que agitaba los deseos diabólicos
y pecaminosos.
Ya lo habían hecho dos veces, y aún así el hombre estaba ansioso por más.
Leah no se sorprendió por la insaciable lujuria del hombre. Había
experimentado antes su voraz vigor.
Ahora estaba consciente de lo extremadamente ingenua que había sido.
¿Ayudarlo? Había entrado en la guarida de la bestia hambrienta y se ofreció
en bandeja de plata.
Su virilidad hinchada estaba hambrienta. ¿Cuántas veces más lo haría antes
de que estuviera satisfecho... dos, no tres... cuatro? Ah, ¿Este monstruo que
se negaba a dormir estaría satisfecho hasta el amanecer?
Leah sollozó mientras le daba un golpe en el hombro, protestando en su
mente.
"¿Por qué... te aburres de esta posición? ¿Debería hacerlo de espaldas?"
Ishakan dijo a pesar de saber que no era eso.
La giró y la colocó contra las barras de hierro, su dureza aplastando sus
p3chos mientras la envolvía con su pesado cuerpo por detrás.
Ella apoyó su mejilla contra las barras de hierro, tomó un respiro y levantó
sus caderas. Agarrando sus caderas, deslizó su virilidad, y suavemente rozó
su húmedo jardín.
Ella sintió un ardiente placer recorriendo su cuerpo mientras un ligero beso
tocó su hombro, estimulando el fuego que creía que nunca podría
reavivarse.
Ishakan le apretó el p3cho, y le susurró al oído. "Has ganado un poco de
peso."
Sorprendida por el comentario, la medio dormida Leah se puso rígida.
Cerdina estaba un poco distraída estos días, así que había comido todo lo
que quería. Parece que tuvo un efecto evidente en su cuerpo.
Ella se agarró de las barras un poco más fuerte. Se sentía caliente y estaba
roja. Avergonzada de su actualmente defectuoso cuerpo, quiso cubrirse
inmediatamente. Necesitaba tener cuidado y controlarse de ahora en
adelante.
Ella parpadeó, sus pestañas temblaron. Después de un largo tiempo de
vacilación, ella preguntó en voz baja, "¿Es algo muy malo...?"
Era una pregunta sencilla pero hizo que su corazón latiera ferozmente. Ella
esperaba que se riera de forma despreocupada, y que le señalara
descaradamente los defectos de su cuerpo. Esperaba que Ishakan, uno por
uno, le agarrara los puntos engordados, y que con sarcasmo la humillara.
Fue algo bueno que ella le estuviera espalda. Nunca se había sentido tan
aliviada de que Ishakan no pudiera miraba su cara como ahora, mientras
esperaba ansiosa e impaciente una respuesta.
Ishakan silenciosamente apartó su cabello para revelar su tenso, blanco y
delgado cuello, llenándolo suavemente de besos.
"¿Qué?", él dijo, con aspereza.
"He aumentado de peso, así que..."
Ishakan lamió ferozmente a lo largo del lóbulo de su oreja y susurró. "Esto
me gusta mucho más. Si ganaras un poco más aquí, sería aún más perfecto."
Ishakan repetidamente mordió y lamió la parte trasera de su cuello,
mientras le decía lo increíble que era.
Leah encogió levemente sus hombros. Sus entrañas retumbaban y su
corazón seguía latiendo como cuando hizo la pregunta anterior. Sin
embargo, a pesar de los latidos, se sentía completa esta vez, sin la ansiedad
o el nerviosismo.
"......"
Su cara se sentía caliente, así que la apoyó en las frías barras de hierro.
Afortunadamente, no tuvo tiempo para más pensamientos ocios@s. En
algún momento, su virilidad se había hinchado más y se estaba abriendo
paso gradualmente hasta su núcleo. Sus entrañ4s, se abrieron nuevamente.
Un profundo gem!do resonó en el silencio de la noche mientras un aliento
caliente tocaba su cuello. Estrechamente pegado a su trasero, la machacó
profundamente. La fuerza era tan intensa que Leah, por reflejo, levantó sus
talones, casi se elevó debido a la diferencia de altura.
Agarrando sus pic0s ligeramente agrandados, comenzó a apretarlos y
retorcerlos. Sus manos se movieron obsc3namente como si tratara de
exprimir la leche.
Una palpitante sensación de dolor y placer invadió a Leah. No podía
aguantar más, Ishakan la atacaba por abajo mientras tocaba sus pic0s. Ya
resultaba difícil soportar uno, pero con los dos parecía insoportable.
Temblando impotente, tragó y se las arregló para decir...
"Ahh... no mis p3chos..."
"No quieres esto, no quieres aquello."
Él apretó los dos pic0s; Leah, que todavía estaba de puntillas, tembló y
finalmente soltó un gemido que estaba suprimiento. "¿Ayúdame con esto
Leah? ¿Qué puedo hacer?" preguntó ansioso.
Matrimonio Depredador - Capítulo
85

Capítulo 85. Contra las Barras de Hierro (2)


"Uno... ah... sólo haz uno..."
Se refería a las caricias de su p3cho o al incesante empuje de abajo, pero
Ishakan lo quiso entender de manera diferente.
"¿Sólo una?" Soltó una leve risa y puso su otra mano ahí abajo. Su dedo
presionó su cl!t@ris, su cuerpo se estremeció salvajemente. Luego movió
su dedo suavemente y susurró maliciosamente...
"¿Qué voy a hacer contigo siendo tan codicioso? Sólo tengo dos manos
después de todo."
Ella quiso protestar porque Ishakan la estaba haciendo parecer una mujer
lasciva, pero cuando abrió la boca no pudo formular las palabras adecuadas
y sólo salieron fragmentados.
"Ah, haa..."
Los ruidos del golpeteo resonaban en los alrededores vacíos. Sus gemidos
resonaban aún más claras en el ambiente. Ella intentó moverse, incapaz de
aguantar más tiempo, pero no pudo debido a las barras delante de ella y a
Ishakan que la empujaba desde detrás.
Su virilidad seguía chocando con ella, su pecho se movía de arriba y abajo.
Su cuerpo temblaba cada vez que él hábilmente revolvía y le pellizcaba los
p3z0n3s.
Leah sollozaba de dolor. Seguía perdiendo fuerza en sus piernas porque
estaba de puntillas, pero si se bajaba aunque sea un poco, su virilidad la
perforaría directamente. Se sentía atrapada. Su mente comenzó a quedarse
en blanco por las sensaciones crecientes que estaba sintiendo. Estaba
llegando a un punto en el que no podía soportarlo y al punto de no retorno.
"¡......!"
Ella sintió que algo estaba intentando salir de ella, como si fuera a orinar.
Ella sentía que iba a orinar cada vez que su virilidad frotaba sus paredes
internas.
Leah llamó a Ishakan con urgencia.
"Ishakan, ahhh, espera..."
Ella buscó urgentemente su antebrazo.
"Espera, espera, para, ah, no..." Ella instó.
"¿Qué quieres decir con 'no', acaso no te gusta tanto?"
Ella lo arañó con sus afiladas uñas pero a Ishakan no le importó y siguió
empujando. Se movió deliberadamente para hacer un sonido más húmedo
como para probar algo y susurró.
"Estás mojada como una loca aquí abajo."
Leah soportó la vergüenza y le dijo la verdad. "Creo que voy a orinar..."
Ishakan lamió sus mejillas manchadas de lágrimas mientras empujaba con
más fuerza, empujando más profundamente en sus paredes internas.
"Está bien, hazlo."
"Heuk, haaa... Por favor, detente..."
Su dedo se frotó aún más fuerte contra el pequeño agujero debajo de su
clítoris. El interior de su vagina se estremeció, ella sacudió su cabeza
mientras suplicaba desesperadamente.
"Ack, no... ah, ¿Qué hago...? No lo soporto, ¡Heuk...!"
No pudo soportarlo, un espasmo sacudió su cuerpo, y con el repentino
arrebato de pl4cer, sus pies de puntillas cedieron. Todo el cuerpo de Leah
tembló aún más al hundirse más profundamente.
"¡Ah, Ahhhhh!"
Su cintura se dobló hacia atrás, y un chorro de agua salió de entre sus
piernas. El fluido claro goteó hacia abajo creando gruesas manchas en el
suelo. Leah gimió, aturdida por su reacción.
"Hgh, ah, ahg..."
Fue un desastre. No sólo salpicó al suelo, sino también sus muslos y sus
piernas. No podía creer que se hubiera mojado, no era como si todavía fuera
una niña. ¡Fue demasiado vergonzoso! Aunque no estaba segura de qué era
el líquido.
"Heuk... te dije que te detuvieras... por qué...."
Esto no habría pasado si Ishakan la hubiera dejado ir. Leah estaba
resoplando cuando se dio cuenta de que el líquido que acababa de dejar salir
no tenía olor y que Ishakan no había dicho nada desde hace tiempo.
"¿Ishakan...?". Lo Llamó por su nombre.
No pasó mucho tiempo antes de que un tono extremadamente bajo
respondiera.
"Haaaa, Leah..."
La respiración de Ishakan era pesada y áspera.
"Te dije que no actuaras tan erótico..."
Ishakan gimió como si estuviera sufriendo por algo y agarró a las barras de
hierro. Leah, atrapada ahora entre sus brazos, miró su antebrazo a un lado
de su cara.
Sus venas sobresalían en su musculoso y firme antebrazo. Ella se
preguntaba si estaba temblando cuando con un chillido, Ishakan dobló las
barras de hierro y le susurró como si tuviera afligido.
"Hoo, haa, lo siento... Lo siento...."
Fue una disculpa totalmente inesperada y de improviso. Leah inhaló,
mientras sentía un mal presagio. Algo raro estaba pasando en su interior, al
principio pensó que no era nada, pero ahora estaba segura de que estaba
equivocada.
"Isha... Ishakan..." Estaba muy asustada, así que lo llamó por su nombre. Su
voz temblaba violentamente. "Se siente extraño... por dentro..."
Su virilidad se estaba hinchando.
Matrimonio Depredador - Capítulo
86

Capítulo 86. Desayuno Conmigo (1)


Podía sentir que su virilidad se hinchaba dentro de ella, la sensación
resultaba tan vívida como desconcertante. Su virilidad parecía palpitar y
tambalearse dentro de ella, presionando las partes más suaves de ella,
compitiendo con sus órganos por el espacio hasta el punto que sentía que
iba a estallar.
Sentía como si sus paredes internas se fueran a desgarrar, y el dolor bastaba
para quitarle el aliento. Leah luchó, gritando.
"¡Hic, argh-duele...!"
Sin embargo, Ishakan no le prestó atención a sus intensos gritos, sólo
respiraba fuertemente. Estaba jadeando, antes de morderle la nuca, con sus
dientes afilados que se hundieron en la carne flexible. Su erección se elevó
dentro de ella como una serpiente, antes de vaciarse profundamente dentro
de ella.
Líquido caliente y viscoso cubrió sus paredes internas. Ishakan parecía
decidido a no derramar ni una gota sobre ninguna otra superficie, y Leah
podía sentir que la llenaba, chorros entraban en su sensible canal.
Este tipo de unión parecía inhumana, mucho más allá de la capacidad de
Leah. Recordó la advertencia, 'No podrás resistir a un Kurkan en luna llena'.
Ahora, comprendía lo que realmente significaba. Se dio cuenta del peso que
había detrás de cada palabra.
Leah intentaba resistirse a Ishakan, tratando desesperadamente de aliviar al
menos parte de su dolor, cuando de repente recordó algo: los Kurkan
necesitaban cumplir ciertas condiciones para inducir el embarazo. Sus ojos
se agrandaron.
No... No había manera...
Ella pestañeó horrorizada. Resistiéndose con más fervor, Leah trató de
alejar a Ishakan.
"¡Ah! No, no puedes..."
Realmente podría quedar embarazada esta vez. Sería imposible si no lo
hiciera, dada la cantidad de su s3m3n que se ha acumulado en ella. Ella
ansiosamente, trató de sacarlo, pero su virilidad se negó a ceder.
"¡No, por favor, Ishakan! ¡Sácalo!"
Ella gritó y lloró, finalmente haciendo que Ishakan recobrara el sentido.
Ishakan salió de su embrujo primitivo, liberando la parte trasera del cuello
de Leah.
"Heuk, haaa... Lo siento, Leah..."
Ishakan tomó a Leah en sus brazos y lentamente la acostó en el suelo,
poniéndose de lado. Leah sollozó como una niña en su abrazo.
"¿Duele mucho? No llores..."
"Sácalo. Sácalo..."
"Ah, keuk... No, si lo saco ahora, te rasgará."
Acarició suavemente su vientre hinchado y besó sus ojos llenos de lágrimas
mientras la abrazaba. Lamió suavemente las marcas de mordedura que dejó
en su cuello, tratando de calmarla.
"Sólo aguanta un poco más; pronto se acabará."
"Pero si... si lo mantienes dentro... Quedaré embarazada... ugh, por favor..."
"No, está bien. Eso no es cierto."
Ishakan se mantuvo tranquilizándola suavemente, intentando sofocar los
constantes llantos de Leah. Ella estaba segura de que él mentía porque su
3r3cción no mostraba signos de debilitamiento. Sentía que nunca terminaría
y que ella siempre permanecería empalada en su tortuosa virilidad.
Aturdida, Leah se retorcía. Se resistió una vez más, rasguñando los
antebrazos y muslos de Ishakan con sus uñas. También, arañando sus
pantorrillas con los dedos de los pies. En respuesta, Ishakan entrelazó sus
piernas.
"No..."
"Haaa... Leah, deja de moverte."
Ishakan agarró firmemente a Leah para que dejara de forcejear. El calor de
su cuerpo se fusionó naturalmente con el de ella, su temperatura ahora se
eleva a alturas anormales.
Las extremidades de ella, que intentaban apartarlo con toda la fuerza que
tenían, se paralizaron en cuanto sintió que algo se movía dentro de ella.
Ishakan se vino de nuevo, y ella pudo sentir claramente el calor de su
s3m3n. Sorprendida por la repentina sensación, agarró su estómago por
reflejo.
"¡Ah!"
"Hnnn... Keuk..."
Ishakan gritó en voz alta y abrazó a Leah con más fuerza, sus caderas se
tambaleaban como si apenas pudiera soportar la estimulación. Fue sólo un
pequeño movimiento pero instantáneamente hizo que Leah convulsionara.
Su virilidad hinchada le causaba dolor dentro de ella, sus paredes interiores
estaban estiradas hasta sus límites. Sus ojos se volvieron a poner en blanco
y ella volvió a chorrear. El líquido brotó corriendo sus piernas.
Sus músculos internos sufrieron un espasmo frenético. A Ishakan le debe
haber resultado imposible soportar la sensación de euforia de cada
apretamiento posterior. Cada dulce fricción engullía a su virilidad, así que
no pudo contenerse más, y comenzó a moverla dentro de ella.
Leah trató de retenerlo, pero cada vez que Ishakan la golpeaba, jug0s
brotaban de ella, derramándose en el suelo como las olas. Sentía que su
cuerpo estaba destrozado y saliva goteaba de su boca abierta mientras las
lágrimas caían en cascada por sus mejillas.
"Ah-heuk, ah, ah..."
Leah sollozaba. Se sentía empapada por todas partes, varias sustancias
saliendo de cada agujero de su cuerpo. Cuando la corriente que salía de la
parte inferior de su cuerpo finalmente cesó, toda su fuerza la abandonó,
obligándola a ceder ante Ishakan.
Era un placer muy doloroso. Apenas le quedaba energía en su cuerpo, pero
Ishakan seguía estando duro, inundándola con lo que parecía una
interminable venida.
La conciencia de Leah comenzó a desvanecerse lentamente, debido al
agotamiento. Sólo le quedó la suficiente para captar el suave suspiro de
Ishakan mientras le cubría los ojos con la mano. Entonces, su visión se
oscureció por completo y se desmayó.
Matrimonio Depredador - Capítulo
87

Capítulo 87. Desayuno Conmigo (2)


El s3xo con Ishakan nunca terminaba bien. Siempre terminaban como hasta
que ella no podía soportarlo más, empujándola más allá de sus límites
físicos y mentales cada vez. Si continuaban de esta forma, Leah se dio
cuenta de que se encontraría con una muerte prematura. Realmente podría
matarla.
Leah estaba sumida en pensamientos confusos, tambaleándose en el borde
de la lucidez, cuando escuchó una voz brillante. La devolvió a sus sentidos.
—Realmente no tienes conciencia. Siendo tan duro con ella...
¿Era un sueño o una realidad? Leah no podía distinguirlo, por lo que se
mantuvo completamente quieta, simplemente escuchando. Incapaz de reunir
la fuerza suficiente para levantar los párpados, el individuo de voz alta que
había hablado continuó expresando sus quejas.
—No hiciste una ceremonia, así que no debería estar embarazada, pero aún
así, ¡Has ido demasiado lejos! Además, ¿Qué vamos a hacer ahora que la
has mordido de esta manera? ¡La princesa tiene que usar sus vestidos!
Una mano fuerte pasó suavemente por su cabello, acariciándola con un
afecto tangible. Leah captó la sensación de manera aturdida, encontrando el
toque un poco incómodo, antes de que otra voz comenzara a hablar,
llenando el aire con sus tonos bajos y ásperos.
—Estoy de acuerdo. Ishakan has sido demasiado duro esta vez.
Fue conciso, pronunciando sólo unas pocas palabras, a diferencia de su
compañero. La brillante voz respondió.
—¡Es increíblemente afortunado que la princesa haya logrado podido
regresar con vida!
—Haban. Gennin.
Una voz despreocupada gritó, uniéndose a la conversación por primera vez.
—Salgan de aquí. Escucharé todas tus quejas más tarde.
Leah sintió que una mano le acariciaba la mejilla. La nueva voz soltó una
risa tenue y dijo
—Ambos son muy ruidosos. Ella se despertará por su culpa.
En ese momento, las otras dos voces se callaron instantáneamente. Una vez
que parecieron desaparecer por completo, Leah sintió que la fatiga la
invadía una vez más, y se volvió a dormir, acompañada por el suave toque
de una mano firme que la llevó al olvido.
"......"
Cuando Leah finalmente abrió los ojos, descubrió que su cabeza estaba
apoyada en un muslo musculoso. Parpadeó unas cuantas veces, intentando
orientarse con su entorno. Una mano cálida le apartó instantáneamente el
cabello de los ojos.
"¿Estás despierta?"
Leah se despertó, con su cuerpo adormecido y con una mente aturdida.
Ishakan sentó a Leah para que pudiera apoyarse en su pecho. Sus grandes
manos la sostuvieron con el mismo cuidado con el que uno trata una frágil y
fina porcelana. La besó con cariño, y una vez que sus labios se encontraron,
agua fría salió de su boca y entró en la de ella. Ella la bebió
automáticamente. Ishakan se apartó para beber más de una tetera antes de
repetir el gesto.
Ella bebió hasta la última gota, y una vez que pareció suficientemente
hidratada, su lengua se movió por su boca como si se tratara de un
privilegio que estaba garantizado. La lamió, le pasó los dientes y le hizo
cosquillas en el paladar.
"Mhmmm..."
Ella soltó un pequeño gemido y él se rió en respuesta. Ishakan se echó hacia
atrás lo suficiente como para permitirse una ligera risa, y luego retomó su
posición de nuevo con otro beso. Una de sus manos acarició suavemente su
mejilla y se deslizó más abajo para pasar por su barbilla. Luego, su aterrizó
en sus pechos, metiéndose en ellos a través del fino material de su camisón
y pellizcando sus sensibles p3z0nes entre sus dedos pulgar e índice.
Sus caderas comenzaron a moverse por sí mismas, impulsadas por la
persistente sensación. Ella trató de retorcer su cuerpo cuando la mano que
estaba presionada contra su espalda empezó a bajar. Le palmeó el traser0
antes de viajar aún más abajo, rozando sus muslos para tirar del dobladillo
de su camisón. Sintió la punta de sus dedos empujar su creciente humedad,
y la sensación de la misma la impulsó a despertar la claridad.
"¡Ah, Ishakan!"
Ella rápidamente lo apartó y Ishakan retrocedió obedientemente. Él se
lamió los dedos con una risa. Su mente neblinosa comenzó a aclararse y los
recuerdos de la noche anterior surgieron en su interior. Leah, por reflejo,
revisó la parte baja de su abdomen y miró a Ishakan, su cara estaba pálida.
Ella parecía mortificada, como si el mundo a su alrededor se derrumbara,
así que Ishakan habló.
"No te preocupes, no estás embarazada."
Leah apretó sus labios. ¿Cómo? No había forma de que no lo estuviera.
Todavía podía recordar claramente su virilidad palpitando dentro de ella,
llenándola con cantidades interminables de su suave s3m3n.
"Mentira..."
Ishakan se rió.
"Si estás cuestionando mi fertilidad, también te equivocas. Primero
debemos ejecutar una ceremonia antes de nuestro acoplamiento para incitar
al embarazo. Es lo mismo para todos los Kurkan."
Leah, que temblaba de ansiedad, cerró los ojos y respiró un profundo
suspiro de alivio. Ishakan abrazó a Leah y le susurró maliciosamente al
oído.
"¿Por qué? ¿Estás triste? ¿Querías a mi bebé?"
"......"
"¿O te divertiste ayer? Si quieres, siempre entraré como lo hice anoche."
Ella lo miró fijamente y Ishakan se rió.
"¿Cuánto tiempo estuve dormida?"
"No mucho tiempo. El sol aún no ha salido."
Gracias a Dios. Al menos se había despertado temprano. Leah se sintió
aliviada, pero Ishakan frunció el ceño como si estuviera secretamente
decepcionado.
Leah lo ignoró y se levantó apresuradamente. Sin embargo, mientras su
mente estaba preparada, su cuerpo aún estaba débil. Sus piernas se
doblaron, y casi se desplomó en el suelo inmediatamente después de
levantarse. Ishakan, que se levantó de la cama rápidamente, atrapó
fácilmente a Leah.
"¿Adónde vas?"
Era una pregunta evidente, así que ella le dio una respuesta lógica.
"Al palacio. Tengo que volver."
"Ve después del desayuno."
Como si estuviera esperando que lo rechazara fríamente, Ishakan sonrió con
los ojos mientras hablaba.
"Si desayunas conmigo, te diré algo interesante."
Matrimonio Depredador - Capítulo
88

Capítulo 88. La Sangre Circula En Sus Venas (1)


Leah dudó por un momento. Tenía muchas preguntas que quería hacerle a
Ishakan, pero sobre todo ella quería alejarse. Le resultaba difícil mirarlo a la
cara. La noche de ayer seguía pasando por su mente, las sesiones de
vigoroso s3x0 la atormentaban.
Ella había llorado y luchado como una niña abrumada. Sus sentidos fueron
llevados al límite mientras Ishakan sucumbía a sus impulsos más primarios.
La terrible experiencia quedó grabada en su mente. La sensación de su
toque estaba arraigada vívidamente en su memoria y se esparció por todo su
cuerpo, haciendo que hirviera en medio de su sentido de vergüenza.
Resultaba demasiado para que Leah lo soportara. Apretó el puño, las uñas
se clavaron en la carne de la palma de su mano y habló.
"...Sea lo que sea, no lo necesito."
Ella lo apartó con frialdad, con fuerza de voluntad en sus pies y piernas
temblorosas. Sin embargo, tan pronto como dio un paso adelante, algo tiró
del dobladillo de su vestido. Al tambalearse, vio que Ishakan permanecía de
pie cerca de la cama. No había sido él. Su vestido se había enganchado en
un clavo y no podía liberarlo.
A Leah, frustrada, no le quedaba más remedio que rendirse. Mientras ella
caía de nuevo cerca de la cama, Ishakan le sonrió.
"No puedes volver sola. Ni siquiera puedes caminar."
Envolvió a Leah entre sus brazos y la llevó a recostarse a la cama. La
enrolló con una manta y le hizo un respaldo con suaves almohadas.
Tomándose un momento para inspeccionar su trabajo, tarareó con
satisfacción antes de besar suavemente la frente de Leah.
"Espera un momento, ¿Sí? Te traeré algo delicioso."
Ishakan agarró un abrigo que estaba colgado en el respaldo de una silla y se
lo puso. Al llegar a la puerta, sus pasos fueron lentos y medidos. Después
de que se marchara, Leah aprovechó la oportunidad de observar su entorno.
Parecía estar en una habitación bastante espaciosa, así que Leah asumió que
estaba en una posada de lujo, decorada con muebles ornamentados. Había
una hoja de papel a su lado junto a la cama, y Leah la reconoció como el
mismo papel que Ishakan sostenía cuando se despertó.
Estaba escrito en Kurkan. Debió haber estado escribiendo algo antes de que
ella se despertara, puesto que la tinta aún parecía fresca. Leah se tomó un
segundo para mirar el texto y descubrió que, aunque Ishakan tenía una mala
escritura continental, su caligrafía en Kurkan se veía impecable.
Sus trazos seguían siendo igual de feroces, pero parecían casi artísticas.
En ese momento, la puerta se abrió e Ishakan entró. Ella miró todo lo que le
trajo y tuvo que reprimir un pequeño grito de asombro. Platos de comida en
una amplia gama de variedades se apilaban en una bandeja ancha.
¿Se supone que debo comer todo eso?
¿Se suponía que debían tomar pequeños bocados de todos los platos y
probarlos, uno por uno, poco a poco, como en un banquete? No había razón
para comer tan abundantemente, especialmente por la mañana, pero
Ishakan, que puso la bandeja en la mesa de noche, hizo un comentario que
sorprendió aún más a Leah.
"Como todavía es de mañana, he traído sólo un poco de comida."
Leah miró fijamente la 'simple comida' que tenía delante, asombrada,
mientras Ishakan continuaba.
"Dime si quiere más. Anoche agotaste mucha energía."
"......"
Recordó el desayuno que Genin había preparado antes. Parecía que los
Kurkan estaban acostumbrados a comer de esta manera...
Ishakan acercó una mesa y una silla junto a la cama, luego se sentó. Leah,
todavía sentada en la cama, comenzó a comer de un plato. El tenedor y el
cuchillo que le habían dado eran pequeños, como si hubieran sido creados
deliberadamente para sus manos.
Mientras tanto, Ishakan se lavó las manos en un recipiente con agua y luego
agarró un pan con ellas, prescindiendo de un plato. Mientras lo miraba
rasgar el pan en pedazos largos, Leah comenzó a cortar y comer su comida.
Puede que no le resultara familiar la comida, pero tenía un sabor asombroso
y estimulaba su curiosidad.
Primero, ella comió algunas verduras. Luego, probó el plato a la parrilla
servido en una fina rebanada de pan plano con queso rociado encima,
descubriendo que le gustaba bastante su sabor salado y sabroso.
Luego, examinó un plato al vapor enrollado con hojas. Estaba compuesto de
carne finamente molida mezclada con varias especias, rellena con hojas de
parra y cocinado al vapor en una olla. El olor fragante le despertaba el
apetito, así que se comió tres de estos.
En ese momento, ya había comido demasiado, pero todavía tenía una
increíble curiosidad por otro plato. Parecía algo parecido al yogur, excepto
que poseía un color inusual, y cuando se llevó una cucharada a la boca, un
peculiar olor a humo invadió sus sentidos.
Después de comer cinco cucharadas más, pudo finalmente concluir que se
trataba de algún tipo de mezcla de berenjenas.
Ya iba por reflejo a dar un sexto bocado cuando se dio cuenta de lo que
estaba haciendo y, sorprendida, dejó la cuchara. Una vez que se movió para
alejar el plato, Ishakan se giró hacia ella.
"¿Ya has terminado?"
"Comí demasiado..." Ella realmente no debería haber comido nada de esa
cosa con aspecto de yogur, pero no había sido capaz de superar su
curiosidad y comió algo de todos modos. Leah se arrepintió de haber
comido tanto sin pensar.
"¿Qué comiste? Come algo de fruta."
No era una petición sino una orden.
Matrimonio Depredador - Capítulo
89

Capítulo 89. La Sangre Circula En Sus Venas (2)


A pesar de su negativa, Ishakan le entregó las uvas a Leah. Como ella cerró
la boca y se negó a abrirla, él le frotó una contra los labios. Ella cedió,
entonces, pero sólo por un momento.
Estaba muy dulce y deliciosa. Leah mantuvo la pulpa en su boca durante un
rato para saborearla. Sin embargo, tan pronto como consumió una, Ishakan
empujó otra fruta hacia ella. Ella se negó firmemente, y afortunadamente,
Ishakan se retractó sin más insistencia.
"Entonces, bebe un poco de té."
Le dio una taza de té caliente y continuó terminando su comida. Ella lo vio
comer mientras se tomaba el té. Leah había comido como un ave,
picoteando su comida. Tenía un estilo muy diferente al de Ishakan. Él comía
a un ritmo moderado, deshaciéndose de los platos de la bandeja uno por
uno.
Mirando el resto de la comida, Leah gritó sorprendida.
"¡No!"
Ishakan, a punto de comerse una dátil de palmera, levantó las cejas.
"¿Por qué?"
"Sólo... ¿Puedes dejar de comer?"
Resultaba difícil para ella decirlo, así que trató de pasar por alto el tema.
Ishakan dejó el dátil de palmera diligentemente, optando por no preguntar
más.
Leah rápidamente escudriñó el resto de la comida en la bandeja pero nada
más sobresalía excepto el dátil de palmera. Si volvían a comer juntos en el
futuro, decidió estar atenta a todo lo que pudiera favorecer a la energía de
Ishakan.
Estaba en un punto en el que no podía evitar pensar que, si permitía que
Ishakan aumentara su energía, ella terminaría perdiendo su fuerza de nuevo
por su culpa.
Dejando la bandeja a un lado, Ishakan se sirvió una taza de té y abrió la
boca para hablar.
"No tienes que preocuparte por el Conde Valtein. Ha sido bien tratado en
este lugar."
Esa era una de las cosas que ella le quería preguntar antes, así que estaba
agradecida de que Ishakan lo mencionara. Volvió a hablar.
"Y...lamento haberte sorprendido anoche."
La cara de Leah comenzó a arder. Ese tema era el que más quería evitar.
Moviendo torpemente su taza de té, Leah comenzó a murmurar.
"¿Que... Qué te ha pasado? Fue muy extraño..."
"¿Alguna vez has visto a un perro @parearse?"
Nadie se hubiera atrevido a hacerle esta pregunta a la Princesa de Estia.
Mientras ella sacudía su cabeza en negación, Ishakan frunció un poco el
ceño. Parecía preocupado, inseguro sobre cómo debería expresar sus
pensamientos.
"Espero que al menos sepas que los Kurkan llevan la sangre de las bestias.
Yo soy del lobo. Así es como se convierten todos los animales cuando se
reproducen."
Leah se imaginó a un lobo de pelaje marrón oscuro y ojos dorados. Al no
poder resistir su curiosidad, le preguntó sobre ello.
"¿Puedes convertirte en un animal?"
Viendo que ella planteó la absurda pregunta tan seriamente, Ishakan se echó
a reír.
"No tenemos tal talento, princesa."
Una abominación, así es como la gente se refería a ellos.
Tal etiqueta estaba impregnada de amargura. Leah notó la oscuridad en los
ojos de Ishakan por un momento. No se conocía mucho de los Kurkan en el
resto del continente, por lo que su cultura, costumbres e historia eran en
gran medida desconocidas para las masas.
La información más extendida sobre ellos era que la sangre de los animales
circulaba por sus venas. Más allá de eso, nada más.
Leah intentó investigar más a fondo, pero había poco que encontrar. La
gente del continente despreciaba a los Kurkan como bárbaros, por eso nadie
tenía interés en ellos. No veían ningún mérito en aprender más sobre los
Kurkan.
Sin embargo, Leah era diferente. Ella realmente quería saber más sobre
ellos, y no sólo para poder aprovechar la información durante sus
negociaciones. Se preguntaba sobre el país de nacimiento de Ishakan, la
cultura a la que pertenecía y el mundo que lideraba.
Ella quería saber más sobre Ishakan.
Una vez que Leah se dio cuenta de esto, se retractó en su mente. Era una
idea espantosa, rápidamente silenció sus pensamientos.
"Debes estar agradecido de que no me convierta en una bestia furiosa. Sería
difícil para la princesa manejarlo."
Ishakan parecía inconsciente de la confusión de Leah. Ella estaba fingiendo
estar tranquila ,y sacó a relucir otra conversación
"De todos modos, esta vez traté de erradicarlos."
Los traficantes de esclavos estaban muertos. Además, los nobles
involucrados estaban envueltos en actividades ilegales y no querían llamar
la atención sobre el asunto.
Ningún noble de alto rango componía ninguna parte de la lista de bajas
puesto que consideraban que los juegos de dinero como las subastas eran
vulgares. Enviaban en su lugar a agentes especiales en subastas de esclavos.
Por supuesto, la opinión pública sería hostil hacia un Kurkan, pero...
"Reclutaste a los nobles por tu cuenta."
Ishakan se rió suavemente. Dejó la taza de té. Leah ni siquiera se había
tomado la mitad de su té.
"¿Habrá una negociación cuando volvamos, ahora?" Ella preguntó.
Sus ojos se cerraron con calma. Los Kurkan tenían arraigada la sed de
victoria.
"Estaba tan emocionado que apenas pude dormir, princesa."
Leah evitó su mirada.
"...No me estás respondiendo."
"Ahh."
Ella le hizo la pregunta sin esperar mucho, puesto que pensaba que Ishakan
habría dicho cualquier cosa para retenerla. Pero Ishakan superó las
expectativas de Leah. Dejó caer una bomba a la ligera.
"La princesa está muy entusiasmada."
Matrimonio Depredador - Capítulo
90

Capítulo 90. De Sangre Gitana (1)


El cielo oscuro se sentía frío. El aire húmedo cubría densamente el bosque,
moviéndose a través de los árboles, arrugando sus hojas con brisas que
llevaban susurros de lluvia inminente. Docenas de personas abarrotaban el
área, con los pulmones llenos de vientos frescos, todos presentes para
presenciar el desfile de caza del príncipe.
Un sabueso recorría el suelo húmedo mientras los escuderos ahuyentaban a
las presas más pequeñas e intrascendentes, despejando el camino del
Príncipe para que pudiera cazar con mayor facilidad.
El Conde Weddleton cabalgaba os junto al Príncipe Heredero. Como padre
biológico de Cerdina, el Conde Weddleton eligió seguir a Blaine cuando
éste decidió salir a cazar. Aunque a Blaine no le importaba el
acompañamiento del Conde Weddleton, el conde lo siguió diligentemente.
A lo largo de su actual conversación, el Conde Weddleton había sacado a
relucir varios temas diferentes para discutir, eludiendo su verdadero tema de
interés hasta que finalmente reunió el coraje para sacar a relucir lo que
quería decir.
"Durante la última reunión del gabinete, ¿Se habló de la reforma del
sistema fiscal?" preguntó. Los ojos azules del príncipe se posaron en el
Conde Weddleton, pero a pesar de su mirada gélida, el conde no se echó
atrás. "Parece que la Princesa Leah quiere presionar ante la oposición de
Byun Gyeongbaek..."
El príncipe Blaine, escuchando con una cara inexpresiva, levantó una ceja.
Sirvió como única respuesta a las preguntas del conde, sus labios
permanecieron cerrados en una delgada línea. Su inexpresividad hizo
temblar al conde de forma nerviosa, y no pudo evitar agradecer a sus
estrellas de la suerte de que el arco de Blaine permaneciera enfocado en un
arbusto lejano, en lugar sobre él mismo.
El silencio reinaba entre ellos. Blaine entrecerró los ojos y una vena
sobresalió de su mano, evidencia de la tensión física en sus brazos y la
fuerza necesaria para tensar firmemente la cuerda del arco. La flecha voló
en el instante en que su punta afilada pareció apuntar precisamente al
blanco, y de repente, se escuchó un chillido. El amargo y moribundo sonido
de una criatura herida se extendió el aire limpio del bosque. Un ciervo,
escondido entre los arbustos, apareció a la vista, sus enormes cuernos como
ramas de marfil.
El ciervo tropezó con las las ramas caídas, golpeando el suelo con un
sonido sordo y profundo que parecía sacudir la tierra. Sangre caliente y
fresca fluía del cuello perforado de la criatura. Los escuderos corrieron
rápidamente a inspeccionar el ciervo caído.
"¡Maravilloso, Príncipe Heredero!" El Conde Weddleton dijo alegremente.
La habilidad que acababa de exhibir sólo podía etiquetarse como puntería.
Todos los demás habrían estado orgullosos de demostrar semejante
habilidad y atrapar un ciervo tan rápido, pero Blaine simplemente siguió
observando, sin alterarse.
"Envíenlo al Palacio de la Reina", ordenó, y su indiferencia permaneció
evidente, impregnada en toda su estática actitud.
Los escuderos levantaron el cadáver del ciervo y Blaine miró fijamente al
suelo donde una vez estuvo. Su sangre aún manchaba la hierba aplastada,
filtrándose en la tierra. Habló lentamente.
"Me pregunto si al rey bárbaro le gusta la caza."
El Conde Weddleton respondió como si hubiera estado esperando
ansiosamente la oportunidad de hablar una vez más. "¿Cómo no podría
gustarle?" preguntó. "Son bestias por naturaleza. Se dice que los bárbaros
persiguen a sus presas con sus propias manos, renunciando por completo al
equipamiento de caza."
El Conde Weddleton continuó hablando mal de los Kurkan, relatando
historias en las que usaban sus dientes para morder la carne de una criatura
una vez que la habían abatido. Mientras escuchaba, Blaine se encontró
riendo por primera vez ese día.
Su boca se torció en una sonrisa. "No me importaría cazar con él", dijo.
***
Las noticias de los traficantes de esclavos se habían convertido en un tema
candente en todo Estia y el resto del continente. Estia era el centro del
comercio de esclavos, así que todo lo relativo a ello, estaba destinado a
volverse una noticia popular rápidamente, afectando al resto del mercado
negro. Como Leah no podía permitirse el lujo de lidiar con ellos, los
comerciantes de esclavos fueron eliminados y sus fondos reasignados. Con
la fuente del producto eliminada, los precios de los esclavos que aún
existían se dispararon.
Los aristócratas estaban enfurecidos, desesperados por quejarse de los
Kurkans liberados que ahora deambulaban por las calles de Estia, pero se
veían obligados a contener sus lenguas. La esclavitud era ilegal y los
traficantes de esclavos que se habían llenado los bolsillos con el dinero
sucio de la industria ahora habitaban el inframundo, así que los aristócratas
tenían que asegurarse de no involucrarse públicamente en todo el asunto,
para no correr el riesgo de que les ocurriera lo mismo.
Había un rumor que circulaba, afirmando que Byun Gyeongbaek de
Oberde, quien era odiado por los Kurkan, protestaría en nombre de los
aristócratas en la próxima reunión del gabinete. ¿Creía honestamente que
Leah aceptaría tranquilamente tal protesta? Sería más extraño que el asunto
sucediera pacíficamente, sin ninguna fricción.
Sin embargo, era un problema, porque Byun Gyeongbaek estaba
firmemente decidido a interrumpir las próximas negociaciones con los
Kurkan. El rumor iba aún más lejos, afirmando que intentaba crear un
conflicto con los Kurkan haciendo avanzar el frente militar. Leah tenía que
centrarse en encontrar una solución para este posible obstáculo.
El Conde Valtein había perdido peso después de haber vivido una revuelta.
Le explicó a Leah todo lo que había pasado después de separarse de ella.
"No creo que pueda comer carne por el momento... especialmente nada
crudo..." él concluyó con ojos oscuros y abatidos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
91

Capítulo 91. De Sangre Gitana (2)


El Conde Valtein se había convertido en un firme defensor de unas
relaciones diplomáticas amistosas con los Kurkan. Leah lo elogió por su
duro trabajo y le dio un permiso, entendiendo que el hombre necesitaba
unos días libres después de todo lo que había pasado.
Juntos habían decidido no aumentar el número de rehenes Kurkan que
utilizarían como moneda de cambio, sino mantener la cantidad existente.
Ahora sabían que no necesitaban más, porque Ishakan, el rey de los Kurkan,
se esforzaba por apoyar a su pueblo.
A diferencia de su predecesor, que descuidaba el tema de los esclavos
Kurkan, Ishakan se involucraba con entusiasmo. Leah sospechaba que había
una posibilidad de que Ishakan aceptara el trato aunque sólo tuvieran un
Kurkan con ellos.
Por supuesto, con ese único aspecto a su favor, no sólo ellos se
comprometerían inmediatamente a un tratado de paz, sino que no podían
llevar las cosas más lejos. Leah estaba esforzándose en sus planes para
manipular las negociaciones a su favor, y aunque ya la estresaban bastante,
ella también debía preocuparse de otras cosas.
La atmósfera dentro del palacio real se había vuelto amarga rápidamente.
Después de que Cerdina robara el vestido de seda púrpura, Leah le ordenó a
la Condesa Melissa que encubriera la implicación de Cerdina como
culpable. Sin embargo, había una razón para ello.
Como no se conocía a la persona culpable, las damas del palacio real
comenzaron a dudar entre ellas. Obedecieron a Leah, y se dedicaron a
rastrear al detestable culpable por su propia cuenta. Las sirvientas
frecuentemente comenzaron a mirarse de forma suspicaz y discreta,
hablando con desconfianza.
Si las cosas se intensificaban más y alguien resultaba culpable, Leah se
vería obligada a intervenir. Aunque eso le molestaba, más le preocupaba la
discordia que se estaba gestando entre las damas de Leah.
De repente, la voz de Ishakan comenzó a resonar en sus pensamientos.
|La reina es una Tomari.|
Cuando escuchó eso en el pasado, ella no había podido decir ninguna
palabra por mucho tiempo. Ishakan se rió, viéndola tensa.
|¿Quieres saber más?| preguntó, y, aturdida, Leah asintió rápidamente. Casi
derramaba la taza que sostenía. Ishakan continuó, y ella pudo sentir que sus
entrañas se retorcían con cada palabra.
|Te lo haré saber en el futuro|, dijo naturalmente. |Tal vez deberías usar esto
como una excusa para volver a verme.|
Leah se quedó sin palabras. Ishakan había predicho lo que ella haría. Desde
el momento en que ella dejó la posada, estaba decidida a no volver a verlo
nunca más. Pero él siempre había bloqueado todas sus rutas de escape. Ella
terminó regresando al palacio sin hacer más preguntas.
Por supuesto, Leah sabía que era posible que Ishakan hubiera mentido, pero
no estaban debatiendo las negociaciones y evidentemente no había sido una
broma. El hecho de que los Kurkan hayan estado persiguiendo a los gitanos
recientemente le daba más crédito a sus afirmaciones.
Los gitanos eran considerados tan humildes como los Kurkan. Los nobles
no las aceptarían como sus esposas, aunque eligieran pasar una noche
juntos. Casarse con una Tomari podría equivaler a casarse con alguna
Kurkan.
Por lo tanto, si Cerdina fuera realmente una Tomari... Bueno, la familia real
de Estia entraría en un escandalo terrible. El Príncipe Blain tendría la sangre
de un gitano en su interior, interfiriendo potencialmente con su derecho a
suceder al trono.
A pesar de lo intrigante que resultaba todo, Leah sabía que no debía tocar
ese tema, así que decidió ponerlo en espera hasta que obtuviera más
información de Ishakan. O, al menos, lo intentaba.
Y ese tema seguía apareciendo en sus pensamientos. De hecho, mientras se
preparaba para salir hoy, pensamientos relacionados con Cerdina llenaban
su mente. Caminando lentamente hacia su destino, no pudo evitar repensar
los eventos previos que habían tenido lugar en relación con Cerdina,
tomando ahora en cuenta nueva información.
"Princesa", dijo la condesa Melissa, impaciente, "¿Estás segura de que
quieres volver a verlo?"
La Condesa estaba siguiendo a Leah. Su voz hizo que Leah detuviera sus
pensamientos.
"Debería..."
"Tengo miedo de que vuelva a hacer algo. "
"No. No creo que lo haga, pero no puedo estar segura", dijo Leah. Se dirigió
a la Condesa Melissa, y tontamente le hizo una proposición. "Por favor,
quédese a mi lado, Condesa."
"Por supuesto", respondió la Condesa, apretando el puño con
determinación. Leah sonrió levemente viendo esto y continuó caminando a
su lado.
Necesitaba reunirse con alguien hoy, pero como no podía confiar en las
otras damas del palacio real, Leah sólo permitió que la Condesa Melissa la
acompañara. Leah se dirigía al palacio principal donde los nobles se reunían
con frecuencia.
***
Los aristócratas presentes, al verla, la saludaron. Ella respondió a sus
saludos educadamente antes de observar atentamente su entorno.
Le dijeron que la persona con la que quería reunirse había llegado al
palacio. Muy pronto, vio al hombre que buscaba rodeado de otros
aristócratas. El hombre charlaba alegremente con la gente a su alrededor
hasta que percibió la mirada de Leah.
Leah comenzó a caminar hacia el hombre. A medida que se acercaba, la
expresión del hombre se volvía más desconcertada. Incluso después de
haberlo alcanzado, deteniendo sus pasos justo enfrente de sus ojos,
continuaba mirándola con desconcierto. Su mirada podía considerarse
grosera e irrespetuosa, pero los otros nobles a su alrededor la miraban de la
misma manera, asombrados.
Tal vez porque Leah había sido la primera en acercarse. Poco después,
habló primero, inclinándose ligeramente hacia adelante.
"¿Estás ocupado?", ella preguntó.
El hombre la miraba como si su alma se hubiera salido de su cuerpo. "Oh,
no estoy ocupado", tartamudeó.
Leah respondió educadamente.
"Entonces, hablemos un momento, Byun Gyeongbaek de Oberde."
Matrimonio Depredador - Capítulo
92

Capítulo 92. Astuto Para Un Rey (1)


Leah sabía que la forma más fácil de manejar a Byun Gyeongbaek era
aprovechándose de sus deseos. Si ella seguía inflando su desproporcionado
ego, entonces Byun Gyeongbaek inevitablemente terminaría tomando
decisiones estúpidas y descuidadas.
Inicialmente, Leah no planeaba actuar de esta manera, pero los Kurkan lo
habían hecho bien en la casa de subastas y los resultados habían disgustado
a Byun Gyeongbaek. Los Kurkan comenzaron a comportarse con audacia,
caminando libremente por las calles de la capital de Estia, y esto redujo su
paciencia a la nada.
Avisando de que movería el frente militar y crearía un conflicto, había
forzado a Leah.
En el pasado, Leah había tratado a Byun Gyeongbaek con frialdad e
indiferencia. El hecho de que ella se le hubiera acercado primero e iniciado
la conversación, debe haberlo desconcertado. Durante toda la conversación,
Byun Gyeongbaek se mantuvo distante. No pudo concentrarse. Leah se
benefició de ello, facilitando el camino hacia sus objetivos.
Una vez que Leah despidió a Byun Gyeongbaek, habiendo terminado su
conversación, se volteó hacia la Condesa Melissa, quien los había estado
observando nerviosamente desde una distancia respetuosa. Leah le hizo un
gesto a la Condesa para que se acercara y ésta se acercó rápidamente.
"Creo que las cosas se desarrollarán como lo has deseado", le dijo Leah.
La Condesa suspiró, poniendo una mano sobre su pecho. "¡Princesa...! ¿Por
qué tienes que seguir haciendo cosas tan peligrosas?" preguntó. Sus
palabras expresaban un poco de preocupación, pero sus ojos brillaban.
"Byun Gyeongbaek debe estar loco", bromeó riéndose. "¡Cómo se atreve a
desafiar a la Princesa!"
Sin embargo, pronto su risa se detuvo, habló con un tono de ansiedad. "Sin
embargo, estoy preocupada... Le hablaste valientemente, pero no sabemos
hasta dónde llega su ambición, o que es capaz de hacer para lograrla..."
"Está bien", le aseguró Leah. "No puede tenerlo todo."
Byun Gyeongbaek había mordido el cebo que Leah le había lanzado. Para
cuando Byun Gyeongbaek descubriera la verdad, sería demasiado tarde, y
los planes de Leah se habrían materializado. Sabiendo esto, ella se sentía
sin cargas, se sentía ligera.
"¿Le gustaría dar un paseo, Condesa?" preguntó.
La Condesa sonrió agradablemente, sus preocupaciones se tranquilizaron
por el comportamiento relajado de Leah. "Será un placer, Princesa."
Visitaron juntas el jardín, y Leah eligió deliberadamente un camino menos
frecuentado para que pudieran pasear. Ella confirmó que no hubieran
personas a sus alrededores antes de volver a hablar.
"Quiero decirte algo", dijo. Los ojos de la Condesa se agrandaron, y Leah se
rió débilmente. "No te preocupes, todo irá bien."
La mirada de la Condesa Melissa se dirigió al cuello de Leah, que estaba
oculto por el vestido de cuello alto que llevaba. Leah supo, por la mirada de
la Condesa, que ella estaba recordando cómo la había visto esta mañana.
La Condesa la había atendido sola en ese momento, y la delicada piel de
Leah estaba llena de moretones. Rastros y marcas lo suficientemente
severas como para asustar a la Condesa estaban en su pálido cuello.
Ella no se entrometió o interrogó a Leah sobre ellos, eligiendo en su lugar
atender las heridas de la princesa en silencio. Cuando llegó el momento de
vestir a Leah, la Condesa eligió conscientemente un modesto vestido de
cuello alto. Perfecto para cubrir a Leah.
"Princesa", dijo finalmente.
"Sí, Condesa."
"Sabe que todo lo que me pida, lo haré sin dudarlo..."
Dijo angustiada, claramente asustada por el honor y el bienestar de Leah.
La Condesa sabía lo que le sucedería a una novia impura.
La Condesa Melissa probablemente había recibido noticias del Conde
Valtein. El Conde había visto a Leah e Ishakan juntos la noche de la
subasta, y seguramente le había comentado a la Condesa, lo que aumentó
sus temores. Aunque la Condesa Melissa tenía dificultades para expresar
sus pensamientos, dijo sus siguientes palabras sin vacilar.
"He escuchado... he escuchado que hay gitanos que venden pociones que
pueden engañar a otros. Se dice que si consumen una, el mundo que los
rodea cambiará y será difícil de discernir. Tu visión se volverá nebulosa y
onírica. Si necesitas una... te la compraré antes de que te vayas."
Leah entendió las palabras de la Condesa Melissa. Si Leah había perdido su
virginidad con Ishakan, como la Condesa sospechaba, entonces Leah podría
hacer que Byun Gyeongbaek bebiera una poción durante su primera noche
juntos. Ella fácilmente podría disimular su virginidad haciendo que unas
gotas de sangre animal mancharan la cama. Él no se daría cuenta.
A pesar de su estatus, la Condesa no deshonró a Leah. Había elegido
voluntariamente ayudar a Leah a mentir a la familia real y engañar a Byun
Gyeongbaek. Ahora, sus ojos estaban húmedos, enrojecidos ligeramente por
el dolor de su corazón.
"Creo en ti, Princesa. Creo que siempre hay una razón para las decisiones
que tomas. Así que, por favor... Comparte conmigo sus cargas para que
pueda ayudarla con el peso."
La Condesa Melissa conocía a Leah mejor que nadie. Sabía muy bien que
Leah elegía ocuparse de sus problemas personalmente, a menudo
renunciando a la ayuda externa. Leah mantenía oculto sus problemas para
los demás, perseverando a pesar de las dificultades.
Sin embargo, las desgracias de Leah sólo parecían duplicarse. Cuando un
problema se resolvía, otros surgían. Leah no quería que nadie más sufriera.
No quería forzar a otros a marchitarse bajo el peso de su mundo.
Leah estaba agradecida por la preocupación de la Condesa Melissa, pero no
podía decirle la verdad. ¿Cómo podía revelar sus planes a la Condesa
cuando todos ellos se basaban en su propia muerte? Habló con una voz
suave.
"Gracias", dijo Leah. "Cuando llegue el momento, te pediré ayuda."
Matrimonio Depredador - Capítulo
93

Capítulo 93. Astuto Para Un Rey (2)


El día de las negociaciones había llegado. El cielo de la mañana estaba
despejado.
Como era sólo la primera ronda de negociaciones, las dos partes
involucradas acordaron enviar a tres individuos de Estia y tres individuos de
Kurkan para asistir a la reunión. Leah participó como representante de la
familia real de Estia, acompañada del Conde Valtein y al Ministro de
Finanzas Laurent para que la ayudaran.
Llegaron primero a la sala de conferencia, mirando el interior antes de
sentarse. El Ministro de Finanzas Laurent trató de ocultar arduamente su
miedo a los Kurkan. El Ministro de Finanzas y el Conde Valtein, conocían
el plan de Leah, por eso estaban asustados. Rígidos como una estatua, no
pudieron evitar contener la respiración tan pronto como la puerta se abrió.
Leah se levantó de su asiento como muestra de respeto.
"Le doy la bienvenida al Rey de los Kurkan", saludó Leah.
"Que la luz brille sobre Estia", Ishakan sonrió en respuesta. "Ha pasado
mucho tiempo, Princesa."
Su reencuentro, provocó una gran emoción en Leah. Sentía una especie de
cosquilleo y nerviosismo. Y aunque intentaba mantener una expresión
serena en su rostro, no podía evitar sentir que su expresión la estaba
delatando, puesto que el Conde Valtein seguía enviándole miradas.
Sin embargo, manteniendo sus ojos en los representantes de Kurkan, Leah
fingió no notarlo.
No esperaba que Ishakan trajera a Genin y Haban, pero aquí estaban,
inclinándose ante ella. Estrictamente hablando, Genin y Haban no podrían
ayudar a Ishakan en asuntos diplomáticos como estas negociaciones, pero
Leah estaba agradecida por su asistencia de todos modos. Que hubieran
venido personas que conocía le ayudaba a calmar sus nervios, mucho más
de lo que hubiera podido hacerlo con extraños.
Aunque su corazón estaba agitado por las acciones de Ishakan, no pudo
evitar sentirse un poco amargada también. Sabía lo que los Kurkan
pensaban de la negociación. Independientemente de lo que Estia eligiera
hacer, aprobarían el tratado de paz de todos modos.
A diferencia de la tranquila y distante Leah, Ishakan parecía estar de buen
humor, sentándose cómodamente a su lado.
"Me siento honrado de tener la oportunidad de conversar personalmente
contigo, Princesa. Sólo he escuchado rumores", dijo.
Evidentemente se trataba de una mentira. No sólo habían hablado antes,
sino que también habían llegado a entrelazar sus cuerpos.
Sin embargo, hizo bien en comportarse de manera distante y educada. Era
algo necesario dada la formalidad de la situación actual.
"Exageras", respondió Leah moderadamente. "En verdad, soy la única que
se siente honrada de poder tener esta discusión."
Terminaron de intercambiar saludos y llegó el momento de centrarse en la
negociaciones. Sin embargo, Ishakan parecía decidido a traerle problemas a
Leah.
"Entonces, ¿Qué te pareció?" preguntó. Ella no sabía a qué se refería, por lo
que no podía responder adecuadamente a su pregunta. Ella estaba dudando.
Ishakan sacudió la cabeza. "Mi pregunta se refiere a que te pareció la forma
en que comenzó nuestra conversación."
Como Leah sabía que Ishakan seguiría presionando si no respondía a esto,
ella lo elogió como él quería.
"Lo estás haciendo muy bien", ella suspiró.
Ishakan se echó a reír. Sonrió brillantemente, complacido con su respuesta.
"Gracias por su hospitalidad, Princesa."
Como testigos de este intercambio de palabras, el Conde Valtein y el
Ministro de Finanzas se quedaron perplejos. Leah ignoró el descaro de
Ishakan y centró su atención en los documentos que había preparado de
antemano.
"Primero", comenzó, "Quiero que leas esto."
Le entregó un documento que detallaba lo que se discutiría durante las
negociaciones de hoy. Sin embargo, Ishakan no tenía intención de leerlo.
Cuando recibió los documentos, los dejó a un lado.
"Mi comprensión del lenguaje de este continente es pobre. ¿Puede
explicármelo en su lugar, por favor?"
Leah sabía que pretendía pasar directamente al tema principal, ignorando
los documentos que seguramente percibía como innecesarios. Estaba
demasiado relajado, queriendo terminar las negociaciones rápidamente,
deseando simplemente charlar con Leah.
"Entonces, te diré lo que Estia ha preparado", dijo ella, cediendo. "Primero,
entregaré a los Kurkan que están actualmente bajo nuestra custodia. El total
de los Kurkan rescatados por la familia real de la esclavitud ascendió a
treinta individuos. En segundo lugar, prestaremos una porción del territorio
occidental a los Kurkan por un tiempo indefinido, incluyendo las ganancias
obtenidas de las cosechas..."
La premisa básica de una negociación consiste en que cada una de las partes
implicadas debe intercambiar sus términos y condiciones, trabajando
conjuntamente para afinar los detalles más pequeños o hacer concesiones
para aliviar cualquier posible discrepancia. Sin embargo, mientras Leah
seguía hablando, Ishakan sólo sonreía de forma extraña. Estaba escuchando
con los brazos cruzados, apoyándose en el respaldo de su silla.
Cuando Leah concluyó sus declaraciones, Ishakan se rió. "¿Eso es todo?"
preguntó.
Todas las condiciones que Leah presentaba ciertamente resultaban
atractivas. Sin embargo, para el rey de los Kurkan, que sólo pensaba en la
guerra, sólo le atraería que le entregaran todo el país.
Sólo le quedaba una opción. Leah respiró hondo. Comprendió que el
sentido común no funcionaba con este hombre. No obstante, era la princesa
de un reino sin poder.
Cuando ella puso en la mesa los documentos que tenía en sus manos, un
brillo destacable se reflejó en sus ojos dorados. Leah dijo, mirándolo
fijamente a los ojos. "Eres consciente de que soy la prometida de Byun
Gyeongbaek de Oberde, ¿Verdad?"
Los ojos de Ishakan se entrecerraron, y frunció el ceño.
"Ciertamente", dijo asintiendo con la cabeza y con una voz fuerte. "Y
cuando se case contigo princesa, Byun Gyeongbaek de Oberde también
poseerá el derecho a suceder al trono."
La habitación se quedó en un silencio mortal. El humor y la actitud relajada
que Ishakan poseía durante toda la conversación se habían desvanecido.
Leah dijo. "Él podría tener éxito inmediatamente."
"¿Me estás diciendo que vas a convertir a Byun Gyeongbaek en el Rey de
Estia?" preguntó. Su voz sonaba feroz. Muy peligrosa.
"Si no firmas el tratado de paz, sí", respondió Leah, quien estaba luchando
para que su voz no temblara. "Simplemente podría suceder."
Matrimonio Depredador - Capítulo
94

Capítulo 94. Sé Mi Prometida (1)


La sala se quedó en silencio. Ishakan miró fijamente a Leah. Ella sentía que
su respiración se estaba volviendo agitada, pero se esforzó en permanecer
impasible y suprimir el pánico en su pecho. No resultaba fácil engañar a los
ojos perspicaces de Ishakan.
Según el sistema de sucesión de Estia, las mujeres no podían reclamar el
trono para ellas mismas. No existía un heredero legítimo más allá del
Príncipe Blain. Así que, si Byun formaba parte de la familia real casándose
con Leah...
La última vez que Leah habló con Byun, le recordó que podía convertirse
en rey si le tomaba la mano, pero eso fue suficiente. Ella había notado su
codicia a través de sus ojos que brillaron de verde. Probablemente en ese
momento, su imaginación había extendido sus alas y volado muy lejos.
Sin embargo, sus ambiciosos sueños se harían añicos. Los beneficios que
buscaba con tanta avaricia tenían una condición crucial: el matrimonio
debía mantenerse estable durante un cierto período de tiempo antes de que
pudiera obtener la legitimidad necesario. Si Leah moría en su primera
noche con Byun, su derecho a suceder al trono dejaría de existir antes de
que fuera otorgoda. Todo sería en vano.
Leah le ocultó la verdad. Había endulzado sus palabras para calmar y
engañar a Byun Gyeongbaek.
Con eso, ella garantizó que Byun permanecería tranquilo a medida que las
negociaciones progresaran, pero no podía negar la posibilidad de que las
cosas se complicaran más adelante. Si llegara ese momento, no sería
prudente permanecer tímida o vacilante. Leah necesitaba tener confianza,
tal como estaba ahora, sentada ante Ishakan.
"Genial", dijo finalmente Ishakan. Pasó sus dedos por su cabello,
desanimado. "Tengo que admitir que has mencionado un argumento
inesperado."
Haban y Genin también parecían avergonzados. La boca de Haban estaba
abierta de par en par, mientras que los ojos de Genin parecían que estaban a
punto de salirse de sus órbitas. Ishakan enderezó su cuerpo, dejando de
apoyarse en el respaldo de su asiento. Entonces, le sonrió a Leah.
"Bien. Acepto tus términos y firmaré el tratado de paz."
La sorpresa de Leah se reflejó brevemente en su rostro cuando sus ojos se
agrandaron. Se preguntó, '¿Realmente fue tan fácil?'. Desafortunadamente
para ella, no. Definitivamente, Ishakan era un oponente formidable.
"En su lugar, solicito a Estia una prueba de su confianza", dijo.
Al escuchar esto, las solicitudes que él podría hacer y las contramedidas que
ella podría aplicar para dichas solicitudes, comenzaron a surgir en su
mente. Sin embargo, Ishakan continuó hablando, y Leah no pudo hacer otra
cosa que escuchar.
"He escuchado que no existe nada más vinculante que una alianza
matrimonial para fortalecer la solidaridad entre dos países."
Leah parpadeó. Ishakan se inclinó hacia delante y apoyó sus codos sobre la
mesa, con las manos apoyando su barbilla. Su lenguaje corporal expresaba
confianza. Con una mirada feroz, habló de forma lenta y seductora.
"Me gustaría tomar a la princesa real de Estia como mi prometida..."
susurró. Su voz sonaba de forma apasionante. "¿Qué te parece?"
El Ministro de Finanzas Laurent se levantó de su silla. "¡Eso es ridículo!",
gritó. Sin embargo, el Conde Valtein lo agarró por la espalda y lo haló para
que se sentara.
Genin y Haban, parados detrás de Ishakan con las manos en la espalda,
evaluaron al Ministro de Finanzas Laurent al mismo tiempo. Cuando
volvieron a mirar a Ishakan, sus ojos inexpresivos estaban llenos de tensión.
El Conde Valtein entendió lo que los Kurkan estaban pensando y por debajo
de la mesa, pateó la pierna del Ministro Laurent como señal de advertencia.
Ishakan había visto la dramática actuación del Ministro con una mirada
relajada. "¿No es esta una condición similar a la suya? Si las comparas, son
iguales, así que no te sorprendas demasiado por esto", dijo.
Luego, extendió sus largos dedos y dio un ligero golpe a la mesa con ellos.
"Terminemos esta discusión por hoy en este punto. No creo que podamos
continuar hablando las cosas adecuadamente en nuestras condiciones
actuales. Necesitaremos tiempo para enfriar nuestras cabezas y aclarar las
cosas. ¿Puedes organizar una fecha para que nos encontremos para una
segunda ronda?"
Todo el cuerpo de Leah estaba tenso. "Puedo... hacerlo", apenas se las
arregló para decirlo.
"Entonces, le ruego que considere todo cuidadosamente, Princesa."
Ishakan se levantó de su asiento. Durante el transcurso de la discusión,
Leah había olvidado su masiva figura, moderada porque estaba sentado. Sin
embargo, ahora su corpulento cuerpo se revelaba una vez más. Ishakan
sonrió en silencio, mirando intensamente a Leah desde arriba durante un
momento, antes de salir de la sala.
Matrimonio Depredador - Capítulo
95

Capítulo 95. Sé Mi Prometida (2)


Mientras la puerta cerraba después de salir, Leah apretó fuertemente sus
manos sobre la mesa. En lugar de despedirse de Ishakan, el Conde Valtein y
el Ministro de Finanzas Laurent exhalaron profundamente al mismo tiempo
cuando lo vieron marcharse. Se sentían como si hubieran vuelto a la vida.
Ya no se sentían presionados por la sofocante presencia de Ishakan.
Leah estaba ocupada pensando debido a la enigmática sonrisa que Ishakan
le había dado antes de irse. Parecía que le estaba insinuando algo.
Entonces, ella dejó a un lado los documentos que había preparado, y se
levantó de su asiento. El Conde Valtein y el Ministro de Finanzas Laurent
estaban desalmados, tenían la parte superior de sus cuerpos tendidas sobre
la mesa, pero se dieron cuenta cuando ella se puso de pie. La miraron
sorprendidos.
"¿Princesa?"
"Tengo que ir a un lugar", dijo vagamente.
Leah se marchó sin aclarar su confusión, caminando apresuradamente y
dejando sus dos ayudantes en paz.
Al abrir la puerta, Leah se encontró con una sorpresa. Ishakan estaba parado
frente a ella, esperándola. Casi chocaba contra su pecho, pero
afortunadamente, logró detenerse a tiempo. Viendo la agitación de Leah,
Ishakan se divirtió.
"¿Adónde iremos?" preguntó descaradamente. Habló con seguridad en sí
mismo, como si hubieran acordado una cita de antemano. Leah se dio
cuenta de que aún le quedaba un largo camino por recorrer antes de poder
triunfar sobre este hombre.
Sólo había una habitación en su actual ubicación que podía servir como un
lugar adecuado y aislado para que hablaran. Leah tomó a Ishakan y lo guió
por el largo pasillo hacia la Habitación de la Gloria.
La Habitación de la Gloria estaba llena de pinturas y esculturas orientadas
en una dirección, hacia una ventana circular de cristal situada en medio de
un techo en forma de cúpula. Un haz de luz fluía a través de ella,
iluminando el suelo. Se trataba de una habitación construida para simbolizar
la ambición de Estia, la esperanza del país de una gloria sin fin y de que la
luz brillara sobre ellos.
Aunque los artistas de Estia habían trabajado incansablemente para llenar la
habitación con sus creaciones y prácticamente habían puesto sus corazones
en cada pieza, Leah sentía frustración cada vez que entraba en la
habitación. No podía decir si se debía a que estaba harta de los tópicos
vacíos y la ostentación colorida de Estia.
Las obras de arte pueden representar algo noble, pero no se puede decir lo
mismo de la nación. Personalmente, Leah quería reducir el número de obras
de arte en el palacio real a la mitad y vender el resto para llenar la tesorería
vacía del país. Eso incluía las piezas que actualmente se exhibían en la
Habitación de la Gloria, pero las familias reales que valoraban esta
superficial muestra de virtud nunca lo permitirían. Así que sólo podía
guardarse este deseo para sí misma.
Ishakan pareció sorprendido al entrar en la Habitación de la Gloria. Cada
obra maestra bellamente adornada estaba apuntando hacia el mismo foco
central. Sin embargo, contrariamente a lo que Leah esperaba, miró hacia el
techo en lugar de mirar las estatuas o las pinturas. Miraba fijamente la
pequeña ventana y Leah se le acercó.
Ishakan la colocó debajo del haz de luz que provenía de la ventana. Esto
hizo que su cabello plateado brillara con un suave resplandor. Sus ojos
púrpuras también brillaban con la luz del sol y él se rió al verlo.
"Qué hermosa", dijo, y la cara de Leah se puso roja por el elogio.
Ella se apartó de Ishakan. Después de tan inesperado cumplido, dirigido a
ella en lugar de hacerlo a las otras innumerables y bellas obras de arte que
los rodeaban, no pudo mirarle a los ojos. Sin embargo, él no la dejaría en
paz con tanta facilidad. Puso sus dos manos sobre sus hombros y le dio un
dulce beso en la frente. Luego, se movió para besarle suavemente la mejilla.
Leah trató de no mirarle los labios mientras Ishakan retrocedía después del
beso en la mejilla. No la besó en la boca forzadamente.
Ishakan soltó un suave suspiro, "¿Desayunaste?" preguntó.
"...He comido."
"¿Qué comiste?"
"Frutas y verduras."
"¿Cuánto?"
"Medio plato de ensalada y melocotones", respondió Leah, pero sentía que
la interrogaba demasiado. Ishakan parecía bastante serio mientras hacía las
preguntas, lo que la desconcertaba.
"¿Comiste una caja de melocotones?" preguntó con seriedad. Era una
pregunta muy ridícula... Leah no pudo responderle, así que él suspiró y se
resignó. "Está bien, siéntate por ahora."
Tomó la muñeca de Leah y comenzó a inspeccionar la habitación para
buscar un lugar para que se sentara. Está habitación no tenía ninguna
utilidad excepto apreciar las obras de arte. Se decepcionó inmediatamente.
"¿No hay donde sentarse?"
Ishakan terminó sentándose frente a una estatua, usándola para apoyar su
espalda. Tocó su muslo mientras miraba a Leah, indicándole que se sentara
en él, pero ella se mostraba escéptica viéndolo sentado en el suelo.
Sonrió maliciosamente y se encogió de hombros. "No tenemos sillas,
después de todo", dijo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
96

Capítulo 96. Rico Sabor Azucarado (1)


Leah creía que Ishakan se estaba aprovechando de la situación, pero le hizo
caso a sus impulsos y se sentó sobre sus muslos. Una vez sentada, la abrazó
con cortesía y firmeza, teniendo cuidado de no tocarla de forma
inapropiada.
Ella no pudo evitar reírse. Estaba actuando como una silla de verdad.
Una suave sensación de confort y estabilidad comenzó a fluir en ella
mientras se acomodaba, extendiéndose desde su pecho hasta las puntas de
sus dedos. La peculiar situación la hizo estremecerse, y tuvo que contenerse
para no apoyar su cara en su hombro.
Ishakan sacó algo de su bolsillo. Se trataba de una galleta del tamaño de la
palma de una mano, que estaba envuelta en una bolsa de papel marrón. La
galleta horneada tenía una llamativa mezcla de chispas de chocolate, frutas
y nueces. Con tanta variedad, parecía que la mitad de la exuberante galleta
bastaba para llenar su estómago. Ishakan abrió el envoltorio y puso la
galleta en la mano de Leah.
"No has olvidado tu promesa, ¿Verdad?"
Cierto. La promesa de aceptar cualquier cosa que Ishakan le diera seguía
siendo válida. Leah miró la galleta durante mucho tiempo antes de darle
cuidadosamente un mordisco. Estaba agradablemente húmeda, y la masticó
delicadamente, la dulzura despertó todos sus sentidos adormecidos. Ella
tragó antes de afirmar en voz alta que estaba deliciosa.
Se le hizo la boca agua al pensar en consumir más, pero devolvió el resto de
la galleta a Ishakan, ignorando sus suplicantes papilas gustativas.
En lugar de tomar la galleta, Ishakan agarró la mano de Leah y la condujo
hacia su propia boca, dándole un mordisco. Su mordisco imitaba al de ella,
igual de pequeño.
"Sabe bien", dijo. "¿Por qué no comes más?"
"Porque estoy llena", ella respondió. Entonces, rápidamente cambió el
tema. No quería que le pidiera que comiera más. "Por favor, háblame de la
reina."
Cuando parecía que cambiar el tema no sería suficiente y que Ishakan se
quejaría, ella hizo otra pregunta.
"¿Cómo supiste que era gitana?"
Leah esperó a que Ishakan respondiera a su pregunta, pero por mucho que
esperaba, ni una sola palabra salió de su boca. Estaba a punto de presionarlo
un poco más, preguntándole por qué se negaba a responder, cuando de
repente, una suave risa salió de su boca. Movió la mano de Leah, que aún
agarraba la galleta entre sus dedos, a los labios de ella.
Ishakan sabía que ella estaba tratando de evitar que le hiciera comer más.
Pero, no se dejó engañar fácilmente.
"Te lo diré tan pronto como termines de comer", dijo. Una cariñosa dulzura
brillaba en sus ojos mientras sonreía. Mirándolos, ella aceptó y lentamente
mordió la galleta una vez más.
Sus papilas gustativas acogieron inmediatamente el rico sabor
azucarado. Podía sentir una suave textura en su boca, mientras las nueces
proporcionaban un robusto crujido y los trozos de chocolate se derretían
sobre su lengua, mezclándose armoniosamente con los trozos de fruta. Se
sentía eufórica con todas estas sensaciones.
Leah se arrepintió. No debería haber dado ese primer mordisco. Habría sido
mucho más fácil negar sus impulsos y volver al trabajo si todavía no
hubiera probado esta galleta. Pero ahora, la galleta estaba firmemente
implantada en su mente. Era como si la galleta la estuviera hostigando con
su presencia. Aunque sabía que no debía comerla, no podía detenerse.
Este deseo tan impulsivo no le resultaba familiar. El anhelo por la galleta
hizo que devorara más y más, hasta que finalmente, desapareció. Estaba
avergonzada, puesto que esto revelaba su mentira anterior. En realidad, no
había estado llena.
Extendiendo la mano, Ishakan rozó suavemente las comisuras de sus labios.
Por reflejo, ella apretó el envoltorio que tenía en la mano, dándose cuenta
tarde, de que él le estaba quitando las migajas de galleta de la boca. Se
había ensuciado por comer con prisa...
Leah estaba avergonzada. Debe haber parecido muy maleducada,
renunciando a toda su etiqueta para disfrutar imprudentemente de un
bocadillo. Desafortunadamente, esto parecía un patrón recurrente. No sabía
por qué, pero cada vez que estaba con Ishakan, su normalmente minúsculo
apetito parecía aumentar de forma inusual. Se sentía culpable, por su falta
de autocontrol.
Con su corazón lleno de arrepentimiento, ella comenzó a manipular
cuidadosamente el envoltorio de la galleta, pero Ishakan se lo quitó y lo
arrugó. Mientras miraba esto, Leah no pudo evitar anhelar más galletas...
Matrimonio Depredador - Capítulo
97

Capítulo 97. Rico Sabor Azucarado (2)


Leah se dio cuenta rápidamente de lo que estaba pensando y se reprendió
internamente de forma severa. Cuando se miró al espejo anoche, vio que
había aumentado de peso. Ahora, como se había dado el gusto de comerse
la galleta, decidió pasar hambre durante el resto del día para asegurarse de
que no aumentaría más. Tal vez, también debería considerar desayunar
moderadamente a la mañana siguiente.
"He terminado de comerme la galleta", dijo Leah. "Ahora, ¿Responderás a
mis preguntas?"
"Ah, bueno está bien", respondió Ishakan, renuente.
Leah lo miró de forma aguda. Entonces, Ishakan suspiró y luego dijo.
"Bien, bien. Hay un Kurkan que sabe de magia. Descubrí que la reina era
una gitana con su ayuda."
"Magia... ¿Entonces ese Kurkan también es gitano?"
"Sí, porque la sangre Tomari fluye en su interior."
Leah, sorprendida, respiró hondo. A diferencia de los Kurkan, cuyas raíces
salvajes podían reconocerse a simple vista, los rasgos de los Gitanos eran
más sutiles, carentes de cualquier cualidad animal. Además, los dos grupos
compartían una relación antagónica. Incluso ahora, los Gitanos todavía
huían de la persecución de los Kurkan.
Aparte del hecho de que su sangre estaba relacionada, estaba claro que
había una historia subyacente escondida. Algo que Ishakan no le había
dicho todavía.
Leah dudó. "¿Por qué...? ¿Por qué no me lo dijiste antes?" preguntó.
"He estado ocupado."
Eso no era una excusa. Leah también había estado ocupada con todos los
problemas que surgían a su alrededor.
"Además", añadió Ishakan, "No había ninguna razón para decírtelo,
¿Verdad? Harás que Byun Gyeongbaek se siente en el trono si permito que
me doblegues, princesa. Tengo que tener algunos secretos."
Leah mantuvo su boca cerrada, eligiendo permanecer en silencio. Podía
sentir la intensa mirada de Ishakan sobre ella. Se sentía extraña
pretendiendo ignorar su mirada, dado que sus rostros estaban a pocos
centímetros de distancia. Ishakan la miró de arriba a abajo, sus profundas y
oscuras pupilas, parecían poder mirar el interior de Leah.
"No te entiendo", dijo.
Ella inhaló profundamente, cerrando los ojos por un momento. Se preguntó
qué habría hecho Ishakan si estuviera en la misma situación que ella. No,
ella lo sabía. En el momento en que se le presentara la más mínima
oportunidad, se habría cortado los grilletes de los tobillos sin dudarlo ni un
instante. Seguramente no habría huido muy lejos, optando en su lugar por
ejecutar una venganza sobre aquellos que lo habían maltratado y sometido.
No resultaba difícil imaginarse a Ishakan manchado con la sangre de los
enemigos de Leah.
Comparado con eso, los esfuerzos de Leah parecían insignificantes. Ishakan
no la entendería, sería incapaz de comprender su deseo.
"No puedo... hacerlo", ella susurró. Los ojos de Ishakan se entrecerraron
ante sus palabras. Finalmente ella encontró su mirada, dejando de evitarlo.
"Asegurar el tratado de paz es mi último deber con Estia."
Por mucho que quisiera morir, Leah no quería terminar su vida de forma
irresponsable. En Estia seguiría viviendo gente muy valiosa para ella
incluso después de su muerte. Quería construir una base sólida para ellos.
Ishakan suspiró profundamente. Le pasó una mano por la cara. "Oh",
murmuró, "Estoy en problemas..."
Leah no lo entendió. Ella quería preguntarle a que se refería. Entonces,
Ishakan le sonrió, casi como si estuviera perdido en sus pensamientos.
"Tu queja me hace querer aceptar el acuerdo", dijo en voz baja. Leah
parpadeó ante su declaración, sorprendida por el afecto que emanaba su
tono melodioso. Sus mejillas se sonrojaron, y rápidamente dijo.
"Tomar una decisión importante sólo por algo como eso..."
"No es la única razón."
Ishakan se acercó a ella. Ella permitió que sus narices se tocaran. Luego
susurró. "Hablo en serio". Los ojos de Leah se agrandaron mucho. Su
habitual actitud burlona y traviesa se había desvanecido, reemplazada por
una actitud magnética.
"¿No preferirías convertirte en la esposa de un Kurkan antes de casarte con
Byun Gyeongbaek?"
Sus labios se separaron automáticamente para responder, pero no pudo decir
nada. Tenía que pensar en esto lentamente.
La Reina de los Kurkan...
Aunque Ishakan mencionó esto en la negociación, Leah asumió que sólo la
estaba molestando. Ella nunca se habría dado cuenta de que él le estaba
ofreciendo esa posición. Innumerables pensamientos comenzaron a girar en
su cabeza, hasta el punto que parecía que una tormenta se estaba desatando
dentro de ella.
¿Estaba siendo honesto? Ella no tenía razón para confiar en su honestidad.
Después de todo, como mucho podía considerar que tenían una relación
s3xu4l. Una relación superficial, donde sólo han compartido sus cuerpos.
Por lo tanto, cuando sus apariencias comenzaran a marchitarse, su conexión
también lo haría.
Matrimonio Depredador - Capítulo
98

Capítulo 98. Matrimonio Por Captura (1)


Mirándolo a los ojos, Leah no pudo evitar recordar su primer encuentro,
que se trató de un encuentro deliberado disfrazado de coincidencia. Sentía
como si esa incidencia hubiera ocurrido ayer... Ishakan con su capa, y ella
con su disfraz.
Tales recuerdos no aliviaron las dudas que surgieron en ella.
Parecía que los Kurkan tenían alguna relación con algunos dignatarios de
Estia. No sería extraño que su rey se involucrara de alguna manera para
atraer a Leah, una figura clave en la sociedad de Estia. Ella estaba
consciente de lo fácil que sería para Ishakan persuadirla y robar la
información más confidencial de Estia.
La razón buscaba advertirla. Su razonamiento le decía que debía apartarse
de él y de sus mentiras. Sin embargo, su corazón no quería creer eso.
Cuando Leah se dio cuenta de que seguía dudando incluso después de
pensar en más de 29 razones diferentes por las que no debía confiar en
Ishakan, sólo pudo llegar a una conclusión.
Su capacidad para mantener un punto de vista objetivo, había sido anulada.
No podía pensar adecuadamente.
Ishakan esperó en silencio una respuesta mientras Leah estaba asombrada
por sus pensamientos conflictivos.
Sin embargo, después de un silencio prolongado, Ishakan dijo. "Nunca es
fácil."
Luego, se inclinó hacia adelante, besándola de forma lenta y suave.
Después del beso simple y cariñoso, sin la sensación empalagosa de la
lujuria. Se alejó sólo lo suficiente para mirarla a los ojos, y le habló una vez
más.
"¿Qué quieres hacer después del tratado de paz?"
Ella no respondió.
"¿Todavía quieres morir?"
Ella bajó la mirada.
"¿Tu estás muriendo por tu conveniencia?"
No podía responder ninguna de sus preguntas fácilmente. Se sentía a la
deriva por su interrogatorio y por los sentimientos que le provocaba. Su
mirada se dirigió hacia el círculo de luz en el suelo, que se reflejaba a través
la ventana. Brillaba como una cuerda luminosa a la que podía agarrarse para
salir de esta habitación sofocante. Una vez que escapara, podría sentir la
brisa fresca quitándole las preocupaciones.
Un impulso familiar surgió en su interior una vez más, pero esta vez, no la
dejaría fácilmente. En el momento en que reconoció esta sensación, no
pudo ignorarla. Se esparció por todo su cuerpo.
El hombre en el que estaba sentada lo había arruinado todo. Incluso su más
firme decisión, que había jurado que nunca cambiaría, había sido afectada
por su influencia. El duro caparazón en su interior se rompió en pequeños
pedazos. Ishakan destruyó sus sólidos planes y los transformó en algo
inestable, algo peligroso.
Estaba vacilante, y repleta de remordimientos. Pero finalmente Leah pudo
responder.
"No quiero morir", susurró. Ella estaba temblando, sentía como si su
garganta hubiera quedado obstruida. Leah sintió como si esa simple frase, la
hubiera roto en pedazos y cortara sus entrañas.
Los ojos dorados de Ishakan estaban fijos en ella, sin presionarla. Sólo le
estaba prestando atención. Destruida en su interior, Leah temblaba en sus
brazos.
"Quiero vivir."
***
Desde su creación, los Kurkan fueron una raza defectuosa. Estaban llenos
de imperfecciones, puesto que nacieron en contra de las leyes de la
naturaleza. Sólo podían vivir hasta la edad adulta y tener descendencia
después de ciertos rituales. Si no podían celebrar los ritos de iniciación,
entonces no podían ni siquiera envejecer, ocupando permanentemente la
línea entre la adolescencia y la edad adulta para siempre.
Los Kurkan rescatados de la esclavitud fueron enviados de vuelta al
desierto para sus iniciaciones. Debían renacer como guerreros para poder
hacer sus tareas y vivir en sus pueblos. Con la intención de despedirlos
antes de que se fueran, Ishakan se dirigió a las llanuras en las afueras de la
capital. La despedida tuvo lugar en el borde de las llanuras. En ese lugar, el
viento soplaba a través de la alta y gruesa hierba.
A diferencia de los Kurkan normales e iniciados, estos Kurkan eran mucho
más pequeños. Estaban vestidos con túnicas y mochilas colgadas sobre sus
hombros. Mirando a Ishakan, esperaban respetuosamente a que se dirigiera
a ellos.
"Que la tormenta de arena se calme a cada paso que den", les dijo, y ellos
inclinaron sus cabezas, agradeciéndole.
Una mujer que estaba parada en la parte delantera del grupo habló
cuidadosamente. "Pensamos que nuestro rey nos había abandonado", dijo.
Ishakan se rió entre dientes por su declaración. Sus compatriotas apartaron
la vista, mirando hacia otro lado.
"Yo también fui abandonado en el pasado". Sus ojos se volvieron fríos
mientras hablaba, recordando a su predecesor. "Me levanté de las mismas
profundidades que todos ustedes habitaron alguna vez."
Matrimonio Depredador - Capítulo
99

Capítulo 99. Matrimonio Por Captura (2)


Genin y Haban miraban tranquilamente a Ishakan, momentos del pasado
pasaron por sus mentes. Cuando Ishakan decidió convertirse en el nuevo
rey, solicitando su ayuda, juró que nunca sería como su predecesor. Estos
recuerdos aún estaban vividos en sus mentes.
Ishakan extendió su mano. "Ha llegado el momento", declaró. "Todos
ustedes todavía tienen un largo camino por recorrer."
Ishakan se puso a despedirse de cada uno de los Kurkan uno por uno.
Mientras lo hacía, un caballero que estaba en la parte de atrás se acercó a
Haban. Se trataba del Kurkan que le había servido a Leah en la casa de
subastas.
"Disculpe", comenzó a hablar, "Pero esa mujer que nos salvó, ¿Sabe por
casualidad dónde vive y si es soltera?"
Haban se asustó por las audaces preguntas del Kurkan. Se quedó paralizado
como hubiera sido impactado por un relámpago, pero el Kurkan continuó
hablando ignorando la reacción de Haban.
"Si está soltera, ¿Puedo venir a secuestrarla más tarde? Creo que me
enamoré a primera vista. Por supuesto, le preguntaré educadamente si está
de acuerdo con el matrimonio por captura..."
Genin movió su mano rápidamente, cerrando la boca del Kurkan a la
fuerza. El Kurkan estaba sorprendido y un poco confundido por la
situación. Ishakan, que había estado observando discretamente la escena,
sonrió.
"Lushan", gritó con calma.
El Kurkan en cuestión, que acababa de quitar la mano de Genin de su boca,
miró de reojo a Haban y a Genin antes de responder.
"Sí, mi rey."
Ishakan miró fijamente a Lushan en silencio, y el rostro de Lushan se
volvió rígido poco a poco. Desvió su mirada hacia abajo, para no mirar los
ojos dorados de Ishakan. Finalmente, no pudo soportar más la presión y
comenzó a temblar ligeramente.
"Espero sinceramente que no lleves a cabo ninguno de esos planes", dijo
lshakan.
"...Lo siento."
Lushan se inclinó profundamente. Haban y Genin lo miraron con lástima.
Sin embargo, la ignorancia también se considera un pecado. A pesar de
todo, Lushan tuvo suerte de que las cosas terminaran de esta manera.
Después de este pequeño acontecimiento, los Kurkan se despidieron y se
marcharon al desierto. Ishakan observó las espaldas de sus compatriotas
durante algún tiempo mientras avanzaban a través de las eulalias.
« Eulalia - es una planta herbácea. »
Su cabello revoloteaba en la brisa fresca. Pensaba en el sol ardiente y las
arenas doradas de su ciudad natal. Extrañaba muchas cosas de ese lugar. Sin
embargo, no podía volver todavía, puesto que aún tenía muchas cosas que
hacer. Se marchó. Haban y Genin lo siguieron. Conversaron sobre una
variedad de temas.
"Creo que Byun Gyeongbaek de Oberde se ha vuelto loco."
"Actúa como si actualmente estuviera sentado en el trono sólo porque la
princesa le mencionó que podría tener éxito."
Ishakan se enfurecería si Byun Gyeongbaek se casara con la princesa real y
obtuviera el derecho al trono. Byun Gyeongbaek sólo tenía control sobre las
fronteras debido a su poder militar. Sin embargo, si pudiera obtener el poder
de la familia real al casarse con la princesa, toda la historia cambiaría.
Si Byun Gyeongbaek lograba fortificar su poder militar, asegurar los
recursos financieros y conseguir el apoyo de los nobles a favor de la
princesa, la posición del príncipe heredero se vería realmente amenazada.
Al principio, Byun Gyeongbaek quería tener a la princesa real simplemente
porque deseaba una esposa hermosa y honorable. Sin embargo, las
pequeñas brasas de la codicia que Leah había alentado con su insinuación
sobre el trono, estaban comenzando a arder.
"Este país es un desastre", refunfuñó Haban, "Y la princesa siempre se está
sacrificando por ello..."
Ishakan sonrió. "Siempre habrá problemas dondequiera que se encuentren
Gitanos", dijo.
Genin intervino. "¿Y que hay de la reina?"
"Bueno, eso me preocupa."
"Si la Reina es una Gitana, ¿No está todo el palacio en peligro?" Preguntó
Haban, con voz grave.
"Es más que peligroso. El palacio es suyo."
Los hechizos no eran omnipotentes. Había que trabajar duro y cumplir
ciertas condiciones. Pero aunque iniciar un hechizo resultaba difícil, cuanto
más tiempo permanecía activo, se volvía más poderoso y más difícil de
romper. Había pasado mucho tiempo desde que la reina había llegado al
palacio, así que el lugar debería estar plagado de hechizos de ella.
"Ella podría haber hechizado al rey también", dijo Ishakan.
"Debe tratarse de un antiguo hechizo. Lavado de cerebro, ¿No?"
"Tal vez. Fue la primera persona a la que ella se acercó."
Ella debe haber gastado mucho esfuerzo para obtener el amor del rey y
fomentar que desterrara a la reina anterior. Cuando Ishakan vio al rey en el
almuerzo, definitivamente no estaba en una condición normal. A estas
alturas, el lavado de cerebro debía haber progresado bastante.
Probablemente, la influencia de la reina debe haber penetrado lo suficiente
en el rey, como para que no pudiera distinguir sus propios pensamientos de
las exigencias de la ella. Sin embargo, el problema era que no se podía
saber con seguridad hasta que punto había llegado la reina. Seguramente no
se habría detenido con un simple hechizo sobre el rey.
Ishakan, ahora frunciendo el ceño, dijo.
"Llama a Morga", indicó.
El rostro de Genin se oscureció y ella miró a Haban. La expresión en su
rostro indicaba que no le agradaba la idea. Al percibir esto, Haban hizo un
último esfuerzo para persuadir a Ishakan de lo contrario.
"Si llamamos a Morga", dijo, "Podríamos perder los rastros de los Tomaris
que hemos estado siguiendo."
Ishakan sacudió la cabeza. "No hay forma de evitarlo. Este asunto es mucho
más urgente."
Haban y Genin pusieron expresiones sombrías. Mientras tanto, Ishakan, fijó
su mirada en el horizonte, en la dirección en la que se encontraba el palacio
de Estia, aunque no estaba a la vista. Sus labios se curvaron en una sonrisa.
El pequeño susurro vacilante de Leah reverberó en su mente, calentando las
profundidades de su corazón.
|Quiero vivir.|
Ishakan estaba desesperado por cumplir sus deseos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
100

Capítulo 100. Una Muñeca Sin Vida


Leah se sentía atrapada en un sueño. Cada vez que recordaba su
conversación con Ishakan en la Habitación de la Gloria, su corazón se
aceleraba. La sombra de la melancolía que siempre vagaba dentro de ella se
había evaporado, cubierta en una luz de esperanza.
Todavía no había nada definitivo, pero una tenue esperanza se había
plantado dentro de ella, asegurándole que todo saldría bien de alguna
manera. Leah nunca hubiera conseguido esta actitud optimista por sí
misma.
Sin embargo, no pudo disfrutar mucho de esta sensación. Un visitante
inesperado irrumpió repentinamente en el lugar donde estaba, buscando
rudamente su atención sin siquiera concertar una cita previa.
"No te he visto la cara últimamente, Leah."
Leah había estado sentada sola en su oficina, revisando algunos documentos
importantes. Lentamente levantó la cabeza.
"Príncipe heredero", reconoció tranquilamente.
Blain había abierto la puerta bruscamente para irrumpir en la oficina. Las
sirvientas del palacio real que lo siguieron, estaban desesperadas. Intentaron
disuadir a Blain mientras lo seguían, pero no pudieron. Leah suspiró,
colocando su pluma en el portaplumas.
"Tráiganme un poco de té", ordenó. Pidió el té como una excusa para que
las sirvientas se alejaran y no quedaran atrapadas en cualquier eventualidad
como la última vez. Blain se sentó en el sofá frente al escritorio de Leah.
Se sentó con arrogancia, con las piernas muy abiertas. Su cabello, con los
mismos tonos plateados de la luna, brillaba suavemente. Leah miró a su
medio hermano con evidente desinterés.
Notando la forma en que ella lo miraba, le habló bruscamente. "¿Por qué
me miras de esa manera?"
Leah se mordió el labio, conteniendo su desagrado. "Date prisa y dime lo
que quieres."
"Voy a cazar con las bestias salvajes", dijo. "Quiero que tú también vengas."
No sólo le estaba avisando, también le estaba dando una orden. La mano de
Leah, que estaba apoyada en su escritorio, tembló. Ella cerró su mano en un
puño. Blain ya había arruinado el almuerzo, ¿Ahora que estaba planeando?
Ella ignoró la forma en que sus labios se curvaban. "Apenas tuvimos
nuestra primera reunión de negociación. Por favor, ¿No puedes quedarte
quieto hasta que las negociaciones terminen completamente?"
Blain se rió brevemente. "¡Te has vuelto más arrogante!"
Se levantó del sofá, acercándose lentamente a Leah. Luego, puso sus manos
sobre su escritorio. Ella lo miraba con recelo. Él sonreía ampliamente
mientras la miraba.
"Parece que algo ha estado pasando últimamente", susurró. "Has estado
aceptando todo lo que ellos quieren". Sus pálidos dedos rozaban
suavemente el cabello de Leah, como si quisiera peinarlo. "Si tanto te gusta
la bestia, ¿Qué te parece si lo ponemos a dormir en el establo?"
De repente, Blain le agarró con fuerza el cabello, causándole dolor. "Sería
emocionante verlo entre los caballos", se burló.
"Si eso sucediera, seguramente los nobles admirarían la elegancia de Estia",
respondió Leah, con una expresión inquebrantable.
Esperaba que Blain levantara la mano y la abofeteara, pero el golpe nunca
se produjo. En lugar de abofetearla, se rió.
"Trae un pañuelo el día de la cacería", le dijo.
Eso fue todo. Antes de que las sirvientas pudieran traer el té, Blain se había
ido. Leah, agarró la pluma nuevamente. La tinta en su punta caía como
lágrimas, ennegreciendo la hoja de papel que tenía delante. La oscuridad
parecía inundar todo su cuerpo.
Se sintió terrible.
***
Una voz encantadora resonaba más allá de una puerta cerrada. Los sonidos
que parecían retumbar a través de los muros del castillo, transmitían el acto
s3xu4l que estaba ocurriendo en el interior. Esos sonido bastaban para hacer
arder los oídos de cualquiera, pero Blain, que estaba sentado en un sofá
cercano, permanecía indiferente. Su rostro reflejaba un aburrimiento
inaudito. Habían sirvientas en fila detrás de Blain para atenderlo, se
esforzaban en mantener sus rostros inexpresivos. Llenaban en silencio su
vaso cada vez que lo vaciaba.
Un último gemido resonó antes de que la habitación cerrada finalmente
quedara en silencio. Después de unos momentos, la puerta finalmente se
abrió. Cerdina salió de la puerta, apartando su cabello sudoroso.
Sus ojos se agrandaron, sorprendida.
"¿Blain?" preguntó.
Un espeso aroma provenía desde la puerta abierta. Dulce, pesado y
repugnante. Cuando Blain la miró fijamente, frunciendo el ceño, ella le
sonrió suavemente y abrió la puerta aún más para revelar la escena detrás de
ella.
El rey estaba en su dormitorio. Sin vergüenza, permaneció reclinado y
desnudo en la cama, mirando al techo con una mirada soñadora. Sus ojos
estaban desenfocados y desprovistos de espíritu. Parecían los ojos de un
muñeco.
Cerdina se arregló su vestido desordenado para ocultar mejor su figura,
todavía sonriendo a Blain.
"No sé si es un efecto secundario del hechizo, pero parece que tomará algún
tiempo". Ella dijo mientras caminaba descalza sobre la alfombra. Se sentó
al lado de Blain y habló con una voz afectuosa. "¿Has esperado mucho
tiempo? ¿Por qué no entras?"
Blain resopló. "Sé exactamente lo que estás haciendo. ¿Cómo podría
entrar?"
"Bueno, esto es mucho mejor que comportarme como madre que
desperdicia en vano el precioso tiempo de su hijo", dijo, antes de beber de
un vaso que le habían dado las sirvientas.
La mirada de Blain se dirigió inconscientemente hacia el rey, que todavía
estaba reposando en silencio. Viendo el cabello plateado del rey, Blain se
puso a pensar. Se dice que no se puede engañar a la sangre, y que los dos se
parecían mucho. Blain había escuchado que cuando el rey era más joven,
había sido un hombre muy apuesto. Tan hermoso como él.
Cerdina, al notar que Blain contemplaba el rostro del rey, se echó a reír. Al
escuchar ese repentino sonido, Blain rápidamente apartó su mirada, pero lo
hizo demasiado tarde. Ella lo había descubierto.
"¿Quieres que haga lo mismo con Leah? ¿Una muñeca sin vida?", preguntó.
Su suave voz sonaba tentadora. Sonrió fríamente.
Matrimonio Depredador - Capítulo
101

Capítulo 101. Cazando Con Las Bestias (1)


"No es necesario."
"De acuerdo, Blain", dijo ella, dándole una suave palmada en la cabeza.
"Buena decisión. Si lo hiciera, las cosas se volverían muy aburridas, ¿No?"
Blain no respondió, por lo que ella continuó. "Espera un poco más y todo
caerá en tus manos. Será mucho más encantador que esa marioneta de
hombre. No seas demasiado impaciente."
Blain permaneció en silencio, mientras Cerdina lo mirada de forma
cariñosa. Pasó su mano por su flequillo desordenado y le susurró: "Todo
será tuyo. Leah, este país... Este continente..."
Su ambición no podía satisfacerse sólo con este pequeño reino. Cerdina no
tenía ninguna duda, convencida de que alcanzaría todo lo que su corazón
deseaba.
"Con respecto a la cacería, ya lo he escucha todo". Después de decir eso,
ella sonrió levemente, consciente de la verdadera naturaleza de la visita de
Blain. "Me sorprendió un poco al principio, pero que importa si de todos
modos las bestias me estaban vigilando. Por esa razón, es mejor
encontrarme con ellos en un lugar que haya preparado."
Ella apoyó la decisión de Blain, diciendo que había sido algo oportuno.
Finalmente, habló. "¿Aunque te esté poniendo en peligro?", preguntó.
Apretó los puños, sus venas brotaron en la palidez de su piel. Habló con voz
tensa. "¿También me apoyaras?"
Los ojos de Cerdina se agrandaron ante la declaración de su hijo. Pero,
rápidamente su expresión se relajó y le respondió. "Por supuesto, Blain.
Estoy segura de que tienes tus razones. Incluso te proporcionaría mi
cadáver si lo necesitaras. Todo lo que quieras. Me aseguraré de que lleves
esa corona, querido hijo."
Su voz sonaba empalagosa, insensata y cariñosa. Escucharla dejó un sabor
amargo en la lengua de Blain.
'Ya has llegado demasiado lejos', pensó.
***
Parecía que llovería en cualquier momento. El tiempo nublado era
totalmente inadecuado para una cacería, pero eso no disuadió a los que
decidieron reunirse para participar en ella. Después de todo, el verdadero
objetivo no era cazar.
Leah, que estaba observando el cielo, bajó la mirada para observar su
entorno. Tiendas de campaña se extendían por todo el bosque y habían
hogueras encendidas, formando unas barracas para mayor conveniencia.
Los cazadores y asistentes presentes se movían en perfecto orden,
preparándose para la próxima cacería. Los cocineros también estaban
preparados para recibir cualquier animal que los cazadores les
proporcionaran.
Sin embargo, aunque se habían reunido más de cien personas, sólo unos
pocos decidieron participar en la cacería. El rey de Estia no acudió,
alegando una enfermedad. La reina, el príncipe, la princesa y el rey de los
Kurkan eran las únicas personas presentes que pertenecían a la realeza.
La Condesa Melissa estaba parada al lado de Leah con una expresión de
nerviosismo en su rostro. Leah miró a su alrededor, pero no pudo encontrar
a la Baronesa Cinael entre las personas que la seguían. Se preguntó por qué
la Baronesa no estaba, puesto que solían gustarle asistir a este tipo de
actividades. Sin embargo, Leah decidió indagar más sobre este asunto
cuando se terminara la cacería y se puso en marcha lentamente. Se dirigió al
lugar donde se encontraban enjaulados los halcones.
Una vez en el lugar, vio un halcón agitando las alas dentro de una gran
jaula. Ese halcón era de Leah. Ella sonrió cuando el ave pareció
reconocerla.
Se puso los guantes y le dio de comer pollo crudo. Le encantaba que se
viera tan valiente y elegante incluso cuando sólo estaba comiendo. Parecía
que el halcón podría capturar fácilmente un conejo o una paloma, pero en
realidad, no era muy bueno cazando. Leah nunca lo entrenó en ese sentido.
Lo recompensaba con deliciosos alimentos, aunque sólo sabía hacer vueltas
en el aire, y estaba acostumbrado a una vida sencilla.
Sin embargo, a diferencia del ingenuo halcón de Leah, el halcón de Cerdina
era más astuto. Cazaba muy bien. Y si no podía atrapar a su presa
directamente, la atraía hacia los cazadores para que la atraparan en su lugar.
Todos los demás aristócratas codiciaban el halcón de Cerdina. Sin embargo,
Leah no. A ella no le interesaba mucho la caza, así que no le importaban
esas características. Prefería quedarse con su propio halcón, con la
intención de explorar el bosque con él.
Sin embargo, de la nada, el halcón de Leah dejó de picotear, olvidando
brevemente el pollo crudo que le había dado. Parecía dudar, mirando hacia
otro lado. Las demás criaturas presentes se comportaron de forma similar.
Por ejemplo, los caballos y los perros de caza movieron sus cabezas para
mirar en una dirección al unísono.
Los perros de caza habían estado ladrando vigorosamente, pero ahora
estaban calmados y sus colas moviéndose hacia abajo. Los caballos dejaron
de masticar sus zanahorias y retrocedieron silenciosamente, abandonando
su comida como lo había hecho el halcón de Leah. El miedo innato a un
depredador superior los invadió, tanto que comenzaron a actuar con
precaución.
Las miradas de las personas reunidas en el bosque, naturalmente siguieron
las miradas de los animales. El bosque, antes ruidoso, se quedó en silencio.
Los animales parecían haber percibido la presencia del rey de los Kurkan,
Ishakan.
Matrimonio Depredador - Capítulo
102

Capítulo 102. Cazando Con Las Bestias (2)


Leah notó que Ishakan caminaba tranquilamente hacia ella. Su aura habitual
había sido reemplazada por una de mayor imponencia. Llevaba ropa de
caza, y quizás sólo eso bastaba, para dar una impresión diferente. Resultaba
extraño verle llevar un carcaj y una espada en la cintura, pero le quedaba
bien.
Detrás de Ishakan estaban los Kurkan que había elegido para que lo
acompañaran en la cacería. Habían cinco en total, incluyendo a Haban y a
Genin. Sin embargo, había uno en particular al que nunca había visto antes.
Era un hombre que tenía su cabello largo atado hacia atrás, cuyas hebras
llegaban a rozar su cintura. Tenía un tatuaje en la piel, que se extendía desde
el borde del ojo hasta la altura de las mejillas. Tenía los ojos largos y
delgados. Sus labios estaban ligeramente curvados en una sonrisa.
Antes de que Ishakan pudiera alcanzar a Leah, otra figura apareció para
saludarlo.
Blain había estado revisando su caballo, pero dejó de hacerlo para acercarse
a Ishakan. Los dos hombres se miraron fijamente por un momento sin decir
ninguna palabra. Blain fue el primero en abrir la boca.
"Gracias por haber decidido cazar con nosotros hoy, señor", dijo.
Entonces, Cerdina, con un vestido sencillo y cómodo muy parecido al de
Leah, salió de una tienda de campaña. Observó el entorno con ojos
soñolientos. Sin embargo, en cuanto vio a los Kurkan, se recompuso con
elegancia y se acercó a su rey.
"Cuánto tiempo sin verte", saludó. "¿Cómo has estado?"
Los Kurkan se quedaron mirando a Cerdina como si se tratara de una
criatura particularmente interesante. Sus ojos dirigidos a ella, daban miedo
e intimidaban, pero Cerdina no vaciló ni un poco. Simplemente sonrió
amablemente. Ishakan le devolvió la sonrisa..
"Gracias a la gran hospitalidad de Estia, mi estancia ha sido muy
confortable."
Aunque el almuerzo al que asistió se había arruinado aquella vez, nadie lo
había mencionado. Todos sonrieron y siguieron hablando como si nada
hubiera pasado. En los círculos sociales, el enemigo de ayer podía
convertirse fácilmente en un amigo al día siguiente. Sin embargo,
independientemente de la frecuencia con que se producían esas situaciones,
siempre resultaban extrañas de presenciar.
Leah fue la última en acercarse. Pensaba saludar con sencillez y apartarse
inmediatamente, pero no estaba segura de que Ishakan se lo permitiera.
Cuando se acercó a Ishakan, los Kurkan que observaban a Cerdina
desviaron su miraba hacia Leah. La miró tranquilamente a los ojos, e
inconscientemente sonrió.
"Princesa", dijo Ishakan. Despreocupado por los que le rodeaban, habló con
un tono de voz suave. "¿Te gustaría conseguir algún animal? Lo atraparé
para ti."
Leah iba a responder, pero otra persona habló primero.
"Mi hermana lo cazará por sí misma". Blain agarró fuertemente a Leah por
la muñeca, y la haló, poniéndola detrás de él. "No tiene que hacer nada por
ella, señor."
La atención de Ishakan no estaba centrada en Blain. En su lugar, sus ojos se
enfocaban en la muñeca de Leah, mirando con severidad el molesto agarre
que la sujetaba. Lentamente, con una intención peligrosa, movió su mirada
hacia la cara de Blain.
"Príncipe heredero, ¿De qué tienes tanto miedo?" Sus labios se curvaron en
una sonrisa superficial. Sin embargo, a diferencia de la naturaleza amable
de su expresión, sus ojos estaban fríos y brillaban siniestramente.
Su voz, tranquila pero penetrante, desafió al príncipe.
"¿Crees que voy a capturar y casarme con la princesa en este momento?"
Cualquiera que hubiera escuchado podría decir que Ishakan tenía la clara
intención de provocar al príncipe. Blain respiró profundamente, tratando de
contener su creciente irritación.
"¿Tengo que temerle a algo?", replicó. El príncipe pudo mantener una
sonrisa en su rostro a pesar de la ira en su voz. "Has venido a Estia
personalmente, con la intención de firmar un tratado de paz... Teniendo eso
en cuenta, supongo que tu objetivo no es iniciar una guerra". Habló con
frialdad, con una voz tan escalofriante como el viento invernal. "No
deberías codiciar lo que otro posee."
Ishakan pareció reflexionar sobre las palabras de Blain antes de reírse
brevemente. Leah, atrapada entre la conversación de los dos hombres, miró
a Cerdina.
La reina parecía feliz. Normalmente, se mostraría susceptible ante cualquier
muestra de desconsideración o falta de respeto hacia su preciado hijo, por lo
que su actual actitud le pareció a Leah inusualmente extraña. Inquieta, optó
por no perder de vista a Cerdina y observar sus acciones.
Ishakan también miró a Cerdina, con una sonrisa en sus labios. "Realmente,
ahora... Creo que esta va a ser una caza divertida", dijo. Leah captó la forma
en que sus ojos dorados brillaban de forma astuta y enigmático.
"Estoy deseando que comience", respondió Blain, y en cuanto terminó de
hablar, Ishakan se alejó inmediatamente.
La conversación había terminado, y Blain miró la espalda de Ishakan antes
de darse la vuelta también, arrastrando a Leah de vuelta a su
campamento. La dejó en un sitio cercano mientras él continuaba con sus
preparativos para la caza.
Leah observó cómo Blain probaba la cuerda de su arco y examinaba la
montura de su caballo. No la miró hasta que terminó.
"Leah, el pañuelo", ordenó.
Las manos de ella se movieron bruscamente, ofreciéndole en silencio un
pañuelo que había traído. Lo había conseguido por casualidad, puesto que
lo había encontrado tirado en el palacio, y aunque Blain debía de saberlo,
recibió el pañuelo sin protestar. No le importaba su origen, lo importante
era que lo recibía de ella.
"¿Quieres un cuerno de ciervo?", preguntó, atando el pañuelo que le dio
Leah alrededor de su muñeca. "¿O una cola de zorro?"
Leah sabía que su hermano seguiría molestándola si no elegía algo, así que
le respondió automáticamente, sin entusiasmo. "Quiero la piel de un zorro",
dijo. Sin embargo, la primera criatura que se le ocurrió no fue un zorro, sino
un lobo. El animal que le recuerda a Ishakan.
Se sacudió ese pensamiento. Aparentemente, Ishakan había estado
ocupando su mente.
Matrimonio Depredador - Capítulo
103

Capítulo 103. Cuando Te Enamoras (1)


Blain sonrió, complacido por su sumisión, pero su expresión no le
agradaba. La apacibilidad de la misma no concordaba con su verdadera
personalidad. "Como quieras, hermana", dijo. "Espera aquí. Te atraparé el
más grande".
Luego, se marchó para guiar a los asistentes y sus caballos hacia el bosque.
Después de confirmar que se había ido, Leah miró a los lados.
Los Kurkan también estaban a caballo, preparados para partir. En particular,
carecían de fustas, puesto que sabían manejar a los caballos sin necesidad
de herramientas específicas. Los perros de caza asignados a los Kurkan eran
los más rebeldes del grupo, pero su comportamiento actual asombró a los
demás cazadores que los observaban.
« Fusta - vara delgada y flexible, que se usa como un látigo para estimular
al caballo. »
No necesitaron persuadir con comida o gritarles a los perros de caza
rebeldes para que obedecieran, los Kurkan los disciplinaron fácilmente.
Obedecían ante el más mínimo silbido y a la más ligera palmada, como si
hubieran sido perfectamente adiestrados desde el principio.
Los sirvientes presentes se asombraron y se asustaron ante esta escena. Sin
embargo, eran conscientes de que el control de los Kurkan se basaba en la
cercanía, en un tipo de parentesco, con las bestias. Aunque su apariencia
externa era humana, los Kurkan eran individuos completamente diferentes.
Leah estaba observando a uno de los Kurkan cuando se giró ligeramente y
sus ojos se encontraron con los de Ishakan. Sin embargo, en lugar de verlo
partir, apartó su mirada de Ishakan y regresó a las barracas que le habían
sido asignadas como princesa real. Les dijo a las sirvientas que se relajaran
en una tienda de campaña que estaba situada enfrente, mientras ella
descansaba sola en el interior de otra. Pensaba tomarse un breve descanso
antes de iniciar una cacería con los halcones, pero Cerdina la había llamado.
Hacía mucho tiempo que no estaba a solas con Cerdina. La simple idea de
hacerlo, de tener que soportar a esa mujer una vez más, drenó
instantáneamente la energía de Leah.
Deambulando un rato sola en su propia tienda de campaña, mientras
pensaba, sacó un pañuelo de entre su pecho. Se trataba de un pañuelo
diferente al que le había regalado a Blain. Un pañuelo fabricado en Estia, de
color blanco puro y bordado con hilo de oro en cada una de sus cuatro
esquinas. Leah lo apreciaba y lo llevaba consigo a menudo, pero hoy lo
trajo para dárselo a Ishakan.
Sin embargo, a pesar de sus mejores intenciones, no pudo. Mientras dudaba
perdió la primera oportunidad de dárselo. Se había desanimado por los ojos
que parecían seguirla, observando obedientemente y con curiosidad cada
una de sus acciones. Leah acarició el pañuelo en sus manos y un
sentimiento de arrepentimiento comenzó a plantarse silenciosamente en
ella, envolviendo su mente.
'Se lo daré, sin importar quién vea', pensó. Por primera vez quería actuar
sin tener que preocuparse por los comentarios de los demás dijeran, aunque
sabía más que nadie por qué no podía comportarse de esta manera.
Leah detuvo sus pasos abruptamente. Miró el pañuelo y sintió que surgía en
su interior un desagrado desmesurado, dirigido a la inocente tela que tenía
entre las manos. Quiso tirarlo al suelo, frustrada, pero se contuvo y lo
volvió a guardar. Por muy alterada que estuviera, debía mantener su
dignidad de princesa real.
"¡......!"
Mientras Leah reprimía sus emociones, alguien la abrazó de repente por
detrás, sorprendiéndola. Ni siquiera pudo gritar debido a la conmoción, pero
sus ojos se agrandaron. Respirando con dificultad, la persona que la agarró
la hizo girar con una mano grande y firme.
La sujetó por la cintura con un brazo mientras acercaba su cara, deseoso de
darle un beso. Su impaciencia se hizo evidente en la forma en comenzó a
besarla.
Leah aceptó el beso casi inconscientemente, por reflejo. Al dar un paso
atrás, ella se tropezó con algo y se cayó. Pronto, se encontró
accidentalmente tirada sobre un largo sofá. Sus dos manos estaban siendo
presionadas por las manos de su agresor, mucho más resistentes. Unos ojos
dorados la miraban fijamente, llenos de alegría.
"Hola", sonrió Ishakan, acercando suavemente su nariz a la de ella. "¿Estás
sorprendida?"
Le lamió su mejilla sonrojada. A Leah se le escapó una respiración en
forma de jadeo. Y su corazón, que latía con fuerza, parecía a punto de
salírsele de su pecho en cualquier momento. Sí, ciertamente estaba
sorprendida, pero otra emoción, otro impulso, parecía apoderarse de ella
también. Leah se mordió el labio para no decir nada potencialmente
condenatorio.
"Tienes algo para mí, ¿Verdad?", preguntó. Se trataba de una pregunta que
buscaba incitarla a que no desistiera de entregarle lo que le había traído.
Quizá los Gitanos no eran los únicos con trucos y hechizos bajo la manga.
A veces parecía que Ishakan podía leer la mente.
"...Sí", confesó Leah, entre dientes. "Tengo algo para ti."
Ella se movió, tratando de alcanzar el pañuelo que había guardo en su
pecho, pero sus esfuerzos pronto resultaron infructuosos y dejó de
intentarlo. Ishakan no la soltaba. Ella lo miró fijamente implorando que la
soltara, pero él solo sonreía.
"Deja que lo agarre."
Agarró las muñecas de ella con una sola de sus manos. Leah siempre había
sido consciente de lo grandes que eran las manos de Ishakan, pero ahora su
tamaño resultaba aún más impactante. Podía sujetar fácilmente sus dos
muñecas con una sola mano. Su otra mano recién liberada se movió para
acariciar su piel, el cuero de su guante se deslizó suavemente sobre su
cuello para bajar lentamente hasta su pecho.
"Creo que lo escondiste bien... aquí..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
104

Capítulo 104. Cuando Te Enamoras (2)


"¡No!" exclamó Leah. "¡No lo hagas! ¡Suéltame...!"
Ishakan parecía disfrutar cuando Leah armaba un escándalo. Le besó la cara
y el cuello, perturbando sus sentidos. Resistiendo con más intensidad, Leah
consiguió apartar a Ishakan y sacar ella misma el pañuelo. Sin embargo, en
cuanto lo hizo, se dio cuenta de que la falda de su vestido se le había subido
hasta los muslos.
Ishakan le besó la rodilla ruidosamente, mientras descaradamente miraba
hacia sus muslos. Estos ahora estaban expuestos debido a que la falda de su
vestido estaba elevada. Le agarró los muslos. Su toque se sentía extraño por
los guantes. Su cuerpo se estremeció ante la fría textura del cuero.
"Qué desperdicio", se quejó Ishakan. "No tengo mucho tiempo".
Si tuviera tiempo, ella no sabía qué demonios haría.
Leah cerró rápidamente las piernas para cerrar la brecha entre ellos.
Ishakan, que estaba encima de ella, se levantó todavía sonriendo. El sofá,
que había soportado su peso todo este tiempo, chirrió como si apenas
hubiera podido aguantar el peso de ambos. Ishakan pesaba un poco más hoy
debido a la incorporación de su espada.
Ella lo examinó atentamente una vez más. El arco y el carcaj con los que
había llegado estaban probablemente atados a su caballo, mientras que la
espada permanecía consigo. Aunque Leah no había visto a Ishakan manejar
su espada antes, parecía increíblemente hábil para blandirla.
Entonces, Ishakan ató a la empuñadura de su espada el pañuelo que Leah le
había dado. Todos se preguntarían de dónde lo había sacado en cuanto lo
vieran. Leah, consciente de ello quería detenerlo, pero terminó cediendo
cuando Ishakan comenzó a hacerle una pregunta.
"¿Qué tipo de bestia te gustaría que capturara?"
Ishakan pensaba traerle una presa después de la cacería. Bueno, si él había
pretendido hacer eso desde el principio, entonces la gente hablaría sin
importar si ella decidía darle su pañuelo o no. De todos modos, siempre
habría alguien contando chismes sobre ellos...
Leah continuó profundizando sobre sus pensamientos, y se sorprendió
cuando se dio cuenta de que comenzaban a volverse bastante agresivos.
Parecía como si se estuviera convirtiendo poco a poco en alguien como
Ishakan.
Ella decidió cambiar de tema, y dijo. "No sé en qué estaba pensando Blain
cuando te invitó."
"Supongo que está tratando de competir aprovechando la jerarquía",
respondió Ishakan. La miraba mientras ella se sentaba en el sofá.
"Competiré con confianza, aunque la reina y el príncipe puedan tener sus
trucos."
'¿Sólo eso?' Leah no podía creerlo, pero Ishakan estaba tranquilo.
"Es normal volverse un poco loco cuando te enamoras", dijo Ishakan. Ella
no entendía por qué mencionaba el amor de la nada.
Ishakan inclinó ligeramente la cabeza. "Mírame, Leah". Sus ojos se
entrecerraron, con una ligera sonrisa en los labios. "Yo también estoy
siendo bastante estúpido."
Leah observó a Ishakan, atónita. Las palabras de Ishakan estaban
retumbando en su cabeza, aunque él permanecía imperturbable, como si no
hubiera dicho nada extraño. Los ojos de Leah se agrandaban cada vez más
mientras hacía lo posible por ordenar sus pensamientos. Asombrada, ella se
llevó una mano a su boca.
¿Qué acababa de escuchar?
Mientras Leah permanecía sentada sin saber qué hacer, Ishakan tomó su
mano y colocó galletas de tamaño moderado horneadas con trozos de
dátiles de palmera. Apiló unas cinco galletas sobre la palma de la mano de
ella, deteniéndose hasta que no hubo más espacio.
"Estaré un rato con el príncipe heredero, así que espera. Cómete todas estas
mientras lo haces", dijo, pasando una galleta por los labios de Leah. Leah,
desprevenida, masticó y tragó por reflejo. El dulce sabor de los dátiles de
palmera finamente troceados se extendió por toda su boca, pero dada la
rapidez con la que tragó, no pudo degustar bien los sabores.
Sin embargo, esa no era su mayor preocupación. Leah se levantó del sofá.
"Justo ahora...", comenzó, pero se detuvo brevemente. Intentó hablar
adecuadamente, pero no pudo dejar de tartamudear. "Justo ahora, lo que me
has dicho..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
105

Capítulo 105. Cazando Con Madre (1)


Ishakan sólo siguió observando el rostro sonrojado de Leah. Siempre se
comportaba igual, podía hablar tranquilamente pero se abstenía de hacerlo a
menos que se le interrogara. Nunca hablaba primero, sino que optaba por
esperar las insistentes preguntas de Leah. Una vez más, ella no tuvo más
remedio que seguir insistiendo, para que aclarara lo que había dicho.
"¿Qué... Qué has querido decir?", preguntó. En cuanto dijo esas palabras,
cerró los ojos con fuerza, avergonzada. Había sonado muy estúpida...
Debería haberse expresado con más elegancia, con más gracia. Su rostro se
calentó lo suficiente como para sentir que toda su sangre se estaba
acumulando en las punta de sus orejas.
Después de esperar unos momentos, todavía no recibía respuesta de
Ishakan. Lentamente y con cuidado, abrió los ojos. La visión ante ella la
hizo sorprenderse.
Ishakan miraba fijamente a Leah, sin pestañear. Sus iris doradas parecían
brillantes y sus pupilas emanaban una aguda sensación de hambre, como si
estuviera mirando la presa más apetecible de toda la tierra.
"Eres muy linda", murmuró.
Leah se estremeció. Si actuaba más lindo, sospechaba que la devoraría
entera, masticándole hasta los huesos. Ella inhaló profundamente e Ishakan
la abrazó con firmeza. Comenzó a acariciarla. Le dio pequeños mordiscos
por varias partes, chupando ocasionalmente su carne sensible, pero Leah
permanecía aturdida, sosteniendo aún las galletas en la mano.
Entonces se escuchó un débil silbido. Ishakan se detuvo y frunció el ceño
en señal de disgusto. "Ahora sí que me tengo que marchar", suspiró. "No te
sorprendas demasiado si aparece Morga."
Leah salió de su aturdimiento y recobró los sentidos. Era la primera vez que
escuchaba ese nombre, y supuso que Ishakan debía de referirse al Kurkan
de cabello largo que había visto antes.
"Es un Kurkan que hace magia. Es bastante bueno. Su personalidad es un
poco extraña, pero..." Ishakan se detuvo por un momento. "En fin, me voy a
marchar". Levantó a Leah y le dio un beso breve antes de sonreír con
picardía. "Me aseguraré de pagar por tu pañuelo. Espera ese momento."
Leah sólo tuvo tiempo de parpadear antes de que Ishakan desapareciera, tan
rápido como había aparecido. Quedó abandonada, y consternada, se acostó
de nuevo en el sofá. Las galletas apiladas sobre su palma rodaron por el
suelo.
Tiempo después, un suspiro se le escapó de la boca. "Ah". Todo parecía
irreal, como si una enorme ola se hubiera abalanzado sobre ella y la hubiera
arrastrado. Puso el dorso de su mano contra sus mejillas y se dio cuenta de
que la seguía subiendo su temperatura. Leah inhaló y exhaló
profundamente.
Su mente estaba llena de pensamientos extraños. Leah estaba intentando
contener su corazón, pero las emociones en su interior parecían gritar cada
vez más fuerte, agitándose como un pez recién capturado que lucha por
sobrevivir. Sus emociones se volvieron demasiado abrumadoras. Ella no
podía controlarlas. Seguía contemplando las palabras de Ishakan.
De repente, una voz le habló desde el exterior.
"Princesa."
La Condesa Melissa la llamó, y Leah sintió como si le echaran agua helada
encima. Sus emociones disminuyeron rápidamente. Tenía que cazar con los
halcones con Cerdina, pero se le había olvidado.
La tormenta que Ishakan había sembrado en su interior comenzó a
calmarse. La sombra de Cerdina se cernió sobre su mente y, como si
estuviera atrapada en una pesadilla desalentadora, Leah respondió a la
Condesa Melissa.
"Voy a salir", dijo solemnemente.
Leah salió de la tienda de campaña.
***
Cerdina había terminado los preparativos y ya estaba alimentando a su
halcón. Este clavó sus garras en sus gruesos guantes y comió suavemente
el único trozo de carne que le ofreció. Cerdina sólo le dio un bocado porque
el halcón no podría cazar eficazmente si estaba lleno.
"Bienvenida, Leah."
Leah se puso un par de guantes de cuero que cubrían su antebrazo y abrió la
jaula que contenía su halcón personal. Soltando la cuerda que ataba su pata,
lo dejó volar, y los cazadores se apresuraron a seguir al halcón. El halcón
tenía una cascabel que facilitaba seguirlo por el sonido.
A pesar de haber comenzado al mismo tiempo, el halcón de Cerdina ya se
había adelantado considerablemente al halcón de Leah. Leah se mordió el
labio mientras veía a su halcón en el aire.
Cerdina miró a Leah y se sonrió. "¿Vamos también?"
Guiando a las otras damas, Cerdina se adelantó y Leah la siguió de cerca. Si
caminaban lo suficientemente despacio, los cazadores regresarían habiendo
encontrado a los halcones y a su presa por su cuenta. El bosque estaba
impregnado del sonido de las aves que cantaban a pesar del frío.
Leah observó atentamente a Cerdina mientras se acomodaba el dobladillo
de su vestido. Dado que Cerdina era Gitana, ¿Podía usar magia también?
Leah había escuchado que muy pocos Gitanos podían usar magia, pero
Ishakan no habría llamado a un Kurkan capaz de hacer magia si no tenía
una buena razón. Con esto, la situación podría volverse aún más
complicada, pero Leah había logrado sortear la mayoría de los problemas
hasta el momento...
Cambió su atención a las damas que estaban con Cerdina. Ellas provenían
de familias aristocráticas de alto nivel, y seguían a la reina como sombras
inexpresivas.
Puede que la familia real estuviera en un estado decadente y relativamente
impotente, pero ellas no podían ignorar a Cerdina. Leah podía adivinar que
Cerdina no había sido realmente bendecida con un buen círculo interno de
amistades, por lo que las damas permanecerían a su lado hasta cierto
punto. Cerdina debe haber descubierto las debilidades de esas damas de
alguna manera.
En cuanto a la propia Cerdina, Leah había buscado incansablemente una
debilidad, pero lamentablemente siempre había salido con las manos
vacías. La reina debía tener grandes habilidades para poder cubrir sus
rastros tan bien. Sin embargo, si habían magia de por medio...
Cosas por las que Leah había sentido curiosidad comenzaron a aparecer en
su mente una por una. El testarudo rey había decaído mucho después de
coronar a Cerdina como reina. ¿Realmente era la vejez lo que nublaba su
juicio?
Leah estaba perdida en sus pensamientos cuando, de repente, Cerdina dejó
de caminar, sobresaltándola. Cerdina dirigió su mirada a Leah y sonrió de la
forma más dulce...
Matrimonio Depredador - Capítulo
106

Capítulo 106. Cazando Con Madre (2)


"¿En qué estás pensando?", preguntó ella. "Por fin estamos juntas después
de tanto tiempo, y ni siquiera hablamos."
"Lo siento..."
"¿Por qué te disculpas? Después de todo, has estado ocupada con las
negociaciones estos días", afirmó Cerdina, aparentemente apenada. "Por
favor, recuerda que no tienes que esforzarte. El tratado de paz no es tan
esencial para el futuro de Estia."
Leah se contuvo. Sabía que Cerdina tenía más cosas que decir, así que se
quedó callada, esperando a que la mujer continuara.
"De hecho, creo que ha sido un esfuerzo ridículo desde el principio. ¿Cómo
podemos estar con semejantes bestias?" La atractiva mirada de Cerdina
comenzó a retorcerse, distorsionándose su expresión a una mucho menos
agradable. Su falsa fachada fue desapareciendo, siendo reemplaza por su
naturaleza, fría y severa. "Esas cosas vulgares..."
Leah tragó. Ella sintió que su garganta se contraía. También, que su boca
estaba muy seca. Sus palabras habían aclarado las dudas que surgieron en
su interior después del almuerzo. Cerdina no quería negociar desde el
principio, pero ¿Por qué? No podía entenderlo, sabiendo que Blain podría
suceder al trono. Si establecían un tratado de paz podrían frenar la
influencia de Byun Gyeongbaek... Innumerables preguntas surgieron en la
mente Leah.
"Pero, Leah", habló Cerdina una vez más, examinando atentamente la
figura de Leah, "¿Has subido de peso?". Frunció el ceño mientras la miraba.
Ante el comentario punzante de Cerdina, Leah sintió como si alguien
estuviera presionando su pecho, e inconscientemente de aferró a su vestido.
"Por muy ocupada que estés, no deberías descuidar algo tan básico, ¿No
crees?" La delicada mano de Cerdina acarició la pálida mejilla de Leah.
Parecía un gesto afectuoso, pero Leah comenzó a temblar débilmente.
"Espero que no me decepciones."
Cada vez que Leah se presentaba ante la reina, se sentía como una niña
pequeña e impotente. Como si toda su convicción y experiencia se
evaporaran en el aire, se convertía en una niña indefensa incapaz de hacer
algo, sólo podía temblar de miedo. Impotente, Leah habló suavemente, casi
como si estuviera susurrando.
Ella no pudo mantener el contacto visual y su mirada se dirigió al suelo.
"Tendré cuidado", susurró.
"Dime madre."
"Está bien. Madre."
"Sí. Eres muy amable", Cerdina sonrió, podía notar el miedo en los ojos de
Leah. "Qué dócil... He enseñado bien a mis hijos. ¿No te parece, Leah?"
Leah asintió rápidamente. Entonces, Cerdina sonrió ampliamente ante su
comportamiento.
Segundos después, un asistente apareció de repente, frenético y sudoroso.
"¡El príncipe heredero!", gritó.
Los ojos de Cerdina se estrecharon de inmediato. "¿Blain? ¿Qué le ha
pasado?", preguntó. Su apariencia tranquila se desvaneció, sustituida por
una expresión más grave y feroz. El cambió de actitud de Cerdina inquietó
al asistente.
"Su Alteza fue herido."
***
En la jerarquía Kurkan, cada tribu tendría su propio jefe. Y por encima de
los jefes de esas tribus se encontraba el rey.
El jefe de la tribu que llevaba la sangre de la serpiente era Morga, quien
tenía talento para la magia.
Al igual que los Gitanos, sólo unos pocos Kurkan tenían la capacidad de
dominar la magia. Y por ello, Morga se había convertido en alguien
especial, lo que le había permitido ascender a lo más alto de la
jerarquía. También era uno de los pocos Kurkan que tenía una gran
capacidad y una buena apariencia.
Sin embargo, la reputación de Morga también era una de las peores en
comparación con el resto de los Kurkan. Sin embargo, no que le faltaba de
personalidad agradable, lo compensaba con su capacidad.
"Marte saldrá este día", habló con frialdad, "La mala suerte se cierne sobre
nosotros, llenando de violencia y agresividad el aire que nos rodea. Tan
impaciente, tan fácil de enfadar..." advirtió, "Aries debe tener cuidado".
Luego se dirigió a su compañero, "¿Eres Aries?"
"No."
"¿Entonces bajo qué estrella naciste?"
"No lo sé."
Morga chasqueó la lengua ante su respuesta, bastante insatisfecho. "Eso no
es bueno Haban, para nada bueno. Debes tener cuidado por donde
caminas."
En ese momento, Haban tropezó inesperadamente, y cayó abruptamente.
No había notado raíz que sobresalía del árbol que estaba enfrente. Se
escuchó un chillido nauseabundo cuando se golpeó contra el suelo...
Por desgracia, Morga le había lanzado un hechizo sin que se diera cuenta.
Matrimonio Depredador - Capítulo
107

Capítulo 107. Un Accidente (1)


Se había lesionado la rodilla, pero Morga simplemente siguió caminando
tranquilamente, dejando atrás a Haban, que estaba adolorido. Haban miró
hacia Genin, pero incluso ella lo había dejado atrás para seguir a Ishakan.
Dejó escapar un suspiro de resignación mientras observaba cómo Genin
miraba a Ishakan con evidente adoración. Sin duda, una subordinada muy
leal.
El uso repetido de la hechicería sólo servía para mejorar la capacidad del
hechicero, al igual que un músculo que se usa una y otra vez. Cuanto más se
utiliza, más se mejora con el tiempo. Desgraciadamente, las prácticas de
Morga para mejorar sus propias capacidades siempre incluían aprovecharse
de los Kurkan que le rodeaban. Nunca tuvo miedo de usarlos
como conejillos de indias para cualquier hechizo de alto nivel que quisiera
practicar.
Debido a esta reputación, poco a poco los Kurkan comenzaron a alejarse de
Morga, pues no querían estar mucho tiempo a su alrededor para evitar
convertirse en otro conejillo de indias de sus experimentos. Por otra parte,
Ishakan era el único al que Morga no podía lanzarle un hechizo, por lo que
tenía que actuar de forma gentil enfrente de su rey.
Pensando en esto, Haban se enfadó más. Frustrado, golpeó el suelo. Se
había prometido a sí mismo hace poco tiempo que se esforzaría en
mantenerse ágil en cada movimiento, pero no pudo porque Morga le había
lanzado un hechizo. Al final, terminó tropezando y rompiéndose la rodilla.
No pudo evitar apretar los dientes de la rabia.
"Ah...", gruñó.
También, Morga le había lanzado un hechizo a Byun Gyeongbaek no hace
mucho tiempo. El hechizo que lanzó le había hecho creer a Byun que se
había tropezado y caído porque estaba embriagado. Por esa razón, Haban
pudo romper la pierna del noble sin causar ningún problema.
Después de eso, Morga tuvo que mantenerse alejado, porque estuvo
demasiado ocupado tratando de localizar a los Tomari. No esperaba que
tuvieran que reunirse pronto con él. Pero por ahora, debía alcanzarlos.
Entonces, se levantó, reprimiendo el dolor que sentía, y caminó tras ellos.
Notó que los humanos comenzaban a agruparse en el bosque. Debían de
haber terminado los preparativos para la caza. Incluso pudo apreciar el
miedo en sus ojos cuando los Kurkan pasaron a su lado. Pero no les prestó
atención, como tampoco lo hicieron los demás.
Los humanos, lo sabían, siempre habían sido criaturas temerosas. No hay
nada especial en ello.
En cuanto los alcanzó, Haban se detuvo al lado de Morga, frunciendo el
ceño con desagrado. En cambio, Morga se quedó mirando fijamente a la
princesa.
"¿Es ella de la que tanto he escuchado hablar?" preguntó, mientras la
evaluaba con la mirada.
"Ella es la Flor de Estia, pero no hay palabras que le hagan honor a su
belleza."
"Sí, es muy hermosa."
"¿Te impresiona su belleza?", le preguntó, pero no porque estuviera
asombrado, sino porque quería distraerse del dolor en su rodilla. Observó
fríamente a Morga, notando que la mirada de admiración que antes tenía, se
tornaba más rígida cuanto más miraba a la hija real...
¿Por qué?
Aunque poco después, puso nuevamente una expresión agradable,
claramente se había puesto pálido antes.
Morga comenzó a saludar a la gente cordialmente, pero Haban podía notar
que no estaba relajado.
"¿Qué pasa?", no pudo evitar preguntarle.
Morga no respondió a su pregunta, se quedó tieso mientras reflexionaba por
un momento.
"¿Qué debo hacer ahora?", se preguntó a sí mismo en voz alta. "Parece que
me encuentro en una situación muy peligrosa."
***
Los ladridos se hicieron más fuertes cuanto más se acercaban a su presa.
Cuando la encontraron, Blain se giró hacia la dirección de la que provenía
el sonido de los ladridos de los perros de caza y sacó su flecha para apuntar
mientras los otros cazadores lo seguían.
Los ojos de Blain observaron su entorno mientras mantenía la cabeza
mirando al frente.
Divisó no muy lejos al Rey de los Bárbaros. Le habían prestado uno de los
caballos más grandes que tenían los establos de Estia, simplemente porque
un caballo normal no se adaptaba a su contextura. Blain no pudo evitar
pensar que era extraño, parecía una bestia montando a otra bestia.
Se deshizo de ese pensamiento mientras contenía la risa por lo ridículo que
le resultaba todo eso. Sin embargo, cualquier regocijo que sintió en ese
breve momento, se desvaneció de repente cuando vio un pañuelo familiar
atado en la empuñadura de la espada de Ishakan.
Reconoció el patrón de la tela, y el bordado al estilo de Estia. Apretó
fuertemente su mano en forma de puño, mientras aumentaba la rabia que
sentía, ¡No importaba que fuera el Rey!
Apretó los dientes y miró decididamente hacia delante. Levantó su arco,
puso la flecha y haló la cuerda hacia atrás. Luego, soltó la flecha. Pero
como sus manos estaban temblando, salió un poco desviada.
La flecha salió volando y desapareció entre los espesos arbustos. Un
segundo después, un fuerte chillido resonó en el bosque y un jabalí irrumpió
entre los arbustos. Tenía unos colmillos grandes y afilados. La flecha estaba
incrustada en uno de sus ojos...
Se movió hacia ellos, dirigiéndose hacia Ishakan y Blain.
Matrimonio Depredador - Capítulo
108

Capítulo 108. Un Accidente (2)


En ese momento, los escuderos blandieron sus espadas y lanzas al mismo
tiempo. Ishakan extendió su mano hacia un lado. Genin le entregó una
jabalina.
Apenas agarró la jabalina, movió su brazo hacia atrás sin dudarlo. Sus
músculos se expandieron, haciendo que su ropa se tensara. Estrechó sus
ojos, sus pupilas doradas brillaban.
Su caja torácica se hinchó y luego contuvo su respiración por un momento.
La sólida jabalina, hecha de árbol de fresno, salió disparada como una
flecha y penetró en el plexo solar del jabalí.
La jabalina atravesó la piel y la carne dura del animal, saliendo por el otro
lado. El jabalí, que se precipitaba ferozmente, rodó por el suelo. Fue una
muerte instantánea.
"......"
Todas las personas presentes en el terreno de caza se quedaron mirando al
jabalí, atónitos por lo que había sucedido. Aunque la jabalina estuviera
hecha para cazar, eso no bastaba para atrapar atrapar a un jabalí.
Normalmente, varias personas debían unir sus fuerzas y atacar con la ayuda
de perros de caza. Sin embargo, Ishakan lo había atrapado fácilmente por su
cuenta.
Además, lo había penetrado completamente. Eso sería absolutamente
imposible con la fuerza de un humano. Entre la multitud atónita, los Kurkan
parecían extremadamente tranquilos. Ellos no pudieron evitar asustarse ante
su actitud, que parecía muy natural.
Más tarde, los escuderos se acercaron al jabalí para llevarse el cadáver.
Ishakan, que observaba cómo arrastraban al jabalí, mientras dejaba manchas
de sangre a su paso, abrió la boca.
"Si no hubiera sido por la flecha, no lo habría atrapado."
Ishakan miró a Blain. Sus ojos se curvaron levemente.
"Consideren que esta captura la ha hecho el Príncipe."
En su concesión, había un tono burlón. También, estaba insinuando que
podría cazar todo lo que quisiera, se sentía confiado.
La cara de Blain se retorció brevemente ante la humillación. Lo miró
agudamente y declaró con frialdad.
"No pertenece a nadie."
Los confundidos escuderos terminaron de arrastrar el cadáver del jabalí, que
no tenía dueño, y lo subieron en una carreta. Blain miró el cielo por un
momento. El cielo estaba gris y nublado, como si fuera a llover en cualquier
momento.
Blain golpeó los costados del caballo con sus espuelas. El caballo,
sorprendido por la brusca orden, se movió a toda prisa. El grupo de caza se
adentró en el bosque.
Al estrecharse el camino, el amplio grupo se movió en filas más largas.
Aunque parecía estar cazando de forma dispersa, Ishakan estuvo siguiendo
a Blain durante todo el camino.
La lenta persecución le estaba carcomiendo poco a poco los nervios.
Cuando finalmente se puso al lado de su caballo, Blain no pudo contenerse
y abrió la boca. Pero antes de que sus palabras pudieran salir de sus labios,
escuchó una voz grave.
"Me dijiste que no codiciara lo que posees..."
Blain miró a Ishakan. Sosteniendo las riendas sin tensarlas, continuó
hablando.
"Si no tiene dueño, no... ni siquiera es un objeto, ¿Eso no cambia las
cosas?"
"...¿Qué quieres decir?"
"Es exactamente como te lo he explicado. No tengo que añadir o quitar
nada."
Ishakan dejó de hablar por un momento. Durante el breve silencio, los dos
hombres se miraron fijamente.
"Ella no tiene dueño, y no es un objeto. Significa que es libre de elegir a
quien quiera."
En medio de sus mordaces miradas, Ishakan atacó de nuevo.
"Pero creo que nunca elegiría al Príncipe Heredero... ¿Qué te preocupa
tanto?"
Ishakan sonrió y volvió a preguntar.
"¿Planeabas llevar a cabo un matrimonio incestuoso?"
Una risa estridente sonó brevemente. Blain, se rió en vano. Porque pronto,
el pañuelo que ahora estaba atado en la muñeca de Ishakan, rozó su mejilla.
En el momento en que sus ojos azules destellaron de locura, un grito sin
aliento estalló entre sus acompañantes. Blain, levantó su arco.
La punta de la flecha, afilada con una piedra de afilar, apuntaba hacia los
ojos dorados de Ishakan. Blain dijo fríamente.
"Sigue hablando, Rey."
Matrimonio Depredador - Capítulo
109

Capítulo 109. Proposición (1)


Sus dedos halaban la cuerda del arco con fuerza. Sus acompañantes no se
atrevieron a intentar disuadirlo. Dada la horrible personalidad de Blain, los
escuderos y monteros temían que soltara la cuerda de su arco, ellos estaban
conteniendo su respiración.
« Montero - persona que ayuda en la cacería de un animal. »
Mientras todos estaban paralizados de miedo, Ishakan simplemente se rió.
A pesar de que sus ojos podían ser atravesados por una flecha en cualquier
momento, actuó como si la situación le pareciera divertida, sus ojos
brillaban intensamente.
"¿Puedes soltar la cuerda del arco?"
Le dijo a Blain arrogantemente.
"Un bebé que sólo hace lo que se le pide, y que siempre está pegado a la
falda de su madre."
"¡......!"
La mano que tiraba de la cuerda del arco estaba temblando. Poco a poco, su
respiración se volvió más agitada. La punta de la flecha, que también
temblaba, seguía apuntando a Ishakan.
"Nunca has hecho nada por tu cuenta. Ni siquiera sabes bien lo que quieres,
sólo has usado malvadamente a la princesa como un escudo."
Ishakan se acarició brevemente su barbilla.
"Mira, Príncipe Heredero. Aquí no hay nadie que te cubra. ¿Qué vas a
hacer?"
Sus ojos dorados brillaban extrañamente en el bosque sombrío. Le susurró
tranquilamente a Blain.
"¿Puedes dispararme esa flecha?"
Blain, rechinando los dientes, murmuró una serie de insultos.
Entonces, en el momento en que los ojos de Ishakan se curvaron de
satisfacción, Blain terminó haciendo algo que no debería haber hecho. La
flecha salió disparada.
"......"
Blain contuvo el aliento. La flecha se clavó en el hombro de Ishakan. No lo
había impactado en el ojo, porque su mano tembló.
Después todo sucedió en un parpadeo. Ishakan levantó su arco
inmediatamente y disparó una flecha hacia el costado del caballo que
montaba Blain. Relinchando, el caballo levantó salvaje sus patas delanteras.
Blain se cayó del caballo. Rápidamente, Ishakan se bajó de su caballo y
pisó la muñeca de Blain. Con el sonido de su huesos rompiéndose, Blain
gritó de dolor.
"¡¡Su Alteza!!"
El bosque se convirtió inmediatamente en un caos. Los acompañantes de
Blain gritaron, y los caballeros sacaron sus espadas.
Entre los ruidosos humanos, sólo los Kurkan permanecían tranquilos.
Observaban inexpresivos e inmóviles, como si hubieran previsto esta
conmoción. Pero cuando los caballeros actuaron, hicieron su movimiento.
Los bloquearon para que nadie pudiera acercarse a Ishakan y Blain.
"¡Apártense!"
"No podemos hacer eso. Fue el Príncipe Heredero quien propuso una lucha
por la dominancia jerárquica."
"¡Lucha de jerarquía! ¡Qué comportamiento tan vulgar y bárbaro…!"
Haban con un rostro inexpresivo, le advirtió al caballero desenfrenado.
"Ve, si quieres morir."
"......"
Instantáneamente, los Kurkan los miraron con frialdad. Aunque ni siquiera
habían diez Kurkan, los caballeros retrocedieron con expresiones de miedo.
Mientras se producía un disturbio atrás, Ishakan sacó la flecha incrustada en
su hombro y la tiró al suelo. Agarró a Blain por el cuello y lo levantó,
ignorando la sangre que brotaba de su herida.
Blain estaba forcejeando con todas sus fuerzas. Sin embargo, sus pies no
tocaban el suelo. Su muñeca destrozada estaba retorcida en una dirección
extraña. Ishakan sonrió ante Blain, lo miraba fijamente como si quisiera
matarlo.
"¿No fuiste tú quien atacó primero?"
Sus palabras estaban llenas de sinceridad.
"Actúe en defensa propia, Príncipe Heredero."
***
La cacería terminó de la peor manera posible.
Blain fue llevado de vuelta en la carreta como un animal cazado. Cerdina
dejó de lado su apariencia noble, y se comportó como si hubiera
enloquecido.
Muchos se sorprendieron, porque la reina habitualmente amable y gentil,
parecía encontrarse en un estado delirante. Aunque hubiera perdido la
cabeza por la lesión de su hijo, su comportamiento actual les seguía
resultando extraño.
Cerdina, que lloraba frenéticamente, vio a los Kurkan acercándose sin prisa.
Miró a los Kurkan uno por uno con los ojos inyectados de sangre. Por
último, se quedó mirando a Ishakan. Ishakan le habló con calma a Cerdina,
quien lo miraba con odio.
"Fue un accidente inesperado."
Al escuchar las palabras de Ishakan, las comisuras de los labios de la
llorosa Cerdina se levantaron. Con una sonrisa inquietante en su rostro, dijo
con maldad.
"Te arrepentirás de esto, Rey."
Matrimonio Depredador - Capítulo
110

Capítulo 110. Proposición (2)


De esa manera terminó la cacería, y el palacio real se vio alterado por el
repentino incidente. Sin saber cómo abordar el caso, la corte real decidió no
llevar a cabo un juicio por los momentos. Blain había resultado malherido,
pero la situación era complicada en muchos sentidos.
Aunque Ishakan se hubiera excedido, Blain había disparado la flecha
primero. Según quienes acompañaban a Blain en ese momento, Ishakan lo
había provocado.
Probablemente Ishakan se había aprovechado de Blain. Porque debido a las
acciones de Blain, se produjo una situación en la que las negociaciones no
podían concluirse. En lugar de usar a Leah, el astuto hombre utilizó a Blain
para conseguir los resultados que quería.
Sin embargo, lo que resultaba extraño era la razón por la que Blain había
actuado de esa manera. Blain se puso furioso cuando Ishakan mencionó el
matrimonio incestuoso.
En Estia, los matrimonios consanguíneos estaban permitidos para proteger
el linaje noble. No era algo recomendable, sólo se llevaba a cabo como un
último recurso.
Por supuesto, no había ninguna razón para que Blain y Leah se casaran. A
pesar de ello, Blain arremetió como si lo hubiera apuñalado.
Hasta ahora, Blain había estado atormentando a Leah, como si ella fuera un
objeto de su propiedad. Aunque daba la sensación de que le gustaba
humillarla, también era una señal de su baja autoestima y posesividad.
Pero era extraño lo que Ishakan había dicho en las barracas, y también las
situaciones en las que Blain actuaba como si estuviera interesada en ella.
Leah suspiró y dejó el documento que tenía en la mano.
Sin embargo, ¿Qué sentido tenía todo eso? Todo había terminado ahora…
Había un montón de documentos apilados en una pequeña mesa, pero ella
no tenía interés en ellos. Se asomó un momento por la ventana. A lo lejos,
ella veía claramente el fuego ardiendo en cada rincón del Palacio de la
Reina. Cerdina había llevado a Blain al Palacio de la Reina y lo estaba
cuidando.
Cerdina esperaba algún conflicto durante la cacería, pero no pensó que
Blain resultaría gravemente herido. Y claramente, ella no estaba en su sano
juicio.
Mirando fijamente hacia el Palacio de la Reina, cerró la cortina de la
ventana. Luego, se sentó en el sofá.
"......"
Ella enterró su cara en las palmas de sus manos. Desde que regresó del
bosque, no había podido hacer nada. Aunque estaba sola en su dormitorio
no podía estar tranquila y revisar los documentos.
Actualmente incluso era difícil mencionar el tratado de paz. Todo su arduo
trabajo había resultado inútil.
¿Qué debería hacer de ahora en adelante?
Sin embargo, por mucho que lo pensara, no podía hacer nada más. Como
las negociaciones se complicaron, la reforma fiscal se volvió incierta.
Sería demasiado evidente si tratara de manipular de nuevo a Byun
Gyeongbaek usando el tema de la sucesión al trono. Por otra parte, tampoco
podía aprovecharse del hecho de que la Reina fuera Gitana, porque carecía
de evidencias.
Se sentía perdida, sin rumbo. En ese momento, ella se mordió los labios tan
fuerte que se le pusieron rojos e hinchados.
"¿......?"
Escuchó unos toques en la puerta de cristal del balcón. Esto le resultaba
familiar. Leah vio una sombra reflejada en la cortina.
Se levantó lentamente y caminó hacia adelante. El intruso del Palacio de la
Princesa intentó abrir la puerta de cristal, como si ni siquiera pudiera
esperar a que ella se acercara al balcón y abriera.
Cuando Leah apartó la cortina, miró al hombre que estaba del otro lado de
la puerta de cristal. Y antes de que ella pudiera fingir que no se lo esperaba,
se detuvo.
Sus ojos dorados se veían sombríos. En ellos había una mezcla de
compasión, afecto, tristeza y rabia. Todos esos sentimientos estaban
dirigidos a Leah.
Ella no sabía por qué la miraba de esa manera. Viendo a Leah nerviosa,
Ishakan quitó todas esas emociones de su mirada. Entonces, con su habitual
actitud traviesa, volvió a tocar la puerta de cristal.
Leah abrió el cerrojo. Impaciente, Ishakan entró rápidamente.
"¿Qué hay de cenar?"
La repentina pregunta la hizo sonreír. Ishakan abrazó a la sonriente Leah.
Continuó hablando, con su barbilla apoyada sobre su cabeza.
"No he podido comer porque estaba ocupado, y estoy seguro de que tú
tampoco."
Omitiendo el hecho de que le había roto la muñeca a Blain, le sugirió como
si no hubiera pasado nada.
"Vamos a comer algo delicioso juntos."
Pero Leah negó con la cabeza. No tenía ganas de comer nada. Apartando
suavemente a Ishakan, preguntó.
"¿Cómo está tu hombro?"
Había escuchado que Blain le había disparado con una flecha, pero parecía
estar bien. Ishakan respondió, frunciendo el ceño.
"Me duele."
"...¿Mucho?"
"Rara vez me lastimo, pero por ti, ya me han lastimado dos veces."
Leah no tenía la culpa de que Blain le disparara, pero no le refutó porque
estaba herido. Ishakan acarició suavemente el puente de la nariz de Leah
con sus dedos.
"Te sientes culpable, ¿Verdad? Por eso deberíamos cenar juntos. Los
pacientes necesitan alimentarse adecuadamente para recuperarse."
Leah sonrió porque sabía que Ishakan estaba empleando un sofisma. Pero
pronto, los pensamientos que aparecieron en su cabeza, hicieron que ella
borrara su sonrisa.
« Sofisma - argumento falso o engañoso que se pretende hacer pasar por
verdadero. »
Como las negociaciones fracasaron, los Kurkan tenían que regresar pronto
al desierto. Lo que significaba que no podría pasar mucho más tiempo con
Ishakan.
La idea de que se marchara a un lugar muy lejano, hizo que su corazón se
retorciera extrañamente. Se había acostumbrado tanto a que Ishakan
sacudiera su vida, que ahora las anomalías le parecían normales.
¿Podrían estar juntos de nuevo?
Leah sabía la respuesta. Eso no sucedería. Cuando bajó la mirada sin decir
nada, escuchó un breve suspiro. Ishakan habló.
"Todo ha terminado."
Ella levantó la mirada lentamente. Ishakan miró a Leah a los ojos y
continuó lentamente.
"Como sabes, las cosas se han desarrollado de esta manera, y aunque no
puedan castigarnos, en cualquier momento el Rey ordenará la expulsión de
los Kurkan..."
Ishakan puso sus manos en las mejillas de Leah. Su mano le transmitía una
gran calidez.
"Este país se derrumbaría aunque se hubieran concretado las negociaciones.
Deja de aferrarte a esto."
Entonces, dijo algo que ella nunca había imaginado.
"Ven conmigo al desierto."
El dulce susurro penetró en su corazón.
"Sé mi prometida, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
111

Capítulo 111. Lo Siento


Ella ni siquiera se dio cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Sólo
cuando comenzó a sentir que su corazón se estaba poniendo rígido, Leah
finalmente respiró profundamente.
Tal vez porque estaba muy sorprendida, tenía la mente en blanco. No podía
pensar en nada. Abrazando a Leah, que permanecía muda y paralizada,
Ishakan continuó susurrando.
"¿Has visto alguna vez un desierto? No te imaginas lo hermoso que es mirar
la arena dorada extendida por todo el panorama."
Los ojos feroces del hombre, que la miraban con cariño, le parecían
peligrosamente encantadores. Leah miraba a Ishakan como si estuviera
hechizada.
Se imaginó un vasto desierto de arena que se extendía como un océano.
Todavía no lo había visto, pero seguramente sería tan precioso como el oro.
"Y no todo es sólo arena. En la parte más profunda del desierto, donde
viven los Kurkan, hay una pradera. En ese lugar, siempre florecen las flores
que te gustan."
Sin que se diera cuenta, su cara se había acercado. Estaba tan cerca que sus
pestañas podían tocarse. Los ojos dorados que tenía enfrente brillaban como
estrellas.
"En ese lugar tendrás todo lo que quieras."
Yo lo haré realidad.
Sus palabras fueron firmes. Leah, que se había humedecido bastante, cerró
los ojos con fuerza. Una sensación de desesperación se apoderó de ella,
sentía que sus piernas cederían en cualquier momento.
Ahora mismo, si Ishakan le estaba mintiendo o le estaba diciendo la verdad,
a ella no le importaba. Cualquier cosa estaba bien. Incluso si se tratara de
una dulce mentira, no le molestaría creerla, aunque muriera.
Sólo había una razón para ello.
Me gustas, Ishakan.
Las palabras que no podía pronunciar se arremolinaban en su mente. Tanto,
que ella temía que se le salieran por error. Leah apretó sus labios lo más
fuerte que pudo y enterró su cara en el pecho de Ishakan.
En realidad, le había gustado desde la primera vez que se conocieron.
Desde el día en que pasaron la noche juntos, nunca había olvidado a
Ishakan.
La solitaria princesa fue saboteada por alguien desconocido. Lo dejó estar
cerca sabiendo que era peligroso, y al final, todo terminó desmoronándose.
Pero curiosamente, a Leah le gustaba eso. Le gustaba perder el control y el
orden.
Ahora igual. Ella quería seguir al hombre que la tentaba y romper todas las
ataduras que la ataban. Deseaba escapar al desierto de arena dorada que él
le había susurrado.
Pero no podía. No debía hacerlo. Desde el momento en que nació con el
apellido de Estia, Leah recibió las responsabilidades y los deberes
correspondientes a una princesa. Podía manchar ese apellido con sus
propias manos, pero no podía relegar del mismo.
Probablemente, debido a las intensas emociones que surgieron en su
interior, le comenzó a doler la cabeza. Después de lograr calmarse un poco,
dio una respuesta que ninguno de los dos quería.
"...Lo siento."
Ishakan la miraba en silencio. Como si la estuvieran estrangulando, ella
continuó hablando con dificultad.
"Yo... no puedo abandonar a Estia."
Después de pronunciar la última palabra, ella mantuvo la boca cerrada.
Ishakan la miraba de forma penetrante, pero ninguna palabra sincera salió
de sus temblorosos labios.
Cuando Leah se mordió el labio inferior, el rostro de Ishakan se
contorsionó. Las emociones que habían permanecido encubiertas volvieron
a surgir.
"...Tú."
De repente, él habló molesto.
"¿Alguna vez sentiste que tus pensamientos eran extraños?"
Leah parpadeó sin comprender. La voz de Ishakan se hizo más fuerte.
"¡Tu dedicación a Estia, tu elección de morir sin oponerte a la familia real!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
112

Capítulo 112. Haz Que Te Extrañe


Ishakan abrazó a Leah con más fuerza.
"¿Nunca te pareció extraño, Leah?"
Mirando sus ojos que ardían de rabia, Leah sintió una extraña sensación de
confusión, disgusto y rechazo al mismo tiempo.
Nada le parecía extraño. Ella tenía que dedicar todos sus esfuerzos a Estia.
Por el bien del país, como la princesa, por supuesto que debía...
Los pensamientos que estaban fluyendo sin problemas se rompieron de
repente. Sobre los fragmentos de sus pensamientos destrozados, a Leah le
surgió una nueva pregunta que nunca antes se había planteado.
¿Realmente ella debía hacer eso?
Estaba en un momento de duda. De repente, su visión comenzó a
oscurecerse y su cuerpo a flaquear.
"¡Leah!"
Ishakan sostuvo a Leah en sus brazos, que había colapsado rápidamente.
Ella sentía una tormenta de dolor. Le dolía la cabeza, como si alguien la
hubiera golpeado con un martillo en la parte superior de la cabeza. Leah se
estremecía en los brazos de Ishakan. Ni siquiera pudo gritar, sólo jadeaba en
silencio.
Afortunadamente, el dolor intenso fue breve, y finalmente se volvió a
enfocar su visión borrosa. Solo entonces, ella se dio cuenta de que había
estado llorando.
"Ah..."
Tardíamente, Leah soltó un pequeño sonido. Luego, levantó su mirada hacia
Ishakan. Él estaba apretando los dientes, extrañamente parecía que estaba
sufriendo más que Leah.
Aún le resultaba difícil mover su cuerpo, pero Leah extendió su mano y
acarició la mejilla de Ishakan. Lo acarició suavemente, como Ishakan lo
había hecho con ella.
Su rígida mandíbula se relajó, y cerró lentamente los ojos. Pero pronto,
Ishakan giró su cabeza, agarró su mano y besó la palma de la mano de Leah
sin dejar ningún lugar intacto.
Luego, cargó a Leah y caminó hacia la cama. Intentó acostarla en la cama,
pero Leah se aferró con más fuerza a su cuerpo.
Ella no quería que la dejara acostada. Mientras ella abrazaba su cuello como
una niña mimada, Ishakan suspiró suavemente. Y no tuvo más remedio que
sentarse en la cama sosteniendo a Leah entre sus brazos.
Ishakan dejó que Leah se apoyara en su pecho, y la abrazó en silencio. No
intercambiaron ninguna palabra. Sólo mantuvieron juntos sus cálidos
cuerpos.
El silencio, donde el único sonido que se escuchaba era la respiración del
otro, resultaba difícil de describir. Después de permanecer abrazados
durante mucho tiempo, Ishakan la tocó con cuidado. Con sus dedos le
limpió las lágrimas alrededor de sus ojos enrojecidos y apartó las hebras de
cabello plateado adheridas a la humedad. Se podía percibir su afecto.
¿Cuánto tiempo estuvo haciéndolo? Cuando Leah se calmó completamente,
se escuchó una voz tranquila.
"...Debería haberte encontrado antes."
Ishakan besó la cabeza de Leah y continuó hablando.
"Piénsalo nuevamente, Leah. Te daré algo de tiempo antes de irme."
"......"
"En lugar de la princesa de Estia o la esposa de Byun Gyeongbaek,
convertirte en la Reina de los Kurkan será más divertido e interesante."
Incluso si le volviera a preguntar tiempo después, su respuesta sería la
misma. Sin embargo, Leah no se atrevió a decírselo.
No quedaba mucho tiempo. En lugar de desperdiciar el tiempo con cosas
innecesarias, sería mejor dejar buenos recuerdos. Después de todo, el
tiempo que pasó con Ishakan fueron los momentos más felices de su vida.
Ishakan había visto a través de los pensamientos de Leah. Agarró la puerta
del corazón de Leah, que ella estaba tratando de cerrar herméticamente. La
sujetó con fuerza para que no pudiera cerrarse y logró llegar a su corazón.
"Será mejor que lo pienses bien. Realmente no piensas casarte con Byun
Gyeongbaek, ¿Verdad?"
Ishakan le dijo con picardía a Leah, que evitaba hacer contacto visual.
"Después me vas a extrañar."
"...Hazme hacerlo."
Ishakan se quedó reflexionando debido a la breve respuesta. Leah lo miraba
con inquietud. No estaba acostumbrada a esto, así que no estaba segura de
qué hacer. Pero a pesar de su torpeza, hacía lo que podía. Ella bajó un poco
la mirada y acercó sus labios con cuidado al hombre que la miraba.
"Durante el día..."
Ella besó suavemente sus labios, luego se separó y susurró.
"Y durante la noche, haz que te extrañe."
Déjame un recuerdo inolvidable, Ishakan.
Después de hablar, Leah miró a Ishakan en silencio. Los ojos dorados se
estremecieron por la tormenta que ella había creado.
"Leah, tú..."
Los ojos de Ishakan se volvieron feroces. Habló un poco enfadado.
"¿Sabes lo que piensa un hombre cuando le dicen esas cosas?"
Por supuesto que no lo sabía. Cuando ella negó con la cabeza, Ishakan
curvó su boca formando una fina sonrisa. Parecía que algo se había
malinterpretado. Ella reflexionó sobre ello y le pareció que había sido
bastante desvergonzada.
"Bueno, pero no importa."
Con un movimiento rápido, Ishakan besó a Leah. A diferencia del suave
beso de Leah, su beso era salvaje. Después de morder su labio inferior, se
centró en su lengua, frotándola y chupándola.
Torturó insistentemente su sensible paladar, y sólo apartó sus labios cuando
Leah soltó un gemido. Ishakan pasando sus dedos por sus labios
ligeramente hinchados, dijo.
"En el futuro, no le hables de esa manera a ningún otro hombre."
Leah, que respiraba con dificultad por la falta de aliento, se estremeció. Fue
porque le agarró la muñeca.
"Toca, Leah."
Tomó la mano de Leah e hizo que tocara su propio sen0. La sensación de
apretar su suave sen0 le parecía extraña. Como nunca había tocado su
propio sen0 de esta manera, Leah no sabía qué hacer, sus labios temblaban.
Sus manos bajaron lentamente de su pecho. Ambas manos pasaron por su
plano vientre, entre sus piernas y se detuvieron en sus gen!tales.
"Dijiste que no querías venirte conmigo..."
Ishakan le dijo a Leah, que estaba paralizada.
"Te enseñaré como hacerlo sin mí."
Matrimonio Depredador - Capítulo
113

Capítulo 113. Sentidos Agudizados


Las palabras de Ishakan hicieron que su rostro se calentara. Ella ni siquiera
podía negarse, puesto que lo había tentado primero.
Ishakan se sentó en la cabecera de la cama y puso a Leah entre sus piernas.
Después de hacer que se sentara de espaldas a él, le quitó las pantuflas,
dejándola descalza. Cuando levantó una parte de su falda y sus muslos
quedaron al descubierto, Leah lo llamó por su nombre.
"Ishakan..."
Fue una tímida protesta. Ishakan le preguntó, mientras pasaba sus labios por
el cabello de Leah.
"¿Avergonzada?"
Lógicamente estaría avergonzada, sería extraño si no lo estuviera. Ishakan
no había hecho la pregunta para obtener una respuesta.
"Entonces, ¿Debería cubrirte los ojos?"
No quería eso, pero asintió con la cabeza. Parecía mejor que hacerlo como
estaba. Poco después, Leah se quedó boquiabierta cuando vio lo que
Ishakan había sacado.
"Eso es..."
"Lo conseguí atrapando animales."
Estaba agitando como si nada, el pañuelo que Leah le había dado a Blain.
¿Por qué lo tenía en sus manos? Como ella lo miraba asombrada, Ishakan
sonrió.
"¿Te gustó la bestia que cacé?"
Instantáneamente, su corazón palpitó con fuerza. Un intenso calor se
extendió por su rostro enrojecido. Leah bajó rápidamente la cabeza. Ishakan
sonrió y lamió la parte trasera de su cuello.
"Si hubiera sabido que te gustaría tanto, lo habría despellejado y te habría
regalado la piel."
"...No hagas eso."
Aunque la piel de Blain tuviera algún valor, no quería que se la regalaran.
En lugar de responder a la negación de Leah, Ishakan le mordió ligeramente
la parte trasera del cuello.
Leah lo apartó ligeramente. Durante un tiempo tuvo que cubrirse el cuello
porque había mordido su nuca con mucha fuerza. No quería volver a
ponerse un vestido de cuello alto por los momentos. Ishakan agarró la mano
que lo empujaba y la lamió, exigiéndole.
"Cierra los ojos, Leah."
Un pañuelo cubrió suavemente sus ojos. Ishakan hábilmente hizo un nudo
detrás de su cabeza. Mientras comprobaba la colocación del pañuelo para
que Leah no se sintiera incómoda, dijo de repente.
"Gracias a ti, me he dado cuenta de algo."
Al contrario de su tono de voz habitual, dijo algo inusual.
"Soy muy celoso."
Leah parpadeó bajo el pañuelo. Sus pestañas se frotaron contra el pañuelo,
por lo que volvió a cerrar los ojos y le preguntó.
"¿Tú?"
Siempre se había comportado de forma relajada e imperturbable. Un
hombre guapo con muchas cosas que ofrecer. ¿Cómo podía sentirse de esa
manera? Ella había preguntado porque le parecía increíble. Ishakan le
respondió.
"Sí, lo mismo sentí ese día en el bosque."
La sensación de tener sus ojos vendados le resultaba extraña, así que apretó
los dedos de los pies. Ishakan haló a Leah, acercándola más.
"No te puedo imaginar con otro hombre..."
Cerró la boca sin decir nada más. Entre sus brazos, Leah no sabía qué
responder. Sólo esperaba que sus orejas enrojecidas estuvieran cubiertas por
el pañuelo.
Su grueso brazo se extendió, agarrando el muslo de Leah con su mano.
Ishakan frunció el ceño.
"¿Por qué no estás aumentando de peso?"
Leah se hizo la distraída al escuchar el murmullo. Últimamente le resultaba
difícil controlar su dieta porque Ishakan le estaba dando de comer otras
cosas. Aunque su apetito había aumentado, seguía comiendo con
moderación cuando no la veía
Afortunadamente, Ishakan no insistió en el tema. La preocupada Leah, que
se preguntaba qué debía decir si seguía preguntando, se sintió aliviada.
Sin embargo, se sobresaltó cuando de repente Ishakan le agarró su sen0
izquierdo. Ishakan sonrió y agarró la mano de Leah, colocándola en su sen0
derecho.
"Primero toca tu sen0. Yo tocaré el otro."
Leah dudó, pero obedeció y apretó su sen0. Sintió un cosquilleo en su bajo
vientre.
Escuchó una suave risa.
Sus sentidos estaban agudizados porque su visión estaba bloqueada. Podía
escuchar hasta el más mínimo sonido y estremecerse con el más leve roce.
Con sus sentidos mejorados, Leah imitó lentamente a Ishakan.
Ishakan acarició suavemente su sen0, pellizcando ligeramente su p3z0n con
los dedos índice y pulgar. Cuando ella pellizcó su p3z0n poco después, se
sintió muy extraña.
Según los conocimientos sexuales, que se enseñaban dentro de la de
etiqueta de la familia real, se consideraba inmoral tocarse a uno mismo.
Había aprendido que no debía codiciar la lujuria carnal, y que debía
asegurarse de complacer a su esposo.
Ahora, Ishakan le estaba enseñando a romper un tabú. Su cuerpo se sentía
muy bien mientras infringía las normas.
Sintiendo un hormigueo, ella estiró sus piernas. Sus temblorosos muslos se
abrieron ligeramente, revelando un lugar profundo y secreto.
Leah apoyó la parte trasera de su cabeza en el pecho de Ishakan y exhaló un
profundo aliento. Tal vez porque no podía ver nada, comenzó a moverse
con audacia de forma inconsciente.
Rozaba con sus labios el cuello de Ishakan, mientras le acariciaba su firme
antebrazo con su mano que no tocaba su sen0. Incluso, sin que Ishakan se lo
ordenara, pellizcó y frotó su pez0n, se sentía muy placentero.
"Lo estás haciendo muy bien, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
114

Capítulo 114. Recuérdalo


Se sintió extasiada por su elogio. Cuando giró su cabeza hacia atrás y
extendió sus labios, Ishakan la besó como si lo hubiera estado esperando.
No pudo soportar que metiera la lengua y la lamiera profundamente.
“Ahh, hmm....”
Mientras disfrutaba del agradable placer, ella dejó escapar un placentero
gemido. Ishakan continuó besándola mientras bajaba la mano de Leah.
La mano que había estado tocando su sen0, se dirigió a sus piernas. Rozó
sus muslos humedecidos por el sudor y llegó a su mojada ropa interior. En
su interior surgió una vergüenza que no podía compararse a la que sintió
cuando se tocó su sen0.
Sintiéndose avergonzada más allá de lo que podía soportar, Leah trató de
retirar su mano. Pero no podía. Porque Ishakan sujetaba con fuerza la mano
de Leah.
Sujetando su mano, hizo que ella hurgara en su ropa interior. Luego, hizo
que ella se frotara su zona ínt!ma, que estaba viscosa por dentro.
"Ah, Ishakan..."
Leah estaba agitada, con sus piernas temblando. Cada vez que sus dedos
tocaban un trozo de carne, sus caderas se sacudían. El pequeño cl!tor!s se
había abultado. Cuando lo tocaba con sus manos, sentía que su rostro ardía.
Pero aún no se había terminado. Ishakan no se detuvo con eso, movió su
propia mano un poco más adentro. Cuando tocó el borde de su cavidad
empapada, Leah terminó sollozando.
"¿Ahora puedes hacerlo sola, Leah?"
Le mordió suavemente el lóbulo de la oreja, incitándola con una voz tenue.
"Voy a hurgar en el fondo, así que frota la zona superior."
Su grueso dedo se introdujo en la húmeda cavidad. Con el rostro enrojecido
de la vergüenza, Leah hizo lo que le dijo, y se frotó el cl!tor!s.
Ishakan flexionó hábilmente su dedo mientras los movía en la cavidad de
ella. Cada vez que movía su dedo rápido y profundo, se producía un
vergonzoso sonido húmedo.
Leah también movía su mano. Sin embargo, aunque se estaba esforzando, le
resulta difícil seguir el ritmo de Ishakan.
"¿Hasta cuándo… ahh.. hay que hacerlo?"
"Hasta que te vengas una vez. Tócate el sen0 también."
La mano de ella, que había estado libre, fue colocada en su sen0. Gracias a
la innecesaria amabilidad de Ishakan, Leah se estaba tocando el sen0 y la
vagina al mismo tiempo.
"Eres una princesa inteligente, así que podrás hacer lo que te he enseñado,
¿Verdad?"
Si no tuviera puesto el pañuelo, ella lo habría fulminado con la mirada. Pero
Leah estaba a oscuras y le costaba orientarse.
Se frotó el cl!toris, con su cuerpo temblando. Ishakan siguió empujando su
dedo en la cavidad, en consonancia con los movimientos de Leah. Parecía
que la mente de ella estaba llena de vergüenza y placer. Ishakan lamió su
oreja, luego susurró.
"Sí. Lo estás haciendo bien."
En su trasero, pudo sentir el calor de algo que poco a poco se estaba
endureciendo. En cuanto ella sintió su excit4ción, todo su interior se
encendió. Leah se estremeció abruptamente.
En la oscuridad total, donde no veía nada, los sonidos y las sensaciones se
intensificaban cada vez más. Sin que ella se diera cuenta, el número de
dedos que entraban y salían de su cavidad, habían aumentado a dos.
Se hacía más difícil soportar el movimiento de sus dedos. Cuanto más
atormentaba a sus oídos, un sonido parecido a un chapoteo, el plac3r
aumentaba. Sintió un cosquilleo en su vientre que se puso rígido, y sus
entrañas se pusieron muy calientes.
“Hmm....”
Leah gimió, frotando intensamente su cl!tor!s. Lo había hecho siguiendo
sus instintos.
Ishakan que la observaba atentamente, abrió ampliamente las piernas de
Leah con una mano.
"Recuérdalo claramente."
Añadió un dedo más. Un placer estremecedor recorrió todo su cuerpo.
Nuevamente, Leah dejó escapar un gemido. La mano en su cavidad se
movió con más intensidad.
"Lo que hiciste conmigo en tu cama."
"¡Ahh, hmm, ah, Ishakan...!"
"Cada vez que te acuestes en la cama y te cubras con la manta... recordarás
lo que te he enseñado en este momento."
Una voz suave penetró en sus oídos.
"Nunca olvides eso, Leah."
En ese momento, arqueó su espalda. Todas las sensaciones que sentía
estallaron al mismo tiempo, a medida que la parte inferior de su cuerpo se
tensaba.
"¡Ahhhhhh...!"
Leah se estremeció cuando llegó a su primer cl!max.
Matrimonio Depredador - Capítulo
115

