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TEMA 2

La tarea

Al finalizar el tema 2, Las técnicas de litigación oral en juicio, usted será capaz
de:

• Elaborar y presentar oralmente alegatos de apertura.


• Aplicar técnicas de interrogatorio y contrainterrogatorio a testigos.
• Aplicar técnicas de interrogatorio y contrainterrogatorio a peritos.
• Aplicar técnicas de objeciones.
• Aplicar técnicas destinadas a ayudar a un declarante o impugnar su
declaración.
• Elaborar y presentar oralmente alegatos de clausura.

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Activación

Estimado (a) fiscal, lo invitamos a desarrollar las siguientes actividades:

1. Complete el esquema señalando técnicas de litigación oral.

2. Señale dos recomendaciones que usted haría al preparar testigos para su


presentación en juicio.

 ……………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………

 ……………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………

3. ¿Qué cualidades debe tener un perito para considerarlo idóneo?


 ………………………………………………………………………………………………
 ………………………………………………………………………………………………
 ………………………………………………………………………………………………

30
4. Señale dos objetivos del contraexamen de perito.

Ahora, lo invitamos a dar inicio al tema 2 del módulo revisando el siguiente


esquema:

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Enfrentados a un escenario de un juicio oral, los litigantes deberán, a partir de la
elaboración de su teoría del caso, desplegar en la audiencia de juicio una serie de
técnicas destinadas a garantizar su mejor desempeño posible ante los jueces. Para ello,
recurrirán a las denominadas técnicas de litigación oral, que les permiten desenvolverse
adecuadamente en las principales actividades que deben enfrentar en juicio, como son
los alegatos de apertura y clausura, el interrogatorio y contrainterrogatorio de testigos o
peritos, la incorporación de evidencia material, el control de las actividades probatorias
del otro litigante, entre otras.

Las técnicas de litigación nos enseñan fundamentalmente a garantizar que la información


que presentaremos ante el tribunal será de una alta calidad, pues no estará influenciada
por los abogados que la presentan y será producto de un ejercicio intenso del principio de
contradictoriedad.

ADVERTENCIA

Las técnicas de litigación oral son neutras; es decir, nos enseñan cómo hacer
bien algo, pero no le dan contenido a esa actividad. Así, por ejemplo, al
estudiar el examen directo, aprenderemos en teoría qué objetivos podemos
alcanzar y qué preguntas podemos o no utilizar, pero no nos ilustrará en lo más
relevante, con miras a un juicio oral, qué se debe preguntar.
Esas respuestas sobre qué hacer en el caso concreto que estamos litigando solo
nos l as entregará la teoría del caso; por ello, es indispensable tener claro que
nada sacamos con manejar estas técnicas de litigación en abstracto si no
sabemos para qué utilizarlas en los casos que debemos litigar. Primero, debemos
elaborar nuestra teoría del caso y luego servirnos de las técnicas de litigación
para poder plantear y defender nuestra teoría de los mejor forma posible en
juicio.

Idea importante

Las técnicas de litigación solo son útiles en juicio si se utilizan basadas en una
teoría del caso.

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2.1 El alegato de apertura

2.1.1 Concepto

Se trata de la primera intervención de los intervinientes durante el curso de la


audiencia del juicio oral. En ella presentan al tribunal su teoría del caso y les
indican a los jueces cómo, durante el curso de la audiencia, demostrarán que
dicha teoría del caso es la que se conforma a las pruebas que se rendirán y al
derecho aplicable al caso.

La finalidad de un alegato de apertura es ayudar a que los jueces del juicio


puedan apreciar y entender los hechos del caso desde el punto de vista
planteado por el litigante.
El alegato de apertura es una suerte de promesa que hacemos al tribunal sobre lo
que demostraremos en juicio.

2.1.2 Características del alegato de apertura

• Breve

La regla general es que el alegato de apertura sea breve, pues se trata de


presentar al tribunal cuál es nuestra versión sobre cómo ocurrieron los hechos,
cuáles son las consecuencias jurídicas que de ellos se desprenden y cuáles
son las principales evidencias que presentaremos al tribunal.

Es relevante que el fiscal seleccione qué información le proporcionará al


tribunal en su alegato de apertura. Deberá remitirse fundamentalmente a los
elementos centrales de la imputación formulada y a los móviles sin entregar
detalles innecesarios o entregar demasiada información al tribunal que este
no pueda retener.

• Debe proporcionar al tribunal un punto de vista desde el cual


apreciar todo lo que ocurrirá en el juicio

La idea es proporcionar al juez una posición cómoda desde la cual pueda


apreciar toda la actividad probatoria del juicio y resolver adecuadamente
todas las cuestiones que se planteen dentro de él, por ejemplo, la pertinencia
de las preguntas que formulen los litigantes a sus deponentes.

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Idea importante

Debemos proporcionar al tribunal el marco del rompecabezas que


luego armaremos al rendir nuestra prueba en juicio.

• Debe ser persuasivo

El alegato de apertura es nuestra primera intervención ante el tribunal de


juicio. Debemos generar una buena impresión ante él. Nuestro alegato debe
resultar creíble, razonable para el tribunal a pesar de que aún no hemos
desplegado ninguna actividad probatoria.

Para lograr el objetivo de persuadir al tribunal, deberemos recurrir al tema y/o


al lema que hubiéremos elaborado en la teoría del caso. Así, podremos
transmitir al tribunal, por un lado, el valor o bien jurídico que está en juego en
este litigio y, por otra, una frase memorable que resuene en la memoria de los
jueces que resuma nuestro planteamiento.

Otra forma de persuadir es poner énfasis en los protagonistas de nuestra


versión de los hechos. Siempre debe humanizarse el conflicto penal, hablar al
tribunal de los seres humanos involucrados en esta historia; para ello,
recurriremos a nuestras etiquetas, esto es, palabras o términos que vamos a
utilizar para designar o referirnos a los involucrados, a algún acontecimiento
relevante u otras cosas importantes de nuestro caso. Así no hablaremos
siempre de la víctima, sino de “la joven estudiante de veinte años”.

