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Alumno: E. M. N. R. Omar García Vargas, Grupo B.

Módulo: Valoración Neurológica Funcional del Viejo


Tema: 1, Historia Clínica del Paciente. Generalidades.
Actividad: A
Introducción:
El envejecimiento de la población es un fenómeno global que plantea nuevos
desafíos en el ámbito de la atención médica. Los pacientes adultos mayores
conforman un grupo diverso y complejo, caracterizado por una amalgama de
factores biomédicos, psicológicos, sociales, económicos, culturales y espirituales.
En este contexto, la aplicación de métodos de evaluación y atención debe ajustarse
a las particularidades de este grupo etario. Uno de los enfoques más relevantes es
la evaluación geriátrica integral, un proceso dinámico y estructurado que busca
identificar y cuantificar problemas, necesidades y capacidades en las esferas
clínica, mental, social y funcional. El propósito es elaborar estrategias
interdisciplinarias que optimicen recursos y mejoren la calidad de vida, promoviendo
la independencia y autonomía de los adultos mayores.
Desarrollo:
La atención integral de la salud en adultos mayores abarca desde la promoción y
prevención hasta el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. Este enfoque busca no
solo abordar las enfermedades específicas, sino también mantener y mejorar la
capacidad funcional, un aspecto crucial para la autonomía y la calidad de vida. Las
actividades de la vida diaria (AVD) se convierten en indicadores fundamentales de
salud en esta población, donde la independencia y autonomía se consideran metas
primordiales.
El interrogatorio en adultos mayores presenta desafíos únicos, ya que problemas
como la disartria, la disfasia, los trastornos de memoria y el deterioro cognitivo
pueden dificultar la obtención de información directa del paciente. La colaboración
con fuentes alternativas, como familiares o cuidadores, se vuelve esencial para
comprender de manera integral la historia clínica. El examen físico, aunque sigue
los mismos principios que en otras edades, requiere sensibilidad y adaptabilidad a
las limitaciones individuales de cada paciente.
En la discusión diagnóstica, es crucial no solo listar los diagnósticos, sino también
identificar los problemas subyacentes. Esto facilita el diseño de intervenciones
terapéuticas adaptadas a las necesidades específicas del paciente y promueve un
enfoque centrado en la resolución de problemas.
A pesar de que la edad es un factor de riesgo, es imperativo no negar a los adultos
mayores las oportunidades de intervención. La evaluación del riesgo-beneficio debe
ser individualizada, considerando factores como morbilidad asociada, estado
funcional, aspectos socioeconómicos y calidad de vida futura.
Conclusión:
En conclusión, la atención a adultos mayores demanda enfoques holísticos y
adaptativos. La evaluación geriátrica integral emerge como una herramienta
indispensable para abordar las complejidades de este grupo poblacional,
permitiendo intervenciones personalizadas que buscan preservar la independencia
y mejorar la calidad de vida. A pesar de los desafíos inherentes al envejecimiento,
se destaca la importancia de considerar a cada individuo como único, reconociendo
las posibilidades de intervención y promoviendo un envejecimiento activo y
saludable.

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