Capítulo 115. Inocente Princesa


Mientras ella se estremecía por los calambres, Ishakan removió lentamente
sus dedos de su cavidad. Cuando los gemidos de ella cesaron, él le quitó el
pañuelo que cubría sus ojos.
Y la visión que apareció ante Leah, hizo que sintiera ganas de llorar. La
mano de Ishakan, que frotaba los muslos blancos de Leah, estaba empapada
de los fluidos que ella había derramado.
Cuando Ishakan se dio cuenta de lo que estaba mirando Leah,
deliberadamente volvió a mover su mano hacia sus gen!tales. Sonriendo,
con el dorso de su mano frotó la zona que estaba mojada, produciendo un
sonido húmedo.
Parecía que este hombre le estaba mostrando descaradamente lo que ella
había hecho, pero Leah no podía decir nada y sólo apretó los labios.
Ciertamente, ella había podido alcanzar el cl!max.
De repente, ella recordó que su virilidad había estado presionando su
trasero. Leah se levantó y se sentó frente a Ishakan La parte delantera de sus
pantalones estaba abultada.
Parecía que Ishakan no tenía ninguna intención de ocultar el estado en que
se encontraba su virilidad. Ishakan lamió a Leah con una mirada lasciva, y
se reclinó cómodamente.
Sus ojos dorados que estaban llenos de fuego apasionado recorrieron todo el
cuerpo de Leah. Pronto, cuando miró a Leah a los ojos, sonrió lentamente.
Aunque no expresó con palabras lo que quería, sus acciones bastaban para
deducirlo.
Su mirada estaba llena de deseo. Quería meter salvajemente su virilidad
dentro de ella, hasta que ella llorando y suplicando, alcanzara el cl!max.
Sin embargo, en lugar de sentir miedo, a Leah le parecía erótico. Ella tragó
saliva, sintiendo un hormigueo en la parte inferior de su cuerpo. Luego de
acomodarse entre sus muslos, ella puso las manos en el pecho de Ishakan.
Pasó sus manos por el grueso pecho, los anchos hombros y los gruesos
brazos, luego le quitó la camisa dejando al descubierto su piel. Ishakan
observaba tranquilamente las acciones de Leah.
"Ishakan."
Leah se armó de valor.
"Yo también quiero hacerte sentir bien."
Ella quería dejarle un recuerdo. Esperaba que Ishakan también pensara en
ella durante el día y la noche. Acariciando lentamente la parte superior de
su cuerpo, que estaba completamente expuesta, hizo una pregunta.
"¿Cómo se supone que debo hacer esto...?"
Los ojos salvajes de la bestia daban miedo, pero Leah no evitó su mirada.
Ishakan, que la miraba fijamente, de repente suspiró.
"...Ahh."
Lamiéndose los labios, Ishakan dijo con ansiedad.
"Sigues… diciendo cosas imprudentemente."
Una gran mano agarró suavemente la barbilla de Leah. Metiendo los dedos
índice y medio en su boca, Ishakan entrecerró los ojos. Mientras pasaba los
dedos por su boca como si estuviera comprobando algo, murmuró.
"¿Sabes lo que acabo de pensar? Si pudieras mirar dentro de mi cabeza,
saldrías corriendo del dormitorio ahora mismo."
Sacó sus dedos empapados de saliva de la boca de Leah, y apretó su pezón.
Luego sonrió con malicia.
"Hazlo con la boca."
Ella se dio cuenta un poco tarde del significado implícito de sus palabras.
Leah bajó lentamente la mirada. Parecía que la tela que cubría su virilidad
se rompería en cualquier momento.
Vacilante, Leah le desabrochó primero el cinturón y luego el pantalón.
Después de bajar con cautela su ropa interior, apareció un recto y duro palo.
¿Esto...?
Desconcertada, se quedó mirando la gruesa virilidad que estaba delante de
ella. La punta estaba mojada y brillante por el líquido que había derramado.
Tenía una apariencia feroz.
Aunque el otro día lo había frotado con las manos, nunca se le había
ocurrido llevárselo a la boca. Incluso, ella se preguntaba si le cabría en la
boca. No creía que pudiera, de alguna manera se veía más grande que antes.
Ishakan sonrió tocándose la barbilla mientras observaba a Leah, que estaba
en crisis.
"¿Puedes hacerlo, inocente princesa?"
Leah respiró con determinación. Primero, puso una mano en su duro muslo.
Luego, agarrando la virilidad caliente con la otra mano, ella bajó la cabeza.
Su virilidad era tan grande, que aunque había abierto ampliamente la boca,
apenas podía introducirlo.
Sentía que era demasiado para ella, pero decidió poner más empeño debido
a los gemidos que venían desde arriba. Mientras lamía la punta de su gl4nde
como un gato, Ishakan volvió a sonreír.
"Tienes que meterlo más profundo."
Siguiendo su sugerencia, lo metió más adentro. No había entrado mucho,
cuando la punta llegó hasta su garganta. Con la rígida virilidad llenando su
boca, lágrimas brotaron de sus ojos y las náuseas la invadieron. Acariciando
la parte superior de su espalda, Ishakan susurró.
"No te excedas..."
Sin embargo, ella no podía dejar de hacerlo porque sentía el fuego que
desprendía su voz. Leah puso todo su empeño, tratando de meterlo lo más
profundo posible.
El cabello plateado caía como una cascada. Ishakan recogió el cabello de
Leah para que su cara quedara expuesta.
"Ahh, hmmm..."
Soltó suaves gemidos con su aliento caliente.
"Hmm, Leah... Por qué eres tan sexual..."
Al inclinar la cabeza hacia atrás, como si no pudiera soportarlo más, soltó
un grito masculino.
Matrimonio Depredador - Capítulo
116

Capítulo 116. Culpable


Viéndolo, Leah se puso nerviosa, así que lo lamió y lo chupó con más
cuidado. Ishakan emitió un gemido largo, profundo y bajo. Inmediatamente,
comenzó a mover su cintura, atacando la boca de Leah.
“Ah, kkk, creo que me vengo...”
Dijo rudamente mientras veía a Leah con las mejillas hinchadas debido a su
virilidad.
“Eres demasiado sensual como para aguantarlo, Leah.”
Agarró el cabello de Leah y frotó su virilidad con la otra mano. Ella cerró la
boca.
No podía apartar la mirada de Ishakan. Estaba viendo a un hombre
impulsado por su deseo sexual, revelando lo más profundo de su verdadera
naturaleza. Él soltó un gemido, y luego le pidió en voz baja.
"Mantén la boca abierta."
Leah abrió lentamente los labios. La punta de su virilidad tocó su lengua, y
pronto, llenó su boca con abundante sem3n.
"Ahhh, ah..."
Ishakan inhalaba y exhalaba profundamente, su corazón latía con fuerza.
Por otra parte, Leah contuvo el aliento.
Desde su primer encuentro, le había gustado venirse dentro de ella. Al igual
que los animales dejaban una marca en su territorio, quería dejar su marca
en Leah.
Mientras Leah sostenía los rastros de sem3n en su boca, sus manos calientes
la tocaron por todas partes. Finalmente, Ishakan acarició los labios de Leah,
ligeramente hinchados y enrojecidos.
"Escúpelo aquí."
Leah escupió el semen en la palma de su mano. El líquido pegajoso
mezclado con saliva se acumuló en el centro. Ishakan inclinó el cuerpo de
Leah hacia atrás, y luego derramó el líquido directamente en su zona
íntima. Luego, enterrando sus dedos, empujó el líquido hacia lo más
profundo.
Dejó algo de sem3n sobre la húmeda carne rosada, el resto lo introdujo en
su cavidad. Cuando terminó de hacer todo esto, su virilidad ya se
encontraba erguida nuevamente.
Sus manos bronceadas agarraron sus delgadas pantorrillas y abrieron sus
piernas de par en par. Frotó su virilidad en forma de antebrazo sobre su
zona íntima. Luego, lo introdujo en su cavidad.
"Ahhh..."
Leah arqueó su espalda. Aunque su v4gina estaba muy dilatada, todavía le
resultaba difícil aceptar la virilidad de Ishakan de golpe.
Sin embargo, entre el dolor, ella sentía más placer. Un gemido sollozante
estalló, mientras su virilidad atormentaba sus paredes interiores. Ishakan se
inclinó y abrazó a Leah, que estaba temblando.
"Ah… Leah, Leah..."
La besó, introduciendo su lengua. Luego, mordisqueó su barbilla y lamió su
mejilla, comenzando a mover su cadera suavemente.
"¡Ahh, Ishakan, espera...!"
Sin embargo, Ishakan no le prestó atención a la petición de Leah. En
cambio, empujó con su cadera con más fuerza. Lo hizo con tanta fuerza que
se produjo un sonido parecido a una palmada y la piel de Leah se puso roja.
Por reflejo ella miró a Ishakan. En el momento en que ella hizo contacto
visual con sus ojos, todo se sintió distante. Ishakan estaba demostrando
abiertamente las emociones que sentía por ella.
"Leah..."
Dijo susurrando apasionadamente.
"Escapa conmigo, por favor..."
Leah parpadeó. Tenía miedo. Temía decir por accidente que 'lo haría'.
"Yo me encargaré de todo, así que ven al desierto conmigo..."
Agarró ambos lados de la cara de Leah con sus manos y continuó hablando.
"Si alguien pregunta..."
Con otro sonido parecido a una palmada, su virilidad penetró hasta lo más
profundo. Leah gimió con intensidad. Mirando a Leah, que estaba sufriendo
de placer, Ishakan dijo.
"Di que te secuestre y te hice sufrir..."
Respiraba ferozmente, con sus brillantes ojos dorados mirando a Leah.
"Que el Rey de los Kurkan llevó a cabo un Matrimonio Por Captura... y que
te obligó a comprometerte."
Leah estaba llorando y gimiendo, debido a la penetración en su interior. Por
un momento, ella se mordió el labio inferior con todas fuerzas, sentía que le
diría que lo seguiría.
"Tú, simplemente, me echas la culpa de todo..."
Ishakan besó a Leah, que estaba retorciéndose.
"No tienes que responsabilizarte de nada, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
117

Capítulo 117. Eres Buena Mintiendo


Leah se sorprendió mientras sollozaba. Fue una propuesta salvaje y dulce.
Ninguna mujer en el mundo había recibido una propuesta como esa.
Pero no podía responder. Ishakan sonrió amargamente debido a que Leah no
respondía. Viendo que sus ojos se oscurecieron, a Leah le dolió el corazón.
Ella quería calmarlo de alguna manera, así que lo besó.
Le lamió los labios torpemente, y luego introdujo la lengua. Los duros
dientes mordisquearon suavemente su lengua por un momento, que se
retorcía levemente mientras profundizaba.
Frotó, chupó y jugueteó con la lengua de Leah. Mientras se besaban ella
seguía frotando su sen0. Realmente, ella estaba aplicando lo que Ishakan le
había enseñado. Cuando sus labios se separaron, Ishakan miró fijamente a
Leah.
"Tú..."
Con una voz quebrada le susurró a Leah.
"No siempre eres honesta."
Los ojos de Ishakan estaban llenos de malicia. Mordió la punta de la nariz
de Leah y la soltó.
"Eres buena mintiendo."
Leah no respondió. Sin embargo, parecía que Ishakan ya lo sabía. Cómo se
sentía Leah, y lo que quería responder.
En lugar de seguir hablando, Ishakan puso las piernas de Leah sobre su
hombro. Debido a su considerable diferencia de tamaño corporal, las
caderas de Leah quedaron medio levantadas. Y en esa posición, su virilidad
penetró su cavidad.
"¡Huck...!"
Los ojos de Leah se agrandaron, le resultaba más difícil soportar la
pen3tración en esta posición. Sus pantorrillas temblaban. En el momento en
que la virilidad, que estaba entrando lentamente, llegó hasta lo más
profundo de su interior, un calor estimulante se propagó por todo su cuerpo.
El calor se propagó desde su bajo vientre y recorrió todo su cuerpo. Leah
dejó escapar un leve gemido y arqueó la espalda. Los huesos de su columna
vertebral sobresalieron a lo largo de su curvada espalda. Aunque estaba
temblando lamentablemente, Ishakan no se contuvo y comenzó a pen3trarla
intensamente.
Después de experimentar un clímax muy intenso, Leah apenas pudo
extender sus brazos y abrazar el cuello de Ishakan. Su cabeza seguía
inclinada hacia atrás. Le suplicó con los labios temblorosos.
"Ishakan, yo, aca… acabo de venirme…"
Su interior estaba completamente mojado, así que estaba segura de que
Ishakan también lo sabía. Sin embargo, no dejaba de mover su cintura.
Realmente sentía que moriría. Rasguñando su espalda con las uñas, Leah
dijo desesperadamente.
"Estoy agotada, ahhh, no puedo más..."
"¿Agotada?"
"Sí, hmm, estoy agotada… Descansemos un poco...."
Ishakan sonrió y movió su cintura con más intensidad.
"Seguramente es otra mentira."
Nunca había mentido sobre esto. Sin embargo, le resultaba difícil refutar su
afirmación. Su mirada se estaba volviendo más borrosa. Sólo gemidos
salían de su boca.
Sentía que la saliva estaba fluyendo por las comisuras de su boca abierta.
Finalmente, casi sin aliento, soltó sus brazos del cuello de Ishakan.
"Ah, ahhhh..."
Ella había alzando el cl!max de nuevo. Ishakan sujetó la espalda de Leah
con sus antebrazos robustos y manos grandes. Miraba de forma maliciosa a
Leah, que estaba desorientada y temblorosa.
Ishakan rodeó a Leah con sus brazos, y luego se levantó de la cama. Leah,
que estaba suspendida en el aire sin fuerzas, tuvo un presentimiento
espeluznante y comenzó a agitar su cuerpo. Ishakan la sujetó con más
fuerza y puso su cuerpo contra la pared.
Una fría pared tocó a su espalda mientras sus piernas flotaban en el aire. Su
conciencia nublada hizo que no le importara el hecho de tener s3xo en esta
posición, más bien tenía miedo de caer al suelo, así que apretó sus muslos
alrededor de Ishakan. Rodeándolo con todas sus fuerzas, su virilidad
penetró su cavidad.
La enorme y caliente virilidad producía sonidos obsc3nos mientras
penetraba su interior. Su cuerpo se balanceaba violentamente hacia arriba y
hacia abajo debido a que la penetraba con mucha fuerza. Sus senos también
rebotadan, y sus pezones se frotaban contra el pecho de Ishakan lleno de
músculos.
"¡Hmm, huh, ahh...!"
A pesar de que ella había alcanzado el cl!max varias veces, volvió a sentir
un cosquilleo en la parte inferior de su cuerpo.Un torrente de líquido salió
entre la unión de sus gen!tales. Sentía que estaba enloqueciendo. Sus ojos
purpuras se desenfocan. Las lágrimas que estaban acumuladas en los bordes
de sus párpados comenzaron a fluir por sus mejillas.
"Di mi nombre."
Su lengua caliente lamió las lágrimas que ella derramaba.
"Tienes que recordar con quién lo estás haciendo."
Sólo podía aferrarse y confiar en el hombre que tenía delante. Con las
últimas fuerzas que le quedaban, ella lo abrazó. Leah pronunció su nombre,
sintiendo una mezcla de miedo y pl4cer.
"Ah, Ishakan..."
Los ojos dorados se llenaron de satisfacción mientras Leah lo abrazaba.
"Hmm, Leah..."
Sus dientes le mordieron el cuello. Con un dolor agudo, Leah soltó un
fuerte grito.
"Ahh, Ishakan, hmm..."
La virilidad gruesa y rígida llegó hasta lo más profundo de su interior. Al
final, expulsó un líquido caliente, llenando todas sus paredes interiores. Sus
brazos y piernas temblaron debido a un placer indescriptible.
Pronto, todas sus fuerzas abandonaron su cuerpo, pero sus dedos siguieron
temblando.
Mientras Leah seguía sumida en el cl!max, Ishakan siguió moviendo su
virilidad ligeramente ablandada en su cavidad. Leah, que seguía inmersa en
las sensaciones del cl!max, gimió desesperada mientras Ishakan restregaba
el s3men en sus paredes interiores.
Matrimonio Depredador - Capítulo
118

Capítulo 118. Momento De Averiguar


"Ah, sí..."
Ya todo su interior estaba empapado de s3men, así que ella no entendía
porque seguía moviéndose, como si quisiera expulsar algo más.
Su visión se volvió borrosa mientras inhalaba y exhalaba con dificultad.
Sentía que su conciencia se desvanecía mientras se aferraba a la misma.
Leah, contó el número de veces que Ishakan se había venido, y entró en
desesperación.
Sólo fueron dos veces. No quería desmayarme esta vez, pero Ishakan no se
detendría hasta quedar satisfecho.
Cada vez que tenían s3xo, ella siempre lo hacía. Incluso cuando le
suplicaba llorando 'que no podía hacerlo más', Ishakan la persuadía y seguía
p3netrándola, hasta que finalmente se desmayara. Leah llamó a Ishakan sin
fuerzas.
"Ishakan..."
"Dime, Leah."
Leah murmuró lo primero que se le vino a la mente, para evitar que Ishakan
intentará seducirla.
"Tengo hambre..."
Lo dijo sin pensarlo. Pero el hombre insaciable se detuvo.
"...Demonios."
Dijo Ishakan con el ceño fruncido.
"Así que no has cenado."
Miró el cuerpo de Leah con un poco de preocupación. La revisaba con la
mirada para asegurarse de que no había perdido peso después de pasar
hambre durante un tiempo.
Ishakan sacó su virilidad de su cavidad. Leah soltó un gemido al sentir que
el líquido en su interior caía. El s3men salía mezclado con sus fluidos. El
líquido blanco empapaba su zona íntima y sus muslos enrojecidos.
Ishakan agarró un paño de algodón, limpió toda la parte inferior de Leah y
luego su virilidad bruscamente. Posteriormente, agarró una manta y la
enrolló alrededor de Leah.
"Debiste decirme antes que tenías hambre..."
Parecía que Ishakan pensaba que Leah se estaba muriendo de hambre.
Gracias a eso, Leah pudo relajarse, y ahora estaba en un estado
semiconsciente. Ishakan siguió susurrando algo.
Le dijo que irían al palacio donde se alojaban los Kurkan para cenar, y que
aparte enviaría a alguien a organizar su cama, para que no tuviera que
preocuparse. También le dijo que se encargaría de traerla de vuelta antes del
amanecer.
Leah se limitó a asentir. No estaba en condiciones de escuchar con
atención.
***
Tiempo después, Ishakan había llegado con Leah al palacio donde se
alojaban los Kurkan.
Leah, que mantenía los párpados cerrados, fue despertada por una suave
voz.
"Leah."
Una mano le acarició la mejilla. Abrió los ojos con el ceño fruncido porque
la caricia le hizo cosquillas. Se dio cuenta de que estaba en una cama, y
tenía una bandeja llena de platos de comida enfrente. Aunque esta vez no le
sorprendió mirar tanta comida, todavía se preguntaba quién sería capaz de
comerse todo eso.
Por otra parte, Leah tenía hambre, pero no tenía energía para comer. Y
como ella sólo se quedó mirando la comida con ansias, Ishakan preguntó
con voz suave.
"Te daré de comer."
Ella asintió con la cabeza, y él comenzó a darle la comida como si lo
hubiera estado esperando. Leah abría y cerraba la boca mientras Ishakan la
alimentaba. Parecía un pequeño ave siendo alimentado por su progenitor.
Estaba tan cansada que tenía los ojos casi cerrados, por lo que no le
prestaba atención a lo que estaba comiendo. Como resultado, se olvidó que
tenía que reducir el consumo de alimentos y estaba comiendo bastante.
Ishakan, que estaba sonriendo, susurró.
"Creo que la próxima vez tendré que alimentarte primero."
Parecía que Ishakan quería burlarse de ello. Pero, temiendo que si seguía
con esa actitud, Leah se negaría a abrir la boca, no dijo más y siguió
dándole la comida.
Después de comer durante un largo rato, no pudo evitar sentir bastante
sueño. Olvidándose de la etiqueta, Leah bostezó. Luego, acercando un poco
más su cuerpo al de Ishakan, susurró.
"Tengo sueño..."
"Bueno, has comido más de lo habitual."
Cuando Ishakan hizo un gesto, alguien recogió la bandeja con los platos de
comida. Leah se movió lentamente y se puso cómoda. Sintiendo la cálidez
de Ishakan el sueño comenzó a apoderarse de ella.
"Vuelve a dormir, Leah. Te llevaré de regreso con seguridad."
Su voz sonaba tranquila, como una canción de cuna.
Ishakan, acarició suavemente su cabello plateado hasta que ella se quedó
dormida.
"......"
Extendió la mano hacia un lado y agarró el tabaco de la mesa de noche.
Encendió el tabaco en el brasero y le dio una calada. Los ojos dorados, que
hasta ahora habían sido cálidos, se enfriaron.
"Haban."
Haban, que se escondía entre las sombras, apareció en silencio y se inclinó.
Ishakan exhaló una bocanada de humo y ordenó.
"Dile a Morga que venga."
Había llegado el momento de averiguar qué hacía que Leah se comportara
de esa manera.
Matrimonio Depredador - Capítulo
119

Capítulo 119. Dedicación A Estia


"¿También le vas a preguntar a Ishakan cuál es su signo zodiacal?
"No digas locuras, Haban."
Después de la reprimiendo de Morga, Haban se tapó rápidamente la boca
con una mano. Lo hizo para ocultar su boca sonriente. Sin darle importancia
al hecho de que parecía que Haban estaba sonriendo, Morga se limpió el
sudor frío que emanaba debido a la tensión con el dorso de la mano.
Normalmente, habría atormentado con varios hechizos a Haban, pero
actualmente su mente estaba concentrada en otra cosa. Se ató
cuidadosamente su largo cabello y respiró profundamente. Preparado,
Morga entró en el dormitorio del rey.
En la parte más profunda del dormitorio, había un hombre corpulento
sentado en la amplia cama. Con un brazo abrazaba una gruesa manta y con
su mano libre sostenía un tabaco.
El hombre tomó una calada y luego exhaló lentamente el humo. El humo
gris estaba por todo el aire, pero no había ningún indicio de languidez en
sus ojos. Aunque el tabaco podía influir en la naturaleza de los Kurkan, no
le causó ningún efecto debido a que sus emociones estaban agitadas. Sus
penetrantes ojos dorados miraban fijamente a Morga.
"...Ishakan."
Cuando inclinó la cabeza en señal de obediencia, el hombre pronunció
lentamente su nombre.
"Morga."
Morga, levantó lentamente la cabeza, y pudo reconocer lo que Ishakan
sostenía en su abrazo con tanto cariño.
Envuelta en la manta blanca, estaba la pequeña y delicada princesa de Estia.
Por su aspecto, parecía que se derretiría al igual que cuando un copo de
nieve hace contacto con la palma de una mano.
Morga se quedó mirando fijamente a la princesa. Aunque tenía una hermosa
apariencia, siempre atraía la mirada de la gente de forma extraña.
Recordó el comportamiento que había visto de la princesa en el bosque. La
princesa, que tenía un rostro tan inexpresivo como el de una muñeca,
encajaba perfectamente con el bosque sombrío. Sus ojos púrpuras eran
hermosos, pero carecían de emociones.
Pero esa misma princesa, ahora dormía más tranquila que nadie. Durmiendo
con las mejillas sonrojadas, la mujer no se parecía a la que había visto en el
bosque. Parecía una persona completamente diferente.
Mirando sus labios ligeramente abiertos, podía entender por qué Byun
Gyeongbaek estaba obsesionado con la princesa. Si una persona tan
indiferente actuaba con un poco más de amabilidad… Oh, no.
Morga rápidamente se deshizo de esos pensamientos, que surgieron en su
mente de forma inconsciente, sin tener la oportunidad de filtrarlos. Si
Ishakan descubriera lo que había pensado, lo destrozaría en pedazos.
No quería tener una muerte lamentable y prematura. Morga, que tenía un
gran futuro como hechicero y esperaba vivir mucho tiempo como jefe de su
tribu, enumeró rápidamente en su mente, veinticinco fórmulas a base de
hierbas medicinales en orden inverso.
Sólo entonces, recobró la compostura necesaria para hablar con normalidad.
Morga tosió ligeramente y luego dijo.
"No hay ningún problema si el humo del tabaco impregna el aire. Pero el
tabaco puede resultar muy venenoso para ella, así que recuerda que ella no
debe inhalar directamente el humo."
"Lo sé."
Después de asentir brevemente, Morga se acercó a la cama. Ishakan movió
un poco la manta y sacó la mano de la princesa.
Su delicada mano se veía elegante, con finas venas a lo largo de ella. Tras
un momento de admiración, Morga sostuvo su mano con cuidado.
Sacó un frasco medicinal y dejó caer una gota de la poción en la muñeca de
ella. La poción líquida, tan clara como el rocío, comenzó a oscurecerse
rápidamente en la muñeca de la princesa.
El líquido que se había ennegrecido, comenzó a convertirse en humo negro
produciendo sonidos crepitantes hasta que se dispersó. Un suceso horrible.
Mientras Morga miraba la muñeca limpia y sin rastro alguno,
inconscientemente frunció el ceño.
"No puedo descifrarlo todo, pero... estoy seguro de esto."
Entonces, con voz firme, afirmó.
"La princesa se encuentra bajo un poderoso lavado de cerebro."
Devoción a Estia
Aunque parecía haber otros hechizos involucrados, debido a que estaban
intrínsecamente entrelazados, sólo podía confirmar el lavado de cerebro en
estos momentos.
"El lavado de cerebro está basado en sus propios ideales. Como la princesa
ama a Estia, el lavado de cerebro debería haber comenzado desde ese
punto."
El lavado de cerebro, que inició como una pequeña semilla, fue creciendo
gradualmente con el paso del tiempo, y al final, hizo que ella priorizara al
país por encima de su propio bienestar.
Por la misma razón, también estaba vinculado a la familia real. Estia sólo
podía existir si la familia real existía...
"Como el hechizo se prolongó durante mucho tiempo, probablemente ella
no puede distinguir entre sus propios pensamientos y el lavado de cerebro."
Morga dijo con una voz tensa.
"Si se remueve el lavado de cerebro imprudentemente, su mente colapsara."
Era un lavado de cerebro que se entrelazaba eficazmente entre los valores,
las creencias y las ideas acumuladas a lo largo de la vida. Prácticamente,
ahora ni siquiera podría considerarse lavado de cerebro.
"Dedicación a Estia... la vida de la princesa ni siquiera le pertenezca a ella
misma."
Después de terminar de hablar, Morga miró a la princesa con empatía.
Durante toda su vida, honró a la familia real como la Flor de Estia, y trabajó
sin siquiera cuidar su propio cuerpo debido a la devoción impuesta. Hasta
que finalmente terminó siendo vendida a Byun Gyeongbaek. Literalmente,
se beneficiaron completamente de ella.
Matrimonio Depredador - Capítulo
120

Capítulo 120. Revelación


Ishakan, que había estado escuchando en silencio, sacudió la ceniza del
tabaco en el cenicero que estaba a un lado. Luego, habló en voz baja.
"Le mencioné ese tema hace poco, hubo una reacción intensa. Su pequeño
cuerpo se estremeció de dolor, ni siquiera pudo gritar..."
Ishakan se quedó en silencio por un breve momento, abrazando a la
Princesa. Reprimiendo sus emociones, habló de nuevo con calma y
serenidad.
"Ella me dijo que quería morir. ¿Eso también es un hechizo?"
Morga no pudo evitar poner una expresión de lástima en su cara. Palabras
tan ásperas como espinas, salieron de su garganta.
"Eso es... un mecanismo de defensa instintivo."
Su fría mirada parecía indicarle a Morga que siguiera hablando.
"Creo que la Princesa intentó superar el hechizo a su manera.
Inconscientemente, luchó ferozmente contra el lavado de cerebro, pero fue
derrotada en cada ocasión, y al final, eligió un método como última
resistencia..."
La Princesa eligió inconscientemente el único método que disponía para
librarse del hechizo. Con los labios temblorosos, Morga continuó hablando.
"La muerte..."
La habitación se quedó en silencio. Después de un tiempo, Ishakan
finalmente esbozó una leve sonrisa, mientras sus ojos permanecían
impasible.
Morga se estremeció y dirigió su mirada hacia el suelo. No se atrevía a
mirarlo a la cara. Sabía que la ira del Rey no estaba dirigida a él, pero no
pudo evitar que su cuerpo se estremeciera debido al miedo que sentía. Su
espalda estaba sudando frío.
En unos instantes, todo ante sus ojos se volvió negro. Tal vez ella sintió la
energía que recorría la habitación, porque la Princesa se movió ligeramente
y soltó un leve sonido. La energía sofocante se disipó en un parpadeo.
Ishakan suspiró mientras acariciaba a la Princesa.
"Lo siento, no estoy enfadado contigo, Morga."
"Lo sé..."
Morga, que había muerto y resucitado, respiró agitadamente. Pronto,
Ishakan le hizo una nueva pregunta a Morga, que apenas había podido
calmarse.
"¿Puedo matar a la Reina?"
Había preguntado sobre la vida de la Reina de Estia como si pudiera
romperle el cuello cuando deseara. No estaba alardeando, Ishakan podría
hacerlo si quisiera. Pero no debía hacerlo ahora. Morga respondió con tanta
rapidez, que casi se mordía la lengua.
"Algunos hechizos pueden enlazar las vidas de los demás. Hasta que no
sepamos todos los hechizos que tiene la princesa, no debemos acercarnos a
la Reina descuidadamente."
Morga continuó hablando con el orgullo herido.
"El mayor problema es que la Reina tiene más poder del que esperaba."
Actualmente, ella estaba en un nivel similar al de Morga. Sin embargo, la
capacidad de los hechiceros crece a medida que tienen éxito en hechizos
más difíciles. La Reina había lanzado centenares de hechizos en muchas
personas, y a medida que tuviera éxito, se volvería más fuerte.
Morga no podía hacerlo solo. Para descubrir qué hechizos tenía ella y
encontrar la forma de removerlos, tenía que regresar a Kurkan para
conseguir la ayuda de otros hechiceros. También, se necesitaría un tiempo
considerable para encontrar la manera de remover los hechizos, puesto que
habían estado afectando a la princesa durante toda su vida.
"Primero, hay que llevar a la princesa a Kurkan..."
Después de terminar su explicación, Morga lo miró con atención. Teniendo
en cuenta el lavado de cerebro de la princesa, nunca dejaría a Estia por su
cuenta.
Ishakan le dio de nuevo una calada al tabaco. Luego habló, mientras
intentaba reprimir su naturaleza, que seguía agudizándose debido a la
intensidad de sus emociones.
"Haré algo al respecto."
***
El aire estaba lleno del aroma de hierbas medicinales amargas. Las manos
de la mujer más noble de Estia estaban hechas un desastre, repletas de
trozos de hierba. Sus uñas estaban estropeadas y su piel estaba áspera.
Sin embargo, Cerdina no dejó de moler hierbas medicinales y mezclarlas.
Estaba haciéndolo sola, sin la ayuda de ninguna sirvienta.
Ella pesaba las hierbas medicinales con una balanza y luego las colocaba
por orden en una olla que hervía sobre un pequeño brasero. Cada vez que
algo desconocido entraba en la olla, el color del líquido burbujeante
cambiaba lentamente. Se ponía verde cuando metía hojas verdes, se volvía
cristalino cuando agregada roció de la mañana, y se ponía rojizo cuando
introducía pétalos de rosas secos...
Finalmente, Cerdina se acercó a la cama donde estaba Blain. Tenía todo el
cuerpo vendado, estaba durmiendo como un cadáver. Con una mirada de
aflicción y angustia le arrancó una hebra de Blain. Cuando colocó la hebra
de cabello en la olla, el líquido brilló con un resplandeciente color dorado, y
pronto, se volvió de color negro intenso. Luego, Cerdina pasó con cuidado
la poción terminada a un vaso y vertió una gota en la boca de Blain.
Después de un largo rato, los párpados que estaban fuertemente cerrados
comenzaron a temblar levemente. Pronto, sus párpados se abrieron,
revelando sus ojos azules.
"¡Blain...!"
Cerdina besó la frente de Blain, con lágrimas en la cara.
"Blain, mi hijo, mi querido hijo..."
Pero a diferencia de Cerdina, que lloraba de la emoción, Blain estaba muy
tranquilo. Sólo la miraba en silencio. Cuando recuperó completamente la
conciencia, Blain movió lentamente los labios.
"...Madre."
Blain habló de aquello que lo había estado atormentando.
"Creo que me gusta Leah."
"......"
El rostro de Cerdina se puso pálido y rígido. Blain continuó hablando
tranquilamente.
"No quiero simplemente tener ese hijo, quiero conseguir su corazón."
Matrimonio Depredador - Capítulo
121

Capítulo 121. Pensamientos Esperanzadores


Cerdina se quedó sin palabras durante un tiempo. Sus ojos ojerosos, debido
a que se había trasnochado durante unos días, temblaron.
Ella levantó las comisuras de su boca a la fuerza. Su sonrisa se veía extraña,
puesto que tenía los ojos inyectados de sangre. Una de sus manos llena de
trozos de hierba, acarició lentamente la cara de Blain. Palabras astutas
salieron de sus labios temblorosos.
"Imposible, Blain. El amor no es una emoción tan oscura como la que
sientes tú."
"......"
"No estás enamorado, sólo quieres poseerla."
Blain miró a Cerdina en silencio. Recordó la primera vez que le dijo que la
quería. En ese momento, Cerdina había dicho lo mismo. No había ninguna
diferencia.
"Te lo dije. Cuando te conviertas en Rey, y luego en Emperador, tendrás el
continente bajo tus pies, habrán muchas mujeres como esa..."
"Madre."
Blain movió sus labios resecos lentamente.
"Si no hago lo que quieres, ¿Me hechizarás a mi también?"
"¡Blain!"
Un fuerte grito sonó en el dormitorio. Cerdina, que respiraba agitadamente,
miró la muñeca de Blain que estaba vendada. Entonces, en lugar de volver a
gritar, se inclinó para abrazar a Blain.
"No seas tan cruel con tu madre. Todo lo hago por tu bien."
Sus dedos delgados acariciaron repetidamente el cabello plateado.
"Ya casi terminamos, ¿Verdad? Sólo falta un poco. Si lo deseas, también te
dejaré tener su corazón. Pero después lo entenderás. Que eso no es gran
cosa..."
La voz susurrante estaba llena de afecto desmesurado. Siempre fue igual.
No importaba la tontería que Blain quisiera hacer, ella siempre lo aceptaba.
Porque quería lo mejor para Blain.
Blain sonrió superficialmente. Aunque no estaba bajo ningún hechizo, le
pareció que no actuaba diferente a los demás.
"Entonces lo sabré cuando lo tenga."
Blain le dijo a Cerdina, que lo miraba sin siquiera parpadear.
"Por favor, dame el corazón de Leah. Mientras pueda tenerlo... haré lo que
quieras, madre."
***
Como se esperaba, esta vez volvió a desmayarse. En realidad, no se había
desmayado, sino que se había quedado dormida. Por supuesto, eso era lo
que Leah creía.
Cuando abrió los ojos después de haberse quedado dormida en los brazos
de Ishakan, Leah se encontró acostada sobre la cama del Palacio de la
Princesa. Una luz tenue se filtraba a través de la ventana. Estaba
amaneciendo.
Observó con atención su entorno. Las sábanas que se desordenaron durante
el intenso acto sexual, habían sido acomodadas. Leah estaba sola en el
pulcro dormitorio, como si lo sucedido durante la noche anterior hubiera
sido una ilusión.
Una inexplicable sensación de vacío surgió en su corazón. Leah, que se
mordió el labio inferior, encontró una pequeña nota en la mesa de noche al
lado de su cama. La nota estaba escrita con una letra rústica sobre un trozo
de papel rasgado.
『¿Vendrás conmigo al desierto?』
Seguía teniendo una mala caligrafía, pero parecía un poco más refinada que
antes. ¿Quizás estaba practicando? No pudo evitar reírse al imaginarse a
Ishakan sosteniendo una pluma en una de sus grandes manos mientras
escribía en un pequeño papel.
Leah abrazó la nota y se lanzó sobre la cama. No era un comportamiento
adecuado para una Princesa, pero no importaba porque no había nadie
mirando.
"......"
Leyó la nota unas cuantas veces más, luego la colocó nuevamente sobre su
pecho.
Entonces, recordó el intenso dolor de cabeza que tuvo anoche. Aunque ella
sentía dolores de cabeza frecuentemente, anoche fue la primera vez en su
vida que experimentó tanto dolor. Aparentemente, había alcanzado su límite
mental, pero extrañamente, sentía su cabeza más despejada después de eso.
Originalmente, sentía su cuerpo pesado cuando se despertaba por la
mañana. Siempre había sufrido de migrañas como una enfermedad crónica,
y vivía con depresivas nubes oscuras en el fondo de su corazón.
Pero ahora, estaba tan claro como un día soleado. Consideraba que podía
hacer cualquier cosa. Pensamientos esperanzadores brotaban continuamente
en su mente, que estaba tan limpia como el agua de un manantial.
¿No sería bueno irse al desierto con Ishakan?
De todos modos, todo estaba arruinado. Las negociaciones y la reforma
fiscal no se llevarían a cabo. Por lo tanto, era mejor buscar un futuro, que
renunciar a su vida.
Incluso tal vez, este era el camino que debía seguir por el bien de Estia.
Aunque tuviera que renunciar a su propia reputación para proteger a su país,
estaría cumpliendo con sus deberes como Princesa.
Fluían muchos pensamientos que nunca podría haber hecho anoche. Si
realmente se convirtiera en la Reina de Kurkan, podría persuadirlos para
que no invadieran Estia. Podría intentar reanudar las negociaciones, o
intentar hacer intercambios entre los dos países... y además… podría estar
con Ishakan.
Inmediatamente, su corazón comenzó a latir como si fuera a explotar. Su
cuerpo se estremecía a causa de las desbordantes emociones. Leah, no podía
controlarlo, así que se puso a dar vueltas por el dormitorio. No podía
quedarse quieta.
Su imaginación continuó extendiéndose sin cesar. En el desierto sería libre.
Sería Leah, no más la Princesa de Estia. Podría comer lo que quisiera, no
tendría que mirar la cara de su hermanastro y no tendría que aguantar la
vigilancia de su madrastra.
Al imaginar una vida sin ataduras y restricciones, Leah se tumbó en el
suelo. Estaba tan emocionada que su cuerpo se estaba calentando. Colocó
deliberadamente su piel contra el frío suelo de mármol, respirando
profundamente para calmarse.
Todavía quedaba tiempo. Tenía que tomar esta decisión cuidadosamente.
Pero Leah sabía que su corazón estaba inclinado hacia un lado.
Matrimonio Depredador - Capítulo
122

Capítulo 122. La Condesa Melissa


El Rey de Estia ordenó la deportación de los Kurkan. Sin embargo,
reconociendo la mutua negligencia, no los expulsó inmediatamente, sino
que les dio un periodo de gracia de unas dos semanas.
Se decidió que Leah saldría del palacio para dirigirse a las tierras
fronterizas después de que los Kurkan se marcharan. Cómo sería antes de lo
previsto, Leah pasó todos los días ocupada trabajando y delegando tareas.
Hoy también tenía una agenda muy apretada. Antes de comenzar a hacer las
cosas que había planificado para el día de hoy, la Condesa Melissa trajo un
peine de madera y comenzó a peinarle el cabello.
Sus habilidades para peinarla eran tan buenas como los años que habían
pasado juntas. Probablemente nadie podría arreglar mejor el cabello de
Leah que ella.
"Byun Gyeongbaek pronto se dirigirá a la frontera oeste, pero parece que
primero quiere reunirse contigo."
"Está bien. De todos modos, debemos reunirnos."
Las dos siguieron charlando brevemente sobre ciertos asuntos. Mientras
Leah observaba cómo estaba quedando peinado su cabello plateado, dijo
tranquilamente.
"No he visto a la Baronesa Cinael."
La mano que se movía diligentemente se detuvo por un momento, la
Condesa Melissa respondió en voz baja.
"Tiene una licencia por enfermedad."
Ella le explicó que había gestionado el asunto bajo la autoridad de dama de
compañía principal, y que no había podido informarle porque últimamente
parecía muy ajetreada. Leah señaló con calma.
"La están tratando como la culpable."
"......"
La Condesa Melissa dejó el peine sobre el tocador.
"Lo siento, Princesa. Intenté hacer algo, pero la situación estaba
empeorando… así que pensé que sería mejor que la Baronesa tuviera una
licencia por enfermedad y descansara por un tiempo."
Parecía que estaba siendo aislada como la culpable del robo del vestido de
seda púrpura. Sin embargo, aún no se había descubierto la verdad.
Necesitaba reunirse con ella y escuchar su argumento.
"Tengo un par de horas libres esta tarde."
Había reservado ese tiempo para descansar un poco. Aunque oficialmente
estaba libre, regularmente se ponía a tomar el té mientras revisaba algunos
documentos.
"Visitaré a la Baronesa Cinael."
"¿No es demasiado repentino?"
"Hay cosas más importante que la etiqueta."
Se estremeció después de decir esas palabras. No estaba acostumbrada a
decir ese tipo de cosas. La Condesa Melissa también parecía un poco
sorprendida. Pronto, Leah continuó dejando a un lado lo que había dicho
anteriormente.
"Por favor, haz los preparativos para eso. Como voy a visitarla, tendré que
llevar un regalo como muestra de cortesía."
Después de terminar el trabajo de la mañana, almorzó y se preparó para
salir. Leah subió al carruaje con un paquete de galletas hechas por el chef
principal del Palacio de la Princesa. Esas galletas eran las favoritas de la
Baronesa Cinael.
Ninguna de las damas de compañía del Palacio de la Princesa provenía de
un linaje familiar con poder. La Baronesa Cinael también vivía en una zona
un poco alejada del centro de la capital real.
Mientras viajaba en el carruaje, Leah hizo algunas especulaciones por su
cuenta. Hubiera sido mejor que todo se desarrollara discretamente, pero al
final las cosas pasaron a mayores.
Las damas de compañía del Palacio de la Princesa no habrían señalado a la
Baronesa como la culpable sin ninguna razón y la habrían excluido. Dadas
las circunstancias, la Baronesa debe haber hecho algo sospechoso.
Tal vez ella había robado el vestido para pagar algún préstamo privado.
Pero no creía que la Baronesa hubiera robado el vestido porque estuviera en
una situación difícil. Teniendo en cuenta su personalidad, le habría dicho a
Leah y le habría pedido ayuda.
Mientras hacía algunas suposiciones al respecto, sin darse cuenta, había
llegado a la residencia de la Baronesa. El carruaje de la realeza se detuvo
frente a la modesta mansión.
Los ojos de una mujer que estaba regando las flores del jardín se
agrandaron cuando vio el carruaje. La Baronesa Cinael vio a Leah
bajándose del carruaje y murmuró para sí misma.
"Princesa..."
"Dama."
Leah sonrió levemente y corrió hacia ella para abrazarla, las lágrimas
estallaron. La Baronesa se aferraba a Leah como si se fuera a desplomar.
El Baron Cinael, que se había quedado en casa para consolar a la Baronesa
Cinael, estaba sorprendido por la aparición de Leah, y lo que estaba
sucediendo.
Leah abrazó a la Baronesa en silencio. Cuando ella finalmente pudo detener
sus sollozos, llevó a Leah al interior. Luego de servir personalmente el té,
murmuró.
"No recibo salario debido a que me encuentro de permiso por enfermedad…
Tuve que prescindir de algunos empleados para ahorrar un poco. De todos
modos, no tengo nada que hacer en casa."
El té en la taza con un patrón atenuado, se enfrió lentamente. Leah esperó a
que ella hablara del asunto primero. La Baronesa, que había permanecido
en silencio hasta que la taza de té se puso tibia, comenzó a llorar de nuevo.
"Estoy muy frustrada... sólo seguí instrucciones..."
Se limpió las esquinas de los ojos con un pañuelo, pero pronto se
humedecieron de nuevo. La Baronesa Cinael continuó hablando
sosteniendo el pañuelo.
"Ese día me dijeron que sacara el vestido de seda púrpura y se lo llevara al
sirviente que estaba afuera... eso fue lo que hice."
"¿Quién te dio esa orden?"
La Baronesa Cinael cerró los ojos con fuerza. No podía responder a esa
pregunta fácilmente. Después de dudar durante un rato, finalmente habló
con cuidado.
"...La Condesa Melissa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
123

Capítulo 123. Hechicería de Cerdina


Pensaba que no se sorprendería escuchando cualquier nombre. Pero pronto,
Leah se dio cuenta de que había sido demasiado ingenua.
"...La Condesa... Melissa..."
Su voz sonaba débil. La Baronesa Cinael asintió lentamente.
En su interior, no quería creerlo. Aunque vino buscando una respuesta, la
realidad era cruel.
Lo más angustiante era que la Baronesa Cinael, quien había dicho la cruel
verdad, también sufría. Se sentía afligida porque sabía que sus palabras
hirieron a Leah.
El silencio se hizo presente en la sala durante mucho tiempo. Leah bebió un
sorbo de su té frío y recuperó un poco la compostura.
Sólo habían dos opciones.
La Baronesa Cinael mentía. O la Condesa Melissa mentía.
Y por supuesto, Leah quería confiar en la Condesa Melissa.
Tenía sentido que la Baronesa no se hubiera defendido ante las otras damas
de compañía y aceptara la licencia por enfermedad, condenada a la
deshonra.
En el Palacio de la Princesa, la Condesa Melissa era la persona influyente
después de Leah. No importaba lo que dijera la Baronesa Cinael, pensaba
que no le creerían. Además, sabiendo que Leah confiaba profundamente en
la Condesa, probablemente la habrían echado sin poder terminar de hablar.
La Condesa Melissa siempre estuvo al lado de Leah con amor y afecto
desde que había perdido a su madre a una edad temprana. Existía un
vínculo entre ellas que no podía quebrantarse ni siquiera por el dinero o el
poder.
Sin embargo, no parecía que la Baronesa Cinael estuviera mintiendo. Leah
quería creer en la inocencia de las damas de compañía del Palacio de la
Princesa. Quizás la Baronesa y la Condesa decían la verdad.
Leah, que últimamente sentía su mente despejada y limpia, se le ocurrió una
nueva idea.
Hechicería de Cerdina…
Parecía bastante posible. Si Cerdina podía hacer hechizos, seguramente
también había hecho algo en el Palacio de la Princesa. De repente, sintió
miedo. Desconocía su poder, pero no podía evitar sentir malas vibras.
¿La había hechizado? Sin embargo, ella nunca había actuado de forma
anormal como el Rey o la Condesa Melissa. Leah sacudió la cabeza cuando
se comparó con el Rey, que se comportaba como una marioneta de Cerdina.
"Gracias por decírmelo, Baronesa Cinael. Como esta es la situación, creo es
mejor que descanses por el momento."
Leah añadió que pensaría detenidamente en lo que le había dicho y luego
sacó el paquete de galletas que le había traído.
Poco después la Baronesa, que estaba comiendo una galleta con los ojos
enrojecidos, aceptó desconcertada el papel que Leah le estaba dando. Ella
murmuró atónita.
"Esto es...."
Se trataba de un certificado de propiedad de una pequeña granja. Leah le
dijo tranquilamente a la Baronesa Cinael, que estaba sin palabras.
"Estoy arreglando algunas cosas antes de dirigirme a la frontera. Estoy
dando contribuciones equitativas entre las damas de compañía del Palacio
de la Princesa, así que por favor acéptalo."
"¡No! No puedo aceptarlo. ¡Sólo hice correctamente mi trabajo…!"
"Está bien. Es una recompensa por todo el arduo trabajo que has hecho por
mí hasta ahora."
"Princesa..."
Los ojos de la Baronesa Cinael se pusieron llorosos. Las lágrimas que
apenas habían cesado volvieron a fluir. Leah la tranquilizó durante un rato y
luego se marchó de regreso al palacio.
***
Leah sentía el corazón pesado mientras miraba por la ventana del carruaje.
Cuando llegó al palacio, sus pensamientos se habían organizado un poco.
Iba a conversar con la Condesa Melissa, escucharía sus explicaciones y
luego determinaría si la hechicería estaba realmente involucrada.
"¿......?"
Leah, que bajó del carruaje, se detuvo abruptamente. El palacio estaba
demasiado tranquilo. Como fue a visitar a la Baronesa Cinael, sólo salió
acompañada de los caballeros, sin damas de compañia. Pero ahora no veía a
ningún empleado del palacio.
Sólo el sonido inquietante de los pasos de Leah resonaba en los pasillos
vacíos. Un aire frío rozaba su piel. Leah se frotó el dorso de la mano debido
al repentino escalofrío que sintió. Entonces, entró en su dormitorio para
cambiarse la ropa.
Leah se sobresaltó cuando vio a la mujer sentada sobre su cama. Su cuerpo
se puso rígido por reflejo. Leah movió los labios con dificultad.
"Eh, por qué has venido de imprevisto..."
Sin responder, Cerdina se levantó lentamente y se acercó lentamente a
Leah. Un aroma amargo emanado por Cerdina, entró en la nariz Leah. Se
preguntó por qué olía a hierba y no a su perfume habitual.
Pero no pensó en ello con más detalle. Porque los ojos de Cerdina se
pusieron delante de ella. Una mirada penetrante, como una daga, atravesó
lentamente a Leah. Se había quitado por completo la máscara de
generosidad y amabilidad, parecía que ya no tenía intención de ocultar
nada. Cerdina chasqueó la lengua.
"Intenté hacerlo moderadamente."
La fría voz le puso la piel de gallina y le erizó los vellos. Leah dio un paso
atrás. Su mente vibraba como si alguien hiciera sonar una campana
estruendosa. Se apoderó de ella la idea de escapar.
Rápidamente se giró y agarró el pomo de la puerta. Pero por mucho que se
esforzaba, la puerta no se abría. Fue entonces cuando escuchó una risa
detrás de ella. De repente, sintió un dolor de cabeza inconmensurable.
"¡......!"
Sentía como si alguien hubiera metido la mano en su cerebro, frotándolo y
apretandolo. Se derrumbó debido al dolor insoportable. Leah se aferró a la
alfombra mientras estaba boca abajo. Comenzó a sentir náuseas. La saliva
se desliza por su boca y las lágrimas se derramaban.
Cerdina miraba tranquilamente a Leah que se retorcía, y se limitaba a
chasquear los dedos. Cada vez que chasqueaba los dedos, Leah se agarraba
la cabeza y rodaba por el suelo.
"¡Ah, aah, arg, ahhhhh......!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
124

Capítulo 124. En Manos De Cerdina


"Hmm. Está más roto de lo que pensaba. Ese hechicero bárbaro es bastante
bueno. Pero no parece que haya podido profundizar."
Cerdina dijo molesta, frunciendo el ceño.
"De hecho, también fue difícil cuando hice el primer hechizo hace cuatro
años. Intentaste salirte del lavado de cerebro apenas apareció la más mínima
oportunidad."
Esperó hasta que Leah sufriera lo suficiente y perdiera toda su voluntad.
Entonces, le preguntó generosamente.
"¿Te duele, Leah?"
Ella asintió frenéticamente. Sin dudarlo pidió disculpas por sus malas
acciones. Si pudiera detener este dolor, sería capaz de besar los pies de
Cerdina.
Cerdina se echó a reír y chasqueó los dedos. En ese momento, el dolor
infernal desapareció por completo. Leah se sentó en el suelo, jadeando.
Cerdina se sentó frente a Leah, y acarició suavemente su cabello plateado.
Cuando Leah trató de apartar su cabeza, su corazón se desplomó.
Su cuerpo no se movió. Una increíble sensación de alienación invadió todo
su cuerpo. Incluso inhalar y exhalar se sentía extraño. Como si estuviera en
el cuerpo de otra persona...
(Alineación - el proceso mediante el cual un individuo se convierte en
alguien ajeno a sí mismo, que se extraña, que ha perdido el control sobre
sí.)
Sudor frío comenzó a recorrer su espalda. Cerdina sonrió cuando el miedo
apareció en los ojos de Leah.
"No tienes que tener tanto miedo."
Lentamente, rasguñó la parte inferior de la barbilla de Leah con una uña.
Una línea roja se trazó sobre la piel blanca. Leah no tuvo más opción que
aceptar el dolor. Mirando las temblorosas pupilas púrpuras, Cerdina sonrió
con gracia.
"¿Alguna vez has estrangulado a alguien que quieres?"
Sus manos se movieron independientemente de su voluntad. Leah se
estranguló a sí misma. Los ojos de Cerdina se curvaron mirando a Leah,
que se estaba poniendo roja por la falta de aire.
En cuanto su conciencia comenzó a desvanecerse, las manos se soltaron.
Leah respiró rápidamente. Sentía que su corazón había estado a punto de
explotar. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para recomponerse.
"¿Alguna vez has clavado un cuchillo en un corazón?"
No pudo abrir sus labios. Cerdina reflexionó y dijo, "Ah."
Luego tocó los labios de Leah con un dedo. Sólo entonces Leah pudo
hablar.
"Oh, no..."
"No quieres hacerlo, ¿Verdad? Odias el dolor."
"Sí... lo odio..."
"Entonces, no pienses en nada innecesario."
Acariciando con cariño la mejilla de la asustada y pálida Leah, Cerdina
susurró.
"No le digas nada a Blain. No creo que le guste que estés en este estado. Por
supuesto, es mejor que tampoco se lo digas a nadie más."
Sonrió fríamente.
"¿Lo mantendremos en secreto entre madre e hija?"
Leah asintió lentamente con la mirada perdida. Nuevamente, lágrimas se
deslizaron por su mejilla. Se condensaron en el borde de su barbilla y luego
cayeron al suelo. Cerdina sonrió con satisfacción.
"Desde hoy, comienza nuevamente a controlar tu alimentación. La boda
está cerca, pero has ganado mucho peso."
Se puso de pie con elegancia y miró a Leah, que estaba sentada sin fuerzas
en el suelo. Luego dijo tranquilamente.
"Entonces me voy. Ha sido un placer hablar contigo, Leah."
El pomo de la puerta, que no se movía a pesar de sus desesperados intentos,
se giró fácilmente. Cerdina abrió la puerta y se marchó del dormitorio.
"......"
Leah, que se quedó sola, bajó la cabeza. Su cabello plateado cayó como una
cascada.
Una risa vacía se escapó de su boca. Era ridículo que hubiera estado segura
de que no estaba hechizada, sólo porque no se parecía a la marioneta del
Rey.
Ahora ella sabía que también estaba hechizada. Se encontraba en un estado
terrible, no muy diferente a una marioneta.
La advertencia que le hizo Cerdina fue clara. Ella tenía el control de su
cuerpo, lo que significaba que si hacía algo estúpido, la haría sufrir
miserablemente.
Leah se imaginó estrangulando a Ishakan y clavándole un cuchillo en el
corazón. Su mente, que apenas se había aclarado, se oscureció de nuevo. La
oscuridad, que creía que había desaparecido, la cubrió de pies a cabeza.
Se quedó sentada durante mucho tiempo y luego levantó lentamente la
cabeza. Miró el dormitorio aturdida. El recuerdo de su eufórica noche en
este lugar parecía lejano.
Sus tobillos seguían estando atados con fuertes cadenas. Había soñado con
una libertad que ni siquiera había existido desde el principio.
Desesperanzada, Leah dijo su nombre.
"Ishakan..."
Sus lágrimas brotaron nuevamente. Nunca en su vida podría pisar las arenas
del desierto. Y ni siquiera estaría con él.
Matrimonio Depredador - Capítulo
125

Capítulo 125. Leah Sirviendo a Cerdina


Los nardos en el jardín del Palacio de la Princesa estaban en plena
floración. Observar las pequeñas flores blancas meciéndose en el viento,
daba una sensación placentera. Leah, mirando inexpresivamente el jardín de
flores de nardo, ordenó con voz seca.
''Sáquenlas todas. Sería mejor plantar otras flores."
Fue Leah quien pidió que plantaran nardos. Las damas de compañía estaban
un poco perplejas por la caprichosa orden de sacarlos todos, pero parecía
que debían hacerlo. Todo el mundo sabía que los sentimientos de una novia
antes del matrimonio eran inestables.
Sin embargo, los sentimientos de Leah no eran inestables. Más bien,
seguían la misma línea. Permanecían en el vacío, sin mejorar.
"¡Princesa!"
Al escuchar la voz que la llamaba, Leah se giró lentamente hacia atrás. Era
Byun Gyeongbaek de Oberde. Parecía que había venido antes de la hora
que habían acordado para reunirse, pero como Leah no estaba en el palacio,
se dirigió al jardín.
Por alguna razón, se quedó en silencio después de llamarla. Mientras
miraba a Leah, que estaba parada frente al jardín de flores blancas como la
nieve, Byun Gyeongbaek se acercó lentamente a ella. Le preguntó a Leah,
actuando con bastante decencia, algo impropio en él.
"¿Te gustan los nardos?"
"...No."
Leah susurró, con la atención puesta completamente en los nardos.
"No me gustan."
Comenzaron a caminar por el jardín. Byun Gyeongbaek tenía previsto
dirigirse a la frontera oeste esta noche. Él habló con Leah sobre algunas
cosas. La mayoría eran asuntos relacionados con la boda. Le dijo que haría
preparativos para la boda con antelación. También le habló sobre que tipo
de vestido de bodas le quedaría bien y sobre cómo se decoraría el salón de
bodas.
Leah lo escuchaba en silencio, asintiendo ocasionalmente. Byun
Gyeongbaek frunció el ceño ante la actitud inexpresiva de Leah.
"Aunque sea finge una sonrisa. Estás muy rígida."
Cuando ella levantó las comisuras de su boca forzadamente, Byun
Gyeongbaek se sintió satisfecho. Agarró su mano cuidadosamente. Pero ella
no hizo nada. No tenía la voluntad de apártalo.
No se dio cuenta del paso del tiempo. Mientras ella caminaba distraída en
sus pensamientos, el paseo se terminó, y Byun Gyeongbaek se marchó. De
regreso al Palacio de la Princesa, Cerdina estaba esperando.
Cerdina estaba sentada en el sofá de la sala. Las pupilas de la Condesa
Melissa, que había atendido a Cerdina con mucho esmero, estaban
desenfocadas. Como las damas de compañía del Palacio de la Reina, se
movía sin expresión como una muñeca viviente.
Observando la escena, Leah se acercó a Cerdina. Inclinó la cabeza y luego
dijo.
"Me he reunido con Byun Gyeongbaek of Oberde."
"Ya veo."
Cerdina asintió y le señaló el espacio a su lado. Leah se sentó
tranquilamente a su lado, tiró el té frío de la taza, luego tomó la tetera y le
sirvió un nuevo té.
A Cerdina esto le parecía normal. Ya no llevaba máscara delante de Leah.
Estaba mostrando su verdadera naturaleza.
Visitaba frecuentemente el Palacio de la Princesa como si fuera suyo.
También, llamada a Leah a menudo al Palacio de la Reina para que le
sirviera. Cerdina parecía muy satisfecha con el desempeño de Leah como
dama de compañía.
A medida que aumentaba el tiempo que ella pasaba con Cerdina,
lógicamente la cantidad de alimentos que ingería se redujo de manera
significativa. Cerdina desvestía a Leah todos los días y la ponía delante de
un espejo para señalarle las zonas desagradables sin perder de vista ningún
detalle, indicándole que debía ajustar su dieta.
Hoy hizo lo mismo. Cerdina llevó a Leah a un gran espejo para examinar su
cuerpo sin ropa. Después, trajo una cinta métrica y confirmó que su cintura
estaba ligeramente más delgada que antes.
"No podemos permitir que la Flor de Estia muestre algún defecto,
¿Verdad?"
"...Sí."
Leah respondió con los ojos oscuros y apagados. Cerdina acarició la mejilla
de Leah cariñosamente. Su gesto parecía como si estuviera felicitando a una
mascota por su obediencia.
"Ven aquí. Te voy a peinar."
Cerdina tomó el peine de madera que la Condesa Melissa le dio y comenzó
a peinar personalmente el cabello de Leah. Ella contempló en silencio el
cabello plateado, tan suave como la seda, y lo acarició.
Leah se quedó quieta y miró a la Condesa Melissa, que estaba parada como
una muñeca en la esquina de la sala. Su corazón, que creía entumecido,
volvió a hormiguear.
"Si me comporto mansamente..."
Ella abrió la boca para dirigirse a Cerdina.
"Por favor, no olvides liberarlas."
"Por supuesto, Leah. Las liberaré el día que vayas al territorio de Byun
Gyeongbaek para la boda. Hice una promesa bajo mi nombre."
Cerdina habló generosamente.
"Y cuando sea el momento adecuado, te traeré de regreso al palacio real."
"...Sí, madre."
Matrimonio Depredador - Capítulo
126

Capítulo 126. Intentando Evadirlo (1)


Después de haber jugado con el cabello de Leah a su antojo, recogió
algunas hebras que se habían caído y se marchó. Leah acompañó a Cerdina
hasta la entrada principal del Palacio de la Princesa y luego regresó a su
oficina.
Se sentó en su escritorio y tomó algunos documentos. No había ninguna
dama de compañía para ayudarla. Una mueca de desprecio se extendió por
la boca de Leah mientras leía sola.
¿Traerla de regreso al palacio real?
Solo quería seguirla atormentando, para que más la traería de regreso. Ella
no lo permitiría.
Leah sonrió amargamente, luego se desplomó sobre el escritorio. Cerró los
ojos y contó los días que faltaban para la boda. No quedaba mucho tiempo
antes de que entrara en el descanso eterno.
Sus ganas de vivir habían desaparecido hace tiempo. La muerte era la única
venganza que Leah podía tomar, y el camino para que todos fueran libres.
Cerdina prometió que el día que Leah dejara el palacio real, liberaría a las
damas de compañía del Palacio de la Princesa del lavado de cerebro. Fue
una promesa que apenas pudo conseguir agitando la cola como un perro.
Así que después de la boda, se suicidaría en la primera noche con Byun
Gyeongbaek…
"......"
Leah se cubrió la cara con las manos. Últimamente no había podido pensar
con claridad.
Desde ese día, cualquier pensamiento que tuviera, se interrumpía y se
hundía en la melancolía. Su mente estaba empapada como la tierra húmeda
bajo una llovizna.
El dolor que Cerdina le había provocado, y la horrible sensación de
estrangularse a sí misma, se repitió vívidamente.
Mientras intentaba deshacerse de esos recuerdos, su nombre siempre
aparecía en su mente de forma natural. Esto era muy doloroso para Leah,
porque ahora se trataba de un nombre que debía olvidar.
—¿Alguna vez has estrangulado a alguien que quieres?
—¿Alguna vez has clavado un cuchillo en un corazón?
La suave voz volvió a sonar en sus oídos. Sus hombros temblaron y Leah se
cubrió las orejas con las manos, sollozando silenciosamente. Cerró los ojos
y sola trató de erradicar el miedo desbordado que surgía en ella.
La desgracia sólo se hace más grande si se comparte. Él no encajaba con la
oscuridad de Leah. Leah deseó con todo su corazón, que el hombre radiante
siempre estuviera bajo la resplandeciente luz del sol.
***
El tiempo pasó volando. Parecía fluir aún más rápido porque ella no estaba
en sus cabales.
Pero no importaba. Más bien, Leah deseaba lo mismo.
Y finalmente mañana, sería el día en que los Kurkan se irían.
Leah paseaba sola por el jardín del Palacio de la Princesa, a altas horas de la
noche. Cerdina la había estaba molestando todo el día. Estaba exhausta y
con ganas de acostarse en la cama inmediatamente, pero no podía.
Porque como antes, Ishakan la visitaría esta noche.
Lo extrañaba mucho. Pero no quería verlo. No quería estar en una situación
en la que tuviera que decirle palabras crueles y rechazarlo fríamente para
poder alejarlo.
Prefería que simplemente se fuera. Si la dejaba, sería porque era mentira el
amor que le susurraba y simplemente actuaba para intentar robar los
secretos de Estia.
Entonces, podría acabar con su vida sin ningún remordimiento.
Leah siguió caminando lentamente, esperando que la encontrara, y al
mismo tiempo que no lo hiciera. Sus pasos sin rumbo se detuvieron frente
al jardín de nardos. Siendo precisos, lo que había sido un jardín.
Todos los nardos habían sido arrancados y estaban esparcidos en el suelo.
El jardinero había preparado el terreno para plantar nuevas flores.
Mirando con atención entre las flores rotas y aplastadas, Leah pudo
encontrar una intacta.
En el momento en que extendió una mano con cuidado...
"......"
Una pequeña piedra cayó delante de sus pies. Lentamente, levantó la mirada
hacia arriba.
Vio a un hombre sentado en la rama de un árbol fumando. Tenía la espalda
apoyada en el grueso tronco del árbol. Exhalaba el humo con su rostro
solemne.
Parecía muy natural la forma en que el hombre miraba desde arriba. En la
oscuridad, sus brillantes ojos dorados miraban fijamente a Leah.
Como si supiera por qué Leah se paseaba por el jardín, sin poder entrar en
su dormitorio.
Leah bajó la mirada. Luego puso un sólido muro alrededor de su corazón.
Esta vez esperaba que este hombre no pudiera acceder a sus emociones.
Como Leah dejó de mirarlo, Ishakan se deshizo del tabaco y saltó
ligeramente del árbol. A pesar de la considerable altura, no se escuchó
ningún sonido cuando aterrizó en el suelo. sus movimientos fueron
increíblemente ágiles.
Ishakan se le acercó lentamente. Percibiendo el fresco aroma del tabaco y
Leah dijo.
"Saludos Rey de los Kurkan."
Ishakan sonrió amargamente ante su cordialidad. Entrecerró un poco los
ojos y dijo.
"Supongo que hay diferentes formas de negarse."
Leah habló, todavía evitando sus ojos.
"Es tarde. ¡No es bueno que estemos reunidos en el jardín del Palacio de la
Princesa, así que...!"
Sus palabras se detuvieron. Leah tomó un pequeño respiro. La brisa
nocturna refrescó el calor que irrumpió en su cuerpo.
"No hace falta que me sermonees."
Un cálido abrazo envolvió a Leah con fuerza. Pronto, escuchó una voz.
"Déjame abrazarte un momento, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
127

Capítulo 127. Intentando Evadirlo (2)


Al instante se le llenaron los ojos de lágrimas. Con los ojos llorosos, Leah
se mordió el labio inferior con fuerza. Quería abrazarlo y sollozar
descontroladamente. Pero eso sólo era un pensamiento, en realidad, ni
siquiera debería apoyar la cabeza en su pecho.
Pero... parecía que estaba bien apoyarse en el calor por un tiempo. Una
sensación de satisfacción incomparable llenó todo su cuerpo. Las
emociones que estaban enterradas volvieron a surgir en su interior después
de mucho tiempo.
En este momento, Leah estaba en el lugar más seguro del mundo. Nadie
podía intimidar a Leah, así que podía disfrutar de una paz total.
Ishakan abrazaba a Leah en silencio. El cuerpo helado de Leah permaneció
en sus brazos, hasta que se derritió en el calor.
"Has perdido mucho peso desde la última vez que te vi."
Cubrió la mejilla de Leah con su mano. Pero Leah giró la cabeza. Una brisa
fresca sopló su cuerpo cálido. La fría brisa nocturna la hizo recobrar la
compostura. Leah abrió lentamente los labios.
"Regresa."
Ella seguía sin hacer contacto visual. No podía mirarlo, porque sentía que si
lo hacía, sus sentimientos quedarían al descubierto. Sin embargo, Ishakan
no le hizo caso a Leah. Le respondió con una sonrisa.
"No quiero."
Luego murmuró, pasando una mano por el cabello de Leah.
"¿Estás eligiendo a Byun Gyeongbaek?"
Sintió un hormigueo en su boca. La palabra 'no' estaba dando vueltas en su
lengua. Ishakan inclinó la cabeza hacia un lado y sacudió ligeramente a
Leah.
"Me voy mañana. ¿No tiene nada que decir al respecto?"
"...Desde el comienzo."
Leah levantó la cabeza.
"Nunca hubo nada entre nosotros."
"......"
Sus ojos se estrecharon un poco. Leah lo miró a los ojos, tenían el color más
hermoso que había visto en su vida. Continuó hablando, imaginando el
desierto de arena dorada.
"Es suficiente que hayamos disfrutado de la compañía del otro hasta ahora."
Su comentario era hiriente como una daga afilada.
"¿O quieres que te pague por el sexo? Los Kurkan no parecían tan pobres."
La boca de Ishakan se torció.
"Si se trata de hacer enfadar a la gente, creo que tienes éxito hasta cierto
punto."
Leah vio su reflejo en sus ojos. Fue horrible. No le gustaba la forma en que
estaba pisoteando su corazón, incluso diciéndole cosas como pagarle por el
sexo que habían tenido, después de haber recibido tanto cariño y ayuda.
Así que esperaba que Ishakan también la odiara.
"Leah."
Sálvame, Ishakan.
Se tragó las palabras que estuvieron a punto de salir. ¿Qué quería pedirle
exactamente?
Ishakan ocupaba la posición de Rey. Pedirle que tomara como novia a una
princesa marioneta, sería un comportamiento muy descarado. Conteniendo
la súplica que había subido hasta su cuello, endureció un poco más su
expresión.
"¿Qué es Estia para ti?"
Pero no resultó como pensaba. Las emociones que habían estado tranquilas
durante los últimos días, se desbordaron como si estuvieran esperando este
momento. Leah trató de ocultar su respiración agitada.
"Es todo lo que tengo. Es el país que amo y el país que debo proteger."
Aunque su voz sonaba fría, sus palabras vacilaron levemente.
"Nací como princesa, así que moriré como una princesa."
Le resultaba difícil soportar las locas emociones que crecían en su interior.
Reprimiendo con más fuerza estas emociones, Leah terminó su discurso.
"No interfieras más en mi vida. Estoy harta de esto."
Luego, mordiéndose el labio inferior, se apartó de Ishakan como si estuviera
huyendo. Le dolía el corazón. Fue muy difícil no decir lo que realmente
pensaba. A pesar de haber podido ocultar sus verdaderos sentimientos, Leah
se sentía como una niña que miente por primera vez en su vida.
Podía sentir la mirada del hombre a sus espaldas. "Regresaré primero.
Espero que el Rey disfrute de su paseo nocturno con moderación, porque
pronto tendrá que hacer un largo viaje."
Cuando dio el primer paso, escuchó un bajo murmullo.
"Vida..."
Su voz estaba llena de una profunda molestia. Leah se estremeció.
"Sí, esa es tu vida."
Ella sintió un fuerte impulso. Como si estuviera poseída, iba a darse la
vuelta, pero se apretó la mano con fuerza y se contuvo. Las uñas se
clavaron profundamente en la palma de su mano.
Gracias a la presión ejercida por su agarre, pudo evitar que su cuerpo se
girara hacia Ishakan. Se esforzó en mover sus piernas que estaban rígidas.
Cuando finalmente consiguió dar un paso y luego otro más.
"¡......!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
128

Capítulo 128. No Hay Donde Huir


Una fuerza brusca tiró de su hombro. Su cuerpo se dio la vuelta por inercia.
Se quedó sin aliento. No pudo respirar debido a los deslumbrantes ojos
dorados.
Ishakan tenía un rostro imperturbable y sus ojos feroces la miraban de
forma penetrante. Leah lo miraba a los ojos, absorta. Ese hermoso color
dorado, que más nunca volvería a mirar, quedó grabado en su memoria.
Cuando recobró los sentidos tardíamente y evitó el contacto visual, su gran
mano la agarró por la barbilla. Forzando el contacto visual entre ambos,
Ishakan abrió lentamente la boca.
"Escúchame con atención, princesa."
La inquietante voz baja hizo que se sintiera un poco nerviosa.
"La noble vida que tienes como princesa. La voy a pisotear y arruinar."
Sus dedos presionan suavemente su mejilla, susurrando unas palabras que
se incrustaron en lo más profundo de su interior.
"Haré que dejes de hablar como la princesa de Estia..."
Una brillante luz dorada destelló en su corazón.
"No hay donde huir."
Y con esas palabras, Ishakan desapareció. En cuanto ella parpadeó,
desapareció como si se hubiera disuelto en la oscuridad. Leah, que se quedó
sola mirando la oscuridad vacía, sonrió amargamente.
"......"
No tenía que huir. Si la buscara, lo único que encontraría sería un cadáver.
De repente, volvió a mirar hacia los nardos esparcidos en el suelo. Entre el
montón de flores dañadas había una intacta, pero ahora no la veía. Después
de mirar la tierra fértil vacía, Leah caminó lentamente de regreso a su
dormitorio.
Ahora estaba completamente sola.
***
La noche antes de dejar el palacio de Estia.
Los Kurkan se movían afanosamente, guardando el equipaje y completando
los deberes ordenados por su Rey. Frente al palacio donde se estaban
alojados, una fila de carruajes y carretas estaban alineados.
De repente, los Kurkan que se movían de un lado a otro, se detuvieron.
Todos miraron en una dirección. Había un hombre que caminaba
tranquilamente..
"¡Ishakan!"
Haban, que estaba liderando la carga, corrió para saludar a Ishakan. Genin
dejó la pesada caja que llevaba y también se acercó a Ishakan.
Todos los Kurkan que se reunieron rápidamente tenían una mirada de
nerviosismo en sus rostros. Morga intercambió miradas con Genin y Haban.
Genin abrió la boca con cautela.
"La princesa..."
"Dijo que no. Me ha rechazado espléndidamente."
Aunque habló de forma despreocupada, Ishakan no pudo ocultar sus
sentimientos. Se cubrió los ojos con las manos y soltó un grito de dolor.
"...Ha."
Después de un rato, se quitó las manos de la cara e hizo una pregunta.
"Parecía muy inestable. ¿Seguro que está bien?"
Se veía inusualmente frágil. Morga parpadeó sorprendido ante la pregunta
desesperada. Sólo se quedó con la boca abierta, pero gracias a que Genin le
dio un ligero codazo en el costado, pudo responder aunque tardíamente.
"No se puede hacer nada por ahora. Lo mejor sería llevar a la princesa a
Kurkan lo antes posible."
"......"
Ishakan suspiró. Luego se tocó la punta de la barbilla.
"Genin."
En cuanto la llamó, Genin se tensó y respondió.
"Todos los preparativos están listos. Yo y Haban estaremos encargados de
las dos alas."
"Morga."
"No podemos eliminar el hechizo de rastreo, pero se puede obstruir. Puedo
ocuparme de ello tan pronto como tenga a la Princesa."
"Haban."
"Tenemos el equipamiento listo. En cuanto a la ubicación, sería en las
llanuras."
Se refería a las llanuras que estaban en las afueras de la capital donde
crecían las eulalias. Después de escuchar a Haban, Ishakan revisó la carga
que los Kurkan habían trasladado diligentemente hasta entonces.
Cuando quitó la tela que cubría la carreta, apareció una cuerda con un
gancho de hierro. Un gancho robusto, ideal para enganchar algo.
"Pensamos usarlos para volcar el carruaje."
"No está mal."
Con Haban a un lado, Ishakan agarró el gancho. Tirando con fuerza de la
cuerda para comprobar si estaba bien atada, murmuró.
"Ella no tiene que asumir ninguna responsabilidad."
Realmente no. No le importaba que lo calificaran como un hombre
malvado.
Soltó el gancho de hierro y se dio la vuelta. Frente a los Kurkan, que
miraban a su Rey, Ishakan sonrió fríamente.
"Entonces..."
Sus ojos dorados brillaron.
"Vamos a raptar a mi novia."
Matrimonio Depredador - Capítulo
129

Capítulo 129. Todavía No Eres Un Rey


En las profundidades del Palacio de la Reina, había un espacio que nadie
conocía. Se había construido modificando un pasaje secreto que sólo se
transmitía a la familia real.
Cerdina mató a los funcionarios y trabajadores que se encargaron de la
construcción, haciendo que solo ella tuviera conocimiento de este espacio.
Estaba lleno de varias hierbas medicinales, animales muertos y objetos
sospechosos. Cerdina, que sacó un polvo de lagarto molido y los globos
oculares de una rana había muerto bajo la luna llena, pesó los materiales en
una balanza.
Después de medirlos con precisión, los introdujo con cuidado en la olla que
estaba hirviendo. Cuando vio que el líquido cambiaba de color, sacó el
último ingrediente. Era el cabello de Leah, que brillaba como un hilo
plateado.
El color plateado era tan hermoso que parecía que lo habían extraído de la
luna. Cuando puso el cabello en la olla, el líquido se volvió de color
plateado brillante. Lo revolvió varias veces con un cucharón, y finalmente
se volvió negro.
Cerdina se puso a pensar por un momento, esperando que el vapor se
disipara. Aunque esta vez ella obtuvo el cabello de Leah directamente, antes
controlaba a la Condesa Melissa, la dama de compañía principal, para
conseguirlo. Leah no dudaba de la Condesa, quien la peinaba regularmente.
Gracias a eso, Cerdina pudo continuar con su hechizo fácilmente.
Hoy había hecho una poción, y guardó por si acaso en una pequeña botella
de cristal, el cabello que le quedó de Leah. Sin embargo, preveía que nunca
lo utilizaría.
El hechizo estaba casi finalizado. Para el resto, sería suficiente con el
cabello del Rey. Cerdina, que imaginó la finalización del hechizo, se
sumergió en un indescriptible éxtasis.
El día en que Blain ascendiera al trono. La sangre más humilde se
convertiría en la más noble, y todos los arrogantes de sangre azul se
pondrían de rodillas… Una gran hazaña que ninguno de sus antepasados
había logrado.
El poder de Cerdina sería más fuerte que nunca. Su insaciable apetito de
poder y su ambición, no tenían fin. Cerdina crearía una ceremonia de
coronación perfecta.
Tarareando, sirvió un líquido negro en una copa de vino, lo colocó en una
bandeja y salió de la habitación. Pero cuando Cerdina entró en la habitación
donde se encontraba Blain, se detuvo.
La habitación estaba hecha un desastre. Blain estaba parado en el centro de
todo el caos, con objetos rotos y destrozados a su alrededor. Sus graves
heridas se habían curado por completo. Incluso la muñeca que se había roto
no estaba vendada.
Blain se dio la vuelta lentamente hacia Cerdina y le tiró la botella de vino
que estaba sosteniendo. La botella voló hasta los pies de Cerdina y se
rompió al impactar en el suelo. El vino tinto mojó sus pies.
"¿Es necesario darle la Princesa a Byun Gyeongbaek?"
Cerdina sonrió ante el comportamiento despiadado de su hijo y dijo.
"Porque todavía no eres un Rey."
"......"
La mirada de Blain se apagó. El rostro de Cerdina se endureció por un
momento cuando vio el sufrimiento de Blain.
Fue porque recordó a la Reina muerta. Leah había heredado los rasgos más
bonitos de la Reina muerta. Cada vez que la veía, le recordaba a la Reina
muerta y se ponía de mal humor.
Solo la utilizaba como una herramienta para incitar los deseos de Blain.
Para que deseara el poder y tuviera las mismas ambiciones que ella.
Pero aunque Cerdina había tapado astutamente sus ojos y sus oídos hasta
ahora, Blain finalmente se dio cuenta de sus emociones. Para Blain, que
conseguiría grandes cosas en el futuro, una simple Princesa no debería
representar el final del camino.
"Piénsalo de nuevo, Blain."
Esperaba que no se dejara influenciar por una mujer. Quería darle a Blain
una esposa adecuada, una moderadamente tonta y que pudiera producir una
buena descendencia.
Alguien tan inteligente como Leah resultaba difícil de manejar, y al haberla
dañado por todas partes con sus hechizos, tenía muchos defectos como para
mantenerla cerca de Blain.
Acercándose lentamente y ofreciéndole la copa de vino, Cerdina le susurró
afectuosamente.
"Como tu madre sólo quiero darte lo mejor."
Blain le arrebató la copa de vino a Cerdina de la mano. Sin dudarlo, se
bebió el líquido negro hasta el fondo. Luego soltó la copa de vino vacía, y
cayó al lado de la botella de vino tinto rota. Blain miró con ferocidad a
Cerdina y le dijo.
"Confío en que mantendrás tu promesa."
Aunque la perfecta e impecable sonrisa de Cerdina se desvaneció un poco,
enseguida la recuperó como si nada hubiera pasado.
"Por supuesto que sí. Haré lo que tú quieras."
Serás un Rey, Blain.
Imaginando la deslumbrante corona que pronto se colocaría sobre la cabeza
de su amado hijo, Cerdina abrió los brazos hacia Blain.
Blain abrazó a Cerdina. Sus ojos estaban llenos de un profundo disgusto.
***
Los Kurkan dejaron el Palacio de Estia.
A diferencia de la llamativa bienvenida que recibieron cuando llegaron al
palacio, su salida fue poco elegante. A primera hora de la mañana, bajo la
atenta mirada de los caballeros reales, dejaron tranquilamente el palacio.
No fueron despedidos por ningún miembro de la familia real, tampoco por
ningún noble de alto estatus. Por otra parte, Leah estaba en el Palacio de la
Princesa. Sólo escuchó la noticia de que se habían marchado.
Matrimonio Depredador - Capítulo
130

Capítulo 130. Antes de Marcharse


Los preparativos para dirigirse a la frontera se hicieron rápidamente. No
había mucho que preparar puesto que no llevaría muchas cosas y tampoco
llevaría a las damas de compañía consigo. El ambiente en el palacio no
había sido bueno después de que Blain fuera herido, y la despedida de Leah
sería tan discreta como la de los Kurkan.
El último día de su estancia en el palacio, Leah fue a visitar al Rey. Su
relación estaba tan deteriorada, que ni siquiera recordaba haberlo llamado
padre adecuadamente. Pero pensaba que debía verlo de nuevo antes de
morir. No lo hacía porque sentía una oleada de emociones porque estaba
cerca de su muerte.
"......"
Leah miraba al Rey sentado frente a ella. Sus ojos desenfocados no eran
diferentes a los de las damas de compañía del Palacio de la Princesa.
Antes todavía sentía como si estuviera vivo, sólo que sin la óptima
capacidad para discernir las cosas, pero ahora ni siquiera eso. Cerdina ya no
necesitaba ocultarle nada a Leah, así que no tuvo que tomarse la molestia de
devolverle parte de la conciencia al Rey.
Mirando el cabello plateado y el rostro arrugado, Leah habló lentamente.
"...¿Por qué?"
Su fría voz estaba llena de resentimiento.
"¿Por qué abandonaste a mi madre y dejaste entrar a esa mujer? No
entiendo que hay de bueno en ella..."
Leah apretó los puños. Luego, le preguntó al Rey.
"¿Sabes lo que has hecho?"
Se esforzó todo lo que pudo, pero todo fue en vano. Leah murmuró con
impotencia.
"Estia está acabada..."
Pero no hubo respuesta. Sin importar lo que dijera, sólo estaría hablando
consigo misma. Leah miró las pupilas vacías del Rey y se puso de pie con
un sentimiento de desdicha.
Terminando la conversación sin sentido, se marchó. Las personas del
palacio que vieron a la Princesa caminando sola sin ninguna asistente, se
mostraron desconcertados, pero a Leah no le importó.
Mientras caminaba sin rumbo, llegó sin darse cuenta al salón del palacio
principal. Este fue el lugar donde se encontraron por primera vez como la
Princesa de Estia y el Rey de un país extranjero. No había ninguna
actividad en el lugar. El amplio salón estaba vacío y silencioso. Contempló
el brillante trono al final del salón y las filas de pilares, luego se movió de
nuevo.
El siguiente destino fue la sala de conferencias. Después de un rápido
vistazo al lugar en el que había negociado con él, se dirigió a la Habitación
de la Gloria.
Las esculturas y pinturas, muy bien cuidadas, se veían tan hermosas como
siempre. Caminando entre las obras de arte con una larga historia, Leah se
situó en el centro del lugar. Había un haz de luz que descendía desde la
ventana en el techo. Ella se quedó debajo del mismo, sintiendo la calidez
del sol, recordó la voz que le dijo que se veía hermosa.
Luego, pasó por el pasillo en el que tuvieron una breve conversación hace
algún tiempo y se detuvo en la fuente que estaba más allá. No pudo evitar
sonreír al pensar que las semillas que él había arrojado entres los arbustos
se podrían convertir en palmeras datileras.
De regreso al Palacio de la Princesa, sintió un escalofrío. Incluso cuando la
dueña del palacio había regresado, ninguna de las damas de compañía
acudió a recibirla. Leah se paseó por el palacio, que carecía de calidez
humana.
Contempló el jardín de flores, que antes estaba lleno de nardos, con nuevas
flores de diversos colores que habían sido plantadas.
Cuando regresó al dormitorio, apartó cuidadosamente la cortina para luego
abrir la puerta de cristal y salir al balcón. Permaneció de pie agarrada a la
barandilla durante mucho tiempo. Parecía como si en cualquier momento
saltaría.
Finalmente, se sentó en la cama y acarició la manta blanca. Como si tuviera
algún sentimiento persistente, siguió haciendo lo mismo durante un rato
antes de levantarse y dirigirse a su oficina.
Leah se sentó en su escritorio y sacó un papel en blanco. Agarró una pluma
y escribió en silencio.
[Última Voluntad.]
Terminó de escribir con una pulcra caligrafía. Había hecho esto con la
esperanza de que no hubiera una controversia inútil sobre si su muerte fue
un suicidio o un homicidio. El contenido fue breve porque no tenía mucho
que decir.
Puso su firma al final del papel y le estampó el sello que se utilizaba en el
Palacio de la Princesa. Leah volvió a leerlo y lo guardó al fondo del cajón.
Cuando muriera, suponía que alguien la encontraría ordenando sus
pertenencias.
Después de revisar los documentos con los regalos a repartir entre las
damas de compañía del Palacio de la Princesa y los nobles que la habían
ayudado, los puso junto a su última voluntad. Habiendo hecho todo, Leah
regresó a su dormitorio y se acostó temprano.
Entonces llegó el día de abandonar el Palacio de Estia.
Matrimonio Depredador - Capítulo
131

Capítulo 131. Hacia El Territorio de Byun Gyeongbaek


Observó el amanecer a través de la ventana. El sol se asomaba alejando
poco a poco la oscuridad. Cuando Leah vio que el sol había salido
completamente, corrió hacia la puerta de su dormitorio.
"......"
Sin embargo, dudó durante mucho tiempo, no podía agarrar fácilmente al
pomo de la puerta. Después de esperar un tiempo, escuchó que tocaban la
puerta. Por lo tanto, Leah abrió inmediatamente la puerta.
"¿...Princesa?"
La Condesa Melissa, que había venido a atenderla desde temprano, se
sorprendió. Fue porque Leah la abrazó.
"¡Dama!"
Abrazando a la Condesa Melissa, Leah también revisó a las damas de
compañía detrás de ella. Los ojos de todas estaban claros y miraban a Leah
confundidas. Leah cerró los ojos y enterró su rostro sobre el hombro de la
Condesa.
Todo había vuelto a la normalidad.
"...Siento haberte sorprendido."
Dando un paso atrás lentamente, Leah sonrió levemente. Las damas de
compañía, que estaban confundidas y no entendían lo que ocurría,
comenzaron a mostrar una expresión de pesar. Pensaron que Leah estaba
actuando de esta manera porque sería llevada a la frontera. Las lágrimas se
acumularon rápidamente en los ojos de las damas de compañía. Leah las
tranquilizó y comenzó a vestirse por última vez en el Palacio de la Princesa.
Los objetivos por los que había dedicado su vida se derrumbaron como un
sueño sin sentido porque la vendieron al viejo Byun Gyeongbaek, para que
se convirtiera en su esposa para poder obtener ciertos beneficios. Fue un
final trágico para una Princesa que se había dedicado con esmero a su país y
a la familia real.
Sin embargo, tenía una venganza final contra la familia real. Una venganza
final que dejaría una mancha en el honor de la familia real que Cerdina
tanto ama, y que la liberaría por completo.
Parecía que Cerdina no había podido hechizar a Byun Gyeongbaek. Por lo
tanto, daba la impresión que quería utilizar a Leah como marioneta para
robar información confidencial de Byun Gyeongbaek.
Sin embargo, Leah no dejaría que todo se desarrollara como Cerdina quería.
Leah imaginó en su mente lo que sucedería en un futuro cercano. Byun
Gyeongbaek se enfurecería por el suicidio de su nueva esposa que
ciertamente era impura.
Después de prepararse para partir, esperó el último proceso mientras bebía
té en el vestíbulo. Finalmente, llegó el Conde Valtein.
"Que la luz brille sobre Estia." El Conde Valtein, que la saludó con
cortesía, tenía un aspecto sombrío, como alguien que acude a una funeraria.
"Princesa, este es tu certificado de matrimonio."
Con las manos temblorosas, Leah apoyó el certificado de matrimonio sobre
una superficie. Luego, agarró la pluma y firmó sin dudarlo.
[Leah De Estia]
Al igual que la determinación de Leah, palabras claras quedaron plasmadas
en el papel blanco. Las damas de compañía del Palacio de la Princesa
comenzaron a llorar al mismo tiempo.
Mientras todas lloraban, sólo Leah permanecía indiferente. Recordó los
regalos que les había dejado. Lo hizo con la esperanza de que fuera un
pequeño consuelo para las damas de compañía y los nobles que estarían
afligidos por la noticia de su muerte.
"Deténganse. Me he retrasado mucho tiempo."
Cuando pudo deshacerse de las que se aferraban a ella para evitar su
partida, y estaba a punto de subir al carruaje, escuchó una voz fuerte.
"¡Leah!"
Leah miró su cabello plateado y sonrió genuinamente. La idea de 'no tener
que mirar más a Blain' la hizo sonreír naturalmente.
Blain, que parecía a punto de gritar, se detuvo por alguna razón y curvó las
comisuras de sus labios. Sin embargo, perdió inmediatamente la sonrisa
cuando vio que Leah lo miraba de forma altiva.
"El día que ascienda al trono... Primero que nada, te traeré de regreso."
Incluso las últimas palabras que le dijo también fueron intimidantes. Leah
no le contestó, y subió al carruaje.
Se sentó erguida. La puerta del carruaje se cerró y las ruedas comenzaron a
girar. Leah miró hacia el Palacio de Estia, mientras se estaba alejando. Por
fin se había terminado. Sin embargo, no estaba tranquila, su mente estaba
caótica.
Lo extrañaba.
Leah se recostó y trató de despejar su mente de pensamientos complicados.
Intentó imaginarse sólo el descanso eterno que conseguiría, pero no fue
fácil.
Mientras se esforzaba por deshacerse del hombre que había ocupado su
mente, el carruaje que se dirigía hacia el territorio de Byun Gyeongbaek
entró en las llanuras de las afueras de la capital. En ese momento, mientras
avanzaba a través de los campos de eulalias, siendo escoltada por caballeros
reales.
Se escuchó el sonido de un cuerno.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
132

Capítulo 132. Mi Luz


El recuerdo de aquel día siempre estaba vívido. No se desvanecía de la
mente de Ishakan, estaba muy arraigado. Se trataba de un lugar donde sólo
había una oscuridad abrumadora. La única salida del hoyo, en el que ni
siquiera podía estirar las extremidades cómodamente, era una pequeña
puerta redonda de madera ubicada en el techo.
El espacio utilizado para enseñar la obediencia era demasiado cruel para el
pequeño. En ese lugar donde ni siquiera podía diferenciar el flujo del
tiempo, no tenía acceso a un vaso de agua o una rebanada de pan.
Las pesadas cadenas que sujetaban sus extremidades le lastimaban la piel.
Las heridas no tratadas se estaban pudriendo, estaban oscurecidas por el pus
y los gusanos que la infestaban.
Le habían amordazado la lengua para que no pudiera morderla, y esto
empeoraba la sed ardiente que sentía en su garganta. Era una sensación más
terrible que el hambre que sentía en su estómago vacío.
Su determinación de mantener su honor como guerrero del desierto se fue
desmoronando poco a poco ante el dolor. Cada vez que tenía la tentación de
doblegarse y jurar obediencia, sentía una angustia insoportable.
Aunque anhelaba la muerte, los Kurkan tenían una fuerza vital
increíblemente tenaz. Ishakan rezaba fervientemente.
Quiero morir. Por favor, déjame morir. Dios, permíteme morir.
Pero su oración no obtuvo ninguna respuesta. El pequeño Kurkan,
abandonado por su propio pueblo, fue ignorado hasta por Dios. Entonces,
cuando su voluntad se había quebrantado perdiendo sus últimas esperanzas,
una luz descendió.
Se abrió la puerta de madera que parecía nunca se movería, y la luz del sol
entró. Cabello plateado deslumbrante. Unos ojos purpuras que brillaban
como gemas amatistas.
En el pasado no lo sabía, pero ahora sí. En ese momento se había
enamorado a primera vista. Ishakan lamentaba el tiempo que había perdido
por no saberlo. Por esa razón, haría todo lo posible.
"......"
Miraba hacia adelante con un rostro inexpresivo. Las llanuras, densamente
llenas de eulalias, eran tan vastas que no se veía el final. Un fuerte viento
estaba soplando. Como una ola, las eulalias se inclinaban hacia un lado.
Se escuchó el chillido de un halcón procedente del cielo. Haban, abrió la
boca mirando al halcón que volaba por el firmamento.
"Ishakan."
Ishakan miró hacia atrás. Los Kurkan, con la mitad de los rostros ocultos
por largas telas, estaban alineados sobre sus caballos. Mirando sus ojos
penetrantes, Ishakan se bajó la tela que le cubría el rostro hasta debajo de la
barbilla y dijo.
"Vamos."
Los caballos levantaron sus patas delanteras, y galoparon relinchando con
fuerza. El sonido de los cascos golpeando la llanura parecía el sonido de un
tambor.
Los ojos de los Kurkan brillaban extraordinariamente. Se debía a la
sensación de euforia que experimentaban los Kurkan antes de una batalla.
El instinto de las bestias arraigado en sus venas hacía que su cuerpo
hirviera.
Poco tiempo después de cabalgar a través de las eulalias, su objetivo estaba
a la vista. A lo lejos, la bandera de la Familia Real de Estia ondeaba
magníficamente. La boca de Ishakan se torció.
A pesar de tanta dedicación, nadie de Estia salvó a la Princesa. Le parecía
ridículo que solo miraran el sacrificio que hizo con su sangre y sus
lágrimas. Eran repugnantes.
Entonces, Ishakan ordenó.
"¡Ataquen!"
Haban agarró el cuerno de batalla en su cintura. Sopló el cuerno de batalla,
hecho del cuerno de un carnero, produciendo un fuerte sonido en la vasta
llanura.
Los Kurkan, que se habían dividido y avanzado desde diferentes
direcciones, respondieron sonando sus cuernos de batalla. Los sonidos que
señalaban el inicio de la batalla se extendieron por los campos de eulalias.
"¡Emboscada!"
"¡Aumenta la velocidad!"
Gritaron los caballeros reales, que se dieron cuenta tardíamente de los
perseguidores. Sin embargo, perseguir a las presas que huían era lo que
mejor hacían los Kurkan.
Fueron rodeados rápidamente. Los sonidos de los caballeros desenvainando
sus espadas y los gritos se mezclaban. Las eulalias comenzaron a
mancharse de sangre caliente. Mientras los caballeros ponían resistencia
desesperadamente, el cochero del carruaje intentó escapar. Pero fue en
vano.
Ganchos de hierro volaron desde todas las direcciones. Los ganchos que
volaron como flechas, se clavaron en el carruaje una tras otro. El cochero
agitó su látigo frenéticamente y gritó.
"¡Estos bárbaros...!"
Esas fueron las últimas palabras del cochero. Una daga curvada penetró el
corazón del cochero. El carruaje se tambaleó, fuera de control. Las cuerdas
atadas a los extremos de los ganchos se tensaron y el carruaje se volcó.
Ishakan cortó el cuello del caballero que se le acercaba con una espada
curva. Una sonrisa cruel apareció en su rostro. Desde el momento en que
veía sangre, le resultaba difícil controlar su naturaleza. Sus instintos se
volvían aún más frenéticos con más matanza.
Sus ojos dorados brillaron entre la sangre roja esparcida. El otro caballero,
que hizo contacto visual con Ishakan, retrocedió asustado. Pero pronto, una
cuerda que llegó volando lo ató por el cuello y lo arrastró. La matanza
unilateral continuó, su cuerpo quedó manchado de sangre.
Finalmente, miró hacia el carruaje volcado. Pudo ver a una pequeña mujer
empujando con dificultad la puerta dañada. Ishakan no pudo evitar sonreír.
Esto debería asustarla, pero ella no se escondió. Más bien intentó mirar
alrededor de las llanuras para poder comprender la situación. Eso encajaba
con su personalidad.
Ya no había ningún obstáculo que bloqueara el camino de Ishakan.
Lentamente, condujo su caballo hacia ella. Los ojos de Leah se agrandaron.
Sus hermosos ojos púrpuras temblaron.
"¿Por qué...?"
Las pestañas plateadas, los labios gruesos finamente curvados, su voz
suave... todo era muy encantador.
No pudo esperar más. Agarró a Leah y la sostuvo en sus brazos. En el
momento en que abrazó fuertemente su delgado cuerpo, un aroma dulce y
suave llegó a su nariz. Era un aroma que incluso calmaba su naturaleza.
Una sensación de completa satisfacción llenó su cuerpo.
Mi luz, mi salvación.
Mi novia.
"¿No te acuerdas?"
Ishakan sonrió con fuerza, incapaz de contener su creciente alegría.
"¿No dije que te arruinaría la vida?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
133

Capítulo 133. ¡Suéltame!


Leah se estaba marchando.
Blain miraba fijamente al carruaje que se alejaba. Sentía una mezcla
desgarradora de emociones. Aunque sabía que debía esperar, quería correr
de inmediato y detener el carruaje.
Al pensar que Leah pasaría su primer noche de bodas con Byun
Gyeongbaek, brotaron llamas en su corazón. Sin embargo, Blain se
contuvo. No quería simplemente tomar su cuerpo.
Quería su corazón. Cada vez que Leah miraba al Rey bárbaro con sus ojos
llenos de emoción y afecto, lo atormentaba un sentimiento insoportable.
Deseaba que ella lo mirara como miraba a Ishakan. Que le susurrara
tímidamente, con sus ojos enamorados y sus mejillas sonrojadas.
Si pudiera tener un corazón, podría renunciar a tomar su virginidad.
También creía que después de que ella se acostara con el viejo
desagradable, estaría mucho más dispuesta a tener relaciones sexuales con
él.
También ha escuchado que Byun Gyeongbaek tiene un mal gusto en la
cama. Blain conocía los rumores de que compraba muchas pr0stitutas que
se parecían a Leah y las trataba con dureza. Si la dejaba sufrir durante un
tiempo con Byun Gyeongbaek y luego la rescataba como su salvador…
Parecía una buena idea.
Faltaba poco para que se pusiera la corona y pudiera reclamar todo lo que le
correspondía.
Blain dejó atrás a las tristes damas de compañía del Palacio de la Princesa y
entró en el palacio que había perdido a su dueña. Tenía la intención de
pasearse por el lugar antes de que los rastros de Leah se desvanecieran por
completo.
Mientras caminaba por el silencioso pasillo, abrió la puerta de cada espacio
para observarlos. La sala, el estudio, el dormitorio de invitados, el almacén
donde se guardaba la ropa y los accesorios…
Sus pasos se detuvieron frente a la oficina. Blain entró como si fuera el
dueño. Un tenue aroma aún perduraba en el espacio limpio y ordenado.
Blain se sentó en la silla del escritorio y jugueteó con la pluma de Leah.
Entonces, abrió el cajón inconscientemente. La cara de Blain palideció. Vio
un sobre, cerrado con un sello de cera, con algo escrito en el extremo.
[Última Voluntad.]
El sobre temblaba levemente. Blain se dio cuenta tardíamente que se debía
a sus manos temblorosas. Rompió el sobre, leyó rápidamente el contenido
del papel y los documentos que estaban puestos junto al sobre.
En ellos se establecía que los bienes de Leah debían repartirse entre las
damas de compañía del Palacio de la Princesa y los nobles que seguían a la
princesa. Viendo que había escrito minuciosamente lo que le dejaba a cada
persona, no pudo evitar maldecir.
"¡Maldita sea...!"
Rompiendo su última voluntad y los documentos por la mitad sobre el
escritorio, Blain se marchó furioso de la oficina. Cuando salió del Palacio
de la Princesa, vio a los caballeros reunidos en las cercanías.
El asistente, que estaba esperando con un carruaje mientras conversaba con
los caballeros, se acercó corriendo a Blain cuando lo vio.
"¡Ha ocurrido algo grave! ¡Los bárbaros han atacado la procesión nupcial
de la Princesa!"
Sintió que algo se rompía en su interior. Blain dijo entre dientes.
"...La Princesa."
El asistente no pudo entender lo que había dicho por su voz baja. Como no
respondió, Blain agarró al asistente por el cuello y gritó.
"¡¡La Princesa!!"
"¡Ha sido raptada...!"
Blain soltó al asistente y desató un caballo del carruaje.
"Dile a mi madre."
Luego, montado el caballo, dijo fríamente.
"Yo mismo perseguiré a las bestias."
***
Cuando se confirmó que el Rey tenía a su novia entre sus brazos, sonó el
cuerno de batalla que anunciaba la retirada. Los Kurkan dejaron de luchar y
comenzaron a galopar para retirarse.
Decenas de caballos galoparon velozmente, dejando atrás a los cadáveres y
las eulalias empapadas de sangre. El incesante galope se detuvo al final de
las llanuras llenas de eulalias.
Allí estaban otros Kurkan que habían estado esperando con antelación.
Morga, que andaba cerca del carruaje hecho de madera de ébano sin
patrones, se acercó rápidamente al regreso de Ishakan.
"¡Ishakan, por aquí!"
Ishakan se bajó de su caballo con Leah forcejeando sobre su hombro.
"¡Suéltame! ¡Suéltame!"
Leah le dio un golpe en la cara a Ishakan con su pequeño puño. Pero fue
inútil. Ishakan sólo la miró de forma indiferente, como si no le hubiera
dolido ni un poco. Después de observar que su mano comenzaba a
enrojecerse, agarró sus muñecas para evitar que Leah volviera a golpearlo.
Metió a Leah en un carruaje con asientos acolchados, cojines y unas
mantas. Ella se escabulló rápidamente hacia una de las esquinas del
carruaje, respirando agitadamente.
Ishakan y Leah se quedaron mirándose fijamente. Poco después, sus
miradas fueron interrumpidas por las palabras de Morga, quien los había
seguido.
"Tienes que dárselo ahora mismo."
Ishakan recibió la pequeña botella de vidrio que le dio Morga. Un extraño
líquido rojo oscuro estaba dentro de la botella.
Ella se negó a abrir la boca. Pero él presionó su mandíbula, forzando que la
abriera. En cuanto el líquido entró en su boca, intentó escupirlo, pero una
gran mano le tapó la nariz y la boca. Rasguñó el dorso de la mano con las
uñas, pero no se movió.
La otra mano le tocaba el cuello suavemente. Al final, ella tuvo que tragar
el líquido en su boca. Sólo después de asegurarse de que se lo tragó todo,
bajó la mano. Leah tosió y luego dijo.
"Por qué...Por qué yo..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
134

Capítulo 134. ¡Deténganse!


Su voz se quebró porque había gritado tanto que su garganta estaba ronca.
Ishakan trajo una cuerda de seda para atar a Leah. Respondió
despreocupadamente, atando sus muñecas y tobillos.
"El Rey de los Kurkan está llevando a cabo un matrimonio por captura."
(Matrimonio Por Captura. Esta práctica consiste en capturar a la novia
con la que un hombre tiene la intención de casarse.)
Su corazón se desplomó. Sin embargo, la conversación no podía continuar
por más tiempo. Se sentía débil, probablemente debido al líquido que la
había obligado a ingerir. Su conciencia se desvanecía rápidamente. Con su
visión cada vez más nublada, Leah murmuró impotente.
"Por favor... no hagas esto..."
Ishakan que miraba fijamente a Leah, susurró suavemente.
"Puedes odiarme, Leah."
Los temblorosos párpados de Leah se cerraron. Ishakan sujetó a la inerte
Leah durante un rato y luego la acostó con cuidado en el carruaje. Para
evitar que el cuerpo se sacudiera tanto como fuera posible, lo envolvió con
cojines y mantas. Entonces, salió del carruaje cerrando la puerta.
Los Kurkan volvieron a galopar. Continuaron avanzando sin descanso, y
sólo se detuvieron justo antes de que los caballos agotados se desplomaran.
Fue después de que el sol se ocultara y la oscuridad se extendiera por todas
partes.
De los cuerpos de los caballos salía vapor caliente, que recorrieron una
larga distancia sin descanso. Los caballos fueron llevados a los establos,
donde les proporcionaron heno y agua.
Por instrucciones de Genin, los Kurkan trajeron los nuevos caballos que
habían preparado de antemano en esta base. Mientras cambiaban
rápidamente los caballos, Haban miró al cielo y silbó tres veces.
Como en respuesta al silbido, se escuchó el chillido de un halcón. Poco
después, un gran halcón se posó en el hombro de Haban.
Mientras Haban acariciaba al halcón y le daba trozos de carne, Genin desató
el pequeño papel atado a la pata del halcón para leerlo. Frunció el ceño. El
genin se tragó el papel y le informó a Ishakan.
"La familia real ha comenzado una persecución. Según la información, el
propio Príncipe Heredero lidera la persecución."
"Más pronto de lo que esperaba."
Ishakan frunció el ceño. Mientras averiguaba la ruta de la procesión nupcial
a través de los nobles sobornados, alteró la información con mentiras.
Tardarían tres semanas en llegar a la frontera. No podían evitar la
persecusión hecha por la familia real, pero tenían que entrar en el desierto
antes de que Byun Gyeongbaek supiera la situación.
Además, había un problema con Leah. Según Morga, quién le había lavado
el crerebro, podría localizarla fácilmente. Para evitarlo, hicieron que Leah
bebiera una extraña poción, y Morga siguió usando hechizos para interferir
con los hechizos de la Reina.
"¿Qué pasa con los asuntos relacionados a la Reina, Morga?"
Morga respondió mientras se limpiaba el sudor de la frente.
"Por los momentos no tienes que preocuparte, pero a partir de ahora será
mejor que me mantenga cerca de la Princesa."
"Hazlo."
Tras darle su permiso, Ishakan se dirigió hacia los otros Kurkan. Fue para
hacer una inspección final antes de partir.
Con un profundo suspiro, Morga se acercó al carruaje donde estaba Leah.
Pero no tenía la suficiente voluntad para abrir la puerta del carruaje, sólo se
quedó mirando con pesar. Genin, que había estado observando, le abrió la
puerta. Incluso demostró su solidaridad ayudando a Morga a entrar en el
carruaje.
"Gracias, Genin."
"No tienes que agradecerme por esto. Cuida de ella, Morga."
Morga asintió solemnemente. Pero en cuanto la puerta se cerró, suspiró de
nuevo, desmoronándose. El poder de la Reina era más fuerte de lo que
esperaba. Era como una tortura intentar bloquearlo solo.
Poco después, el carruaje comenzó a moverse de nuevo. A partir de ahora,
avanzarían sin parar hasta la siguiente base. Limpiándose el sudor con las
mangas, Morga observó a la Princesa.
La Princesa estaba dormida, atada con una cuerda de seda, envuelta en
cojines y mantas. Si la poción funcionaba con normalidad y lograba
obstaculizar los hechizos de la Reina, ella llegaría dormida al desierto.
Mientras calculaba el tiempo restante, sacó un orbe de cristal del bolsillo
interior de su pecho. En el interior del reluciente orbe de cristal, circulaba
un humo negro. Era una herramienta que no utilizaba a menudo, pero las
circunstancias le habían obligado a sacarla.
"Vamos con esto..."
Morga murmuró para sí mismo y colocó una hoja de romero en la frente de
la Princesa. Mientras hacía eso, vio sus muñecas atadas. La habían atado
para evitar que si se despertaba, saltara del carruaje en marcha.
Morga miró con lástima sus delgadas muñecas. Consideró que la poción
estaba funcionando, así que estaba bien desatarlas. Pero algo sucedió en el
momento en que desató la cuerda.
"¡......!"
Con un fuerte sonido ruido, apareció una grieta en el orbe de cristal. Morga
se inclinó sintiendo náuseas. Aunque a sus ojos todo estaba dando vueltas,
lo primero que hizo fue comprobar el estado de la Princesa.
Sus párpados cerrados se levantaron lentamente, revelando sus hermosos
ojos púrpura. Los ojos desenfocados miraron fijamente al frente y luego se
volteó lentamente para mirar a Morga. Morga contuvo inconscientemente la
respiración mientras la miraba.
El pequeño cuerpo se le acercó y su mano blanca agarró el cuello de Morga.
Cuando comenzó a estrangularlo fuertemente, se le puso la piel de gallina
por todo el cuerpo.
Morga se levantó como un relámpago. Deslizó las cortinas hasta la mitad,
luego rompió una ventana del carruaje con un golpe y gritó.
"¡Deténganse!"
Había cometido un error. Estaba siendo perseguidos, pero tenían que
detenerse inmediatamente. Morga volvió a gritar, esta vez tan fuerte que
una vena azul sobresalió en su cuello.
"¡Detengan el carruaje ahora! ¡Rápido!"
No solo se trataba de un lavado de cerebro. Ya se había convertido en la
marioneta de la Reina.
Matrimonio Depredador - Capítulo
135

Capítulo 135. Inmunidad A Los Hechizos


Desde que vio a la Princesa en el bosque supo que estaba en un estado
grave.
Normalmente los hechizos no se revelaban externamente. Incluso los
hechiceros no podían discernir claramente si una persona estaba bajo algún
hechizo, a menos que utilizaran alguna poción.
Sin embargo, en el caso de la Princesa era diferente. Con muy poco
esfuerzo, pudo observar el siniestro humo negro que se cernía sobre su
cuerpo. Habían tantas capas de poderosos y maliciosos hechizos, que
aunque ella intentara ocultarlos, no podría.
Morga confirmó que el hechizo más poderoso sobre la Princesa era el
lavado de cerebro. Pero había cometido un error de apreciación. La Reina
había ido más allá del lavado de cerebro, y ya había convertido a la Princesa
en una marioneta. Lo había encubierto entre varias capas de hechizos.
"Ha perdido el control de su cuerpo. En su estado actual, no se puede evitar
que la Reina nos rastree. Hay que hacer un hechizo más potente."
El grupo que galopaba a toda velocidad se había detenido y ahora Morga le
explicaba a Ishakan la situación actual. Con sus piernas temblando, se
arrodilló en el suelo e inclinó la cabeza.
"Todo es culpa mía..."
"Levántate, Morga. Ahora no es momento de discutir."
Ishakan suspiró levemente, y dijo.
"Sé que hiciste lo mejor que pudiste."
Las cálidas palabras lo conmovieron. Morga contuvo sus lágrimas mientras
apretaba sus labios. Haban que estaba atrás, se rió hasta que fue golpeado
por Genin.
"¿Qué quieres que haga?"
"Por favor, consigue algo de tiempo."
Ante las palabras de Morga, Ishakan miró a Genin. Ella habló, con el ceño
ligeramente fruncido.
"Suponiendo que conocen nuestra ubicación, si nos detenemos más tiempo
en este lugar, seremos alcanzados por la persecución de la familia real."
Después de reflexionar por un momento, ella dio su opinión. "¿Por qué no
dejamos a Morga y a la Princesa aquí, mientras nosotros volvemos para
encargarnos de los perseguidores?"
Morga intervino rápidamente.
"Ishakan debería estar conmigo. Necesito su sangre."
"...¿Es por mi constitución?"
"Sí."
Haban, que estaba escuchando, levantó la mano de inmediato.
"Creo que Genin y yo seremos suficientes. Por favor, dame unos treinta
guerreros."
La operación consistía en que cada uno liderara a 15 guerreros, para
emboscar al grupo de persecución primero. Los humanos no tenían una
buena visibilidad en la noche. Un ataque sorpresa sería suficiente para
ganar. Haban habló con un brillo en los ojos.
"Seguramente obtendremos resultados satisfactorios."
Genin levantó la mano y preguntó.
"¿Se puede matar al Príncipe Heredero?"
"¡Por supuesto que no!"
Le dijo que no deberían hacerlo hasta que no se supieran todos los hechizos
que tenía la Princesa. Haban aprovechó la oportunidad para arremeter
contra Genin. Ella murmuró con una expresión severa. "El Príncipe
Heredero, podría romperlo con un golpe..."
Ella asintió para sí misma con determinación, pensando que debía tener
cuidado para no matarlo. Una vez decidida la operación, procedieron de
inmediato. Genin y Haban volvieron rápidamente por el camino que habían
recorrido, acompañados por los treinta Kurkan que eligieron.
Los Kurkan restantes se establecieron en una formación defensiva para
contrarrestar cualquier evento inesperado. Morga e Ishakan se dirigieron
entonces hacia el carruaje.
"......"
La mirada de Ishakan se desplomó cuando abrió la puerta del carruaje.
Morga que estaba a su lado, contuvo la respiración mientras observaba su
reacción. La Princesa había sido atada de nuevo para que no pudiera
moverse. Ella miraba fijamente a Ishakan. Sus brillantes ojos púrpuras
estaban desenfocados.
Ishakan apretó los dientes con fuerza. Brotaron gruesas venas en su mano
que sostenía la puerta abierta del carruaje. Apenas pudo soltar su agarre
antes de que la preciosa madera de ébano se hiciera añicos. Con cuidado,
sostuvo a la Princesa entre sus brazos y la sacó del carruaje.
Luego, puso una gruesa manta en el suelo y acostó a la Princesa sobre ella.
Por último, desató la cuerda. Mientras tanto, Morga comenzó a hacer sus
preparativos.
Observando la forma de la luna y la posición de las estrellas, sacó una
poción que había preparado de antemano. Con una daga, se cortó levemente
el dedo y vertió la sangre en la botella. Cerró la botella con el tapón para
mezclar bien el líquido y habló mientras la agitaba.
"Tengo algo que decirte. Lo que vamos a hacer ahora... es realmente un
último recurso."
Se trataba de un método temporal para retorcer hechizos a la fuerza, pero
normalmente sólo se utilizaba en aquellos que estaban bajo un hechizo leve.
Esto se debía a que la reacción sería demasiado severa debido a la magnitud
de los hechizos. De hecho, incluso podría morir.
A pesar de ello, la razón para intentarlo era Ishakan. Los Kurkan tenían una
alta resistencia a los hechizos, pero Ishakan no sólo tenía una alta
resistencia. Tenía inmunidad a los hechizos. Si utilizaban la sangre de
Ishakan como medio, podrían evitar los ojos de la Reina hasta llegar al
desierto.
"Usando tu sangre, no supondrá una amenaza para su vida, pero es un
método severo para la Princesa." Morga sacó el orbe de cristal agrietado y
un brasero. Luego le sacudió ramas de enebro encima y dejó caer una gota
de la poción mezclada con su propia sangre. En el momento en que la gota
de la poción aterrizó en el brasero, el humo gris que emanaba aumentó
repentinamente y se oscureció.
"Sentirá mucho dolor, se retorcerá violentamente. Asegúrate de sujetarla
adecuadamente."
Lo más conveniente hubiera sido atarla. Pero la fricción contra las cuerdas
lastimaría su piel. Mirando a la Princesa, que estaba siendo sostenida por
Ishakan como una muñeca, Morga dijo con severidad.
"Entonces comencemos. Primero dale esto..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
136

Capítulo 136. Emboscada


Le dio la poción de la que acababa de verter una gota en el brasero. Como
la Princesa no estaba en condiciones de poder tragar por sí misma, Ishakan
bebió la poción y la besó. Mientras introducía el líquido poco a poco en su
boca, su cuerpo inerte se contrajo un poco. Después de terminar, le abrió los
labios para asegurarse de que ella se lo había tragado.
Sin dudarlo, Ishakan se mordió el dedo. Su piel se rompió y la sangre brotó.
Introdujo su dedo sangrante en la boca pequeña de la Princesa. Le frotó la
sangre en la lengua, induciendo que la tragara.
"¡......!"
Los ojos semicerrados de la Princesa se agrandaron. Morga avivó el
brasero, haciendo que el humo se volviera más intenso.
La Princesa sacudió la cabeza para intentar sacar el dedo de su boca.
También mordió su dedo con fuerza, pero Ishakan no cedió, en cambio lo
introdujo más profundo. Fue en el momento en que las lágrimas
comenzaron a formarse en sus ojos.
"¡¡Ahhh!!"
Soltó un grito desgarrador en medio de la noche. Su pequeño cuerpo se
estremeció como si estuviera convulsionando. Ishakhan sostuvo a la
Princesa con fuerza. La Princesa se retorcía frenéticamente debido al dolor
insoportable, mientras mordía y rasguñaba a Ishakan.
"¡Duele, duele, duele demasiado...!"
Gritó desesperadamente. Llorando suplicó.
"Ahh, mátame, solo mátame..."
Sin embargo, las manos que sujetaban su cuerpo se mantenían firmes.
Ishakan le metió sus dedos en la boca para evitar que se mordiera la lengua.
"No, Leah." Sentía dolor, aunque no físicamente. Los mordiscos y rasguños
de la Princesa eran como cosquillas para Ishakan. "Te dejaré hacer lo que
quieras, pero no eso."
Ishakan intentó calmar un poco a la Princesa consintiéndola aún más. Frotó
su cara contra la mejilla empapada de lágrimas de la Princesa y susurró.
"No digas esas cosas..."
Con una mirada frágil, Ishakan sostenía a la Princesa en sus brazos y le
siguió susurrando cosas. Morga que lo miraba con ojos temblorosos, bajó la
cabeza.
"......"
Morga sabía que no se trataba de algo superficial, pero sus sentimientos
eran mucho más intensos de lo que había imaginado. Entre los Kurkan, se
decía que la tribu de los lobos entregaba todo su corazón cuando elegían
una pareja. Sin embargo, no esperaba que Ishakan, actuara de esta manera.
Morga pensó. Que el Rey de los Kurkan, que nunca ha sido derrotado…
podría estar experimentado una sensación similar debido a la Princesa.
***
Haban, que se había subido a la copa de un árbol, miraba a lo lejos. Podía
observar a un grupo cabalgando mientras levantaban una nube de polvo.
Entrecerrando los ojos para mirar con atención, Haban le habló a Genin,
que estaba sentada debajo de él.
"Genin, ¿Recuerdas la primera vez que conociste a Ishakan?"
"Por supuesto que me acuerdo."
Haban de la tribu de los gatos, y Genin de la tribu de los lobos, habían sido
seleccionados como escoltas por el anterior Rey. Como trabajaban al lado
del anterior Rey, tenían que observar las malas acciones que cometía.
Finalmente, no pudieron soportarlo y huyeron, pero pronto fueron
capturados y encarcelados. Cuando tenían que elegir entre la pena muerte o
la lealtad, Ishakan apareció.
"Nunca había visto un ser tan poderoso y hermoso."
"También peligroso."
Genin asintió ante las palabras de Haban. Aunque a menudo fumaba tabaco
para reprimirlo, tenía un desenfrenado impulso salvaje que no podía ocultar.
"Pero es diferente cuando está con la Princesa."
Cuando estaba con Leah, Ishakan permanecía tranquilo, como si estuviera
en el lugar más pacifico.
"Creo que la Princesa es la compañera perfecta."
Haban curvó los labios mientras miraba al grupo que cabalgaba
acercándose cada vez más. Frente a cientos de caballeros, no mostró ningún
indicio de temor. A pesar de la evidente desventaja numérica, sus ojos
brillaban. La lucha y la matanza eran esenciales para los Kurkan.
"El Príncipe Heredero va a la cabeza."
Genin dijo, observando atentamente al grupo que cabalgaba.
"Ese tipo ha atormentado mucho a la Princesa. No podemos dejar que se la
lleven."
Escuchando las palabras de Genin, Haban enfocó su mirada en el Príncipe,
que estaba a la cabeza. Mientras lo veía cabalgando frenéticamente, Haban
sonrió retorcidamente.
"Deberíamos tratarla como es debido. Ahora es nuestra."
"Tienes razón."
Al confirmar que estaba a su alcance, Genin levantó su arco y respondió.
"Ya no es la Princesa de Estia."
Ella haló lentamente la cuerda del arco. Los músculos de sus brazos se
hincharon. Genin apuntó a su objetivo y soltó la cuerda de su arco en el
momento preciso. Mientras la flecha se alejaba, dijo con un rostro
inexpresivo.
"Ella será la Reina de los Kurkan."
Matrimonio Depredador - Capítulo
137

Capítulo 137. No Sabes Nada


Tuve un sueño extraño. Un sueño donde estaba sufriendo un dolor ardiente.
Fue un simple sueño, pero el dolor fue increíblemente vívido. Se
preguntaba si sentiría la misma sensación, si su cuerpo estuviera ardiendo
en el fuego del infierno.
Si hubiera tenido un cuchillo a su alcance, lo habría agarrado enseguida y se
habría apuñalado en el corazón. En ese momento, el dolor era tan
insoportable que lloraba y suplicaba la muerte.
Alguien abrazaba a Leah mientras le susurra constantemente. No podía
recordar qué le estaba diciendo. Pero el suave calor y los susurros
afectuosos en medio del dolor fueron muy agradables. Se aferró a ello para
superar el dolor. Cuando el dolor que parecía interminable se detuvo, se
desmayó.
Parecía que había pasado algún tiempo desde entonces. No sabía cuánto
tiempo había dormido, pero al menos habían pasado algunos días. Después
de vagar durante mucho tiempo en la oscuridad, por fin recobró los
sentidos. Con un leve dolor de cabeza, Leah se despertó con el ceño
fruncido.
"......"
Estaba en un lugar desconocido. Miró a su alrededor atónita, parecía que
estaba en el interior de una barraca. No era de Estia. El suelo de la barraca
estaba cubierto de alfombras con diseños exóticos y la cama en la que
estaba acostada Leah estaba cubierta de telas con diseños elegantes. Apartó
la manta sobre ella y se puso de pie. No, lo intentó.
Un sonido de dolor salió de su boca. Recordaba haber ingerido una poción
y haber perdido la cordura, después de eso su cuerpo comenzó a contraerse.
Leah se sentó en la cama y miró de nuevo a su alrededor. Entonces,
descubrió un racimo de ramas colgadas en la pared, encima de la cabecera
de la cama.
En una esquina de la barraca había un gran brasero. Estaba acostumbrada al
fresco aroma que emanaba el brasero. Era el olor del tabaco que Ishakan
fumaba a menudo. Permaneció sentada aturdida.
De repente, se estremeció. Recuerdos se derramaron uno tras otro de forma
desordenada en su mente, como si alguien los hubiera cortado en trozos.
Sentía un fuerte dolor de cabeza, como si su cabeza se fuera a romper. Leah
se agarró la cabeza con ambas manos.
"¡Ahh...!"
Con un gemido de dolor, se acurrucó. Entonces, la puerta de lona de la
barraca se abrió bruscamente y la luz del sol iluminó el espacio ligeramente
oscuro.
"¡¡Oh, Leah!!"
Una sensación cálida envolvió su cuerpo como un sólido escudo. Leah se
aferró desesperadamente a la calidez que le brindaba. Su respiración agitada
se calmó poco a poco y su dolor de cabeza se redujo lentamente.
Finalmente, después de un buen rato, levantó la cabeza. En su visión, estaba
el hombre que incluso en sus sueños siempre había querido ver. Leah abrió
lentamente los labios.
"Ishakan..."
Entonces, sorprendida por su voz distorsionada, cerró la boca. Ishakan
sirvió agua de la tetera que estaba en la mesita de noche en un vaso. Le
acercó el vaso a su boca y ella rápidamente se bebió el agua tibia. Se sintió
refrescada.
kettle
Incluso el leve dolor de cabeza, que aún quedaba como un remanente, había
desaparecido por completo. Fue entonces cuando reflexionó sobre la
situación actual. Leah preguntó lo primero que quería confirmar.
"¿Cuánto tiempo estuve dormida?"
"Han pasado tres semanas."
¿Tres semanas? ¿Eso era posible? Viendo su cara de sorpresa, los ojos de
Ishakan se entrecerraron ligeramente. Añadió en voz baja.
"Por supuesto, normalmente una persona habría muerto."
Fue la brujería la que la mantuvo con vida. Leah abrió lentamente los
labios.
"Entonces, esto es..."
"Es el desierto. Estamos de camino a Kurkan, y parece que llegaremos en
tres días a más tardar."
Leah miró a Ishakan con una expresión de asombro, pero no dijo nada.
Ella apartó a Ishakan con dificultad. Quería confirmarlo con sus propios
ojos. Pero en el momento en que iba a salir de la cama, algo tiró de su
muñeca izquierda con un sonido metálico.
Tenía una esposa gruesa de cuero con una tela suave en su interior. Una fina
cadena la conectaba a la cama, restringiendo su movimiento. "...¿Qué es
esto?"
Estaba tan desconcertada por el trato bárbaro que se quedó sin palabras.
Leah se mordió el labio inferior con fuerza, luego dijo con calma.
"Libérame inmediatamente y envíame de regreso a Estia."
Pero la petición de Leah no fue escuchada. Ishakan se rió brevemente y le
preguntó.
"¿Adónde? ¿Al territorio de Byun Gyeongbaek?" Su mirada permanecía
inexpresiva. Continuó hablando con frialdad. "Aunque la novia raptada
regrese, no la pasará muy bien. Seguro dirán que no es pura y te lapidaran.
¿Así no es como se comportan en Estia?"
(Lapidación. Es un método de tortuta o ejecución, en el cual los asistentes
lanzan piedras contra la persona cautiva.)
Enfurecida por su comentario sarcástico, Leah gritó.
"¡Eso no es de tu incumbencia!"
Ella notó que los ojos dorados se habían oscurecido, pero no podía
contenerse. Inconscientemente, habló con una voz llena de tristeza.
"No sabes nada..."
Como ella se había sentido cuando decidió morir. No fue en absoluto una
decisión fácil. Sin embargo, Leah había elegido la muerte. Porque esa era la
única salida.
Se cubrió la cara con las manos. Sentía que lloraría. Ishakan nunca la
abandonó, lo que la alegraba y la entristecía al mismo tiempo. Porque ella
sabía lo que podría pasar en el futuro.
No era demasiado tarde, tenía que regresar. Estaba a punto de suplicarle que
la enviara de regreso, cuando escuchó una voz baja.
"No sé qué, Leah."
Su tono de voz fue inusualmente tranquilo. Leah bajó lentamente la mano
que le cubría la cara. Sus hombros temblaron.
Los ojos de Ishakan estaban más fríos que nunca. Parecía que estaba
controlando su ira.
Matrimonio Depredador - Capítulo
138

Capítulo 138. Yo No Podría Odiarte


"Dime lo que no sé."
Entonces, le hizo una pregunta a Leah, que ella no podía responder
fácilmente.
"¿Qué te convertiste en una marioneta bajo los hechizos de la Reina?"
"¡......!"
Leah se puso rígida, olvidándose de respirar. Movió sus labios tardíamente.
"Oh, cómo..."
Pero antes de que pudiera formular adecuadamente su pregunta, Ishakan
continuó hablando.
"¿Me has dicho cosas crueles deliberadamente? ¿O tenías la intención de
suicidarte, incluso pensando en pasar tu primera noche con alguien tan
repugnante como Byun Gyeongbaek?"
Acercó lentamente su rostro al de Leah. Susurró con un tono de
advertencia.
"Qué no sé, Leah."
"......"
Fue un momento en el que se revelaron todos los secretos que ella había
intentado ocultar. Leah no pudo decir nada en presencia del hombre que
apenas contenía su ira.
Recordó la conversación que había tenido con Ishakan en su última noche
en el palacio. Incluso entonces, Ishakan se había enfadado. De repente,
surgió una emoción en su interior. Su cuerpo reaccionó antes de que pudiera
identificar esta emoción.
Las lágrimas comenzaron a concentrarse en el borde de sus ojos. Leah soltó
un leve sollozo. Las lágrimas fluyeron como un manantial. Sus mejillas
blancas se empaparon. Entonces, el rígido Ishakan, dijo con una inusual voz
avergonzada.
"No, no estoy enfadado contigo..."
Sin embargo, las lágrimas no cesaron. En lugar de seguir hablando, Ishakan
abrazó con cuidado a Leah. Desde ese momento, ella no pudo contenerse
más. Leah comenzó a llorar en voz alta.
Ella quería hacerlo bien. Quería ser una princesa perfecta. Pero había
fracasado en el último deber que debía cumplir, a pesar de su plan bien
elaborado. Daba por hecho, que había elegido la muerte con tranquilidad y
sin miedo.
"La Reina..."
Pero eso no era lo que realmente quería. El fuerte caparazón se hizo
pedazos.
"Dijo, que yo, yo te estrangularía, y que, que te apuñalaría en el corazón,
con un cuchillo… Que voy a matarte..." Leah siguió hablando con
dificultad, mientras intentaba contener sus sollozos. "Yo, yo no quiero
que.... no quería que me odiaras..."
Las lágrimas no tenían fin, como si estuviera dejando salir la angustia que
había acumulado hasta ahora. Mirando a Leah, que lloraba tanto que se
puso roja, los labios de Isakan temblaron ligeramente como si quisiera decir
algo. Sin embargo, desistió y se limitó a abrazarla con más fuerza.
Leah se aferró más a Ishakan. Le contó todos los secretos que mantuvo
escondidos. "Esa, esa mujer, las damas de compañía del Palacio de la
Princesa, también las convirtió en marionetas..." Completamente destruida,
incluso dejó salir sus sentimientos más profundos. "Tengo mucho miedo,
Ishakan..."
Su cuerpo temblaba por las intensas emociones. Mientras Leah empapaba
su pecho con lágrimas, Ishakan la abrazaba en silencio y acariciaba su
espalda. Solo después de que Leah finalmente se calmara un poco, habló
con una voz suave.
"Escucha, Leah."
Leah levantó la vista de forma vacilante. Ahora sus ojos sólo parecían un
poco tristes. Era una emoción que no encajaba con un hombre que no tenía
nada que lamentar en este mundo. Acercó sus labios lentamente alrededor
de los ojos de Leah.
"Puedes estrangularme y apuñalarme en el corazón." Leah se mordió el
labio inferior con fuerza. Ishakan la besó suavemente una y otra vez, como
si quisiera limpiar sus lágrimas. "No voy a morir por eso, así que no me
importa. Y..." Después de un profundo suspiro, besó suavemente el puente
de la nariz de Leah y susurró. "Yo no podría odiarte."
Matrimonio Depredador - Capítulo
139

Capítulo 139. Sinceridad


Con esas palabras, todos los malos pensamientos desaparecieron como
nieve derritiéndose. Tal vez sintiéndose aliviada, las lágrimas comenzaron a
brotar de nuevo. Cuando las lágrimas que creía que finalmente habían
cesado, comenzaron a fluir, Ishakan no sabía qué hacer.
El hombre elocuente no pudo decir nada, como si hubiera perdido la lengua.
Se limitó a abrazar a Leah en silencio.
Leah lloraba con todas sus fuerzas apoyada en él. Hacía mucho tiempo que
no lloraba con tanta seguridad. Era prácticamente la primera vez que ella
lloraba abiertamente, en lugar de hacerlo en voz baja en un rincón de su
dormitorio.
¿Cuánto había llorado? Sólo se detuvo después de haber llorado hasta
quedarse sin lágrimas. Ishakan, que hasta ese momento había estado
acariciando y besando a Leah, pronunció su nombre en voz baja.
"Leah."
Leah lo miró, agitando sus húmedas pestañas. Ishakan miró a Leah
directamente a los ojos durante un tiempo, luego susurró lentamente.
"Si regresas... Esta vez realmente morirás."
Sintió una sensación espeluznante en un rincón de su pecho. Sabía que no le
estaba mintiendo para retenerla. Con Cerdina sería suficiente. Incluso si ella
no la mataba, podría hacer que se pareciera al Rey.
"Resolveré los hechizos de algún modo. Por favor..."
Ishakan juntó sus frentes suavemente. Luego, frotando sus narices, dijo.
"Quédate conmigo en el desierto."
Ya lo había escuchado varias veces. Leah parpadeó suavemente, sus
pestañas rozaron a Ishakan. En la distancia, donde incluso su aliento se
mezclaba, esperó una respuesta.
Todavía no se había resuelto nada. Incluso ella podría ponerlo en peligro.
Pero Ishakan había dicho que se encargaría de eso.
El hombre que tenía delante definitivamente lo lograría. La protegería sin
importar las amenazas o los peligros que se le presenten.
Quería creerle. Sus labios que siempre habían pronunciado palabras
opuestas a lo que sentía su corazón, por primera vez hablaron con
sinceridad.
"Lo haré..."
Después de dudar, besó cuidadosamente los labios de Ishakan y luego
apartó sus labios. Sus ojos se agrandaron bastante. Mirando sus ojos
dorados con las pupilas dilatadas, ella continuó hablando.
"...Me quedaré a tu lad...."
Pero no pudo terminar. Fue porque Ishakan unió sus labios rápidamente,
sujetando la parte trasera de su cuello. Una lengua caliente entró en su boca,
y lamió cada parte de ella. Pasó por cada uno de sus dientes y frotó
tenazmente su suave paladar. Un gemido escapó de su garganta.
"Ah..."
Ante el pequeño gemido de pl4cer, la actividad se hizo aún más intensa. Su
cuerpo se inclinó hacia atrás debido al impulso. En algún momento, Leah
quedó acostada en la cama mientras Ishakan estaba encima de ella,
besándola continuamente.
Sus manos seguían acariciando a Leah. Le tocó el hermoso cabello, le
acarició las mejillas, y le masajeó los hombros. Ella estaba absorta en el
torrente de afecto que estaba recibiendo.
Ella apenas pudo agarrarse a sus hombros. Podía sentir los músculos firmes
bajo la palma de sus manos. Recorrió sus gruesas clavículas y su duro
cuello, extendiendo los brazos para abrazar el grueso cuerpo. Una cadena
colgaba a lo largo de su mano extendida.
"Leah, Leah..."
Con una voz baja pronunció su nombre sucesivamente. Leah se estremeció
cada vez que dijo su nombre. Una extraña sensación apareció en su bajo
vientre.
Cuando levantó las caderas inconscientemente, como si lo hubiera estado
esperando, él metió los brazos por detrás de ella y abrazó a Leah con fuerza.
Sus mentes se nublaron mientras siguieron besándose apasionadamente.
De repente, ella sintió un calor alrededor de sus muslos. Ahora ella sabía
exactamente lo que era aquello que se estaba endureciendo. Ishakan no
intentó ocultar su excitación, sino que presionó su virilidad contra uno de
los muslos de Leah.
Pero eso no fue todo, Leah frotó inconscientemente su v4gina contra el
grueso muslo que se introdujo entre sus piernas. Entonces, cuando se le
escapó un gemido de pl4cer, Ishakan frunció el ceño y apartó sus labios.
"Ahh... Puede ocurrir un problema si esto continua." Entonces, le mordió
suavemente la mejilla, que estaba teñida de rojo como un melocotón
maduro. "¿Has escuchado que una bestia y un Kurkan tengan la capacidad
de controlarse?"
Leah negó con la cabeza. Ishakan sonrió, lamió los labios de Leah y
murmuró.
"Si continuamos, con el estado actual de tu cuerpo..." Sin embargo, a
diferencia de sus palabras, Ishakan no pudo apartarse fácilmente. Con una
mirada decepción, besó la cara, el cuello y los hombros de Leah por todas
partes.
Leah no rechazó sus besos, aceptándolos en silencio. En el fondo de su
corazón, quería fingir que no sabía nada sobre ese asunto y terminar lo que
habían comenzado. Pero ella sabía mejor que nadie que su cuerpo no estaba
en condiciones normales. Desconocía que daños sufriría su cuerpo si tuviera
relaciones sexuales con Ishakan.
Ishakan mordió y chupó a Leah durante mucho tiempo antes de levantarse.
Luego agarró una tela de algodón y comenzó a limpiar la cara de Leah.
Mientras la limpiaba con cuidado, se detuvo de repente. Sus ojos se posaron
en la muñeca de Leah.
"......"
Ishakan le quitó rápidamente la esposa gruesa de cuero. A pesar de la ligera
sujeción y la suave tela en el interior del cuero, una marca roja quedó en la
muñeca esposada de Leah.
No era nada grave, parecía que volvería a la normalidad en poco tiempo.
Ishakan miró fijamente la muñeca enrojecida y la besó.
Matrimonio Depredador - Capítulo
140

Capítulo 140. Apetito (1)


De ninguna manera pensaba en enviar a Leah de regreso a Estia. Incluso si
eso provocaba que Leah lo odiara. Pero ahora que ella había decidido
quedarse a su lado, no necesitaba mantenerla esposada.
Ishakan, que había besado su muñeca, dijo. "Primero que nada, debes
comer. Has dormido durante mucho tiempo, así que traeré comida ligera."
En cuanto esas palabras salieron de su boca, Ishakan salió de la barraca e
inmediatamente trajo un montón de comida en una bandeja. Sin embargo,
tal vez porque consideró a Leah como una paciente, hoy no trajo la comida
apilada en capas. Leah se rió en su interior.
Ishakan se sentó en una silla que puso al lado de Leah, quien estaba sentada
en la cama. Comenzó a organizar la comida una por una. Primero, puso
delante de Leah unas gachas de avena caliente. Entonces, mientras Leah se
comía las gachas poco a poco, comenzó a formarse una larga fila de espera
para las siguientes comidas.
La cara de Leah, que había estado sonriendo mientras veía a Ishakan
cortando la tierna carne de ternera en pequeños trozos, se ensombreció de
repente. Le vinieron a la mente recuerdos del pasado. Desde la edad en que
su apetito estaba en pleno apogeo, Cerdina se encargó del régimen
alimenticio del Palacio de la Princesa.
Leah comía con Cerdina al menos una vez cada dos días, y en cada ocasión
se sentía mal del estómago. Eso se debía a que comía bajo extrema tensión.
Cerdina le había enseñado estrictamente la etiqueta para comer. Si cometía
el más mínimo error, ella dejaba de comer inmediatamente y la golpeaba
con una vara en la parte de su brazo oculta por la manga de su vestido.
También, cuando ocasionalmente tenía demasiada hambre y trataba de
comer más, Cerdina se reía despectivamente. Señalaba uno por uno sus
defectos, pellizcando la carne de su vientre y de sus muslos, aunque ella
tenía una contextura normal para una chica.
—No creo que actualmente puedas considerarte la Princesa de Estia, Leah.
Su mirada era fría mientras le decía que siempre debía mantener una digna
apariencia.
—¿Quieres escuchar a la gente diciendo que la madrastra cometió un error
en la crianza de su hijastra?
Entonces Leah tenía que implorar que la disculpara diciendo que se había
equivocado y dejando de comer. Algunas personas se compadecieron de
Leah, que no podía comer bien, y trataron de prepararle comida en secreto.
Sin embargo, todos ellos fueron expulsados del palacio después de un brutal
tormento.
Estos sucesos se repitieron varias veces y después de observar a las
lamentables víctimas inocentes, por su propia cuenta comenzó a abstenerse
de comer. Fue aún más cuidadosa porque temía que la Condesa Melissa, la
única persona en la que podía confiar en ese momento, fuera expulsada.
Mientras Leah se contuviera, todos estarían en paz.
Sintió una sensación desagradable mientras se comía las gachas de avena.
Leah dejó la cuchara. No podía comer más, como si de repente se hubiera
llenado. Cuando le entregó el tazón de gachas de avena, apenas se había
comido la mitad, Ishakan frunció el ceño.
"No me digas que has terminado de comer."
"Estoy llena." Leah dudó por un momento, luego habló tranquilamente.
"Me gustaría comer más, pero... no puedo. Tal vez sea porque no he comido
en mucho tiempo."
Ishakan guardó silencio por un momento. Sus ojos dorados brillaron
intensamente, pero cualquier indicio de peligro se desvaneció rápidamente.
No intentó persuadirla más, así que retiró la comida. Luego abrazó a Leah
con fuerza.
Se sentía llena incluso si no hubiera comido nada debido a la calidez.
Ishakan dijo mientras acariciaba su cabello. "Vamos a tomar un poco de aire
fresco durante un rato." Cargó a Leah entre sus brazos. "Quiero mostrarte
algo."
Con Leah en sus brazos, Ishakan con su gran mano abrió la puerta de lona
de la barraca. Cuando pasó de la oscuridad a la luz, Leah se quedó
boquiabierta ante la vista que tenía delante.
Un sol abrasador y una arena dorada tan vasta como el mar.
Era un desierto.
Matrimonio Depredador - Capítulo
141

Capítulo 141. Apetito (2)


"Oh..."
Una expresión de asombro salió de su boca. Era un paisaje realmente digno
de admirar. Las interminables dunas de arena eran mucho más hermosas de
lo que había imaginado basándose en las pocas líneas de texto que había
leído de un libro.
No podía ocultar su emoción, sus ojos brillaban. Ishakan puso su mano
sobre la cabeza de Leah, creando una pequeña sombra para ella. Leah, que
había estado cautivada observando el paisaje durante un tiempo, gritó.
"¡Bájame, Ishakan!" Después de decir eso, sintió que había gritado
demasiado fuerte, así que bajó la voz y le dijo. "Quiero caminar por la
arena."
Ishakan se rió y besó la mejilla de Leah. "No puedo porque hace demasiado
calor."
Leah estaba descalza porque acababa de salir de la cama. En sus brazos,
miró con pesar el desierto de arena durante mucho tiempo. Tardíamente,
miró a su alrededor.
Los barracas estaban al lado de un oasis. Le pareció increíble mirar árboles
y hierba sólo alrededor del oasis. Era el único lugar en el interminable mar
de arena que estaba teñido de verde.
Mientras Leah miraba el agua ondulante, Ishakan se acercó lentamente al
oasis. Bajó a Leah a la sombra de un árbol. La arena bajo la sombra estaba
fresca porque no estaba expuesta al sol abrasador.
La sensación de sus pies descalzos hundidos en la fina arena le resultaba
extraña. Leah miró a Ishakan, sin poder dar un paso adelante. Él sonrió y le
extendió la mano. Agarrados de la mano, caminaron juntos por la arena.
Habían muchas palmeras datileras alrededor del oasis. Cada palmera estaba
llena de frutos rojos, tantos que estaban inclinadas levemente. Parecían que
estaban a punto de caer.
Leah recogió un fruto que había caído en la arena. Al mirarla más de cerca,
le resultó familiar. Se trataba de un dátil de palmera. Con curiosidad, miró
alternativamente entre la palmera datilera y el dátil de palmera.
Entonces, mientras Leah estaba manipulando el dátil de palmera en su
mano, Ishakan miró hacia atrás. Leah hizo lo mismo, se dio la vuelta y se
sorprendió.
Fue porque habían Kurkan escondidos detrás de las palmera datileras, sólo
asomaban la cabeza. Los Kurkan miraban a Leah con sus ojos
peculiarmente brillantes.
"Ah..."
Debido al susto Leah emitió un pequeño sonido, pero parecía que ellos
interpretaron que se trataba de una señal de permiso. Los Kurkan ocultos
comenzaron a acercarse. Desde las barracas, las carretas, los camellos, las
palmeras datileras y otros lugares, se acercaron como si hubiera caído algún
fruto. Rodearon a Leah en un parpadeo.
Sobresaltada, Leah dejó caer el dátil de palmera que tenía en la mano.
Ishakan, que había estado observando tranquilamente a su lado, dijo
mientras agarraba el dátil de palmera que caía. "Están causando un
alboroto." Antes sus palabras, los Kurkan retrocedieron uno o dos pasos,
pero siguieron mirando a Leah porque tenían curiosidad.
Como los Kurkan tenían un gran físico, todos eran más altos que Leah. Ella
sentía como si estuviera rodeada de árboles porque tenía que mirar hacia
arriba. Ella estaba un poco sorprendida. De repente, los ojos de la esbelta
mujer se agrandaron y dijo. "Guao..."
El Kurkan masculino que estaba a un lado señaló a Leah y gritó.
"¡Realmente es pequeña y blanca! ¡Parece un copo de nieve!"
Entonces otro Kurkan que se sobresaltó, inmediatamente lo regañó.
"¡No deberías hablar tan alto!"
Hablaba con un tono serio.
"Podría romperse..."
Haban les había dicho que debían tener mucho cuidado. Y aunque hablar
fuertemente no destruiría a nadie, parecía que todo el mundo se lo estaba
tomando en serio.
Leah miró el dorso de su mano. A la luz del sol, su piel se veía tan blanca y
translúcida que incluso las venas se reflejaban. En comparación a la
saludable piel bronceada de los Kurkan, su piel blanca ciertamente la hacía
parecer como una persona enferma.
Mientras ella se preguntaba si debía broncear su piel o no, los Kurkan
aprovecharon para contemplar el rostro de Leah, luego se fijaron en su
delicado cuello, sus delgados brazos, entre otras cosas. De repente, sus
expresiones se volvieron serias.
Por alguna razón, los Kurkan miraron a Ishakan al mismo tiempo. Ishakan
levantó una ceja, parecía la mirada de un tipo malo. El Kurkan, que parecía
el más amable y el más viejo, le susurró a Leah.
"Bueno... ¿Ya has comido? ¿Quieres que te traiga comida?"
"Ya he comido."
"¿Puedo saber qué has comido?"
Preguntó con un tono muy suave y gentil. Leah respondió con naturalidad.
"Medio tazón de gachas de avena..."
Pero en cuanto respondió, se produjo un silencio en el lugar. Los Kurkan se
quedaron con la boca abierta y pusieron expresiones de incredulidad. Tal
vez había dicho algo malo. Pero ella no tenía ni idea en qué parte de 'medio
tazón de gachas de avena' podría haber dicho algo incorrecto.
Matrimonio Depredador - Capítulo
142

Capítulo 142. Nuestro Sueño


Mientras Leah pensaba en ello seriamente, los Kurkan hicieron un bullicio.
"¡No importa que haya comido, deberían darle más comida!"
"¡Medio tazón de gachas de avena! ¡Ni siquiera un niño de un año merienda
eso!"
"Pobre princesa... Incluso fue secuestrada..."
Las quejas que reprochaban el cruel abuso surgieron. Sin embargo, Ishakan
respondió con tranquilidad. "Deténganse. Se romperá."
Sus ruidosos murmullos se detuvieron como si fueran una ilusión. Los
Kurkan se taparon la boca con las manos y pusieron miradas de
nerviosismo. Observaron a Leah para comprobar si había algún problema
con su cuerpo.
En este punto, Leah no pudo contener la risa. Ella se rió levemente, y todos
pusieron expresiones de curiosidad. Aunque todos la estaban mirando, Leah
pudo reírse libremente. Cuando estaba en Estia, los demás la miraban de
forma agobiante y estresante, pero ahora se sentía cómoda.
Ishakan abrazó a Leah suavemente, luego la levantó en el aire. Mientras
Leah estaba siendo levantada, los Kurkan también levantaron la cabeza
siguiéndola con la mirada.
Ishakan colocó el dátil de palmera que Leah había dejado caer, nuevamente
en su mano y dijo.
"También, a partir de ahora se llamará Leah, no Princesa."
Ante las palabras de Ishakan, Leah apretó con fuerza el dátil de palmera en
su mano. Lugares desconocidos, gente desconocida e incluso nombres
desconocidos. Muchas cosas habían cambiado, y sabía que seguirían
cambiando. Pero en estos tiempos turbulentos, una cosa era cierta.
Leah ahora era Leah.
***
En un silencioso pasillo se escuchaba el sonido de carga pesada siendo
arrastrada. Cada vez que unos tacones golpeaban el suelo de mármol,
inmediatamente después se producía un sonido de arrastre.
Estos sonidos eran causados por una mujer con el rostro inexpresivo. Su
cabello, que normalmente estaba meticulosamente arreglado, estaba
desordenado.
Mientras caminaba por el pasillo, llevaba un gran animal en cada mano, un
cabro y un carnero negro, ambos con cuernos. Los animales que estaban
siendo arrastrados parecían inertes, no se movían.
(Cabro. Macho de la cabra. Carnero. Macho de la oveja. )
Era una escena grotesca, pero nadie la detuvo. Las personas con las que se
encontraba no se sorprendieron, ni siquiera gritaron. Se limitaron a agachar
la cabeza en señal de obediencia, con un rostro inexpresivo.
La mujer que caminaba lentamente se detuvo en la Habitación de la Gloria.
"......"
Cerdina miró la luz que caía de la ventana circular de cristal del techo. Este
lugar sería suficiente porque estaba impregnado de la historia de Estia.
Sacó una pequeña daga de su bolsillo, se cortó la palma de la mano y dibujó
con sangre en el suelo de mármol. Hizo una estrella octogonal dentro de un
gran círculo. Colocó orbes de cristal que brillaban en cada una de las ocho
puntas de la estrella, luego arrastró a los animales.
En el centro de la estrella octogonal, cortó la cabeza del carnero negro. La
sangre brotó y se esparció por todas partes. Extrañamente, la sangre
impregnó el círculo mágico en cuanto hicieron contacto. Los orbes de
cristal comenzaron a llenarse lentamente de humo negro.
Después de verter toda la sangre del carnero negro, se acercó al cabro y le
extrajo el corazón abriéndole el pecho. Con el corazón en su mano, Cerdina
sonrió retorcidamente.
Ella había escapado.
De todos modos, no lamentaba que hubiera escapado, porque estaba
arruinada. Pero el problema era que Blain estaba cegado y la había
perseguido. Ahora no tenía más remedio que admitirlo. Su hijo la
necesitaba.
Como la situación había llegado a este punto, decidió avanzar un poco el
hechizo inconcluso. Sin embargo, todavía no podía hacerlo por su propia
cuenta.
Sentada bajo la luz del sol, se comió crudo el corazón del cabro. Mientras
masticaba y tragaba la sangrienta carne, los orbes de cristal se
ennegrecieron completamente por el humo negro. Cerdina se lamió los
labios manchados de sangre e inclinó la cabeza hacia atrás.
''Ahh...''
Un extraño gemido se escapó de sus labios, como si hubiera alcanzado el
cl!max. Sus ojos brillaban intensamente. Cerdina habló con los ojos
curvados de alegría.
<Mis hermanas. Mis hermanos.>
Se escuchó una extraña voz, que no podía decirse que fuera humana. Los
ocho orbes de cristal temblaron levemente, como si estuvieran
respondiendo. Y cuanto más hablaba Cerdina, las vibraciones se hacían
cada vez más intensas.
<No olviden la persecución, el desprecio y las desgracias que hemos
sufrido.>
<Yo soy quien ha heredado el primer poder. >
<¡Levántense, hermanos y hermanas de sangre!>
<¡Despierten! Siganme.>
<Nuestro sueño durante mucho tiempo, que nadie de nuestro linaje ha
podido cumplir...>
Sus ojos inyectados de sangre brillaban.
<Lo haré realidad.>
Los ocho orbes de cristal crujieron y se hicieron polvo. Una risa maníaca
resonó en la Habitación de la Gloria.
Matrimonio Depredador - Capítulo
143

Capítulo 143. Nacimiento De Los Kurkan (1)


Mientras Leah dormía, comenzaron a moverse de nuevo. Durante toda la
marcha, Leah durmió tranquilamente en los brazos de Ishakan, sin
preocuparse por nada.
La marcha continuó incluso cuando el sol se había ocultado y la oscuridad
había llegado. En la noche en el desierto la temperatura descendía
bruscamente en comparación con el día. Por ello, los viajeros buscaban
diversas formas de mantener su calor corporal, como encender hogueras o
acostarse sobre piedras que habían sido calentadas por el sol durante el día.
Si no lo hacían, podrían morir de hipotermia.
Pero esto no le preocupaba a los Kurkan, porque tenían una temperatura
corporal más alta que los humanos. A diferencia de los humanos, incluso
tenían ojos que podían ver en la oscuridad, por lo que a menudo marchaban
de noche, cuando estaba más fresco.
Sin embargo, para Leah que no era Kurkan, las noches en el desierto serían
muy frías. Por lo tanto, Ishakan continuó sosteniendo a Leah en sus brazos,
compartiendo su calor corporal mientras continuaba la marcha.
Las estrellas blancas brillaban en el negro cielo nocturno. Ishakan, que
había estado observando las estrellas, miró a Leah en sus brazos y le
acarició la cabeza. Ayer se despertó durante un rato, luego se volvió a
quedar dormida y no ha despertado hasta ahora.
Ishakan, que había estado escuchando su rítmica respiración, miró
lentamente hacia atrás. La marcha se detuvo de repente. Los otros Kurkan
también miraron más allá de las dunas.
Pronto aparecieron decenas de personas bajo la brillante luz de la luna. A
simple vista parecía una caravana cruzando el desierto, pero a medida que
se acercaban, se podía distinguir su complexión y su piel bronceada. Haban,
que estaba en la parte delantera, saludó agitando su gran mano. Genin, que
estaba a su lado, también hizo un breve gesto de saludo.
Necesitaron tres semanas para cruzar más de la mitad del desierto desde los
territorios de Estia. Y aunque parecía rápido, en realidad andaban a una
velocidad deficiente para evitar la persecución. Pero no podían moverse
más rápido debido a las malas condiciones en las que se encontraba Leah.
Sin embargo, gracias a los esfuerzos de Harban y Genin no fueron
alcanzados por la persecución de la realeza. Los dos, acompañados de 30
guerreros Kurkan, emboscaron a los perseguidores y completaron con éxito
la operación.
Pero eso no fue todo. Pudieron obtener información de los nobles
sobornados y encargarse de los mensajeros enviados por la familia real
hacia Byun Gyeongbaek. Byun Gyeongbaek of Oberde sabría todos los
detalles después de que Leah llegara sana y salva al palacio real de Kurkan.
"Hemos vuelto, Ishakan."
Genin saludó con una respetuosa reverencia. Haban miró a Leah, que estaba
en los brazos de Ishakan, e hizo una pregunta pícara.
"¿Está bien la Reina?"
Ishakan se rió del título que le puso.
"Por favor, llámala Leah. Ella no ha decidido nada."
En ese momento, Morga que estaba siendo llevado como equipaje en una
carreta, se acercó y dijo. "Buen trabajo, Genin, Haban." Mientras se ataba
su cabello largo que estaba desordenado.
Haban mostró una expresión de tristeza por un breve momento en su rostro
cansado. Mientras Haban se sorprendía de su propia compasión por Morga,
Genin informaba a Ishakan.
"Los Tomari del continente se están moviendo."
Sus palabras hicieron que los ojos de los Kurkan se volvieran gélidos.
"Aunque no es seguro…por la dirección, parece que se están reuniendo en
Estia."
"¿La Reina intentará hacer algo?"
"Es la primera vez que vemos una movilización tan grande. Creo que
tenemos que tener cuidado."
"Llevaremos a cabo una reunión en cuanto regresemos."
"Sí, Ishakan."
Genin dirigió su mirada a Leah. Viéndola durmiendo profundamente, dijo
con pesar.
"¿Leah aún no se ha despertado?"
"Se despertó durante un rato el día de ayer. Desde entonces ha estado
durmiendo."
Morga, que estaba a su lado escuchando, intervino.
"Afortunadamente, la sangre de Ishakan funcionó mucho mejor de lo que
esperaba."
Morga miró a Ishakan con los ojos llenos de admiración. Haban se encogió
de hombros y dijo como si fuera algo evidente.
"Porque Ishakan es especial."
La razón por la que Ishakan era especial estaba relacionada con el
nacimiento de los Kurkan.
Hace mucho tiempo, había un grupo de individuos que no se asentaba en
ninguna tierra, sino que vagaban de un lugar a otro. Este grupo de
individuos nómadas eran conocidos como 'Gitanos' en el continente.
Pero se referían a sí mismos como 'Rom'. En su idioma, esta palabra
significaba 'persona'. Los Rom querían que los respetaran como tal, pero no
había manera de que los trataran como una etnia cuando ni siquiera poseían
un pedazo de tierra.
Después de mucho tiempo de persecución y desprecio, los Rom
desarrollaron un arraigado sentimiento de inferioridad, venganza e ira. En el
momento en el que las emociones negativas alcanzaron su punto álgido, un
Rom declaró.
—¡Levántense, Rom! Vamos a tener nuestra tierra.
Ante la declaración de la poderosa hechicera, todos los Rom se reunieron,
decididos a tener sus tierras en las cuales pudieran establecerse. Pero como
nómadas, carecían de estructuras, fuertes caballeros y armamento. Les sería
absolutamente imposible apoderarse de las tierras ocupadas por otros
países.
Por esas razones, se les ocurrió la solución de crear un nuevo ejército. Un
poderoso ejército que ningún país pudiera detener.
Al principio, secuestraron niños y les lavaron el cerebro. Sin embargo, dado
que nunca habían manejado una tropa, no sabían cómo enseñar y entrenar a
los soldados.
Hicieron varios intentos, pero todos terminaron siendo un fracaso. Después
de repetidos fracasos, los Rom recurrieron a un tabú. Crear una existencia
no humana.
Intentaron el mestizaje con algunas bestias usando hechizos. El poder
mágico de los Rom y el fuerte físico de las bestias, se combinaron para
concebir un ser que nunca debería haber existido. Aunque tenía la
apariencia de un humano, era mitad humano y mitad bestia.
Matrimonio Depredador - Capítulo
144

Capítulo 144. Nacimiento De Los Kurkan (2)


Estos seres que vinieron al mundo producto de un nacimiento no deseado
fueron criados como bestias. Tenían la capacidad de aparearse y
reproducirse con facilidad. Les lavaron el cerebro para que obedecieran
mediante el uso de hechizos.
Realmente pudieron crear un ejército perfecto que eclipsaba el poder de los
humanos. Pero cuando no estaban lejos de poner el continente bajo sus pies,
algo sucedió. A medida que siguieron reproduciéndose, nació un mitad
humano y mitad bestia en el que no funcionaba el lavado de cerebro. Un
mutante con una fuerza abrumadora.
Ningún hechizo funcionaba en el mutante. El mutante incluso rompió el
lavado de cerebro de los otros mitad humanos mitad bestias. Ellos se
unieron bajo el liderazgo del mutante, y se rebelaron contra los Rom.
Los Rom fueron masacrados por el propio ejército que habían creado. Su
ambición de dominar el continente se desmoronó de la noche a la mañana,
incluso fueron llevados al borde de la extinción.
El mutante mató personalmente a la hechicera que los había creado y guió a
los mitad humanos mitad bestias a las tierras más áridas, fuera del alcance
de los humanos.
Cuando llegaron al desierto, se convirtieron en una nueva raza, los Kurkan.
Con el paso de las generaciones, la sangre del mutante se fue
desvaneciendo. Sin embargo, en ocasiones alguien nacía con grandes
capacidades debido al atavismo.
Ishakan era el más parecido al primer mutante. Estaba más cerca de la
naturaleza salvaje de una bestia, poseía más fuerza que cualquier otro
individuo, y tenía inmunidad a los hechizos.
"De todos modos, gracias a Ishakan, pudimos solventar un gran problema...
Pero todavía no podemos estar tranquilos."
Morga miró a Leah con preocupación. Pudo bloquear temporalmente los
hechizos utilizando la sangre de Ishakan, no los eliminó por completo.
Habían varios hechizos que aún no había descifrado. Los días en que los
hechizos se volvían más fuertes, ella incluso podía convulsionar
repentinamente.
Por supuesto, se estaba esforzando al máximo para evitarlo, pero el
problema era el cuerpo de Leah. Ella estaba muy debilitada, estaba al borde
de un precipicio. Si intentaba contrarrestar abruptamente los hechizos
realmente podría dañarla.
También había otro problema. Dado que la hechicería en sí misma era una
energía negativa que deterioraba la vida, le sería difícil concebir una nueva
vida. En pocas palabras, no podía quedar embarazada.
Morga miró a Ishakan. Los Kurkans tenían un fuerte deseo de reproducirse
como los animales y sentían una gran alegría al tener hijos. Pero cuando le
habló sobre este asunto, Ishakan le contestó tranquilamente.
—Hay que mantener esto en secreto de Leah.
En Estia, una mujer que no podía procrear no servía para nada. Lo mismo
ocurrió con la madre de Leah. La echaron porque quedó infértil después de
que naciera Leah. Habiendo crecido en un lugar como ese, Leah
seguramente se sentiría afligida cuando descubriera que era infértil.
Leah estaba mentalmente agotada. Ishakan no quería que se preocupara
innecesariamente, para que sólo estuviera concentrada en su recuperación.
"Le serviremos con todo nuestro corazón."
Morga, que estaba perdido en sus pensamientos, levantó la mirada ante las
palabras de Haban. Genin añadió.
"Mucha gente está esperando a Leah."
Mañana finalmente llegarían a Kurkan. Los Kurkan que habían escapado de
su esclavitud esperaban ansiosos la llegada de sus salvadores.
"¡Haremos que se olvide de Estia!" Haban gritó, apretando los puños con
fuerza. Dándose cuenta de su error, miró brevemente a Leah para
comprobar que no le hubiera pasado nada. Luego, habló en voz baja. "De
todos modos, ahora es nuestra Reina…quise decir, Leah."
Ishakan sonrió por las palabras de Haban. Luego miró a Leah que estaba en
sus brazos.
Su cuerpo pequeño y frágil podría romperse en cualquier momento...¿Cómo
había podido soportar sola todo este tiempo?
Ishakan besó en el cabello a la dormida Leah. De ahora en adelante, nunca
sufriría sola. Y también le demostraría que el tiempo que ha vivido como
Princesa no ha sido en vano.
Matrimonio Depredador - Capítulo
145

Capítulo 145. Palacio (1)


Una vez más, se quedó dormida. Aunque no quería dormir, no pudo librarse
de la somnolencia.
En su sueño, Leah huía de algo. Corría frenéticamente en la oscuridad
absoluta. Después de correr desesperadamente durante algún tiempo,
finalmente encontró una puerta. Más allá de la puerta abierta estaba lleno de
luz.
Pero al intentar alcanzar la luz, se cayó. Fue debido a que sus tobillos
estaban atados. En cuanto miró los grilletes, la puerta se cerró de golpe.
La luz desapareció y la oscuridad llenó todo el lugar. Leah, que golpeaba
desesperadamente la puerta cerrada, fue arrastrada por las cadenas hacia
una oscuridad aún más profunda.
"...¡Ahhh!"
Con un breve grito, se despertó sobresaltada. Pero pronto, vio unos ojos
dorados que la miraban fijamente y se sintió reconfortada. Leah soltó un
profundo suspiro.
Ishakan se quitó la tela que le cubría la mitad de la cara. Acarició el cabello
de Leah con una mano y le preguntó. "¿Has tenido una pesadilla?"
Asintió levemente y apoyó su cara en el pecho de Ishakan. Entonces,
tardíamente ella se dio cuenta de que estaba sobre un caballo en sus brazos.
¿Cuántos días había dormido de nuevo? El paisaje circundante había
cambiado por completo. Detrás de ella había un desierto de arena, pero
delante de ella estaba lleno de verde. Más allá de los árboles y la hierba se
encontraban edificaciones únicas.
Tenían un estilo de arquitectura que no había visto en Estia. Al final de las
edificaciones alineadas construidas en piedra blanca, se ubicaba el palacio
de Kurkan.
El palacio, con su techo en forma de cúpula, sus cuatro chapiteles
puntiagudos, sus puertas y sus ventanas arqueadas, se veía elegante y
misterioso. Leah bajó su mirada. El camino que recorría el caballo estaba
finamente pavimentado con piedras.
Incluso en Estia, habían pocos caminos que estuvieran tan bien construidos.
Sólo se veía en la capital o en los castillos de los ricos.
Le vinieron a la mente las sedas púrpuras de Kurkan. Desde antes, Leah
había considerado que los Kurkan deberían tener la mejor técnica de tintado
en el continente.
Su suposición estaba en lo cierto. El continente había llamado bárbaros a
los Kurkans, pero eso difería de la realidad. Tenían cimientos mejores que
la mayoría de países desarrollados. Ishakan se rió de Leah, que estaba
observando los alrededores con atención.
"Sabía que te gustaría."
Leah estaba un poco avergonzada, se mordió el labio y calmó su emoción.
Ahora que lo pensaba, todo estaba tranquilo. No había nadie alrededor, solo
ellos dos sobre un caballo. Ella le preguntó dónde estaban los Kurkan que
andaban con ellos, así que Ishakan le respondió.
"Los mandé al palacio primero, para evitar el ruido."
"¿Por qué...?"
"Porque no quería que te despertaran."
Hablando de eso, las calles también estaban silenciosas y vacías. Pero
pronto, Leah que se quedó observando los alrededores con atención, se dio
cuenta que estaban 'fingiendo la tranquilidad'.
Esto debido a que vio ojos brillantes en las rendijas de las ventanas, en los
árboles, en la densa maleza, en los callejones, entre otros lugares. Los ojos,
que la miraban con curiosidad, desaparecieron rápidamente cuando hicieron
contacto visual con Leah.
Sin embargo, los Kurkan que no fueron descubiertos, siguieron
observándola en secreto. Sentían especial curiosidad por su cabello plateado
y su piel blanca.
Fue un poco vergonzoso, pero estaba agradecida de que la recibieran con
agrado. Pero se preguntaba si existía alguna razón por la que se mantenían
escondidos. Leah le preguntó a Ishakan.
"¿Es necesario evitar que salgan?"
"Ya lo has experimentado una vez. Necesitas tranquilidad para que puedas
descansar adecuadamente."
Leah recordó lo que había sucedido en el oasis y mantuvo la boca cerrada.
Ishakan continuó hablando.
"Tal vez sea por la sangre animal, pero todos somos muy leales a nuestros
instintos." Ella lo miró fijamente con una expresión de desconcierto, así
que Ishakan se lo explicó en pocas palabras. "Tienen intriga sobre tu
naturaleza."
Fue una respuesta muy directa. Ishakan continuó hablándole a la
avergonzada Leah. "Por supuesto, la elección de una pareja no se determina
solamente por factores externos..."
Leah se puso lentamente roja. Fue porque comprendió lo que quería decir.
Ishakan se rió a carcajadas cuando vio que incluso el cuello de Leah se puso
rojo.
Las puertas de los muros externos del palacio estaban abiertas. El palacio,
tan silencioso y vacío como las calles, se veía aún más hermoso desde
adentro. Pasaron por un jardín donde florecían plantas exóticas y se
detuvieron ante una puerta arqueada. Después de bajar del caballo, Ishakan
entró en el palacio con Leah en sus brazos.
Leah se sorprendió. La gran altura del techo creaba una sensación de
amplitud y las lujosas decoraciones no permitían descansar la vista.
Lo más abrumador del palacio, hecho de oro, joyas y mármol, era el suelo
formado de pequeñas baldosas. Las baldosas cuadradas se conectaban
perfectamente como si fueran enredaderas, creando intrincados patrones
curvos. Incluso los pilares y el techo tenían patrones simétricos que
parecían hipnotizantes.
"Quiero mostrarte muchas cosas... pero debes descansar primero."
Mientras Ishakan caminaba, Leah observaba fascinada. Sin que ella se diera
cuenta, habían llegado a una habitación.
Matrimonio Depredador - Capítulo
146

Capítulo 146. Palacio (2)


La espaciosa habitación tenía una increíble estructura interna. En lugar de
puertas para separar completamente los espacios, sólo habían marcos de
puertas arqueados con telas finas y translúcidas. Si se desataban las cuerdas
que ataban las telas, todos los espacios de la habitación quedarían cubiertos.
(Nota. Las habitaciones de este tipo de novelas son grandes, no son como
las habitaciones que conocemos hoy en día. Pueden tener espacios como su
propia oficina, su propio dormitorio, entre otras cosas.)
Ishakan dejó a Leah en un sillón cerca de la cama. Sólo le quitó la túnica
que estaba impregnada de arena y ella se apoyó en los cojines que tenían
patrones arabescos.
Leah recordó de repente el momento en que había visto por primera vez a
Ishakan en el palacio de Estia. También recordaba la sensación de
incompatibilidad que había sentido entonces.
El hombre que no encajaba muy bien con la delicada Estia, encajaba
perfectamente en Kurkan. El magnífico, elegante y refrescante palacio era
realmente un lugar para Ishakan. Mientras que, Leah estaba aquí como una
presencia extraña. Leah se mordió el labio inferior suavemente.
Se preguntaba qué estaría pasando en Estia ahora.
Aunque había llegado al palacio de Kurkan después de atravesar el desierto
de arena, un rincón de su corazón seguía atado a Estia. Sus sentimientos por
Estia eran como una sombra. Por mucho que brillara la luz, no
desaparecería, y con una ligera inclinación, enseguida aparecería revelando
su presencia.
Recordó la pesadilla. La sensación de los grilletes en sus tobillos aún estaba
vivida en su mente. Pensó que quizás esa era la realidad. Probablemente
este lugar, tan feliz como un sueño, era una ilusión.
—¿Alguna vez has estrangulado a alguien que quieres?
Las palabras que Cerdina susurró con una sonrisa resonaron en sus oídos.
Sintió un agudo dolor de cabeza. Entonces, su respiración se volvió agitada.
Una mano cálida tocó su frente.
"Leah."
Leah cerró los ojos fuertemente. En poco tiempo, su corazón acelerado se
calmó lentamente.
"Ishakan, yo..."
Ella bajó su mano y volvió a abrir los ojos. Miró fijamente a Ishakan.
"...Todavía estoy bajo hechizos. Así que al menos mantente alejado hasta
que termine el tratamiento..."
Los ojos de Ishakan se entrecerraron lentamente. Leah dejó de hablar
viendo la expresión de disgusto en su rostro.
"Se necesita tiempo para deshacerse de los hechizos. Supongo que se
necesitarán al menos diez años para terminar el tratamiento."
Diez años. La inesperada cifra hizo que Leah se quedara boquiabierta.
"Fue difícil raptar a la novia, ¿Y ahora tengo que dejarla sola durante diez
años?"
Antes de que ella pudiera responder, Ishakan comenzó a quitarle la ropa a
Leah.
"Siempre piensas demasiado."
Leah sorprendida intentó resistirse.
"¡Hey, espera...!"
"No te muevas. No puedo acostarte en la cama cubierta de arena."
Rápidamente le quitó toda la ropa a Leah y la levantó entre sus brazos.
Estaban en una habitación, pero a plena luz del día. Leah desnuda, intentó
cubrirse de alguna manera.
A pesar de cubrirse rápidamente los sen0s con los brazos, la parte inferior
de su cuerpo seguía al descubierto. La sensación del viento soplando
incluso en sus gen!tales hizo que apretara su entrepierna.
"¡Y si alguien me observa!"
"Entonces quiere morir pronto."
Después de atravesar unos marcos de puertas arqueados, llegaron a un
espacio sin ventanas. El espacio era un baño que estaba iluminado
únicamente por lámparas.
En el lugar había una bañera que contenía agua caliente con vapor saliendo
de ella. Leah se sentó en el agua con pétalos de flores blancas flotando, e
Ishakan se despojó de su ropa frente a ella.
Al quitarse la ropa, se revelaron sus músculos bien desarrollados. Una
gruesa caja torácica y unos abdominales bien marcados. Leah, que había
estado contemplando sus músculos claramente delineados, se sonrojó
cuando sus ojos se encontraron con los de Ishakan.
"No hagas eso, Leah. Debes bañarte y dormir un poco más."
Ishakan se quitó los pantalones. Mostrando su virilidad, que ya estaba
medio er3cta, la amenazó.
"No podrás dormir si me sigues mirando de esa manera."
Leah bajó rápidamente la mirada. La superficie del agua, que había estado
en calma, se agitó violentamente. Fue porque Ishakan había entrado en la
bañera.
Ishakan se lamió los labios mientras miraba su blanca cara, que estaba
enrojecida. Sin embargo, afortunadamente, sólo le acarició la mejilla y se
concentró en lavarse.
Después de secarse, ambos se vistieron y se acostaron uno al lado del otro
en la cama. El cansancio comenzó a invadirla. Realmente parecía que su
cuerpo se había debilitado mucho.
Ishakan había cerrado las cortinas para que Leah pudiera dormir y le prestó
su pecho como almohada. Hacía mucho tiempo que él no había venido al
palacio, por lo que debería tener muchas cosas que hacer, pero no mostró
ningún indicio de ello.
Leah sabía que tenía que debería dejarlo ir, pero decidió apoyarse un poco
más en él. En los brazos de Ishakan, murmurró inconscientemente.
"...No sé qué hacer ahora."
"No hay necesidad de apresurarse."
Ishakan susurraba mientras acariciaba su cabello que aún estaba húmedo.
"Deberías tomarte un tiempo para descansar y recuperarte, luego podrás
decidir con calma. Si quieres hacer algo, te puedo asignar algunas
responsabilidades. Sería una pena desaprovechar tus capacidades."
Leah levantó su cara, que estaba apoyada en el pecho de Ishakan. Ella
quería ayudarlo. Ante la expresión de interés de Leah, Ishakan habló.
"Casualmente, hay un puesto adecuado disponible."
Le dijo descaradamente a Leah, que estaba expectante.
"Reina Kurkan."
"......"
Cómo lo miró fijamente sin saber qué decir, él levantó una ceja. Entonces,
Leah murmuró.
"¿Qué harás si me niego...?"
Ishakan sonrió acercándose su cara a la de ella.
"¿Te vas a negar, Leah?"
Luego preguntó con sus ojos curvados.
"¿A mí?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
147

Capítulo 147. Átame (1)