2.1.3 Objetivo del alegato de apertura

El propósito del alegato de apertura es presentar oralmente al tribunal de juicio


cuál es nuestra pretensión punitiva, nuestra teoría del caso y resaltar de ella los
elementos más relevantes. Adicionalmente, solo si el tiempo concedido por el
tribunal lo permitiera, eventualmente, se podría aludir a la probable tesis de la
defensa y cuál es su principal debilidad.

Recuerda que…

El alegato de apertura es una promesa de lo que probaremos en


juicio.

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2.1.4 Rol del fiscal en la apertura

En la exposición del alegato de apertura, el fiscal debe ser un verdadero narrador


de historias, pero no un narrador cualquiera sino uno altamente persuasivo. El fiscal
relatará al tribunal con convicción, de manera breve, simple y lógica qué es lo
que, a su juicio, ocurrió en el caso concreto; debe mencionar los elementos
fácticos más relevantes e indicar al tribunal sucintamente las razones de derecho
que le permiten augurar un fallo favorable a sus intereses.

Demostración

A continuación, le presentamos un ejemplo. Lea atentamente y tome nota de


las reflexiones o conclusiones que el ejemplo le genera:

Ejemplo de una primera parte de un alegato de apertura

Una vida truncada, una familia destruida por unas monedas, eso es lo
que le ocurrió a Marisol González el día 12 de febrero del presente año.

Ese día, Marisol se levantó temprano, como siempre acostumbraba


hacerlo, desde que, con su marido, hace diez años, abrieron un
pequeño negocio de abarrotes en el distrito de Miraflores. Como
acostumbraba, pasó por la pieza de su pequeña hija de cuatro años,
quien dormía plácidamente, le dio un beso y se fue a desayunar con su
esposo, Francisco. Como siempre lo hacían cada mañana en los
últimos diez años, hablaron de sus planes de tener una casa propia y
de las últimas gracias aprendidas por su hija Valentina de tres añitos…
Luego de desayunar como siempre, conversando alegremente, se
fueron a abrir su negocio de abarrotes. Jamás imaginaron que ese iba
a ser el último día en la vida de Marisol, pues el acusado Francisco
Moreno la asesinaría a sangre fría ese día…

Sobre la base del ejemplo anterior, complete el siguiente esquema: presente un


concepto —idea central— en el área circular y los aspectos relacionados con
ella en las áreas rectangulares:

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2.1.5 Estructura de un alegato de apertura

Existen diversas formas de organizar un alegato de apertura tipo. Revisaremos uno


a modo ejemplar. Cada litigante debe determinar, en el caso particular, cuál es la
mejor forma de estructurar su alegato de apertura recogiendo las
recomendaciones entregadas supra. Les presentamos tres elementos básicos:
introducción, exposición y petitorio.

a. Introducción

• Presentación del relato

Utilizaremos, en esta primera aproximación al tribunal, un relato simple y


expondremos, si los hubiéramos determinado, el tema y el lema del caso.

• Exposición de los hechos no controvertidos

En este punto, haremos mención de aquellos hechos que, en nuestra


teoría del caso, hemos calificado como inamovibles y de los
antecedentes que se funden en hechos públicos y notorios o en
convenciones probatorias. Expresaremos al tribunal que, sobre estos
hechos, que inciden en la solución del caso, no hay controversia entre las
partes sobre su ocurrencia. Eventualmente, las partes tendrán una
justificación distinta para explicarlos, por ejemplo, el móvil de una
conducta.

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• Presentación del marco jurídico aplicable a los hechos del
caso

Nos referimos a que el fiscal debe enunciar con claridad y precisión


cuáles son las cuestiones jurídicas en juego. Obviamente, debe referirse a
todos los elementos del o los tipos penales imputados y las demás
consideraciones jurídicas relevantes, como aquellas que agravan la pena
o califican un tipo penal.

• Enunciado de los hechos debatidos

A continuación, señalaremos al tribunal dónde está la controversia en el


caso y cuáles son los hechos que generan versiones encontradas entre
las partes. En el fondo, indicaremos al tribunal cuál es el núcleo fáctico
que debe esclarecerse con la prueba que se presentara en el juicio 45.

Esto es muy importante, pues ilustra inmediatamente al tribunal sobre


dónde debe estar el centro de su atención durante el juicio,
precisamente en las probanzas que recaigan sobre estos hechos
debatidos. Es allí donde se jugará el juicio.

b. Exposición

• Tesis del litigante

Como fiscal, especificaremos cuál es nuestra explicación de cómo


ocurrieron los hechos, cuál es la teoría del caso que planteamos al
tribunal.

Tenga en cuenta que…

Un fiscal debe ser coherente en su alegato de apertura con el


contenido de su acusación.

• Exposición de los elementos de hecho y derecho

45Noolvidemos que esos hechos que, al tratar la teoría del caso, llamamos “proposiciones fácticas” o “afirmaciones de
hecho”, se caracterizan por dar cuenta, en su contenido, de los presupuestos jurídicos del tipo penal imputado o de otros
elementos jurídicos relevantes para el caso fiscal.

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Expondremos aquí los elementos más relevantes y fundantes de nuestra
teoría del caso, tanto en el aspecto fáctico como en el jurídico, y cómo
ellos lograrán ser demostrados durante el desarrollo del juicio oral.

• Señalar las posibles debilidades del caso y esbozar su


justificación

Si fuere necesario, a nuestro juicio, por un tema de credibilidad ante el


tribunal, y tuviésemos tiempo suficientes, será posible destinar una
pequeña porción de tiempo para plantear al tribunal cuál podría ser
considerada la debilidad de nuestro caso y qué explicación
presentaremos al tribunal para justificarla y explicarla. Podría ser, por
ejemplo, un caso en que la conducta del acusado no se encuadra con
su personalidad y comportamientos anteriores, lo que hace difícil
vincularlo con el hecho imputado. Sin embargo, podemos enunciar
desde ya cuál fue el móvil de su conducta y cómo lo acreditaremos.

c. Petitorio

En la parte final de nuestro alegato de apertura, recurriremos una vez más al


tema y/o al lema a fin de fijar una imagen o idea en el tribunal, conforme al
principio de primacía y lo más reciente.

