Está en la página 1de 3

Consejos para el interrogatorio del perito

por el abogado litigante.


9.12.2015 Categoría: Mi Práctica diaria, Procesal Comentarios

La práctica de la prueba de interrogatorio del perito constituye un verdadero reto para el abogado,
máxime cuando lo que se está discutiendo en juicio son cuestiones vinculadas a conocimientos
especializados sobre una materia determinada, nociones que se concretan en juicios y máximas de
experiencia propias de su saber, por lo que el abogado, a menos que tenga un conocimiento especial
sobre la materia (lo cual es improbable) tendrá que hacer un esfuerzo suplementario para conocer los
aspectos técnicos esenciales de la pericia y así poder desarrollar esta prueba con la máxima eficacia.

A continuación analizaremos la forma de proceder por el abogado litigante en el interrogatorio de


nuestro perito y del perito propuesto por la otra parte.

Centrados en el interrogatorio del perito de parte, vamos a examinar algunas reglas que pueden
servirnos para orientar el interrogatorio, siempre bajo la premisa insoslayable de que no podemos
caer en la tentación, muy habitual, de emplear el interrogatorio para que el perito vuelva a reproducir
prácticamente el contenido del informe documental. Esta práctica sólo produce cansancio y hastío al
juez, quien ya dispone de dicha información por escrito, por lo que es probable que nos interrumpa
advirtiéndonos de que nos centremos en aquellos puntos que no hayan quedado claros o cuya
exposición va a conllevar una verdadera labor de auxilio del juez.

Por ello, es aconsejable que el interrogatorio se limite a las siguientes cuestiones:

1ª.- Ratificación del informe por el Perito (en ocasiones, es el propio juez el que solicita al perito
la ratificación)

2º.- Experiencia del perito en casos similares y sobre su autoridad científica. A través de estas
preguntas tratamos de establecer la credibilidad y legitimación del perito a fin de transmitir al juez
confianza en la información técnica que va a suministrar al juez. Las preguntas deben referirse tanto
a su actividad académica como sobre el ejercicio práctico de la autoridad sobre la que perita. Caso de
haber realizado peritajes similares ante otros juzgados, es recomendable hacerlo constar. Igualmente,
a través de estas preguntas trataremos de dejar cerrado el paso a cualquier intento de cuestionar la
credibilidad del perito por el letrado adverso cuando le corresponda interrogar.

3º.- Exposición del método científico utilizado por el perito o metodología empleada. Este
aspecto es importante, puesto que de esta forma transmitiremos al juez que el peritaje tiene su origen
en unas bases sólidas y científicamente aceptadas. En tal sentido, podremos preguntar por la razón
del empleo de esta metodología y sus bondades; por la frecuencia de su empleo en este tipo de
controversias; otras metodologías descartadas, etc.

4º.- Aspectos de su informe que resuelven los puntos sobre los que existe una clara controversia
y que merecen ser desarrollados oralmente, o lo que es lo mismo, examen de las conclusiones del
mismo y de la argumentación que las sostiene. En este punto, es conveniente no caer en la tentación
ya anticipada de revisar el dictamen completo, sino que tendremos que limitarnos a los aspectos
concretos controvertidos que constituyen la clave del caso debatido. Finalmente, es interesante que
las preguntas respeten el orden del propio dictamen, lo que facilitará la labor del juez y del propio
perito.
5º.- Crítica o censura de aspectos de otros informes aportados y que contradigan lo expuesto
en su propio informe. En el caso de haberlo solicitado al proponer la prueba, es conveniente que el
testigo pueda ayudarnos a rebatir los otros dictámenes aportados, para lo cual podremos seguir el
mismo orden anteriormente expuesto.

En cuanto al perito de la otra parte es muy aconsejable evitar preguntar salvo que sea estrictamente
necesario. La razón es obvia: el perito de parte mantendrá una tesis probablemente opuesta a la
nuestra, y entrar en un debate con el perito al respecto está perdido de antemano, pues nos
enfrentamos ante alguien que domina la materia objeto del interrogatorio, y salvo que seamos unos
expertos en el tema, éste siempre sabrá como escapar a nuestras cuestiones de forma solvente y casi
siempre en perjuicio de nuestra defensa.

No obstante, si es absolutamente indispensable, pues no preguntarle va a suponer un riesgo alto de


una resolución desfavorable, hemos de tener preparado un interrogatorio con la ayuda de nuestro
perito. Este procedimiento de trabajo lo he llevado a cabo en numerosas ocasiones, especialmente en
procesos sobre defectos constructivos, y puedo asegurar que si estamos bien asesorados por nuestro
perito y conocemos la razón de nuestro argumento, el contrario, obligado por su imparcialidad,
puede reconocer algún extremo que nos ayude a recuperar nuestras opciones finales.

En relación con el tipo de preguntas que podremos realizar al perito de la otra parte, podemos
destacar las siguientes:

1ª.- Falta de experiencia del perito. Lógicamente, en estos casos lo que se pretende es minar la
credibilidad y solvencia del perito ante el Juez, para lo cual habrá que investigar si es realmente
experto (académicamente y por experiencia práctica) en estas materias. En todo caso, hay que estar
muy seguros de lo que estamos preguntando, pues de desconocer la respuesta, mejor no hacerla.

2º.- Cuestionar la metodología aplicada. Este extremo tendrá que ser corroborado por nuestro
perito, y se limitará a supuestos en los que el perito de la otra parte haya empleado una metodología
anticuada, sin soporte de la disciplina y normativa correspondiente o completamente errónea. De
este modo, podremos cuestionar la validez de las conclusiones de la pericia.

3º.- Deficiente planteamiento del problema que suscita la pericia. En estos casos, la pericial nace
de un enfoque erróneo de la cuestión suscitada o deja sin resolver algunas de las cuestiones que
sirvieron de base a su proposición. Nuevamente, será nuestro perito quien nos habrá orientado en tal
aspecto.

4º.- Conclusiones del dictamen erróneas. En este caso, el resultado de la pericia se interpreta por el
perito alejándose de la conclusión técnicamente correcta, es decir, la pericia como tal se ha realizado
siguiendo el método adecuado, pero la lectura de los resultados se aparta de las conclusiones que
nuestro perito estima correctas. En estos casos, si se vislumbra cierta imparcialidad, hay que sacarla
a la luz.

5º.- En el supuesto de que observemos en el perito cierta parcialidad a través del lenguaje
verbal y no verbal, y muy especialmente en el tono y contenido de las respuestas, es conveniente
emplear técnicas que nos ayuden a resaltar ante el juez esa actitud, claramente alejada de su
obligación como perito. De esta forma, cuestionando su imparcialidad, debilitamos el valor de la
prueba.

En conclusión, a través del interrogatorio del perito, el abogado debe realizar una labor muy
estructurada y precisa en la que la prueba pueda discurrir de forma fluida que nos permita extraer el
máximo beneficio en ambos casos.

Si queréis disponer de orientación sobre la preparación del interrogatorio de nuestro perito podéis
ver el siguiente enlace de mi blog: http://oscarleon.es/diez-consejos-para-preparar-con-eficacia-la-
prueba-pericial/

También podría gustarte