Leah, que estaba siendo precavida, se sintió atraída por sus ojos sonrientes.
Estaba consciente de que Ishakan era un hombre excepcional y hermoso.
Aunque a veces hacía que se avergonzara por su actitud descarada.
Solo cuando la miraba, sus ojos feroces se suavizaban. No había manera de
que pudiera rechazar a este hombre. Leah negó con la cabeza y la apoyó en
su pecho. Ishakan la abrazó como si hubiera estado esperando esto. La
mano que acariciaba su columna vertebral era cálida y firme.
"Pensé que había dejado todo atrás..."
Pudo escuchar el ruido de las cadenas en sus oídos. Aunque sabía que se
trataba de una alucinación auditiva, Leah sintió el impulso de comprobar
sus tobillos. Sin embargo, no se atrevió a mirar porque temía que realmente
sus tobillos tuvieran los grilletes atados. Se limitó a meter los pies dentro de
la manta.
"Todavía sigo pensando en Estia."
Le confesé, tratando de escapar de la sombra que me atormentaba.
"Es angustiante..."
Ishakan de nuevo puso su mano sobre la cabeza de Leah. Sus mejillas
estaban apoyadas contra su firme pecho.
"No pienses en nada, sólo duérmete. Estarás bien después de un buen
sueño."
Leah cerró los ojos. Ni siquiera había estado despierta medio día. Volvió a
quedarse dormida en los brazos de Ishakan, con la esperanza de poder
mantenerse despierta un poco más el día de mañana.
***
Su cuerpo se movía por sí mismo. Esto no le gustaba, intentó gritar, pero
nada salió de su boca. Agarrando una daga se acercó al hombre
profundamente dormido.
Aunque dormía despreocupadamente, abrió los ojos lentamente cuando
Leah se acercó. En el momento en que ella hizo contacto visual directo con
los ojos dorados, le clavó la daga en el corazón. La horrible sensación de
cortar carne humana se transmitió directamente a sus manos.
Sólo entonces fue finalmente liberada de las restricciones. Ahora que podía
hablar, Leah no decía nada. Se limitó a mirar las consecuencias de lo que
había hecho. Fue Ishakan quien hizo el primer movimiento en lugar de la
desalmada Leah.
—Está bien.
Mientras abrazaba a Leah, le dijo.
—Está bien, Leah.
La sangre caliente comenzó a derramarse. En medio de esto, Leah dijo.
—Por qué, por qué…
Aunque seguramente pudo haber evitado que Leah lo apuñalara, sólo se
quedó mirando a Leah mientras le clavaba la daga. Ishakan pasó un mechón
de cabello de Leah por detrás de su oreja y susurró.
—No quería que te lastimaras por accidente si lo esquivaba.
Se despertó sobresaltada. La línea que separaba el sueño y la realidad no
estaba clara. Leah, que entró en pánico, rodó hasta que se cayó de la cama.
Contuvo el gemido de dolor y se apresuró a comprobar sus manos. En
cuanto vio sus manos limpias de sangre, el alivio y la ansiedad la
invadieron al mismo tiempo.
Fue un sueño. Pero también podría convertirse en realidad en cualquier
momento. Una idea apareció en su mente.
Tengo que regresar a Estia.
Ella no encajaba en este lugar. Tenía que regresar a Estia, al lugar al que
pertenecía. Se levantó tambaleándose y corrió hacia la primera salida que
tenía a la vista. Era una ventana cubierta con una fina cortina.
En cuanto apartó la cortina, puso sentir en su cara la fresca brisa nocturna.
Recobró los sentidos como si le hubieran dado un puñetazo en la mejilla.
"......"
Leah miró fijamente el exterior. La tenue luz de la luna brillaba sobre la
edificación de piedra blanca. Las hojas de las palmeras se mecían con la
brisa. Ella dejó escapar el aliento que había estado conteniendo y se sentó
lentamente en el suelo.
Se cubrió la cara con las manos. Su cuerpo comenzó a temblar levemente.
Sólo ahora se daba cuenta. Su mente estaba trastornada. No sólo se ha
convertido en la marioneta de Cerdina, sino que también había perdido la
cabeza.
Creía que había tocado fondo, pero el pantano de la desesperación no tenía
fin. Sorprendentemente, todavía podía experimentar un infierno peor.
Sola en la oscuridad, Leah se volteó de repente y se sobresaltó. Un par de
ojos la observaban bajo la luz de la luna que entraba por la ventana.
El hombre que se había parado sin hacer ningún ruido, sólo miraba a Leah
en silencio. Por la mirada tranquila de sus ojos parecía que había observado
todo desde el principio. Mirándolo, ella abrió lentamente los labios.
"...Enciérrame."
Sintió un miedo insoportable. Sobre todo, porque la imagen del hombre
recibiendo la puñalada sin resistirse se superpuso ante sus ojos.
"Puedes meterte en la cárcel, aislarme en algún lugar, o atarme. Si esto
continúa, de verdad puedo matarte..."
Leah susurró con el rostro pálido.
"Ayúdame con esto, Ishakan."
Suplicó de manera desesperada, pero Ishakan no respondió. Solo sonrió
brevemente.
Ishakan sabía mejor que nadie el hecho de que Leah aún no se había
liberado de los hechizos de la Reina. Probablemente quizás también conocía
su estado mental.
Sin embargo, Ishakan no mostraba ningún indicio de miedo. Mirando a
Leah, dijo.
"Eres muy ingenua..."
Ishakan levantó a Leah y la cargó sobre sus hombros. Luego caminó hasta
la cama y la arrojó sobre ella. Poco después, algo cayó frente a Leah.
Eran unas esposas de cuero con cadena. A diferencia de la otra esposa que
sólo ataba una muñeca, estas esposas ataban ambas muñecas. Ishakan le
puso las esposas en las muñecas hábilmente, y luego puso el extremo de la
cadena en el dosel de la cabecera de la cama.
Ese no fue el final. También le colocó grilletes en los tobillos. No tenían
ninguna cadena larga colgando, pero sí una cadena corta entre los tobillos.
La cadena sólo permitía extender sus piernas a la amplitud de una mano, así
que le sería imposible caminar libremente.
Todas sus extremidades estaban atadas, pero eso la hacía sentirse un poco
mejor. Aunque no podía mover su cuerpo libremente, se sentía aliviada
porque no podía herir a Ishakan como lo hizo en sus sueños.
"Te he atado como deseabas." Ishakan dijo mientras se subía encima de
Leah. "Te prometí que te curaría, así que no entiendo porqué estás tan
preocupada."
Matrimonio Depredador - Capítulo
148

Capítulo 148. Átame (2)


Lo sabía. Ella también confiaba en que se recuperaría.
"Pero dijiste que tardaría diez años..."
Tendría que vivir durante diez años con la angustia de matarlo.
Después de escuchar su susurro, Ishakan se agachó lentamente. Su gran
cuerpo cubrió a Leah por completo. En ese momento, la diferencia entre el
tamaño de sus cuerpos se hizo evidente.
Instintivamente, ella intentó retraerse, pero las esposas de cuero en sus
muñecas le impedía moverse como quería.
"En esos diez años."
Preguntó Ishakan con una sonrisa de satisfacción.
"¿Te preocupa que muera por tus manos?"
Ella parpadeó lentamente. Fue porque ahora entendía lo que le había
querido decir cuando le dijo que era ingenua. Leah volvió a examinar al
hombre que tenía delante. Al contrario de ella, que era pálida y delgada, el
hombre tenía la piel bronceada y músculos robustos.
Los temores incrustados en su corazón como agujas puntiagudas se
desvanecieron. Leah lo miró con ojos ligeramente temblorosos.
"Yo..."
Entonces ella le pidió algo más.
"Dame un beso."
Los ojos de Ishakan se curvaron.
"Iba a hacerlo de todos modos."
Sus labios se tocaron lentamente. Mordió sus labios suavemente, e
introdujo su lengua despacio. Un calor que había olvidado durante un
tiempo surgió en su bajo vientre. Cuando soltó un pequeño gemido, intentó
abrazarlo, pero como tenía las manos atadas solo se escuchó el traqueteo de
la cadena.
Era el mismo sonido que había atormentado a Leah en sus sueños e incluso
en la realidad como una alucinación auditiva. Pero ahora no le asustaba.
Porque estaba con Ishakan.
Se besaban compartiendo su calor. Mirándose el uno al otro sin apartar la
mirada, se frotaban y se chupaban las lenguas. A medida que el beso se
hacía más intenso, el cuerpo de Leah se calentó completamente.
Sus labios se separaron con un sonido húmedo. Ishakan se quedó mirando a
Leah con los ojos medio caídos. Sus alientos calientes se entrelazaban.
Vacilante, Leah susurró.
"Quiero..."
Las comisuras de la boca de Ishakan se elevaron. Con una sonrisa,
preguntó.
"¿Qué?"
"Quiero hacerlo contigo."
Quería sentirme completamente dentro del dominio de Ishakan. Quería
sentirse protegida a su lado, siendo Leah, y no la marioneta de Cerdina.
Ella no podía abrazarlo con sus manos, así que en su lugar trató de besar
suavemente la mejilla de Ishakan. Pero como sus labios no podían llegar a
su cara, le mordió brevemente un lado de la barbilla.
Ni siquiera quedaron marcas de mordedura en la dura piel. Lamió
delicadamente la barbilla, y dijo dudando.
"Mételo dentro de mi..."
Ella sintió mucha vergüenza después de decir eso. Le gustaría poder hablar
con más fluidez y seducción, pero no tenía talento para ello. Leah se mordió
el labio inferior.
Mientras ella estaba avergonzaba debido a su osadía, Ishakan permanecía
inmóvil. Se quedó mirando fijamente a Leah. Sus ojos dorados que
brillaban agudamente, hicieron que Leah tuviera una sensación de déjà vu.
"...Siempre pienso en ello." Susurró. "Si la sangre animal que tengo en mi
interior fuera más densa, estarías en problemas."
Sus manos comenzaron a recorrer lentamente su cuerpo. Bajando por fuera
del escote, rozó ligeramente sus pezones que estaban delineados por el fino
camisón. Sus manos se deslizaron por sus muslos, sus pantorrillas hasta que
finalmente agarraron sus tobillos.
Los dos tobillos encadenados se elevaron en el aire. Ishakan, que colocó
una almohada debajo de la cintura de Leah, se lamió los labios y murmuró.
"Si siguiera mis impulsos, a estas alturas estarías adolorida."
La parte inferior del camisón se deslizó porque sus piernas estaban
levantadas. El camisón de estilo Kurkan que Ishakan le había puesto antes
de acostarse era un fino vestido de una sola pieza.
Sólo tenía un cordón atado a la cintura, por lo que la parte inferior quedaba
totalmente al descubierto. Leah recordó tardíamente que había dormido sin
ropa interior.
Mirando fijamente entre sus piernas, Ishakan mordió sus tobillos que
sobresalían ligeramente de los grilletes. Dejando marcas de mordeduras en
su blanca piel, dijo.
"Hagamos esto antes de meterlo."
Luego introdujo su virilidad entre sus muslos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
149

Capítulo 149. Átame (3)


No se dio cuenta de cuándo sucedió. Su virilidad se había vuelto rígida. La
forma en que su virilidad sobresalía entre sus delgados muslos resultaba
intimidante. La punta del gl4nde se deslizaba fácilmente debido al líquido
preseminal que manchaba su piel blanca.
Gracias a Ishakan, había tenido relaciones sexuales de las formas más
extrañas. Pero los muslos...
De alguna manera, le parecía increíble que se le ocurriera esta idea. Le dijo
a Leah, que estaba boquiabierta de asombro.
"Si hago esto primero, no será tan difícil para ti."
Aunque estaba diciendo la verdad, por alguna razón ella sentía que había
sido engañada. De repente, los ojos de Leah se agrandaron al sentir algo
caliente tocando su zona íntima. Como no tenía casi vello en su zona
íntima, podía sentir plenamente sus genitales.
En el momento en que sintió un cosquilleo abajo, comenzó a humedecerse
rápidamente de forma vergonzosa. Sus movimientos ligeramente
espasmódicos se suavizaron. Su gruesa y caliente virilidad se frotaba a lo
largo de su zona íntima. Debido al fuerte roce, incluso podía sentir cada una
de las venas que sobresalían de su virilidad.
Sus muslos temblaban solos. Un sonido húmedo se producía desde abajo,
mientras ella jadeaba y su interior se contraía. Quiso aferrarse por impulso a
la sabana, pero no pudo moverse porque tenía las manos atadas.
Nuevamente, volvió a introducir su virilidad entre sus muslos. Cada vez que
su virilidad entraba y salía entre sus muslos enrojecidos por el roce, su
cuerpo se balanceaba de arriba abajo, haciendo que sus sen0s se sacudieran
bruscamente. Leah trató de cubrirse los sen0s con los brazos de alguna
manera.
Ishakan tiró de la cadena inmediatamente. Con un sonido metálico, sus
manos se elevaron.
"Tienes que hacerme venir rápido, Leah."
Ishakan le sujetó las pantorrillas con una mano y le agarró un sen0 con la
otra. Miró lascivamente el p3zón que sobresalía entre sus dedos. Su mirada
indicaba claramente que quería chuparlo.
Ishakan era el culpable de que ella siguiera sintiéndose avergonzada,
aunque ya se había desnudado innumerables veces. Cada vez que la miraba
de esa manera, Leah se sentía la mujer más lujuriosa y sensual del mundo.
La vergüenza y la excitación se mezclaron. Su honesto cuerpo se
estremeció. Ishakan, que observaba atentamente los cambios de Leah,
apretó su cl!toris con su gl4nde. Sonrió perversamente mientras frotaba
suavemente el hinchado cl!toris.
"Tú también estás muy 3xcitada."
No se podía comparar con su rígida virilidad. Sin embargo, Ishakan la acusó
descaradamente de estar de la misma manera.
Sin embargo, los conocimientos que poseía Leah eran insuficientes para
refutarlos. Todo lo que pudo hacer fue responder con la cara enrojecida.
"Supongo que es porque me gusta..."
Aunque no dijo mucho, parecía que esas palabras influyeron bastante. La
virilidad de Ishakan se hizo aún más firme y se retorció como si estuviera a
punto de venirse. Apretó los dientes y dijo.
"La próxima vez tendré que ponerte una mordaza en la boca. Si no..."
Levantó sus caderas sin terminar la frase. El cuerpo de Leah estaba casi
doblado por la mitad. Su virilidad frotaba todo su zona íntima. Leah se llenó
de placer debido a la sensación ardiente ocasionada por el intenso
frotamiento. Fue Leah quien alcanzó el cl!max primero.
"¡Ahhh...!"
Dejó escapar un grito. Mientras ella se estremecía, Ishakan retiró
bruscamente su virilidad. Luego, tiró del cuerpo de Leah hacia abajo. Su
virilidad, que tenía las venas tan tensas como si estuvieran a punto de
estallar, fue puesta sobre sus labios.
"Mmm, abre la boca..."
En cuanto abrió los labios, algo duro entró en su boca. Con la sensación de
que estaba hinchándose, un líquido caliente salió a borbotones. Leah tenía
la boca llena de semen.
Matrimonio Depredador - Capítulo
150

Capítulo 150. Atada (4)


Conteniendo el aliento, ella lo miraba con ojos de conejo sobresaltado.
Ishakan acarició suavemente los labios de Leah y le susurró.
"¿Puedes tragarlo?"
Ella comenzó a tragarse lentamente el sem3n, manteniendo el contacto
visual con él. Sintió una sensación caliente en la garganta mientras lo hacía.
Después de que se lo tragara todo, Ishakan le besó la frente. Leah le
preguntó tartamudeando.
"¿Por qué, por qué, de repente...?"
"De ahora en adelante tienes que comértelo todo."
"Eh, ¿S3men?"
"De esa manera podrás mejorar tu condición más rápido."
Ella no podía entenderlo en absoluto. A pesar de su vergüenza le preguntó
por qué tenía que tragarse el s3men, pero Ishakan no le dio una explicación
detallada.
Ishakan puso el cuerpo de Leah boca abajo. Las cadenas traquetearon
fuertemente. Ishakan se lamió los labios mientras miraba a Leah.
Más abajo de su esbelta cintura, estaban sus abultadas nalgas enrojecidas,
como si alguien las hubiera nalgueado. La parte interna de sus muslos
también estaba enrojecida.
Abriendo sus nalgas con ambas manos, se reveló la carne de color rosa
intenso. Cuando introdujo su dedo medio en la hendidura húmeda y viscosa,
Leah intentó huir por reflejo.
Pero definitivamente fue una buena decisión. Ishakan se rió mientras
observaba cómo se alejaba arrastrándose. Agarró la cadena corta que ella
tenía entre los tobillos y tiró de la misma. Leah regresó nuevamente al
punto de partida.
Ishakan ajustó la cadena en el dosel de la cama. Debido a que la longitud se
acortó, sus manos quedaron tensadas.
"¿Por qué intentas huir? No seas tan tímida..."
Besando la columna vertebral de Leah, hizo que ella se inclinara. Como
tenía las manos atadas, sólo levantó las caderas mientras permanecía boca
abajo.
Ishakan clavó su cara entre sus nalgas. Leah dejó escapar el aliento.
"¡Ah...!"
Su lengua lamió por fuera y luego se adentró en su interior. Al mismo
tiempo, Ishakan le frotaba los muslos y las nalgas con total libertad. El
sonido de su lengua chupando los líquidos de su v4gina hizo que sus ojos se
volvieran vidriosos.
Leah se estremecía tanto que ni siquiera podía gemir. Una serie de cl!max
invadieron su cuerpo. Delatando su excitación, sus paredes internas se
contraían, apretando su lengua. La sensación se volvió aún más intensa.
Saliva comenzó a derramarse por su boca abierta. Sin embargo, ni siquiera
pudo cerrar la boca, sólo sus ojos se llenaron de lágrimas. Se preguntó si
esto se debía a que no había tenido relaciones s3xuales desde hace mucho
tiempo. El placer que había olvidado estaba devastando su cuerpo. No sabía
qué hacer.
Ella apenas estaba soportando cuando unos dedos largos tocaron su cl!toris.
Leah sacudió la cabeza frenéticamente mientras Ishakan frotaba
suavemente su cl!toris e introducía su lengua en su interior.
"¡Ah, no lo hagas, eso, mm, no...!"
Las sensaciones se volvieron cada vez más intensas. En ese momento,
parecía que estaba a punto de venirse. Gimiendo, Leah comenzó a
estremecerse descontroladamente.
De repente, Ishakan retiró su boca y todos sus dedos. Un gemido se le
escapó mientras lamentaba que se hubiera detenido justo antes de que ella
llegara al cl!max.
"Ahh..."
Sin embargo, pronto volvió a acariciar su cl!toris con la punta de sus dedos,
aunque esta vez suavemente. Ella quería que lo frotara más fuerte, pero él
no lo hizo. Finalmente, justo cuando estaba a punto de alcanzar cl!max
nuevamente, retiró su mano.
Que se detuviera justo antes de que ella alcanzará el cl!max estaba haciendo
que se volviera loca. Su cuerpo estaba caliente y mi boca casi seca.
"Ah, Isha, Ishakan..."
No podía soportar el cosquilleo en su bajo vientre. Su mente se llenó con el
pensamiento de que algo grueso y caliente la penetrara. Impaciente, Leah
agitó sus caderas y suplicó.
"¡Mételo, ah, por favor, rápido...!"
Su comportamiento era tan lascivo que ella misma no podía creer lo que
hacía, pero no tenía tiempo para pensar en ello. La sólida virilidad penetró
hasta lo más profundo de su interior apretado.
"¡Ahhhhh...!"
Se estaba acercando a su ansiado cl!max y fluidos comenzaron a brotar de
su interior, derramándose por sus muslos. Ella se frotó los p3zones contra la
sábana y agitó las caderas salvajemente.
Cada vez que frotaba su interior con la dura virilidad, sentía que moriría de
gozo. Se estremeció bruscamente, aferrándose con fuerza a la funda de la
almohada. Las cadenas traqueteaban fuertemente. Una sensación de placer
invadió a Leah con tanta fuerza que su visión se oscureció
momentáneamente. De su boca salió un gemido lleno de pasión.
"¡Ahhh...!"
Ishakan apretó las caderas de Leah mientras ella llegaba al cl!max otra vez.
Luego, le dio la vuelta a Leah, con sus gen!tales aún unidos. Mientras
giraba ella sintió el roce de todo su cuerpo, por lo que dejó escapar otro
gemido.
De repente, se escuchó el sonido de algo rompiéndose. El sonido fue
producido por la cadena corta que unía los grilletes de sus tobillos al
romperse. Las piernas de Leah se abrieron de par en par.
Ya completamente exhausta, Leah levantó la mirada sin fuerzas. Los ojos de
Ishakan estaban ligeramente enrojecidos. Él sonrió.
"De ahora en adelante te voy a penetrar adecuadamente."
Matrimonio Depredador - Capítulo
151

Capítulo 151. Atada (5)


Leah lo miró atónita. ¿De ahora en adelante? Entonces, ¿Qué habían hecho
hasta ahora?
Por supuesto, ahora que lo pensaba, Ishakan sólo se había venido una vez.
Por otra parte, Leah había llegado al cl!max varias veces.
Mientras Leah estaba absorta en sus pensamientos, Ishakan le arrancó el
camisón. Luego lo arrojó hacia la esquina de la amplia cama.
Mirándose mutuamente a los ojos, Ishakan se movió lentamente,
introduciendo nuevamente su virilidad. Que sus paredes internas fueran
frotadas lentamente le provocó una sensación escalofriante.
Leah, que había estado conteniendo la respiración inconscientemente, dejó
escapar un leve suspiro en el momento en que las partes inferiores de sus
cuerpos se unieron completamente. Sus miradas entrelazadas, temblaron.
"......"
Ishakan que guardaba silencio, por un momento apretó con más fuerzas los
muslos de Leah. Aplicó tanta fuerza que su piel quedó completamente
marcada. La soltó tardíamente. Entonces, inmediatamente después comenzó
a penetrarla salvajemente con su virilidad.
Ni siquiera se podía comparar con una bestia apareándose. El hombre que
arremetía con brusquedad estaba más allá de lo que Leah podía soportar.
Además, como ella tenía las manos atadas, no podía controlar su cuerpo.
Cada vez que la embestía, ella se estremecía inevitablemente. El choque de
sus cuerpos producía un fuerte sonido debido a la rudeza de su empuje.
Su cuerpo caliente aceptó con agrado este placer. Leah no tardó en alcanzar
el cl!max. Cerró los ojos con fuerza en el placer agonizante.
"¡Mm, ahh...!"
Todo su cuerpo tembló por los calambres. Pero a diferencia de Leah,
Ishakan no se detuvo. Sin descanso, ella alcanzó una serie de cl!max
sucesivamente.
El cl!max se producía cada vez que su virilidad entraba y salía. Incluso
sentía su lengua dormida. Quería decirle que se detuviera, pero incluso le
resultaba difícil pronunciar su nombre. Finalmente, Leah pudo conseguir las
fuerzas para hablar.
"Ah, Ish, Ishakan..."
Dijo confusamente. Ishakan agarró su lengua que sobresalía con sus dedos
y la frotó suavemente. La saliva que se había acumulado en su boca fluyó
hacia abajo.
"Tienes que hablar correctamente."
"¡Ah, mm, ahh...!"
"¿Qué puedo hacer por ti?"
Leah mordió su dedo. Sin embargo, no quedó ninguna marca en la
resistente piel. Ella volvió a temblar gimiendo. Sentía que su cuerpo estaba
al límite.
Al final, Leah no logró decir lo que quería. Mientras estaba siendo sometida
a un placer incesante, escuchó de repente un susurro.
"¿Sigues teniendo miedo, Leah?"
Leah parpadeó con lágrimas en los ojos. Desde cierto momento, dejó de
prestarle atención al sonido de las cadenas. A pesar de que hacían mucho
ruido.
En el momento en que se dio cuenta de ese hecho con claridad, todo se
sintió extrañamente vívido. La virilidad caliente llenando su interior, el
calor que transmitía el contacto de su piel, el aire dulce que exhalaba y los
ojos dorados que la miraban fijamente.
Ella estaba sin palabras. Sin esperar la respuesta de Leah, Ishakan volvió a
moverse. En el momento en que ella pensó que podía sentir la forma de la
virilidad en su interior, su bajo vientre se calentó de repente como si
estuviera en llamas. Una sensación de cosquilleo se extendió abruptamente.
Se trataba de una sensación similar a la de orinar, pero ligeramente
diferente. Ya la había experimentado una vez antes. Leah estaba
avergonzada, pero no podía moverse. Sintió calambres en su bajo vientre.
Ella intentó mover sus manos con todas fuerzas, pero no pudo ni siquiera
cubrirse la cara debido a la cadena que ataba los grilletes al dosel de la
cama.
También, intentó apartar a Ishakan con una patada. Como tenía la fuerza
suficiente, realmente no pudo alejarlo, pero por suerte se detuvo. Leah dijo
desesperadamente.
"Ah, no puedo..."
Ishakan sólo la miró fijamente. Parecía que no respondería hasta que ella
hablara claramente. Con la cara sonrojada, Leah finalmente dijo las
palabras vergonzosas.
"Creo que voy a venirme..."
Pero no hubo respuesta. Leah suplicó gritando.
"¡Por favor…! ¡Huh...!"
Pero Ishakan sólo separó más los muslos de Leah. Ella intentó mantener sus
piernas juntas, pero no había forma de que pudiera superar su agarre. Su
cl!toris totalmente expuesto.
Ella ni siquiera podía hablar correctamente, sólo agitaba sus muñecas atadas
frenéticamente. La cadena traqueteaba sin cesar. Si tuviera sus manos libres,
habría podido ocultar su rostro aunque no pudiera apartar a Ishakan, pero
ahora estaba en una situación en la que ni siquiera podía hacer eso.
Matrimonio Depredador - Capítulo
152

Capítulo 152. Atada (6)


Leah apretó los dedos de los pies y trató de contenerse. Pero como su
virilidad seguía pen3trándola hasta lo más profundo de su interior, ella no
podía hacerlo. Sus movimientos rozaban su cl!toris hinchado.
No pudo más. Ella perdió la fuerza en la parte inferior de su cuerpo. Leah
giró la cabeza hacia un lado, llorando. Pero una mano fuerte le agarró la
barbilla. Al final, ella tuvo que mirar a Ishakan a la cara.
"¡Ah, ah... ahh!"
Su cuerpo tembló con tanta intensidad que sus sen0s se agitaron
violentamente. Un chorro de fluido estalló, golpeando el vientre bronceado
y escurriéndose hacia abajo. Con una sensación de debilidad extendiéndose
por todo su cuerpo, Leah ni siquiera podía gemir.
Los p3zones de color rosa oscuro temblaban ligeramente junto con el
balanceo de sus sen0s. Ella no tuvo tiempo para descansar, los temblores se
prolongaron sin descanso. Fue porque Ishakan no detuvo el movimiento de
su cintura.
La pen3traba ferozmente. Observaba atentamente las expresiones en el
rostro Leah, mientras ella estaba siendo invadida un placer desmesurado.
Bajo la mirada de sus ojos dorados, Leah gimió con la vista borrosa.
"¡Ah, mm, ah, ah...!"
Cada vez que él introducía con fuerza su virilidad en su interior, su visión
parpadeaba. Ishakan ignoró eso y siguió pen3trándola. Incluso después de
venirse, débiles chorros de fluido siguieron saliendo, empapando la parte
inferior de sus cuerpos.
Sólo se detuvo hasta que no salió nada más. Ishakan fue a besarla, pero
Leah giró la cabeza hacia un lado. Sollozó tristemente sin fuerzas.
Había vuelto a expulsar ese extraño fluido. No parecía orina, pero no podía
acostumbrarse a ello. Ella no podía soportar la vergüenza. Pero a diferencia
de Leah, Ishakan sonreía.
"Qué sexy. Qué bonita."
Aunque ella lo miraba con resentimiento, sonriendo dijo algo que ella no
pudo entender.
"No entiendo porque quiero atormentarte repetidamente. Me temo que me
harás desarrollar un extraño pasatiempo..."
Ishakan inmediatamente giró el cuerpo de Leah. Le besó la parte trasera del
cuello y sus manos apretaron con fuerza sus sen0s.
Frotó suavemente sus p3zones y volvió a introducir su virilidad desde atrás.
Leah, que tenía la cara enterrada en la almohada, levantó la cara y las
caderas al mismo tiempo, dejando escapar un breve gemido.
Ella no creía que pudiera mover un solo dedo, pero su cuerpo se movió por
reflejo. Ishakan chupó su cuello intensamente, dejando varias marcas rojas.
Presionó su cuerpo contra el de Leah, moviendo la cintura mientras frotaba
sus sen0s. Entonces, ella escuchó un susurro seductor. "Dime que se siente
bien, Leah..."
Ya no tenía energías para ocultar nada. Desde hace tiempo, ella había
perdido el razonamiento necesario para filtrar las palabras debido al intenso
placer. Leah expresó con sinceridad cómo se sentía.
"Oh, genial, ah, ahhh..."
Entonces, como si la recompensara, Ishakan empujó su virilidad hasta lo
más profundo de Leah. Ella se estremeció.
"Mm, demasiado bueno, Ishakan..."
"... Mi nombre, dilo más."
"Ahh, Ishakan, Ishakan, Ishakan... ah, me gusta... mucho..."
Levantó las caderas y dijo su nombre varias veces. Sentía un placer
inconmensurable cada vez que pronunciaba su nombre. Nuevamente ella
sintió que un chorro de fluido estallaba. Pero ya no le importaba.
"Mm, Leah..."
La punta de su nariz le rozaba el cuello y sus duros dientes la mordían.
Incluso el dolor se convirtió en placer. Leah gimió. Ishakan susurró a Leah,
que gimió sumida en sus instintos.
"Me aseguraré de que nada te haga sufrir, Leah..."
Ishakan soltó un gemido bajo y feroz. Sus grandes manos sujetaron las
caderas de Leah, presionando su cuerpo hacia abajo. Los músculos de sus
muslos se tensaron.
Sus duros dientes mordieron la nuca de Leah. En el momento en que
brillaron intensamente sus ojos dorados, vertió un líquido caliente en su
interior. Los ojos de Leah se agrandaron bastante. Como él si estuviera
marcando su territorio, todo frente a ella estaba manchado de líquido
blanco.
"¡Ahg, argg...!"
Un gemido tan fuerte salió de su boca que incluso ella misma se sorprendió.
Todo el cuerpo de Leah temblaba en un cl!max eufórico. Ishakan abrazó a
dicha Leah. Su visión se oscureció rápidamente.
Leah perdió el conocimiento. Un último pensamiento pasó por su mente
antes de caer en la oscuridad total.
Ya no le tengo miedo a nada.
Matrimonio Depredador - Capítulo
153

Capítulo 153. Atada (7)


Ishakan le echó lentamente hacía atrás el cabello empapado de sudor. Leah
estaba dormida. Ella volvió a desmayarse después de tener relaciones
s3xuales.
Después de contemplar el rostro blanco empapado de lágrimas, Ishakan le
quitó las esposas que llevaba en las muñecas. Las cadenas traquetearon.
Había traído consigo estas esposas en caso de que ella entrara en pánico. No
podía estar siempre cerca de ella, así que pretendía atarla para que no se
hiciera daño si entraba en pánico. Sin embargo, nunca pensó que las usaría
de esta manera.
Después de quitarle los grilletes, besó las marcas rojas de sus muñecas y
luego de sus tobillos. Le lamió los huesos de los tobillos que sobresalían, le
mordió ligeramente las rodillas y frotó su cara en el interior de sus muslos.
Obviamente, el lugar oculto entre las piernas quedó a la vista.
Su rosada zona íntima, sin vello púb!co, estaba tan húmeda como la crema.
El s3men que se había salido de su interior, Ishakan lo empujó de regreso.
La sensación húmeda en sus dedos hizo que volviera a sentir un impulso en
su parte baja. Ishakan suspiró suavemente.
"Haa..."
Luego sonrió para sus adentros. Sólo con mirarla, su virilidad se levantó.
Aunque lo acusaran de ser una bestia, no podía decir nada al respecto.
Comenzó a frotar con sus manos su venosa virilidad. Pronto, el movimiento
se volvió más rápido, produciendo un sonido rítmico. Ishakan se lamió los
labios secos. Luego, entrecerrando los ojos ligeramente, observó el cuerpo
blanco que tenía delante.
El cuerpo de Leah estaba lleno de marcas rojas. Mirándola, se sintió muy
satisfecho, como una bestia que había marcado su territorio.
Extendió su mano, agarrando su sen0. El suave p3zón sobresalía entre sus
dedos. No pudo evitar bajar la cabeza. Lo mordió y lo lamió tanto que el
p3zón rosa oscuro volvió a hincharse.
Aunque Ishakan se estaba comportando de forma un poco brusca, Leah no
se movió ni un músculo. Probablemente estaba exhausta, sólo frunció
ligeramente el ceño y dejó escapar un pequeño gemido. Sus pestañas
plateadas temblaron.
"Mmm..."
Escuchar ese sonido lo estimuló instantáneamente. Ishakan puso una
expresión salvaje, sentía que iba a venirse. Mientras apretaba su sen0, dejó
escapar un gemido reprimido. "Mm, ahh..."
Sus músculos se tensaron. Roció en el vientre de Leah un líquido blanco. Su
pecho se expandía y se contraía con cada respiración. Su virilidad sólo se
calmó después de expulsar semen un par de veces más.
Ishakan acercó su cara a sus sen0s y los besó por todas partes. Oliendo su
aroma, sintió que su virilidad se estaba levantando de nuevo, pero esta vez
realmente intentaría contenerse. Pero no fue fácil. Sólo después de morder
su delgado cuello, pudo levantarse.
Poco después, Ishakan que traía una tela de algodón para limpiar el vientre
de Leah, se detuvo repentinamente. Observó a Leah, que estaba
profundamente dormida.
Hoy la había alimentado de manera uniforme arriba y abajo, así que
pensaba que no necesitaba alimentarla más. Además, no era una buena idea
molestar a una persona que estaba durmiendo…
Pensando que si alguien pudiera saber sus intenciones, lo habría acusado
severamente de no tener conciencia, Ishakan comenzó a limpiar el cuerpo
de Leah. Después de limpiarla por todas partes, se sentó apoyándose en la
cabecera de la cama. Entonces tiró de Leah para que ella pudiera apoyar la
cabeza de mi muslo.
Cubrió el cuerpo de Leah con una manta. Luego, tanteó sobre la mesa de
noche hasta agarrar una pipa de tabaco. Cuando estaba en Estia fumaba
tabaco sin la pipa, pero ahora estaba de vuelta en Kurkan, no tenía que
hacerlo.
Tomó una bocanada de la delgada y larga pipa a la boca. El característico
aroma refrescante se extendió por la habitación. Su excitación fue
disminuyendo gradualmente. Los ojos dorados que brillaban perdieron
lentamente su intensidad.
Ishakan miró a Leah con los ojos caídos y comenzó a acariciar su cabello. A
pesar de ello, los párpados de ella solo temblaron. Debía estar muy cansada.
Sin embargo, un tenue tono rosado cubría sus pálidas mejillas. También, el
aspecto sombrío de su rostro se había disipado considerablemente. Mientras
Ishakan pasaba su mano por su cabello, recordó lo que le dijo Morga.
—Es recomendable tenga r3laciones s3xuales con frecuencia.
Tan pronto como regresaron, Morga convocó a todos los hechiceros de
Kurkan. Planeaba trabajar con ellos para descifrar los hechizos y estudiar
métodos para deshacerlos. Por lo tanto, mientras hallaban el tratamiento
apropiado, le dieron una prescripción provisional de tener 'r3laciones
s3xuales frecuentes'.
La sangre de Ishakan había mostrado una eficacia mucho mejor de lo
esperado. Basándose en esto, Morga esperaba que los fluidos corporales de
Ishakan pudieran tener algún efecto sobre Leah, puesto que tenía inmunidad
a los hechizos.
De hecho en el pasado, después de tener r3laciones s3xuales con Ishakan,
Leah siempre estaba notablemente más estable.
—Pero es sólo una hipótesis. Por favor, no te excedas.
Obviamente había añadido esas palabras por el bien de Leah. Por esa razón,
Ishakan trató de contenerse, pero ella terminó desmayándose de todos
modos.
Ishakan exhaló el humo lentamente y acarició su delgado hombro. Parecía
que su cuerpo había perdido más peso, seguramente por la severidad con la
que la Reina la había tratado para prepararla para cuando se fuera hacia los
territorios de Byun Gyeongbaek.
Ella necesitaba ganar un poco de peso.
Matrimonio Depredador - Capítulo
154

Capítulo 154. Conquista (1)


Aunque ella no estaba en Estia, su corazón seguía atrapado en el hermoso
palacio real de ese país. La Reina la había estado dañando durante mucho
tiempo, por lo que no se recuperaría fácilmente. Ishakan frunció el ceño
mientras la mirada. Recordó la forma en que le suplicaba ayuda.
—Ayúdame con esto, Ishakan.
En ese momento, ella tenía una ansiedad que él no podía comprender.
Después de haber sufrido pesadillas y alucinaciones, Ishakan la ató como
ella quería, haciéndole saber que estaba en un lugar seguro. Quiso hacerla
entender que estaba en su dominio, no en el de la Reina. Sin embargo, le
parecía que eso no bastaba.
Después de todo, era un problema que no podía resolverse a menos que se
erradicara la causa principal. Ishakan se rió de repente. Luego acarició
suavemente la frente de Leah con sus dedos.
Imaginando una corona en su cabello plateado, volvió a llevarse la pipa de
tabaco a la boca.
***
Los Kurkan que regresaron al palacio real estaban muy ocupados. Como
había pasado mucho tiempo desde que se fueron, tenían muchas cosas
pendientes. Sin embargo, siempre los molestaban constantemente.
La causa era la novia del Rey, que había sido robada a Estia. Como no
podían saciar su curiosidad con Ishakan, le insistían a los Kurkan que había
estado en Estia con él. Genin y Haban, que también estaban siendo
acosados, apenas lograron escapar.
"De verdad me voy a morir."
Haban murmuró y empujó la puerta. La enorme puerta que iba desde el
suelo hasta el techo, sólo podía abrirse si varias personas adultas se
abalanzaban contra ella, pero para un Kurkan no suponía ningún problema.
Al entrar en la sala de conferencia, ambos se inclinaron cortésmente y se
saludaron. La sala de conferencia con coloridas baldosas arabescas, tenía
una larga mesa de madera de ébano decorada con oro.
Había alrededor de una docena de Kurkan sentados en la mesa. En este
lugar donde se reunieron los jefes de las tribus, Haban y Genin asistieron
como los guardianes del Rey.
Morga, el jefe de la tribu de la serpiente, también estaba sentado en la mesa.
Tenía una cara de agotado. Fue porque había venido a la reunión
inmediatamente después de levantarse, estuvo durmiendo desde que
regresaron al Palacio.
"¿A dónde está el Rey?"
Preguntó el jefe de una tribu, y Genin respondió inmediatamente.
"Ishakan está reproduciéndose..."
A su lado, Haban le dio un codazo y le susurró.
"Ahora Leah está aquí, así que no usemos esa palabra."
Genin dijo, "Ah". Luego corrigió, "Apareándose..."
Haban volvió a darle un codazo. Genin dudó y luego habló algo insegura.
"¿R3laciones s3xuales......?"
Cuando finalmente Haban asintió, Genin continuó hablando con
determinación.
"Se está esforzando en las r3laciones s3xuales."
Morga, que estaba observando a los dos idiotas, solo sonrió. Genin añadió,
frunciendo el ceño.
"Estoy... preocupada."
Haban también comentó con una expresión seria.
"Sí. Creo que será demasiado para Leah."
Aunque los Kurkan pudieran tener r3laciones s3xuales durante varios días,
Leah era un ser completamente diferente. Pensando en la delgada y débil
Leah, Morga murmuró con sus ojos temblorosos.
"Creo que tengo un poco de culpa..."
En ese momento, la puerta se abrió. Todos los presentes se levantaron de
sus asientos para expresar su respeto. El hombre que entró se sentó con
naturalidad en el asiento de la cabecera de la mesa. Genin y Haban se
situaron detrás de él.
Solo después de que Ishakan se sentara, los demás volvieron a sentarse.
Ishakan miró a cada uno de los Kurkan reunidos en la sala de conferencias.
"Nos hemos reunido nuevamente después de tanto tiempo."
Extendió la mano hacia un lado. Haban le entregó la pipa que había
preparado de antemano. Ishakan aceptó la pipa y comenzó a hablar del
punto principal.
"Dentro de un mes, comenzaremos la conquista de Estia."
Ishakan sonrió ante la mirada de sorpresa de los Kurkan.
"Acaso no sería bueno dárselo a mi novia como regalo de bodas."
Matrimonio Depredador - Capítulo
155

Capítulo 155. Conquista (2)


La conquista de Estia había sido planeada desde hace tiempo. De hecho, la
razón por la que visitaron Estia en esta ocasión con la excusa de las
negociaciones de 'paz', fue también para preparar la conquista.
Sin embargo, no se había determinado una fecha exacta hasta ahora. Un
ambiente tenso se cernió en la sala de conferencia. Morga comentó
apresuradamente.
"Pero los hechizos..."
"Mantendremos a la Reina viva."
"¡......!"
Fue un comentario totalmente inesperado. Morga miraba fijamente a
Ishakan.
"Descubre todos los hechizos que tiene Leah antes de ello. Y me gustaría
que..."
Ishakan explicó su idea. Los ojos de Morga se agrandaron lentamente
mientras lo escuchaba.
"¿Eso es posible?"
Normalmente sería imposible. Pero podría ser posible con Ishakan. Valía la
pena intentarlo.
Morga apretó sus manos con fuerza. El camino de Ishakan nunca había sido
fácil. Desde que comenzó a servirle hasta ahora, siempre había recorrido el
camino imposible. Logró las cosas que otros decían que no podría hacer,
hasta que finalmente ascendió al trono.
Para Morga, Ishakan era como un faro. Por muy incierto que fuera el
camino, siempre confiaría en él y lo seguiría. Estaba seguro de que esta vez
sería igual. Morga asintió con firmeza y respondió.
"Lo haré."
El jefe de la tribu de los osos habló con entusiasmo.
"Los guerreros están listos, podrán partir a la guerra dentro de un mes."
Ishakan sacudió las cenizas de la pipa y entrecerró ligeramente los ojos.
"No quiero una guerra masiva y total."
El jefe de la tribu, que estaba a punto de preguntar la razón, cerró su boca.
Fue porque recordó tardíamente que la novia del Rey era la Princesa de
Estia.
La Princesa se esforzó sola para proteger a Estia, que estaba
desmoronándose. Ella amaba ese país, así que él trataría de obtenerlo
minimizando los daños.
"¿Qué les parece si nos encargamos primero del palacio real y luego del
país?"
El jefe de la tribu de los zorros explicó el esquema general. Reunirían en
secreto tropas cerca de la capital y tomarían el palacio real en un solo día.
Recientemente, el orden público de la capital real de Estia había mermado
debido a que todos los Tomari del continente estaban reuniéndose. Por ello,
la vigilancia se había relajado e infiltrarse sería fácil.
Aunque la intervención de Byun Gyeongbaek sería molesta, sólo debían
tomar la capital mientras desviaban la atención de su ejército hacia otro
lado.
"Sin embargo, una guerra total contra Byun Gyeongbaek será inevitable."
Ishakan dijo con una amplia sonrisa.
"Ella lo tolerará si es sólo es contra Byun Gyeongbaek."
Una vez comprendido el esquema general, elaboraron el plan detallado.
Cada uno de los jefes de tribu daba su opinión libremente, y cuando en
ocasiones discutían porque no estaban de acuerdo entre sí, Ishakan tomaba
la iniciativa.
Una variedad de temas se discutieron en la reunión, no sólo Estia. Como
había estado ausente durante mucho tiempo, habían muchas cosas que
discutir.
Después de largas discusiones, decidió tomarse un descanso. Ishakan, que
había dejado su pipa, miró al jefe de la tribu de los osos y dijo.
"He escuchando que los dátiles de su territorio son especialmente dulces y
deliciosos."
"...¿Sí?"
"Trae algunos."
"......."
El jefe de la tribu se quedó paralizado en su sitio, sin decir nada. Ishakan
nunca había hecho una petición como esta. El jefe de la tribu, que se había
quedado paralizado por el desconcierto, habló tardíamente.
"Pu, puedo, traerte todo lo que quieras..."
Estaba tan conmocionado que tartamudeó. A diferencia del jefe de la tribu,
Ishakan estaba tranquilo.
"Selecciona los más preciados."
Añadió espontáneamente.
"No me lo voy a comer yo."
'Se los dará a la novia...' El jefe de la tribu, que se dio cuenta rápidamente
de lo que quería decir, respondió rápidamente con determinación.
"¡Elegiré los más preciados!"
Los ojos de Ishakan se curvaron.
"Si tienes algo delicioso además de eso, tráelo. Mi novia tiene poco apetito,
así que intentaré alimentarla más."
Mientras mencionaba a su novia, tenía unos ojos sonrientes. Por primera
vez, los jefes de las tribus vieron a Ishakan de esta manera.
Aunque mostraba una actitud indulgente con sus subordinados, sólo era una
apariencia superficial. Detrás de su apariencia aparentemente relajada,
siempre se escondía su naturaleza tan afilada como una espada.
Pero ahora Ishakan parecía tan dulce como un caramelo, como una espada
en su vaina. Viéndolo, los jefes de las tribus intercambiaron miradas
rápidamente y tuvieron el mismo pensamiento.
Si no existe nada delicioso, hay que crearlo.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
156

Capítulo 156. Muerte Inesperada (1)


La Princesa de Estia fue raptada por el Rey bárbaro.
La desgracia de una persona importante era el tipo de chisme que más
disfrutaba la gente. Todo el mundo hablaba de la Princesa raptada, de los
bárbaros y de Byun Gyeongbaek cuya novia había sido raptada.
Se imaginaban cómo los vulgares bárbaros habrían humillado a la Princesa,
reconocida por su belleza. En medio de todos los rumores vergonzosos que
circulaban, el caos en el palacio real de Estia empeoraba con cada día que
pasaba.
"Si las cosas siguen de esta manera, el país realmente quedará arruinado."
Dijo el Conde Valtein, suspirando. El Ministro de Finanzas Laurent, que
estaba sentado enfrente, también suspiró. La Condesa Melissa bebió su
sorbo de té en silencio.
Las tres personas más cercanas a la Princesa, se habían reunido en el
Palacio de la Princesa para tomar el té, después de perder a su maestra.
Aunque hacía mucho tiempo que no se reunían, había un ambiente muy
sombrío. Fue porque todo era un caos.
El día en que raptaron a la Princesa, el Príncipe Heredero Blain comenzó
inmediatamente una persecución con los caballeros reales. Sin embargo,
debido a su frenesí, regresó perdiendo una cantidad considerable de
caballeros reales. Fueron atacados durante la noche.
Byun Gyeongbaek, que había perdido a su novia, lógicamente estaba
enfurecido. Arremetió en contra de la familia real y dijo que no dejaría en
paz a los bárbaros.
La familia real tuvo que devolver el dote que él había dado por la Princesa.
Fue un alivio que no pidiera ningún dinero de compensación. Además, hubo
una cosa sorprendente.
Si recuperaban a la Princesa de los bárbaros, se llevaría a cabo la boda
como estaba previsto. Resultaba sorprendente, teniendo en cuenta que
probablemente su prometida había perdido su virg!nidad a estas alturas.
La gente elogió a Byun Gyeongbaek por su generosidad, pero desde la
perspectiva de las personas que lo rodeaban, sólo lo hacía por sí mismo.
La Condesa Melissa dejó su taza de té y habló con determinación.
"Sinceramente, me gustaría que la Princesa pudiera seguir viviendo allí."
"¡Señora...!"
El Conde Valtein se quedó mirándola sorprendido, pero ella no dejó de
hablar.
"A pesar de la rudeza de los Kurkans, han sido buenos con la Princesa.
Además, si la Princesa regresara a Estia..."
La Condesa Melissa murmuró con tristeza.
"Sólo llevará una carga mayor que la que tenías antes."
"......"
Ni el Conde Valtein, ni el Ministro de Finanzas Laurent, pudieron refutar
sus palabras. Los tres se mantuvieron en silencio desolador.
Las operaciones concernientes a la familia real apenas funcionaban,
parecían que podían detenerse en cualquier momento. También, Byun
Gyeongbaek estaba causando problemas junto con otros nobles,
presionando a la familia real día tras día.
De hecho, la familia real estaba destinada a colapsar. Sin los esfuerzos de la
Princesa, quien había sido raptada, sólo era cuestión de tiempo. El Ministro
de Finanzas Laurent, que negaba con la cabeza, habló de repente.
"Pero no sé en qué está pensando la Reina."
Conocían su astucia. La Reina, que tenía un amor obsesivo hacia su hijo,
sólo deseaba que llegara el día en que el Príncipe Heredero ascendiera al
trono.
Era extraño que la Reina viera cómo se desmoronaba el país sin hacer nada.
Incluso el Príncipe Heredero, conocido por su mal temperamento, se había
quedado quieto después de la fallida persecución de la Princesa. No habían
hecho nada, como si estuvieran tramando algo.
"En realidad, creo que la Reina se ha comportado de forma sospechosa
últimamente. ¿Lo saben? Las flores del Jardín del Palacio de la Reina se
han marchitado..."
La Condesa Melissa frunció suavemente el ceño ante las palabras del
Ministro de Finanzas Laurent. Sentada con la espalda erguida, bajó la
mirada por un momento antes de hablar.
"Ahora que lo pienso, últimamente hay muchos empleados que nunca había
visto en el palacio real. He escuchado que la Reina los ha elegido… Se
desconoce de dónde los ha sacado, pero no muestran ni un poco de
educación en su comportamiento."
Debido a que habían alterado el orden jerárquico del palacio real,
últimamente los empleados y damas de compañías habían estado
conversando de ello.
Mientras escuchaba atentamente, el Conde Valtein golpeaba ansiosamente
con el dedo la mesa. De repente, habló como si no pudiera soportarlo más.
"Esto es todavía es un rumor sin fundamento."
Entonces miró a su alrededor y luego dijo.
"Se dice que la Reina está dejando entrar a los Gitanos en el palacio..."
En ese momento, los ojos de la Condesa Melissa y del Ministro de Finanzas
Laurent, se agrandaron poco a poco. De repente, escucharon un ruido desde
el exterior. La puerta se abrió abruptamente, sin que tocaran primero. La
dama de compañía, que tenía la cara roja, gritó sin aliento.
"¡Su Alteza...!"
Las tres personas que habían estado sentadas se levantaron al mismo tiempo
de sus asientos. Sus ojos se agrandaron ampliamente y tuvieron un mal
presentimiento. Como si compartieran los mismos sentidos, los tres
sintieron lo mismo al mismo tiempo. Su mal presentimiento estaba en lo
cierto. La dama de compañía dijo con voz temblorosa.
"Su Alteza... ha fallecido."
El Rey había muerto de forma inesperada y repentina.
Matrimonio Depredador - Capítulo
157

Capítulo 157. Muerte Inesperada (2)


La madre de Cerdina era hermosa. Ella estaba muy consciente de su belleza
y sabía cómo utilizarla. Así logró obtener el título de la Condesa
Weddleton. El Conde Weddleton cegado por el amor, había encubierto el
bajo estatus de su esposa.
En el pasado, cuando la joven Cerdina salió con su madre al centro de la
ciudad, de repente ésta se desvió del camino e ingresaron a un callejón. Se
toparon con un grupo de hombres y mujeres, que estaban cantando mientras
tocaban las cuerdas de sus pequeñas guitarras.
Cuando vieron a Cerdina y a su madre, se acercaron entusiasmados.
Hablaron con su madre en un idioma que ella no entendía, luego le dieron a
Cerdina un montón de joyas y juguetes burdos.
Con sus brazos llenos de regalos, una mujer con una sonrisa encantadora le
entregó a Cerdina un orbe de cristal.
—Puede que necesites esto.
De regreso, Cerdina preguntó mientras manipulaba el orbe de cristal.
—Madre, ¿Son Gitanos?
Entonces la hermosa frente de su madre se arrugó. Respondió con una voz
suave pero firme.
—No somos Gitanos, tampoco Tomari. Somos Rom.
Cerdina se comió el corazón de su madre y obtuvo más poder que nadie.
Pero este nivel de poder no bastaba para tener el mundo. El Rey de Estia
quedó atrapado en su ambición. Y en cuanto vio la oportunidad, Cerdina
ideó un hechizo que pondría el continente patas arriba.
Hizo algo que nadie se atrevería a hacer. Un hechizo que convertiría la
sangre más humilde en la más noble.
"Ahh, ahhh..."
Cuando ella alcanzó el cl!max, se estremeció y gritó. Cerdina, con el rostro
enrojecido, tomó el cordón de seda que estaba a su lado. Dijo, acariciando
la mejilla del Rey con cariño.
"Descanso, esposo."
El fino cordón rodeó el cuello del Rey. Su rostro se puso azul, el Rey no
podía respirar. Justo antes de perder el aliento, el Rey tembló.
"Oh..."
Cerdina se sobresaltó al sentir el semen fluyendo en su interior y se echó a
reír mientras apretaba el estrangulamiento.
Sus párpados se cerraron cubriendo sus ojos desenfocados, y su cuerpo que
se estremecía, quedó inerte. Cerdina acercó su oído al pecho del Rey. Sólo
después de confirmar que había dejado de respirar completamente, soltó el
cordón.
"Ahh..."
Lentamente, Cerdina se levantó sacando su virilidad y se puso la bata que
había colocado a un lado. La suave seda cubrió su piel blanca. Ató la cinta
de la bata y abrió la boca lentamente.
"Blain."
Ante el afectuoso llamado, el hombre sentado detrás de la cortina se acercó
lentamente. Tenía un cabello rubio que le quedaba muy bien.
Cerdina acarició su cabello rubio y le entregó algo que estaba en la mesa de
noche. Era una daga manchada de sangre seca. Mientras le entregaba la
reliquia de su madre, consoló a Blain.
"Lo mismo que sucedió con mi madre."
"......"
Pero Blain no respondió. Cerdina, que había estado contemplando su rostro
inexpresivo, entrecerró suavemente los ojos.
"Esto es para..."
"Cállate."
Blain le quitó la daga. Fue grosero, pero Cerdina estaba abrumada por la
alegría. Blain se acercó al cuerpo del Rey. Le atravesó el pecho con la daga.
La sangre roja comenzó a manchar la cama y pronto se escucharon sonidos
de carne siendo masticada.
Cerdina observaba la escena con regocijo. Finalmente se acercaba el
momento final que tanto había esperado.
"Mi querido hijo..." Susurró, embriaga de alegría. "Tendrás la coronación
más maravillosa del mundo, Blain."
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
158

Capítulo 158. Cinco Besos


Ella durmió profundamente, no tuvo ninguna pesadilla. Leah se despertó
sintiéndose renovada, pero cuando abrió los ojos, se sobresaltó un poco.
Aunque en parte se debía al entorno poco familiar, también se debía a las
extremidades que envolvían su cuerpo. El hombre que abrazaba a Leah por
detrás estaba dormido.
"......"
Leah abrió los labios, pero pronto los cerró en silencio. Sólo parpadeó sin
saber que hacer hasta que decidió mover sus extremidades con cuidado.
Mientras la abrazaba cálidamente, la suave respiración a sus espaldas le
hacía cosquillas en el oído. A pesar de que solo llevaba un fino camisón y
no estaba bien cubierta por la manta, no sentía nada de frío.
Leah se mordió el labio inferior suavemente y comenzó a moverse con
cautela. Puso la mano en el brazo del hombre que le rodeaba la cintura. Las
manos parecían extremadamente blancas en contraste con la piel bronceada.
Justo cuando estaba a punto de apartarlo suavemente.
"¡......!"
Las manos que habían estado sujetando su cintura y su vientre subieron,
agarrando sus sen0s. Mientras Leah emitía un breve sonido de asombro, le
frotó los sen0s y le besó la parte trasera del cuello. Escuchó una voz grave.
"¿Ya te has despertado?"
Cuando se dio la vuelta, vio a Ishakan mirándola con los ojos entrecerrados.
Sus ojos contenían una pizca de travesura.
"¿Cuánto... tiempo he estado durmiendo?"
"Un poco más de un día."
Afortunadamente, esta vez no había dormido durante varios días. Leah
asintió lentamente. Los ojos dorados seguían mirando fijamente a Leah, que
aún estaba un poco adormecida.
Ishakan se lamió lentamente los labios con la lengua. Su mirada se dirigió
hacia sus sen0s, que había frotado hace un momento. Leah miró los
p3zones que sobresalían debido al fino camisón y se cubrió lo sen0s con las
manos.
Ishakan frunció el ceño descontento y se levantó. Siguiendo su ejemplo,
Leah se sentó en la cama.
Extendió el brazo, agarró la jarra y bebió un poco de agua. Luego, se la
ofreció a Leah.
Leah se llevó la jarra a la boca imitando. Estaba haciendo algo inconcebible
y contrario a la etiqueta de Estia. Pero no importaba porque estaba en
Kurkan.
Un chorro de agua entró en su boca. El agua pasando por su garganta seca
se sintió muy refrescante. Después de que ella se bebiera el agua, Ishakan la
besó y la abrazó inmediatamente. Ishakan mordió el labio de Leah y
susurró..
"A partir de hoy, tenemos que besarnos cinco veces al día."
"¿Cinco veces...?"
"Es obligatorio, Leah."
Ishakan dijo suavemente. Leah, que estaba un poco aturdida porque seguía
un poco adormecida, asintió inconscientemente.
"Parece que mis fluidos corporales ayudan con tus hechizos."
"¿......?"
"Pero no puedes hacerlo todos los días, ¿Verdad? Por eso tenemos que
besarnos."
Dijo Ishakan, pasando suavemente sus dedos por los labios de Leah.
"Por supuesto, si te parece bien, puedo hacerlo todos los días para
ayudarte."
No estaría bien. Todavía estaba adolorida. Si tenían r3laciones s3xuales
todas las noches, podría morir de verdad. Miró con una sonrisa a Leah, que
puso una expresión de desacuerdo. En ese momento, alguien tocó la puerta
cortésmente.
"Maestro Ishakan. Es urgente."
La voz que provenía del exterior hizo que Ishakan frunciera el ceño.
Chasqueó la lengua antes de levantarse de la cama.
"No podré desayunar contigo. Te enviaré comida con Genin, debes de
comer. Si quieres podemos almorzar juntos más tarde."
Ishakan se puso una túnica, luego besó la frente, la nariz y los labios de
Leah, mientras ella seguía sentada en la cama.
"Quisiera quedarme contigo."
Los ojos de Leah se agrandaron. Ishakan sonrió.
"Pero no se puede evitar."
Dijo, sujetando las mejillas de Leah con ambas manos.
"Estoy ocupado preparando un regalo que quiero darte."
Matrimonio Depredador - Capítulo
159

Capítulo 159. Matrimonio Kurkan (1)


"¿Cuál regalo?" Ya le había dado mucho. Se preguntaba qué regalo
descabellado estaba preparando de nuevo.
Pero Ishakan no reveló nada más y desapareció rápidamente. Parecía que
había intuido que Leah diría que no lo quería, y se marchó antes de que eso
ocurriera. Leah, que estaba sentada, se acostó de nuevo en la suave cama.
Ya no necesitaba preocuparse por los asuntos estatales, tampoco angustiarse
con los documentos pendientes, ni siquiera temer por encontrarse con Blain
y Cerdina. Estaba en un momento de ocio. Después de disfrutar de un
tiempo de relajación, volvió a escuchar que alguien tocaba la puerta.
"Leah, soy Genin."
Rápidamente Leah se puso una túnica sobre el camisón y dijo.
"Entra."
Entonces Genin apareció, sosteniendo una bandeja con ambas manos.
Genin inclinó la cabeza para agradecerle al Kurkan que le había abierto la
puerta. Pero cuando el Kurkan intentó asomar la cabeza para mirar dentro
de la habitación, ella inmediatamente le dio una patada en la espinilla.
"¡Argh!"
Se escuchó el ruido de alguien cayendo sobre su trasero. Genin cerró la
puerta con el pie fríamente. Genin se acercó con una bandeja llena de torres
de comida.
"Buenos días, Leah. He traído comida deliciosa."
Leah saludó alegremente a Genin. "Hola Genin. Muchas gracias."
Genin colocó cuidadosamente la bandeja en la mesa de noche que estaba a
un lado de la cama. "Puedes hablarme con confianza. Leah." Dijo Genin
con seguridad. "A partir de ahora, siéntete libre con cualquier persona que
conozcas. En el desierto no hay nadie más honorable que usted, Leah."
"Pero..."
Como ella estaba dudando, Genin insistió con firmeza.
"Está relacionado con la reputación de Ishakan."
Parecía que ella tenía razón. Genin se quedó mirándola fijamente, como si
estuviera esperando una respuesta. Vacilante, Leah abrió la boca.
"Lo entiendo, Genin."
Una mirada de satisfacción apareció en el rostro de Genin. Sólo entonces,
puso la bandeja llena de platos de comida frente a Leah, que se había
sentado en la cama. Luego colocó un tenedor y un cuchillo en la bandeja de
forma ordenada. No se olvidó de decirle que estos cubiertos habían sido
hechos a medida para ella.
Tal vez debido al tormento Ishakan, tenía mucho apetito. Hoy tenía la mente
más clara que nunca, y me sentía renovada. No había tenido ningún mal
pensamiento. Por primera vez en mucho tiempo, Leah comería con
entusiasmo.
Los hombros de Leah se estremecieron cuando probó la mermelada hecha
con dátiles de palmera. Tenía un sabor muy dulce. Dejó la mermelada hecha
de dátiles de palmera, y comió un poco del garbanzo sazonado.
Mientras Leah comía diligentemente, Genin no dejaba de mover las manos.
Parecía que apenas contenía sus ganas de entrometerse, pidiéndole que
probara esto y aquello.
Apenas pudo reprimir ese impulso y cambió el enfoque para entablar otro
tipo de conversación mientras Leah desayunaba, diciendo algunas cosas
eventualmente.
La conversación, que comenzó de forma superficial hablando sobre el
tiempo, se tornó un poco más seria al derivar en temas de la vida cotidiana.
Porque últimamente la vida cotidiana de Leah no se podía considerar
normal. De alguna manera, surgió el tema de los matrimonios por captura.
"El matrimonio por captura es el último recurso."
Era el último recurso que se utilizaba cuando existían dificultades para
casarse debido a otros problemas, incluso si los sentimientos de ambos
individuos coincidían.
Por otra parte, resultaba difícil que alguien del continente y alguien de
Kurkan se casaran. En el continente se despreciaba a los Kurkan, incluso
los llamaban bárbaros.
Cuando raptaban novias de otras partes del continente, a ellas se les daba
tiempo para que eligieran si regresan a su lugar de residencia original o se
casaban. Pero le dijo que hasta ahora ninguna de ellas había regresado.
"Yo también experimenté un matrimonio por captura."
Pudo percibir una pizca de vergüenza en la expresión de Genin, cuando se
habló de su esposo. Un leve rubor apareció en su rostro. También le dijo
tímidamente, que como hacía mucho tiempo que no estaba en su hogar, le
había comprado unas flores. Leah le preguntó sonriendo.
"¿Le gustan las flores a tu esposo?"
"Sí, le gustan mucho. Tenía como pasatiempo la jardinería... pero ahora es
un poco difícil..." Una oscuridad se reflejó en el rostro de Genin, pero
desapareció rápidamente y dijo. "Mi esposo tiene curiosidad por conocerte."
Genin le dijo que le había hablado a su esposo con orgullo de ella, por lo
que él tenía mucha curiosidad. Leah le dijo que no tenía nada de que
enorgullecerse, pero le respondió alegremente que sí. Leah también sentía
curiosidad por su esposo.
De alguna manera, la conversación se desvió hacia el matrimonio. Genin le
explicó a Leah sobre el matrimonio Kurkan.
"Se hace una ceremonia para que ambos se den la bienvenida como pareja.
Si piensas hacer la ceremonia, necesitas al menos un mes para prepararte."
Genin le dijo seriamente, que tenía que aumentar de peso y hacer ejercicio
para mejorar su resistencia.
"Porque... una boda Kurkan no termina en un día."
Iniciaba la ceremonia, pasaban cinco noches juntos, y el último día, se
llevaba a cabo una boda en la que juraban lealtad delante de los invitados.
Matrimonio Depredador - Capítulo
160

Capítulo 160. Matrimonio Kurkan (2)


Leah también se puso seria cuando escuchó que tendrían que pasar cinco
noches juntos. Frunciendo el ceño, Genin dijo.
"¿Recuerdas el otro día de luna llena? Será más difícil que entonces."
"¿Más difícil que entonces...?"
"Sí."
'Oh, Dios mío'. Leah se sorprendió tanto que dejó caer el tenedor que
sostenía. Genin, que le estaba explicando a Leah, añadió rápidamente algo
que no quería decir.
"Por supuesto, todo esto lo digo suponiendo que te conviertas en su
compañera..."
"Quiero serlo."
Genin tragó saliva sorprendida. Leah continuó hablando en voz baja.
"Quiero convertirme en su compañera. Quiero ser la Reina de los
Kurkans..."
Sus palabras se desvanecieron al final. Genin intervino rápidamente, como
si supiera lo que Leah estaba pensando.
"Todos estarán encantados." Los ojos de Genin brillaban. "Por favor, díselo
tú misma a Ishakan más tarde."
***
Después de desayunar, Leah se limitó a escuchar la agenda de hoy.
Debía almorzar con Ishakan. También, debía reunirse con Morga y otros
hechiceros de Kurkan después. Genin le dijo que no hiciera nada más aparte
de eso, que simplemente deambulara.
Pero Leah no tenía intención de hacer eso. Para establecerse en este lugar,
necesitaba aprender el idioma y la cultura. Así que le dijo a Genin que
quería aprender Kurkan. Genin le prometió que mañana vendría un profesor
que le enseñaría Kurkan.
Después hicieron una breve pausa, ella se fue a lavar y se cambió de ropa
con la ayuda del Genin. Aunque con torpeza, Genin pudo arreglar a Leah.
Leah acarició la falda de su vestido. A diferencia de Estia, que utiliza
principalmente telas de colores suaves, el vestido de estilo Kurkan utilizaba
muchas telas de vívidos colores primarios. Genin se disculpó mientras le
ponía una joya en el cabello.
"Lo siento. Se ha vuelto feroz la competencia para ocupar la posición de
damas de compañía que le sirven..." Pero eso llevaría tiempo, así que Genin
afirmó que la ayudaría aunque no fuera suficiente.
Cuando le dijo que sólo las damas de compañía más fuerte podían servirle,
Leah se rió levemente. Luego preguntó, arreglando disimuladamente los
accesorios que Genin le había puesto torcidamente.
"¿Hay algún lugar donde podamos recoger flores?"
Ahora que lo pensaba, él siempre le había propuesto matrimonio. Ella
nunca le había dado una respuesta adecuada a Ishakan, pero esta vez se lo
diría directamente, como le había sugerido Genin.
Para Leah siempre ha sido difícil expresar sus verdaderos sentimientos.
Pero como Ishakan se esforzaba mucho por ella, Leah quería cambiar.
Decidió salir de la habitación con Genin, para pasear y recoger unas flores.
"......"
De repente, Genin escondió ágilmente a Leah detrás de ella. Curiosa por su
comportamiento, Leah asomó levemente la cabeza y se estremeció.
Varios pares de ojos brillaban en la esquina del largo pasillo. Cuando
hicieron contacto visual con Leah, desaparecieron rápidamente.
Mientras se dirigían al jardín continuó haciendo contacto visual con algunos
Kurkan. Incluso hubo un Kurkan que estaba colgado en el techo y huyó
después de haber sido descubierto por Genin.
No entendía por qué todos seguían escabulléndose y mirando a escondidas.
Leah pensó que tal vez Ishakan había dicho algo más, mientras caminaba
lentamente con Genin.
Fue muy interesante poder observar el palacio real, puesto que el primer día
que llegó no pudo hacerlo bien. El clima fresco también influyó. Había
escuchado que el desierto del oeste era caluroso, pero el palacio real se
sentía fresco, probablemente porque estaba lleno de vegetación.
"Si ves una flor que te guste, siéntete libre de agarrarla."
Dijo Genin, mientras agarraba a los Kurkan que se escondían entre los
arbustos y los arrojaba lejos. Leah miró alrededor del jardín conteniendo la
risa.
Ella se preguntaba cómo podía haber vegetación en este lugar, si afuera era
un estéril desierto lleno de arena. Entre las desconocidas plantas exóticas, a
veces veía una flor que conocía.
Leah se detuvo frente a unas peonías de color rosa que no habían florecido
completamente. Después de mucha deliberación, finalmente sacó la peonía
que le parecía más bonita.
"Leah."
De repente, alguien la abrazó con fuerza desde atrás. Sobresalta, ella giró la
cabeza hacia atrás, sosteniendo la peonía en su mano.
Ishakan sonreía. Tenía la intención de irlo a visitar a la oficina, ella no
esperaba que saliera a buscarla. Genin había desaparecido sin darse cuenta.
"¿Te gustan las peonías? Tendré que decirles que planten más."
Los labios de Leah temblaban mientras manipulaba la peonía. Aunque
había decidido decírselo, ahora le daba vergüenza. Ishakan apoyó la barbilla
sobre la cabeza de Leah y dijo.
"Todavía faltan cuatro besos hoy..."
"Antes de eso, tengo algo que decirte, Ishakan."
Leah se dio la vuelta seriamente. Luego, le ofreció la peonía a Ishakan, que
parecía un poco sorprendido. Debido a sus manos temblorosas, la peonía se
agitaba. Leah le dijo con la cara enrojecida.
"Tómame como tu prometida."
Matrimonio Depredador - Capítulo
161

Capítulo 161. Isha (1)


Una brisa soplaba suavemente bajo la cálida luz del sol. Leah esperó una
respuesta en medio del fresco aroma que emanaban las peonías que estaban
plantadas.
Ishakan permanecía en silencio, con los ojos agrandados. Una sensación de
ansiedad se apoderó de ella. Su corazón comenzó a latir con fuerza al
pensar que podría rechazarla.
Ella no entendía como Ishakan le había repetido varias veces algo tan
preocupante. Estaba tan nerviosa que sentía que su corazón estaba a punto
de estallar. Leah apretó sus labios del nerviosismo.
"...Ahh."
De repente, Ishakan suspiró.
"Realmente... eres muy caprichosa..."
Pasó su mano por la cara de ella y luego le quitó la peonía. La peonía, que
temblaba en la mano de Leah, ahora estaba en la mano de Ishakan.
Luego, manteniendo su mirada fija, acercó lentamente sus labios a los de
ella. Leah contuvo la respiración inconscientemente y cerró los ojos.
Pronto sus labios se tocaron. Rozó suavemente sus labios, luego metió la
lengua lentamente. Después de deslizarse brevemente por el interior de su
boca, se retiró. Pero siguió besándola apasionadamente.
Leah abrazó su cuerpo, aceptándolo en silencio. Ishakan dejó escapar un
leve gemido. Sus besos se volvieron tan salvajes, que Leah se dobló hacia
atrás, como si se fuera a caer de espaldas. Jadeando, Leah apartó su boca.
"Oh, espera..."
Le preocupaba que alguien los viera. Pero Ishakan volvió a besarla después
de asegurarse de que Leah hubiera recobrado el aliento. Sus manos
recorrían a tientas todo su cuerpo. Parecía que los besos de hoy se
terminarían de inmediato.
Leah volvió a apartar su labios.
"¡Isha, Ishakan...!"
Finalmente, parecía que Ishakan había recuperado un poco la compostura.
Sin embargo, no la soltó y frotó su cara contra su cuello. Debido a que su
nariz rozaba su cuello, ella sintió un intenso cosquilleo. Leah murmuró.
"Deberíamos tener una boda. Invita a todo el mundo en el desierto y haz
que sea muy festivo..."
Lentamente levantó la cabeza. Sus ojos dorados estaban llenos de felicidad.
Leah no pudo evitar sonreír mientras lo miraba. Estaba contenta de poder
hacer feliz a Ishakan.
En el rostro de Ishakan apareció una pizca de desconcierto. Nunca había
visto a Leah con una sonrisa tan radiante.
¿Cuándo había pasado desde la última vez que ella sonrió de esta manera?
Ella ni siquiera lo recordaba. Tal vez nunca había sonreído ampliamente.
Asombrado, Ishakan tocó los labios sonrientes de Leah con la punta de los
dedos. Luego, la besó como si no pudiera resistirse y susurró.
"Mi prometida."
Ahora sería normal que la llamara de esa manera, pero seguía sintiendo
vergüenza. Leah reemplazó su respuesta con una suave mordida en el labio
inferior.
Entonces, Ishakan se abalanzó sobre ella y mordió suavemente los labios de
Leah. Sin embargo, pronto se detuvo, pensando que sus labios se hincharían
si continuaba. Ishakan cargó a Leah.
"Vamos a almorzar."
Sostenía a Leah con un solo brazo y agarraba la peonía con el otro.
"Para hacer la ceremonia debes comer como un Kurkan desde hoy."
Leah levantó la cabeza hacia el cielo. Por la posición del sol dedujo que aún
era un poco temprano para almorzar. Ella se preguntaba cómo alguien que
debería estar trabajando, había salido tan temprano. Ishakan entrecerró los
ojos y dijo con ironía.
"Ahh, ha sido un día duro de trabajo."
De todos modos, como se habían encontrado temprano, se ofreció a
mostrarle la oficina antes de almorzar. Leah decidió fingir que no podía
resistir la curiosidad.
El recorrido hacia la oficina fue mucho más tranquilo. Cuando estaban con
Genin, habían muchos Kurkan escondidos que estaban observando, pero
ahora ni siquiera los veía. Parecía que todos habían huido porque tenían
miedo de Ishakan.
Pensando que a partir de mañana debería saludar a los Kurkans, Leah
abrazó a Ishakan mientras se dirigía a la oficina en sus brazos.
La oficina tenía una estructura diferente a la de la habitación. A diferencia
de la habitación, que estaba dividida en secciones por finas cortinas, la
oficina estaba completamente abierta.
A diferencia del exterior, no había mucha decoración. Sin embargo, en un
lado de la oficina había una gran espada curva en exhibición. La vaina
estaba decorada con oro y piedras preciosas.
Un amplio escritorio estaba colocado frente a una serie de ventanas
arqueadas. Ishakan se sentó en una silla, colocando a Leah en su regazo.
Apartó bruscamente los papeles que estaban dispersados.
Leah puso la mano sobre el escritorio. Observó los documentos, todos
escritos en Kurkan. Ella agarró un papel en blanco y le preguntó.
"¿Cómo se escribe tu nombre?"
Ishakan escribió en el papel con una pluma. Leah miró con atención el
nombre que había escrito con una letra grande y le quitó la pluma. La pluma
era demasiado grande para la mano de Leah, probablemente porque la
usaba Ishakan.
Sosteniendo la pluma con su pequeña mano, escribió torpemente el nombre
de Ishakan. Viendo a Leah escribiendo, Ishakan dijo de repente.
"Originalmente, mi nombre era Isha."
Nunca había escuchado de ello. Leah dejó la pluma y lo miró.
"El Kan lo recibí después de convertirme en Rey."
Al Rey se le añadía una sílaba al final del nombre, como una especie de
honorífico. Leah pronunció su nombre original.
"Isha..."
Ishakan se rió.
"Ahora nadie puede llamarme de esa manera."
Matrimonio Depredador - Capítulo
162

Capítulo 162. Isha (2)


Nadie en el desierto se atrevería a llamarlo Isha. Leah volvió a llamarlo
'Isha' en su mente. Entonces lo imaginó durante su niñez. El hombre robusto
y sólido como un roble, debería haber sido sólo un pequeño retoño llamado
Isha…
"No pasa nada." Leah, que estaba perdida en su imaginación, giró la cabeza
hacia un lado. Ishakan, que estaba abrazado a Leah, la besó en la mejilla.
"No me llames de esa manera muy a menudo. Si me llamas Isha..."
Ishakan dejó de hablar. Pero su sonrisa traviesa hablaba por sí misma. Leah
no podía entender porque se exc!taba cuando ella lo llamaba Isha. Pensando
que los Kurkan eran diferentes a los humanos, simplemente ignoró este
asunto.
De todos modos, pensaba que sería un poco peligroso continuar esta
conversación. Leah cambió deliberadamente el tema de la conversación.
"¿Cuál es el trabajo urgente que tenías esta mañana?"
Ishakan guardó silencio por un momento. Luego dijo, apartando la mirada.
"Debes saber que he matado a mi predecesor para ascender al trono."
Agarró el papel en el que Leah había escrito su nombre y lo guardó en el
cajón del escritorio.
"Hay un grupo remanente que sigue al anterior Rey… Se dice que se han
unido a Byun Gyeongbaek de Oberde. Parece que Byun Gyeongbaek
intentará recuperar a la novia raptada."
Ishakan dijo seriamente.
"Ha llegado el momento de demostrarle quién es tu verdadero esposo."
Escuchando la palabra 'esposo' que salió de sus labios sin vacilar, ella se
sintió avergonzada. Leah asintió lentamente con las mejillas ligeramente
sonrojadas.
Ishakan acarició la mejilla de Leah con una sonrisa. Leah abrió un poco los
labios y luego los cerró rápidamente. Parecía que había algo más aparte del
asunto de Byun Gyeongbaek.
Creía que Ishakan estaba ocultando algo.
Ella quería preguntarle qué era, pero no tuvo el valor de hacerlo. No quería
arruinar estos momentos de felicidad en su vida. Aunque todo fuera un
sueño...
Leah cerró los ojos. El débil sonido de las cadenas resonó en sus oídos y
desapareció lentamente.
***
Byun Gyeongbaek reinaba en la frontera del oeste. Había estado mucho
tiempo acumulando tropas en la frontera para mantener a raya a los Kurkan;
ganando una gran riqueza, poder y fama.
Cuando alcanzó una posición en la que ni siquiera el Rey podía tratarlo con
imprudencia, Byun Gyeongbaek consideró que necesitaba una recompensa
razonable por su dedicación a Estia. Esa recompensa sería la persona que
había deseado desde hace mucho tiempo, la Princesa de Estia.
La belleza de la princesa no sólo se conocía en Estia, sino también en el
resto del continente. Tenía el elegante cabello plateado y las preciosas
pupilas púrpuras que simbolizaban a la familia real de Estia. Los nobles de
Estia presumían y alardeaban de la belleza de la Princesa a otros países.
Lógicamente, Byun Gyeongbaek se interesó por la Princesa.
Cuando finalmente consiguió convertirse en su prometido después de todos
sus esfuerzos, Byun Gyeongbaek pensaba que sólo faltaba la boda. Sin
embargo, su plan perfecto comenzó a torcerse cuando apareció aquel tipo.
El nuevo Rey de los bárbaros.
A diferencia del Rey anterior, con quien podía entenderse bien, el nuevo
Rey era muy feroz y salvaje. Desde que él ascendió al trono, comenzaron a
sufrir la derrota en todas las batallas que se libraban en la frontera. Además,
los traficantes de esclavos se quejaban de que se había vuelto más difícil
conseguir esclavos bárbaros. Esto fue muy molesto para Byun Gyeongbaek.
Pero eso no fue todo. De repente vino a Estia en busca de la paz, y comenzó
a codiciar a la Princesa. Byun Gyeongbaek no podía dejar que le quitara a la
Princesa, que era la recompensa que había estado esperado.
Sin embargo, los bárbaros al final hicieron una fechoría. Emboscaron la
procesión nupcial que dirigía hacia la frontera oeste y raptaron a la
Princesa.
La ira de Byun Gyeongbaek no podía expresarse con palabras. Mientras
estaba buscando una manera de recuperar a la Princesa, unos sospechosos
bárbaros lo visitaron. Se identificaron como súbditos leales del Rey
anterior, e hicieron una propuesta muy interesante.
"Le devolveremos la Princesa."
Sólo querían venganza. Su plan consistía en recuperar a la novia raptada,
vengarse del Rey actual y huir lejos. Aunque a cambio exigían una gran
fortuna, no representaba un problema para Byun Gyeongbaek.
"Está bien, cumpliré con lo que quieren. Así que, sin importar los medios..."
Byun Gyeongbaek ordenó con un brillo en los ojos.
"Traigan a la Princesa ante mí."
Matrimonio Depredador - Capítulo
163

Capítulo 163. No Fue En Vano


Ella decidió no prestarle atención por los momentos a lo que Ishakan estaba
escondiendo. En cambio, se concentró en el asunto de Byun Gyeongbaek.
Ella creía que Byun Gyeongbaek no se quedaría quieto. Ella había supuesto
que él reuniría sus tropas para atacar inmediatamente, pero había actuado
con más paciencia de la que ella esperaba. Teniendo en cuenta el
temperamento de Byun Gyeongbaek, su reacción había sido demasiado
moderada.
Además, incluso confabuló con los Kurkan seguidores del Rey anterior. Era
una acción extraña por parte de un hombre que normalmente despreciaba a
los Kurkan y los llamaba 'bárbaros'. De repente, una duda surgió en Leah.
¿Realmente Byun Gyeongbaek había defendido con éxito la frontera con
los Kurkan? Los ojos de la realeza nunca llegaron a la frontera del oeste.
Siempre habían creído lo que Byun Gyeongbaek les decía.
Leah intentó indagar sobre la situación en la frontera del oeste. Sin
embargo, la información que se podía obtener estando en el palacio real era
limitada. Como sus esfuerzos no fueron suficientes para profundizar en ello,
ella decidió centrar sus esfuerzos en otra parte
En retrospectiva, todo cambió drásticamente desde el momento en que
Ishakan mató al Rey anterior y tomó el trono de Kurkan. Tal vez había una
verdad oculta.
"He venido a buscarte, Leah."
Después del almuerzo con Ishakan, Leah tenía previsto reunirse con los
hechiceros de Kurkan. Ishakan y Genin no podían acompañarla por motivos
de trabajo, así que Haban vino en su lugar.
Durante el camino hablaron de muchas cosas. De repente, Haban le
mencionó una impactante noticia casualmente. "Recientemente todo el
mundo ha estado ocupado preparándose para la expedición." Leah tragó
saliva. No necesitaba preguntar a dónde se dirigían, sin duda sería hacia
Estia.
¿Cuándo le dijo que le daría un regalo se refería a Estia? Ishakan seguía
haciendo cosas más allá de lo que podía imaginar.
"Planeamos derramar la menor cantidad de sangre posible. También estarás
contenta con eso." Haban continuó hablando mientras miraba la cara de
Leah. "Todavía hay cosas que hacer… La fecha para la expedición se ha
fijado dentro de un mes, pero creo que será un poco más tarde."
Con cosas que hacer se refería a Byun Gyeongbaek. Lo más conveniente
sería aprovechar esta oportunidad para encargarse de Byun Gyeongbaek,
pero si centraban todas las tropas en eso, corrían el riesgo de que la familia
real de Estia escapara. Lo más adecuado sería presionar a un nivel
adecuado, y probablemente Ishakan actuaría de esa manera.
"......"
Haban se adelantó caminando mientras tarareaba, Leah apretó la falda de su
vestido con cuidado. Cuando mencionó a Estia, su corazón comenzó a latir
con fuerza.
Ella escuchó de nuevo el sonido de las cadenas en sus oídos. Era un sonido
pequeño y tenue, pero sin duda estaba presente. Leah reprimió el impulso
de taparse los oídos. Luego, se levantó ligeramente el vestido para
comprobar sus tobillos.
Sus esbeltos tobillos relucían bajo la luz del sol. Después de asegurarse de
que no había nada atado a ella, pensó en Ishakan.
Ella estaba en el desierto, en el territorio de Ishakan. Aunque sus tobillos
estuvieran atados con cadenas, habría sido Ishakan el responsable.
"Oh, por cierto, he escuchado que te vas a casar." Leah, que estaba
pensando en los ojos dorados, recobró los sentidos. Haban habló con
emoción. "Probablemente primero se llevará a cabo la boda, así que podrían
pasar dos meses antes de que hagamos la expedición." Al parecer la noticia
de la boda se había extendido rápidamente.
Su emoción hizo que ella pudiera calmar la ansiedad que sentía. Leah
desechó los pensamientos innecesarios y siguió en silencio a Haban.
Después de caminar un rato llegaron a un amplio salón. Haban le explicó
que originalmente este lugar se utilizaba como un salón de banquetes. Entre
hierbas medicinales, orbes de cristal, libros, braseros, y muchas otras cosas,
varios Kurkan mantenían un intenso debate.
"¡Leah!"
Morga, que fue el primero en darse cuenta de la presencia de Leah, se
acercó rápidamente a saludarla. Posteriormente, los otros hechiceros lo
siguieron y rodearon a Leah.
Un total de 13 hechiceros, incluyendo a Morga, se habían reunido para
Leah. Entre los Kurkan, eran los más poderosos.
Como estaban autorizados para observar a Leah, se quedaron mirándola sin
pestañear. Después de quedarse mirando durante mucho tiempo su cabello
plateado, la saludaron en voz baja.
"Es un honor conocerte, Leah..."
Leah sonrió y respondió agitando la mano.
"Puedes hablarme con tranquilidad."
Parecía que ella no se rompería, así que los hechiceros levantaron la voz
ligeramente y la saludaron de nuevo. Luego, Morga habló.
"Hoy trataremos de descubrir qué tipo de hechizos tienes. Encontraremos
una solución, puedes confiar en mí." Leah asintió ante sus palabras.
En ese momento, uno de los hechiceros llamó a Leah.
"¡Leah!" Miraba a Leah con mucha emoción. No sólo era simpatía, la
miraba como si estuviera viendo un Dios.
"Mi hija fue tomada como esclava... Gracias a usted, pudo volver al
desierto." Dijo con voz llorosa. "Agradezco esta oportunidad de
recompensarte. Te devolveré el favor."
Ella sintió una extraña sensación. Pensaba que todos los logros que
consiguió como Princesa habían sido en vano y habían desaparecido cuando
la entregaron a Byun Gyeongbaek.
Matrimonio Depredador - Capítulo
164

Capítulo 164. Pasado Irreversible


Pero ese no fue el caso. Todos sus esfuerzos seguían latentes aunque ella no
pudiera verlos. El camino que había recorrido no fue en vano.
Eso la hizo sentirse más satisfecha que cualquier otra cosa. Leah sonrió
suavemente. Los ojos de los Kurkan se agrandaron viéndola sonreír
sinceramente.
"Oh..." Todos expresaron su asombro mientras miraban fijamente a Leah.
En ese momento, Haban aplaudió y dijo, "¡Vamos, a trabajar!"
Los hechiceros, que recobraron los sentidos gracias a Haban, comenzaron
inmediatamente los últimos preparativos. Los trece hechiceros dibujaban
intrincados patrones en el suelo mientras discutían entre ellos. Esperando
que ellos terminaran, Leah mantuvo una breve conversación con Haban.
"¿Soy tan extraña? Genin me dijo que a veces traen compañeros de otras
partes del continente, como en su caso." Haban reflexionó un rato y luego
respondió. "Por supuesto, pero... no hay nadie tan blanco como tú. Además,
como tu cabello es plateado, hace que sea aún más sorprendente."
"Ya veo."
"También, eres una mujer muy bella." Leah casi asintió con naturalidad,
pero se detuvo. Haban sonrió como un niño travieso. "Y no es común tener
un compañero de otras partes del continente. El compañero de Genin no
sale a menudo, así que estoy seguro de que hay muchos Kurkan que
probablemente no conocen su apariencia."
Leah parpadeó. De repente recordó que Genin puso una breve expresión
sombría en su rostro mientras hablaba de su compañero. Le hizo una
pregunta con prudencia.
"...Por casualidad, ¿Te ha pasado algo?"
"Eso..."
"Si es algo complicado, no hace falta que me lo digas." Ella añadió
inmediatamente. Haban apretó sus mejillas con las manos y suspiró antes de
hablar. "De todos modos, pronto lo descubrirás, así que te lo diré."
***
Había puristas entre los Kurkan. Estos puristas insistían en que los Kurkan
no debían mezclarse con sangre del continente y que los Kurkan sólo
debían casarse entre ellos para preservar la pureza de su sangre.
Estaban orgullosos de su densa sangre bestia que correspondía a su
verdadera naturaleza, por eso condenaban los matrimonios con individuos
de otras partes del continente.
El anterior Rey también era purista. Debido a su gran poder procedente de
su sangre densa, desde su nacimiento se le consideró como el próximo Rey,
y tan pronto como se llevó a cabo su ceremonia de mayoría de edad,
ascendió al trono mediante una lucha por el orden jerárquico. Y desde el
momento en que obtuvo el trono, comenzó la tragedia.
Este Rey despreciaba a los Kurkan mestizos de sangre ligera y discriminaba
abiertamente a sus compañeros traídos de otras partes del continente.
Aunque al principio sólo habían actos de desprecio, a medida que su
reinado se consolidaba, las cosas se volvieron más severas.
Los puristas que apoyaban al anterior Rey andaban con arrogancia por el
desierto, y los Kurkan que tenían compañeros del continente, comenzaron a
preocuparse de que sus compañeros resultaran heridos.
Genin y Haban, que eran escoltas en ese momento, sintieron una fuerte
aversión por el cambio gradual en el comportamiento del Rey. Su disgusto
llegó a su punto máximo cuando se enteraron de que el Rey vendía jóvenes
Kurkan a Byun Gyeongbaek y a traficantes de esclavos.
Vendía jóvenes Kurkan mestizos por mucho dinero. Y no sólo lo hizo una o
dos veces, sino constantemente.
Genin y Haban protestaron ferozmente, pero las protestas de sólo dos
Kurkan no tuvieron ningún efecto. El anterior Rey se dedicó a la tiranía
apoyado por los puristas que lo seguían
El temor del Genin, que había traído un compañero del continente,
aumentaba cada día. Finalmente, Genin decidió abandonar el desierto donde
había vivido toda su vida. Cansado de un palacio real lleno de puristas,
Haban decidió unirse a Genin.
Sin embargo, los atraparon antes de que pudieran salir del desierto y
tuvieron que pagar un gran precio. Fue un día que quedó grabado en la
mente de Genin para siempre.
—¡Por favor... no, por favor...!
Ese día, Genin inclinó su cabeza ante el individuo que tanto odiaba.
Suplicó, golpeando su frente contra el suelo.
—Por favor, castígame a mí, por favor, Rey, ten piedad...
Pero la naturaleza cruel del anterior Rey no conocía el perdón. Así que le
mostró a Genin las consecuencias de su traición.
—No... no...
Genin se quedó mirando todo. De sus ojos enrojecidos brotaron lágrimas de
sangre al romperse los vasos sanguíneos.
Cada vez que se acordaba de aquel día, Genin se quedaba en blanco durante
un rato. Reflexionó sobre el pasado irreversible lamentándose.
"He llegado."
Dijo Genin en voz alta mientras abría la puerta. Un hombre en el jardín de
flores la saludó con voz alegre y se acercó conduciendo su silla de ruedas.
Genin, apartó la mirada avergonzada y le extendió un ramo de flores. Los
ojos del hombre se agrandaron.
"Las recogí de camino aquí."
"¡Genin...!" Era un ramo de flores de peonías de color rosa. El hombre tomó
el ramo sorprendido. "No ha pasado mucho tiempo desde que me entregaste
un ramo de flores, de nuevo..."
"Las peonías son hermosas. También es una de las flores favoritas de Leah."
"Ya veo."
Sonrió suavemente y olió las flores, luego extendió un brazo hacia Genin.
Ella levantó al hombre ágilmente.
La manta que le cubría los muslos cayó al suelo. Sus pantalones holgados
quedaron colgando.
El hombre no tenía piernas.
Matrimonio Depredador - Capítulo
165

Capítulo 165. Planes de Byun Gyeongbaek


La oficina del Rey encajaba perfectamente con Ishakan. Todo se adecuaba a
sus estándares, hasta el punto de que una persona normal se sentiría algo
incómoda sentada en su oficina.
La oficina que estaba compuesta de colores oscuros, tenía una atmósfera
tranquila y fría en general, exceptuando por algunas decoraciones coloridas.
Pero hoy había un pequeño florero en el escritorio que destacaba.
Ocasionalmente, Ishakan miraba fijamente las flores de peonía y sonreía
para sí mismo.
Una pluma blanca estaba en su mano. Se trataba de una pluma proveniente
del ala izquierda de un cisne. Ishakan cortaba el extremo de la pluma con
una pequeña daga.
Normalmente se usaban plumas de ganso. Las plumas de cisne se
consideraban un producto de calidad superior. El precio dependía del ala
donde se obtuviera la pluma, generalmente el ala izquierda solía ser más
cara. Como las plumas del ala izquierda estaban inclinadas hacia la derecha,
facilitaba su uso para los diestros.
El precio también dependía del tamaño, pero los Kurkan siempre utilizaban
las mejores y más grandes plumas de cisne. Sin embargo, las plumas de
cisne que compraron esta vez eran un poco más pequeñas de lo habitual.
Ishakan preguntó mientras cortaba hábilmente la pluma. "¿Dónde está
Leah?"
Haban, que estaba parado frente a él, respondió rápidamente. "La acompañe
a la habitación. Estaba demasiado cansada, así que se durmió enseguida."
Utilizaron hechizos para intentar descubrir bajo qué tipos de hechizos
estaba Leah. Aunque se podía considerar excesivo para su debilitado
cuerpo, no tenían otra opción. Probablemente esta vez dormiría un poco
más. "Según Morga, probablemente dormirá durante tres o cuatro días."
El sonido de la cuchilla afilada cortando el extremo de la pluma se extendió
por la oficina. Haban, que se había quedado en silencio por un tiempo, le
preguntó a Ishakan. "¿La noticia... se la dirás cuando se despierte?"
"Probablemente."
El Rey de Estia había muerto. Esta noticia había llegado esta mañana
mediante un ave mensajera. A Leah se le dijo que la tensión de la mañana
se debía a Byun Gyeongbaek, pero en realidad se debía a la muerte del Rey
de Estia.
Puede que ella no fuera tan cercana al Rey de Estia, pero de todos modos
seguía siendo su padre. Tenía que decirle la noticia y realmente pensaba
hacerlo hoy. Después de un delicioso almuerzo, él intentaría decirle la
noticia cuidadosamente, pero desde el momento en que Leah le dijo que la
tomara como su prometida, Ishakan no pudo decirle nada.
Ella parecía muy feliz mientras sonreía. Aunque sólo fuera por un día,
quería que ella sólo sonriera. Más aún sabiendo su inestable estado mental.
Haban entendió las intenciones de Ishakan e informó de otro asunto sin
decir nada más.
"Ellos se han adentrado en el interior del desierto, pero seguramente no se
atreverán a invadirnos. Probablemente los seguidores del anterior Rey
intentarán secuestrar a Leah y escapar usando a las tropas como escudos."
Haban dijo burlonamente. "Con ellos entrando en el desierto, la suerte de
Byun Gyeongbaek también terminará."
Ishakan detuvo sus movimientos y examinó el extremo de la pluma.
Después de comprobar el extremo finamente tallado, recogió la siguiente
pluma. "Creo que le dejaré esto a Genin."
Haban tragó. Expresó su opinión cuidadosamente. "Me preocupa un poco."
Esto se relacionaba con las viejas heridas de Genin. A Haban le preocupaba
que Genin pudiera cometer un error por tomar alguna decisión irracional.
No se trataba sólo de erradicar los remanentes, sino de algo en lo que Leah
estaba involucrada.
"Debo darle una oportunidad. He matado al anterior Rey... en su lugar, iré
contigo"
"Sí, entonces me prepararé para eso. ¿Qué piensas hacer con Byun
Gyeongbaek?”
Ishakan respondió recogiendo ordenadamente todos las plumas afiladas.
"Es poco genial esperar a la boda para darle un regalo." Haban parpadeó
ante la inesperada respuesta, pero pronto se dio cuenta de lo que quería
decir. Ishakan sonrió suavemente. "Tendré que darle uno más pequeño
primero."
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
166

Capítulo 166. Secuestro de Byun Gyeongbaek (1)


Byun Gyeongbaek era un hombre desagradable, pero ella creía que había
que reconocerle sus capacidades, debido a que durante mucho tiempo había
lidiado con los Kurkan en la frontera del oeste. Pero todo fue una mentira.
Además, supo que Ishakan no sólo había ascendido al trono en una lucha
por el orden jerárquico, sino que había reunido a otros Kurkan para
rebelarse contra la tiranía del Rey anterior.
Leah ahora miraba el mundo a su alrededor con una nueva perspectiva.
Quería saber más sobre Ishakan. Se preguntaba cómo había sido su vida y
cómo se había convertido en el Ishakan de hoy en día.
"......"
Ella abrió los ojos lentamente. Probablemente había estado durmiendo
mucho tiempo. Morga le había dicho que ella se despertaría en tres o
cuatros días, así que ella supuso había pasado más o menos ese tiempo.
Cuando Leah fue a agarrar la jarra de agua en la mesa de noche, también
vio una caja sobre ella. Había una pequeña nota al lado de la caja atada con
un bonito lazo.
Después de beber agua, ella agarró la caja y la nota. Sólo había una palabra
escrita en la nota.
[Regalo.]
Leah que sonrió mientras observaba la letra feroz, desató apresuradamente
el lazo y abrió la caja. Dentro de la misma habían varias plumas. Las
plumas blancas hechas de cisne eran más pequeñas que las que había visto
el otro día en la oficina de Ishakan. Sujetando una pluma, Leah se rió
suavemente.
Tenía el tamaño adecuado para Leah. Seguramente Ishakan había pensando
en este regalo después de verla usando su pluma en la oficina. Leah no pudo
soltar la pluma durante mucho tiempo.
Sentía una felicidad increíble. Quizás esta vez sería la última. Después de
esta gran alegría, le preocupaba que volvería a caer en la oscuridad del
infierno.
Leah sacudió la cabeza para liberarse de la ansiedad. Ella seguía teniendo
este tipo de pensamientos negativos. Dejó la pluma que sostenía sobre la
mesa de noche.
"¿No te gusta?" Leah se volteó hacia atrás, donde había escuchado la voz.
Ishakan se le acercó y la abrazó. Leah apoyó su cara en el pecho de él. "Me
gustó. Gracias."
Los ojos de Ishakan se curvaron en una sonrisa, enrolló a Leah con una
manta, la levantó como una princesa entre sus brazos y salió al jardín.
Bajo el cielo nocturno repleto de estrellas, Leah respiró el aire fresco.
Después de haber estado dormida durante tanto tiempo, ella necesitaba el
aire exterior.
De pronto, cuando ella apoyó de nuevo su cara en el pecho de Ishakan y
pudo percibir un olor a metal, como si él hubiera tocado una espada.
"Ishakan."
Ella levantó lentamente la vista. Sus ojos dorados, que reflejaban la luz de
luna, eran oscuros. Leah recorrió sus labios con un dedo. Ishakan apartó la
mirada ligeramente antes de volver a mirar a Leah. Entonces, ella le hizo la
pregunta.
"¿Me estás... ocultando algo?"
Después de un breve silencio, Ishakan dijo con calma.
"El Rey de Estia ha muerto."
"......"
Ella apretó rápidamente los puños para ocultar el temblor involuntario de
sus dedos, pero Ishakan pudo darse cuenta de ello antes.
Probablemente Cerdina no creía que valiera la pena seguir manteniendo
vivo al Rey, así que decidió deshacerse de su inutil existencia.
Leah no tenía ningún afecto por su padre, pero la muerte del Rey la dejó
conmocionada. Ella no sentía tristeza, ni arrepentimiento, ni nada parecido.
Lo que Leah sintió fue miedo. Porque sabía cuál sería el siguiente objetivo
de Cerdina después de matar al Rey.
De repente, Leah tuvo una espeluznante alucinación auditiva con cadenas,
que sonaron como si la estuvieran esperando. Leah inhaló y exhaló
profundamente, para despejar sus emociones. En ese momento, escuchó una
voz grave.
"Se decidió discutir nuevamente sobre la expedición después del funeral."
Un último acto de cortesía, no por la familia real de Estia, sino porque era el
padre de Leah. Leah respondió con firmeza ante su consideración.
"No asistiré al funeral." No hubo vacilación. Pero a pesar de la firmeza de
sus palabras, su mente seguía estando caótica. Después del funeral, Blain
ascendería al trono. ¿Qué pensaba hacer Cerdina después de que su hijo
tomara el trono de un país arruinado? Especialmente si Byun Gyeongbaek,
decidiera tomar la iniciativa y asaltar...
Por favor, detente.
Incluso estando en el palacio real de Kurkan, se preocupaba por la familia
real de Estia. Leah se obligó a dejar de pensar en ello. Entonces ella sacó a
relucir su pensamiento más feliz. "¿Cuándo llevaremos a cabo nuestra
boda?"
Ishakan miró fijamente a Leah. Por su mirada parecía como si ella se
estuviera aferrándose a su última esperanza. Viendo esto, contestó. "Lo
antes posible."
Leah asintió. Ella quería estar atada a Kurkan lo antes posible. De esta
manera, sentía que podría dejar de pensar un poco en las cosas malas.
Ishakan, que había estado paseando por el jardín, de repente le dijo, "Este
paseo nocturno ha terminado..." Luego, le hizo una pregunta. "¿Estarías
dispuesta a salir conmigo afuera?"
Leah parpadeó. No había salido del palacio desde su llegada. Ishakan la
tentó con algunas palabras insinuantes. "Te va a gustar. Será muy
interesante."
Por su forma de hablar, no parecía que simplemente saldría a observar el
exterior. Leah no pudo evitar preguntarle. "¿A dónde piensas ir...?"
Dijo Ishakan, riéndose como un niño que va a hacer una travesura. "A
secuestrar a Byun Gyeongbaek."
Matrimonio Depredador - Capítulo
167

Capítulo 167. Secuestro de Byun Gyeongbaek (2)


Los bárbaros afirmaron audazmente que secuestrarían a la Princesa. Debido
a que ellos eran seguidores del anterior Rey, conocían la estructura interna
del palacio real, por lo que sería bastante posible.
Pero le sugirieron a Byun Gyeongbaek que condujera sus tropas al desierto,
puesto que los otros Kurkans seguramente los perseguirían. Planeaban
reunirse con ellos en el medio.
Tontamente, Byun Gyeongbaek se comprometió a hacerlo. No sabía que los
bárbaros tenían un motivo oculto. Después de desviar al grupo que los
perseguía hacia Byun Gyeongbaek, seguirían huyendo con la Princesa.
En ese momento, Byun Gyeongbaek reunió todas las tropas que pudo y se
dirigió al desierto. El comandante caballero se oponía rotundamente a la
idea de cruzar la frontera, pero Byun Gyeongbaek insistió firmemente. Él
creía que sus valientes soldados serían capaces de derrotarlos, si se
enfrentaban a los bárbaros adecuadamente.
Pero tan pronto como comenzaron la marcha, Byun Gyeongbaek se
arrepintió. Aunque quería tener a la Princesa entre sus brazos lo antes
posible, el desierto no era fácil.
Esta era la primera vez que Byun Gyeongbaek permanecía en el desierto
durante días. Aunque estaba siendo transportado por sus asistentes durante
todo el camino, no podía soportar el calor y el frío que se alternaban.
Esta noche no fue diferente. En el cielo nocturno las estrellas fluían como
un río, un espectáculo magnífico a la vista, pero Byun Gyeongbaek estaba
encerrado en su barraca.
Estaba harto del desierto, no quería ni seguirlo mirando. Finalmente, se
durmió mientras murmuraba malas palabras.
"¿......?"
Más tarde, Byun Gyeongbaekse se despertó sobresaltado. Hacía mucho frío
dentro de la barraca. El brasero que estaba encendido ahora no tenía fuego,
y la lámpara de aceite que estaba encendida ahora estaba apagada.
Sintiendo un escalofrío por todo su cuerpo. En la oscuridad total de la
barraca, se levantó e intentó salir corriendo al exterior, pero… "¡Ah!"
Perdió el conocimiento después de recibir un golpe en la nuca.
Cuando recobró los sentidos, Byun Gyeongbaek estaba sentado en una
rígida silla de madera y su cuerpo atado firmemente. Sus ojos estaban
cubiertos, sólo podía mover libremente su boca.
Sus brazos estaban atados con tanta fuerza que sentía que la sangre no
circulaba adecuadamente. Mientras retorcía su cuerpo intentando liberarse,
sintió la presencia de alguien. Byun Gyeongbaek gritó desesperadamente
con los labios secos.
"¿Quién eres? Te daré todo el dinero que quieras..."
Cuando removieron la tela que cubría sus ojos, Byun Gyeongbaek se quedó
atónito.
"Tiempo sin vernos, Byun Gyeongbaek." Dijo el hombre mirando a Byun
Gyeongbaek con arrogancia. "Podías considerar una buena noticia que no
hubieras recibido noticias sobre mí. ¿Por qué haces tonterías innecesarias
que me hacen actuar personalmente?"
"¡Tú, Ishakan...!"
Byun Gyeongbaek miró rápidamente a su alrededor. Estaba en una barraca
desconocida. Intentó secuestrar a la Princesa, pero terminó siendo
secuestrado. No podía creerlo. Byun Gyeongbaek estaba lleno de rabia,
pero no podía hacer nada porque estaba atado.
Ishakan dijo tranquilamente mientras lo veía agitado. "Pero no es conmigo
con quien vas a conversar hoy." La puerta de lona del cuartel se abrió y una
mujer entró. Los ojos de Byun Gyeongbaek agrandaron ampliamente.
Su rostro se veía tan fresco como una flor en plena floración. Sus ojos, que
se habían vuelto mucho más vívidos, parecían gemas amatistas. Estaba
llena de vitalidad, incluso sus mejillas tenían un tono melocotón. Entonces,
ella abrió los labios lentamente.
"Byun Gyeongbaek."
Byun Gyeongbaek murmuró perplejo.
"¿Princesa...?"
***
El comportamiento del hombre, que hablaba de secuestrar a Byun
Gyeongbaek como si se tratara de una excursión, estaba más allá de lo
inimaginable.
"¿Qué sentido tiene secuestrarlo...?"
"Es un regalo." Ishakan respondió a la pregunta de Leah con naturalidad.
"Puedo matarlo o mantenerlo con vida, como quieras..." Susurró con una
sonrisa. "Lo haré."
Mirando las brillantes pupilas doradas, Leah se dio cuenta de sus
intenciones. Lo que esperaba obtener haciendo esto en este momento era
realmente simple.
Era la confianza de Leah.
A pesar de que estaba en el desierto, Leah estaba ansiosa e inestable. La
Reina representaba el mayor problema, pero eso no se podía resolver
inmediatamente. Así que Ishakan utilizaría a Byun Gyeongbaek como
ejemplo para demostrarle que podía protegerla.
Ishakan nunca dudaría en actuar. Si Leah le pedía que lo matara, él le
cortaría el cuello y le traería su cabeza.
Sin embargo, ella no quería que simplemente lo matara. La muerte no
bastaba comparado con todo lo que Byun Gyeongbaek había hecho. Antes
de que muriera, tenía que hacerlo pagar.
***
"......"
Mientras Byun Gyeongbaek miraba alternativamente a Ishakan y Leah, de
repente dijo. "No tienes ninguna relación afectuosa con este bárbaro,
¿Verdad?"
Leah no dijo nada, pero su silencio fue como una respuesta tácita. Byun
Gyeongbaek gritó frenéticamente. "¡Con una humilde bestia...!" La silla de
madera crujió ante sus violentos movimientos. Pero las cuerdas fuertemente
atadas no se aflojaron en absoluto. Más bien, lastimaron más su piel.
"¿Acaso lo sabes?" Byun Gyeongbaek dijo apretando los dientes. "Fue un
joven esclavo."
"¡......!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
168

Capítulo 168. Secuestro de Byun Gyeongbaek (3)


Inconscientemente, Leah miró a Ishakan. Él no dijo nada, pero sus ojos se
oscurecieron ligeramente. Viendo sus reacciones, Byun Gyeongbaek dijo
con determinación. "Piensas que él es un verdadero Rey simplemente
porque ascendió al trono mediante una estúpida lucha por el orden
jerárquico. No entiendes nada."
Cuanto más hablaba Byun Gyeongbaek, más se oscurecían los ojos de
Ishakan. Una sombra se había cernido sobre su rostro.
"Aún no es demasiado tarde, puedes regresar como la Princesa de Estia. Yo
te ayudaré... "
Slap. Leah le dio una bofetada en la mejilla a Byun Gyeongbaek.
Lentamente, el sorprendido Byun Gyeongbaek giró su cabeza para mirarla
nuevamente. Leah apretó su mano palpitante, lo había abofeteado con todos
sus fuerzas.
"Eres tú quien no entiende nada." Leah se acercó a Byun Gyeongbaek.
Inclinándose ligeramente, ella acercó su rostro. Byun Gyeongbaek contuvo
la respiración. Entonces, Leah dijo. "Has estado engañando a todos."
"Eso..."
"¿Fue divertido jugar al héroe?"
Byun Gyeongbaek abrió la boca y dijo con voz quebrada.
"Qué demonios, me sacrifiqué en la frontera del oeste..."
Parecía que no había entrado en razón. Leah quiso volver a abofetearlo,
pero se quedó viendo su mano que todavía estaba hinchada y roja.
Mientras ella dudaba, Ishakan que había estado observando en silencio, se
movió. Sabía exactamente lo que Leah quería. Una gran mano golpeó la
mejilla de Byun Gyeongbaek.
"¡¡Ahh!!" Se escuchó el sonido de un fuerte golpe. Byun Gyeongbaek salió
volando, atado a la silla, hasta una esquina de la barraca.
"Oh, cielos." Ishakan dijo. "No es fácil controlar mi fuerza."
Leah se apresuró a comprobar el estado de Byun Gyeongbaek. Pensó que
podría haber muerto a causa de una fractura de cuello, pero
afortunadamente estaba vivo. Ishakan volvió a colocar a Byun Gyeongbaek
en el centro de la barraca, mientras éste se retorcía.
Byun Gyeongbaek no estaba en sus cabales. La saliva fluía
descuidadamente por su cara hinchada. Algo patético para Byun
Gyeongbaek, que mandaba en la frontera del oeste.
"Todavía sigues siendo útil, Byun Gyeongbaek." Leah le extendió un
sospechoso vaso de vino rojo oscuro a Byun Gyeongbaek y dijo fríamente.
"Bébelo, si no quieres morir."
Byun Gyeongbaek gritó desenfrenadamente. "¡¡No puedes matarme!!"
"¿Qué te hace pensar que no puedo?"
"......"
Morir bebiendo el líquido o morir de otra manera, no había ninguna
diferencia. En ese caso, era mejor elegir la opción que le daba alguna
posibilidad de vivir. Byun Gyeongbaek prefirió beberse el líquido.
Después de comprobar que se lo había bebido todo, Leah le reveló la
verdadera identidad del vino. "Es una poción que puede provocarte la
muerte inmediata si desobedeces las órdenes."
"Eh, realmente..."
"Si no me crees, tendrás que arriesgar tu vida para comprobarlo." Mirando a
Byun Gyeongbaek que tenía la boca abierta, Leah le ordenó fríamente. "A
partir de ahora, tendrás que espiar para mí, Byun Gyeongbaek."
***
Para Leah, que había decidido convertirse en la Reina de Kurkan, todavía
valía la pena mantener vivo a Byun Gyeongbaek. Antes de la conquista, era
necesario plantar tantas fuerzas Kurkan como se pudiera dentro de Estia.
Especialmente ahora que no sabía lo que haría Cerdina, Leah quería
averiguar más sobre la situación en la capital. De todos modos, habría un
funeral, así que eso bastaba como excusa para que Byun Gyeongbaek
acudiera a la capital.
Byun Gyeongbaek puede profundizar más en los asuntos internos de Estia
que cualquiera de los nobles que los Kurkan hubieran sobornado.
Dejando atrás al abatido Byun Gyeongbaek, Leah se reunió con Ishakan
afuera de la barraca. Después de hacerles una breve reverencia, unos
Kurkan entraron en la barraca. Ellos acomodarían y regresarían a Byun
Gyeongbaek adecuadamente.
Leah desvió su mirada hacia la barraca por un momento, luego volvió a
mirar a Ishakan. Con sus dedos comenzó a acariciar suavemente su mano
hinchada. Entonces Ishakan sonrió y habló primero.
"No sabía que existía esa extraña poción. Nunca había escuchado sobre
ella."
"Fue una mentira."
Cuando ella se dio cuenta de que Byun Gyeongbaek estaba siendo
sobrestimado, pudo determinar con precisión su verdadera capacidad. Ella
consideró que él se dejaría engañar incluso por una mentira de esa
magnitud. El miedoso Byun Gyeongbaek nunca intentaría comprobar las
palabras de Leah.
"Realmente eres…" Ishakan, que se quedó sin palabras por un momento, se
echó a reír. "Creo que olvidé por un momento el hecho de que incluso
actuaste como una traficante de esclavos."
Esto no fue nada para Leah. En cambio, ella sentía curiosidad por otras
cosas. Sin embargo, no se atrevía a preguntarle directamente.
Leah quería saber sobre el pasado de Ishakan, antes de que ascendiera al
trono, cuando se llamaba Isha. Ahora que lo pensaba, no sabía mucho sobre
Ishakan. De repente, sintió cierta sensación de distanciamiento.
"Es una historia poco interesante." Ella levantó la mirada ante la voz que
escuchó de repente. Ishakan dijo con una extraña sonrisa. "Además, tendrás
que pagar un precio significativo por escuchar la historia."
"Cómo supiste que quería preguntar..."
"Tienes curiosidad sobre mi pasado."
"...Sí." Dudando, Leah preguntó. "¿Puedes hablarme al respecto?"
"No."
Sus ojos se agrandaron ante la firme negativa. Ishakan haló su mano
hinchada y besó el dorso de la misma. Luego susurró suavemente
"Ya lo sabes, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
169

Capítulo 169. Venganza De Genin (1)


¿Qué quería decir con que ella ya lo sabía? ¿Tal vez se conocieron en el
pasado? Pero si ella hubiera conocido a Ishakan, no podría haberlo
olvidado. Leah miró en silencio al hombre que tenía delante.
Tenía rasgos muy marcados. Su rostro, que estaba iluminado por la luz de la
luna, se podía considerar superior comparado al de otros Kurkan. Ella no
podría olvidar la apariencia de este hombre aunque quisiera.
Pero Ishakan no parecía dispuesto a seguir hablando del asunto. Levantó a
Leah entre sus brazos y cambió de tema. "Suficiente de esta charla
aburrida." Ishakan puso una expresión de picardía en su rostro. "Hay mucho
que hacer, Leah. Tengo que besarte y también necesitas comer algo más."
"......"
Leah quiso decir algo, pero se quedó callada. Ishakan sonrió viendo su
reacción. "Una barraca ha sido instalada para nosotros, así que vamos a
dormir afuera en ella."
A Leah no le importaba dónde durmiera, siempre que pudiera dormir con
Ishakan. Con su permiso, Ishakan se dirigió hacia otra barraca. Mientras
caminaba, murmuró algo que ella no pudo comprender. "...El palacio real
estará un poco ruidoso hoy."
***
Bajo la tenue luz de la luna, Genin respiraba lentamente. Un calor ardiente
recorría todo su cuerpo. Sus ojos brillaban de forma espeluznante.
Había carne y sangre por todas partes. En medio de todo lo que estaba
destrozado, sólo se podían distinguir las cabezas sin cuerpo en el suelo. Los
Kurkan puristas, seguidores del anterior Rey, tuvieron un final miserable.
Las espantosas expresiones en los rostros de los Kurkan mostraban lo
dolorosa que había sido su muerte.
Genin contempló durante horas los cuerpos destrozados, cubiertos de
sangre. Cuando supo que los individuos que siempre había creído muertos
estaban vivos, no pude evitar alegrarse de que aún tuviera la oportunidad de
infligirles el mismo dolor infernal.
Pero ahora que todo había terminado, Genin no estaba contenta. Mientras
estaba perdida en sus pensamientos, de repente percibió un aroma fresco.
Genin miró hacia atrás y habló con una voz quebrada.
"...Ishakan."
Ishakan, que sostenía una larga pipa, exhaló una bocanada de humo. Sus
ojos dorados miraron a Genin y la horrible escena que había creado.
Aunque el lugar estaba impregnado por el olor de la sangre, Ishakan caminó
tranquilamente hacia ella. Sin decir nada, encendió un habano y se lo
entregó a Genin. Ella lo recibió con su mano temblorosa.
(Nota: Habano antes lo llamaba Tabaco.)
Después de unas cuantas bocanadas de humo, las emociones de batalla y el
brillo en sus ojos, se desvanecieron. Genin cerró los ojos con fuerza.
"......"
Lágrimas se derramaron de sus ojos, mezclándose con la sangre seca en su
rostro. Pronto, las lágrimas de sangre que fluían por sus mejillas,
comenzaron a caer al suelo.
Ellos fueron quienes le cortaron las piernas a su compañero ante sus ojos.
Aunque los había matado de la forma más dolorosa posible, Genin seguía
arrepentida. Sin importar lo que hiciera, el pasado no se podía cambiar.
"Prometí protegerlo... No pude hacerlo..." Dijo sollozando. "Aunque me
haya vengado, nada volverá a la normalidad..." Finalmente, ella dejó caer al
suelo el habano que sostenía y se limpió las lágrimas con el dorso de la
mano.
"No debí.... ponerlo en peligro desde el principio..." Genin apretó los
dientes y continuó hablando mientras sollozaba. "Creo que tú no hubieras
tan tonto como yo. Tú habrías protegido a tu compañera sin importar la
situación. Siento que soy tan estúpida..."
"Bueno, no lo sé." Después de exhalar una larga bocanada de humo,
Ishakan dijo. "No soy un dios."
"Pero..."
"Si me ocurriera algo similar, me sentiría como tú." Genin miró a Ishakan
con los ojos humedecidos. "Por eso hago todo lo que puedo." Ishakan
afirmó con determinación. "Tú también hiciste todo lo que pudiste, Genin."
Con esas palabras, ella sintió que algo pesado que estaba alojado en su
corazón se desvanecía. Genin, que había estado sollozando, se mordió el
labio inferior con fuerza y se arrodilló en el suelo ensangrentado. "Gracias
por darme la oportunidad."
Lógicamente Genin no debería haberse encargado de esto, porque tomar
alguna decisión irracional. Como estos Kurkan estaban invadiendo el
interior del palacio real, había que ocuparse de ellos con certeza.
Sin embargo, Ishakan le había dado la oportunidad y ella finalmente pudo
vengarse. Genin sólo tenía una manera de devolverle su amabilidad. "Le
serviré a la Dama Leah con toda mi disposición."
Matrimonio Depredador - Capítulo
170

Capítulo 170. Venganza De Genin (2)


Ishakan se rió suavemente y le dijo. "Debes volver. Tu compañero
seguramente te está esperando."
Había llegado el momento de que ella volviera a su hogar. Genin le hizo
una reverencia a Ishakan después de levantarse y metió las cabezas
decapitadas en un saco. Finalmente, Genin se marchó con el saco manchado
de sangre a sus espaldas.
Aunque faltaban unas horas para el amanecer, cuando ella llegó a la
mansión seguía iluminada. El hombre que estaba mirando por una ventana,
salió inmediatamente al jardín. Mientras se acercaba apresuradamente
conduciendo su silla de ruedas, sus ojos se agrandaron por el olor a sangre
que impregnaba todo el lugar.
"Lamento llegar tarde." Genin vertió el saco a los pies del hombre. Las
cabezas impactaron contra el suelo. "Finalmente los he matado."
El hombre miraba hacia abajo con el rostro rígido. Reconoció los rostros
que no podía olvidar ni siquiera en sus sueños. Susurró con voz temblorosa.
"...Te dije que estaba bien."
Genin no dijo nada, sólo susurró para sí misma arrepentida. El hombre
agarró con fuerza los reposabrazos de la silla de ruedas. Sabía que Genin
había estado sufriendo por esos recuerdos hasta ahora y por eso le dijo
cientos de veces que estaba bien, que lo olvidara. No se podía hacer nada al
respecto...
Pero Genin terminó vengándose. El hombre podía entender cómo ella se
había sentido cuando los mató, y porque había traído las cabezas
decapitadas de los muertos. Por esa razón, el hombre le dijo a Genin lo que
ella más deseaba.
"Gracias." Genin parpadeó. El hombre extendió sus brazos hacia ella. "Ven
aquí. Te daré un abrazo."
Como su pareja no podía levantarse, Genin se arrodilló y lo abrazó por la
cintura. Luego apoyó la cabeza en su pecho. Por primera vez, ella sentía
una paz total.
***
Hasta que se durmió, Leah había estado con Ishakan. Ella se sentiría
abrumada por la pen3tración, así que decidieron tocarse ligeramente
mutuamente. Pero realmente era imposible que él lo hiciera de esa manera.
Ishakan introdujo sus dedos en el interior de Leah mientras lamía cada parte
de su cuerpo. Ella alcanzó el cl!max varias veces, aunque no podía recordar
el número exacto. Finalmente, Leah se quedó dormida tan pronto como
tragó su s3men.
"......"
Cuando se despertó, estaba sola. Al parecer, Ishakan había regresado
primero al palacio real debido a que tenía trabajo que hacer. Hoy ella sentía
su cuerpo en mejores condiciones que de costumbre. Aunque resultaba
vergonzoso admitirlo, sus fluidos corporales parecían funcionar de verdad.
Leah estaba acostada en la cama de la barraca, preguntándose sobre el
pasado de Ishakan. En esta ocasión se había negado claramente, aunque
Ishakan rara vez le había dicho que 'no' a Leah. Si ella conocía su pasado,
probablemente estaba relacionado con el tráfico de esclavos… Leah frunció
el ceño y dejó de pensar en ello, no resolvería nada sólo haciendo eso.
Entonces, ella se sentó y tiró de la cuerda al lado de su cama.
"Leah, voy a entrar."
Una voz que ella nunca había escuchado antes vino desde el exterior de la
barraca. La puerta de lona se abrió y con un destello de luz, varias Kurkan
entraron en la barraca. La mujer que estaba al frente del grupo hizo una
reverencia.
"A partir de hoy, le serviremos. Soy Mura, su dama de compañía principal."
Estas damas de compañía habían sido seleccionadas después de una feroz
competición. Los ojos de Leah se agrandaron tan pronto como recibió sus
saludos.
La dama de compañía principal, que llevaba su cabello largo recogido, tenía
un pequeño tatuaje cerca del ojo izquierdo, que le parecía familiar. El
tatuaje tenía el mismo tamaño y la misma forma que el tatuaje cerca del ojo
derecho de Haban.
Dándose cuenta de que Leah observaba ese tatuaje, Mura apuntó con un
dedo hacia su ojo izquierdo y dijo sonriendo. "Haban es mi pareja. Me
gustaría aclarar de antemano, que el puesto de dama de compañía principal
lo obtuve por méritos propios." Haban no intervino en absoluto, obtuvo el
puesto de dama de compañía principal dignamente.
Después de su breve alarde, puso ordenadamente un abundante desayuno
frente a Leah, que estaba sentada en la cama. Como de costumbre, le habían
traído una enorme bandeja llena de comida. Mientras Leah comía, Mura
comenzó a suministrarle información.
"Por favor, escucha mientras comes." Mura dijo con una sonrisa. "La fecha
de la boda está fijada. Será en dos semanas."
Matrimonio Depredador - Capítulo
171

Capítulo 171. Reunión Militar (1)


Leah se sobresaltó porque faltaba poco tiempo. Ishakan estaba organizando
la boda rápidamente como ella se lo había pedido. Pero ahora que la fecha
se había fijado, sentía una extraña sensación. No le disgustaba, simplemente
estaba desconcertada por los cambios que se avecinaban.
"Seguramente todos están ocupados preparando la boda. Necesitas
aumentar tu resistencia mientras tanto, Leah." Al mismo tiempo que
hablaba, Mura observaba qué tipo de comida consumía Leah con más
frecuencia, para conocer mejor los gustos de Leah. "Por la noche, tienes que
reunirte con Morga para el tratamiento."
Inconsciente, Leah estaba comiendo más de lo habitual. Murga la estaba
distrayendo con la conversación para que ella no se diera cuenta de cuánto
estaba comiendo. Si Ishakan hubiera visto esto, la habría aplaudido.
"También te enseñaré el lenguaje Kurkan. He estudiado lingüística, así que
debería poder enseñarte lo suficientemente bien, Leah."
Leah se tragó la comida que tenía en su boca y dijo. "No sólo ganaste la
selección, incluso dominas la lingüística... Mura eres increíble."
Los ojos de Mura se agrandaron ante las palabras de Leah, su cara se puso
roja después de escuchar el cumplido. "¡Por supuesto!" Ella continuó
hablando con orgullo. "¡Soy... soy muy inteligente...!"
Leah sonrió levemente. Por alguna razón, ella creía que la personalidad de
Murga encajaba bien con la de Haban. Después del desayuno, ella sólo se
tomó un té caliente con miel. Ella no quería comer ningún bocadillo, sentía
su estómago hinchado por haber comido en exceso.
Leah se dio cuenta de que Mura estaba deseando secretamente que se
comiera algunos bocadillos mientras se tomaba el té. Sin embargo, ella no
podía hacerlo porque sentía que su estómago explotaría si comía más.
Después de beberse el té, ella comenzó a prepararse para regresar al palacio
real. Ella se lavó y se vistió con la ayuda de las damas de compañía, las
cuales tenían mucha destreza.
Las damas de compañía habían traído algunos vestidos que le quedarían
bien a Leah, ella se probó varios vestidos hasta elegir el que le gustaba más.
Mientras las damas de compañía la arreglaban, Leah pensaba en que podía
hacer por Kurkan.
Lo primero que se le vino a la mente fue trabajar en los asuntos del palacio
real. Ella pensaba que sería de ayuda en las políticas y las finanzas, puesto
que había trabajado en esas áreas cuando estaba en Estia. Mientras pudiera
adaptarse a Kurkan, debería poder hacerlo bien.
Sin embargo, consideraba que todavía era demasiado pronto para hacerlo.
Había venido al desierto como novia de Ishakan, pero seguía siendo una
extranjera. Si alguien extraño intentaba mezclarse demasiado rápido, podría
crear antipatía en los demás.
Como todo estaba en orden, no sería demasiado tarde que comenzara a
trabajar poco a poco después de que se convirtiera oficialmente en Reina.
Entonces, cuando estaba pensando en lo que podía hacer antes de eso, Leah
se mordió de repente el labio inferior. "......"
El sonido de cadenas traqueteando invadió sus oídos. Estaba harta de estos
insistentes sonidos, seguía sintiendo miedo. Cada vez que ella escuchaba las
alucinaciones auditivas, sentía como si estuviera parada sobre un río
congelado. Si un día el hielo se rompiera, caería en las frías aguas del río
invernal.
Leah miró su reflejo en el espejo. Tenía el rostro pálido.
Ishakan tenía razón. La interminable sensación de ansiedad sólo
desaparecería cuando se erradicara el problema de raíz. Ella no podía vivir
con miedo el resto de su vida. Ignorando las alucinaciones auditivas del
traqueteo de las cadenas, Leah abrió la boca con determinación.
''¿Hoy se hará una reunión sobre la conquista de Estia?
Los diligentes damas de compañía se detuvieron por un momento. Porque
todas sabían que Leah había sido la Princesa de Estia. Mura tomó la
iniciativa y respondió.
"He escuchado que habrá una reunión militar esta tarde."
"Me gustaría asistir a la reunión. Pero primero necesito pedir permiso..."
"¿¡Permiso!?" Mura dijo en voz alta. Leah sonrió porque su actitud agitada
se parecía a la de Haban. "No hay nada en el desierto que no puedas hacer,
Leah. No necesitas pedirle permiso a nadie."
Mura dejó esto claro. Leah puso sus manos en la falda de su vestido y lo
apretó suavemente. De alguna manera, ella sintió un cosquilleo en el
corazón.
En Estia fue menospreciada por la familia real y la nobleza, pero en Kurkan
tenía prioridad. Aunque le resultaba extraño que siempre pudiera hacer lo
que quisiera, esto la animaba a hacer lo mejor que pudiera. Después de estar
completamente arreglada, Leah habló con entusiasmo. "¿Pueden
conseguirme una pluma y papel? Me gustaría que el papel... fuera grande."
Pronto, pusieron en la mesa un gran trozo de papel y una pluma. Leah
agarró la pluma y reflexionó por un momento, luego comenzó a dibujar
lentamente en el papel.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
172

Capítulo 172. Reunión Militar (2)


Leah se dirigió directamente hacia la sala de conferencia donde se realizaría
la reunión militar. El palacio real era tan grande, que ella aún no había
visitado todas las áreas cercanas a la habitación donde se alojaba.
Pensando que algún día tendría que explorar el palacio real, Leah llegó al
frente de la sala de conferencia acompañada de sus damas de compañía.
Frente a la sala de conferencia había un hombre inquieto, que se sobresaltó
cuando vio a Leah.
"¡Leah!"
Siendo un poco más preciso, se sorprendió cuando vio a Mura parada detrás
de Leah. Mura esbozó una pequeña sonrisa. Luego, con una mano, abrió la
puerta de la sala de conferencia para Leah. "Estaremos esperando afuera.
Adelante, Leah."
Aunque Haban intentó seguir a Leah discretamente, pero Mura lo detuvo.
Haban miró a Leah, como si quisiera que lo ayudara. Sin embargo, ella no
quería interferir en los asuntos de la pareja, así que fingió no darse cuenta.
Sosteniendo el papel enrollado entre sus brazos, Leah respiró
profundamente y entró en la sala de conferencia. En el interior estaban
reunidos los jefes de cada tribu. Estaban sentados alrededor de una larga
mesa de madera de ébano, pero en cuanto entró Leah, se levantaron de sus
asientos.
El único que no se levantó fue Ishakan, que estaba sentado en la cabecera
de la mesa. Bajó lentamente la pipa que tenía en su boca y sonrió. "Leah."
Sin dudarlo, Leah caminó directamente hacia él. En cuanto ella se sentó a
su lado, Ishakan besó a Leah en la mejilla como si la estuviera esperando.
Viendo que los ojos de los jefes de las tribus se agrandaron ampliamente,
Leah apartó suavemente a Ishakan y enderezó su postura.
Varios ojos siguieron mirando a Leah como si estuvieran viendo un
espécimen, puesto que era la primera vez que la veían. Morga, que ya
conocía a Leah, asintió en señal de comprenderlos.
Un poco agobiada por las miradas, Leah desplegó sobre la mesa el papel
que había traído. Antes de comenzar a hablar, ella pensó que sería mejor
mostrarles esto primero.
Las miradas que estaban fijas en Leah se dirigieron rápidamente al papel
desplegado. Los Kurkan miraron con curiosidad e inmediatamente sus
expresiones faciales se volvieron serias. El papel tenía un dibujo intrincado.
Se trataba de un mapa del palacio real de Estia. Leah habló, señalando con
la mano el mapa.
"Yo misma dibujé esto." Los dedos blancos comenzaron a señalar todos los
rincones del palacio real. "Estos lugares resaltados son pasajes secretos que
sólo se transmiten oralmente entre los miembros de la familia real. Este
lugar, este lugar y este lugar son pasajes desconocidos incluso para la
Reina..."
Ella mencionó las mejores rutas para entrar en el palacio real. También les
habló sobre los horarios de trabajo de los empleados del palacio real, sobre
qué lugares estarían desocupados en determinado tiempo, entre otras cosas.
"Por supuesto, no conozco muy bien la parte militar, así que sugiero que
hagamos lo siguiente." Los dedos de Leah se deslizaron sobre el papel y
señalaron las afueras del palacio real. "La seguridad de Estia se basaba
prácticamente en cinco sistemas. Los sistemas se mantienen
aproximadamente durante una semana, así que si se observa durante al
menos un día, se puede saber de cuál de los cinco se trata." Además, ella
explicó cómo distinguir los sistemas de seguridad que cambiaban
periódicamente, e incluso la ubicación de los guardias con el mayor detalle
posible.
"Desconozco cuándo planean llevar a cabo la conquista... Pero en mi
opinión, diría que después del funeral." Era porque todos los nobles se
reunirían en el funeral. Como acudirían escoltados por caballeros, podría
decirse que en ese momento las tropas se concentrarían en la capital. Lo
mejor sería actuar después del funeral.
"Y si planean tomar el palacio real con un pequeño grupo, podría
proporcionarles un lugar para esconderse en las afueras de la capital." Los
Kurkan tenían un aspecto bastante llamativo, por lo que les resultaría difícil
infiltrarse. Sin embargo, si se trataba de un barrio marginal con escasa
seguridad, la situación cambiaba.
Leah había comprado algunas mansiones cerca de barrios marginales. Las
había comprado mientras trabajaba como traficante de esclavos, y en un
principio tenía la intención de repartirlas entre las damas de compañía del
Palacio la Princesa. Pero ella no murió, así que su última voluntad no se
concretó. Las mansiones seguramente continuarían intactas.
"Sugiero que se use alguna mansión como base. Y si es necesario, pueden
entrar haciéndose pasar por esclavos Kurkan." Leah, que hablaba sin
vacilar, hizo una pausa para recuperar el aliento. "Dije todo lo que se me
vino a la mente... Si necesitan más información sobre Estia, háganme una
pregunta y se las responderé."
Ella conocía a Estia mejor que nadie porque le había dedicado toda su vida.
Frente a los Kurkan, que habían escuchaban con la boca abierta, Leah dijo
firmemente.
"Me acuerdo de todo." En el silencio de la sala de conferencia, Leah añadió
con cuidado. "Haré todo lo posible para ayudar, así que en cambio, me
gustaría pedirles que no se le hagan daño a la gente del reino..." Ella miró a
Ishakan y continuó sus palabras. "¿Habrá un nuevo gobernante en Estia, o
formará parte de Kurkan…?"
"Habrá un nuevo Reina Reinante, Leah." Ishakan habló, con sus ojos
sonrientes. "También se ha decidido el sucesor al trono."
Mientras su corazón latía con fuerza, Leah preguntó con voz temblorosa.
"¿Quién es...?"
"Tú."
Matrimonio Depredador - Capítulo
173

Capítulo 173. Reunión Militar (3)


Ishakan seguía sorprendiendo a Leah. Ella abrió los labios y los cerró.
Luego los abrió de nuevo y los volvió a cerrar. Después de repetir esto
varias veces, finalmente hizo la pregunta. "...¿Me vas a convertir en Reina
Reinante?"
A diferencia de la dudosa pregunta, la respuesta fue firme. "Sí. Es un regalo
de bodas, Leah." Ishakan había decidido desde el principio darle la corona a
Leah.
Ella se fue de Estia, pero no desapareció por completo el amor que sentía
por su país. Aunque la familia real fuera derrocada, ella no quería que el
pueblo de Estia sufriera daños, por eso estaba colaborando al máximo en la
conquista.
Ella consideraba que el gobierno de Kurkan sería mejor para el pueblo que
la tiranía de Blain, Cerdina y Byun Gyeongbaek. Al menos de esa manera
Leah podría interferir.
Ella creía que ese sería el mejor escenario para Estia… Pero los planes de
Ishakan estaban más allá de lo que Leah imaginaba.
Paralizada, Leah miró a los otros Kurkan. Ninguno de ellos parecía
sorprendido de que el Rey le diera este regalo de bodas. Leah finalmente
habló con un poco de dificultad.
"Pero Byun Gyeongbaek fue un regalo..."
"Sólo fue un pequeño regalo."
"......"
"¿No te gustó?"
Ishakan giró su cuerpo completamente hacia un lado, apoyando un codo en
la mesa y la barbilla sobre su mano. Le preguntó a Leah mirándola
fijamente.
"Si quieres, lo cambiaré por otra cosa." Leah negó con la cabeza
rápidamente, su corazón latía intensamente. Ishakan se rió brevemente antes
de decir. "Te dije que te daré cualquier cosa que quisieras." Realmente, no
había límite cuando decía 'cualquier cosa'.
Sus ojos dorados se veían brillantes. De repente, Leah sintió que sus
mejillas se calentaban. Para tratar de ocultar su rubor, ella bajó rápidamente
la cabeza y escondió su cara entre su cabello plateado.
En ese momento, ella entendió realmente el tipo de hombre con el que se
casaría.
***
La reunión continuó. Sin embargo, como Leah no estaba concentrada,
decidió abandonar la sala de conferencia.
En parte se debía a que estaba avergonzada porque su cara se puso roja por
culpa de Ishakan. También, su corazón latía con tanta fuerza, que sentía que
se escucharía en la sala de conferencia si se quedaba.
Cuando ella salió abriendo la puerta, se encontró con Haban y Mura, que
estaban conversando. Existía un gran contraste entre el sombrío Haban y la
vanidosa Mura.
Haban se acercó a Leah como si hubiera vuelto a la vida. "¡Leah!"
Ella se dio cuenta inmediatamente que no estaba presente Genin. Viendo
que Leah había observado los alrededores discretamente, Haban le dijo con
una sonrisa. "Genin está de permiso hoy. Pero no te preocupes, yo solo
puedo servirle perfectamente a Ishakan."
Parecía que Haban quería que Leah se llevara a Mura rápidamente. Sin
embargo, cuando ella se despidió adecuadamente, percibió que Haban miró
a Mura con pesar. A diferencia de Haban, Mura se despidió
impecablemente.
"Buena suerte, Haban."
"...Hasta luego, Mura."
Los ojos de Haban estaban llenos de sentimientos persistentes. Desde la
perspectiva de Leah, parecían una pareja interesante en muchos sentidos. Si
alguna vez tuviera la oportunidad, preguntaría cómo se conocieron y se
hicieron pareja.
***
Después de descansar y cenar, Leah se dirigió al salón para reunirse con
Morga. Cuando ella entró en el amplio salón, presenció un hecho
interesante.
Leah no sabía el motivo, pero parecía que a las damas de compañía no les
agradaba Morga. Aunque siempre habían querido estar cerca de Leah, en
esta ocasión prefirieron mantenerse alejadas. Dejando a las damas de
compañía en la puerta, Leah se acercó a Morga.
El salón estaba aún más caótico que la última vez. El patrón mágico en el
suelo era más grande que antes, y en una esquina del salón estaban apilados
diversos objetos.
Antes había un solo gran brasero, pero ahora habían ocho braseros que
rodeaban el patrón mágico. Las braseros, que estaban llenos de ramas y
hojas, desprendían el olor de las hojas de tabaco que Ishahan fumaba a
menudo.
Si había otra diferencia, era que la última vez estaban presentes varios
hechiceros, pero en esta ocasión sólo estaba Morga. Morga, estaba solo en
el centro del salón, mirando atentamente un mapa de constelaciones
zodiacales. De repente, murmuró con una mirada seria. "Aries y Leo... no,
Escorpio..."
Morga, que estaba concentrado en el mapa de constelaciones zodiacales,
levantó la vista cuando Leah se puso frente a él. "Has venido." La recibió
con mucha alegría. "Todos se asombraron durante la reunión militar."
Matrimonio Depredador - Capítulo
174

Capítulo 174. No Puedo Quedar Embarazada (1)


Morga la elogió repetidamente por cómo ella había memorizado todas las
complicadas estructuras del palacio real, dibujado un mapa, y todas las
cosas importantes que dijo.
"Además, escuché que convertiste a Byun Gyeongbaek en un espía." Le
sorprendía el hecho de que ella hubiera pensando en mentir con una poción.
Leah se mordió ligeramente el labio inferior. Ella no estaba acostumbrada a
que le hicieran tantos cumplidos, por lo que se sentía avergonzada. Después
de elogiarla durante mucho tiempo, Morga entró en razón tardíamente.
"Todavía no está listo, por favor espera un momento."
Puso una olla de agua caliente en un brasero. Luego ordenadamente
comenzó a introducir en la olla los ingredientes extraños que estaban
alineados a un lado. Incluso antes de introducir algunos ingredientes, los
pesó en una balanza para comprobar su peso.
"Estoy haciendo una poción. Aunque ahora es el momento perfecto..." De
alguna manera, parecía un poco inseguro. Mientras introducía el último
ingrediente en la olla, Morga le dijo a Leah. "No hay ninguna ley que
establezca que la hechicería sea incondicional. Cambia dependiendo de la
situación. Aunque se utilicen los mismos ingredientes para elaborar una
poción, el resultado puede variar según los cuerpos celestes, el estado del
hechicero, entre otros factores."
Mientras Morga miraba dentro de la olla, añadió que cuanto más experto
fuera el hechicero, existían más probabilidades de obtener los mismos
resultados. Cuando escuchó ella la explicación sobre las pociones, recordó
algo vagamente. Ella preguntó porque tenía curiosidad. "¿Realmente
existen las pociones de amor?"
"En teoría, existen." Morga respondió, mientras revolvía el líquido en la
olla con una espátula. "Pero dependiendo de quién haga la poción, los
efectos pueden variar mucho. Como las pociones de amor intentan cambiar
las emociones... en mi caso sólo puedo hacer afr0disíacos." También dijo
que las pociones de amor que vendían los Tomari eran falsas. Leah, que
había experimentado sus efectos en el pasado, escuchaba en silencio.
"Sólo un hechicero con gran poder puede hacer una verdadera poción de
amor. Pero un hechicero con ese nivel podría hacer cualquier cosa." Morga
se detuvo por un momento, agarró unos frutos de elaeagnus que estaban
cerca y los introdujo en la olla. Luego, revolviendo de nuevo el líquido en
la olla con una espátula, dijo. "A lo largo de la historia, sólo ha existido un
hechicero de ese nivel."
"...Ya veo."
Leah, que había estado pensando en Cerdina, se sintió aliviada. Morga, que
había sacado la olla del brasero para que se enfriara, miró a Leah con
atención. Pudo notar las emociones en los ojos de Leah. "¿Estás preocupada
por la Reina?"
Leah dudó, pero terminó diciendo lo que no quería decir. "Escuchó
alucinaciones auditivas ocasionalmente... Puedo sentir que todavía estamos
conectadas..."
Leah lo explicó ambiguamente, pero Morga sabía a qué se refería.
"Esperamos que esos síntomas disminuyan un poco después de la
ceremonia. Por favor, aguanta un poco más." Leah asintió lentamente.
"No te preocupes, Leah." Habló con firmeza. "Te protegeremos."
***
Morga le dijo que el hechizo que recibió esta vez no había sido muy fuerte,
por lo que no dormiría durante días. Sin embargo, su cuerpo estaba muy
cansado. Leah se quedó dormida en cuanto regresó a su habitación.
Estaba profundamente dormida, cuando sintió que alguien la abrazaba
desde un lado. Leah lo llamó adormecida. "Ishakan..."
"Sigue durmiendo, Leah." Susurró.
Pero Leah quería tener una conversación con Ishakan porque no lo había
visto en más de medio día, así que se giró. Ishakan tenía el cabello húmedo,
probablemente se había lavado hace poco.
"¿Qué has cenado?"
"Cordero y varias cosas más... comí mucho gracias a las damas de
compañía que me atendieron muy bien. ¿Y tú?"
Pero en lugar de responder, Ishakan tocó el cuerpo de Leah. Mientras
acariciaba su vientre, dijo. "No parece que hayas comido mucho." Una gran
mano le frotó las n@lgas. "Pronto tienes que elegir el vestido para la boda,
pero no podrás usarlo estando tan delgada."
"Me esforzaré más en comer."
Continuaron hablando sobre la boda, cuando ella se acordó de algo y
preguntó.
"¿Quedaré embarazada si hacemos la ceremonia?" Tenía miedo de que su
debilitado cuerpo no pudiera soportar el embarazo. Pero no mencionó eso y
siguió hablando casualmente. "Sólo preguntó para prepararme
mentalmente."
Ishakan, que se quedó mirando fijamente a Leah durante un momento,
respondió tardíamente. "Si no quieres, no."
Desafortunadamente, en cuanto escuchó su respuesta, ella se dio cuenta de
inmediato. Su rostro se puso rígido y trató de sonreír forzadamente. Leah
susurró en voz baja, tratando de parecer despreocupada.
"...Yo no puedo quedar embarazada."
Matrimonio Depredador - Capítulo
175

Capítulo 175. No Puedo Quedar Embarazada (2)


En un rincón de su corazón, quería que Ishakan negara lo que ella había
dicho. Pero se mantuvo en silencio.
Las comisuras de su boca, que había levantado forzosamente, bajaron
lentamente. Su sonrisa se desvaneció poco a poco. Después de todo, Leah
no pudo reprimir su melancolía.
Una novia con el cuerpo y la mente completamente destrozados, que ni
siquiera podía tener hijos. Ella sabía lo importante que eran los hijos para
una pareja, puesto que lo había aprendido abruptamente en Estia.
La madre de Leah fue expulsada tan pronto como se volvió infértil. Sin
embargo, Ishakan se casaría con Leah sabiendo su condición.
Pero Ishakan era un Rey muy poderoso. Necesitaba hijos para mantener su
línea de sangre, así que tendría que procrear descendientes con otras
mujeres. Incluso la familia real de Estia permitía los matrimonios
incestuosos con la finalidad de preservar el linaje.
Pensamientos negativos invadieron su mente. Si Ishakan se acostaba con
otra persona…
"¿Qué tanto estás pensando, Leah?" Ishakan pellizcó suavemente la punta
de su nariz. "No tienes que preocuparte por nada."
"......"
Parecía que se había dado cuenta de que ella estaba pensando en todo tipo
de cosas. Leah enterró su cara en su pecho sin decir una palabra. La calidez
que le transmitía calmó poco a poco su turbulento corazón. Ishakan puso su
mano en la cabeza de Leah y la acarició durante un buen tiempo para
consolarla, hasta que finalmente habló.
"Te traje al desierto para hacerte feliz."
No para tener un hijo.
Leah levantó la vista para hacer contacto visual con Ishakan.
"Realmente eres la única. Serás el centro de mi mundo." Ishakan añadió
refunfuñando. "¿Acaso no lo he demostrado hasta ahora?"
Leah respondió rápidamente. "Es que en Estia..."
"Estás en el desierto, no en Estia." Sus labios besaron su frente. "Serás la
Reina de Kurkan."
Bajó su boca hasta encontrarse con los labios de Leah. Después de un suave
beso, Ishakan dijo. "Morga me dijo que no podías quedar embarazada. Sin
embargo, hay factores que pueden influir y que no puede determinar, como
mi peculiar constitución." Continuó hablando mientras abrazaba
firmemente a Leah. "Además, con el tratamiento mejorarás gradualmente.
Un día cuando los hechizos sean removidos, podrás quedar embarazada de
forma natural. Por supuesto, quiero tener un bebé lo antes posible..."
Ishakan, que hablaba tranquilamente, de repente sonrió traviesamente. "Así
que intentaré hacerlo hasta conseguirlo."
"¿......?"
"No te preocupes. Afortunadamente, tu amado es muy enérgico, así que
algún día tendrás un bebé." Se subió encima de ella. Leah se quedó
mirando a Ishakan alarmada. "¿Por qué no practicamos desde ahora?"
Leah se olvidó de todo y esbozó una pequeña sonrisa ante la pregunta. Un
dedo tocó suavemente sus labios mientras sonreía.
"Sonríe a menudo." Su mirada estaba llena de afecto mientras ella sonreía
suavemente. "Te ves muy hermosa cuando sonríes."
Imposible no enamorarse de sus ojos encantadores. Leah rodeó su cuello
con los brazos y tiró de él. Entonces, se besaron con más intensidad que
antes.
Ahora pensaba que entendía un poco por qué Ishakan no le había hablado
de su pasado. Porque los recuerdos del pasado no importaban en el
presente.
Incluso si olvidara todos sus recuerdos y se encontraran nuevamente... ella
seguiría amando a Ishakan. Porque no podía evitar amar a este hombre.
Leah dejó a un lado sus pensamientos sobre el pasado de Ishakan. No había
ninguna prisa. Se conocerían poco a poco durante el tiempo que pasarían
juntos en el futuro.
Sólo le preocupaba... que tal vez no hubiera tal tiempo. Leah siguió
besándolo, mientras lo rodeaba con sus brazos fuertemente.
Fue una noche felizmente aterradora.
***
Byun Gyeongbaek había estado diciendo más palabrotas últimamente. Vivía
diciendo palabrotas durante todo el día. Los asistentes que lo atendían
susurraban a sus espaldas se había vuelto aún más grosero, pero Byun
Gyeongbaek tenía sus propias razones para ello.
Había tomado una extraña poción por culpa de la malvada Princesa y no
tenía más remedio que obedecerle, por lo que su temperamento había
empeorado.
Matrimonio Depredador - Capítulo
176

Capítulo 176. Funeral (1)


Aunque intentó encontrar personalmente un Tomari que pudiera
contrarrestar la extraña poción, fue difícil encontrar uno que realmente
pudiera hacerlo. Todos intentaron engañarlo con antídotos falsos. Byun
Gyeongbaek chasqueó la lengua mientras miraba por la ventana.
"¿Por qué el cielo está tan oscuro...?"
Unas nubes oscuras cubrían el sol, creando un ambiente sombrío aunque era
mediodía. Un cielo gris apropiado para un funeral. Tenía este color desde el
día en que Byun Gyeongbaek vino a la capital.
Cuando terminara el funeral, Byun Gyeongbaek tenía que hacer lo que la
Princesa le había ordenado y regresar rápidamente.
Byun Gyeongbaek había escrito toscamente una carta para enviársela a la
Princesa, luego la ató a la pata del ave mensajera que vino desde Kurkan y
la hizo volar. Después, se vistió con una traje negro y se dirigió al palacio
real.
Se estaba llevando a cabo el funeral del Rey. Todos los nobles de Estia se
reunieron en el lugar del funeral, que se realizó en un terreno descampado
detrás del palacio real, donde se ubicaba el cementerio real y solo se
enterraba a la realeza.
Fue un funeral perfecto en términos del entorno, la gente vestida de negro y
un clima sombrío. Después de avanzar un poco con la ceremonia, siguieron
las ofrendas florales para el Rey.
Byun Gyeongbaek fue el primer noble en poner flores. Con un crisantemo
blanco en la mano, se acercó al ataúd donde yacía el cuerpo.
Extrañamente, el cuerpo del Rey acostado entre flores blancas, parecía más
vivo que cuando estaba vivo. Viendo el cadáver con una túnica ceremonial
e incluso con una corona en la cabeza, tuvo una mala sensación.
"......"
Byun Gyeongbaek frunció el ceño discretamente mientras colocaba las
flores y regresó a su asiento. Mientras los otros nobles ponían flores, echó
un vistazo hacia adelante.
Vio a la Reina que tenía un vestido negro. Su expresión, vislumbrada bajo
el largo velo negro de su sombrero, no se veía tan triste.
Desde el principio él no esperaba que la Reina llorara la muerte del Rey.
Ella estaba loca por su hijo. Seguramente estaba contenta por el hecho de
que el Príncipe Heredero finalmente heredaría el trono.
Por cierto, el Príncipe Heredero no estaba presente. La colocación de flores
estaba a punto de terminar, así que pronto sería el momento de pronunciar
el discurso fúnebre. Pero él no sabía dónde demonios estaba.
Justo cuando comenzó a quejarse en su interior, se escucharon murmullos
desde atrás. Byun Gyeongbaek miró hacia atrás por reflejo y no pudo creer
lo que veía.
El Príncipe Heredero caminaba lentamente. Llevaba brillantes joyas de oro
sobre la túnica, y una capa roja que se extendía hasta el suelo. El Príncipe
Heredero llevaba una magnífica túnica real en medio de una multitud
vestida de negro.
Pero había algo más sorprendente que eso. Byun Gyeongbaek murmuró
entre dientes.
"¿Cabello rubio...?"
En lugar del cabello plateado que simbolizaba a la familia real de Estia, el
Príncipe Heredero tenía un deslumbrante cabello rubio. Mientras todos
estaban paralizados por el desconcierto, él llegó al ataúd.
Mirando el cadáver con los ojos entrecerrados, el Príncipe Heredero arrojó
un crisantemo blanco. Luego, sacó la corona que llevaba el Rey muerto y la
colocó en su cabeza.
El Príncipe Heredero se giró lentamente para mirar a los nobles. Frente a
ellos, que seguían paralizados, dijo. "Escucha Estia."
Byun Gyeongbaek se estremeció de miedo. Un humo negro salió de los pies
del Príncipe Heredero. Su voz, que había sido clara, sonó de forma extraña
y retorcida.
<Soy de la verdadera línea de sangre de Estia.>
<Saluden a su nuevo Rey.>
<Adórenme.>
Apenas terminó de hablar, un humo negro se elevó y cubrió completamente
al Príncipe Heredero. Los ojos de los nobles se agrandaron ante la escena.
Su cabello dorado, se había vuelto plateado.
"¡Oh...!"
En ese momento, se escuchó un grito de felicidad. Las miradas de los
nobles se movieron hacia el sonido.
El humo negro que envolvía al Príncipe Heredero fluyó hacia la Reina. El
humo negro se arremolinó y retiró el velo que cubría la cara de la Reina. Se
reveló su rostro lleno de éxtasis.
"Ah, finalmente..." La Reina, que tenía la cara sonrojada, comenzó a inhalar
el humo negro. Cuando todo el humo desapareció sin dejar rastro, la Reina
se rió alocadamente.
En ese momento, todos los presentes en el funeral comenzaron a correr y a
gritar.
"¡Kyah!"
"¡¡Ahhhhh!!"
Byun Gyeongbaek también corrió frenéticamente entre los nobles que
huían. Pero cuando miró hacia atrás porque sentía una sensación
espeluznante, sus ojos se agrandaron.
Humo negro se extendía desde el cuerpo de la Reina hacia todas las
direcciones. Cuando el humo negro tocaba a las personas que huían, éstas
se detenían inmediatamente.
Todas las emociones desaparecían de sus rostros. Convertidos en muñecos
se arrodillaban en el suelo, inclinándose cortésmente hacia la Reina.
"¡Qué es esto, maldición...!"
Byun Gyeongbaek corría desesperadamente para salvar su vida. Sin
embargo, tampoco pudo evitar el humo negro. Sintiendo como si alguien
agarrara su cerebro y lo sacudiera, la conciencia de Byun Gyeongbaek se
cortó.
Pronto, el lugar quedó en silencio. Habían estado gritando mientras huían,
pero ahora estaban arrodillados en el suelo con los ojos desenfocados. En el
inquietante silencio, los hombros de Cerdina temblaron.
"Hm, jaja, jajaja...." Ella estalló en risas frente a los numerosos nobles que
inclinaron la cabeza ante ella. "¡Jajajaja!" Había creado la casa de muñecos
perfecta. Cuando la risa maníaca se detuvo, Blain abrió la boca.
"Ahora tienes que cumplir tu palabra, madre."
Cerdina sonrió ampliamente mientras miraba a su hijo con la corona.
"No lo he olvidado, Blain." Ella se acercó a Blain, se agachó y le besó la
parte superior del pie. Luego, susurró dulcemente. "Mi amado Rey."
Matrimonio Depredador - Capítulo
177

Capítulo 177. Víspera


La leve sensación de ansiedad era como una pequeña espina clavada en la
punta de sus dedos. Invisible, pero una molestia constante que hacía
imposible olvidar su presencia.
A medida que se acercaba el día de la boda, la sombra de la ansiedad
situada en un rincón de su corazón se hacía cada vez más grande. Tratando
de ignorar la oscura sombra, Leah se mantuvo ocupada con los preparativos
de la boda. Aunque, como ella desconocía las costumbres de Kurkan, la
mayor parte de los preparativos eran responsabilidad de Ishakan.
En medio del trabajo diario para los preparativos, ella también estudiaba el
idioma de Kurkan. Extrañamente el lenguaje Kurkan no tenía vocales, sólo
consonantes. Estaba un poco confundida, pero después de esforzarse,
comprendió cómo leerlo torpemente.
Mura la elogiaba ocasionalmente, diciendo que el lenguaje Kurkan era
difícil de aprender para los extranjeros y que era la primera vez que ella
veía a alguien aprenderlo tan rápidamente. Cada vez que eso ocurría Leah
solía apretar los labios de vergüenza. Ella no estaba acostumbrada a que la
elogiaran cada vez que hacía algo.
Esos días agitados pasaron rápido y finalmente llegó el día de la boda. La
boda comenzaba con la ceremonia de las cinco noches juntos y terminaba
con la ceremonia de voto.
En la mañana del día de la boda, según la tradición Kurkan, Leah comió
pétalos rojos apenas se despertó. Luego lavó su cuerpo en una bañera llena
de pétalos rojos.
Después de afeitarse meticulosamente de la cabeza a los pies y de secar su
larga cabellera, fue a desayunar. En Estia, si había un evento pasaba hambre
desde el día anterior, pero en Kurkan era todo lo contrario.
Las damas de compañía se sentían preocupadas porque no conseguían que
Leah comiera todo lo que querían. Cada vez que Leah comía un bocado,
Mura la animaba.
"¡Lo estás haciendo bien! ¡Necesitas acumular un poco más de energía
antes de la primera noche! ¡Por favor, esfuérzate un poco más!"
Con su apoyo, Leah comió hasta que sintió que su estómago explotaría e
insistió en que no podía comer más. Solo entonces, ella comenzó a vestirse.
Mientras Mura arreglaba a Leah con las demás damas de compañía, le
hablaba sobre algunas cosas.
"A partir de hoy, los invitados disfrutarán de un banquete." Mura añadió
que se revolcarían como cerdos consumiendo el vino y la comida ofrecida
por Ishakan. "También es importante decir que no verás a los invitados."
Cuando dos Kurkan se casaban, ambos recibían a los invitados. Pero
cuando un Continental y un Kurkan se casaban, sólo el Kurkan recibía a los
invitados. Un Continental sólo vería a los invitados el último día en la
ceremonia de voto.
"Ahh..." Mura, que había estado arreglando a Leah, suspiró abiertamente.
Las demás damas de compañía suspiraron, siguiendo su ejemplo.
"Realmente estoy preocupada. Seguramente se comportara como una bestia
salvaje..." dijo Mura.
Bebiendo una poción nutricional especial hecha por Morga, Leah murmuró.
"¿Qué debo hacer...? Quizás debería llamar a un médico..."
Leah, que le había dado una mano a las damas de compañía para que le
cortaran las uñas y con la otra agarraba el vaso para beberse la poción de
sabor amargo, también tenía una expresión seria. Mura le indicó mientras
agarraba el vaso que ahora estaba vacío.
"Estableceremos medidas de seguridad. Si piensas que es peligroso, huye."
Mura se lo repitió varias veces mientras seguía arreglando a Leah con las
demás damas de compañía.
Hoy Leah llevaría un vestido rojo. El vestido confeccionado con tela de alta
calidad tenía separada la parte superior e inferior, dejando al descubierto
elegantemente su vientre. Ella no estaba acostumbrada a tener su vientre al
descubierto, así que pasó su mano por la piel descubierta
inconscientemente.
También llevaba un fino velo bordeado con oro. Además, joyas en la frente,
el cuello, las muñecas y los tobillos.
En las joyas que estaban colocadas en sus muñecas y sus tobillos, colgaban
pequeños cascabeles que emitían un tenue sonido al caminar. El sonido de
los cascabeles mantenía alejado las malas energías.
Cuando ella finalmente estuvo completamente arreglada, el sol se había
ocultado y estaba oscuro afuera. Después de comprobar la luna llena, Mura
se marchó con las damas de compañía. Fue para darle tiempo a solas.
Cuando las damas de compañía se marcharon, el lugar quedó en silencio.
Leah se miró brevemente en el espejo y luego se dirigió a la ventana. "......"
Desde la distancia se escuchaba la música, las risas fuertes y las voces.
Parecía que la víspera de la boda estaba en pleno apogeo.
Leah, que miraba el palacio real, pasó lentamente su mano por el marco de
la ventana. Sintió una textura dura y fría.
Se preguntó si el funeral del Rey ya había terminado en Estia. De alguna
manera, la fecha del funeral y de la boda coincidían. No fue a propósito. Se
sentía extraño.
Matrimonio Depredador - Capítulo
178

Capítulo 178. Medidas de Seguridad (1)


Leah, que se imaginó el funeral en el que se reunirían todos los nobles de
Estia, sonrió amargamente. Fue porque ella sabía que nadie estaría triste en
el funeral.
Era algo natural. Si ni siquiera su propia hija había derramado una sola
lágrima. Afortunadamente, al menos su cuerpo pudo recibir un entierro
adecuado.
Ahora Blain ascendería al trono. Le preocupaba que el insensible y violento
hombre atormentara innecesariamente a los empleados del palacio real.
Pero Leah negó con la cabeza, dejando esos pensamientos a un lado. No
debía pensar en Estia incluso en el día de la boda. Comiéndose unos dátiles
de palmera que Mura le había dejado, Leah comenzó a pensar en otras
cosas aparte de Estia.
Después de un tiempo de tranquilidad a solas, Mura regresó sosteniendo
una pequeña bandeja. En la bandeja había una flor roja sin tallo. Leah
agarró con cuidado la flor y la acomodó en su boca. Parecía que estaba
brotando de sus labios. Hasta encontrarse con Ishakan, tenía que mantener
la flor en los labios.
Finalmente, siguió a Mura al exterior. Leah se subió en el palanquín que
estaba justo delante de ella. El magnífico palanquín parecía muy pesado a
simple vista, pero las damas de compañía lo levantaron con ligereza sin
ningún indicio de dificultad.
Llevaron a Leah en el palanquín hasta una pequeña edificación ubicada en
la parte trasera del palacio real, evitando a los ruidosos invitados. La
edificación, que sólo se utilizaba para eventos importantes, parecía un
pequeño anexo.
Había un pequeño muro alrededor de la edificación de piedra blanca con un
techo en forma de cúpula. Mura dijo mientras dejaban a Leah frente a la
puerta arqueada.
"Debes ir sola desde aquí. Ishakan está esperando adentro..."
Después de asentir, Leah entró en la zona rodeada por el muro mientras las
damas de compañía la despedían. Ella, que caminaba lentamente, estaba
impresionada interiormente. Había un entorno completamente diferente
dentro del pequeño muro.
Pequeñas baldosas formaban elaborados patrones en el suelo y también
canales de agua en cuatro direcciones. Había pequeñas flores esparcidas
sobre el agua, que era tan transparente que se podían observar las baldosas a
través de ella.
Habían pequeños faroles distribuidos de forma ordenada, iluminando la
zona. El camino que debía recorrer Leah, estaba cubierto por una alfombra
de seda roja que se extendía hasta la edificación. Ella llegó hasta la puerta
con los cascabeles de las joyas tintineando.
Respiró profundamente durante un momento frente a la puerta de madera
marrón oscura, luego la empujó. El interior estaba iluminado tenuemente.
Cada ventana tenía cortinas, pero la luz brillaba tenuemente a través de
ellas. Además, la luz de la luna se filtraba por la ventana circular del techo.
Leah miró a su alrededor después de observar la luna llena, oculta por
delgadas nubes. La forma y disposición de los muebles era inusual.
En el centro de la habitación había una cama circular. Estaba colocada
exactamente debajo de la ventana del techo, por lo que las sábanas blancas
estaban impregnadas de la brillante luz de la luna. Aparte de la cama, sólo
destacaba una pequeña mesa y un sillón.
Después de mirar el interior durante un rato, Leah parpadeó. Por mucho que
mirara a su alrededor, no podía encontrar a Ishakan. Leah miró más allá de
la cama, un lugar cubierto por una fina tela que colgaba. Entonces se acercó
con cautela para comprobar si por casualidad estaría allí.
"Leah."
Escuchó una voz desde el otro lado de la tela. Entonces, rápidamente apartó
la fina tela y pudo percibir el aroma del alcohol. Leah dio un paso hacia
atrás involuntariamente.
"¡......!"
Casi se le cae la flor que tenía en la boca. Parpadeó desconcertada mientras
recordaba las palabras que le dijo Mura.
—Estableceremos medidas de seguridad.
Leah pensó que haría algo porque estaba muy preocupada, pero no imaginó
algo como esto… ella miraba desconcertada la escena que tenía delante.
Ishakan estaba sentado apoyado en un pilar de hierro que no encajaba
proporcionalmente con el pequeño edificio. Sus manos estaban atadas
detrás del pilar de hierro y la parte superior de su cuerpo estaba envuelta en
gruesas cadenas.
Con los ojos vendados por una tela roja, sonrió espontáneamente. Dijo con
una voz calurosa. "Hola, novia mía."
Matrimonio Depredador - Capítulo
179

Capítulo 179. Medidas de Seguridad (2)


Ella no estaba acostumbrada a que Ishakan le hablara de esta manera. Leah
se apretó su pecho palpitante con la mano. Para darle una respuesta, tenía
que hacer algo con la flor en sus labios.
Se sentó con las rodillas dobladas frente a Ishakan. Entonces, como le había
dicho Mura, acercó su boca a la de Ishakan. Inclinando ligeramente la
cabeza, él abrió los labios y le quitó la flor con un mordisco. Se la tragó
rápidamente antes de abalanzarse nuevamente.
"Ah..."
Leah finalmente pudo hablar, pero su primer sonido fue un gemido. Ella
recibió el beso del apasionado Ishakan. Pero Ishakan, que se había
abalanzado, no pudo hacer nada más debido a las cadenas.
Ishakan separó sus labios descontento y apoyó su cara en el cuello de Leah.
Olía fuertemente a alcohol. Leah le preguntó, agarrando su cara con
cuidado.
"¿Bebiste mucho alcohol?"
"Ha..." Ishakan suspiró profundamente y murmuró. "Los Kurkan me
hicieron beber alcohol, como si estuvieran esperando que me
emborrachara..." Le dijeron que como anfitrión, no podía rechazar las
bebidas alcohólicas ofrecidas por los invitados, así que bebió todo lo que le
dieron. Aunque soportó durante algún tiempo, terminó ebrio.
Leah lo examinó cuidadosamente. Su túnica roja, del mismo color que el
vestido de Leah, le quedaba bien. Mientras ella lo observaba, Ishakan
acercó su cara. "Hagámoslo de nuevo."
Ella se sentó sobre sus muslos y se besaron sin descanso. De repente, ella
volvió en sí por el continuo traqueteo de las cadenas.
"Ishakan, espera un momento..." Leah recuperó el aliento mientras tanteaba
las cadenas que lo ataba. "¿Estás bien? ¿No te duele?"
No sólo su cuerpo estaba atado, también tenía los ojos vendados. Ella se
preguntaba si era necesario hacer esto, no quería que Ishakan sufriera. Pero
en ese momento, él se rió suavemente.
Leah se quedó con la boca abierta. Ahora que lo pensaba, seguramente él
había permitido esto. Por muy borracho que estuviera, no habrían podido
atar de esta manera a Ishahan si no lo hubiera querido.
Ishakan sacudió brevemente su cabeza. Parecía que estaba tratando de
mantener la compostura. Preguntó después de lamerse los labios. "¿Te has
puesto el vestido rojo?"
"Sí. Es del mismo color que tu túnica."
"Ya veo. Puedo escuchar los cascabeles."
"Los cascabeles... están en las joyas."
"¿Dónde? ¿En las muñecas?"
"En las muñecas y los tobillos."
"Debe verse hermoso."
Leah tocó la tela roja que cubría los ojos de Ishakan.
"Si quitamos esto..."
"Será mejor que no hagas eso." Ishakan negó rotundamente. Pero enseguida
continuó hablando con una voz suave. "Yo también te extraño, Leah. Pero
quiero que nuestra primera noche de bodas sea segura."
Sus palabras hicieron que se sonrojara. Después de vacilar, Leah
simplemente le agarró los hombros. Ishakan dejó escapar un suspiro.
Las nubes se despejaron y la luz de la luna se hizo aún más brillante.
Recordó la noche de luna llena que había pasado con él. Los recuerdos de
aquella noche estaban llenos de pasión, se sentía avergonzada pensando en
ello.
Ishakan parecía más insoportable que aquella vez. Incluso su virilidad
estaba firmemente levantada, abultando la tela de su entrepierna.
A Leah le dijeron que no había fumado tabaco durante una semana. Fue
para detener temporalmente los efectos del tabaco y mantenerse más fiel a
sus instintos.
Además, hoy había luna llena. Como había bebido mucho alcohol, su
tolerancia había disminuido drásticamente. Ella sentía que por el bien de
Ishakan tenía que hacer algo lo antes posible. Cuando Leah se decidió y
agarró el dobladillo de la prenda superior de su vestido, Ishakan le
preguntó.
"¿Puedes quitarte la ropa?" Lo dijo como si supiera lo que ella iba a hacer,
aunque tenía los ojos vendados. "¿Por qué no te quitas la prenda superior?
Te lameré los sen0s."
Ella soltó las cintas y los pequeños botones que las damas de compañía
habían arreglado, haciendo que su prenda superior cayera. Las joyas de su
prenda superior sonaron al impactar contra el suelo.
Se sentía nerviosa con el aire rozando su piel. Pudo sentir que sus p3zones
se tensaron por el aire ligeramente frío.
Leah, que seguía sentada sobre sus muslos, agarró sus sen0s con las manos.
De esta manera, sería un poco más fácil para Ishakan estaba atado. Se sintió
avergonzada sosteniendo su suave carne.
Ishahan, que bajó lentamente su cara, comenzó lamiendo su cuello. Luego,
frotó su cara contra su pecho. Sus p3zones se endurecieron de anticipación.
Incluso ella podía sentir que se mojaba, aunque aún no la había tocado
abajo.
Comenzó a lamer y chupar ruidosamente sus p3zones. También, sus dientes
mordían sus p3zones hasta causarle un ligero dolor.
En el espacio oscuro y silencioso, no se percibía ni un solo sonido del
exterior. Sus caricias se escuchaban claramente en este lugar, donde el más
mínimo movimiento se escuchaba fuertemente. De repente, Ishakan
susurró. "...Ahora la prenda inferior."
Matrimonio Depredador - Capítulo
180

Capítulo 180. Medidas de Seguridad (3)


Mientras él le lamía sus sen0s, Leah desató la pretina de la falda de su
vestido con sus manos temblorosas. Ella se levantó lentamente.
Su falda se deslizó hasta cubrir los muslos de Ishakan, luego su ropa
interior cayó encima de ello. Entonces, cuando ella movió sus manos para
quitarse el largo velo, Ishakan enterró su rostro rápidamente entre su
entrepierna. Sorprendida, Leah movió su cadera hacia atrás.
"Oh no, todavía no... tengo que quitarme el velo..."
"Usa el velo. Creo que es mejor dejar al menos un accesorio." Incapaz de
moverse, susurró con voz ronca. "Ven aquí, Leah."
Ella movió su cadera hacia adelante de nuevo. Ishakan dijo mientras le
lamía los muslos. "Hmm... Acércate un poco más. Ahora abre las piernas..."
Ishakan movió la cabeza hacia su entrepierna. Lamió suavemente su
cl!toris, que había comenzado a endurecerse.
Leah, que no sabía dónde poner sus manos, inconscientemente agarró el
cabello de Ishakan. En ese momento, su lengua pen3tró con fuerza. Un
gemido incontrolable salió de su boca.
"¡Ahh...!" Sus muslos temblaban ligeramente. Leah sentía que estaba
perdiendo las fuerzas en sus piernas, pero intentaba aguantar. Ishakan siguió
lamiendo cada centímetro de su zona ínt!ma y también succionó los fluidos
que habían comenzado a brotar.
Sonidos lascivos invadían sus oídos. Inconscientemente, ella apretó y aflojó
sus muslos varias veces, gimiendo. "Ah, Ishakan, hmm..."
Mientras Ishakan atormentaba implacablemente su cl!toris, sus ojos se
volvían blancos ocasionalmente. Las sensaciones se intensificaron. Leah
agarró su cabello con fuerza. "¡Hmm, ahh, ah...!" Leah dobló su espalda y
se tambaleó temblorosamente.
Ishakan murmuró mientras introducía su lengua en su cavidad. "Apenas
estamos comenzando." Finalmente Leah no pudo aguantar más, así que
terminó derrumbándose. Su húmeda zona inferior tocó la pierna de Ishakan.
Leah se mordió el labio inferior mientras miraba a Ishakan. No había sido
suficiente, quería sentir algo más duro. Ella se sorprendió de sus propios
pensamientos y se estremeció.
Viendo la reacción de Leah, Ishakan sonrió y dijo con los labios cubiertos
de ciertos fluidos. "Te enseñé a hacerlo sola, esto no es diferente. Puedes
hacerlo, ¿Verdad?"
Al escuchar su pregunta, Leah agarró la parte inferior de su túnica y desató
la pretina dejando al descubierto su ropa interior. Parecía que su virilidad
er3cta atravesaría la tela. Cuando ella le quitó su ropa interior, su virilidad
se levantó con las venas tensadas.
Aunque normalmente ella habría dudado por miedo a su ferocidad, esta vez
no lo hizo. Quizás debido a que había aprendido sobre los placeres que le
proporcionaba Ishakan.
Leah puso sus manos sobre los hombros de Ishakan y comenzó a sentarse
lentamente. Cuando sus gen!tales se tocaron, Ishakan se estremeció
brevemente y exhaló profundamente. "Haa..."
Con solo introducir la punta del gl@nde sintió un ligero dolor. Aunque ella
se movía despacio, Ishakan esperó pacientemente. Murmuró mientras
chupaba los sen0s de Leah. "Oh, bien hecho..."
Su virilidad estaba demasiado caliente y demasiado grande. Ella podía
sentir claramente su textura, la forma curvada de su glande y sus gruesas
venas.
Leah cerró los ojos con fuerza y bajó completamente su cadera. "¡......!"
Cuando su virilidad llegó hasta lo más profundo, su cuerpo se puso rígido.
Sintió que su virilidad se agrandaba en su interior.
"Leah..." Ishakan pronunció su nombre con dificultad. Luego mordió su
cuello, provocando que ella gimiera.
Leah, pen3trada por su virilidad, volvió a agarrarse de los hombros de
Ishakan. Este hombre permitió que lo encadenaran por ella, así que hoy
tenía que esforzarse mucho.
Finalmente levantó su cadera, sintiendo un hormigueo que se extendió hasta
los dedos de los pies. Luego se sentó de nuevo, produciendo el sonido de
una palmada. Sus ojos se llenaron inmediatamente de lágrimas. Pero Leah
intentó moverse un poco más rápido.
Con cada movimiento, el largo velo que colgaba hacia atrás se arrugaba y se
escuchaba el sonido de los cascabeles. "Hmm, ahh..."
Ella estaba temblando, pero intentó seguir moviendo su cuerpo. Mientras se
movía hacia arriba y hacia abajo, su cl!toris se frotaba contra su vientre. Sus
labios se abrieron espontáneamente debido al placer que recompensaba sus
arduos movimientos.
Ishakan mordió brevemente el cuello de Leah. Luego frotó su cara como si
no pudiera soportarlo.
La tela que le cubría los ojos se deslizó hacia abajo, incapaz de soportar el
intenso movimiento. Entonces Leah supo por qué Ishakan ocultaba sus ojos.
Sus ojos dorados se parecían a los de una bestia. Se podía sentir su
abrumadora ferocidad. Miraba a Leah con sus ojos entrecerrados, como si
estuviera viendo una presa que pronto sería devorada.
De forma instintiva, ella sintió el impulso de huir. Pero en el momento en
que ella intentó retirarse, Ishakan levantó la cintura bruscamente. "¡......!"
Los ojos de Leah se agrandaron mientras caía de bruces hacia Ishakan. Él
comenzó a pen3trarla como si hubiera estado esperando este momento. Fue
un movimiento fuerte y rápido en comparación con los esfuerzos de Leah.
"Ishakan, hmm, ah..." Como si ella estuviera montando un caballo, su
cuerpo se balanceaba hacia arriba y hacia abajo frenéticamente. Leah lo
llamó desesperadamente. "¡Ah, Ishakan, espera...!"
Pero Ishakan ya no estaba en sus cabales. "¿Por qué huiste, Leah?" Ishakan
entrecerró los ojos con una sonrisa. "Tienes que quedar embarazada."
Matrimonio Depredador - Capítulo
181

Capítulo 181. Medidas de Seguridad (4)