El principio de primacía y lo más reciente nos enseña que, de un mensaje,


los que lo reciben recuerdan mejor lo primero y lo último que escuchan.

Al culminar, el fiscal dirá a los jueces, con precisión, que solicita la condena
del acusado por el o los tipos penales imputados, el grado de participación
que le atribuye y el grado de ejecución del iter criminis; la concurrencia o no
de circunstancias modificatorias de responsabilidad penal, que señalará en
detalle; y que pena en concreto solicita.

2.1.6 Recomendaciones generales

a. Sea breve para no cansar o aburrir a los magistrados


Un buen alegato en una causa de una complejidad media puede hacerse
en menos de 10 minutos. Se trata de entregar un punto de vista (versión)
para que el tribunal pueda entender el sentido de la prueba que se rendirá.

Recuerda que…

En el alegato de apertura, no se entrega toda la información del


caso, solo la más relevante.

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b. Vaya directo a exponer su teoría del caso: no pierda el tiempo
ni la posibilidad de crear una primera impresión positiva en el
tribunal

Aludimos, con esto, a que el litigante debe tener a la vista, al elaborar su


alegato de apertura, al menos, tres cuestiones fundamentales: uno, la
capacidad de concentración de los jueces como la de todas las personas
es limitada; por ello, debe evitar extender en demasía la duración del
alegato; la segunda, que para los efectos de la persuasión debe
rápidamente generar una imagen favorable en el tribunal del caso y lo justo
de nuestra posición. Para ello, se recurrirá al lema y al que el fiscal elaboró
del caso, comunicándoselo a los jueces, al iniciar su alocución; y tercero, los
elementos de una narración persuasiva, como el principio de primacía y lo
más reciente, en virtud del cual la información más relevante debe ir al inicio
y al final de su exposición.

Tenga en cuenta que…

En los minutos iniciales y finales del alegato de apertura, es cuando


los jueces prestan mayor atención; aprovéchelos.

c. Utilice un tono de voz perfectamente audible

Matice su alegato con inflexiones en el tono y volumen de su voz. Utilice el


silencio para generar pausas emotivas. Debe evitar ser monótono.

d. Use un lenguaje directo, preciso y claro


Utilice palabras conocidas por todos, por el público y por los jueces.

e. Utilice el lenguaje corporal


Nuestros movimientos corporales y gestos deben ser compatibles con las
ideas que estamos transmitiendo a los jueces. No exagere sus movimientos,
pues ellos pueden distraer al tribunal.

f. Minimice los aspectos negativos de su caso y enfatice lo


positivo

g. Humanice el caso
Presente al tribunal a la víctima u ofendidos destacando su rasgos más
característicos.

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h. No emita comentarios u opiniones personales sobre el caso, sus
partícipes o pruebas
El tribunal desea conocer sobre los hechos más relevantes del caso que
debe resolver, no la opinión personal del fiscal sobre ello.

i. Mantenga siempre contacto visual con los jueces


Es altamente recomendable que el fiscal mantenga contacto visual con
cada uno de los jueces que integra el tribunal para incrementar la
credibilidad de su relato e ir calibrando cómo es que los jueces perciben lo
que usted les está comunicando. Así, podrá reaccionar para retomar la
atención de los jueces si la pierde.

j. No lea el alegato
Sí es posible tenga ciertas notas sobre la mesa referidas a antecedentes
relevantes para consultarlas si nuestra memoria fallara durante el alegato.
Sin embargo, para posicionarnos frente al tribunal como fiscales creíbles y
con conocimiento del caso que presentamos al tribunal, debemos, al menos
al inicio y al final del alegato, evitar al máximo el uso de notas o recurrir a la
lectura.

k. Enuncie, si fueren relevantes pero justificables, las debilidades


de nuestro caso y anuncie que se explicarán durante el curso
de juicio
Otra recomendación relevante a la hora de construir nuestro alegato está
en anticipar en él las debilidades de nuestro caso. Nunca debemos olvidar
que el mayor valor que tiene un abogado, más allá de sus conocimientos y
habilidades en las técnicas de litigación, es su credibilidad ante los
tribunales, por lo que, en general, si tenemos una debilidad, debemos
exponerla nosotros y no esperar que lo haga nuestro contendor, con el
riesgo de que el tribunal crea que hemos actuado de manera poco honesta
o franca al ocultarle esa debilidad.

No se trata, en caso alguno, de asumir una posición derrotista y aludir a la


debilidad como algo insalvable y que desmorona nuestro caso; todo lo
contrario, la idea es incorporar la debilidad en nuestro relato, explicarla y
justificarla con las declaraciones de nuestros deponentes y demostrar cómo
ella en nada altera la fortaleza de nuestro caso, que es solo un dato más
que, en nada, debe influir la resolución del tribunal, pero que demuestra que
nada tenemos que ocultar ante el tribunal para ganar el caso.

Recuerda que…

Si aludimos a una debilidad en la apertura es porque estamos en


condiciones de justificarla.

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l. No exagere en la entrega de información al tribunal

No debemos olvidar que lo central en el alegato de apertura es


proporcionar al tribunal una suerte de esquema o mapa de nuestra versión
de cómo ocurrieron los hechos, que luego se verá complementada y
confirmada con la prueba que rendiremos en el juicio.

Por lo anterior, es indispensable seleccionar qué información es


indispensable de entregar al inicio del juicio en nuestro alegato de apertura
para que el tribunal pueda formarse una imagen de nuestra versión, sin que
le entreguemos necesariamente excesivos datos o detalles que le impidan
su retención o desvíen su atención a cuestiones no gravitantes dentro del
caso.

m. Use apoyos audiovisuales

Una fórmula para hacer más efectivo y persuasivo un alegato es utilizar,


durante su exposición, algún elemento de apoyo, como algún gráfico,
PowerPoint, video u otro medio tecnológico de apoyo.

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Qué no hacer en un alegato de apertura

1. Emitir juicios u opiniones personales sobre los hechos del caso o las personas
involucradas

El fiscal no debe emitir opiniones personales sobre el caso o sobre sus partícipes.
Al tribunal de juicio no le interesa conocer nuestras opiniones personales; él
requiere conocer de los hechos más importantes del caso que tengan respaldo
en la prueba que se rendirá en la audiencia.

