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con eficacia
Los diez mandamientos para objetar con eficacia
A continuación compartimos con ustedes un sustancioso resumen de los «Diez
mandamientos para objetar adecuadamente», elaborado por el reconocido
profesor Julio E. Fontanet Maldonado, en su libro Principios y técnicas de la práctica
forense[1], que invitamos a leer.
1. Actuar rápidamente
Este mandamiento se refiere a consideraciones de tiempo. Se tiene que objetar en el
momento en que surge la mácula de la inadmisibilidad. Si se pretende objetar la
pregunta debe hacerse antes de la contestación del testigo. De no hacerse en ese
momento se tornaría meramente académica por tardía.
No debemos esperar a que las preguntas, que por su estructura o contenido tengan
apariencia de ser inadmisible, se terminen de formular para hacer nuestras objeciones.
Por otro lado, debe utilizarse la misma óptica cuando la mancha de la inadmisibilidad
surge, ya no en la pregunta, sino en la contestación del testigo.
La parte contra quien se ofrece testimonio debe estar muy atenta a objetar y ciertamente
en el momento oportuno. Tan pronto pueda percatarse que la contestación se dirige a
un área objetable, debe objetarse. Ahora bien, frente a situaciones en que la parte
proponente de la evidencia comienza una línea de interrogatorio o aborda algún tipo de
tema que es totalmente inadmisible, lo que corresponde es presentar al Tribunal
nuestra objeción continua sobre ese tipo de preguntas o sobre ese tema en particular.
Aun así, el abogado debe permanecer muy atento ante la eventualidad de que en esa
línea de interrogatorio surjan nuevos y distintos fundamentos.
Un detalle sobre este punto. Si el testigo ya respondió la pregunta, la objeción aún
tendría fundamento en la exclusión de la respuesta para que el juez se vea impedido de
considerar esa respuesta en la motivación de la sentencia. Pero lo cierto es que será muy
difícil entrar a la psiquis del juez para impedirle que no valore la respuesta. El daño ya
estará hecho igualmente.
2. Ser cortés
Dada la naturaleza de la objeción, debe hacerse de manera muy profesional. No debe
percibirse como un acto personalista o impetuoso. Debe recordarse que como norma
general, las objeciones se perciben de manera negativa, pues parece como si se
estuviera «escondiendo» algo, y para algunos jueces constituye una demora en el ya
complejo y largo proceso de un juicio oral.
Durante la ejecución de la objeción, la parte promovente no debe mirar o dirigirse a la
otra parte. Una vez que la otra parte reaccione a la objeción, si se desea replicar, debe
pedirse permiso para ello. Al verbalizar la objeción, o al replicar, debe evitarse todo tipo
de comentario de corte personalista u ofensivo.
Sin perjuicio de lo dicho, hay ocasiones en las que corresponde responder en tono
vigoroso, por ejemplo, cuando el testigo o la parte contraria hacen imputaciones o
lanzan insultos. La respuesta en este caso debe ser enfática, refutando las imputaciones
pero sin perder de perspectiva que ciertamente se está en un tribunal de justicia.
La forma de las objeciones. Hay jueces que exigen una extrema formalidad al
momento de la objeción, son exigentes en cuanto a la forma y el tono en que se hace
la misma.
La profundidad en las fundamentación de las objeciones. Con los jueces más
ilustrados será innecesario que se tenga que fundamentar rigurosamente la objeción
que es relativamente obvia. Muchos jueces experimentados, que al realizar la
objeción es declarada «ha lugar» sin mayor o ulterior explicación. Ello refleja que
ya el juez había identificado la objeción y estaba esperándola.
El momento en que debe objetarse.
9. Utilizar guías
Uno de los mecanismos más prácticos para facilitar el aprendizaje de las objeciones es
la utilización de guías que permitan identificar aquellas preguntas o evidencias que
pudieran ser objetables. Estas guías pretenden ser como una especie de “bandera roja”
que, inmediatamente, nos permita identificar la posibilidad de que surja alguna
evidencia que sea objetable. Debe destacarse que estas guías pretenden únicamente
llamar la atención sobre la posibilidad de una objeción. Es imperativo que una vez que
se haya identificado la pregunta de evidencia objetable se determine, si amerita o no el
objetarse.
La mejor forma de utilizar las guías es clasificándolas en cuatro grupos distintos:
10. Reducir el impacto de las objeciones que nos hayan sido negadas
Es importante que de no prevalecer nuestras objeciones o réplicas, tomemos ciertas
medidas profilácticas que propendan a reducir el impacto que pueda provocar el
rechazo. Lo primero que debemos hacer es no tomar el «no ha lugar» del juez de
manera personal buscando una especie de «venganza» en la próxima objeción. No.
Aceptemos la pequeña derrota y no mostremos al juez nuestra molestia.