"Bueno, eso...." Sintió que su cara ardía de la vergüenza. Aunque ella había
dicho que quería quedar embarazada, le pareció que Ishakan lo dijo de una
manera diferente.
Como Leah no pudo refutarlo, volvió a mover su cadera ferozmente. Su
gruesa virilidad chocaba contra su cu3llo ut3rino. Cada vez que su virilidad
llegaba hasta lo más profundo, su clítoris se frotaba por el contacto de sus
cuerpos.
Un intenso placer recorría su cuerpo. La sensación estaba más allá de un
simple placer, sentía un placer aterrador. Leah gemía mientras se
estremecía.
"Dijiste que querías tener un bebé, ¿No?"
"¡Hmm, hick, ahh...!"
"Tu esposo se esfuerza mucho..." Ishakan le murmuró a la temblorosa Leah.
"¿No deberías cooperar también?"
Con esas últimas palabras, empujó su virilidad hasta el fondo. Leah gimió
cuando su virilidad llenó todas sus paredes internas. La frente de Ishakan se
arrugó y dejó escapar un áspero gruñido. "Argh..."
Un líquido caliente se esparció en su interior, pudo sentirlo claramente.
Calambres recorrieron su cuerpo mientras ella retorcía los dedos de las
manos y de los pies. Lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Ishakan siguió
moviendo su virilidad lentamente, como si lo estuviera disfrutando.
De alguna manera, Leah consiguió levantar la cabeza. Sus ojos dorados
miraron fijamente su rostro cubierto de lágrimas.
A pesar de que había ey@culado seguía teniendo los ojos brillantes. Más
bien, parecía que se había vuelto aún más vigoroso. Estaba hirviendo de
calor.
"Estás cansada, Leah." Arrastró extrañamente las palabras al final de su
discurso. Parecía que estaba emborrachado. "Deja que lo haga por ti."
Leah recuperó los sentidos ante sus persuasivas palabras. Si le quitara las
cadenas en este momento, ella podría morir durante la primera noche. Pero
como Ishakan comenzó a retorcerse como si fuera a romper la cadena
inmediatamente, Leah respondió apresuradamente. "¡Yo lo haré...!"
"No."
"Ishakan... yo puedo hacerlo bien..." Leah tartamudeó casi como si
estuviera suplicando y tocó el pecho de Ishakan sintiendo la fría cadena.
"......."
Los ojos de Ishakan se entrecerraron. Ella pudo sentir cómo su virilidad,
que se había ablandado, se endurecía poco a poco. Toda la cavidad de Leah
estaba llena de semen, no había dejado ningún espacio limpio.
Leah cerró los ojos y levantó su cadera, fluidos se escurrieron de su
v@gina. Pudo sentir cómo su entrepierna se empapaba de estos fluidos. Ella
se movió con cuidado hacia arriba y hacia abajo de nuevo.
"Ah..." Un gemido se escapó de sus labios inconscientemente. Los
cascabeles tintineaban con el movimiento de su cuerpo. Aunque le parecía
un poco vergonzoso, decidió no prestarle atención. Con el rostro enrojecido,
ella siguió moviendo su traser0. Ishakan, que observaba en silencio, hizo
una petición. "...Toca tus p3zones."
Imitando lo que solía hacer Ishakan, ella frotó un p3zón entre sus dedos.
Entonces, él le mordió el otro p3zón. Leah se estremeció, pero no dejó de
moverse.
"Más rápido."
Ishakan siguió lamiendo su p3zón intensamente. Leah se movió con más
fuerza. Aunque no había tomado un sorbo de alcohol, se sentía mareada
como si estuviera borracha. Como si estuviera hipnotizada por sus ojos
dorados. Leah trató de moverse siguiendo sus instintos
"Más."
Ella gimió ante la breve petición y se esforzó un poco más para satisfacerlo.
Su respiración se volvió más caliente y sus labios temblorosos se separaron
gradualmente, haciendo que saliva saliera de su boca.
Abrumada por el placer que aumentaba, hizo contacto visual con Ishakan.
Se quedó mirándola sin decir nada. Leah se sintió avergonzada, como si
fuera la única embriagada de placer. "Ah, ¿Se siente bien?" Leah preguntó,
respirando agitadamente. "Ahhh, hmm..."
Pero sus labios fuertemente cerrados no se abrieron inmediatamente.
Ishakan siguió mirándola en silencio durante un rato. Leah lo miraba con
lágrimas y saliva en la cara, su corazón latía fuertemente. Ishakan
finalmente habló. "Lo estás haciendo bien. Ese es el problema."
"¡......!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
182

Capítulo 182. Medidas de Seguridad (5)


Los ojos de Leah se agrandaron. Su virilidad comenzó a hincharse dentro de
su cavidad. Ella dijo asustada. "¡Hick, ahhh, no me gusta esto...!"
"¿No te gusta?" Le mordió el cuello, el hombro y el s3no en rápida
sucesión, luego preguntó de nuevo con los ojos llenos de emoción. "¿No te
gusta, Leah?"
Ella sentía un dolor agudo desde abajo. Creía que su v@gina podría
desgarrarse a medida que su virilidad se hiciera más grande. Pero Leah
llorando, negó con la cabeza. Ella sujetó su vientre ligeramente hinchado
con la mano y respondió. "Ahh, no... Hmm, está bien..."
Finalmente recobrando el aliento, ella extendió la otra mano para agarrarle
la mejilla. "Quiero tener a tu bebé..." Frotó suavemente debajo de su ojo
con el pulgar. Sus dedos blancos, que tocaban la piel bronceada, podían
sentir su calor ardiente. Leah pronunció el nombre que había querido decir
nuevamente desde hace tiempo. "Isha."
El rostro de Ishakan se puso rígido. Su virilidad, que llegaba hasta su cuello
ut3rino, comenzó a hincharse descontroladamente. No caería hasta dejarla
llena de s3men.
Todo el cuerpo de Leah temblaba. Incluso le costaba respirar, sólo podía
sollozar. Mientras se esforzaba para no perder los sentidos, escuchó el
sonido del hierro doblándose.
El pilar de hierro se dobló como si fuera de goma. Poco después, con un
fuerte sonido la cadena se rompió.
Su cuerpo cayó hacia atrás inmediatamente. Leah, tumbada sobre el velo, lo
miró sorprendida. Ishakan se quitó completamente la túnica que llevaba
puesta, dejando al descubierto su cuerpo, entonces comenzó a pen3trarla.
"Vas a matarme, ¿Eh?"
Leah forcejeó pero unas manos grandes sujetaron sus muñecas. "Me he
estado conteniendo hasta ahora..." Las lágrimas brotaron de sus ojos debido
a la fuerza de su agarre, aparentemente Ishakan no podía controlar su
fuerza. Aunque realmente ella ni siquiera podía sentir claramente el dolor.
Ella sentía que sus paredes internas se romperían, porque Ishakan la estaba
pen3trando como una bestia. Pero no fue del todo doloroso. La línea entre
el dolor y el placer estaba difuminada. El dolor se convirtió gradualmente
en parte del placer estimulante.
Leah, que jadeaba frenéticamente, rodeó su cintura con las piernas. Sus
esbeltas pantorrillas tocaban la musculosa cadera de Ishakan. Ella gemía
mientras los dedos de sus pies arañaban a Ishakan.
La punta de su virilidad, hinchada hasta el límite, expulsó s3men. Le
mordió un p3zón mientras ella se estremecía. "Ah, hmm... Leah..." Vertió el
semen en lo más profundo de su út3ro y movió su virilidad para removerlo
en su interior. Ella alcanzó nuevamente el cl!max.
Ya estaba al límite. Sus fluidos quedaron bloqueados por la virilidad de
Ishakan y no pudieron escapar. Podía sentir su virilidad restregando el
s3men en su interior.
"Isha, Isha..." Leah gritó su nombre frenéticamente. Cada vez que
pronunciaba su nombre, Ishakan se volvía más feroz.
Leah, que había estado tratando de recomponerse, de algún modo se
desprendió de todo. Su sentido de la realidad se desvaneció poco a poco.
Una sensación de letargo se extendió rápidamente por todo su cuerpo.
"Ah..." Dejó escapar un suave gemido, sentía como si estuviera flotando
entre nubes. Sin decir nada, se estiró mientras temblaba.
Ishakan la besó. Podía sentir vívidamente el roce de sus labios, como podía
sentir el cálido s3men en su út3ro. Leah lo besó estremeciéndose de placer.
Sus lenguas se entrelazaron mientras se miraban mutuamente.
Ambos conectaban como uno solo. Sentía que su cuerpo explotaría por el
placer extremo que no podía expresar. Su mente estaba hecha un desastre.
El mundo que conocía hasta entonces se hizo añicos y nació uno nuevo.
Entonces Leah se dio cuenta. El hombre que tenía enfrente era su
compañero. Sin poder contenerse, le susurró. "Mi compañero..."
Ishakan sonrió alegremente ante las palabras que expresaban posesión.
Abrió lentamente los labios en un estado de éxtasis y le respondió a Leah.
"Te amo, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
183

Capítulo 183. Cinco Noches (1)


No podía recordar mucho después de eso, dejó de pensar en muchas cosas.
Sólo se concentró en lo que estaba haciendo con él.
Fue literalmente un momento en que se convirtieron en uno. Leah e Ishakan
compartían las mismas sensaciones. Se devoraban mutuamente con avidez
dándole placer al otro.
Cada parte del cuerpo de Leah pertenecía a Ishakan y lo mismo aplicaba a
la inversa. Desde su saludable piel morena hasta los deslumbrantes ojos
dorados que tanto le gustaban a ella. Todo le pertenecía a Leah.
Leah e Ishakan se poseían por completo mutuamente. Aunque el mundo se
derrumbara, esta verdad nunca cambiaría, nunca moriría.
Después de agotar todas sus fuerzas teniendo s3xo, Leah perdió el
conocimiento. Cuando se despertó después de haber estado desmayada
durante algún tiempo, estaba en la cama. Ishakan seguía moviendo su
cadera.
"¡Ahhh, hmm...!" En cuanto abrió los ojos, una oleada de placer recorrió su
mente. Su virilidad hinchada siguió entrando y saliendo del interior mojado
de Leah mientras estuvo desmayada.
"¡Hmm...!" Poco después de recuperar la compostura, ella llegó al cl!max
fácilmente. Ishakan dejó escapar un gruñido parecido al de una bestia
mientras la pen3traba rápidamente.
"Ahh, detente, no puedo soportarlo más...." Ella le suplicó forcejeando, pero
no se detuvo. Sólo mordió con sus dientes su cuello tembloroso, dejando
otra marca más en su cuerpo.
Sus ojos dorados con las pupilas dilatadas estaban llenos de pasión
desenfrenada. No había el menor rastro de razonamiento en sus ojos, pero
ella no sentía miedo. Porque su compañero nunca la dañaría sin importar la
situación.
Manteniendo el contacto visual, abrazó a Ishakan por el cuello y lo besó.
Leah alcanzó el cl!max nuevamente, ya no sabía cuantas veces lo había
hecho. "Hmm, ahhh..."
Soportó el placer con el ceño fruncido. Ishakan abrazó con fuerza el cuerpo
tembloroso de Leah y le ey@culó adentro gimiendo levemente. Entonces,
ella volvió a perder el conocimiento.
Cuando se despertó sin saber cuánto tiempo había estado desmayada, sintió
una sensación extraña en su vientre. Fue porque todavía tenía la virilidad de
Ishakan en su interior. Justamente en ese momento, su virilidad volvió a
hincharse y expulsó s3men intermitentemente.
"......"
Ishakan la abrazaba. A diferencia de Leah, que se había desmayado dos
veces, parecía que Ishakan no había dormido nada. Sus ojos se habían
aclarado. Parecía que había recuperado el razonamiento porque se había
detenido y se había acostado tranquilamente.
Ishakan besó su frente en silencio. Leah tampoco dijo nada, solo enterró su
cara en el pecho de Ishakan. Extrañamente, ella se sentía llena. Cuando dejó
escapar un gemido de dolor, Ishakan le dio suaves palmadas en la espalda.
En el pacífico silencio, podían entender los sentimientos del otro sin
necesidad de decir una palabra. Sintiendo la mano de Ishakan acariciándola,
Leah se perdió en sus pensamientos.
Quería un hijo suyo. Quería formar una familia teniendo un hijo que se
pareciera a él o a ella misma. Nunca había tenido una familia adecuada
durante toda su vida. Su madre biológica murió pronto, su padre biológica
fue un tonto, su hermanastro y su madrastra eran repugnantes. Por esa
razón, Leah tenía escepticismos hacia la familia.
Sin embargo, pensaba que sería diferente si tuviera una familia con Ishakan.
Definitivamente sería un buen padre. Sería un padre atento y afectuoso que
no podría compararse con su padre biológico.
Aunque no tuviera hijos, su amor no cambiaría y seguirían siendo felices.
Pero también existe el deseo de suplir sus carencias.
En su pecho firme y cálido, Leah cerró los ojos con un suspiro.
***
El tiempo pasó salvajemente. Aunque colocaban la comida fuera de la
puerta a la hora de comer, estaban tan absortos en el s3xo que siempre
comían cuando la comida se había enfriado.
Pero ella ni siquiera se daba cuenta que tenía hambre. A pesar de que
habían entrelazado sus cuerpos innumerables veces en el pasado, todo se
sentía nuevo desde esta ceremonia.
Leah comprendió perfectamente lo que quería decir Ishakan cuando dijo
que sería el centro de su mundo. Ahora ella ni siquiera podía imaginar un
mundo sin él. Apenas se despertaban, se entrelazaban.
"¡Hmm...!"
"Ahh..."
Ishakan expulsó s3men caliente. Leah llegó al cl!max al mismo tiempo,
todo su cuerpo se estremeció. Ishakan besó a Leah por todo el cuerpo y
luego se levantó. Fue a buscar la comida que estaba colocada en la puerta.
Se acercó sosteniendo una gran bandeja llena de comida con una mano y
con la otra mano agarró la nota que estaba en la esquina de la bandeja.
"......"
Los ojos de Ishakan se hundieron mientras leía rápidamente la nota. Luego,
notando la curiosidad de Leah, le dijo. "No es gran cosa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
184

Capítulo 184. Cinco Noches (2)


Ishakan tiró la nota con indiferencia y le entregó a Leah cinco uvas.
Mientras Leah se comía las uvas, él comenzó a cortar la comida en los
platos de la bandeja en trozos del tamaño de un bocado para que fuera más
fácil consumirla.
Leah jugueteaba con las uvas en su mano. Sin importar lo que sucediera, él
la protegería por cualquier medio y de cualquier manera que pudiera. Pero
debido a eso, se sentía preocupada. Porque Ishakan podría elegir algún
método inadecuado…
Leah se metió en la boca una de las uvas que tenía en la mano, luego la
masticó y la tragó. En primer lugar, ella tenía que concentrarse en
recuperarse lo antes posible.
***
Las cinco noches pasaron en un parpadeo. Afortunadamente, en la última
noche, ella pudo recuperar parte de su energía porque sólo se tocaron y se
chuparon sin haber pen3tración.
Entonces, las damas de compañía llegaron al amanecer, antes de que saliera
el sol. Al abrir los ojos, Leah miró a su alrededor, pero no pudo encontrar a
Ishakan.
"¡Leah, estás a salvo...!" Mura parecía profundamente conmovida. Mientras
apartaba despreocupadamente los fragmentos del pilar de hierro y la cadena
rota, murmuró que parecía que Ishakan realmente se preocupaba por su
compañera.
Como en la mañana de la primera noche, Leah primero se comió unos
pétalos rojos. Luego lavó su cuerpo en una bañera llena de pétalos rojos.
Mura y las otras damas de compañía frotaron las extremidades de Leah, que
habían estado sufriendo durante varios días. Después del baño, rápidamente
comenzó a vestirse.
Hoy llevaba un largo vestido blanco que cubría todo su cuerpo. Una tela
traslúcida bordada con hilo de oro estaba colgando a lo largo de su espalda,
y en la cintura llevaba un cinturón adornado con joyas. Su cabello plateado
estaba decorado con flores blancas y pequeños diamantes.
Leah, que estaba completamente de blanco, finalmente sostuvo una flor
blanca con sus labios. La flor en sus labios temblaba levemente. Casi nunca
se había sentido nerviosa por salir en público, así que no lo entendía.
Probablemente porque sería reconocida públicamente como su compañera.
A partir de hoy, Leah sería la Reina Kurkan.
"Por aquí..." Dijo Mura con una cara llena de expectación. Habían llevado a
Leah en el palanquín hasta un jardín. El lugar, decorado con centenares de
flores blancas, tenía un agradable aroma dulce.
Muchos invitados estaban sentados a ambos lados de una larga alfombra de
terciopelo roja oscura. Los ruidosos invitados se callaron cuando apareció la
novia.
Miradas llenas de curiosidad se dirigieron a Leah. Ella sonrió suavemente,
sujetó la falda de su vestido con las manos y caminó tranquilamente.
Había un clima agradable. El viento soplaba agradablemente bajo un sol
moderado. El dobladillo de su vestido se arrastraba sobre la alfombra roja.
Leah miró hacia delante. Habían muchos individuos reunidos, pero
extrañamente, su vista se centró en uno solo. Ishakan, vestido con una
túnica bordada de hilo de oro, miraba a Leah como si estuviera hipnotizado.
Cuando ella llegó frente a él, finalmente recuperó la compostura. Se inclinó
modestamente para morder suavemente la flor que ella sostenía en los
labios y se la tragó, luego se giró lentamente. Morga, que sostenía una caja
a su lado, abrió la tapa. En el interior de la caja había dos dagas con cintas
de seda.
Ishakan sacó una pequeña daga plateada decorada con amatistas y la ató a la
cintura de Leah. Luego, Ishakan le tendió una daga de oro y ella se le ató.
Morga le entregó la caja al asistente que estaba cerca, entonces agarró dos
copas y se las dio a ambos. Las copas contenían un líquido claro. Se trataba
de una extraña poción para fortalecer sus votos.
Ambos utilizaron una daga para hacerse pequeños cortes en el extremo de
su dedo anular y derramar una gota de sangre en la copa. Cuando las gotas
de sangre hicieron contacto con el líquido claro, éste se tornó gradualmente
de color rojo claro.
Ishakan y Leah intercambiaron sus copas. Luego bebieron lentamente,
haciendo contacto visual. Una sensación de calor se extendió por sus
cuerpos. Después de beberse todo el líquido de la copa, Ishakan habló. "Yo
soy tu mundo, y tú eres el centro de mi mundo."
Su voz sonó un poco rígida, como si estuviera nervioso, algo inusual en él.
Leah, que estaba igualmente nerviosa, dijo después de respirar
profundamente. "Seamos la única existencia del otro".
Ishakan y Leah hicieron sus últimos votos juntos. "Entonces, prometo
llamarte compañero."
Surgieron estruendosos aplausos. Los Kurkan que estaban sentados en la
primera fila, se levantaron rápidamente y esparcieron pétalos coloridos.
Bajo la lluvia de pétalos, Leah esbozó una sonrisa. Ishakan abrazó a Leah,
sonriendo felizmente también. Entonces, ella le susurró. "¡Ishakan!"
Ella quería decirle algo que no había podido hasta ahora. Te amo, Ishakan.
Primero lo repitió varias veces en su mente para evitar cometer un error,
luego abrió sus labios. Pero en el momento en el que intentó hablar con
firmeza para que no le temblara la voz. "¡......!" Un humo negro se extendió
bajo sus pies.
Matrimonio Depredador - Capítulo
185

Capítulo 185. Amarga Separación


En el momento en que vio el humo negro envolviendo sus tobillos, todos
sus pensamientos se detuvieron. El sonido de cadenas traqueteando sonaron
en sus oídos. El débil sonido que hasta ahora parecía una alucinación
auditiva, se volvió fuerte y claro.
Se dio cuenta instintivamente. Cerdina tratando de llevarla de regreso a
Estia. De repente, tuvo una alucinación de que todo se derrumbaba bajo sus
pies. No pudo respirar porque sentía que caía en una fría y profunda
oscuridad. Sintiendo un miedo extremo su vista se oscureció.
"...¡Leah!"
Todo su cuerpo temblaba como si tuviera escalofríos. Los labios de Leah se
abrían y cerraban. Ella quería gritar, pero no podía decir nada como si
hubiera perdido la voz.
"¡¡Leah!!"
La voz que la llamaba de nuevo la hizo volver a la realidad. Tardíamente
ella se dio cuenta de la situación. Su cuerpo flotaba envuelto en el humo
negro.
Morga y otros hechiceros que la rodeaban, gritaban en lenguaje Kurkan. La
alfombra de terciopelo roja había sido retirada en algún momento. En el
suelo había un patrón mágico que seguramente fue dibujado previamente.
Las flores que decoraban el lugar se cayeron al suelo y fueron pisoteadas en
el caos. Entre las flores blancas manchadas, Ishakan se acercó a Leah.
Pero, como si se tratara de una ilusión, su mano atravesó a Leah. Otros
Kurkan también lo intentaron, pero nadie pudo atraparla.
Ansiosa Leah extendió su mano y afortunadamente pudo agarrar la mano de
Ishakan. Pero aunque lo intentaba, él no podía hacer lo mismo. Parecía que
sólo Leah podía aferrarse a los demás.
Después de haber agarrado finalmente la mano de Ishakan, el humo
comenzó a tirar de Leah con más fuerza. Ella podía deducirlo
intuitivamente. En el momento en que lo soltara, Leah sería llevada a Estia.
Le dolía el brazo como si fuera a desprenderse, pero Leah se aferró a
Ishakan con todas sus fuerzas.
"¡Ishakan! ¡La sangre...!" Ante los gritos de Morga, Ishahan desenvainó su
daga con la otra mano. Inmediatamente se hizo un corte en el brazo. La
sangre roja que brotó a borbotones fue absorbida directamente por el patrón
mágico.
El humo negro que envolvía a Leah se agitó. Un hechicero que estaba
parado en una esquina del patrón mágico se desplomó vomitando sangre.
Morga gritó una vez más con el rostro pálido.
"¡No es suficiente! Se necesita mucho más de lo que te dije..." Se detuvo
porque sintió náuseas. La sangre fluyó entre sus dedos que cubrieron su
boca, pero a Morga no le importó. Morga dijo mientras se limpiaba la
sangre con el dorso de la mano. "Estamos bien. Así que no te preocupes y
danos más."
Ishakan no dudó en hacerse una nueva herida. Cada vez que movía la daga,
sangre brotaba y terminaba siendo absorbida el patrón mágico. Los
hechiceros también estaban sufriendo, pero se mantuvieron firmes.
Leah miraba a Ishakan con ojos temblorosos. Observaba como su
compañero, sangraba mientras se hería a sí mismo por todo el cuerpo.
El patrón mágico seguía absorbiendo la sangre constantemente. Pero el
humo negro que envolvía a Leah no mostraba ningún signo de
debilitamiento. Más bien, aumentaba gradualmente su intensidad.
Ishakan se hizo tres o cuatro heridas más rápidamente. Cada vez que
aparecía una herida en su cuerpo, a ella le dolía el corazón. Había
derramado demasiada sangre hasta ahora, la suficiente para considerarse
peligroso.
Sin embargo, parecía que aunque vertiera más sangre nada cambiaría y el
resultado sería el mismo. El humo negro seguía cubriendo a Leah poco a
poco.
Ishakan y Leah sabían que esto no se podría solucionar de esta manera.
Pero Ishakan no se rendiría aunque tuviera que sacrificar su propia vida.
Leah pensó en los escasos momentos felices de su vida. Fueron como un
sueño. Y ahora había llegado el momento de despertar.
Extrañamente se sintió tranquila, como si aceptara inconscientemente este
suceso como algo que había predicho. Los grilletes atados a sus tobillos se
habían hecho más delgados, pero nunca se rompieron. Así que algún día
tendría que regresar…
Desde el principio, el lugar de Leah estaba fijado. Se trataba de un lugar
oscuro donde no había ni un atisbo de luz. No era necesario que otras
personas sufrieran.
Mirando a Ishakan, en lugar de lo que le quería decir, le dijo otra cosa. "Lo
siento, Ishakan." Sus ojos dorados temblaron. Pudo suponer lo que Leah
estaba pensado. Leah le susurró. "No me busques."
Las pupilas de Ishakan se dilataron. Habló como si tuviera un nudo en la
garganta. "Leah, no..." Ella soltó lentamente su mano mientras él la miraba
con desesperación. La sensación de calidez en sus manos se desvaneció.
El humo negro comenzó a envolver rápidamente el cuerpo de Leah. Ishakan
intentó abrazar a Leah, pero fue en vano. Entonces, gritó desesperadamente.
"¡¡Leah!!"
Ni siquiera una puñalada en el corazón le dolería tanto. Fue doloroso mirar
a su compañero en este estado. Pero no apartó su mirada de él. Observó a
Ishakan hasta que finalmente el humo negro envolvió todo su cuerpo.
Cuando el humo negro se disipó, Leah no estaba en el desierto. Había
aparecido sobre un suelo de mármol. Su cuerpo tembló. Hacía frío,
demasiado frío. Repentinamente, ella escuchó una voz. "Cuánto tiempo sin
verte, Leah."
Sentándose, ella levantó lentamente la cabeza. Estaba en un lugar conocido.
Estaba en el salón del palacio real de Estia, donde se le dio la bienvenida a
Ishakan como el Rey de Kurkan. Leah observó las columnas de mármol
alineadas a ambos lados del espacioso salón y las insignias con el emblema
real de Estia.
Matrimonio Depredador - Capítulo
186

Capítulo 186. En La Oscuridad


Después de observar sus alrededores, vio hacia el frente donde estaba el
trono. Allí estaba sentado Blain, llevando una corona. Cerdina estaba al
lado de Blain con una ligera sonrisa.
Leah cerró lentamente los ojos y los abrió. Sabía el futuro que le esperaba.
Una vez más, estaría encerrada en una casa de muñecos, viviendo una vida
peor que la muerte. Ellos jugarían con ella como si fuera un juguete hasta
que se aburrieran, entonces sería tirada a la basura.
Pero Leah había probado la libertad, y sabía lo dulce que era. Lentamente,
agarró la daga que estaba atada a su cintura.
Ahora ella se había convertido en una rehén muy útil, puesto que se había
convertido en la esposa del Rey de Kurkan. Pero nunca permitiría que la
utilizaran de esa manera.
Al menos durante sus últimos momentos tomaría sus propias decisiones.
Agarrando fuertemente el duro mango, susurró en su mente. 'Lo siento,
Ishakan. Lo siento, te amo'.
Sin dudarlo, desenvainó la daga. Pero en el momento en que la daga estaba
a punto de atravesar su corazón. "¡...Ahh!" Leah gimió de dolor. Blain se
levantó del trono y la empujó hacia atrás. Leah soltó la pequeña daga y
Blain la pateó haciéndola volar hacia una esquina.
Sus ardientes ojos azules miraron a Leah fijamente. Leah inmediatamente
se mordió la lengua. Se escuchó el sonido de carne siendo masticada. Pero
aunque lo hizo con todas sus fuerzas y sintió el sabor de la sangre, no pudo
morir.
Antes de que pudiera morderse la lengua de nuevo, Blain le introdujo sus
dedos en la boca. Mientras ella intentaba expulsar sus dedos de su boca, él
le gritó. "¡Realmente eres una maldita perra...!"
Cerdina sonrió ante el furioso grito. Se acercó lentamente y bajó su mirada
hacia Leah. "¿Te has divertido en el desierto? El hechizo se ha desvanecido
bastante." Dijo mientras sacaba una pequeña botella de vidrio. "Pero ahora
tienes que regresar a tu hogar, Leah."
Blain le arrebató la botella de vidrio a Cerdina de la mano. Leah forcejeaba
como una loca. Mordía los dedos en su boca, intentaba apartar las rodillas
que presionaban sus muslos hacia abajo y se agitaba como estuviera
convulsionando. Cerdina frunció el ceño ante su actitud poco refinada.
"No te muevas. No puedes evitarlo." En ese instante, su cuerpo se detuvo
extrañamente. No podía hacer nada más que parpadear. Aunque intentó
moverse desesperadamente, permaneció inmóvil como una muñeca rota.
Blain quitó la tapa de la botella de vidrio riéndose. Ella lo miró con sus ojos
llenos de lágrimas. Sus labios temblaban mientras susurraba en su mente.
'Por favor. Por favor no hagas esto. Mátame. Sólo mátame…'
"......"
Los ojos de Blain temblaron por un momento, pero sólo fue por un
momento. El líquido negro fue vertido directamente en su boca. La sangre y
la poción se mezclaron, fluyendo por su garganta.
Recordó el desierto de arena dorada y los preciosos momentos.
—Quédate conmigo en el desierto.
Susurró mientras abrazaba a una llorosa Leah.
—Deberíamos tener una boda. Invita a todo el mundo en el desierto y haz
que sea muy festivo…
Cuando ella valientemente le respondió a su propuesta.
—Te amo, Leah.
Los recuerdos del tiempo que pasaron juntos fueron arrojados rápidamente
a un abismo. Ni siquiera podía recordar el nombre de su amado. Los
recuerdos que escaparon como granos de arena quedaron enterrados en lo
más profundo y oscuro.
Quedaron encerrados por una puerta de hierro que no podía moverse,
envueltos con una cadena irrompible y bloqueados con una cerradura sin
llave.
Donde todos esos momentos preciosos desaparecieron, se crearon nuevos
recuerdos. Estos recuerdos surgieron de manera aleatoria, pero pronto se
conectaron sin problemas y ocuparon la mente de Leah como debían. Sus
sollozos disminuyeron. Leah parpadeó desconcertada.
'¿Por qué estaba llorando?'
Se tocó la húmeda mejilla con la mano. Cuando inclinó la cabeza
confundida, unos ojos azules llenaron su visión. Blain, que había acercado
su cara a la de ella, le ordenó. "Sonríe."
Las lágrimas acumuladas en el borde de su barbilla cayeron. Leah, que
seguía sin entender porque había estado llorando, sonrió. Blain preguntó
con ojos brillantes.
"Leah, ¿Me amas?"
Sintió un dolor punzante en lo más profundo de su corazón. Frunció el ceño
por el intenso dolor. Sintió náuseas porque estaba mareada.
Sus náuseas aumentaron y su corazón latió más rápido, pero su mente le dio
automáticamente la respuesta. Leah respondió con mucha naturalidad.
"...Sí."
Entonces Blain susurró con una cariñosa sonrisa.
"Te amo."
Matrimonio Depredador - Capítulo
187

Capítulo 187. Engaño


En Estia se había estado preparando la boda del Rey. No habían pasado ni
siquiera unos meses desde el funeral del Rey anterior, pero la determinación
de celebrar la boda se mantuvo firme.
Se casaría con su hermanastra, la Princesa Leah. A pesar de que se trataba
de un matrimonio incestuoso, los nobles de Estia lo aceptaron sin oponerse.
En otros países consideraban repulsivo el matrimonio entre miembros de la
realeza, pero no podían hablar de ello abiertamente porque se trataba de un
asunto de otro país, así que se limitaban a murmurar entre bastidores.
El nuevo Rey, Blain, afirmó que se haría una magnífica boda. Estaba
demasiado impaciente por casarse públicamente.
No bastó con enviar invitaciones por todo el continente para invitar a los
emisarios de distintos países, sino que incluso se enviaron invitaciones a los
Kurkan en el desierto del oeste. Fue extraño considerando el hecho de que
normalmente ignoraban y despreciaban a los Kurkan como bárbaros.
"Debemos realizar un banquete para darle la bienvenida a los emisarios de
los países que nos visitarán para la boda. Se necesita un gran presupuesto
para eso."
Su voz se extendió en el Consejo de Gabinete. Leah se mantuvo en silencio
por un momento y miró fijamente a los nobles. Hubiera sido normal que
alguien hubiera refutado, objetando que la boda no debería ser tan
extravagante.
Sin embargo, nadie se opuso. Todos dieron sus respuestas y estuvieron de
acuerdo por unanimidad. El Consejo de Gabinete siguió fluyendo de forma
natural como una obra de teatro. Leah fue la única que sintió una sensación
de incongruencia.
¿Los nobles siempre habían sido tan leales a la familia real? Ella creía que
en el pasado no había sido de esa manera, así que le parecía extraño.
Mientras reflexionaba sobre esto, sacó a relucir deliberadamente un asunto
que los nobles odiaban. La reforma fiscal.
Había pensado en ello durante mucho tiempo, pero nunca se atrevió a
intentarlo. Sin embargo, su preocupación fue inutil. Los nobles aceptaron
dócilmente la reforma.
En el momento en que Leah consiguió fácilmente lo que tanto había
deseado, sintió que todos los que la rodeaban la engañaban.
Después de otra reunión sin sentido el día de hoy, los nobles presentes se
quedaron conversando. Leah se acercó al Conde Valtein y al Ministro de
Finanzas Laurent.
"Gracias por su arduo trabajo hoy, la reunión terminó sin problemas."
El Ministro de Finanzas Laurent respondió con una sonrisa. "No, todo es
gracias a su duro trabajo." El Conde Valtein asintió ante sus palabras.
Leah, viendo su actitud obediente, mantuvo la boca cerrada. En el pasado,
cuando comenzaban a hablar de asuntos estatales, lo hacían sin detenerse.
Los tres tenían mucho que discutir, como por ejemplo cómo persuadir a los
nobles y en qué asuntos enfocarse en cada ocasión.
Pero ahora los nobles eran completamente leales a la familia real. El Conde
Valtein y el Ministro de Finanzas Laurent no eran una excepción.
Ya no expresaban ninguna opinión sobre las palabras de Leah. Al igual que
los otros nobles, sólo asentían.
Aunque ella quería discutir sobre algunos asuntos, prefería no hacerlo.
Porque obviamente ellos estarían de acuerdo con cualquier cosa que dijera.
Al final, Leah salió de la sala de conferencia después de despedirse
cortésmente. Mientras caminaba acompañada de las damas de compañía, un
asistente se acercó apresuradamente.
"Su Alteza ha regresado."
Leah siguió inmediatamente al asistente. Blain, que ocasionalmente salía de
caza, se enfadaba mucho cuando Leah no lo recibía al regresar al palacio.
Ella siempre lo hacía para evitar que él intimidara a los empleados.
Cuando ella llegó al lugar apresuradamente, Blain estaba entrando
acompañado de caballeros y escuderos. Pero además, había una mujer a su
lado. Se veía hermosa con su ropa de caza, su cabello rubio ondulado
recogido y su bonita sonrisa.
Era la Dama Mirael, quien últimamente había sido la consorte favorita de
Blain. Cuando ella vio a Leah, puso brevemente una expresión
malhumorada en su rostro. Luego, con una sutil sonrisa, entrelazó su brazo
con el de Blain.
Aferrada cariñosamente a Blain, la Dama Mirael le susurró algo. Blain no
reaccionó a sus palabras, pero tampoco la apartó.
Leah, que no sabía lo que ella le había dicho a él, bajó la cabeza. Ella tenía
toda la culpa de esto, porque tenía un cuerpo defectuoso que no podía
cumplir con los deberes de una esposa.
Aunque Blain se había mostrado generoso hasta ahora, ella creía que estaría
en problemas si seguía mostrando defectos después de convertirse
oficialmente en la Reina de Estia. Definitivamente, no quería que la
expulsaran. Quería cumplir con sus deberes como miembro de la familia
real de Estia.
Matrimonio Depredador - Capítulo
188

Capítulo 188. Incomodidad


Tenía que esforzarse más para convertirse en la Reina perfecta. Mientras
ella jugaba con las puntas de sus dedos inconscientemente debido al
nerviosismo, una sombra se cernió frente a sus ojos.
"¿No me vas a saludar?"
Leah, que estaba sumida en sus pensamientos, recobró de repente los
sentidos. Sus ojos azules la miraban fijamente. La Dama Mirael, que estaba
a su lado, había retrocedido. Leah lo saludó bajo la severa mirada de la
Dama Mirael.
"De todos modos." Blain señaló la carreta con la barbilla. "Entre los
animales que cazamos hoy, hay algunas pieles que pueden usarse. Se
enviarán al palacio de la princesa para que los revises."
"Gracias."
Blain le ordenó a Leah mirándola fijamente. "Sonríe."
Leah sonrió apresuradamente. Fue una sonrisa forzada, pero Blain ignoró
ese hecho. Acariciando su mejilla con el dorso de la mano, dijo. "Vamos a
cenar juntos. Ven al palacio principal más tarde."
"...Sí."
Después de la breve conversación, Blain entró en el palacio principal con la
Dama Mirael. Leah esperó a que se marchara completamente y regresó
apresuradamente al palacio de la princesa. Entró en su oficina para
encargarse del papeleo. Habían muchos asuntos que debían atenderse hoy.
Aunque se convertiría en la Reina después de la boda, Leah realmente
seguía siendo una Princesa. Sin embargo, tenía que ocuparse de la mayoría
de los deberes de la realeza debido a que Blain no cumplía adecuadamente
con sus responsabilidades.
Después de ascender al trono, el temperamento de Blain empeoró. Incluso
por asuntos triviales maltrataba y expulsaba personas. Como no podía
juzgar las cosas racionalmente, Leah se encargaba de todos los asuntos
estatales.
Por supuesto, estaba dispuesta a hacer todo esto por la persona que amaba.
Pero en los días en que se desplomaba en su cama exhausta debido al
interminable trabajo, deseaba que se compartieran algunas
responsabilidades.
Leah no podría hacerlo todo para siempre, así que esperaba que Blain
hiciera algo en algún momento.
Leah, que había firmado un documento, dijo al recibir el siguiente
documento de la Condesa Melissa. "Todavía me pone un poco nerviosa
tomar decisiones por mi cuenta. Sería bueno que Su Alteza mirara el acta de
la reunión de hoy..."
Leah, que estaba lamentándose, se detuvo. En el momento en que ella
mencionó a Blain, la sonrisa desapareció del rostro de la Condesa. Incluso
apareció una pizca de frialdad en su rostro inexpresivo. Leah encubrió
apresuradamente sus palabras anteriores.
"...Por supuesto, lo correcto sería que me esforzara más."
Entonces la Condesa Melissa sonrió como si nada hubiera pasado. Leah
también sonrió, dejó la pluma y dijo. "Descansemos un rato. ¿Puedes
traerme un poco de té?"
"Sí, Princesa."
Cuando Condesa Melissa salió de la oficina, Leah suspiró. Últimamente, se
sentía un poco incómoda con la Condesa Melissa.
Sentía culpa por el hecho de sentirse incómoda con ella, puesto que ella
había estado a su lado desde su niñez. Sacudiendo la cabeza, Leah se
levantó de su asiento. Miró por la ventana, tocando el marco con sus dedos,
que estaban entumecidos de tanto sostener la pluma. El jardín se veía
desolado.
Últimamente, ninguna flor había crecido adecuadamente en el palacio real.
Incluso los animales pequeños como los gatos, las aves, y las ardillas,
habían desaparecido.
Le pidió a un jardinero que cuidara especialmente los retoños de osmanthus
que le habían regalado, pero finalmente murieron. También, se intentó
plantar diversas flores, pero todas terminaban marchitándose y muriendo.
Sólo crecían enebros de hojas espinosas.
Como en el pasado el palacio real siempre había estado lleno de vegetación,
ella lamentaba mucho esta situación. Una brisa fresca sopló entre las ramas
estériles de los árboles, haciendo que se balancearan. Leah, que miró los
árboles secos, lentamente bajó su mirada.
"......"
De repente sintió un vacío en su pecho. Estaba familiarizada con este dolor,
puesto que la había estado atormentando últimamente. Cuando llamó a un
médico para que la examinara, éste simplemente dijo que no había ninguna
causa aparente.
Decidió ignorarlo pensando que se debía al cansancio, pero sufría cada vez
que le dolía el corazón. La invadía una sensación de vacío insoportable.
Como si hubiera perdido algo importante...
Pero Leah no sabía lo que era.
Matrimonio Depredador - Capítulo
189

Capítulo 189. Aparición (1)


Leah había estado enamorada de Blain desde hace mucho tiempo. Blain
estuvo a su lado y la cuido cuando ella perdió a su madre tempranamente.
Todavía recordaba vívidamente el momento en que ella le confesó sus
sentimientos por primera vez. Frente a un hermoso jardín de peonías, ella
había confesado sus sentimientos mientras sostenía una peonía con la mano
temblorosa. Blain respondió a la confesión de Leah diciendo que tendrían
una gran boda.
Cada vez que Blain hacía que se sintiera disgustada, se acordaba de ese día.
El cálido sol, la agradable brisa, la felicidad de ese momento... A pesar de la
frialdad de sus palabras y acciones, el hecho de que la amaba resultaba
evidente.
Pero ocasionalmente Blain llevaba a Leah hasta el límite, como si tratara de
ponerla a prueba. Hoy no ha sido diferente.
"¿No estás celosa?"
Leah, que había venido a cenar al palacio principal como él quería, detuvo
el movimiento de sus cubiertos debido a la pregunta de Blain. Preguntó de
nuevo mientras Leah tragaba la comida que tenía en su boca.
"¿No sientes nada aunque esté con otra chica delante de ti?"
No estaba segura de cómo debería responder a esta pregunta. Los labios de
Leah temblaron. Después de dudar un poco, ella respondió de la manera
que creía adecuada.
"...Está bien."
Por supuesto, su orgullo estaba herido. Pero ella no podía hacer nada. Tenía
un cuerpo defectuoso que no podía cumplir con el papel de esposa, pensaba
que tenía que soportarlo.
Pero parecía que Blain no quería esa respuesta. Su mirada se volvió feroz.
Blain golpeó el plato con el cuchillo que sostenía. Preguntó peligrosamente.
"¿No te importa lo que haga?"
"......"
Aunque ella intentaba responderle como él quería, no podía adivinar la
respuesta correcta por mucho que pensara. Blain frunció el ceño mientras
miraba a Leah que sólo parpadeaba. Luego, respiró profundamente y
preguntó.
"¿Qué pasó con las pieles?"
Preciosas pieles habían sido enviadas al palacio de la princesa. Todo
proveniente de la cacería de Blain. Con su gran habilidad para cazar,
atrapaba a los animales sin dañar demasiado la piel.
Pero ella no pudo revisar ninguna, estuvo muy ocupada trabajando en el
papeleo atrasado. Pensando que tenía que encargarse de ello pronto, ella
respondió rápidamente.
"Lo haré después de cenar. Hoy tuve mucho trabajo..."
Afortunadamente, Blain no dijo nada. Sabía que Leah estaba sobrecargada
de trabajo.
"Sólo dime si te gusta algo. Traeré más la próxima vez."
Blain sacó una pequeña caja de su bolsillo y se la entregó. Cuando ella
abrió la pequeña caja, vio un anillo ornamentado con incrustaciones de
diamantes y con un amatista en el centro.
Leah miró el dedo anular de Blain. En su dedo había un anillo con la misma
forma, hecho de diamantes y zafiro.
Probablemente se trataba de un anillo de compromiso.
"Póntelo."
Leah, que sacó cuidadosamente el anillo, se lo colocó en el dedo.
Probablemente por el tamaño de las piedras preciosas, lo sentía pesado y
agobiante.
No podía creer que le diera un anillo tan caro, cuando el presupuesto real ya
se había reducido drásticamente debido a la boda. No podía estar contenta
porque sabía de dónde provenía el dinero para conseguir el anillo. Como
Leah no parecía feliz, Blain murmuró.
"Realmente no te gustan estas cosas. Pero usalo de todos modos." Parecía
satisfecho sólo con el hecho de que Leah llevara puesto el anillo. Blain
preguntó con una voz bastante tranquila. "¿Quieres algún otro regalo?"
Un repentino pensamiento vino a su mente. Leah lo dijo
inconscientemente. "Una pluma."
"...¿Una pluma?" Como Blain preguntó con un tono de incredulidad, ella
respondió sonriendo ligeramente. "El otro día me diste unas plumas que tú
mismo habías afilado en la punta."
Fue un recuerdo precioso. Ella pensó que Blain también se alegraría, pero
por alguna razón su cara se retorció. Parecía que él estaba a punto de gritar
y hacer un alboroto, así que ella habló rápidamente para intentar evitarlo.
"Bueno, tengo mucho papeleo últimamente, entonces..." Leah, que estaba
añadiendo una excusa, se mordió el labio inferior. "Lo siento. Supongo que
he dicho algo sin sentido."
Viendo la expresión abatida de Leah, Blain se levantó de su asiento. Con un
movimiento de sus brazos, algunos platos y cubiertos se cayeron de la
mesa. Se produjo un sonido estridente. Blain dijo mirando a Leah.
"Ven a la habitación hoy."
"......"
Los ojos de Leah se oscurecieron. Blain se dio la vuelta y se marchó del
lugar. El sirviente que había traído el último plato retrocedió en silencio.
Leah se quedó mirando el plato que tenía al frente, del cual había comido
poco.
Después de esto, el tiempo pasó mientras ella estuvo distraída y temblando.
Cuando el sol se ocultó completamente, un asistente de Blain fue a buscarla
al palacio de la princesa.
Estaba lloviendo intensamente. Durante el día hacía sol, pero a partir de la
tarde se nubló y finalmente terminó lloviendo en la noche. Leah caminaba
lentamente bajo el paraguas sostenido por el asistente. Caminaba como si
sus pies estuvieran hechos de plomo.
No quería ir. Pensaba que debía soportarlo por el bien de la persona que
amaba, pero simplemente no podía.
Cuando llegó al frente de la habitación de Blain, podía escuchar gemidos.
El asistente abrió la puerta y Leah entró instada por la mirada del mismo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
190

Capítulo 190. Aparición (2)


"¡Ahhh, Su Alteza, ahh, más, hazlo más fuerte...!"
"Hmm, ahh...."
La Dama Mirael abrazó seductoramente a Blain por el cuello. Su cuerpo
desnudo relucía por la iluminación de la habitación. Blain que había estado
moviendo su cadera, respiró profundamente y miró a Leah. Empapado de
sudor, le hizo un gesto para que se sentara. Leah se sentó en la silla cerca de
la cama.
"No mires hacia otro lado."
Leah apretó sus manos, fijando su mirada en el hombre y la mujer que se
entrelazaban. La Dama Mirael gimió con más intensidad. Blain movía su
cadera, observando atentamente a la temblorosa Leah.
Blain sintió una sensación electrificante.Sacó bruscamente su virilidad,
poniéndola sobre el vientre de la Dama Mirael. Leah bajó rápidamente la
mirada, exhalando el aliento que había estado conteniendo.
"......"
La habitación se impregnó de un olor desagradable. Aunque ella sólo quería
marcharse de este lugar lo antes posible, Blain no se lo permitía fácilmente.
Apartó a la Dama Mirael y salió de la cama. Su virilidad, manchada con
todo tipo de fluidos, fue puesta enfrente de ella. Blain le ordenó mientras
pasaba su mano por su cabello húmedo.
"Chúpalo."
Le parecía asqueroso y repugnante. Ella intentó abrir la boca, pero
rápidamente se la tapó con la mano. Sus ojos azules la miraban fríamente
mientras ella tenía arcadas. Blain preguntó con una sonrisa retorcida.
"¿Ni siquiera puedes hacer eso?"
Estaba comprometida y la boda sería pronto, pero nunca había tenido
relaciones s3xuales con Blain. Esto se debía a que Leah temblaba y sentía
náuseas cuando la tocaba.
Hubo una ocasión en la que ignoró su rechazo e intentó hacerlo a la fuerza
mientras ella suplicaba llorando. Pero como Leah terminó desmayándose,
Blain retrocedió. Entonces en su lugar, Leah tenía que observarlo teniendo
relaciones s3xuales con consortes.
Normalmente, Blain la dejaba marchar después de que ella mirara
pacientemente, pero hoy parecía que sus emociones estaban alteradas. En el
momento en que ella finalmente pudo reprimir sus náuseas y estuvo a punto
de disculparse… recibió una bofetada. Leah sintió un intenso dolor. Se
cubrió la mejilla con la mano mientras parpadeaba desconcertada.
"Seguramente has chupado su virilidad. ¿Acaso el mío está sucio?"
Unas palabras increíblemente vulgares. Sintió un intenso dolor de cabeza y
sus oídos zumbaron. Leah apretó fuertemente los dientes. No podía
aguantar más. Se levantó y salió rápidamente.
"¡¡Leah!!" Escuchó a Blain la llamándola, pero no miró hacia atrás.
Leah siguió corriendo bajo la lluvia torrencial. Todo su cuerpo terminó
empapado, pero no le importaba. Para evitar que sus asistentes la
persiguieran, deliberadamente se escabulló en el complejo jardín.
Poco después, llegó a una fuente que tenía una Deidad masculina esculpida.
Leah visitaba ocasionalmente este lugar cuando estaba cansada.
Probablemente porque este lugar casi siempre estaba solo y tranquilo, se
sentía reconfortada.
Debido a la lluvia la fuente estaba rebosante de agua y el lugar estaba lleno
de hojas caídas. A pesar de ello, Leah seguía sintiéndose tranquila en este
lugar.
Leah se sentó cerca de la fuente. En el momento en que se sentó sobre el
suelo de piedra que estaba húmedo, las lágrimas que había estado
conteniendo fluyeron. Abrazó sus rodillas mientras lloraba.
Se sentía muy humillada y avergonzada. Nunca había estado con otro
hombre, así que no entendía por qué decía ese tipo de cosas. Se preguntaba
dónde estaba el hombre amable que amaba. Parecía que había desaparecido
como un sueño.
El agua de la lluvia se mezclaba con sus lágrimas. Todavía le dolía la
mejilla. Mientras ella sollozaba entre la lluvia, se escuchó el ruido de las
hojas.
De repente, cesó la lluvia. Todavía podía escuchar el sonido de la lluvia,
sólo que ahora no caía sobre ella. Cuando levantó la mirada, se sobresaltó.
Enfrente estaba un hombre más alto que ella. El hombre, cubierto
completamente con una larga túnica con capucha, sostenía un paraguas
sobre Leah.
Se le puso la piel de gallina. Su corazón comenzó a latir rápidamente y
sentía un dolor en el pecho como si estuviera siendo presionando. No
entendía por qué sucedía esto. Leah se puso a la defensiva y dijo
bruscamente. "¿Quién eres? Identifícate."
Pero el hombre no respondió. Su mirada se dirigió hacia su mejilla. Leah
cubrió su mejilla con la mano rápidamente. Se sintió avergonzada porque
había dejado al descubierto algo que no quería mostrar.
El hombre, que llevaba un rato observándola en silencio, se quitó
lentamente la capucha de la túnica. Con sus ojos dorados visibles, dijo.
"Tu esposo."
Matrimonio Depredador - Capítulo
191

Capítulo 191. Equivocado


Fue la afirmación más descortés y ridícula que había escuchado en su vida.
Pero Leah no pudo burlarse de sus tontas palabras porque los ojos del
hombre estaban llenos de todo tipos de emociones dirigidas hacia ella.
Leah, que contemplaba sus ojos como si estuviera hipnotizada, recuperó la
compostura tardíamente. Murmuró aturdida. "¿Kurkan...?" El hombre de
hermosa apariencia tenía la piel morena y ojos brillantes. Características
típicas de los Kurkan.
No entendía cómo había entrado un Kurkan al palacio real y llegado hasta
este lugar. Leah miró al hombre con recelo. De repente, el hombre agarró su
mano.
Leah soltó un pequeño grito de sorpresa. Ella intentó sacar la mano, pero no
pudo zafarse de su agarre. El hombre entrecerró sus ojos viendo el anillo en
el dedo anular de Leah.
"Creo que estoy enloqueciendo." El hombre murmuró amargamente y
respiró profundamente. Entonces soltó su mano para abrazarla. Con la otra
mano siguió sosteniendo el paraguas.
En el momento en que el hombre la abrazó, Leah se quedó paralizada.
Debía empujarlo, pero por alguna razón no podía moverse.
La calidez que el hombre le transmitía a su cuerpo frío debido al agua de
lluvia era agradable. Incluso su nerviosismo se calmó inmediatamente.
Mientras ella sentía como si estuviera envuelta en una cálida manta, se
olvidó de todo momentáneamente.
Leah, que estaba disfrutando de esta comodidad inconscientemente, se
sobresaltó. Hace poco había salido corriendo de la habitación porque ni
siquiera podía tolerar a su prometido. Sin embargo, extrañamente estaba
tranquila en los brazos de un desconocido.
Rápidamente intentó apartar su cuerpo con todas sus fuerzas, pero no
consiguió que el hombre se moviera ni un poco.
"Leah..." Pronunció casualmente su honorable nombre. Se consideraba
descortés que alguien llamara a alguien de la realeza por su nombre sin que
se le permitiera hacerlo. Pero pronto, el hombre hizo un acto más insolente
sin titubear.
La mano que estaba en su cintura, agarró la parte trasera de su cuello. Los
ojos de Leah se agrandaron. El hombre la besó.
Sobresaltada, le dio un puñetazo en el pecho. Pero en lugar de detenerse, el
hombre introdujo su lengua. Su lengua pasó por sus dientes y frotó su
paladar con tanta habilidad que parecía que la había besado cientos de
veces.
Leah sintió un extraño calor en su bajo vientre. En el momento en que ella
no pudo soportarlo más y pensó en morderle la lengua, como si él lo supiera
se apartó. Leah miró fijamente al hombre mientras recuperaba el aliento.
El sonido de la lluvia resonaba, las ramas de los árboles se balanceaban y
una bruma había aparecido. Su corazón latía frenéticamente en medio de
esto. No sentía repulsión estando en contacto con este hombre, así que no
podía creer lo que le pasaba con Blain.
La mirada del hombre recorrió su roja mejilla hinchada, su cuerpo
empapado por la lluvia y el anillo de boda en su dedo.
"...Tú." El hombre habló lentamente. "Debes haber pensado que sería mejor
morir que sufrir de esta manera."
Leah quiso refutar las palabras del hombre, pero no pudo. El sonido de la
lluvia llenó el breve silencio. Leah esperó inconscientemente las palabras
del hombre.
"Pero como aquel día que temiste mi muerte..." Habló desconsoladamente.
"Lo mismo me ocurre a mí." El hombre que parecía más robusto que
cualquier cosa en el mundo reveló su fragilidad. "Desde que te perdí,
¿Sabes en lo que he estado pensado?"
Sus ojos dorados se llenaron de emociones incontrolables como la ira. Sin
embargo, pronto la intención asesina del hombre se desvaneció rápidamente
porque estaba frente a Leah. Abrió los labios como si fuera a decir algo,
pero los cerró nuevamente. En cambio, pasó su mano lentamente por su
cabello que estaba mojado por el agua de la lluvia.
Ella no solía dejarse llevar por la compasión, pero ahora incluso intentaba
comprender al hombre que tenía enfrente.
Sintió un dolor en lo profundo de su corazón. Quería consolarlo, aunque no
fuera la persona que el hombre buscaba. Por lo tanto, Leah le respondió en
un tono ligeramente suave.
"Creo que te has equivocado."
"......"
"Yo estoy comprometida con alguien que amo desde hace mucho tiempo.
Pronto nos casaremos."
Ella no estaba segura, pero parecía que el hombre había perdido a su
esposa. Ni siquiera podía imaginar el dolor de separarse de una persona que
amas. Leah, que entendía los sentimientos del hombre, decidió perdonarlo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
192

Capítulo 192. Hombre Misterioso


"Perdonaré tu descortesía. Haré como si nada hubiera ocurrido..."
"¿Equivocado?" Sin embargo, sus amables palabras fueron interrumpidas.
El hombre dijo con un rostro inexpresivo. "Nunca me he equivocado. Ni
una sola vez, desde que te conocí por primera vez hasta ahora."
Leah permaneció callada. Debería llamar a los caballeros para que
castigaran al grosero intruso, pero seguía dudando porque no quería
hacerlo. El hombre que la miraba fijamente le hizo una petición.
"Recuérdame, Leah."
Lo dijo con una actitud muy seria, como si realmente ella pudiera recordar
momentos que ni siquiera existían. Leah lo miró desconcertada. Cuando
hubo cierta tensión en el inquietante silencio, se escucharon las voces de los
asistentes que buscaban a Leah
—¡Princesa! ¡Princesa!
Las voces se acercaban. El hombre, con el ceño ligeramente fruncido, le
entregó el paraguas. Leah agarró el paraguas inconscientemente. El hombre
agarró la punta de su barbilla.
"Te daré la primera pista." Dijo con arrogancia. "Soy Ishakan, el Rey de
Kurkan."
"¡......!" Los ojos de Leah se agrandaron.
El hombre de los ojos dorados volvió a susurrar. "Recuérdame." En cuanto
las palabras salieron de su boca, el hombre desapareció.
Leah miró a su alrededor sobresaltada porque el hombre que había
desaparecido en un parpadeo. Pero no había rastros del hombre en ninguna
parte. La única prueba de que no fue un sueño era el paraguas que él le
había entregado.
Sintió como si estuviera despertando después de haber sido poseída por
algo. Sujetando el paraguas bajo la lluvia torrencial, Leah permaneció
parada enfrente de la fuente durante un rato antes de moverse.
Después de caminar un poco, se encontró con unos de los asistentes que la
estaba buscando. Corriendo bajo la lluvia el asistente se acercó a Leah con
una expresión de preocupación y le sostuvo el paraguas.
Leah miró con pesar el paraguas que le quitó el asistente. Habían muchos
paraguas similares en el palacio real, pero ella quería ese por alguna razón.
Mientras Leah se dirigía al palacio de la princesa, pensó en el hombre que
se hacía llamar el Rey de Kurkan. Ella no lo recordaba, pero él actuaba
como si la conociera muy bien.
A diferencia de los Kurkan, de los cuales no se conocía mucho, Leah se
podría considerar una figura pública. Cualquiera podría actuar fácilmente
como si la conociera si pudiera obtener información detallada. Sin embargo,
¿Qué sentido tenía hacer eso?
Los Kurkan también habían sido invitados a la boda. Sabiendo que Leah se
casaría con el Rey de Estia, no había ninguna razón para que actuara de esta
manera. Además, las emociones que había mostrado el hombre parecían
demasiado intensas para considerarlas falsas.
Los pensamientos de Leah se interrumpieron cuando vio a una persona
frente al palacio de la princesa. De pie bajo la lluvia y sin paraguas, estaba
Blain con varios asistentes a su alrededor.
"......"
Mirando sus fríos ojos azules, Leah caminó lentamente hacia él. Blain, que
esperó como una estatua, abrazó a Leah bruscamente cuando se acercó y
puso su cara en su cuello. Ella sintió una leve repulsión, pero pudo
tolerarlo.
El cuerpo de Blain estaba frío, seguramente porque había estado bajo la
lluvia durante un largo tiempo. Leah pensó en otro hombre mientras estaba
en los brazos de su prometido. Un hombre con una temperatura corporal
sorprendentemente cálida...
Después de abrazarla durante mucho tiempo, Blain levantó la mirada y le
susurró. "Por favor, di que me amas."
Había un leve indicio de miedo en su voz quebrada. Ella no sabía de qué
tenía miedo Blain, pero al menos sabía la respuesta que quería, así que
respondió rápidamente. "Te amo."
Blain abrazó con más fuerza a Leah bajo la lluvia. Sólo cuando ella
comenzó a temblar debido al frío, él habló nuevamente. "...Entremos."
Blain le dio un beso en la frente, luego agarró su mano para entrar al
palacio de la princesa. Leah, que caminaba como si la estuviera arrastrando,
miró de repente hacia atrás.
La lluvia que caía se había vuelto más espesa. Leah, que miró el jardín
cubierto de una tenue bruma, siguió caminando.
Todavía pensaba en los ojos dorados.
Matrimonio Depredador - Capítulo
193

Capítulo 193. Melocotonero


Blain pensó en el pasado, exactamente en uno de los primeros momentos de
su infancia que podía recordar. Su madre le dijo cuando aún tenía el cabello
rubio.
—A partir de hoy, serás de la realeza de Estia.
Incluso el joven Blain sabía que los miembros de la realeza de Estia nacían
con el cabello plateado. Cerdina hizo que Blain bebiera un extraño líquido.
Desde entonces, Blain comenzó a tener el cabello plateado. Repentinamente
entró en el desconocido palacio real y fue llamado Príncipe.
Ese lugar estaba lleno de personas que envidiaban su relampagueante
ascenso de estatus y que lo despreciaban porque había sido concebido en
una aventura extramatrimonial. Para un niño pequeño resultaba complicado
lidiar con ese tipo de trato.
Blain odiaba el palacio real. Le pidió a Cerdina que regresaran a casa, pero
ella se negó, diciendo que haría todo lo que le pidiera pero no esto.
Los días siguieron siendo horribles. Un día llamó a Blain para que comiera
con su padre. Blain se dirigió al palacio principal con un rostro inexpresivo.
Le disgustaba tener que llamar padre a un anciano del cual no tenía ni una
gota de sangre. No entendía cómo su madre había pensando en entrar al
palacio real con una mentira tan descarada.
Mientras Blain caminaba, los asistentes que habían siguiéndolo
murmuraron y miraron a algún lugar en la distancia. Blain, que volteó su
mirada hacia la misma dirección, observó un melocotonero que estaba a un
lado del camino. Entre las rosadas flores de melocotón que estaban en plena
floración, una pequeña mano blanca sobresalía.
La mano, que intentaba agarrar la flor en la punta de la rama, finalmente
pudo hacerlo y la arrancó. Cuando se escuchó el sonido de una rama
rompiéndose los asistentes contuvieron la respiración y gritaron.
—¡Princesa...!
Pensaron que ella se caería, pero la princesa salió entre las flores y las hojas
del árbol, sosteniendo una flor. Su caballo plateado brillaba como una
cascada bajo el sol de la primavera. La chica de ojos púrpuras que apareció
sonriendo, saludó a Blain.
—¡Hola...!
La chica habló amablemente.
—Tú debes ser Blain.
Las ramas del árbol se balanceaban y algunos pétalos caían ligeramente.
Blain se quedó mirando a la chica, sin apartar los pétalos rosados que
habían caído sobre su cara. No pudo apartar la mirada de las mejillas
sonrojadas de la chica, que parecían un melocotón.
Para Blain la chica parecía una fruta fresca. La chica se bajó del árbol
trepando con sus pequeñas manos y aterrizó en el suelo. Uno de los
asistentes la regaño.
—¿Por qué has venido sola a este lugar? Te puede suceder algo haciendo
eso...
Fue un regaño lleno de afecto, muy diferente a como ellos trataban a Blain.
La chica frunció el ceño e hizo un puchero con los labios.
—Lo siento.
—No diga eso, Princesa. La familia real no tiene porque disculparse
innecesariamente.
La chica sonrió levemente. Los asistentes, que tenían una expresión seria,
también terminaron sonriendo. La chica le tendió repentinamente la flor a
Blain.
—Toma esto.
Se trataba de la flor que había obtenido subiendo al árbol. Mientras ella
extendía la rosada flor de melocotón, dijo.
—La próxima vez recogeré un melocotón para ti.
—......
Blain tomó la flor de melocotón sin decir una palabra. Su corazón latía
rápidamente. Desde ese día, siempre tuvo esa flor en el bolsillo.
La flor terminó muriendo, pero no se deshizo de ella hasta que le salieron
gusanos en sus pétalos y tuvo mal olor. Después de eso, Blain se dirigió a
Cerdina.
—La quiero.
Cerdina sabía lo que quería Blain. Respondió con una leve sonrisa.
—Es algo que actualmente no puedes tener. Pero...
Al escuchar la palabra 'pero', Blain preguntó.
—Entonces, ¿Qué debo hacer?
La sonrisa de Cerdina se hizo más amplia. De la misma manera que le dijo
a Blain que se convertiría en parte de la realeza, ella habló tranquilamente.
—Conviértete en el Rey. Entonces podrás tener todo lo que quieras bajo tus
pies y mirarás a los demás hacia abajo.
Por esas palabras lo había hecho todo hasta ahora. Pero incluso después de
convertirse en Rey, Blain no había conseguido lo que quería. A pesar de que
hizo que la mujer que brillaba intensamente se pudriera.
"......"
Matrimonio Depredador - Capítulo
194

Capítulo 194. Ocultar


Blain caminaba lentamente en el oscuro y lúgubre palacio. Desde las altas
ventanas de cristal, que llegaban del suelo al techo del pasillo, se podía
observar claramente la lluvia que caía en el exterior.
De repente, un destello de luz se extendió por todas partes. La aparición del
relámpago, como una cicatriz en el cielo negro, fue seguida de un estruendo
que hizo temblar el cielo y la tierra. A pesar del sonido ensordecedor, Blain
siguió caminando indiferentemente.
Los gitanos que estaban sentados en el suelo del pasillo miraron a Blain.
Aunque estaban vestidos con ropa de asistentes, su comportamiento seguía
vulgar. Ni siquiera presentaron sus respetos, sólo tatarearon canciones en un
lenguaje que no entendía.
Blain abrió la puerta de la habitación de Cerdina. Hacía calor en la
habitación. En la cortina de la cama veía el reflejo del cuerpo de una mujer.
Blain habló seriamente. "¿No me dijiste que tendría su corazón?"
Cerdina salió de la cama y se puso unas pantuflas. Un camisón hecho de
satén cubría su piel. Omitiendo el hecho de que la visitaba en medio de la
noche, ella solo frunció el ceño ligeramente y le preguntó. "¿Por qué Leah
no te escucha? ¿No te he dicho que te ama?"
Blain torció los labios. "Es diferente."
Después de que Leah fuera traída de regreso al palacio real de Estia, sólo
estuvo satisfecho durante una semana. Durante ese tiempo, Blain se dio
cuenta de que algo andaba mal.
No existía el amor que esperaba. No habían sonrisas brillantes,
conversaciones profundas, ni bromas juguetonas como esperaba.
Cuando le preguntaba, ella respondía como una muñeca con la cuerda rota,
que lo quería. Su amor se basaba enteramente en lo que ella había vivido
con el salvaje, puesto que los recuerdos de ese hombre habían sido
ocupados por él. Por lo tanto, aún no había conseguido lo que quería.
Habían pasado dos meses desde que Leah regresó al palacio real de Estia.
Pero la relación seguía estancada. Leah realmente no amaba a Blain.
La inconformidad empujó a Blain al precipicio. La locura en sus venas se
hacía más intensa cada día.
"No me ama como lo hizo con ese hombre."
Cerdina miró a Blain en silencio. Se había cambiado la ropa, pero su
cabello mojado por la lluvia no se había secado y se le pegaba a la cara.
Miró brevemente hacia la ventana. Sus largas pestañas se agitaron mientras
veía la lluvia a través de los espacios de las cortinas.
"Estás siendo demasiado gentil. Tú también lo sabes." Había una pizca de
irritación en su tono severo. "La chica es tuya, Blain. Tú tienes el control."
Cerdina se acercó a Blain y pasó suavemente su mano por su cabello
húmedo. "No dejes que Leah te domine. ¿De acuerdo?"
Blain no respondió. Cerdina suspiró suavemente y murmuró. "Tal vez estás
preocupado porque él todavía está vivo."
Ella movió sus dedos en el aire. Humo negro apareció en la punta de sus
dedos. "Convertiré en muñecos a los emisarios de todos los países que se
reunirán en esta boda. Por supuesto, los bárbaros también se arrodillarán
ante ti..." El humo negro salió por las rendijas de las ventanas hacia el
exterior. El sonido de la lluvia fue disminuyendo gradualmente hasta que
finalmente desapareció.
Cerdina deslizó las cortinas y abrió la ventana. La lluvia había cesado. Ella
se volteó sonriendo para mirar a Blain. "Ahora no soy diferente de un
Dios."
Blain respondió con ironía. "Hablas demasiado, ni siquiera puedes hacer
que tenga su corazón."
La sonrisa de Cerdina se desvaneció. Ella habló arrogantemente como si el
mundo entero le perteneciera. "Si matamos al bárbaro..." Pero pronto
detuvo sus palabras. Una suave brisa fresca sopló en la habitación donde el
calor se había escapado por la ventana.
"No necesito la corona, el trono o el continente. Ese es tu deseo. Sólo he
querido una cosa desde el principio." Blain habló con una mirada
amenazante. "Por favor, mantén tu promesa. Madre."
***
Irónicamente después de abofetearla, Blain la esperó bajo la lluvia frente al
palacio de la princesa durante mucho tiempo. Después de que Leah se
secará con un paño y se cambiara la ropa, Blain le aplicó un ungüento en la
mejilla hinchada. Finalmente, se marchó del palacio de la princesa cuando
la vio quedarse dormida.
Al día siguiente, Leah se despertó temprano. Sin embargo, no se levantó
enseguida de la cama y se quedó acostada durante un rato.
Normalmente, habría ignorado lo sucedido bajo la excusa de que lo amaba.
Sin embargo, en esta ocasión las acciones de Blain quedaron grabadas en su
mente, la había tratado como un objeto y la había humillado. Quizás porque
había conocido a un hombre extraño.
El Rey de Kurkan… Leah se esforzó por apartar al hombre de ojos dorados
de sus pensamientos. Parecía que había que reforzar la seguridad del
palacio real.
El día comenzó como de costumbre. La Condesa Melissa vino a atenderla,
escuchó la agenda del día y decidió desayunar ligeramente en su habitación.
Pero en cuanto trajeron la comida a la habitación, Leah frunció el ceño.
Percibió un intenso y desagradable olor a productos cárnicos. Aunque
todavía no había comido, sintió el impulso de vomitar.
En el momento en que se preguntaba si debía comerse todo el desayuno, la
puerta de la habitación se abrió abruptamente, sin que nadie hubiera tocado
previamente.
"Buenos días, Leah."
Cerdina, que sonreía, entró en la habitación como si fuera suya. Su mirada
se dirigió a la comida frente a Leah.
"¿Estabas comiendo?"
Instantáneamente, un pensamiento instintivo apareció en su mente.
'No puede descubrirlo'.
Leah no entendía porque no debía descubrirlo. Pero de todos modos ocultó
sus náuseas. Entonces respondió con una sonrisa casual.
"...Sí, estuve comiendo."
Matrimonio Depredador - Capítulo
195

Capítulo 195. Náuseas (1)


Leah, que estaba sentada frente a una pequeña mesa fingiendo que estaba
comiendo, se levantó de su asiento y se puso una túnica. Ella sintió que
cobraba vida lejos de la comida.
Pero Cerdina se acercó a la mesa y se sentó en una silla. "Hablemos
mientras comes." Le dijo a Leah con una sonrisa. "No quiero interrumpir tu
comida. Blain hará un escándalo."
Sacudiendo la cabeza, añadió que si ella perdía peso, Blain la culparía. Leah
se sentó de nuevo y le hizo una petición a la Condesa Melissa. "¿Podrías
servirnos un poco de té?"
"Sí, Princesa."
Impotente, Leah tomó los cubiertos, intentando no oler en la medida de lo
posible. Sentía una mirada aguda.
"No tienes buen aspecto."
"Me duele un poco la cabeza. Gracias por preocuparte por mí."
Leah despreocupadamente se metió un bocado de comida en la boca y se lo
tragó. Entonces sonrió forzadamente.
Cerdina miraba a Leah sin mover ni un músculo. Leah siguió moviendo sus
manos mecánicamente sintiéndose presionaba por su mirada.
Desde que podía recordar, Cerdina siempre había sido amable y gentil con
ella. Pero Leah le tenía miedo, aunque no había ninguna razón aparente.
Cuando estaba delante de Cerdina, el miedo se apoderaba de ella como si
estuviera grabado en su cuerpo.
Además, Leah no podía entenderla. Su personalidad y su forma de pensar
eran completamente diferentes.
Cerdina recibió el título de Reina Madre después del ascenso de Blain al
trono. Pero no le gustaba que la llamaran Reina Madre, porque simplemente
creía que hacía que pareciera vieja.
Tal vez debido a su obsesión por la juventud y la belleza, Cerdina parecía
más joven en comparación con su edad real. Ella solía seducir a los jóvenes
caballeros del palacio para acostarse con ellos. Incluso ocasionalmente
organizaba orgías incluyendo mujeres. Cerdina ni siquiera intentó ocultarlo,
así que Leah también lo sabía.
Cerdina se diferenciaba mucho de Leah en ese ámbito, incluso
ocasionalmente le preguntaba si había tenido s3xo con Blain. Pero esa no
fue la única razón por la que se sentía incómoda. A veces, Leah veía
malicia pura en sus ojos.
Cerdina seguía mirando a Leah sin pestañear. Leah, que tragó
tranquilamente la comida que estaba masticando, le preguntó.
"¿Hay algo que quieras decirme?"
Una sonrisa apareció en el rostro inexpresivo de Cerdina.
"No. Estoy disfrutando verte comer."
Cerdina echó un vistazo a la comida frente a Leah y señaló algo con un
dedo.
"¿No te gusta eso?"
Se trataba de finas rodajas de jamón seco. Aunque había evitado comerlas
porque el olor le parecía desagradable, ahora tenía que hacerlo porque
Cerdina las había señalado.
Leah pinchó una rebanada de jamón seco con el tenedor, la puso en un trozo
de pan y se lo comió. Cerdina siguió mirándola persistentemente mientras
masticó, tragó e incluso continuó comiendo.
Entonces, la Condesa Melissa colocó una taza de té frente a Cerdina. Ella
comenzó a beberse el té y mirar alrededor de la habitación en lugar de
Leah.
Viendo que Cerdina había desviado completamente su atención, Leah dejó
los cubiertos y comprobó la cantidad de comida que había consumido.
Había consumido la cantidad habitual de comida por la mañana. Pero a ella
le hubiera gustado comer menos hoy.
La Condesa Melissa le dio una taza de té. En cuanto vio el té, sintió una
sensación desagradable en la boca. Pero Leah comenzó a beberlo
tranquilamente.
Cerdina habló sobre diversas historias, totalmente innecesarias para entrar
en una habitación por la mañana. Después de haber contado diversas
historias sin sentido, finalmente se levantó de su asiento.
"Tengo que irme. Te he traído un té medicinal, debes beberlo tres veces al
día." Cerdina extendió sus manos y las puso sobre las mejillas de Leah.
Mirándola a los ojos, dijo. "Si tienes algún problema, dímelo."
"...Sí, lo haré. Gracias por cuidarme."
Un dedo rozó suavemente una de sus mejillas. Fue la mejilla que Blain
había abofeteado.
"Te quiero como mi verdadera hija, Leah." Cerdina besó su roja mejilla
hinchada y luego se marchó del palacio de la princesa.
Ahora que Cerdina se había ido, Leah le dijo a la Condesa Melissa. "Vamos
a pasear un rato."
Entonces, ella salió a pasear por el jardín trasero del palacio de la princesa
acompañada de la Condesa Melissa. Como el lugar estaba cerca no era
necesario que las demás damas de compañía la acompañaran.
El jardín trasero se veía mal. Todas las flores frescas y los árboles habían
desaparecido, sólo quedaban arbustos espinosos de color verde grisáceo.
Después de observar el demacrado jardín trasero, Leah se volteó para mirar
a la Condesa Melissa.
"Hace frío. ¿Podría traerme una manta?" Además, añadió que trajera té para
beber un poco en la mesa de té del exterior, aprovechando que iría al
palacio de la princesa.
La Condesa Melissa regresó al palacio de la princesa para cumplir con las
órdenes recibidas. Leah sentía el estómago revuelto, pero caminaba
tranquilamente por el jardín trasero como si estuviera paseando. Cuando
estuvo segura de que la Condesa se había marchado completamente, contó
hasta treintena en su mente y se metió entre los arbustos.
***
Hola, quiero decirles que actualmente he estado teniendo serios problemas
de salud, que espero que no se agraven y que pueda seguir traduciendo con
normalidad.
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Matrimonio Depredador - Capítulo
196

Capítulo 196. Náuseas (2)


Sentía unas intensas náuseas, "¡Blargh, blargh...blargh...!" Después de haber
vomitado agónicamente durante un rato, Leah se tambaleó, así que se
sostuvo de un arbusto.
"Haa, ha..." Jadeando, sacó un pañuelo y se limpió los labios. Ella no podía
creer que había logrado contener las náuseas hasta ahora. Se cubrió los ojos
con las manos porque estaba mareada.
Normalmente, Leah habría dicho que tenía el estómago revuelto y habría
evitado comer. Cerdina insinuaba frecuentemente que Leah tenía que cuidar
su alimentación para mantenerse en forma, así que seguramente le hubiera
gustado que ella se saltara el desayuno.
Pero aunque Leah le hubiera gustado complacer a Cerdina, extrañamente el
pensamiento de ocultar las náuseas llenó su cabeza. '¿Por qué hago esto?'
Parecía que algo se había torcido desde que conoció al extraño hombre la
noche anterior. Escuchó un crujido en sus oídos. Fue el sonido de la grieta
que se producía en su vida cotidiana.
***
Leah había comido muy poco últimamente. No importaba lo que comiera,
su estómago no lo asimilaba adecuadamente. Afortunadamente, ella se
había enfermado porque se había mojado bajo la lluvia la última vez, así
que lo utilizaba como una excusa para no comer cuando no tenía apetito.
Incluso a veces cuando se comía una sopa ligera sentía náuseas, así que
vomitaba a escondidas. Viendo que Leah adelgazaba día tras día, Blain se
puso furioso. Intentó expulsar a todas sus damas de compañía, pero pudo
disuadirlo.
Aunque sentía demasiadas náuseas sin importar lo que comiera, realmente
había algo que quería comer. Mientras añoraba un sabor que no podía
recordar claramente, seguía comiendo y vomitando día tras día.
En medio de todo esto, fueron llegando los emisarios para la celebración de
la boda y Blain les dio personalmente la bienvenida.
Estaba previsto que el banquete durara unas dos semanas antes de que
llegaran todos los emisarios de los países del continente. Leah quería que se
obtuvieran muchos logros diplomáticos durante la estancia de estos
emisarios en Estia.
Sin embargo, Blain se oponía a que Leah se presentara ante los emisarios.
Incluso intentó disuadirla para que no asistiera al banquete de bienvenida.
"No tienes que salir."
Antes Leah habría hecho dócilmente lo que le decía, pero en esta ocasión lo
persuadió por decisión propia.
"Sería descortés. Los emisarios vinieron por la celebración de la boda..."
Kurkan también había enviado emisarios, pero ella se enteró que
extrañamente el Rey también había venido con ellos.
Leah se preguntaba si el hombre que le había dicho tantos disparates
realmente era el Rey de Kurkan. Aunque en su mente surgió una señal de
advertencia por esta curiosidad peligrosa, ella quería comprobarlo.
"¿Qué pensarán los demás si no me presento?"
Blain, que estaba siendo persuadido, agarró repentinamente su mano.
Después de observar el anillo en su dedo anular, entrelazó sus dedos.
"¿Me amas, Leah?"
"Te amo."
Ella respondió con una sonrisa cariñosa que le gustó. Blain, que miró
atentamente a la hermosamente vestida Leah, murmuró en voz baja.
"...Aunque sea una cáscara, definitivamente es mía."
Blain finalmente accedió a que Leah lo acompañara.
"Vamos juntos. Creo que está bien mostrarte."
Leah y Blain se dirigieron juntos al salón de banquetes. La noche había
llegado, pero el palacio real estaba tan iluminado como a la luz del día.
Aunque la música del salón de banquetes se extendía hacia afuera, el
ambiente lúgubre del palacio no desapareció.
Cuando ambos caminaban acompañados de asistentes y damas de compañía
por un largo pasillo que estaba iluminado, Blain se detuvo abruptamente.
Desde el lado opuesto, apareció un grupo. De cuerpos altos, de piel oscura y
aspecto hermoso, evidentemente eran Kurkan. Al frente estaba un hombre
con los ojos dorados.
El hombre se detuvo, todos los Kurkan que lo seguían hicieron lo mismo.
Leah miró fijamente al hombre. El hombre también miró fijamente a Leah.
Al igual que el otro día, sus ojos le parecían peculiares. Los ojos dorados,
que brillaban como si estuvieran impregnados de luz, tenían el poder de
atraer a las personas. Leah, que los miraba como si estuviera hipnotizada,
recuperó la compostura cuando sintió la mirada de los demás Kurkan.
"......"
Los Kurkan que estaban detrás del hombre miraban a Leah. Por alguna
razón, todos tenían una pizca de ansiedad en sus ojos. De repente, Leah se
sintió incómoda cruzada de brazos cruzados con Blain.
"Que la luz brille sobre Estia."
Se escuchó una voz profunda. Sus brillantes ojos dorados solo miraban a
Leah.
"Soy Ishakan, el Rey de Kurkan."
En ese momento, tuvo una fuerte sensación de déjà vu. Como si hubiera
sucedido un momento similar a éste en el pasado.
Justo cuando los labios de Leah se abrieron ligeramente, Blain soltó sus
brazos y la haló por la cintura hacia él. Leah se tambaleó, así que se aferró a
Blain.
"¡Gracias por venir desde tan lejos, Rey de Kurkan!" Blain besó a Leah en
la mejilla, luego dijo con una sonrisa retorcida en su rostro. "Esta es mi
futura esposa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
197

Capítulo 197. Náuseas (3)


Los ojos de Leah se agrandaron, desconcertada por el repentino beso. Blain
dijo ladeando ligeramente la cabeza.
"No esperaba que viniera el Rey personalmente. Debido a eso celebraremos
una boda aún más magnífica." Ella sintió que el ánimo de los Kurkan se
volvía feroz. Por el contrario, Blain estaba más contento.
Leah miró al Rey de Kurkan. El hombre llamado Ishakan le respondió
tranquilamente. "¿Realmente no lo esperabas? Estoy seguro de que
suponías que vendría."
Blain dijo mientras acariciaba la cintura de Leah. "Pensé que no vendrías
porque llegaste más tarde de lo que pensaba."
El hombre miró la mano de Blain, luego abrió lentamente la boca. "...He
escuchado que en Estia se le cortan las manos a los ladrones." Luego
preguntó mirando a Blain. "¿Qué hacen con los hombres que codician las
esposas de otros?"
"Bueno, no lo sé porque nunca he codiciado ninguna." Blain sonrió
maliciosamente. "Desde el principio, sólo he querido a mi futura esposa."
El hombre también sonrió. "A mí me sucede lo mismo. Cuando un
Kurkan..." Los ojos dorados se dirigieron a Leah. Habló mientras miraba a
Leah, que estaba parada como una muñeca, abrazada por Blain. "Decide su
compañero, perseguirá a esa persona por el resto de su vida."
Leah finalmente se dio cuenta de que había estado conteniendo la
respiración. El hombre inclinó ligeramente la cabeza, señalando el final de
la conversación. "Disfrutaremos del banquete que has organizado."
Con esas palabras, el hombre se marchó primero. Los Kurkan siguieron en
silencio a su Rey, y pronto desaparecieron en dirección al salón de
banquetes. Blain murmuró insultos. "Bastardo arrogante."
Leah bajó la mirada, fingiendo no escucharlo. Pero Blain agarró la barbilla
de Leah y levantó su cabeza para mirarla a los ojos.
"......" Después de mirar a Leah durante un rato, como si estuviera
comprobando algo, soltó su barbilla. "Vamos."
Todo le parecía extraño. Pero aunque le preguntara a Blain, no le diría
nada.
Ishakan. Leah repitió su nombre en su mente. El hombre no le había
mentido. Después de haber confirmado que realmente se trataba del Rey de
Kurkan, su curiosidad sólo se incrementó. Si tenía la oportunidad, quería
tener una conversación personal con él.
Pero ella tenía que tener cuidado porque Blain era extremadamente celoso,
ni siquiera le gustaba que Leah hablara con otros hombres. Si se enterara
que ella había besado al Rey de otro país con el que no tiene una buena
relación… seguramente no perdonaría este gran error.
Fingir que no conocía al hombre sería lo mejor que podía hacer. Leah
reprimió sus emociones y siguió a Blain.
En el momento en que se abrieron las puertas del salón de banquetes, el
rostro de Leah palideció. El aire estaba impregnado de diversos olores.
El olor a cosméticos, comida y alcohol hizo que sintiera náuseas
inmediatamente. Su corsé estaba muy apretado y no había comido
recientemente, así que pensaba que podría desmayarse en cualquier
momento.
Respiró hondo, reprimiendo el impulso de salir corriendo ahora mismo.
Planeaba aguantar un rato y luego ir directamente a un salón.
Ambos fueron recibidos con afectuosos saludos. Los nobles de Estia
sonreían alegremente mientras elogiaban a Leah y Blain, diciendo que se
veían bien como pareja.
Después del intercambio de saludos, se separaron. Fue porque Blain había
ido a hablar con los emisarios. Leah quería acompañarlo, pero Blain no lo
permitió. Leah, que se quedó hablando con algunas damas, discretamente
examinaba a los emisarios uno por uno.
A diferencia de los risueños y bulliciosos nobles de Estia, todos los
emisarios de países extranjeros tenían expresiones sutiles. Parecía que
intentaban disimular algo. Además, cuando hacían contacto visual con
Leah, desviaban su mirada rápidamente.
Leah frunció el ceño viendo el comportamiento de los emisarios, parecían
incómodos en el salón de banquetes con un ambiente alegre y divertido.
Si hubiera sido en el pasado, lo habría ignorado considerándolo algo
insignificante. Pero hoy esto le molestaba. Las palabras 'por qué' le vinieron
a la mente, acompañadas de una sensación de alienación. Ella sentía como
si estuviera desarrollando un espectáculo de muñecos.
"Leah."
Una voz suave despertó a Leah, que estaba perdida en sus pensamientos.
Cerdina abrazó ligeramente a Leah. "Estás muy hermosa. Se te ve mejor el
vestido porque has perdido peso recientemente." Cerdina sonreía mientras
la elogiaba. "¿Estás bebiendo el té medicinal?"
Estaba en una condición en la que vomitaba todo lo que consumía, así que
el té medicinal que le dio Cerdina se estaba convirtiendo en abono de los
jardines del palacio de la princesa. Pero Leah respondió con una leve
sonrisa.
"Sí, las damas de compañía del palacio de la princesa siempre me cuidan
bien."
Matrimonio Depredador - Capítulo
198

Capítulo 198. Cúmulo de Emociones (1)


"Genial. Te di el té medicinal porque no te encuentras bien, así que
asegúrate de beberlo."
Mientras las damas que estaban alrededor elogiaron la consideración y la
atención de Cerdina, Leah le agradeció a Cerdina.
"Disfruta del banquete. Debo dialogar con nuestros invitados que han
venido de lejos." Ella observó a los emisarios y sonrió ampliamente. "Hay
que actuar diligentemente desde hoy, para tener una magnifica celebración
el día de la boda."
Después de decir eso, Cerdina caminó hasta donde estaba Blain y comenzó
a hablar con los emisarios de otros países. Las expresiones de los emisarios,
que se habían comportado incómodamente, se volvieron más naturales a
medida que conversaban con Cerdina. Excepto la delegación de Kurkan.
Los Kurkan estaban apartados como una isla en el salón de banquetes.
Habían venido para disfrutar del banquete, pero sus rostros parecían tan
sanguinarios que los demás evitaban acercarse a ellos. Incluso Cerdina aún
no se había acercado a ellos.
Leah había enfocado su atención en los Kurkan. Sería malo si Blain
descubriera que los había estado observando, puesto que parecía que no le
agradaban los Kurkan.
Después de haber conversado un tiempo con las damas de su alrededor,
Leah se acercó discretamente a Blain para decirle que iría a descansar a la
sala de estar.
Blain se reía a carcajadas y hablaba con los emisarios de los países del sur.
Probablemente estaba borracho porque tenía la cara un poco roja y parecía
de muy buen humor.
"Su Alteza."
"Oh, mi esposa está aquí."
No era su esposa porque todavía no se habían casado, pero Leah
simplemente le siguió la corriente. Blain presentó a Leah a los emisarios, la
abrazó por la cintura y le besó el cuello. Leah se encogió de hombros
ligeramente.
'Ojalá no hiciera esto delante de la gente...'
También le disgustó cuando la besó en la mejilla delante de los Kurkan.
Pero Blain no dejaría de hacerlo solo porque a ella no le gustara. Así que
ella tenía que aguantar este tipo de cosas porque lo amaba.
Después de tolerarlo durante un tiempo, ella lo apartó suavemente y le dijo.
"Regresaré luego de un breve descanso en la sala de estar."
"Está bien."
Con el permiso de Blain, Leah salió rápidamente del salón de banquetes.
Las náuseas que había estado reprimiendo se agravaron por el contacto con
Blain. La Condesa Melissa siguió a Leah y la acompañó a la sala de estar.
Últimamente, se sentía agobiada por las damas de compañía del palacio de
la princesa, así que a menos que se tratara de un asunto oficial, intentaba
andar sólo con la Condesa. Por supuesto que también la agobiaba, pero
prefería que la acompañara una sola, la dama de compañía principal.
burdened
En el pasado, tenía una relación muy cercana con las damas de compañía,
pero ahora se sentía incómoda. Probablemente porque la personalidad de
todas había cambiado un poco.
Ahora pensaba en ello, también le pareció extraño. Cosas que había
ignorado hasta ahora se revelaron claramente. Reflexionó sobre el pasado,
preguntándose desde cuándo había sucedido esto.
De repente, Leah que había llegado frente al salón del palacio de la
princesa, entró en razón. La Condesa Melissa debía adelantarse para abrirle
la puerta, pero no lo hizo. Cuando Leah se dio la vuelta, sus ojos se
agrandaron.
Ella intentó gritar pero no pudo. Alguien de Kurkan había tapado su boca
con una gran mano. La mujer de gran complexión se disculpó avergonzada.
"Oh, Leah, lamento asustarte..."
Leah miró hacia un lado. Un hombre Kurkan delgado, arrastraba a la
inconsciente Condesa Melissa hacia algún lugar. Cuando hicieron contacto
visual, el hombre Kurkan levantó la mano para saludarla. La mujer Kurkan
susurró mientras sujetaba firmemente a Leah.
"Solo hablarán durante un momento, eso será suficiente." Empujó a Leah
cuidadosamente hacia el salón. La puerta a sus espaldas se cerró. Sus labios
se abrieron, atónita.
Fue por Ishakan. El hombre había entrado osadamente en el salón del
palacio de la princesa. Sentado en un sillón, la saludó con naturalidad.
"Hola."
Luego se levantó lentamente y comenzó a acercarse despacio. Su corazón
latía con más fuerza a medida que él se acercaba. Leah retrocedió hasta que
su espalda chocó con la puerta cerrada y gritó con voz temblorosa. "¡Si
piensas profanarme...!"
Ishakan respondió con una ceja levantada. "Si tuviera la intención de
hacerlo, lo habría hecho delante de la fuente."
"......"
Leah se tapó la boca con la mano. Estaba sorprendida por las rudas
palabras. El hombre puso las manos en la puerta. Leah quedó atrapada.
De repente, un aroma llegó a su nariz. No sabía qué perfume estaba usando,
pero el aroma refrescante le parecía agradable. Sintió que su malestar
estomacal disminuía. Ella olfateaba discretamente, cuando él habló. "No
haré nada que no quieras, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
199

Capítulo 199. Cúmulo de Emociones (2)


Leah, que estaba absorta en el fresco aroma, apretó sus labios. No haré nada
que no quieras… Cada palabra pronunciada por el hombre que venía del
desierto hacía que Leah se sintiera extraña. El hombre añadió
despreocupadamente.
"Pero, al menos podríamos besarnos."
"¿......?"
"Tú también lo necesitas. Por supuesto, si quieres hacer algo más, será
bienvenido."
"No lo necesito." Leah se negó rotundamente. Aunque fuera el Rey de
Kurkan no podía tratarla de esta manera. Entonces, decidió corregir lo que
estaba mal. "Ya hemos confirmado las identidades del otro, así que debes
comportarte adecuadamente."
Pero parecía que Ishakan hizo oídos sordos a las palabras de Leah y la
observó atentamente. Después de mirar sus flacos hombros, murmuró unas
palabras incomprensibles. "Si estuvieras en el desierto, te tratarían
increíblemente..."
Leah se mordió los labios. Su corazón latía con fuerza cada vez que el
hombre decía algo. Su aroma, su voz, su mirada, su temperatura corporal y
todo lo demás, la ponía nerviosa.
Su boca se secó por el inexplicable nerviosismo. De repente, sintió un
punzante dolor de cabeza acompañado de una voz severa.
—Abandona este lugar inmediatamente.
Fue una orden prepotente, pero hoy no le importaba rebelarse. Quería
hablar con este hombre un poco más.
Leah se quedó obstinadamente. Cuando levantó la cabeza y vio sus ojos
dorados que la miraban fijamente, le hizo una pregunta sin ninguna cortesía.
"Entonces, ¿Has recordado algo?"
"¿Cómo puedo recordar a alguien que nunca he conocido?"
Ishakan frunció el ceño ante sus espinosas palabras. Se quedó pensativo por
un momento hasta que repentinamente, sacó una pequeña caja.
"Segunda pista." Cuando abrió la tapa de la caja, quedaron al descubierto
unos frutos de color marrón oscuro. Leah los miró con curiosidad.
'¿Qué es eso?'
Era la primera vez en su vida que los veía. Pero olían muy bien. Se le hizo
la boca agua. No podía apartar la mirada de ellos.
"Son dátiles..." Ishakan le tendió la caja sonriendo. "Es un presente."
Olvidando rechazarlo, agarró la caja y se comió uno enseguida. Un sabor
dulce se extendió en su boca acompañado de una textura pegajosa.
Sus mejillas se sonrojaron y sus ojos se agrandaron espontáneamente. Leah
exclamó en su interior. Este era el sabor que había extrañado en su
inconsciente durante mucho tiempo y que se moría por probar.
Después de comerse el primero en un instante, se metió apresuradamente
los demás en la boca. Estaba comiendo como si sus náuseas fueran falsas.
Los dátiles estaban tan deliciosos que casi lloraba.
La caja quedó vacía en un parpadeo. Leah, que miraba la caja vacía con
pesar, recobró la compostura. Entonces, cerró la tapa de la caja.
Por mucha hambre que tuviera, debía mantener las apariencias... Además,
estaba frente al Rey de otro país…
Estaba avergonzada, deseaba poder esconderse en algún lugar. Realmente
parecía una glotona como decía Cerdina. Quería comer más, quería saciar
su estómago hambriento hasta el punto de estallar.
Pero no había otra manera de conseguir más dátiles. No podía pedirle a las
damas de compañía que le consiguieran esto. Si pedía conseguir algo tan
inusual como un dátil, seguramente Blain y Cerdina se enterarían. Si ellos
casualmente le preguntaban por qué los quería, ella no tendría ninguna
excusa creíble.
Después de todo, la única forma de conseguir un dátil era el hombre que
tenía delante. Saboreando la tenue dulzura remanente en su boca, Leah se
arriesgó a preguntar.
"Pu, puedes..." Ishakan ladeó la cabeza hacia un lado ante la voz
temblorosa. Ella le dijo con la cara sonrojada. "¿Puedes darme un poco
más...?"
Ishakan se cubrió la boca con el dorso de la mano. Leah se dio cuenta de
que estaba conteniendo las ganas de reírse y su rostro enrojeció aún más.
"Hay una condición." Ishakan tocó sus labios con su dedo. Estaba claro lo
que significaba ese breve gesto. Un beso. La expresión de Leah se volvió
rígida ante la exagerada condición.
"Tengo pareja."
"Yo también."
El hombre no retrocedió en absoluto y habló tranquilamente.
"Si no quieres, está bien."
"......"
Leah apretó los labios. No había podido comer nada durante un tiempo. Así
que después de haber probado algo que podía comer, se le hacía difícil
resistir los impulsos.
El sabor de los dátiles que acababa de comer seguía invadiendo su mente,
causando que se impacientara. Su raciocinio comenzó a nublarse. El muro
del autocontrol que había mantenido firmemente se derrumbó
estrepitosamente.
Lo haría impulsado por el intenso deseo de comer. Leah miró los labios del
hombre. Cuando se besaron no le desagradó en lo más mínimo, incluso le
produjo placer.
Ahora ella se preguntaba si sentiría lo mismo que cuando se besaron bajo la
lluvia. Ignoró la advertencia de su cabeza y extendió las manos. Apoyando
sus manos en el pecho de Ishakan, se puso de puntillas. Sus ojos se
agrandaron ante la repentina aproximación del rostro del hombre.
Sus labios hicieron contacto suavemente, provocando en ella una sensación
de estremecimiento. En el momento en que pensó despegar sus labios, el
hombre se abalanzó.
Matrimonio Depredador - Capítulo
200

Capítulo 200. Cúmulo de Emociones (3)


El hombre tenía una temperatura corporal bastante cálida. Ella no pudo
resistirse a la fuerza del empuje y su espalda chocó contra la puerta. El
hombre envolvió a la renuente Leah entre sus brazos.
Antes de que ella pudiera pensar en algo, siguió un profundo beso. Una
mano del hombre sujetó su cintura y la otra su nuca.
Una llama apasionada ardió por todo su cuerpo, en el momento en que la
mano que estaba en su cintura tocó su sen0. Cuando rozó su p3zón, sintió
un gran placer. "¡Oh, detente...!"
Leah empujó tardíamente a Ishakan y lo miró fijamente con sus temblorosas
pupilas. Sus cálidos ojos dorados le parecían hipnotizantes.
El sonido de sus respiraciones agitadas se mezclaban mientras mantenían el
contacto visual. Su mente estaba caótica por el deseo carnal que
experimentaba por primera vez en su vida. Leah desvió rápidamente su
mirada y susurró. "...Detente, suéltame."
Pero los gruesos brazos sólo abrazó a Leah con más fuerza. Leah lo empujó
de nuevo, murmurando entre dientes. "Por favor..."
Un sentimiento de culpa la invadió. No podía creer que hubiera traicionado
a la persona que amaba y que había estado a su lado durante tanto tiempo
por un simple deseo. Ishakan se dio cuenta de que Leah se sentía culpable,
así que preguntó entrecerrando los ojos.
"Dime qué tiene de bueno ese tipo. Entonces te soltaré." Obviamente se
refería a Blain. "Parece que no se preocupa por ti."
Leah contestó con firmeza esperando que el hombre no profundizara más en
el asunto. "Es porque me gusta."
"¿Por qué?"
Leah no pudo responder inmediatamente, se quedó dudando. Leah amaba a
Blain de forma natural, del mismo modo que sale el sol y la luna se pone.
Ella sintió aversión ante la simple idea de cuestionar una verdad absoluta
que nunca había considerado. Después de haber dudado durante un tiempo,
Leah respondió cuidadosamente. "Es muy dulce."
Aunque ahora había cambiado un poco, en el pasado Blain realmente se
comportaba dulcemente. Ishakan se burló de la inocencia de Leah. "Estoy
seguro que ese tipo te ha forzado."
"¡No, confesé mis sentimientos primero...!" Le replicó Leah enfadada. Sin
embargo, detuvo sus palabras porque los ojos de Ishakan repentinamente se
volvieron feroces.
"...¿Tú?" Preguntó con una voz sombría. "¿Cómo?"
Leah no entendía por qué tenía que responderle esto, pero terminó
revelando una historia muy personal, "En un jardín de peonías... le confesé
mis sentimientos..."
"¿Peonías?" La forma en que interrumpió sus palabras y preguntó hizo que
ella sintiera miedo. Parecía que mataría a alguien en cualquier momento.
Instintivamente su cuerpo se encogió.
"Ah, el jardín de peonías...." El hombre habló mientras Leah estaba tan
asustada que no podía decir nada. "Debes haberte confesado sosteniendo
una flor." Un destello apareció en sus ojos dorados. "Estabas temblando y
con el rostro enrojecido, aún así pediste que te tomara como prometida..."
Golpeó fuertemente la puerta en cuanto terminó de hablar. Leah se quedó
atónita. Ishakan gritó en lenguaje Kurkan algo ininteligible con la cara
contorsionada. El puño contra la puerta tembló brevemente.
Ishakan no pudo contener su ira e insultó repetidamente en lenguaje
Kurkan. Hasta que de repente, tiró de Leah hacia su pecho. Leah
permaneció paralizada mientras la abrazaba. El hombre pronunció su
nombre.
"Leah..." El arrogante hombre se estremeció como si estuviera a punto de
derrumbarse. De repente, sus ojos se llenaron de lágrimas y sentía que
lloraría, aunque no había ninguna razón para ello. Pero Leah pudo
contenerse.
Ishakan inhaló y exhaló profundamente durante un rato mientras la
abrazaba. Su ferocidad, parecida a la de un animal, se calmó lentamente.
"Antes sabías que este lugar era un infierno." Miró a Leah y susurró.
"Ahora ni siquiera lo sabes."
"......" Fue un comentario grosero. Leah debería reprochar su actitud, pero
no podía hablar como si sus labios estuvieran pegados.
Una gran mano cubrió la mejilla de Leah. Fue la que Blain le había
abofeteado el otro día. Sus largos dedos acariciaron suavemente su mejilla.
"¿Qué debo hacer, Leah?" Preguntó Ishakan en un tono suave. "¿Los
matamos y nos vamos al desierto?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
201

Capítulo 201. Ideas (1)


Leah no respondió precipitadamente. Había hablado de la muerte a la ligera,
pero no había indicio en sus ojos que indicara que estuviera bromeando.
Si ella cometía un error, incluso una sola palabra, algo terrible podría
suceder inmediatamente. Como Leah permaneció en silencio, Ishakan
entrecerró los ojos lentamente.
Sus dedos recorrieron los ojos enrojecidos de Leah. Sus pestañas temblaron
porque sintió un cosquilleo. Viendo sus acuosos ojos morados, Ishakan
murmuró. "...He sido muy feroz."
Leah no lo negó, pero tampoco lo afirmó. Por un lado, ciertamente fue
aterrador cuando él levantó la voz y actuó violentamente. Pero, por otro
lado, ella sentía una extraña sensación de confianza.
Una confianza infundada en que este hombre no le haría daño. Ella sólo lo
había visto dos veces en toda su vida, así que no entendía porque sentía eso.
En el momento en que ella se contemplaba si debía decirle que no
importaba, se escuchó un silbido corto y agudo.
La irritación se reflejó en sus ojos dorados. "El ladrón tiene buena
intuición." Ishakan besó la frente de Leah. Fue tan rápido que ella no tuvo
tiempo de rechazarlo.
"Acuérdate de mí, Leah." Después de esas breves palabras, como si se
fundiera con la oscuridad, Ishakan desapareció. Leah extendió
inconscientemente la mano hacia donde había estado el hombre.
"¡Leah!" La puerta del salón se abrió abruptamente. La persona que entró
fue Blain, que estaba borracho. Como Leah no había vuelto al salón de
banquetes desde hacía mucho tiempo, vino a buscarla personalmente.
Blain inspeccionó minuciosamente el salón, parecía que estaba
comprobando si había alguien escondido. Leah miró disimuladamente la
puerta. Estaba preocupada porque Ishakan la había golpeado hace poco,
pero afortunadamente no parecía que estuviera rota. Blain habló después de
confirmar que no había nadie extraño en el salón.
"¿Por qué estás sola?" Leah respondió sin dudar. "La Condesa Melissa está
haciendo un recado." En realidad ella ni siquiera sabía dónde estaba, pero
creía que si decía eso, Ishakan se encargaría de todo.
Al escuchar su respuesta, Blain sonrió y la abrazó. "Leah." Olía fuertemente
a alcohol. Su estómago, que finalmente se había calmado, comenzó a
revolverse de nuevo ante el olor del alcohol. Leah trató de respirar lo menos
posible.
Blain, que no se percató de la incomodidad de Leah, continuó hablando
mientras la abrazaba. "Te gustan los melocotones."
'¿Realmente?' Por supuesto que a ella le gustaban, pero no más que otras
frutas. Sin embargo, con Blain diciendo eso, lo mejor sería fingir que sí. No
quería que se enfadara por contradecirlo.
"No te daré una pluma, te daré melocotones. No, mejor comparé un huerto
de melocotones y lo convertiré en una villa." Su voz se hizo más vivaz
mientras hablaba entusiasmado. "¿Y las flores? Te gustan las flores,
¿Verdad? Plantaré todas las flores que quieras." Blain dijo sonriendo como
un niño. "Nos tomaremos unas vacaciones cuando la villa esté terminada.
Cubriremos todo con nuestros nuevos recuerdos..."
Parecía feliz mientras imaginaba un futuro con Leah. Estaba borracho y
repleto de sueños. Pero Leah no estaba imaginando lo mismo que Blain, su
mente estaba llena de otros pensamientos.
Un hombre rudo y feroz, pero cálido y acogedor. Su temperatura corporal
hacía que su cuerpo se sintiera liviano, y no se cansaba de su particular
aroma.
Leah, que pensaba en Ishakan, cerró los ojos. Sólo un tonto arriesgaría la
vida por un amor prohibido. Sin embargo, ella estaba haciendo eso ahora
mismo, aunque pronto se casaría con la persona que había amado desde
hacía mucho tiempo.
Pero Leah no podía evitarlo. La presencia de ese hombre, fuera de la lógica
y la razón, estaba arruinando su vida.
De repente, sintió la mano izquierda pesada. El anillo de compromiso en su
dedo anular le molestaba como si fuera una esposa. Leah apretó suavemente
la mano.
Un hombre que afirmaba ser su esposo. Un hombre que trataba que
recuperara recuerdos que no existían.
Realmente Leah todavía no sabía a cuáles recuerdos se refería. Pero estaba
segura de una cosa. Se sentía tan atraída por él, que no podía negarlo.
***
Haban, Genin y Morga se sentaron alrededor de la inconsciente Condesa
Melissa. Morga le dio a la Condesa Melissa una extraña poción para nublar
su memoria. Se trataba de la extraña poción que había utilizado en Byun
Gyeongbaek De Oberde cuando cuando vino por primera vez a Estia.
Mientras Morga trabajaba duro, Haban y Genin tenían una expresión un
poco sombría en sus rostros. Morga no pudo evitar chasquear su lengua
viendo sus expresiones.
Matrimonio Depredador - Capítulo
202

Capítulo 202. Ideas (2)


Antes de que Leah e Ishakan realizaran la ceremonia de votos, los Kurkan
se enteraron de la tragedia que había sucedido en el funeral del Rey de
Estia. La Reina, que completó el hechizo, había engullido el Palacio Real de
Estia.
La Reina había estado fingiendo que su hijo pertenecía a la realeza
mediante el uso de hechizos. Ella no solo esperaba cambiar el color de su
cabello, sino convertir la sangre más humilde en la más noble.
El hechizo en el que se había centrado durante al menos una década, se
completó en el momento en que el falso miembro de la realeza de origen
humilde se convirtió en el verdadero Rey de Estia. Se trataba de un hechizo
audaz y complicado que ningún hechicero consideraría hacer.
Al realizar con éxito un hechizo casi imposible, la Reina obtuvo más poder.
Por lo tanto, ahora no estaba en un nivel que Morga pudiera enfrentar.
Como resultado, la compañera del Rey fue arrebatada ante sus ojos.
Cuando finalmente pudieron retener a Ishakan que quería dirigirse
inmediatamente a Estia y se estaban preparando para la conquista, llegaron
noticias alarmantes. Leah había perdido la memoria y se había enamorado
de Blain, debido a los hechizos de Cerdina. Morga tuvo que confesarle su
incompetencia al Rey.
—No creo que pueda romper los hechizos...
Cuando examinaron los hechizos bajo los cuales estaba Leah,
afortunadamente no encontraron ningún hechizo que vinculara su vida. Por
esa razón, aunque asesinaran a la Reina, Leah debería estar a salvo.
Pero independientemente de si la Reina estaba viva o muerta, no estaba
seguro de que se pudieran romper los hechizos. El hecho de que un
hechicero muriera no significaba que los hechizos dejarán de funcionar.
Leah seguiría enamorada de Blain. Incluso si la traen de nuevo al desierto,
Ishakan tendría que vivir con una compañera que amaba a otra persona
durante toda su vida.
—Aunque es muy poco probable, existe una forma de hacerlo.
Después de varias noches de investigación con los hechiceros Kurkan,
Morga propuso un nuevo método.
—Leah debe recordar y darse cuenta de sus verdaderos sentimientos.
Se podía intentar este método porque se trataba de Ishakan, una existencia
temible para los hechiceros. Esto se debía a que representaba una variable
importante que podía aumentar la ineficacia de los hechizos.
Incluso durante los últimos días, entrando en contacto con Ishakan e
intercambiando fluidos corporales, los hechizos se habían debilitado.
Además, partes del alma de cada uno se entrelazaron debido a la ceremonia
donde ambos se dieron la bienvenida como pareja. Aunque la probabilidad
fuera extremadamente baja, valía la pena intentarlo.
Si este método tuviera éxito sería lo mejor. Todos los hechizos sobre Leah
estaban enlazados como una cadena. Si ella pudiera recuperar sus recuerdos
y emociones, incluso sería posible romper el lavado de cerebro.
—Hay que hacer cosas que puedan estimular su memoria.
Así que el plan consistía en hacer que Leah pudiera recordar en el palacio
real de Estia. Y cuando esto estaba decidido, llegó una carta de Estia. Se
trataba de una invitación a una boda.
Frente a los Kurkan, que estaban conteniendo la respiración, Ishakan no se
enfadó. Sólo dijo con voz tranquila.
—No quiero ver a mi pareja casándose con otro.
Pero todo el mundo sabía que se trataba de la calma antes de la tormenta.
—Tomaré una decisión el día de la boda. Hasta entonces, haré lo posible
para que ella recupere sus recuerdos.
Llegó a la conclusión de que aunque no pudiera hacer que Leah recuperara
sus recuerdos, la traería al desierto. Ishakan continuó hablando.
—Estoy seguro de que podrá hacerlo. Con la ayuda adecuada de mi parte,
ella podrá superarlo… creo en ella.
Ishakan confiaba plenamente en ella. Tanto, que incluso Morga que sabía
mejor que nadie lo difícil que sería, se sintió optimista.
"He terminado." Cuando terminó el hechizo, Morga se levantó sacudiendo
su ropa. Por lo tanto, Genin y Haban también se pusieron de pie. Morga,
cruzado de brazos, le dijo a los dos Kurkan. "Tengo algo que
preguntarles..."
Aunque todo parecía andar bien en la superficie, Ishakan ciertamente se
estaba desmoronando. Se aferraba al borde de sus límites. Por esa razón,
pensó en otra manera de ayudar a que ella recuperara los recuerdos.
"¿Saben de alguien que Leah haya conocido y que no le hayan lavado el
cerebro?" Alguien que no estuviera atrapado en las garras de la Reina,
seguramente ayudaría a estimular su memoria.
Genin habló ante la pregunta de Morga. "Hay una mujer que trabajó como
dama de compañía en el palacio de la princesa y se marchó antes del
funeral." Después de decir eso, Genin se quedó pensando en el nombre,
intentando recordarlo.
"Eh... ¿Cinael?" Haban gritó. "¡La Baronesa Cinael!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
203

Capítulo 203. Ocupada (1)


Leah, que se había dormido como si se hubiera desmayado después de
regresar del salón de banquetes, se despertó renovada al día siguiente.
Tal vez porque había comido algo sin sentir náuseas después de mucho
tiempo, su cuerpo estaba lleno de energía. Incluso pudo ocuparse
proactivamente del trabajo acumulado.
La Condesa Melissa no recordaba el incidente de la noche anterior. Cuando
Leah le preguntó discretamente, dijo que estuvo en el salón con ella. Quería
saber qué métodos habían utilizado para alterar los recuerdos de la
Condesa.
Después de ocuparse de las tareas urgentes, Leah salió a pasear por el
jardín. Cuando apenas ella tenía un poco de tiempo libre, preguntas
invadían su mente. No entendía cómo conocía y extrañaba el sabor de los
dátiles si nunca los había visto.
No pudo evitar reírse cuando pensó que podría haber perdido recuerdos
como le decía Ishakan. Se dio cuenta de que estaba siendo influenciada por
ese hombre hasta el punto de considerar realmente algo tan absurdo.
Durante los días siguientes, Leah pensó en Ishakan. Los persistentes
pensamientos ampliaban su territorio, disminuyendo el afecto que sentía por
Blain.
Quería volver a verlo y quería escuchar su voz, aunque no supiera qué hacer
cuando se encontraran. Leah pensaba tanto en Ishakan que incluso cometió
un error mientras estaba trabajando.
Tenía una curiosidad peligrosa. No podía resistir la tentación, aunque sabía
que no debía meter las manos en el fuego. Se sentía hipnotizada por su
hermosa apariencia, como si fuera una flor.
De esa manera continuaron pasando los días y aunque nunca tuvo la
oportunidad de verlo, no dejaba de pensar en ese hombre.
"¡Te ves hermosa, Princesa!"
"...Gracias."
Había llegado el día en probarse el vestido de bodas. Los mejores sastres de
Estia trabajaron conjuntamente para crear un vestido blanco con patrones
que se veían impresionantes.
El hermoso vestido le quedaba perfectamente a Leah. Pero aunque los
sastres y las damas de compañía la elogiaban excesivamente, ella se miraba
en el espejo con el rostro inexpresivo.
Tuvo una extraña sensación de déjà vu. Sentía que había usado un vestido
blanco de bodas en el pasado. Leah tocó el espejo con su mano cubierta por
un elegante guante de encaje y lo frotó suavemente con las yemas de los
dedos, pero el reflejo en el espejo siguió siendo el mismo.
"¿Cree que le falta algo...?"
Preguntó un sastre perspicazmente. Leah negó con la cabeza.
"No, es perfecto."
Cuando finalmente Leah esbozó una pequeña sonrisa, los sastres y damas
de compañía pusieron expresiones de alivio. Pero tan pronto ellos dejaron
de centrar sus miradas en ella, su rostro inexpresivo regresó.
No estaba emocionada aunque pronto se casaría con el hombre que amaba.
Sólo tenía intensas náuseas, pero creía que se debía a que el vestido le
resultaba incómodo y pesado.
Cuando se quitó el vestido después de medírselo, se sintió un poco más
aliviada. Los sastres se retiraron y ella comenzó a trabajar de nuevo.
La cantidad de cosas que hacer aumentaron exponencialmente debido a la
visita de los emisarios de varios países. Además, tenía que prepararse para
la boda, así que estaba muy ocupada. No tenía tiempo disponible para nada.
La Condesa Melissa le dijo mientras estaba absorta en el trabajo.
"La Dama Miriel ha venido."
La pluma de Leah, que había estado moviéndose, se detuvo repentinamente.
"...Supongo que no ha solicitado una audiencia."
"Sí. No hubo ninguna comunicación previa."
Leah sonrió suavemente. Fue un comportamiento verdaderamente
arrogante. Sin el favor de Blain, ella ni siquiera podría pisar el palacio de la
princesa. Parecía que estaba embriagada de poder.
Ahora que lo pensaba, ella tenía razones para su arrogancia. Hasta ahora
Leah había sido patética en presencia de la Dama Mirael. Incluso Blain la
había abofeteado en la mejilla delante de la Dama Mirael cuando estaban en
la habitación.
Lógicamente como consorte de Blain, la Dama Mirael menospreciaría a
Leah que ni siquiera podía tener relaciones s3xuales con él.
Leah no odiaba a la Dama Mirael porque Blain tenía la mayor parte de la
culpa, pero tampoco le interesaba establecer una relación con ella.
"No hay ninguna razón para que nos reunamos, ¿Verdad?" Leah dijo
fríamente. "Por favor, que regrese."
Leah dirigió su mirada a los documentos. Sin embargo, no podía
concentrarse porque su mente se llenó de pensamientos complicados.
Si todavía no podía tener relaciones s3xuales con Blain después del
matrimonio, estaría en un grave problema. El miedo de que la abolieran
como Reina siempre había perseguido a Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
204

Capítulo 204. Ocupada (2)


Pero intentar tener s3xo con Blain la asustaba. No sabía por qué sentía tanta
repulsión
"......"
Leah frunció el ceño un momento. Sentía una pesadez en el vientre y le
dolía un poco. Su menstruación estaba irregular, no había venido
últimamente.
De repente, recordó que un sastre había dicho que las medidas de su cintura
habían aumentado un poco. Ahora que lo pensaba, parecía que su barriga
sobresalía un poco. Esto no tenía sentido porque no estaba comiendo
normalmente. Le preocupaba que Cerdina se diera cuenta porque
seguramente le reprocharía arruinar la forma del vestido.
Leah dejó de pensar en ello, para no seguir angustiándose. Ahora mismo
tenía mucho trabajo que hacer.
Cuando estaba leyendo los documentos sobre la seguridad de la capital,
hubo un alboroto afuera, y pronto la puerta se abrió abruptamente. Una
mujer rubia entró en la oficina.
"Que la luz brille sobre Estia." La Dama Mirael caminó hacia el frente del
escritorio de Leah, haciendo sonar su calzado. Entonces la saludó con una
sonrisa. "Hola Princesa."
Leah, que no respondió a su saludo, dirigió su mirada hacia la puerta. Las
damas de compañía y los caballeros no sabían qué hacer.
Al parecer, la Dama Mirael había entrado imprudentemente. Ella entendía
que los caballeros no podían forzarla porque le tenían miedo a Blain.
En el palacio real se conocía ampliamente la agresividad de Blain. Nunca
perdonaba a nadie que fuera en contra de su voluntad. Ellos no actuarían
precipitadamente porque no sabían qué castigo recibirían si trataban
inadecuadamente a la Dama Mirael, quien recibía el favor de Blain.
Leah dejó la pluma suspirando levemente. Apartó los documentos y miró a
la Dama Mirael mientras ésta se sentaba.
"Pensé que sabrías la etiqueta básica para entrar en el palacio." Leah dijo
con frialdad. "Necesita un nuevo profesor que le enseñe la etiqueta real,
Dama Mirael."
Sin embargo, a pesar de la frialdad en su tono, la Dama Mirael no
retrocedió. "No me malinterpretes." Ella afirmó con una gran sonrisa. "He
venido aquí con la intención de conocerte más."
La Condesa Melissa frunció el ceño por su lenguaje y comportamiento
descortés. Leah miró a la Dama Mirael en silencio. No haría nada para
saber hasta dónde llegaba.
La Dama Mirael miró alrededor de la oficina de Leah. Después de observar
el escritorio lleno de varios documentos, miró la mano de Leah y sonrió.
Leah miró su mano por un momento. Tenía tinta en el dedo. Ni siquiera se
había dado cuenta porque estaba muy ocupada trabajando.
"El trabajo es importante, pero ¿No hay algo más importante?" La Dama
Mirael continuó hablando tranquilamente. "Yo podría ayudarte de muchas
maneras. Por ejemplo..." Después de alargar un poco sus últimas palabras,
dijo sonriendo. "Con su Alteza..."
Pero eso no fue todo. La Dama Mirael incluso dijo algo que no debería.
"Tienes que intentarlo, Princesa. Seguramente no quieres que te suceda lo
mismo que tu madre."
Hubo una tensión en la oficina. La Dama Mirael miraba a Leah con ojos
expectantes. Leah finalmente entendía la razón de su visita.
Parecía que quería un conflicto con Leah. Quizás esperaba que Leah la
abofeteara para después acudir a Blain para decirle que la habían maltratado
en el palacio de la princesa y crear un problema.
La fatiga la invadió. Fue porque no tenía ánimos para entrar en una guerra
de desgaste con la Dama Miriel. Prefería seguir leyendo los documentos.
"Dama Mirael." Leah sacó un pañuelo y preguntó, limpiando la tinta de su
mano. "¿Te preocupa perder el favor del Rey?"
"¡......!"
La Dama Mirael reaccionó como si hubiera pinchado su punto débil.
"¿Por qué no tratas de cuidar tu belleza en lugar de venir a hablar
conmigo?"
"Co, cómo... puedes decir..."
"Eres una consorte." Leah dijo tranquilamente. "No la Reina."
Los ojos de la Dama Miriel se agrandaron. Frunció el ceño y exclamó.
"¡Eres una mediocre que ni siquiera puede tener s3xo...!"
"¿Qué está pasando?"
Una voz fría sonó en la oficina. Leah y la Dama Mirael dirigieron
sorprendidas su mirada hacia la puerta. Blain, vestido con ropa de caza,
estaba parado con una expresión fría en su rostro.
Dejó caer las flores de melocotón que tenía en la mano y se acercó.
Inmediatamente agarró a la Dama Mirael por el cabello. Ella estaba tan
conmocionada que ni siquiera gritó. Blain preguntó de nuevo.
"¿Qué está pasando?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
205

Capítulo 205. Visita Nocturna (1)


Mientras Leah estaba paralizada, la Dama Mirael habló desesperadamente.
"¡Su Alteza...!" Se excusó con una voz afligida. "¡Es un malentendido...
Argh!" Pero no tuvo la oportunidad de seguir hablando porque Blain la tiró
al suelo halándola por el cabello.
Ella temblaba de miedo con los ojos llenos de lágrimas, pero la mirada de
Blain permanecía fría. "Una perra vulgar que no sabe nada..."
Cuando levantó su mano cubierta con un guante de cuero, Leah se levantó
rápidamente y gritó. "¡Por favor, detente!" Blain se giró lentamente.
Leah, que rodeó rápidamente el escritorio, agarró su brazo. "Creo que es
suficiente."
Realmente le parecía excesivo, ella deseaba que Blain se comportara con
menos violencia. Especialmente que corrigiera su hábito de abofetear con
las manos.
Pero Blain no quiso escuchar a Leah y pisó la mano de la Dama Mirael con
el pie, provocando que ella se estremeciera de dolor.
"¡Por favor, no...!" Cuando ella intentó disuadirlo de nuevo, Blain le
preguntó con los ojos enfurecidos. "¿Desde cuándo esta perra se comporta
de esta manera?"
Seguía pisando la mano de la Dama Mirael. Eso hizo que se molestara. No
entendía porque se comportaba con tanta violencia, ella estaba cansada de
eso.
Tal vez porque sabía que en cualquier momento Blain podría tratarla de la
misma forma que lo estaba haciendo con la Dama Miriel. La cuerda tensada
se rompió. Leah habló impulsivamente.
"Tú eres el que ha creado esta situación."
Fue Blain quien hizo que la Dama Mirael no la respetara. Nada de esto
hubiera sucedido si no la tratara de forma irrespetuosa. No, si nunca hubiera
tenido una consorte.
Los ojos de Blain se entrecerraron mientras miraba a Leah. Blain dijo
después de apretar los dientes ferozmente. "...Salgan todos."
Las damas de compañía, que estaban demasiado nerviosas para moverse, no
pudieron entender lo que quería decir. Blain murmuró un insulto en voz
baja y gritó. "¡¡¡Salgan de aquí!!!"
Las damas de compañía salieron rápidamente con la Dama Miriel. Los
únicos que se quedaron en la oficina fueron Blain y Leah.
Sus ojos azules miraban fijamente a Leah. Aunque tenía miedo de que le
diera nuevamente una bofetada en la mejilla, ella abrió la boca.
"En el pasado no tenía esta actitud."
En su memoria, Blain no trataba a los demás como basura. Hasta ahora ella
intentaba comprenderlo convencida de que se había vuelto insensible por la
presión del trono, pero no podía tolerarlo más.
Parecía como si algo en su cabeza, que aceptaba todas las atrocidades de
Blain, se hubiera roto. Leah expresó lo que había estado reteniendo en su
corazón. "Has cambiado demasiado..."
Blain no respondió a las palabras de Leah, solo miraba a Leah con ojos
aterradores. En el espeluznante silencio, Leah no apartó la mirada.
Ambos se miraron durante mucho tiempo. Blain fue quien rompió el
silencio primero.
"¿Me amas?"
Por primera vez, Leah no contestó inmediatamente. Pero Blain no esperó su
respuesta, sonrió y murmuró.
"...No tiene sentido."
Blain se dio la vuelta y se marchó sin decir nada más. La puerta de la
oficina se cerró abruptamente, produciendo un sonido estruendoso.
Sus piernas flaquearon. Leah se sentó en el suelo de la caótica oficina.
Después de permanecer sentada durante un rato, se preguntó de repente si
eran verdaderos los recuerdos que tenía del pasado.
***
Después de una larga reflexión, Leah llegó a una conclusión. Algo extraño
estaba pasando.
La sensación de alienación y discrepancia que sentía a menudo se hacía
cada vez más clara, tanto que se preguntaba cómo no se había dado cuenta
antes. No podía asegurar que había perdido los recuerdos como decía el
hombre. Pero obviamente desconocía algo.
Leah sabía que no podía confiar y contar estas historias a nadie. El Conde
Valtein, el Ministro de Finanzas Laurent, la Condesa Melissa y las damas de
compañía del palacio de la princesa... Todos ellos formaban parte de la
sensación de alienación que sentía Leah.
Mientras estaba ocupada trabajando, Leah se cuestionaba cosas que no
tenían respuestas. Se encontraba en un punto muerto. Pero aunque intentara
investigar a profundidad, no podría porque no tenía tiempo para ello.
Se hizo de noche otra vez cuando terminó todas las tareas que tenía como
objetivo. Estaba exhausta después de tanto trabajo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
206

Capítulo 206. Visita Nocturna (2)


Se acostó en la cama, pero no podía dormir aunque estaba increíblemente
exhausta. Leah, que observaba el techo con la mirada perdida, se levantó
lentamente.
Tenía tanta hambre que no podía dormir. Leah pensó en lo que había
comido durante el día. Todo le provocaba náuseas, así que lo único que
consumió fue un poco de agua y fruta. Aunque tampoco no tenía ganas, lo
hizo para no morir.
Leah, que paseaba por la habitación, se sentó en un sillón porque no tenía
fuerzas. No se sentía bien físicamente y mentalmente porque no podía
comer adecuadamente.
Quería comer dátiles secos. El recuerdo de cuando los había probado
regresó vívidamente, atormentando a Leah. Ella se mordió el labio inferior
al pensar en el sabor del dátil.
Ishakan le había mentido. Prometió darle dátiles, pero luego desapareció.
Incluso aceptó besarlo porque quería comer eso.
'Tengo hambre...'
Abrazó un cojín para calmar su hambre. Estaba muy triste porque no podía
comer lo que deseaba. Además, parecía que su apetito alteraba sus
emociones.
Leah, que estaba aguantando el hambre, de repente tuvo náuseas. Sintió el
estómago revuelto aunque no había comido nada.
Creía que necesitaba un poco de aire fresco. Ella se movió lentamente,
abrió la puerta de cristal y salió al balcón. Mientras contemplaba el palacio
real de noche apoyando sus manos en la barandilla, percibió un aroma
refrescante. Cuando dirigió su mirada hacia donde provenía el aroma, casi
gritó.
Fue porque sus ojos se encontraron con los de un hombre que estaba
sentado en un árbol fumando un puro. Los ojos dorados brillaban con
picardía.
"Ups, me has atrapado." Exhaló el humo y sonrió. "Sólo quería fumar un
poco."
Leah estaba muy sorprendida, tanto que no podía hablar. Ishakan se levantó
después de deshacerse del tabaco que estaba fumando. Con un pequeño
saco en una mano saltó hábilmente hacia el balcón.
A pesar de que había una distancia considerable entre el balcón y el árbol,
aterrizó fácilmente. El cuerpo de Ishakan se puso rígido frente a Leah.
"...¿Leah?"
De repente, los ojos de ella se llenaron de lágrimas. Había algo más
importante y grave que el hecho de que este hombre hubiera irrumpido en el
palacio de la princesa en medio de la noche sin permiso. Leah habló con
lágrimas en los ojos.
"Dátiles..."
Ishakan parpadeó desconcertado. Ella gritó intentando contener las
lágrimas.
"¡Dijiste que me los darías... por qué no lo hiciste...!"
"......"
Extendió el pequeño saco que estaba sosteniendo con una expresión
ligeramente desconcertada. El pequeño saco estaba lleno de cajas de
dátiles.
Después de sacar rápidamente una caja, Leah se comió inmediatamente los
dátiles que contenía. Posteriormente sacó una segunda caja y se comió la
mitad.
Cuando sació el hambre de su estómago, comenzó a esconder
ordenadamente el resto de las cajas en la habitación. La simple idea de
poder comerlos en el futuro la hacía sentir mejor. Parecía como si se
hubiera convertido en una ardilla almacenando comida.
Recobró la compostura cuando finalmente escondió todas las cajas. Leah
miró torpemente a Ishakan.
"...Ah."
Su cara se enrojeció como una manzana por la vergüenza. Leah bajó la
cabeza. Se había comportado glotonamente dos veces delante de este
hombre. Ahora ni siquiera quería imaginar lo que pensaría de ella.
Pero aunque mantuvo la cabeza agachada durante mucho tiempo, no
escuchó su voz. Levantando lentamente la mirada, vio que Ishakan no tenía
una expresión burlona en su rostro. El hombre preguntó interrumpiendo sus
pensamientos.
"¿Te estás muriendo de hambre sólo para poder ponerte un vestido?"
"No, es que... no he tenido apetito últimamente..."
Ishakan frunció el ceño. Preguntó esta vez con una voz un poco más
sombría.
"¿Por qué no tienes apetito?"
Leah desconocía el motivo. Extrañamente cuando comía algo que no fueran
los dátiles, sentía náuseas y terminaba vomitando todo. Esto le parecía
ridículo, así que ella prefirió no decir nada.
Aunque no recibió una respuesta, Ishakan no indagó más. En cambio,
murmuró con una expresión de disgusto.
"Estás bajando de peso..." Chasqueó la lengua y le preguntó a Leah. "Hay
un buen clima, ¿Por qué no hacemos un paseo nocturno juntos?"
Nuevamente estaba diciendo tonterías. Pero sería inútil reprochar su
comportamiento. Si se hubiera preocupado por eso desde el principio, no
habría venido aquí. Cuando Leah se preguntaba cómo debía negarse y
pedirle que se marchara, Ishakan agarró suavemente su barbilla.
"Te daré muchos dátiles..." Sus largos dedos tocaron sus labios. Limpió los
restos de dátiles de las comisuras de su boca, luego se lamió las yemas de
los dedos y dijo. "También te daré algunas cosas más deliciosas."
Matrimonio Depredador - Capítulo
207

Capítulo 207. Paseo Nocturno (1)


La propuesta, pronunciada con una voz encantadora, resultaba tentadora.
Leah estuvo a punto de responder casi inmediatamente que aceptaba, pero
se contuvo.
Ishakan no la instó a responder. Esperó la respuesta pacientemente, como si
hubiera previsto la vacilación de Leah.
Mientras Leah dudaba, Ishakan deambuló por el dormitorio a su voluntad.
Caminaba como si estuviera recordando algo. Cuando se dirigía hacia la
cama, ella lo llamó apresuradamente.
"Rey..."
"Llámame Ishakan."
Dijo mirando fijamente a Leah con sus ojos dorados.
"También puedes llamarme Isha."
Ambos se habían visto pocas veces como para llamarlo por un apodo. Leah
respondió, evitando su mirada penetrante.
"¿Cómo podría llamarte imprudentemente por tu nombre? No puedo hacer
eso."
"Hmm." Ishakan dijo mientras se frotaba la barbilla con los dedos. "Si no
me llamas por mi nombre, gritaré."
"...¿Qué?"
Ishakan tomó aire como si estuviera a punto de gritar. Preocupada porque el
grito haría que las damas de compañía entraran en su habitación, Leah lo
llamó por su nombre.
"¡I, Ishakan!"
Se rió ligeramente. Su gran mano acarició la cabeza de Leah.
"¡Bien hecho!"
Una cálida sensación de cosquilleo se extendió en el interior de su cuerpo.
Leah apretó los labios. No entendía porque se sentía tan bien cuando este
hombre la tocaba.
"Espero que desde ahora puedas hablar cómodamente."
Ella había trazado una línea, pero este hombre poco a poco estaba
rompiendo los límites.
"Tu broma ha sido excesiva."
"Bueno." Ishakan levantó una ceja. "Realmente podría haber gritado. No he
tenido mucha paciencia últimamente."
"......"
Lo había dicho seriamente. Leah suspiró interiormente. Probablemente
debido a sus personalidades opuestas, ella tenía la sensación de que se
estaba siendo arrastrada a medida que hablaban. Nunca pensó que lo
llamaría por su nombre.
Sin embargo, incluso lloró pidiendo los dátiles y fue agradable llamarlo por
su nombre.
Leah miró fijamente a Ishakan. El hombre en el que había estado pensando
durante los últimos días estaba delante.
Aunque el reencuentro sucedió de una absurda manera que no esperaba, de
todos modos fue bienvenido. Leah reflexionó sobre sus recientes
pensamientos y habló.
"...Dijiste que había perdido la memoria."
Eso parecía ridículo, pero tal vez pudiera descubrir detalles sobre lo que
estaba pasando. Leah estaba aislada actualmente. Nadie le decía si algo
estaba bien o mal, sólo seguían sus órdenes.
Ishakan fue el único que le dijo a Leah que su vida diaria estaba mal. Este
hombre le hablaba desde una perspectiva diferente. No habría nada malo en
escucharlo.
"Me gustaría que me explicaras un poco más."
Pero sorprendentemente no pareció entusiasmado con su petición.
"Si se pudiera resolver con palabras, lo habría hecho. No se llamarían
hechizos si se rompieran con tanta facilidad."
"¿Hechizos...?"
"Mi papel es ayudarte, Leah."
Ishakan extendió su mano. Su gesto significaba que si ella quería saber más,
tenía que salir con él. Leah respiró profundamente.
Sentía un intenso impulso. Aunque vinieron a su mente decenas de razones
por las que no debería hacerlo, al final las ignoró y tomó la mano del
hombre.
La gran mano le parecía firme y cálida. Inmediatamente, Ishakan levantó a
Leah con un movimiento fluido. Frunció ligeramente el ceño.
"Estás más ligera."
Lo dijo con naturalidad como si la hubiera cargado muchas veces en el
pasado, y se dirigió al balcón. Cuando Leah parpadeó rápidamente, su
cuerpo se encontraba en el aire.
"......!!"
Estaba tan asustada que lo abrazó fuertemente. Ella pensó que resonaría el
sonido de un golpe en el silencio en el palacio de la princesa, pero no se
escuchó nada. Ishakan aterrizó en el suelo sin hacer ruido y enseguida
caminó como si nada hubiera pasado.
Leah llevó su mano hasta su palpitante corazón. Un día su corazón
explotaría por culpa de este hombre.
Ishakan conocía bien la geografía del palacio real, como si estuviera en la
palma de su mano. Y daba miedo porque estaba familiarizado incluso con
los sistemas de seguridad.
Ahora que lo pensaba, fue extraño que se encontraran por primera vez
delante de la fuente. Se trataba de un lugar poco visitado. No pudo evitar
preguntarse cómo un forastero que venía del desierto podía conocerlo y
visitarlo.
Leah, que estaba pensando en muchas cosas, bostezó levemente. La
somnolencia la estaba invadiendo desde hace un tiempo. En la calidez de
sus brazos y su fresco aroma, su nerviosismo fue desapareciendo. Leah, que
se acurrucó entre sus brazos, se quedó dormida sin darse cuenta.
Matrimonio Depredador - Capítulo
208

Capítulo 208. Paseo Nocturno (2)


Fue una siesta corta pero profunda, como si hubiera dormido durante varias
horas. Cuando se despertó estaba fuera del palacio real.
Después de mirar desorientada sus alrededores durante un momento, se dio
cuenta de que seguía en los brazos de Ishakan que caminaba por las calles
nocturnas y estaba cubierta con una gran túnica.
Sus ojos somnolientos semicerrados se agrandaron. Fue la primera vez que
salía del palacio real. Observaba el entorno con atención.
Las calles nocturnas del centro de la ciudad iluminadas con faroles, estaban
concurridas y bulliciosas. Extrañamente las calles no le resultaban
desconocidas, como si las hubiera visto en sus sueños.
Leah, que trataba de comprender por qué le resultaba tan familiar, percibió
unas miradas. La gente observaba curiosamente cómo un hombre de gran
complexión caminaba llevando una mujer pequeña en brazos. Leah le dio
un ligero toque a Ishakan en el hombro, para indicarle que estaba despierta.
Pero no pretendía bajar a Leah.
"Ya casi llegamos."
Llegaron a una posada destartalada que parecía que se derrumbaría en
cualquier momento. Por alguna razón, el lugar también le parecía familiar,
por lo que Leah observó la posada con atención. Ishakan murmuró mientras
empujaba la chirriante puerta de madera.
"Primero, come algo..."
La posada iluminada estaba tranquila. Podía percibir un delicioso olor
aunque no había ningún cliente.
Leah tragó saliva. Sintió mucha hambre como si no hubiera comido unos
dátiles recientemente. Aunque últimamente el olor de la comida le
ocasionaba náuseas, en esta oportunidad le ocasionaba apetito. Ishakan,
viendo el brillo en los ojos de Leah, preguntó con una sonrisa.
"¿Tienes hambre?"
No era el momento de guardar las apariencias. Leah asintió
inmediatamente. Ishakan pasó a través de las mesas vacías, dirigiéndose a la
más lejana. Le bajó a Leah la capucha y llamó a alguien para que viniera.
"Haban."
Entonces un Kurkan se acercó orgullosamente, con una bandeja en cada
mano. Fue el Kurkan que recientemente había dejado inconsciente a la
Condesa Melissa.
"Es comida Kurkan. Se han preparado cosas que te gustaban en el pasado,
pero no estoy seguro si serán de tu agrado." Colocó la bandeja en la mesa,
acomodó los platos y dijo amablemente. "Mura ha preparado la comida. Me
pidió que me asegurara de decirte que lo había cocinado ella. Yo hice el
za'atar man'oushé."
(Za'atar man'oushé - tiene la forma de una pizza, está untado con una
mezcla de za'atar y aceite de oliva.)
No pudo comprender la mayoría de sus palabras, pero percibía claramente
su buena voluntad. Leah le agradeció.
"Gracias."
Al escuchar esto, el hombre se sobresaltó.
"Leah, puedes hablar cómodamente conmigo..."
"Es suficiente." Ishakan lo interrumpió. "No le pidas demasiado."
El hombre llamado Haban asintió y se marchó desanimado. Leah miró al
desalentado Kurkan con cierta intriga. Ishakan tomó la cara de Leah entre
sus manos.
"No te preocupes por nada, come primero."
Le entregó los cubiertos. Tenían el tamaño perfecto para Leah. Leah
comenzó a comer felizmente.
Nunca había visto esta comida, pero no le generaba ningún asco, así que
podía consumirla sin problemas. Fue algo sorprendente.
Mientras Leah comía, Ishakan cortaba en pequeños trozos algunos
alimentos para que ella pudiera comer con más facilidad. Esto le permitió
concentrarse en disfrutar la comida. Leah finalizó su comida bebiendo un té
caliente.
Fue la primera comida decente que consumía en mucho tiempo. Sentía que
había vuelto a la vida con su estómago tan lleno. Incluso el té caliente
estaba tan apetecible que quiso llevarse a los cocineros al palacio de la
princesa. Si pudiera comer de esta manera todos los días, no tendría ningún
otro deseo.
"Leah."
Ella dirigió su mirada hacia Ishakan. Después de comprobar que la taza de
té de Leah estaba casi vacía, dijo.
"Hay alguien con quien me gustaría que te reúnas."
Intuitivamente, ella pudo intuir que estaba relacionado con los recuerdos
perdidos que Ishakan mencionaba. Como la habían tratado con mucha
hospitalidad, ella respondió que aceptaría reunirse con esa persona como él
quería.
La puerta de la posada se abrió chirriando y entró una mujer con un chal
sobre los hombros. Cuando vio a Leah su expresión cambió, parecía que
lloraría en cualquier momento.
"Princesa..."
Leah preguntó desconcertada viendo a la mujer con emociones
desbordantes.
"¿Quién eres?"
Los ojos de la mujer se llenaron de conmoción, como si se hubiera
encontrado con una verdad impactante. Sin embargo, apretó los labios
amargamente como si estuviera preparada para ello. Dijo con voz firme.
"Soy la Baronesa Cinael, solía trabajar como dama de compañia para usted,
Princesa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
209

Capítulo 209. Descanso


Leah sólo sabía que la familia Cinael estaba por debajo de numerosas
familias nobles del reino, porque carecía de poder y riqueza. Pero eso podía
saberlo cualquiera. Nunca había tenido a alguien de la familia Cinael como
dama de compañía.
La Baronesa Cinael puso una expresión de resignación percibiendo el
desconcierto de Leah. Ella sacó un pañuelo, limpió las comisuras de sus
ojos llorosos y habló de nuevo con determinación.
"Me han dicho que la Princesa ha perdido la memoria."
"......"
Lo mismo otra vez. Que incluso una dama noble de Estia dijera que había
perdido la memoria, hizo que Leah se sintiera más desconcertada. Parecía
que la Baronesa Cinael previó que Leah no lo creería fácilmente, así que
sacó un pequeño sobre.
"Quiero que mires esto."
Extendió el sobre con manos temblorosas. La pulcritud del viejo sobre
demostraba claramente que había sido guardado cuidadosamente.
Leah tomó el sobre y lo abrió lentamente. Sintió como si estuviera abriendo
la caja de pandora. Los ojos de Leah se agrandaron mientras leía el
documento después de sacarlo del interior del sobre.
Se trataba de un certificado de propiedad de una pequeña granja. En la parte
inferior estaba la firma de Leah y el sello de la familia real de Estia.
Fue algo increíble. Leah lo leyó repetidamente con una expresión de
perplejidad. El documento contenía su propia firma y la granja ciertamente
le pertenecía a ella.
Todas las damas de compañía del palacio de la princesa provenían de
familias de bajo estatus. Por esa razón, el salario real resultaba importante
para ellas. La pequeña granja mencionada en el certificado de propiedad se
trataba de uno de los lugares que pensaba repartir entre las damas de
compañía.
Pero una dama noble que nunca había visto antes tenía un certificado de
propiedad para la granja y afirmaba que había trabajado como dama de
compañía para ella. La Baronesa Cinael le habló cautelosamente a la
confundida Leah.
"Me lo dio usted personalmente, Princesa. ¿Lo recuerdas?"
Por supuesto que no podía recordarlo. Rebuscó apresuradamente en el
pasado, pero no se le vino nada a la mente, como si alguien hubiera cortado
con unas tijeras esa sección. Con una expresión rígida, Leah se puso la
mano en la frente.
"Ah..."
Sintió un punzante dolor de cabeza. Cuando se tambaleó gimiendo de dolor,
Ishakan la sujetó enseguida.
Le dolía tanto que se le dificultaba respirar. Leah se apoyaba en Ishakan
mientras jadeaba. Un sudor frío recorría su frente.
Algo estaba tocando la puerta en lo más profundo de su mente. El sonido de
la puerta siendo tocada resonaba en sus oídos hasta que se desvaneció. El
intenso dolor de cabeza comenzó a disminuir lentamente.
Ishakan, que abrazaba a la temblorosa Leah, asintió hacia la Baronesa
Cinael.
"Es suficiente por ahora."
Los ojos llenos de lágrimas de la Baronesa Cinael estaban enrojecidos.
Ishakan volvió a hablar en un tono bastante suave mientras ella se limpiaba
las comisuras de sus ojos con un pañuelo.
"Te pagaré en agradecimiento por esto."
Pero la Baronesa Cinael se negó rotundamente.
"No lo aceptaré."
La Baronesa Cinael la miró. Leah se olvidó del tormento por un momento
haciendo contacto visual con ella. Sus ojos estaban llenos de afecto.
"No soy una persona ingrata. Confiaste en mí cuando nadie más lo hizo.
Ese momento lo tengo grabado en mi corazón y lo guardo como un tesoro
hasta hoy."
Su voz temblaba un poco. Mirando a su maestra, que estaba siendo
manipulada por su hermanastro y su madrastra que tanto odiaba porque no
recordaba nada, la Baronesa Cinael continuó.
"Si puedo ayudarte aunque sea un poco..." Finalmente susurró derramando
las lágrimas que no pudo contener. "...Será un honor, Princesa."
La Baronesa Cinael rompió a llorar. El corazón de Leah se estremeció
mientras veía a la dama noble llorando con sus hombros temblorosos. Ni
siquiera podía reconocer su rostro, pero sus sentimientos la conmovieron
bastante.
La Baronesa Cinael se marchó y Leah se quedó pensativa durante un rato.
Ishakan permaneció en silencio.
"No entiendo..." Leah murmuró angustiada. "No entiendo qué demonios
está pasando... No entiendo nada." Sentía que su mente caótica estaba a
punto de explotar. Ella miró a Ishakan desesperada.
Leah pensaba que intentaría presionarla para que recordara algo en este
momento, pero sucedió todo lo contrario. "Es suficiente por hoy." Abrazó a
Leah con más fuerza. "Necesitas descansar. Parece que ni siquiera has
podido dormir adecuadamente últimamente."
Estaba en lo cierto. El hambre hacía que tuviera insomnio. La siesta que ella
tuvo entre sus cálidos brazos fue un momento placentero.
Sería conveniente que Leah tuviera un descanso adecuado ahora. Ella
permitió tranquilamente que la levantara entre sus brazos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
210

Capítulo 210. Instintos (1)


Las escaleras de madera que llevaban al segundo piso de la posada crujían
mucho. Ishakan subió las escaleras que parecían que se derrumbarían
rápidamente si daba un paso en falso y se dirigió a la habitación situada al
final del largo pasillo.
Cuando abrió la puerta, se reveló una habitación en mal estado pero
ordenada. Estaba peor que el establo, pero por alguna razón se sentía más
cómoda que el glamoroso palacio real de Estia.
Ishakan acostó a Leah en la cama luego de quitarle la túnica. Poco después,
se acostó a su lado casualmente. Ella se movió al borde de la cama aturdida
y asustada. Frunció el ceño viéndola pegada de espaldas a la fría pared.
"No haré nada." Ishakan arrastró a Leah a sus brazos. "Duerme. Cuando
abras los ojos estarás de regreso en el palacio de la princesa."
Extrañamente, esas palabras calmaron los pensamientos que se
arremolinaban en su cabeza. Leah cerró los ojos preguntándose si realmente
había perdido la memoria.
Existía la posibilidad de que este hombre estuviera tratando de manipularla.
Pero como pensaba desde el principio, no había ninguna razón para ello.
Leah se dio cuenta repentinamente de que estaba creyendo un poco en sus
disparates.
Ahora ella ni siquiera podía dudar porque había desarrollado una
inexplicable confianza en él. Este hombre obtuvo fácilmente la confianza de
Leah con su simple presencia.
Lentamente abrió los ojos y se encontró con los ojos dorados que la
miraban. Sus respiraciones se mezclaron lentamente en el silencio.
Miraba fijamente a Leah sin siquiera parpadear. Ella tragó saliva. Una
extraña tensión se propagó por su cuerpo que había recuperado su
estabilidad. Instintivamente tuvo una sensación de peligro.
Cuanto más tiempo mantenían el contacto visual, más nerviosa se volvía. Al
final, desvió la mirada primero.
"......"
Exhaló suavemente. Su corazón estaba latiendo rápidamente. Sintió un
cosquilleo en su bajo vientre.
Leah siempre había pensado que le repugnaba los cuerpos del sexo opuesto.
Por lo tanto, creía que no podía tener relaciones s3xuales con Blain. Pero
estaba equivocada.
Quería tocar al hombre que tenía delante. Quería acariciarlo con las manos,
lamerlo con la lengua, morderlo con los dientes. Nunca antes había sentido
este intenso impulso hacia Blain.
Leah arruinaría toda su vida como Princesa si se dejaba llevar por las
emociones peligrosas que la invadían. A pesar de saber el desafortunado
futuro no podía soportarlas. Ella apretó fuertemente la manta entre sus
manos, pero finalmente su autocontrol se rompió.
Leah abrió ligeramente los labios dejando escapar su aliento. Entonces
volvió a mirar a los ojos al hombre. En el momento en que hicieron
contacto visual, él se abalanzó hacia Leah como si estuviera esperando esto.
"Mm..."
Se besaron frenéticamente. El hombre le hacía sentir el mismo placer de
siempre. No, le parecía mejor que la última vez.
Cuando le mordió los labios y le frotó la lengua, gimió desde lo más
profundo de su garganta. Su cuerpo se retorció vergonzosamente por las
sensaciones de placer. Nunca se había sentido de esta manera.
Grandes manos agarraron ferozmente sus sen0s. Los apretó haciendo que
los p3zones sobresalieran entre sus dedos y los frotó, estimulando los
p3zones cubiertos por el fino camisón.
Una sensación estremecedora se extendió desde los pequeños p3zones en
sus sen0s. Leah se encogió de hombros e intentó retroceder. Pero Ishakan
no desistió. Su muslo se introdujo entre sus piernas y presionó con fuerza su
zona íntima.
"¡Ah...!"
Rápidamente despegué los labios. Su raciocinio, que se había marchado un
rato debido al placer, regresó a su lugar. Ishakan entrecerró los ojos
sonriendo.
"¿No quieres hacer algo más erótico?"
Movió ligeramente su muslo rozando su zona íntima. Leah se estremeció y
apretó las piernas, pero sintiendo el muslo de Ishakan terminó mojándose.
Ella podía sentir que estaba un poco de humedad abajo.
Su raciocinio recuperado luchó ferozmente contra sus instintos
desenfrenados. Además, la culpa y el placer se mezclaban, así que su mente
estaba caótica. Ishakan la tentó estimulando con sus dedos suavemente uno
de los pezones que sobresalía del camisón.
"Te haré sentir mejor..." Introdujo lentamente su otra mano en el interior de
su falda. Leah se tapó la boca con la mano porque se sentía muy bien el
toque de su mano. Si no lo hubiera hecho probablemente habría gemido
como un animal.
Sus dedos tocaron la zona más privada de su cuerpo. Sintió un cosquilleo
mientras frotaba sutilmente su ropa interior. Susurró disimulando su mirada
que parecía querer comérsela de inmediato.
"¿No tienes curiosidad, Leah?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
211

Capítulo 211. Instintos (2)


Estaba avergonzada del hecho de que le atraía físicamente. Pero por otra
parte, quería saber por qué no sentía repulsión. Honestamente, todas fueron
excusas. Porque dejando de lado esos pensamientos, solo quedaba el deseo.
Quería entrelazarse con ese hombre.
Pero en cuanto sintió ese impulso s3xual, una advertencia surgió en su
cabeza. Leah recordó la realidad. Faltaba poco tiempo para la boda.
Además, ni siquiera había sido tocada por su prometido…
Tardíamente la moralidad se apoderó de su corazón descontrolado. Pero
Ishakan incluso sabía la disyuntiva que Leah tenía.
"Ese tipo ha sido promiscuo teniendo otras consortes. ¿Por qué deberías
mantener tu castidad?" Ella no tenía nada que decir al respecto. Ishakan
acarició con sus dedos lentamente sus labios cerrados. "Sólo quiero que te
sientas mejor por un momento."
La curiosidad fue la raíz del pecado. Incapaz de resistir la tentación, Leah
finalmente le dio un mordisco a la manzana.
"...Si tengo curiosidad." Preguntó en voz baja mirándolo. "¿Qué vas a
hacer?"
La manta que la cubría fue levantada completamente e Ishakan se colocó
sobre Leah. Todo sucedió en un instante, como una bestia atrapando a su
presa.
"Durante el día..." Estaba tan atónita que su cuerpo se puso rígido. Mirando
a Leah, que sólo parpadeaba rápidamente, Ishakan sonrió ampliamente. "Y
también por la noche, haré que sólo pienses en mí."
Sus ojos y su voz parecían lascivos. El calor se apoderó de su rostro. Leah
se llevó las manos a las mejillas.
Pero por otra parte, un pensamiento incómodo la invadió. Incapaz de
ocultar sus verdaderos sentimientos, habló en voz baja haciendo un mohín.
"Pareces un casanova diciendo esas palabras."
"No todo es lo que parece."
"......"
Mientras ella apretaba los labios, Ishakan tomó la mano de Leah. El pesado
anillo de compromiso se deslizó fácilmente por su dedo.
"Apartemos esto por un tiempo."
Afortunadamente, no lo escondió en ningún sitio, sino que lo colocó en la
mesa de noche al lado de la cama. Sintiendo su mano más ligera, estiró los
dedos.
Ishakan agarró el borde de su camisón y comenzó a deslizarlo lentamente
hacia arriba. La tela le hacía cosquillas al rozar su piel. Leah ni siquiera
opuso resistencia mientras le quitaba la ropa.
Primero su ropa interior quedó al descubierto, luego su vientre ligeramente
abultado hasta que finalmente le quitó completamente el camisón.
Su sen0s habían estado un poco hinchados últimamente, por lo que se quitó
el brasier antes de acostarse en la cama en el palacio de la princesa. Como
resultado, sus sen0s quedaron al descubierto sin el camisón.
Ishakan observó cada centímetro del cuerpo de Leah durante un rato.
Parecía que estaba comprobando si no estaba herida en algún sitio.
Leah recordó su primer encuentro con este hombre. Estaba llorando frente a
la fuente con la mejilla hinchada por la bofetada de Blain. Por lo tanto,
seguramente le preocupaba que hubiera sido maltratada nuevamente.
Fue algo ridículo. Un extraño se preocupaba más por ella que su prometido.
Leah intentaba no pensar demasiado en ello, pero no pudo evitar la
comparación.
Después de comprobar que no había nada inusual en su cuerpo, su mirada
se fijó en sus blancos sen0s. Sus pezones rosados se erizaron. Grandes
manos apretaron su sen0s.
Leah inhaló profundamente. Cuando hicieron contacto visual, Ishakan bajó
lentamente su cara. Mordió sus sen0s dejando marcas en la piel blanca y
lamió sus pezones desenfrenadamente.
Estaba tan avergonzada que cerró los ojos. Pero fue una mala elección. Sus
otros sentidos se habían vuelto mucho más agudos.
No tuvo más remedio que abrir los ojos nuevamente. Ishakan seguía
mirándola fijamente. Su lengua lamió suavemente a lo largo de su ar3ola,
ocasionando que siguiera sintiendo cosquillas en su vientre. En el momento
en que la chupó y la mordió, un calor abrasador brotó en su interior.
"Ah..."
Su espalda se arqueó involuntariamente, su cuerpo se puso rígido. Una
extraña sensación se extendió en su vientre. Su interior se humedeció desde
lo más profundo, como si se estuviera preparando para lo que sucedería.
La mano que apretaba el otro sen0 se movió hacia abajo. Comenzó a sacar
su ropa interior lentamente. Un fino hilo se formó entre la fina tela y su
zona íntima.
Fue vergonzoso mirar su ropa interior mojada, Leah quería esconderla
rápidamente en algún sitio. Afortunadamente Ishakan la tiró a un lado de la
cama.
Después de quitarle la ropa interior masajeó el pie de Leah. Luego,
agarrando sus muslos, abrió sus piernas ampliamente.
Leah, que seguía pensando avergonzada en su ropa interior mojada, cerró
las piernas tardíamente. El cuerpo de Leah se podía considerar peculiar
porque a diferencia de otros no tenía prácticamente vello. Fue la primera
vez que alguien veía su tersa zona íntima, así que estaba avergonzada.
Pero Ishakan no parecía sorprendido. Sostuvo las manos de Leah y las
colocó sobre su zona íntima.
"Ábrelas."
"¿Qué...?"
"De lo contrario no podré tocarte adecuadamente."
Le dijo que necesitaba ayuda para hacerlo, así que tenía que mantener las
piernas abiertas. A ella no le pareció que estaba mal porque no podía
dejarlo todo en sus manos. Leah hizo lo que le pidió.
Matrimonio Depredador - Capítulo
212

Capítulo 212. Instintos (3)


Leah abrió las piernas lentamente sosteniéndolas con las manos. El aire
tocó la carne de color rosado oscuro que quedó expuesta. Sus ojos miraban
fijamente la carne húmeda. Leah sintió vergüenza y excitación al mismo
tiempo. Los fluidos reprimidos brotaron de inmediato en el momento en
que sintió un intenso cosquilleo.
"Ah..."
Ella podía sentir los fluidos fluyendo desde su interior. Ishakan preguntó
con una sonrisa mientras pasaba suavemente los dedos por los fluidos que
se deslizaban por su área ínt!ma.
"¿Ya estás exc!tada?" Sus húmedos dedos pen3traron lentamente su vag!na.
Los muslos de Leah temblaron ante las sensaciones causadas por algo largo
y duro moviéndose en su vag!na. "Estás mojada."
Quería decir algo en su defensa, pero no tenía argumentos porque él estaba
diciendo la verdad. Estaba tan mojada que cualquiera pensaría que se había
orinado.
Las paredes internas se aferraron a sus dedos apretándolos con fuerza. Fue
un intento de repeler al intruso, pero éste no retrocedió. Más bien,
profundizó más.
Cuando sus largos dedos llegaron hasta lo más profundo, comenzaron a
entrar y salir repetidamente. Sus dedos, que se movían frenéticamente, se
retorcían para aumentar la sensación de placer.
Cada vez que sus dedos llegaban hasta lo más profundo, ella sentía un
hormigueo por todo el cuerpo. Cuando Leah exhaló profundamente, un
sonido escapó de su garganta. "Hmm, ahhhh..."
Leah gimió balanceando su cabeza de lado a lado. Sus manos que habían
estado abriendo sus piernas flaquearon. Ella habló desesperadamente.
"¡Hmm, no puedo, sostenerlas más...!"
"Entonces toca esto..." Se acomodó para poner algo en la mano de ella.
Ishakan se rió viendo su reacción de sobresalto.
Leah, que lo había agarrado sin pensar, estaba conmocionado. 'Oh, dios
mío, ¿Qué es esto? ¿Una serpiente...?'
Ella solo había visto la virilidad de Blain hasta ahora. Según lo que decía la
Dama Mirael mientras gemía, la virilidad de Blain era más grande que el de
otros hombres.
Sin embargo, no se podía comprar con la virilidad de Ishakan.
Prácticamente tenía escondida una serpiente entre las piernas. Mientras ella
lo miraba como si fuera una serpiente venenosa, Ishakan dijo.
"Es tuyo." Sentía un calor abrasador en su mano. Ishakan afirmó
descaradamente ante una Leah que permanecía inmóvil. "Te gusta esto."
Ella estaba tan desconcertada que ni siquiera pudo refutar. Estaba
boquiabierta sin poder creer lo que tenía en la mano. Mientras tanto,
Ishakan soltó un largo gemido y rozó lentamente su virilidad contra la
palma de su mano.
La escena de su gran virilidad rozándose contra su blanca y diminuta mano
se veía demasiado obsc3na como para mirarla. Leah tartamudeó con una
cara que parecía que estallaría de vergüenza en cualquier momento.
"Es, esto, es, es excesivo..."
Ella ni siquiera podía hablar correctamente. Entonces vio a Ishakan.
"......"
Sus brillantes ojos dorados estaban embriagados de pasión, pero también
llenos de afecto.
Ishakan se colocó al lado de Leah, con el cuerpo acostado de lado. Dijo
moviendo lentamente sus dedos en la vag!na de Leah. "Mueve la mano,
Leah." Cuando ella comenzó a frotarlo torpemente, Ishakan gimió
frunciendo el ceño.
Con la otra mano Ishakan agarró el trasero de Leah, luego acarició su
espalda y finalmente agarró su cuello para besarla.
Los dedos en su vag!na siguieron moviéndose mientras se besaban
intensamente. El número de dedos metidos dentro de ella había aumentado
a tres.
Ishakan, que exhaló un aliento caliente, lamió los labios de ella. Leah
agarró el virilidad del hombre con las dos manos dejándose llevar por la
pasión.
Se sintió mareada. Pero cuanto más profundo se volvía el placer, más
intensa se volvía la sensación de inmoralidad. El nombre de Blain seguía
apareciendo en su cabeza.
Incapaz de soportar la complicada avalancha de emociones, finalmente
rompió a llorar. Ishakan detuvo su mano de inmediato. Preguntó con un
tono suave.
"¿Te duele?"
Ella negó con la cabeza. No le dolía. El problema estaba en que no sentía
ninguna repulsión. En cambio, sentía un placer desenfrenado
aterradoramente bueno. Estaba tan confundida que terminó diciendo cosas
inoportunas.
"Estoy haciendo esto... traicionando a mi prometido..."
La boca de Ishakan se torció. Sus dedos entraron nuevamente en su vag!na,
llegando hasta lo más profundo.
"Te equivocas."
"¡Ahh...!"
Un gemido escapó de sus labios mientras sus dedos se movían
frenéticamente en su suave interior. Parecía como si anteriormente solo
estuviera jugando. Sus fluidos comenzaron a brotar produciendo un sonido
húmedo.
Su cuerpo sufrió algunos espasmos. Sus manos se contrajeron ocasionando
que se aferrara a su virilidad, el cual expulsó líquido pres3minal.
Leah quiso soltar su virilidad, pero Ishakan sujetó sus manos cubriendolas.
Hizo que las manos de ella se movieran al mismo ritmo que sus dedos que
estaban introducidos en su vag!na.
"No sabes nada..." Susurró mirando a los ojos de Leah. "No deberías decir
eso."
Matrimonio Depredador - Capítulo
213

Capítulo 213. Instintos (4)


Leah respiraba con dificultad. Ni siquiera pudo refutar las tonterías del
hombre. No podía soportar el calor y el cosquilleo que estaba sintiendo
abajo. Teniendo la sensación de que algo estallaría pronto, Leah suplicó
desesperadamente.
"¡Ah, espera, hmm, espera...!"
Lamió las lágrimas de Leah, que había comenzado a llorar.
"Di mi nombre."
La saliva fluía de su boca, que estaba abierta para recuperar el aliento.
Lamiendo incluso eso, Ishakan continuó hablando.
"Llámame Isha."
Una voz grave le puso la piel de gallina. Sus labios se movieron con
naturalidad, como si lo hubiera dicho muchas veces antes.
"Isha..."
Al mismo tiempo que ella lo llamó por un apodo extremadamente íntimo,
sus dedos se movieron con más intensidad. Sus ojos que se habían
ennegrecieron por un momento volvieron a iluminarse. Leah gimió
sintiendo su vientre tensado.
"¡Ah, ahh, hmm...!"
En el momento en que la constante acumulación de placer se desbordó, su
última pizca de raciocinio colapsó. Las caderas de Leah se sacudían como
una bestia al ritmo del rápido movimiento de sus dedos. Palabras lascivas
que normalmente ni siquiera se le pasarían por la cabeza salieron de su
boca.
"Ah, esto, es bueno, hmmm, es muy bueno, dios mío..."
Hace poco le había pedido que se detuviera, pero esta vez le rogó más
aferrándose a él.
"¡Más, un poco más...!"
Inconscientemente ella sacudía sus caderas mientras frotaba la virilidad que
estaba en sus manos. Leah alcanzó el cl!max. Con diversas sensaciones
llevándola hasta el límite, su cuerpo se puso rígido. Sus ojos se
desenfocaron.
"¡Ahhhhh!"
Su espalda se dobló por la mitad. Leah pegó su cara al pecho de Ishakan
mientras jadeaba locamente. Su cuerpo temblaba descontroladamente.
Tratando de aliviar el insoportable placer, mordió con sus dientes
repetidamente la firme piel morena. Ella frotó su cara contra su pecho
dejando escapar gemidos.
"Hmm, ahh, ahhhhh..."
En este momento no podía pensar en nada, incluso se había olvidado de
Blain. Sus paredes internas apretaban sus dedos mientras ella temblaba. Su
habitualmente inexpresivo rostro blanco ahora estaba enrojecido.
Leah, que temblaba impotente, lo miró con los ojos perdidos. Ishakan
todavía movía sus dedos y su virilidad seguía rígida. Parecía que no dejaría
a Leah todavía.
Cada vez que sus dedos largos y duros se movían dentro de su vag!na, su
cuerpo experimentaba un placer doloroso. Ella estaba tan sensible que podía
percibir la más mínima sensación. No podía soportar el placer que rozaba el
dolor, así que ella le pidió que se detuviera.
"Es suficiente... sácalos..."
A pesar de que ella lo dijo casi sollozando, la respuesta fue firme.
"Todavía no."
Su cl!toris regordete e hinchado, que hasta ahora no había sido tocado
adecuadamente, fue presionado por su pulgar. Entonces Ishakan siguió
moviendo los dedos en su vag!na mientras frotaba su cl!toris al mismo
tiempo.
Leah soltó un gemido vergonzoso ante la intensa estimulación. Ella
comenzó a sollozar mientras sostenía su virilidad en sus manos. Sin
embargo, Ishakan que no se detuvo, le susurró.
"Tengo que asegurarme, de que no lo olvides nunca más..."
Mordió a Leah en el cuello. Ella sintió como si una bestia la hubiera
mordido. Parecía que alcanzaría el cl!max de nuevo mientras temblaba. Le
dijo desesperadamente al responsable de su tormentoso placer.
"¡Ah, ahhh...! ¡Por favor, detén, detén tus dedos...!
Leah sacudió su cabeza en señal de negación. Pero Ishakan no detuvo el
movimiento de sus dedos. De repente, fluidos salieron desde su interior y se
deslizaron por sus muslos. Ella había alcanzado el cl!max nuevamente.
Leah sollozó con voz ronca. "Oh, no..." Su visión se ennegreció. Sus
lágrimas fluyeron incesantemente como si se hubiera roto una represa.
Su virilidad que sujetaba con sus manos temblaba mientras expulsaba el
s3men. El líquido blanco fue expulsado con tanta fuerza que manchó el
estómago y los sen0s de Leah. Pero ni siquiera pensó limpiarlo porque no
tenía fuerzas.
Entonces Ishakan la besó apasionadamente. Pensando que todo su cuerpo
estaba ardiendo, Leah cerró los ojos.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
214

Capítulo 214. Las Veces Que Fueran Necesarias


Ishakan suspiró mirando a la inconsciente Leah. A pesar de que sabía que
ella actualmente no tenía una buena condición física, se había comportado
ferozmente. Sacudió su virilidad todavía rígida unas cuantas veces para
expulsar el semen remanente.
"Ahh..."
Cuando miraba el blanco cuerpo desnudo que estaba ante él, el calor crecía
de nuevo abajo. Seguramente si ella viera esto sería aterrador porque había
perdido la memoria. Ishakan, que tenía el ceño fruncido, trató de calmarse
mientras se limpiaba.
Luego limpió a Leah y la cubrió con la manta para que no se resfriara.
Después de levantarse para abrir las ventanas, se sentó en la cama apoyando
su espalda en el respaldo, puso la cabeza de ella en su muslo como si fuera
una almohada y se llevó un puro a la boca. Inhaló una bocanada de humo
con los ojos medio cerrados apenas lo encendió. El humo comenzó a
extenderse por el lugar cuando exhaló lentamente.
Últimamente había aumentado significativamente el número de puros que
fumaba. Ya sabía la causa. Ishakan, que había estado observando el humo
con los ojos perdidos, bajó la mirada.
Leah, con su deslumbrante cabello plateado esparcido desordenadamente,
dormía profundamente que nadie se atrevería a despertarla.
Ishakan acarició su delgado cuello con la punta de sus dedos morenos. Su
frágil cuerpo daba la impresión que se rompería con el más mínimo apretón.
En comparación con los fuertes cuerpos de los Kurkan, su cuerpo parecía
tan frágil como el de un cachorro recién nacido. Pero esta mujer, por muy
frágil que fuera, podía hacer que Ishakan hiciera lo que ella quisiera.
El centro del mundo, su pareja a la que pertenece una parte de su alma.
Se inclinó besándola en la cabeza. Ishakan no era una persona muy
emocional, así que rara vez había sentido emociones intensas a excepción
de su infancia como esclavo. Especialmente la ira.
Desde la ceremonia de la mayoría de edad, nadie se atrevió a tratar a
Ishakan imprudentemente, por lo que no hubo ningún suceso que causara su
enfado.
Pero todo cambió al reencontrarse con Leah. Durante menos de un año,
Ishakan experimentó emociones extremas que no había sentido durante
años.
"......"
Ishakan se rió en silencio. Honestamente no podía recordar claramente ese
día. Solo recordaba fragmentos como si los recuerdos estuvieran
entrecortados.
Pero el momento en que su pareja estaba siendo absorbida por un humo
negro seguía estando vívido. Ishakan estaba destrozado.
Si no recordaba mal, en ese momento había dicho que deberían dirigirse
inmediatamente a Estia. Haban y Genin intentaron detenerlo rogándole
mientras lloraba.
Ishakan apenas pudo recuperar la cordura, viéndolos llorar cubiertos de
sangre mientras intentaba detenerlo. Tardíamente se dio cuenta de que todos
los Kurkan que habían asistido a la boda se aferraban a su cuerpo. Fue para
intentar contenerlo.
Desde entonces, sólo tenía un propósito.
No podría recuperarla a menos que lo hiciera bien, así que Ishakan se
esforzó para mantenerse sereno.
Sin embargo, sólo se mantenía firme por una fina cuerda. Con el paso de los
días, la línea entre su razón y su naturaleza se difumina. Su paciencia se
estaba agotando.
Cada vez que veía a Leah esforzando para complacer a Blain, su sangre
ardía. Ishakan miró la mano izquierda de Leah.
Tenía una marca roja en el dedo anular, donde llevaba el pesado anillo. La
rozó suavemente con la punta del dedo, pero la marca no se desvaneció.
Ishakan entrelazó sus dedos lentamente. Lo hizo firmemente como para que
nunca se soltaran sin importar lo que sucediera.
Leah frunció un poco el ceño, como si hubiera aplicado más fuerza de la
que pensaba. Pero Ishakan no la soltó. No podía hacerlo.
Incluso si ella no recuperaba la memoria para el momento de la boda,
Ishakan la llevaría al desierto.
Leah seguramente lo odiaría. Le reprocharía a Ishakan su comportamiento
bárbaro, mientras seguía atada a su amor por Blain. Como cuando la había
raptado en el campo de eulalias, seguramente ella estaría asustada.
Sería extraño volver a desempeñar ese papel, pero lo haría si fuera
inevitable. Un destello apareció en sus ojos dorados. Las venas del dorso de
sus manos brotaron.
Ishakan estaba siendo lo más paciente que podía. Pero no quería verla
convertirse en la esposa de otro hombre. No podía soportar eso.
Ya había arruinado su vida una vez, así que la arruinaría las veces que
fueran necesarias.
Por esa razón, Leah tenía que recordar el pasado. Antes de que destruyera
todo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
215

Capítulo 215. Té
Cerdina Miraba a la mujer que tenía delante con ojos fríos. Una mujer rubia
lloraba tanto que su pañuelo estaba empapado de lágrimas. Sollozaba
repitiendo las mismas palabras desde hace un rato.
"Su Alteza, hick, cómo pudo Su Alteza hacerme esto... cómo pudo pasar
esto..."
Cerdina, que miraba fijamente a la Dama Mirael que estaba llorando
desconsoladamente, frunció el ceño irritada. Ella permitió que se acercara a
Blain porque era bonita y estúpida. Pero a veces hacía cosas
incomprensibles.
Pero cuando la Dama Mirael levantó la mirada después de limpiarse las
lágrimas, Cerdina sonrió amablemente ocultando su expresión. El rostro de
la Dama Mirael se iluminó. Susurró en voz baja con los ojos enrojecidos.
"¿Me ayudarás...?"
"Por supuesto."
Seldina le tocó la mejilla como si se tratara de una adorable mascota.
"Hablaré con Blain."
La Dama Mirael soltó una exclamación de alegría. Cerdina sonrió
débilmente.
Ella no odiaba a la gente honesta con sus deseos. De hecho, le gustaban. La
vida era corta, así que el deseo de darlo todo por la gloria y la riqueza
simbolizaba la llama más magnífica y hermosa.... incluso si fuera fugaz.
"Espero que sigas sirviéndome diligentemente."
"¡Sí! ¡Sí...!"
La Dama Mirael sonrió satisfecha. Después de decir que a partir de hoy se
esforzaría más en cuidar a su Majestad y calentar su dormitorio, la Dama
Mirael se marchó. Cerdina estalló en risas mientras veía desaparecer su
carruaje a la distancia.
Sintió un placer indescriptible al escuchar que la Dama Mirael, quien
recibía el favor de Blain, había sido agarrada por el cabello y tirada al suelo.
Cerdina quería que Blain dispusiera de las mujeres como si fueran objetos.
A lo largo de la historia, innumerables monarcas absolutos han caído por
culpa del amor. Ella no quería que su hijo colapsara por culpa de una mujer.
Pero a diferencia de las demás mujeres, Blain siempre fue suave con Leah.
Incluso el otro día no le había hecho caso y esperó a Leah bajo la lluvia.
Eso fue muy doloroso. Cerdina apenas pudo reprimir el impulso de matar a
Leah ese día.
Se suponía que se la entregaría a Byun Gyeongbaek para obtener ciertos
beneficios como tenía previsto desde el principio, pero eso se estropeó
debido a la obsesión de Blain.
Se quedó mirando los árboles marchitos del jardín desde la ventana del
salón. Caían algunas de las pocas hojas secas que aún colgaban de las ramas
de los árboles.
Al principio pensaba que si convertía a todos los nobles en muñecos,
tendría que preocuparse por los asuntos de Estado. No obstante, hizo que
Leah se ocupara de todo ese trabajo, así que ella resultó muy útil en muchos
sentidos. Blain estuvo de acuerdo con la idea porque no le gustaba hacer ese
trabajo.
De repente, Cerdina se rió retorcidamente mientras apoyaba la mano en el
alféizar de la ventana.
"...Engreída."
Desde que lanzó el primer hechizo, supo que Leah tenía un fuerte ego. No
sería fácil romperlo y destruirlo.
Por lo tanto, infundió el hechizo más poderoso en la poción de amor que
consumió Leah. La poción estaba hecha con una mezcla de hebras de
cabello de Leah y Blain.
Pero el efecto se redujo a la mitad. A pesar de haber perdido la memoria,
Leah no le había entregado por completo su corazón a Blain.
Increíblemente, por si acaso consideró seriamente la posibilidad de que
estuviera embarazada.
La sangre de los bárbaros tenía mucha resistencia a los hechizos. Si ella
hubiera concebido, su bebé podría haber interferido con la poción.
Por supuesto, eso prácticamente era imposible porque Leah había quedado
infértil después de haber recibido hechizos durante mucho tiempo. Sin
embargo, para eliminar hasta la más mínima posibilidad, hizo que se le
diera un té que provocaría un @borto espontáneo.
Un té elaborado con un efecto supresor del apetito porque últimamente no
podía controlar el régimen alimenticio del palacio de la princesa debido a
Blain. Para que Leah estuviera al lado de Blain, por lo menos debía estar
impecable.
"......"
Tardíamente Cerdina se dio cuenta de que se estaba mordiendo el labio
inferior. Tragándose la sangre que tenía en el labio, golpeó ansiosamente
con un dedo el alféizar de la ventana.
Creía que tenía que crear un nuevo hechizo para dominarla completamente.
Ha escuchado que los bárbaros unen su alma con su pareja mediante una
ceremonia. Ella no pretendía atar el alma Leah con Blain, pero podría hacer
un hechizo restrictivo más sólido durante la boda.
—Por favor, mantén tu promesa. Madre.
La voz de Blain sonó en su cabeza. Cerdina apretó sus manos temblorosas y
dijo nerviosamente.
"Soy un Dios. Dios..."
Así que no había nada que ella no pudiera hacer.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
216