Ejemplo: … y entonces apareció el vehículo del acusado, rápido como una


flecha, chirriando sus neumáticos, casi volando, claramente a exceso de
velocidad… el acusado conducía como un loco…, o

... a este fiscal no le cabe duda sobre la culpabilidad del señor Pérez; además,
este abogado piensa que los hechos se explican…

2. Sobrevalorar o resaltar en exceso las bondades de nuestra prueba o los defectos


de la contraria

En el contenido del alegato de apertura, deberán estar proscritas las


afirmaciones u opiniones sobre la prueba en particular, propia o de la
contraparte. La prueba aún no se ha rendido y no sabemos si ella se comportará
efectivamente como nosotros hemos planeado o preparado.

Debemos ser muy cautos al referirnos a nuestra evidencia o a la que presentará


la contraría, pues, si caemos en la tentación de adjetivizar sobre las pruebas
propias o ajenas, estaremos generando en el tribunal una expectativa que
luego, con el devenir del juicio y la rendición concreta de ese medio probatorio,
podemos no cumplir.

Aun cuando hayamos preparado el juicio y la presentación de todas nuestras


evidencias, nada nos puede garantizar que las cosas, en el juicio, se van a
desarrollar estrictamente como nosotros las planeamos. Así, por ejemplo, si
destacamos las bondades de una prueba propia generamos de inmediato en el
tribunal la expectativa de que esa prueba debe necesariamente alcanzar las
cualidades con las que la hemos descrito; si ello no ocurre, es posible que

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impacte negativamente en la valoración que de la misma deba hacer el
tribunal.

Ejemplo: Señorías, la fiscalía presentará un testigo que dirá como vio nítidamente
sin duda alguna al acusado y lo escuchó, además, claramente cuando dijo…

3. Formular conclusiones sobre cómo ocurrieron los hechos

Está vedado al litigante, en su alegato de apertura, concluir sobre cómo


ocurrieron o no los hechos, pues se trata de un razonamiento que no tiene
ningún peso argumentativo, toda vez que está construido en abstracto, antes de
que se rinda la prueba en el juicio.

Ejemplo: Señores magistrados, en definitiva, lo que ocurrió fue que Juan


Machuca asesinó a María Pérez. Ello se desprende indubitadamente de la
declaración de los testigos presenciales José Martínez y Gonzalo Cruz, quienes
declararon ante este fiscal que vieron al acusado empuñar el revólver y disparar
dos tiros sobre María y del categórico informe del perito dactiloscópico Rubén
Romero, quien determinó que las huellas en el arma homicida pertenecían
indubitadamente al acusado Juan Machuca. Todo lo dicho consta en los
antecedentes recopilados en la investigación…

Como señalamos supra, no es posible prever con certeza cómo se comportará


la prueba en el juicio y, por ende, nada es posible de concluir mientras la
actividad probatoria no haya concluido. Será en el alegato de clausura donde
el litigante expondrá las conclusiones que desprende de la prueba rendida tanto
en los hechos como en el derecho.

Idea importante

Que un hecho se acredite en la investigación fiscal no significa que ello


ocurrirá necesariamente, o de la misma manera en el juicio oral.

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2.2 Examen y contraexamen de testigos y peritos

¿Se preparan los testigos y peritos para su presentación a juicio?

Es una exigencia ineludible desde la perspectiva de una


presentación estratégica de la evidencia en el juicio
orientada a alcanzar objetivos predeterminados en la
teoría del caso del litigante. Se interroga con la finalidad
de acreditar, ante el tribunal, aquellas proposiciones
fácticas o afirmaciones de hecho de las cuales puede dar
cuenta el testigo o perito en juicio.

Se podrá retrucar frente a nuestra aseveración que una


declaración espontánea entregada particularmente por un testigo puede ser más
convincente o creíble para un tribunal. Lo que reconocemos puede ocurrir, pero el
problema de una declaración espontanea, sin ninguna preparación, es que ella no nos
asegura que el testimonio partirá con la información que requiere nuestra teoría del caso o
que ella no se focalice en aspectos menores o insignificantes, o peor aún perjudique
nuestra versión y pase por alto o minimice los aspectos favorables a nuestra tesis.

Recordemos que el testigo depone lo que sabe; él no tiene por qué conocer qué de
aquello es útil o no a la teoría del caso de la parte que lo presenta. El testigo no es el
abogado del caso. Así que derechamente privilegiaremos el sacrificar algo de
espontaneidad en el testimonio del testigo preparando su declaración.

Tenga en cuenta que…

Un testigo puede conocer muchos hechos, pero no sabe, como el fiscal,


cuáles de ellos son relevantes para acreditar la acusación fiscal; por ello, se
debe preparar su testimonio.

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Con el mismo énfasis que señalamos que se deben preparar las declaraciones de los
testigos para el juicio, debemos indicar que ello nada tiene que ver con el hecho de
alterar, según nuestra conveniencia, lo que el testigo realmente sabe y menos con el
hecho de hacerle aprehender antecedentes o porciones de un relato que se aleja de la
verdad o lo que él percibió con sus sentidos. Lo anterior no es solo un imperativo
estratégico, sino también ético.

Idea importante

No se le puede pedir a un testigo que mienta.

Junto con reunirse con el testigo o perito para hacerle saber qué de lo que él conoce será
objeto de interrogación y las materias en las que se pondrá mayor énfasis, en función de
qué aportan a la comprobación de la teoría del caso fiscal, es recomendable que se le
explique al testigo o perito, al menos, qué significa comparecer en juicio, dónde se
ubicará, por qué se le separará junto a otros testigos y peritos fuera de la sala de
audiencia, cómo debe comportarse, en qué se fijarán los jueces cuando esté declarando,
en qué consiste el contraexamen, qué tipo de preguntas se le formularán y qué actitud
asumirá el abogado de la contraparte.

Adicionalmente, le indicaremos que se tome el tiempo necesario para responder, que


conserve la calma y que, si desconoce, no recuerda una respuesta o no tiene certeza
sobre algo que se le consulte, así lo manifieste. Se le señalará que el fiscal, en algunas
situaciones de las señaladas, podrá, si así lo estima de utilidad, recurrir al refrescamiento de
memoria para ayudarlo.