Capítulo 216. Encerrada (1)


Tuvo un sueño. Leah estaba siendo perseguida por alguien. Corrió
rápidamente hasta llegar frente a una enorme puerta de hierro. La puerta
estaba rodeada con una cadena y tenía una gran cerradura.
Intentó abrirla pero no pudo, así que golpeó la puerta desesperadamente.
Lógicamente, la sólida puerta de hierro no se movió ni siquiera un
milímetro. Las manos de Leah estaban hinchadas y enrojecidas cuando
comenzó a halar la cadena frenéticamente. Se escuchó una voz proveniente
del interior de la puerta.
—No tienes la llave.
Leah se quedó boquiabierta. Esa voz se parecía a la suya. La otra Leah le
ordenó.
—Tienes que encontrar la llave, Leah.
Leah, que se quedó paralizada durante un momento, preguntó
conmocionada.
'¿Dónde está?'
—¡Deprisa! No hay tiempo. ¡Rápido, antes de que Cerdina se entere!
'¿De qué? ¿Qué es lo que no puede descubrir?'
Pero no hubo respuesta. A pesar de su pregunta, siguió diciendo lo que tenía
que decir.
—Si ella se entera...
La voz pronunció una advertencia inquietante.
—Lo matará.
Leah abrió los ojos con un pequeño grito.
"...¡Ah!"
Se despertó de la pesadilla, pero no tuvo tiempo de tranquilizarse. Le dolía
el estómago. Se agarró el estómago con las manos.
"Ahh, ah..."
Ella se acurrucó como una pelota, inhalando y exhalando profundamente.
Cuando el dolor agudo finalmente se calmó, todo su cuerpo estaba
empapado de sudor frío.
Con su visión mareada observó su alrededor. Estaba en un lugar familiar. Su
habitación en el palacio de la princesa. La tenue luz solar de la mañana se
filtraba a través de las ventanas.
Leah, que estaba acostada en la cama, se estremeció momentáneamente.
Luego, con una rígida expresión en su rostro, puso nuevamente las manos
sobre su estómago.
"......"
Sintió algo adentro retorciéndose. Fue un movimiento débil, pero pudo
percibirlo. Desapareció rápidamente como si nunca hubiera sucedido.
'¿Qué fue eso?'
Un escalofrío recorrió su espalda. Leah, que había estado paralizada, se
levantó lentamente de la cama. Estaban ocurriendo demasiadas cosas en
poco tiempo.
Pensó en llamar a un médico, pero la idea de que no debería hacerlo invadió
su mente rápidamente. Leah no pudo evitar pensar en el hombre mientras
consideraba con quien conversar sobre su condición física.
Los sucesos de la noche anterior pasaron por su mente vertiginosamente. La
Baronesa Cinael, el certificado de propiedad de la pequeña granja y
momentos que no fueron para nada desagradables.
Los lugares en los que el hombre mordió y chupó seguían calientes. Las
sensaciones que no podía borrar le recordaban constantemente la noche
anterior.
Ella puso sus manos en sus mejillas ante los recuerdos calientes que le
vinieron a la mente. Hizo una locura inimaginable. Pero extrañamente, más
que culpa o arrepentimiento, seguía pensando de otra manera diferente.
Leah miró su mano izquierda. El anillo de compromiso estaba puesto de
nuevo en su dedo anular. Ella cerró los ojos con fuerza ante el impulso de
quitarse el anillo y tirarlo.
Sabía que debería estar pensando en la inminente boda que sería pronto,
pero aún así… no podía controlar su agitado corazón.
¿Qué tenía ese hombre? ¿Por qué sentía una atracción tan fuerte? Esto la
angustiaba.
No sólo se sentía atraída físicamente. Cuando estaba con ese hombre, sentía
una paz y una seguridad que nunca había experimentado
Recordando lo dulce que había dormido en sus brazos, Leah se tropezó
mientras caminaba hacia la mesa. Afortunadamente pudo recuperar el
equilibrio, se sirvió un vaso de agua de la jarra que había sobre la mesa y
comenzó a beberlo desenredando uno a uno los conflictos en su mente.
En primer lugar, tenía que averiguar lo que le estaba sucediendo a su
cuerpo. Lo mejor sería encontrarse con Ishakan lo antes posible y pedirle
que llamara a un médico de confianza. También necesitaba aclarar algunas
cosas de lo sucedido el otro día.
Ahora estaba segura de que algo estaba mal. Pero aún no tenía suficiente
información para llegar a una conclusión.
Leah, que había estado calmando el caos de su mente, se mordió el labio
inferior con fuerza. De repente, la habitación se sintió sofocante. No podía
soportarlo, quería salir corriendo inmediatamente. Pero cuando agarró el
pomo de la puerta para salir al jardín.
"¡......!"
La puerta no se abrió. Leah, que entró en pánico, giró desesperadamente el
pomo. Pero el pomo solo giraba como si estuviera aislado.
"¡Princesa!"
La voz de la Condesa Melissa provino desde el otro lado de la puerta
cerrada. Leah se alegró de escuchar su voz.
"¡Condesa Melissa! Por favor, abre la puerta."
Pero la respuesta recibida fue inquietante.
"Lo siento, no puedo abrir la puerta."
"...¿Eh?"
La Condesa Melissa dijo seriamente a la desconcertada Leah.
"Su Majestad ha ordenado que permanezca encerrada desde hoy. No podrás
salir."
Matrimonio Depredador - Capítulo
217

Capítulo 217. Encerrada (2)


La Dama Mirael tatareaba felizmente mientras agarraba el nuevo vestido
que se colocaría. Estaba parada frente al espejo vestida con ropa interior. Su
cuerpo desnudo sólo llevaba un costoso collar y unos pendientes.
La Dama Mirael, que adoptó diversas poses frente al espejo orgullosa de su
voluptuosa figura, pensó en Cerdina. Aunque había cometido algunos
errores en su obsesión de hacerlo todo lo mejor posible, Cerdina siempre la
había consolado afectuosamente.
"Después de todo, la Reina Madre aún está de mi lado."
Fue Cerdina quien convocó a la Dama Mirael al palacio real. Se reunió con
ella personalmente y le ordenó que se entregara a Su Majestad con todo su
corazón.
Se esforzó tanto que pudo conseguirlo. Sólo la Dama Mirael pudo
permanecer al lado de Blain durante mucho tiempo, que reemplazaba a las
Consortes día tras día.
Como resultado, se fue volviendo codiciosa poco a poco. La Dama Mirael
seguía mirándose en el espejo. Comparó su cuerpo sexual con el cuerpo
flaco de la Princesa.
Esa mujer parecía que se desmoronaría con cualquier toque. No entendía
cómo su cuerpo soportaría el embarazo y el parto. Incluso si vomitaba unas
cuantas veces, seguramente colapsaría inmediatamente.
Deseaba ocupar el puesto de la Reina. Pero si no pudiera, si tan sólo logrará
tener al Príncipe Heredero en su vientre… su vida cambiaría por completo.
Al recordar que la Princesa la había menospreciado como Consorte, la
Dama Mirael frunció el ceño. No le agradó desde la primera vez que la
conoció.
Ella actuaba groseramente cuando veía a Blain teniendo relaciones s3xuales
con ella como si fuera repugnante.
Sin embargo, como Blain siempre trataba a la Princesa con consideración,
no había hecho nada para corregir su comportamiento.
Ella sabía exactamente cómo lidiar con esas perras. Después de que las
maltrataban adecuadamente, se volvían mansas y obedientes .
La risueña Dama Mirael terminó de ponerse el vestido. Un hombre que se
acercó sigilosamente, le agarró el trasero.
Sonrió con picardía por la reacción de sorpresa de la Dama Mirael. Ella lo
había mirado con una expresión enfurruñada, pero pronto sonrió como el
hombre.
Quien la sorprendió fue un caballero que trabajaba en el palacio de la
princesa. Fue una relación que estableció porque creía necesaria, y en
realidad la estaba aprovechando bastante bien. La Dama Mirael le preguntó
sonriendo.
"¿Qué vas a hacer esta noche?"
"Oh, yo también quiero pasar tiempo contigo..."
El caballero habló con pesar mientras sacudía la cabeza.
"Pero esta noche no. Estamos en estado de alerta. La princesa está
encerrada."
"¿Encerrada?"
La Dama Mirael dijo sorprendida.
"Sí. La llevarán a una villa fuera del palacio real. Probablemente la traerán
de regreso antes de la boda. Hoy debo trasladarme a ese lugar."
El caballero la miró con atención mientras hablaba. Parecía que le
preocupaba que la Dama Mirael pudiera molestarse. Pero la mente de ella
estaba centrada en otras cosas. Después de haber estado perdida en sus
pensamientos durante un momento, preguntó
"En la villa la seguridad será más débil que en el palacio real, ¿Verdad?"
"Supongo."
"Hmm... Ya veo."
La Dama Mirael sonrió significativamente.
***
Ella sabía que Blain era mentalmente inestable. Pero nunca pensó que
llegaría a hacer algo extremo como esto. Poco después de haber sido
encerrada, Blain acudió al palacio de la princesa.
Leah pensó que podría tener una conversación sensata con él. Consideraba
que una explicación podría resolver la insólita situación. Pero sus pequeñas
esperanzas fueron cruelmente aplastadas.
"Sígueme."
Blain tomó la muñeca de Leah tan pronto como llegó. Ella se tambaleó
mientras estaba siendo arrastrada.
"¡Su Majestad! ¡Su Majestad...!"
Lo llamó repetidamente, pero Blain no le hizo caso. Los ojos de Leah se
agrandaron cuando salió del palacio de la princesa siendo arrastrada. Un
carruaje estaba parado afuera. Blain arrastró a Leah hacia el carruaje.
"He comprado una villa, así que te quedarás en ese lugar hasta la boda. Lo
he comprado apresuradamente y no se ha hecho ninguna remodelación, así
que puede que tenga algunas deficiencias..."
"¡Su Majestad!"
Leah finalmente consiguió apartar a Blain. Sin embargo, su cuerpo se puso
rígido en cuanto hicieron contacto visual. Sus ojos azules estaban llenos de
locura.
"Me amas, Leah."
Blain presionó los hombros de Leah con sus manos.
"Tienes que hacer lo que te digo."
Se quedó sin aliento. Leah le preguntó mirándolo.
"¿Su Majestad no me amaba también?"
"......"
"¿Por qué siempre me obligas a hacer cosas que no me gustan? No
entiendo..."
En el rostro inexpresivo de Blain apareció una sonrisa. La repentina sonrisa
hizo que Leah se sintiera incómoda.
"Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
218

Capítulo 218. Encerrada (3)


Le acomodó el cabello cariñosamente detrás de la oreja. Leah dejó de
respirar de forma inconsciente brevemente. Por un momento vio a Cerdina
reflejada en Blain. Sintió miedo como si no fuera la persona que amaba,
sino una persona que le haría daño.
"Después de la boda podrás hacer lo que quieras, así que escúchame hasta
entonces."
Blain susurró luego de besar el dorso de la mano de Leah.
"Te visitaré a menudo."
Finalmente, Blain la metió en el carruaje. La puerta se cerró y el carruaje
comenzó a avanzar inmediatamente.
Después de un largo tiempo, el carruaje llegó a un huerto de melocotones en
las afueras de la capital. En medio del denso huerto de melocotones, se
encontraba una pequeña y acogedora casa.
El vasto huerto daba la impresión de un laberinto, por lo que cualquiera que
no conociera el camino podía entrar o salir fácilmente. Parecía una
estructura que un noble sin nada mejor que hacer habría construido para
confinar a su amante. Ahora Leah estaría encerrada en este lugar similar a
una jaula de aves.
"......"
No podía creer esto. Leah sonrió abatida al quedarse sola en un dormitorio
desconocido. Ahora quién se encargaría de todos los asuntos estatales y de
la inmensa cantidad de tareas que suponen los preparativos de la boda.
Incluso si pudiera encargarse de los documentos urgentes en este lugar,
ciertamente no se podía comparar con lo que podía hacer en la oficina del
palacio de la princesa.
'¡Cómo alguien puede comportarse de esta manera sin motivo!'
Se quitó el anillo de compromiso y lo tiró sobre la cama. Leah, que
deambulaba por el dormitorio, apretó los labios.
Tal vez había notado sus cambios. En el pasado se aferraba a Blain con
todas sus fuerzas. Trataba de agradarle sin importar la situación, incluso se
culpaba a sí misma cuando se enfadaba. Lloraba y reía con cada una de sus
palabras, cada gesto, cada acción. Sólo podía pensar en Blain.
Pero ahora no. Pensaba más en otra persona que en Blain. En cuanto la
encerraron en este lugar, en lo primero que pensó fue en ese hombre...
Leah detuvo sus pensamientos. Entonces se hizo una pregunta.
'¿Qué quiero hacer?'
Quizás sabía la respuesta, pero la estaba evitando inconscientemente. La
respuesta difícil de alcanzar terminó escapándose entre sus dedos por poco.
Estando en una encrucijada, Leah miró el anillo de compromiso que estaba
sobre la cama. Después de mucho tiempo de deliberación, se puso de nuevo
el anillo en el dedo anular.
Una vez que se le pasó la rabia, recuperó la razón. Blain actualmente era
como un barril de pólvora que podía estallar en cualquier momento. En
primer lugar, creía que debía mantener la calma y no desobedecer sus
órdenes. Pero a pesar de haber llegado a esa conclusión, Leah pronto
encontró otro gran problema.
La vida en el huerto no era tan mala aunque su libertad estaba
completamente restringida. A diferencia del palacio real, el huerto estaba
lleno de vegetación fresca. Hasta el aire se sentía más limpio.
El problema estaba en el té de Cerdina.
Su estómago se sentía mucho mejor después de haber consumido la comida
Kurkan, por lo que si comía en pequeñas cantidades no experimentaba
ningún malestar.
Pero cada vez que bebía el té, el dolor de estómago empeoraba. Como las
damas de compañía vigilaban cada movimiento de Leah, se le dificultaba
beberlo y luego vomitarlo como hacía en el palacio real. Así que no le
quedó más remedio que ingerir el té todos los días. Pero sufriendo fuertes
dolores de estómago, Leah finalmente decidió arriesgarse.
Como resultado de unos días de observación, determinó cómo algunas
damas de compañía del palacio de la princesa y cincuenta caballeros
estaban vigilando todo el lugar.
A simple vista, la vigilancia parecía hermética, pero habían significativos
fallos en la misma.
Seguramente Blain no se había dado cuenta de ello porque nunca le
prestaba atención a este tipo de asuntos. Si lo hubiera sabido, habría
aumentado la vigilancia aunque tuviera que contratar mercenarios privados.
Leah se armó de valor después de tener una idea clara del sistema de
seguridad. En medio de la noche, cuando las damas de compañía dormían,
se levantó en secreto. Sacó un pequeño trozo de papel y una pluma.
Inmediatamente comenzó a escribir una nota utilizando la luz de la luna.
[Sé que me estás observando.]
Creía que no se necesitaban muchas palabras. Leah terminó escribiendo
solo una frase más.
[Por favor, ayúdame.]
Colocó la nota en el alféizar de la ventana, luego se quitó uno de sus
pesados accesorios y lo colocó sobre la misma para evitar que el viento se
la llevara. Cuando miró por la ventana se quedó mirando la resplandeciente
luna en el cielo nocturno durante mucho tiempo antes de cerrar la ventana.
Al día siguiente, cuando comprobó el alféizar de la ventana descubrió que
la nota había desaparecido.
Matrimonio Depredador - Capítulo
219

Capítulo 219. Encerrada (4)


El día comenzó como de costumbre. Leah se levantó temprano en la
mañana y se puso a trabajar en la oficina de la villa. Aunque se encargó de
algunas de las tareas urgentes, su alcance estaba limitado debido a que no
estaba en el palacio real.
Luego cuando llegó la hora, comió bajo la atenta mirada de sus damas de
compañía. También bebió obedientemente el té que Cerdina había enviado.
Sentía que estaba tragando veneno cada vez que tomaba un sorbo, pero lo
soportó con determinación.
Leah observó la puesta de sol. El sol tiñó de rojo el huerto hasta que
desapareció en las montañas del oeste.
La oscuridad se apoderó de todo el lugar. A diferencia del palacio real, que
durante la noche estaba iluminado por todas partes con faroles, el huerto
quedaba envuelto en una oscuridad silenciosa.
Desde que el sol se ocultó, Leah miraba hacia la ventana. El hombre que
espera siempre aparecía en el momento más inesperado.
Se preguntaba si también entraría por la ventana en esta ocasión o lo haría
de alguna otra manera. No se sentía aburrida mientras lo esperaba porque se
entretenía imaginando cómo sería su llegada. Deliberadamente no cerró el
pestillo de la ventana porque temía que no pudiera abrirla para entrar.
Estando sola en su dormitorio, ansiaba que la noche se profundizara como
un niño que espera un regalo. Leah no podía controlar su emoción.
Intentó calmarse leyendo un libro pero seguía mirando hacia la ventana
ocasionalmente. Hubo una vez que no pudo soportarlo más, abrió la ventana
y se quedó mirando el exterior durante mucho tiempo.
Pero luego continuó leyendo el libro con sólo una pequeña lámpara de
aceite encendida. De repente, un escalofrío recorrió su espalda. Leah dejó el
libro.
"......"
Sostuvo la pequeña lámpara de aceite que estaba sobre el escritorio. Debido
a la luz su sombra se extendió detrás de ella. Se acercó a la puerta.
El exterior estaba tranquilo. No se escuchaba nada. Ni siquiera pasos de las
damas de compañía o el parloteo de los caballeros. Parecía como si todos se
hubieran dormido.
Instintivamente tuvo un mal presentimiento. Quiso salir para comprobarlo.
Así que giró el pomo de la puerta con la mano, pero estaba cerrada. Las
damas de compañía cerraban la puerta con llave todas las noches para evitar
que Leah saliera del dormitorio.
Cuando se quedó parada frente a la puerta preguntándose qué debía hacer,
pudo escuchar una voces.
—Búsquenla.
—Debe estar en el segundo piso.
Leah se alejó de la puerta sobresaltada. Definitivamente esas voces no
pertenecían a las damas de compañía y los caballeros. Ella se dirigió
rápidamente hacia el escritorio.
Agarró el cuchillo que utilizaba para abrir los sobres que estaba en el
escritorio. Luego miró alrededor del dormitorio para encontrar un sitio
donde esconderse, pero en el mejor de los casos, sería debajo de la cama, en
el armario y debajo del escritorio. Seguramente sería encontrada
rápidamente si intentaba esconderse en esos sitios.
No había nadie a quien recurrir. Tenía que protegerse. Nerviosa, Leah abrió
la ventana.
Debajo de la ventana sobresalía un fino muro, apenas lo suficientemente
grande para que ella pusiera una parte de sus pies. Pero si se aferraba al
marco de la ventana podía permanecer un rato en ese sitio. En el momento
en que puso un pie en el marco de la ventana con el pequeño cuchillo ahora
en la boca.
"¡......!"
Leah se encontró con los ojos dorados que la miraban desde abajo. Después
de mirarlo fijamente durante un tiempo, se sacó lentamente el cuchillo de su
boca y lo colocó en el alféizar de la ventana.
Ishakan, que la había estado observando atentamente, extendió los brazos
hacia Leah sin decir nada. Leah pensó mientras miraba al hombre que la
recibiría si saltaba.
'Es extraño que confíe tanto en este hombre'.
Había una larga distancia desde el dormitorio del segundo piso hasta el
piso. Pero no sentía miedo. Estaba segura de que el hombre la atraparía.
Leah saltó desde el marco de la ventana. Su cabello plateado revoloteaba
mientras su cuerpo caía rápidamente. Ishakan la atrapó ágilmente en el
momento adecuado.
Ella abrió los labios precipitadamente sin ni siquiera tomarse tiempo para
regular su inestable respiración. Pensaba decirle que debían huir
rápidamente porque gente sospechosa había entrado en la casa.
Pero no pudo decirlo. A diferencia de ella que estaba nerviosa, sus ojos
dorados estaban tranquilos. Viendo su mirada altiva finalmente se dio
cuenta de lo absurdo que sería decirle eso a este hombre.
La palabra huir no le convenía a este hombre. Leah simplemente apretó sus
labios. Ishakan dijo levantando ligeramente una ceja.
"Me sorprendes de muchas maneras."
A través de la ventana abierta se escuchó el ruido de una puerta siendo
derribada. Poco después, sonaron gritos e improperios de voces masculinas.
Ishakan, que aún sostenía a Leah en sus brazos, le dijo bajo la luz de la
luna.
"He venido para ayudarte."
Matrimonio Depredador - Capítulo
220

Capítulo 220. Bifurcación


Era la primera vez que ella salía de noche desde que llegó a este lugar. El
huerto de melocotones estaba tranquilo bajo la luz de la luna. Los
melocotones verdes inmaduros que colgaban de los árboles proyectaban su
sombra al igual que las ramas y las hojas. En medio de este escenario,
Ishakan dijo acercando su rostro.
"Ahora mismo estoy muy motivado."
Sonrió con sus ojos reflejando a Leah.
"Cuando alguien pide ayuda, dan ganas de hacerlo lo mejor posible,
¿verdad?"
Leah se lo imaginó leyendo la nota. El hombre debería haber mirado la nota
de ella con una pequeña sonrisa en la cara igual que ahora.
"¡Ahí está!"
"¡Dijeron que estaba encerrada! ¡Quién demonios es ese tipo!"
Los intrusos que derribaron la puerta del dormitorio finalmente encontraron
a Leah e Ishakan cuando se asomaron por la ventana. Probablemente pronto
llegarían a donde se encontraban.
Pero Leah no les prestó atención. Estaba cautivada por el hombre que tenía
delante. Ishakan también actuó como si no hubiera nadie más. Se miraban
como si fueran las únicas personas en el mundo.
Ella tenía muchas cosas que decirle. Si tuviera que contar las preguntas no
serían suficientes los dedos de las manos. Pero dejando las preguntas a un
lado, extrañamente salieron palabras completamente disparatadas de su
boca.
"Siempre pensando en ti."
Leah extendió la mano para agarrar su mejilla. Le susurró al hombre que
parecía que estaba hecho de todas las cosas sólidas del mundo.
"Día y noche..."
Ella añadió una frase más con vacilación.
"Todo el día..."
Después de un momento, Ishakan dijo.
"Yo también."
Sus ojos dorados estaban más brillantes que la luz de la luna.
"Pienso en ti todo el día."
Leah cerró brevemente los ojos. Su mente y su corazón no estaban
alineados. Leah se encontraba en una bifurcación donde ambos caminos le
indicaban que los recorriera.
Pero desde el momento en que tuvo la idea de escribir la nota, o quizás
incluso antes... la balanza se había inclinado hacía su corazón.
Ella palpó su cara con las puntas de los dedos. Recorrió su frente, sus cejas,
su nariz afilada, sus labios bien definidos, hasta su firme barbilla.
Ishakan cerró los ojos lentamente. Permitió que Leah le tocara la cara
libremente, como una bestia siendo acariciada por su amo. Mientras ella
hacía eso repentinamente tuvo un pensamiento.
'No lo sé. Creo que me gusta este hombre'.
Fue vergonzoso llegar a esa conclusión. Pero desde el momento en que lo
reconoció, conquistó rápidamente su corazón. El amor que había construido
durante toda su vida se derrumbó estrepitosamente, cuando aceptó el nuevo
amor que sólo había conocido hace unos pocos días.
Eso fue una locura. Un torrente de críticas pasaron por su mente. Le pedían
que pensara en Blain, que recordara el amor que sentía por él.
Pero por más que lo intentó, no pudo hacer nada. Las emociones surgían en
ella como las aguas de un río acrecentado que se desbordaba por completo.
'Me gustaría que fuera mi esposo'.
Leah estaba tan encaprichada con este hombre que incluso se dejaría
engañar por una ridícula mentira. Olvidando todo por un momento, Leah
actuó siguiendo la voz de su corazón.
"Quiero besarte."
"Todo lo que quieras."
Ishakan inclinó ligeramente la cabeza. Lo besó agarrando su cara con las
dos manos. Sus pestañas temblaban con el creciente placer. Se sentía
plenamente feliz estando con él. Chupaban sus labios y entrelazaban sus
lenguas. Leah gimió embriagada por el beso.
"Hmm, ahh..."
Después de emitir el dulce gemido se acordó tardíamente de los intrusos.
Intentó mirar hacia otro lado, pero Ishakan le agarró por la barbilla
enseguida.
"No mires hacia otro lado, Leah."
Entonces la besó. Su lengua entró profundamente. Leah se estremeció
mientras entrelazaban sus lenguas. Sus labios se separaron con sonido
húmedo.
Ella lo miró con ojos apasionados. Ishakan derramó besos en cada parte de
su cara.
"Isha..."
Pronunció ese nombre con una voz ligeramente débil. Los ojos de Ishakan
se agradaron. Cuando vio que las pupilas de sus ojos dorados se
expandieron, Leah se decidió.
Leah, que estaba dudando en la bifurcación, al final eligió el camino
equivocado. Claramente no estaba haciendo lo correcto. Sin embargo, la
Princesa de Estia terminó dejando todo atrás.
"Yo... quiero irme lejos."
Matrimonio Depredador - Capítulo
221

Capítulo 221. Suspenso (1)


Ella sintió que se había lanzado a un precipicio. No podía ni imaginar lo
larga y brusca que sería la caída. Tal vez fuera un abismo sin fin. Pero Leah
no tenía miedo porque sabía que había un hombre que la atraparía.
Fue una elección poco razonable, pero no se arrepentía. Su amor por Blain
se dispersó como un puñado de cenizas ante su corazón ardiente. Todavía
intentaba aferrarse a ella, pero sabía que podría deshacerse del mismo cada
vez más.
'Yo amo a este hombre'.
Ella no podía entender el motivo. Se sentía tan atraída por este hombre que
incluso le angustiaba. Estaba en sus brazos, pero aún quería estar más cerca.
Ishakan se mantuvo en silencio. Parecía paralizado por la repentina
petición. Leah le acarició la mejilla y le suplicó
"¿Puedes llevarme contigo?"
Este hombre la consideraba su esposa. Si el afecto que le había mostrado
hasta ahora fuera cierto, no sería una petición descabellada.
Pero Ishakan no respondió durante mucho tiempo. La dejó en el suelo y
puso la mano de Leah frente a la cara de ella.
Leah se puso nerviosa. Ella se mordió el labio inferior, preguntando si todo
había sido un engaño que estúpidamente terminó creyendo.
De repente los ojos de Leah se fijaron en el anillo de compromiso mientras
esperaba una respuesta. El anillo tenía un sutil brillo.
Leah retiró la mano. Quería huir con este hombre teniendo esa cosa en el
dedo. Si alguien le dijera lo mismo a ella tampoco se lo creería. Además,
hace poco le había manifestado lo mucho que amaba a Blain.
A pesar de que Leah había llegado a esa conclusión después de haber
reflexionado durante mucho tiempo, probablemente desde la perspectiva de
Ishakan parecieron palabras vacías. Del mismo modo que Leah dudaba de
Ishakan, él también podría dudar de ella.
No tenía ni idea de cómo explicarlo o justificarlo. De hecho, no había
ninguna forma lógica de explicarlo. Su efusión disminuyó rápidamente.
Leah bajó la cabeza. Incluso si él negaba no podía hacer nada.
Después de un periodo de tiempo que pareció una infinidad, Ishakan habló
finalmente.
"Leah..."
Leah, que había estado mirando sus pies como si estuviera esperando su
sentencia de muerte, levantó la mirada lentamente. Los ojos de Ishakan
estaban llenos de aflicción.
"...Haré cualquier cosa que quieras."
Ishakan agarró la mano izquierda de Leah y la besó.
"¿Quieres huir? Entonces simplemente huyamos."
Besó con insistencia su dedo anular donde estaba el anillo. Luego rodeó con
la otra mano la cintura de Leah.
"No me importa si amas a otra persona. No me importa si dices que amas a
ese tipo por el resto de tu vida..."
Su voz también estaba llena de dolor.
"Pero no puedo verte más de esta manera, Leah..."
Sus emociones fueron demasiado intensas. Su corazón fue sacudido.
Extendió las manos hacia el hombre que mostraba su lado sensible. Quería
darle un abrazo. Quería consolar al hombre que revelaba su debilidad.
Cuando estuvo a punto de abrazarlo con todas sus fuerzas, experimentó un
fuerte dolor en el estómago.
"¡Ouch...!"
Leah se agarró el estómago. Este dolor aparecía todas las noches, pero hoy
fue diferente a lo habitual. Sentía como si alguien la estuviera cortando por
dentro con un cuchillo.
"¡Leah!"
Ishakan sostuvo su cuerpo tambaleante. Leah no pudo recuperarse
rápidamente. Quería decirle que estaba bien, pero no podía decir nada.
Estaba abrumada por el dolor.
De repente sintió que algo salía de su interior, se deslizó por sus muslos y
bajó hasta sus tobillos. Cuando miró hacia abajo mareada, observó un color
rojo intenso.
'De ninguna manera...'
En la desesperación Leah perdió el conocimiento.
***
Había un resplandor en sus ojos. Trepó ágilmente un árbol mientras
perseguía al objetivo que huía. Continuó avanzando saltando por encima de
las ramas del árbol hasta que alcanzó a su objetivo.
Cuando apareció aterrizando enfrente del objetivo que había estaba
corriendo en estado de pánico, esté grito aterrado.
"¡Ahh...!"
Mura sonrió mostrando los dientes. Su pierna atravesó el aire rápidamente.
El rápido movimiento acertó en el blanco. Se escuchó como si una sandía se
rompiera.
A los Kurkan les resultaba más cómodo atacar directamente con las manos
y los pies que utilizando armas. Usaban armas como espadas y arcos
cuando estaba siendo visto por muchas personas, pero cuando no había
nadie cerca revelaban su verdadera naturaleza.
Ahora Mura estaba siendo verdaderamente fiel a la naturaleza Kurkan.
Frente a un cadáver con la cabeza destrozada, exclamó orgullosamente.
"¿Has visto eso, Haban?"
"¡Sí! ¡Perfecto!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
222

Este capítulo tiene escenas que pueden resultar sensibles para algunos
lectores
Capítulo 222. Suspenso (2)
Haban, que le había roto el cuello al otro, se acercó con las manos
manchadas de sangre. Mura extendió su pie hacia él.
Haban colocó el pie sobre su propia rodilla para atar los cordones sueltos
del calzado de Mura. Ella se encogió de hombros ligeramente mientras
Haban ataba los cordones con fuerza.
"Es mucho más divertido cocinar contigo."
"Yo también pienso lo mismo, Mura."
Mura sonrió ante la rápida respuesta de Haban. Con los cordones del
calzado finalmente atados, comenzó a caminar mientras Haban la seguía.
Los Kurkan se habían alborotado cuando supieron que se encontrarían con
Leah. Mura también entusiasmada le pidió a Ishakan que permitiera que lo
siguiera. Ishakan terminó eligiendo a Mura porque ella le dijo que haría
comida deliciosa.
La Reina había adelgazado mucho como si no hubiera podido comer
adecuadamente últimamente. Teniendo en cuenta lo mucho que ella
disfrutaba de la comida Kurkan, Mura empacó varias comidas que cocinó.
Ella llegó al lugar con las manos ocupadas y con Haban cargando más cosas
en un saco a sus espaldas... Pero la expectante Mura fue recibida por unos
inescrupulosos hombres encapuchados.
La casa del huerto estaba en silencio puesto que los caballeros y las damas
de compañía estaban durmiendo. Cuando vio a los hombres encapuchados
irrumpiendo en secreto, Mura se enfadó hasta la médula. La Reina comería
comida fría por culpa de estos hombres.
Así que mientras Ishakan se dirigía hacia Leah, Mura tuvo que limpiar la
zona con Haban y Genin, mostrando sus capacidades por primera vez en
mucho tiempo. Ella rompió la cabeza de los intrusos como si fueran
sandías.
"¿Dónde está Genin?"
"'Decidió limpiar el otro lado... probablemente haya terminado a estas
alturas."
Justo en ese momento, Genin se acercaba caminando desde la distancia
mientras fumaba un puro. Había terminado su tarea.
Cuando Mura miró hacia atrás donde estaba Haban, éste había encendido
un puro antes de que se lo pidiera. Mura lo besó en la mejilla después de
agarrar el puro que le entregó.
"Gracias."
"......"
Haban no dijo nada, su cara se puso roja. Dejando solo al avergonzado
Haban, Mura se acercó a Genin.
"¿Has terminado, Genin?"
"Los he matado a todos."
Mura sonrió fríamente ante su respuesta. Ellos irrumpieron sabiendo
claramente que habían caballeros custodiando. Obviamente alguien lo había
ordenado.
Los intrusos sólo hicieron que las damas de compañía y los caballeros se
durmieran. Tal vez tampoco matarían a Leah.
En Estia, la pureza de la novia se consideraba tan importante como la vida,
por lo que probablemente habrían planeado viol@rla en grupo. O por lo
menos, cometer un acto tan degradante como ese.
Pero muy pocas cosas se podían hacer que fueran peores a que le quiten la
virg!nidad. De esa manera sería muy fácil crear una cruel pesadilla que
nunca desaparecería.
Además, Leah tendría dificultades para hablar de lo sucedido. Era la
Princesa de Estia que estaba a punto de casarse.
Teniendo en cuenta su estatus y sus circunstancias, Leah elegiría el silencio
antes que la difusión de un escándalo s3xual. Podría incluso hallarse en una
situación en la que tuviera que encubrir a los criminales con sus propias
manos.
Fue un plan malvado. No sabía quién estaba detrás de esto, pero no saldría
ileso. Mura dijo frunciendo el ceño ligeramente.
"¡No te escaparás...!"
Le resultaba difícil contener la locura que se había duplicado en su interior.
Estaba intentando reunir toda su paciencia para calmarse.
Mura exhalaba humo con nerviosismo mientras golpeaba su pie contra el
suelo repetidamente. Haban que estaba a su lado intentó tranquilizarla.
"Atraparemos al responsable, lo prometo."
Viendo como Haban se comportaba, Genin reflexionó sobre sí misma por
un momento, preguntándose si trataba de esta manera a su pareja. Fue
entonces cuando llegó a la conclusión de que debía tratarlo mejor.
"¡......!"
De repente, Haban, Mura y Genin, giraron la cabeza. Los Kurkan se
quedaron paralizados mirando hacia el mismo sitio. Pronto comenzaron a
correr al mismo tiempo.
Corrieron a una velocidad que habría aterrorizado a cualquier humano
normal hasta encontrarse con Ishakan que tenía a Leah entre sus brazos.
Ishakan miró lentamente hacia ellos. Sus ojos dorados temblaban de forma
inestable como si fuera a colapsar en cualquier momento. Dijo con voz
temblorosa.
"Morga… Morga..."
Haban se marchó inmediatamente para llamar a Morga. Mura y Genin se
acercaron apresuradamente a Ishakan.
Leah estaba inconsciente entre sus brazos. Hoy se veía más delgada y débil
que nunca. Estaba tan blanca que parecía que desaparecería pronto. Mura
que la observó con preocupación dejó escapar un grito.
La prenda inferior de Leah estaba empapada de sangre.
Matrimonio Depredador - Capítulo
223

Capítulo 223. Embarazada (1)


Cuando llegó a donde estaba Morga, Haban lo cargó sobre su hombro sin
darle ninguna explicación. Entonces corrió nuevamente a una velocidad
inconcebible. Aunque lo estaba raptando en medio de la noche, Morga no
opuso ninguna resistencia por la expresión en el rostro de Haban.
Todos estaban dormidos en la casa del huerto de melocotones iluminada por
la luz de la luna. Haban, que subió las escaleras y atravesó los pasillos
rápidamente, soltó a Morga frente a una puerta.
Pero no pudo abrir la puerta inmediatamente. Haban, que agarraba el pomo
de la puerta, dudó por un momento. Fue por miedo.
Finalmente abrió la puerta lentamente, revelando una habitación poco
iluminada por la luz de luna y lámparas de aceite. Todo estaba en silencio.
Leah estaba en el centro del sofocante espacio.
Estaba acostada en la cama con el rostro pálido. Parecía que ni siquiera
estaba respirando porque su cuerpo estaba tan inmóvil como el de una
muñeca.
Ishakan estaba sentado al lado de ella, que estaba inconsciente como si
estuviera muerta. Sostenía firmemente una de las manos de Leah como si
ella se fuera a marchar si la soltaba. Lentamente dirigió su mirada hacia
Morga.
Sus brillantes ojos dorados se habían ennegrecido. Ishakan habló con voz
quebrada.
"Ha... sangrado..."
Su corazón se desplomó al escuchar el tono de su voz. Morga se acercó a la
cama para examinar a Leah. Tenía pulso aunque estaba débil.
Pero había algo extraño. Morga sacó una poción, se tragó todo el líquido y
realizó un sencillo hechizo para aumentar sus sentidos. Mientras continuaba
examinándola atentamente sus ojos parpadearon.
No sabía cómo debía explicarlo. Nunca era fácil sacar a relucir temas
difíciles. Morga abrió la boca con vacilación.
"Parece que ha sangrado... debido a una sustancia abortiva."
Los ojos de Haban, Genin y Mura, se agrandaron ampliamente. Preguntó
Mura desesperadamente.
"En, en ese caso... ella estaba embarazada..."
Morga asintió en silencio. Los demás Kurkan se quedaron paralizados.
Morga enseguida aclaró la situación.
"Afortunadamente, Leah y el bebé están a salvo."
Nadie se alegró aunque se podía considerar un momento para hacerlo. Solo
hubo un pesado silencio.
Hasta que Mura se dio la vuelta cubriéndose la boca con la mano. Haban,
que la abrazó mientras lloraba, cerró los ojos con una trágica expresión.
Genin asintió.
"De todos modos, es un milagro."
Definitivamente la sustancia abortiva hubiera sido fatal para cualquier bebé
normal o bebé Kurkan. De hecho, se podría que sobrevivió porque se
trataba del bebé de Ishakan.
"No se puede esperar otro milagro. Tenemos que hacer algo desde ahora."
Leah estaba en una condición grave. Ella no sólo había podido dormir ni
comer bien, sino que además había ingerido esa sustancia abortiva, así que
resultaba increíble que su cuerpo hubiera resistido hasta ahora. Debe haber
resistido por su fuerza de voluntad.
"Parece que Leah se ha esforzado mucho. Seguramente no sabe nada…
pero tal vez instintivamente está tratando de proteger a su bebé."
Morga trató de hablar con calma.
"Creo que sería mejor mantenerlo en secreto para Leah."
Ella no recordaba nada del pasado. La repentina noticia de su embarazo le
causaría una gran conmoción. Podría afectar negativamente a su debilitado
cuerpo y al bebé que llevaba en su vientre.
También existía la posibilidad de que Leah, que aún no se había liberado de
los hechizos, informara a Cerdina sobre su embarazo.
De todos modos, pronto sería la boda. Se podía mantener en secreto hasta
entonces y hablar de ello cuando la llevaran al desierto.
Morga calculó la fecha en su mente. A diferencia de los bebés humanos que
crecen en el vientre materno durante unos nueve meses, los bebés Kurkan
terminan su crecimiento después de unos ocho meses. Afortunadamente,
parecía posible que llegara a la etapa de estabilización.
"Primero prepararé un antídoto."
Pero Ishakan no dijo nada. Morga apretó los labios por un momento, luego
le hizo un gesto a Mura. Ella habló rápidamente captando la indirecta.
"Prepararé otras comidas diferentes que la Reina pueda comer cuando
despierte."
Mientras añadía que serían lo más ligeras posibles tiró del brazo de Haban.
Él golpeó ligeramente a Genin en el costado con el codo. Entonces ella dijo
con vacilación.
"Nos retiraremos... por un momento."
Ishakan no respondió. Sólo miraba a Leah. Incluso cuando todos los Kurkan
se retiraron, cerraron la puerta y desaparecieron…
Miraba a Leah sin mover ni un músculo.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
224

Capítulo 224. Embarazada (2)


Leah se encontraba frente a una familiar enorme puerta de hierro. La cadena
y la gran cerradura seguían en su sitio. La puerta de hierro estaba cerrada
herméticamente.
'¿Cómo se supone que debo abrirla?'
Incluso si abriera la cerradura después de encontrar la llave, no sabría cómo
quitaría la cadena y cómo empujaría esta enorme puerta de hierro. Una tarea
que parecía imposible para el frágil cuerpo de Leah.
Mientras observaba la puerta, escuchó una voz desde el interior.
—Lo estás haciendo bien, Leah.
Leah puso la mano en la puerta de hierro. Una peculiar sensación de frío se
apoderó de la palma de su mano. Ella cuestionó.
'¿Realmente lo estoy haciendo bien? ¿Puedo hacerlo?'
—Tú puedes hacerlo.
Fue una respuesta llena de convicción. Leah parpadeó. Se sentía
completamente diferente aunque fuera la misma voz. Parecía tan brillante
como el sol.
Se preguntó por qué sus voces sonaban tan diferentes. Se rió suavemente
como si pudiera leer los pensamientos de Leah.
—Lo entiendo. Siempre tienes dudas. Lo cuestionas todo.
Una persona se le vino a la mente cuando escuchó esas palabras. Tan pronto
como Leah pensó en ello, la Leah que estaba más allá de la puerta dijo
inmediatamente.
—Ese hombre tiene razón. Ese hombre es...
Pero la voz se desvaneció. De repente, la puerta de hierro desapareció y el
espacio negro se transformó en un vasto desierto.
El paisaje de arenas doradas se extendía como un mar. Leah miraba a su
alrededor asombrada. Nunca había estado en un lugar como este. No
esperaba ver un desierto en sus sueños.
Comenzó a caminar todavía sin poder creerlo. La suave arena le hacía
cosquillas en sus pies descalzos. Leah vio un pequeño charco de sangre en
el suelo después de caminar durante un rato.
Había un pequeño lobo cubierto de sangre, así que se acercó
apresuradamente. Pudo darse cuenta del terrible estado en el que se
encontraba. Su cuerpo estaba lleno de heridas y cicatrices, particularmente
el área alrededor de su boca que estaba muy dañada. Sus dientes estaban
rotos como si hubiera mordido algo duro y las garras de sus patas
desafiladas.
Pero estaba vivo.
Todavía se escuchaba el débil sonido de su respiración, todavía su corazón
latía constantemente. Leah sostuvo al pequeño lobo con cuidado en sus
brazos. Sintió unas inesperadas ganas de llorar. Palabras extrañas se
escaparon de su boca.
—Lo siento... debería haberte protegido... pero no hice lo suficiente…
Al escuchar el susurro de Leah, el pequeño lobo se estremeció y abrió los
párpados con un gemido.
El pequeño lobo tenía los ojos de color dorado brillante. Leah se quedó
sorprendida. Fue porque los ojos dorados que parecían la personificación de
la arena y el sol, se parecían a los de ese hombre. En el momento en que
acarició suavemente el borde de sus ojos, se escuchó un sonido metálico.
—¡......!
Los ojos de Leah se agrandaron. Cadenas negras se movían hacia ella desde
todos los lados. Las cadenas se arrastraban como serpientes por la arena.
Se le puso la piel de gallina. Estaba en una situación aterradora. Contuvo la
respiración brevemente.
Instintivamente supo que tenía que esconder al pequeño lobo en algún
lugar. Si permanecían juntos, seguramente terminarían ambos encadenados.
Leah miró a su alrededor después de levantarse. Pero no había nada más
que arena. Ningún lugar donde esconder al pequeño lobo.
El pequeño lobo estaba malherido. Probablemente moriría si recibía más
daño. Cuando sus pensamientos llegaron a ese punto, se armó de valor.
Su miedo desapareció inmediatamente. Sostuvo el pequeño lobo tan alto
como pudo mientras miraba las cadenas que se acercaban. Cuando las
cadenas finalmente llegaron a sus pies, Leah soltó un grito que helaba la
sangre.
—¡No! ¡¡No!!
Pateó con todas sus fuerzas las cadenas que intentaban adherirse a su
cuerpo.
—¡No lo toquen!
El duro hierro comenzó a apretarse contra su cuerpo, ocasionando que su
suave piel se desgarrara en algunas partes. Su sangre goteó como agua, pero
ni siquiera sentía dolor. Sólo podía pensar en que debía protegerlo de alguna
manera.
Pero a pesar de sus desesperados esfuerzos, Leah no tenía las fuerzas
suficientes. Las cadenas rodearon completando su cuerpo.
El pequeño lobo soltó un aullido. Sus ojos dorados se llenaron de ferocidad.
El pequeño lobo se retorció para escapar de las manos de Leah.
Mordía con sus dientes rotos y arañaba con sus garras desafiladas. Las
cadenas cedieron ante su furia. El pequeño lobo aulló amenazadoramente de
nuevo mientras las cadenas se retiraban lentamente.
—¡Detente!
Pero Leah detuvo al pequeño lobo. Habló con voz temblorosa.
—Estás muy herido…
Sangre nueva fluía entre las costras. Leah rompió pedazos de tela de la ropa
que llevaba puesta para vendar sus heridas. Los pedazos de tela se volvieron
rojos rápidamente. Leah finalmente lloró. Entonces escuchó una voz.
—No pasa nada.
El pequeño lobo la miraba fijamente con sus ojos dorados.
—Te protegeré.
Leah se despertó de su sueño.
Matrimonio Depredador - Capítulo
225

Capítulo 225. Pequeño Lobo (1)


El pequeño lobo fue mucho más fuerte de lo que Leah había esperado.
Aunque estaba lleno de heridas, luchó valientemente para protegerla. Ella
se sintió afligida por este hecho.
Ella debería haberlo protegido. Ella debía haber hecho algo.
Fue desgarrador verlo luchar contra las cadenas con su pequeño cuerpo
herido, sus dientes rotos y sus garras desafiladas. Si fuera posible, le
gustaría regresar a ese lugar. No quería dejar al pequeño lobo solo.
Pero no había manera. Leah fue empujada a la realidad.
"......"
Abrió los párpados lentamente. Sintió las lágrimas deslizándose por sus
mejillas. Las emociones del sueño seguían presentes en la realidad.
Parpadeó un par de veces hasta que se detuvieron las lágrimas. Cuando su
visión borrosa se aclaró, Leah se encontró con unos ojos dorados brillantes
que la miraban fijamente.
Tenían el mismo color que los ojos del pequeño lobo del sueño. Ojos
dorados brillantes como la arena y el sol.
Ishakan estaba acostado de costado rodeándola con sus brazos.
Probablemente llevaba mucho tiempo en esa posición mirándola.
No dijo nada cuando vio que Leah se despertaba. Sólo la miraba fijamente
sin parpadear. Hubo un incómodo silencio. Después de un rato haciendo
contacto visual, ella apartó su mirada suavemente.
Todo el espacio estaba oscuro. Parecía que estaba en un dormitorio. No
podía determinar si era de día o de noche porque las ventanas estaban
cubiertas por gruesas cortinas.
De repente ella sintió un suave beso en la frente. Posteriormente Ishakan
acarició suavemente su cabello, luego agarró su mano y besó tiernamente
cada dedo. Un cosquilleo se extendió por todo su cuerpo.
Cuando Leah miró su dedo anular se dio cuenta que estaba vacío. El anillo
de compromiso había desaparecido.
Pero ella no preguntó dónde estaba el anillo. Por ahora se olvidaría de los
sospechosos intrusos, los caballeros, las damas de compañía y todo lo
demás. Estaba plenamente concentrada en el hombre que tenía delante.
Leah se movió torpemente para abrazarlo. Quiso abrazarlo antes, pero se
desmayó. Ishakan la abrazó tardíamente suspirando. Ella enterró su cara en
su amplio pecho.
Ella definitivamente quería confiar y apoyarse en este hombre. Pero por
otra parte, también quería protegerlo. Seguramente le hubiera parecido
ridículo a cualquiera que lo escuchara.
Leah estaba muy consciente de sus limitaciones. No había mucho que Leah
pudiera hacer por el Rey de una raza diferente que gobernaba en el vasto
desierto.
Sería bueno que tuviera un cuerpo tan fuerte como el de los Kurkans.
Especialmente ahora que su cuerpo estaba tan debilitado. Un cuerpo frágil
no servía para nada.
Si fuera más fuerte podría haber protegido al pequeño lobo en el sueño.
Pensando en el pequeño lobo de ojos dorados, Leah abrió lentamente la
boca.
"Tuve un sueño..."
Ishakan habló por primera vez mientras la miraba fijamente.
"... ¿Cuál sueño?"
Ella sintió como si todavía estuviera en un sueño escuchando su voz.
"Fue un sueño muy extraño... Había un pequeño lobo..."
Ishakan entrecerró los ojos cuando ella dijo 'pequeño lobo'. Leah murmuró
mirando sus ojos dorados.
"Sus ojos eran iguales a los tuyos..."
"......"
Ishakan se mantuvo en silencio durante un momento. Leah pasó su mano
por el borde de sus ojos. Ciertamente ambos tenían el mismo color.
Ahora que lo pensaba este hombre se parecía un poco a un lobo. Leah se rió
para sus adentros imaginando a Ishakan con orejas de lobo.
Mientras ella se preguntaba si estaba escondiendo las orejas de lobo, el
pensativo Ishakan finalmente habló.
"¿De qué color era su pelaje?"
Leah buscó en sus recuerdos. A pesar de que el pequeño lobo estaba
cubierto de sangre, se podía distinguir claramente el color de su pelaje.
"Plateado.... de color plateado."
"¿Pelaje plateado?"
Leah dudó un momento, luego volvió a hablar.
"El pequeño lobo me protegió."
Le dijo lo valiente que había sido el pequeño lobo en su sueño. Que incluso
con su cuerpo cubierto de sangre, había luchado contra las temibles
cadenas. También añadió que aunque ella intentó luchar con todas sus
fuerzas contra las cadenas no pudo hacer nada.
Matrimonio Depredador - Capítulo
226

Capítulo 226. Pequeño Lobo (2)


Ishakan se mantuvo en silencio mientras ella contaba toda la historia. Leah
terminó su relato con una peculiar preocupación.
"No me gustó haber dejado al pequeño lobo solo. Estoy muy preocupada..."
Cuando pensaba que había abandonado al pequeño lobo, sentía ganas de
llorar nuevamente. Ella no entendía porque lloraba tanto últimamente
cuando sus emociones se volvían intensas. Leah se contuvo arrugando el
puente de su nariz. Ishakan que sólo la observaba finalmente habló.
"Creo que no deberías preocuparte."
"¡Pero era muy pequeño y estaba lleno de heridas...!"
"No morirá fácilmente".
Puso su mano en el vientre de Leah.
"...Incluso protegiéndote."
Ishakan afirmó con total confianza. No hubo ni un ápice de duda en su voz.
Ante la mirada interrogante de Leah, Ishakan añadió con seguridad.
"Tiene mi sangre, obviamente lo hará."
"¿......?"
Cuanto más cosas escuchaba, más confundida estaba. Leah trató de
encontrar una respuesta a la interrogante que tenía en su cabeza, así que
después de llegar a la suposición más plausible, preguntó.
"¿Tal vez tú... puedes convertirte en lobo?"
Ishakan sonrió. Respondió acariciando la mejilla de Leah con ternura.
"Me lo has preguntado antes, pero no puedo hacerlo."
Leah estuvo a punto de decirle que nunca se lo había preguntado, pero
desistió. Ella ahora estaba consciente de que tenía un problema de memoria.
De todos modos, decidió confiar en las palabras de Ishakan. Sólo había sido
un breve sueño que no tenía ningún sentido.
Pero fue un sueño que tuvo un gran revuelo en la mente de Leah. El simple
hecho de compartirlo con Ishakan hizo que sintiera aliviada como si se
hubiera quitado una pesada carga de encima. Sobre todo porque le aseguró
que el pequeño lobo estaría bien.
Ishakan agarró la mente errante de Leah que deambulaba en mar abierto,
dejándolo en una pacífica tierra firme.
"Gracias por venir a ayudarme."
Aunque fuera tardíamente, le agradeció. Si no hubiera sido por este hombre,
no sabría qué habría sucedido. Pero Ishakan negó con la cabeza.
"Yo soy quien debe darte las gracias."
Ishakan susurró frotando su cara contra el cuello de Leah.
"Has soportado todo esto sola."
Suspiró profundamente.
"Debe haber sido muy duro..."
Su voz estaba llena de arrepentimiento. Leah no entendía que lamentaba
tanto, pero le dio unas suaves palmadas en la espalda. Sus pequeñas manos
sólo podían tocar una pequeña parte de su ancha espalda.
Después de un tiempo habló en voz baja.
"Gracias por aguantar."
Fue realmente extraño. Con esas simples palabras, toda la oscuridad de su
mente desapareció. Leah parpadeó lentamente, preguntando algo que
recordó de repente.
"¿Ha... venido el médico?"
Ella había llamado Ishakan debido al insoportable dolor de vientre. Cuando
él le respondió que el médico había venido a examinarla, ella le hizo otra
pregunta.
"¿Qué dijo el médico? Últimamente he tenido dolor de vientre."
"...¿Últimamente?"
"Sí. Desde que estoy consumiendo el té que me dio..."
En un instante la mirada de Ishakan se volvió fría. Había una fuerte
intención asesina en sus ojos que ni siquiera pudo ocultar delante de Leah.
"La Reina debe habértelo dado."
Leah respondió tardíamente porque había estado demasiado asustada como
para poder decir algo.
"Sí… Fue la Reina Madre."
"Espero que esté preparada para las consecuencias."
Inmediatamente después de decir esas frías palabras, Ishakan se calmó
dándose cuenta que Leah tenía miedo.
"Está bien, Leah. Ya no tendrás que beberlo más."
Acariciándola para tranquilizarla le preguntó algo más.
"¿Y los intrusos? ¿Sospechas de alguien?"
Leah se quedó pensativa. Había tenido conflictos con varios nobles. Pero
ninguno de ellos se atrevería a hacer algo como eso. A medida que Leah
amplió su rango de búsqueda, determinó a una persona como posible
responsable.
La Dama Mirael.
La última vez Leah había salvado a la Dama Mirael de la furia de Blain.
Pero la Dama Mirael ni siquiera estuvo agradecida por ello.
Ella no sería compasiva otra vez. No tenía ninguna intención de conceder
más compasión a una persona ingrata. Sobre todo teniendo en cuenta que la
Dama Mirael planeaba hacerle algo aún más cruel… Leah le dijo a Ishakan,
decidida a devolverle el golpe.
"Creo que fue la Dama Mirael."
También le explicó que la Dama Mirael era consorte de Blain y que la
odiaba a ella. Ishakan, que había escuchado en silencio, sonrió
torcidamente.
"...Ahh."
Entonces repitió el nombre.
"La Dama Mirael."
Matrimonio Depredador - Capítulo
227

Capítulo 227. Advertencia (1)


Su tono de voz fue tan aterrador que su cuerpo se estremeció
instintivamente. Finalmente la intención asesina de Ishakan desapareció,
por lo que pudo recobrar la compostura. Le preguntó a Leah sobresaltado.
"¿Te duele algo?"
Su amable tono de voz no tenía ningún rastro de ferocidad. Ella no podía
decir la verdad porque le daba miedo, así que inventó una excusa.
"Hace un poco de frío."
Ishakan se quitó la parte superior de su túnica revelando su cuerpo. La
abrazó nuevamente transmitiéndole su cálida temperatura corporal. Incluso
la cubrió cuidadosamente con una manta.
Ahora no podía decir que hacía frío aunque mintiera. Hacía un poco de
calor, por lo que comenzó a sudar. Pero le gustaba estar pegada a Ishakan,
así que continuó abrazándolo fuertemente sin quejarse.
Hablaron un rato abrazados. No mencionaron lo que harían en el futuro.
Solo conversaron de temas casuales sin ningún objetivo.
Mientras escuchaba su voz comenzó a sentir sueño nuevamente. Leah se
quedó dormida en medio de la conversación.
Por eso no pudo observar cómo los amables ojos dorados se volvieron
aterradores.
***
Después de un buen sueño, ella se despertó cuando el sol comenzaba a
ocultarse. Había pasado un día desde que se durmió. Leah se dio cuenta que
seguía en el huerto de melocotones.
Pronto se dio cuenta que el ambiente de la casa había cambiado
completamente.
El tenue olor a polvo desapareció, en su lugar la habitación estaba
impregnada por un agradable aroma. La sensación sombría se había
disipado por la luz del atardecer que entraba por las ventanas debido a que
las gruesas cortinas estaban abiertas.
Sobre la mesa había un exótico incensario de oro. El incensario desprendía
el fresco y dulce aroma del incienso. Leah se levantó de la cama después de
olerlo durante un rato.
(Incensario - quemador de incienso.)
La puerta se abrió justo en ese momento. Leah se sorprendió cuando entró
una desconocida Kurkan, que supuso que se trataba de una sirvienta.
"Finalmente te has despertado."
La saludó sonriendo. Tenía la piel morena y el cabello largo atado.
"Soy Mura. Esta es la segunda vez que me presento."
Probablemente se trataba de una de las personas que existía en sus
recuerdos perdidos. Intentó recordar, pero no pudo hacerlo.
Le preocupaba que Mura se sintiera decepcionada. Pero afortunadamente
parecía que no le importaba. Hizo que Leah se sentara apoyada en el
respaldo de la cama y le entregó el pequeño vaso que trajo en una bandeja.
"Bébela. Morga hizo esta poción con todos sus esfuerzos."
Leah lo bebió después de escuchar que sería útil para la desintoxicación.
Cuando terminó de beberlo, Mura le trajo la cena.
Leah se quedó con la boca abierta cuando la vio aparecer con una bandeja
en cada mano. Le parecía suficiente comida para 20 personas.
Pero todo había sido preparado sólo para Leah. Mura colocó una pequeña
bandeja frente a Leah para servirle la comida. Mientras ella veía la comida
Kurkan que estaba siendo servida, agarró la manta inconscientemente.
Había probado el otro día la comida Kurkan. Estuvo tan deliciosa que a
menudo deseaba poder comerla nuevamente. Leah comenzó a comer
alegremente.
También Mura se alegraba cada vez que Leah comía un bocado. Ella estaba
comiendo bastante porque estaba encantada.
Cuando recobró los sentidos, se dio cuenta de que había comido tres o
cuatro veces más que de costumbre. Ella soltó los cubiertos porque sentía
que su estómago explotaría si seguía comiendo más. Mura la miró con
pesar. Leah intentó desviar su atención hablando de otro asunto.
"¿Dónde está Ishakan?"
"Bueno, Ishakan... salió un rato con otros Kurkan. Probablemente regresará
mañana."
Mura añadió con una sonrisa.
"Todos estaban muy enfadados."
Pero detrás de la sonrisa de sus labios había una ira gélida como el invierno.
"...Ellos han tenido mucha paciencia durante mucho tiempo."
Leah no entendía por qué estaban tan enfadados. Cuando ella estaba a punto
de ponerse a pensar sobre ello, los ojos de Mura se agrandaron.
"¡Oh, dios mío! Faltan los bocadillos."
Mura corrió rápidamente, buscó otra bandeja y la puso delante de Leah. La
bandeja estaba repleta de pequeños bocadillos.
"Es baklava."
Añadió que se hacían apilando finas capas de masa de harina con nueces
trituradas, luego se agregaba syrup de miel y limón encima. Mura también
le sirvió una taza de té caliente.
Aunque fuera mucho dulce, estaba bien porque lo consumía mientras bebía
té. Mura estaba muy contenta viendo a Leah comiendo con entusiasmo.
"De todos modos, sólo tienes que descansar mientras esperas."
Leah miró por la ventana mientras bebía té. El cielo fuera de la ventana se
estaba oscureciendo poco a poco. Parecía que sería una noche larga.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
228

Este capítulo tiene escenas que pueden resultar sensibles para algunos
lectores
Capítulo 228. Advertencia (2)
Los hechiceros creían que comiendo un corazón podían obtener poder
espiritual. Por lo tanto, cuando necesitaban realizar un hechizo difícil
consumían el corazón de un animal.
Sin embargo, los hechizos que se hacían de esa manera estaban llenos de
poder espiritual negativo. Este método incluso lo podían utilizar los Tomari.
En parte a Morga no le agradaba este método porque le ocasionaba malestar
estomacal.
Pero esta vez no tenía otra opción. No había otra manera de realizar un
hechizo poderoso rápidamente.
"......"
Morga miró el contenido del plato con una expresión de aborrecimiento. Se
trataba de un corazón de vaca negra de color rojo que Mura había
condimentado con varias especias según había pedido.
Pero no importaba cuántas especias se hubieran usado, seguía teniendo el
mismo aspecto. No se podía cocinar porque había que comerlo crudo.
Después de mucho tiempo observando el corazón, Morga finalmente
sostuvo el cuchillo y el tenedor. No podía comérselo directamente, así que
lo cortaría en trozos. Morga intentó distraer sus pensamientos mientras se
comía el corazón en trozos.
Habían ocurrido dos milagros. El primero fue la concepción de un bebé en
un cuerpo que debería haber sido infértil, y el segundo fue la preservación
de un bebé que pudo haber sido abortado.
Por lo tanto no se podían esperar más milagros. Sabía que desde ahora
habría que hacer todo lo posible.
Cuando se comió el corazón de la vaca completamente, Morga dejó escapar
un profundo suspiro. Luego se sentó encima de un patrón mágico dibujado
previamente mirando hacia delante.
Frente a Morga había docenas de Kurkan. Sus ojos brillaban en la oscuridad
exaltados antes de la acción. Parecían aterradores.
Un humo negro brotó cuando activó el patrón mágico con su poder
espiritual. El humo fluyó hacia los Kurkan y los impregnó. Morga habló
tranquilamente, limpiándose las comisuras de su boca manchada de sangre
con un pañuelo.
"Funcionará hasta que salga el sol de la mañana."
Genin, que estaba parada en la parte delantera, respondió asintiendo con la
cabeza.
"Es suficiente."
Se trataba de un hechizo que ocultaba temporalmente a los Kurkans de los
ojos de la Reina. Cuando estuvo seguro de que todos los preparativos
estaban terminados, Haban fue a buscar a Ishakan.
"¡Ishakan!"
Ishakan estaba fumando un puro apoyando su espalda en una pared. A pesar
de que estaba fumando sus ojos brillaban intensamente. Pronto asintió
tirando el puro hacia el suelo.
No se necesitaban órdenes. Los Kurkan sabían lo que quería el Rey. Los
seres no humanos se movieron en la oscuridad de la noche.
***
En una lujosa mansión en la ubicación más exclusiva de la capital de Estia,
la dueña que la había comprado con un soborno recibido por ocupar la
posición de consorte del Rey, estaba acostada sobre la cama borracha y
sonriente.
Ella estuvo en otra mansión cenando con otros nobles. Había bebido mucho
alcohol, pero no le pareció suficiente. Por lo que se bebió sola otra botella
de vino cuando regresó a su mansión.
Estaba tan contenta que sentía la necesidad de beber alcohol. La Dama
Mirael se rió incontrolablemente.
"Esa mujer se ha comportado hasta ahora como si fuera muy digna,
recobrará la compostura después de que esos bastardos la hagan sufrir."
Se sentía emocionada imaginando a la Princesa llorando mientras temblaba.
Sobre todo sabiendo que a pesar del sufrimiento que experimentaría ella no
lo denunciaría. Seguramente optaría por encubrir el hecho por su propia
voluntad.
Tal vez mañana debería visitar a la Princesa. Sonrió pensando cómo la
lastimaría y la ridiculizaría cuando se encontraran.
"......"
De repente la expresión de su rostro cambió. Fue porque la invadió una
sensación inquietante que no entendía.
Ella cubrió su cuerpo con una manta porque le parecía que hacía un poco
más de frío. Luego se levantó de la cama y agitó frenéticamente la pequeña
campana del dormitorio. Cuando las sorprendidas sirvientas llegaron, les
gritó.
"¡¡Traigan a todos los caballeros!!"
Las sirvientas salieron corriendo a toda prisa. La Dama Mirael llamaba
caballeros a los prisioneros y mercenarios que compraba para que vigilaran
su mansión. Los hombres que había enviado al huerto de melocotones
también formaban parte de ellos.
Sus habilidades eran buenas aunque no fueran excepcionales. Deambuló
ansiosamente por el dormitorio a la espera de los caballeros hasta que se
detuvo de repente.
'¿Por qué está tan tranquilo?'
Ella se había hecho un escándalo, por lo que debería haber mucho ruido en
la mansión. La edificación donde se alojaban los caballeros no estaba lejos.
A estas alturas deberían escucharse pasos por el pasillo… pero estaba
silencioso. La Dama Mriael abrió cautelosamente la puerta.
"¡¡Ahhh!!"
La Dama Mirael, que se cayó sobre su trasero, retrocedió asustada. El
pasillo estaba lleno de cadáveres. Los cadáveres sin cabeza pertenecían a
los caballeros que había estado esperando ansiosamente. Incapaz de
soportar la cruel escena, ella se desmayó.
Haban se acercó para meter su cuerpo en un gran saco. Genin tomó el saco
y lo cargó sobre su hombro. De pie en medio del silencioso pasillo, Ishakan
se llevó a la boca un puro encendido con la mano manchada de sangre. Dijo
después de exhalar una bocanada de humo.
"...El primero."
Matrimonio Depredador - Capítulo
229

Capítulo 229. Advertencia (3)


En la profunda noche Cerdina no podía dormirse. Vestida con un fino
camisón estaba bebiendo alcohol en su habitación. Como no estaban
presentes sus damas de compañia, ella misma se servía el vino.
Una copa transparente estaba llena de un vino rojo como la sangre.
Normalmente olería el vino mientras lo saboreaba, pero hoy se lo tragaba
rápidamente.
Ella quería emborracharse. No obstante su mente seguía clara a pesar del
alcohol. Cerdina finalmente se levantó después de dejar la copa sobre la
mesa.
Caminó hasta el otro lado de la amplia habitación, deslizó las cortinas, abrió
las ventanas y se sentó en el alféizar de la ventana. Contempló con una fría
mirada el palacio real en la serena noche.
Aunque tenía a Estia completamente en sus manos, no bastaba. La ambición
de Cerdina no terminaba en este pequeño reino.
Tenía previsto utilizar la boda como punto de partida para expandirse a
otros países. Derrocarlos uno a uno para poner el continente bajo sus pies…
Lo que más le preocupaba era que Blain no estaba actuando como esperaba.
'Leah, Leah, Leah'.
Cerdina repitió su nombre con nerviosismo. Si ella fuera obediente, Blain
estaría tranquilo.
La boda sería un verdadero desastre. Probablemente los bárbaros serían un
poco molestos, pero no lograrían nada.
'Ahora soy un dios'.
Sonrió lentamente disfrutando de la fresca brisa nocturna. Pero pronto
frunció el ceño.
"No recuerdo haber invitado a nadie"
Luego de suspirar levemente, giró su cabeza con una ligera sonrisa.
"¿Por qué el Rey de Kurkan vino a visitarme a estas horas de la noche?"
En la habitación apareció un hombre alto. Cuando las nubes se despejaron,
la luz de la luna iluminó al hombre que se mezclaba con la oscuridad como
una sombra. La mirada de su rostro inexpresivo parecía tan fría como el
metal.
Esperaba encontrarse con él antes de la boda, pero esta visita se produjo de
manera inesperada. Cerdina lo observó de nuevo.
El Rey de los bárbaros se veía igual que cuando visitó por primera vez a
Estia. Cerdina se lamió los labios con la lengua observando al hombre que
todavía tenía la misma mirada arrogante.
"Sólo puede significar una cosa que un hombre entre en la habitación de
una mujer por la noche..." Mientras abría las piernas lentamente el camisón
se deslizó dejando al descubierto sus muslos. "No tengo la fantasía de tener
s3xo con bestias, pero como eres el Rey puedo hacerlo al menos una vez."
Ishakan no respondió. Sólo se acercó lentamente a la sonriente Cerdina. Fue
entonces cuando sintió un dolor abrumador en su mejilla acompañado del
sonido de una bofetada.
"¡......!"
Su cabeza golpeó con fuerza el marco de la ventana. El sonido del impactó
resonó en la silenciosa habitación. El dolor aumentó mientras sus ojos
daban vueltas.
Sentía que su mejilla estaba ardiendo. Ella ni siquiera tuvo tiempo de
reaccionar cuando Ishakan levantó la mano nuevamente. Le dio una
bofetada en la otra mejilla.
"¡¡Ahhh!!"
Su cuerpo rodó por el suelo. No tuvo tiempo para apaciguar el dolor. Una
gran mano la sujetó por el cabello.
Inclinando su cabeza hacia atrás, la sacudió fuertemente. Cerdina arañó su
piel dura y resistente, pero no pudo hacerle ningún daño.
En el momento en que estaba completamente aterrada, de repente recobró la
compostura. Cerdina se dio cuenta de que estaba actuando como un ser
humano normal.
Se comportaba como un insecto que no podía hacer nada. Aunque
tardíamente Cerdina usó su poder. Humo negro se arremolinó alrededor de
Cerdina, dividiéndose en muchos filamentos y abalanzándose hacia
Ishakan.
Pero no ocurrió nada. El humo negro sólo pasó de largo. Cerdina se quedó
con la boca abierta.
"¿Por qué...?"
Ishakan esbozó una retorcida sonrisa ante su conmoción. Cerdina se sintió
impotente. Nunca había sentido esta emoción desde que orgullosamente se
convirtió en una hechicera Gitana.
"......"
Ella apretó los dientes fuertemente. El humo negro aumentó llenando
densamente todo la habitación. Intensas ráfagas de viento arrastraron los
objetos que estaban en la habitación.
Pero a pesar de que todos los objetos que estaban en la habitación fueron
barridos y destrozados, el hombre no tenía ningún rasguño. El humo negro
se dispersó al mismo tiempo que el viento se calmaba.
Ella no podía creerlo. En cuanto lo miró con sus ojos temblorosos, Ishakan
levantó a Cerdina agarrándola del cabello.
Sus pies se despegaron del suelo. Gritó de dolor mientras sentía que su
cuero cabelludo estaba a punto de desgarrarse. Tenía miedo de que las
hebras de su cabello se desprendieran si forcejeaba, así que sólo gritaba de
dolor sin moverse.
"¡Escucha!"
Los ojos dorados de la bestia miraron fijamente a Cerdina. Sus labios se
cerraron inconscientemente.
"Te he dejado en paz porque es necesario."
Hizo una simple y clara advertencia.
"Será mejor que no me hagas enfadar más."
Matrimonio Depredador - Capítulo
230

Capítulo 230. Advertencia (4)


Ishakan soltó su agarre. Cerdina se estrelló contra el suelo. Todo su cuerpo
temblaba. Apretó los labios sin poder decir nada. Fue como si sus labios
estuvieran cosidos por el miedo.
"Le he dado un regalo a tu hijo."
"¡......!"
Cerdina levantó la cabeza asustada. Ishakan susurró mirándola.
"La próxima vez no terminará con una advertencia..."
Pronunció las últimas palabras.
"No te equivoques, Reina Madre."
Ese fue el final. El Rey de los bárbaros desapareció tan silenciosamente
como había aparecido. A pesar de ello, Cerdina permaneció inmóvil durante
mucho tiempo hasta que recobró la compostura. Se puso de pie
rápidamente.
Salió corriendo de la habitación solo vistiendo el fino camisón. Pero en el
momento en que llegó al pasillo, se puso tan rígida como una estatua de
piedra. Inconscientemente Cerdina se tapó la boca con la mano.
Los Gitanos siempre vagaban libremente por el palacio real. Bajo la
protección de Cerdina, se hacían pasar por sirvientes mientras perturbaban
el orden del palacio real.
Pero ahora, sus hermanos de sangre se convirtieron en fríos cadáveres. Sus
cuerpos estaban dañados como si los hubiera destrozado una bestia.
Cerdina, que observaba la catástrofe que tenía ante ella, murmuró con una
voz débil.
"...Blain."
Sin preocuparse en ponerse algún calzado siguió corriendo descalza. Todas
los sirvientes se sorprendieron cuando la vieron llegar al palacio principal.
La elegante Reina Madre estaba corriendo desesperadamente con los pies
descalzos. Pero cuando Cerdina hizo un gesto con la mano, los sirvientes
que se habían reunido se dispersaron inmediatamente con los ojos
desenfocados.
Atravesando el pasillo, Cerdina llegó a la habitación de Blain. Un olor
nauseabundo a sangre se filtraba de la puerta cerrada.
Abrió la puerta temblando como si tuviera escalofríos. La escena que se
reveló fue aún más horrenda que la anterior. Decenas de cabezas
decapitadas estaban esparcidas por el suelo.
Entre las cabezas decapitadas masculinas de cabello corto, una larga
cabellera rubia llamó su atención…
Su cabello rubio empapado de sangre estaba extendido por el suelo y su
cuello estaba desgarrado como si alguien lo hubiera arrancado con la mano.
Su hermoso rostro estaba tan deformado que sus rasgos originales no se
podían apreciar, pero Cerdina la reconoció enseguida.
Se trataba de la Dama Mirael.
Su rostro tenía una expresión que demostraba claramente su agónico final.
Cerdina, que respiraba con dificultad, miró hacia la cama. Blain estaba de
pie frente a la cama.
"...Madre."
Cerdina corrió como una loca hacia Blain. Aunque casi se tropezaba con las
cabezas, pudo acercarse para abrazar a su querido hijo.
Afortunadamente estaba ileso. No tenía ni un pequeño rasguño en ninguna
parte. Acarició su rostro sintiéndose extremadamente aliviada. Blain apartó
su mano con frialdad.
"¿Qué has hecho?"
"......."
Blain la agarró por el camisón.
"¿¡Qué demonios has hecho!?"
Pero Cerdina no dijo nada. Blain la sacudió sin que ella reaccionara. La
luna, inusualmente brillante hoy, iluminaba la habitación llena de cabezas
decapitadas.
***
Leah no podía dormir porque había estado pensando demasiado. Solo daba
vueltas en la cama con los ojos abiertos hasta que finalmente se levantó.
Tal vez se debía a la ausencia de Ishakan. Poco a poco fue comprendiendo
la realidad de la situación, que no había considerado cuando estaba con él.
A pesar de su decisión de huir, no podía romper fácilmente su apego por
Estia, que la hacía mirar hacia atrás.
'¿Qué pasó con los caballeros y damas de compañía...?'
No parecía que los hubieran asesinado esa noche, pero no sabía que había
sucedido con ellos. También estaba angustiado porque repentinamente
aparecieron pensamientos sobre Blain en su mente.
Cuando estuvo con Ishakan, no le importó en absoluto Blain. Pero tan
pronto como desapareció, Blain se apoderó de su mente.
La razón le reprochó a Leah por lo que había hecho. Que aún estaba a
tiempo para rectificar su comportamiento. Deambulaba por la habitación,
tratando de sacar esos pensamientos de su mente.
"¡......!"
De repente alguien abrazó a Leah por detrás. Se asustó un poco, pero la
calidez que sintió la calmó inmediatamente.
"Ishakan."
Cuando se dio la vuelta lo primero que vio fueron sus ojos dorados con las
pupilas dilatadas. Le susurró suavemente con sus ojos agrandados
ligeramente.
"...Hueles a sangre."
Pero Ishakan solo abrazó a Leah fingiendo no escucharla. Ella le preguntó
apartando al hombre.
"¿Estás herido?"
"De ninguna manera."
Ishakan respondió con una sonrisa.
"Eres la única que me pregunta si estoy herido."
No tenía sentido preguntarle al hombre qué había hecho para regresar con
un fuerte olor a sangre. Había escuchado que la naturaleza de los Kurkan se
parecía a la de una bestia. Para ellos sería completamente natural infligir
daño a otros y quitarles la vida.
Pero no creía que fuera a mancharse las manos de sangre sin ningún
motivo. Leah se preguntaba por qué habría matado. En ese momento
Ishakan habló lentamente.
"Sólo..."
Ishakan sonrió traviesamente.
"Le he dado una lección a los malos."
Matrimonio Depredador - Capítulo
231

Capítulo 231. Dudas (1)


Tuvo la sensación de que si Ishakan le daba otra lección a los malos, podría
erradicar el mal en el mundo. Pero no hizo más preguntas porque parecía
que Ishakan no quería dar más detalles.
A pesar de que esto no le agradaba no tenía tanta curiosidad como para
atreverse a preguntar. Se trataba del Rey de Kurkan. Seguramente habría
muchas cosas que no podría explicarle a Leah. Ishakan le preguntó
mordiéndole la nariz.
"¿Qué te parece si nos bañamos juntos? Tu esposo ha estado trabajando
duro."
Leah se sobresaltó haciendo una mueca debido al picor que le ocasionó su
mordida.
"¿Bañarnos?"
Ya se sentía avergonzada con sólo imaginarse entrando en una bañera con
sus cuerpos desnudos. Leah dijo una excusa desviando la mirada.
"Pero el agua caliente..."
"No tienes que preocuparte por eso."
Ishakan sostuvo a Leah en brazos, luego se dirigió al cuarto de baño. Ella se
preguntó cómo se bañarían sin el agua, pero su preocupación fue
innecesaria.
Cuando él abrió la puerta del cuarto de baño, el aire estaba lleno de vapor.
Ishakan dijo mientras se dirigía a la bañera de mármol.
"Mura hizo un buen trabajo."
Parecía que el agua había sido preparada previamente. Debido a eso ambos
podrían bañarse juntos. A Leah le preocupaba entrar desnuda en la pequeña
bañera de mármol, pero inesperadamente no tuvo que hacerlo.
Ishakan sentó a Leah en el borde de la bañera sin quitarle el camisón. Sólo
sus pies estaban sumergidos en el agua tibia. Disfrutó de la sensación que le
transmitía el agua tibia que le llegaba hasta las pantorrillas.
Mientras Leah estaba sentada tranquilamente remojando sus pies, Ishahan
comenzó a quitarse la ropa a un lado de la bañera. No esperaba que
mostrara su cuerpo sin vacilar. Ella no sabía a dónde poner los ojos
mientras el hombre se desnudaba.
Finalmente Ishakan reveló todo su cuerpo desnudo. Su esculpido cuerpo
estaba en perfecto equilibrio. Sus músculos bien definidos tenían las
medidas perfectas. Leah hizo contacto visual con Ishakan.
Con una leve sonrisa se sumergió en la bañera. El agua subió de inmediato
cuando el cuerpo grande del hombre entró en la bañera.
Como la bañera era pequeña para su tamaño, Ishakan tuvo que doblar las
rodillas. Se echó el cabello mojado hacia atrás con las manos. Al remover
las hebras de cabello su frente quedó al descubierto.
Ishakan, que apoyó sus brazos en el borde de la bañera, preguntó.
"Acabo de mojarme completamente... ¿Todavía huelo a sangre?"
Leah negó con la cabeza. Cuando añadió que últimamente había estado
sensible, no dijo nada pero entrecerró los ojos.
El vapor empañaba el cuarto de baño. Leah comenzó a sudar, así que se
limpió la frente con el dorso de la mano.
Sus ojos dorados se posaron durante un tiempo en sus mejillas sonrojadas,
luego en su fino camisón que estaba adherido a su cuerpo por el agua.
Leah reconoció tardíamente que estaba vestida de forma indecente. El
camisón se adhería a su cuerpo por el húmedo vapor y sus p3zones
sobresalían debido a la fina tela. Ya le había mostrado su cuerpo desnudo a
este hombre, pero todavía se sentía avergonzada.
"Los caballeros y las damas de compañia... ¡Ah!"
Leah se sobresaltó cuando iba a hacer una pregunta para desviar la atención.
Ishakan había colocado los pies de ella encima de los suyos.
Aunque no fuera nada de otro mundo, estaba tan nerviosa que se sobresaltó
más de lo normal. Ishakan se rió levemente mientras ella encogía los dedos
de los pies avergonzada.
"Están en lugar por ahora. Pronto los enviaremos de vuelta al palacio real."
La sensación de que sus pies tocándose en el agua le hacía cosquillas. De
repente, sentía mucho calor. Leah se mordió el labio inferior.
Ishakan, que había estado jugando con sus pies, extendió la mano para
agarrar uno de los pies de Leah. Entonces le besó el dorso del pie.
"Regresemos al desierto, Leah."
El hombre parecía feliz. Leah lo miró conteniendo la respiración.
"Salgamos tan pronto como amanezca."
Dijo sonriendo como un niño.
"Te gustó mucho el desierto cuando lo viste por primera vez."
Leah recordó las hermosas arenas doradas que se extendían como un mar.
Se preguntaba si sería tan hermoso como lo había soñado. Quería sentir la
suave arena con sus pies descalzos.
Pero por otra parte, había algo que inquietaba su mente. Leah le preguntó
retirando suavemente su pie de la mano de Ishakan.
"¿Por qué no me llevaste contigo desde el principio?"
Desde hace tiempo tenía curiosidad por esto. Si realmente fuera su esposa,
debería haberla tomado en cuanto se encontraron. Ishakan sonrió
amargamente ante la pregunta de Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
232

Capítulo 232. Dudas (2)


"Porque estás bajo hechizos."
"......"
"Para que me olvidaras... para que olvidaras todo lo demás."
Habló tranquilamente. Pero al igual que el olor a sangre que impregnó su
cuerpo después de darle una lección a los malos, no pudo ocultar su
aflicción en la voz. Ishakan estaba fingiendo lo contrario.
"Pero eso no importa ahora."
Debido a las difíciles circunstancias, la mejor opción parecía que ella
permaneciera en Estia para que recuperara los recuerdos. Por lo tanto,
Ishakan planeaba esperar.
Si se la llevaba antes de que ella recuperara los recuerdos existía la
posibilidad de que nunca lo hiciera. Pero ahora Ishakan estaba dispuesto a
asumir ese riesgo.
Leah recordó las palabras de Ishakan. Le había dicho que no le importaba si
ella amaba a otra persona, que incluso así podían huir juntos.
No entendía por qué este hombre la trataba con tanta devoción. Se
preguntaba si realmente se casó con él en el tiempo que no podía recordar.
'Recuerdos...'
Mientras reflexionaba Leah recordó a la Baronesa Cinael llorando
tristemente. Su vestimenta estaba pulcra, pero los extremos de las mangas
estaban desgastados. También estaba pasada de moda. Evidentemente ella
no se encontraba en una situación económicamente próspera.
A pesar de que seguramente necesitaba el dinero, la Baronesa Cinael no
dudó en rechazar la recompensa ofrecida por Ishakan.
Ella sabía lo difícil que resultaba rechazar dinero. Parecía que la Baronesa
Cinael realmente la apreciaba. Deberían haber pasado mucho tiempo juntas
para que existiera ese tipo de vínculo.
Pero Leah había olvidado esos momentos. Y ahora existía la posibilidad de
perderlos por el resto de su vida. Ella no estaba segura de que estuviera
bien.
Sin embargo, amaba tanto a Ishakan que incluso estaba dispuesta a huir,
renunciando a su título de Princesa. Definitivamente estaba loca por él.
No obstante, no entendía por qué no podía olvidarse de Blain. Pensamientos
sobre él seguían apareciendo obstinadamente en su mente. Como si
estuviera atada con una cadena, no podía desprenderse de Blain
Su expresión se volvió sombría. Se cubrió el rostro fingiendo que se secaba
el sudor. Esperaba que Ishakan no se diera cuenta de que estaba pensando
en Blain.
"...Leah."
Pero Ishakan era muy perspicaz. Haló a Leah suspirando ligeramente. Su
cuerpo se hundió en el agua tibia. Su cabello plateado flotaba esparcido en
la superficie.
"Está bien."
Ishakan sentó a Leah sobre su muslo y le acarició la mejilla con su cálida
mano.
"No me importa lo que estás pensando..."
Entonces Leah tomó la iniciativa de besarlo. Pronto despegó los labios para
susurrarle al hombre que debería saberlo todo.
"Quiero olvidar."
Apoyándose en él, volvió a susurrar.
"Es muy estresante..."
Sus palabras fueron interrumpidas por Ishakan. La besó profundamente,
introduciendo su lengua en su boca. Su aliento caliente se mezcló con el
vapor en el cuarto del baño.
"Ah, Ishakan... ahh..."
Leah se aferró a Ishakan como si fuera su refugio. Pegados piel con piel,
pudo olvidar a Blain por un tiempo. Pero ella sabía mejor que nadie que
esto sólo representaba una solución temporal.
***
Al día siguiente Leah abrió los ojos en cuanto salió el sol. No fue por la
expectativa de que finalmente se marcharía. Se despertó de su sueño debido
a un fuerte dolor de cabeza.
Cuando se levantó con las manos agarrando su cabeza, vio a Ishakan con
los brazos cruzados en la puerta. Un gran trozo de tela le rodeaba la cintura,
teniendo al descubierto la parte superior de su cuerpo. Al otro lado de la
puerta abierta estaba Haban con una expresión rígida en su rostro.
"El Rey de Estia ha venido con caballeros."
Leah trató de fingir que no le preocupaba. Pero no pudo. Su cuerpo
reaccionó por reflejo ignorando su voluntad.
Su corazón comenzó a latir rápidamente. Viejos recuerdos pasaron por su
mente. La razón le presentaba argumentos para demostrarle que la persona
que realmente amaba era Blain.
El dolor de cabeza se agravó en cuanto lo negó. Leah reprimió un gemido
de dolor. Fue entonces cuando un tenue olor a quemado llegó a su nariz.
'¿De donde proviene este olor?'
Desconcertada Leah escuchó las siguientes palabras del molesto Haban.
"Ha provocado un incendio en el huerto."
Matrimonio Depredador - Capítulo
233

Capítulo 233. Difícil Decisión (1)


No creía que Blain la dejaría libre fácilmente. Ella sabía que él haría
cualquier cosa. Pero no esperaba que utilizara métodos tan extremistas.
Leah todavía estaba en el huerto. Blain ocasionó un incendio sabiendo que
Leah estaría involucrada. Ishakan chasqueó la lengua.
"Esto es bastante irritante."
Miró hacia atrás. Se acercó a la aturdida Leah y la besó en la frente con
naturalidad.
"Te has despertado."
No había ningún indicio de urgencia en sus amables palabras. Leah asintió
aturdida.
"Mura."
Mura asomó la cabeza desde atrás de Haban. Mura sonrió cuando sus ojos
se encontraron con los de Leah. Mura también parecía muy tranquila.
"No es nada grave, así que no tienes que preocuparte."
Ishakan añadió tranquilamente que se resolvería pronto, que ella solo tenía
que esperar acompañada de Mura. Se marchó con Haban luego de ponerse
su túnica. Finalmente Mura ayudó a Leah a cambiarse la ropa rápidamente.
"El aire no es bueno aquí, mejor esperemos a Ishakan en otro lugar."
Le dio un paño húmedo para que se cubriera la nariz. Leah, que siguió a
Mura, se detuvo repentinamente.
"...¿Leah?"
Estaba mirando a través de la ventana del pasillo. Los caballeros se estaban
acercando. Los Kurkan se reunían tranquilamente frente a la casa.
El humo oscuro proveniente de los melocotoneros en llamas invadía el
cielo. Las llamas se esparcían en todas direcciones debido al viento.
El fuego no tardaría en rodearlos. Tenían que salir de este lugar lo antes
posible.
Pero sólo Leah estaba ansiosa. Nadie parecía querer escapar del fuego.
Cuando observó a Ishakan posicionarse frente a los Kurkan con Haban y
Genin, supo que no podía escapar de esta manera.
"¡Leah!"
Leah se dio la vuelta sin dudarlo. Mura dudó un momento, pero al final
siguió a Leah sin detenerla. Ella murmuró para sí misma.
"Bueno, es comprensible que no pueda escapar sola con su compañero en el
fuego..."
Bajaron las escaleras rápidamente. Cuando llegaron al frente de la casa,
ambos bandos estaban en formación de batalla. Los caballeros de Estia,
cubiertos con armaduras plateadas, estaban alineados ordenadamente. No
había miedo en las miradas de los caballeros, a pesar de que prácticamente
estaban saltando a las llamas.
Siendo precisos, no había ninguna expresión en su rostro. Sus ojos
desenfocados parecían a los de un muñeco que obedecería cualquier cosa
que su amo le ordenara.
Blain estaba sentado en su caballo blanco, con un arco en la espalda y una
larga espada en la mano, observando el huerto de melocotones con una
mirada inexpresiva.
Las hojas verdes junto a los frutos inmaduros que quedaban atrapados en el
fuego se convertían en un montón de cenizas. Los árboles carbonizados por
las llamas se desplomaban. La caótica escena parecía anunciar el final de
algo.
Había provocado el fuego él mismo aún cuando había encerrado a Leah en
el huerto de melocotones. La mirada de Blain, que estaba fija en los árboles
de melocotones en llamas, se dirigió lentamente hacia adelante.
Los Kurkan estaban preparados para la batalla. Sus brillantes ojos
reflejaban el fuego. Sus pupilas estaban dilatadas.
No había tensión en sus ojos. Más bien estaban llenos de expectación. Una
vez hubiera una excusa adecuada, los Kurkan se precipitarían
inmediatamente hacia los caballeros de Estia.
Fue Ishakan quien habló primero en una situación que daba la impresión
que cualquier palabra ocasionaría una confrontación. Preguntó inclinando
su cabeza hacia un lado.
"Considerando la forma en que has venido, parece que te gustó el regalo de
anoche."
Los ojos de Blain se entrecerraron. Miró fijamente a Ishakan durante un
momento, luego dirigió su mirada detrás de él.
Leah, que estaba parada frente a la puerta de la casa, hizo contacto visual
con Blain.
Ella se mordió el labio inferior. El dolor de cabeza que tenía desde que se
despertó se agravó aún más. Ahora incluso le resultaba difícil mantenerse
de pie. Se apoyó en Mura que estaba a su lado.
Cuando miró hacia atrás Ishakan se dio cuenta de que Leah se había puesto
pálida. Volvió a mirar hacia adelante frunciendo el ceño. Blain gritó con
fuerza.
"¿Cómo puede desear a la Princesa un humilde bárbaro como tú?"
"Eso no debería preocuparte tanto, porque tú tampoco serías noble."
Ishakan dijo tocándose la barbilla.
"¿No tienes en tus venas la humilde sangre de los Gitanos?"
"¡......!"
El rostro de Blain se estremeció brevemente. Ishakan sonrió mientras
miraba sus ojos que se habían enrojecido debido a la ira.
"Atrévete. Esta vez te arrancaré la cabeza."
"¡¡Cállate!!"
Después de gritar, Blain hizo una seña hacia los caballeros. Unos caballeros
sacaron a rastras a dos hombres atados; el Conde Valtein y el Ministro de
Finanza Laurent.
"¡Princesa!"
Ellos gritaron cuando vieron a Leah. Blain levantó su espada. Pronto la
cuchilla de su espada atravesó el muslo del Conde Valtein.
Matrimonio Depredador - Capítulo
234

Capítulo 234. Difícil Decisión (2)


"¡Ahhh...!"
El Conde Valtein se desplomó en el suelo. Sangre roja se extendió
lentamente por el suelo. Leah observó todo conteniendo la respiración.
"Uno por uno a partir de ahora, Leah. Primero el Conde Valtein, segundo el
Ministro de Finanza Laurent, luego los caballeros..."
Blain sonrió cruelmente.
"Al final me suicidaré."
Parecía que no estaba cuerdo. Blain le mostró a la pálida Leah su espada
ensangrentada. Gritó frenéticamente.
"Me suicidaré, Leah. El hombre que amas morirá."
En ese momento, un fuerte traqueteo resonó en sus oídos. El ruidoso sonido
de las cadenas fue seguido por un dolor de cabeza desgarrador. Se tapó los
oídos con las manos mientras sacudía la cabeza. De repente, alguien
sostuvo a Leah.
Ella levantó los párpados lentamente. Lágrimas brotaron de sus ojos a causa
del insoportable dolor de cabeza. Mientras miraba los ojos dorados sentía
las lágrimas deslizándose por sus mejillas.
"Ishakan..."
Hizo una pregunta después de abrir lentamente sus labios.
"Si me voy de Estia, no recuperaré mis recuerdos, ¿Verdad?"
"......"
Ishakan se mantuvo en silencio. Sus ojos dorados se oscurecieron. Sintió su
corazón apretado viéndolo.
Después de mirarlo fijamente a los ojos durante un tiempo, miró las llamas
ondulantes encima de su hombro. Luego observó a Blain con su espada
llena de sangre, señalando a los aterrorizados Conde Valtein y Ministro de
Finanza Laurent.
Ella no quería regresar a ese lugar. Solo pensar en el palacio real lleno de
personas que se movían como muñecos la hacía sentir sofocada. Quería huir
al desierto con Ishakan ignorando todo.
Pero si Leah huía sola, las personas que estaban en el palacio de la princesa
tendrían que vivir de esta manera por el resto de sus vidas. No quería vivir
preocupándose por las personas que había dejado atrás.
Leah recordó la puerta cerrada. Todavía no había encontrado la llave de la
puerta. Si huía de esta manera, nunca podría abrirla. Todo seguiría igual,
ella nunca sabría lo que había detrás de la puerta cerrada.
El pequeño lobo que vio en sus sueños había arriesgado su vida luchando
contra las cadenas por ella. Sería vergonzoso que ella huyera ahora. Leah
recordó lo que le había dicho la voz más allá de la puerta cerrada.
'Puedo hacerlo… no, tengo que hacerlo'.
Se armó de valor. Luego miró a Ishahan. Tenía la mandíbula tensa porque
estaba apretando los dientes. Ya sabía lo que Leah diría.
"...Leah."
Leah dijo lo que él no quería escuchar.
"No puedo irme sola."
Ishakan habló con voz reprimida.
"No, Leah."
Ella había tenido una vida pacífica. Había crecido sin problemas, había
conocido al amor de su vida y ahora estaban a punto de casarse. En su vida
sin sobresaltos apareció este hombre como una piedra.
Si no lo hubiera conocido, Leah no habría tenido una mala vida. Habría
gobernado como Reina de Estia, seguramente apoyando a Blain.
¿Qué relación tuvo con este hombre? ¿Por qué se sentía tan atraída por él?
Incluso no le importaba renunciar al título de Princesa, a su viejo amor y a
todo lo que poseía.
"Tu también estás en mis recuerdos olvidados."
Una vez que recuperara los recuerdos, finalmente su mente confundida
entre Blain e Ishakan, encontraría la respuesta.
Leah, que había estado apoyándose en Ishakan, acomodó su postura. Le
dijo mirándolo fijamente a los ojos.
"Regresaré a ti. Así que ahora..."
Leah le suplicó.
"Déjame ir."
.
Ishakan permaneció en silencio durante mucho tiempo después de sus
palabras. Finalmente abrió la boca.
"...Siempre pones a prueba mi paciencia."
Su tranquilo tono de voz no coincidía con las llamas, los caballeros con las
espadas desenvainadas y el olor a sangre. Ishakan acarició la cara de Leah.
Las puntas de sus dedos limpiaron las lágrimas de su rostro.
"Nunca he sido derrotado..."
Dijo con una voz amarga.
"Pero no puedo hacer nada contra tu voluntad."
Resultaba extraño escuchar a este hombre diciendo la palabra derrota.
Probablemente se trataba de la primera vez que lo decía en su vida. Sus
fríos ojos dorados la miraban fijamente.
"No te daré mucho tiempo. Te llevaré conmigo el día de la boda."
Los ojos de Leah se agradaron. Pero Ishakan no había terminado de hablar.
"Esta vez no será un rapto de la novia, sino que voy a recuperar a mi
esposa."
Su gran mano agarró la barbilla de Leah. Haciendo imposible que ella
desviara la mirada, continuó hablando.
"Entonces será inútil que te niegues."
Dijo ferozmente.
"No te soltaré aunque llores y ruegues, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
235

Capítulo 235. Motivos (1)


Leah miraba hacia atrás mientras se alejaba. Unos ojos dorados la
observaban fijamente. Cuando llegó a donde estaba Blain, él tiró de su
muñeca sin contenerse.
Puso a Leah en la parte delantera de su caballo, luego galopó hacia afuera
del huerto en llamas. A pesar de la intensidad del incendio pudieron escapar
porque insólitamente habían zonas donde el fuego aún no había llegado.
Cuando salieron del huerto de melocotones acompañados por los
caballeros, encontraron un carruaje aparcado. Los asistentes que estaban
esperando la ayudaron a ponerse una manta que habían preparado de
antemano. Ella se subió al carruaje apretando la manta con manos
temblorosas.
El carruaje se puso en marcha apenas la puerta fue cerrada. Leah estaba
pegada a la ventana. Las llamas se elevaban hasta el cielo.
No podía apartar los ojos del huerto de melocotones. Sabía que el hombre
saldría ileso, pero la circunstancias seguían siendo preocupantes.
A pesar de que tenía el poder suficiente para retenerla por la fuerza, la había
dejado marcharse. Ishakan siempre había sido respetuoso con la voluntad de
Leah.
"Leah."
Leah, que estaba pensando en Ishakan, se puso rígida. Ella apartó
rápidamente la mirada de la ventana. Blain habló después de respirar
profundamente.
"¿Qué te hizo la Dama Mirael?"
Su corazón se aceleró. Ella intentó fingir que estaba contenta.
Pero ahora estaba segura. Sentía algo completamente diferente por Ishakan.
Blain le gritó a Leah, que estaba identificando sus emociones.
"¡Contesta!"
"Si no contesto..."
Leah miró fijamente a Blain.
"¿Me darás una bofetada?"
"¡Tú...!"
"¿O me vas a amenazar con quitarle la vida a alguien? ¿O con suicidarte?"
Blain agarró a Leah por la muñeca. Pero Leah lo sacudió inmediatamente.
"¡¡Suéltame!!"
Blain se quedó conmocionado. Miró su mano, luego nuevamente a Leah.
Ella tenía una expresión impasible.
"......"
Blain se mordió el labio con tanta fuerza que incluso sangro un poco. Sin
embargo, no le importó a Leah.
"La boda, si se hace la boda..."
Ella se tapó los oídos porque no quería escuchar sus murmullos. Mantuvo
su mirada hacia la ventana. Se sentía horrible estando con Blain en este
espacio reducido. No podía creer que antes quisiera estar cerca de él.
El carruaje se mantuvo en marcha durante mucho tiempo. De repente, pudo
vislumbrar el palacio real de Estia a través de la ventana. Lo había visto
cientos de veces, pero por alguna extraña razón le parecía completamente
desconocido.
El palacio real hacía tiempo que había perdido su deslumbrante belleza
debido a la falta de vegetación verdosa. Una atmósfera lúgubre se cernía
sobre el lugar.
Ahora no lo sentía acogedor a pesar de que había crecido aquí. Mirando el
lugar del que quería escapar inmediatamente, Leah pensó.
'Definitivamente regresaré con él'.
***
Haban observaba a Leah mientras se alejaba. Aunque ella decidió
marcharse, miraba hacia atrás repetidamente como si sintiera apego.
Los caballeros de Estia se apresuraron a salir del huerto con el Rey y la
Princesa. El fuego había alcanzado niveles peligrosos. Los melocotoneros
carbonizados se desplomaban. Quedarían atrapados entre las llamas si no se
marchaban pronto.
Pero los Kurkan no se movieron, aún sabiendo que debían hacerlo. Estaban
esperando las órdenes del Rey.
Haban se acercó a Ishakan. Ishakan seguía mirando hacia la dirección
donde Leah desapareció. En lugar de decirle que tenían que irse
inmediatamente, le hizo una pregunta.
"¿Lo sabías?"
Ishakan volteó su mirada lentamente. Todo estaba iluminado por el fuego,
pero sus ojos estaban oscuros como si no reflejaran la luz. Haban preguntó
nuevamente a pesar del miedo que sentía.
"¿Sabías que Leah se iría?"
Sus labios se abrieron lentamente.
"...¿Por qué piensas eso?"
"Es la única razón para mantener viva a esa gente."
Ishakan no respondió, simplemente sonrió amargamente. Los Kurkan
habían acudido anoche con Ishakan al palacio real de Estia. Después de
matar a la Dama Mirael y sus caballeros, dejaron sus cabezas decapitadas
en la habitación Blain.
Incluso mataron indiscriminadamente a los Tomari que se encontraban en
su camino, pero no mataron a Cerdina y Blain, los principales culpables.
Los mantuvo vivos por si acaso Leah quería recuperar sus recuerdos.
Por supuesto, Ishakan quería irse al desierto con ella.
No le importaba en absoluto si Estia fuera destruida por culpa de los
hechizos. Quería mantener a su compañera en el lugar más seguro posible y
sólo preocuparse por su bienestar.
Sólo pensaría en lo demás cuando Leah hubiera dado a luz exitosamente y
su salud hubiera mejorado. En ese momento podría conquistar Estia.
Pero Leah no decidió huir. Regresó al palacio real por su propia voluntad,
enfrentando de frente el problema. Se dirigió hacia el peligro con su bebé
en su vientre.
Matrimonio Depredador - Capítulo
236

Capítulo 236. Motivos (2)


La respetaba tanto como la quería. Ishakan siempre ayudaría a Leah a
conseguir lo que ella deseaba. Pero a diferencia de su frío razonamiento, sus
fervientes emociones estaban en un nivel incontrolable.
"¿Qué debo hacer?"
Ishakan se cubrió la cara con las manos. Soltó un leve suspiro.
"Realmente estoy enfadado."
Creía que incluso si Leah dijera que amaba a Blain, no mellaría su corazón.
Pero estaba completamente equivocado. Observarla marcharse con otra
persona fue más duro de lo que pensaba.
Innumerables pensamientos oscuros pasaron por su mente cada vez que
Leah miraba hacia atrás, atormentando a Ishakan.
"Siento que estoy tocando fondo."
Ishakan murmuró con una leve sonrisa. Ella tenía razón. Ishakan no podía
soportar la idea de que Leah tuviera otra persona en su corazón.
Sólo quería hacerla feliz. Esperaba que ella se divirtiera más, se riera más y
que pudiera actuar siguiendo la voz de su corazón. Pero ahora estaba en una
situación difícil.
Ishakan recordó la arrogancia de su pasado. Había prometido protegerla,
pero la perdió tontamente frente a sus ojos.
Tal vez se trataba de un castigo. Que estaba pagando por no haberla
buscado antes y haber dejado que la maltrataran en el palacio real de Estia
durante tanto tiempo.
Si nos hubiéramos encontrado nuevamente un poco antes, si se hubiera
dado cuenta de sus sentimientos hacia ella desde el momento en que se
conocieron... pero no podía retroceder el tiempo. No tenía sentido mirar
atrás.
Por ahora necesitaban marcharse del lugar. Ishakan se dio la vuelta hacia los
Kurkan. Todos esperaban en silencio su decisión. Habló tranquilamente.
"Regresaremos a la capital."
"Está bien."
Genin, que respondió rápidamente, preguntó.
"¿Qué planeas hacer ahora?"
"Debemos hacer lo que podamos."
Les habían dado una lección, por lo que seguramente ambos estarían
tranquilos por los momentos. En particular, Cerdina estaría reprimida por el
temor de que Ishakan pusiera sus manos sobre Blain.
Esperaría hasta la boda como estaba previsto, mientras haría todo lo posible
para que Leah recuperara sus recuerdos. Ishakan miró el huerto de
melocotones en llamas.
"Permití que se marchara... pero eso no significa que la he dejado sola."
***
Cerdina caminaba inestablemente. Con los pies descalzos llenos de tierra, el
cabello despeinado y llevando sólo un fino camisón, resultaba difícil creer
que fuera la Reina Madre.
Sus magulladas mejillas estaban tan hinchadas que ni siquiera podía mover
la boca cómodamente.
De regreso al Palacio de la Reina Madre, Cerdina recorrió los pasillos que
olían a sangre. Se producía un sonido pegajoso con cada paso que daba
debido a que las plantas de sus pies estaban llenas de sangre.
Se rió mientras caminaba entre los cadáveres de sus hermanos de sangre.
De pronto, comenzó a sollozar moviendo sus hombros, pero luego volvió a
reírse como si estuviera loca. En el silencioso pasillo resonó una risa
desenfrenada.
Sus hermanos de sangre que compartían el mismo sueño de conquistar el
mundo para los Gitanos, fueron asesinados trágicamente por las bestias. No
entendía por qué no habían funcionado sus hechizos en el Rey bárbaro.
Cerdina fue una hechicera que heredó el primer poder. El primer poder que
poseía la hechicera que creó el primer Kurkan. Dicho poder representaba un
símbolo para los Rom. Por lo tanto, el fracaso de Cerdina equivalía al
fracaso de los Gitanos.
Cerdina dejó de reírse mientras recordaba que sus hechizos habían sido
inútiles. Hubo un silencio espeluznante. Murmuró para sí misma.
"...Es un mutante."
La aparición de una mutación que fue la causa de la caída de los Rom.
No tenía ningún hechizo que pudiera contra un mutante. Ella pensaba que
se había convertido en un Dios, pero estaba equivocada, sólo se acercó todo
lo que pudo.
Cerdina gritó como una loca jalándose el cabello. Respiró profundamente
tratando de calmar su desbordante ira.
Ella necesitaba poder. Un poder que pudiera incluso destruir a un mutante.
Cerdina se agachó frente a un cadáver. Levantó su daga con un rostro
inexpresivo. Después de que la cuchilla de la daga fuera envuelta por un
humo negro, ella la clavó en el pecho del cadáver.
Ella cortó hábilmente la carne para sacar el corazón. Se comió el corazón
mientras sostenía la daga ensangrentada con la otra mano. Cuando se lo
comió completamente, se movió hacía los demás cadáveres.
El sonido de la carne siendo masticada era escalofriantemente. Humo negro
salió desde sus pies. Más espeso que nunca, se retorcía como si estuviera
vivo.
Cerdina murmuró repetidamente mientras se comía los corazones de sus
hermanos de sangre. "Te mataré... Te mataré..." Sonrió con sus labios llenos
de sangre.
***
Aclaratoria
Gitanos, Tomari y Rom, se refiere a la misma etnia.
Matrimonio Depredador - Capítulo
237

Capítulo 237. Extraña Poción (1)


Pronto el Rey de Estia se casaría.
Extrañamente se casaría con su hermanastra la Princesa Leah. Sin embargo,
los nobles de Estia aceptaron el matrimonio sin ninguna objeción.
Incluso los emisarios de otros países que acudieron a Estia para la
celebración del matrimonio comenzaron a aceptarlo como algo natural.
Cuando apenas llegaron al palacio real de Estia, los emisarios se veían
claramente incómodos. Pero cuanto más tiempo permanecieron en el
palacio real, más natural consideraron el matrimonio incestuoso. No fueron
diferentes de los nobles de Estia.
"¿Por qué nadie expresa otra opinión?"
Una voz clara resonó en el Consejo de Gabinete. Leah miró seriamente a
los nobles que estaban sentados como espantapájaros. Un noble viejo con
una densa barba blanca habló.
"Es porque creo que la Princesa tiene razón."
Entonces otros nobles continuaron.
"Obedeceré la voluntad de la familia real."
"Por favor, no malinterprete nuestra lealtad."
Leah se rió para sus adentros ante esta muestra de lealtad a la familia real.
"Si digo que pienso decapitarlos a todos..."
Leah preguntó mientras miraba fríamente a los nobles.
"¿También estarán de acuerdo?"
Los nobles parpadearon como si no la hubieran comprendido. Los ojos de
Leah se encontraron con los del Ministro de Finanza Laurent, que también
parecía desconcertado. Estaba vacío el asiento a su lado donde siempre se
sentaba el Conde Valtein.
"...Es suficiente."
Entonces declaró.
"Con esto concluimos la reunión de hoy."
Todavía quedaban varios problemas por tratar, pero de todos modos la
reunión no tenía sentido. Se levantó del asiento pensando que ella se
encargaría de ellos por su cuenta.
Después de la reunión, los nobles se agruparon en grupos para charlar.
Todas las conversaciones sobre temas casuales parecían normales. Incluso
estallaban en risas ocasionalmente.
Leah era la única que se salía de lo habitual. Si ella se doblegaba, todo
fluiría como el agua. Pero no pensaba rendirse. Ella apretó los labios
mientras miraba a los nobles.
Tenía que hacer que se sintieran alienados.
En parte Leah se dio cuenta de la extraña situación por la ayuda de Ishakan,
pero también porque antes siempre había tenido una constante sensación de
alienación. Esta sensación resultaba fundamental para ser consciente de esta
extraña situación.
Hoy intentó provocar deliberadamente a los nobles, pero aparentemente no
funcionó en absoluto. Necesitaba un método más potente para hacerlos
sentir alineados.
Cuando perdida en sus pensamientos estaba a punto de salir de la sala de
conferencias, alguien se interpuso en su camino. Leah se sorprendió.
"¿Byun Gyeongbaek De Oberde...?"
Byun Gyeongbaek la saludó educadamente.
"Que la luz brille sobre Estia. Me alegro de verla, Princesa."
Byun Gyeongbaek De Oberde gobernaba en la frontera occidental, territorio
limítrofe con los Kurkan. Dado que se trataba de un hombre políticamente
importante, siempre sería útil mantener una buena relación con él. Pero a
Leah no le agradaba mucho.
Tenía un comportamiento espeluznante. Siempre la miraba obsesivamente.
Incluso observaba detalladamente su cuerpo mientras conversaban.
Especialmente los días que Leah llevaba vestidos con sutiles escotes, la
miraba descaradamente. Cuando besaba el dorso de su mano como gesto de
respeto, lo hacía durante mucho tiempo.
Si Leah no tuviera el estatus de una Princesa, seguramente habría utilizado
su poder para hacer algo malo.
Pero hoy no estaba actuando de esa manera, más bien parecía asustado.
Extrañamente el arrogante Byun Gyeongbaek daba la impresión de que
estaba nervioso mientras se secaba el sudor frío de la frente con un pañuelo.
Leah se quedó mirándolo fijamente.
Después de dudar durante un largo tiempo, Byun Gyeongbaek finalmente
habló.
"Quizás la Princesa… los bárbaros: ......."
Los ojos de Leah se agrandaron cuando mencionó a los Kurkan. Esperó el
resto de sus palabras, pero Byun Gyeongbaek cerró la boca.
"Oh. Ha sido un lapsus. Por favor, olvídalo."
Intentó detenerlo para que siguiera hablando, pero salió corriendo
rápidamente sin guardar las apariencias. Leah, que se quedó atónita,
abandonó la sala de conferencias poco después.
No podía entender por qué repentinamente estaba comportándose de esa
manera. Pero no lo consideraba insignificante. Pensaba hacerle algunas
preguntas la próxima vez.
"Princesa."
Al salir de la sala de conferencias, las damas de compañía que la estaban
esperando se inclinaron. Leah se dirigió al palacio de la princesa con ellas
siguiéndola.
Los caballeros y las damas de compañía que estaban en el huerto de
melocotones habían regresado a salvo. Supo que se quedaron dormidos
debido a un somnífero, que cuando se despertaron estaban atrapados en un
lugar remoto. Cuando finalmente fueron liberados pudieron regresar.
Sorprendentemente nadie hablaba de ello. Como si no estuviera permitido
hacerlo.
La problemática Dama Mirael había desaparecido sin dejar rastro. Ni
siquiera se encontraba en su lujosa mansión.
Extrañamente a Blain no le interesaba lo más mínimo la desaparición de la
Dama Mirael. Tampoco nadie más en el palacio real habló de la Dama
Mirael. Parecía como si ella nunca hubiera existido.
Matrimonio Depredador - Capítulo
238

Capítulo 238. Extraña Poción (2)


Eso no fue lo único extraño. Cerdina estaba demasiado tranquila.
Normalmente llevaba una vida ruidosa. Durante el día, invitaba a las damas
de la nobleza a una fiesta de té o salir a cazar halcones. Durante la noche,
invitaba a hombres al palacio de la Reina Madre.
Pero últimamente parecía como si Cerdina estuviera muerta. Ella
permaneció encerrada en su habitación. Rechazaba todas las visitas,
incluyendo a Blain. Se estaba comportando de una manera bastante inusual.
Blain también. Sabía que Leah perdió su anillo de compromiso en el huerto
de melocotones pero no había dicho nada al respecto. En el pasado, se
habría puesto furioso. Tampoco hubieron más gritos, mucho menos
bofetadas.
Muchas cosas han cambiado desde el día en que el huerto quedó hecho
cenizas.
"......"
Detuvo sus pasos para mirar el cielo por un momento. Hoy también estaba
nublado como los últimos días. Sólo en la capital hacía tan mal tiempo.
Ishakan le había hablado de hechizos el otro día. En aquel momento no le
prestó atención porque eso le parecía una tontería. Pero quizás el clima
también estaba siendo afectado por los hechizos.
En ese caso, lógicamente los responsables serían los que más se estaban
beneficiando de la situación actual. Ni siquiera tuvo que pensar
profundamente en ello. Cerdina y Blain.
El nuevo Rey estaba disfrutando de un poder absoluto gracias a los
obedientes nobles que parecían muñecos. Incluso intentaba poseer su
corazón.
Había una alta probabilidad de que hubiera una existencia dentro del
palacio real que pudiera hacer poderosos hechizos. Esa existencia estaría
vinculada con ambos.
El reciente aumento del número de Gitanos en la capital, el hecho de que
Cerdina hubiera permitido que entraran en el palacio real como sirvientes....
una cadena de acontecimientos pasaron por su mente.
La pensativa Leah miró a la Condesa Melissa, la dama de compañía
principal. Había sido una persona muy importante en su vida. El rostro de la
Baronesa Cinael se superpuso sobre el de la Condesa Melissa, que sonreía
sin emoción. La forma sincera en la que había llorado por ella…
A pesar de que ahora la Condesa Melissa prácticamente fuera una
desconocida, ella también podría regresar a la normalidad. Al llegar al
palacio de la princesa, Leah dijo después de cambiarse la ropa.
"Hoy saldré solo los caballeros. Necesito un poco de aire fresco."
Ella planeaba visitar a la Baronesa Cinael. No lo informó de antemano para
evitar que la vigilaran. Cómo conocía la ubicación de la pequeña granja, se
dirigiría a ese lugar. En caso de que la Baronesa Cinael no estuviera, le
dejaría una carta con alguien.
Leah se subió al carruaje. Los caballeros seguirían el carruaje con cierta
distancia vestidos de civil, porque ella les había dicho que quería estar
tranquila.
Mientras se dirigían a su primer destino llegaron a las concurridas calles de
la capital. De repente, el carruaje se detuvo. El cochero gritó furioso.
"¡Apártese del camino!"
Deslizó las cortinas para mirar por la ventana. De una de sus delgadas
muñecas con brazaletes coloridos, colgaba una pequeña cesta de mimbre
llena de rosas. Leah abrió la ventana que conectaba hacia donde estaba
sentado el cochero.
"Permite que se acerque un momento. Quiero comprar rosas."
"¡Pero...!"
"¿Por qué preocuparse si los caballeros están cerca?"
El cochero frunció el ceño pero obedeció las palabras de Leah. Sin
embargo, no pudo evitar amenazar a la Gitana.
"¡Considérate afortunada! Puedes acercarte al carruaje, pero no actúes
imprudentemente."
La anciana asintió lentamente. Leah, que abrió la ventana a un costado, le
dijo.
"Me gustaría comprar unas rosas."
La Gitana miró a Leah con los ojos entrecerrados. Ella frunció el ceño
ligeramente. Tuvo una sensación de déjà vu, así que le pidió que se acercara
un poco más para observar su rostro detalladamente. Una voz la
interrumpió mientras buscaba entre sus recuerdos.
"Quiero disculparme."
La mujer susurró.
"El otro día vendí una poción... no sabía que la Princesa se la bebería. A
medida que envejezco mis ojos pueden leer el cielo."
Una escena pasó por su mente. Las calles oscuras, ella escondiéndose tras la
espalda de alguien y algunos gitanos mirándolos.
Sufrió un agudo dolor de cabeza. Leah se mordió la lengua, intentando
disimular el dolor que sentía. No quería parecer débil ante una persona cuya
identidad desconocía.
"No todos los Gitanos siguen su voluntad. Como al principio."
La Gitana le tendió la cesta de rosas a Leah.
"He visto el futuro. Me gustaría pedirte algo."
Leah solo se quedó mirando la cesta de rosas sin agarrarla.
"Cuando llegue el día del juicio, ten piedad de los inocentes."
Los ojos de la Gitana estaban llenos de miedo. Las manos arrugadas que
levantaban la cesta de mimbre temblaban levemente.
"No podremos mantenernos con vida."
"No sé de qué estás hablando."
A pesar de la fría respuesta de Leah, la Gitana habló amablemente.
"Le estoy rogando a la Reina Kurkan por nuestras vidas."
Matrimonio Depredador - Capítulo
239

Capítulo 239. Encuentro Precipitado (1)


Leah se quedó conmocionada. Las palabras 'Reina Kurkan' penetraron
profundamente en su mente. Pero habló mostrandose imperturbable.
"Estás diciendo cosas sin sentido. ¿Por qué tendría que salvar tu vida?".
La Gitana hurgó con una mano en la cesta de rosas. Una botella de vidrio
con un líquido negro en el interior quedó visible entre los pétalos rojos. Se
trataba de una poción Gitana.
"Te ayudará a aclarar tu mente. Si tienes dudas, puedes preguntarle a
quienes te están cuidando para que es esta poción."
Al principio pensó que se refería a los caballeros. Pero era imposible que
los caballeros tuvieran conocimientos sobre algo tan extraño como una
poción. Leah comprendió inmediatamente lo que quería decir.
"...Me llevaré la cesta de rosas."
La Gitana le dio las gracias al recibir la cesta de mimbre llena de rosas. Sin
embargo, Leah aclaró inmediatamente.
"Pero no puedo garantizar tu vida. No tengo ese poder."
La Gitana sonrió levemente como si hubiera escuchado algo gracioso.
"Los Kurkan seguirán los deseos de su Reina."
Continuó susurrando.
"Por favor, siempre tenga presente este encuentro."
La Gitana se marchó después de decir esas palabras. El cochero escupió
hacia la dirección donde la Gitana desapareció, luego condujo el carruaje de
nuevo. Leah deslizó las cortinas después de cerrar la ventana.
Sentada en el carruaje acarició los pétalos de las rosas de la cesta de
mimbre. Desde que salió del huerto no veía flores frescas. De repente, ella
bajó la cabeza.
Leah quería estar con Ishakan.
Pero ella decidió regresar al palacio real pese a las amargas circunstancias,
por lo que al menos tenía que obtener algunos resultados. Debía hacer todo
lo posible en el tiempo que le había dado.
Leah se imaginó el momento en que recuperaba todos sus recuerdos
mientras seguía acariciando las rosas. Podría estar a su lado sin ninguna
sombra que la perturbara.
Mientras estaba perdida en su imaginación el carruaje llegó a la pequeña
granja. Leah se bajó del carruaje y caminó hasta un portón cerrado con un
gran candado. Cuando se asomó por encima de las vallas de madera, vio
que el lugar estaba lleno de maleza. Parecía que la pequeña granja estaba
abandonada.
Si la Baronesa Cinael se estuviera encargando de la pequeña granja, no
estaría en estas condiciones. Tampoco creía que la hubiera vendido.
Tendría que acudir en otro momento a la modesta mansión donde vivía la
Baronesa. Leah regresó al centro de la ciudad dejando atrás la pequeña
granja abandonada.
El siguiente destino fue una tranquila casa de té cerca del centro de la
ciudad. La casa de té de dos plantas no tenía muchos clientes. Se trataba de
un buen lugar para relajarse, pero hoy no había venido para tomar té.
Cuando se bajó del carruaje, los caballeros no tardaron en seguirla. Leah se
dio la vuelta para decirles. "Espérenme afuera. Además, quiero que los
destinos de hoy se mantengan en secreto."
"No podemos hacer eso, Princesa."
Ella se rió para sus adentros ante la preocupación de los caballeros.
"¿Desde cuándo se preocupan por mi seguridad?"
"¡Princesa...!"
"El hecho de que se hayan quedado dormidos en el huerto de melocotones
debido a un somnífero significa que hay un infiltrado."
"......"
"Mis damas de compañía no podrían ser amigas de la Dama Mirael... estoy
segura de que el infiltrado es uno de ustedes."
Los rostros de los caballeros se volvieron rígidos. Leah terminó de hablar
con calma.
"Recuerden que soy yo quien les ha salvado la vida."
Ella entró en la casa de té dejando atrás a los caballeros. Los empleados
habían visto en el pasado a la Princesa varias veces, así que uno de ellos la
condujo hasta una mesa en el segundo piso con normalidad.
Después de hacer que el empleado se marchara, se quedó sola en el segundo
piso mirando por la ventana. Personas bien vestidas caminaban por la calle.
Leah, que bebía té bajo la luz del sol que entraba por la ventana, decidió
comprobar quién la estaba siguiendo. Puso la taza de té en la mesa
respirando con dificultad. Luego gimió de dolor agarrándose el estómago.
"¡Ahhh...!"
"¡Leah!"
Un hombre apareció de las sombras de la esquina del techo, aterrizando
suavemente en el suelo como un gato. Se trataba de Haban, un escolta de
Ishakan. Haban miraba a Leah con la cara pálida.
"¿Estás bien? ¡Traeré a Morga ahora mismo...!"
Haban, que estaba a punto de saltar por la ventana, se detuvo
conmocionado. Fue porque Leah tenía una expresión muy tranquila en su
rostro. Preguntó extrañado.
"¿No te duele el estómago...?"
Leah negó con la cabeza. No le había dolido el estómago desde que regresó
del huerto. Haban dijo poniéndose la mano sobre el pecho.
"¡Casi se me sale el corazón!"
Bajó su brazo suspirando profundamente. Leah le preguntó tranquilamente.
"¿Ishakan te ha ordenado que me sigas?"
"Oh, no te estoy siguiendo... solo te estoy escoltando para evitar que te
ocurra algo..."
Añadió que Genin no quiso hacerlo porque le preocupaba no poder
esconderse bien debido a su tamaño. Después de terminar su explicación,
Haban se disculpó.
"Lo siento. He actuado de forma grosera al no pedirte permiso."
"No. Me siento bastante aliviada contigo cerca."
Los ojos del desanimado Haban se iluminaron.
"¿De verdad?"
"Por supuesto que sí."
Matrimonio Depredador - Capítulo
240

Capítulo 240. Encuentro Precipitado (2)


La cara de Haban se iluminó. Leah se rió para sus adentros porque le
parecía adorable. Se sentó en la silla frente a ella diciendo que sentía que
había perdido diez años de vida.
"Hablemos un momento."
Leah empujó hacia Haban aperitivos que ni siquiera había tocado. Pronto
Haban comenzó a comerlos uno por uno. Leah le hizo una pregunta.
"...Seguro está muy enfadado, ¿verdad?"
No había necesidad de que mencionara a quién se refería. Haban se tragó
rápidamente la galleta que estaba comiendo.
"No tienes que preocuparte por eso."
Haban agitó la mano despreocupadamente.
"Los Kurkan son muy apegados a sus parejas por naturaleza. Si derramas
una lágrima Ishakan diría que es culpa suya."
Ahora que ella pensaba en la última vez que lo había visto, no parecía que
pudiera hacerlo molestar fácilmente. Haban miró fijamente a Leah que se
mantuvo en silencio. Habló nuevamente con cautela.
"Ishakan es demasiado seguro de sí mismo. No entiendo como puede decir
que no importa si tienes a otra persona en tu corazón."
Haban añadió que eso no tenía sentido. También dijo que se sintió
preocupado cuando Ishakan quisó abandonar todo el plan para llevarla
inmediatamente al desierto.
"No sé cómo explicar esto... como tiene una fuerte personalidad, no creo
que debas darle importancia a esas cosas… quiero decir…
emocionalmente..."
Haban, que intentaba darle una buena explicación, se agarró la cabeza con
las manos mientras decía que se estaba pareciendo a Genin. Finalmente se
dio por vencido, así que solo expresó su conclusión.
"De todos modos, creo que lo mejor es dejar que las cosas fluyan por
ahora."
"...Ya veo."
Leah pensativa jugueteó con la taza de té fría.
"Tengo que pedirte un favor."
Los ojos de Haban se agrandaron.
"Hay un lugar que me gustaría visitar, me preguntaba si podrías
acompañarme esta noche."
***
Cuando regresó al palacio de la princesa, Leah esperó a que la noche se
hiciera más profunda. Se puso una túnica que sacó del armario.
Escuchó que alguien tocó un cristal. Leah abrió la puerta de cristal para
salir afuera. Haban estaba en cuclillas sobre la barandilla del balcón.
Se marchó del palacio con Leah entre sus brazos. En un tiempo llegaron a
un callejón en el exterior. Se podía escuchar el ruido del mercado nocturno
que estaba cerca. El callejón estaba un poco alejado de las luces del
mercado, así que estaba oscuro.
Según sus recursos se trataba del callejón donde había conocido a la Gitana.
A pesar de que le describió vagamente el lugar a Haban, porque no sabía
dónde estaba, él pudo entenderla perfectamente.
Leah miró lentamente alrededor del callejón. En el pasado se había
escondido detrás de alguien en este lugar. Ella pensaba que sería capaz de
recordar más cosas si venía personalmente, pero ningún recuerdo en
particular apareció en su mente.
Sin embargo, Leah no estaba decepcionada. Tenía previsto visitar los otros
lugares en los que había experimentado una sensación de déjà vu. Ahora
planeaba visitar la vieja posada donde había cenado acompañada de
Ishakan.
"¿......?"
Leah dudó de sus ojos cuando divisó a una persona caminando a la
distancia. No se podía distinguir claramente su rostro debido a la oscuridad,
pero estaba segura de su identidad por la forma de su cuerpo. Era Byun
Gyeongbaek. Miró rápidamente a su alrededor antes de meterse a otro
callejón.
No podía entender qué hacían sin escoltas en un callejón tan apartado. Se
preguntó si debían seguirlo, pero Haban le hizo una sugerencia con cautela.
"¿Por qué no vamos a otro lugar...?"
Estaba inquieto. Parecía que sabía algo. Cuando Leah se quedó mirándolo
fijamente, Haban se puso aún más inquieto. Justo cuando le iba a preguntar
si sabía algo, Byun Gyeongbaek salió corriendo repentinamente mientras
gritaba.
"¡¡¡Ahh!!!"
Poco después salieron Gitanos manchados de sangre. Los Gitanos corrían
por sus vidas aterrorizados. Pero no llegaron muy lejos. Entre la oscuridad
aparecieron figuras ágilmente.
En el momento en que alcanzaron los Gitanos, Haban tiró rápidamente de
Leah hacia atrás de una pared del callejón. Se apresuró a cubrir los ojos de
ella.
El espantoso sonido de huesos rompiéndose se extendió. Fueron seguidos
de horribles gritos. Podía percibir el olor a sangre. Cuando el sonido cesó,
Leah quitó la mano de Haban que le cubría los ojos.
Se asomó ligeramente permaneciendo escondida detrás de la pared. Los
Kurkan que estaban alrededor de los cadáveres fueron los primeros en
llamar su atención. Entonces observó a un hombre que salía de la oscuridad
del callejón.
El hombre se acercaba lentamente a Byun Gyeongbaek con sangre
goteando de sus manos. Sus fríos ojos dorados se veían aterradores. El
hombre no tenía la intención de hacerle ningún daño a ella, pero solo
mirarlo la hacía estremecer.
Byun Gyeongbaek, que estaba cubierto de sangre, suplicó por su vida.
"Por favor, sólo permíteme... vivir..."
El hombre miraba a Byun Gyeongbaek con un puro en la boca. Después de
observarlo en silencio durante un momento, exhaló una bocanada de humo.
"¿Por qué estabas acudiste a los Gitanos?"
Inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado.
"¿No lo hiciste porque querías morir pronto?"
"Oh, no... de ninguna manera, Ishakan..."
Byun Gyeongbaek gritó.
"¡Quería asegurarme de que realmente no estuviera bajo ningún hechizo!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
241

Capítulo 241. Encuentro Precipitado (3)


'¿Hechizos?'
Fue algo completamente inesperado. Quizás a esto se debía el extraño
comportamiento de Byun Gyeongbaek en la reunión del Consejo de
Gabinete
"Leah..."
Haban que estaba detrás de Leah susurró.
"Creo que no es necesario que veas estas cosas..."
Haban intentó persuadir a Leah añadiendo que se trataba de una escena
demasiado cruel, pero Leah estaba concentrada en las palabras de Byun
Gyeongbaek.
"Es difícil de creer por mucho que intente demostrarlo... Gitanos… conozco
hábiles Gitanos."
Byun Gyeongbaek murmuraba sin cesar, parecía que estaba divagando.
Leah quiso darle una bofetada para que recobrara los sentidos.
Le sorprendió que hubiera tenido una idea tan radical, así que reflexionó
sobre ello. De pronto Byun Gyeongbaek cerró la boca. Una voz resonó en el
silencioso callejón.
"Pueden salir."
Ella creía que estaba bien escondida, pero no pasaron desapercibidos para
Ishakan. Leah miró a Haban. Haban negó con la cabeza como si fuera
inevitable.
No tuvieron otra opción que acercarse a los Kurkan. Ishakan, que había
permanecido inexpresivo con un puro en la boca, entrecerró los ojos. Haban
lo saludó torpemente.
"Buenas noches, Ishakan."
La mirada de Ishakan se dirigió a Leah. Ella también lo saludó torpemente
mientras se quitaba la capucha de la túnica.
"Saludos Rey de Kurkan."
"......"
Ishakan se quedó en silencio, luego volvió a mirar a Haban.
Haban intentó excusarse rápidamente. "¡Ella no lo ha visto! He cubierto sus
ojos rápidamente. ¿Pero cómo podía silenciar los sonidos?"
Mientras tanto, los Kurkan ocultaban los cadáveres disimuladamente. Ella
pudo mirar a Genin apartando con su pie un cúmulo de sangre que suponía
que se trataba de una parte de algún cuerpo. Leah desvió la mirada.
Ishakan suspiró, dejando caer el puro que estaba fumando en el suelo
ensangrentado. Se limpió la sangre de las manos con el pañuelo que le
había dado Genin. Leah apretó los labios mientras lo observaba.
Todavía no estaba preparada para verlo. Faltaba poco tiempo para la boda,
además habrían eventos en los que participarían las delegaciones de otros
países, así que esperaba que se verían al menos dos veces en el palacio
real... pero nunca imaginó que se volverían a encontrar de esta manera.
Ishakan miró a Leah habiendo terminado de limpiarse las manos. Leah
contuvo la respiración. Se acercó a ella lentamente. Pero se detuvo a cierta
distancia.
Una distancia de alrededor de cinco pasos. Pero a Leah la distancia le
parecía interminable. Solo hubo silencio hasta que Byun Gyeongbaek
levantó la cabeza.
"¡Oh, Princesa!"
Byun Gyeongbaek se aferró rápidamente a los pies de Leah. Cuando apenas
encontró la cuerda que le salvaría la vida, se aferró sin querer soltarla.
"¡Ayúdame! ¡Esos locos bárbaros...!"
"No eres muy inteligente..."
Haban pateó a Byun Gyeongbaek con el pie, pero éste no se soltó. Estaba
aferrado a las piernas de Leah llorando. Cuando ella comenzó a tambalearse
debido a su desesperado agarre, Ishakan dijo fríamente.
"¡Suficiente!"
Byun Gyeongbaek soltó con tanta facilidad a Leah que parecía que había
estado actuando hasta ahora. Haban apartó a Byun Gyeongbaek hasta una
esquina.
Leah e Ishakan se miraron fijamente de nuevo. Todavía a una distancia de
cinco pasos, Ishakan abrió la boca.
"Creo huelo a sangre."
"...No importa."
Hubo un nuevo silencio. Como si se hubiera erigido un muro invisible.
Leah movió sus dedos nerviosamente. Ishakan decidió terminar el
encuentro.
"Quiero que regreses pronto. La brisa nocturna está demasiado fría."
Leah gritó rápidamente viendo que Ishakan estaba a punto de marcharse.
"¡Espera, Su Majestad Ishakan!"
"Ishakan."
Ante la sugerencia de llamarlo por su nombre, Leah lo llamó de nuevo.
"Ishakan..."
Miró a Leah cruzando sus brazos. Sus ojos no se veían cálidos como de
costumbre, sino más bien fríos. A pesar de que esta mirada no se podía
comparar con su anterior mirada asesina, bastaban para hacer que el
corazón de Leah se sobresaltara.
Recordó a Ishakan la última vez que se separaron. Un hombre que actuaba
relajado, pero que no ocultaba su ira. Una ira que ardía más que el fuego
que había devorado el huerto se reflejaba en sus ojos dorados.
Tal vez su ira no pueda apaciguarse por ahora. Leah pudo encontrar un
asunto adecuado sobre el que hablar.
"Una Gitana me dio una poción."
"Si se la entregas a Haban, podremos comprobar de qué se trata."
La conversación volvió a extinguirse. Ella se devanó los sesos rápidamente,
y gritó lo primero que se le ocurrió.
"¡Da, dátiles!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
242

Capítulo 242. Encuentro Precipitado (4)


No entendía por qué se le había ocurrido esto. A pesar de que Leah se
arrepintió en su interior, continuó con la idea.
"...Me lo he comido casi todo."
"Tendré que enviarte más."
Ishakan se dio la vuelta diciendo que le enviaría los dátiles con Haban. Su
corazón se aceleró mientras miraba su espalda.
Leah quería verlo un poco más. Ella no quería despedirse de esta manera.
Pero le daba vergüenza retenerlo porque ella había decidido marcharse en el
huerto. Por lo que debería de conformarse con esta simple conversación. No
obstante, ella no pudo reprimir su tonto impuslo.
"Además..."
Su pequeña voz sonó muy débil incluso en el silencioso callejón nocturno.
Pensó que Ishakan seguiría de largo, pero miró hacia atrás. Leah apretó los
labios. Ishakan preguntó brevemente.
"¿Además?"
Si ella seguía dudando, Ishakan simplemente desaparecería. Sólo tenía una
oportunidad. Esta vez quería decir algo que saliera de su corazón.
Pero su mente estaba en blanco, no sabía qué decir. Debido a su
nerviosismo salieron de su boca las palabras más simples.
"Te extraño..."
Leah apretó sus labios después de murmurar. Pudo decir algo coherente,
pero de forma penosa. Sería un milagro si nadie se riera.
Pero sorprendentemente Ishakan no se rió. Sus ojos se volvieron más
suaves. Después de armarse de valor, Leah se apresuró a decir algo que él ni
siquiera había preguntado.
"Estoy tratando de encontrar recuerdos. He salido porque algo ha venido a
mi mente."
Leah echó un vistazo a Haban. Fue porque él había balanceado su brazo en
el aire detrás de Ishakan. Haban gesticuló con la boca las palabras, ¡Pídele
ayuda!
Leah dudó un momento. De hecho, ella intentó resolver el problema por sí
misma, sin la ayuda de Ishakan. Pero consideró que sería mejor seguir el
consejo de Haban.
"Creo que es abrumador hacerlo sola... sin ti Ishakan..."
Haban asintió con entusiasmo. Genin que estaba a su lado, asintió sin hacer
ningún sonido. Leah le hizo una petición cuidadosamente.
"¿Puedes ayudarme?"
Ishakan asintió.
"Dime que quieres."
Leah sentía curiosidad por un montón de cosas. Como se le presentó la
oportunidad, comenzó con el asunto que más le inquietaba.
"¿Hay algún Gitano haciendo hechizos dentro del palacio?"
"La Reina Madre."
La respuesta a su pregunta fue inesperada. Leah murmuró desconcertada.
"¿Su Alteza la Reina Madre?"
Eso significaba que Cerdina era una Gitana.
"Cerdina es una Gitana."
Sus palabras fueron como un relámpago. Sus especulaciones se aclararon a
medida que los hecho fueron encajando con esta revelación.
¿Había ocultado su verdadera identidad? ¿O el anterior Rey la había
aceptado a pesar de conocer este hecho?
Leah se mordió el labio. Ordenando sus complicados pensamientos, decidió
cuál sería la prioridad.
"Tengo que reunirme con el Conde Weddleton."
El Conde Weddleton era el padre de Cerdina. Se encontraba alejado de la
política, pero gracias al apoyo de Cerdina, había acumulado una enorme
fortuna.
Seguramente el Conde Weddleton no estaba bajo ningún hechizo. Si ella
lograba hacer que el Conde Weddleton revelara que Cerdina era Gitana,
existía la posibilidad de que causara una sensación de alineación en las
personas del palacio real.
Cuando Leah explicó su plan, Ishakan respondió.
"¿Cómo piensas persuadirlo?"
"Primero, me gustaría llamarlo al Palacio de la Princesa para dialogar con
él..."
"De ninguna manera cederá tan fácilmente."
Por supuesto que quería encontrar una manera de amenazar al Conde
Weddleton. Sin embargo, sabía que sin importar lo que ella pensara podía
compararse con las ideas de Ishakan. Él dijo señalando a Byun Gyeongbaek
con la barbilla.
"Afortunadamente hay alguien que podemos usar como ejemplo."
Entonces los Kurkans, que habían estado observando conteniendo la
respiración, se aglomeraron rápidamente alrededor de Ishakan.
"...Tienes que pensar en el bebé..."
"¡No deberías cortarle la cabeza ahora!"
"¡Podrías asustarla innecesariamente!"
¿Bebé? ¿Asustarla innecesariamente?
Ishakan frunció el ceño mientras Leah estaba desconcertada. Los Kurkan
rápidamente se excusaron aunque Ishakan no dijo ni una sola palabra.
"Bueno... últimamente has estado enfadado... así que por si acaso..."
Ignorando los murmullos, Ishakan se acercó a Leah y le tendió la mano.
"Vamos a visitar al Conde Wedleton."
"¿Ahora?"
Por supuesto, lo mejor sería visitarlo en medio de la noche para intimidarlo,
pero esto fue demasiado repentino. Ishakan ante la falta de respuesta.
"¿No quieres?"
"...No es eso."
Leah le agarró la mano. Una leve sonrisa apareció en el rostro de Ishakan,
que hasta ahora había estado inexpresivo.
"Lo he pensado bien. Es mejor que estés a mi lado."
Matrimonio Depredador - Capítulo
243

Capítulo 243. Mansión del Conde Weddleton (1)


Leah fue levantada en los brazos de Ishakan para dirigirse a donde estaba el
Conde Weddleton. Fue repentino para ella.
Haban metió al inconsciente Byun Gyeongbaek en una bolsa. Cuando
levantó la bolsa sobre su espalda, Genin preguntó.
"¿No le cortaran la cabeza?"
Mientras Leah se estremecía, Haban respondió.
"Ahora no."
Leah se sintió aliviada. Genin murmuró.
"...Estoy preocupada."
"Una pelea de pareja es como cortar agua con un cuchillo."
Aunque quería escuchar un poco más, la conversación de los dos fue
interrumpida. Ishakan dio una orden en Kurkan que Leah no pudo
entender.
Inmediatamente docenas de Kurkan se marcharon fundiéndose en la
oscuridad. Sin embargo, Ishakan no se fue con ellos.
"Nosotros tenemos que visitar al Conde."
Después de una breve explicación comenzó a moverse con Leah en sus
brazos. Bajo la luz de la luna, Leah se quedó absorta en sus pensamientos.
En realidad quería preguntar muchas cosas. Qué órdenes le había dado a los
Kurkan, por qué estaba siguiendo a Byun Gyeongbaek… también quería
hablar en detalle de la Gitana que había visto hoy, en fin la lista de cosas
que conversar seguía aumentando.
Pero no se atrevía a hablar. No estaban en un ambiente propicio para ello.
Leah permaneció en silencio en los brazos de Ishakan hasta que llegaron a
la residencia del Conde a pesar de su curiosidad.
La mansión del Conde Weddleton tenía grandes jardines en la parte
delantera y trasera, pero toda la vegetación estaba seca. La tierra marrón
cubierta por las flores ahora estaba expuesta.
Detrás del árido jardín había una magnífica mansión. Había un ambiente
silencioso en la mansión a pesar de que las luces estaban encendidas.
Leah se quedó sin aliento mientras contemplaba la mansión. La mansión del
Conde Weddleton se parecía al palacio real de Estia.
"A menudo hay Gitanos... en la mansión del Conde Weddleton."
Los Gitanos que no podían entrar en el palacio real, tenían permitido entrar
en la mansión del Conde Weddleton.
Ishakan miró atentamente en la oscuridad. Después de observar como si
estuviera comprobando algo, comenzó a moverse de nuevo.
No vieron a nadie mientras entraban en la mansión. El interior estaba
igualmente silencioso. La falta de movimiento hacía que cualquiera se
preguntara si se trataba de un lugar donde viviera gente.
Ishakan bajó a Leah de sus brazos, luego caminaron por los pasillos vacíos.
El suelo estaba cubierto de mármol. Las paredes tenían amplias ventanas.
Los pasillos estaban diseñados para que entrara mucha luz, pero como la
luna estaba tapada por nubes oscuras, se veían lúgubres.
Suaves sonidos de pasos sonaban en los pasillos. Leah observó la espalda
del hombre que tenía delante. Su corazón se sintió pesado como si una
piedra colgara del mismo. Ella estuvo dudando durante un rato hasta que
finalmente pudo hablar.
"¡Ishakan!"
El hombre se dio la vuelta para mirar a Leah. Ella no pudo decir nada más.
Ishakan la miraba en silencio.
De repente, Ishakan se quedó mirando sus labios. Cuando ella abrió un
poco los labios para hablar, sus ojos se fijaron en su lengua que había
quedado a la vista.
Su sintió que su rostro se calentaba. Leah intentaba abrir la boca para hablar
pero inconscientemente cerraba sus labios. Al final bajó la mirada sin poder
decir nada.
"¡......!"
Sus gruesos brazos rodearon su cintura. Una gran mano agarró la parte
trasera de su cuello tan pronto como fue abrazada por un cuerpo robusto.
Sus labios se unieron abruptamente. Leah respiró profundamente. Sus ojos
dorados brillaban. Ladeando la cabeza introdujo su lengua.
Ella no pudo cerrar los ojos. Su suave lengua recorrió su boca produciendo
sonidos húmedos. Sintiendo un cosquilleo abajo, inconscientemente apretó
sus muslos.
"Hmm..."
Un gemido salió de lo más profundo de su garganta. Se avergonzó del
gemido impregnado de placer, pero ella no pudo evitarlo.
Su cuerpo se estremeció. Las puntas de sus dedos temblorosos recorrieron
su espalda. Lo abrazó tímidamente.
Ishakan gimió rudamente ante su toque. Leah se excitó como una madera
seca prendida por el fuego. Ella clavó sus uñas en la espalda de Ishakan.
Lo besó apasionadamente olvidándose de todo lo demás. Cuando de repente
todo a su alrededor se iluminó, ella recobró la cordura. Había aparecido la
luna que estaba oculta entre las nubes oscuras. La luz de la luna se filtraba a
través de las ventanas.
Matrimonio Depredador - Capítulo
244

Capítulo 244. Mansión del Conde Weddleton (2)


Leah miró a Ishakan respirando aceleradamente. El hombre que se veía
hermoso en la oscuridad, también se veía encantador bajo la luz de la luna.
Ella intentó controlarse para estabilizar su respiración.
Los ojos dorados de Ishakan estaban impregnados de placer.
"¿Por qué mueves tanto los labios?"
Después de lamer lentamente los labios de Leah, susurró en voz baja.
"Me provoca besarte."
Ella se sintió acusada injustamente porque no lo hacía con esa intención. De
repente, Ishakan le apretó las n4lgas. La sonrojada Leah apenas pudo
protestar.
"Manos..."
Ishakan soltó su tr4sero, pero la abrazó de nuevo. Ella sintió que sus ojos se
humedecían estando en sus brazos.
Leah apretó los labios. No pudo evitar que las lágrimas brotaran.
Finalmente, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
"...¿Leah?"
Enterró su cara en su pecho porque no quería que la viera llorando. Pero
Ishakan agarró la barbilla de Leah y levantó su cara. Habló mientras miraba
su rostro lloroso. - Traducción ReinoWuxia
"¿Tanto odias besarme?"
"¡No!"
Leah respondió llorando. Ishakan movió sus labios alrededor de sus ojos.
Sus pestañas rozaban sus labios ocasionándole cosquillas. Ella cerró los
ojos sollozando.
Que Ishakan la ignorara se sentía peor de lo que pensaba. Se sintió
incómoda mirando su espalda, aunque no estaba sucediendo nada.
Inconscientemente estaba tensa por miedo a que este hombre nunca mirara
hacia atrás. Pero después del beso de Ishakan, se alivió tanto su tensión que
incluso lloró.
Esto podría parecer una tontería, pero para Leah no. Ella comprendió algo
que quedó grabado en los más profundo de su corazón.
No puedo vivir sin este hombre.
Leah se limpió las lágrimas frotándose la cara contra su pecho. Sus
emociones habían sido demasiado fluctuantes últimamente, así que
cualquier cosa la hacía llorar. De repente, mientras trataba de controlar sus
emociones sus hombres se estremecieron.
Sintió una extraña sensación en la barriga, como si algo se estuviera
moviendo dentro de ella. Rápidamente puso su mano sobre su barriga. Su
mano pudo sentir claramente los movimientos.
"¡......!"
La cara de Leah se puso pálida. En el pasado cuando sintió algo
retorciéndose, pensó que se debía al té de Cerdina. Pensaba que no
sucedería más ahora que había dejado de beber dicho té… pero sintió los
movimientos nuevamente.
Como ella se quedó paralizada, Ishakan rápidamente puso su mano sobre su
barriga y preguntó con urgencia. "¿Qué? ¿Te duele?"
Leah respondió con la mano en la barriga.
"No.... algo se mueve en mi estómago."
Ella le explicó seriamente que creía que esto se debía al té de Cerdina, pero
parecía que su suposición estaba equivocada. Sin embargo, Ishakan
permaneció tranquilo. Abrió la boca como si quisiera decirle algo pero no lo
hizo.
Leah siguió hablando seriamente como si se le hubiera olvidado que había
estado llorando.
"Creo que debemos llamar a un médico. No entiendo por qué está
sucediendo esto..."
"No necesitas un médico. No estás enferma."
"¿Es un hechizo?"
"No, no es eso."
Ishakan suspiró. Por primera vez el hombre dudaba.
"No te sorprendas demasiado."
Le hizo una amable advertencia antes de declarar repentinamente.
"¡Estás embarazada!"
Leah parpadeó varias veces. Después de un rato preguntó conmocionada.
"...¿Qué?"
Realmente le parecía increíble. No tenía ningún sentido para ella, por lo que
no podía creerlo. Leah preguntó desconcertada.
"¿Cómo...?"
"Después de que ambos nos esforzáramos mucho."
Leah miró a Ishakan con incredulidad. Esperaba que le dijera que se trataba
de una broma, pero no había ningún indicio de ello. Leah quiso confirmarlo.
"Entonces… el bebé sería de nosotros dos..."
Ishakan respondió un poco enfadado.
"¿Con quién más lo harías?"
"......"
Leah no pudo responder a esa pregunta. Pero dijo cruzándose de brazos.
"Puedo entender que lo he olvidado todo. Pero ahora me dices que estoy
embarazada cuando no puedo concebir."
Ishakan inclinó la cabeza hacia adelante. Sus narices se acercaron a escasos
centímetros la una de la otra. Leah contuvo la respiración.
"¿Quieres que te enseñe?"
Habló profundamente con una mirada feroz.
"¿Cómo se hizo nuestro bebé?"
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
245

Capítulo 245. Mansión del Conde Weddleton (3)


Sus oídos ardieron al escuchar esas palabras. Leah dio un paso hacia atrás.
"No creo que tengas que enseñarme..."
Por supuesto, Leah sabía cómo se hacían los bebés porque se le enseñaba
educación sexual básica a la familia real. Lo que no sabía era cuándo había
quedado embarazada.
Su cabeza estaba llena de preguntas. Delante de un hombre que decía cosas
vergonzosas casualmente, Leah trató de ordenar sus pensamientos. Sin
embargo, Ishakan interrumpió a Leah con una sorprendente declaración.
"Me dijiste que querías quedar embarazada."
"¿......?"
Su corazón, que apenas había logrado calmar, volvió a palpitar
aceleradamente. Ishakan dio pasos hacia adelante mientras Leah daba pasos
hacia atrás.
"Me pediste que querías tener a mi hijo."
Ella retrocedió hasta que su espalda chocó con la pared. Ishakan se acercó
inclinando su cuerpo ligeramente hacia adelante.
"Así que te llene toda."
Puso sus brazos en la pared, como si estuviera encerrando a Leah.
"Lo has olvidado, Leah."
Ishakan mantuvo la boca cerrada después de decir eso. El interior de su
boca se secó mirando los ardientes ojos dorados. Leah tragó con fuerza.
Recordó el día que estuvieron juntos en una cama. Ishakan se movió sin
vacilar. Como si lo supiera todo sobre Leah, sólo tocó las zonas más
estimulantes.
El movimiento de sus dedos que penetraban profundamente su interior
vinieron a su mente de forma vívida. No se detuvo incluso cuando Leah se
retorcía.
"Ishakan..."
Leah pronunció su nombre cautelosamente. Ishakan miró fijamente a Leah
sin responder. Hubo una sutil tensión entre ellos. Fue un momento
incómodo para hablar. Repentinamente Ishakan desvió su mirada.
Estaba mirando por la ventana. Leah por reflejo también miró por la
ventana. Observó la llegada de un carruaje.
El carruaje sin emblema se detuvo frente al Conde. El cochero se bajó
apresuradamente para abrir la puerta.
Pronto Blain se bajó del carruaje con una mirada despectiva. Su cabello
plateado brillaba con gracia bajo la luz de la luna.
***
El salón de banquetes de la mansión del Conde Wedleton estaba lleno de
Gitanos. Los Gitanos estaban sentados dispersos en el suelo o apoyando su
espalda contra la pared.
Habían decenas de individuos reunidos, pero el lugar estaba en silencio.
Hasta que un sollozo rompió el silencio. Una joven Gitana exclamó
mientras se secaba las lágrimas.
"¡Se ha comido el corazón de mi hermana!"
La Gitana se agarró el pecho con los ojos inyectados de sangre.
"¡Ha pagado de esa manera nuestra ayuda!"
Los Gitanos se mantuvieron en silencio mientras ella gritaba. Nadie intentó
consolarla. Pero tampoco intentaron disuadirla.
Cerdina había pedido ayuda a los Gitanos en el continente. Todos se
reunieron en Estia con la ilusión de crear un mundo propio para los Rom.
Los Gitanos estaban acostumbrados a vagar libremente, por lo que el hecho
de que hubieran reunido se podía considerar inusual.
Los Gitanos ayudaron a Cerdina a finalizar el hechizo. Ella pudo adquirir
un enorme poder cuando completó el hechizo que había preparado a lo
largo de los años. Pronto convertirían el continente en un mundo para los
Rom.
Pero repentinamente hubo una masacre. Los Kurkan mataron a los Gitanos
que estaban en el palacio real. Cerdina no pudo protegerlos. Pero en lugar
de sentirse afligida, extrajo los corazones de los cadáveres para obtener más
poder.
Los Gitanos consideraban a Cerdina como un familiar, pero parecía que
Cerdina no. Ella afirmaba que compartían la misma sangre, pero sus
acciones demostraban que los utilizaría como objetos si fuera necesario. -
Traducción ReinoWuxia
Los Gitanos se decepcionaron al darse cuenta de la cruda realidad. Una
anciana que estaba sentada en una esquina habló en voz baja.
"Probablemente ha enloquecido por el poder."
Dijo la anciana que sostenía unas cestas de mimbre llena de rosas mirando a
los Gitanos.
"No importa que sea una hechicera que ha heredado el primer poder, sigue
teniendo límites porque no es un Dios... "
En ese momento la puerta del salón de banquetes se abrió abruptamente.
Todos los Gitanos voltearon sus miradas ante el fuerte ruido.
El Rey de Estia apareció después de que la puerta se abriera. El Conde
Wedleton lo estaba siguiendo apresuradamente.
Blain observó fríamente a los Gitanos. Luego caminó lentamente hacia el
centro del salón de banquetes mientras escuchaba algunos susurros.
"El hijo de Cerdina."
"Un falso Rey."
"Pero ahora realmente es de sangre noble."
"Alguien que hará un mundo para los Rom..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
246

Capítulo 246. Mansión del Conde Weddleton (4)


Blain levantó una de las comisuras de su boca escuchando los susurros.
Mientras los Gitanos contenían la respiración, la joven Gitana gritó
sollozando.
"¡Cerdina! ¿Dónde está Cerdina? ¡Debería haber venido personalmente!"
Blain frunció el ceño porque pronunció el nombre de la Reina Madre sin
cuidado. Pero teniendo en cuenta que se trataba de una ignorante Gitana,
decidió explicarle benevolentemente.
"Ella se encuentra enferma, así que vine en su lugar. En este caso creo que
no es necesario expresar condolencias."
"¡Cállate!"
La mujer se abalanzó hacia Blain. El Conde Weddleton estuvo a punto de
salir corriendo cuando Blain le dio una patada a la joven Gitana. Blain
habló arrogantemente mientras la Gitana caía hacia atrás.
"La Reina Madre seguramente los compensará por el incidente anterior,
espero que todos tengan paciencia hasta entonces."
Declaró extendiendo los brazos.
"Después de la boda, el mundo será de los Gitanos. Si han esperado durante
siglos, unos días no suponen un problema. Todos esperen el momento
adecuado."
Los Gitanos permanecieron en silencio ante la declaración de que se
cumpliría su sueño largamente anhelado. Blain sonrió a los silenciosos
Gitanos.
"¿Hay Gitanos aquí que puedan hacer hechizos?"
Una anciana se adelantó, dejando en el suelo las cestas de mimbre llenas de
rosas. Poco después otros Gitanos también dieron un paso al frente. Blain
contó a estos Gitanos.
"Se enviarán carruajes para que estén en el palacio real mañana temprano."
Blain se dio la vuelta inmediatamente. La joven Gitana que había sido
pateada se levantó apretando los dientes. Gritó mirando la espalda de Blain.
"¡Un monstruo engendró un monstruo!"
Un gritó desgarrador sonó en el lugar.
"¡Ustedes no podrán morir en paz! ¡Serán despedazados por las garras de
las bestias al igual que mi hermana!"
Blain se rió burlonamente de ella. Se marchó del salón de banquetes sin
siquiera dirigirle una mirada. El Conde Weddleton siguió a Blain nervioso.
"Lo siento, Su Majestad. Todavía le faltan cosas por aprender."
"Lo sé. No necesitas excusarte conmigo."
Blain se detuvo un momento. Se dio la vuelta para mirar al Conde
Weddleton que lo seguía apresuradamente.
"¿Nos tomamos unos tragos?"
Aunque estaba desconcertado por la repentina propuesta, el Conde dirigió a
Blain al salón sin dudarlo. El propio Conde Weddleton sirvió el mejor vino
para ambos. Blain comenzó a beber su copa de vino sentado en el sofá.
Sonrió amargamente.
Parecía curioso que la única persona con la que podía beber fuera su abuelo.
Aunque ocasionalmente salía de caza con el Conde Weddleton, no tenían
una relación cercana. Pero como todos los nobles se convirtieron en
muñecos, no había otra opción si quería beber con una persona normal. -
Traducción ReinoWuxia
Blain vació su copa rápidamente. Con la borrachera los recuerdos que no
quería recordar se volvieron vívidos.
—Si no contesto... ¿Me darás una bofetada?
—¿O me vas a amenazar con quitarle la vida a alguien? ¿O con
suicidarte?
Su mirada ensombrecida no se diferenciaba de la Gitana que le había
gritado hace poco. Esto no era lo que Blain esperaba.
Sin embargo, en este punto no podía dar marcha atrás. El camino que
recorrió se había desmoronado hace mucho tiempo. Debía seguir adelante
hasta el final sin importar cómo terminara todo.
Así como el huerto de melocotones había quedado reducido a cenizas, el
corazón de Blain también había llegado a su fin. Renunció a la idea de
poseer a Leah.
Si no podía obtener su corazón porque el hechizo fallaba en la boda,
entonces sólo la convertiría en una marioneta.
"...Su Majestad."
El Conde Weddleton inició una conversación con cautela.
"¿Por qué de repente te llevas a esos Gitanos al palacio real? Siempre se
arrastrarán como gusanos incluso sin hacerles nada."
Blain sonrió brevemente ante su pregunta.
"Se les arrancará el corazón a esos Gitanos."
El rostro del Conde Weddleton se puso pálido. Blain habló
despreocupadamente.
"Mi madre ha sufrido por falta de poder, así que como hijo debo ayudarla."
Murmuró después de beber un sorbo de vino de la copa.
"Se volverá más fuerte si come más. Hasta el punto de poder matar a la
bestia."
Sin que se diera cuenta la botella quedó vacía. Cuando Blain balanceó la
botella vacía, el atónito Conde Weddleton se levantó apresuradamente de su
asiento.
"Buscaré... otra botella de vino en la bodega."
Blain se levantó inmediatamente al escuchar sus palabras.
"Iré contigo. Quiero caminar un rato."
Pronto se marcharon del salón. Unas sombras se retorcieron extrañamente.
En el salón aparecieron nuevos invitados. Fueron Leah e Ishakan.
Matrimonio Depredador - Capítulo
247

Capítulo 247. Mansión del Conde Weddleton (5)


"Ahhh..."
El Conde Weddleton se secó el sudor frío de la frente. Había estado con
Blain en la bodega probando varios vinos durante un rato.
Finalmente persuadió a Blain para que fuera a una de las habitaciones de
invitados, diciéndole que había una prost!tuta que se parecía mucho a Leah.
Fue una verdadera bendición que hubiera encontrado esta prost!tuta, de lo
contrario todavía estaría sudando frío con la compañía de Blain.
El Conde Weddleton regresó al salón con una botella de vino. Mientras se
bebía un par de copas a solas, recordó lo que Blain había dicho hoy.
Le parecía una locura que se sacrificaran Gitanos. El Conde Weddleton
realmente no podía entender su forma de pensar.
Aunque fuera su nieto siempre le resultaba difícil tratar con Blain.
Honestamente, le tenía miedo. Probablemente porque su sangre estaba
mezclada con la Gitana. Ambos eran tan crueles que costaba creer que
tenían sangre Weddleton.
El Conde Weddleton no tenía la valentía necesaria para relacionarse con
personas como ellos. Si no hubiera ningún beneficio en ello, habría roto las
relaciones. Entonces, cuando se levantó para marcharse, se quedó atónito.
"¡Ahhhhh!"
El Conde retrocedió asustado. Se frotó repetidamente los ojos con las
manos, como si estuviera mirando un fantasma.
Pero no estaba equivocado. La Princesa Leah estaba sentada en el sofá del
frente en una postura elegante con la espalda erguida.
La repentina presencia de la Princesa en el salón bastaba para sorprenderlo.
Pero no estaba sola. A su lado estaba sentado un hombre que apoyaba los
brazos en el respaldo del sofá. Sus ojos dorados miraban fijamente al Conde
Weddleton.
El Rey de los bárbaros.
Nunca había estado tan cerca de este famoso hombre. Le había parecido
feroz cuando lo había visto de lejos en eventos formales, pero de cerca
incluso le resultaba difícil encontrarse con sus ojos.
El sofá parecía pequeño para el hombre que estaba sentado cómodamente.
Un solo golpe de sus brazos podría terminar con su vida.
'Cielos...' El Conde simplemente quería desmayarse. Aunque todos en el
palacio real de Estia se habían convertido en muñecos, el Conde Weddleton
conservaba todos sus recuerdos. Por supuesto, conocía la relación de la
Princesa con los bárbaros.
No sabía cuánto recordaba la Princesa, pero estaba seguro de una cosa. Con
una palabra de la Princesa, el bárbaro podría retorcerle el cuerpo
inmediatamente.
El Conde Weddleton habló con una amarga sonrisa.
"Oh, ¿por qué está la Princesa a estas horas de la noche..."
"¡Conde Weddleton!"
La Princesa interrumpió las palabras del Conde con una fría expresión.
"Eres el único libre… debe haber sido divertido."
Su comentario hizo que se helara su corazón. El Conde Weddleton se frotó
las manos empapadas de sudor frío contra los pantalones. Intentó ganar
tiempo fingiendo.
"No sé de qué estás hablando."
Los ojos de la Princesa se entrecerraron. El Conde Weddleton se dio cuenta
que se comportaba un poco diferente de lo habitual. Sus ojos purpuras que
antes parecían muertos, brillaban fríamente.
"No digas tonterías."
La Princesa señaló lo que el Conde Weddleton intentaba ignorar.
"La única persona importante para la Reina Madre es su hijo..."
Leah continuó hablando después de una breve pausa.
"Tú eres alguien prescindible en caso de que algo salga mal."
La Princesa siguió hablando después de levantarse del sofá.
"El Conde debe conocer la obsesión de los Gitanos por la línea de sangre.
¿Acaso una persona que incluso ha abandonado a los de su misma etnia, no
puede abandonar a su padre que no es Gitano?"
No tenía sentido refutar sus palabras. Ella se acercó al Conde Weddleton
que parecía que se había quedado mudo.
"¿Por qué busca su Majestad el corazón de los Gitanos? Eso es una prueba
de que su poder se ha debilitado."
La Princesa habló tranquilamente deteniendo sus pasos frente al Conde
Weddleton.
"He recuperado mis recuerdos rompiendo el hechizo bajo el que estaba.
Sólo es cuestión de tiempo para romper el hechizo que tiene la gente del
palacio real."
"......"
"La Reina Madre está en una situación difícil. Ella es capaz de hacer
cualquier cosa cuando se encuentre en un callejón sin salida."
El Conde Weddleton se estremeció. Blain se había comido el corazón del
anterior Rey para completar un hechizo. Cerdina seguramente le arrancaría
el corazón si fuera necesario sin importar que fueran parientes.
El Conde preguntó completamente desalentado.
"¿Qué quieres?"
"Quiero que testifiques que la Reina Madre es Gitana."
"¿Qué recibiré a cambio Princesa?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
248

Capítulo 248. Mansión del Conde Weddleton (6)


La Princesa sonrió levemente ante la firme pregunta. A pesar de que su
gesto demostraba que su pregunta le había parecido tonta, se quedó absorto
mirando su hermoso rostro sonriente. La Princesa le susurró
benevolentemente al Conde que no podía apartar la mirada de ella.
"Te salvaré."
El Conde Weddleton se quedó boquiabierto de la consternación.
La Princesa le reprochó frunciendo el ceño.
"¿No crees que es generoso teniendo en cuenta los males que has hecho
hasta ahora?"
Añadió con frialdad.
"Debería asumir la responsabilidad por el mal comportamiento de su hija."
***
Para que no sólo parecieran palabras vacías, Leah le dijo al Conde
Weddleton que mañana temprano comprobara qué le había sucedido a Byun
Gyeongbaek.
Leah realmente no sabía nada al respecto. Sólo dijo porque creía que
Ishakan le había hecho algo.
Salieron del salón inmediatamente después de que ella terminara su
conversación con el Conde Weddleton. Mientras caminaban por el pasillo,
Leah le dijo a Ishakan.
"Tú mataste a la Dama Mirael, ¿no?"
Una suposición basada en los acontecimientos del día de hoy. La masacre
de los Gitanos, su intención de matar a Byun Gyeongbaek, la forma
silenciosa en que habían seguido a Blain y al Conde Weddleton para
obtener información...
La Dama Mirael se encontraba en su mansión de la capital custodiada por
hábiles caballeros, pero probablemente Ishakan le había quitado la vida sin
dificultad. Ishakan respondió sonriendo a la suposición de Leah.
"¿Crees que sólo la maté a ella?"
"......"
Por supuesto que no. Seguramente todos los intrusos que intentaron hacerle
algo esa noche también terminaron muertos. Ishakan le dijo a Leah que
permanecía en silencio.
"Eres buena mintiendo."
"No tuve otra opción."
Le mintió al Conde Weddleton diciendo que el poder de Cerdina se
debilitaba y que ella había roto el hechizo bajo el que estaba. Con eso
pretendía desestabilizar al Conde.
"¿Qué piensas hacer si el Conde se niega a testificar hasta el final?"
"Lo mataremos."
Ishakan se sorprendió ante su respuesta sin vacilar. Leah continuó hablando
después de pensar detenidamente.
"Pero el Conde Weddleton aceptará la propuesta."
Leah no había interactuado mucho con el Conde Weddleton, pero lo había
observado detalladamente durante algún tiempo. Tenía un gran estatus por
ser padre de Cerdina y abuelo del Rey.
Pero el Conde Weddleton no destacaba en nada en particular. Todo lo que
hizo fue aprovecharse para acumular riqueza codiciosamente. Tampoco
estaba involucrado directamente en ningún negocio oscuro.
El Conde Weddleton se limitó a recoger los beneficios tranquilamente. En
otras palabras, prácticamente no hacía más que mendigar.
Todo por una simple razón. Porque le tenía miedo a Cerdina y Blain. Temía
que ellos quisieran deshacerse de él por hacer algo que no fuera de su
agrado. Por lo que se mantuvo al margen para sobrevivir.
"También esta vez elegirá la opción que le permita vivir."
El Conde Weddleton debería hacerlo si quería preservar su propia vida.
Cuando estaba a punto de bajar las escaleras mientras hablaba con Ishakan,
observó las gotas de agua en las ventanas. Había comenzado a llover. Leah
le dijo a Ishakan mirando hacia el exterior.
"No está lloviendo tan fuerte, así que puedo regresar al palacio real..."
"¡No!"
Ishakan reprendió a Leah.
"Te he dicho que estabas embarazada. La lluvia se detendrá antes de que
salga el sol, así que esperemos un poco más."
Leah asintió en silencio. Ella todavía no podía creer que estuviera
embarazada, pero por ahora fingiría que le creía.
De todos modos, esperar un poco antes de irse parecía una buena opción.
Estaba un poco confundida por toda la información que había recibido hoy.
No quería estar en el sofocante palacio real en ese estado.
Caminó nuevamente por los pasillos para esconderse temporalmente en
alguna habitación de invitados desocupada. Ishakan la siguió hasta que la
agarró repentinamente, tapándole la boca con la mano. Abrió una puerta en
la esquina del pasillo para entrar.
Se trataba de un pequeño almacén con utensilios de limpieza como escobas.
Apenas había espacio suficiente para que los dos estuvieran adentro. En
cuanto cerró la puerta, el lugar quedó completamente oscuro.
Leah lo miró fijamente. Ishakan rodeaba su cintura con su brazos mirando
hacia la puerta. Se escuchó una voz familiar que provenía desde afuera.
—¡Leah! ¡Leah!
Blain pronunció el nombre de Leah confusamente, como si estuviera
borracho.
Su cuerpo se puso rígido. Su corazón comenzó a latir desenfrenadamente.
De repente sintió que debería correr hacia Blain inmediatamente. Ishakan
miró a Leah.
Leah se acurrucó los dedos de los pies. No quería mostrar esta reacción ante
Ishakan. Pero su cuerpo lo hacía involuntariamente. Mientras esperaba que
Blain desapareciera, se escuchó la voz de una mujer.
—Su Majestad, quiero estar con usted.
La puerta delgada no bloqueaba el sonido, así que incluso se pudo escuchar
el sonido húmedo del beso que la mujer le dio a Blain. Sus siguientes
palabras con tono seductor sorprendieron a Leah.
—Su Majestad, no podemos hacer eso en el pasillo... Leah quiere hacerlo
en la cama...
La mujer estaba imitando a Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
249

Capítulo 249. Mansión del Conde Weddleton (7)


Ishakan sonrió retorcidamente al escuchar sus palabras. Sus ojos se
oscurecieron fríamente. Leah no sabía qué hacer. Ellos comenzaron a emitir
sonidos cada vez más explícitos.
—Ah, ahí, hmm... Su Majestad...
—Leah… ahh, Leah....
Poco después, sonidos intensos provinieron desde el exterior. Finalmente,
ellos empezaron a tener relaciones s3xuales en el pasillo.
Ahora ella creía entender por qué no habían sirvientes deambulando por la
Mansión del Conde Weddleton. Como existía la posibilidad de que Blain
hiciera algo como esto, no tenían permitido salir.
Fuertes gemidos resonaron en el silencioso pasillo de la Mansión del
Conde. Quería taparse los oídos. Le horrorizaba que otra mujer que se hacía
pasar por ella estuviera teniendo relaciones s3xuales con Blain.
—¡Ah, perra, aprieta más Leah...!
Blain pronunció palabras vulgares mientras llamaba a la mujer por su
nombre. Leah se dio cuenta de lo que Blain sentía.
Una mezcla de amor, odio y complejos de inferioridad que querían
someterla. Solo deseaba tenerla bajo su control.
—Leah... hmmm, ahh...
Al mismo tiempo que se escucharon los gemidos de Blain, Leah sintió una
intensa sensación de repulsión.
Pero no había tiempo para que eso la atormentara. Porque cuanto más
sonidos emitía Blain en el exterior, la expresión de Ishakan se volvía más
feroz.
Por su peligrosa mirada parecía que abriría la puerta en cualquier momento.
Si los descubrían en este momento, no tendría sentido haber amenazado al
Conde Weddleton. Leah agarró con fuerza el dobladillo de Ishakan.
Mientras ella lo miraba suplicante, sus ojos dorados se suavizaron un poco.
Pero Blain no tenía ninguna intención de ayudar.
—Ahh, demonios Leah…
La mujer gritó descontroladamente.
—¡Ahh, más Su Majestad... vengase dentro de Leah!
El cuerpo de Ishakan tembló. Leah le acarició el dorso de la mano. Ishakan
suspiró, quitando su mano que cubría la boca de ella. Leah susurró.
"Nunca he tenido nada con Blain."
Le preocupaba que malinterpretara que había tenido relaciones s3xuales con
Blain. Ishakan sonrió ante la explicación de Leah.
"Lo sé. Si él te hubiera tratado de esa manera."
Ishakan miró fijamente la puerta. Susurró con una mirada que parecía que
en su imaginación ya le había arrancado el cuello a Blain.
"No estaría vivo."
"......"
Leah apretó los labios. Ishakan la abrazó con más fuerza. Ella se aferró a él.
Una parte de su mente seguía atada a Blain. El impulso de correr enseguida
hacia Blain seguía estando presente.
Pero Leah pudo soportarlo porque estaba con Ishakan. Incluso en el oscuro
almacén, sus ojos dorados irradiaban una intensa luz.
Escuchando los fuertes gemidos acompañados del sonido de la carne
chocando entre sí, Leah se imaginó en la cama con Ishakan.
Ella no sabía qué hizo en el tiempo que no recordaba, pero de todas modos
por los momentos nunca había tenido relaciones s3xuales como tal.
Las relaciones s3xuales que Leah había visto hasta ahora le resultaron
repugnantes. Incluso la escena de s3xo que se desarrollaba más allá de la
puerta le resultaba igual de repugnante, pero tenía que soportarlo.
Pero con Ishakan todo fue diferente. Ella deseaba tocarlo, algo que nunca
había sentido ni siquiera cuando estaba obsesionada con Blain.
No sintió ningún rechazo o incomodidad cuando hizo algo similar a tener
relaciones s3xuales con Ishakan. Se sintió muy bien, pero si realmente
tenían s3xo… seguramente sería mucho mejor.
"¿En qué estás pensando?"
Ishakan murmuró entrecerrando los ojos.
"...Con esa mirada tan traviesa."
La vacilante Leah respondió con franqueza.
"Estoy pensando en ti."
Luego puso su mano alrededor de su cuello. Se puso de puntillas para
besarlo. Ella metió la lengua primero. Los duros dientes Ishakan parecía los
de una bestia.
Leah cerró los ojos mientras se frotaban sus lenguas. Le gustaba tanto que
todo su cuerpo se estremeció de plac3r. Contuvo un gemido que estuvo a
punto de escaparse, para que Blain que estaba al otro lado de la puerta no
los descubriera.
El deseo de hacer más cosas con Ishakan seguía atormentándola. Debe
haberse convertido en una pervertida. Leah se lamió los labios empapados
de saliva.
"Quiero hacerlo sólo contigo."
Su voz temblaba de nerviosismo.
"No quiero que nadie más me toque..."
Leah murmuró.
"Siempre… quiero hacerlo contigo..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
250

Capítulo 250. Mansión del Conde Weddleton (8)


En ese momento sintió algo duro y caliente tocando su vientre. Ella
permanecía pegada a Ishakan por el estrecho almacén. No había ningún
espacio entre ellos. Cuando ella miró hacia abajo, pudo observar la
anaconda que estaba presionada contra su vientre.
"......"
Ishakan tenía algo letal escondido entre sus muslos… Leah lo miró
boquiabierta. Ishakan le respondió a Leah con las cejas levantadas.
"Es tu culpa."
Ella parpadeó avergonzada. Ishakan descaradamente la estaba
responsabilizando de esto. Justo en ese momento el exterior se volvió
silencioso. Parecía que ellos se habían marchado después de terminar su
acto s3xual.
Ishakan salió del almacén con Leah en sus brazos. Luego entró en la
habitación de invitados más cercana.
La habitación olía un poco a polvo, pero en general estaba limpia. Pero ella
no tuvo tiempo para observar con más detalle. Después de que cerrara la
puerta abruptamente, Ishakan puso a Leah en la cama.
Leah respiró profundamente. El sonido de las gotas golpeando la ventana de
cristal se volvió más fuerte, probablemente la lluvia se había intensificado.
Aparte de eso, solo se podía escuchar el sonido de sus respiraciones.
Sentía que su corazón estaba a punto de estallar. No podía controlar su
excit@ción, así que movió sus manos inconscientemente. Ella quería
tocarlo, así que intentó quitarle la camisa, pero Ishakan agarró su mano.
Mientras besaba los dedos de Leah, le quitaba la ropa con la otra mano.
Leah se tumbó en la cama desnuda. Ishakan separó naturalmente sus
piernas para colocarse entre ellas. Leah envolvió sus piernas alrededor de la
cintura de Ishakan. Sin poder resistir la separación de sus labios, volvieron
a besarse apasionadamente.
Fue un beso intenso. Casi parecían bestias salvajes mordiéndose,
chupándose y lamiéndose instintivamente.
Las manos de Ishakan tantearon indiscretamente todo su cuerpo. Leah se
estremeció cuando sus manos apretaron sus s3nos y sus n@lgas. Ella
también lo tocaba deseosa.
Todo su cuerpo se volvió tan sensible que hasta el más mínimo roce le hacía
gemir. Leah se aferró a Ishakan. Se sentía mareada como si estuviera
borracha.
"Ah, rápido... ahh, hmm..."
No podía soportar el cosquilleo en su interior. Ella abrió las piernas
esperando que él hiciera algo pronto. Ishakan habló por primera vez.
"Leah..."
Le gustó como la llamó por su nombre. Su voz estaba llena de deseo sexual.
Cuando Blain pronunció su nombre de esa manera se horrorizó, pero
cuando Ishakan lo hizo se excitó todavía más.
Ishakan se lamió los labios. Pudo contenerse aunque quería metérsela de
inmediato.
"Hacía mucho tiempo que no hacíamos esto… No puedes metértela tan
pronto..."
Después de decir esas palabras agarró con ambas manos sus muslos. Luego
acercó su boca hacia su v@gina.
"¡Ah...!"
Leah se sobresaltó. El acto de que lamiera con su lengua su zona íntim@ le
parecía extremadamente lascivo. Nerviosa empujó los hombros de Ishakan
con los pies.
Ishakan levantó lentamente la mirada. Ella pensaba decirle que lo hiciera un
poco más lento. Pero tan pronto como sus ojos se encontraron, él agarró su
tobillo y comenzó a lamerlo. Ella habló inconscientemente.
"Yo también quiero hacerte sentir bien."
Ishakan se rió mientras lamía su tobillo.
"Actúas tan valiente porque no sabes nada."
"No, solo quiero que ambos disfrutemos..."
Ishakan dejó la marca de sus dientes en su piel mientras escuchaba su
respuesta.
"Solo estando contigo soy feliz."
"Yo también."
Leah movió su mano recordando las caricias que Blain recibía de las
prost!tutas y las consortes. Cuando ella agarró su virilidad, Ishakan gimió
rudamente frunciendo el ceño.
"¿Cómo aprendiste todo esto si has olvidado todo?"
Leah siguió moviendo la mano ignorando su pregunta. Si ella le decía que
había visto cómo algunas mujeres se lo hacían a Blain, iría inmediatamente
a arrancarle la cabeza. Ishakan levantó a Leah en la cama chasqueando la
lengua.
"De esta manera es probable que concibamos a nuestro segundo hijo antes
de que nazca el primero..." Murmuró para sí mismo. Se acostó en la cama,
poniendo a Leah encima mirando hacia abajo.
Leah se paralizó viendo su virilidad frente a su cara. Pero pronto tuvo que
levantar las caderas ante una sensación plac3ntera.
Ishakan dijo después de lamer su cl!toris. "Tú también deberías hacer lo
mismo."
Un líquido claro salió de la punta de su gl@nde. Leah lamió su virilidad
después de dudar brevemente. Su virilidad se agitó en reacción. Ella la
agarró rápidamente sobresaltada. Su mano se calentó inmediatamente.
Cuando ella volvió a lamerlo cuidadosamente, una risa vino desde atrás.
"¿Qué estás haciendo Leah? ¿Eso es todo lo que puedes hacer?"
Añadió mientras introducía sus dedos en su interior. "Tienes que hacerme
sentir bien."
Matrimonio Depredador - Capítulo
251

Capítulo 251. Mansión del Conde Weddleton (9)


Aparentemente ella no se había expresado correctamente. Por supuesto que
haría todo lo posible. Pero no estaba segura de poder satisfacerlo.
Leah movió sus labios recordando lo que había visto. Pero le resultaba
difícil actuar a pesar de sus esfuerzos. Esto se debía a que Ishakan no se
quedaba quieto.
Sus dedos seguían pen3trando su apretado interior sin descanso. Por
supuesto, mientras Ishakan hacía eso no se olvidaba de lamer su cl!toris. La
cara de Leah se había convertido en un tomate ardiente.
Leah se concentró en la virilidad que tenía enfrente intentando desviar su
atención. Ya lo había visto antes, pero seguía pareciéndole demasiado
grande.
Sería difícil introducirlo completamente en su boca. Cuando finalmente se
armó de valor, lo introdujo en su boca profundamente hasta que llegó a su
úvula, luego succionó con tanta fuerza que sus mejillas se hundieron.
"Ahh..."
Inmediatamente Ishakan soltó un rudo gemido. Leah encogió los dedos de
los pies. Sintió un extraño cosquilleo en su vientre.
Se suponía que haciendo esto ella estaba provocando que Ishakan se sintiera
bien, pero escuchándolo gemir sentía el mismo pl@cer. Sintiendo la
sensación de cosquilleo con la virilidad en su boca, soltó un gemido
reprimido.
"Ahh... hmm..."
Cuando sus muslos temblaron, Ishakan le dio una n@lgada con la otra
mano. De repente, el número de dedos metidos en su v@gina aumentaron a
tres.
Ishakan tenía unas manos excepcionalmente grandes. Como sus dedos eran
largos y gruesos, ella podía sentirlos claramente en sus paredes internas.
Ishakan agitó sus dedos después de introducirlos hasta el fondo. Un sonido
húmedo se propagaba con regularidad. Leah apenas pudo mantener la punta
del gl@nde en su boca mientras temblaba. Saliva salió de su boca abierta
humedeciendo la virilidad.
Ishakan extendió una mano acariciando uno de los s3nos de Leah. Los
dedos introducidos en su v@gina se movían rítmicamente. Preguntó con
voz acalorada.
"¿No piensas seguir chupando?"
Ella se esforzó para mover nuevamente su cabeza. Pero pronto se detuvo
nuevamente. Fue porque Ishakan dobló sus dedos como un gancho en su
interior. Mientras frotaba su interior de esa manera, una sensación
estimulante recorrió todo su cuerpo.
Ella inclinó su cabeza hacia atrás involuntariamente. Su boca se relajó
provocando que sus dientes rasparan su virilidad. Cuando Ishakan exhaló
bruscamente, Leah suplicó desesperadamente.
"Dedos... hmm, ahh... detén tu lengua también... ahh..."
Sin embargo, Ishakan lamió su cl!toris presionándolo con su lengua.
También estaba estimulando su s3no, por lo que ella no podía recuperar la
compostura. Finalmente perdió todas sus fuerzas. Apoyó su pecho en el
vientre de Ishakan.
Después de expulsar de su boca su virilidad para recuperar el aliento, Leah
enterró su cara en sus muslos. Saliva salía de sus labios cada vez que
exhalaba.
Ella mordió con fuerza su piel con sus dientes, pero no quedó ninguna
marca de mordedura en sus músculos. Leah levantó la parte superior de su
cuerpo con los brazos.
Pero en cuanto ella lo hizo, Ishakan movió sus dedos rápidamente como si
lo hubiera estado esperando. Leah gimió mientras sacudía sus caderas. Fue
un intento instintivo de apartarlos, pero no pudo escapar de sus dedos.
Nuevamente Ishakan extendió su otra mano para acariciar uno de sus s3nos.
Leah habló casi sollozando.
"Ahh... sigues haciendo lo mismo... hmm... ni siquiera puedo..."
"¿Qué?"
"Hmm… dedos… ahh..."
Leah también quería hacerlo sentir bien, pero Ishakan seguía
interrumpiéndola. Sollozó mientras apartaba la mano de Ishakan de su s3no.
"Tampoco uses la lengua… Yo también quiero complacerte..."
Justo en ese momento Ishahan se detuvo, así que ella inmediatamente
comenzó a chupar su virilidad. Lamió cada una de sus gruesas venas y la
hendidura de la punta de su gl@nde. Ella lo introdujo repetidamente hasta
su úvula mientras lo chupaba.
Ishakan sacó sus dedos lentamente cubiertos por un líquido viscoso. Habló
frotando suavemente su cl!toris.
"No me enfadaré, pero dilo."
Leah, que había estado estimulando su virilidad, dejó de moverse. Ishakan
preguntó presionando ligeramente su cl!toris.
"¿Dónde lo has aprendido?"
"......"
Un escalofrío recorrió su cuerpo. Y sacó la virilidad de su boca.
"Nunca te he enseñado estas cosas..."
Ishakan habló con voz tranquila.
"¿Dónde mi esposa ha aprendido esto?"
Leah apretó los labios sin saber qué decir. Ishakan insistió nuevamente.
"Explica esto, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
252

Capítulo 252. Mansión del Conde Weddleton (10)


Las mentiras no funcionaban con Ishakan debido a su perspicacia.
Probablemente si ella decidiera mentir, podría causar un gran problema.
Tampoco se le ocurría ninguna excusa adecuada. Ella no sabía qué decir.
Leah decidió confesar la verdad mientras sostenía la virilidad de Ishakan.
"Vi a su Majestad... teniendo s3xo con otras mujeres."
"¿...Lo viste?"
"En ocasiones... me llamaba a su habitación..."
Ella confesó que por orden de Blaine tenía que sentarse para observarlo
manteniendo relaciones s3xuales con otras mujeres. Ishakan se mantuvo en
silencio hasta que finalmente dijo.
"No estoy enfadado."
Pero no pudo ocultar las emociones impregnadas en su voz. Se estaba
reprimiendo, bajo la superficie estaba hirviendo. Leah quiso mirar su rostro.
Pero antes de que girara la cabeza, Ishakan le dio una n@lgada.
"No mires atrás."
"......"
Parecía que Ishakan estaba muy enfadado. Leah permaneció callada. Pensó
que sería bueno consolarlo un poco.
Cuando se metía su virilidad lentamente en la boca, de repente sus ojos se
agrandaron. Sus dedos se clavaron en su húmedo interior. Ishakan comenzó
a moverlos rápidamente sin olvidarse de lamer su cl!toris.
Leah jadeaba con la virilidad caliente en su boca. El exceso de pl@cer
causó que su visión parpadeara. Ella arrugó las sábanas con los dedos de los
pies. Finalmente agobiada por el pl@cer perdió todas sus fuerzas mientras
gemía. - Traducción de ReinoWuxia
"¡Ahhh...!"
Su cuerpo se desplomó. La virilidad se introdujo hasta su garganta.
Lágrimas fluyeron por su rostro inmediatamente acompañadas de una
sensación de náuseas. Sus extremidades estaban acalambradas.
Pero Ishakan no se detuvo aunque sabía que Leah había alcanzado el
cl!max.
Leah escupió su virilidad que seguía en su boca en medio del pl@cer. Su
pequeña lengua sobresalía de su boca abierta. Ella le suplicó
estremeciéndose.
"Ahh, hmm, por favor, ahh, detente ahora, ahh..."
Pero ignoró su súplica. Introdujo nuevamente los dedos hasta el fondo
mientras lamía su cl!toris. Los ojos de Leah se agrandaron bastante. Sus
vellos erizaron. Ella inclinó su cabeza hacía atrás involuntariamente.
"...Hmm… no puedo más… ahh!"
Pronto alcanzó el segundo cl!max. Un pl@cer indescriptible invadió su
cuerpo. Ella dobló la espalda soltando un fuerte gemido.
Cuando apenas Leah recobró los sentidos, Ishakan acomodó la posición de
sus cuerpos. Inmediatamente la p3netró con su virilidad hasta lo más
profundo.
Su visión se volvió borrosa. Leah ahora estaba acostada de espaldas sin
fuerzas. Ishakan exhaló salvajemente. Su aliento caliente recorrió su
columna vertebral.
Acarició las n@lgas de Leah con ambas manos. Luego agarró por la cintura
mientras echaba su virilidad hacia atrás. La sacó hasta que solo su gl@nde
permaneció adentro, antes de empujarla bruscamente hasta lo más
profundo.
Leah se quedó sin aliento. Ella sintió que su vientre se abultaba. Un pl@cer
aterrador recorrió su cuerpo. Le gustaba la sensación de estar
completamente conectados aunque tenía miedo. En ese momento, recordó
una frase.
—¡Ah, p3rra, aprieta más Leah...!
¿Y si Ishakan no se sentía tan bien? ¿Y si era la única a la que le gustaba?
¿Y si se aburría de ella después de hacerlo?
Blain solía cambiar de mujer frecuentemente. Leah apretó con fuerza sus
paredes internas debido a su creciente preocupación.
"¡Leah...!"
Ishakan se inclinó hacia abajo. Mordió con fuerza la nuca de Leah.
"Relájate..."
Sin embargo, Leah no dejó de apretar sus paredes internas a pesar del
cansancio. Ishakan se dio cuenta de que había algo extraño en su
comportamiento.
"Leah."
Claramente Ishakan pronunció su nombre pidiendo una explicación. Leah
enterró su cara en la cama. Todavía le resultaba difícil mentirle a Ishakan,
así que terminó murmurando algo que le daba vergüenza decir.
"No debe estar floja..."
Ishakan se rió amargamente.
"...Ahora entiendo..."
Luego añadió burlonamente.
"Pero si alguien dice eso, es porque lo tiene pequeño."
Matrimonio Depredador - Capítulo
253

Capítulo 253. Mansión del Conde Weddleton (11)


Ishakan miró su espalda blanca. Como no tenía ninguna mancha solo
destacaba su columna vertebral. Respiró profundamente mientras recorría
su espalda con la mirada.
Sus húmedas paredes internas estaban adheridas a su virilidad. Ishakan
apretó los dientes por el desbordante pl@cer. Los músculos de su
mandíbula se pusieron rígidos mientras trataba de calmarse.
Esto siempre ha sido un problema. Tener relaciones s3xuales con ella le
provocaba un pl@cer indescriptible, así que sentía el impulso de actuar
siguiendo sus instintos. Aunque sabía que para ella sería difícil soportarlo,
siempre la llevaba hasta el límite.
Le resultaba muy difícil contenerse con solo mirarla. Incluso con un
pequeño estímulo, su virilidad se tensaba.
Se podría decir que Leah podría haber muerto debido a sus acciones. Lo
mismo había sucedido el día de hoy. Ella lo había estado mirando
atrevidamente mientras movía sus labios. Luego cuando se besaron en el
almacén, Ishakan no pudo contenerse más.
Los Kurkan tenían un fuerte libido por la sangre bestia en sus venas.
También había una razón por la que no había hecho nada hasta ahora. Leah
podría asustarse porque había perdido la memoria, así que decidió no
presionarla.
Después de una abstinencia involuntaria finalmente estaban juntos. Hacía
mucho tiempo que no tenían relaciones s3xuales, así que no pensaba
detenerse hasta enloquecerla.
Existía la posibilidad de que venirse adentro de ella hasta que se desbordara
podría ayudarla a recordar. Leah seguramente se asustaría si lo supiera.
Ishakan comenzó a mover lentamente su cintura, pero pronto se detuvo.
"¡Leah..!"
Inmediatamente agarró el trasero de ella con fuerza. Debido a la diferencia
de tamaño, Leah tenía dificultades para recibir la virilidad de Ishakan.
"Relájate..."
Ishakan miró sus manos que sujetaban la sábana con fuerza. Sus pequeños
puños estaban temblando. Sus ojos dorados se enfriaron.
"Leah..."
Leah murmuró en voz baja.
"No debe estar floja..."
Ishakan se rió burlonamente entendiendo a qué se refería ella.
"Si un hombre dice eso, es porque lo tiene pequeño."
Su espalda blanca se estremeció ante las palabras de Ishakan. Acarició el
trasero de Leah mientras esperaba que ella aflojara sus paredes internas.
Todo tipo de improperios aparecieron en su mente.
Ishakan recordó lo que había vivido en la cama con Leah hasta ahora. Le
alegraba haberle enseñado todo tipo de cosas a la inocente Princesa que no
sabía nada.
Le gustó como Leah fue cambiando a medida que se sinceraba sobre sus
verdaderos deseos. También le agradaba saber que este cambio se debía a
él. Ambos tenían una relación placentera.
Sin embargo, durante el tiempo que estuvo alejada sin recordar el pasado,
Leah aprendió muchas cosas extrañas de Blain. Incluso ahora se sentía
avergonzada teniendo relaciones s3xuales con Ishakan.
Su sangre comenzó a hervir con solo imaginarse a Leah sentada en la
habitación de Blain viéndolo tener relaciones s3xuales con otras mujeres.
Se preguntó de qué forma podría matar a ese bastardo para sentirse mejor.
Aunque realmente no creía que eso fuera suficiente para que su ira
desapareciera.
Respiró profundamente para intentar calmar su ira. Ahora tenía que
concentrarse en su esposa que estaba delante. Su ira se disipó un poco
viendo como ella se esforzaba para hacerlo sentir bien.
Ishakan abrazó a Leah que seguía con la cara enterrada en la cama mientras
retiraba su virilidad. Probablemente ella sintió una extraña sensación
mientras su gran virilidad se retiraba porque se estremeció.
Le dio la vuelta a Leah acostándola boca arriba. Sujetó su virilidad para
golpear sus húmedos labios v@ginales. Luego habló mirando a Leah.
"Hagámoslo cara a cara."
Leah se sonrojó instantáneamente. Ishakan sonrió mientras introducía su
virilidad hasta lo más profundo. Ella gimió fuertemente.
Ishakan acarició sus sen0s para resistir el impulso de pen3trarla
salvajemente. Ellos encajaban perfectamente en sus manos. No se olvidó de
estimular sus p3zones. Finalmente comenzó a mover su cadera.
El sonido de sus pieles chocando sonó obscenamente. Ishakan pronunció su
nombre con una voz llena de pl@cer.
"Leah, Leah..."
Su calidez de su húmedo interior hacía que se sintiera genial. También le
gustaba la manera que se contraía en ocasiones e intentaba contener los
gemidos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
254

Capítulo 254. Mansión del Conde Weddleton (12)


Cuando la cadera de Leah comenzó a estremecerse debido al pl@cer,
Ishakan empleó toda su paciencia para no tratarla con demasiada dureza.
"Ah, Leah, ahhhh..."
Cuando pronunció su nombre ella sintió una extraña sensación. Los ojos de
Leah, que había estado absorta en el pl@cer, se agrandaron.
"Oh, no, Ishahan..."
Intentó apartar a Ishakan con urgencia. Ella sabía exactamente lo que estaba
a punto de suceder, puesto que lo había experimentado antes. Expulsaría
nuevamente un líquido. Leah intentó que se detuviera, pero él fingió no
darse cuenta. A Ishakan le gustaba que lo mojara.
"Es suficiente, ahh, detente, ahora, ahhh..."
Como ella intentaba escapar, la presionó con su cuerpo para evitar que se
moviera. Sus sen0s fueron aplastados por su pecho firme. También sujetó
las muñecas de Leah a ambos lados de su cabeza.
Ahora que sus cuerpos estaban completamente unidos, Ishakan comenzó a
mover su cintura rápidamente. Ignorando el crujido de la cama que parecía
que estaba a punto de derrumbarse, se concentró en la boca de Leah.
Ishakan lamió hasta la última gota de saliva en sus labios, luego frotó su
lengua contra la de ella sin reservas.
Leah se puso rígida. En el momento en que sus ojos púrpuras húmedos por
sus lágrimas perdieron su enfoque, arqueó la espalda estremeciéndose.
"Hmm, ahhhhh..."
Sus paredes interiores se tensaron. Ishakan torció los ojos debido a que su
virilidad fue fuertemente apretada. Ella expulsó un líquido desde su interior.
Mientras sufría espasmos intermitentemente, Ishakan movió lentamente su
cintura.
Después de experimentar el cl!max, Leah regresó lentamente a sus cabales.
Leah comenzó a sollozar de nuevo porque ahora estaba mojada allá abajo.
"Hck, hck, ahh..."
Probablemente estaba avergonzada. Ishakan acarició sus sen0s para
consolarla. Cuando estimuló sus p3zones con sus dedos, ella comenzó a
temblar nuevamente.
"Te dije que te detuvieras..."
Ella sollozó avergonzada.
"Por qué… por qué sigues haciéndolo...hck..."
Ya había mojado la cama varias veces en el pasado por culpa de Ishakan,
pero ahora no lo recordaba. Ishakan no pudo evitar sonreír porque
seguramente ella estaba confundiendo el líquido con la orina.
Leah lo golpeó con el puño cerrado al verlo sonreír. Por supuesto, su golpe
ni siquiera le hizo cosquillas. Por el contrario, parecía que él estaba
disfrutando sus reacciones.
Ella cerró su puño nuevamente para golpearlo con fuerza varias veces en el
pecho. Pero inmediatamente apretó los labios porque se dio cuenta que no
le dolían ni un poco. Ishakan tardíamente intentó fingir que le dolieron.
"...Ouch."
Leah puso una expresión de molestia. A Ishakan le pareció tan adorable que
no pudo evitar morder suavemente su mejilla asegurándose de no dejar
marcas de dientes. Luego habló descaradamente.
"Mi esposa es fuerte."
Leah respondió sollozando sin poder terminar de expresarse.
"¡Ishakan, realmente eres tan...!"
Ishakan quería seguir bromeando pero no lo hizo para que ella no se pusiera
de mal humor. Por lo que preguntó acariciando su cabello plateado.
"Lo siento. ¿Te has asustado?"
Su voz fue más suave. Le lamió las mejillas empapadas de lágrimas, luego
el lóbulo de la oreja sutilmente. Susurró mientras lamía sus labios
ligeramente agrietados.
"Seré más gentil."
Leah parpadeó con sus húmedas pestañas. Sus ojos llorosos parecían flores
bajo la lluvia. Ishakan la miraba como si estuviera encantado. Sus ojos
tenían una extraña tonalidad por las emociones del momento.
Al principio Leah siempre estaba inexpresiva rodeada de una atmósfera
sombría. Sin embargo, ahora en ocasiones ella lograba romper los muros
para expresar sus verdaderas emociones. En esas ocasiones a Ishakan le
resultaba difícil entrar en razón.
Era tan hermosa que las personas no podían dejarla en paz. Por supuesto,
Ishakan era una de esas personas, así que la atormentaba con frecuencia.
"Seré tan suave como quieras..."
Pero la diferencia radicaba en que Ishakan quería hacer feliz a Leah. No le
importaba que el camino fuera difícil. Quería que ella tuviera la felicidad
más perfecta del mundo.
Ishakan besó alrededor de los ojos de Leah. Luego habló con amor, como si
confesara su amor. "No llores, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
255

Capítulo 255. Mansión del Conde Weddleton (13)


Ishakan la trató suavemente cumpliendo con sus palabras. Entonces Leah se
dio cuenta de que se había equivocado.
Porque aunque Ishakan no la estaba tratando rudamente, ella podía seguir
sintiendo un pl@cer difícil de soportar.
Ishakan movía su cintura suavemente mientras observaba sus reacciones.
Susurraba su nombre frecuentemente. Ella temblaba un poco cada vez que
escuchaba su profunda voz.
Ella alcanzó el cl!max nuevamente cuando su virilidad llegó hasta el fondo.
Ishakan también se vino gimiendo rudamente. Mientras estaba abrumada
por el pl@cer, pudo sentir como el s3men se esparcía por su interior.
Terminaron abrazándose después de tener una relación s3xual que fue como
nadar en una piscina llena de miel. Leah soltó un gemido de satisfacción.
Ella respiraba profundamente mientras estaba abrazada a Ishakan.
Sus cuerpos sudorosos estaban uno frente al otro. Cuando sus miradas se
encontraron, se besaron por reflejo. Leah pensó mientras sus labios se
frotaban.
'Esto realmente es tener relaciones s3xuales. Sentirse bien mutuamente,
compartir emociones, estar completamente conectados el uno con el otro...'
Las relaciones s3xuales que había visto en la habitación de Blain carecían
de amor. Simplemente eran actos para satisfacer el deseo carnal.
Ishakan se acostó poniendo a Leah sobre su pecho. Nuevamente comenzó a
acariciar a Leah con una de sus manos.
Con los dedos empujó hacia adentro el s3men que salía de su húmedo
interior. Entonces Ishakan miró a Leah con los ojos inquietos. Leah habló
asustada cuando se dio cuenta de lo que estaba considerando.
"No creo que pueda seguir haciéndolo..."
No había fuerza en su voz. Ishakan sacó lentamente los dedos mientras se
lamía los labios. Sus dedos acariciaron su cl!toris que todavía estaba
hinchado.
Como siguió atormentado ese punto sensible, Leah terminó escapando de
Ishakan. Su cabello plateado caía como una cascada mientras se sentaba.
Ella habló con vacilación.
"Debería regresar al palacio real..."
Ishakan besó un mechón de cabello que había agarrado con su mano.
Entonces tiró de Leah por la cintura. Ella no pudo hacer nada más que
acostarse en la cama de nuevo. Ishakan la rodeó con sus extremidades.
"No te vayas."
Leah tampoco quería irse. Quería dormir dulcemente en los brazos de
Ishakan para descansar. Pero debía regresar al palacio real. Como ella no
respondió, Ishakan habló frunciendo el ceño.
"He cometido un error. Debí hacerlo hasta que te desmayaras."
"......"
Leah enterró su cara en el pecho de Ishakan. Sabía que aunque dijera esas
cosas, seguramente la llevaría de regreso a tiempo. Ella permaneció en
silencio hasta que dijo repentinamente.
"Tengo una pregunta."
Ella levantó la cabeza para mirarlo.
"Los hechizos fueron los que hicieron que me enamorara de su Majestad,
¿verdad?"
Según sus recuerdos definitivamente hubo un tiempo en que Blain fue
cariñoso con ella.
"En el pasado solía ser amable… ¿No será que su Majestad también cambió
su carácter porque se encuentra bajo un hechizo?"
Ishakan respondió a su pregunta con un rostro inexpresivo.
"Ese bastardo siempre ha sido una basura."
Añadió que lo entendería perfectamente cuando recordara la verdad.
"......"
Leah bajó la mirada. La respuesta de Ishakan se basaba en que ella
recuperaría los recuerdos del pasado. Habló como si fuera seguro que ella
recuperara los recuerdos, pero había poca probabilidad de que lo hiciera en
el tiempo que quedaba.
Una sensación de ansiedad se apoderó de ella. Temía nunca recuperar sus
recuerdos y terminar sin entender nada.
"...En ocasiones pienso en ello."
Leah miró a Ishakan llena de ansiedad. Susurró con una mirada sombría.
"Sobre cuál es mi carácter original… Probablemente habría sido muy
audaz."
Ishakan inclinó un poco más la cabeza. Sus labios ahora estaban cerca de
rozarse.
"Te esforzaste mucho. Igual que ahora"
Ishakan sonrió suavemente. Luego besó a Leah en la frente.
"¿Por qué no duermes un poco más antes de regresar?"
La somnolencia la invadió en cuanto escuchó esto. Ella intentó mantener
los ojos abiertos, pero le resultó imposible. Finalmente se quedó dormida.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
256

Capítulo 256. Puerta De Hierro


Estaba en un vasto desierto. El paisaje de arena dorada le resultaba bastante
familiar. El sol estaba intenso, pero probablemente como estaba en un sueño
no sentía mucho calor.
Leah caminó pisando la fina arena. Sus huellas quedaron marcadas en la
arena. Detuvo sus pasos después de caminar durante un rato. A lo lejos
había algo oscuro apilado.
Se trataba de las cadenas.
Instintivamente su cuerpo se puso rígido. Pero cuando Leah vio la pequeña
figura plateada sentada sobre la pila de cadenas, se precipitó hacia ella.
El lobo estaba sentado sobre un montón de cadenas. Leah exhaló un suspiro
de alivio al comprobar que no tenía ninguna herida.
El lobo agitó su cola ante la llegada de Leah. Luego levantó la barbilla
orgulloso. Ella le hizo una pregunta cuando el lobo le dio unos golpecitos a
las cadenas con su patas delanteras.
.—¿Has hecho todo esto?
El lobo asintió a la pregunta de Leah. Estaba ansioso por presumirlo, como
si hubiera completado con éxito una cacería muy difícil. Ella sintió como si
su corazón se calentara viendo al adorable lobo.
Quería abrazar al pequeño lobo. Pero no podía hacerlo casualmente por
miedo a que no le gustara, así que se limitó a tenderle la mano
amablemente. Entonces el lobo levantó sus dos patas mostrando indicios de
que quería que lo cargara.
Leah sostuvo al pequeño lobo en sus brazos. Acarició su pelaje plateado,
que tenía el mismo color que su cabello.
Era inusual que alguien tuviera el cabello plateado, así que prácticamente se
consideraba un símbolo de la familia real de Estia. No solo era la primera
vez que veía un lobo plateado, sino también que tenía los ojos dorados.
Leah lo miró fijamente a los ojos mientras seguía acariciando su pelaje. En
el momento que sus miradas se encontraron, el pequeño lobo sonrió con
unos ojos dorados que se parecían a los de Ishakan.
Había luchado solo en este lugar. Pero no había ningún rastro de
resentimiento en su brillante sonrisa. Solo estaba llena de afecto. El
pequeño lobo dijo con una sonrisa.
—¡Mamá!
Leah no reaccionó ante sus palabras. El lobo ladeó la cabeza. Solo había
inocencia en su mirada mientras estaba desconcertado porque parecía que
ella se había quedado muda.
Ella pensó en lo que había dicho Ishakan. Cuando le dijo que estaba
embarazada, ella simplemente se sorprendió por la repentina noticia. Pero
no sintió ninguna emoción como si la noticia no tuviera ninguna relación
con ella.
Pero en el momento en que escuchó al pequeño lobo llamándola mamá, eso
se quedó grabado en su corazón.
Leah siempre quiso protegerlo. Quería hacerlo sin saber el motivo. Le
preocupaba tanto que incluso le había pedido ayuda a Ishakan.
¿Por qué se esforzaba tanto? La respuesta a la pregunta que se había hecho
estaba ahora en sus brazos. La verdad se reveló claramente.
—Bebé...
Sopló una ráfaga de viento en el momento en que llegó a esa conclusión.
Una tormenta de arena se desarrolló, causando que ella cerrara los ojos.
Cuando los abrió de nuevo todo estaba oscuro, había una puerta de hierro
delante de ella. La familiar puerta de hierro seguía envuelta en cadenas con
una cerradura.
Leah se quedó con la mirada perdida durante un rato. Luego apretó los
dientes. Se precipitó hacia la puerta como una loca. Tiró de las cadenas
imprudentemente, golpeó la puerta de hierro y gritó.
—¡¡Ábrete!! ¡¡Ábrete ahora mismo!!
Esto tenía la culpa de todo. Si solo esto se abría, si solo se abría… Las
lágrimas fluyeron por sus mejillas mientras la ira la invadía.
Su corazón se derrumbaba cada vez que pensaba en todo lo que el bebé
había sufrido mientras ella no sabía nada. Mientras se aferraba con locura a
la puerta de hierro, algo tiró suavemente de su dobladillo.
Cuando bajó su mirada se dio cuenta que el pequeño lobo que la había
seguido hasta aquí. Ella se secó las lágrimas rápidamente mientras se
agachaba con la intención de abrazarlo. Pero en lugar de dejar que Leah lo
sostuviera entre sus brazos, el pequeño lobo le lamió sus manos que estaban
enrojecidas.
—¿Y si no puedo hacerlo…?
A pesar de que haría todo lo posible, pero no era algo que se pudiera
conseguir sólo con esfuerzo. Cuando reveló el miedo en su corazón, el
pequeño lobo le dio unas palmadas en el pie a Leah con la pata derecha.
Leah se rió con lágrimas en los ojos por la forma en que intentaba
consolarla adorablemente.
El pequeño lobo que había estado mirándola de repente aulló. En ese
momento, un haz de luz blanca cayó en el lugar lleno de oscuridad. El haz
de luz envolvió al pequeño lobo.
—¡......!
Leah se quedó boquiabierta. El lobo que había recibido el haz de luz
comenzó a crecer en un instante. Su aspecto vulnerable desapareció. El lobo
plateado, ahora del tamaño de una casa grande, aulló con fuerza.
Se le puso la piel de gallina. El lobo se precipitó directamente hacia la
puerta de hierro. Sus afilados dientes se clavaron en la cadena que Leah no
había logrado mover aunque tirara con mucha fuerza.
Entonces, la cadena alrededor de la puerta se rompió con un sonido
metálico.
Matrimonio Depredador - Capítulo
257

Capítulo 257. Fragmentos


Leah se despertó de su sueño como si la hubieran expulsado. Se sostuvo la
cabeza con las manos mientras las náuseas se apoderaban de ella.
Su dolor de cabeza era tan fuerte que parecía que se estaba rompiendo.
Como si alguien la hubiera destrozado con un martillo. Pero a pesar de la
agonía, Leah intentó captar los fragmentos de recuerdos que se esparcían
por su mente.
—Tómame como tu prometida.
Fue en un jardín de peonías. Recordaba claramente el momento en que se
había armado de valor para confesarle su amor a Blain. Pero esta vez había
algo diferente. Otro hombre estaba frente a ella sosteniendo la peonía en su
mano.
—Realmente... eres muy caprichosa…
Mientras la voz del hombre se entrecortaba, su figura se volvía borrosa.
Pero algo fue cierto. Leah sonreía ampliamente. El hombre que estaba
enfrente también sonreía felizmente. Habló con la voz más dulce del
mundo.
—Mi prometida.
El recuerdo no duró mucho, se desvaneció rápidamente.
"......"
Leah se apartó el cabello mojado adherido a su frente por el sudor frío.
Intentó evocar nuevamente esos recuerdos, pero sólo se intensificó su dolor
de cabeza. Cerró los ojos respirando profundamente. Todavía sentía
náuseas.
¿No se había confesado a Blain?
No sólo había pérdido sus recuerdos, sino que tenía falsos recuerdos. No
sabía desde cuando estaban distorsionados. Ya no podía creer en nada. Pero
si estaba segura se a quien se le había confesado en el jardín de peonías.
Ishakan se había puesto furioso cuando ella le contó que se le confesó a
Blain. Leah se cubrió la cara con las manos. Incluso después de que
recuperara los recuerdos, parecía que tardaría mucho tiempo en enmendar
sus errores. - Traducción de ReinoWuxia
Después de sentarse en la cama durante un tiempo, Leah se dio cuenta de
que estaba en la Mansión del Conde Weddleton. Ishakan no estaba presente.
De repente percibió el sonido de la lluvia. Cuando miró por la ventana se
dio cuenta de que seguía lloviendo. Había pensado que se detendría pronto,
pero solo se volvió más intensa.
Aunque la lluvia y las nubes oscuras dificultaban la visibilidad, parecía que
el sol estaba cerca de salir. Leah se quedó mirando la profunda oscuridad.
Estaba tan oscuro que no podía avistar nada. Parecía una oscuridad infinita.
Pero en algún momento saldría el sol.
Leah puso su mano sobre su abdomen. Su abdomen antes plano ahora
sobresalía un poco. Como ni siquiera se notaba mucho, ella lo ignoraba
pensando que simplemente estaba aumentando de peso.
Recordó vívidamente una escena de su sueño. El pequeño lobo de ojos
dorados creció hasta alcanzar el tamaño de una gran casa para luego
abalanzarse valientemente hacia la puerta de hierro.
Ella no entendía cómo no se había dado cuenta hasta ahora. Cualquiera
supondría que era hijo de ese hombre.
Leah suspiró. Su mente estaba caótica. Estaba emocionada, feliz, asustada,
abrumada… inclusive estaba triste. No podía disfrutar de este momento
como debería porque sentía que estaba incompleta.
Un niño con una mala madre pasaría por todo tipo de dificultades incluso
antes de nacer. Aunque le hubiera gustado que hubiera llegado un poco más
tarde cuando las circunstancias fueran más seguras…
Leah se imaginaba con Ishakan junto a su hijo. Finalmente tendría una
familia.
Estaba experimentando extrañas sensaciones. Permaneció sentada con la
mano en su abdomen durante mucho tiempo. Ni siquiera supo cuánto
tiempo pasó de esa manera, cuando giró la cabeza porque sonó el pomo de
la puerta.
"...¿Leah?"
Ishakan entró después de abrir la puerta con ropa en las manos. Parecía un
poco sorprendido. Seguramente pensaba que Leah estaba durmiendo.
Daba la impresión que intentaría trasladar en secreto a Leah dormida al
palacio real. Ella ahora estaba desnuda porque su ropa había sido rota por
Ishakan.
Pero a Leah no le importaba que estuviera desnuda. Se levantó de la cama
para acercarse a Ishakan. Pudo llegar hasta Ishakan a pesar de que sus
piernas se encontraban débiles.
Lo abrazó por el cuello colocándose de puntillas. El rígido Ishakan
finalmente la abrazó. Su piel blanca como la nieve y su ropa entraron en
contacto.
"¿Tuviste una pesadilla?"
Leah lo miró fijamente a los ojos. Sus ojos dorados encajaban
perfectamente con su título de Rey del desierto. Ishakan levantó una ceja
porque ella lo miraba sin decir una palabra.
"¿O quieres hacerlo de nuevo? En ese caso llegarás tarde."
Matrimonio Depredador - Capítulo
258

Capítulo 258. Problemas Con Su Poder (1)


Ishakan miró por la ventana. Entrecerró los ojos mientras observaba el
exterior como si estuviera calculando el tiempo. Luego miró a Leah
nuevamente.
"A mi no me importa, pero puede que sea un problema para la Princesa."
Hizo el comentario en tono de broma, pero estaba mezclado de sinceridad.
Leah pasó su mano por su cabello. Ishakan sonrió mientras ella le
acariciaba el cabello de la misma manera que lo hizo con el pelaje del lobo.
Leah preguntó levantando las cejas.
"¿Por qué matas a los Gitanos?"
Ishahan respondió sencillamente.
"Por interponerse en mi camino."
"¿Puedes perdonarle la vida a algunos obedientes?"
"Todos los que quieras."
Leah habló en voz baja después de reflexionar durante un momento.
"Tengo algo que hacer."
***
El usualmente ruidoso palacio de la Reina Madre se encontraba tranquilo
últimamente debido al cambio de comportamiento de su dueña.
No invitaba a ningún hombre, tampoco tenía Gitanos como sirvientes. En el
silencioso palacio que parecía que estuviera vacío sólo deambulaban las
sombrías damas de compañía.
"......"
Cerdina respiraba agitadamente con todo su cuerpo empapado de sangre. El
humo que salía de su cuerpo solo desaparecía brevemente.
Ella miró al frente con los ojos llenos de locura. Diversos animales negros
se encontraban en el suelo. Cerdina comenzó a arrastrar a un carnero al
centro del patrón mágico. Después de cortarle la cabeza al sacrificio
número 66, vertió su sangre en el suelo.
El patrón mágico pintado con la sangre de Cerdina, absorbió cada gota de
sangre fresca que el sacrificio había derramado. Pero seguía igual. No
lograba que el humo que salía de su cuerpo desapareciera completamente.
Cerdina maldijo mientras tiraba al suelo la daga que sostenía. Se mordió
nerviosamente las uñas ensangrentadas.
Después de comerse el corazón de varios Gitanos, Cerdina permaneció
aislada en el palacio de la Reina Madre. Fue a causa de un problema que no
podía resolver.
Su poder se hizo más grande. Pero no pudo controlarlo del todo. Como un
vaso lleno hasta el borde de agua que se desbordaba con cada ondulación.
La incontrolable poder hizo que Cerdina sintiera que se estaba volviendo
loca. Como si hubiera alcanzado la línea que trazaba sus límites. Entonces
cuando Cerdina estaba a punto de buscar otra ofrenda, Blain vino a
visitarla.
"Madre."
Rara vez su hijo tenía la iniciativa de visitarla. Los ojos de Cerdina se
agrandaron.
"¡Blain… mi hijo, mi Rey!"
Cerdina se subió el dobladillo de su túnica ensangrentada para acercarse. A
diferencia de la entusiasmada Cerdina, Blain habló con una voz sin
emoción.
"Te he traído un regalo."
Blain arrastró a un hombre con las extremidades atadas con cuerdas. El
hombre amordazado intentaba gritar mientras sacudía frenéticamente su
cabeza. Las comisuras de la boca de Cerdina se levantaron observándolo.
"Un Gitano."
Cerdina podía escuchar los fuertes latidos del corazón del hombre. Blain le
dio fríamente una patada al hombre, empujándolo hacia el patrón mágico.
"¿No se supone que debes hacerte más fuerte?"
Blain sabía que Cerdina estaba sufriendo porque había perdido el control de
sus poderes. Por esa razón le traía una nueva ofrenda. No era un cadáver,
sino alguien de su misma etnia.
Blain recogió la daga que estaba en el suelo y la puso en la mano de
Cerdina. Blain sonrió cuando la fina mano de Cerdina agarró la daga con
firmeza.
"Siempre he sido orgulloso. Por lo que espero que mi madre también esté
orgullosa de mí."
Cerdina sonrió retorcidamente. No sabía desde cuando Blain comenzó a
comportarse de esta manera. Ahora incluso intentaba controlarla.
A pesar de que no estaba acostumbrada a ello, se alegraba del cambio de
Blain porque ella fue quien había criado a este monstruo.
"Por supuesto, todo es por ti… hijo Blain..."
Cerdina cubrió las mejillas de Blain con sus manos manchadas de sangre.
Susurró manchando su piel blanca con la sangre.
"Tú nunca traicionarás a tu madre."
Blain no respondió. Se limitó a sonreír sin decir una palabra.
"Su Majestad, Reina Madre." En ese momento la dama de compañía
principal dijo después de abrir la puerta un poco. "Ha recibido una solicitud
de visita."
Cerdina gritó con el ceño fruncido.
"¡Creí haber dicho que no me reuniría con nadie!"
"Es que..."
La dama de compañía principal insistió hasta el final.
"La solicitud fue hecha por la Princesa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
259

Capítulo 259. Problemas Con Su Poder (2)


Una hora más tarde Cerdina se dirigió con un vestido elegante al salón de
audiencias. Se lavó toda la sangre que manchaba su cuerpo. También logró
suprimir temporalmente el humo negro que envolvía su cuerpo. Podría
controlar su poder el tiempo suficiente como para compartir el té.
"Tiempo sin verte, Leah."
Cuando Cerdina llegó al salón de audiencias, Leah se levantó del sofá para
hacer una reverencia. Cerdina la observó detalladamente con una sonrisa.
Sus ojos se veían calmados. Cerdina sintió un fuerte impulso en cuanto los
miró. Quiso destruirla en pedazos.
Leah nació con el cabello plateado que simbolizaba a la familia real de
Estia y pupilas púrpuras amadas por los nobles. Ella tenía un linaje real
perfecto. Una Princesa con la sangre noble que Cercina había anhelado
durante mucho tiempo.
Pero de todos modos eso no importaba ahora porque no era más que una
muñeca en su mano. Cerdina siempre se sintió muy satisfecha de poder
hacer lo que quisiera con la Princesa. Y seguirá haciéndolo en el futuro.
Las dos se sentaron frente a frente en sofás para beber el té servido por las
sirvientas. En el salón de audiencias durante un tiempo solo se escuchó el
sonido de las tasas y las pequeñas cucharas.
Cerdina fue la primera en romper el silencio. Dijo mientras dejaba su taza
después de beber un sorbo de té elegantemente.
"Estoy sorprendida. Has venido por iniciativa propia."
Leah puso su taza sobre la mesa siguiendo el ejemplo de Cerdina. Ella miró
la taza de té de Leah. Comprobando que el té no había disminuido en
absoluto, preguntó con una sonrisa.
"¿Sucede algo, Leah?"
Leah respondió en voz baja.
"Últimamente no te he visto... Así que estaba preocupada de que estuviera
enferma."
Obviamente ambas sabían que ese no era el motivo de su visita. Incluso
después de perder la memoria, Leah seguía teniendo miedo de Cerdina. La
evitaba instintivamente aunque en sus nuevos recuerdos Cerdina la trataba
afectuosamente.
Cerdina se alegraba mucho de ello. Pretendía ser una madrastra amigable
por Blain, pero no quería que Leah la contradijera fácilmente.
Extrañamente hoy Leah la había visitado por iniciativa propia. En esta
situación sin precedentes, Cerdina observó a Leah con atención. Ella seguía
estando bajo el hechizo aunque estaba un poco más débil, probablemente
porque últimamente ha estado cerca de los bárbaros. Leah seguía
enamorada de Blain.
Ella sintió sed al pensar que el hechizo estaba inconcluso porque no había
logrado cambiar sus sentimientos completamente, sólo había distorsionado
sus recuerdos. Esto también se debía a su falta de poder.
Cerdina tomó otro sorbo de té. Pero eso no la alivió. Sentía la necesidad de
destrozarla sólo porque el hechizo se debilitó un poco, evitando que se
rebelara en cualquier momento.
"¿Cómo está la Condesa Melissa?"
Cerdina habló cariñosamente como si diera un amable consejo.
"Cuídala, porque te ha estado cuidando desde tu infancia."
Sus afectuosas palabras fueron crueles. Leah sabía perfectamente por qué
mencionó a su dama de compañía principal. Una ligera oscuridad se cernió
sobre el rostro de Leah.
"...Sí."
Cerdina sonrió de satisfacción ante la obediente respuesta. Pero su sonrisa
no duró mucho. Fue por las palabras que siguieron.
"Por eso no me he escapado."
"......"
Cerdina miró a Leah con un rostro inexpresivo. Leah no desvió la mirada.
Si hubiera sido antes, no se atrevería a mantener el contacto visual.
Sus hermosos ojos púrpuras todavía estaban llenos de miedo hacia ella.
Pero también había una nueva emoción en sus ojos. Una sensación de
peligro, como si actuaría porque estaba al borde de un precipicio.
¿Cómo ha podido cambiar tanto? Desde muy joven la había maltratado. Lo
hizo para evitar que ella tuviera algún pensamiento rebelde… curiosamente
su comportamiento demostraba como si repentinamente hubiera cambiado.
La boca de Cerdina se curvó en una sonrisa retorcida. Leah no se inmutó a
pesar de su reacción. Ella puso un objeto que había traído sobre la mesa.
Se trataba de una pequeña botella de cristal que estaba llena de hojas de té.
Leah empujó la botella hacia Cerdina.
"Es un té de hierbas."
Añadió que se había esmerado en conseguirlo porque sería bueno para ella.
Continuó hablando como si fuera una hija dulce.
"El otro día me diste un té. Estoy agradecida de que me hayas cuidado, ha
sido beneficioso para mí. Por lo que te devolveré el favor."
Leah preguntó sonriendo levemente.
"¿No se debe devolver tanto como se recibe?"
Cerdina miró a Leah horrorizada. Pero como Leah había terminado lo que
vino a hacer, se limitó a terminar cortésmente la reunión.
Matrimonio Depredador - Capítulo
260

Capítulo 260. Flashback


Después de que Leah se marchara, Cerdina se quedó sola mirando la botella
de cristal que estaba sobre la mesa. Observó en silencio las hojas de té en la
botella hasta que estalló en un ataque de risa. Golpeó la botella de cristal
con la palma de la mano.
La botella de cristal se hizo añicos apenas impactó contra el suelo. Las
hojas de té y los fragmentos de cristal se esparcieron por el suelo.
Esa perra estaba en la palma de su mano. Con un solo hechizo podría haber
hecho que se arrastrara por el suelo rogando por su vida. Pero tuvo que
pasar por alto su insolencia por culpa de Blain.
Cerdina se levantó del sofá. Debería perseguirla enseguida y arrastrarla
halándola por el cabello. Pero no podía hacer lo que pensaba.
"......"
Le vino a la mente una noche bajo la luz blanca de la luna. Cerdina suspiró
profundamente al recordar las decenas de cabezas decapitadas esparcidas en
el suelo.
Sintió un rechazo instintivo cuando Blain trajo a los de su misma etnia. Fue
porque tenía que sacrificarlos vivos. Pero Blain tenía razón.
Debía comerse a todos los Gitanos con poder. Aunque todavía no podía
controlarlo, primero tenía que hacerse más poderosa. De lo contrario, no
habría manera de que pudiera derrotarlos. Solo entonces podría pensar en
un método para controlar su poder.
El mundo estaría en sus manos cuando renaciera como un dios perfecto…
Su enfado se fue calmando poco a poco. En lugar de perseguir a Leah,
Cerdina decidió regresar a su habitación que estaba impregnada del olor a
sangre. Cuando miró el patrón mágico sus ojos se agrandaron.
El Gitano que estaba sobre el patrón mágico no estaba.
***
Leah salió del Palacio de la Reina Madre con sus damas de compañía.
Cuando llegaron al jardín del Palacio de la Princesa quiso separarse de las
damas de compañía.
"Quiero caminar sola un rato. Todas entren primero."
Leah comenzó a pasear lentamente por el jardín. Cuando estuvo segura de
que las damas de compañía se habían ido, comenzó a caminar más rápido.
Sus pasos se fueron volviendo más rápidos hasta un punto que parecía que
estaba corriendo. - Traducción de ReinoWuxia
Le pidió a Ishakan que salvara a los Gitanos después de que fueran llevados
al palacio real. Había una simple razón para no salvarlos antes de eso. Fue
porque quería que experimentaran la realidad.
Todavía había Gitanos que estaban del lado de Cerdina. Los Gitanos se
conmocionarían por el hecho de que Cerdina se estuviera comiendo a su
propia gente. Esperaba que los Gitanos dejaran de apoyarla ciegamente.
Probablemente en estos momentos los Kurkan estaban sacando a los
Gitanos. Dijeron que conocían los pasajes secretos del palacio real.
—¿Cómo sabes de pasajes secretos que ni siquiera conozco?
Ishakan respondió a la pregunta de Leah con una leve sonrisa.
—Tú lo dijiste Leah.
¿Qué clase de persona fue ella en el pasado que conocía los pasajes secretos
del palacio real? Leah tenía tanta curiosidad que corrió tanto como pudo.
No tenía la intención de correr, pero su impaciencia la hizo hacerlo.
Porque iba a encontrarse con Ishakan.
Decidieron reunirse para informarse mutuamente de lo sucedido después de
que ella visitara a la Reina Madre. Realmente estaba más interesada en el
simple hecho de encontrarse con Ishakan. Si conversaban aunque sea un
poco, ella creía que podría soportar su estancia en el palacio real.
"¡......!"
Leah de repente se detuvo. Su visión se volvió borrosa. Su cuerpo se
tambaleó. Se tiró sobre la hierba intentando recuperar el aliento. Un
repentino dolor de cabeza le hizo cerrar los ojos. Parecía que una vez más
un fragmento de sus recuerdos perdidos estaba a punto de aparecer en su
mente.
En ese recuerdo también estaba corriendo. No estaba sola corriendo
desesperadamente por los oscuros pasillos. Detrás de ella había un chico
delgado cuyo cuerpo estaba maltratado.
El chico que estaba corriendo detrás de ella con dificultad de repente cayó
al suelo. Cuando escuchó el sonido producido por su caída, Leah dejó de
correr para acercarse al chico preocupada.
Ella intentó ayudarlo, pero el chico se levantó sin agarrar su mano
—Todavía puedo seguir corriendo.
El chico miró fijamente a Leah. Sus fríos ojos dorados brillaban en la
oscuridad.
—No soy una carga, así que solo corre.
Leah también sabía que físicamente no tenía la capacidad de correr
sosteniendo al chico. No tenía otra opción que correr de nuevo. El chico
siguió a Leah soportando su dolor en silencio. El recuerdo terminó en ese
punto.
"...Ah."
Leah emitió inconscientemente un sonido de lamento. Ese recuerdo fue
completamente diferente. Parecía más joven en ese momento. Leah pensó
en algo repentinamente mientras esperaba que se aliviara su fuerte dolor de
cabeza.
'¿Alguna vez conocí a Ishakan en mi juventud?'
Matrimonio Depredador - Capítulo
261

Capítulo 261. Confrontación (1)


Leah reflexionó sobre los fragmentos del recuerdo. Estaba segura. El chico
en ese recuerdo era Ishakan. Aunque por supuesto que tenía un
comportamiento muy diferente.
Normalmente Ishakan siempre estaba relajado. Una característica de
alguien con poder. Nunca tenía prisa, ni se enfadaba o gritaba a menos que
sucediera algo que estuviera relacionado con Leah.
El chico estaba lleno de ferocidad. No le resultaba familiar. Incluso su
contextura delgada. Su apariencia delicada de niño contrastaba bastante con
su cuerpo adulto que se asemejaba al de una bestia.
Pero había algo exactamente igual aunque todo fuera diferente. A pesar de
la frialdad en sus ojos, el color dorado con un brillo misterioso seguía
siendo el mismo.
Se trataba de un par de ojos inolvidables. Si hubiera conocido a Ishakan en
ese entonces, sin duda lo habría recordado. No obstante, estaba segura que
se trataba de otro recuerdo perdido por culpa de algún hechizo.
Entre los innumerables recuerdos que habían brotado en su mente... este
recuerdo de su infancia la hacía sentir particularmente extraña.
Mientras esperaba que su dolor de cabeza desapareciera, Leah se acomodó
su vestimenta desaliñada. No podía seguir perdiendo tiempo porque Ishakan
la estaba esperando.
De todos modos, no creía que podría llegar a ninguna conclusión solo
pensando en ello. Se levantó considerando que ambos tendrían algo más de
que hablar. Pero como sus piernas estaban débiles, volvió a caerse.
Alguien sostuvo a Leah. Ella miró hacia atrás alegre pensando que se
trataba de Ishakan. Inmediatamente sacudió su brazo para intentar zafarse
del agarre.
Pero el agarre de la otra persona se volvió más fuerte. Lo hizo con tanta
fuerza que sentía bastante presión en la zona que sujetaba. Sus ojos azules
la miraban fijamente. Ella le pidió con calma al hombre que la soltara.
"Por favor, suélteme Su Majestad."
Pero Blain no la soltó. Más bien, la sujetó con aún más fuerza.
"¿A dónde vas?"
"......"
"Tu cuerpo está débil. Obedece, regresa al palacio."
Leah no respondió solo se quedó mirándolo. Blain sonrió retorcidamente.
"Parece que te vas a encontrar con el bárbaro. Si te dejo sola, abrirás las
piernas."
No entendía cómo podía expresarse de una forma tan grosera. Sus palabras
punzantes eran como agujas afiladas. Parecía frustrado por no poder
lastimar físicamente a Leah.
Blain tiró con fuerza de su brazo. Leah apenas se detuvo frente a su pecho.
Sus caras estaban cerca. Dijo amenazadoramente.
"No deberías desconocer cómo es tratada una novia impura."
Su mirada barrió lentamente el cuerpo de Leah.
"Intenté evitar que fueras entregada a Byun Gyeongbaek a cambio de
algunos beneficios..."
Blain declaró con frialdad.
"Eres una perra que no sabe agradecer."
Sus palabras equivalían a que una daga la atravera. Leah se rió
amargamente para sus adentros. Durante un tiempo pensó que Blain le
había enseñado cosas correctamente.
Ella creía que si amaba a Blain debía actuar como quería. Pero ahora sabía
la verdad. Blain la manipulaba y maltrataba a su antojo usando el amor
como pretexto.
Cuando tuvo relaciones s3xuales con Ishakan estuvieron conectados. Nunca
obligó a Leah a hacer algo que no le gustaba. Le importaba que ella se
sintiera bien, incluso se contuvo por su bienestar.
No la maltrato por no poder hacer algo bien. Tampoco tuvo relaciones
s3xuales con otra mujer delante de ella, diciendo que estaba en su lugar.
Nunca la culpo por nada.
Su cuerpo se estremeció. Su corazón latía incontroladamente. Un conflicto
se produjo en su cabeza. La idea de que debía arrodillarse para pedirle
perdón a Blain intentaba apoderarse de su mente.
Leah puso la mano sobre su vientre. Pronto quitó su mano pensando en la
vida que estaba en su vientre. Apretó sus manos con tanta fuerza que sus
uñas se clavaron en su piel.
"...Si ese es el caso."
Entonces le replicó a Blain.
"Su Majestad también actuó indecentemente."
Todos los días tenía una mujer en su habitación. Incluso en ocasiones tenía
muchas mujeres al mismo tiempo solo para satisfacerse.
Le parecía ridículo que la criticara cuando trataba a las mujeres como si
fueran un objeto desechable. Leah habló severamente.
"Si no quieres una novia impura, rompe el compromiso de matrimonio. No
queda nada de la pureza que su Majestad desea."
Matrimonio Depredador - Capítulo
262

Capítulo 262. Confrontación (2)


Al escuchar las palabras de Leah, Blain estalló en risas.
"Hahaha... maldita..."
Pero Leah no se inmutó ante su insulto. En su lugar, le hizo otra pregunta a
Blain.
"¿Tenías algún sentimiento sincero por mí?"
Los ojos de Blain vacilaron por primera vez. No pudo responder.
Mantuvieron el contacto visual en el tenso silencio. Leah vio como una
tormenta surgía en los ojos de Blain. Un cúmulo de emociones lo invadió
poco a poco.
De repente Blain sonrió. Pronunció dulcemente unas palabras que no
encajaban en absoluto con la situación.
"Me gustas, Leah."
Susurró acariciando con su mano el cabello de Leah.
"Desde la primera vez que nos conocimos hasta ahora..."
Parecía una dulce confesión. Pero sus siguientes acciones no fueron nada
dulces.
"Por lo que debiste ser obediente."
Blain la agarró por el cabello con violencia. La cabeza de Leah se inclinó
hacia atrás.
"¡Es culpa tuya que las cosas se hayan complicado tanto...!"
Sus emociones finalmente explotaron cuando llegaron a su punto máximo.
Comenzó a rechinar los dientes con sus emociones negativas desbordadas.
Ella se sintió aterrada. De repente fue arrojada al suelo. Blain se subió a sus
muslos. Se escuchó el sonido de su ropa siendo rasgada. Ella forcejeó con
Blain bajo la luz del sol intentando apartarlo.
"¡Suéltame! ¡¡No me toques!!"
Arañó los brazos de Blain con sus uñas. Pero viendo que no se detenía, lo
abofeteó en la mejilla. Su cara quedó volteada hacia un lado.
"......"
Blain giró su cara hacia ella nuevamente. Solo se quedó mirándola sin decir
nada. Ella cubrió su sostén expuesto con la misma tela desgarrada. Blain
habló con ironía.
"No te hagas la difícil, ni siquiera eres pura."
Blain la estaba tratando como si fuera un objeto, no como una persona que
amaba.
"¿Acaso no fui un tonto al cuidarte?"
"Nunca te has preocupado por mí."
"¡¡Cállate!!"
Blain gritó enfurecido. Pero después cambió repentinamente la expresión en
su rostro.
"...Leah."
Dijo dulcemente con una sonrisa. Su comportamiento parecía más aterrador
que el de un desquiciado. Tiró suavemente de la rígida muñeca de Leah.
"Tú me amas, Leah."
Su voz sonó magnánima. Sus dedos acariciaron la muñeca de Leah.
"Sólo estás un poco confundida por culpa de ese bárbaro."
Leah se apretó el pecho con la mano que Blain no estaba sujetando. Cada
vez que Blain le hablaba amablemente su corazón reaccionaba provocando
que se angustiara. Pudo escuchar débilmente el sonido de las cadenas que
había olvidado. Blain susurró.
"Dime que me amas. Entonces seré amable contigo..."
Las cadenas entrelazaban sentimientos falsos. Sintiendo su corazón latiendo
rápidamente de forma no deseada, Leah recordó sus ojos dorados.
Realmente se emocionó recordando al hombre que amaba. Ella abrió sus
labios.
"Yo..."
El sonido de las cadenas se detuvo. Puedes hacerlo, puedes hacerlo... Leah
soltó un profundo suspiro. Cuando escuchó algo rompiéndose en su mente,
ella se armó de valor para decir.
"No te amo."
No hubo vacilación en sus palabras. Por mucho que su corazón palpitara,
por mucho que su mente gritara, Leah no se retractó. Añadió con
determinación.
"No te amaría aunque volviera a nacer."
Blain la miró conmocionado. Luego dijo con una sonrisa en su rostro.
"No habría la necesidad de convertirte en una muñeca si obedecieras..."
Sus ojos estaban desprovistos de razón. Murmuró acariciando suavemente
su mejilla.
"Realmente eres una idiota… ¡Arg!"
De repente ella sintió su cuerpo más ligero. Blain flotó en el aire mientras
se sacudía. Luego salió volando hacia un lado hasta estrellarse. En ese
momento apareció la persona que ella más anhelaba.
"Dime que amas, Leah."
Ishakan sonrió con sus brillantes ojos dorados.
"Entonces te besaré."
Matrimonio Depredador - Capítulo
263

Capítulo 263. Confrontación (3)


Su corazón latió aceleradamente. Esta vez no latía de esa manera por falsos
sentimientos. Leah se acercó corriendo al hombre que amaba.
Ishakan extendió su mano hacia Leah. Ella no pudo tomar su mano con
facilidad. No porque estuviera dudando, sino porque estaba demasiado
nerviosa. Todo su cuerpo estaba entumecido. Ishakan le dijo a Leah.
"Rápido."
Su palabra parecía como una orden, pero definitivamente más gentil. Leah
agarró su mano como si estuviera hipnotizada. Ishakan jaló su cuerpo con
fuerza hacia él. Entonces la sujetó por la cintura.
"Date prisa."
Leah parpadeó lentamente. Sus labios temblaron. Le dio al impaciente
hombre que parecía no poder esperar un segundo más la respuesta que
deseaba.
"...Te amo."
La alegría llenó sus ojos dorados en el momento en que escuchó esas
palabras. Una alegría tan deslumbrante como el sol. Inconscientemente ella
extendió su mano para acariciar su rostro. Leah preguntó de repente.
"¿Te lo he dicho alguna vez?"
Ya debería haberle dicho te amo. Tal vez hasta un punto que fuera agotador.
Probablemente en el pasado se lo había dicho decenas de veces al día.
"No."
Pero la respuesta de Ishakan fue completamente inesperada. Mordió su
labio ligeramente.
"Es la primera vez."
"¿De verdad?"
"Sí. Nunca lo has hecho antes."
Acercó nuevamente su boca a la de ella. Leah abrió sus labios para que
entrara a su boca su lengua caliente. Ella sentía como si su cuerpo estuviera
siendo quemado por el calor. Se olvidó de todo mientras se aferraba a
Ishakan.
"Dilo otra vez..."
Ishakan seguía besando apasionadamente a Leah.
"Otra vez… dilo otra vez."
Leah le dijo que lo amaba nuevamente. Ella estaba dispuesta a decirle todo
lo que quisiera, pero el deseo de Ishakan no tenía fin. Cuanto ella más
susurraba esas palabras, lo exigía con más anhelo.
Ella tuvo que decir 'te amo' cada vez que sus labios se separaban. Los besos
se repitieron innumerable veces al igual que las palabras 'te amo'.
Este dulce momento parecía una ilusión más que una realidad. Se sentía
como si estuviera inmersa en un sueño. Pero unos gritos la despertaron del
mismo.
"¡Leah!"
Blain se puso en pie tambaleándose. Gritó el nombre de Leah nuevamente.
"¡Leah! ¡¡Leah!!"
Fue espeluznante que gritara su nombre varias veces. El lastimado Blain
finalmente se detuvo tras captar la atención de Leah. Ishakan giró la cabeza
hacia Blain después de que Leah lo hiciera.
Los dos hombres se miraron fijamente. No desviaron su mirada a pesar de
la tensión en el ambiente. Parecía que Blain en su locura había olvidado sus
temores, no mostraba ningún indicio de querer retroceder.
Ishakan colocó a Leah a sus espaldas. Luego comenzó a caminar hacia
Blain. La mirada de Blain se volvió más penetrante a medida que se
acostaba la distancia entre ellos.
"¿Acaso no puedo estar aquí?"
Ishakan sonrió mientras miraba a Blain que estaba en un estado lamentable.
"¿No me invitaste como un huésped?"
Fue Blain quién lo había invitado para la boda. Pero su orgullosa
provocación lo estaba conduciendo hacia un final trágico. Incluso el
hechizo que creían perfecto se estaba rompiendo. Pero Blain no quería
admitir la evidente derrota. Habló mirando a Ishakan.
"Actúas como si estuviste mil años enamorado de ella cuando la conoces
desde hace poco tiempo." Gritó con los ojos inyectados en sangre.
"¡Bastardo repugnante! ¡A ti sólo te gusta por su apariencia! ¡No eres
diferente a Byun Gyeongbaek…!"
Ishakan preguntó después de haber estado escuchando atentamente.
"Entonces ¿Cuál es la diferencia entre ambos?"
Blain respondió inmediatamente.
"He estado con ella toda la vida."
Ishakan se rió a carcajadas como si hubiera escuchado algo demasiado
gracioso. Pero luego de un rato se detuvo, su rostro se puso rígido.
Comenzó a emanar una energía espeluznante.
Leah se puso nerviosa porque tenía la misma expresión de aquella ocasión.
Recordó a Ishakan caminando entre los cadáveres en el oscuro callejón. Si
quisiera podría romperle el cuello a Blain ahora mismo.
Pero Ishakan no lo hizo. De repente volteó su mirada hacia Leah. Blain
frunció ligeramente porque le dio la impresión que sus ojos se dirigieron al
vientre de Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
264

Capítulo 264. Confrontación (4)


Ishakan abrazó a Leah con fuerza. Un brazo sujetaba su espalda mientras el
otro brazo sujetaba su cadera. Susurró cariñosamente con sus labios cerca
del oído de Leah.
"Lo mataré después. No es necesario hacerlo delante de ti."
Blain se puso aún más violento porque Ishakan actuaba como si siquiera
valiera la pena perder su tiempo con él. Gritó enfurecido.
"¿Crees que te dejaré en paz?"
Ishakan miró a Blain.
"Parece que estás ansioso por morir. No hay necesidad de ello."
Su voz sonaba pesada.
"He pensado en un castigo apropiado para ti."
Ishakan anunció a Blain.
"Espera a que llegue el momento final."
***
Cerdina se dirigió inmediatamente al palacio de la Princesa. Pensaba jalarle
el cabello a la maldita perra. Quería educar a esa perra ahora mismo, no le
importaba excederse en fuerza aunque la destruyera.
Ella se aseguraría de demostrarle a quien debía obedecer. Con eso esperaba
conseguir que Leah no volviera a actuar con tanta arrogancia. Todavía no
podía creer que ella se hubiera atrevido a desafiarla.
Cerdina caminaba rápidamente recordando el momento en que Leah le daba
la botella de cristal. Pero antes de que pudiera salir del palacio de la Reina
Madre, tuvo que detenerse en medio de un pasillo. Reprimió su impulso de
gritar.
"¡......!"
Ella se desplomó en el suelo sosteniendo con sus brazos temblorosos.
Comenzó a hacer arcadas al mismo tiempo que se rascaba el pecho
desesperadamente con las uñas.
Después de experimentar suficientes arcadas como para sentirse sofocada,
finalmente vomitó sangre negra. El suelo blanco de mármol se manchó de
sangre negra. Cerdina murmuró mientras se limpiaba lentamente la sangre
con el dorso de la mano.
"De ninguna manera..."
Parte del hechizo se ha roto. Leah ha perdido el amor hacia Blain.
'¿Por qué se ha roto? ¿Cómo pudo hacerlo?'
Los hechizos para implantar sentimientos eran muy complicados. Para
poder hacer que ella amara a Blain, Cerdina primero tuvo que alterar los
recuerdos de Leah.
Por lo que modificó sus recuerdos para que estuvieran basados en su amor
hacia Blain. Ella sentiría los mismos sentimientos que tenía por el bárbaro
cuando mirara a Blain.
Pero se estaba rompiendo. Aunque todavía sus recuerdos estaban
controlados, existía una alta probabilidad de que se liberaran pronto porque
estaban ligados a sus sentimientos.
Debido a que últimamente ha tenido dificultades para controlar su poder, no
ha podido prestarle la atención necesaria. Sin embargo, no se trataba de un
hechizo que pudiera romperse fácilmente.
En estos tiempos no existía ningún hechicero que pudiera superar a
Cerdina. Quizás antes algunos hechiceros bárbaros podían compararse con
ella, pero ahora nadie debería poder rivalizar con ella. Entonces…
¿Por qué se había roto el hechizo? Eso no podía ser posible. Cerdina
comenzó a dirigirse al palacio de la Princesa en un estado de desconcierto,
olvidando la ira que la invadía. Pero en lugar de encontrarse con Leah, se
encontró con alguien completamente inesperado.
"Blain..." Estaba solo en el jardín del palacio de la Princesa. Cerdina se
sintió angustiada viendo el lamentable estado de Blain. "¿Ellos te han hecho
esto?"
Ella comenzó a sacudir por el hombro a Blain que parecía perdido en sus
pensamientos. "¡Dime Blain! ¡¡Dime!!"
A pesar de sus frenéticos gritos Blain permaneció con la boca cerrada.
Después de no haber reaccionado durante mucho tiempo, Blain apartó la
mano de Cerdina de un golpe. Su mano se enrojeció por la fuerza de su
golpe.
Cerdina ni siquiera comprobó el estado de su mano. Incapaz de pensar en sí
misma, toda su atención estaba centrada en Blain. "Por favor... Dile a tu
madre..."
Blain finalmente abrió su boca tras su desesperada súplica.
"No esperaré hasta la boda."
Cerdina contuvo la respiración ante sus palabras. Blain dirigió su mirada
hacia ella lentamente. Pudo observar su reflejo en los ojos de Cerdina. Su
rostro estaba lleno de una codicia desmedida.
Blain se burló para sus adentros. Había despreciado a Cerdina. Se
consideraba diferente, pero su parentesco sanguíneo no se podía negar. Era
igual a ella.
"Ya no necesito su corazón. Sólo tendré su cuerpo..." Blain ordenó
amenazadoramente. "Conviértela en una muñeca. Ahora mismo."
Matrimonio Depredador - Capítulo
265

Capítulo 265. Aclaraciones (1)


Ishakan se dirigió con Leah en sus brazos hacia el lugar donde los Kurkan
estaban esperando. No hubo vacilación en sus pasos al salir del palacio real.
No se dijeron ni una palabra. No había necesidad de decir nada. Leah se
quedó tranquila en los brazos de Ishakan. Como tenía su cabeza apoyada en
su pecho podía escuchar los fuertes latidos de su corazón. Solo recobró la
cordura cuando Ishakan se detuvo frente a una edificación.
Se trataba de una vieja posada familiar cerca del centro de la ciudad.
Cuando entraron en la vieja posada vio varios Kurkan que estaban
esperando. Leah se encogió ante las decenas de pares de ojos.
Su ropa estaba rasgada en el pecho. Se sentía nerviosa a pesar de que
Ishakan lo cubrió con una túnica. Pero no había necesidad de ello.
Con un gesto de la mano de Ishakan todos los Kurkan bajaron la cabeza. A
pesar de que seguramente tenían mucha curiosidad, permanecieron en
silencio mirando hacia abajo. Ishakan subió las escaleras.
Se dirigió a la habitación al final del pasillo que le resultaba familiar.
Ishakan la ayudó a cambiarse de ropa primero. Se puso un camisón cómodo
al estilo Kurkan que no le apretaba el estómago.
"Todavía no he recuperado los recuerdos."
"Lo sé."
Tomó la mano de Leah. Susurró mientras acariciaba su mano.
"Hiciste algo que todos creían que sería imposible..."
Besó el dorso de la mano de la mano de Leah.
"Estoy orgulloso de ti."
"......"
Leah agachó la cabeza. Pero sus orejas que se asomaban entre su cabello
plateado destacaban por lo roja que se pusieron.
No estaba acostumbrada a escuchar cumplidos. Ishakan acarició el dorso de
su mano sin motivo aparente. Sonrió mientras frotaba el hueso que
sobresalía de su muñeca.
Sin duda se sentía libre aunque todavía no hubiera recuperado sus
recuerdos. Esta vez Leah no sintió nada cuando dejó atrás a Blain. Su
corazón permaneció tan frío como una bola de nieve. Incluso llegó a sentir
odio hacia él. - Traducción de ReinoWuxia
Todavía no se ha liberado por completo del hechizo, pero la llenaba de
alegría el hecho de que hubiera recuperado sus sentimientos.
Leah recordó la puerta de hierro que vio en su sueño. Gracias a la ayuda del
pequeño lobo, la cadena que la enrollaba ha desaparecido. Seguramente
solo quedaba la cerradura.
La idea de encontrar la llave para abrir la puerta de hierro le parecía casi
imposible, pero ahora no daba miedo. De esa manera recuperaría todos sus
recuerdos.
***
Leah pasó la noche en la posada. Ella ni siquiera sabía cuándo se quedó
dormida. Quizás después de que la tensión se disipara se relajó hasta el
punto de quedarse dormida. Se despertó al día siguiente cuando el sol
estaba saliendo.
Ishakan fue lo primero que ella vio. El hecho de que encontrarse con
Ishakan apenas abrió los ojos fue vergonzoso pero satisfactorio. Leah se
bañó junto a Ishakan para luego desayunar.
Finalmente conversaron sobre los asuntos que no pudieron el día de ayer.
Parte del hechizo se había roto, pero aún quedaban demasiados asuntos sin
resolver para contentarse. Ishakan sostuvo las manos de Leah.
"No te dejaré sola."
Teniendo en cuenta el temperamento de Blain podría hacer cualquier cosa.
Además, como ella le dijo que no lo amaba seguramente no dudaría en el
futuro.
Ella recordó a las personas del palacio real que actuaban como muñecos.
Tuvo una premonición de que podría convertirse en uno. Blain sería capaz
de hacerlo para tenerla en sus manos. Leah preguntó después de haber
guardado silencio durante un momento.
"¿De qué es la poción que me dio la Gitana el otro día?"
"Sirve para cambiar el color del cabello."
Ishakan añadió que se trataba de una poción simple, que incluso Morga
podía crearlas. Leah tampoco esperaba que la vieja Gitana tuviera grandes
habilidades. Si ese hubiera sido el caso, no le habría pedido ayuda desde el
principio.
Tal vez la Gitana le había dado la poción como una pista de algo. Cuando
Leah llegó a esa conclusión sus ideas comenzaron a expandirse.
El objetivo de Leah consistía en lograr que las personas del palacio real
volvieran a la normalidad haciendo que se sintieran alienados. En este caso,
¿por qué la vieja Gitana le daría una poción que cambiaba el color del
cabello? Ishakan abrió la boca mientras Leah estaba especulando.
"Creo que sé lo que significa."
Extendió su mano para agarrar un mechón del cabello de Leah. Ishakan
continuó hablando viendo el cabello plateado en la palma de su mano.
"Blain… ese nombre encaja mejor con el cabello rubio."
En el momento en que escuchó las palabras de Ishakan, comprendió
inmediatamente el significado oculto. Fue como si alguien la hubiera
golpeado con fuerza en la nuca.
Leah se tapó la boca con la mano. Le vinieron a la mente muchas cosas.
Aparte del cabello plateado Blain no tenía ningún rasgo parecido a Leah o
al anterior Rey que supuestamente era su padre… Solo se parecía a
Cerdina...
Matrimonio Depredador - Capítulo
266

Capítulo 266. Aclaraciones (2)


Blain no pertenecía a la familia real de Estia.
Cerdina no solo había ocultado que era Gitana, si no que crió el hijo que
ella concibió con otro hombre como si fuera de la familia real. Como si eso
no fuera suficiente, deseaba que Blain ascendiera al trono.
El inexpresivo rostro de Leah se fue volviendo rígido gradualmente. Ella se
mordió el labio inferior con fuerza. Un nuevo plan surgió de la ira que
sentía.
"¿Se puede fingir que un hechizo se ha liberado aunque sea mentira?"
"Es posible."
"Entonces… también se puede fingir que se está bajo un hechizo."
Leah le explicó a Ishakan lo que estaba pensando. Si se hacía
correctamente, se podría sacudir el hechizo bajo el que estaban las personas
del palacio real proporcionando una fuerte sensación de alienación.
Ishakan estuvo de acuerdo con el método de Leah. Sin embargo, decidió
consultar primero con Morga si eso sería posible.
Leah quedó exhausta después de estar hablando emocionada. Mientras
recuperaba el aliento, ella sacó a relucir una pregunta de otro asunto que
tenía curiosidad.
.
"Yo... escapé contigo."
Creía que al escuchar sobre esta historia inmediatamente obtendría
información sobre lo ocurrido en el pasado. Pero la reacción de Ishakan fue
diferente a lo que esperaba. La miraba de una forma misteriosa.
"Nunca escapamos."
Declaró cruzándose de brazos.
"Yo te rapté."
Leah hizo una pregunta desconcertada.
"¿Me has raptado?"
Ishakan sonrió con picardía. Tenía una mirada traviesa.
"Te rapté a la fuerza porque no querías."
"No bromees."
"Es la verdad."
"......"
Cuanto más sabía del pasado, más confuso le parecía. Ni siquiera sabía
cómo fue su relación con este hombre. Leah sacudió su cabeza e hizo otra
pregunta.
"Me refería... a cuando éramos jóvenes."
Sus palabras penetraron profundamente en Ishakan. Claramente las pupilas
de sus ojos dorados se fueron reduciendo poco a poco. Leah abrió la boca
con un poco de miedo ante la contracción de sus pupilas.
"Recordé ese momento. Aunque sólo un poco..."
Ishakan no dijo nada. Esperaba que Leah siguiera hablando. Ella continuó
hablando intentando hacerlo con el mayor detalle posible.
"Ambos corríamos por un estrecho pasillo… te veías joven..."
Leah añadió que a él le costaba correr porque su cuerpo estaba bastante
maltratado. Su relato terminó rápidamente porque el recuerdo que le vino a
la mente fue corto. Ishakan abrió lentamente la boca.
"Creía que lo habías olvidado..."
La voz de Iskakan vaciló ligeramente.
"...Lo has recordado, también por el hechizo..."
Se detuvo después de decir eso. Parecía que había algo que Leah no sabía.
Ella pasó su mano por la frente de Ishakan. Hizo deliberadamente una
pregunta casual para aliviar su estado de ánimo.
"Por cierto... ¿eres más joven que yo?"
Ishakan respondió con una sonrisa.
"Los Kurkan parecemos más jóvenes antes de que se celebre la ceremonia
de la mayoría de edad. Además, en ese momento no sólo estaba siendo
maltratado, apenas estaba comiendo."
Leah se quedó atónita. Sólo intentaba bromear, así que no esperaba esa
respuesta. Inconscientemente las comisuras de su boca bajaron. Creía que
Ishakan siempre había estado en la cima desde su nacimiento… pero
sorprendentemente fue maltratado.
"¿Cómo...?"
Murmuró en voz baja. Ishakan sonrió despreocupadamente.
"Habían muchas personas malas."
"......"
Pero Leah no podía sonreír. Observando que su rostro se volvía cada vez
más triste, Ishakan dijo con el ceño fruncido.
"Patético, ¿No? A mí también me duele cuando pienso en el pasado."
Ishakan añadió mirando a Leah que estaba al borde de las lágrimas.
"Bésame. Eso te hará sentir mejor."
Leah acercó rápidamente sus labios. Ishakan rodeó rápidamente a Lea por
la cintura y la colocó en su regazo. Ella pensaba darle un simple beso, pero
de alguna manera el ambiente se volvió cada vez más caluroso.
"Ahh..."
Ishakan apretó sus sen0s mientras introducía su lengua en su boca. Debido
al fino camisón ella podía sentir la calidez de sus manos. Leah intentó
apartarlo cuando tardíamente se dio cuenta de que la situación se estaba
saliendo de control.
Se estaba aprovechando de su corazón porque estaba preocupada. Leah
preguntó con cautela aún apartando al hombre que se aferraba a ella.
"¿Qué pasó con quienes te hicieron daño...?"
Quería saber si Ishakan había tomado represalias. En caso de que no lo
hubiera hecho, ella quería hacer algo al respecto. Pero la respuesta de
Ishakan fue contundente.
"Todo está bien." Le respondió tranquilamente a Leah. "Los he matado a
todos."
Matrimonio Depredador - Capítulo
267

Capítulo 267. Brocheta


Leah estaba demasiado sorprendida para hablar. Ishakan añadió más
detalles.
"Por supuesto, no sólo los maté. Es muy fácil arrancarles la cabeza. Eso es
algo que puedo hacer en cualquier momento, así que no es divertido."
"......"
Leah acababa de descubrir que Ishakan arranca las cabezas del cuello
cuando mata a la gente. Como se quedó en silencio, él siguió hablando.
"Es lo mismo con ese tipo. No lo mataré fácilmente."
Había una intención peligrosa en su tranquila voz.
"Hay que hundirlo hasta el fondo… devolverle todo lo que ha hecho."
Ambos tenían ideas completamente diferentes. Leah consideraba la muerte
un evento trágico, que servía como el final de una venganza.
Pero para Ishakan la muerte no representaba algo malo. Más bien lo
consideraba como algo que daba descanso. Ella ni siquiera podía imaginar
qué venganza quería. Ishakan sonrió viendo a Leah muy pensativa.
"Te he dicho cosas muy severas."
Puso su gran mano sobre la cabeza de Leah y la acarició suavemente.
"Descansa un rato."
Pero el sol estaba saliendo, tampoco estaba cansada porque acababa de
despertarse. Leah miró a Ishakan con ojos suplicantes. Ishakan levantó las
cejas. Obviamente su gesto significaba que no entendía que quería.
Ahora que ella lo pensaba últimamente sus días han sido caóticos. Quería
pasar un rato de tranquilidad con él. Ni siquiera necesitaba que conversaran.
Simplemente con caminar tomados de la mano sería suficiente para hacerla
feliz.
Leah se preguntó durante un rato cómo podía hacer para que pareciera
natural. Después de reflexionar sobre una excusa adecuada, mencionó una
sugerencia bastante sensata.
"¿Te gustaría ir al mercado?"
La espontánea propuesta le pareció interesante a Ishakan. Seguramente
había estado muy ocupado como para pasear por las calles de Estia. Leah
estaba bastante contenta porque lograría su objetivo.
Pero Ishakan se rió de repente. Leah se quedó perpleja sin saber el motivo
de su reacción. Ishakan habló cuando finalmente pudo contener su risa.
"Tengo que comprar brochetas de albóndigas. Aunque no sé si habrá porque
no es de noche."
"...¿Brochetas?"
Leah no entendía por qué de repente hablaba de brochetas, pero de todos
modos no le importaba porque podría salir con Ishakan.
Ella se puso una túnica con capucha encima del camisón. Después de que
Ishakan comprobara que el cabello plateado no fuera visible, levantó a Leah
en sus brazos.
"Puedo caminar."
"Lo sé. Es sólo para bajar las escaleras."
Cuando bajaron las escaleras, encontraron el primer piso vacío. Anoche
había estado lleno de Kurkan. Leah salió con Ishakan mientras miraba las
mesas vacías.
Ishakan compró algunas brochetas de albóndigas en el mercado como había
dicho. Las brochetas de albóndigas de cerdo se veían crujientes por fuera.
El aroma del aceite hizo que se le hiciera agua la boca. Tan pronto como
pensó que estaría delicioso, Leah se dio cuenta de que ya se lo había
comido todo. - Traducción ReinoWuxia
"......"
Fue impactante. Ishakan comenzó a reírse de nuevo viendo a Leah
desconcertado con sólo un pincho de madera vacío en la mano. Se rió tanto
que parecía que estaba viendo una famosa obra de teatro de comedia. Luego
tomó la mano de Leah.
"Con esto terminamos el recorrido por el mercado… He encontrado un
buen lugar, ¿quieres conocerlo? Estoy seguro de que también te gustará."
Leah asintió con la cabeza. Siguió a Ishakan con el pincho de madera vacío
en la mano. Cuando estaba concentrada mirando el pincho de madera sin
creer que se lo hubiera comido en un instante, Ishakan tiró suavemente de
ella.
Leah que estaba miró hacia adelante apoyada en un costado de Ishakan. Un
hombre musculoso estaba sentado sobre su trasero en el suelo. El hombre
gritó.
"¡Bastardo...!"
El hombre musculoso estuvo a punto de chocar con Leah, pero Ishakan lo
evitó apartándolo con una patada. Otros tipos se aglomeraron alrededor del
hombre musculoso que se puso furioso. Leah se dio cuenta en ese momento
de lo que estaba pasando.
El hombre musculoso había intentado chocar con ella deliberadamente. Se
trataba de una táctica común para hurtar dinero en medio de un alboroto.
Por supuesto, no tenía miedo porque estaba con Ishakan, más bien le
preocupaba que Ishakan les arrancara la cabeza.
Pero el incidente se resolvió fácilmente al contrario de la angustia de Leah.
Ishakan echó ligeramente la capucha de su túnica hacia atrás. En el
momento en que el hombre musculoso vio sus ojos dorados se asustó.
"Bar, bárbaro..."
Ishakan ni siquiera respondió. Se limitó a mirarlo fijamente. El hombre
musculoso se disculpó con una expresión de nerviosismo.
"Oh… Lo siento..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
268

Capítulo 268. Pecado


Luego huyó con la cola entre las patas. Todo fue tan rápido que cuando
Leah parpadeo un par de veces, toda la calle se volvió tranquila. Ishakan
caminó de nuevo como si nada hubiera pasado. Ella que lo siguió preguntó.
"¿Por qué le has dado una patada?"
Dada las circunstancias Ishakan simplemente pudo haberlo evitado. Ella le
preguntó por qué le había parecido un poco agresivo. Ishakan habló con
seriedad.
"Según el proverbio de un país, si alguien choca con otra persona están
destinados a relacionarse." Dijo tirando de Leah nuevamente hacia su
costado. "No creo que quieras entablar una relación con alguien que no sea
yo."
Leah quiso reírse pero apretó los labios. Sabía que no estaba bromeando.
Por suerte no sucedió ninguna otra eventualidad después de eso, así que
pudieron salir del mercado caminando tranquilamente.
Ishakan llevó a Leah un bosque cercano a la capital. El bosque pertenecía a
la familia real, pero los humanos no solían visitarlo porque muchos
animales salvajes habitaban el lugar.
Se adentró en el bosque levantando a Leah en sus brazos. El bosque estaba
oscuro a pesar de que el sol había salido. Esto se debía a la poca luz solar
que se filtraba entre las hojas.
Los pasos de Ishakan no vacilaron aunque no podía verse con claridad los
alrededores. Veía lo que ella no podía, escuchaba lo que ella no podía. Cada
vez que sucedían cosas como estas le parecía que Ishakan no era humano.
A ella le preocupaba un poco que se encontraran con un animal salvaje,
pero no ocurrió nada parecido. El bosque estaba tranquilo, como si los
animales salvajes hubieran huído ante la presencia de Ishakan.
Dijo de repente mientras caminaba llevando a Leah en brazos.
"Originalmente, quería visitar los nardos del palacio real… pero todo se ha
marchitado en ese lugar."
En ese momento se reveló un espacio iluminado delante de ellos. Ahora se
podía vislumbrar el cielo porque no estaba cubierto por los árboles.
Había un lago cristalino en el cual se podía mirar el fondo. Cada vez que el
viento soplaba caían hojas de las ramas de los árboles sobre la superficie del
agua. La luz del sol se reflejaba sobre las hojas.
Ishakan bajó a Leah al suelo. Después de quitarse la sofocante túnica, Leah
caminó entre la vegetación hacia el lago. Una brisa fresca agitó su cabello
mientras miraba el agua clara. El lago se veía hermoso debido a que no
había sido contaminado por los humanos.
A diferencia del lúgubre palacio real este lugar estaba lleno de vitalidad.
Incluso Leah se sintió revitalizada. Mientras miraba el lago como si
estuviera absorta, podía percibir el aroma fresco del bosque. Tardíamente se
dio la vuelta para mirar a Ishakan.
"......"
Ishakan seguía de pie bajo la sombra de un árbol. Estaba observándola sin
hacer ningún movimiento como si no hubiera querido interrumpir su
momento de contemplación. Leah quiso llamarlo pero dudaba. Ishakan
abrió la boca primero.
"...Deslumbrante."
Su voz sonó un poco apasionada. Leah se tocó torpemente el cabello. Su
cabello de color plateado parecía brillar bajo la luz del sol. Ishakan se
acercó a Leah después de tirar la túnica que llevaba puesta al suelo.
"¿Y si el sol te derrite?"
"No soy un copo de nieve."
Su respuesta hizo que Ishakan se riera en silencio. Estaban ambos estaban
frente a frente. Ella podía percibir el fresco pero dulce olor a hierba
proveniente de Ishakan.
De repente se sintió muy tímida. Leah miró a su alrededor para evitar hacer
contacto visual. Pasó su mirada por la superficie del lago, las pequeñas
flores blancas silvestres entre la hierba verde… hasta que el dorso de una
mano apareció cubriendo su mirada.
Leah se quedó mirando el dorso de su mano donde sobresalían gruesas
venas. Ella levantó su mirada cuando escuchó su voz.
"Incluso cuando nos conocimos por primera vez..."
Ishakan acarició suavemente la mejilla de Leah.
"También estabas deslumbrante."
Sus ojos dorados brillaban reflejando la luz del sol. Los labios de Leah se
separaron ligeramente mientras ella pensaba que era Ishakan quien
deslumbraba.
"Creía que no me importaban esos recuerdos, pero me equivoque."
Sus dedos tocaron sus labios.
"Pensaba que bastaba con que te gustara… pero cada vez soy más
codicioso."
Ishakan exhaló lentamente. Habló como si confesara un pecado.
"Quiero que te acuerdes de mí, Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
269

Capítulo 269. Cama Rota (1)


Después de decir esas palabras, Ishakan inmediatamente puso una mirada
de arrepentimiento. Pasó cariñosamente su mano por la cara de ella.
"...Lo siento."
Resultaba obvio por qué Ishakan ocultaba esto en su corazón. No lo decía
porque temía que Leah se sintiera presionada.
La razón por la que se atrevió a decírselo a Leah fue porque ella había
recuperado sus sentimientos. Ishakan no hubiera expresado nada si Leah no
lo hubiera hecho.
El viento sopló prolongadamente provocando que su camisón se sacudiera y
su cabello plateado ondeara en el aire. Ishakan susurró con una voz parecía
quebrarse un poco.
"Dime que me amas."
A Leah le dolió el corazón. Todavía le resultaba un poco difícil expresar sus
verdaderos sentimientos. Pero no podía evitarlo hasta que se liberara
completamente del hechizo.
Leah abrazó a Ishakan. Ella hizo todo lo posible para confesarle su amor
con toda sinceridad. "Te amo."
Ella levantó sus talones tanto como pudo porque quería consolarlo de
alguna manera. Ishakan esbozó una sonrisa cuando ella besó torpemente su
mejilla.
Leah también sonrió viendo que las comisuras de su boca se levantaron.
Ishakan besó suavemente la frente de ella. Como ella sintió cosquillas se
frotó la frente con la mano. En ese momento él besó el dorso de su mano. -
Traducción ReinoWuxia
Las zonas donde tocaban sus labios le daba cosquillas. Ishakan agarró su
mano mientras decía con una leve sonrisa. "Realmente… soy débil
contigo"
La única que podía derrotarlo. Ishakan abrazó a Leah. Ella lo rodeó con sus
brazos.
Cada vez que Ishakan mencionara recuerdos del pasado ella deseaba poder
recordarlos con alegría. Quería decir, 'qué tiempos aquellos'. Eso es lo haría
si recuperara la memoria. Ella habló después de haber estado abrazados
durante un tiempo.
"Gracias por venir a buscarme."
Ishakan frunció el ceño inconscientemente porque le pareció absurdo.
"Por supuesto. Te habría buscado sin importar donde estuvieras."
"Pero..."
"Tú hiciste lo mismo."
Dijo tocando la punta de su barbilla.
"Fuiste a salvarme."
Ella pudo entenderlo a pesar de que no podía imaginarse a Ishakan siendo
capturado.
"Te llevaré de regreso por cualquier medio."
Leah apretó sus puños torpemente al escuchar su declaración. Ishakan se rió
viendo su reacción, pero de repente frunció el ceño. Murmuró mirando
alrededor del bosque.
Ishakan acercó sus labios al oído de Leah. Luego Ishakan le susurró como
si estuviera diciéndole algo muy importante en secreto.
"Observa. Pronto todos se caerán al suelo."
Se preguntó qué estaba queriendo decir con esas palabras, pero no tardó en
entenderlo. Descubrió a los Kurkan que estaban en el bosque.
Se arrastraban hacia el borde de las ramas donde estaban escondidos. Se
sentían frustrados porque no podían escucharlo debido a que Ishakan habló
en voz baja. Los Kurkan que se movían furtivamente hicieron contacto
visual con Leah.
"......"
Hubo un momento de silencio. Los Kurkan se quedaron paralizados con su
cuerpo en una mala posición. Pronto cayeron al suelo.
"¡Ahhhhhh!"
"¡Arrrgh!"
Se escucharon golpes por todas partes. Entre las docenas de Kurkan, Leah
conocía algunas caras. Apenas Haban se levantó se apresuró a excusarse.
"¡Lo siento! ¡Pero quiero aclarar que no estaba escuchando a escondidas!"
Ishakan hizo una breve pregunta.
"¿Entonces qué?"
"Eh... eso es..."
"......"
Mura intervino para ayudar a Haban que no sabía qué decir.
"Hemos venido porque estábamos preocupados. Temíamos que le hicieras
algo a Leah. ¡Incluso rompiste la cama la otra vez!"
Entonces los otros Kurkan comenzaron a hablar para apoyar su argumento.
"¡Exactamente! Teníamos que evitar que sucediera algo grave."
"¡No importa lo fuerte que sean los bebés Kurkan, Leah sigue siendo
frágil!"
"¡Correcto! ¡Correcto!"
Por supuesto, Ishakan ni siquiera levantó una ceja, pero Leah estaba
avergonzada.
No podía creer que la cama se hubiera roto. Le había parecido que la cama
de la Mansión del Conde Weddleton crujía demasiado, pero no esperaba
que estuviera rota. Tal vez la repararon en secreto mientras Leah dormía.
Matrimonio Depredador - Capítulo
270

Capítulo 270. Cama Rota (2)


Le resultaba sorprendente que estuviera tan absorta en el acto s3xual que no
se diera cuenta que la cama se rompió. Leah consideró seriamente que había
perdido el control de sí misma en ese momento.
Cuando Ishakan hizo un gesto para que se detuviera el clamor, Mura hizo
una propuesta palmeando las grandes bolsas que Genin y Haban llevaban a
sus espaldas.
"Hace buen tiempo. ¿Qué te parece si hacemos un picnic?"
El hecho de que hubieran traído esas bolsas demostraba que decidieron
venir de antemano. Mura atacó la debilidad de Ishakan añadiendo que
estaban llenas de la comida favorita de Leah. Ishakan miró a Leah.
Entonces los otros Kurkan miraron a Leah.
"No la miren."
Los Kurkan desviaron su mirada rápidamente obedeciendo sus órdenes.
Ishakan pidió su opinión después de que todos desviaran su mirada para que
no se sintiera agobiada.
"¿Te parece bien?"
Ella podía sentir que los Kurkan la miraban disimuladamente aunque
estaban fingiendo que no lo hacían. Leah sonrió ligeramente en el momento
en que pensó que habían venido porque querían compartir con ella.
Los Kurkan tenían cuerpos más formidables que Leah. Ella incluso había
sido testigo de cómo podían matar sin necesidad de usar armas en el
callejón. Pero por alguna razón le parecían más adorables que terroríficos.
Tal vez se debía inconscientemente a los recuerdos del pasado.
Fue como si un conejo pensara que un animal feroz fuera adorable aunque
pareciera contradictorio. Leah quería acercarse a ellos. Por lo que habló con
cautela.
"Me parece bien si tú estás de acuerdo."
Los Kurkan vitorearon al mismo tiempo apenas Leah terminó de decir esas
palabras. Su alegría se basaba en la firme creencia de que Ishakan no podía
negarse ahora que Leah había aceptado.
Los Kurkan prepararon rápidamente el picnic. Leah e Ishakan se sentaron
en sus respectivos lugares cerca de la orilla del lago. El resto del grupo se
sentó despreocupadamente a su alrededor en la hierba.
Mientras Haban y Genin sacaban las botellas de vino de las bolsas para los
Kurkan, Mura colocaba una variedad de comida delante de Leah.
Ishakan sentó a Leah en su regazo, luego comenzó a darle de comer
lentamente la comida que Mura había traído. Los Kurkan sentados a su
alrededor se veían emocionados mientras estaban comiendo.
Leah también se sintió emocionada en medio de las charlas animadas. Ella
se comió un tipo de bocadillo que Ishakan estaba comiendo. Sus ojos se
agrandaron sobresaltada.
Era tan dulce que se le erizaron los vellos de la piel. Pero cuando Ishakan
los comía ni siquiera cambiaba su expresión. Cuando ella soltó el bocadillo
mordido en un plato, Ishakan lo agarró para comérselo.
"¿Por qué? ¿No te gusta?"
"Es demasiado dulce."
Leah preguntó mientras lo veía tragando sin vacilar.
"¿No te parece dulce?"
"Lo es."
Parecía que a Ishakan le gustaba mucho lo dulce. Leah lo comprobó viendo
que incluso bebía vino con miel. De repente se escuchó un grito de Mura
que estaba borracha.
"¡Bastardo descarado!"
Mura agarró a Haban por el cuello tirándolo al suelo. Pronto los dos
comenzaron a rodar por el suelo. Haban, que había hecho una broma pesada
porque estaba borracho, le gritó a Mura que lo disculpara.
Leah parpadeó sorprendida. Genin, que le había traído otra botella de vino a
Ishakan, le explicó brevemente. "Ellos son pareja. No te preocupes por
eso."
Leah asintió con la cabeza. Luego ella dirigió su mirada hacia Ishakan que
estaba sacando el corcho de la botella de vino con la mano.
"¡Ishakan!" Le susurró. "Nosotros… también somos pareja, ¿verdad?"
Ishakan no respondió inmediatamente. Dejó la botella de vino que estaba
sosteniendo, luego dirigió su mirada hacia Leah. La miró con lujuria como
si quisiera comérsela como se había comido el bocadillo.
Instintivamente se movió un poco hacia atrás. Sin embargo, no tuvo ningún
sentido que intentara retirarse, Ishakan acercó su cabeza. La miró sin
pestañear.
"......"
Luego de mirarla durante un rato observó su alrededor. Todos estaban
absortos mirando la pelea entre Haban y Mura. Genin también se acercó
fingiendo querer detenerlos.
Ishakan se aseguró de que nadie estuviera mirándolos antes de besar a Leah.
Frotó sus labios mientras introducía su lengua que tenía un sabor dulce.
Leah cerró los ojos conteniendo las ganas de gemir.
El dulce beso terminó rápidamente. Pero la cara de Leia estaba toda roja.
Cualquiera que la mirara creería que ella había hecho algo malo.
Los ojos de Ishakan se entrecerraron viendo la cara enrojecida de Leah.
Sonriendo le preguntó con picardía. "¿Todavía no lo sabes?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
271

Capítulo 271. Historia de Mura y Haban


Leah ni siquiera pudo responder a su pregunta. Estaba demasiado
concentrada en que sus mejillas sonrojadas volvieran a la normalidad para
que no la delataran. Se abanicaba con las manos intentando refrescarse.
Ella logró enfriar su cara antes de que Haban y Mura finalmente se
calmaran, por lo que les agradeció internamente por haber mantenido
desviada la atención de todos.
Tenía sentido que ella fuera pareja de Ishakan. De lo contrario, no habría
habido ninguna razón para hubiera cruzado el vasto desierto para venir a
Estia. Pero cuando escuchó la palabra 'pareja' ella hizo la pregunta sin
pensarlo mucho…
Cuando dirigió su mirada hacia Ishakan se dio cuenta de que estaba
tranquilo. Leah frunció el ceño brevemente porque le parecía demasiado
descarado. Pero rápidamente acomodó su expresión como si nada hubiera
pasado.
Mura se acercó a la inocente Leah sacudiendo la hierba que estaba en su
ropa. Cuando miró el plato vació que estaba delante de Leah, se fue a
lavarse las manos al lago para llenarlo de bocadillos. Leah preguntó
mientras quitaba la hierba que estaba pegada a la cabeza de Mura.
"¿Estás bien?"
"Por supuesto."
Mura respondió juguetonamente guiñando un ojo.
"Una pelea de parejas es como intentar cortar agua con un cuchillo."
Haban bebía alcohol sentado en un rincón mientras los otros Kurkan se
burlaban de él.
La borracha Mura se sentó al lado de Leah. Ella le preguntó sonriendo
como un zorro.
"¿Te ha gustado la comida?"
"Estuvo deliciosa."
"La he hecho personalmente."
Leah de repente se dio cuenta de algo interesante mientras elogiaba a Mura.
Mura miraba disimuladamente a Haban. Genin se acercó diciendo.
"He venido a atender a Leah."
Los ojos de Mura se agrandaron como si le pareciera extraño eso. Genin
señaló hacia Haban con su barbilla sin decir una palabra. Entonces Mura se
dirigió hacia Haban como si no le importara.
Mura se sentó al lado de Haban para susurrarle algo. Haban finalmente
tomó la mano tendida de Mura haciendo un mohín con los labios. Genin
que estaba al lado de Leah le dio una explicación.
"Mura sometió a Haban por hacerle una broma."
Entonces Leah no pudo evitar preguntarse cómo ambos se convirtieron en
pareja. Sin embargo, a pesar de su curiosidad no se atrevió a preguntar. Pero
sorprendentemente Genin tomó la iniciativa de explicarlo.
"Somos del mismo Instituto de Educación Superior."
Haban y Mura siempre destacaron por sus sobresalientes habilidades en el
estudio, fueron los mejores entre los numerosos estudiantes del Instituto de
Educación Superior. Ningún estudiante podía competir con ellos, excepto
entre ellos mismos.
Ambos siempre competían por el primer puesto en los exámenes. Todos
tenían opiniones diferentes sobre quién era el mejor. Como Mura tenía un
fuerte sentido del orgullo decidió desafiar a Haban.
No se trataba de una simple competición, sino de una batalla por definir la
supremacía, así que todos estaban entusiasmados. Mura fue la perdedora de
la primera batalla por la supremacía bajo la mirada de los Kurkan del
Instituto.
Ella se hizo un tatuaje en la cara reconociendo su derrota. Mura esperaba
que el ganador Haban, la humillara en el futuro por lo que incluso se
preparó mentalmente.
Pero curiosamente Haban la estaba evitando. Mura pensó que la estaba
ignorando.
Mura estaba decidida a tener una revancha, por lo que abandonó todos sus
pasatiempos favoritos incluyendo la cocina, para entrenar todo el tiempo
que tuviera disponible. Finalmente ella lo desafió nuevamente.
Haban perdió la segunda batalla por la supremacía. Pero Mura no estaba
satisfecha a pesar de la victoria. Más bien, se sentía bastante incómoda.
Fue porque el derrotado Haban no dijo nada, solo tenía la cara teñida de
rojo. Felicitó a Mura de forma vacilante y luego se marchó como si
estuviera huyendo.
Al día siguiente, Haban llegó con el mismo tatuaje que se había hecho
Mura, pero alrededor del otro ojo. Haban le hizo una seria propuesta con la
cara roja como un tomate. Ella estaba desconcertada.
—¿Quieres salir conmigo?
Fue una situación absurda. Pensó que estaba bromeando, pero pronto se dio
cuenta que no porque temblaba como un muñeco roto. Ella decidió
conocerlo porque le parecía adorable que tuviera el mismo tatuaje. Al final
ellos estuvieron saliendo durante mucho tiempo hasta que se casaron.
Leah preguntó a Genin después de escuchar esa historia.
"¿Y tú Genin?¿Tienes pareja?"
Por alguna razón el ambiente se puso un poco tenso. Genin respondió
lentamente.
"...Por supuesto."
Matrimonio Depredador - Capítulo
272

Capítulo 272. Potente Antídoto


Ella sonrió levemente como si el simple hecho de pensar en ello la hacía
sentirse feliz. Pero a diferencia de su boca, la embriaguez de sus ojos fue
reemplazada por la seriedad.
Parecía que Genin dudaba de sus siguientes palabras. Ishakan, que estaba
observando, le dio un tarro lleno de vino. Genin vació el tarro de un solo
trago. Luego se arrodilló frente a Leah para hablar.
"Dama Leah."
Leah no pudo evitar enderezar su postura ante la firmeza de sus palabras.
"Mi pareja está demasiado débil para viajar lejos."
Genin apretó los labios brevemente. Luego continuó hablando con voz
reprimida.
"Le prometí a mi pareja cuando dejé el desierto que te traería de regreso..."
Genin estaba muy seria. En sus ojos había una pizca de culpabilidad.
"Todos te están esperando."
Genin declaró con seriedad.
"Definitivamente... traeremos a la Reina de regreso."
Después de decir esas palabras se marchó rápidamente avergonzada como si
estuviera huyendo. La desconcertada Leah dirigió su mirada hacia Ishakan.
Habló tranquilamente.
"Todos están un poco borrachos. No le des mucha importancia."
Leah no creía que fuera algo que debería ignorar simplemente porque Genin
estuviera borracha, pero Ishakan parecía no querer hablar más al respecto.
Por lo que decidió no hacer preguntas.
El inesperado picnic continuó hasta que se ocultó el sol. Leah no había
bebido alcohol pero estaba tan emocionada como si estuviera borracha. Se
debía a que estaba atrapada en el ambiente del momento. De pronto cuando
se pusieron a cantar en Kurkan, Leah trató de cantar también.
Se sentía a gusto. No estaba angustiada, no estaba preocupada. No tenía que
esforzarse en intentar adivinar sus verdaderas intenciones a través de sus
miradas, expresiones, gestos, entre otros. Podía simplemente disfrutar sin
tener que pensar en nada.
Se divertían alegremente sin sentirse cohibidos en un ambiente
completamente diferente al palacio real de Estia. Tal vez en el pasado así
fue su vida cotidiana. Compartía felizmente con los Kurkan…
Cuando Leah trataba de imaginar cómo sería un día normal, fue regresada a
la realidad por un toque. Ishakan, que acarició su mejilla, le susurró.
"Vamos a caminar un rato."
Leah se levantó rápidamente tras él. No le había prestado la atención
suficiente. Ella había salido para pasar un rato a solas con Ishakan por
primera vez en mucho tiempo, pero se había quedado absorta en la
compañía de los Kurkan.
No creía que pudieran hacer esto durante un tiempo. Probablemente se
trataba del último momento de paz antes de que se desatara la tormenta, así
que ella quería compartir más tiempo con Ishakan.
Ishakan se adentró con Leah en el bosque dejando atrás a los Kurkan. El
bosque estaba oscuro con un suelo peligroso lleno de raíces y piedras. Por
lo tanto Ishakan llevó a Leah en sus brazos. Ella le hizo una pregunta
mientras olía el dulce olor a vino que emanaba.
"¿Cuál es el significado de la canción que acabamos de cantar?"
"Es una canción que elogia la belleza del desierto."
En sus palabras se pudo percibir el afecto por su tierra natal. Leah susurró.
"Creo que tú también extrañas el desierto."
Ishakan sonrió levemente.
"No tiene sentido estar en el desierto sin ti."
Leah no sabía qué responder. Simplemente apretó sus puños. La voz de
Genin llamándola 'Reina' cruzó sus oídos. En ese momento Ishakan detuvo
sus pasos. Estaba iluminado. Un haz de luz atravesaba el oscuro bosque
entre las hojas que estaban muy separadas.
Ishakan bajó a Leah de sus brazos. Leah miró a Ishakan iluminado por el
haz de luz.
"Regresemos juntos al desierto."
Las palabras salieron de repente de su boca incluso antes de que pensara en
ello. Los ojos de Ishakan se agrandaron brevemente. Pronto respondió con
una sonrisa.
"Sí. Regresemos juntos." Ishakan continuó hablando suavemente. "Hay
muchas cosas que hacer cuando regresemos. También celebrar nuevamente
la boda."
Para Leah la experiencia de una boda resultaba completamente nueva.
Leah, que estaba imaginando cómo sería un vestido Kurkan de boda, se
sobresaltó al escuchar sus siguientes palabras.
"Probablemente también las cinco noches de nuevo."
De repente, ella recordó la cama del Conde Weddleton.
"Rompimos la cama del Conde Weddleton."
"No importa, también rompimos la cama en las cinco noches."
"......"
"No sólo eso. También un pilar de hierro y unas cadenas."
Por supuesto, Leah no lo recordaba en absoluto.
"Hay muchas cosas que aún no entiendo."
Ella murmuró. Ishakan miró fijamente a Leah.
"¿Tienes algún recuerdo de las cinco noches previas a nuestra boca?"
Leah negó con la cabeza a la pregunta. Ishakan habló con seriedad.
"Parece que el hechizo sigue estando fuerte..." Continuó hablando en un
tono más bajo. "Debo confesarte algo que no te he dicho. Existe un potente
antídoto contra el hechizo."
Los ojos de Leah se agrandaron. "¿Qué es?"
"Te lo di no hace mucho tiempo..." Ishakan le dijo descaradamente sin
cambiar su expresión a la curiosa Leah. "Mi s3m3n."
Matrimonio Depredador - Capítulo
273

Capítulo 273. Al Aire Libre (1)


'Tal vez este hombre está demasiado borracho'.
Leah pensó eso por un momento. Pero dudó viendo que mantenía la
seriedad de su rostro. Ella entrecerró los ojos. Ishakan sonrió mientras la
miraba sin decir nada.
"......"
Sintió que su boca se secaba un poco. Cuando él hacía esto ella se
debilitaba. Cada vez que la miraba fijamente con sus ojos lleno de una
mezcla de emociones...
Leah desvió la mirada suavemente. El único haz de luz en el oscuro bosque
hacía que ella se viera blanca como la nieve. Pero a diferencia de ella, parte
del cuerpo de Ishakan estaba en la oscuridad. Por reflejo tiró de Ishakan
hacia ella para que también estuviera completamente bajo la luz.
Ishakan miraba a Leah como un niño que se había enamorado por primera
vez. Después de abrazarla tiernamente, la besó suavemente varias veces.
Sus besos estaban llenos de calor además de cariño.
Se sintió avergonzada cuando llegó a la conclusión que Ishakan quería tener
relaciones s3xuales al aire libre. Realmente no le parecía mala idea. Estaba
haciendo demasiadas cosas que nunca hubiera imaginado hacer desde que
conoció a este hombre. Leah sacó a relucir lentamente otro asunto para
desviar la atención.
"Los Gitanos que sacaron del palacio real..."
"Morga hablará con ellos en tu lugar."
"Entonces los otros Kurkan..."
"Están celebrando el hecho de que hayas recuperado tus sentimientos."
No lo sabía. Ella creía que ellos sólo habían venido para disfrutar de un
picnic con ella, pero no esperaba que hubiera una razón para ello. Leah
asintió ante esta verdad. Ishakan añadió tranquilamente.
"¿Tienes alguna otra pregunta?"
Ella asintió nuevamente como si realmente tuviera algo que preguntar. Se
devanó los sesos intentando pensar en algo. Pero no se le ocurrió ninguna
pregunta creíble.
Ishakan empujó a Leah por los hombros hacia atrás. Ella retrocedió
impulsada por su fuerza hasta que su espalda tocó un árbol. Ella levantó su
mirada. Ishakan habló viendo sus ojos que se parecían a los de un conejo.
"Leah."
En el momento en que percibió la leve ansiedad en sus ojos dorados,
instantáneamente sintió que perdía sus fuerzas. Los Kurkan poseían sangre
de bestias por lo que no se podían considerar humanos. Ishakan
seguramente se esforzaba en mantener la paciencia cuando estaba cerca de
Leah, porque sus instintos superaban su razón.
Unas simples palabras no bastaban para satisfacerlo. Ishakan seguramente
quería confirmar a su manera si ocupaba completamente el corazón de
Leah.
Leah abrió los brazos sin decir nada. En este momento no le importaba la
vergüenza. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para complacer al
hombre que amaba.
Ishakan se arrodilló cuando obtuvo el permiso tácito. Leah contuvo la
respiración por un momento. Porque parecía como si fuera un caballero
ofreciendo un juramento. Ishakan sonrió cuando sus miradas se
encontraron.
"Es la primera vez que me arrodillo ante alguien desde mi ceremonia de
mayoría de edad."
Pero su siguiente acción fue cualquier cosa menos caballerosa. Levantando
la falda de su camisón, enterró la cara en el interior. La parte inferior de su
delgado camisón sobresalía. Ella se subió la falda sobresaltada.
Sin embargo, subir su falda no hizo ninguna diferencia. Más bien mirar a
Ishakan fue más lascivo. Ella pensó en bajar nuevamente su falda, pero su
acción posterior hizo que sus manos se tensaran.
Mordió sus muslos hasta que su boca llegó a su ropa íntima. Lamió la fina
tela de su ropa íntima con la lengua. Luego la mordió con los dientes para
rasgarla de un tirón. Leah tragó saliva mientras veía cómo se desarrollaba la
escena.
"¡......!"
Separó con sus manos sus labios v@ginales para lamer su cl!toris sin
dudarlo. Ella levantó los talones ante la sensación de cosquilleo. Sus muslos
comenzaron a temblar. Ella gimió cuando la lengua que atormentaba
delicadamente su clítoris se introdujo en su cavidad.
"¡Ah, Ishakan...!"
Finalmente, perdió la fuerza en sus piernas, así que estuvo a punto de
desplomarse. Pero Ishakan la sujetó fuertemente con sus grandes manos. Un
intenso cosquilleo recorrió todo su cuerpo como si le hicieran acariciaran su
piel con plumas. Leah sacudió la cabeza por el insoportable placer.
Matrimonio Depredador - Capítulo
274

Capítulo 274. Al Aire Libre (2)


"Ah, ahhh..."
Sacó su lengua de su cavidad impregnada de un líquido. Entonces mordió
su cl!toris hinchado con sus dientes. La espalda de Leah se arqueó. Sus
dedos que sujetaban la falda de su camisón se aflojaron dejándola caer.
Ishakan sujetó la falda de su camisón mientras atormentaba incesantemente
su zona ínt!ma.
Leah intentó apartarlo empujándolo por los hombros con las manos, pero
Ishakan no retrocedió. Ella no podía hacer nada más que aferrarse a él
mientras el pl@cer la abrumaba.
Se preguntaba si se debía a la tensión de estar al aire libre. Las sensaciones
estaban siendo demasiado intensas. Estaba a punto de llegar al cl!max, pero
Ishakan controló hábilmente sus movimientos.
La estimulaba intensamente como para hacerla alcanzar el cl!max, pero
cuando ella estaba a punto de hacerlo la estimulaba suavemente.
No podía mantener la cordura debido a que la sensación de estar cerca de
alcanzar el cl!max la invadía varias veces. Ella abrió las piernas todo lo que
pudo olvidándose por completo de que estaba en el bosque al aire libre.
"Ahh, hmmm..."
Esta vez sintió que verdaderamente alcanzaría el cl!max, así que
inconscientemente presionó su zona ínt!ma contra su boca. Pero de repente
sintió una sensación de frío. Provenía de Ishakan que había despegado la
boca.
Estaba impaciente. Sus piernas temblaban. Faltó poco para que alcanzara el
cl!max, pero no pudo porque Ishakan se detuvo en el último momento.
Su cuerpo se había vuelto tan sensible que podía gemir incluso con la más
mínima brisa que pasara por el bosque. Leah miraba a Ishakan mientras
respiraba pesadamente. Le suplicó con sinceridad.
"Ishakan, rápido..."
Se lamió sus labios húmedos mientras se desabrochaba el cinturón. Luego
deslizó sus brazos bajo los muslos de Leah y la levantó con un rápido
movimiento. Cuando asustada rodeó el cuello de Ishakan con sus brazos
para sostenerse, sintió algo grueso penetrando abruptamente su cavidad.
Estrellas aparecieron en su vista. El placer reprimido la inundó de
inmediato. Comenzó a temblar incontrolablemente. Un dulce aliento se
escapó de sus labios.
Había perdido la cordura cuando finalmente alcanzó el cl!max. Sin saber
que hacer mientras estaba abrumada por el pl@cer, rasguño los hombros de
Ishakan.
La saliva comenzó a deslizarse por sus labios abiertos. Ishakan primero
lamió su barbilla, luego introdujo su lengua en su boca. Leah frotó su
lengua con la de él.
"Ahhh..."
Ishakan dejó escapar un gemido que le pareció agradable. Frotó su cara
contra el cuello de Leah. Luego le bajó la parte superior del camisón con las
manos. Sus s3nos quedaron al descubierto. Sus p3zones rosados estaban
endurecidos aunque Ishakan ni siquiera los había tocado.
Leah se sintió obscena bajo el haz de luz. Se sintió aún más avergonzada
cuando las grandes manos de Ishakan agarraron sus s3nos. Pellizco sus
p3zones exigiendo.
"Tienes que mirarme."
Cuando finalmente miró a Ishakan se quedó sin aliento. Fue seducida por
sus ardientes ojos dorados. Por impulso Leah lo besó primero. Ishakan dejó
que Leah lo besara mientras acariciaba sus s3nos.
Gimió mientras rodeaba su cintura con las piernas. Su beso se volvió más
intenso. No sólo mordió sus labios, también barrió sus dientes con la
lengua. Quería demostrarle a Ishakan lo que había aprendido de él.
"Ishakan..."
Confesó mientras miraba sus brillantes ojos dorados.
"Te amo."
Ishakan habló en voz baja.
"Lo sé, pero..."
Se mantuvo en silencio por un momento. Luego añadió mirando a Leah.
"Dímelo más, Leah."
Ishakan inclinó lentamente la cabeza hacia adelante. Sus frentes se tocaron
suavemente. Susurró mirándola fijamente.
"Sigue diciéndolo..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
275

Capítulo 275. Al Aire Libre (3)


Leah apretó sus labios. Su corazón estaba caliente como si la sangre que
circulaba en su interior estuviera hirviendo. Una sensación indescriptible se
extendió por todo su cuerpo. Ishakan provocaba todas estas emociones en
ella.
Ella susurró varias veces que lo amaba mientras acariciaba su cuello. Cada
vez que decía que lo amaba, Ishakan besaba brevemente la comisura de sus
labios.
La virilidad que llenaba su cavidad comenzó a moverse lentamente. Su
cosquilleo aumentó con el furor. Ishakan no decía nada. Solo tenía una
mirada voraz.
El árbol contra el que estaba apoyada se balanceaba mientras su cuerpo se
movía hacia arriba y hacia abajo. Ishakan puso un brazo detrás de ella para
evitar que su espalda estuviera rozando con la corteza. A pesar de que
estaba medio entumecida por el placer, ella no olvidó seguirle diciendo que
lo amaba.
"¡Ah, hmm, te amo... hmm...!"
Sus palabras fueron confusas porque estuvieron mezcladas con sus
gemidos. Su cuerpo temblaba. Cuando gimió aferrándose con más firmeza
al cuello de Ishakan, comenzó a pen3trarla abruptamente.
Sus dedos de los pies se levantaron involuntariamente. Sus pantorrillas se
acalambraron. Por miedo a caerse, apretó todo lo que pudo sus piernas
alrededor de la cintura de Ishakan.
Ishakan mordió sus dedos cuando ella intentó apartarlo por los hombros.
Ella retiró sus dedos asustada, entonces Ishakan mordió su cuello.
Ella ni siquiera sintió dolor aunque Ishakan la mordió con fuerza. Fue
porque no estaba en condiciones de prestarle atención. Los nervios de todo
su cuerpo estaban concentrados en la parte inferior.
Ishakan dejó escapar un aliento caliente. Luego la mordió nuevamente en el
cuello a medida que apretaba las manos que sostenían su trasero. No podía
moverse. Se sentía atrapada. Sensaciones placenteras la inundaban
constantemente. Ella dejó escapar un gemido de éxtasis. - Traducción de
ReinoWuxia
Su mente se puso en blanco. Pero aunque su mente se estaba convirtiendo
en una pizarra en blanco, no dejó de confesarle su amor. Ni siquiera podía
saber cuántas veces le había dicho que 'lo amaba'.
"Hmm, ahh..."
Su pecho se hinchaba con cada respiración. Ella pudo sentir que su espalda
se ponía rígida porque tenía sus piernas alrededor de la misma. De repente,
un líquido caliente se vertió en sus paredes internas.
"¡Ah, ahh...!"
"Ahh..."
Su virilidad disparó s3men varias veces retorciéndose. Ishakan aplastó a
Leah con su enorme cuerpo. Leah se aferró a él mientras temblaba. Terminó
soltando el agarre de sus piernas que perdieron las fuerzas. Llegó al cl!max.
Su cuerpo se estremeció por sí mismo. Sus ojos se nublaron, pero pronto
regresaron a la normalidad. El excesivo placer hizo que lágrimas
comenzaran a deslizarse por sus mejillas.
"Ah... ah..."
Ishakan no retiró su virilidad a pesar de que había expulsado todo su s3men.
Por el contrario movió su cintura hacia atrás y hacia adelante, esparciendo
el s3men por sus paredes internas.
Había expulsado tanto s3men en su interior que con cada movimiento se
salía un poco. El s3men se deslizó lentamente por sus muslos. Debido a que
estaba mezclado con sus fluidos estaba más viscoso.
Comenzó a esparcir besos por su cuello. Cada toque de sus labios calientes
hacía que Leah se estremeciera como si la quemara.
"Por favor.... bájame..."
Dijo medio llorosa. Estaba preocupada por el hecho de estar en el aire.
Ishakan decidió sentarse en el suelo con Leah al frente. Todavía no había
sacado su virilidad.
Su gruesa virilidad seguía penetrándola hasta lo más profundo. Leah se
apoyó en el pecho de Ishakan como si se desplomara. Habló con voz ronca.
"También saca eso..."
Ishakan siempre accedía a todas las peticiones de Leah. Pero esta vez no
aceptó su petición. La besó en la frente ignorando sus palabras.
En este punto ella ni siquiera tenía fuerzas para intentar apartarlo. Pero
afortunadamente no se había desmayado porque sólo lo habían hecho una
vez. El árbol seguía firme así que tampoco se había roto.
Matrimonio Depredador - Capítulo
276

Capítulo 276. Al Aire Libre (4)


Leah volvió a mirar a Ishakan después de examinar el árbol.
"......"
Sus miradas se encontraron. La tenacidad de sus ojos dorados no había
disminuido. Leah desvió su mirada, tocando su estómago con las manos.
Ishakan reconoció lo que le preocupaba a ella.
"Está bien. No has estado bebiendo un simple té."
Dijo Ishakan con calma.
"En realidad es una medicina."
Fue un comentario inesperado. Se quedó boquiabierta de la sorpresa. Tanteó
sus labios con la punta de sus dedos. De repente el pulgar entró en su boca.
Lentamente rozó sus muelas, luego presionó suavemente su lengua.
Leah le mordió el pulgar con fuerza. Ishakan se rió mientras retiraba su
dedo. Se concentró en estimular sus s3nos. Sus hombros se encogieron
mientras él tocaba sus p3zones suavemente con los dedos empapados de
saliva.
"¿Quieres un hijo o una hija?"
Leah apenas pudo susurrar suavemente. En estos momentos ni siquiera
podía hablar con él normalmente. Ishahan respondió mientras rodeaba la
cintura de ella con una mano y estimulaba su s3no con la otra.
"Me gustaría cualquiera de los dos. Sólo me preocupa que afecte tu salud."
Los Kurkan al nacer eran muy pequeños. Por esa razón, su estómago no se
había hinchado durante el embarazo, además el parto sería con relativa
facilidad. Pero Ishakan no podía evitar preocuparse por el débil cuerpo de
Leah. Continuó hablando mientras acariciaba uno de sus s3nos.
"He estudiado un poco… dicen que si los s3nos no se tocan lo suficiente, se
hincharan hasta un punto que será doloroso. Por supuesto, eso no te
sucederá a ti." Ishakan actuó como si fuera algo natural. "Los voy a
masajear todas las noches."
Ya sus s3nos producían leche porque estaba preparada para cuando el bebé
naciera. Retiró con suavidad la mano de Leah que estaba cubriendo el otro
s3no para chupar su pezón.
"Quiero probar todo lo que es tuyo."
Su cuerpo se estremeció levemente por el placer. Ishakan lamió su p3zón,
mientras tocaba su otro s3no con la mano. Sufría cada vez que su lengua
lamía intensamente su p3zón.
Ella tapó sus labios con una mano para evitar emitir sonidos extraños.
Ishakan levantó la mirada. Miró a Leah mientras lamía lascivamente su
p3zón. Fue tan vergonzoso que su cara se puso roja como un tomate.
Su corazón se aceleró cuando sintió que la virilidad en su cavidad se estaba
volviendo más grande. Ishakan le susurró a Leah que estaba temblando de
miedo.
"Quédate quieta. Lo haré todo."
La agarró por la cintura con ambas manos. Levantó el cuerpo de Leah,
luego lo volvió a bajar rápidamente.
"¡......!"
Los ojos de Leah se agrandaron. Su boca se abrió involuntariamente ante
las abrumadoras sensaciones que se extendieron por su cuerpo. Ishakan
mordió con fuerza la punta de la barbilla de Leah.
"Dime que me amas."
Leah finalmente pudo calmarse, por lo que dejó de resistirse. Pero en lugar
de decir te amo, dijo las palabras que estaban clavadas en su interior como
espinas.
"Lo siento."
Ishakan entrecerró los ojos. Leah continuó hablando con dificultad.
"Siento haberme puesto nerviosa..."
En respuesta Ishakan solo sonrió retorcidamente. Comenzó a mover el
cuerpo de Leah. Con cada penetración su vista se distorsionaba. Pronto ella
expulsó un líquido. Estaba alcanzado el cl!max nuevamente. Se aferró a él
con su cuerpo tembloroso.
"Lo mismo dijiste cuando desapareciste delante de mí. Lo siento, no me
busques..." Ishakan mordió el lóbulo de la oreja de Leah mientras la
penetraba profundamente. "Pero a pesar de eso he venido hasta aquí,
¿entonces soy un mal esposo?"
"Hmm, realmente..."
Leah se estremeció cuando le lamió la oreja, pero siguió hablando.
"Eso me gusta."
Leah puso sus manos sobre los hombros de Ishakan. Habló mirándolo
directamente a los ojos.
"Te amo... te amo mucho..."
Hubo un breve silencio. Hasta que Ishakan murmuró en un tono gracioso.
"Me estás convirtiendo en un blandengue."
Puso su mano en el cuello de Leah para acercar sus rostros.
"Sin importar lo que hagas..."
Ishakan dijo con una mirada firme.
"Con mucho gusto te seguiré."
Matrimonio Depredador - Capítulo
277

Capítulo 277. Obsesión (1)


Se trataba de un sueño. Pero incluso sabiendo que se trataba de un sueño,
no había nada que Blain pudiera hacer al respecto. Sólo podía observar
cómo se desarrollaba la escena.
Frente a él había un hombre y una mujer entrelazados. Su cuerpo blanco
puro desnudo se apoyaba en el cuerpo bronceado desnudo. La mujer
abrazaba al hombre corpulento con la cara enrojecida. Gemía mientras
gritaba un nombre.
—Ishakan... Ah, Ishakhan...!
No lo hacía por simple pl@cer carnal. Sus ojos púrpuras nublados estaban
llenos de amor. Como si estuviera perdidamente enamorada del hombre que
abrazaba. Prácticamente sus ojos estaban susurrando que 'lo amaba'.
Blain siempre anheló esa mirada, pero nunca pudo tenerla. Quería
insultarlos. Quería acercarse para separar los cuerpos fuertemente
entrelazados inmediatamente. Sin embargo, todo su cuerpo estaba duro
como una piedra.
Mientras intentaba liberarse de las ataduras invisibles, el acto s3xual se
acercaba al final. Leah se estremeció como si no pudiera soportarlo más.
—Ah, hmm, detente...!
Leah se puso rígida. Saliva comenzó a salir por su boca al mismo tiempo
que gemía incontrolablemente. Se aferró con sus manos temblorosas a la
ancha espalda del hombre.
Claramente había alcanzado el cl!max. Blain contuvo la respiración. Sin
darse cuenta se quedó mirando su cara como si estuviera hipnotizado.
De repente la abrumada Leah giró la cabeza. En el momento en que sus
miradas se encontraron, Blain despertó del sueño.
"¡......!"
El aire frío de la noche le hizo recuperar la compostura rápidamente. Se
encontraba en la habitación del Rey. Después de comprobar el entorno,
Blain se quitó la manta para sentarse en la cama. Se rió nerviosamente.
Su virilidad estaba levantada. Blain se echó el cabello empapado de sudor
hacia atrás mientras intentaba calmar su respiración. Pero su rostro se
contorsionó cuando vio las hebras de cabellos plateados adheridos a sus
dedos por el sudor.
Tiró de la cuerda que estaba al lado de la cama. Cuando sonó la campana,
de inmediato entraron las sirvientas que habían estado esperando afuera.
Después de mirarlas una por una, Blain señaló a la sirvienta de la izquierda.
"Tú."
Entonces todas las sirvientas se retiraron dejándola sola. No necesitaba
decirlo. Blain simplemente dirigió su mirada hacia su entrepierna. La
sirvienta se subió obedientemente a la cama de Blain para chuparle la
virilidad.
El inexpresivo Blain, que estaba sentado apoyado en el respaldo de la cama,
bajó la mirada. La sirvienta que había estado chupando su virilidad con
esmero, levantó la mirada inconscientemente. Hicieron contacto visual.
Blain sonrió suavemente. La sorprendida sirvienta incluso olvidó que tenía
que bajar la mirada, se quedó mirando fijamente a Blain.
A medida que la sonrisa de Blain se volvió más pronunciada, el rostro de la
sirvienta se ponía cada vez más roja. Cuando hasta sus orejas se pusieron
rojas, Blain presionó hacia abajo la cabeza de la sirvienta con su mano.
- Traducción de ReinoWuxia
Su virilidad entró hasta lo más profundo. Ella emitió un ruido si se estuviera
atragantando porque su virilidad llegó hasta su garganta, pero no le importó.
Blain miró a la sirvienta con aburrimiento. Podía tener fácilmente cualquier
cosa que quisiera. No había nadie que pudiera rechazar al Rey de Estia
debido a su buena apariencia, poder y riqueza. Excepto por una persona.
'Leah...'
Ella era la única mujer que Blain quería. Recordó a la Leah del sueño. Ella
siempre tenía una expresión sombría, pero en el sueño se veía fresca. Estaba
llena de vida como una flor de primavera recién florecida.
La Princesa de Estia tenía una hermosa apariencia. Incluso quienes la
menospreciaban como una flor sin fragancia quedarían impresionados si la
vieran.
Blain apretó los labios. La sirvienta de cabello gris a simple vista parecía
una mujer de cabello plateado en la oscuridad. Blain la levantó con
brusquedad por el cabello para penetrarla.
La imagen de Leah gimiendo con el rostro enrojecido llenaba su vista. Blain
movió su cintura rápidamente hasta que ey@culó.
"Demonios..."
Pero sentimientos negativos invadieron su corazón después de hacerlo.
Ahora su mente estaba hecha un caos.
"¡Fuera!" Dijo agitando su mano. La sirvienta salió de la habitación
rápidamente. Blain se acostó en la cama. "......"
Matrimonio Depredador - Capítulo
278

Capítulo 278. Obsesión (2)


Se quedó contemplando el techo con la mirada apagada. En el techo estaba
pintado el escudo de armas de la familia real de Estia. Sonrió amargamente
después de mirarlo fijamente durante un tiempo.
El origen de su retorcida sexualidad, su posesividad y su enfermiza
obsesión. Estos habían sido heredados de Cerdina. Así como Cerdina estaba
obsesionada con Blain, Blain estaba obsesionado con Leah.
La locura de la sangre que corría por sus venas no desapareció. Sólo se
hacía más clara con el paso del tiempo.
Blain se levantó de la cama. Lo primero que hizo fue ponerse la bata. Luego
agarró la botella de vino que estaba sobre la mesa para comenzar a beber.
Estaba bebiendo alcohol porque no podía soportar la realidad, pero su
mente seguía lúcida.
Leah había escapado.
El día que Blain se dio cuenta que debía conformarse con tener solo su
cuerpo, se fue con el Rey de los bárbaros. Al principio pensó que regresaría
pronto. Había asumido eso porque había mucha gente en el palacio real que
se podía usar como rehén.
Pero Blain se dio cuenta de que algo andaba mal cuando se confirmó que
los bárbaros que habían venido a Estia como emisarios también habían
desaparecido como si se hubieran evaporado.
No fueron los únicos que habían desaparecido en un parpadeo. Todos los
Gitanos también desaparecieron. Supusieron que los Gitanos fueron
liberados por los bárbaros. Ordenaron a los soldados buscarlos por la
capital. Pero no encontraron ningún rastro.
El poder de Cerdina se desestabilizaba constantemente. Cuando su poder se
volvía incontrolable, un carruaje de carga salía del Palacio de la Reina con
un montón de cadáveres sacrificados.
Pero a Blain no le importaba mucho. Incluso si su poder se descontrolara,
estaba bien mientras Cerdina pudiera lanzar un hechizo. Solo le importaba
tener a Leah.
Si Leah no regresaba antes de la boda, decapitaría a las damas de compañía
del Palacio de la Princesa una por una. Sus cabezas serían colgadas para
exponerlas en la capital. Después, los nobles cercanos a ella serían
ejecutados en la guillotina por turnos.
Cuando los viera pudriéndose mientras los cuervos lo devoraban, no tendría
más remedio que regresar al palacio real. Después de que estuviera en el
palacio real, no esperaría más y la convertiría inmediatamente en una
muñeca.
Al día siguiente, Blain asistió personalmente a la reunión del Consejo de
Gabinete.
Debido a la ausencia de Leah hubieron muchos inconvenientes. Blain ahora
tenía que encargarse de lo que ella hacía sola. Por supuesto, cuando Leah
regresara tendría que encargarse de todo como antes.
Blain observó a los nobles con la cabeza ligeramente inclinada hacia arriba.
Después de todo, ellos no tenían conciencia. Le molestaba tener que perder
el tiempo en estas falsas reuniones. Mientras los miraba de repente levantó
una de sus cejas.
"¿......?"
El Conde Weddleton sonrió incómodamente cuando hizo contacto visual
con Blain. A pesar de que era su abuelo, nunca se había interesado por la
política. Pero de repente estaba en la reunión del Consejo de Gabinete.
El Conde Weddleton estaba sentado al lado del Conde Byun Gyeongbaek.
Le parecía sorprendente que estuvieran sentados uno al lado del otro cuando
hasta ahora nunca habían sido cercanos.
Cuando observó con más detalle, se dio cuenta que el Conde Byun
Gyeongbaek también estaba un poco extraño. Se supone que tenía que
aceptar todo lo que ocurriera en la reunión del Consejo de Gabinete porque
estaba bajo un hechizo.
Aunque Blain estuviera teniendo s3xo en la mesa de la sala de conferencia
debería actuar con normalidad. Pero el Conde Byun Gyeongbaek parecía
desconcertado. Como si supiera que la Princesa dirigía las reuniones del
Consejo de Gabinete.
Lo estaba observando con atención cuando se abrió la puerta de la sala de
conferencia. Blain frunció el ceño. La puerta no debería abrirse porque el
Rey había tomado asiento.
Incluso los nobles no tenían permitido entrar si llegaban tarde o salir hasta
que la reunión hubiera terminado. Pensaba ordenarle a los caballeros que
sacaran a rastras al loco que había abierto la puerta.
Pero Blain no pudo decir nada cuando la puerta se abrió por completo. Se
puso rígido mientras miraba hacia adelante. Después de entrar, la mujer de
cabello plateado miró tranquilamente alrededor de la sala de conferencia. Al
final miró hacia el asiento de cabecera donde solía sentarse, donde ahora
estaba sentado Blain.
Miró directamente a Blain. Sus ojos púrpuras brillaban. Blain abrió la boca
lentamente.
"...Leah."
La Princesa estaba de regreso.
Matrimonio Depredador - Capítulo
279

Capítulo 279. Obsesión (3)


Blain no pudo decir nada más. Guardó silencio después de llamarla por su
nombre.
No esperaba que Leah viniera por su propia voluntad. Pensó que como
siempre la única manera de que ella actuara como quería sería usando
violentos medios coercitivos.
Pero se había equivocado. Leah regresó aunque Blain no había tomado
ninguna medida todavía. Un tonto pensamiento apareció en su mente. Blain
hizo una pregunta frente a los nobles convertidos en muñecas.
"¿Por qué has regresado?"
Blain miró brevemente al Conde Valtein y el Ministro de Finanzas Laurent,
que estaban sentados en la sala de conferencia. Una sonrisa retorcida
apareció en su rostro.
"Te escapaste con el bárbaro como si tu vida dependiera de ello, pero
regresaste por miedo a las consecuencias."
Leah respondió tranquilamente. "Sólo asisto a la reunión del Consejo de
Gabinete como Princesa. Es un deber que tengo que cumplir."
Su paciencia llegó a su fin. Blain se levantó de su asiento. Caminó hasta
dodne estaba Leah. La arrastró hacia afuera halandola por la muñeca. Solo
recobró la razón cuando salieron de la sala de conferencia.
"......"
Blain se quedó mirando fijamente a Leah. Ni siquiera podía descifrar lo que
ella estaba pensando por su rostro inexpresivo.
De repente, sintió el toque de una delicada mano en su muñeca. Blain aflojó
la fuerza de su mano. Recordó lo que Leah había dicho en el pasado.
—Siempre me has dado comida deliciosa.
Leah confundía los recuerdos del bárbaro con los de Blain. Tal vez el
bárbaro había conquistado el corazón de ella dándole buena comida. No
pudo evitar preguntar.
"¿...Has comido?"
"Todavía no."
"Vamos a comer antes de conversar."
Blain llevó a Leah hasta el comedor aunque se podía considerar un poco
temprano para almorzar. Las sirvientas estaban desconcertados por la
repentina llegada del Rey, pero se apresuraron a atenderlo.
El comedor del palacio principal estaba reservado para la familia real. En
ocasiones podían acceder algunos invitados. Blain no se sentía cómodo en
este momento, aunque los dos solían comer juntos en este lugar.
Leah comió obedientemente. Una extraña tensión se estableció en el
silencioso ambiente. Blain bebía vino como si estuviera sediento.
Leah dejó los cubiertos cuando terminó de beberse la botella de vino. Blain
le ordenó a los presentes mirándolos.
"Retírense todos."
Todas las sirvientas se retiraron. Solo se quedaron los dos en el comedor.
Blain sentía su garganta reseca. Cuando Blain extendió su mano hacia la
segunda botella de vino, Leah la agarró primero.
"Yo te lo sirvo."
Dijo sosteniendo la botella.
"Quiero beber un poco de vino blanco..."
Blain se levantó inmediatamente de su asiento para buscar el vino blanco
del botellero en la esquina. Cuando regresó, Leah ya había servido el vino
en su copa. - Traducido en ReinoWuxia
Blain vació la copa de vino medio consciente. Se lo bebió sin siquiera
prestarle atención al sabor. Leah levantó de nuevo la botella tras asegurarse
de que Blain había vaciado la copa.
Blain observó la mano blanca que sostenía la botella de vino. Un anillo
estaba puesto en uno de sus delgados dedos. Se trataba del anillo de
compromiso que le había dado Blain.
No pudo apartar su mirada del anillo de compromiso. Después de
permanecer durante un tiempo como si estuviera fuera de sí, levantó la
mirada lentamente.
Leah parpadeó sus densas pestañas plateadas. Su rostro estaba deslumbrante
hoy.
"Espero que puedas volver a considerar nuestro futuro."
Nuestro...
Blain abrió los labios. Fue tan cautivador escuchar esa palabra que la repitió
en su interior varias veces. Leah continuó hablando tranquilamente.
"No quiero convertirme en una muñeca. Tampoco quiero que la gente que
me importa salga lastimada." Explicó claramente por qué había regresado.
Fue porque al final no descubrió un método para romper el hechizo. Ella no
podía abandonar a los que aún estaban en el palacio real.
Blain se esperaba eso. Incluso le parecieron sinceras sus palabras. Pero la
siguiente declaración fue completamente inesperada.
"Trataré de mantener a su Alteza en mi corazón..." Leah apretó suavemente
la mano que llevaba su anillo de compromiso. "Así que por favor trátame
amablemente de ahora en adelante."
Todo tipo de pensamientos pasaron por su mente en cuanto escuchó eso. Se
preguntaba si aún quedaban remanentes del hechizo roto que manipulaba
sus sentimientos. Como todavía un hechizo manipulaba su memoria, puede
que hayan regresado algunos sentimientos cuando reflexionó sobre los
recuerdos del pasado.
Fue una idea ridícula. Debió gritarle que dejara de decir tonterías, pero su
boca pronunció otras palabras inconscientemente.
"¿Cómo puedo creerte?"
Leah seguía mirando fijamente a Blain. Sus finos labios gruesos seguían
cerrados. Se quedó mirando sus labios durante mucho tiempo hasta que
finalmente se abrieron revelando la lengua en su interior.
"Esta noche..." Leah susurró. "Por favor, abrázame."
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
280

Capítulo 280. Obsesión (4)


Esa noche Leah acudió a la habitación de Blain. No sólo tomó la iniciativa
de besarlo, sino también de desnudarse. Blain había esperado este momento
durante mucho tiempo.
Ella actuaba con atrevimiento pero con timidez como si lo estuviera
experimentando por primera vez. No importa lo que Blain le pidiera que
hiciera, ella lo aceptaba por más vergonzoso que fuera.
Blain alcanzó un placer indescriptible que no había podido con otras
mujeres en esta relación s3xual de ensueño. Cuando ey@culó la euforia
nubló su mente. Fue un momento increíblemente perfecto.
Al día siguiente lo primero que hizo Blain al despertarse fue mirar hacia un
lado.
"......"
Ese espacio de la cama estaba vacío. Tenía un fuerte dolor de cabeza debido
a la reseca. Los recuerdos de la noche anterior fueron invadiendo su mente.
Cuando recordó como Leah gemía de placer, Blain tocó el lugar vacío de la
cama.
'¿Lo de anoche fue un sueño?'
No estaba seguro. Blain se levantó de la cama con el ceño fruncido.
"...Leah."
Luego gritó en la habitación.
"¡Leah! ¡¡Leah!!"
Buscaba a Leah con la mirada desesperadamente. Como un truco de magia,
ella apareció frente a la puerta de la habitación. Ella vestida de bata blanca
lo miraba desconcertada.
"¿Su Alteza...?"
Su voz lo hizo regresar a la realidad. No fue un sueño. Realmente había
conseguido a Leah anoche. La abrazó sin decir ninguna palabra. Leah lo
permitió sin objeciones aunque se sentía un poco incómoda.
Blain estaba tan feliz como si fuera el dueño del continente. Pero el infierno
llegó después de experimentar brevemente el cielo. A pesar de que hubiera
pasado la noche Leah, tenía pensamientos contradictorios. Su expresión
cambió de la felicidad a la desesperación.
Se debía a que no había obtenido su corazón completamente. Sentía que aún
no la tenía. En este punto, a Blain le atormentaban interminables temores,
entre ellos que ella huyera con el bárbaro.
Su naturaleza se agudizaba más con cada día que pasaba. Ni siquiera podía
soportar que visitantes desconocidos entrarán en el palacio de la Princesa
para los preparativos de la boda que se llevaría a cabo pronto.
Después de varios días sintiéndose angustiado, Blain finalmente
comprendió que sin importar que tan obediente fuera Leah, nunca podía
confiar en ella.
Por lo que concluyó que sólo había una manera de poner fin a esta ansiedad
infernal. Blain se dirigió al palacio de la Reina Madre.
Sólo vegetación seca se encontraba en el lúgubre palacio de la Reina
Madre. Todo estaba muy tranquilo, no había ni un solo ratón. Cuando llegó
a la habitación donde estaba Cerdina ni siquiera había visto un solo
sirviente durante el recorrido.
La hermosa puerta de madera había perdido su hermoso color original,
estaba oscurecida por la sangre de bestias y personas. Cuando abrió la
puerta girando el pomo oxidado, el olor a sangre llegó a su nariz. Blain
miró a la mujer que estaba sobre el patrón mágico hecho de sangre.
La mujer no tenía maquillaje en el rostro, su cabello estaba desordenado y
su ropa hecha un desastre. Intentó levantarse en cuanto vio a Blain, pero
inmediatamente se desplomó en el suelo. No podía mover su cuerpo a
voluntad.
"Argh..." Cerdina gimió de dolor. El humo negro que salía de su cuerpo se
retorcía como su estuviera vivo.
Después de sufrir durante algún tiempo, finalmente Cerdina pudo mantener
el humo negro dentro de su cuerpo. Blain le dijo francamente lo que quería
cuando ella recuperó la calma.
"Por favor, conviértela en una muñeca." Cerdina miró a Blain de forma
vacilante. Cuando abrió la boca para decir algo, Blain gritó primero.
"Ahora… ¡conviértela en una muñeca ahora mismo...!"
Cerdina obedeció las órdenes de Blain como de costumbre. Cuando Blain
regresó al palacio principal, ordenó a los caballeros que llevaran a Leah al
palacio de la Reina Madre. Leah gritó mientras estaba siendo arrastrada
hacia palacio de la Reina Madre.
"¡Me lo prometiste! Dijiste que no me convertirías en una muñeca..."
Pero no había nadie para ayudarla. Después de enviar a Leah al palacio de
la Reina Madre, Blain paseó solo por el palacio principal. Sentimientos
inexplicables llenaron su corazón.
Leah regresó solo después de que el sol se ocultara. No brillaba al igual que
la noche.
"......."
Blain miró sus ojos morados desenfocados. Sus ojos estaban tan oscuros
que parecía que estuviese muerta. Blain le hizo una pregunta.
"¿Me amas, Leah?"
Leah respondió con voz inexpresiva.
"Te amo."
"......"
Blain apretó los puños. Se trataba de un momento para alegrarse. La había
obtenido de todos modos aunque no fuera de la forma que deseaba.
Finalmente lo había logrado.
Sin embargo, Blain no sintió ninguna alegría. El único sentimiento que
surgió de lo más profundo de su corazón fue la ira. Tiró bruscamente de
Leah por el brazo incapaz de soportar su ira. Ella no reaccionó. Esperaba
sus órdenes tranquilamente.
"Maldita sea..."
Blain se marchó después de mirar a Leah con los ojos inyectados de sangre.
Leah se quedó sola en la habitación. Solo hubo silencio en la habitación.
"......"
El brillo volvió a sus desenfocados ojos púrpuras. Ella se puso la mano en
el estómago después de mirar a su alrededor. Pronunció su nombre
lentamente.
"Ishakan..."
Leah cerró los ojos fuertemente. Había llegado el momento de terminar
todo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
281

Capítulo 281. Movimientos En Secreto (1)


Morga parpadeó sus ojos cansados. Durante los últimos días ha estado casi
todas las noches despierto. No sólo él, sino también todos los hechiceros de
Kurkan.
Incluso cuando cerraba los ojos no podía dormir. Sabía que estaba tenía que
poder hacerlo. Morga frunció el ceño mientras miraba la poción negra que
estaba hirviendo en la olla.
Después de asegurarse que todos los granos del reloj de arena estaban en el
fondo, agarró los siguientes ingredientes. Cuando comenzó a pesar todos
los ingredientes en una balanza en la que se colocó el peso, su atención se
dirigió hacia la puerta que se abrió.
"¡Ishakan!"
Ishakan dijo mientras le lanzaba una pequeña botella de vidrio.
"Un regalo de Leah."
"¡......!"
Morga se apresuró a comprobar el interior de la botella de vidrio. Había un
mechón de cabello corto plateado. Se trataba de un mechón de cabello de
ese bastardo.
Inmediatamente puso el mechón de cabello en la olla. El líquido
burbujeanto se volvió de color dorado instantáneamente, pero luego se
volvió nuevamente negro. Ishakan preguntó después de observar como el
líquido cambiaba de color.
"¿Esto será suficiente?"
"Será suficiente. Entonces..."
Morga le tendió una daga a Ishakan. Tras recibir la daga trajo una silla para
sentarse, luego se hizo una corte en su antebrazo con la daga. El borde del
cuchillo de la daga quedó manchado con su sangre.
Morga puso una amplia cuenca plateada debajo de su antebrazo. Las gotas
de sangre que caían de su antebrazo fueron recibidas por la cuenca.
Desde que Leah fue llevada por primera vez al desierto en el pasado,
Ishakan había ordenado hacer algunas cosas. Ahora estaban casi
terminadas. Pero para eso se necesitaba una cantidad considerable de la
sangre de Ishakan.
A pesar de la gran cantidad de sangre que estaba derramando, Ishakan
actuaba como si fuera insignificante. Simplemente extendió su otra mano
hacia Morga mientras su antebrazo seguía derramando sangre. Traducción
de ReinoWuxia
Morga le dio su pipa encendida. Ishakan agarró la pipa para fumar. La
sangre goteaba a medida que el humo flotaba en el aire. Ishakan que tenía
los ojos un poco apagados, abrió la boca de repente.
"¿Entonces lo mejor sería usarlo en el momento en que se rompa el
hechizo?"
"Sí. Romper un hechizo provoca una reacción significativa en el
hechicero... Será más efectivo si se usa en ese momento."
Ishakan asintió ante sus palabras como un gesto de comprensión. Morga
apretó los labios mientras lo veía fumar tranquilamente.
Últimamente Ishakan había actuado diligentemente. La Baronesa se reunió
una a una con las damas de compañía del palacio de la Princesa bajo la
coordinación de Ishakan.
Se esperaba que la presencia de la Baronesa Cinael pudiera ayudar a romper
el hechizo que tenían las damas de compañía.
Pero a pesar de que no se obtuvieron los resultados deseados, la Baronesa
Cinael no desistió aunque sabía que estaba arriesgando su vida en caso de
que la descubrieran. Sentía que tenía la obligación de salvar a las damas de
compañía.
Byun Gyeongbaek y el Conde Weddleton también estaban preparados para
desempeñar un papel durante la boda. Cuando Ishakan se acercó por
primera vez a Byun Gyeongbaek, presentó como pruebas las cartas que él
había intercambiado con Leah.
Las cartas demostraban que había sido secuestrado por Ishakan,
chantajeado por Leah, e información secreta sobre la situación de Estia.
Como estas cartas no existían en la memoria del actual Byun Gyeongbaek,
sirvió para sacudir el hechizo bajo el que estaba.
Byun Gyeongbaek pudo liberarse del hechizo con la ayuda de Morga.
Después de ello, Byun Gyeongbaek ayudó a los Kurkan junto al Conde
Weddleton. Por supuesto que eso no fue sencillo, hubieron algunas
amenazas.
Al final de todo, Leah regresó al palacio real. Lo hizo para tratar de
recuperar sus recuerdos antes de la boda. Ella le pidió ayuda a Morga.
Morga hizo todo lo posible para hacer lo que Leah quería.
Pero nada era seguro, todo era demasiado incierto. No sé sabía que la
Princesa podría recuperar sus recuerdos…. No obstante, ella se dirigió
directamente a la tormenta. Ishakan decidió seguirla sin saber lo que
sucedería.
El resultado sería el mismo independientemente de cómo se desarrollaran
las cosas. Porque aunque Leah no recuperara sus recuerdos, Ishakan
recuperaría a su compañera el día de la boda.
Morga, que estaba inmerso en sus pensamientos, regresó a la realidad
cuando vio sangre en el suelo. Le dio un trozo de tela a Ishakan para que
detuviera la hemorragia. Las manos de Morga temblaban levemente.
Matrimonio Depredador - Capítulo
282

Capítulo 282. Movimientos En Secreto (2)


Ishakan presionó la tela contra su antebrazo para detener la hemorragia.
Como mutante tenía capacidades físicas superiores. El flujo de sangre que
estaba manchando la tela se detuvo pronto.
Morga sacó una venda limpia para envolver con fuerza el antebrazo de
Ishakan. Entonces se levantó de la silla sosteniendo nuevamente la pipa que
había dejado en el cenicero.
Ishakan comenzó a caminar lentamente hacia afuera. Genin y Haban, que
estaba esperando tranquilamente, abrieron las puertas.
"Los Gitanos están aquí."
Ishakan sonrió ante el reporte de Genin.
"Escuchemos lo que tienen que decir."
Cuando bajó las escaleras hacia el primer piso de la posada, se encontró con
docenas de personas arrodilladas. Exhaló una bocanada de humo mientras
los miraba. Ishakan abrió la boca sosteniendo la pipa con su mano.
"¿Ya han tomado una decisión?"
La anciana Gitana que estaba arrodillada al frente del grupo respondió.
"Haremos lo que sea. Por favor, perdónennos la vida."
Ishakan miró fijamente a la anciana Gitana que le había dado la poción de
cambio de color de cabello a Leah.
"No todos están aquí."
"Todavía algunos siguen a Cerdina, pero sólo es una pequeña minoría..."
Habló con determinación.
"Nosotros haremos lo que el Rey Kurkan desee."
***
Después de tomar la decisión de regresar al palacio real, la mayor
preocupación de Leah seguía siendo Blain. Él nunca la dejaría tranquila.
Por eso antes de que él le hiciera algo, planeaba hacerle creer que la había
conseguido. Ella le daría una sustancia que causaba alucinaciones.
Leah echó una poción en la copa de Blain sin que éste se diera cuenta.
Después de beberla mezclada con el vino, Blain tuvo alucinaciones de que
tuvo s3xo con Leah esa noche. Ella se acercó con cautela para arrancarle un
mechón de cabello mientras Blain jadeaba solo en la cama fuera de sí.
Posteriormente introdujo el mechón de cabello en una botella de vidrio,
luego fue a colocarla en el alféizar de una ventana del palacio de la
Princesa. La botella de vidrio desapareció al día siguiente.
Unos días después apareció nuevamente la botella de vidrio con un líquido
negro en su interior. La utilizaría al final, así que la escondió en un sitio
seguro.
Blain había estado alucinando últimamente. Esto se debía al suministro
constante de la poción cuando comían juntos todos los días. Pero cuando
Blain sintió una disparidad entre la Leah de la realidad y la Leah de la
fantasía, actuó como se esperaba. Tomó la decisión de convertirla en una
muñeca.
Cuando fue arrastrada al palacio de la Reina Madre por orden de Blain, se
encontró nuevamente con Cerdina. Ella estaba totalmente desarreglada. Lo
único que seguía estando igual eran sus ojos brillantes. Ese día Leah casi se
convierte en una muñeca.
—Podemos arriesgarnos porque el bebé en tu vientre es un mutante.
Morga también añadió que crearían una herramienta para que pudiera
resistir el hechizo temporalmente. A pesar de que actualmente el poder de
Cerdina fuera inestable, seguía siendo poderosa. Morga no podía asegurar
que pudiera resistir el hechizo de Cerdina.
La situación cambiaba porque Leah tenía el descendiente de Ishakan en su
vientre. Morga esperaba que con la ayuda de una herramienta, el bebé en su
vientre pudiera desempeñar un importante papel para interferir con el
hechizo.
El problema consistía en que ella debería llevar la herramienta consigo
siempre. La herramienta tenía que ser un objeto que pudiera llevar sin que
llamara la atención de alguien más.
"......"
Leah miró el anillo de compromiso en su dedo. Brillaba intensamente bajo
la luz. El anillo de compromiso había funcionado perfectamente. Pero como
se había consumido su único uso, de ahora en adelante tenía que hacerlo
sola.
Esta sería la última oportunidad que tendría. Leah recorrió el palacio real en
búsqueda de fragmentos de su memoria. Nada le vino a la mente aunque
acudió a los lugares que le provocaban una sensación de déjà vu.
A pesar de que todo estaba preparado, no había podido encontrar lo que
realmente le importaba. Cada día se estaba volviendo más impaciente.
Parecía que llegaría el día de la boda sin poder recuperar la memoria.
Matrimonio Depredador - Capítulo
283

Capítulo 283. Movimientos En Secreto (3)


El día estaba oscuro. Nubes oscuras estaban cubriendo el sol. El cielo
lúgubre hacía que todo se viera opaco. Las decoraciones que adornaban el
salón de celebración exterior no tenían ningún brillo.
El tiempo estaba siendo demasiado sombrío para una boda. Leah que
aparecería delante de todos el día de hoy, también se encontraba en una
situación indeseable.
Fue demasiado sofocante sentirse aprisionada entre tantas personas. Su
apretado corsé le dificultaba respirar, tampoco había podido beber un poco
de agua desde hace tiempo. Pero a nadie parecía importarle.
En el espejo se veía hermosa. El vestido de novia blanco estaba tan limpio
que sería lamentable si incluso se ensuciara con una mota de polvo. Leah se
quedó observando el deslumbrante vestido cuando de repente sintió
náuseas.
Quería despedazar el perfecto vestido de novia, luego tirarlo al suelo para
escupirlo. Leah contuvo el impulso de apretar los puños porque una dama
de compañía le estaba arreglando las uñas.
Le cortaron las uñas para que no dañara la piel de su esposo durante su
primera noche. Después de arreglarle las uñas, la dama de compañía le puso
unos guantes de encaje. Luego puso el anillo de compromiso a Leah en el
dedo anular.
Justo en el momento en que le iban a poner el velo, las damas de compañía
se detuvieron al mismo tiempo. Fue porque un intruso había aparecido en la
habitación de la novia, que debería mantenerse resguardada hasta la boda.
Blain entró a la habitación vestido con un elegante traje. Existía la creencia
de que si el hombre veía el rostro de la novia antes de la boda sería de mala
suerte. Pero a Blain no le importaba. Ya habían sucedido demasiadas cosas
como para preocuparse por esto.
"Salgan todas."
Blain expulsó a todas las presentes en la habitación. Quedaron los dos solos
en el lugar, pero Blain no se acercó a ella. Solo la miraba apoyado en la
puerta.
"......"
Ambos no se habían visto durante mucho tiempo. Blain no había buscado a
Leah después de convertirla en una muñeca. Se quedó mirando fijamente a
Leah con su vestido blanco. Finalmente después de un rato se marchó sin
decir nada.
Leah se preguntaba por qué había venido. Pero decidió no pensar mucho en
ella. Lo que sucedería pronto era más importante como para distraerse.
Justo antes de la ceremonia de boda, Leah había sacado la poción que había
escondido de antemano sin que las damas de compañía se dieran cuenta. Se
tomó el líquido negro pero lo mantuvo en su boca, luego escondió la botella
vacía para que nadie la descubriera. Finalmente se dirigió al salón de bodas.
Varias damas de compañía la seguían, sosteniendo el dobladillo de su
vestido para que no se arrastrara por el suelo. El lugar estaba decorado
extravagantemente.
Leah miró a los invitados que estaban sentados en fila. Los invitados
reunidos para celebrar la unión de una nueva pareja solo parecían adornos.
Todos sonreían alegremente.
Cuando la orquesta comenzó a sonar la música, Leah se colocó al principió
del camino indicado con una alfombra de seda blanca. Con sus manos
sostenía una ramo de lisianthus de diversos colores.
Blain estaba al final del camino con el sacerdote. Leah se acercó lentamente
mientras escuchaba los vítores del público. Sentía mareos con cada paso
que daba. Sentía como si estuviera caminando hacia el borde de un
precipicio.
Tal vez fue arrogante. Como pudo romper parte del hechizo, estaba segura
que sería capaz de romperlo completamente para recuperar la memoria.
Estaba segura de que podía hacerlo porque no estaba sola.
Pero sólo pequeños fragmentos de recuerdos rondaban en su cabeza. Leah
pensó cuando apretó sus labios. Probablemente fue codiciosa al creer que
podría recuperar mis recuerdos. Quería que Ishakan se sintiera orgulloso
de mí. Al final no pude...
Miró a Cerdina sentada en la primera fila de invitados. Estaba maquillada
intensamente para ocultar su rostro demacrado. Estaba bien vestida como si
fuera una novia, pero un aura malévola impregnaba sus ojos.
Cerdina escudriñó a Leah con una mirada aguda. Leah bajó la mirada ante
su mirada escrutadora. Al final no pudo encontrar ningún recuerdo, pero
había trabajo que hacer.
Matrimonio Depredador - Capítulo
284

Capítulo 284. Movimientos En Secreto (4)


Leah llegó a donde estaba Blain. Después de que el sacerdote mencionó el
típico discurso, le dio una copa de vino a Leah de acuerdo a las tradiciones
de Estia. Tenían que compartir la bebida para formar el vínculo como
pareja.
Ella escupió el líquido que estaba en su boca mientras fingía que estaba
bebiendo el vino. El líquido negro desapareció sin dejar rastro al mezclarse
con el vino blanco.
Blain se tomó toda la bebida que estaba en la copa que le había dado. Luego
tiró la copa como si estuviera enfadado. Una actitud inadecuada para un
novio que estaba en la celebración de su boda.
Pero a nadie le sorprendió su comportamiento. Los invitados simplemente
sonrieron levemente como si lo hubieran acordado de antemano. El
sacerdote, que también sonrió, mencionó las palabras finales.
"Blain De Estia. ¿Juras que amarás a tu esposa para siempre?"
Blain respondió con una sonrisa retorcida, como si tuviera un pensamiento
oculto.
"Lo juro."
Cuando el sacerdote escuchó su respuesta se volteó ahora hacia Leah.
"Leah De Estia." El sacerdote hizo la misma pregunta sin vacilar a pesar de
que ella tenía el mismo apellido que su esposo. "¿Juras amar a tu esposo
para siempre?"
Leah no respondió. Hubo un prolongado silencio que causó una fuerte
sensación de alienación. Tanto que incluso los invitados que vitoreaban
como máquinas se detuvieron por un momento.
Ella apretó los labios mientras miraba a Blain. Sus ojos azules temblaron
débilmente. Los murmullos de incredulidad comenzaron a escucharse en el
salón de celebración exterior.
Leah se quitó lentamente el anillo de compromiso. Luego se lo lanzó a
Blain. El anillo de compromiso cayó al suelo después de golpear su pecho.
Blain tartamudeó.
"Tú... tú..."
Entonces sonó un cuerno de batalla. Cuando el sonido salvaje interrumpió
la armoniosa música de ambiente que estaba siendo tocada por la orquesta,
la confusión comenzó a apoderarse de los invitados.
"¡¡Ahhh!!"
Los invitados se levantaron de sus asientos presas del pánico. Los
caballeros que estaban custodiando el salón de celebración exterior
desenvainaron sus espadas al mismo tiempo.
De repente irrumpieron individuos inesperados. Se movieron rápidamente
como bestias por el lugar con sus armaduras ligeras. El sonido de espadas
chocando se extendió al mismo tiempo que sangre comenzó a manchar el
suelo.
Los invitados gritaron ensordecedoramente por el miedo a la muerte. Los
adornos que decoraban el lugar fueron pisoteados por los invitados durante
el caos.
Leah lo encontró en el momento en que todo estaba arruinado. El hombre
empapado de sangre sostenía una espada que goteaba sangre. La miró con
sus brillantes ojos dorados.
De repente sintió un fuerte dolor en el corazón como si hubiera sido
atravesado por una flecha. Todo su cuerpo se estremeció ante el
insoportable dolor.
Al final terminó experimentando una sensación déjà vu que nunca antes
había sentido. Leah contuvo la respiración. Le vino a la mente una
sangrienta llanura llena de eulalias.
Ya había sucedido algo similar en el pasado. Ishakan se había comportado
como un forajido raptador. El hombre arruinó su vida justo cuando pensaba
que todo había terminado.
Cortó las cuerdas que ataban a Leah como una marioneta. Por lo tanto,
después de destruir su vida como Princesa, le permitió conocer un nuevo
mundo. Ella nació nuevamente bajo su protección.
El hombre que había destruido su vida movió los labios lentamente.
"Leah."
Ella sintió una extraña sensación en el momento en que se pronunció su
nombre. La llave para la cerradura nunca fue necesaria en primer lugar.
Porque todos sus recuerdos le pertenecían a ella.
"Acércate, Leah."
Ishakan volvió a llamar a Leah. Su voz estaba impregnada de impaciencia.
Ishakan estaba un poco asustado porque ella permanecía inmóvil. Pensó que
tal vez ella había caído nuevamente en un hechizo de Cerdina. Le pidió con
un rostro contorsionado.
"Por favor..."
No había razón para seguir dudando. Ella se dirigió inmediatamente hacia
él. Ignoró por completo que llevaba un incómodo vestido mientras corría
frenéticamente.
Ishakan cerró los ojos en cuanto tuvo a Leah entre sus brazos. Su vestido
blanco estaba empapado de sangre. Por el esfuerzo físico que acababa de
hacer, su pecho se hinchó con cada respiración hasta que se calmó. Ishakan
susurró.
"...Mi esposa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
285

Capítulo 285. Desenlace (1)


Como la ruptura de una presa, los recuerdos fluyeron a borbotones como
una fuerte corriente de agua. Las cosas estaban regresando al lugar donde
pertenecían mientras sentía un fuerte dolor de cabeza.
Leah se estremeció ante la avalancha de recuerdos.
"Ahh..."
Leah exhaló levemente. Tenía la piel de gallina por todo el cuerpo.
Finalmente podía entender lo que estaba sucediendo en realidad. Ella
levantó lentamente la cabeza.
"......"
Sus brillantes ojos dorados seguían siendo los mismos. Desde la primera
vez que se encontraron hasta ahora, la forma en que la miraba no había
cambiado en absoluto.
Ishakan decidió esperar sin ninguna garantía conociendo los riesgos de la
situación. Aunque tuvo que sufrir innumerables veces debido a que ella no
podía recordarlo.
Ella no se atrevía a intentar adivinar el dolor que había experimentado
mientras la estaba esperando. Leah habló tartamudeando.
"I, Ishakan, yo..."
Pero él sabía lo que Leah quería decir.
"Eso no importa. Has regresado."
Ishakan la abrazó con fuerza.
"Te he estado esperando, Leah."
Esas palabras lo expresaban todo. Ella cerró los ojos con fuerza. Pero no
había tiempo para dejarse llevar por las emociones. Leah se separó
lentamente de Ishakan.
Su hermoso vestido de novia estaba todo empapado de sangre. Pero
extrañamente ella prefería su aspecto actual. Ella dirigió su mirada hacia
Blain con su vestido de novia manchado de sangre.
Blain la miraba ferozmente. Parecía que sus ojos azules contuvieran fuego.
"Todo fue una mentira."
Blain tenía una expresión en su rostro de traición. No había el más mínimo
indicio de remordimiento, arrepentimiento o culpa por lo que le había hecho
a Leah.
"Me engañaste. Fingiste ser una muñeca. No puedo creerlo..." Blain habló
enfadado. "Entonces también fue una mentira que hayas abierto las piernas
docilmente."
En ningún momento se le ocurrió reflexionar sobre sí mismo. Incluso ahora
seguía culpándola cínicamente. Leah afirmó seriamente.
"Te dije que nunca te amaría aunque volviera a nacer."
Los ojos de Blain se agrandaron cuando Leah se tocó el vientre. Cuando
estaba a punto de insultarla, alguien gritó desconcertado.
"Su cabello... su cabello..."
El cabello de Blain estaba cambiado de color. Su cabello plateado que
simbolizaba a la familia real de Estia se tiñó al instante de otro color. Su
cabello se volvió de color rubio.
Blain se quedó pararalizado cuando se dio cuenta de que su cabello regresó
a la normalidad. Gritos surgieron entre los invitados.
"¡Cómo se atreve una humilde Gitana a engañar a la familia real!"
Gritó Byun Gyeongbaek señalando a Cerdina.
"¡Ni siquiera le tiene miedo a un castigo divino!"
Los invitados que no sabían lo que sucedía comenzaron a murmurar.
"¡No puedo creer que sean Gitanos! Que tontería está diciendo..."
"Pero el cabello de su Alteza..."
Byun Gyeongbaek gritó ante su desconcierto.
"¡Los Gitanos nos han engañado a todos! ¡Conde Weddleton!"
En ese momento el vacilante Conde Weddleton reaccionó. Habló mirando a
Cerdina con nerviosismo.
"Cerdina es una Gitana... Blain tampoco pertenece al linaje real de Estia..."
La declaración del propio padre de la Reina Madre sumió a todo el lugar en
el caos. El Conde Weddleton concluyó su discurso ante los atónitos
invitados.
"Ratifico que todo es cierto bajo el nombre del Conde Weddleton."
El hechizo se sacudió en el momento en que las mentiras fueron reveladas.
Los ojos de los presentes recuperaron su brillo. La gente comenzó a sentir
una intensa sensación de alienación. Se mostraban desconcertados.
"......"
Cerdina se rió en medio del bullicio de la multitud. Pero cuando intentó
actuar no pudo.
El cuerpo de Cerdina se estremeció. Inmediatamente vomitó sangre roja.
Una fuerza inestable surgió en su interior mientras sufría la reacción
negativa de su propio hechizo.
Los Kurkan se movieron rápidamente para someter a Cerdina. Pero en
cuanto se acercaron a ella, Los Kurkan fueron repelidos por un humo
negro.
Cerdina que estaba en el suelo vomitando sangre, levantó lentamente la
cabeza. Un humo negro salía de su cuerpo. Cerdina gritó fuertemente.
"¡Sí, soy Gitana!" Dijo limpiando la sangre que estaba en la comisura de su
boca. "Ustedes han sido gobernados por los Gitanos que tanto han
ignorado."
Matrimonio Depredador - Capítulo
286

Capítulo 286. Desenlace (2)


Cerdina miró a Leah. Murmuró con una sonrisa como si no se sintiera
acorralada. "¿Te atreves a intentar vencerme con trucos tan simples?"
Leah apretó los labios con ansiedad. El plan no estaba saliendo como
esperaba. Cerdina se había recuperado más rápido de lo esperado.
Cerdina de repente desvió su mirada de Leah. El Conde Weddleton, que
había estado temblando desde hacía tiempo, estuvo a punto de desmayarse
cuando sus ojos se encontraron con los de Cerdina.
"Padre."
Cerdina dijo con una voz suave. El Conde Weddleton se apresuró a
excusarse.
"¡Reina, Reina Madre, no he tenido otra opción, me han amenazado...!"
"Yo tampoco quiero hacer esto, pero no tengo otra opción. "
No existía un mejor sacrificio que el corazón de su propia sangre. Sonrió
tenuemente.
"Estás dispuesto a morir por tu hija, ¿Verdad?"
El Conde Weddleton ni siquiera pudo expresar sus últimas palabras. No
hubo tiempo para hacer nada. El humo negro lo alcanzó rápidamente.
Ishakan tiró rápidamente de Leah hacia su pecho. Leah cerró sus ojos con
su cara en el pecho de Ishakan. Se escuchó el sonido de carne siendo
desgarrada.
"Jajajaja... jajaja..."
Cerdina se reía como una loca mientras se comía el corazón de su padre.
Los invitados la observaban sin moverse.
Cuando terminó de tragarse el corazón de su padre, se lamió los labios para
limpiar la sangre en ellos. El humo negro que se movía descontroladamente
se detuvo. Después de un momento de silencio, el humo negro se extendió
en todas direciones.
El cuerpo de Cerdina se elevó lentamente en el aire. El humo negro siguió
extendiendose para cubrir todo el palacio real. Cerdina abrió la boca.
<Aunque la Gitana con el primer poder fue derrotado por el mutante.>
Su voz sonaba extraña.
<No importa porque la he superado.>
El humo negro que se extendía en todas direcciones rozó el dorso de la
mano de Ishakan.
"......"
Ishakan frunció el ceño en silencio. En el dorso de su mano apareció una
marca roja. Cerdina con una expresión de alegría en su rostro.
<¡Bárbaros! ¡Nuevamente serán atados como perros!>
<¡Se arrastrarán ante los Gitanos en cuatro patas!>
Al mismo tiempo el humo negro cubrió completamente el palacio real en
forma de semiesfera. Todo se oscureció con el humo negro cubriendo el
cielo.
Cerdina se rió sin parar. Los invitados que estaban recuperando la cordura
lentamente, de repente se quedaron paralizados como si se hubieran
convertido en piedra. Cómo si hubieran sido atados por cuerdas invisibles,
se sentaron nuevamente en las sillas como muñecos. Parecían espectadores
observando una obra de teatro.
<Ven aquí, hija mía>
Sonrió mientras miraba a Leah.
<Te perdonaré si me suplicas que te equivocaste.>
Sus palabras estaban llenas de malicia. Ishakan habló en voz baja.
"Mura."
Mura, que estaba esperando detrás, se acercó. Ishakan empujó a Leah hacia
ella.
"Llévala a un lugar seguro."
Mura agarró a Leah.
"Ishakan..."
Leah extendió su mano. Ishakan agarró su mano extendida y le besó el
dorso.
"Ve primero. Tengo que terminar esto."
Pero ella se dio cuenta que había sido dañado por el humo negro. Ishakan
también fue afectado por el hechizo a pesar de su inmunidad.
No quería decir que se quedaría para no estorbar, pero tampoco quería
dejarlo atrás. Ella lo miró con ansiedad en sus ojos. Ishakan sonrió
sutilmente.
"No te preocupes no veremos pronto."
Actuaba sin preocupación incluso en esta situación de emergencia. Leah
apretó los labios conteniendo las lágrimas. Ishakan dijo de repente algo
inesperado.
"He cruzado el desierto para verte."
Leah escuchó con atención.
"Mientras lo hacía no pude dormir durante muchas noches pensando en ti…
siempre llegaba a la misma conclusión." Sus ojos permanecían brillantes a
pesar de la oscuridad causada por el humo negro. "No le tengo miedo a
nada si te tengo. Nada puede ser peor que perderte." Ishakan sonrió
afectuosamente.
Leah solo asintió como respuesta porque se había quedado sin palabras.
Ishakan continuó hablando tranquilamente acariciando la mejilla de ella.
"He pensado en un nombre para el bebé. Estoy seguro de que te gustará..."
Susurró sus últimas palabras. "Te lo diré cuando regrese." Se despidió de
Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
287

Capítulo 287. Desenlace (3)