Anticipe las debilidades de sus declarantes. Durante el periodo de investigación, se


indagará sobre la existencia de antecedentes que puedan afectar la credibilidad o
imparcialidad del testigo o perito, a fin ya sea de cambiar al deponente si no se hubiere
presentado aún la acusación o para preparar la forma de presentar aquella debilidad en
el examen directo del deponente, con el propósito de darle la posibilidad al testigo o
perito de dar las explicaciones que fueren pertinentes, si fuere el caso.

Tome en cuenta los ámbitos vedados para un interrogatorio. El interrogatorio de los testigos
o peritos no puede dirigirse o estar centrado en aquellos ámbitos de información que han
sido declarados inadmisibles de manera general por el ordenamiento jurídico o de manera
particular en el caso concreto, por ejemplo, por el contenido de una exclusión probatoria
o por tratarse de información referida al contenido de negociaciones fracasadas con la
defensa. Tampoco sería procedente que esa información sea incorporada de manera
espontánea durante el interrogatorio por el deponente, dando cumplimiento a una
instrucción o sugerencia formulada por el abogado con anterioridad a la audiencia de
juicio.

45
Activación

Estimado (a) fiscal, lo invitamos a compartir con sus colegas del curso sus
experiencias en relación a la preparación de testigos y peritos. Con lo discutido
con sus colegas y las consideraciones generales presentadas en el acápite
anterior, desarrolle la siguiente actividad.

¿Por qué se debe 


preparar a testigos y
peritos?

 .

¿Qué precauciones se 
deben tomar en la
preparación de
testigos y peritos?

Ahora, lo invitamos a continuar con el estudio de este tema.

2.2.1 Los testigos


Empezaremos este apartado formulándonos dos preguntas:

• ¿Quiénes son testigos?


• ¿Los testigos son terceros imparciales?

46
Para los efectos de un sistema acusatorio, serán testigos aquellas personas que
deponen sobre hechos relevantes para la resolución del conflicto presentado ante
el tribunal oral y que comparecen en estrado a declarar sobre ellos 46.

La regla general es que la declaración de un testigo ha de prestarse siempre en la


audiencia de juicio oral conforme a las reglas que rigen el interrogatorio y
contrainterrogatorio de un declarante. Su declaración personal en juicio no
puede, en principio, ser sustituida o reemplazada por la lectura o reproducción de
un registro donde consten sus impresiones generadas en una etapa anterior al
juicio, sea dentro o fuera del sistema de
persecución penal 47.

Esta postura de considerar a los testigos como


terceros imparciales ha dominado nuestra cultura
jurídica y considera que los testigos concurren al
juicio como colaboradores del tribunal en la tarea
de develar la verdad en el caso en concreto, por
lo que, mediante las denominadas tachas, las
partes deben advertir y poner en conocimiento
del tribunal de cualquier antecedente que haga
inhábil al testigo para declarar sobre los hechos
por carecer de la imparcialidad necesaria.

Los sistemas acusatorios nos entregan otro punto de vista sobre la materia; nos
indican que los testigos son de parte 48, pues su testimonio está presentado por
cada litigante en la mira de establecer ante el tribunal un relato determinado. Así,
entonces, no presentamos a juicio a todos los testigos que identificamos en la
investigación, ni tampoco los hacemos comparecer necesariamente para que
den a conocer al tribunal toda la información que conocen; nada de eso, un
litigante lo que hace es seleccionar a sus testigos según si ellos son o no capaces
de solventar con su testimonio una porción o todo el relato que presentaremos
ante el tribunal. Además, a veces, estratégicamente, queremos presentar
porciones distintas de información con diversos declarantes, por lo que tampoco
necesariamente el testigo deberá declarar todo lo que sabe, sino solo lo que es
útil para nuestra teoría del caso en el contexto en que queremos presentarla al
tribunal 49.

46 No hablamos necesariamente de terceros como se acostumbra en el derecho procesal tradicional, pues dentro de los
testigos encontramos en lo que se refiere a su tratamiento legal, a la víctima, que obviamente no es un tercero ajeno a
los hechos.
47 En igual sentido, BAYTELMAN, Andrés y DUCE J., Mauricio, Litigación Penal juicio oral y prueba. Santiago de Chile:
Ediciones Universidad Diego Portales, 2004, pp. 102 y 103.
48 En igual sentido, BAYTELMAN, Andrés y DUCE J., Mauricio, ob. cit., p. 104.
49 A veces, es más persuasivo que distintos declarantes focalicen sus testimonios en diferentes puntos de interés para el
tribunal o refiriéndose a los mismo hechos con énfasis en aspectos diferentes.

47
Lo dicho no puede ser considerado una actuación de mala fe o desleal, pues la
contraria siempre podrá hacer ver sus puntos de vista con sus contraexámenes o
su propia prueba.

a. El examen directo o interrogatorio de testigos

a.1 Concepto
Se le ha definido como la revisión de los testigos propios durante el desarrollo
del juicio oral a través de las preguntas formuladas por el litigante que los
presenta 50; o la revisión en el juicio oral de los testigos que la propia parte
presenta, cualquiera que sea el nombre que se les dé en el código procesal
penal 51.

a.2 Características

Se realiza por quien ofreció y presenta al testigo como prueba propia.


• Permite que los testigos den a conocer al tribunal los hechos que les
constan y son favorables a la teoría del caso de quien los presenta.
• En los procesos penales orales, es probablemente la fuente de
generación de información para el tribunal más relevante, por encima
incluso de las pericias.
• Permite que la información fluya desde el declarante y no del abogado
que lo interroga.
• El protagonista principal es el testigo; el abogado solo constituye un guía
para su testimonio.
• En él se debe extraer información no solo respecto de lo que sabe el
testigo sobre los hechos del caso, sino que también sobre aspectos
personales del testigo que les proporcionen antecedentes a los jueces
para valorar la credibilidad personal del declarante.

a.3 Importancia

El examen directo permite al fiscal proporcionar al tribunal, a través de sus


testigos, las distintas porciones de información que configuran su teoría del
caso. Será a través de las preguntas que se formulen a los testigos que el
tribunal conocerá los hechos más relevantes del caso, conocerá sobre las

50 BLANCO SUÁREZ, ob. cit., p.168.


51 BAYTELMAN y DUCE, ob. cit., p. 101.

48
personas involucradas en esos hechos, sus acciones y motivaciones, y sobre
los demás antecedentes que otorguen credibilidad a la versión de la parte.

Se refiere a la forma en que se desarrollará el interrogatorio de aquellos


deponentes que la parte ha evaluado que apoyarán su teoría del caso, ya
sea sosteniendo alguna o algunas proposiciones fácticas favorables a ella; o
con cuyo testimonio impugnaremos algunas de las proposiciones fácticas de
la parte contraria; o aportarán antecedentes que permitan apoyar la
credibilidad de otro medio de prueba o, por último, que permitirán con su
testimonio explicar o aclarar por qué los hechos ocurrieron como se sostiene
en nuestro relato fáctico.

Es un interrogatorio de lo que podríamos denominar testigos amistosos, pues


apoyan o sostienen los hechos constitutivos de la teoría del caso de quien
los presenta de manera afirmativa o, al menos, no toman partido a favor de
uno de los relatos presentados en el juicio. Un ejemplo de este último caso
sería un espectador absolutamente desinteresado, que presenció un
accidente de tráfico.

a.4 Objetivos del examen directo

• Acreditar las afirmaciones de hecho de nuestra teoría del caso


A través del testimonio del declarante, iremos develando al tribunal
cada una de las proposiciones fácticas sobre las cuales el testigo puede
declarar y que constituyen una parte de nuestro relato sobre cómo
ocurrieron los hechos 52.

• Contradecir la teoría del caso de la contraparte


A través de las preguntas que formulemos a nuestros deponentes,
podemos incorporar al debate información que sea contraria a aquella
proporcionada por los testigos de la parte contraria. Incorporaremos lo
que en teoría del caso denominamos evidencia de refutación.

• Facilitar la producción de prueba material en el juicio oral mediante su


acreditación e introducción en el mismo
El interrogatorio directo será, usualmente, el medio que utilizaremos para
incorporar a la audiencia y con ello al juicio oral evidencias materiales,
tales como documentos, objetos u otros elementos de convicción.
Estos objetos y documentos por sí solos no son idóneos para dar cuenta
de su origen y naturaleza, ni del rol que cumplen al interior del relato 53;
requieren, por regla general, que sea a través del testimonio de un
declarante que se ponga en conocimiento del tribunal cómo fueron
encontrados, cuál es su origen, qué expresan y/o cuál es el rol o función

52 BAYTELMAN, Andrés y DUCE J., Mauricio, ob. cit. p. 102, hablan de extraer del testigo la información que requiramos para
construir la historia o el trozo de historia que este nos puede proporcionar… permite relatar nuestra teoría del caso desde
la prueba concreta y no desde las puras afirmaciones del abogado litigante (como, por ejemplo, en los alegatos de
apertura), que hasta el momento han sido solo una promesa.
53 BAYTELMAN y DUCE, ob. cit. p. 109.

49
que cumplen dentro del relato presentado por la parte que los presenta
como evidencia.

• Obtener información relevante sea para reforzar o refutar la credibilidad


de una evidencia
El alcance de este objetivo es obtener información en el examen
directo que refuerce, confirme o haga más creíble y verosímil otra
prueba rendida en el juicio o, por el contrario, generar información que
haga fuego, afecte la credibilidad de un medio de prueba producido
por la contraparte. Sería el caso, por ejemplo, de un perito que
contradice la forma en que, según la defensa, habrían ocurrido
determinados hechos o las consecuencias de los mismos.
Este objetivo del examen directo deriva del hecho de que la prueba en
juicio constituye un todo, por lo que cada declaración, documento o
evidencia material debe ser apreciada no solo en su valor individual,
sino en relación con el resto de la evidencia producida, tanto la que
nosotros hemos rendido como también la de la contraparte.

• Acreditar o legitimar un declarante


Un objetivo que se puede alcanzar con el examen directo consiste en
entregar al tribunal elementos de juicio para generar convicción en los
jueces de que el testigo objeto de la interrogación es una persona
digna de crédito, es decir, alguien con un alto grado de credibilidad
personal 54.

Una vez alcanzado este objetivo, procederemos a incorporar los


antecedentes fácticos que son de conocimiento del testigo o sus
conclusiones y opiniones; si fuere un perito para que estas sean
conocidas por el tribunal, quien las valorará no solo en función de la
información pertinente que aporten, sino que, además, a partir de la
percepción que se haya formado el tribunal sobre la credibilidad de la
persona del declarante.

a.5 Selección de los testigos idóneos

El primer paso que debe dar un fiscal para hacer una adecuada selección
de sus declarantes es haber identificado con detalle, en su teoría del caso,
cuáles son las proposiciones fácticas en que se sustenta el caso penal que
ha preparado. A continuación, debe buscar y seleccionar qué declarante,
del listado de posibles testigos que tenga, puede manifestar verbalmente
esa proposición fáctica en juicio.

Si fueren varios, podemos llevarlos a todos o privilegiar a quien tenga mayor


conocimiento sobre los hechos o mejores antecedentes para asentar su
credibilidad personal ante el tribunal, o llevarlos a todos pero haciéndolos
declarar con énfasis diferentes.

54 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 107, quienes señalan que todos los testigos “valen” en juicio, lo que no significa que todos
ellos “pesen” lo mismo.

50
Otro factor determinante será el que hayamos estimado indispensable
incorporar evidencia material al juicio, caso en el que deberemos elegir con
qué declarantes procederemos a su incorporación.

Otra consideración para determinar qué testigos llevaremos o no a juicio es


su manejo escénico. No todos los testigos pueden traspasar con claridad,
control, usando un lenguaje adecuado, un manejo corporal razonable los
antecedentes de hecho que manejan al tribunal. Incluso, algunos, por su
apariencia y comportamiento, pueden ser perjudiciales al relato que se
pretende acreditar ante el tribunal.