Ishakan miró al frente con un rostro inexpresivo. Cerdina se había
desprendido completamente de su imagen humana.
Sus venas negras destacaban en su piel tan pálida como la cera. Las venas
negras sobresalían en sus manos, los brazos, en su cuello e incluso en su
rostro. Sus ojos se ennegrecieron también. Ishakan le preguntó.
"¿Te has convertido en un monstruo?"
Los Kurkan tragaron saliva seca mientras miraban a Cerdina que parecía un
desastre viviente. El desenfreno había sido previsible desde el comienzo de
la búsqueda de poder infinito de Cerdina. Se esperaba que ella pudiera
sobreponerse de la reacción negativa causada por sacudir el hechizo, pero
no que se comiera el corazón de su propio padre.
Ishakan observó la línea roja en el dorso de su mano. Probablemente ella
había tenido la intención de cortarle la mano. A pesar de que terminó con
una herida superficial, se pudo comprobar que ahora el abrumador poder de
Cerdina también afectaba al mutante. Existía la posibilidad de que muriera.
Leah también había visto la herida en el dorso de su mano. En ese momento
parecía que estaba a punto de llorar. Por supuesto, Ishakan no tenía
intención de dejarla viuda.
Ni siquiera había considerado la derrota. Solo podía ser derrotado por Leah.
Pero considerando que el poder de Cerdina estaba cerca al de un Dios,
estaba preparado para recibir daños hasta cierto punto. Incluso llegó a la
conclusión de que probablemente podían quedarle algunas cicatrices.
Eso no me agrada.
Ishakan sonrió al pensar en ello. Quería ser el individuo más fuerte por
Leah. Deseaba que ella pudiera confiar en él, sin importar las adversidades.
Ella vería su cuerpo desnudo muchas veces en el futuro, así que si regresaba
con cicatrices creía que eso podría traerle malos recuerdos a ella. Ishakan
extendió su mano hacia un lado habiendo decidido hacer todo lo posible
para recibir los menos daños posibles.
"Genin."
Ella le entregó la espalda larga que llevaba en su espalda. La espada era de
color rojo oscuro, como si estuviera empapada de sangre. Mientras Ishakan
empuñaba la espada, Haban y Genin se colocaron a su lado. Los demás
Kurkan se organizaron. Traducción de ReinoWuxia
Los hechiceros se formaron en un semicírculo. Morga, que estaba en el
medio, hizo un gesto con la mano. Entonces los hechiceros Kurkan sacaron
una daga para hacerse un corte en el antebrazo. La sangre no cayó al suelo,
sino que flotó en el aire. Al final fue dibujado un patrón mágico.
Un brillo apareció en los ojos de los Kurkan antes de la batalla. Cerdina
observa la escena sonriendo. Susurró con una voz extraña.
<Morirán.>
A pesar de que lo había dicho en voz baja, sus palabras resonaron en los
oídos de los Kurkan presentes. Ishakan entrecerró los ojos sonriendo.
Mientras caminaba lentamente arrastraba su espada por el suelo. Se estaba
acercando a Cerdina sin ninguna vacilación.
"Hechicera Gitana."
Ishakan había esperado este momento desde hace mucho tiempo. Su euforia
por la batalla fue creciendo poco a poco. Sus ojos dorados brillaban.
"Hoy no terminará con una advertencia."
***
Mura comenzó a correr sin mirar atrás. El paisaje circundante cambiaba
rápidamente. Pero como el vestido de novia de Leah le dificultaba moverse
un poco.
"Bájame, Mura."
"Disculpe, no puedo hacerlo."
Leah intentó persuadir tranquilamente a Mura que corría sin detenerse.
"No es que tenga la intención de regresar."
Mura se detuvo para bajar a Leah porque añadió que quería hacer algo con
el vestido de novia. Ella primero se quitó los tacones, luego sostuvo la falda
de su vestido justo por debajo de la rodilla.
"¿Puedes rasgarlo por mí?"
Mura procedió a rasgar inmediatamente el vestido como ella quería.
Mientras tanto, Leah miró alrededor. El cielo estaba cubierto de humo
negro. Parecía que actualmente estaban aislados del exterior.
Leah recogió una piedra del suelo para entregársela a Mura. Mura
compredió lo que Leah quería, así que lanzó la piedra hacia el humo negro.
En cuanto hizo contacto con el humo negro, desapareció sin dejar rastro.
Mura murmuró con el ceño fruncido.
"No creo que podamos salir al exterior..."
Todo el palacio real estaba en manos de Cerdina. Prácticamente sin
importar a donde fuera estaría en peligro. Después de confirmar que sería
imposible escapar del palacio real, Mura inmediatamente propuso otra
alternativa.
"Vamos al lugar más seguro posible. Hay Gitanos que nos ayudarán."
Los Gitanos escondidos mantendrían a Leah alejada de los ojos de Cerdina
mientras Ishakan la enfrentaba. Ellos estaban esperando en el jardín
principal. No estaba demasiado lejos del salón de celebración exterior, pero
podía considerarse una distancia razonable.
Matrimonio Depredador - Capítulo
288

Capítulo 288. Desenlace (4)


Liderando este grupo de Gitanos estaba la anciana que le había dado a Leah
la cesta de rosas el otro día. Se inclinó profundamente como reverencia.
"Gracias a la bondad de la Reina, seguimos con vida."
Fue Leah quien los salvó de haber sido sacrificados por Cerdina. Después
de expresar su gratitud, añadió que cubriría los ojos de Cerdina con un
hechizo durante un tiempo. Como si hubiera estado preparado de antemano,
apareció un patrón mágico en el suelo del jardín.
Debería estar segura allí. Pero Leah no entró en el patrón mágico. En
cambio, miró en dirección al salón de celebración exterior. El humo negro
se elevaba hacia el cielo.
Había logrado que la gente del palacio real se sintiera alienada. Incluso
pudo sacudir el hechizo de Cerdina, provocando que ella sufriera una
reacción negativa. Pero Cerdina se recuperó más rápido de lo esperado.
Leah había dejado a Ishakan en ese lugar. Mura apuro a Leah que seguía
mirando el humo negro sin entrar en el patrón de mágico.
"Leah."
Leah miró a la anciana Gitana. Se podía percibir la ansiedad en su mirada.
Parecía que quería decir algo, pero no podía hacerlo. Leah le preguntó
mirándola fijamente.
"¿Hay algo que pueda hacer?"
Mura miró a la anciana Gitana fríamente para evitar que ella dijera una
tontería. Sin embargo, la Gitana no mantuvo la boca cerrada a pesar de ello.
"Al Rey de Kurkan no le gustara. Porque la Reina debe mancharse de
sangre…"
Los ojos de Mura se volvieron más oscuros. Pero Leah le ordenó a la
Gitana.
"Dilo."
No quería esperar a que Ishakan lo resolviera todo solo. Del mismo modo
que él estaba arriesgando su vida por ella, ella también estaba dispuesta a
arriesgar su vida por él.
"Haré cualquier cosa."
Mura movió los dedos como si fuera a retorcer inmediatamente el cuello de
la anciana Gitana si hablaba. Leah sujetó la mano de Mura.
"Mura."
Leah persuadió a Mura con unas breves palabras.
"Haban también está ahí."
"......"
Los labios de Mura temblaron. Entonces la Gitana habló impacientemente.
"Cerdina ha abandonado su humanidad por el poder. Se dice que el Rey
Kurkan es fuerte, pero puede… que esto sea un poco difícil. Me gustaría
explicar una forma en la que es posible ayudarlo."
Su voz sonaba seria mientras pronunciaba cuidadosamente las palabras.
Leah asintió a la Gitana mientras sujetaba la mano de Mura. Después de
obtener el permiso, continuó hablando cortésmente.
"El hechizo de Cerdina fue construido sobre la base de Estia. También es
debido a la familia real de Estia ha ganado un poder infinito." Por lo tanto
se necesitaba a Leah para poder sacudir de raíz el hechizo. "La verdadera
dueña del palacio real... Esto es algo que sólo puede hacer la verdadera
dueña de Estia."
"¿Por qué apenas lo dices ahora?"
Ante la punzante pregunta, la anciana Gitana miró a su grupo. Los Gitanos
parecía estar completando el final de sus vidas. La Gitana respondió con
una amarga sonrisa.
"... Porque es un método que no quería utilizar. Pero hoy es el momento de
la expiación, que cortara los lazos creados por los pecados de nuestros
antepasados." La Gitana le preguntó mirándola fijamente. "¿Quieres
ayudarnos en nuestro hechizo?"
Probablemente todos sabían cuál sería su respuesta. Leah asintió
lentamente. Una vez tomada la decisión, los Gitanos comenzaron a
transformar el patrón mágico dibujado de antemano añadiéndole diferentes
líneas. Ya habían preparado el hechizo bajo la suposición de que Leah
aceptaría la propuesta.
Cuando Mura se dio cuenta de ello, murmuró algo en Kurkan para sí
misma. Los Gitanos que estaban a su lado no se atrevieron a preguntar
porque parecían malas palabras.
"Necesitamos un sacrificio."
La anciana Gitana les explicó a ambas.
"En la hechicería un corazón de la misma línea de sangre es el más alto
sacrificio. Por eso Cerdina se ha comido el corazón de su propio padre."
Leah apretó los labios cuando recordó el horrible final del Conde
Weddleton. Luego preguntó. "¿Entonces debemos hacer un sacrificio
equivalente?"
"Así es."
"Pero un sacrificio comparable al corazón de su padre..."
La Gitana habló lentamente.
"Todavía… hay alguien que tiene conexión de sangre con Cerdina."
Matrimonio Depredador - Capítulo
289

Capítulo 289. Desenlace (5)


El hermoso vestido blanco que llevaba estaba arruinado. No se podía
distinguir su aspecto original, no sólo estaba manchado de sangre, sino que
también estaba hecho jirones. La novia caminó por un largo pasillo sin
calzado.
De repente se detuvo frente a una gran puerta. Luego la abrió lentamente
para entrar. La Habitación de la Gloria, estaba llena de obras de artes hechas
por artistas que deseaban que la luz brillara sobre Estia para siempre.
Un haz de luz entraba en el lugar a través de la ventana en el centro del
techo en forma de cúpula. Normalmente en un día despejado el haz de luz
iluminaba la habitación. Pero debido a que el cielo estaba cubierto por el
humo negro, el haz de luz solo iluminaba tenuemente el interior.
Leah se quedó mirando hacia la ventana con la mirada perdida. No pasó
mucho tiempo antes de que se escucharan ruidos provenientes desde el
exterior. Esperaba que pronto se abriría la puerta. El ruido se acercaba cada
vez más.
Sus manos temblaban levemente. Ella se esforzó para detener el
movimiento involuntario. Estaría mintiendo si afirmara que no tenía miedo.
Pero tenía que superarlo. Porque había algo más importante que eso.
—No le tengo miedo a nada si te tengo.
Recordó la tranquila voz del hombre que no tenía miedo. Se tranquilizó
pensando en sus ojos dorados. La espera fue larga pero al mismo tiempo
corta.
El ruido siguió acercándose cada vez más, hasta que finalmente llegó hasta
la Habitación de la Gloria. La puerta se abrió abruptamente. Leah volteó su
mirada lentamente.
"......"
Su cabello rubio fue lo primero que observó. Blain no estaba solo. Leah
desvió su mirada después de observarlo durante un tiempo. Detrás de Blain
habían otros Gitanos.
Cerdina había traicionado a los Gitanos. Se comió corazones de personas de
su propia etnia, un crimen que no podía perdonarse sin importar nada. Por
supuesto, había quienes se sentían fascinados por su gran poder.
Tal caso aplicaba a los Gitanos que seguían a Cerdina. Aún conociendo el
comportamiento anormal de Cerdina, y que en cualquier momento también
podría comerse sus corazones, decidieron admirarla hasta el final. -
Traducción ReinoWuxia
Fue ridículo. Pero Leah creía que el resto de los Gitanos no seguían a
Cerdina sin pensar. Quizá tenían una naturaleza similar a la de Cerdina.
Por supuesto, quien más se parece a Cerdina, es quien que ella misma
concibió…
Blain miró a Leah con sus ojos azules. Cuando vio lo que Leah estaba
sosteniendo en su mano, no pudo evitar reírse sin sentido cuando la ira
inundó su interior.
"¡Jajajaja...! ¿Piensas matarme con eso?"
En la mano de Leah había una daga. Era una daga pequeña, pero era lo
suficientemente afilada como para cortar la carne de alguien.
"Es ridículo..."
Blain se revolvió el cabello bruscamente. Estaba tan enfadado que no sabía
qué hacer. Murmuró algunos improperios. Para drenar su ira comenzó a
golpear a las estatuas a su alrededor. Un busto colocado sobre un pedestal
de mármol impactó contra el suelo.
"¡Mátame, perra, mátame!"
Gritó mientras se acercaba a ella. La voz resonó fuertemente en la
habitación. Leah no dijo nada. Ya no había ninguna razón para hablar.
Estaba retorcido desde su nacimiento. No había forma de que se
arrepintiera. Solo gastaría energía conversando.
Blain se detuvo justo enfrente de Leah. La agarró por el cuello.
"Parloteas todo el tiempo, ¿Por qué no hablas ahora?"
Blain acercó su cara.
"Por qué no morimos los dos, ¿eh?"
No se trataba de una simple amenaza, realmente pensaba hacerlo. En sus
ojos se notaba que había perdido completamente la razón.
"Te mataré primero. Directamente con mis propias manos."
En el momento en que Blain apretó el cuello de Leah, la ventana de cristal
del techo se rompió. Mura saltó al interior mientras los fragmentos de
cristal caían. Mura iba a aterrizar directamente sobre Blain, pero él la evitó
por un estrecho margen. Al mismo tiempo, Gitanos entraron corriendo por
el pasillo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
290

Capítulo 290. Desenlace (6)


Los Gitanos que habían venido con Blain se mezclaron con los Gitanos que
acababan de entrar en la habitación que estaban a favor de Leah. Las
decenas de individuos comenzaron un alboroto. Las obras de artes que
caían al suelo fueron pisoteadas. Las invaluables obras de artes terminaron
destrozadas.
Todo había ocurrido en un parpadeo. Los ojos de Mura brillaron cruelmente
en medio del caos. Se movió rápidamente para asesinar brutalmente al
Gitano delante de ella.
Hizo contacto visual con Blain. Se había escapado a la parte de atrás. Entre
la multitud Blain estaba mirando a Leah fijamente.
Blain gritaba fuertemente improperios en medio del caos. Pero Leah
ignoraba sus palabras. Mura se acercó rápidamente a Blain. Fue entonces
cuando los ojos de Blain temblaron al darse cuenta de la gravedad de la
situación.
Leah apretó su agarre sobre la daga. Por primera vez abrió sus labios que
habían permanecido cerrados. "Eres el único que morirá, Blain."
***
Su poder se parecía a un océano, por mucha agua que se extrajera, no se
podía vislumbrar el fondo. Cerdina estaba completamente embriagada de
poder. La estimulante sensación de euforia hizo que su conciencia se
nublara.
Creía que podía hacer cualquier cosa porque su enorme poder no tenía
límites. El hecho de realmente haber alcanzado el reino de los dioses la
llevó a un éxtasis infinito.
Cerdina se lamió los labios mirando a los bárbaros que tenía enfrente. Había
resistido con vehemencia. Pero como un niño jugando con una hormiga,
Cerdina estaba haciéndoles daño poco a poco.
No sería divertido hacerlo todo de una sola vez. Quería torturarlo hasta que
pudiera devolverle la humillación que había experimentado antes. También
había una cosa que le molestaba.
Los hechizos no funcionaban en el Rey de Kurkan. Excepto los hechizos de
Cerdina. Porque ella se ha convertido en un Dios que está más allá de los
mutantes.
Pero no podía manejarlo tan bien como quería. Cuando intentó cortarle el
brazo, solo le hizo una pequeña herida. A pesar de que ahora sus hechizos
funcionaban en el mutante, no podía someterlo como esperaba.
Sus brillantes ojos dorados como los de una bestia aún no contenían el
miedo hacia ella. A simple vista parecía que estaba disfrutando de la
batalla.
Por el contrario, era Cerdina quien se sentía angustiada. Con cada ataque de
su misteriosa espada roja oscura, un escalofrío espeluznante recorría su
espalda.
Ningún Dios debería sentir esa sensación. En el momento en el que estaba
completamente inmersa en la idea que debía matarlo primero.
"......!!"
Cerdina volvió en sí como si le hubiera caído un balde de agua fría. Algo
malo estaba sucediendo con los Gitanos que estaban con Blain. Las
conexiones mediante un hechizo se estaban rompiendo como si lo estuviera
cortando con una tijera.
Parecía que estaban intentando ponerle las manos encima a Blain mientras
ella estaba ocupada con los bárbaros… Cerdina dejaría todo para dirigirse
inmediatamente hacia donde estaba Blain.
Un humo negro que surgió de debajo de sus pies comenzó a envolver
rápidamente todo su cuerpo. Los bárbaros intentaron evitar que Cerdina se
marchara. Ella se deshizo de todos los hechizos que le lanzaban. Los ignoró
porque su prioridad ahora consistía en encontrarse con Blain.
Cerdina llegó al jardín principal envuelta por el humo negro. Pero no había
nadie en el tranquilo jardín. Aunque extrañamente podía sentir los rastros
de Blain en este lugar.
Mientras ella recorría el lugar desesperadamente, descubrió un gran patrón
mágico dibujado en el suelo. Había sido engañada con un simple truco.
Cerdina soltó un gritó enfadada. Comenzó a esparcir humo negro para
localizarlo. Finalmente después de un tiempo pudo determinar dónde se
encontraba Blain.
En la Habitación de la Gloria.
Por un momento contuvo la respiración. Fue el lugar donde había reunido a
los Gitanos para pedirles ayuda por primera vez. Ahora que lo pensaba, el
patrón mágico en el jardín había sido hecho por Gitanos. Su corazón se
desplomó ante el ominoso presentimiento.
Cerdina se dirigió directamente a la Habitación de la Gloria. Lo primero
que vio fue a Blain tendido sobre un patrón mágico dibujado en el centro de
la habitación.
Su cuerpo estaba cubierto con un vestido blanco manchado de sangre como
si fuera un sudario. Los ojos de Blain estaban llenos de miedo. Leah levantó
la daga. La cuchilla de la daga brilló.
"¡No...!"
Cerdina extendió su mano. Siguiendo su voluntad humo negro salió
disparado como una flecha. Pero antes de que el humo pudiera llegar, la
daga atravesó su corazón.
Matrimonio Depredador - Capítulo
291

Capítulo 291. Desenlace (7)


Mura logró someter a Blain. Los Gitanos traídos por Blain maldijeron en
lenguaje Gitano. Pero al final también terminaron siendo sometidos.
En el centro de la Habitación de la Gloria estaba dibujado un gran patrón
mágico. El rebelde Blain que no paraba de insultar se fue calmando. Esto se
debía a que se imaginó lo que sucedería a partir de ahora.
Los Gitanos que seguían a Cerdina fueron sacrificados en el patrón mágico.
Los ojos de los Gitanos permanecieron fríos mientras sacrificaban a gente
de su misma etnia. Reprimieron sus emociones para evitar exteriorizarlas.
Los Gitanos tenían la costumbre de mantenerse unidos para apoyarse
mutuamente. Esto debe haber sido una decisión difícil para ellos.
El último sacrificio para completar el hechizo fue Blain.
Hasta ahora Blain ha tratado la vida de tantas personas como si fueran
gusanos. Pero a pesar de haber matado a tantas personas, parecía que no
estaba familiarizado con su propia muerte. El débil Blain observaba todo
con las extremidades lesionadas.
Leah recordó el pasado cuando no podía hacer nada mientras lo miraba. El
adoctrinamiento desde temprana edad le inculcó una obediencia
profundamente arraigada. Siempre había creído inconscientemente que
debía obedecerles por el bien de Estia.
Fue Ishakan quien rescató a Leah del estrecho pozo en el que había caído.
Ella solo veía una pequeña fracción del cielo. Pero cuando salió pudo
contemplar un cielo más amplio.
Fue gracias a Ishakan que Leah pudo tomar la decisión de cortar con el
pasado por sí misma. De una manera radical que nunca había imaginado.
Nunca pensó que le quitaría la vida a alguien, mucho menos que mataría a
Blain. Pero no tenía ninguna duda como si hubiera estado esperando este
día. En cambio, sentía una sensación de liberación, como si despertara de
una pesadilla de la que estaba harta.
De espaldas a la luz que caía de la ventana del techo, Leah se sentó sobre el
cuerpo de Blain. Su vestido de novia manchado de sangre se extendió.
Blain miró con los ojos temblorosos a Leah que estaba sosteniendo una
daga. Traducción ReinoWuxia
"Sálvame..."
Esta petición contrastaba completamente a cuando gritó de que morirían los
dos. Eso le causó gracia. Leah bajó finalmente la daga para terminar con la
pesadilla que tanto la había atormentado.
La cuchilla penetró su cuerpo. Los ojos de Blain se agrandaron como si no
pudiera creerlo. Como si nunca se hubiera imaginado que Leah se atrevería
a apuñalarlo.
En el momento en que la daga atravesó el corazón de Blain, un escalofrío le
recorrió la columna vertebral. En cuanto se sujetó el estómago por reflejo,
algo la golpeó con fuerza. Leah salió rodando por el suelo. El humo negro
se disipó.
"¡Ahhhhh! ¡Blain, Blain...!"
Cerdina se precipitó gritando. Pero la cuchilla de la daga ya había
atravesado su corazón. Ella agarró la daga con la mano urgentemente.
Mientras ella perdía la cabeza por completo. La sangre que fluía de su
cuerpo fue absorbida por el patrón mágico. La luz en los ojos de Blain se
apagó.
"¡No, Blain, ahhh...!"
Todo el cuerpo de Cerdina tembló al darse cuenta de que su pulso se había
detenido por completo. De repente abrió la boca. Sus manos estaban
cubiertas con la sangre de su hijo. Su cuerpo se volvió inestable al mismo
tiempo que vomitó sangre oscura.
A pesar de que Cerdina había resistido cuando Leah rompió el hechizo, esta
vez ni siquiera podía moverse libremente. Ella apoyó su cabeza en el cuerpo
de su hijo. Comenzó a sollozar de tristeza y dolor. La Gitana que miraba a
Cerdina dijo tranquilamente.
"Tú también estás experimentado el dolor de perder a un ser querido."
Cerdina levantó la cabeza abruptamente. Gritó con lágrimas de sangre.
"¡¡¡Mueran!!!"
Un humo negro se extendió en todas las direcciones. Mura, y los Gitanos
que completaron el hechizo, fueron arrastrados por el humo negro.
Mura chocó contra la pared. El humo negro había atravesado su estómago.
Mura se desplomó hacia al suelo extendiendo su mano hacia Leah. Se
desmayó por la excesiva pérdida de sangre.
Cerdina respiraba con dificultad mientras sangre fluía por su boca. Como
no podía mover su cuerpo adecuadamente se arrastró a cuatro patas por el
suelo rodeada por el humo negro hacia Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
292

Capítulo 292. Desenlace (8)


Leah respiraba agitadamente. Ella sabía que debería huir rápidamente, pero
no podía mover las piernas adecuadamente, como si le hubiera sucedido
algo después de haber sido empujada por el humo negro.
Con la espalda apoyada en la pared, extendió su mano con dificultad para
recoger un fragmento afilado de piedra que había caído al suelo. Cerdina
murmuró con una sonrisa después de vomitar sangre oscura.
"También te voy a matar…"
La distancia entre ellas se acortaba cada vez más. El sudor de sus manos se
intensificaba. El fragmento de piedra era insignificante ante el poder de
Cerdina. Pero Leah no lo soltó. Ella habló sosteniéndolo con todas sus
fuerzas.
"¿No te parece justo?"
Cerdina frunció el ceño.
"Mataste a mi familia, además me robaste todo..."
Leah perdió a sus padres. También perdió sus derechos de heredar el trono.
"Así que te pagué de la misma manera."
Cerdina sonrió ante las osadas palabras de Leah.
"Cállate."
Extendió su mano empapada de sangre hacia Leah. Cerdina dijo con un
rostro inexpresivo espeluznante.
"No necesito escuchar tus últimas palabras."
Pero Leah desvió su mirada de Cerdina. Su mirada se dirigió detrás de ella.
La persona que había estado esperando ansiosamente finalmente había
llegado.
Sabía que él llegaría justo a tiempo. Ella estaba convencida de ello aunque
no lo habían acordado de antemano. Porque siempre la salvaba cuando
estaba en una situación difícil.
Sus ojos dorados brillaban. Su espada de color rojo oscuro atravesó a
Cerdina por detrás antes de que ella pudiera hacerle daño a Leah.
Extrañamente la cuchilla de la larga espada no salió por el otro lado.
Desapareció como si se hubiera derretido en cuanto entró en contacto con
su cuerpo.
"¡......!"
Cerdina miró su estómago. Pero no tenía ninguna herida. Su piel expuesta
bajo la tela cortada no tenía ningún rastro de sangre. Abrió sus labios
mientras tanteaba su estómago.
Pero ninguna palabra salió de su boca. Solo el sonido de su agitada
respiración. Cerdina sufrió de dolor como si le hubieran metido fuego en su
estómago.
Ella expulsó humo negro entrecerrando los ojos. Sin embargo, el humo
negro que se dirigía hacia Leah fue bloqueado por un cuerpo grande.
Entonces Ishakan la agarró por el cuello y la lanzó hacia atrás.
Después de soltar un grito desgarrador, Cerdina avivó su poder nuevamente.
Pero el humo ni siquiera se extendió con facilidad. El humo que no tenía el
mismo color que antes, fue desvaneciéndose gradualmente.
Cuando estaba desconcertada porque el humo se dispersaba en el aire,
Ishakan la agarró del brazo con la mano. Un terrible grito estalló con el
sonido de su brazo siendo desprendido. Inmediatamente después, sucedió lo
mismo con su otro brazo.
Sus brazos arrancados cayeron al suelo. Ishakan fue empapado de sangre.
Cerdina no pudo soportar el dolor, así que terminó desmayándose con los
ojos en blanco.
El ensangrentado Ishakan miró lentamente hacia atrás. Sus miradas se
encontraron. Leah susurró con una voz suave. "Ishakan."
Ishakan caminó con dificultad hacia Leah. Cuando llegó hasta ella se sentó.
Un haz de luz brillante pasó a través de la ventana del techo como si el cielo
se hubiera despejado. El haz de luz envolvió a los dos.
Ella miraba al hombre que tenía delante. Sus ojos dorados estaban llenos de
ira. Sus pupilas no se diferenciaban a las de una bestia salvaje. Pero Leah
no evitó su mirada. Porque sabía que su ira no estaba dirigida a ella.
Ishakan abrazó a Leah sin decir nada. Su cuerpo temblaba levemente.
Quería abrazarlo tan fuerte como pudiera. Cuando la tensión se relajó,
regresó el dolor que había olvidado. Leah abrió sus labios reprimiendo
gemir de dolor.
"Estoy... estoy bien..."
Intentó hablar con normalidad pero su voz se quebró. Ella se estaba
esforzando para evitar que sus ojos se cerraran. Observó el cuerpo de
Ishakan. Estaba cubierto de la sangre de otras personas. Se sintió aliviada
después de confirmar que no tenía ninguna herida que fuera grave.
"Me alegra... que no estés herido..."
Sus ojos se cerraron lentamente. Soltó el fragmento de piedra que estaba
sosteniendo cuando perdió las fuerzas en sus manos. Leah sonrió
débilmente a medida que se sumergía en su conciencia.
Matrimonio Depredador - Capítulo
293

Capítulo 293. Después de la Batalla (1)


"Me duele, Haban."
Mura se quejó. Haban, que estaba agitando una botella de medicina, se
acercó a ella inmediatamente. Examinó nuevamente el vendaje del
estómago de Mura.
"¿Te duele mucho?... ¿Quieres que te dé un masaje?"
"Sí... En las piernas..."
"¡Perfecto!"
Haban masajeó minuciosamente las piernas de Mura. Ella se había
desmayado durante todo un día después de que su estómago fuera
perforado. Sin embargo, como se esperaba de los fuertes Kurkan, al día
siguiente comenzó a recomponerse rápidamente.
Haban pudo evitar perder un brazo gracias a que Genin bloqueó el ataque.
Por otra parte, Genin tuvo que tomarse un tiempo para descansar debido a
un hueso roto.
A pesar de que los Kurkan resultaron gravemente heridos, afortunadamente
no hubieron víctimas mortales. Todos se estaban recuperando con la
vitalidad que los caracteriza.
Podría decirse que fue un resultado perfecto. Excepto por algo. Mura
murmuró con un rostro de preocupación mientras miraba a través de la
ventana.
"¿La Reina... hoy también sigue igual…?"
Haban detuvo el masaje por un momento. Respondió en voz baja.
"...Sí."
Leah era un ser humano común. Ella había actuado valientemente a pesar
de su frágil cuerpo, por eso terminó pagando un alto precio.
Desde ese día Leah ha estado dormida durante más de una semana. Los
Kurkan, que esperaban que se despertara pronto, se volvieron cada vez más
ansiosos. No podían evitar preocuparse aunque sabían que ella necesitaba
tiempo para recuperarse.
Fue gracias a Leah que los Kurkan pudieron preservar sus vidas. Nadie
sabía cómo habría terminado la batalla contra Cerdina si Leah no hubiera
intervenido.
Morga preparó una espada larga para que Ishakan la usara cuando Cerdina
experimentara la reacción negativa por sacudir el hechizo. No obstante,
Cerdina se recompuso mucho más rápido de lo esperado. La situación se
complicó.
Pero debido a que Leah le provocó una segunda reacción negativa a
Cerdina con el sacrificio de Blain, la espada larga surtió efecto
adecuadamente.
Sin esa segunda reacción negativa nadie podría asegurar que obtendría la
victoria. Y aunque hubieran obtenido la victoria, habría habido muchas
bajas.
"......"
Mura bajó la cabeza con una expresión llena de culpa. A pesar de todo,
creía que debía haber disuadido a Leah para que no hiciera algo que podría
resultar peligroso.
"No merezco servir a Leah. No soy apta como dama de compañía
principal."
Los ojos de Mura se humedecieron mientras murmuraba para sí misma.
Mura intentó contener las lágrimas hasta que finalmente se derramaron.
Haban la abrazó en silencio cuando ella comenzó a sollozar. - Traducción
ReinoWuxia
"Esperemos un poco más, Mura."
"Pero..."
"Seguro despertara."
Interrumpiendo las palabras con determinación, Haban intentó
tranquilizarla.
"Leah no es el tipo de persona que dejará solo a su pareja."
***
Ella mató a una persona. Un acto moralmente incorrecto por el que
cualquiera sería condenado. La sensación de cortar un cuerpo con la daga
seguía siendo vívida.
Pero Leah no estaba arrepentida. Habría actuado de la misma manera
aunque pudiera retroceder en el tiempo. La muerte le parecía un precio
insignificante comparado con lo que ella había sufrido.
Leah había perdido todas sus fuerzas cuando todo terminó. Se sumió en un
sueño muy profundo. Ya no había cadenas, cerradura, puerta de hierro ni
nada parecido en el sueño. Pero ella vio a un pequeño lobo corriendo
libremente por una vasta llanura.
Su pelaje plateado se balanceaba con el viento, sus ojos dorados brillaban
bajo el sol. Estaba totalmente saludable.
Después de correr por la vasta llanura durante algún tiempo, el lobo levantó
las orejas cuando finalmente se dio cuenta de la presencia de Leah. Se
acercó a ella rápidamente para saltar hacia sus brazos.
Leah se echó a reír mientras sostenía al pequeño lobo. El sonido de su risa
se extendió por la llanura. Fue tan intenso que incluso ella misma se
sorprendió.
Quedó nuevamente inconsciente después de eso. Pero en un determinado
momento, volvió en sí al sentir que alguien la acariciaba suavemente.
El olor agridulce de la hierba le hizo cosquillas en la nariz. Leah abrió
lentamente los ojos, como se despierta alguien después de una buena noche
de sueño.
Su cabeza estaba apoyada sobre unos firmes muslos. Una suave sábana la
cubría hasta los hombros. Sus largos dedos acariciaban su cabello.
Matrimonio Depredador - Capítulo
294

Capítulo 294. Después de la Batalla (2)


Leah parpadeó cuando sus dedos rozaron sus pestañas. Ishakan acarició sus
mejillas. Ella frunció el ceño porqué eso le hacía cosquillas.
"Levántate, Leah."
Una voz profunda la incitó.
"He estado esperando demasiado tiempo."
Su somnolencia desapareció de inmediato. Leah giró la cabeza para mirar
hacia arriba. Unos ojos dorados la miraban fijamente.
Ishakan dejó la pipa después de exhalar una última bocanada de humo.
Luego tiró de Leah para sentarla en sus muslos. Leah se apoyó en su pecho.
"...Ishakan."
Examinó minuciosamente su cuerpo aunque aún estaba un poco
conmocionada. Ishakan no tenía ninguna herida como había comprobado
antes de desmayarse. En caso de que hubiera tenido algunas, fueron lo
suficientemente leves como para que se recuperaran mientras ella dormía.
"Mura... ¿Qué pasó con Mura?"
"No te preocupes. Se está recuperando."
Dijo Ishakan de forma contundente.
"¿Es momento de preocuparse por otros?"
"...Ahh."
Los ojos de Ishakan se dirigieron a las piernas de Leah. Ella también dirigió
su mirada hacia sus piernas. Estaban sin fuerzas como si fueran de una
muñeca rota. Cuando intentó moverlas un poco, sintió un dolor punzante
que casi hizo que llorara.
Su cuerpo salió rodando cuando fue impactado por el humo negro de
Cerdina. Parecía que le había pasado algo en las piernas al chocar contra la
pared.
"Tardarás alrededor de una semana en moverlas. Y necesitarás al menos un
mes para que puedas caminar correctamente."
Su voz sonó fría mientras explicaba. Leah lo miró con naturalidad. Ishakan
estaba apretando los dientes como si estuviera reteniendo algo. Sin decir
una palabra levantó la falda de su camisón.
Había largas marcas en sus muslos. Los ojos de Leah se agrandaron al
observar la gran herida que se reflejaba bajo el fino vendaje en cada uno de
sus muslos.
"Quedarán cicatrices."
Parecía que las heridas habían sido cosidas mientras dormía. Pero nunca se
despertó a pesar del dolor. Apenas ella se estaba enterando que había sido
herida.
No estaba segura si la había cortado el humo negro, o tal vez fue herida por
los fragmentos afilados esparcidos por el suelo. No sólo estaba distraída en
ese momento, sino que también sus piernas estaban cubiertas por el vestido,
por lo que no se dio cuenta.
Leah estaba asustada porque las heridas fueron más graves de lo que
pensaba. Preguntó con urgencia. "El bebé..."
Sin embargo, Ishakan no respondió inmediatamente. Ella lo instó
seriamente porque él permanecía con la boca cerrada. "Ishakan."
Tenía miedo de que salieran malas noticias de su boca. Parecía que el
pequeño lobo estaba saludable mientras corría por las vastas llanuras, pero
puede que le haya ocurrido algo con el paso de los días.
Leah mantuvo su mirada fija en los labios de Ishakan. Después de un
frustrante silencio, finalmente abrió la boca. "Está bien. Los Kurkan no
mueren tan fácil."
Leah dejó escapar un suspiro de alivio. Pero el rostro de Ishakan
permaneció rígido. Habló en un tono suave. "Pero tú eres humana."
Su corazón se desplomó. Estas breves palabras tenían un significado
profundo. "Puedo recuperarme rápidamente de cualquier daño... pero tú
no." Ishakan no condenó a Leah. Sólo hizo un breve comentario. "No me
dejes solo."
Su mirada estaba sombría. Leah estaba a punto de pedirle perdón, pero se
detuvo. En su lugar, respondió como creía correcto. "...Lo haré." Extendió
su mano para acariciar la mejilla de Ishakan. "De ahora en adelante…
permaneceremos juntos."
Pero Ishakan se quedó mirando a Leah. Leah dudó por un momento antes
de besarlo levemente en los labios. Ishakan finalmente pareció relajarse.
Leah se recostó sobre su pecho. Ella podía sentir su calidez mientras
escuchaba los latidos de su corazón. Después de un rato, ella se armó de
valor para preguntar.
"Cerdina... está muerta..."
Fue una pregunta difícil de hacer. Se preguntaba qué había sucedido con
ella. Seguramente estaba muerta. Desde su perspectiva, Cerdina había sido
aún más cruel que Blain. El hecho de no haber podido mirar el final de
Cerdina le hizo sentir un extraño arrepentimiento.
Leah miró a Ishakan con gran nerviosismo. Una pizca de travesura apareció
en los ojos de Ishakan. Luego dijo con una sonrisa traviesa.
.
"Se ha escapado."
Matrimonio Depredador - Capítulo
295

Capítulo 295. Consecuencias (1)


Cerdina contrastaba con Estia. En el pasado todos la consideraban como la
mujer más noble de Estia, pero viéndola ahora nadie podría pensar lo
mismo.
Cuando Cerdina recobró la conciencia estaba en un callejón. En lugar de un
hermoso vestido, estaba vestida con una ropa andrajosa. También había sido
despojada de sus espléndidos accesorios.
Lo primero que vio mientras se revolcaba por la basura fue el cielo. Las
nubes negras se habían despejado. Las nubes blancas se extendían como
pintura por el cielo azul. Contempló la pintoresca escena con la mirada
perdida.
De repente sintió un dolor infernal. Cerdina por reflejo tomó sus brazos con
ambas manos. No, realmente solo fue lo que pensaba hacer.
"¡......!"
Su cuerpo no se movió como quería. Observó su propio cuerpo con ojos
temblorosos. En el lugar donde se suponía que debían estar ambos brazos,
solo quedaba la cicatriz de que habían sido arrancados. Estaba
experimentando un dolor fantasma.
Un sudor frío fluía por su rostro mientras sentía un horrible dolor que surgía
de las partes vacías. Los eventos que sucedieron antes de que se desmayara
fueron apareciendo en su mente uno por uno.
Su sangre roja, sus gritos desgarradores, su rabia desbordante… Su cuerpo
se debilitó mientras comenzaba a convulsionar. Sus ojos temblaron sin
parar.
Habría sido mejor si hubiera muerto.
No habría sido tan desgarrador si hubiera muerto a manos de Blain. Podía
hacer cualquier cosa por su amado hijo. No tenía miedo de entregarle su
cuerpo en absoluto.
Le habría encantado que Blain se hubiera tragado su corazón. Si le hubiera
dado todo lo que tenía a Blain, hubiera podido morir aliviada…
Las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas cayeron al suelo. Cerdina
rechinó los dientes con una mirada tenaz.
No podía terminar de esta manera tan miserable. Definitivamente se
vengaría. Mataría a Leah delante del bárbaro, para que sintiera la misma
desesperación. Luego de eso no le importaría morir.
Prometió una venganza sangrienta mientras apretaba los dientes. De repente
una pregunta esencial le vino a la mente.
¿Por qué la había dejado libre? Teniendo en cuenta la naturaleza brutal del
bárbaro no creía que la dejaría marchar tan fácilmente. Esperaba que él la
hubiera torturado hasta el cansancio. Sobre todo considerando cuanto ella
había hecho sufrir a Leah.
Cerdina no podía creer que la dejara libre tan fácilmente. Tal vez se le
escapó tontamente porque algún Gitano trasladó a Cerdina afuera.
La sangre es más espesa que el agua. Aunque los bárbaros los hubieran
engañado durante un tiempo, algunos Gitanos podrían haber entrado en
razón tardíamente.
Innumerables hipótesis pasaron por su mente. El olor a basura podrida
invadía su nariz desde hace tiempo. En primer lugar, tenía que salir de aquí.
Pero incluso no fue fácil levantar su cuerpo. Se tambaleó durante un rato.
Le resultaba difícil mantener el equilibrio porque le habían arrancado los
brazos. Cerdina apoyó la espalda en la pared mientras recuperaba el aliento.
Entonces se dio cuenta de que estaba haciendo algo ridículo.
Se estaba comportando como un humano inferior.
Sonrió amargamente. Sin sus brazos le sería difícil dibujar un patrón
mágico, pero todavía podía usar su poder. Un humo negro salió de su
cuerpo. Pero algo sucedió en el momento en el que extendió su poder con
confianza.
"...Arg!"
Cerdina se desplomó en el suelo vomitando sangre. Le había costado
mucho levantarse como para caer ahora inútilmente. El humo negro que
salía de su cuerpo desapareció.
No podía utilizar su poder adecuadamente. Se acordó de la espada larga que
el bárbaro le había clavado en el cuerpo. Todavía recordaba claramente su
color rojo oscuro. También recordó el dolor ardiente que sintió cuando la
larga espada la había atravesado. Traducción de ReinoWuxia
Tal vez...
El rostro de Cerdina se puso pálido ante la suposición que le vino a la
mente. Intentó elevar su poder varias veces nuevamente. Pero el resultado
fue el mismo. El humo negro que surgía solo terminaba esparcido en el aire.
La espada larga estaba hecha de sangre mutante. Cuando ésta se introdujo
en el cuerpo de Cerdina, se desvaneció el poder que ella había alcanzado
que no se diferenciaba al de un Dios. Prácticamente tenía sangre mutante
fluyendo en su interior. Actualmente sería como un hechicero de bajo nivel
que solo hace simples pociones.
Cerdina lloró tumbada en el suelo. Sollozó sin que nadie le prestara
atención. Después de un largo tiempo de locura, todo siguió igual.
"......"
Matrimonio Depredador - Capítulo
296

Capítulo 296. Consecuencias (2)


Cerdina se levantó de nuevo tambaleándose. Caminó mientras observaba
sus alrededores. El sonido de una música mientras voces cantaban llamó su
atención. Ella se dirigió hacia el lugar donde provenían.
Se acercó con dificultad apoyándose contra la pared. Observó a los Gitanos
reunidos charlando alegremente. Pero se quedaron quietos en cuanto vieron
a Cerdina. Ella sonrió forzadamente.
"Hermanos..."
Su voz sonó chirriante porque no había tomado ni siquiera un sorbo de
agua. Cerdina levantó las comisuras de la boca y susurró con una sonrisa.
"Ayúdenme."
Los Gitanos miraron a Cerdina consternados. Un Gitano habló después de
un tiempo.
"Debes pagar por tus pecados."
Las comisuras de la boca sonriente de Cerdina temblaron ligeramente.
Quería darle una bofetada para disciplinarlo, pero sabía que no funcionaría.
Había conteniendo su ira.
"¡Prefieren seguir a los bárbaros que ayudar a alguien de su propia etnia…!"
"Tú fuiste quien nos traicionó primero."
"¡¡Cállate!!"
Cerdina acabó gritando. No podía soportar la idea de tener que inclinarse
ante estos individuos para pedirles ayuda. Estaba decidida a recuperar su
poder de alguna manera para pisotearlos.
Ella se marchó con una mirada llena de malicia sin saber que los Gitanos
chasquearon la lengua mirando su tambaleante caminar. Pero entonces
comenzaron las dificultades.
Cerdina había vivido toda su vida como nobleza. No imaginaba cómo una
mujer normal, una mujer sin los dos brazos, podría sobrevivir en la calle.
Estaba experimentando una nueva serie de acontecimientos por primera vez
en su vida. Ella nunca imaginó que vivir sería tan difícil.
Durante toda la noche temblaba por el frío que la atormentaba. Como no
podía soportar la intensa hambre terminó comiendo alimentos que se habían
caído en la calle. Incluso en ocasiones desconocidos la miraban con lástima.
No tenía ni una sola manta que ponerse para cubrirse del frío. Siempre
estaba preocupada por la comida. Los dolores fantasmas de sus brazos
amputados seguían surgiendo haciéndola sufrir. Ella sólo estaba
obsesionada con sobrevivir día a día como si no fuera diferente a una rata.
Un día encontró un trozo de pan mohoso en el suelo. Lo dejó en el suelo
porque no tenía brazos. Solo después de terminar comérselo rápidamente,
pudo observar sus alrededores.
Las calles estaban abarrotadas de gente. Estaban ondeando pequeños
estandartes, vitoreaban y esparcían pétalos. También había una banda
músical con instrumentos marchando mientras tocaban música.
Ella se situó en un discreto rincón donde pudiera observar la escena. Se
mordió el labio inferior suavemente. Sus ojos estaban inyectados de sangre.
Los vítores de las personas se volvieron cada vez más fuertes. Apareció un
carruaje que estaba siendo tirado por seis caballos blancos. La protagonista
de la espléndida marcha triunfal era Leah De Estia, el nuevo Rey de Estia.
Su cabello plateado deslumbraba bajo la luz del sol. Llevaba una corona en
la cabeza, y una capa roja con el escudo real de Estia bordado en la espalda.
.
El nuevo Rey sonreía a la multitud con su hermoso aspecto. La multitud
aplaudía con entusiasmo al verla.
"Guau!!"
En medio de la alegría de todos Cerdina suspiró profundamente. La gloriosa
corona, la capa roja, el palacio real y el cabello plateado… todo esto debería
haberlo tenido Blain.
Ella estaba sonriendo despreocupadamente después de haberle robado todo
a Blain. Cerdina miraba a Leah fijamente. Fue entonces. Leah que saludaba
a la multitud, de repente giró la cabeza levemente.
Sus miradas se encontraron en medio de la multitud. Los ojos de Cerdina se
agrandaron mientras gritaba improperios. Pero sus palabras fueron
ocultadas por los vítores. Tampoco pudo abrirse paso entre la multitud.
Leah se quedó mirando por un momento el aspecto cutre de Cerdina, luego
volvió a apartar la vista. La estaba tratando como si no valiera nada.
Cerdina gritó con fuerza no pudiendo soportar la ira. De repente sintió un
golpe en su nuca. Ella se desmayó inmediatamente.
Fue un chorro de agua fría el que la despertó. Recobró los sentidos
empapada de agua fría. Cerdina observó su entorno mientras temblaba. El
lugar le resultaba familiar.
Estaba en un gran salón donde estaba colgada la bandera real de Estia. Al
final del gran salón, donde estaban dos columnas de mármol a ambos lados,
se encontraba el trono sobre una plataforma.
Leah estaba sentada en el trono dorado. Cerdina permaneció arrodillada.
Leah saludó a Cerdina mientras miraba hacia abajo.
"Cuánto tiempo sin verte."
Matrimonio Depredador - Capítulo
297

Capítulo 297. Consecuencias (3)


La miraba tranquilamente desde arriba. Estaba vestida muy elegante.
Cualquiera que la mirara sabría que se trataba de una mujer que pertenecía a
la nobleza.
A su lado estaba parado el bárbaro. Estaba apoyándose oblicuamente en su
trono. En su rostro había una expresión de poco interés. Pronto sonrió
mientras la miraba.
Cerdina se observó a sí misma antes de enojarse por su actitud llena de
desprecio. No sólo no estaba bien vestida, sino que ni siquiera se había
lavado.
Ya no existía su belleza de la que siempre había estado tan orgullosa. Su
rostro había envejecido como si hubiera sido afectada repentinamente por el
paso del tiempo. Cerdina sonrió desolada. Sólo ahora se dio cuenta de su
condición actual.
Miró a Leah desde el profundo abismo en el que había caído. Se sintió
miserable viendo a quien le quitó todo lo que siempre había deseado.
El remanente orgullo que le quedaba se hizo añicos. Su orgullo destrozado
en fragmentos atravesaron su corazón como esquirlas de vidrio. Cedina
decidió desprenderse de todo. Entonces se mordió la lengua.
Tenía la determinación de morir, pero ni siquiera se le permitía hacerlo. Su
intento de suicidio fue detenido inmediatamente. Los Kurkan abrieron la
boca de Cerdina a la fuerza. Cerdina gritó mientras sangre salía expulsada
de su boca.
"¡Mátenme! ¡¡Prefiero morir!!"
Realmente quería morir. Prefería morir a seguir siendo humillada. Leah que
había estado observando la escena, se mordió el labio inferior.
Tal vez por lástima sintió una leve esperanza. Pero se trataba de una inútil
fantasía. Leah recordó un suceso del pasado.
El día en que Cerdina había traído a Leah del desierto... En ese momento
Cerdina la miraba con arrogancia. Leah forcejeó hasta el final, incluso le
rogó que la matara, pero ella no dudó en hacerle consumir una poción y
lanzarle un hechizo.
Ahora la situación se invirtió por completo. Cerdina estaba suplicando que
la mataran. Sus piernas arrodilladas se entumecieron. En una posición
humillante, Cerdina miraba a la existencia que controlaba su vida.
Sus hermosos ojos púrpuras parecían joyas. A pesar de todo el sufrimiento
que le había causado Cerdina, estos no habían perdido su brillo. En todo
caso, sólo se habían endurecido, como el hierro que ha sido templado. Unos
ojos que ninguna mala palabra, ningún hechizo, ningún poder podría
destruirlos.
Sintió miedo. Una emoción que nunca había sentido antes debido a Leah.
Miedo por una persona que había tenido en sus manos toda su vida. Una
vergüenza indescriptible se apoderó de ella. Leah la miró tranquilamente.
"¿Por qué debería actuar con misericordia?"
Pronunció esas palabras con gran compostura.
"Tampoco me escuchaste en ese entonces."
"......"
Los labios de Cerdina se movieron varias veces intentando decir algo. Pero
al final cerró la boca porque no pudo decir nada. El nuevo Rey de Estia
pronunció su sentencia.
"Morirás dolorosamente."
Ese fue el final. Los Kurkan que habían permanecido tranquilamente en las
sombras esperando, comenzaron a reírse en voz baja. Se acercaron a
Cerdina sonriendo con una expresión de deleite en sus rostros.
La visión de decenas de Kurkan acercándose al mismo tiempo desde todas
direcciones hizo que los ojos de Cerdina se agrandaran. Parecía una presa
en apuros.
Una mujer con rostro inexpresivo agarró a Cerdina por la cintura. Ishakan
abrió la boca por primera vez. "Llevaré a Leah lejos..." Entrecerró los ojos
con una sonrisa. "Deja algo para mí también, Genin."
***
Después de dejar a Leah en su habitación, Ishakan salió contento. Le dijo a
Leah que se acostara primero, pero ella no podía dormir. Sentada apoyada
en el respaldo de la cama, miró por la ventana con la cortina corrida.
Nuevos brotes brotaban en las delgadas ramas. Traducción ReinoWuxia
El palacio real estaba volviendo a reverdecer poco a poco. El hechizo que
había cubierto el palacio real se había roto.
Cuando el poder de Cerdina se debilitó, los hechiceros Kurkan junto a
Morga fueron capaces de romper el hechizo. Pero entonces se sumió en el
caos.
Una Gitana que ocultó su identidad había traído un niño que no pertenecía a
la familia real que incluso había ocupado el trono. Fue un acontecimiento
que vivirá para siempre en la historia del continente. Los nobles estaban
confundidos sin creer el hecho de que habían sido engañados por Gitanos.
Leah lideró a esos nobles para ocuparse de la arruinada Estia. Los nobles
estaban desconcertados, pero naturalmente siguieron a Leah.
Matrimonio Depredador - Capítulo
298

Capítulo 298. Nombre Del Bebé (1)


Mientras eso sucedía Byun Gyeongbaek desapareció. Fue declarado
públicamente como desaparecido, pero Leah sospechaba algo al respecto.
Porque últimamente Ishakan había estado muy feliz. Seguramente los
Kurkan se lo llevaron.
Leah no quería mirar su final aunque sentía apatía hacia Byun Gyeongbaek.
Por lo que decidió dejar a Byun Gyeongbaek en manos de Ishakan.
Ella heredó el trono después de solucionar algunos asuntos. Fue algo lógico
porque se trataba del único miembro de la familia real que quedaba en la
línea de sucesión al trono. Los nobles que habían estado bajo el hechizo de
Cerdina no se atrevieron a oponerse.
Si no hubiera sido por Leah habrían tenido que vivir como muñecos sin
libertad. Pero no lo hacían porque se sintieran agradecidos, tampoco porque
quisieran devolverle el favor. Los nobles no tenían un corazón tan puro.
Todo se debía a que los Kurkan estaban del lado de Leah.
Sabían que Leah era la Reina de Kurkan. Los corpulentos individuos que
deambulaban por el palacio real bastaban para crear una sensación de
intimidación, provocando que nadie quisiera tratar a la ligera a Leah.
Los Kurkan decidieron quedarse en Estia hasta que el bebé creciera un poco
después del nacimiento. Sólo algunos de ellos regresarían al desierto para
dar noticias.
—Sólo porque no haya nacido en el desierto no significa que no sea
Kurkan.
Ishakan dijo que lo más importante era la salud de Leah. De ese modo,
también podría tener un parto seguro.
"......"
Ella sonrió de repente mientras estaba sentada en su cama mirando a través
de la ventana. En el pasado cuando miraba por la ventana tenía que reprimir
su impulso de saltar. Pero ahora se sentía libre. Podía salir tranquilamente al
balcón si quería.
Pero todavía le resultaba difícil. Porque sus piernas aún no estaban
completamente curadas. Incluso aún sentía un ligero dolor. Ella apenas
podía sostenerse con un bastón.
Por supuesto, el dolor desaparecería con el tiempo. Sólo tenía que esperar
con tranquilidad, pero estaba preocupada por las cicatrices.
Ishakan sentía mal cada vez que veía sus heridas. Ella notaba cómo sus ojos
se oscurecían aunque él no dijera nada al respecto. Probablemente seguiría
sufriendo durante muchos años cada vez que viera cicatrices.
Leah deseaba desesperadamente que no le quedaran cicatrices. Se aplicaba
el ungüento medicinal con regularidad e hizo todo lo posible para evitar que
las heridas se abrieran.
Se subió la falda de su camisón. Podía mirar las heridas reflejadas bajo el
fino vendaje. Frunció el ceño automáticamente.
Se quedó mirando las heridas durante mucho tiempo, pero cuando escuchó
el sonido de la puerta abriéndose, bajó la falda de su camisón rápidamente.
El olor a sangre llegó a su nariz. Tenía el cabello mojado como si acabara
de lavarse. Leah no le preguntó al hombre que había vuelto oliendo a sangre
sobre lo que había hecho. Solo hizo una breve pregunta.
"¿Está muerta?"
Ishakan contestó barriendo con la mano su cabello mojado.
"No."
Leah extendió la mano sentada en la cama. Le resultaba difícil levantarse
sola debido a sus piernas, por lo que solo hizo ese gesto.
Ishakan soltó un pequeño suspiro antes de acercarse a Leah. La acostó en la
cama teniendo cuidado de no tocar sus piernas.
Le mordió suavemente el cuello. Cuando ella intentó apartarlo con la mano
porque le hizo cosquillas, lamió la zona donde la había mordido con la
lengua.
"Todavía hay muchas cosas que quiero hacer."
Ishakan dijo mientras la besaba por el cuello.
"Si no te gusta, puedo matarla inmediatamente."
Leah sonrió levemente, apartándolo por los hombros. En sus ojos dorados
permanecía intacta una crueldad que no podía apaciguar.
Pero ella estaba enamorada incluso de su parte cruel. Después de establecer
contacto visual durante un tiempo, se besaron instintivamente. Leah separó
sus labios para susurrar suavemente
"...Haz lo que quieras."
Ishakan en lugar de responder la besó nuevamente. Después de un tiempo
Ishakan se detuvo para preguntarle.
"¿Por qué no estabas durmiendo?"
"Simplemente no tenía ganas."
Tenía miedo de que cuando despertara, todo esto se convirtiera en un sueño.
Solo podía sentirse aliviada durmiendo al lado de Ishakan. Por supuesto,
eso no lo confesó, pero lo abrazó con más fuerza.
Su mente se calmó. La somnolencia comenzó a invadirla. Miró a Ishakan
con los ojos entrecerrados. Ella se esforzó por mantener sus ojos abiertos.
"Ishakan."
"Dime Leah."
"Dime... el nombre del bebé."
Matrimonio Depredador - Capítulo
299

Capítulo 299. Nombre Del Bebé (2)


Ishakan esbozó una leve sonrisa. Besó a Leah en la frente cuyos ojos se
estaban cerrando.
"No sabía que tenías curiosidad sobre eso."
Por supuesto que tenía curiosidad. Incluso pensaba en ello cada vez que
estaba sola. Sin embargo, decidió reservarse para sí mismo su curiosidad.
Estaba segura que Ishakan le respondería si le hubiera preguntado. Pero la
razón por la que no lo hizo hasta ahora fue simple, quería preguntárselo
después de que todo hubiera terminado.
Hoy le pareció un buen día. Leah vio los últimos momentos de Cerdina.
Probablemente ella no estuviera muerta. De ahora en adelante los Kurkan la
tenían en sus manos. Solo podría encontrar el descanso en la muerte cuando
Ishakan estuviera satisfecho.
Pero en cualquier caso, Leah nunca la vería de nuevo. Cerdina había
desaparecido completamente de su vida.
Quería escuchar el nombre ahora que la dura travesía había terminado. Leah
puso su mano sobre su vientre abultado. Pudo sentir la calidez con la palma
de su mano. Ishakan susurró.
"Lesha."
Un nombre que provenía de la unión de sus dos nombres. Ishakan continuó
con una explicación ante la atenta Leah.
"En caso de que ascienda al trono, heredando el nombre Kan, se llamará
Leshakan. Desde mi perspectiva no suena mal…" Ishakan añadió
rápidamente. "Si no te gusta, podemos ponerle otro nombre."
Ishakan parecía un poco nervioso. Pero Leah no se atrevía a hablar con
facilidad, aunque sabía que debía responder cuanto antes.
Tal vez Ishakan había pasado mucho tiempo pensando en este nombre.
Como Leah había perdido la memoria, solo Ishakan sabía que ella estaba
embarazada… probablemente pensó en ese nombre desde
entonces. Traducción ReinoWuxia
Se conmovió considerando nuevamente todo lo que Ishakan tuvo que
soportar. Leah respondió con voz temblorosa.
"Me gusta."
Ishakan levantó una ceja como si estuviera un poco incrédulo. Ella afirmó
otra vez.
"De verdad. Me gusta mucho."
Luego colocó la mano de Ishakan para ponerla sobre su vientre.
"Díselo tú."
Ishakan parpadeó un poco sorprendido. Acarició cautelosamente el vientre
de Leah. Después de un tiempo Ishakan dijo con voz rígida.
"...Tu nombre es, Lesha."
Leah no pudo contener la risa. Cuando pudo calmarse lo abrazó. No
entendía cómo un hombre tan corpulento se veía adorable. Leah frotó su
cara contra su pecho.
Estando acostados juntos Leah de repente murmuró.
"Pero los Kurkan no heredan el trono."
El ocupante del trono se determinaba por medio del poder. Sin embargo, él
creía que el bebé heredaría el nombre Kan. Ishakan sonrió ante la
preocupación de Leah.
"No deberías preocuparte. Es nuestro descendiente."
Estaba convencido como si eso estuviera predestinado. Ishakan besó a Leah
en la frente.
"Ya lo sabes. Será muy valiente."
Pensó en el pequeño lobo que había visto en su sueño. Leah murmuró
mientras recordaba lo grande que creció mientras aullaba.
"Tienes razón..."
Sin importar el sexo del bebé, seguramente obtendría el trono. Leah puso su
mano suavemente sobre la de Ishakan, que seguía acariciando su vientre. Se
quedó dormida mientras se imaginaba a los tres juntos.
Tuvo un sueño tranquilo en el que ni siquiera las pesadillas podían
interferir.
***
La capital de Estia ha estado soleada en los últimos días. Hoy el cielo estaba
despejado, sin ninguna nube. Bajo el sol del mediodía que entraba por la
ventana, Leah miraba cuidadosamente un documento.
No fue hasta que lo miró durante mucho tiempo que agarró la pluma para
firmarlo. En el papel blanco quedaron grabadas las palabras en negro.
[Leah De Estia.]
Una vez que terminó de firmar, Leah puso la pluma en el portaplumas.
Luego miró el contenido del documento nuevamente. Ya lo había leído
varias veces, pero ella lo volvió a leer una última vez. Le hizo una seña a
Ishakan, que estaba parado frente al escritorio.
Ishakan agarró la pluma que tenía un delicado patrón. La pluma que Leah
utilizaba a menudo parecía frágil en su mano, como si se fuera a romper en
cualquier momento.
"¿Aquí?"
Leah asintió. Ishakan firmó al lado de la firma de Leah.
[Ishakan.]
Aunque su letra había mejorado con respecto al pasado, aún seguían siendo
un poco tosca. Leah sonrió alegremente mientras miraba el certificado de
matrimonio con sus dos firmas.
Matrimonio Depredador - Capítulo
300

Capítulo 300. Felicidad Plena


Ahora la ley de Estia los reconocía como una pareja casada. Ishakan sonrió
levemente viendo la cara de alegría de Leah. Dijo golpeando con su dedo el
escritorio.
"Vámonos."
Leah trató de alcanzar el bastón apoyado en el escritorio. Ishakan cargó a
Leah con un brazo antes de que eso sucediera. Con la otra mano agarró el
bastón.
"Tienes un buen esposo."
Normalmente no utilizaba a su esposo como medio de transporte, pero Leah
se limitó a abrazarlo tranquilamente. Sabía que Ishakan se sentiría triste si
cojeaba con el bastón delante de él.
Hoy ella saldría con Ishakan. Como Leah había planeado toda la salida,
Ishakan no tenía idea de adonde irían.
Se subieron al carruaje que los estaba esperando. A pesar de que se trataba
del carruaje más espacioso, se sentía un poco estrecho porque estaba con
Ishakan. Leah le preguntó sacando un pañuelo negro de su bolsillo.
"¿Puedes taparte los ojos?"
"¿Por qué?"
"¿No quieres?"
"...Está bien."
Ishakan se cubrió los ojos personalmente con las manos usando el pañuelo.
Mirando que sonreía como si le pareciera gracioso, Leah jugueteó con la
caja que llevaba en el bolsillo.
Ella lo hizo durante poco tiempo pensando que el ingenioso hombre se
diera cuenta. Entonces sacó la mano como si nada hubiera pasado.
Se estaban alejando del palacio real. Leah tragó saliva seca observando el
paisaje fuera de la ventana. Su corazón latía con fuerza porque estaba
nerviosa. Le preocupaba que Ishakan también pudiera escucharlo.
El carruaje después de un largo recorrido llegó a las afueras de la capital. Se
desplegó un paisaje familiar. El cochero detuvo el carruaje donde Leah le
había indicado de antemano.
"Hemos llegado."
Leah desató el pañuelo que cubría los ojos de Ishakan. Él se bajó primero
del carruaje. Se quedó observando el lugar a donde habían llegado.
"......"
Se acercó a Leah sin decir una palabra para sostenerla en sus brazos. Leah,
que todavía estaba en el carruaje, simplemente lo abrazó. Caminó
lentamente dejando atrás el carruaje.
El amplio campo lleno de eulalias no tenía fin. Las rafagas de viento hacía
que las eulalias se balancearan. Después de una larga caminata entre las
eulalias, Leah tocó a Ishakan en el hombro.
Ishakan bajó a Leah con cuidado. Aunque se tambaleó levemente, Leah
consiguió ponerse en pie sin necesidad del bastón que dejaron en el
carruaje.
En medio del campo de eulalias estaban uno frente al otro. El cabello de
Leah ondulaba por las rafagas de viento. Ishakan miró su cabello bajo la luz
del sol.
Hoy había estado inusualmente callado. Había permanecido en silencio
desde que se bajaron del carruaje. Normalmente ya hasta hubiera dicho algo
travieso. Eso la puso aún más nerviosa. Ella abrió sus labios que parecían
pegados.
"...Quiero."
Su voz sonó extraña del nerviosismo. Leah volvió a hablar después de
aclarar su garganta.
"Quiero tener una ceremonia de boda apropiada contigo."
Con las manos temblorosas sacó la caja de su bolsillo. Ella abrió la tapa
sosteniéndola frente a Ishakan. El interior de la caja estaba hecho de
terciopelo. La misma contenía dos anillos uno al lado del otro. Ishakan miró
fijamente los dos anillos. Luego levantó la mirada lentamente hacia Leah.
Ella le propuso después de respirar profundamente varias veces.
"Cásate conmigo."
El viento sopló. Ishakan dijo sonriendo.
"¿Y si no quiero?"
"...¡Esa no es una opción!"
La cara de ella se calentó. La sonrojada Leah lo miró con disgusto. Hizo
todo lo posible para prepararse y armarse de valor para proponérselo…
Ishakan preguntó conteniendo la risa.
"Si me niego, ¿Me obligarás a hacerlo?"
"Lo haré si es necesario."
Leah declaró con la barbilla en alto de forma digna.
"Esta vez te arruinaré la vida."
Ishakan estalló en carcajadas. El sonido de su risa se extendió por el lugar.
Cuando terminó de reírse tomó la caja de la mano de Leah. Se puso el anillo
de plata en su mano, luego agarró el anillo de oro.
Sosteniendo la mano de Leah, introdujo el anillo en su dedo anular. Ishakan
susurró después de besar la mano de Leah.
"Está bien. Destrúyeme Leah."
Entonces tiró de ella por su mano. Leah, que perdió el equilibrio, terminó
entre sus brazos. Ishakan la abrazó por la cintura.
"Estaré a tu lado por el resto de mi vida."
Los ojos dorados brillaban intensamente. Leah le rodeó inmediatamente el
cuello con los brazos como si estuviera hipnotizada. Luego besó al hombre
con ojos de bestia.
Finalmente se sentía completamente feliz.
***
Todavía no se ha terminado la novela. Habrá una breve historia del pasado
de Ishakan, en particular sobre como conoció a Leah. Después de ello, la
historia continúa a partir del nacimiento de Lesha.
Matrimonio Depredador - Capítulo
301

Capítulo 301. Isha (1)


Fue un nacimiento extraño.
Los Kurkan discutieron sobre el nacimiento de un ser que nunca habían
visto. Después de un extenso debate que duró tres días, llegaron a una sola
conclusión.
Se trataba de un niño de una especie singular.
Para los Kurkan fue un motivo de alegría que una vieja leyenda, que sólo
podía encontrarse en los libros de historia, se hiciera realidad. Pero nadie
pudo celebrarlo. Esto se debía a que el niño era un mestizo con sangre
humana en sus venas.
Esta especie singular estaba más en contacto con la esencia de las bestias.
Naturalmente debería provenir de una línea de sangre pura.
No podían entender como un mestizo había nacido como una especie
singular. Los Kurkan de sangre pura simplemente no lo podían aceptar. El
niño representaba la prueba que negaba la superioridad de la sangre pura.
Los puristas creían que había que matarlo.
La sala de conferencias del palacio real Kurkan. Los Kurkan estaban
sentados en una larga mesa en el centro de la sala con rostros de
exasperación.
"¡Tenemos que matarlo!"
Gritó un joven Kurkan. Entonces otros Kurkan dijeron.
"Definitivamente traerá problemas."
"Por favor tome una decisión Rey."
El Rey Kurkan miró al niño en silencio en medio del clamor. El niño tenía
una mirada tranquila aunque estaban discutiendo sobre su muerte. Sus ojos
dorados brillaban intensamente.
No se podía leer ninguna emoción en su rostro inexpresivo. Aunque se
estaba decidiendo sobre el destino de su vida, parecía completamente
despreocupado. El purista Rey Kurkan también estaba de acuerdo que había
que hacer algo con el niño antes de que otros Kurkan lo
descubrieran. Traducción ReinoWuxia
Pero si mataban a este mestizo aquí… eso equivalía a reconocer
abiertamente que se trataba de una especie singular. No había necesidad de
admitir la verdad.
Además, no sería favorable para su reputación asesinar a un niño Kurkan
delante de todos. Parecería que le tuviera miedo a las especies singulares.
Su trono seguía siendo inestable. No podía permitirse mostrar debilidad. El
Rey abrió lentamente los labios después de un largo momento de reflexión.
"Escuchen."
Una voz profunda detuvo la discusión de los Kurkan. El Rey declaró.
"Es imposible que un mestizo pertenezca a una especie singular."
Las palabras del Rey causaron revuelo entre los Kurkan. Estaban seguros de
que se trataba de una especie singular, pero no podían contradecir su
afirmación. El Rey habló nuevamente a los desconcertados Kurkan.
"¿Cómo pueden considerarlo una especie singular? No es más que un
mestizo."
El Rey hizo un gesto despectivo con su mano.
"Vendan al niño como esclavo. Sobrevivirá si realmente es una especie
singular."
Las rígidas expresiones en los rostros de los puristas se suavizaron un poco.
Se sintieron orgullosos de que el Rey no mostrara ningún temor ante una
especie singular. El Rey sonrió ampliamente mientras miraba al niño.
"Regresa para que tomes el trono."
Las palabras del Rey causaron que estallaran risas por doquier. Pero el niño
permaneció tan inexpresivo como siempre. Incluso cuando ataron grilletes a
sus muñecas y le pusieron una mordaza en la boca.
Unos soldados arrastraron al niño hacia afuera. La reunión terminó con ello.
Los Kurkan que entraron tensos a la sala de conferencias por la especie
singular, se marcharon con una sonrisa en su rostro. Pero sólo uno de ellos
no.
El Rey visitó discretamente al traficante de esclavos después de abandonar
la sala de conferencias. Solía comerciar a menudo con este traficante de
esclavos. El Rey le vendía mestizo para deshacerse de ellos sin ensuciarse
las manos.
Esta vez le entregó al traficante de esclavos varios mestizos que había
seleccionado. Entre ellos, estaba el niño del que se había discutido su
muerte hoy.
"¡Rey!" El traficante de esclavos sonrió ampliamente mientras agarraba la
cadena del chico con la mano. "¿Es sangre pura? Nunca me diste uno
sangre pura."
El rostro del Rey se distorsionó frente al sonriente traficante de esclavos.
Habló sin ocultar su disgusto. "Es un mestizo."
Incluso un traficante de esclavos experimentado lo confundió con un
Kurkan sangre pura. La ansiedad en su corazón aumentó. El Rey reveló sus
verdaderas intenciones.
"Mátalo."
El susurro hizo que los ojos del traficante de esclavos se agrandaran.
"Pero..."
El Rey miró de forma penetrante al traficante de esclavos. Se tragó las
palabras que iba a decir. Al final dijo lo que el Rey quería escuchar.
"...Sí, lo mataré."
Matrimonio Depredador - Capítulo
302

Capítulo 302. Isha (2)


Muchos Kurkan han muerto después de que fueron llevados como esclavos.
Al niño le sucedería lo mismo. El Rey miró al niño por última vez.
Los ojos dorados aún brillaban intensamente. Su mirada aterradora reflejaba
la ferocidad de las bestias. Un leve escalofrío recorrió su columna vertebral.
La ira lo invadió después del breve sentimiento de miedo.
No podía creer que sintiera miedo de un niño. No podía entenderlo. Quiso
retorcerle el cuello de inmediato al niño.
Pero el Rey reprimió sus emociones. Mostrar su ira era admitir su debilidad.
El niño moriría de todos modos. Nunca volvería a mirar esos ojos dorados.
***
El niño se llamaba Isha.
Nunca conoció las caras de sus padres. Fue porque ellos se involucraron en
una guerra apenas él nació. Durante la guerra civil de Kurkan, sus padres
lucharon contra los puristas, pero fueron finalmente derrotados.
El precio de la derrota fue la muerte. Sus padres dieron su vida para
mantener a su hijo con vida. El bebé de ojos dorados fue acogido por otros
Kurkan.
No fue fácil su vida de huérfano vagando por los campos de batallas.
Escapó varias veces de la persecución de los puritanos hasta que finalmente
fue capturado. Y fue vendido a un traficante de esclavos como otros
mestizos.
Estaba destinado a morir allí. Pero Isha sobrevivió. Porque el traficante del
esclavo no cumplió su promesa al Rey.
El traficante de esclavos mató a un niño Kurkan de tamaño similar. Fue
arrojado a los animales salvajes para que se lo comieran vivo. El cuerpo
totalmente destruido fue enviado al Rey como prueba de la muerte de Isha.
"Finalmente tengo uno sangre pura, no puedo matarlo."
El traficante de esclavos confundió a Isha con un Kurkan sangre pura. Isha
no intentó corregir su malentendido. No le creería aunque le dijera que era
un mestizo.
Una noche cruel.
Isha miró al cielo nocturno. Las innumerables estrellas estaban esparcidas
por el cielo nocturno. Recordó al niño mientras contemplaba las brillantes
estrellas. Sus dolorosos gritos. El olor de su sangre. La vida que preservó
debido a su muerte.
Isha murmuró sintiéndose impotente… que descanses como la arena en el
desierto. Después de decir esas palabras en conmemoración, Isha fue
llevado a una casa de subastas de esclavos.
En ese lugar todo tiene un precio. Tanto los humanos como los Kurkan se
vendían por igual como si fueran ganado. Los precios iban desde unas
pocas monedas hasta joyas. Ninguna persona en su sano juicio podría
siquiera imaginar un lugar como este.
Isha se podía considerar una rareza aquí. Aparte de que todos los esclavos
Kurkan fueran valiosos, también se distinguía por su apariencia
sobresaliente.
"¿Cómo está la situación en Estia últimamente?"
"No está mal. Es fácil traer productos frescos porque está cerca de los
bárbaros."
Los traficantes de esclavos charlaban entre ellos. Con copas de vino en las
manos, disfrutaban de la amplia diversidad de alimentos que estaban en los
platos.
Uno de los traficantes de esclavos miró a Isha después de limpiarse con el
dorso de la mano del vino remanente en sus labios. Parado en un rincón con
las muñecas y los tobillos atados con cadenas, Isha dirigió su mirada hacia
el traficante de esclavos lentamente. La mirada del traficante de esclavos se
llenó de interés.
"¿Es éste?"
El traficante de esclavos respondió con el rostro enrojecido de la
embriaguez.
"Si. No te acerques a él. Es muy feroz."
"No lo creo. Parece muy tranquilo."
"¡No digas ridiculeces!"
El traficante de esclavos gritó.
"Maté a un bárbaro mestizo para mantener a éste con vida, pero
entonces…"
Detuvo su explicación chasqueando la lengua. Luego añadió.
"Sin embargo, creo que será un buen producto si se doma bien."
Otros traficantes de esclavos se rieron entre dientes cuando presumió de que
podría alcanzar el precio más alto de la casa de subastas. Después de
mostrar a Isha, el comerciante de esclavos llamó a un sirviente de afuera.
"¡Llévatelo!"
"Entendido."
"Entrénalo hasta que sea obediente."
El sirviente se llevó a Isha. La decoración ornamental desapareció. Las
paredes de piedra lisa se volvieron ásperas. En lugar de la alfombra
elegante, el suelo estaba lleno de cadáveres de ratas.
Fue llevado al sótano que era la parte más profunda de la casa de subastas.
Los gritos de los esclavos traídos con anterioridad perforaron sus oídos. El
hombre dijo con una sonrisa maliciosa agarrando a Isha por el cuello.
"Ahora aprenderás a obedecer."
Isha sonrió débilmente. Tuvo la sensación de que viviría un infierno.
Matrimonio Depredador - Capítulo
303

Capítulo 303. Isha (3)


Los traficantes de esclavos crearon el centro educativo para enseñar a los
esclavos que serían vendidos a la nobleza. Los amaestradores enseñaban a
los esclavos etiquetas para hablar, comer, entre otras.
Por supuesto, no lo hacían utilizando métodos benevolentes. Para
domesticar a los salvajes Kurkan, se convertían en humanos tan feroces
como las bestias. Los castigos corporales eran muy comunes en este lugar.
"A los Kurkan les gusta esto."
El amaestrador golpeó un látigo contra la palma de su mano.
"Tranquilo. Pronto mejorarás."
El amaestrador no podía estar más satisfecho con la situación. Los niños
Kurkan que estaban parados en fila en una esquina temblaron.
Isha dio unos pasos hacia adelante lentamente. Lentamente se arrodilló. Un
látigo comenzó a azotar su espalda. Su sangre brotaba a través de la piel
desgarrada.
Aunque apretó los dientes para contenerse, finalmente se le escapó un
gemido. El castigo corporal no terminó incluso cuando se encogió de dolor.
Solo se detuvo después de haber cumplido exactamente con el número de
latigazos que le había advertido.
El amaestrador le dio una patada a Isha después del último latigazo. Isha
miró al amaestrador con el rostro inexpresivo. Viendo que sus ojos dorados
brillaban con la misma intensidad, el amaestrador chasqueó la lengua.
"Tendrás que comportarte mejor si no quieres que te castigue mañana."
El amaestrador se dio la vuelta. Cerró la puerta de hierro abruptamente. Los
Kurkan se reunieron alrededor de Isha.
"¿Estás bien?"
"Ese lunático..."
Los Kurkan que habían estado hablando mal del amaestrador se dispersaron
tan pronto como se abrió la puerta de hierro nuevamente. Otro amaestrador
vino.
"¡Fórmense en fila!"
Isha se colocó cojeando al final de la fila. El amaestrador les repartió
pequeños panes junto a una botella de agua. Para los glotones Kurkan esa
cantidad de comida parecía como si fuera para un ave.
Las comidas siempre se distribuían de forma racionada. Si le daban mucha
comida, existía la posibilidad de que tuvieran más ánimos de rebelarse.
El amaestrador se detuvo frente a Isha, que estaba de pie soportando el
dolor. "Deberías morirte de hambre."
Parece que el amaestrador que lo había azotado le había ordenado que lo
dejara muriendose de hambre para romper su voluntad. Tenía lógica. El
amaestrador frunció el ceño viendo que Isha se mantuvo inexpresivo.
"Maldita sea, si no fuera por tu precio te habría roto el cuello..."
Después añadió con severidad.
"¡No compartan comida con ese tipo! El que lo haga será llevado al hoyo."
Cuando finalmente el amaestrador se marchó, Isha se sentó apoyando la
espalda contra la fría pared de piedra. Mientras intentaba soportar el dolor
se acercó alguien.
"¿......?"
El niño que tenía delante le entregó la mitad del pan que había partido. Isha
se quedó mirando al niño sin comprender su acción.
"Cómetelo."
En este lugar un pan equivalía al oro. No podía creer que el niño estuviera
compartiendo algo tan valioso. El niño habló nuevamente porque Isha
permanecía en silencio.
"Necesitas comer para que tus heridas se recuperen."
Isha aceptó el pan. Cuando terminó de comérselo, dijo limpiándose las
migas de su boca con las manos. "Gracias."
Fue breve pero no frívolo. Los ojos del niño se agrandaron por su gentileza.
El niño extendió su mano con una sonrisa en su rostro.
"Me llamo Mel. ¿Y tú?"
Respondió estrechando la mano del niño.
"...Isha."
***
Se dice que hasta en el infierno florecen las flores. El refrán no estaba
equivocado. Incluso en medio del dolor en ocasiones habían cosas de las
que reírse. También hubieron momentos de felicidad.
Mel solía hablar bastante. Casi siempre estaba con Ishakan.
"Eres muy guapo. En cualquier lugar recibirías cumplidos al respecto." Mel
que se quejaba de que fuera demasiado guapo, intentaba comparar su altura
con la mano. "También eres bastante alto."
Los Kurkan eran mucho más alto que un humano. Sin embargo, sus cuerpos
no crecían por completo hasta la ceremonia de mayoría de edad. Esto se
debía a que eran seres creados mediante la hechicería. Por supuesto,
ninguna de los dos había celebrado la ceremonia.
"Yo soy el más pequeño de todos los Kurkan aquí." Mel refunfuñó haciendo
un puchero con la boca. "Tal vez porque tengo el linaje de los gatos."
Matrimonio Depredador - Capítulo
304

Capítulo 304. Isha (4)


Los Kurkan que pertenecían al linaje de los gatos eran de baja estatura.
Después de que se quejara de las desventajas del linaje de los gatos, Mel
continuó hablando con voz apagada.
"Me pregunto si Haban estará bien. Ahora podría ser más alto que yo..."
La melancolía se reflejó en su mirada. Pero pronto recuperó su vivacidad.
"Haban es un chico que vivía al lado mío. No sólo era muy amable, también
era muy fuerte. Te lo presentaré cuando regresemos a Kurkan."
Su estado de ánimo no había mejorado realmente. Pero Mel sabía que no
tenía sentido hundirse en la melancolía. Pensaba que al menos tenía que ser
feliz en esta situación. Isha tuvo muchos momentos para reírse gracias a
Mel.
Los demás Kurkan seguían a Mel porque les gustaba su actitud. Mel
cuidaba de ellos como si fuera un hermano mayor.
"Tienes que calmar tu temperamento."
Un día cuando un amaestrador le dio una fuerte paliza a Isha, Mel lo regaño
mientras lo vendaba. Se rió porque Isha permaneció con la boca cerrada.
"Bueno. Eso es típico de ti."
Mel ató con fuerza el vendaje que hizo rasgando ropa vieja. Isha dijo
frunciendo el ceño.
"Duele."
"Pensé que te había golpeado la lengua, pero puedes hablar bien.."
"He aprendido todo. Simplemente no quiero seguir las instrucciones de esos
tipos."
"Cielos..."
Aunque había aprendido rápidamente las etiquetas enseñadas por los
amaestradores, siempre recibía severas palizas por desobediencia. Mel
cambio el tema de conversación sacudiendo la cabeza.
"Quiero mirar el sol. Llevo demasiado tiempo atrapado en este sótano."
Cuando estaba en el desierto, todos los días parecía que sería asado por el
sol abrasador. Pero en este lugar solo habían antorchas. Extrañaba el sol
abrasador. Mel dijo mientras terminaba de colocar los vendajes.
"Cuando regresemos al desierto, tomemos juntos el sol todo un día."
"No aguantaras mucho antes de querer correr a la sombra."
Isha pensó en el desierto mientras se reía levemente junto a Mel. En su
mente se desvanecían los recuerdos sobre su tierra natal, como si estuvieran
empañados.
Han pasado meses desde que vino a este lugar. Ahora estaba más
familiarizado con la lúgubre oscuridad. Tocar la arena dorada caliente por el
sol y beber el agua fresca del oasis son cosas que le parecen un sueño. Isha
dijo lo que recordaba con más claridad.
"...Dátiles."
Murmuró Isha recordando el sabor de los dátiles.
"Quiero comer dátiles."
Hace mucho tiempo que no comía algo dulce. Mel recibió con alegría las
palabras de Isha.
"¡Dátiles! Hasta sueño con ellos."
Los demás Kurkan se reunieron añadiendo algunos comentarios.
"Yo también quiero comer dátiles."
"Es tan delicioso."
Mel con una sonrisa los tranquilizó.
"Cuando regresemos comeremos hasta que nuestros estómagos exploten."
Hubo silencio. Alguien preguntó desanimado.
"¿Podremos regresar?"
"Por supuesto."
Mel respondió sin dudarlo. Mel habló mientras todos lo miraban fijamente.
"Somos Kurkan. No olviden eso. No les daremos nuestras almas."
Isha no podía entender su extraño comportamiento. ¿Cómo podía
preocuparse tanto por los demás? Seguramente eso debe resultar demasiado
agotador.
Isha le hizo una pregunta en voz baja cuando los dos se quedaron solos.
"¿Por qué no te rindes?"
Mel le respondió rápidamente como si fuera obvio.
"Porque soy un Kurkan."
Isha lo miró fijamente. Mel habló de nuevo.
"Ah, está bien. Responderé con seriedad."
Mel revolvió su cabello con un poco de vergüenza..
"De alguna manera... estoy actuando como líder."
Dijo con una voz un poco tímida acompañada de una sonrisa incómoda.
"Entonces, no puedo mostrar debilidad."
Pero sus ojos mostraban determinación a diferencia de su voz suave.
Parecía que nada podría doblegarlo. Quizá Mel fue una flor que floreció en
el infierno. Pero por muy hermosa que sea la flor, el infierno seguirá siendo
un infierno.
Matrimonio Depredador - Capítulo
305

Capítulo 305. Isha (5)


"¡Argh!"
Gritó un niño que ni siquiera medía la mitad del tamaño de Isha. El niño
que parecía haber sido mimado por sus padres, había sido vendido como
esclavo recientemente.
"¡Ayú, ayúdenme...!"
Al igual que otros esclavos Kurkan, seguramente fue vendido porque era
mestizo. Era una práctica común golpearlos con barras de hierro para
domesticarlos. Pero daba la impresión que hoy estaba siendo
particularmente severo. El amaestrador dirigió su mirada a Isha.
"Tú."
Dijo agitando la barra de hierro.
"Ven aquí. Te golpearé un poco."
"......"
"Puedes recibir la paliza en su lugar."
Estaba claro lo que significaba su sonrisa. Deliberadamente estaba
buscando molestarlo. Cuando Isha estuvo a punto de rebelarse, una mano lo
agarró del brazo.
"Isha."
Mel con calma pero con firmeza.
"Estarás en aprietos si vuelves a causar problemas."
Entonces Mel dio un paso adelante. Dijo poniéndose delante del niño.
"Detente. De lo contrario morirá."
El amaestrador estalló en carcajadas.
"Parece que muchos quieren ser golpeados."
Cambió el objetivo de la paliza sin dudarlo. Mel estaba recibiendo
satisfecho la paliza en lugar del niño. El amaestrador frunció el ceño porque
Mel permaneció en silencio.
Cuando golpeó a Mel en la frente con la barra de metal, le preguntó
sarcásticamente. "Duele mucho, ¿verdad?"
"......."
"Eres un pobre esclavo, me detendré si me lo suplicas."
Mel escupió la sangre de su boca.
"Soy Kurkan."
Las palabras salieron de sus labios ensangrentados.
"No puedes romper mi orgullo."
La declaración no impresionó al amaestrador. Más bien se rió a carcajadas.
"¿Orgullo?"
Lo dijo como si fuera gracioso.
"¿Qué orgullo tienen los que venden a su propia gente como esclavos?"
Era imposible refutar la despreciable verdad. El amaestrador añadió
asintiendo.
"Serás enviado al hoyo."
"¡......!"
Los ojos de Mel se agrandaron al escuchar la palabra hoyo. El hoyo era el
castigo más temido por los esclavos. Después de golpearlos hasta que
estuvieran a punto de morir, los metían en un hoyo donde no había luz. Ni
siquiera recibían agua durante el encierro.
Se trataba de un castigo brutal en el que se les mantenía a oscuras hasta que
abrieran la puerta de madera ubicada en el techo. Otro amaestrador
sorprendido por su decisión, intentó disuadirlo.
"Creo que es mejor otro castigo que el hoyo. Por lo que pasó hace unos
días..."
El amaestrador chasqueó la lengua. El Kurkan que estuvo atrapado en el
hoyo, se volvió tan loco que ni siquiera sabía su propio nombre. El
amaestrador pareció contrariado por un momento, pero pronto sacudió la
cabeza.
"No importa porque se le vendió a un cliente al que le gustan las cosas
inusuales."
El amaestrador miró a los Kurkan uno por uno. Finalmente miró a Isha. La
rebeldía en sus ojos seguía presente a pesar de tantos castigos. El
amaestrador sonrió ampliamente.
"No es mala idea matar a uno de ellos para darles un ejemplo."
El amaestrador sonrió agarrando a Mel.
"Mel..."
Los Kurkan llamaron desesperadamente a Mel sin saber qué hacer. Me dijo
tranquilamente.
"Estaré bien."
Intentó consolar con esa palabras a los preocupados Kurkan. Se marchó con
una mirada de determinación. De esa manera Mel quedó encerrado en el
hoyo. Y no regresó durante mucho tiempo.
Isha sentía una gran ansiedad cada día que no venía. Intentó visitar el área
de los hoyos pero falló todas las veces. Los días pasaron sin poder hacer
nada.
No fue hasta una semana después que Mel regresó.
"¡Acérquense!"
Gritó el amaestrador. Los Kurkan tragaron saliva al reunirse.
"Mel..."
"Oh..."
Mel entró después del amaestrador cojeando. Como tenía la cabeza
inclinada, no se podía observar su rostro que estaba cubierto por su cabello.
Isha miró las manos de Mel en su lugar. Todas sus uñas estaban agrietadas.
Probablemente intentando salir del hoyo desesperadamente, hasta arañó la
puerta de madera con la mano.
El amaestrador detuvo a Mel en el centro. Ahora que estaba parado donde
los Kurkan podían observar mejor, el amaestrador tocó a Mel como señal.
Matrimonio Depredador - Capítulo
306

Capítulo 306. Isha (6)


Mel se arrodilló lentamente. Luego bajó la cabeza hacia el suelo. Después
de que su frente tocará el suelo durante un tiempo, levantó lentamente la
cara. Sus ojos muertos miraban desenfocados hacia adelante.
"Soy un humilde esclavo."
Su voz quebrada salió entre sus labios temblorosos.
"Nunca más me rebelaré contra los amaestradores. Como esclavo actuaré
con obediencia."
Isha se mordió el labio inferior con fuerza. No se detuvo aunque sintió el
sabor de la sangre. El amaestrador palmeó el hombro de Mel con el rostro
lleno de satisfacción. Las risas del amaestrador resonaron en sus oídos.
Finalmente el amaestrador se marchó dejando atrás a Mel. Hubo un
incómodo silencio entre los Kurkan. Nadie se atrevió a acercarse a Mel.
Isha caminó hacia él.
"Mel."
Durante un largo rato no hubo respuesta. Los ojos que habían estado
mirando al suelo se levantaron. Sus ojos seguían desenfocados.
"Quiero regresar al desierto."
Isha no pudo decir nada. Quería decirle que podrían regresar, pero sabía que
era prácticamente imposible. Isha le agarró la mano en lugar de mentir para
consolarlo.
Mel sollozó levemente. Apretó la mano de Isha con fuerza.
"Lo siento..."
Esa noche Mel se colgó del cuello. Isha fue la primera en encontrar el
cuerpo sin vida.
"......"
La tenue luz de la antorcha parpadeó. El cuerpo estaba inmóvil.
Isha se quedó observando con la mirada perdida a Mel. Pero no abrió los
ojos. Aunque esperara más tiempo nunca abriría los ojos.
No intentó llamarlo por su nombre ni sacudir su cuerpo. No trató de
calentar su cuerpo frío, no trató de devolver los latidos de su corazón que no
se podían oír. Porque sabía que esas acciones serían inútil.
Ya lo había hecho en el pasado.
Recordando al niño desconocido que murió en su lugar, Isha dijo una breve
oración por Mel. "Que descanses..." Su voz temblorosa se quebró. "...como
la arena en el desierto." Le resultó demasiado difícil decir esas pocas
palabras.
Apretó sus dientes con fuerza. Un dolor punzante se apoderó de su pecho
ardiente. Sentía que saldrían llamas de su boca si la abría.
Los otros Kurkan gritaron cuando más tarde encontraron el cuerpo de Mel.
"¡Ahh!"
"¡Mel, Mel...!"
Isha observaba el cuerpo de Mel inexpresivo entre los Kurkan que lloraban.
Escuchó el sonido de la puerta de hierro abriéndose bruscamente. Después
de entrar, uno de los amaestradores gritó.
"¡Vayanse todos!"
Los Kurkan se tragaron las lágrimas ante los feroces gritos. Obligaron a sus
piernas a moverse para salir. Pero Isha no se movió. Escuchó las
conversaciones de los amaestradores sobre cómo deshacerse del cuerpo.
"Sería vendido por un buen precio. Que mala suerte."
"Hay que hacer algo antes de que el cuerpo emane olor a podrido."
"Se puede usar como comida para perros."
Isha, que estaba escuchando en silencio, desvió la mirada hacia una
esquina. Vio una barra de hierro sobre un brasero apagado. La larga barra
tenía el extremo desafilado. Pero eso bastaba para lograr lo que quería
hacer.
Isha caminó en dirección contraria a los Kurkan. Se movió lentamente
como un pez nadando contracorriente, sosteniendo la barra de hierro en su
mano.
Cuando lo pensó racionalmente le pareció una locura. No debería hacer
esto. Sin embargo, la ira lo estaba haciendo actuar impulsivamente.
"Quién hubiera creído que se suicidaría por orgullo..."
"Por eso son bestias. Así son los bárbaros."
Pero no todas las cosas se hacen pensando fríamente. Isha habló en voz
baja.
"Amaestrador."
El amaestrador, que estaba preocupado por la idea de que lo regañara el
traficante de esclavos, giró la cabeza. Isha se movió antes de que pudiera
reaccionar.
La larga barra de hierro penetró su cuello bruscamente. Sus manos fueron
salpicadas por la sangre del amaestrador. Una sonrisa apareció en sus
labios.
"¡Argh...!"
Los ojos del amaestrador estaban inyectados de sangre. Ishakan susurró.
"Esto es un Kurkan."
Matrimonio Depredador - Capítulo
307

Capítulo 307. Isha (7)


El amaestrador murió en el acto.
Isha respiró lentamente. El tiempo parecía haberse detenido. Nadie se
movió. Solo podía escuchar el sonido de la sangre goteando.
Sus manos se relajaron. En el momento en que la barra de hierro impactó
contra el suelo, los amaestradores se precipitaron hacia él.
Atacaron a Isha brutalmente. Pero él sonreía mientras recibía garrotazos,
latigazos, puñetazos, patadas. Porque podía percibir que los gritos de los
amaestradores estaban impregnados de miedo.
No se diferenciaban de herbívoros que ocultaban su miedo para no mostrar
debilidad. Isha no paraba de sonreír en medio de los brutales ataques. Los
desconcertados amaestradores se detuvieron repentinamente. Los niños
Kurkan abalanzaron sobre ellos.
"¡¡Isha!!"
"¡Suéltenlo!"
"¡Mueran! ¡Mueran, hijos de perra!"
Los Kurkan se aferraron a los amaestradores, mordiéndolos y arañandolos.
Fue un acto sin sentido. Todos los presentes sabían el resultado final.
Podrían someter a los amaestradores por un tiempo, pero pronto entrarían
los soldados.
Los Kurkan que tenían un cuerpo débil porque aún no habían celebrado la
ceremonia de mayoría de edad, serían derrotados por los soldados armados.
Y pagarán el precio de este comportamiento con un doloroso castigo
corporal. Nada de esto hubiera ocurrido si todos se hubieran quedado
tranquilos.
Pero los Kurkan no dudaron ni un poco. Habían actuado apresuradamente
sin importarle las consecuencias. Con los ojos llorosos mordían a los
amaestradores. No solo lo hacían por Isha, sino también por la muerte de
Mel. Isha pensó viendo la escena.
Qué idiotez...
Todos eran idiotas que no sabían cuidar de sí mismos. Y entre los idiotas
aquí reunidos, el más idiota era él mismo.
Su visión se volvió borrosa. Su cuerpo había sufrido mucho daño. Intentó
mantener los ojos abiertos, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Isha terminó
perdiendo la conciencia.
***
"¡......!"
Un torrente de agua fría mojó su cuerpo. Se despertó sobresaltado. Regresó
a sus sentidos rápidamente. Parpadeó mientras se daba cuenta de su
entorno.
Los amaestradores miraban a Isha con desprecio. Parecía que querían
atravesar el cuello de Isha con una barra de hierro inmediatamente.
La rebelión de los Kurkan debió haber sido neutralizada. Aunque esperaba
este resultado, sintió una sensación amarga.
Observó su alrededor. No había otros Kurkan a la vista. Probablemente
como no podían castigarlos a todos ellos, decidieron castigar
adecuadamente solo a Isha, el causante de todo el problema. Cuando vio
una puerta de madera, supo cuál sería su castigo.
Sería el hoyo.
El hoyo acababa de provocar que Mel se suicidara. Ahora también sería
encerrado en ese lugar. Cuando Isha se mordió el labio inferior suavemente,
escuchó una voz.
"Átenlo."
Rodearon con cadenas su cuerpo. Se le colocaron esposas en las manos, se
le colocaron grilletes en los pies. Incluso su boca fue amordazada. Cuando
abrieron la puerta de madera en el suelo se pudo escuchar el chirrido de las
bisagras. - Traducción ReinoWuxia
Debajo había un profundo hoyo. Ni siquiera se podía mirar el fondo, solo
había una oscuridad total. Cuando Isha fue empujado por la espalda, cayó
en la oscuridad. El amaestrador habló molesto.
"No saldrás indemne."
La puerta de madera se cerró. Llegó la completa oscuridad.
"......"
Isha enfocó la vista. Pero seguía pareciendo que tenía los ojos cerrados. No
se podía ver nada. Ni siquiera su propio cuerpo.
Gradualmente se le fue haciendo más difícil respirar. Los esfuerzos por
calmar los rápidos latidos de su corazón fueron en vano. El aislamiento en
este lugar lo estaba sofocando. Fue el comienzo de un cruel encierro.
Isha estuvo encerrado durante mucho tiempo. Al princio hablaba consigo
mismo para escapar del silencio. Pero poco a poco fue callándose. Lo único
que le confirmaba que estaba vivo era el intenso dolor de sus heridas y su
hambre.
Cuando le dolía una herida podrida porque no había sido tratada, temía que
le tuvieran que amputar las extremidades por ello.
Matrimonio Depredador - Capítulo
308

Capítulo 308. Isha (8)


Isha perseveró a pesar de ello. Tenía que aguantar para proteger su orgullo
como Kurkan. Intentaba ignorar el dolor, también el hambre.
La puerta de madera no se movió durante mucho tiempo. Un día en que
pensaba que nunca saldría de este lugar, la puerta de madera se abrió.
"¿Todavía estás bien?"
Se preguntó si finalmente había acabado su encierro. Isha levantó la vista
con los ojos llenos de emoción sin darse cuenta. El amaestrador extendió
algo con una sonrisa.
"He venido a mostrarte la cabeza de tu amigo."
"¡......!"
No tenía la energía para levantar un solo dedo, pero retorció su cuerpo
inconscientemente. Fue porque el amaestrador estaba sosteniendo la cabeza
de Mel.
"Esto es lo que quedó después de que los perros guardianes se lo hayan
comido."
El amaestrador añadió en un tono agradable. Todos los Kurkan vieron la
escena del cadáver siendo devorado por los perros guardianes. Ahora todos
se comportan de forma obediente debido a ese acontecimiento.
Isha miraba fijamente la cabeza de Mel mientras escucha las maliciosas
palabras. Su amigo que quería regresar a su tierra natal, no pudo descansar
incluso después de su muerte.
El amaestrador se rió viendo la angustia de Isha.
"Creo que aún necesitas un poco más de tiempo aquí."
La puerta de madera se cerró de nuevo. Después de que el amaestrador se
marchara, Isha permaneció inmóvil durante mucho tiempo.
Desde ese día estuvo experimentando alucinaciones.
—Isha, Isha...
Mel sollozaba sentado en el suelo. Luego levantó la mirada. El cuerpo de
Mel desapareció como si hubiera sido comido por los perros, sólo quedó su
cabeza. Mel gritó con lágrimas de sangre en su rostro.
—¡Es tu culpa! ¡¡He muerto por tu culpa!!
Quería decirle que lo lamentaba. Pero no pudo hablar. Incluso se le
dificultaba respirar. Detrás de Mel los Kurkan estaban forcejeando.
—¡Sálvanos, Isha! ¡Sálvanos...!
Se retorcían del dolor mientras estaban siendo golpeados. Isha solo podía
mirar.
Se despertó entre los gritos. Desde ese momento no pudo dormir. Pasó el
tiempo aturdido sufriendo el dolor de sus heridas putrefactas.
Finalmente se dio cuenta. Este sufrimiento parecía que no tendría final. Tal
vez viviría de esta manera para siempre.
Isha admitió su debilidad. No podía soportarlo más. Si el amaestrador
viniera ahora le rogaría para salvar su vida. Aunque sabía que eso era lo que
ellos querían.
Quería gritar que estaba arrepentido, que abrieran la puerta. Quería golpear
la puerta de madera sin importar el daño de sus nudillos.
Pero no podía hacer nada con su cuerpo atados con cadenas. Los únicos
sonidos que salían de su boca amordazada eran gemidos agónicos. Su
respiración se hizo más tenue. Ahora que había perdido todo su orgullo,
sólo un pensamiento llenó su cabeza.
Quiero morir.
Quería escapar de este horrible dolor. Deseaba salir de esta terrible angustia.
Isha le rezó a Dios, a quien no había buscado durante mucho tiempo.
Dios, por favor, permíteme morir. Pero Dios no respondió como siempre.
Isha enloqueció en un infierno donde ni siquiera podía morir.
Un día maldijo todo el mundo. Otro día se maldijo a sí mismo. Pero con el
pasó del tiempo su capacidad para pensar también disminuyó.
En el momento en que ansiaba la muerte para poder acabar con todo su
dolor.
"¡......!"
La puerta de madera se abrió. Un haz de luz entró en el espacio lleno de
oscuridad. Su visión no pudo adaptarse a la luz repentina, por lo que tardó
un tiempo en regresar a la normalidad.
Isha parpadeó lentamente. No podía creer lo que estaba viendo. Había
experimentado diferentes alucinaciones hasta ahora, pero ninguna como
esta.
Había una mujer blanca como la luz. Su cabello plateado estaba
desordenado, sus mejillas estaban rosadas, y sus ojos eran púrpura brillante.
Su rostro aún se veía joven, parecía que tenía alrededor de dieciséis años.
Isha pensó de repente mientras miraba a la mujer blanca.
Ella es como un copo de nieve…
Matrimonio Depredador - Capítulo
309

Capítulo 309. Isha (9)


Parecía que ella se derretiría si la tocaba con las manos. Se sentía como si
fuera un sueño. La chica le gritó a Isha que la miraba fijamente
desconcertado.
"¡Despierta!"
Su voz clara atravesó sus tímpanos como un punzón. Isha se estremeció. Su
mente nublada se despertó tardíamente.
La chica apretó los labios mientras miraba a Isha. Las palabras no podían
describir el horrible estado de su cuerpo. Su cuerpo demasiado flaco estaba
lleno de manchas de sangre seca y heridas putrefactas.
"Oh Dios mío..."
La chica dejó escapar un pequeño suspiro. Estaba sorprendida de que aún
estuviera con vida. Bajó la escalera hasta el fondo del hoyo. Después de
quitarle la mordaza de la boca, sacó un manojo de llaves para quitarle las
cadenas.
Sintió un dolor desgarrador por el hierro que rozó su piel. Isha apretó los
dientes. Un gemido reprimido se escapó de sus labios.
"Argh..."
Un ardor se apoderó de su garganta reseca. Hace mucho tiempo que no
había dicho ni una sola palabra. La chica rápidamente le colocó una
pequeña botella de agua en la boca.
El agua fluyó gradualmente de la botella de agua que ella inclinaba
lentamente. Isha sentía como si el agua fuera dulce. Cuando Isha vació la
botella de agua, miró a la chica relamiéndose los labios.
¿Quién es esta chica?
A medida que su mente se fue aclarando fueron surgiendo dudas. Esta chica
joven estaba en un lugar que pertenecía a los traficantes de esclavos. Se
preguntó si había sido capturada como una esclava teniendo en cuenta su
hermosa apariencia.
No podía creer que lo hubiera salvado repentinamente. Sospechó aún más
porque la chica no era Kurkan. La chica habló notando la desconfianza en
los ojos de Isha.
"Soy Leah De Estia."
Dijo moviendo sus pequeños labios.
"Pertenezco a la familia real de Estia."
Isha se quedó sorprendido por su inesperada identidad. Había escuchado
que los miembros de la familia real de Estia nacían con el cabello plateado.
Traducción ReinoWuxia
Era un color de cabello extremadamente raro en el continente. Mientras
miraba las hebras plateadas de su cabello, ella preguntó con cuidado.
"¿Puedes moverte?"
No podía responder con facilidad. Isha intentó moverse desde la punta de
sus dedos. Como estuvo atado durante mucho tiempo, todavía no podía
moverse a voluntad.
Un dolor agudo invadió sus sentidos. Estaba harto de su cuerpo debilitado.
Se mordió el labio inferior mientras se obligaba a hacer un increíble
esfuerzo.
La Princesa mostró signos de querer ayudar aunque fingía no darse cuenta.
Isha quería hacerlo por su propia cuenta. Se puso de pie tragándose el dolor.
Todo su cuerpo estaba húmedo por el sudor frío. Pero su determinación
estaba más firme que nunca. Sólo había bebido unos cuantos sorbos de
agua, pero su cuerpo se estaba recuperando rápidamente. Se apoyó con la
mano en la pared para recuperar el aliento.
"Oh..."
La Princesa soltó una pequeña exclamación. Parpadeó varias veces con
incredulidad. Se podía intuir claramente lo que ella estaba pensando.
Ella no podía creer que pudiera mover su cuerpo después de pasar hambre
durante días. Eso parecía ilógico. La desconcertada Princesa pronto llegó a
la conclusión de que era porque se trataba de un Kurkan.
Pero había algo que ella no sabía. Esto también sería imposible para un
Kurkan. Sólo fue posible porque Isha era una especie singular con una
vitalidad insólita.
Por eso no pudo ni siquiera morir...
El tiempo en el que deseaba la muerte había pasado. Dejando el pasado a un
lado por los momentos, Isha reprimió sus emociones. Entonces le hizo la
pregunta más importante a la Princesa.
"Los Kurkan..."
Su voz estaba ronca. La Princesa respondió con calma.
"Los salvé a todos, no te preocupes."
"......"
"Ellos hablaron de ti. Dijeron que estabas atrapado en un hoyo."
La Princesa añadió que mientras los demás sacaban a los Kurkan, ella vino
personalmente para sacarlo a él que estaba encerrado solo.
No parece que ella esté mintiendo...
Isha miró el cuello de la Princesa. Parecía que podía rodear el esbelto cuello
con una mano. Aunque estaba en pésimas condiciones físicas, en el caso de
que fuera una trampa aún podía dominar a esta pequeña Princesa para
escapar.
"Sígueme."
La Princesa salió primero de hoyo. Isha la siguió en silencio. La Princesa
caminó por los lúgubres pasillos subterráneos. Solo se podía escuchar el
sonido de sus pasos, hasta que a los lejos se escuchó el sonido de las armas.
"Tan pronto..."
La Princesa miró a Isha con cara de pánico. En el momento en que sus ojos
se encontraron, comenzaron a correr sin la necesidad de decirlo. Los
perseguidores se acercaban cada vez más, se podía saber por el ruido que
hacían.
Matrimonio Depredador - Capítulo
310

Capítulo 310. Isha (10)


Sus piernas estaban entumecidas. No podría correr durante más tiempo. Por
otra parte, la Princesa parecía exhausta, estaba corriendo más lento que el
malherido Isha.
A este ritmo los soldados pronto los alcanzarían. Isha agarró a la Princesa
por la muñeca para arrastrarla. Cuando doblaron en una esquina, vio un
espacio donde podía esconderse.
Isha se escondió en ese espacio abrazando a la Princesa. Poco después, los
soldados pasaron. Sus gritos resonaron en el estrecho pasillo.
Se mordió el labio inferior con fuerza mientras contenía la respiración.
Cuando movió su cuerpo ligeramente para acomodarse, un leve gemido de
dolor se le escapó. La Princesa susurro a su oído mientras los pasos de los
soldados se desvanecían.
"Creo que será mejor que nos quedemos aquí un tiempo."
La Princesa levantó la cabeza suavemente. Sus ojos se encontraron. Sus
pestañas plateadas revolotearon.
"......"
No se había dado cuenta de que estaban demasiado cerca. Isha soltó a la
Princesa, reconociendo su error tardíamente.
"Lo siento."
La Princesa asintió en silencio. Su corazón latía rápido. Sus mejillas estaban
calientes. Fingió limpiarse las mejillas con el dorso de la mano para
disimularlo. Isha creía que le estaba dando fiebre por el esfuerzo que estaba
haciendo a pesar de su mal estado.
De repente se preocupó por su mal aspecto. Además, como todavía no
podía celebrar la ceremonia de mayoría de edad, su cuerpo no estaba
desarrollado completamente.
No entendía por qué estaba pensando en ello. Debe haberse vuelto loco
mientras estuvo encerrado en el hoyo. Cuando Isha frunció el ceño, la
Princesa susurró.
"No podíamos enfrentar a los traficantes de esclavos. Por esa razón,
hicimos una operación secreta donde se aprovecharían las deficiencias en la
seguridad..."
Ella creía que Isha frunció el ceño debido a la persecución. Isha no corrigió
deliberadamente el malentendido de la Princesa.
Tenía sentido que la seguridad tuviera deficiencias. El día en que los
Kurkan se rebelaron después de que Isha matara a un amaestrador, causó
que las tropas de los traficantes de esclavos se desordenaran.
"¿Acaso la familia real de Estia ha librado una guerra contra los traficantes
de esclavos?"
"Por supuesto que no. Estás acciones son por mi propia voluntad."
La Princesa no podía luchar contra los traficantes de esclavos debido a la
falta de tropas. Pero fueron descubiertos mientras los rescataba en secreto.
Isha se preguntó por qué la Princesa se esforzaba en salvar a los Kurkan. No
podía entender que ella saltara al fuego sola sin recibir el apoyo de la
familia real.
No había que pensar mucho en ello para saber que era algo peligroso. Más
aún considerando lo que podrían hacer los traficantes de esclavos.
Isha recordó lo que decían los amaestradores y traficantes de esclavos sobre
la familia real de Estia. La mayoría se burlaba de la familia real, pero
siempre elogiaban a la Princesa.
Por supuesto, no eran buenos elogios, porque sobre todo eran s3xuales.
Solían decir cosas morbosas sobre la Princesa. Querían enseñarle a la
Princesa a tener s3xo. Deseaban mirar su cara llena de vergüenza y placer.
Si ellos encontrarán a la Princesa…
Isha miró a la Princesa que estaba a su lado. Sus miradas se cruzaron. Ella
ni siquiera estaba siendo cautelosa aunque Isha estaba demasiado cerca.
Extrañamente comenzó a sentir sed mientras miraba fijamente sus ojos. Al
final terminó desviando la mirada. Después de un momento de vacilación,
la Princesa habló.
"Quiero pedirte disculpas como Princesa de Estia. Debería haberlo evitado."
¿Por qué tenía que disculparse? ¿Y qué debería haber evitado?
Fue el Rey de Kurkan quien vendía a otros Kurkan como esclavos. La
Princesa de Estia no tenía que sentirse culpable por ello.
Isha quiso decirle que ella no tenía la culpa de está situación, pero al final
decidió no hacerlo. En su lugar, hizo otra pregunta.
"¿Por qué estás salvando a los Kurkan? Incluso vienes personalmente."
Continuó hablando antes de que ella pudiera responder.
"¿No eres un miembro de la familia real que puede vivir tranquilamente en
un lujoso palacio?"
"Yo..." Sus brillantes ojos morados se nublaron por un momento. La
Princesa murmuró con una sonrisa amarga en su rostro. "Yo no soy tan
importante."
Matrimonio Depredador - Capítulo
311

Capítulo 311. Isha (11)


Sus palabras fueron tan sombrías que resultaba difícil creer que procedieran
de una hermosa Princesa. El corazón de Isha se volvió pesado como si se
hubiera convertido en una piedra.
Pero la Princesa estaba tranquila. Ella confesó la verdad.
"Las personas me tratan como la Princesa de Estia, pero el poder que tengo
en mis manos es insignificante. Mi hermanastro heredará el trono. Yo solo
soy una flor… que algún día será arrancada para ser vendida."
Se pudo percibir el sentimiento de impotencia que tenía profundamente
arraigado. Pero la Princesa lo disimuló inmediatamente con una sonrisa.
"Pero quiero cumplir con mis deberes como Princesa porque sigo amando a
Estia. Uno de ellos consiste en eliminar la esclavitud."
Estia era conocida como una base para los traficantes de esclavos. Ningún
gobernante querría que su reino fuera considerado una localidad especial
para la esclavitud.
"No hay mucha gente que me apoye. Por esa razón estas operaciones son
complejas. Esta vez hemos tenido mucha suerte. Normalmente es difícil
rescatar solo a tres o cuatro."
La Princesa sonrió de felicidad. Fue como la luz del sol apareciendo entre
las nubes.
"Me alegro de haberte salvado."
Isha no pudo decir nada. No podía separar los labios como si estuvieran
pegados. La Princesa añadió a Isha que permanecía paralizado.
"He visto muchos Kurkan en otros lugares, pero nunca uno que tuviera unos
ojos dorados tan hermosos como los tuyos."
La Princesa se inclinó ligeramente hacia Isha. Su acercamiento hizo que su
respiración se cortara. Susurró mirándolo a los ojos.
"Son increíbles."
Fue un cumplido para relajar el ambiente. Sin embargo, fue
contraproducente para Isha. Sintió un cosquilleo en su corazón, que
comenzó a latir rápidamente. Nunca había sentido esto en su vida. Pensó
que su cuerpo estaba funcionando mal por el estado en el que se encontraba.
La Princesa le preguntó con cuidado a Isha viendo que se puso rígido.
"¿Te duele algo?"
Isha finalmente abrió la boca.
"...No."
Fue una respuesta fría, como si cortara el aire con un cuchillo. La Princesa
sonrió avergonzada. Isha se arrepintió en su interior. Había respondido de
forma impertinente, aunque ella lo estaba ayudando.
Pero no sabía cómo actuar. No podía entender sus contradictorias
emociones que carecían de sentido. Isha quería alejarse de la Princesa de
inmediato. Al mismo tiempo, no quería alejarse de la Princesa.
He enloquecido.
Isha se diagnosticó a sí mismo con esas breves palabras. Entonces se calmó
para intentar recuperar la razón que había perdido. Finalmente pudo pensar
lógicamente.
En primer lugar, tenían que salir de esta situación. No podían quedarse
escondidos para siempre. Serían encontrados fácilmente cuando se iniciara
una búsqueda a gran escala.
Isha miró a su alrededor. Habló después de confirmar que no había ningún
movimiento.
"Será mejor que nos pongamos en marcha ahora."
Los dos se movieron rápidamente, pero la suerte no los acompañó. Pronto
se escucharon ladridos de perros. Incluso soltaron a los perros de caza para
perseguirlos.
No tenían más remedio que correr nuevamente. No pasó mucho tiempo
antes de sentir un dolor en su tobillo. Isha se cayó al suelo.
"¿Estás bien?"
La preocupada Princesa se acercó apresuradamente a Isha. Cuando Isha
levantó la cara, ella extendió su mano hacia él.
"¿Quieres agarrar mi mano?"
Isha se sorprendió. Ella estaba dejando a un lado su posición como
Princesa. Le pareció adorable que ella se comportara como una persona
normal. Isha respondió brevemente, ignorando su propio deseo de querer
entrelazar sus dedos.
"Estoy bien."
Isha se levantó tambaleándose. Sus ojos se llenaron de determinación.
"Todavía puedo correr."
Nunca sería una carga. Corrió de nuevo tragándose la sangre que subió en
su interior.
Pronto apareció una bifurcación del camino. Isha agarró la ropa de la
Princesa. Ella se tambaleó por el repentino detenimiento.
"Ve primero. Los atraeré hacia mí."
"¿Qué?"
La Princesa gritó con los ojos agrandados.
"No tienes que hacer eso. He traído soldados conmigo. Si llegamos a…"
"Nos atraparán antes de que podamos encontrarnos con ellos."
"Pero..."
"No te preocupes. Puedo matar algunos perros de caza."
Estaba diciendo la verdad. Aunque seguramente perdería alguna
extremidad. Decidiendo que sería mejor perder un brazo que una pierna
teniendo en cuenta que necesita escapar, Isha añadió con firmeza.
"Ya es suficiente con que me hayas ayudado hasta ahora."
Matrimonio Depredador - Capítulo
312

Capítulo 312. Isha (12)


La Princesa dudó. Pero ella ni siquiera tenía tiempo de pensar
detenidamente. No tuvo más remedio que aceptar la propuesta de Isha como
una obligación. Los dos se miraron como si hubiera un acuerdo tácito.
"......"
Sus miradas estaban fijas. Isha tragó saliva en el intenso silencio. Tenía
unas palabras en la punta de su lengua, pero sabía que no sería apropiado
decirlas.
No tenía sentido preguntarle si podían verse otra vez. Lo único que tenían
en común se desvanecería en cuanto pasara este momento. No sería lógico
que una Princesa de Estia se relacionara con un esclavo de Kurkan.
Pero Isha sentía el deseo de hacerle una promesa. Fue un impulso
extrañamente fuerte. Finalmente habló incapaz de contenerse.
"Princesa. Mi nombre es Isha."
La Princesa repitió su nombre. Fue agradable escuchar su nombre saliendo
de sus labios.
"Espero que lo recuerdes."
Su voz sonó un poco desesperada. Por lo que Isha agregó apresuradamente.
"Te devolveré el favor. Y..."
Isha se detuvo un momento. Habló después de respirar profundamente.
"Tus ojos también son hermosos."
La Princesa se rió levemente. Su risa fue tan agradable como el canto de un
ruiseñor por la mañana. La Princesa lo prometió con los ojos curvados.
"Gracias. Lo recordaré, Isha."
Isha se quedó mirando su espalda. Cuando confirmó que la Princesa se
había marchado, corrió tan rápido como pudo por el otro camino. El sonido
de los perros de caza se estaba acercando.
***
Isha frunció ligeramente el ceño. Su visión se tambaleaba. Estaba un poco
mareado por la hemorragia. El vendaje hecho de tela vieja estaba empapado
de sangre.
Las palabras no bastaban para describir su estado. No podía sentir su brazo
izquierdo, que había sido mordido por un perro de caza.
Pero Isha se sentía más ligero que nunca. Probablemente por la euforia que
llenaba su mente podía ignorar el dolor corporal.
Libertad.
La había anhelado durante tanto tiempo que nunca pensó que la tendría.
Isha sonrió mientras contemplaba el horizonte.
El sol se estaba ocultando. Todo estaba bajo el cielo ardiente escarlata. Si
caminaba hacia adelante iría al desierto, y si caminaba hacia atrás iría a las
profundidades del continente.
Se preguntó a dónde habrían ido los demás Kurkan.
Ellos querían regresar a su tierra natal, pero el desierto seguía siendo una
sociedad para los puristas. Su vida estaría en peligro apenas regresaran a su
tierra natal. La elección de huir a las profundidades del continente parecía la
mejor.
Isha se revolvió el cabello mientras intentaba imaginar cuál elección
tomaron sus amigos. Una ráfaga de viento agitó su ropa. Había llegado el
momento de elegir qué camino seguir.
Sabía cuál era el camino más fácil. Podría tener una vida tranquila en algún
rincón del continente, lejos de los Kurkan puristas.
Pero... no estaría contento.
Isha recordó al chico que murió por él en el desierto. El niño, cuyo nombre
desconocía, había muerto sin siquiera tener la oportunidad de sobrevivir
como esclavo.
Recordó como los Kurkan eran tratados por los traficantes de esclavos,
como simples productos que necesitaban domesticar para vender a un buen
precio.
Pensó en el final de Mel. A pesar de haber sido abandonado por los Kurkan,
Mel siempre estuvo orgulloso de haber nacido Kurkan. Pero eso no le sirvió
de nada.
Isha recordó el cadáver de Mel en el centro educativo. También como los
otros Kurkan se abalanzaron llorando hacia los amaestradores.
Y finalmente, pensó en la Princesa de Estia.
"......"
Una sonrisa apareció en su boca. Pensó que sería difícil tomar una decisión,
pero de repente su mente llegó a una sola conclusión.
Ese sería su camino. Isha finalmente dio el primer paso.
Matrimonio Depredador - Capítulo
313

Capítulo 313. Isha (13)


La operación de rescate fue un éxito. Seguramente por un tiempo no se
verían esclavos Kurkan en Estia.
Leah sonrió sin poder ocultar su alegría. Le gustaría agarrar a alguien para
contarle la hazaña de hoy. Estaba orgullosa de esta operación.
Pero como siempre, ella tenía que conformarse con imaginarlo. No sería
nada favorable que se supiera que la Princesa podía salir del Palacio.
Cerdina quería mantener a Leah bajo su control, así que le impuso
restricciones para evitar cualquier comportamiento imprudente. Si no fuera
por la ayuda del Conde Valtein y de sus damas de compañía, ella estaría
confinada en el Palacio.
Pero hoy no le dio mucha importancia. Su corazón estaba embriagado de
alegría.
Leah entró en el jardín del Palacio con una leve sonrisa. El sol aún no había
salido. El verdoso jardín estaba en silencio. Incluso daba una sensación
sombría.
Ella se acarició los brazos porque hacía un poco de frío. No había indicios
de movimiento. Justo cuando pensaba que había algo extraño, ella se detuvo
abruptamente.
Blain estaba parado en medio del jardín. Ella tenía entendido de que Blain
iría a cazar con el Conde Weddleton durante unos días, por lo que no
esperaba que estuviera en el palacio. Incluso Blain llevaba ropa de caza.
Pero hubo algo más sorprendente que la repentina aparición. Los labios de
Leah temblaron. Al principio pensó que se debía a que estaban las luces
encendidas. Pero se veía igual desde cualquier ángulo. El cabello de Blain
era rubio.
Blain giró su cabeza hacia ella al sentir su mirada. Sus ojos ardían.
"¡Leah!"
Su voz aguda irrumpió en el silencio de la madrugada. Blain levantó la
mano después de acercarse a ella.
"¡......!"
Leah cerró los ojos por reflejo. Afortunadamente, en lugar de golpearla en
la mejilla, Blain la agarró por el cabello. Después de tirar del cabello de
Leah hacia atrás, Blain acercó su rostro al de ella.
"Abre los ojos."
Ella abrió los ojos. Más allá de sus ojos azules que ardían de ira, todavía
podía ver su cabello rubio. No había ningún rastro de su cabello plateado.
"Has estado vagando por la calle hasta ahora."
Leah se dio cuenta de que la mano que agarraba su cabello temblaba
ligeramente. Blain respiró profundamente antes de continuar hablando.
"Pensé que te habías escapado..."
Leah se rió en su interior de sus palabras. Se mordió el labio inferior, luego
tiró del cabello de Blain hacia atrás. Blain se mostró atónito ante la acción
de Leah.
Pero ella no le agarró el cabello para actuar igual que Blain. Sino para
comprobar que fuera el cabello de Blain. Su cabello se sentía real al tacto.
Todo se volvió más sombrío.
"Tú... cabello..."
No pudo hablar bien porque tenía la lengua rígida. Sin embargo, lo que
quería decir se transmitió completamente. Blain sonrió de forma retorcida.
No había miedo en su cara llena de desprecio.
Se sintió mareada. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Será falso el cabello
plateado de Blain? ¿Entonces cómo escondió el verdadero color de su
cabello? Más importante aún… ¿Blain pertenece a la familia real de Estia?
Cuando ambos se miraban fijamente, una voz se escuchó detrás de Blain.
"¡Blain!"
Blain soltó a Leah.
"...Mamá."
La mujer tenía los labios tan rojos como las bayas de espino. Ella lo
reprendió de forma elegante. "Te dije que le prestaras atención a cuándo
debes tomarte la poción. ¿Por qué no escuchas a tu madre?"
Cerdina estaba extremadamente tranquila, a pesar de que el cabello de Blain
se volvió rubio. Sólo Leah estaba confundida.
Ella le entregó a Blain la botella que tenía en la mano. Blain se tragó el
líquido desconocido de la botella. Sólo después de confirmar que no se
había dejado ninguna gota, los ojos de Cerdina se dirigieron hacia Leah.
Pasó sus ojos codiciosos por su cabello plateado. El símbolo de la familia
real de Estia se veía brillante siendo iluminado por la luz de la luna.
Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Cerdina, que se acercó
lentamente a Leah, la abrazó suavemente como si fuera una flor.
"Leah, mi querida hija." Mientras acariciaba el cabello de Leah con la
mano, acercó su boca al oído de ella. Su voz fluyó como un veneno. "Has
visto algo que no deberías haber visto. Olvida el día de hoy."
Cerdina puso sus manos sobre sus hombros mirándola a los ojos.
"¡......!"
Tuvo un fuerte dolor de cabeza. Cerdina sujetó a Leah con firmeza para
evitar que se moviera. Dijo incoherentemente.
"Olvídalo. Olvídalo. Olvídalo."
Matrimonio Depredador - Capítulo
314

Capítulo 314. Isha (14)


Cuanto más se repetían las palabras, más se fragmentaba su mente. Sus ojos
ardían de dolor. Sus recuerdos desaparecían gradualmente.
Sus recuerdos se dispersaron como la niebla. No pudo retenerlos por mucho
que se esforzó. Unos ojos dorados se apoderaron de su mente brevemente.
Me pidió que lo recordara...
Fue una promesa que no podía cumplir. Pronto no quedó nada en su mente.
Después de comprobar sus ojos desenfocados, Cerdina murmuró con
frustración.
"Es extraño. No debería oponer resistencia a estas alturas."
Blain agarró la muñeca de Leah.
"La llevaré al Palacio de la Princesa."
Los ojos de Cerdina se estrecharon. Se quedó mirando fijamente a Blain
durante un momento. Tal vez otras personas habían visto el cabello rubio de
Blain. Lo mejor sería borrar los recuerdos de todos en el Palacio.
Cerdina podía resolverlo aunque fuera complicado. Pero cada vez habían
más problemas que estaban más allá de su control.
Ella no podía creer que la ausencia de Leah lo hubiera afectado tanto. No
sólo olvidó beberse la poción, sino que se comportó de manera indigna.
Blain no podía permitir que sus emociones lo dominaran. No necesitaba
amarla, solo debía tratarla como si ella le perteneciera. Cerdina sonrió
ocultando sus pensamientos.
"Haz lo que quieras. Pero no seas demasiado temperamental. ¿Entendido?"
Cerdina susurró acariciando la mejilla de Blain.
"Es tuya de todos modos."
***
Mucho tiempo después.
La guerra civil en Kurkan había durado desde hacía mucho tiempo. El Rey
tenía una gran fuerza, pero no logró mantener a los Kurkan unidos.
El Rey declaró que sólo aquellos de sangre pura eran Kurkan. No reconocía
a ningún mestizo como miembro de la tribu, puesto que no eran de sangre
pura.
La tribu se dividió en facciones. Estaban aquellos que seguían la voluntad
del Rey, aquellos que desobedecían la voluntad del Rey, y aquellos que se
mantenían neutral.
Morga, el jefe de la tribu de las serpientes, no estaba de acuerdo con las
agresivas acciones del Rey. Observaba como el Rey comenzaba guerras
contra aquellos que no obedecían su voluntad. Se mantuvo al margen
porque no quería participar en ello.
El Rey le pidió repetidamente al destacado hechicero Morga que estuviera a
su lado. Se trataba de una petición, pero en realidad parecía una amenaza.
Incluso la última vez el Rey había venido con un ejército.
"Pero no puedo inventar excusas para siempre..."
Morga suspiró mientras removía el líquido en la olla. No podía soportarlo
más. Había llegado el momento de tomar una decisión, saldría de la
neutralidad.
No quería seguir al Rey. Pero tampoco se le ocurría una forma de
derrotarlo. Si se tratara sólo de sí mismo, haría algo contra el Rey antes de
huir.
Pero como Morga era el jefe de la tribu de las serpientes, el destino de la
tribu dependía de sus acciones. Tenía que actuar con mucho cuidado.
Morga respiró profundamente. Justo cuando miró las hierbas que estaban a
un lado, se puso rígido. Sintió un breve dolor. La sangre se acumuló en su
boca. Sufrió una reacción negativa porque el hechizo para detectar intrusos
fue roto.
Morga agarró su daga tragándose la sangre. Se volteó hacia la puerta.
"¿Quién eres?" La puerta se abrió lentamente. El intruso entró. Los ojos de
Morga se agrandaron de incredulidad. "Eres muy joven."
Un chico que ni siquiera había celebrado una ceremonia de mayoría de edad
había roto su hechizo. Morga lo observó desconcertado.
Sus ojos dorados destacaban incluso en la oscuridad. Sus rasgos perfilados
eran atractivos. Sería un hombre muy guapo después de la ceremonia de
mayoría de edad.
"Ahem."
Morga tosió tardíamente al darse cuenta de que lo estaba observando
demasiado. No podía creer que se hubiera distraído por la belleza del
intruso. Los otros Kurkan se habrían reído de él. El chico le dijo al
avergonzado Morga.
"He escuchado que eres el mejor hechicero de Kurkan."
Estaba en lo cierto. El chico le pidió un favor inclinando la cabeza.
"Por favor, ayúdame con mi ceremonia de mayoría de edad."
Frunció el ceño. Por su apariencia no esperaba que fuera mayor de edad.
Morga había escuchado que en ocasiones mestizos que escapaban de los
traficantes de esclavos regresaban al desierto. La mayoría de ellos fueron
ejecutados por puristas después de que los capturaron.
El Rey amenazó a las tribus para que no aceptaran a los mestizos. Con la
advertencia de que si fueran descubiertos ayudando a un mestizo, serían
castigados por su crimen.
No quería seguir las órdenes de los desagradables puristas. Pero tampoco
había razón para arriesgar su vida ayudando a un mestizo. Morga le
preguntó.
"¿Por qué debería ayudarte?"
El chico respondió tranquilamente.
"Seré el nuevo Rey de Kurkan."
Matrimonio Depredador - Capítulo
315

Capítulo 315. Isha (15)


El rostro de Morga se volvió feroz.
"¡Arrogante!"
Pero el chico no se acobardó lo más mínimo. Sólo dijo con firmeza.
"Por favor, ayúdame."
Sus ojos dorados brillaban extrañamente.
"No perderé ante nadie después de la ceremonia de la mayoría de edad."
"......"
Morga chasqueó los labios. De repente tuvo cierto presentimiento. Aunque
le parecía imposible, agarró al chico por la muñeca.
El chico cooperó sin problemas. Morga cortó suavemente la punta de su
dedo con una daga, luego llevó la mano del chico sobre la olla hirviendo.
Las gotas rojas de sangre que salían de la punta de su dedo cayeron en la
olla. Abundante humo negro comenzó a brotar de la olla.
Morga apartó el humo con la mano para mirar el interior de la olla. Su
rostro palideció al confirmar el patrón que apareció.
"Especie singular..."
Morga miró al chico como si estuviera viendo un espejismo en el desierto.
"Cómo es posible..."
Estaba tan conmocionado que perdió las fuerzas de su cuerpo. Caminó
tambaleándose hasta una silla para sentarse. De repente sintió un fuerte
dolor de cabeza. Se presionó ambas sienes con los dedos.
Realmente existe la especie singular que se considera una leyenda. Lo más
sorprendente es que ha sido heredada por un mestizo…
Si el Rey purista lo supiera, actuaría inmediatamente. El Rey no permitiría
que siguiera con vida un mestizo que fuera una especie singular. Mucho
menos que llegara a la edad adulta.
Por supuesto, aunque el chico fuera una especial singular, Morga no podía
estar seguro que fuera a convertirse en el nuevo Rey.
Morga se barrió la cara con la mano. La palma de su mano quedó húmeda.
No se había dado cuenta de que estaba sudando frío. Habló sin precipitarse.
"Es una apuesta imprudente."
"¿No vale la pena intentarlo?"
El chico no intentó persuadir a Morga. Solo estaba diciendo la verdad.
"Tú sabes mejor que nadie lo que significa una especie singular."
El chico creía que Morga aceptaría. Y no estaba equivocado.
Morga guardaba esperanzas. Esperaba que hubiera un nuevo Rey que no
manchara el desierto con la sangre de su pueblo, y que pudiera unir a los
divididos Kurkan como uno solo. Morga declaró después de un largo
silencio.
"...Te ayudaré."
Pero añadió una advertencia inmediatamente.
"Será doloroso. Más aún porque eres una especie singular."
Normalmente la ceremonia de mayoría de edad en Kurkan se llevaba a cabo
mediante una celebración para festejar el inicio de una nueva etapa para los
jóvenes. Al final se realizaba un ritual que requería de hechicería simple.
Desde entonces, crecerían lentamente durante un año para convertirse en
adultos.
Sin embargo, este chico perdió el tiempo adecuado para celebrar su
ceremonia de mayoría de edad. El crecimiento reprimido durante mucho
tiempo debía impulsarse de inmediato.
Además, como se trataba de una especie singular de gran poder, sufriría una
severa reacción negativa. Más allá de un simple dolor.
"Podrías morir en el peor de los casos. También existe la posibilidad de que
sobrevivas, pero sufras tanto dolor que me supliques que te mate."
Morga se detuvo un momento antes de decir otras advertencias aterradoras.
Luego abrió los labios, pero los volvió a cerrar nuevamente.
El chico no se asustó lo más mínimo. Sólo sonrió débilmente. Dio la
impresión de que estaba acostumbrado a las experiencias dolorosas.
Seguramente había estado sobreviviendo hasta ahora. Debe haber llegado
aquí después de haber estado al borde la muerte varias veces.
Morga tomó la decisión con firmeza. Le hizo un gesto con la mano al chico.
"Limpia tu cuerpo en el oasis. Haré los preparativos mientras."
Después de que el chico se marchara, comenzó los preparativos para el
hechizo. En circunstancias normales bastaba con un simple hechizo, pero el
retraso causó que fuera más complicado. También influía el hecho de que el
chico fuera una especie singular inmune a los hechizos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
316

Capítulo 316. Isha (16)


No sería fácil hacerlo solo, se requerían al menos tres hechiceros. Dibujó un
patrón mágico mientras sudaba. Colocó en los bordes donde las líneas se
unían, velas hechas con sangre endurecida y cera de abejas.
También sacó objetos que no solían utilizarse. Una daga de obsidiana, una
pluma de cuervo que nunca pudo volar, el cuero de un cordero que murió
por no poder succionar la leche de su madre, sangre de cabra hervida bajo la
luz de la luna llena…
Completó el patrón mágico con algunos de esos objetos, otros fueron
agregados al líquido que estaba en la olla. Finalmente se hizo un corte en el
antebrazo con la daga de obsidiana. Después de verter la sangre que goteaba
en una botella de cristal, le añadió un poco del líquido que hervía en la olla.
"Por suerte había algo preparado."
Morga murmuró para sí mismo mientras agitaba la botella de cristal. La
sangre de la botella se volvió negra, luego lentamente volvió a su color rojo
original. Mientras el sangrado del antebrazo de Morga se detenía, él puso
ramas secas de enebro en el brasero que estaba al lado del patrón mágico. El
olor que emanaba el bracero se extendía por el lugar.
Revisó nuevamente la botella de cristal. Después de comprobar el color de
la sangre, la vertió en un recipiente plano. Cuando el chico regresó de
bañarse, le entregó el recipiente.
"Necesito sangre. Todo lo que puedas."
Morga tenía que hacer un truco con sangre por la inmunidad del chico para
los hechizos. Ningún hechicero común se atrevería a hacerlo.
Honestamente, ni siquiera sabrían cómo hacer una ceremonia de mayoría de
edad para una especie singular.
Recordando su propia grandeza, Morga hizo un corte en el antebrazo del
chico.
"Dime si sientes que te vas a desmayar porque tu vista se nubla."
Había que extraer sangre hasta llegar al punto que estuviera al borde de la
muerte. El chico permaneció en silencio mientras su antebrazo sangraba. Su
cara se puso pálida, pero aguantó hasta llenar el recipiente.
Un chico duro...
Morga pensó mientras vendaba al chico. Luego lo colocó en medio del
patrón mágico.
Mojó su dedo en el recipiente con sangre para dibujar una línea roja recta
en la frente del chico, luego la conectó con otra línea hacia la punta de su
nariz. También dibujó largos patrones debajo de sus ojos, en sus mejillas y
en el cuello.
Después comenzando desde el corazón, dibujó cuidadosamente patrones
complejos conectados de los dedos de sus manos hasta los dedos de los
pies.
"¿Cómo te llamas?"
"Isha."
Morga vertió la sangre que quedaba en el recipiente sobre el patrón mágico.
Un humo negro, que se elevó lentamente del patrón mágico, absorbió la
sangre. Morga dijo impulsivamente mirando el brillante patrón mágico.
"...Espero que sobrevivas."
Las comisuras de la boca del chico se curvaron ligeramente. El chico cerró
tranquilamente los ojos en medio del olor a madera y a sangre.
***
Los efectos secundarios del ritual de mayoría de edad fueron demasiado
graves. Se debía a que el crecimiento suprimido durante mucho tiempo se
conseguiría en sólo una semana.
Sus huesos se rompieron para volver a ensamblarse. Su piel se desgarró
repetidamente porque no podía soportar el crecimiento de su esqueleto.
Solo gritaba ante el dolor infernal, no podía retorcerse porque todos sus
músculos estaban destrozados. Al final hubo un punto donde ni siquiera
podía gritar, solo se escuchaba el sonido de su respiración. Isha lo soportó
todo.
Isha tuvo muchas alucinaciones mientras estaba al borde la muerte, desde el
desierto hasta los traficantes de esclavos. Hubo días en los que veía al
muerto Mel, otros en los que parecía que todavía estaba atrapado en el
hoyo.
En escasas ocasiones… tenía alucinaciones con la Princesa de Estia. A Isha
le gustaban mucho estas alucinaciones aunque no sucedía nada grandioso.
En esas alucionaciones Isha estaba atrapado en el hoyo negro. Después de
sufrir en la oscuridad, en algún momento se abría la puerta de madera.
Isha alzaba la cabeza cuando un haz de luz entraba en la oscuridad.
Había una Princesa de cabello plateado brillante. Miraba a Isha con sus
cristalinos ojos púrpura. Le preguntó al adolorido Isha.
—¿Estás bien?
Al hacerlo extendía su mano.
—¿Quieres que te agarre la mano?
En ese momento todo lo que atormentaba a Isha desaparecía. El oscuro
hoyo, las cadenas que restringían su cuerpo, las heridas y los dolores del
crecimiento.
Isha sonría a la Princesa habiendo alcanzado la libertad. Entrelazando los
dedos de sus manos, susurró lo que no pudo decir antes.
—...Sí.
Matrimonio Depredador - Capítulo
317

Capítulo 317. Isha (17)


Comenzó a propagarse un pequeño rumor. Se decía que había aparecido una
especie singular con ojos dorados.
Resultaba difícil de creer que hubiera nacido una especie singular
considerada una leyenda. Mucho menos que fuera un mestizo. Los Kurkan
pensaron que pronto desaparecería este absurdo rumor como cualquier otro.
Pero eso no sucedió. Por el contrario, con el paso de los años el rumor se
fue volviendo más detallado, ardiendo ferozmente como un fuego
extendiéndose por la hierba seca.
En el centro del rumor estaba Morga, el jefe de la tribu de las serpientes.
Se le consideraba el mejor hechicero. Aunque tenía una terrible
personalidad, nadie podía negar su gran habilidad. Incluso el Rey estuvo
tratando de conseguir a Morga.
Durante la larga guerra civil, Morga no se posicionó hacia ninguno de los
dos bandos. Se mantuvo neutral independientemente de lo que estaba
sucediendo.
Pero de pronto declaró que serviría al nuevo Rey. Su Rey era una especie
singular, el protagonista del increíble rumor.
El tenso equilibrio de poder, se rompió rápidamente. En medio del
turbulento caos, la especie singular fue revelando su presencia
gradualmente.
Comenzó desde las afueras, lejos del palacio real. La especie singular fue
engullendo a las tribus una a una con el apoyo de la tribu de las serpientes.
En el transcurso de un año, algunas tribus cayeron, y cinco tribus se
inclinaron a los pies de la especie singular.
Su reputación aumentó una vez llegado a ese punto. Incluso hubo tribus que
se acercaron primero a la especie singular para jurarle lealtad.
El Rey envió tardíamente tropas para intentar reprimir a los rebeldes. Pero
la situación se encontraba fuera de su control. La especie singular no tardó
en conquistar Kurkan. Después de sólo tres años los rebeldes llegaron a la
capital donde residía el Rey.
Entonces llegó el último día.
"¡Asquerosos mestizos!"
El Rey gritó mientras veía llegar al ejército rebelde frente al palacio. El
sonido de un cuerno de batalla se extendió por el lugar.
El Rey libró una última batalla para defenderse con los últimos caballeros
que lo seguían. También luchó personalmente matando a los rebeldes.
Fue una resistencia feroz, pero la victoria estaba inclinada hacia un bando.
El Rey le dijo al invasor sin aceptar su aparente derrota.
"...Especie singular."
El invasor se acercó manchando de sangre el suelo de piedra blanca. El Rey
reflexionó sobre el pasado viéndolo. El niño de ojos dorados que fue
vendido a un traficante de esclavos, regresó a Kurkan como un adulto.
Ahora miraba con menosprecio al Rey. Sus ojos parecían los de un
depredador en la cima de la cadena alimenticia. Ningún Kurkan podría
negar que este hombre fuera una especie singular.
Lamentó no haberlo matado con sus propias manos en el pasado. El Rey
desvió su mirada de la especie singular. Detrás de él estaban los rebeldes
que lo seguían. El Rey sonrió amargamente al encontrar unas caras
conocidas entre ellos.
"Haban, Genin..."
Ellos alguna vez fueron sus escoltas.
"No sabía que habían vuelto para morder a su antiguo dueño."
Ninguno respondió. El Rey dijo de forma irónica abriendo sus brazos.
"¿Han venido a matarme?"
La especie singular caminó lentamente hacia el sonriente Rey.
"Estoy aquí para cumplir mi antigua promesa."
Se podía percibir su naturaleza salvaje en su voz.
"Me dijiste que regresara para quitarte el trono."
La especie singular apuntó al Rey con su espada curva que había quitado
numerosas vidas.
"Te reto a un duelo. Por el trono."
La ira del Rey estalló.
"¡Eres un joven idiota!"
Sus espadas chocaron. El Rey apretó los dientes con fuerza mientras
empuñaba su espada curva. Estaba ardiendo de rabia por la proposición del
combate individual en este punto.
La especie singular podría aplastarlo con sus soldados si siquiera. Pero al
igual que la antigua tradición de Kurkan, quería un orden jerárquico
determinado por el poder.
Por una simple razón. Cuando fuera derrotado, se tendría que aceptar el
hecho de que un Kurkan mestizo fue superior al Rey de sangre pura.
El Rey se esforzó para no tener un final vergonzoso. Pero entre más ataques
intercambiaban, más se podía notar la brecha entre ambos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
318

Capítulo 318. Isha (18)


El Rey no tardó en darse cuenta de que la especie singular pudo haberlo
matado desde el principio. Solo estaba jugando con él, para que sintiera la
diferencia de poder entre ambos.
Los ojos del Rey se inyectaron de sangre en el momento en que se dio
cuenta de la verdad. Pero no pudo hacer nada más que soltar un gemido de
dolor. Cuando bajó la mirada, una espada curva estaba clavada en su
estómago. Miró nuevamente a la especie singular.
Ese fue su final. Ni siquiera tuvo la oportunidad de decir sus últimas
palabras. Cuando la espada curva fue retirada, el cuerpo del Rey se fue
inclinando lentamente hacia adelante hasta que finalmente se desplomó. La
sangre de su cuerpo se extendió por el suelo. La especie singular había
obtenido la victoria.
"......"
Isha exhaló suavemente mientras enfundaba su espada. Recogió la corona
que había caído al suelo con su mano ensangrentada. Se dio la vuelta luego
de colocarla sobre su cabeza.
Los Kurkan se postraron en el suelo para presentar sus respetos. Todos
pronunciaron al mismo tiempo. "¡Oh, Rey de Kurkan!"
Un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo. Su boca se torció en una sonrisa
ante una felicidad incontrolable. Ya no tendría el mismo nombre.
Ahora sería Ishakan.
***
El nuevo Rey de Kurkan se hizo ampliamente conocido en el continente.
Después de tomar el trono matando al Rey anterior, hizo que las tribus
divididas se unieran como una sola. La larga guerra civil finalmente llegó a
su fin.
Cuando el reino se estabilizó hasta cierto punto, Ishakan consideró que
había llegado el momento de devolver el antiguo favor a la Princesa de
Estia, Leah De Estia.
Tenía que devolverle el favor que le salvó la vida. También se preguntaba
cómo había crecido la Princesa. No podía imaginarse a la Princesa como
adulta.
De todos modos, probablemente sería más pequeña que un Kurkan aunque
hubiera crecido mucho. Seguramente Ishakan podría llevarla en los brazos.
Se preguntó cómo ella reaccionaría cuando viera al niño que ella había
rescatado como adulto. Probablemente estaría conmocionada. Ishakan
sonrió.
Su apariencia había cambiado bastante, pero sus inusuales ojos dorados
seguían siendo los mismos. Seguramente ella recordaría el pasado cuando
mirara sus ojos dorados.
En el momento en que estaba considerando cuándo visitar a la Princesa, una
noticia inesperada llegó a Kurkan.
"La Princesa se casará con Byun Gyeongbaek."
Ishakan preguntó sin pensarlo.
"¿Con ese tipo que parece un sapo?"
Las palabras de Ishakan hicieron reír a los demás Kurkan. Pero Ishakan
estaba serio. Frunció el ceño inconscientemente ante el disgusto que se
apoderaba de su corazón.
Parecía que la familia real de Estia había perdido la cabeza. Byun
Gyeongbaek tenía veinticinco años más que la Princesa. Ishakan no podía
entender cómo podían entregarle a la Princesa de esta manera, por más
miedo que ellos le tuvieran a los Kurkan.
Ahora que lo pensaba, parecía que ella no era tratada apropiadamente como
una Princesa. Recordó las palabras que le había dicho.
—Yo no soy tan importante.
Ishakan comprendió lo que tenía que hacer por la Princesa. Tenía que
ayudarla a escapar de Estia. Seguramente ella estaría feliz de que le
devolviera el favor de esta manera.
Si no sabría hacia donde escapar, él podía traerla al desierto. Quizás estaría
mejor allí que en cualquier otro lugar. Los Kurkan que le debían su vida a la
Princesa, la habrían tratado con gran hospitalidad. Por supuesto, Ishakan era
uno de ellos.
"¿Qué vas a hacer?" Haban preguntó. Los jefes miraron a Ishakan. Ellos
sabían que Ishakan había sido salvado por la Princesa de Estia.
Los ojos de Ishakan se entrecerraron. Habló luego de reflexionar durante un
momento.
"Tenemos que actuar." Estia estaba llena de traficantes de esclavos debido
al anterior Rey. Tenían que rescatar a los Kurkan esclavos. "¿No
deberíamos aprovechar para arruinar la boda de Byun Gyeongbaek?"
A ninguno de los presentes les agradaba Byun Gyeongbaek. Todos
albergaban en sus corazones el deseo de desmembrar vivo a Byun
Gyeongbaek.
Los ojos de los Kurkan brillaron de expectación. Ishakan sonrió.
"Vamos a Estia."
Matrimonio Depredador - Capítulo
319

Capítulo 319. Isha (19)


A pesar de que las tribus divididas se unieron bajo el gobierno del nuevo
Rey después de que terminara la larga guerra civil, no había una paz
perfecta.
Ishakan decidió que se necesitaba un enemigo externo para lograr una
sólida unidad, así que eligió a Estia como objetivo. Para los belicosos
Kurkan no había tema más interesante que la guerra. Los Kurkan
rápidamente se centraron en la conquista de Estia.
La primera orden de Ishakan fue recoger información de Estia. No había
razón para un derramamiento de sangre innecesario. Para proteger al pueblo
Estia debía destruirse desde los cimientos. Planeaba aliarse con algunos
nobles de Estia, para alterar el sistema de gobierno de la familia real.
Después de enviar un escuadrón primero, Ishakan también se dirigió a Estia
personalmente. Como esperaban, la familia real de Estia no se dio cuenta de
que los Kurkan se habían infiltrado en todas partes.
Estia era un barco que se estaba hundiendo. Incluso si los Kurkan no hacían
nada, probablemente la familia real colapsaría sola. Quería sacar a la
Princesa de allí.
Cuando comenzó a escabullirse en el palacio real para comenzar a la
Princesa, llegó a la conclusión de que la Princesa había cambiado mucho.
¿Ella siempre había sido tan apagada?
Recordaba a la Princesa como alguien más expresiva. Sus ojos purpuras
estaban llenos de fuego, mostrando sin restricciones sus deseos.
Pero ahora no. Sus ojos habían perdido su brillo. Su voz estaba desprovista
de vivacidad. Siempre estaba inexpresiva, cuando sonreía lo hacía
levemente.
La Princesa había sido destruida en pocos años. A Ishakan le disgustaba
cómo se había desvanecido su antiguo esplendor.
Un día Haban le dijo vacilante a Ishakan.
"La princesa está buscando un gigoló..."
Ishakan no podía creer lo que escuchó. Preguntó con ferocidad.
"¿Gigoló?"
"Sí... creo que quiere tener s3xo..."
El disgusto se apoderó de Ishakan. Como sintió que estaba perdiendo su
racionalidad, se llevó el tabaco a la boca. Apenas pudo refrescar su cabeza
fumando.
No debería importarle si la Princesa quería tener s3xo con un gigoló. No
entendía porque estaba siendo tan infantil. Ishakan habló después de soltar
una bocanada de humo.
"Haban."
"¡Sí!"
"¿No debería darle lo mejor a quien me salvó la vida?"
"Correcto..."
"Entonces debería asegurarme que tenga un gigolo que pueda provocarle un
gran éxtasis."
"...¿Eh?"
Haban miró atónito al sonriente Ishakan. Planeaba reunirse de nuevo con
ella como Rey de Kurkan, bajo el pretexto de una negociación de paz con
Estia, pero todo marchaba en contra del plan original. Ishakan decidió
apresurar su encuentro con la Princesa.
Pronto llegó el día en que la Princesa salió para encontrarse con el gigoló.
Ishakan echó al gigoló que ella había comprado para ocupar su lugar. El
lugar acordado sería una posada destartalada, secretamente conocida por la
actividad de la prostitución.
La posada estaba ruidosa debido a las personas borrachas hablando.
Algunos incluso estaban tan borrachos que estaban cantando.
Ishakan caminó hasta sentarse en la mesa acordada. Estaba en una esquina
donde había una completa oscuridad porque ni siquiera la luz de las
lámparas de aceite llegaba.
La ansiedad que había estado atormentando su mente aumentó rápidamente.
Finalmente sacó un tabaco para calmarse.
No debería fumar si estaba intentando mantener oculta su identidad. Si
hubiera un traficante de esclavos cerca, podría complicarse la situación al
detectar el aroma único de su tabaco.
Para Ishakan sacó un fósforo para encenderlo. No podía calmar su mente.
No había sentido está tensión ni siquiera el día que mató al anterior Rey.
Comenzó a fumar. A medida que el aroma penetraba su cuerpo, se fue
calmando gradualmente. Pensó en la Princesa.
Se preguntó si ella estaba acostumbrada a contratar gigolos para tener s3xo.
En el pasado la Princesa tenía una actitud recatada. Resultaba difícil creer
que la Princesa hubiera cambiado tanto como para contratar gigolos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
320

Capítulo 320. Isha (20)


Se imaginó teniendo s3xo con ella. Sería adorable mirar su cara blanca
enrojecida. Sería agradable tener su virilidad entre sus labios pequeños.
Seguramente sería difícil para ella debido al tamaño de los Kurkan…
"......"
Ishakan se lamió los labios con nerviosismo. No sabía por qué estaba
teniendo estos inútiles pensamientos. Pero no podía detenerlos.
Cuando se imaginó a la Princesa gimiendo mientras tenía s3xo otro hombre,
retorciéndose de placer, sollozando contra su pecho, le hizo sentirse aún
peor.
Quería golpear hasta la muerte a los hombres que hubieran tenido s3xo con
la Princesa. Aunque sabía que estaba siendo un poco infantil, su rabia no se
enfrió.
Para intentar despejar su mente, fumó tranquilo su tabaco. Haban apareció
de repente entre las sombras, cuando su tabaco se estaba acabando.
"Ha llegado."
Ishakan asintió levemente deshaciéndose del tabaco. Miró hacia la puerta
cerrada. Pronto pudo escuchar unos pasos a pesar del ruido en la posada.
Era ella.
Una pequeña mujer cubierta con una larga túnica con capucha empujó la
puerta de madera. La vieja bisagra chirrió. En el momento que la Princesa
entró en la ruidosa posada, el lugar se quedó en silencio.
Ella atrajo la atención de todos los presentes. Por mucho que intentara
ocultar su verdadera apariencia, no podía ocultar la atmósfera que la
rodeaba.
Pero la mayoría de las personas perdió rápidamente el interés porque no
podían mirar su rostro. Haban se encargaría de los hombres que la miraban
lascivamente.
Los ojos de la Princesa, que habían estado observando el entorno, se
posaron en Ishakan. Comenzó a caminar lentamente hacia él.
Ishakan miraba fijamente a la Princesa. Sintió el impulso de tomarla de
inmediato, pero esperó pacientemente que se acercará a él. Finalmente la
Princesa se sentó frente a Ishakan. Ella preguntó con voz relajada.
"¿Serás mi compañía hoy?"
Su voz no era demasiado diferente de la que recordaba. Por alguna razón
Ishakan sintió su boca entumecida. Respondió lentamente.
"...Supongo que sí."
Su delgado cuerpo se puso rígido. Sorprendida por su profunda voz.
Ishakan siguió a la Princesa al piso de arriba. La Princesa que sólo había
observado de lejos, estaba ahora al alcance de su mano. Se le hizo agua la
boca viendo su figura.
Se humedeció los labios. Pensamientos sin sentido surgieron brevemente en
su mente antes de desaparecer. Sigue siendo pequeña aunque es más alta.
Puedo sostenerla entre mis brazos sin ningún problema.
Ishakan se contuvo para no abrazar a la Princesa por detrás. Cuando
llegaron a la habitación que había sido reservada de antemano, Ishakan
cerró la puerta como si estuviera capturando a su presa tras una larga
persecución.
La Princesa se estremeció al escuchar el sonido de la puerta al cerrarse. Ella
se dio la vuelta luego de respirar profundamente.
"¡......!"
Los labios de la Princesa se separaron ligeramente. Estando frente a frente,
ella estaba sorprendida por la diferencia de tamaño. Ishakan se quitó su
túnica. La Princesa preguntó con incredulidad al mirar su rostro
descubierto.
"...¿Kurkan?"
Ishakan se alegró que lo llamara de esa manera. Dijo con una sonrisa.
"Hace mucho tiempo que nadie me llama Kurkan. Suelen decirnos
bárbaros."
Entonces se acercó para que ella pudiera ver mejor sus ojos dorados. La
Princesa se echó hacia atrás hasta que su espalda tocó la pared. El hombre
se acercó lentamente. Cuando le quitó la capucha a Leah, sus ojos
finalmente se encontraron.
Ishakan había estado esperando este momento durante mucho tiempo.
Espero que la Princesa lo recordara al mirar sus ojos dorados, esperaba que
lo llamara por su nombre.
Pero la Princesa no mostró el más mínimo indicio de recordarlo. Ishakan
torció los labios. Un intenso dolor atravesó su corazón al darse cuenta de lo
que había sucedido.
La Princesa ni siquiera se acordaba de sí misma.
Matrimonio Depredador - Capítulo
321

Capítulo 321. Isha (21)


El recuerdo de aquel día en que pudo escapar de los traficantes de esclavos
era preciado para Ishakan. Lo atesoró en un rincón de su mente como si
fuera la joya más preciada.
Por eso pensaba que también sería un recuerdo importante para la Princesa.
En ese entonces ellos compartieron emociones que no podían explicarse
con palabras.
Pero todo fue una ilusión. Los recuerdos de ese día sólo fueron preciados
para Ishakan. Darse cuenta de ello fue amargo.
Probablemente ni siquiera fue un suceso importante.
La Princesa había salvado a numerosos esclavos. Era normal que no
recordara a Ishakan. Pero su corazón no podía aceptarlo aunque su cabeza
lo entendía perfectamente. Esperaba que ella lo recordara de una manera
especial.
Una extraña sensación de decepción lo invadió. Durante un momento
innumerables pensamientos pasaron por su mente. Afortunadamente no
reveló nada en su exterior.
Observó con detenimiento a la Princesa calmando su mente. A pesar de que
anteriormente se había escabullido en el palacio real de Estia para observar
a la Princesa, siempre lo hizo desde la distancia. No la había visto tan cerca
desde su encuentro en el pasado.
La blanca Princesa seguía siendo hermosa. Cuando comenzó a reflexionar
sobre su primer encuentro, las emociones que reprimió salieron con
facilidad. Una sonrisa apareció de repente en su rostro por sus emociones
desbordadas.
El plan original consistía en llevarla a un lugar tranquilo para hablar.
Después de que conversaran sobre el pasado, le daría la oportunidad de
volar libremente fuera de Estia.
Pero en este punto todo se había torcido. Después de todo, lo que la
Princesa quería era un hombre para tener s3xo. No estaría mal devolverle el
favor con su cuerpo.
Una vez tomada la decisión, no había razón para seguir dudando.
"No puedo creer que una dama de tu posición visite el barrio rojo. Parece
que los nobles que te rodean no tienen suficiente hombría."
Los ojos de la Princesa temblaron al escuchar sus palabras.
"No entiendo el propósito pero parece que me hubieras estado vigilando…
además no creo que seas el prostituto contratado."
"¿Propósito? ¿Qué importancia tiene? Solo buscabas pl@cer mientras te
asegurabas de que tu identidad se mantuviera oculta. Yo puedo hacerlo en
su lugar."
Ishakan eligió deliberadamente palabras vulgares al hablar, poniendo sus
manos sobre sus encogidos hombros. La Princesa se mostró reacia, pero al
final no se resistió.
Sin embargo, pronto frunció el ceño. Fue debido al cuerpo de la Princesa,
que estaba escondido bajo la larga túnica.
La Princesa estaba como una rama. Ella siempre había sido delgada, pero le
pareció que había perdido más peso del que recordaba.
Estaba claro que la familia real de Estia no trataba bien a la Princesa.
Supuso que la Princesa se escapaba del palacio por los malos tratos que
recibía. Tal vez la Princesa quería tanto sentirse amada, que contrataba
prostitutos para obtener cariño.
Entonces haló a la Princesa hacia él. Detalló sus ojos púrpuras. Su pupila
estaba ligeramente dilatada.
Estaba convencido de que quería hacerla sentir bien. Esta vez deseaba
grabar profundamente en su mente unos recuerdos que ella nunca olvidaría.
La besó en lugar de hablarle para que lo recordara. Sus labios eran suaves.
El calor de la situación aumentó. El beso se volvió más intenso antes de que
se diera cuenta.
"¡Hmm...!"
Frotó su lengua, lamió sus dientes. La agarró por reflejo cuando ella intentó
apartarse. Sostuvo firmemente la parte trasera de su cuello con la mano.
La cara de la Princesa se puso roja debido al sonido húmedo que resonaba
en la silenciosa habitación. Le parecía adorable como ella intentaba reprimir
sus emociones. Quiso ponerla boca abajo para penetrarla de inmediato.
Tenía mucha curiosidad por saber qué tipo de expresión ella pondría en ese
momento. Tal vez estallaría en lágrimas, se estremecería de pl@cer, o
ambas cosas.
Reprimiendo su deseo, tocó su cuerpo por todas partes. En algunas zonas le
dejaba marcas rojas por la fuerza aplicada.
"Hmmm..."
Ishakan d3snudó completamente a la avergonzada Princesa.
Matrimonio Depredador - Capítulo
322

Capítulo 322. Isha (22)


La Princesa no sabía cómo reaccionar a cada toque de Ishakan. Se
sobresaltaba por la mínima sensación pl@centera, actuaba como si no
estuviera acostumbrada a ello.
Sus inocentes reacciones le daban curiosidad pero también satisfacción.
Una risa se escapó de sus labios. Fue porque se preguntó qué tan malos
fueron los hombres con quienes había tenido s3xo la Princesa. Estaba claro
que ellos no la habían satisfecho adecuadamente.
No lo entendía. Como esos hombres pudieron desperdiciar una noche con la
Princesa. Incluso con sólo mirar cómo sus pálidas mejillas se sonrojaban,
bastaba para querer hacer que ella gimiera de pl@cer.
Después de acariciar su ropa interior, metió la mano adentro. Introdujo su
dedo medio en su húmeda cavidad. Ella se estremeció con el movimiento de
su dedo.
Pronto Ishakan introdujo dos dedos más en su cavidad mientras los movía
rápidamente. Sus paredes v@g!nales estaban apretadas, como si fueran a
morder su dedo. Las venas del dorso de su mano sobresalían.
"¡Hmm, esto es extraño...!"
La Princesa estaba siendo llevada al cl!m@x poco a poco. Miró su rostro
detalladamente con sus ojos dorados. Su ojos estaban embriagados de
pl@cer, su lengua estaba al descubierto porque tenía los labios abiertos, su
aliento estaba caliente…
Pero la Princesa no se dio cuenta de su observación descarada. Si ella lo
hubiera sabido se hubiera tapado el rostro con las manos. Pero estaba
demasiado ocupada intentando controlar el pl@cer abrumador. No estaba
para preocuparse por eso.
"Por favor... despacio... hmmm..."
Ella abrazó a Ishakan con su pequeño cuerpo. Los temblorosos dedos de su
mano le arañaron la espalda. La Princesa alcanzó el clímax revelando
abiertamente el pl@cer que estaba sintiendo.
"Ahhh..."
La Princesa gimió olvidando contenerse. En sus ojos llorosos había una
mezcla de placer y miedo, porque nunca había experimentado estas
emociones.
Ishakan terminó de desnudar completamente a la avergonzada Princesa. Su
zona ínt!ma no tenía vello, así que incluso podía observar claramente su
cl!t0ris. Su impaciencia aumentó mirando su húmeda piel rosada. Más aún
porque ya la había probado con sus dedos.
Después de quitarse el pantalón, frotó su virilidad entre sus muslos. La
Princesa abrió los labios sorprendida. Sus ojos se quedaron fijos en su
virilidad. La Princesa dijo con miedo.
"No va a entrar... eso, eso no es posible..."
"Hay que probarlo."
La virilidad de Ishakan se podía considerar especialmente grande incluso
entre los Kurkan. Por supuesto, sería difícil para la Princesa soportarlo con
su pequeño cuerpo.
Ishakan acarició a la Princesa hasta que se calmó. Entonces introdujo su
gl@nde en su cavidad. Tan pronto como eso sucedió, ella soltó
involuntariamente un gemido.
Su húmedo interior estaba muy estrecho. Sólo había introducido su gl@nde,
pero las paredes v@g!nales apretaban tanto que parecía que le cortarían su
virilidad.
"Aprieta... demasiado..."
Introdujo lentamente su virilidad aferrándose a la razón para no
descontrolarse. Apenas lo introdujo completamente, observó a la Princesa.
Ella parecía un poco fuera de sí.
Entonces bajó su mirada hacia la zona ínt!ma. Sangre había salido de su
v@g!na. Recobró los sentidos como si su cuerpo hubiera sido rociado con
agua fría.
"......"
Una pregunta le vino a la mente en el momento en que vio la sangre.
¿Por qué?
Había asumido que no se trataba de su primera vez. Creía que ella había
vivido de forma promiscua por contratar un g!g0ló. Pensó que había tenido
s3xo sin amor durante innumerables noches. Pero podría haberse
equivocado.
El sentimiento de culpa por haber sido brusco en la primera experiencia de
la Princesa se apoderó de la mente. Pero fue seguido inmediatamente por
una vaga satisfacción.
Nunca imaginó que esto lo complacería. Eran deseos que solían albergar los
jóvenes. Ishakan tenía que admitirlo. Se volvió débil ante la Princesa.
El deleite le hizo perder la razón.
Matrimonio Depredador - Capítulo
323

Capítulo 323. Isha (23)


Ishakan no permitía que sus instintos dominaran sobre su razón. Por lo que
intentó mantener su mente lúcida.
Sin embargo, poco a poco su razón pasó a segundo plano. No esperaba
perder el control por el pl@cer del cuerpo, sino por el pl@cer del asesinato.
Ishakan se calentaba cuanto más se mezclaban sus cuerpos, casi como si
estuviera prendido en fuego. No sabía cómo extinguirlo. Trató de no actuar
con demasiada brusquedad, pero no fue fácil.
Honestamente la Princesa tenía un poco de culpa. Sus g3midos fueron los
culpables de que terminara de desaparecer su racionalidad.
También el cuerpo de la Princesa le provocaba intensos deseos. No pudo
soportar escuchar sus gemidos mientras la p3netraba. Al final ey@culó
prematuramente.
Ella se apartó con sus extremidades debilitadas.
Sus rígidos p3z0nes llamaron su atención. Estaban rojos porque lo había
estado estimulando. Podría eyacular durante todo el día sólo mirando sus
sen0s.
"Hmm..."
La Princesa que respiraba con dificultad, miraba a Ishakan con los ojos
llorosos. Su mirada solo hizo que la situación empeorara.
Su virilidad medio despierta se levantó de repente. La Princesa quiso huir
despavorida al mirar su virilidad endurecida. Pero sus movimientos fueron
más insignificantes que los de una tortuga. Ishakan sonrió sujetándola de la
cintura.
"¿Quieres hacerlo de espalda?"
Aunque no había luna llena, parecía que estaba en celo. Le gustaría tener al
menos una semana con la Princesa para calmar su l!bido.
El s3xo no terminaría en este punto. El pl@cer que estaban experimentando
incluso provocaba que la Princesa g!miera como una bestia. La inocente
Princesa comenzó a mover la cintura embriaga por el placer.
Exhalaban calientes respiraciones mientras su virilidad la penetraba
profundamente. Ishakan quería llegar más profundo, aunque sabía que no
era posible. Tener s3xo con la Princesa hasta que su vientre plano estuviera
abultado s3men.
Observó su cuello con la conciencia borrosa. Ishakan lo mordió
instintivamente, sólo se retiró antes de que brotara sangre. Entonces besó su
cuello varias veces.
Ishakan la p3netró frenéticamente apretando los dientes con tanta fuerza
que los músculos de su mandíbula se tensaron.
"Ahhhh..."
La Princesa alcanzó el cl!m@x sacudiendo sus extremidades. Sus paredes
v@g!nales apretaron con fuerza. La abrazó mientras ella gemía fuertemente
por la abrumadora sensación de pl@cer. Los músculos de sus muslos se
contrajeron.
"Ahh, ahhh..."
Fue un cl!m@x bastante largo. Ishakan ey@culó dentro de ella. Con unos
leves movimientos de cintura, vertió hasta la última gota de s3m3n.
El fuego que estaba calentando su cuerpo disminuyó un poco. Respiró
profundamente mirando a la Princesa. Se había desmayado.
"Haa."
Ishakan suspiró. Se lamió los labios con la lengua porque tenía una sed
insaciable. Pensó mientras barría con su mano su cabello sudado.
No quería ser demasiado brusco… sobre todo porque fue su primera vez.
Fue un milagro que el s3xo hubiera terminado en este punto. Cuando
Ishakan vio a la Princesa con marcas por todo el cuerpo, su virilidad se
levantó de nuevo. Intentó todo para enfriarlo, pero nada surtió efecto. No
tuvo más remedio que aliviarse m@sturb@ndose.
Su virilidad mojada por múltiples fluidos, estaba resbaladiza. Dejó escapar
un gemido reprimido mientras frotaba con su mano su virilidad. Solo
después de expulsar su s3m3n nuevamente se sintió al menos un poco
satisfecho.
Pero al observar a la Princesa nuevamente el calor de su cuerpo aumentó.
En ese momento alguien llamó a la puerta con cautela.
"Ishakan."
Preguntó Haban con voz inquieta desde afuera.
"¿La Princesa... está viva?"
Ishakan barrió su cara con la mano. No resultaba extraño que Haban
estuviera estupefacto, puesto que Ishakan no había mostrado gran interés en
este tipo de cosas hasta ahora.
De hecho, Ishakan no podía creer lo que había sucedido. Recogió la manta
que estaba en el suelo para cubrir cuidadosamente el cuerpo de la Princesa
para que Haban no lo viera.
"Trae agua y toallas. Puros también."
"Está bien..."
Haban regresó pronto con varias cosas. Cuando entró en la habitación se
sobresaltó al mirar a Ishakan. Fue porque sus ojos dorados brillaban
intensamente. Haban quería comprobar si la princesa estaba muerta, pero
Ishakan lo echó de inmediato.
Matrimonio Depredador - Capítulo
324

Capítulo 324. Isha (24)


Primero puso un tabaco en su boca. Un calor residual seguía ardiendo en su
interior. Estaba tan excitado que tenía que luchar contra el impulso de hacer
algo.
Fumó rápidamente para calmar su naturaleza ferviente. Después de
tranquilizarse un poco agarró una toalla. Primero la mojó con agua antes de
limpiar el cuerpo de la Princesa que estaba lleno de fluidos.
Fumar tabacos mientras cuidaba a la Princesa fue una excelente elección.
Porque cuando veía su cuerpo desnudo, su virilidad se volvía a endurecer.
Si no controlaba sus instintos en este momento se podría considerar una
verdadera bestia. Ishakan se contuvo recuperando un poco de la paciencia
que había perdido.
Cubrió a la Princesa limpia con una manta. Entonces miró a la Princesa
colocándose otro tabaco en la boca. La Princesa estaba durmiendo
plácidamente. Ishakan sonrió.
Impulsivamente besó su frente. Luego su nariz y sus mejillas.
Su esencia seguía siendo la de una bestia aunque tenía una apariencia
humana. Después de marcar su territorio fiel a sus instintos, Ishakan mostró
una expresión de satisfacción.
Ishakan acercó su cara a su cuello para olerlo. Su piel sudorosa emanaba un
leve aroma a flores. Probablemente se trataba del perfume que se utilizaba
en el palacio real.
Recordó que aunque usaran el mismo perfume en cada persona olería
diferente debido a su olor corporal. Ishakan tenía un sentido del olfato
sensible como todos los Kurkan, por lo que podía distinguir el aroma único
de la Princesa. Le encantaba su aroma.
Frotó suavemente su clavícula con la nariz antes de retirar la cara.
Afortunadamente se dio cuenta de que se estaba comportando como un
pervertido. Había llegado el momento de actuar como una persona normal.
Sin embargo, aunque intentaba levantar la cabeza, su mirada se movía hacia
la Princesa como si estuviera poseído. Mirando sus pequeños labios, de
repente se dio cuenta que le gustaría que lo llamara por su nombre. No se
habían llamado por sus nombres ni una sola vez desde que se reencontraron.
Entonces la llamó por su nombre.
"Leah."
Se sintió agradable pronunciar su nombre. Quería que ella también
pronunciara su nombre, pero aún no era el momento adecuado. De todos
modos solo necesitaba tener paciencia. Pronto le revelaría con orgullo su
nombre.
Ishakan la llamó por su nombre varias veces como si estuviera tarareando,
pasando su mano por su cabello plateado.
"Leah, Leah..."
Esperaba llevar a Leah al desierto. Ella sería mucho más feliz de lo que ha
sido en Estia. Ishakan ahora podía darle todo lo que ella quisiera. Riqueza,
poder y libertad.
Consideró que todo estaba progresando bien. Pero las expectativas de
Ishakan estaban completamente equivocadas. Porque no era la libertad lo
que la Princesa de Estia quería.
***
Una vez que Leah regresó al palacio, Ishakan se sentó junto a la ventana.
Observó el cielo que se iluminaba poco a poco mientras jugueteaba con las
monedas de oro que ella le había dejado. Finalmente el sol salió por
completo.
Las colillas de los tabacos estaban amontonadas en el cenicero. Pero sus
emociones no desaparecieron aunque se había fumado todos los tabacos que
tenía.
"......"
Ishakan suspiró. Sabía que esas emociones no se solucionarían de ese
modo.
***
Caminando por las calles nocturnas de Estia, se dirigió al palacio real de
Estia. Pensó en la Princesa sentando en una rama alta con vista hacia el
palacio real. Cuando le había preguntado si quería huir, ella le respondió
con los ojos oscurecidos.
—Quiero... morir.
Su ira aumentaba cuanto más recordaba sus apagados ojos púrpuras. De
repente quiso verla. Una amarga sonrisa apareció en sus labios. Ishakan
suspiró con la espalda apoyada en el tronco del árbol.
Le estaba dando mucha importancia. Ciertamente no se sentía así antes de
que viniera a Estia. Las emociones que no podía reconocer seguían
creciendo.
Pero no le molestaba. Más bien le gustaba. Sintió un cosquilleo en el
corazón, como si hubiera sido rozado suavemente por una pluma.
Ishakan llegó a una conclusión. Él le devolvería su brillo a Leah.
Contemplando el tenue palacio real iluminado por la luz de la luna, Ishakan
murmuró la etiqueta que había aprendido hace tiempo.
"Que la luz brille sobre Estia."
Esto apenas estaba comenzando.
Matrimonio Depredador - Capítulo
325

Capítulo 325. Lesha (1)