La credibilidad de un testigo está determinada por tres factores: quién es el


testigo, qué es lo que nos dice y su comportamiento durante el
interrogatorio .
55

a.6 Actitud del abogado examinador

Señalemos algunos aspectos que el fiscal debiera considerar al enfrentar un


interrogatorio en la audiencia de juicio.

• Control del testigo


El fiscal debe estar atento a intervenir de manera juiciosa, con el tacto y
prudencia necesarias, para reorientar el testimonio de un declarante
que se desvía de los puntos relevantes de su testimonio o que se
empecina en rodear la información relevante con detalles y datos
impertinentes o de escasa significación.

• Interés en la declaración
Otra cuestión relevante es que el
abogado, al interrogar, manifieste
interés en ello. No siempre es fácil, ya
que el fiscal no solo conoce los
temas sobre los que examinará, sino
que también sabe las respuestas que
debería dar el testigo. Entonces
debemos manifestar nuestro interés
en el contenido del interrogatorio
manifestándolo así con nuestras
expresiones y gestos, pues, si nosotros
no damos importancia a las
respuestas de nuestros testigos, mal
podemos pedir al tribunal que lo
haga.

55 MAUET, ob. cit., p. 97.

51
• Manifestar los énfasis en el testimonio
También debemos ser capaces de dar dramatismo al interrogatorio,
para lo cual debemos manejar los énfasis del mismo, según la
importancia que tenga la información que el testigo vaya a
proporcionar con una pregunta.

La idea es que, a través del tono y volumen de voz que use el fiscal,
pueda resaltar aquellos momentos del testimonio en que se le
proporcionará la información de mayor gravitación para la resolución
del caso.

• Manejo de los puntos críticos


Igualmente, cuando se quiera focalizar, analizar en detalle, cuadro a
cuadro, una porción de información, el ritmo del interrogatorio debe ser
más lento, más pausado, precisamente para alargar ese momento de
clímax en la información. Pongamos un ejemplo: si de lo que se trata es
demostrar a un tribunal que una víctima puede reconocer al acusado
de un robo por sorpresa, esto podría abordarse de dos maneras, una
claramente más eficiente que la otra.

Demostración

A continuación, le presentamos un ejemplo. Lea atentamente y, al finalizar el


texto, anote sus reflexiones o conclusiones.

Examen A

Fiscal: Señorita Haro, díganos, ¿qué pasó cuando caminaba por la plaza?
Víctima: Bueno, yo caminaba esa noche por el medio de la plaza y de pronto sentí
unos pasos detrás… apuré mi marcha, pero los seguí escuchando y más cerca y
justo cuando me iba a dar vuelta a mirar, sentí un tirón en mi cartera y un sujeto
forcejeó un poco conmigo, y se la llevó, huyendo rápidamente por la esquina de la
plaza que da a las Tranqueras… y yo me quedé allí choqueada, luego corrí a casa
y llamé a la policía.
Fiscal: Gracias señorita, no más preguntas.

Examen B

Fiscal: Señorita Haro, ¿qué ocurrió cuando usted caminaba por la plaza?
Víctima: Bueno, yo caminaba esa noche por el medio de la plaza y de pronto sentí
unos pasos detrás… apuré mi marcha, pero los seguí escuchando y más cerca y
justo cuando me iba a dar vuelta a mirar, sentí un tirón en mi cartera y un sujeto
forcejeó un poco conmigo, y se la llevó, huyendo rápidamente por la esquina de la
plaza que da a las Tranqueras…y yo me quedé allí choqueada, luego corrí a casa y
llamé a los carabineros.

52
Fiscal: Quisiera retomar con usted algunos puntos de su declaración. Descríbanos la
plaza en que ocurrieron los hechos.
Víctima: Es una plaza como un cuadrado, que se extiende una cuadra por cada
uno de sus costados. Tiene juegos infantiles en una de sus esquinas y caminos
interiores de gravilla, que son los que me permiten a mí atravesarla de una esquina
a otra como formando triángulos
Fiscal: Dígame, ¿tiene iluminación pública esa plaza?
Víctima: Sí claro, por eso la uso para pasar por allí, si no no me atrevería.
Fiscal: ¿En qué partes de la plaza está esa iluminación?
Víctima: Son faroles, están en las esquinas de la plaza y en los caminos interiores
como cada veinte pasos más o menos… es bastante buena esa iluminación, la
pusieron hace solo un par de años.
Fiscal: Díganos, ¿cómo llevaba su cartera?
Víctima: Colgando del hombro derecho señor, ligeramente corrida hacia mi
espalda.
Fiscal: ¿En qué parte específica de la plaza usted sintió el tirón en su cartera?
Víctima: Fue casi en la mitad del camino, o sea en medio de la plaza, estaba por
llegar a una pileta para beber agua… al costado de la cual existe uno de los faroles
que le mencioné.
Fiscal: ¿En qué estado se encontraba ese farol?
Víctima: Encendido.
Fiscal: Y ese farol al momento en que usted siente el tirón en su cartera, ¿estaba
delante o detrás suyo?
Víctima: Delante. Le dije que todavía no llegaba a la pileta donde se encontraba el
farol.
Fiscal: Volvamos al momento en que sintió el tirón en su cartera, ¿qué hizo usted?
Víctima: Tomé la correa por delante con ambas manos.
Fiscal: ¿Qué ocurrió entonces?
Víctima: La fuerza del tirón hizo que me girara.
Fiscal: ¿En qué posición quedó al girar?
Víctima: Para el lado contrario al que caminaba, de frente al ladrón.
Fiscal: ¿Qué ubicación tenía, respecto de usted, el farol que mencionó recién?
Víctima: Quedó atrás. Delante mío el ladrón y atrás el farol.
Fiscal: ¿Qué quiere decir usted con delante suyo?
Víctima: Bueno eso, quedé parada frente a él; por eso, pude verlo claramente. El
farol iluminaba su cara.
Fiscal: ¿Durante cuánto tiempo el sujeto quedó frente a usted?
Víctima: Varios segundos…. los suficientes para verlo bien.
Fiscal: ¿Podría describirlo?
Víctima: Claro…era.