Un chico de piel morena clara caminaba con sus pequeños pies. Su cabello
rizado plateado brillaba bajo el sol. De repente se distrajo con el revoloteo
de una mariposa.
Unas sirvientas que estaban en los alrededores se echaron a reír cuando lo
vieron siguiendo una mariposa. Les pareció tan adorable que no pudieron
evitarlo.
El chico saludó a las sirvientas con una sonrisa al escuchar sus risas.
Entonces nuevamente persiguió a la presa.
La mariposa se posó en una flor que estaba a diez pasos de distancia. El
chico se mordió su labio inferior. Sus ojos dorados brillaban mientras
miraba la ubicación de la presa..
Ralentizó su respiración. Sus lentos pasos no hicieron ningún sonido. Pero
en el momento en que un destello apareció en sus ojos, alguien lo llamó.
"¡Lesha!"
El niño se dio la vuelta. El hombre delgado con el cabello largo atado en
cola de cabello, sostuvo al niño en sus brazos.
"No debes andar por ahí solo."
El niño señaló refunfuñando a la presa que estaba siguiendo.
"¡Momo! ¡Mariposa, mariposa!"
Morga se mordió los labios al escuchar ese apodo. Fue para contener su
risa. Como digno jefe de la tribu de las serpientes, pero no podía reírse aquí.
Morga reprochó a Lesha con una mirada severa.
"No hay que matar innecesariamente. Porque cuanta más sangre machen tus
manos, más fácil será que te consuman los instintos de la bestia. Sólo hazlo
cuando sea necesario."
"Hmm..."
"¿Lo entendiste, Príncipe?"
"Sí, Momo."
Lesha asintió con su pequeña cabeza. Morga lo miró satisfecho.
Los jóvenes Kurkan no sabían cómo reprimir su naturaleza. Su
comportamiento solía demostrar que nacieron con un linaje diferente a la de
los humanos.
Si estuvieran en el desierto no sería un problema. Pero como estaban en el
palacio real de Estia, el Príncipe necesitaba una educación estricta para que
supiera relacionarse de forma adecuada con los humanos. Por esa razón
Ishakan le pidió a Morga que lo educara.
Mura también supervisaba a Lesha ocasionalmente. Como dama de
compañía de Leah, no podía dedicarle tanto tiempo como Morga.
Cada vez que ella se enteraba que Morga pasaba tiempo a solas con Lesha,
Mura daba un pisotón de la envidia que sentía.
—No puedo renunciar a Leah, ni tampoco a Lesha...
Pero si tenía que elegir, Mura prefería a Leah. Hacía mucha comida Kurkan
que le gustaba a Leah, ayudaba a Leah a vestirse para que se viera hermosa,
y en cualquier situación complicada, se convertía en su escolta personal.
Cuando Mura vio a Leah herida sintió que tenía una misión. Leah se
convirtió en la segunda persona más importante de su vida después de su
pareja. Incluso más importante que Ishakan.
Por eso Morga tenía mucho tiempo a solas con el Príncipe. Entre todos los
Kurkan, era el que tenía la relación más cercana con el Príncipe. Él estaba
muy orgulloso de este hecho.
"Príncipe."
A pesar de que Morga lo educaba estrictamente, sus acciones hacían que no
perdiera el afecto de Lesha. Usando un pequeño hechizo hizo surgir humo
negro que se convirtió en mariposas. Lesha sonrió.
"¡Momo! ¡Mariposas! ¡Momo lo hiciste!"
Lesha exclamó agarrando a Morga por el cuello.
"¡Amo a Momo!"
Morga se cubrió la boca con el dorso de la mano. Sus hombros temblaban.
Intentó contenerse, pero esta vez fue imposible. Al final abrazó a Lesha con
una sonrisa.
"Puedo mostrarte algunos hechizos más sorprendentes. ¿Hay algo más que
quieras mirar aparte de mariposas?”
"¡Lobo!"
Sabía muy bien qué tipo de lobo quería. Morga como hábil subordinado,
creó rápidamente un pequeño lobo plateado. El lobo plateado hecho de
humo corría por el aire.
"Ese soy yo."
El pecho de Lesha se hinchó de orgullo.
"Me veo igual."
"Eres más impresionante que eso."
"Tonterías."
"Es cierto."
Sabía lo mucho que el pequeño había luchado contra la muerte en el vientre
de Leah.
"Regresemos al palacio. Te leeré un libro."
Matrimonio Depredador - Capítulo
326

Capítulo 326. Lesha (2)


Aunque Morga quería seguir sosteniéndolo en sus brazos, puso a Lesha en
el suelo para fomentar su independencia. Entonces Morga solo tomó su
mano para caminar juntos. Lesha le preguntó mirándolo.
"¿Dónde está mamá?"
"Leah está en una reunión del Consejo de Gabinete."
"¿Qué es eso...?"
"Es una reunión donde se hablan asuntos importantes del reino."
Lesha murmuró con el ceño fruncido.
"Quiero ver a mamá."
"Solo tienes que esperar un poco más."
"Estoy triste. Voy a llorar."
Sus ojos eran melancólicos. Lesha le dijo con firmeza a Morga.
"¡Tengo que ver a mamá ahora mismo!"
De repente soltó la mano de Morga. Lesha comenzó a correr a una
velocidad bastante rápida para un niño. Morga gritó corriendo detrás de él.
"¡Príncipe, te vas a caer!"
"¡Qué pena!"
Lesha gritó sin mirar atrás.
"¡Mamá está aquí!"
Sus cejas se levantaron ante el inesperado comentario que no pudo
comprender. Cuando apenas dobló en la esquina Morga se sobresaltó.
"¡Lesha!"
"¡¡Mamá!!"
Fue porque Leah estaba realmente allí. Morga sonrió mirando a Leah que
abrazaba al Príncipe. Después de saludar a Leah, también saludó a Mura
que estaba detrás de ella.
"Gracias, Morga."
Morga se alegró del trato informal de Leah.
"Parece que la reunión terminó pronto. Cuidé bien del Príncipe durante este
tiempo."
"No me preocupa tanto porque Lesha te respeta mucho."
Leah miró a Lesha tras elogiar a Morga. Mirando sus ojos dorados que
parecían los mismo de Ishakan, preguntó afectuosamente.
"¿Cómo supiste que mamá estaba aquí?"
"¡Intuición!"
Leah murmuró con una leve sonrisa mientras veía al niño entre sus brazos.
"Realmente se parece mucho a él..."
Morga refutó con firmeza.
"¿Qué? Ishakan nunca fue tan adorable durante su niñez."
Pero Leah no pareció creerle. Morga añadió contrariado.
"¡De verdad! Todavía lo recuerdo con claridad. Estaba haciendo una extraña
poción en medio de la noche cuando él entró como un asesino...!"
Leah se echó a reír al escuchar la insinuación de Morga. Pero pronto dejó
escapar un pequeño suspiro. Ella lo esperaba con ansias aunque sabía que
aún no llegaría.
¿Cuándo vendrá?
Ishakan lideró a los Kurkan en una campaña militar. Fue para rescatar a los
esclavos Kurkan. Su ejército comenzó a atacar uno a uno los reinos con más
tráfico de esclavos.
Los guerreros Kurkan eran fuertes. El continente que se había debilitado
por el largo periodo pacifico, no podía detener el poder de los Kurkan.
La campaña militar continuaría hasta que los esclavos Kurkan obtuvieran su
libertad. Pero a pesar del objetivo no parecía que tardaría demasiado
tiempo.
Fue debido a los reinos que declararon su rendición porque le temían a los
Kurkan. No sólo devolvieron al desierto a los esclavos, sino que también se
esforzaron por establecer relaciones amistosas. Sólo castigando a los reinos
que se resistían, obtendrían una paz total durante los próximos cinco años.
Mientras Leah pensaba en Ishakan, Mura le contó a Morga lo que había
escuchado en la reunión del Consejo de Gabinete de hoy.
"He escuchado que vendrán emisarios del reino de Balkat."
"¿Es para un acuerdo de paz?"
“Sí. Dijeron que vendrían directamente con los esclavos kurkanos. Se
necesitan hechiceros para realizar la ceremonia de la mayoría de edad."
"Me encargaré de los preparativos."
Morga miró a Leah tras estimar en su mente el número de hechiceros
disponibles. Cuando se resolvieron los problemas de Estia su rostro se había
vuelto más brillante. Incluso ella a menudo sonreía.
Pero ahora parecía sombrío. Se podría considerar normal porque no estaba
su pareja cerca. Morga habló lentamente mirando a Leah.
"¿Por qué no hacemos una celebración de la victoria cuando Ishakan
regrese?"
Los resultados de la campaña militar aún no se conocían. Sin embargo,
Morga habló de victoria con naturalidad porque conocía bien a Ishakan.
Leah era la única que podía vencerlo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
327

Capítulo 327. Reino de Herben (1)


El sonido de cuernos de batalla resonó fuertemente. El suelo temblaba por
los cientos de cabellos que se acercaban rápidamente.
Un grupo de cuervos revoloteaban en el cielo haciendo siniestros chillidos.
Sudor frío recorrió su columna vertebral. El Caballero Comandante del
reino de Herben miró con dignidad hacia adelante dejando a un lado su
preocupación.
Pudo observar al ejército bárbaro a través del polvo que se levantaba en la
llanura. El ejército que avanzaba sin dudar, se detuvo al mismo tiempo que
el Comandante Principal.
Fue un espectáculo maravilloso verlos moverse como si fueran una sola
entidad. El Caballero Comandante estaba tan impresionado que olvidó
temporalmente la hostil situación.
Le hacían honor al título de 'ejército invencible'. Un ejército temible como
enemigo.
No creía que los soldados que lideraba pudiera vencerlos. En realidad, no
tenía la intención de librar una batalla. Cabalgó hacia adelante después de
indicarle a sus soldados que esperaran en sus posiciones.
Miró al hombre que estaba al frente del ejército. Ese hombre, que destacaba
entre la multitud de Kurkan, seguramente era el Rey bárbaro.
El Caballero Comandante observó al Rey bárbaro durante un rato. Había
escuchado que se llamaba Ishakan. Le pareció que era un nombre que le
convenía.
Como decían los rumores era un hombre guapo. Sus ojos dorados eran
impresionantes. Su cuerpo musculoso se podría considerar un arma. Sin
duda debería ser poderoso.
Sin embargo, confiaba en su experiencia práctica. Por muy bueno que fuera
el cuerpo físico de alguien, había ciertas habilidades que sólo podían
adquirirse con los años. Fue elogiado como un genio. Incluso si no podía
detener al ejército bárbaro, estaba seguro que podría bloquear al menos a un
Rey.
"Escucha, Rey bárbaro."
El Caballero Comandante sacó su espada. Luego dijo con firmeza.
"Si conoces el honor, lucharás conmigo limpiamente."
Eso significaba resolver el asunto en un duelo uno a uno. La declaración del
duelo fue seguida del silencio. El Caballero Comandante gritó apretando su
espada.
"¡Vamos!"
Estallaron las risas en el ejército Kurkan. El rostro del Caballero
Comandante se enrojeció. Los Kurkan no lo hicieron para provocarlo, fue
una reacción espontánea.
"Oh, Dios mío... Creo que está loco..."
Dijo Haban después de casi caerse del caballo de la risa. Ishakan sonrió en
silencio. Parecía que el Caballero Comandante pensaba que sus artes
marciales eran extraordinarias.
Aunque fuera extraordinario todos los Kurkan presentes tenían un nivel
bastante alto. Parecía que el Caballero Comandante no tenía mucho
conocimiento sobre los Kurkan, mucho menos sobre su Rey.
La mayoría de los Kurkan que había visto eran esclavos, que ni siquiera
habían realizado la ceremonia de mayoría de edad. Por eso actuó con tanta
imprudencia.
De todos modos, no fue una mala propuesta. Esto aceleraría el tiempo de
regresar a casa. Ishakan desenvainó su espada con gusto. Entonces condujo
su caballo hasta el Caballero Comandante.
El Caballero Comandante observó detalladamente a Ishakan. Frunció el
ceño ligeramente al notar que Ishakan no estaba ni un poco tenso. Hizo una
provocación.
"Esta vez será tu turno con el hada de Estia. Me pregunto cuál será el
próximo esposo de la Reina de Estia."
Ishakan suspiró mientras se frotaba la cara con una mano.
"...Ha."
Un brillo apareció en sus ojos dorados. Sabía que se trataba de una
estrategia para que perdiera la compostura. Pero no podía evitar reaccionar.
Leah se hizo más famosa en el continente después de muchos incidentes.
Estaba rodeada de todo tipo de rumores. Uno de ellos fue el hada de Estia.
Todos los que habían hablado de casarse con Leah murieron. No sólo el
Conde Byun Gyeongbaek, sino también el Principe Blain. La gente estaba
convencida que pronto sería el turno del Rey bárbaro. Pero fue Ishakan
quien los había matado.
No podía entender por qué consideraban a los hombres que la acosaban
como víctimas. Tampoco quería entenderlo.
En estos casos, Ishakan optaba por el método más fácil. Lo demostraría en
lugar de explicarlo con palabras. Estaban frente a frente. El Caballero
Comandante se estremeció ante la clara diferencia de tamaño. Ishakan dijo
inmutable.
"Asumo que tienes la confianza para hacerte responsable de tu lengua."
"¡......!"
Matrimonio Depredador - Capítulo
328

Capítulo 328. Reino de Herben (2)


El Caballero Comandante gritó.
"¡Insolente!"
Una reacción exagerada para encubrir el hecho de que sintió miedo por un
momento. El Caballero Comandante se precipitó hacia Ishakan con la
espada levantada.
El Caballero Comandante balanceó su espada con un fuerte grito. Pero fue
en vano. Sangre salpicó el suelo. Cuando Ishakan bajó su espada, dos cosas
habían caído. Lo primero fue una espada rota, lo segundo…
"¡Ahh!"
Fue el brazo derecho del Caballero Comandante. Terminó cayéndose del
caballo. Gritaba mientras su sangre seguía manchando el suelo.
Ishakan observaba con frialdad al hombre que se arrastraba como un gusano
por el suelo. Genin se acercó a Ishakan ofreciéndole un tabaco. Fumó un
poco antes de detenerse. Lanzó el tabaco restante hacia el Caballero
Comandante.
"Genin."
"Deme la orden."
"Córtale la lengua y métesela en la garganta."
Genin desenvainó su espada inmediatamente. El Caballero Comandante
intentó alejarse temiendo por su vida. Ishakan se rió viendo su actitud.
"Uno debe asumir la responsabilidad de sus palabras."
***
La última línea de defensa se había roto. Ahora sólo quedaba marchar hacia
el palacio real de Herben. Los Kurkan que habían instalado su campamento
cerca de la ciudad capital, se preparaban para la batalla final.
"Se dice que muchos han escapado."
"Probablemente regresaremos a casa en medio mes."
"Sí."
Haban miró fijamente a Ishakan. Ishakan tenía una rosa en la mano. A su
lado estaban apiladas varias rosas, que estaba recogiendo para cortarle las
espinas. Cada vez que movía su pequeña daga con rapidez, las espinas
desaparecían.
Desde hacía tiempo Ishakan tenía este pasatiempo cuando estaban en un
campamento. Haban no pudo evitar preguntar con curiosidad.
"¿Se las piensas regalar a Leah? Tardaremos mucho tiempo en regresar a
Estia... las rosas estarán marchitas para entonces."
"Sólo estoy practicando para cuando regresemos."
Ishakan sonrió mientras revisaba la rosa para comprobar si le quedaban
espinas.
"Sólo quiero darle las más hermosas."
Podría ordenarle a sus subordinados que cortaran las espinas, pero Ishakan
estaba dispuesto a hacerlo personalmente. Ishakan podía comprarle
cualquier cosa con dinero, pero este tipo de detalles no.
Haban siguió informando a Ishakan después de haberse distraído por las
rosas.
"Se dice que el reino de Balkat enviará emisarios a Estia junto con los
esclavos Kurkan. También vendrá el Rey acompañado de la Reina para
negociar la paz."
Ishakan sonrió. Fue porque recordó todo lo que había vivido con Leah
cuando los Kurkan estaban negociando la paz con Estia.
"Por cierto…" Haban añadió frunciendo el ceño ligeramente. "Es probable
que el reino de Balkat tenga un propósito oculto."
El Rey anterior de Balkat murió tempranamente de una enfermedad. Su
hermano heredó el trono porque el anterior Rey no tenía hijos. También
aceptó a la esposa de su hermano como Reina según las costumbres del
reino.
Era un matrimonio sin amor. Aunque se rumoreaba que ambos se
mantenían distanciados, extrañamente querían venir como pareja en esta
ocasión.
"Se dice que ambos son muy lujuriosos. Me temo que pueden estar
pensando tonterías."
Preguntó Ishakan bajando la rosa en su mano.
"¿Por ejemplo?"
"Hmm... Estia y Kurkan están ahora unidos por su matrimonio."
Kurkan pudo establecer puestos de avanzada en el continente gracias a
Estia. Por otra parte, Estia estaba a punto de convertirse rápidamente en un
estado poderoso bajo la protección de Kurkan. Sin embargo, la sólida unión
entre los dos reinos se basaba únicamente en el matrimonio de Leah e
Ishakan.
"Parece que Balkat quiere romper la alianza matrimonial..."
Haban dijo dudando lo que no quería decir.
"Se especula que intentarán seducir a Ishakan o a Leah."
Matrimonio Depredador - Capítulo
329

Capítulo 329. Ishakan Invade Su Mente (1)


Su mano que estaba cortando las espinas de una rosa se detuvo. Ishakan
frunció el ceño. Pero Haban aún no había terminado de hablar.
"Tanto el Rey como la Reina poseen una gran belleza."
Existía una gran posibilidad de que dejaran a un lado el objetivo político de
romper la alianza matrimonial, para centrarse en satisfacer sus propios
intereses.
Ishakan bajó la rosa. Haban aprovechó para continuar hablando.
"Además, el Rey de Balkat intentó casarse en el pasado con la Princesa de
Estia."
No se pudo hacer realidad porque en ese momento estaba Byun
Gyeongbaek. Sin embargo la situación había cambiado aunque Leah
estuviera al lado de Ishakan.
Seguramente el Rey de Balkat había escuchado rumores sobre la belleza de
Leah. Cuando viera a Leah en persona probablemente se desbocaría su
lujuria. Ishakan frunció el ceño, pensando en Leah que era la mujer más
hermosa.
Hacía mucho tiempo que no regresaba a casa. Le hubiera gustado dedicarle
tiempo a su familia cuando regresara, pero ahora tendría que utilizarlo para
deshacerse de la basura. Se sintió desdichado pensando que no tendría
tiempo para compartir con su familia.
"Si no fuera por los esclavos Kurkan, no podrían poner un pie en la frontera
de Estia."
Ishakan lanzó hacia arriba la daga que tenía en la mano con un rostro
inexpresivo. La cuchilla de la daga brillaba mientras giraba en círculo en el
aire. Tras caer la atrapó con la mano, y la lanzó repetidamente. Finalmente
habló cuando se detuvo.
"Tres días."
Haban parpadeó. Preguntó incrédulo pensando que había escuchado mal.
"¿Qué...?"
Ishakan se limitó a responder cordialmente.
"Regresaremos en tres días."
Comprimió el plan de quince días en solo tres días. Se levantó
inmediatamente.
"Trae mi espada curva."
Ishakan le dijo al sorprendido Haban que no podía cerrar la boca.
"Hoy tomaremos la ciudad capital de Herben hoy."
***
Lesha miró a Leah con somnolencia. El niño parecía medio dormido. Leah
acarició su cabello. Lesha dijo con una sonrisa.
"Buenas noches mamá..."
Lesha no tardó en dormirse. Leah lo besó en la frente antes de irse a su
habitación.
Ella miró alrededor de su habitación. Desde que los Kurkan comenzaron a
residir en el palacio real de Estia, varios lugares fueron decorados basados
en su cultura extranjera.
La habitación que usaba con Ishakan se parecía a las habitaciones del
palacio real de Kurkan, con finas telas separando los espacios. Habían
cojines con coloridos patrones, sillas, braseros, así como pipas para fumar,
todo ello traído por Ishakan.
Solía sentarse en la barandilla del balcón con una larga pipa en la mano para
fumar. Leah se acercó a la cama mientras lo recordaba. La cama vacía le
parecía especialmente grande. Bajó lentamente la sábana con las manos.
Se sentía un poco fría al tacto. Nunca era igual cuando estaba con él.
Siempre estaba cálido donde Ishakan estaba debido a su alta temperatura
corporal.
Leah se dirigió a una pequeña mesa. Revisó uno a uno los documentos que
había sobre la mesa. Esta noche tenía que hacer todo esto antes de irse a
dormir. Pero le resultaba difícil concentrarse. Su mente estaba en otra parte.
Todavía le falta mucho camino por recorrer.
Sólo hace unos días se informó de la noticia de la caída del reino de
Herben. Considerando la distancia que voló el ave mensajera, mínimo no
regresaría hasta una semana después. Además habían muchas cosas que
organizar después de tomar el reino de Herben.
Probablemente tarde diez días…
Leah soltó los documentos dejando finalmente a un lado sus pensamientos.
Se puso un chal sobre los hombros. Quiso dar un paseo por el jardín.
Cuando revisaba su vestido en el espejo largo, de repente curvó sus labios.
"......"
Su rostro se ruborizó un poco. Habían rastros de Ishakan en todas partes.
Leah lo recordaba con cualquier cosa que viera. Incluso el espejo largo
delante de ella le traía recuerdos de Ishakan.
Fue un día antes de que naciera Lesha. Leah estaba murmurando para sí
misma sobre una de las tantas cosas que una madre debía saber.
—Será difícil para el bebé sustraer la leche si los p3zones están duros...
Se decía que había que frotarlos antes del alumbramiento para ablandarlos.
Pero no era tan fácil como parecía. Leah se rindió después de llevarse las
manos a los s3nos varias veces.
Le daba demasiado vergüenza hacerlo sola. Pero justo en ese momento
llegó la persona que podía ayudarla.
—¿Ishakan?
Matrimonio Depredador - Capítulo
330

Capítulo 330. Ishakan Invade Su Mente (2)


Las cejas de Ishakan se levantaron. Se acercó a Leah después de dejar la
bandeja de aperitivos que había traído sobre la mesa. Agarró su barbilla con
su gran mano. Ishakan preguntó mientras observaba su rostro.
—¿Qué?
A ella le daba vergüenza decirlo. El silencio se prolongó. Ishakan no apartó
su mirada aunque ella no decía nada. Nunca la obligaba a hacer nada, pero
se volvía insistente cuando se trataba de un tema de salud.
Siempre le enfatizó que le hiciera saber cualquier problema.
Una serie de acontecimientos provocaron un considerable debilitamiento de
Leah, que nunca había gozado de muy buena salud. Tal vez por esa razón
Ishakan prestaba mucha atención a la salud de Leah. Podía notar el más
mínimo cambio.
Ahora parecía sospechar que Leah le ocultaba algo sobre su salud. Como no
podía permitir que él se preocupara más, finalmente confesó su problema.
Ishaka se rió.
—¿Existe alguien que pueda tocarte mejor que yo?
Ishakan hizo otra pregunta ladeando la cabeza.
—¿Quién quieres que te toque?
Leah respondió agarrando su mano.
—Sólo tú.
Ishakan sonrió salvajemente. Apretó su sen0 por encima de la ropa. Acercó
sus labios a su oreja para susurrarle.
—Sí, soy el único.
Sus dedos estimulaban su p3zón. Eso no podía considerarse un masaje, sino
un gesto de insinuación sexual. Su cuerpo se encendió con el placer que la
invadía. Al final dejó escapar gemidos sin poder contenerse.
—Ahh… ahh…
Gemidos salieron esporádicamente. Ishakan le quitó la ropa antes de que
ella se diera cuenta. Miró fijamente sus pálidos s3n0s durante un momento,
antes de comenzar a estimularlos con su boca.
Sus p3z0nes se pusieron rígidos rápidamente. Entonces comenzó a frotar
sus p3z0nes con sus dedos índice y pulgar. Ella intentó apartarlo, pero él la
besó para calmarla.
Sus lenguas se entrelazaron en un largo beso. De repente una sensación de
hormigueo recorrió su cuerpo. Los hombros de Leah temblaron.
—Ahh…
Algo estaba saliendo. Cuando bajó la mirada presa del pánico, vio un
líquido blanco en la punta de su p3zón. Era leche.
Leah se sorprendió. Le daba vergüenza aunque fuera un hecho natural.
Parecía que tardaría en acostumbrarse a ello.
A diferencia de Leah, que incluso le daba vergüenza mirarla, Ishakan se
quedó mirando la leche que fluía. El líquido terminó mojando sus dedos.
No sabía porque se sentía tan lasciva. Quizás se debía a la mirada de
Ishakan. Observaba fijamente como la leche mojaba su piel morena. Parecía
como si la estuviera devorando con la mirada. Su vientre se tensó. Ishakan
acercó su boca a sus s3n0s.
—¡Qué estás haciendo…!
Chupó con tanta fuerza sus p3z0nes que producía sonidos. Se tragó cada
gota de leche. Ishakan que estaba lamiendo sus p3z0nes enrojecidos, subió
lentamente su mirada. Su rostro se calentó en cuanto sus miradas se
encontraron.
Entonces le dijo a la tímida Leah.
—Dame más.
Ella intentó darse el masaje a sí misma porque sabía que esto sucedería.
Ella murmuró agarrando su cara con ambas manos.
—No...
Pero Ishakan no le creía. Chupó sus p3z0nes con fuerza.
—Por qué... haces esto...?
Estaba tan avergonzada que casi se desmayaba. Respondió Ishakan con el
rostro inmutable a la asustada Leah.
—Como padre debo asegurarme de que mi hijo pueda alimentarse bien.
Comenzó a succionar leche de nuevo. Leah juntó sus muslos soltando un
gemido. Ishakan susurró mientras ella se cubría su cara enrojecida con las
manos.
—Te ves hermosa, Leah.
Ella sacudió la cabeza sin hablar. Ishakan levantó rápidamente a Leah.
—¿Me creerás si te lo demuestro?
Luego la colocó frente a un espejo situado en un rincón de la habitación.
Cuando tocó el espejo con la mano, una cálida temperatura corporal la
envolvió desde atrás. Susurró con las manos estimulando su s3no.
—Hagámoslo aquí.
Matrimonio Depredador - Capítulo
331

Capítulo 331. Ishakan Invade Su Mente (3)


Los ojos de Leah se agrandaron. Su rostro se ruborizó al mirar su reflejo
desnudo en el espejo. Ishakan le susurró a la conmocionada Leah.
—Hermosa, ¿No?
Preguntó frotando su virilidad contra sus n@lgas. Su rígida virilidad estaba
humedecida por el líquido pr3s3minal que brotó desde su gl@nde. Ishakan
agarró su barbilla para girar su cabeza hacia él. Sus labios se unieron.
Su gl@nde p3netró su cavidad mientras se besaban apasionadamente. Su
virilidad entró suavemente. Su cintura se levantó involuntariamente. Exhaló
un suspiró.
Su virilidad tan gruesa como un antebrazo no p3netró hasta el fondo. La
p3netración superficial la hizo enloquecer aún más.
Intentó enfriar de algún modo la sensación de calor en su interior, por lo que
se acercó al espejo en busca de una sensación de frescura. Cuando sus
s3nos se presionaron contra el espejo, salió la leche restante manchandolo.
—¡Oh…!
Leah retrocedió rápidamente. Pero la leche ya fluía por el espejo. Su rostro
se enrojeció aún más de la vergüenza.
—Ishakan... por favor...
—¿Te da vergüenza?
Preguntó mordiendo la oreja de Leah.
—¿Debería echarle mi s3m3n también?
Estaba dispuesto a sacar su virilidad de inmediato para echarle s3m3n al
espejo. Casi llora por la conmovedora consideración de su esposo. Leah
negó con la cabeza desesperadamente para que no lo hiciera.
La leche seguía saliendo de sus s3n0s que estaban siendo estimulados con
sus manos. Su virilidad se movía suavemente en su cavidad. Fue extraño
sentir ambas sensaciones.
Parecía que su cabeza estaba a punto de explotar. Su visión estaba borrosa
del placer. No pudo aguantar más. Una súplica salió de su boca.
—Detente, ahh...
Aunque Leah le dijo que se detuviera, movió sus caderas
inconscientemente. Ishakan dejó escapar un gemido reprimido.
Ishakan apretó sus s3n0s con fuerza. Ella pudo sentir claramente cómo salía
leche. Comenzó a jadear. Cuando miró el espejo con la vista nublada, se
estaba desarrollando una escena demasiado lasciva.
Su cabello desordenado estaba pegado a su piel. Sus s3n0s enrojecidos
expulsaban leche repetidamente. Fue increíble verse a sí misma en estas
condiciones.
Entonces miró al hombre que estaba detrás de ella a través del reflejo en el
espejo. Estaba completamente exc!t@do. Ella no podía apartar la mirada de
sus músculos tensos. Leah tragó saliva inconscientemente.
En ese momento sus miradas se encontraron a través del espejo. Sus ojos
dorados brillaban con ferocidad. Su mirada revelaba un deseo
descontrolado.
Parecía que quería devorarla. Sintió un poco de miedo. Pero pronto su
miedo fue sustituido por un placer escalofriante. La evidente exc!t@ción de
Ishakan se extendió como el fuego.
Ishakan sonrió. Rápidamente bajó la mirada avergonzada. Entonces le
exigió a Leah.
—Tienes que mirarme.
Susurró porque ella aún no levantaba la mirada.
—Vamos. Leah.
Ella no tuvo más remedio que establecer contacto visual.
—El bebé tiene que salir pronto. Ha hecho sufrir mucho a su padre.
Añadió empujando su virilidad.
—Y también a mamá.
Se estremeció debido a una oleada de placer. La mano que estaba
estimulando su s3n0 restregó la leche que había corrido hacia su barriga
redonda.
—Te gusta que sea rudo. Pero debo contenerme un poco...
Ishakan mordió su cuello con fuerza, agarrándose ambos s3n0s con sus
manos. Se lamió los dedos mojados mientras miraba a Leah.
—Así que por los momentos lo haré.
Matrimonio Depredador - Capítulo
332

Capítulo 332. Ishakan Invade Su Mente (4)


Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos debido al placer. La saliva fluía
de su boca que no podía cerrar porque no podía contener sus gemidos.
Ishakan la succionó.
—¡Ahh, Ishakan...!
Ni siquiera podía hablar adecuadamente de lo agotada que estaba. Le
suplicó que redujera la velocidad, pero Ishakan no se detuvo. La atormentó
hasta el punto en que ella gimió como un animal salvaje, olvidando su
vergüenza.
—Oh, me, me encanta…
Ishakan la besó al escuchar sus palabras, frotando suavemente sus pezones
con sus dedos. Sentía bastante pl@cer aunque no la estaba pen3trando con
fuerza. Sus suaves movimientos la hacían perder la cabeza.
Finalmente su virilidad se estremeció dentro de su cavidad. Leah apretó sus
paredes v@g!nales ayudando a la situación. Ella sintió que el cuerpo de
Ishakan se endurecía. Ishakan mordió su cuello.
El ligero dolor intensificó su placer que estaba al límite. Su trasero se
meneó involuntariamente. Unos brazos firmes rodearon a Leah. Ishakan
habló.
—Leah...
De repente un líquido pegajoso se esparció en su interior. Leah gritó su
nombre.
—Ahh, Isha.
Su cuerpo se estremeció. Llegó al cl!max.
"......"
Leah se tapó la mano con la boca tras terminar de recordar ese momento.
Después de ese suceso no pudo acercarse al espejo durante un tiempo. Se
debía a que en cada ocasión recordaba la escena erótica. En particular, la
mirada de Ishakan a través del espejo que la hacía sentirse lasciva.
Una sensación de hormigueo invadió su vientre. Leah suspiró. Tal vez ella
también tenga sangre de alguna bestia. De lo contrario, no pensaría en el
s3xo con tanta frecuencia.
Tras vagar brevemente por la habitación, Leah abrió la puerta de cristal que
conectaba con el balcón. De esa manera se refrescaría sin la necesidad de
salir a pasear a estas horas.
Sin embargo, fue una mala elección. Porque le vino a la mente su visita en
medio de la noche. El hombre que estaba lanzando guijarros a la puerta de
cristal, luego entró en su habitación como si le perteneciera. El confiado
intruso que cruzó el límite, incluso terminó apoderándose del corazón de
Leah.
No podía dejar de pensar en Ishakan. No podía soportar su ausencia. Se
sentía como si un viento frío entrara en su corazón.
Leah se dirigió hacia el armario con la mano sobre su pecho. Sacó una ropa
que estaba colgada dentro. Se trataba de ropa de Ishakan.
Leah la abrazó con fuerza. Luego sacó ávidamente el resto de la ropa. Se
acostó en la cama con el montón de ropa. Mientras olía el ligero aroma del
tabaco mezclado con el aroma corporal de Ishakan, su parte inferior de su
cuerpo se estremeció. Se frotó la cara contra una ropa de Ishakan.
Ishakan le enseñó a masturbarse, pero nunca lo había hecho sola. No sólo
porque le diera vergüenza, sino que realmente ni siquiera le daba ganas de
hacerlo sola.
Prefiriendo reprimir el deseo s3xual que Ishakan le había enseñado, no tenía
más remedio que esperar que su esposo regresara lo antes posible. Leah
cerró los ojos pronunciando su nombre con nostalgia.
"Ishakan..."
Suspiró suavemente. Pero de repente se quedó paralizada. Sintió que
alguien la estaba viendo desde algún lugar. Su habitación era uno de los
lugares más restringidos del palacio real. Ni siquiera Mura podía entrar
imprudentemente durante la hora de dormir de Leah.
Se le puso la piel de gallina. Leah se levantó rápidamente para mirar a su
alrededor. Contuvo la respiración cuando vio unos ojos dorados brillando en
la oscuridad. La observaban como si la estuviera lamiendo con sus ojos.
Soltó el aliento que había estado conteniendo. Los latidos de su corazón
comenzaron a acelerarse. Leah dejó escapar un murmullo.
"Oh..."
"Me preguntaba qué hacía mi esposa mientras estaba afuera."
Ishakan dijo con una sonrisa.
"Nunca podría haber imaginado esta bienvenida."
Matrimonio Depredador - Capítulo
333

Capítulo 333. Ishakan Invade Su Mente (5)


Ni recibiendo un regalo de cumpleaños había estado tan satisfecho como
ahora. Leah se quedó paralizada. Finalmente apenas pudo mover su rígida
lengua.
"¿Ishakan...?"
Ella parpadeaba porque aún no podía creerlo.
"¿Cómo es posible...?"
Todavía debería estar en Herben. No podía creer que estuviera en el palacio
real de Estia. Se pellizcó el brazo para comprobar si se trataba de una
ilusión.
Pero el hombre siguió al frente suyo. Se acercó lentamente a la atónita
Leah. La luz de la luna que entraba por la ventana fue bloqueada por su
gran cuerpo. Su sombra la cubrió.
Ishakan acercó su rostro al de Leah. Preguntó con una voz traviesa.
"¿Te masturb@ste?"
Leah se dio cuenta tardíamente. Había sacado del armario un montón de
ropa de Ishakan. Ella se apresuró a soltar la ropa de Ishakan que tenía en la
mano.
Ishakan se acercó un poco más. Leah abrió los labios. Había tantas
preguntas que quería hacerle, pero ni una sola salió de sus labios. Esto se
debió a que su mirada fue atrapada por el bulto en su entrepierna, que se
podía notar incluso en la oscuridad. Se quedó mirándolo aturdida durante
un momento antes de hablar.
"No, no me m@sturbe..."
"¿Por qué?"
La empujó por los hombros hacia atrás. Leah cayó sobre el montón de ropa.
Su fino cabello plateado estaba disperso. Ishakan se inclinó hacia adelante
poniendo sus dos manos a ambos lados de su rostro. Repitió la pregunta
mirándola fijamente.
"¿Por qué no lo hiciste?"
Leah no respondió. Su olor a tabaco se mezclaba con la brisa nocturna. Ella
cerró los ojos. Se susurró con su boca cerca de su oído.
"Debió haber sido difícil para mi esposa contenerse."
Sus mejillas se sonrojaron. Leah se mordió el labio inferior. Pudo sentir un
hormigueo al mismo tiempo que se mojaba su zona ínt!ma. Su cuerpo
sabiendo lo que sucedería a continuación, se estaba preparando
automáticamente para aceptar a su hombre.
Ella había enloquecido.
Estaba siendo demasiado evidente. Pero no había forma de reprimir sus
emociones. Ishakan había dejado grabado en su cuerpo grandes
experiencias.
Su boca se secó. Ella abrió los ojos. No podía aguantar más. En lugar de
preguntarle cómo había llegado tan pronto, decidió abordar otro tema.
"Solo..."
Le susurró abrazándolo por el cuello.
"Métemelo enseguida."
La mirada de Ishakan cambió. Con una sonrisa dejó al descubierto su
virilidad, luego levantó su falda. Fue directo al final.
"Ahh..."
Sus ojos se agrandaron. Un gemido espontáneo se escapó de sus labios.
Ishakan se agachó, poniendo su cara contra el cuello de Leah.
Su nariz rozaba casualmente su delicada piel mientras lamía su cuello.
Ishakan de repente levantó su cabeza sonriendo. Preguntó mirando el rostro
tembloroso de Leah.
"¿Te viniste tan pronto te pen3tré?"
Ella asintió levemente. Ishakan agarró fuertemente su cintura con ambas
manos. Luego movió su cintura de arriba a abajo. Leah gritó viendo las
estrellas.
"Oh dios mío..."
Leah agarró la sábana con las manos mientras se estremecía. Pero la textura
que sintió fue un poco diferente. Pronto se dio cuenta que estaba agarrando
la ropa de Ishakan. Ishakan se rió viendo lo sucedido.
"¿Por qué has sacado la ropa de tu esposo del armario?"
"Ah, quería, ahh..." Le resultaba difícil hablar porque estaba pen3trándola
con mucha rapidez "Quería olerla...." Pensó que estaba siendo lasciva. Pero
Leah reprimió su vergüenza. Reveló sus pensamientos al hombre que le
gustaba. "Deseaba tener s3xo contigo, pero como no estabas, quería oler tu
aroma..."
Susurró mirando a Ishakan.
"Te amo, Ishakan..."
Ishakan arrugó la frente. Sus ojos se volvieron más feroces.
"Me estás volviendo loco."
Matrimonio Depredador - Capítulo
334

Capítulo 334. Ishakan Invade Su Mente (6)


Sacó su virilidad. Comenzó a m@sturbar bruscamente su virilidad llena de
varios fluidos. Ishakan miró fijamente a Leah. Se lamió los labios mientras
respiraba agitadamente.
Sus músculos se tensaron. Su cuerpo se puso rígido. Su gl@nde expulsó
s3men. La gran cantidad de s3men fue esparcida desde el vientre de Leah
hasta su pecho.
"Haa..."
Su pecho se hinchó repetidamente antes de estabilizarse. El fuerte olor a
s3men hizo que su cabeza se mareara. Ishakan preguntó mientras regaba
con sus manos s3men por el cuerpo de Leah.
"¿Aprendiste a decir palabras lascivas mientras no estaba?"
Ella respondió con vergüenza que también tenía que aprenderlo. Luego ella
lamió sus dedos uno por uno. El reaccionó mordiendo su delgada muñeca.
Leah se retorció pero también mordió su antebrazo. Sonriendo como si
estuviera viendo un pequeño gato mordiéndolo, Ishakan frotó su virilidad
en sus muslos.
"Tiene mucho s3men acumulado..."
Su virilidad volvió a ponerse rígida. Dijo con una voz peligrosa.
"Hagámoslo otra vez."
***
Le costó entrar en razón porque hacía mucho tiempo que no tenía s3xo. A
diferencia de lo habitual, Ishakan no tuvo piedad hasta el final. Leah estaba
tan excitada que se entregó completamente a él. Los dos se revolcaron
locamente.
Ella se sentía avergonzada después del momento de pasión. Se quedó
aturdida mirando el techo sin fuerza en su cuerpo.
Ishakan limpió el cuerpo de Leah con una toalla húmeda. Aunque Ishakan
la había limpiado meticulosamente con una toalla, todavía su olor
impregnaba su cuerpo. Sus mejillas se sonrojaron.
Ishakan besó una larga cicatriz en su muslo después de arrojar la toalla. Las
heridas en sus piernas fueron tan graves que ella no pudo caminar durante
un tiempo. Solía besar la cicatriz como si fuera un sacramento.
Después de besar a lo largo de la larga cicatriz, apoyó su cara en el
estómago de Leah. Dejó escapar un largo suspiro. Su aliento le hizo
cosquillas.
Leah barrió con su mano el cabello de Ishakan. Le preguntó sobre lo que
tenía curiosidad desde antes. "¿Cómo demonios entraste en la habitación?"
"Dejaste la puerta abierta."
Ella había abierto la puerta de cristal del balcón para refrescarse.
"¿Por qué has dejado la puerta abierta? ¿Y si entra gente mala?"
"¿Quién entraría cuando la seguridad es tan estricta?"
"Alguien como yo."
"......"
Leah sólo perdería si la conversación se prolongaba más tiempo. Leah
respondió que se aseguraría de mantener la puerta cerrada.
"Has regresado solo primero, ¿verdad?"
Ishakan respondió abrazando a Leah con más fuerza.
"Sí."
"¿Fue demasiado forzado?"
"Fue un poco complicado. Hace días que no duermo bien."
Añadió que cambió de caballo varias veces para cabalgar desde Herben
hasta Estia sin descansar una sola vez. También dijo que neutralizó asesinos
durante el camino.
"Te dije que te cuidaras..."
Ishakan sonrió sin decir una palabra. Sabía lo que había hecho mal. Su
rostro mostraba claros indicios de cansancio. Tal vez si otra persona hubiera
hecho lo mismo, habría colapsado con espuma de sangre saliendo de su
boca.
"Deberías haber regresado despacio."
"No quería."
Ishakan respondió como un niño desobediente. Levantó ligeramente la
cabeza. Susurró con la barbilla apoyada sobre su estómago.
"Te he echado de menos, Leah."
Fueron palabras sencillas. Pero la conmovieron más que cualquier cosa
rebuscada. Probablemente era porque ella experimentó el mismo
sentimiento.
"Yo también..."
Leah confesó tímidamente.
"Te he echado mucho de menos."
Ishakan murmuró después de besar su estómago.
"Tenía prisa porque un ladrón viene a mi casa."
"¿Ladrón?"
Ishakan le respondió con una carcajada ante su sorpresa.
"Hablaremos de ello mañana." Se acostó al lado de Leah. Como si no
quisieran apartarse ni un momento, abrazó a Leah nuevamente. "Pensaba
regalarte rosas al regresar... pero también lo haré mañana."
Ishakana añadió que no pudo prepararlo porque regresó con prisa.
"Tú también habrías querido verme más que las rosas."
Leah abrazó a Ishakan enterrando su cara en su amplio pecho para dormir.
Ishakan también cerró los ojos con una sonrisa en su rostro. Pronto el
sonido uniforme de sus respiraciones se extendió por la habitación.
Matrimonio Depredador - Capítulo
335

Capítulo 335. Mañana Familiar


Cuando se despertó se encontraba entre sus cálidos brazos. Sentía como si
estuviera enredada en lianas. Sonrió mirando a Ishakan.
Normalmente Ishakan despertaba primero. Incluso cuando Leah se
despertaba primero, Ishakan también se levantaba instintivamente. Era
inusual verlo dormido.
Leah observaba a Ishakan que seguía durmiendo. No había señales de que
fuera a despertar pronto. Entonces se dio cuenta de que realmente estaba
muy cansado.
Un sentimiento de pesadumbre se apoderó de ella. Sacó su mano con
cuidado para acariciar su mejilla. De repente recordó su habitual mirada.
"......"
La expresión de Ishakan solía parecer algo aterradora. Eso no cambiaba
aunque siempre miraba de forma afectuosa a Leah.
Pero cuando dormía mansamente con los ojos cerrados, incluso parecía que
tenía un aspecto adorable. No podía creer que un hombre tan corpulento
podría verse adorable. Cualquiera lo habría pensado si viera a Ishakan en
este momento. Leah tenía que reconocerlo aunque le daba celos.
De todos modos, él solo dormía completamente desprotegido delante de
Leah. Sólo compartía su alma con su esposa.
Leah que no pudo resistirse, besó suavemente al dormido Ishakan. En ese
momento se levantaron sus párpados cerrados. Una sonrisa apareció en sus
ojos.
"Leah..."
Ishakan besó a Leah en la cabeza.
"¿Quieres hacerlo en la mañana...?"
Al mismo tiempo juntó la parte inferior de sus cuerpos. Su virilidad estaba
bastante rígida porque se acababa de despertar. Varias veces tuvieron s3xo
frénetico en la mañana. Leah que había llegado al límite la noche anterior,
intentaría que su esposo se durmiera de nuevo lo antes posible. Le susurró.
"Duerme un poco más."
"Si prometes quedarte conmigo."
"Siempre estaré a tu lado."
Ishakan cerró los ojos tras la firme promesa. Leah también se durmió entre
sus brazos.
Tiempo después un susurró despertó a Leah.
"¡Mamá! ¡Mamá!"
Un ligero peso se cernió sobre Leah.
"Mamá, despierta."
Recibió varios besos en la cara que le provocaron cosquillas. Pero de pronto
alguien mordió su mejilla. Leah frunció el ceño. Se escuchó una voz
profunda.
"Lesha."
Pronto desapareció el ligero peso que había encima de Leah. Ella
finalmente se despertó somnolienta. Ishakan, que cargaba a Lesha con un
brazo, pellizcó su mejilla.
"No puedes morder a tu madre."
"¡Papá siempre la muerde!"
"Eso es algo que sólo puede hacer papá."
Mirar a los dos exactamente iguales discutiendo le hizo sonreír. Escuchó
atentamente la conversación de los dos. Lesha no paraba de parlotear.
"Yo cuidé de mi mamá cuando papá no estaba."
Ishakan colocó a Lesha sobre su hombro. Lesha declaró.
"Ahora incluso puedo cazar."
"¿Qué has cazado?"
"¡Una mariposa! ¡No la he matado!"
Significaba que sólo pretendía atraparlas sin matarlas. Ishakan sonrió.
"Eso es genial. Puedes llevar el nombre Kan."
Lesha se mostró orgulloso ante el cumplido de Ishakan. Finalmente los dos
pares de ojos dorados se dirigieron hacia Leah.
"¡Buenos días, mamá!"
"¡Buenos días, mamá!"
Ishakan bajó a Lesha a la cama. Lesha se abalanzó a los brazos de Leah
como si llevara mucho tiempo esperándolo. Leah besó a Lesha en la frente
antes de mirar a Ishakan.
"Buenos días."
Fue una mañana para los tres.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
336

Capítulo 336. Verdaderas Intenciones


Morga no pareció sorprenderle el repentino regreso de Ishakan.
Probablemente esperaba que Ishakan regresara primero. Mura se acercó
tranquilamente a Leah con una palangana de agua para que se lavara la
cara.
"¿Quieres desayunar con tu familia? Ambos te están esperando."
Por supuesto que quería que estuvieran juntos. Después de lavarse la cara,
se vistió a toda prisa para dirigirse al comedor. Ya había comida servida
delante de ambos, pero estaba sin rastros de haber sido tocadas. Parecía que
estaban esperando a que llegara Leah.
Leah comenzó a comer tan pronto se sentó. Cuando ella comía junto a ellos
dos, se hacía al estilo Kurkan. En el estilo de Estia, la comida se servía de
uno en uno por orden.
Leah disfrutaba bastante de las comidas al estilo Kurkan. El hecho de que
hubiera mucha comida en la mesa, le daba la sensación de libertad de que
podría comer hasta saciarse.
Ella sabía el motivo. En el pasado siempre estuvo bajo régimen alimenticio.
Había vivido tanto tiempo de esa manera que seguía comiendo menos que
una persona promedio.
Siempre disfrutaba de los momentos en que podía comer libremente,
probablemente debido a tantos años donde tuvo que reprimir su apetito.
También le resultaba satisfactorio mirar a los dos comiendo con tantas
ganas.
Observar a Lesha comiendo un muslo de pavo le abrió el apetito. Leah se
esforzó por terminar la comida por primera vez en mucho tiempo. Mura,
que había servido la comida, sonrió al darse cuenta que Leah estaba
comiendo más de lo habitual.
Ishakan dijo separando los huesos de la carne delante de Leah con un
cuchillo.
"El Rey de Balkat te tiene como objetivo."
"¿...Qué?"
Leah parpadeó repetidamente con nerviosismo. Seguramente pensaba
matarla porque no tenía posibilidad de matar a Ishakan.
De hecho, hubieron bastantes intentos de asesinato debido a que la unión
entre Kurkan y Estia representaba una amenaza para los reinos del
continente. Pero no habían vuelto a ocurrir gracias a la política de Ishakan
con los asesinos.
Los asesinos eran castigados severamente, sobre todo aquellos que
intentaban asesinar a Leah. También los torturaban para obtener
información de los responsables.
En una ocasión Ishakan estaba tan indignado, que cambió el rumbo del
ejército para dirigirse al reino que había enviado los asesinos. La familia
real responsable del crimen fue decapitada públicamente frente al palacio
real. Fue tan llamativo que otros no se atrevían a enviar asesinos para matar
a Leah.
En ninguna ocasión Leah vio a algún asesino. Porque los Kurkan los
neutralizaban antes de que ellos pudieran llegar a Leah.
De todos modos, no podía creer que el Rey de Balkat intentara asesinarla,
cuando todos los reinos del continente habían desistido. Leah murmuró
pensativa.
"¿Por qué haría esa tontería? Debería saber que sucedió en anteriores
ocasiones..."
Ella dejó de hablar. Fue porque Ishakan sonrió.
"No parece que planee un asesinato."
Leah preguntó ladeando la cabeza.
"¿Entonces?"
"Está interesado en ti."
Recordó los rumores sobre la lujuria del Rey y la Reina de Balkat.
"...Ah."
Solo entonces Leah se dio cuenta. Lesha levantó la mano con las mejillas
hinchadas. Preguntó con el ceño fruncido después de tragarse la comida.
"¿Gente mala está atormentando a mamá?"
Lesha todavía no hablaba bien. No podía entender completamente las
conversaciones, pero parecía que podía interpretar la situación. Ishakan
respondió sonriendo.
"Sí."
"¡Les daré una lección!"
Fue adorable la forma en que pronunció esas palabras con las manos en la
cadera. Sin embargo, en sus ojos dorados apareció un brillo espeluznante.
Se parece a su padre.
Leah miró a Ishakan. Parecía que estaba orgulloso de su hijo.
En cualquier caso, sólo se relacionarían en público durante el banquete. Los
Kurkan la defenderían como un muro de hierro. Por lo que Ishakan no tenía
que preocuparse.
Pero la convicción de Leah pronto se desvaneció.
Matrimonio Depredador - Capítulo
337

Capítulo 337. Juegos Peligrosos


El banquete para celebrar la victoria se haría después de la llegada del
ejército Kurkan. Se pretendía que fuera una magnífica ceremonia triunfal,
pero no fue posible porque Ishakan llegó solo antes de lo esperado.
Los emisarios de Balkat informaron de que ellos llegarían pronto. Leah
tenía un poco de tiempo libre hasta el banquete para compartir con su
familia.
Ishakan acudía a Leah cada mañana con un ramo de flores. Eran flores que
había recogido personalmente del jardín. También le cortaba las espinas.
A Ishakan le gustaba hacer cosas con sus propias manos para Leah. Ella
sonreía de alegría cada vez que recibía las flores debido a su dedicación.
Ishakan siempre decía algo embarazoso cuando veía su reacción.
"Eres más hermosa que las flores."
Ishakan dijo seriamente como si estuviera mirando lo más hermoso del
mundo. Cada vez que esto sucedía se sonrojaba. Ella sospechaba que le
regalaba flores por este motivo.
Además de ello, Ishakan también se dedicaba a jugar con Lesha.
Lesha se divertía mucho. Porque a diferencia de la tranquila Leah, Ishakan
jugaba con una rudeza sorprendente. Los dos no tardaron en hacer cosas
que hicieron que el corazón de Leah palpitara de preocupación.
El nivel se volvió cada vez más peligroso, la última vez pensó que su
corazón explotaría. El juego incluía disparar flechas de juguete.
Ishakan disparaba flechas a Lesha que estaba corriendo a la distancia. Lesha
tenía que evitar las flechas mientras llegaba al lugar donde estaba plantada
la bandera.
La punta de la flecha tenía una tela áspera para evitar dañarlo. Lesha corría
esquivándolas todas hasta que finalmente una flecha de madera lo alcanzó.
El pequeño se desplomó cuando fue golpeado por la flecha.
"¡¡Lesha!!"
Leah, que estaba sentada bajo la sombra de un árbol, se sobresaltó. Sin
embargo, Lesha que estaba tumbado boca abajo, se levantó rápidamente.
Leah sintió un alivio en su corazón cuando lo vio corriendo nuevamente.
Dirigió su mirada hacia Mura que estaba a su lado en búsqueda de simpatía
por el acontecimiento. Pero Mura solo aplaudió cuando Lesha se levantó.
No mostró ningún indicio de conmoción.
Esto parecía natural para los Kurkan. Leah no podía entender su mundo.
Para ella era más un entrenamiento de combate que un juego, pero decidió
no intervenir porque Lesha lo estaba disfrutando.
Días después Ishakan planeaba ir a cazar junto a Lesha. Con una pequeña
daga en la cadera, Lesha estaba lleno de motivación.
"¡Mamá! Conseguiré una presa grande."
Extendió sus brazos para indicar lo grande que sería el animal que atraparía.
Leah le dijo acariciando su mejilla.
"Puedes regresar con las manos vacías. No necesitas arriesgarte."
Lesha hizo un mohín con los labios ante la petición de Leah. Su cara
reflejaba el deseo de querer atrapar una gran presa para demostrarle a su
madre sus capacidades. Ella le pidió lo mismo a Ishakan.
"Tú también cuídate. No te lastimes."
Pero en cuanto lo dijo se dio cuenta que no tenía sentido. Ishakan sonrió.
"Hacía mucho tiempo que alguien no me decía eso."
Los animales temían a los Kurkan porque intuían que eran un depredador
superior. Incluso los animales salvajes como los lobos, evitaban
rápidamente a los Kurkan cuando los detectaban.
"Siempre me preocupo por ti."
Leah añadió. Ishakan la abrazó.
"¿Vamos juntos?"
Intentó persuadirla diciéndole que atraparía algún conejo. Como Leah no
respondió, la levantó entre sus brazos.
"¡Ishakan!"
Ishakan sabía que no podía acompañarlos porque ella tenía algo que hacer
hoy, pero estaba actuando como si no lo supiera.
"Bájame."
"No creo que pueda."
"Estoy planeando secuestrarte."
Besó la mano de Leah que lo empujaba. Leah sonrió cubriendo la mejilla de
Ishakan.
"Después que haga lo que tengo pendiente hoy... haré lo que quieras."
Matrimonio Depredador - Capítulo
338

Capítulo 338. Librería (1)


Ishakan suspiró. Tocó su frente con la de Leah.
"No puedes decir esas cosas descuidadamente."
"Solo lo hago contigo."
Ishakan sonrió satisfecho. Finalmente puso a Leah en el suelo.
"Regresaré pronto. Espero que mi esposa también."
Ella se despidió con una sonrisa.
***
Leah salió del palacio real acompañada de Mura. Ambas vestían largas
túnicas con capucha para ocultar sus rostros. Leah incluso bebió una poción
que había preparado Morga, que cambiaba temporalmente el color de los
ojos y del cabello.
Hacía mucho tiempo que no ocultaba su identidad de esta manera. Leah
observaba con atención mientras caminaba por las abarrotadas calles
comerciales.
Estia había erradicado por completo la esclavitud. Los comerciantes que
perdieron esta fuente de ingreso tuvieron que buscar nuevas formas de
obtener dinero, lo que ocasionó nuevos problemas.
El problema reciente más preocupante era la falsificación de monedas.
Las monedas falsas se fabricaban fundiendo las monedas de plata emitidas
por Estia con impurezas. Las monedas falsas tenían un peso similar a las
auténticas monedas de plata, por lo que ni siquiera podían distinguirse con
una balanza.
Solo se podían distinguir porque el patrón de las monedas falsas era
ligeramente tosco. Pero aún así para detectarlas se necesitaba de una
persona con mucha experiencia.
En estos momentos estaban comprobando hasta qué punto se habían
extendido las monedas falsas en el reino. No quería dejar todo en manos de
sus subordinados, así que Leah también estaba investigando por su cuenta.
Compró algunos artículos en varias tiendas para intercambiar monedas.
Afortunadamente, todas las monedas de plata que recibió de las tiendas eran
auténticas.
"Es difícil..." Mura, que seguía a Leah llevando el equipaje, negó con la
cabeza. No podía distinguir las monedas de plata falsas de las auténticas.
"Porque incluso las monedas de plata auténticas tienden a desgastarse con
el paso del tiempo."
"¿Cómo las distingues Leah?"
"Los patrones son ligeramente diferentes. Especialmente en estas partes..."
Se lo explicó detalladamente a la curiosa Mura, pero de todos modos ella no
pudo entenderlo. Leah sugirió con una sonrisa.
"Vamos a esa librería, luego tomaremos el té acompañado de algunos
bocadillos."
"Buena idea."
Mura se alegraba cuando Leah decía que iba a comer algo. Ella caminó
hacia la librería con entusiasmo. Cuando llegaron a la librería, Leah le pidió
que esperara afuera.
En esta librería había desde libros antiguos hasta los más nuevos. Tenía
muchos libros fascinantes porque al propietario realmente le gustaban los
libros.
Ella podía pedir que se enviaran variedades de libros al palacio real. Pero la
satisfacción de elegir los libros en persona no se podía comparar con nada.
Le gustaba caminar por la librería mientras contemplaba los libros.
Leah sonrió apenas entró a la librería. El olor de los libros la hacía sentirse
a gusto. De inmediato se dio cuenta que no había nadie. Parecía que el
propietario había salido un momento.
Ella pensó que regresaría pronto porque afuera de la librería no había
ningún cartel de que estuviera cerrada. Leah decidió esperar con calma
mientras miraba libros. De todos modos, Mura estaba afuera fumándose un
puro para que ella pudiera tomarse su tiempo.
Cuando andaba por la librería hojeando algunos libros nuevos que
procedían del extranjero, escuchó pasos en el interior.
"¡......!"
Un hombre se sentó en la silla vacía de la caja registradora. El hombre de
piel clara llevaba gafas. Preguntó con una leve sonrisa.
"¿Estás buscando algún libro?"
El propietario de la librería que Leah conocía era un anciano con la espalda
encorvada que caminaba con un bastón. Dijo mirando al hombre.
"¿Eres el responsable de la librería por un tiempo?"
Los ojos del hombre se iluminaron ante las palabras de Leah.
"¿Por qué lo cree? El propietario podría haber cambiado."
El hombre actuó como si su pregunta le pareció divertida. Leah decidió
satisfacer la curiosidad del hombre porque probablemente no se rendiría
hasta que respondiera.
"Las gafas que llevas son caras, un plebeyo no podría comprarlas. Tiene el
cabello liso, las manos limpias… incluso hueles a perfume..." Sus ojos
detrás de los cristales de sus gafas ni siquiera parpadeaban. Leah continuó
hablando sin apartar la mirada. "Pensé quizás eras un noble que está
trabajando por capricho en este lugar durante un tiempo."
Matrimonio Depredador - Capítulo
339

Capítulo 339. Librería (2)


Además el hombre parecía extranjero por su forma de hablar. Pero ella
prefirió reservarse esa observación. El hombre se echó a reír.
"Acertaste. Usted tampoco parece una persona común."
Leah solo sonrió ante sus palabras. Como parecía que el propietario de la
librería no vendría pronto, se limitó a decirle al hombre el nombre del libro
que buscaba.
"¿Tiene el octavo volumen de Clásico Numismática?"
El hombre dijo sorprendido.
"Si lees estos libros debes dominar las lenguas antiguas."
"...Sé un poco."
La familia real de Estia estaba obligada a aprender lenguas antiguas, para
que pudieran leer textos antiguos. Sin embargo, Leah fue la única de la
familia real que pudo aprender adecuadamente las lenguas antiguas, porque
resultaban bastante difíciles incluso para los eruditos.
Soy la única de la familia real que ha sobrevivido… Mientras estaba sumida
en sus pensamientos, el hombre dijo con una cara llena de alegría.
"Eres increíble."
Habló rápidamente con un tono de voz ligeramente alto.
"¿Has leído Monarquía, Estado y Política? ¿También Interpretación
Honrada?"
"He leído las dos."
Probablemente el hombre seguiría alargando la conversación si ella no
hacía nada. Leah enseguida mencionó su propósito original antes de que el
hombre dijera otra palabra.
"¿Cuándo vas a buscar el libro?"
"Lo siento. Me emocioné demasiado."
El hombre sonrió torpemente. Salió del mostrador pasando a un lado de
Leah.
"Por favor, espere un momento..."
El hombre murmuraba para sí mismo mientras buscaba a tientas en la
estantería que estaba detrás. Ella miró los libros que estaban en el mostrador
de la caja registradora. Había principalmente novelas ligeras que podían
atraer la atención de los clientes. Leah encontró un libro con un título que le
pareció interesante.
¿Cómeme…?
Era un título extraño. Leah leyó parte de la primera parte. La protagonista
femenina le pedía mucho dinero prestado al protagonista masculino, que
daba bastante miedo a pesar de su belleza. Luego aparecían los problemas.
Parecía un libro didáctico que enseñaba la importancia del dinero.
Pero se cansó de leerla porque muchos personajes estaban mal de la cabeza.
Ni siquiera el protagonista masculino lo consideraba normal. Dejó el libro
sacudiendo la cabeza.
Escuchó un ruido detrás de ella. Cuando se dio la vuelta sobresaltada, ella
se resbaló porque alguien la haló. Cerró los ojos fuertemente pensando que
chocaría contra el suelo.
Pero en lugar de sentir el impacto, algo la sostuvo firmemente.
"......"
Leah abrió suavemente los ojos. Su mirada se cruzó con la del hombre. Al
caer hacia atrás la capucha de su túnica se bajó. El hombre miraba a Leah
con los labios ligeramente abiertos. Leah apartó su mirada lentamente.
El hombre perdió el equilibrio en la escalera mientras trataba de sacar el
libro de un lugar alto. Se agarró de la túnica de Leah para evitar caerse,
ocasionando que ella se cayera. Afortunadamente el hombre después de
recuperar el equilibrio pudo sostener a Leah.
Estaba avergonzada por la posición en la que se encontraba. El hombre
sujetaba a Leah con fuerza. Sentía que le quedaría una marca en la piel. Le
dijo seriamente.
"Suéltame."
Aunque fuera un error no pudo disimular la frialdad en su voz. El hombre
soltó su agarre lentamente. Se disculpó tardíamente con voz entrecortada.
"...Lo siento."
Leah se colocó nuevamente la capucha. Luego tomó el libro en la mano del
hombre.
"¿Cuánto cuesta?"
El hombre tartamudeó el precio ante la seca pregunta. Leah puso el dinero
en el mostrador. Luego salió de la librería antes de que el hombre tuviera
oportunidad de volver a hablar.
"¡Leah!"
Mura sonrió. Leah se acercó a ella caminando lentamente. Estaba
demasiado cansada para ir a la cafetería. Sólo quería regresar directamente
al palacio real. Se detuvo de repente mientras caminaba al revisar el libro
que tenía en su mano. Dejó escapar un leve suspiro olvidando sus modales.
"Haa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
340

Capítulo 340. Librería (3)


El hombre se equivocó en el precio del libro. Ella le había pagado mucho
menos de lo que debería. La librería pronto quebraría si la administraba de
esta manera.
No entendía por qué la librería estaba en manos de una persona así. Leah
comprobó nuevamente la etiqueta del precio pegada en la cubierta trasera
del libro. Entonces sacó dos monedas de plata.
"Mura, espera un momento. Se ha equivocado en el precio…"
Regresó a la librería dejándole el libro a Mura. La caja registradora estaba
sola. Ella estaba a punto de gritar para llamarlo, cuando se dio cuenta de
que la puerta en la esquina de la librería estaba abierta. Dicha puerta
conectaba con el callejón lateral.
Cuando salió por la puerta se encontró al hombre. Estaba fumando un puro
en el callejón. Estaba contemplando el cielo con la mirada perdida. Observó
sin darse cuenta al hombre mientras fumaba, recordando a Ishakan dado
que también le gustaba fumar.
Leah de repente frunció el ceño mientras miraba sus manos blancas con sus
venas brotadas. El aroma del puro que el hombre estaba fumando era
totalmente diferente de los puros que fumaba Ishakan. Su amargo aroma
causaba que le picara la nariz.
Leah contuvo la respiración por un momento. Se acercó rápidamente al
hombre para entregarle las dos monedas de plata que tenía en la mano.
"Te has equivocado en el precio del libro"
El hombre no se sorprendió ante su repentina aparición. Respondió con voz
calmada.
"Oh, muchas gracias."
Recibió las monedas despreocupadamente. Ella comenzó a sospechar.
¿Se ha equivocado deliberadamente? Leah supuso que el hombre lo hizo
con la intención de que ella viniera otra vez, aunque no estaba segura del
motivo detrás de ello.
El hombre apagó el puro pisándolo en el suelo. Parecía que quería hablar.
Pero ella no tenía ninguna razón para seguir conversando, por lo que se dio
la vuelta.
"Me voy."
"Oh, espera."
El hombre sugirió con una sonrisa tirando suavemente de la ropa de Leah
"¿Quieres tomar té? Hay una buena cafetería cerca."
Leah hizo que el hombre soltara su agarre. Respondió con frialdad.
"Lo siento. Mi esposo me espera en casa. También tengo un hijo."
Ella añadió que no debería cortejar a una mujer casada. El hombre sonrió
levemente.
"Eres demasiado rígida. Solo quería conversar."
Fue una sonrisa tan inocente que causó que ella se avergonzara de sus
palabras. Estaba un poco desconcertada. El hombre continuó hablando con
una sonrisa.
"No es común conocer a alguien que domine las lenguas antiguas. Además,
ambos tenemos un interés similar en libros..."
Leah asintió inconscientemente. El hombre dio un paso más hacia ella,
situándose lo suficientemente cerca como para que ella se sintiera
incómoda. Entonces preguntó.
"Entonces, ¿cuándo vienes otra vez?"
Si se hubiera acercado un paso más ella hubiera retrocedido.
"No lo sé."
"Me gustaría estar ese día en la librería para poder hablar contigo."
La voz del hombre estaba llena de buenas intenciones. Parecía un hombre
gentil. Incluso ella podía imaginárselo sentado en un escritorio leyendo un
libro.
A simple vista podía notar que era robusto a pesar de su ropa holgada. Se
podía corroborar fácilmente por la fuerza de sus manos cuando sujetó su
cuerpo. Probablemente no era una persona inteligente común.
Leah vio los ojos del hombre a través de los cristales de sus gafas. Tenía
una mirada sonriente que parecía inofensiva. Pero cuanto más tiempo los
miraba, el estado de alerta de su mente aumentaba.
Ella terminó diciendo algo conveniente teniendo en cuenta que no podría
venir a la librería durante un tiempo. "Aproximadamente en 15 días. Nos
veremos si tenemos la oportunidad."
No necesitaba decirle la verdad porque probablemente no se volverían a
encontrar. Esta fue la manera más eficiente de cortar la conversación. Ella
salió del callejón sin pensarlo dos veces, dejando atrás al hombre.
El hombre se rió mirando hacia la dirección en la que había desaparecido
Leah.
"...hmm." Murmuró. "Me gusta."
Matrimonio Depredador - Capítulo
341

Capítulo 341. Celos (1)


El Rey de Balkat era un hombre con una mente brillante. Herodes poseía
tantas ansias de conocimiento como de relaciones sexuales.
Anhelaba este viaje a Estia porque creía que podía satisfacer dos
necesidades. No solo obtendría conocimiento extranjero, sino también
mujeres. No había nada mejor.
Herodes partió primero en secreto hacia Estia. De ese modo no tendría que
ver a la Reina de Balkat durante unos días.
Apenas llegó a Estia estuvo en el barrio rojo de la capital durante las
noches. Cuando salía el sol se paseaba por las librerías. Pasaba el día
leyendo libros y recopilando información sobre la familia real de Estia.
Encontró una librería que le gustó, así que alquiló todo el lugar durante su
estancia. Estaba leyendo un libro tranquilamente cuando escuchó el ruido
de la puerta. Se acercó creyendo que quizás el dueño había venido, pero se
encontró con una mujer.
Herodes recordó que había olvidado poner un cartel en la puerta de la
librería que indicara que estaría cerrada durante unos días. La razón por la
que no se había dado cuenta antes se debía en gran medida a la falta de
clientes de la antigua librería.
Pensaba echarla diciéndole la verdad, pero Herodes pronto cambió de
opinión. Cuando escuchó su voz se puso caliente, así que decidió aceptar a
la mujer como una invitada. Además, no sólo le gustaban los libros, sino
que también hablaba lenguas antiguas.
Deseaba mirar su rostro. En realidad no tenía expectativas. Solo tenía
curiosidad por saber quién era la dueña de la voz. Por lo que haló su túnica
mientras fingía caerse. Finalmente su cara se reveló. Fue la cereza del
pastel.
Nunca había visto tanta belleza. Pero lo que le llamó la atención más que su
hermosa apariencia fue la forma en que sus finos rasgos mostraban que
estaba avergonzada.
No podía olvidar la manera en que sus pupilas tambalearon. Pero pronto se
volvió inexpresiva, su frialdad sacudió su corazón. Definitivamente ella
encajaba en el tipo de mujeres que le gustaban a Herodes.
Fue un poco decepcionante que sus ojos y su cabello fueran de un marrón
común. Se vería mejor con un color llamativo. Le gustaría que ella se tiñera
el cabello en el futuro.
Había muchas mujeres hermosas en Estia. Esperaba que la Reina pudiera
igualar la belleza de la mujer que había visto hoy. Quería comprobar por
qué hombres con poder arriesgaron su vida por tenerla a ella.
Pero aunque la Reina fuera hermosa, creía no tendría el mismo encanto que
la mujer de la librería. La curiosidad por la Reina pasó a un segundo plano
sin darse cuenta.
Herodes quería saber sobre ella. La mujer intentó trazar una línea diciendo
que estaba casada, pero eso era lo mejor en esta situación. En Estia se
valoraba la pureza de la novia. Por lo que resultaba más probable que una
mujer casada tuviera una aventura.
No entendía como podía mantener una apariencia tan hermosa teniendo un
hijo. Cuanto más la imaginaba jadeando, más pronto deseaba estar en la
cama con ella.
Era evidente que ella se había marchado diciendo una mentira, pero no sería
difícil encontrar a una mujer de estatus noble en el reducido círculo social
aristocrático.
Solo tenía que esperar un poco más para tenerla. Herodes estaba tranquilo.
Porque siempre ha tenido lo que ha querido.
***
Ella se preguntaba qué estaba haciendo el hombre que conoció en la
librería. Sentía curiosidad por él. Parecía un noble o un comerciante de otro
reino.
Pensó que podría estar implicado en el caso de las monedas falsas. No
parecía un hombre ordinario. Si el hombre visitaba frecuentemente la
librería no debería ser difícil averiguar su información personal.
Mura se mantuvo al lado de Leah desde que regresaron al palacio real.
"Preparé el baño."
"Un poco más tarde. Me ocuparé primero de los asuntos urgentes."
Mura siguió a Leah hasta su oficina. Miró a través de la ventana luego de
olfatearla. Asintió suavemente para sí misma mientras comprobaba la
inclinación del sol.
Leah no se dio cuenta de lo que hacía Mura porque estaba perdida en sus
pensamientos. Se sentó en el escritorio de la oficina.
Colocó las monedas de plata que había recibido hoy sobre el escritorio para
examinarlas. Como había confirmado antes, todos eran auténticas.
Supuso que las monedas falsas aún no se habían propagado ampliamente.
Esto coincidía con el informe de los investigadores. La próxima vez no
había que buscar en las tiendas de las zonas más concurridas, sino en las de
las zonas más discretas.
Matrimonio Depredador - Capítulo
342

Capítulo 342. Celos (2)


"......"
Los ojos de Leah perdieron su brillo. Fue difícil lograr erradicar el tráfico
de esclavos, pero ahora se estaban fabricando monedas falsas.
Los falsificadores se arrepentirían de su crimen cuando fueran atrapados.
Serían ejecutados públicamente en la plaza. Un castigo severo que servirá
como ejemplo para que nadie se atreviera a pensar en algo parecido.
Leah sacó una hoja para escribirle una carta al Conde Valtein. Escribió sus
observaciones de hoy sobre las monedas falsas, también le pidió que
investigara al hombre de la librería.
Finalmente la colocó a un lado del escritorio después de sellar la carta con
cera. Cuando estaba considerando ir a bañarse, la puerta de la oficina se
abrió abruptamente.
"¡Mamá!"
Sólo había alguien que abría las puertas tan fuerte en el palacio de Estia.
"Lesha."
A pesar de que recibía una persistente educación de etiqueta, en ocasiones
se comportaba de forma imprudente cuando estaba emocionado. Leah
decidió regañarlo más tarde viendo que estaba demasiado emocionado.
"Llegaste temprano."
"Vine rápido porque quería ver a mamá."
Lesha se acercó a su silla antes de que Leah pudiera levantarse. Entonces le
tendió lo que estaba sosteniendo con mucho cariño.
"¡Mira esto mamá!"
Era un ave que Lesha había cazado. Era tan grande como el cuerpo de
Lesha. Podría ser incluso más grande que Lesha si tuviera las alas
extendidas.
"¡Lo hice de esta manera...!"
Lesha simuló cómo atrapó al ave posada en el suelo rompiéndole el cuello.
Los ojos del niño brillaban de pura crueldad. Cada vez era más evidente el
hecho que tenía sangre de Kurkan en sus venas.
El niño no debía considerarse bajo estándares humanos. Leah felicitó al
pequeño Kurkan por su exitosa caza.
"Bien hecho. Eres un verdadero Kurkan."
Cuando Leah acarició su cabeza los ojos de Lesha se agrandaron. Exclamó
colocando el ave muerta sobre el escritorio con sus pequeñas manos.
"¡Mami, rulu, regulu, regalo!"
Pudo decir la palabra que quería después de intentarlo varias veces. Parecía
que se le complicaba pronunciar la palabra 'regalo'.
"Gracias Lesha."
Mura, que estaba a su lado, le dio un codazo a Lesha. A pesar de que el
animal no estaba derramando sangre, no debería poner un animal muerto
sobre el escritorio de la oficina.
"No es apropiado."
Lesha sacudió la cabeza con las mejillas hinchadas. Cuando Morga apretó
sus mejillas el aire salió de forma graciosa de su boca. Leah hizo una
propuesta para animar al descontento Lesha.
"¿Cenamos esta noche el animal que cazó Lesha?".
Mura estaba de acuerdo.
"Lo cocinaré bien. También esparciré el rumor de su hazaña para que todos
en el palacio real conozcan la valentía de Lesha."
"Está bien..." Lesha finalmente le entregó el ave a Mura. Ella tomó la mano
de Lesha después de agarrar el ave con la otra. "Ahora debes bañarte."
Lesha estaba manchado de tierra. Leah salió de su asombro cuando se dio
cuenta de la presencia de Ishakan. Estaba apoyado en el marco de la puerta.
"¿Ishakan? ¿Cuándo llegaste ahí?"
Ishakan sonrió de forma ligeramente torcida. Mura se fue rápidamente con
Lesha.
La puerta se cerró. Se quedaron los dos solos en la oficina. Normalmente,
se habría acercado para darle un beso y contarle sobre lo que había hecho.
Pero se limitó a mirarla en silencio. Ella se levantó con cautela.
"¿Por qué no dices nada...?"
"Siéntate."
Ella se sentó de nuevo en la silla sin pensarlo dos veces. Ishakan se acercó
con pasos firmes. Puso sus grandes manos sobre el escritorio. Cuando el
hombre grande se inclinó hacia delante, una sombra se cernió sobre ella.
Leah miraba a Ishakan con la cabeza inclinada hacia atrás.
Acercó su rostro a su cuello. La punta de su nariz rozó su cuello, causando
que sus hombros temblaran. Ishakan inhaló como si estuviera comprobando
algo.
Una tensión inexplicable se apoderó de Leah. Su cuerpo se puso rígido
como un herbívoro acorralado. Ishakan habló con una voz profunda.
"Hueles a tabaco..." Sus párpados medio cerrados se levantaron lentamente.
Los ojos tenían un brillo dorado intenso. Ishakan dijo con una sonrisa
ambigua. "No es mío."
Matrimonio Depredador - Capítulo
343

Capítulo 343. Celos (3)


Su mente se quedó en blanco por un momento. Debido al inusual humor de
Ishakan, la primera idea que se le vino a mente fue descabellada.
'¿He sido infiel sin saberlo...?'
Pero pronto se deshizo de ese pensamiento irracional. Intentó reflexionar
correctamente. Conoció un hombre hoy en la librería. El olor a tabaco pudo
haberse impregnado en ella cuando conversaba con él.
No sólo había pasado mucho tiempo desde que estuvo en la librería, sino
que también consideraba que no estuvo mucho tiempo cerca del hombre
mientras fumaba. Leah se olfateó a sí misma pero no pudo percibir nada. Se
necesitaba el sentido del olfato de una bestia para darse cuenta.
De todos modos, fuera cual fuera la situación, tenía que explicarla bien. Ella
miró a Ishakan. Todavía había una sonrisa en sus labios. Se le puso la piel
de gallina.
Ishakan no dudaba de los sentimientos de Leah, porque eran una pareja que
había unido sus almas. Como cada uno formaba parte del otro, su relación
sería eterna.
Eso no significaba que Ishakan permitiría que cualquiera se acercara a
Leah. Quienes no conocían a Ishakan pensaban que no era celoso porque
siempre se mostraba despreocupado. Pero quienes lo conocían sabían que
sí.
Trataba amablemente a aquellos se acercaban a Leah con buenas
intenciones. Pero no actuaba de la misma manera con aquellos que se
acercaban a ella con una intención s3xual. Podía percibirlo con precisión a
través de la intuición animal.
En este caso, sin saber nada sobre las circunstancias, estaba intuyendo algo
solo por el humo a tabaco impregnado en ella. Parecía más un hechizo que
una institución.
Mientras se preguntaba qué debía hacer, Leah decidió primero darle un
beso. Ella agarró su mejilla al mismo tiempo que rozaba sus labios. Ishakan
aceptó el beso sin dudarlo.
Su lengua se introdujo en la boca de Leah a través de sus labios abiertos.
Sus labios se separaron después de un apasionado beso.
"Parece que se me impregnó el olor del puro que estaba fumando el dueño
de la librería."
"¿Entonces?"
"Cúbrelo con tu olor corporal."
Ishakan sonrió ante su torpe seducción. Después de cargar a Leah entre sus
brazos, se dirigió al sofá de la oficina. Cuando desabrochaba los botones del
vestido para dejar al descubierto su piel, las manos de Ishakan se
detuvieron.
"......"
Se quedó mirando algo. Leah se preocupó cuando se dio cuenta hacia donde
estaba mirando. Tenía marcas de manos en ambos brazos.
Le vino a la mente otro hecho que realmente había olvidado por completo.
El hombre de la librería la había sostenido con mucha fuerza cuando caía.
Esta vez realmente no tenía nada que decir. No podía hacerlo aunque
tuviera cien bocas.
Ishakan entrecerró los ojos. No gritó enfadado. Sólo susurró.
"Parece que Mura no quiere trabajar."
Sintió miedo. Leah defendió a Mura rápidamente.
"No fue su culpa. Le pedí que no estuviera demasiado cerca."
Entonces le explicó detalladamente la situación. Le explicó que el hombre
de la librería la sostuvo cuando se había caído accidentalmente. Sus ojos
volvieron a la normalidad.
Leah suspiró aliviada. Sinceramente no sabía lo que le sucedería al hombre
de la librería. Pero tenía que salvar a la pobre Mura.
En ese momento el vestido que llevaba fue arrancado por completo. El
sonido de la tela siendo rasgada resonó en el lugar. Sus grandes manos se
posaron sobre sus muslos. Sus dedos acariciaron las cicatrices.
"Leah."
Ishakan bajó su cabeza hacia sus piernas. Primero besó una cicatriz, luego
la mordió. Ella sintió un breve dolor. Las marcas de sus dientes quedaron
grabadas sobre la cicatriz.
"No dejes que otros hagan marcas en tu cuerpo."
Ishakan volvió a susurrar tocando las marcas de manos en sus brazos.
"Yo soy el único que puede hacerlo."
Leah asintió lentamente. Ishakan sonrió sabiendo que ella lamentaba lo
sucedido.
"Apliquemos un tratamiento primero."
Matrimonio Depredador - Capítulo
344

Capítulo 344. Celos (4)


Ishakan rebuscó en los cajones de su oficina en busca de un ungüento. Leah
tenía la piel frágil, por lo que quería tratarla con prontitud.
Ella se sentó en los muslos en ropa ínt!ma. Le aplicó suavemente el
ungüento en las marcas de sus brazos. Ishakan besó su mejilla.
"Siempre exagero cuando se trata de ti."
"Lo siento. No quería preocuparte..."
Leah se mordió el labio inferior. Su dedo largo tocó sus labios liberándolo
de la mordida.
"No necesitas disculparte."
Derribó a Leah sobre el sofá. Ishakan dijo con picardía abriendo sus
piernas.
"Porque pienso hacer muchas cosas de las que debería disculparme."
***
Ishakan sostenía una larga pipa en la mano, sentado en el alféizar de la
ventana. Los Kurkan permanecían de pie con expresiones tensas mientras
fumaba.
La puerta se abrió tras un angustiante silencio. Mura entró con cautela.
"......"
Mura caminó lentamente hasta situarse frente a Ishakan. Ishakan agitó la
mano en silencio. Los Kurkan salieron de la habitación, excepto Mura.
Mura se arrodilló inmediatamente. Ishakan le habló tranquilamente a ella,
que tenía la cabeza inclinada mientras esperaba su sentencia.
"Leah tenía marcas de manos en sus brazos."
La cara de Mura se puso pálida. El aire de la habitación pesaba sobre sus
hombros como si hubiera tomado forma. Mura abrió la boca. Dijo
tardíamente por la tensión de su garganta.
"Ishakan..."
Mura se estremeció como si tuviera un escalofrío. Lágrimas comenzaron a
brotar de sus ojos. Ishakan se llevó la pipa a la boca mirando fijamente a la
agitada Mura.
Ella cada vez tenía más dificultad para respirar cuanto más se prolongaba su
mirada. Ishakan finalmente dejó escapar un suspiro. Como si fuera una
señal, Mura golpeó su cabeza contra el suelo. El suelo de mármol se
resquebrajó. Su sangre lo manchó.
"Lo siento. Leah no hizo nada malo. Todo es culpa mía debido a mi falta de
experiencia…."
La sangre se mezcló con las lágrimas que fluían por su rostro. Pero Mura no
sentía dolor a pesar del daño. Ella le suplicó.
"Por favor, dame la oportunidad de redimirme."
Las comisuras de la boca de Ishakan se levantaron lentamente.
"Leah te aprecia mucho."
Mura esperó sus siguientes palabras conteniendo la respiración.
"Espero que no me decepciones, Mura."
"¡......!"
Los ojos de Mura se agrandaron. Ella se dio cuenta de que Ishakan le estaba
dando otra oportunidad. Entonces habló apresuradamente.
"Te diré lo que he averiguado hasta ahora."
Cuando regresaban al palacio real desde la librería, Mura percibió el olor a
tabaco que impregnaba el cuerpo de Leah. Ella sabía que el dueño de la
librería que Leah frecuentaba no fumaba.
Pensaba que no era algo importante, pero en cuanto regresaron al palacio
real, envió unos Kurkan para que investigarán sobre la librería. No tenía ni
idea de que Leah regresó con marcas en sus brazos.
Mura no dijo nada aunque había muchos motivos para intentar justificarlo.
Porque sin importar lo que dijera, no cambiaría el hecho de que su cuerpo
había sido marcado.
"Ha aparecido un forastero recientemente. En las noches suele estar en el
distrito rojo, durante el día se pasea por las librerías. Se ha vuelto famoso en
el distrito rojo."
Añadió que se rumoreaba que cambiaba de mujeres cada noche. Además,
de que alquilaba las librerías para leer tranquilamente. Este no era un
comportamiento habitual. Mura terminó su discurso con una discreta
conclusión.
"Aún no estoy segura…. pero es posible que sea el Rey de Balkat."
Ishakan sonrió amargamente. Todos estaban concentrados en la conquista
de Herben, que parecía que habían pasado por alto los movimientos del Rey
de Balkat.
Quién se imaginaría que un Rey se colaría solo en Estia. Fue algo
inesperado. Ishakan murmuró sonriendo.
"Este acuerdo de paz será interesante."
Matrimonio Depredador - Capítulo
345

Capítulo 345. Verdadera Identidad (1)


Mura apareció con una venda en la frente. Leah se sorprendió al verla en
esas condiciones durante la noche.
"¡Mura!"
Leah no creía que se hubiera golpeado con algo por accidente debido a su
gran agilidad, seguramente había recibido una dura lección de Ishakan.
No podía creer que la hubiera castigado de esta manera cuando la había
defendido con insistencia la noche anterior. En el momento que se sintió
traicionada por Ishakan, Mura aclaró las circunstancias.
"Yo misma me hice esto."
Mura defendió a Ishakan nuevamente, añadiendo que ella no había cuidado
adecuadamente de Leah. Continuó hablando en un tono suave.
"No te preocupes, mejorará pronto."
"¡Pero…!"
"Esto está directamente relacionado con mi honor."
Mura dijo con determinación. Leah hizo una conjetura.
Las marcas en sus brazos no se podían considerar sólo responsabilidad de
Mura. Probablemente Ishakan ni siquiera la había considerado culpable.
Pero fue debido a que Leah asumió la responsabilidad de las marcas.
Seguramente si se hubiera quedado callada, Mura hubiera perdido su puesto
de dama de compañía principal.
"No quiero perder mi posición como su dama de compañía principal.
Absolutamente no."
Entonces añadió que el hombre de la librería pagaría por los daños
ocasionados.
Unos días después regresó a la ciudad capital el ejército Kurkan que había
conquistado el Reino de Herben. No sucedió ningún acontecimiento
importante, excepto que Haban fue golpeado por Mura mientras se burlaba
de su frente lastimada.
Finalmente los emisarios de Balkat visitaron el palacio real de Estia.
***
Los emisarios entraron al palacio real en silencio.
Leah no salió a saludar a los emisarios, en su lugar envió al Conde Valtein.
Fue para prevenir cualquier situación que pudiera causar un malentendido.
Ellos buscaban la paz para salvar sus vidas ofreciendo a los esclavos
Kurkan a cambio. Ella no tenía ninguna necesidad de establecer relaciones
personales con ellos. Todo terminaría después del banquete de esta noche.
Después de asegurarse de que el Rey y la Reina de Balkat fueran escoltados
hasta un palacio secundario, Leah se concentró en los asuntos que había que
atender.
Hoy estaba extrañamente ocupada. Ishakan también abandonó el palacio
real por la mañana, diciendo que volvería antes del banquete, como si
tuviera algo que hacer.
Le pareció que había algo extraño en su mirada. No había pasado mucho
tiempo desde que regresaron de la campaña militar, pero se llevó a Haban,
Genin, Morga, e incluso a Mura. Se había llevado a todos los Kurkan del
palacio real.
¿Qué demonios está haciendo...?
Pero sabía que no haría nada que la pudiera perjudicar. Leah dejó de pensar
en ello, puesto que seguramente le informaría en el momento oportuno.
La Baronesa Cinael ocuparía el lugar de Mura temporalmente.
"Me recuerda al pasado, Su Alteza."
Dijo tímidamente la Baronesa Cinael mientras le daba a Leah un té negro
caliente. Ella recibió la tasa de té con una ligera sonrisa.
La mayoría de las damas de compañía que servían a Leah se habían
retirado. Se sentían mal por haber seguido las órdenes de Cerdina.
No importaba si fue culpa del lavado del cerebro, lo que hicieron no podía
borrarse. Leah ordenó que las afligidas damas de compañía salieran del
palacio real para recuperarse. Podían regresar cuando se sintieran mejor.
La Condesa Melissa, su anterior dama de compañía principal, aún se estaba
recuperando en el campo. Otras damas de compañía se dedicaron a otras
cosas para despejar la mente. Sus puestos vacantes fueron ocupados por
Mura y otros Kurkan.
Algunas damas de compañía de Leah pronto se acercaron a los Kurkan.
Según Mura fue porque ambas partes tenían una preocupación común. Leah
suponía que se trataba de algo relacionado con la comida.
De todos modos, gracias a que todos hacían lo posible por ayudarla, Leah
podía concentrarse en su trabajo. Estaba muy agradecida.
Estaba charlando con la Baronesa Cinael mientras miraba los documentos,
cuando una dama de compañía entró corriendo rápidamente.
"Su Alteza, el Rey de Balkat está aquí."
Leah detuvo su mano, que estaba a punto de firmar un documento.
"Se le ha dicho que espere en la sala de audiencias. ¿Qué debo hacer?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
346

Capítulo 346. Verdadera Identidad (2)


Hoy recibieron a los emisarios de Balkat de forma insignificante. Su orgullo
debe haber sido herido por el trato poco cordial. Pero aún así fue
sorprendente que viniera a visitarla antes del banquete. Se sintió un poco
ansiosa.
Se quedó pensando durante un rato mientras sostenía la pluma que Ishakan
había afilado para ella. Tal vez había venido para hacer algunas propuestas
atractivas. Seguramente no podía decirlo públicamente.
—El Rey de Balkat te tiene como objetivo.
Las palabras de Ishakan pasaron por su mente. Ella soltó la pluma. Podía
aprovechar esta ocasión para averiguar si realmente había venido a Estia
con ese propósito. Ella aceptó reunirse con él, pero lo echaría
inmediatamente si decía alguna tontería.
Leah se quedó congelada al entrar en la sala de audiencias. El hombre se
levantó del sofá como muestra de cortesía.
"¡¡......!!"
El hombre estaba tan sorprendido como ella. Su agitación se reflejó en sus
rostros. Pronto tanto el hombre como Leah ocultaron sus emociones sin
desviar la mirada. El hombre habló con una voz un poco tensa.
"Que la luz brille sobre Estia. Soy Herodes Balkat."
El hombre que conoció en la librería era el Rey de Balkat. Fueron
circunstancias tan irónicas que parecía difícil considerarlo una coincidencia.
Quizás estaba planeado.
La expresión de Leah se volvió firme al recordar de nuevo lo que Ishakan le
había dicho. Habló en un tono formal para intentar evitar una relación
personal entre ambos.
"¿Por qué solicitaste audiencia? ¿Hay algún inconveniente?"
Prácticamente significaba que se marchara si no tenía nada importante que
decir. Herodes se dio cuenta de sus intenciones, pero no pretendía hacerlo.
De repente soltó una pequeña carcajada. Luego habló en un tono alegre.
"No creí que volvería a encontrarme contigo de esta manera."
Herodes observó detalladamente a Leah con admiración.
"Tu cabello, tus ojos…. Te quedan mucho mejor."
Leah se entrecerró los ojos. Odiaba la forma en que actuaba como si fuera
un encuentro casual. Fingía no darse cuenta de la situación.
"Acabó de recordar un asunto urgente, por lo que tengo que irme. Los
jardines del palacio real son bastante bonitos. Puedes disfrutar de un paseo
durante el tiempo libre."
Salió de la sala de audiencias antes de que él pudiera hacer algo. La
Baronesa Cinael, que esperaba a Leah frente a la sala de audiencias, la
siguió sorprendida. Alguien la llamó mientras caminaba rápidamente.
"¡Su Alteza!"
Ella frunció el ceño suspirando. Le ordenó a la Baronesa Cinael que se
retirara un momento. Cuando su dama de compañía se marchó del lugar,
Herodes caminó rápidamente hacia ella para evitar perderla.
"Por favor, si me das un momento te lo explicaré…"
"No sé qué quieres decir."
"¡Alteza, es un malentendido!"
Herodes se acercó a Leah. Leah, que dio un paso atrás, le respondió con
frialdad.
"Realmente no lo sabía."
"......"
"El encuentro de la librería fue una coincidencia. Créeme."
Esperaba una respuesta afirmativa. Pero Leah no quería creerle.
De todos modos, nada cambiaba aunque fuera una coincidencia. Las marcas
que Herodes dejó en sus brazos hirieron el corazón de Ishakan. También la
frente de Mura terminó lastimada. Leah no quería acercarse a él por el
bienestar de sus seres queridos.
Además sus ojos causaban que se sintiera incómoda. Era como si estuviera
delante de Blain o Byun Gyeongbaek.
Se le puso la piel de gallina al pensar en eso. Los recuerdos que quería
olvidar apuñalaron su corazón. No quería permanecer más tiempo aquí.
Parecía que Herodes tenía mucho que decir, pero Leah dijo unas últimas
palabras antes de irse.
"Nos vemos en el banquete."
Leah desapareció. Herodes se quedó solo de nuevo. Terminó igual que la
última vez. Herodes murmuró con una cara inexpresiva.
"...Eres difícil."
Pronto susurró con una sonrisa.
"Es más divertido de esa manera."
Matrimonio Depredador - Capítulo
347

Capítulo 347. Banquete (1)


Por primera vez en mucho tiempo habría un banquete, la aristocracia de
Estia estaba emocionada. Cuando la noche se hizo presente, carruajes
entraron en el palacio real.
Leah también se vistió con esmero para el banquete. Mura, que había estado
fuera con Ishakan durante el día, regresó para también ayudar a Leah a
vestirse.
Llevaba un vestido de seda púrpura además de accesorios de piedras
preciosas. Todos estos fueron regalos que Ishakan le dio a Leah. Cuando
estaba realizando una última inspección de su vestimenta en el espejo, Leah
recibió un pequeño visitante.
"Mamá."
Lesha se acercó con una mirada triste. Rápidamente consoló a Lesha, que se
estaba abrazando a la falda de su vestido.
"Iré contigo."
"No, Lesha."
El banquete duraría hasta altas horas de la noche. El simple hecho de
vestirse resultaba agotador, por lo que estos eventos eran demasiado
tediosos para un niño. Ella no quería que estuviera presente.
"Un niño bueno debe acostarse temprano."
"No quiero."
Lesha fingió una expresión feroz.
"Tengo que proteger a mamá."
Lesha insistió añadiendo que debía seguirla siempre. Cuando Leah intentó
apartarlo, se aferró a la falsa de su vestido.
"¡Llévame!"
Cuando discutían apareció Ishakan que había terminado de vestirse.
"Lesha."
Leah no pudo apartar su mirada de él. Se veía fantástico vestido con su ropa
al estilo Kurkan para el banquete. Desde hace un tiempo no le había
prestado atención a la apariencia de Ishakan. Se veía bastante guapo con su
cabello perfectamente peinado.
Ishakan apartó a Lesha del vestido de Leah. Calmó hábilmente su
descontento.
"Tu mamá ha tomado una decisión."
"Pero..."
"Las noches pertenecen a tu papá."
Entonces Lesha le susurró algo a Ishakan. Los ojos de Ishakan se
entrecerraron al escucharlo. Rápidamente respondió con una sonrisa.
"Te lo prometo, Lesha."
Finalmente desistió de seguirla. Genin cargó a Lesha.
"Te llevaré a tu habitación."
Se marchó con Lesha después de hacer una reverencia. Lesha gritó al final.
"¡Mañana voy a proteger a mamá...!"
Ishakan sonrió mientras extendía amablemente su mano a Leah. Estaba
actuando conforme a la etiqueta de Estia. Ella sonrió levemente.
Ambos intercambiaron anécdotas mientras caminaban de la mano hacia el
salón de banquetes. Después de elogiar a Leah por lo hermosa que estaba,
Ishakan añadió.
"Es mejor que no hables casualmente por ahora."
Fue una vaga advertencia. Pero sabía que no eran palabras sin sentido. Leah
asintió con la cabeza. Ishakan sonrió sin dar más detalles.
"Todavía no... te lo diré cuando esté más seguro."
Tal vez estaba relacionado con el hecho de que había salido con los Kurkan
hoy.
"Vale. Tendré cuidado."
Ishakan le preguntó porque respondió sin dudar.
"¿No tienes curiosidad?"
"Por supuesto que sí."
Leah dijo apretando el agarre de su mano.
"Pero debes tener una razón para no decirlo ahora."
Ishakan se detuvo bruscamente. La procesión que los estaba siguiendo
también se detuvo naturalmente. Ishakan se quedó mirando a Leah.
Entonces murmuró.
"Incluso eres hermosa cuando hablas..."
Su mirada indicaba que la habría besado inmediatamente si ella no se
hubiera vestido cuidadosamente para el banquete. Leah rascó ligeramente la
palma de su mano con su uña. Ishakan levantó una ceja.
"No hagas eso. Se me va a levantar."
"......"
Matrimonio Depredador - Capítulo
348

Capítulo 348. Banquete (2)


Rápidamente retiró su mano. Se dirigieron de nuevo hacia el salón de
banquetes.
Los emisarios de Balkat ya habían llegado al salón de banquetes. Tras
hablar con los nobles de Estia, éstos se acercaron inmediatamente a saludar
a Leah e Ishakan.
Sus ojos se encontraron con Herodes, que estaba al frente del grupo.
Herodes la saludó con los ojos, pero Leah desvió la mirada fingiendo no
darse cuenta.
¿Pero dónde está la Reina de Balkat?
No estaba al lado del Rey. Incluso cuando observó de forma cuidadosa a los
emisarios no encontró ninguna mujer que se pareciera a la Reina. Aunque
había oído que la pareja tenía una mala relación, no esperaba que ella no
asistiera a un acto público.
Se consideraba una gran descortesía diplomática que la Reina no asistiera.
Y Balkat no estaba en condiciones favorables para permitirse desaciertos
frente a Estia.
Herodes no era un idiota que cometería errores de calculos… No resultaba
fácil prever con qué intenciones estaba actuando.
"Que la luz brille sobre Estia. Soy Herodes Balkat."
Herodes la saludó amablemente. Besó levemente el dorso de la mano de
Leah. Fue un saludo que no parecía tener ninguna intención s3xual.
"Hemos preparado un pequeño espectáculo para retribuir la hospitalidad de
Estia."
Los nobles mostraron un gran interés al escuchar la palabra espectáculo.
Leah permitió que lo que Balkat había preparado se presentara en el salón
de banquetes. Herodes le dijo a Leah sonriendo.
"Espero que lo disfruten."
Un grupo de mujeres entró en la sala de banquetes al ritmo de la música.
Eran bailarinas vestidas al estilo Kurkan. Todos quedaron fascinados con el
talento que mostraron estas mujeres en el centro del salón de banquetes.
Leah observó el baile sin mucho interés. De repente ladeó la cabeza. Entre
las numerosas bailarinas, había una que destacaba. Solo ella estaba vestida
de color rojo, las demás bailarinas estaban vestidas de color blanco.
Tenía unos ojos esmeralda que eran tan seductores como los de una víbora.
Un lunar bajo su ojo hacía resaltar aún más la belleza de su rostro.
La bailarina de cuerpo sensual se movía para que se vieran claramente sus
atributos. Era como si pétalos de rosas revoloteaban alrededor de su cuerpo.
Las miradas de los presentes se dirigieron cada vez más hacia la bailarina
roja. La bailarina se sintió satisfecha al darse cuenta de ello.
La música se volvió más rápida. En el momento en que los instrumentos
alcanzaron sus notas más altas, las bailarinas movieron sus brazos hacia
arriba lanzando las telas que sostenían en sus manos.
Las largas telas bloqueando su visión. Leah vio que los ojos de los kurkanos
se enfriaban. Las pupilas de sus ojos se contrajeron rápidamente.
Pero cuando comprobaron que no había armas detrás de las telas que caían,
los Kurkan aplaudieron alegremente como si nada.
Lo único que cambió fue la bailarina roja. Ahora ella llevaba joyas de oro,
una larga capa e incluso una pequeña corona.
Era un atuendo demasiado elegante para una simple bailarina. La bailarina
se acercó caminando con delicadeza. Sus joyas tintineaban mientras
caminaba.
"Que la luz brille sobre Estia. "
Se detuvo frente a Leah e Ishakan, colocando su mano sobre su pecho.
"Soy la Reina de Balkat, Judia Balkat. "
Hubo un revuelo entre los presentes. Nadie podía creer que una Reina
apareciera de forma tan poco convencional. Los murmullos comenzaron
entre los nobles de Estia.
Pero los emisarios de Balkat, incluído Herodes, se mostraron indiferentes.
Parecía que estaban acostumbrados a ello.
Había escuchado que en Balkat predominaba el libertinaje, pero no
esperaba que fuera tanto. Leah trató de ocultar sus emociones, estaba
conmocionada por su cultura. Judia miró directamente a Ishakan en medio
de los murmullos.
"Un placer conocer al Rey de Kurkan. "
Balkat buscaba la paz con Estia. La máxima autoridad de Estia era Leah.
Sin embargo, Judia ignoró claramente a Leah, aunque estaba frente a ella.
Se disgustó bastante. Cuando abrió su boca para insultarla, sintió calidez en
su mano. Ishakan había sostenido su mano. Ella dirigió su mirada hacia él,
pero Ishakan no la estaba mirando.
"Extraño. ¿No se supone que Balkat busca la paz con Estia?"
Los ojos de Judia se agrandaron un poco ante sus contundentes palabras. Se
sorprendió porque en la diplomacia no se acostumbraba hablar de forma
directa. Pero pronto respondió con indiferencia.
"Queremos una buena relación con ambos reinos."
Judia sonrió exudando el aroma encantador de su perfume.
"Especialmente... relaciones más profundas con Kurkan."
Era imposible no darse cuenta de lo que eso significaba. Los ojos de Judia
brillaban. Estaba segura que Ishakan cedería a sus encantos.
Ishakan rodeó la cintura de Leah con su brazo.
"Es una lástima. Sólo escucho a mi esposa."
Matrimonio Depredador - Capítulo
349

Capítulo 349. Banquete (3)


La respuesta de Ishakan se escuchó en el silencioso salón de banquetes. La
expresión de la cara de Judia se puso rígida.
Parecía que no esperaba que la rechazara tan abiertamente. No pudo decir
nada durante un tiempo hasta que finalmente logró recuperar la calma.
"...Ya veo."
Los ojos de Judia se dirigieron hacia Leah. La observó detalladamente.
"Me alegra conocer a la Reina de Estia."
Judia habló con una sonrisa.
"Espero que la Reina permita el intercambio de Balkat con Kurkan."
Hubo murmullos ante su provocación. Leah respondió con un rostro
inexpresivo.
"Lo permitiré."
Judia levantó una ceja. Puso su mano sobre el brazo que le rodeaba la
cintura.
"Pero hay cosas en el mundo que son imposibles aunque lo intentes."
Sonrió levemente como si se estuviera divirtiendo.
"Parece que será difícil conseguir lo que quieres."
"......"
Los ojos de Judia se volvieron fríos. Sus gruesos labios temblaban ante su
humillación. Pero pronto inclinó su cabeza hacia arriba con orgullo como si
nada hubiera pasado.
"Agradezco su permiso, Su Alteza."
Entonces Judia condujo a las bailarinas hacia afuera del salón de banquetes.
El lugar se volvió un alboroto en poco tiempo.
Realmente no le agradaba esta mujer. Ella creía que lograría su objetivo
actuando como una zorra. Como anfitriona del banquete, Leah tenía que
dominar la situación. Leah abrió la boca mirando a Herodes en lugar de la
desaparecida Judia.
"Fue un maravilloso espectáculo. No esperaba ese gran gesto de parte de
Balkat."
Herodes sonrió. Parecía que había disfrutado la desgracia de Judía.
"Es un honor, Su Alteza."
"Espero que disfrutes del banquete de Estia a partir de ahora."
"Lo disfrutaré al máximo."
Percibió un doble sentido en sus palabras. Leah respondió con una sonrisa e
hizo una señal a la orquesta. La música interrumpida volvió a llenar el salón
de banquetes.
Los nobles de Estia se comportaron como si nada hubiera pasado. Sin
embargo, en la cara de los emisarios de Balkat, se podía notar su
preocupación por el incidente.
"¿No vas a felicitarme?"
La pensativa Leah se rió al escuchar su susurro. Ishakan fue insistente como
Lesha.
"Date prisa."
Leah se apresuró a besar a Ishakan en la mejilla para que nadie pudiera
verlo.
"Gracias. Me hiciste sentir mejor."
Ishakan sonrió satisfecho por ello.
***
"No tiene sentido."
Gritó con voz chillona.
"¡Esto no puede estar pasando!"
Judia se agarró el cabello. Habló con incredulidad.
"¡No ha mostrado ningún interés en mí...!"
Judia había estado rodeada de hombres toda su vida. Siempre atraía al
hombre que quisiera con su mirada seductora. Por lo que creyó que esta vez
sería igual.
A ella le gustaba a pesar de que sus ojos daban un poco de miedo. Su cara
cincelada, su cuerpo musculoso, su saludable piel bronceada poco común
en el continente… lo hacían aún más atractivo. Quería hacerlo suyo.
Judia apretó los dientes con rabia al pensar en la humillación que había
sufrido hoy en el banquete. Giró la cabeza rápidamente incapaz de contener
su temperamento. Le gritó al hombre que estaba en el sofá en silencio.
"¡Herodes!"
Herodes frunció el ceño mientras estaba recostado en el respaldo del sofá.
Respondió apretando sus sienes con sus dedos.
"Acordamos que cada uno se ocuparía de su propio objetivo. Hazlo por tu
cuenta." Preguntó con una sonrisa. "¿O no confías en ti?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
350

Capítulo 350. Banquete (4)


"...Loco bastardo."
Judia respondió histérica.
"Tú eres el que necesita hacerlo bien. Dame eso. ¿Dónde está?"
Herodes señaló la mesa de noche ante su pregunta. Había dos botellas de
vidrio sobre ella, llenas de un líquido sospechoso con un brillo siniestro.
Judia se guardó una de las botellas de cristal en el bolsillo.
Herodes dijo en tono burlón.
"¿Crees que tendrás la oportunidad de usarlo?"
"¡Cállate! Veremos quien lo logra primero."
Judia se marchó cerrando la puerta abruptamente. Herodes se levantó
riendo. Sostuvo la botella de vidrio restante sobre la mesa. Se quedó
mirándola durante un tiempo.
No imaginó que la mujer de la librería sería la Reina de Estia. No podía
creer la increíble coincidencia. El destino en ocasiones era caprichoso.
No le importaba en absoluto que tuviera como esposo al Rey bárbaro,
porque de todos modos tenía planeado seducirla. Afortunadamente se había
ahorrado el esfuerzo de tener que encontrarla. El pequeño malentendido no
sería un obstáculo.
Su cabello plateado se veía elegante iluminado por la luz de los
candelabros. Sus ojos púrpuras parecían joyas. Una mujer perfecta en todos
los sentidos, ninguna parte de su cuerpo resultaba decepcionante.
Herodes ahora entendía porque la llamaban el hada de Estia. Valía la pena
perder su propia vida a cambio de tenerla. Por supuesto, Herodes pretendía
seguir viviendo después de hacerlo.
"Judia también debe lograrlo para que eso ocurra."
Murmuró para sí mismo. Herodes se perdió en sus pensamientos durante un
rato. El poder de Estia aumentaba con el apoyo de Kurkan, por lo que los
reinos cercanos se vieron relativamente perjudicados.
Balkat originalmente tenía una fuerte influencia en los países vecinos, pero
había perdido todo su protagonismo por culpa de Estia.
Así que Herodes deseaba que la situación fuera como antes. Estia tenía que
debilitarse para que Balkat pudiera recuperar su influencia pasada. Para ello
tenía que conseguir separar a Estia de Kurkan.
Esa fue la razón por la que vino hasta aquí con Judia aunque no le agradara.
Sin embargo, ahora realmente sentía un deseo genuino por la Reina de
Estia.
Herodes agitaba la botella de vidrio en su mano. Esperaba no usarla, pero
viendo que estaba Judia actuando, pensó que debería hacerlo cuanto antes.
Personalmente preferiría comerlo poco a poco, pero no estaría mal tragarlo
abruptamente.
Salió dejando la botella de vidrio. Quería fumar un poco.
El jardín estaba tranquilo por la noche. Se podía escuchar el sonido de la
música del salón de banquetes. Herodes tarareaba en su interior. Caminaba
tranquilamente hasta que se detuvo abruptamente.
El humo de un puro llegó a su nariz. Sin embargo, nunca había olido este
aroma durante toda su vida. No solo era fresco, sino también sutilmente
dulce al final.
Por curiosidad Herodes miró a su alrededor buscando el lugar de donde
provenía el humo. Entonces su mirada se encontró con unos brillantes ojos
dorados que destacaban claramente incluso en la oscuridad.
¿Cómo es posible que no me diera cuenta?
Extrañamente no había reconocido su presencia. El hombre corpulento
estaba apoyado en un árbol mientras fumaba. Exhaló el humo mirando a
Herodes.
Sintió una extraña sensación. Esos no parecían ojos humanos. Un miedo
espantoso recorrió su columna vertebral. Herodes lo saludó con
indiferencia.
"No esperaba encontrarlo aquí Rey de Kurkan."
Ishakan esbozó una sutil sonrisa en respuesta a las palabras de Herodes.
Surgió un extraño pensamiento en su mente al verlo sonreír. Quizás lo
estaba esperando. Herodes habló.
"Me gustaría fumar uno también, ¿Está bien?"
Ishakan no respondió. Su silencio significaba que no lo echaría. Herodes
encendió su puro. Cuando el olor de su puro comenzó a extenderse por el
lugar, el silencioso Ishakan habló por primera vez.
"Ah." Sonrió mientras hablaba. "Ese era el olor."
Matrimonio Depredador - Capítulo
351

Capítulo 351. Primera Advertencia


Herodes contuvo la respiración, olvidando exhalar el humo. Sus palabras
fueron tan frías como una daga de hielo. Se le puso la piel de gallina.
Afortunadamente la oscuridad de la noche le permitió mantener las
apariencias. Herodes forzó una sonrisa. Habló intentando permanecer
inmutable.
"...¿Sucede algo?"
Ishakan exhaló lentamente una bocanada de humo. Finalmente respondió
cuando Herodes se impacientó debido al prolongado silencio.
"No me gusta."
"......"
Prácticamente estaba diciendo que el humo de su puro lo molestaba.
Herodes no podía creer su respuesta, incluso comenzó a dudar de sus oídos.
Su boca se secó de repente del nerviosismo que sentía. Una señal de alarma
apareció en su mente. Su orgullo no le permitió huir con la cola entre las
piernas.
Recordó lo que sucedió en el salón de banquetes. Ishakan rodeó la cintura
de la Reina con su brazo. Pero no hizo contacto visual con Herodes, como
si él no valiera la pena.
Incluso en muchos casos actuó de forma imprudente sin seguir la etiqueta.
Se podía deducir el poco respeto que tenía hacia Balkat.
Bárbaros humildes.
Los mocosos que solían ser esclavos se volvieron tan arrogantes que
querían gobernar el continente. Su ira fue engullendo poco a poco su miedo.
Herodes inhaló una bocanada de humo. Habiendo elegido las palabras que
disgustarían al bárbaro, exhaló el humo en su boca.
"Todo tipo de cosas suceden en los círculos sociales de Balkat."
En Balkat existía demasiado libertinaje. Incluso había un dicho que decía,
que si alguien quisiera aprender de colores, debía dirigirse a Balkat.
Por esa razón, actos s3xual3s inimaginables sucedían en el círculo social
aristocrático de Balkat. El Rey y la Reina de Balkat solían estar
involucrados a menudo, aunque sabían el desorden social que causaba la
promiscuidad. Herodes habló como si fuera a contar un chisme interesante.
"Lo más interesante que ha ocurrido recientemente fue el intercambio de
parejas entre dos parejas para tener relaciones s3xual3s."
Herodes continuó tras comprobar que el hombre escuchaba en silencio.
"... No hubo ningún castigo porque fue un acto consensuado entre todos los
involucrados. De hecho, no es algo para castigar a menos que sea forzado.
Creo que se está convirtiendo en una tendencia últimamente."
Añadió entre risas que una pareja necesita ocasionalmente esos placeres
excéntricos. Le hizo una pregunta con los ojos entrecerrados.
"¿Te interesa?" Dijo Herodes en un tono sugerente. "Como has visto, mi
esposa también es hermosa. A ella también le gustan ese tipo de cosas..."
Entonces arrojó al suelo la colilla de su puro. Se rió mientras frotaba con la
suela de su zapato el puro que estaba en el suelo para apagarlo.
"¿No crees que sería divertido?"
Ishakan se rió junto con Herodes, como si hubiera escuchado una historia
demasiado interesante. En ese momento se preguntó si inesperadamente
estaba interesado.
"...¡Kk!"
De pronto sus pies se despegaron del suelo. Ishakan había levantado a
Herodes agarrándolo por el cuello con una mano. Todavía estaba
sosteniendo tranquilamente su puro con la otra mano.
Con las uñas arañó la mano que le rodeaba el cuello, pero no apareció
ningún rasguño en su dura piel. Sus ojos se oscurecieron. Se estaba
asfixiando.
"Hace poco le corté la lengua a alguien por decir tonterías. Tal vez debería
cortar tu entrepierna."
Ishakan soltó una larga bocanada de humo sobre su rostro enrojecido.
Herodes rompió a llorar, incapaz de soportar el dolor. Entonces su cuerpo
fue arrojado como si fuera basura.
"Ha, haa..."
Herodes respiró agitadamente. Ishakan chasqueó la lengua mirándolo.
"Te mataré si esperas tranquilo... ¿Por qué eres tan molesto?"
Se escuchó el sonido de un objeto siendo aplastado. Herodes, que estaba
jadeando en el suelo, descubrió tardíamente que fueron sus gafas.
Ishakan se marchó con el puro en su boca.
"Hasta pronto, Rey de Balkat."
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
352

Capítulo 352. Secreto


El segundo día de banquete. Ishakan nuevamente salió temprano por la
mañana.
Como él se había llevado a todos los Kurkan, ella sentía que el palacio real
estaba un poco frío. Dijo que no podía podría asistir al banquete de hoy, así
que probablemente ni siquiera regresaría durante toda la noche.
Leah que sus salidas del palacio real tenía alguna relación con Balkat.
Ya sus intenciones habían sido descubiertas. Planeaban seducirlos a los dos
para que se rompiera la alianza entre ambos reinos. Pero sus acciones para
la consecución de sus objetivos fueron extrañas. No solo estaban intentando
seducirlos, estaban cruzando la línea de lo grosero, poniendo en peligro el
acuerdo de paz con Estia.
No creía que se comportarían de esa manera a menos que estuvieran
convencidos de que Leah e Ishakan caerían en sus manos. Parecía que
confiaban en algo. Probablemente Ishakan salía del palacio real para
averiguar el secreto.
Ella podía considerar una mala señal el hecho que lo mantuviera oculto.
Esperaba que pudiera resolverlo pronto. Confiaba en Ishakan. Se sentía
triste de que no estuviera a su lado aunque hubiera regresado de la
conquista. Sin embargo, ella no tenía tiempo de sentirse sola, porque tenía a
Leah.
."¡Pequeño lobo boo~! ¡Bastante boo~! ¡Adorable~!"
Lesha cantaba una extraña canción saltando de un lado a otro. Leah sonrió
mientras miraba su cabello plateado oscilante.
Decidió pasar la tarde con él porque no pudo jugar con él anoche. Lesha
estaba recorriendo todo el palacio real. Ella lo siguió durante mucho tiempo
hasta que finalmente ella se sentó en las sillas del jardín.
Se podía escuchar el agua de la fuente. Le preguntó amablemente a Lesha,
después de disuadirlo de atrapar un ave que cantaba en el árbol.
"¿Qué le dijiste ayer a tu padre?"
Sentía curiosidad por saber qué murmuraron los dos en secreto. Tenía aún
más intriga debido a la expresión seria de Ishakan al escuchar el susurro de
Lesha.
"No, es un secreto."
"Díselo también a tu madre."
"No... prometí mantenerlo en secreto."
Lesha se cubrió los labios con la mano. Leah decidió sacar su arma secreta.
"¿No se lo quieres decir a tu madre?"
"Uh..."
"Ya veo... Me siento triste..."
Los ojos de Lesha se agrandaron cuando pareció que Leah lloraría.
"¡Mamá!"
Lesha se apresuró a consolarla para que no llorara. Cuando ella apenas
comenzó a sollozar, Lesha rápidamente confesó el secreto que estaba
guardando.
"Fue un sueño... en el que mamá come algo malo."
"¿Como algo malo?"
"¡Sí!"
Ishakan había advertido a Leah que no comiera nada sospechoso por el
momento. Sería un poco extraño que le hubiera advertido al respecto por lo
que había dicho Lesha, como si su sueño fuera una premonición.
Sabía a qué persona le podía preguntar sobre esto. Decidió tener la próxima
vez una charla seria con Morga. Una pequeña mano la tocó mientras
reflexionaba.
"¡Está bien, mamá!"
Dijo Lesha con orgullo.
"Porque te protegeré. Lo he hecho desde que estuve en tu vientre."
Lesha imitó las garras de un lobo con sus manos. Acarició la cabeza del
niño.
Lesha a veces contaba historias sobre sus días fetales. Recordaba lo que
había pasado cuando estaba en su vientre. Aunque fue una experiencia
dolorosa no sufría por ello. Al contrario, estaba orgulloso de haber
protegido a su madre.
Por cierto, antes del banquete de hoy se programó una cena amistosa para
los emisarios de Balkat. Se sintió agotada con solo pensar que tendría que
lidiar con Herodes y Judia sin Ishakan. Bueno, estrictamente hablando no
estaba sola.
—Llévate a Lesha.
Ishakan le dijo que fuera con Lesha a la cena.
—Necesitas otro escolta, puesto que no tienes a Mura.
Añadió que ella se sentiría más tranquila si acudía con Lesha. Aunque sólo
fuera un niño, Ishakan consideraba a Lesha un Kurkan completo.
"¡Así que mamá, no te preocupes!"
El prepotente Lesha ya estaba absorto en el papel como escolta de su
madre. Leah abrazó a Lesha con una sonrisa.
"Sí, mamá confía en Lesha."
No obstante, ella manejaría la situación lo mejor posible para mantener al
niño al margen. Ella pensó para sí misma mientras elogiaba a Lesha por su
valentía.
Matrimonio Depredador - Capítulo
353

Capítulo 353. Vino (1)


Esa noche Leah fue a la cena con Lesha. Él vestía un traje de etiqueta con
un moño en su cuello. Lesha hablaba en los brazos de la Baronesa Cinael
sobre el delicioso sorbete de limón que había comido en el pasado. Quería
comerlo de nuevo.
Leah miró a través de la ventana mientras caminaba por el pasillo. El sol se
había ocultado antes de que se diera cuenta. El atardecer había sido
reemplazado por la oscuridad. Las luces se encendieron para alejar la
oscuridad. Pero también se crearon largas sombras.
Las sombras oscilantes causaron que su corazón se agitara
inexplicablemente. En ese momento, Lesha que estaba en brazos de la
Baronesa Cinael, se bajó de un salto para comenzar a caminar junto a Leah.
Lesha sonrió cuando sus ojos se encontraron.
Al igual que su padre ni siquiera le daba oportunidad para que pudiera
pensar cosas malas. Leah caminó hasta el salón de banquetes con una
sonrisa. Pero cuando la puerta se abrió, se dio cuenta de que su ominosa
corazonada se había hecho realidad.
Sólo había una persona sentada en el amplio salón de banquetes.
"Te estaba esperando."
Herodes era la única persona presente. Se levantó de su silla para saludar a
Leah. Ella sonrió de forma irónica. Había venido solo aunque todos los
emisarios de Balkat fueron invitados a la cena. Como resultaba difícil
encontrar una oportunidad para tener una conversación tranquila con Leah,
había recurrido a esta estrategía.
"Su Alteza."
La Baronesa Cinael llamó a Leah en voz baja. Cuando le preguntó qué
debían hacer, Leah respondió tácitamente entrando en el salón de
banquetes.
Pensaba quedarse para ver hasta dónde llegaba. Se sentó frente a Herodes
con una sonrisa fría en su rostro. Lesha se sentó a su lado. Herodes llamó a
un asistente que estaba detrás para darle órdenes.
Leah en ese momento parpadeó incrédula. Herodes hoy no llevaba gafas. Se
veía extraño su rostro sin ellas. Pero no era lo único inusual.
Llevaba una camisa de cuello alto a pesar del clima. Leah lo observó
disimuladamente. Apenas pudo vislumbrar marcas rojas en su cuello.
¿Marcas de manos...?
Parecía como si alguien hubiera intentado estrangularlo. Intentó
comprobarlo de nuevo pensando que se había equivocado, pero Herodes
giró la cabeza. El área de su cuello, momentáneamente expuesta, quedó
cubierta de nuevo.
"Lamento haber venido solo."
Herodes dijo con una sonrisa. Leah respondió con un rostro inexpresivo.
"No hay nada que lamentar. Sólo tengo curiosidad. Me pregunto qué planea
Balkat para seguir actuando de esta manera." Entonces preguntó. "¿Es
guerra lo que quieren?"
Herodes se echó a reír como si lo que ella dijo fuera una broma.
"De ninguna manera."
Decidió no hacer más preguntas, porque seguramente respondería tonterías.
La cena comenzó. Y todo transcurrió tranquilamente.
Lesha se estaba comiendo toda la comida obedientemente. Herodes dirigió
la conversación a un nivel de charla casual. Elogió a Lesha mientras se
comía la carne.
"El príncipe es muy guapo."
Pero sus ojos estaban fijos en Leah, no en Lesha.
"He escuchado que el cabello plateado es un símbolo de la familia real de
Estia. Cuanto más lo miro, más interesante resulta."
Su mirada bajó a su rostro después de recorrer su cabello. Leah frunció
ligeramente el ceño. Le resultaba difícil hacer contacto visual con Herodes
porque ahora sus gafas no estaban cubriendo sus ojos.
Tal vez también debido a que hoy había una extraña locura en sus ojos.
Como un hombre que se encontraba en una situación complicada.
Herodes se limpió la boca con una servilleta. Luego levantó la mano como
señal para que el asistente se acercara.
"He traído un regalo como disculpa."
Herodes añadió una breve explicación, diciendo que se trataba del famoso
vino de Balkat. Leah también había escuchado sobre este valioso vino.
Recibió la botella de vino del asistente. Destapó personalmente el corcho,
luego vertió vino en una copa. La copa estaba llena de vino.
Leah aceptó la copa que le entregó. Lesha dejó de comer, su mirada se
dirigió a la copa.
Ella agitó suavemente la copa mientras olía el aroma. Le gustaba el olor del
vino, pero no podía llevarse la copa a la boca fácilmente debido a la
advertencia de Ishakan.
Lógicamente debería ser seguro beber este vino. La botella de vino se había
destapado delante de ella. Pero Leah creía ciegamente en las palabras de su
esposo.
Matrimonio Depredador - Capítulo
354

Capítulo 354. Vino (2)


Ella decidió fingir que se bebía el vino.
En el momento en que se la llevó lentamente a la boca, la copa salió
volando de su mano. En cuanto la copa impactó en el suelo de mármol
emitiendo un fuerte crujido, Lesha se subió de un salto a la mesa.
Sucedió tan rápido que fue imposible seguirlo con la vista. La pequeña
mano de Lesha sostenía un cuchillo, apuntándolo hacia el cuello de
Herodes.
"Deja a mamá en paz."
Lesha entrecerró los ojos.
"Te arrepentirás."
***
Las damas de compañía de Judia, la vistieron de la mejor manera. Su
sencilla vestimenta le quedaba bien ajustada, resaltando la figura de su
cuerpo. También se esforzaron mucho en su peinado. Las damas de
compañía que vistieron con esmero a Judia, quedaron maravilladas ante el
resultado.
"Dios mío..."
"Magnífico. Incluso el corazón de una piedra se aceleraría."
Judia se puso una túnica sobre el vestido y salió satisfecha del palacio real.
El Rey Kurkan tenía previsto quedarse fuera del palacio esta noche en lugar
de asistir al banquete. Judia pidió a sus subordinados que averiguaran la
ubicación del Rey. Cuando Judia se enteró de que iba a pasar la noche en
una posada, pensó que se trataba de una señal para que pudieran encontrarse
a escondidas.
Durante todo el viaje en carruaje hasta la posada, estaba tan emocionada
que no podía evitar sonreír. Parecía que estaba interesado en ella.
Seguramente había actuado con indiferencia porque muchos los estaban
observando en el salón de banquetes.
Judia se bajó del carruaje cuando llegó a la posada. Le indicó al cochero
que esperara hasta mañana temprano. Luego entró rápidamente en la
posada.
Pero en cuanto abrió la puerta, Judia sintió que algo andaba mal.
Una sensación punzante le recorrió la piel. Fue como si cientos de agujas se
fueran pincharan su piel al mismo tiempo. El dolor agudo fue causado por
las miradas.
Había docenas de Kurkan en la posada. Estaban sentados libremente en
mesas, sillas, alféizares de ventanas, escaleras y la barandilla hacia el
segundo piso.
Daba la impresión de que no era casualidad porque todos actuaron de la
misma manera. Los Kurkan detuvieron sus movimientos. Miraron a Judia
sin ni siquiera parpadear.
Era como si una cuchilla invisible le apuntara al cuello. Si exhalaba de
forma incorrecta, todo su cuerpo se rompería en pedazos. Tal vez si fuera un
poco cobarde, se habría desmayado de inmediato.
Se sentía como si se hubiera convertido en una presa con un cebo en la
boca. Judia tenía la cara pálida. Su mirada se dirigió rápidamente hacia una
dirección.
El hombre que Judia buscaba estaba sentado en la mesa del fondo. Aunque
no había tratado de encontrarlo, su atención fue atraída por su presencia.
El Rey de Kurkan. Judia habló pensando en su nombre.
"¡Oh, Rey!"
Ishakan, que observaba en silencio a Judia, agitó suavemente su mano. Ella
se quedó sin aliento. Pero pronto lo recuperó, así que se sintió más
confiada. De todos modos, estaba claro que este hombre la estaba
esperando.
"Tengo algo que decirte, por lo que vine a verte aunque sea descortés."
Judia juntó las manos. Miró a Ishakan con los ojos húmedos.
"Se trata del acuerdo de paz. Pero no quiero que otros escuchen... así que
me gustaría solicitar una reunión privada contigo."
Ishakan aceptó su petición porque habló de forma amable.
"Todos retírense."
Los Kurkan desaparecieron apenas escucharon sus palabras. Judia sintió
escalofríos en su columna vertebral al ver cómo desaparecieron fundiéndose
con las sombras. No podía creerlo aunque no estaba viendo con sus ojos.
"Entonces, ¿Qué quieres decir, Reina?"
Judia recuperó los sentidos al escuchar su agradable voz. Por fin estaban
solos los dos. El deseo de tenerlo se apoderó de ella. Su corazón se aceleró
al mismo tiempo que sentía un cosquilleo en su bajo vientre.
Estaba segura que después de esta noche tendría al Rey de Kurkan en sus
manos. También porque había traído 'eso'.
Judia actuó con valentía. Después de quitarse la túnica, se sentó frente a
Ishakan. Había actuado de forma imprudente, pero Ishakan no le reprochó.
Ella miró la mesa sonriendo suavemente. Había un plato profundo en la
mesa, que estaba lleno de una fruta marrón de aspecto arrugado.
Había escuchado que los Kurkan comen frecuentemente dátiles.
Probablemente el olor dulce provenía de los dátiles. Parecía adecuado
acompañar su dulzura con la bebida que había traído. Judia colocó la botella
de vino que había traído sobre la mesa, sintiéndose satisfecha porque creía
que el hecho de que hubieran dátiles era una buena señal.
"¿Puedo ofrecerle una copa primero?"
Matrimonio Depredador - Capítulo
355

Capítulo 355. Vino (3)


En la botella de vino se había introducido 'eso' mediante un agujero en el
corcho. Luego se rellenó el agujero del corcho sin que se notara ninguna
diferencia. El sabor de la bebida no habría cambiado mucho porque se
realizó hace poco.
Podría haberlo hecho suyo lentamente, pero esta vez no disponía de tanto
tiempo. Si se demoraba más tiempo Herodes podría tener a la Reina
primero. Judia odiaba quedarse atrás de ese tipo.
Ella puso la botella de vino sobre la mesa.
"Necesito una copa..."
Cuando estaba a punto de decir que iba a traer una copa de vino, Ishakan le
dio la vuelta al plato profundo en el que se habían servido los dátiles. Los
dátiles se esparcieron por la mesa. Ishakan ordenó extendiendo el plato
hacia ella.
"Sírvelo."
Judia esbozó una pintoresca sonrisa. Su comportamiento rudo lo volvía aún
más encantador. Le encantaría que se comportara de la misma manera en la
cama.
Inclinó su cuerpo hacia adelante mientras servía el vino, para que Ishakan
pudiera apreciar mejor su cuerpo. El plato profundo estaba lleno de vino.
Ishakan se lo bebió sin dudarlo. Su manzana de adán se movía rápidamente.
El plato quedó vacío pronto.
Judia se mordió el labio inferior al observar el plato vacío. Le resultaba
difícil contener la risa cuando pensaba que el arrogante Kurkan pronto se
arrodillaría suplicándole por su amor.
Ella lo miraba con expectación. La poción pronto haría efecto.
"......"
Pero fue extraño. No hubo ninguna reacción después de bastante tiempo.
Los ojos dorados permanecieron tranquilos. La pasión que Judia esperaba
no estaba presente en sus ojos.
¿Por qué? Había utilizado muchas veces 'esto' en el pasado. Nunca había
tardado mucho tiempo en hacer efecto. Algo andaba mal.
Mientras el nerviosismo de Judia aumentaba, una gran mano bronceada
agitó ligeramente la botella de vino. Los labios de Ishakan se curvaron
mientras miraba el líquido de la botella.
"Es falso."
Judia, que estaba distraída con sus ojos dorados, respondió tardíamente.
"...¿Qué?"
Ishakan inclinó la botella lentamente hacia abajo derramando el vino en el
suelo. El olor dulce del vino se extendió por el lugar.
El líquido rojo salpicó sus pies. La atónita Judia ni siquiera se dio cuenta de
que el vino había manchado la falda de su vestido. Se levantó de su asiento
conmocionada.
"Oh, cómo lo has sabido... No, no puede ser... Obviamente es la botella
correcta..."
Ishakan preguntó mientras recogía un dátil que había sobre la mesa.
"¿Parece que estoy enamorado?"
"......"
No había nada que pudiera decir. Judia, que sólo miraba a Ishakan desde la
distancia, se asustó cuando de repente escuchó una voz detrás de ella.
"Él también le daría esto a Leah, ¿no?"
Dos Kurkan estaban parados detrás de ellas. La mujer Kurkan habló con
expresión sombría.
"Creo que esto es más grave que un intento de asesinato."
Ishakan respondió después de reírse.
"Sí, es un crimen muy grave."
Los Kurkan emergieron uno a uno en las sombras. La posada vacía se llenó
rápidamente.
Su visión se volvió negra por el miedo incontrolable que se apoderó de ella.
Un fuerte zumbido resonó en sus oídos. Los Kurkan se rieron viendo a la
temblorosa Judia.
"Reina."
El hombre Kurkan se inclinó hacia Judia para preguntarle.
"¿Has escuchado lo que les pasó a los que intentaron asesinar a la Reina de
Estia?"
Judia no pudo responder. Su mirada se movió de un lado a otro, buscando
ansiosamente un lugar por el que escapar. El hombre dijo con pesar
frunciendo el ceño.
"No sabes, ¿verdad?"
El hombre hablaba con una voz simpática.
"Entonces lo averiguaras pronto."
Un grito desgarrador sacudió la posada. Un nuevo líquido rojo se añadió al
vino en el suelo.
***
Matrimonio Depredador - Capítulo
356

Capítulo 356. Vino (4)


Lesha clavó el cuchillo en el cuello de Herodes, causándole una grave
herida. Herodes se marchó rápidamente al palacio secundario deteniendo la
hemorragia con una servilleta. Fue tratado por un médico cuando llegó. La
cena terminó mal.
La situación pudo volverse desfavorable para Estia desde el momento en
que Lesha cortó a Herodes con el cuchillo. Pero por alguna razón, Balkat no
protestó. Se quedaron callados como si hubieran cometido un error.
Los sirvientes del palacio real, que normalmente consideraban a Lesha
como alguien adorable, parecían bastante sorprendidos. El simpático
príncipe se había convertido de repente en una bestia que atacó a un
invitado con un cuchillo.
Todos esperaban que Lesha recibiera una severa reprimenda, pero Leah no
lo hizo. Lesha había arriesgado su vida por Leah desde que estaba en su
vientre. Herodes debió haber alterado el vino. Ella no sabía cómo Lesha se
dio cuenta, pero frustró sus planes.
El niño se acostó temprano. Leah le dio un beso en la frente.
"Gracias por protegerme."
"Ahh..."
Lesha bostezó. Susurró poniendo su mano en la cara de Leah.
"Te amo mamá."
Eran las palabras que pronunciaba con más precisión porque lo había hecho
muchas veces. Lesha se quedó dormido después de su confesión de amor.
Leah acarició su cabello.
Ella se levantó suspirando. Se dirigió a su habitación. Debería haber ido al
salón de banquetes, pero al final decidió no asistir. De todos modos,
tampoco era que el bando de Balkat estuviera disfrutando ahora mismo del
ambiente festivo.
Quiso leer algunos libros porque todavía era temprano para dormir. Se fue
al compartimiento de su habitación donde estaban ubicados los libros.
Había un sofá del tamaño de una cama pequeña al lado de la ventana. Le
gustaba sentarse a leer en ese sofá, porque se filtraba la luz del sol o de la
luna a través de la ventana.
Se sentó en el sofá con el libro que había comprado en la librería el otro día.
Sacó el marcapáginas para sumergirse en el libro. El libro tenía una mezcla
de lenguas antiguas, lo que dificultaba la lectura si no se concentraba. De
repente escuchó un ruido.
"¿......?"
Los ojos de Leah se agrandaron al mirar inconscientemente hacia la
ventana. Se levantó rápidamente para abrirla. Entonces el hombre se sentó
en el alféizar de la ventana.
"¡Ishakan!"
Leah exclamó su nombre. Luego se quejó.
"¿Por qué sigues entrando por la ventana?"
"Porque tengo prisa."
No entendía a qué se debía tanta prisa como para que entrara por la ventana
en lugar de la puerta. Pronto Leah ladeó la cabeza.
Normalmente la habría abrazado tan pronto como llegara. Sin embargo,
simplemente permaneció sentado en el alféizar de la ventana. La miraba sin
mover ni un dedo.
Ella lo observó con atención. Parecía que estaba enrojecido el rostro de
Ishakan, aunque ella no podía distinguir con claridad porque estaba de
espaldas a la luz de la luna.
Sentía el calor que emanaba el cuerpo de Ishakan. Su temperatura corporal
solía estar alta, pero ahora parecía anormalmente caliente. Cuando quiso
ponerle la mano en la frente, Ishakan hizo que se detuviera.
"No me toques."
Sus labios se abrieron por la conmoción. Fue la primera vez que escuchaba
un rechazo. Ishakan sonrió ligeramente viendo su sorpresa.
"Será mejor que no me toques."
"¿De qué estás hablando? ¿Te has contagiado de alguna plaga?"
"Podría ser peor que eso."
Ishakan murmuró palabras incoherentes.
"Me lo bebí para comprobarlo. De todos modos, puedo soportar los
hechizos."
Entonces Leah lo descubrió. Su entrepierna estaba abultada.
Su rostro se calentó al instante. Desconocía los detalles por los que Ishakan
estaba en esa condición, pero podía suponer que había tomado alguna
poción. Leah exclamó con el rostro enrojecido.
"¡Podrías haberle dicho a Morga que comprobara si había algo
sospechoso!"
"Eso tardaría demasiado tiempo."
Ishakan le respondió a Leah con una mirada descontenta.
"Tenía que deshacerme de él. Siempre está cerca de ti."
Ishakan frunció el ceño en medio de la conversación. Gruñó de agonía. Se
lamió los labios con la lengua mientras miraba a Leah.
"Haa... Creo que va a explotar."
Ella ni siquiera tenía que preguntar qué estaba a punto de explotar.
"...¿Puedo ayudarte?"
"No."
"¿Por qué?"
Ishakan se rió. Dijo con fuego en los ojos.
"Porque puede ser demasiado peligroso."
Matrimonio Depredador - Capítulo
357

Capítulo 357. Desenfrenado (1)


Ishakan no estaba exagerando, expresó sinceramente su condición actual
Las pupilas de sus ojos dorados estaban considerablemente reducidas. La
apariencia de sus ojos se alejaron de lo humano, se asemejaban a los de una
bestia preparada para morder en cualquier momento. Leah se estremeció
ligeramente, puesto que percibió un aroma leve de sangre emanando de él.
Se dio cuenta del miedo de Leah fácilmente. Se cubrió los ojos con la
mano.
"Sólo vine para asegurarme de que no te sucedió algo malo..."
"Isha."
Ishakan dejó escapar un breve gruñido, como si ella hubiera atacado un
punto débil. Pronto sus labios se curvaron suavemente. Abrió los dedos de
la mano sobre su rostro. Dijo de forma pícara mostrando sus brillantes ojos
dorados a través de sus dedos.
"Estoy intentando contenerme."
Leah sacudió la cabeza.
"Sé duro conmigo."
Desapareció la sonrisa de la boca de Ishakan. Su voz bajó de tono.
"No digas esas cosas."
"Realmente no me importa."
Ishakan permaneció quieto. Le advirtió mirándola fijamente.
"No podría detenerme aunque me lo pidas llorando."
"Está bien."
Ella extendió su mano hacia él. El hombre, que podía agarrar una flecha
voladora, no pudo evitar la mano que se acercaba lentamente.
"Quiero ayudarte, Isha."
En el momento en que las puntas de sus dedos tocaron su pecho, se escuchó
el sonido de un crujido. El marco de la ventana que Ishakan agarraba con la
otra mano se rompió. Cuando ella sintió un leve arrepentimiento, él la haló
por la muñeca con fuerza.
"Te lo advertí."
Ya no había escapatoria ahora que ella estaba entre sus brazos. Tiró de la
ropa de Ishakan, pensando que no moriría. Inmediatamente él se quitó su
ropa superior. Los dos pronto cayeron juntos en el sofá.
Ishakan se limitó a rasgar su ropa por la mitad en lugar de tomarse un
tiempo para quitarle el vestido. Ya le había roto muchos vestidos. Leah lo
abrazó por el cuello.
Se sorprendió en cuanto tocó su piel desnuda. Estaba más allá de caliente,
podía sentir algo hirviendo bajo su piel. Frotó sus hombros con las manos.
Fue con la intención de refrescarlo un poco, pero lo que provocó fue un
áspero gemido de Ishakan.
Ishakan se puso rígido. Ella pudo sentir cómo sus músculos se tensaban
bajo sus palmas. Sus labios calientes besaron lentamente su cuello. Luego la
besó bruscamente. Sus lenguas se entrelazaron en un beso desenfrenado.
Sus manos llegaron a sus muslos mientras estaba absorta en el beso.
Después de apretar sus muslos con tanta fuerza que dejó marcas, abrió sus
piernas de par en par. Entonces su zona ínt!ma húm3da quedó expuesta.
"Haa..."
Ishakan suspiró. Bajó su mirada para observar los g3n!tales de Leah. Sin
dudarlo acercó su boca. Movió su lengua salvajemente mientras chupaba
sus fluidos que habían comenzado a acumularse. Mordía su cl!t0ris que
sobresalía e introducía su lengua por la cavidad.
Su vista se nubló por la forma. Cuando introducía su lengua en la cavidad,
el puente de su nariz estimulaba su cl!t0ris. El cuerpo de Leah se retorcía
mientras Ishakan movía su lengua. Ella soltó la sábana para agarrar el
cabello de Ishakan con sus manos.
"Hmm, Ishakan, hazlo lento, ahh...!"
Se sentía diferente de lo habitual. Ella estaba perdiendo la cabeza. Ishakan
no vaciló ni un poco, aunque ella tiraba de su cabello con mucha fuerza. De
pronto algo duro tocó su pierna. Con los ojos borrosos comprobó que era la
virilidad de Ishakan.
Mientras chupaba la zona ínt!ma de Leah, se m@sturb@ba con una mano.
Su virilidad con las venas brotadas tenía el gl@nde hinchado. Un líquido
pegajoso brotaba de la punta de su gl@nde como si fuera s3m3n.
Leah doblaba la espalda gimiendo. En algún momento su cuerpo se quedó
sin fuerzas mientras sufría espasmos. Ella jadeó como una persona que sale
del agua justo antes de morir ahogada. Tembló sin parar.
"......"
Matrimonio Depredador - Capítulo
358

Capítulo 358. Desenfrenado (2)


Ishakan observó fijamente a Leah. Había un brillo lascivo en sus ojos
dorados.
Lamió sus labios perversamente llenos de los fluidos que Leah había
derramado. Ella giró la cabeza hacia un lado de la vergüenza. Una gran
mano le agarró la barbilla .
"Mírame."
Parecía ansioso.
"No desvíes la mirada. Necesito que me mires para no perder
completamente el control…"
Apenas podía mantener la cordura que le quedaba. Ella quiso retroceder en
el tiempo. Fue ingenua al pensar que no moriría. Era muy probable que hoy
la sacaran de este lugar directo a un funeral.
"Ishakan..."
"Eso me gusta."
Ishakan, que había estado m@sturb@ndo su virilidad con la mano, colocó
su gl@nde contra su v@g!na. Entonces susurró.
"Sigue llamándome por mi nombre..."
Aunque su voz fue afectuosa, su virilidad penetró ferozmente.
Su gruesa virilidad entraba sin cesar por su estrecha cavidad. Leah estaba
conmocionada a pesar de que había recibido su virilidad innumerables
veces.
Ella sentía demasiado calor. Eso fue porque la temperatura de su cuerpo
estaba casi hirviendo. Era como meter una bola de fuego en el estómago.
"Ah, Ishakan, hmm, estás demasiado... caliente...!"
Sus paredes v@g!nales en contacto con su virilidad se sentía tan caliente
que incluso ella sentía un hormigueo. Chupando el lóbulo de la oreja de
Leah, Ishakan empujó su virilidad hasta lo más profundo.
Lo introdujo tan profundamente que sus testículos estaban aplastados contra
su tr@sero. Su pecho se hinchaba con cada respiración. Después de un rato,
susurró su nombre.
"Leah..."
Leah abrió los brazos para abrazar su espalda. Cuando pasó sus manos por
su piel empapada de sudor, sus músculos se tensaron.
Ishakan comenzó a arremeter a partir de ese momento. Puso sus manos a
ambos lados de la cabeza de Leah mientras movía su cintura. Sacaba su
virilidad lo suficiente para que solo el gl@nde permaneciera adentro, luego
empujaba la volvía a introducir con fuerza.
La parte superior de su cuerpo se sacudía bruscamente debido a la forma
intensa en que la p3n3traba. Sus s3n0s se balanceaban de arriba abajo. Ella
quiso sujetarlos porque le provocaba vergüenza, pero no pudo hacerlo
porque Ishakan lo hizo primero.
"Hmm... ah, ahh!"
Era lascivo el sonido de sus pieles húmedas chocando entre sí. Su cintura
cada vez se movía con más fuerza, ella gemía con cada pen3tración.
Parecía que ella estaba atrapada entre llamas. Estaba tan caliente que podía
sentir la sangre circulando por su cuerpo.
Leah llegó al cl!m@x más rápido que de costumbre. Envolvió sus piernas
con fuerza alrededor de la cintura de Ishakan. La tensa parte inferior de su
cuerpo se retorció como si estuviera convulsionando. Ishakan no se detuvo
aunque debió sentir las débiles vibraciones de sus paredes v@ginales.
La virilidad hecha de fuego continuó penetrándola durante el cl!m@x. El
placer continuó sin fin. Solo aumentó hasta que en algún momento alcanzó
un nivel que ella no podía soportar. Gritó de forma involuntaria.
"¡Ahhhhh...!"
Cuando ella sintió un estallido, derramó un líquido como si fuera agua. El
fuerte olor del líquido que había mojado el sofá se extendió por el lugar.
Debido a lo húmedas que estaban sus paredes v@g!nales, cada vez que la
p3netraba con su virilidad, se producía un sonido similar a un chapoteo.
Le pidió que se detuviera por un momento, pero Ishakan no la escuchó. De
repente su virilidad se enterró hasta lo más profundo. Ishakan frunció el
ceño. Las venas de su cuello se le marcaron.
"Argg..."
Su virilidad escupió un torrente de s3m3n. Leah se estremeció al recibirlo.
Su s3m3n estaba tan caliente como su cuerpo, por lo que ella sintió como si
él estuviera vertiendo agua caliente dentro de ella.
La situación se prolongó durante mucho tiempo. Ishakan siguió
penetrándola unas cuantas veces más. El cuerpo de Leah rebotaba.
Ella sentía que iba a morir.
Lágrimas brotaron de sus ojos de forma natural. Ni siquiera pudo limpiar
las lágrimas que fluían por las comisuras de sus ojos, cuando escuchó unas
palabras que la sorprendieron.
"¿Ya estás llorando...?"
Ishakan susurró lamiendo las lágrimas de Leah.
"Cielos. Ni siquiera hemos comenzado todavía..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
359

Capítulo 359. Desenfrenado (3)


Ishakan no creía que Leah se estuviera muriendo, pero aún así se estaba
controlando.
La poción de amor que había bebido era poderosa. Tenía un efecto similar
al periodo de celo en los animales, lo que aumentaba de forma considerable
su deseo carnal.
Fue un poco descuidado porque estas cosas no solían funcionar
adecuadamente en él. Pensó que esta vez también estaría bien, pero a
medida que pasaba el tiempo, el efecto de la poción se hacía más fuerte.
De hecho, no recordaba cómo había llegado desde la posada hasta el palacio
real. Solo buscó instintivamente a su esposa, cuando recobró la cordura
estaba en el palacio real. Siguió su olor como una bestia.
Estaba firmemente decidido a marcharse después de encontrarse con ella.
Solo quería mirar su cara. Se dirigió hacia ella con ese pensamiento.
Eso se debía a que una emoción difícil de controlar se estaba apoderando de
él. Nunca había sentido un deseo tan intenso. Incluso le resultaba difícil
hablar. La cuerda que sostenía con dificultad su raciocinio se estaba
debilitando, parecía que se rompería con cualquier acción que hiciera Leah.
Tener s3xo con Leah en esta condición seguramente sería una imprudencia.
Ishakan era un Kurkan, Leah era un humano. Normalmente tenía cuidado
para no lastimarla durante el acto s3xual, pero ahora sus instintos lo
controlaban. Tenía miedo de su propia naturaleza.
Pero su esposa no tenía miedo.
Leah extendió la mano hacia Ishakan en una situación en la que otra
persona habría huido. No pudo evitar halar a Leah por su mano blanca.
Desde el pasado hasta ahora, Ishakan siempre quiso sostener su mano.
"Hmm… suficiente... ahh..."
Pero sólo la consoló mientras seguía p3netrándola. El alma de Leah la había
abandonado.
Finalmente Ishakan cambió de posición, colocó a Leah encima de él. Pero
ella no podía mantener el equilibrio de su cuerpo, por lo que terminó
cayendo sobre el pecho de Ishakan. Esta vez con la cara llena de lágrimas le
rogó que al menos lo hiciera más lento.
Ishakan estaba tan apenado por no poder cumplir con ninguna de las
solicitudes de su esposa que decidió p3netrarla con todo su corazón. Le
daría un pl@cer inolvidable.
No se olvidó de estimular con la mano el p3zón favorito de Leah. Sus
p3z0nes que habían vuelto más grandes desde que concibió al bebé.
Mientras frotaba el p3zón con la mano se le hizo agua la boca, así que
terminó chupándolos.
Leah lloraba mientras gemía, incapaz de soportar el pl@cer. Se sentía
especialmente bien llorar porque su temperatura corporal había subido
debido al caliente Ishakan.
Leah retorció su cuerpo de forma exagerada debido a las abrumadoras
sensaciones. Empujó a Ishakan con todas sus fuerzas. Cuando su virilidad
salió de su interior, ella se deslizó del sofá hacia el suelo.
Leah se arrastró sobre la alfombra. Ishakan sonrió salvajemente viendo a su
esposa que intentaba escapar de alguna manera.
Porque sus acciones tuvieron el efecto contrario, puesto que se arrastró con
las n@lgas levantadas. Sus blancas n@lgas estaban enrojecidas de tanto
s3xo. La parte interna de sus muslos estaban llenas de los líquidos que
ambas habían derramado.
"Leah."
Subiéndose a ella como un perro, introdujo su virilidad en su cavidad.
"¡Ahh...!"
Leah enterró su cara en el suelo. Susurró acariciando su temblorosa espalda.
"Todavía siento que va a explotar."
Su virilidad se fusionó con sus paredes v@g!nales. Mordió su cuello
intentando no perder su raciocinio por el vertiginoso placer. Leah se
sacudió. La mordió con tanta fuerza que dejó las marcas de sus dientes en
su piel.
Su piel blanca estaba hecha un desastre. Marcas rojas, marcas de dientes y
marcas de manos por todas partes. Se exc!tó más viendo esas marcas.
Quería hacerlo más fuerte.
Sus instintos se apoderaron de él. Agarró sus muñecas con las manos. Y con
sus piernas presionó sus delgadas pantorrillas. Ahora ella no podía moverse.
Leah sollozó cubierta completamente por el cuerpo de Ishakan.
"Ahh... duele..."
"Eh, ¿Te duele? ¿Dónde?"
"Me pica… adentro... Ishakan..."
"Entonces... tenemos que rascarlo más..."
Matrimonio Depredador - Capítulo
360

Capítulo 360. Desenfrenado (4)


Leah intentó forcejear ante sus palabras. Sin embargo, como su cuerpo
estaba inmovilizado, solo pudo mover los dedos de sus extremidades.
Observó cómo arañaba la alfombra con las puntas de sus dedos. Entonces
Ishakan hizo un movimiento brusco de cintura. Leah perdió sus fuerzas,
solo soltó gemidos intermitentes.
"Ahh... hmm... ahh..."
Cada vez que levantaba su cintura, sus hombros temblaban. Ishakan echó su
cabello plateado hacia un lado, para morder su cuello apasionadamente.
Cuando veía a Leah caminando con vestidos que mostraban sus hombros,
se moría de ganas de morderla. Esta vez tuvo la oportunidad de morderla
tanto que ahora ella tenía que usar vestidos de cuello alto para ocultar las
marcas de sus dientes.
Su llorona esposa se veía tan adorable que quería tragársela viva. Cuánto
más lo dominaba su naturaleza de bestia, más pensamientos peligrosos
atormentaban su cabeza.
Pero intentaba contenerse en la medida de lo posible. Ishakan sonrió
mostrando su aspecto cruel ante su esposa que había pedido compasión.
Parecía que el cuerpo de Leah había perdido todas sus fuerzas. Estaba
tumbada en el suelo con los muslos bastante abiertos. Su postura
desparramada como la de una rana, se podía considerar una de las más
vergonzosas.
Puso su mano debajo de su vientre. Sonrió al bajar su mano hacia su zona
ínt!ma.
Un pequeño bulto fue atrapado por la punta de sus dedos. Su cl!toris estaba
tenso. Lo frotó con fuerza, como si se estuviera masturbando a sí mismo.
Leah gritó porque su mano estaba estimulando su zona sensible hasta el
punto del dolor. Por supuesto, su grito estaba mezclado con placer. Llamó a
Ishakan con urgencia.
"Ahh... Ishakan... espe, espera..."
Ella le suplicó desesperadamente a Ishakan.
"Ahh... creo que me voy a venir..."
Ahora Leah sabía que no era orina lo que salía de su v@g!na cuando estaba
demasiado excitada. Ishakan se excitó aún más por la forma lasciva en que
pronunció sus palabras, puesto que cuando lo dijo incluso estaba
jadeando. Publicado en ReinoWuxia
"Yo también... creo que me voy a venir... Leah..."
Le mordió suavemente el lóbulo de la oreja. También lamió su oreja. Leah
sacudió la cabeza con fuerza, pero no pudo escapar del placer.
En el momento en que pellizcó su cl!toris con la mano, la luz de sus ojos
purpuras se apagó. Saliva comenzó a fluir de sus labios abiertos.
Ella trató de salir desesperadamente con su cuerpo tembloroso, pero
Ishakan no la soltó. La abrazó con fuerza, clavando su virilidad hasta lo más
profundo. Ella alcanzó un intenso cl!max, ni siquiera pudo decir algo.
"......!"
Su mano fue mojada por el chorro de agua. Derramó su s3m3n dentro de
ella mientras seguía tocando su cl!toris hinchado. El s3m3n se filtró de su
v@gina por los bordes como si no hubiera más espacio en donde entrar.
Leah se desplomó. Parecía como si hubiera perdido temporalmente la
conciencia. Susurró abrazando su cuerpo débilmente tembloroso.
"Leah… despierta… ¿Sí?"
Todavía no desaparecía el calor de su cuerpo. Pensó que podría recapacitar
después de ey@cular unas cuantas veces, pero fue todo lo contrario. Su
virilidad se endureció casi de inmediato, así que no pudo resistirse a
introducirla nuevamente en la cavidad de Leah.
Su instinto le decía que aún no era suficiente, que debía hacer algo más
intenso. Quería ey@cular dentro de ella hasta que su vientre estuviera
hinchado. Asegurarse de que ella estuviera impregnada de su aroma de pies
a cabeza.
Sus calientes paredes v@g!nales palpitaban. Ishakan apretó los dientes ante
la increíble sensación que sentía su virilidad. Normalmente habría podido
contenerse, pero no ahora por mucho que lo intentara.
"Hmm..."
Leah gimió apenas volvió en sí. Ishakan le pidió perdón frotando un lado de
su cara contra su cabello plateado.
"Haa... lo siento… lo siento Leah… te amo…"
Leah intentó forcejear sintiéndose en peligro. Pero ya era demasiado tarde.
Su virilidad se estaba hinchando más en su interior.
Matrimonio Depredador - Capítulo
361

Capítulo 361. Desenfrenado (5)


Pudo sentir como su virilidad se hinchaba mientras empujaba sus estrechas
paredes v@g!nales. No se detendría hasta que no hubiera expulsado hasta la
última gota de s3m3n dentro de ella. Necesitaba marcar su territorio al igual
que las bestias.
"Ahh... espera, no......!"
Leah retorció su cuerpo asustada. Esto era demasiado para su cuerpo.
Ishakan se había controlado desde que ella había quedado embarazada, sólo
habían tenido s3xo bastante caballeroso para sus estándares.
Pero ahora de repente tenían s3xo de forma tan intensa. Leah se sintió
asustada porque su virilidad se había hinchado más.
"Ah… I… Isha..."
Gritó su nombre con voz ronca. Ishakan mordió su cuello.
"Ahh... por favor... No me llames así..."
Sentía que perdería la cabeza cada vez que lo llamaba Isha.
Inconscientemente movió su cintura un poco, porque Leah reaccionó con
dolor. Consoló a la asustada Leah.
"Lo siento... me va a doler si lo saco ahora... no aprietes tu v@g!na..."
Le mintió diciéndole que intentaría venirse rápidamente, así que le pidió a
ella aguantara un poco más. Era una gran mentira que nadie creería
viniendo de un Kurkan.
Leah apretó fuertemente su mano, luego golpeó el brazo de Ishakan. Su
puñetazo no fue en absoluto una amenaza, puesto que su cuerpo estaba sin
fuerzas. Ishakan susurró colocando su mano sobre el vientre de ella.
"Eso me excita aún más..."
Leah bajó tranquilamente su mano ante su susurro caliente. Ishakan lamió
sus mejillas húmedas por las lágrimas.
"Esto no es bueno..."
Ella murmuró mientras sollozaba.
"Pero continúa… hmm… está demasiado caliente…"
Ishakan se disculpó mientras acariciaba con la mano el vientre abultado de
Leah. Ella se mordió su labio inferior, luego agarró sus manos. Sus
húmedos ojos púrpuras lo miraron fijamente con los dedos entrelazados.
"... ¿Estás… mejor ahora?"
Leah estaba preocupada por Ishakan a pesar de la situación.
"... Te ayudaré… hasta que estés bien..."
No creía que fuera el momento de que ella se preocupara por él.
Sus inocentes palabras hicieron que su virilidad se endureciera como una
piedra. Sin saber lo que estaba pasando, ella gimió de dolor pero no se
quejó. Estaba comprometida a ayudarlo a calmar su calor.
Ishakan tuvo el impulso de hacer algo más intenso. Antes de que su cuerpo
se moviera siguiendo sus instintos, cerró los ojos con fuerza para intentar
mantener el control.
Podía percibir claramente el aroma corporal de Leah. Sus sentidos parecían
haberse agudizado. Se mareó cuando el aroma penetró hasta lo más
profundo de su pulmones.
Fue como si estuviera soñando. Su virilidad enterrada en su v@g!na
expulsó s3m3n sin cesar. Su mente nublada por el placer lo hizo decir las
palabras que se le ocurrieron.
"Hermosa... mi esposa..."
"......"
"Te amo, te amo... Siento molestarte..."
Tal vez fue porque lo llamó Isha, o tal vez fue porque se bebió la poción de
amor, o tal vez fue por ambas cosas…Estaba soltando la lengua.
Las orejas de Leah se pusieron rojas al escuchar sus susurros. Le gustó
tanto acercó deliberadamente su oído. Su respiración se agitó poco a poco.
Ishakan le susurró nuevamente 'te amo', en el momento en que vertió su
s3m3n en su interior.
"Ahh..."
Leah se encogió de hombros con un leve gemido. Su cuerpo se estremeció.
Sus paredes v@g!nales apretaban repetidamente su virilidad como si la
fuera a devorar.
Ishakan permaneció inmóvil por un momento. Dejó escapar un gruñido
reprimido.
"Ahh... Leah..."
Finalmente, el deseo que había contenido con dificultad explotó. El calor en
sus ojos aumentó. El último remanente de razón que le quedaba se disolvió
en el calor hirviente.
"Te molestaré un poco más."
Justo después de hablar se movió. Ishakan introdujo su virilidad
bruscamente, y a partir de entonces movió su cintura con locura,
extremadamente fiel a sus instintos. Parecía como si su virilidad desgarraría
su interior.
Leah perdió brevemente la conciencia por no poderlo soportar. Ishakan no
se detuvo hasta que su virilidad expulsó hasta la última gota de s3m3n.
La historia de amor continuó hasta que la luna se marchó para darle entrada
al amanecer. Solo cuando el sol llegó a la mitad del cielo, Ishakan recobró
los sentidos.
Matrimonio Depredador - Capítulo
362

Capítulo 362. Escape


"¡Maldita sea, no pueden hacerlo rápido! Todos son lentos..."
Herodes estaba furioso. Los asistentes actuaban rápidamente como si
estuvieran en llamas. Cualquier podía darse cuenta que actuaban con prisa,
pero Herodes no estaba satisfecho.
Al final no pudo esperar, así que decidió adelantarse. Salió apresuradamente
del palacio real de Estia cabalgando. Solo lo acompañaban los caballeros.
Era tan lamentable que huyera durante la noche que resultaba difícil creer
que era el Rey de un país.
Pero no era el momento de preocuparse por su orgullo. Herodes volvió a
darle un latigazo a su caballo con su fusta.
Judia había muerto.
Ella salió del palacio real con el plan audaz de tener al Rey bárbaro. Ella
debería haber tenido éxito. Sin embargo, Judia que fue a visitar al Rey
bárbaro vestida de forma hermosa, regresó mucho antes de lo esperado…
sólo volvió su cuerpo.
Los que trajeron el cuerpo de Judia fueron el cochero y el caballero que
habían salido del palacio con ella. La estaban esperando cerca de la posada
donde estaban los bárbaros.
De repente, escucharon un grito procedente de la posada, así que se
acercaron a la posada rápidamente. Entonces la puerta se abrió y un cuerpo
cayó. Se trataba del cuerpo decapitado de Judia.
El cochero y el caballero acudieron a Herodes tras recuperar el cuerpo de la
Reina. Por supuesto, ni siquiera pensaron en entrar a la posada para
encontrar la cabeza.
Y en cuanto vio el cuerpo de Judia, Herodes se dio cuenta de que las cosas
habían salido muy mal. De hecho, lo percibió desde el inicio de la cena.
Cuando el joven bárbaro le clavó el cuchillo en el cuello con sus ojos
brillando al igual que los de su padre.
Si Leah no lo hubiera detenido entonces, Herodes hubiera sido decapitado
en el acto. La diferencia entre ambos, fue que Leah no estaba donde Judia
para detener a los bárbaros.
Pero no había manera de que los bárbaros dejaran en paz a Herodes.Tenía
que huir antes de que pudieran alcanzarlo. Herodes pensó mientras
cabalgaba frenéticamente.
¿Qué demonios está pasando?
.
Herodes no entendía por qué la poción que había utilizado Judia no
funcionó. Habían usado la poción muchas veces en Balkat.
La utilizaba en aquellos que quería poseer a alguien como suyo. Por lo
tanto, conocía la poción mejor que nadie. Judia no pudo haber cometido un
error.
"¡¡......!!"
El caballo levantó de repente sus patas delanteras. Herodes intentó calmar a
su caballo desbocado, pero terminó cayendo al suelo. Se le hizo difícil
respirar. Quejándose en el suelo de tierra, levantó la cabeza.
Herodes estaba solo. No había nadie bajo la sombría luz de la luna. Los
caballeros con los que había estado hablando desaparecieron limpiamente.
El caballo estaba montando también había desaparecido antes de que se
diera cuenta.
Su mente daba vueltas pensando que estaba viendo algo irreal. Alguien se
acercó desde el otro lado mientras se ponía de pie. Había algo que parecía
redondo en su mano.
El hombre se detuvo frente a Herodes. No podía ver con claridad debido a
que el hombre estaba de espaldas a la luz, así que entrecerró sus ojos. El
hombre mostró lo que sostenía en su mano con una sonrisa.
"¿No te vas a llevar esto contigo?"
Era la cabeza de Judia.
"¡......!"
Herodes ni siquiera pudo gritar. Los Kurkan, que habían estado ocultando
su presencia, aparecieron. Los Kurkan rodearon a Herodes.
Su entrepierna se humedeció. Se orinó encima porque no pudo soportar el
miedo. Por muy patético que fuera, nadie se compadeció de él.
Mura agarró a Herodes por el cabello sonriendo. Entonces inmediatamente
lo tiró al suelo. Entonces se escuchó un golpe tras otro.
"Ahh..."
Herodes gimió de dolor. Su rostro estaba ensangrentado. Morga, que había
estado observando de cerca con las manos en la espalda, se puso nervioso.
"Debes tener moderación. No podemos actuar de forma imprudente."
Morga apretó los dientes pensando en que llevaba varios días sin poder
entrar en el palacio real por su culpa. Mura respondió con una sonrisa.
"Él es el culpable de que me haya lastimado la frente. Todavía no está
muerto."
"Así es. Mura se lastimó la frente por culpa de este tipo..."
Haban se puso rápidamente al lado de Mura. Antes de que el molesto
Morga pudiera decir una palabra más, Genin intervino para mediar.
"Creo que deberíamos llevarlo al palacio real primero. Seguro que Ishakan
quiere ponerle las manos encima."
"......"
Los Kurkan guardaron silencio. Ishakan, que había bebido la poción,
desapareció con un aura feroz. Mura miró el palacio real a la distancia con
preocupación.
"Ahora que lo pienso, ¿Estará bien Leah?"
En ese momento todos los Kurkan pensaron lo mismo.
No creo que esté bien.
Matrimonio Depredador - Capítulo
363

Capítulo 363. Final (1)


No recobró los sentidos hasta que el cielo se tiñó con el atardecer. Leah se
sentó en la cama aturdida durante un rato. Los eventos de anoche vinieron
uno por uno a su mente.
"......"
Enterró su cara en las palmas de sus manos. Había tenido s3xo con Ishakan
durante su periodo de celo, pero la última noche le pareció peor que esas
ocasiones.
La palabra bestia pervertida no era suficiente para describirlo. Leah, que se
esforzaba por pensar en una palabra peor, soltó un gemido doloroso.
Tenía mucha hambre. Prácticamente había perdido un día, así que ahora
tenía mucho trabajo que hacer. Leah salió lentamente de la cama.
"¡...Argh!"
Entonces se cayó hacia adelante. Sus piernas flaquearon en cuanto puso sus
pies en el suelo. Un dolor la inundó tardíamente mientras estaba sentada en
la alfombra. Fue porque su mente había estado aturdida desde que despertó.
Leah agarró su abdomen con su mano. Le dolía todo el cuerpo como si le
hubieran dado una paliza. No sentía que estaba en condiciones de moverse
por sí misma. Ella gritó furiosa al causante de la tragedia.
"¡Ishakan...!"
Entonces Ishakan entró en la habitación con una pequeña bolsa en la mano.
Rápidamente levantó a Leah que estaba sentada en el suelo.
"¿Cuándo te has despertado? Deberías estar acostada..."
Ella quería regañarlo, pero le dolía demasiado la garganta para hacerlo.
Cuando ella se agarró su cuello ardiente, él le trajo rápidamente un poco de
agua. Ella pudo percibir un poco de vergüenza en sus acciones. Parecía
estar consciente de su error.
Después de humedecer su garganta con agua, se limitó a hacer una
pregunta.
"¿Ya estás bien?"
Ishakan la miró extrañamente. Parecía querer evitar su mirada.
"Estaba muy preocupada por ti… Es la primera vez que haces esto..."
Ishakan suspiró. Sin responderle, levantó a Leah entre sus brazos.
"¿Vamos a lavarnos?"
Ella aceptó. Lo abrazó mientras él caminaba hacia el baño. Ishakan vertió
en la bañera las hierbas que contenía la bolsa que había traído. Luego le
quitó la ropa de Leah. Ella al mirar su cuerpo d3snudo se sobresaltó.
Ishakan mojó sus hombros con el agua que olía a hierbas. También le lavó
el cabello. Mientras él la atendía, ella le preguntó.
"¿Pero qué ha sucedido? ¿Por qué has tomado la poción?"
"Quería asegurarme si se trataba de una auténtica poción de amor."
Sus ojos se agrandaron al escuchar lo que él dijo como si no fuera gran
cosa. Ishakan le explicó con detalle a Leah mientras la lavaba.
Decidió actuar con cautela cuando recibió información de que Balkat tenía
pociones de amor. Era difícil hacer una poción de amor, incluso para un
hechicero como Morga. Por esa razón, los Kurkan creían que dicha poción
era falsa.
Sin embargo, no descartaban la posibilidad de que fuera verdadera.
"¿Has sacado a los Kurkan del palacio real últimamente para investigar
esto?"
"Sí. Intentaba asegurarme."
Buscaron al Tomari que entregó las pociones falsas a Balkat. Sin embargo,
a medida que la investigación se alargó, Ishakan optó por comprobarlo
directamente.
Se dio cuenta que era falsa cuando la probó. Pero aunque la falsa poción no
podía robar el corazón de las personas, tenía un efecto poderoso.
"El Rey y la Reina de Balkat no solo son apuestos, sino también poseen
buenas habilidades de seducción. Por lo que aquellos que pasaron la noche
con ellos después de beber esa poción, naturalmente les entregaron sus
corazones."
Simplemente se confundía el efecto de la lujuria con el amor. Por lo que
valientemente trajeron esa poción a Estia, pero fracasaron estrepitosamente.
"Poción de amor..."
Leah entendió perfectamente la situación. Ellos fueron los culpables de que
ella pasara por cosas crueles. Ishakan quiso decírselo sólo cuando se
resolviera la situación, para que no existiera la posibilidad de que ella se
preocupara. Sabía que Leah podría sufrir por los recuerdos indeseables del
pasado.
De repente, la ira estalló en su interior. No podía creer que hubieran
intentado separarla de Ishakan jugando con sus corazones. Fue un acto
imperdonable.
"Debería darle algunas bofetadas a ambos."
Ishakan frunció el ceño con un poco de arrepentimiento.
"Tengo que confesarte algo. Los he matado."
"......"
Seguramente él se había encargado adecuadamente de ellos. Al menos los
habría matado con más dolor que unas bofetadas. Leah solo asintió con la
cabeza.
El agua tibia causó que el sueño la invadiera. Los ojos de Leah se cerraron
ocasionalmente mientras ahora Ishakan se bañaba. Ella escuchó la voz de
Ishakan débilmente.
"Tengo un regalo para ti. La investigación de la poción puso la capital patas
arriba… Por lo que capturamos a los falsificadores de moneda por
casualidad."
Su gran mano tocó ligeramente la mejilla de Leah.
"¿Qué debemos hacer? ¿Los decapitamos? Sería apropiado colgarlos en la
plaza..."
Leah murmuró una respuesta entre dientes, luego se quedó dormida
abruptamente. El sueño profundo resultaba confortable.
Matrimonio Depredador - Capítulo
364

Capítulo 364. Final (2)


Después de ello, Leah estuvo enferma durante varios días. Ishakan, que
había cometido muchas fechorías, estuvo cerca de ella para cuidarla.
En lugar de la debilitada Leah, Mura regaño a Ishakan durante tres días. Los
otros Kurkan tampoco estuvieron del lado de Ishakan, más bien lo
condenaron por lo sucedido. Eso hizo que Leah se sintiera un poco mejor.
Cuando finalmente recobró la cordura, después de permanecer en la cama
durante varios días, todo se había solucionado.
El decapitado Rey y la decapitada Reina de Balkat, fueron colgados en lo
alto de las puertas del palacio real de Balkat. Mura le dijo que hubo
diferencias en los métodos utilizados para matarlos en base a la naturaleza
de sus crímenes. Judia murió de forma bastante limpia, pero Herodes tuvo
una dolorosa muerte lenta. Traducción de ReinoWuxia
Los Kurkan se enfadaban más con los que ponían en peligro a Leah que con
Ishakan.
Además, los falsificadores de monedas que le habían causado
preocupaciones, fueron ejecutados públicamente en la plaza de la capital de
Estia. Sus cabezas quedaron expuestas durante varios días.
Entonces la vida cotidiana de Leah regresó a la normalidad.
***
Le habló a Morga el sueño de Lesha. Le preguntó si se trataba de una
especie de sueño precognitivo o si simplemente fue coincidencia.
Morga se quedó atónito cuando escuchó la historia. Respondió de forma
mucho más intensa de lo que Leah esperaba.
"¡El príncipe tiene talento para ser un hechicero...!"
Según la explicación de Morga, los hechiceros nacían con varios talentos.
Entre ellos, prever el futuro era el talento más preciado que podía tener un
hechicero. Aunque Morga podía prever el futuro mediante la astrología,
sólo podía hacerlo utilizando otros hechizos.
"Nacer con la capacidad de prever... es algo extraordinario."
Morga observó detalladamente a Lesha, afirmando que era la primera que
veía a un hechicero nacer con la capacidad de prever. Sin embargo, Lesha
se limitó a sonreír porque no entendía claramente lo que estaba diciendo.
"Todavía no sabemos la magnitud de tu talento, pero estoy seguro de que
debe ser grande porque tienes la sangre de Ishakan."
Terminó la conversación diciendo que una vez que Lesha aprendiera los
idiomas de forma adecuada, comenzaría a enseñarle hechicería. Leah, que
se había enterado del inesperado talento de su hijo, se marchó sintiéndose
un poco desconcertada.
"Mamá..."
Ella había decido tomar el té con Ishakan en el jardín. Mientras caminaban
hacia el lugar acordado, Lesha levantó la mano con el ceño fruncido.
"¡La mano mamá!"
"Lo siento. Mamá estaba pensando en otras cosas."
"Uh..."
Lesha resopló de forma simpática. Solo se animó de nuevo cuando Leah le
prometió no olvidarse de tomarle la mano la próxima vez. Entonces
siguieron caminando agarrados de las manos hasta que el enérgico Lesha
exclamó.
"¡Mamá!" Entonces dijo claramente. "Soy su hermano mayor."
Leah ladeó la cabeza ante el inesperado comentario. Pensó que quizás
Lesha quería jugar un juego de roles. Lesha señaló con el dedo el estómago
de Leah de forma inocente.
"Quiero verle pronto."
Los labios de Leah se separaron. Se le ocurrió una momentánea conjetura.
"Lesha."
Ishakan apareció de repente durante su camino.
"¡Papá!"
Lesha se lanzó hacia Ishakan. Leah reflexionó sobre lo que Lesha había
dicho mientras los seguía lentamente. Ishakan podría saberlo, pero fingía no
hacerlo.
Ishakan se acercó a su lado antes de que ella se diera cuenta. Lesha, que
estaba entre sus brazos, seguía murmurando 'soy su hermano mayor'. Leah
abrió los labios todavía perdida en sus pensamientos.
"Ishakan."
"Dime Leah."
"¿Vamos a Kurkan? Para mostrarle a Lesha el desierto."
Ishakan visitó con frecuencia Kurkan durante las campañas militares. Pero
Leah no había podido hacerlo. Además, le había prometido a Lesha que
irían al desierto cuando creciera lo suficiente, pero ahora parecía haber
llegado el momento. No solo el cuerpo de Leah se había recuperado, sino
que Lesha tenía edad suficiente para viajar.
"¿Qué te parece?"
Ishakan le preguntó a Lesha mientras lo sentaba sobre su hombre. Él
respondió a la pregunta de Leah en lugar de Ishakan.
"¡Vamos a aventurarnos!"
Leah hoy le había leído a él un libro de cuentos que trataba sobre la pesca
en el mar. Lesha aún estaba demasiado impresionado.
"El mar está lleno de peces."
Pero no parecía que sólo quisiera pescar. A partir de ese momento, Lesha
comenzó a contar todo lo que sabía. Recoger fruta en las montañas, recoger
flores en los campos, buscar agua en el río, pasar una noche en una posada
de un pueblo… Ishakan sonrió escuchando sus interminables palabras.
"Lesha siempre ha estado en el palacio. Creo que necesita un viaje de larga
duración."
"Sí."
Leah le devolvió la sonrisa. Luego miró el cielo. Las nubes se habían
despejado, por lo que el cielo gris, se volvió azul como el mar.
Sus deslumbrantes ojos púrpuras miraron nuevamente a Ishakan. También a
Lesha que estaba riéndose sentado en su hombro. Los dos hombres bajo la
luz de sol se veían tan brillantes como si contuvieran luz.
Hace mucho tiempo atrás quería morir. Su corazón, que había decidido
quitarse la vida, era tan sólido como un castillo de hierro. Esas emociones
se desvanecieron, porque la oscuridad que la rodeaba ha desaparecido.
"¿A dónde quiere ir mi esposa?"
Preguntó Ishakan en broma. Leah respondió en voz baja, pensando en el
resplandor que se había tragado toda su oscuridad.
"Cualquier lugar con ustedes me parece bien."
Realmente no importaba dónde. En lo profundo de las montañas, en islas
remotas, en amplios océanos, o en desiertos interminables. No importa a
dónde vayan, cada momento era especial mientras estuviera al lado de este
hombre.
No, ahora somos los tres. Tal vez incluso… cuatro. Leah sonrió ligeramente
mientras ponía su mano sobre su vientre. La suave luz del sol se sentía
agradable.
FIN.

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