53
Examen A Examen B

Conclusión

Cómo habrá podido concluir, el segundo examen nos demuestra cómo


no es suficiente el conocer los hechos, sino que es de gran importancia
cómo ellos se presentan al tribunal. Deben serlo de una manera
persuasiva, capaz de generar convicción en él.

El fiscal debe probar el tipo penal y la participación del acusado en él,


por lo que requiere abordar en detalle los hechos que configuran la
figura típica imputada y los que demuestran la participación culpable
del acusado en ellos. Aparece, entonces, la necesidad de que
intervenga el abogado manejando los ritmos pausas y énfasis de ese
interrogatorio a fin de asegurase que aquellas porciones más relevantes
del relato del declarante queden fijadas en la mente del juzgador,
ojalá, de manera indeleble.

• Escuche las respuestas del testigo


Es de vital importancia que, junto con manifestar interés en la
declaración del testigo, uno efectivamente escuche con atención
cada una de las expresiones de este, pues de ordinario ocurre que, por
muy bien formulada que esté una pregunta, el testigo pueda obviar
información relevante atingente a lo consultado o que, al contestar una
pregunta, se refiere a otros tópicos, que el litigante quiera reiterar en
otra pregunta; se arriesga a una objeción por referirse a una
información ya proporcionada con claridad por el testigo. Se trata,

54
como dice Fontanet, de no solo meramente oír las contestaciones del
testigo, sino escucharlas prestando atención. 56
Para cumplir adecuadamente con esta recomendación, el fiscal debe
abandonar ciertas prácticas que, por sí solas, impiden prestar la debida
atención a la declaración del deponente, como son, por ejemplo,
revisar, durante el interrogatorio, su carpeta investigativa o leer un
listado de preguntas preestablecido 57.

a.7 Estructura tipo de un examen directo o interrogatorio58

Le presentamos el siguiente esquema:

1. Preguntas introductorias
2. Acreditación o legitimación personal (neutralidad, falta de
prejuicio, capacidad de observación, oportunidad para la
observación)
3. Preguntas de transición
4. Examen sobre los hechos
5. Cierre

Revisemos cada uno de estos elementos.

1. Preguntas introductorias
Estas preguntas recaen sobre aspectos conocidos por el declarante, no
debatidos en el juicio. Son aquellas destinadas a cumplir
fundamentalmente dos objetivos:

a. Permitir que los jueces tengan una primera orientación sobre quién
es el deponente en el contexto del relato del litigante
Ayudan a que los jueces sepan rápidamente quién es el deponente
y qué rol juega este dentro de la teoría del caso del fiscal. Es un
testigo presencial, un testigo de carácter; se trata de un policía que
estuvo a cargo del proceso investigativo o que desarrolló una
actividad investigativa en particular, etcétera.

56 FONTANET MALDONADO, Julio E. Principios y técnicas de la práctica forense; San Juan: Jurídica Editores, 2002, p. 20.
57 Estos listados normalmente generan más problemas que beneficios, distraen e impiden escuchar; confunden al fiscal
cuando el testigo contesta y responde más allá de la pregunta abarcando hechos de otras de las preguntas de su
listado, que, al formularlas, el fiscal genera legítimas objeciones de la defensa, etcétera.
58 Existen numerosos modelos de organización de un interrogatorio, los cuales no podemos abordar en su integridad, por su
multiplicidad y porque consideramos que lo relevante es que, una vez que el lector conozca alguno, será capaz de
estructurar el que más le acomode según las particularidades del caso que le toque litigar en juicio. Ver a modo
ejemplar la propuesta de FONTANET MALDONADO, ob. cit. p 27 a 31, en que propone la siguiente estructura: a.-
Preguntas de acreditación; b.- Preguntas introductorias; c.- Narración principal; d.- Preguntas descriptivas; e.-
Presentación de evidencia; f.- Corroboración; g.- Final climático.

55
b. Permitir que el testigo se relaje y asimile como va a desenvolverse
el interrogatorio
Formular preguntas sencillas y cuya respuesta es claramente
conocida por el testigo le permiten a este acostumbrase al nuevo
escenario que enfrenta en la sala de audiencias del tribunal,
adquirir mayor seguridad al ver que puede contestar las preguntas
sin problemas y, en general, adaptarse a toda la dinámica que
significa un interrogatorio en juicio. En definitiva, predispone al
testigo de mejor forma para enfrentar el resto del examen directo y
el posible contraexamen de la parte contraria.

Lo invitamos a revisar el siguiente ejemplo:

Ejemplo

a) Fiscal: ¿Cómo supo del caso?


Policía: Por un llamado telefónico.
Fiscal: ¿Quien recibió ese llamado telefónico?
Policía: Yo señor, en la tarde del día martes.
Fiscal: ¿Quién hacía el llamado?
Policía: La víctima, la señora Gladis García.
Fiscal: ¿Qué le señaló ella?
Policía: Que…

b) Fiscal: Señora Graciela, ¿sabe usted por qué se encuentra usted hoy en este
juicio?
Testigo: Por la muerte de Leticia, mi vecina.
Fiscal: Y ¿qué sabe usted de la muerte de doña Leticia?
Testigo: Que la mató su pareja, el Juan, después de una pelea que tuvieron
en su casa.
Fiscal: ¿Usted dice que ella era vecina suya?
Testigo: Sí señor, ella vivía en la casa que está al lado de la mía.
Fiscal: Díganos…

2. Preguntas de acreditación

Dirigiremos preguntas al deponente destinadas, por una parte, a sentar


las bases de su credibilidad personal, es decir, demostrar al tribunal que
el sujeto que tiene al frente es creíble, digno de fe y, por otra parte, una
batería de preguntas destinadas a demostrar al tribunal la plausibilidad
del contenido del testimonio prestado por el deponente. Entonces
debemos distinguir:

56
a. Acreditación personal del deponente

En forma previa al relato de los hechos que deberá realizar el


testigo, deberemos demostrar al tribunal su imparcialidad,
credibilidad y capacidad de percibir los hechos sobre los que va a
deponer. Para ello, utilizaremos la primera parte del interrogatorio a
fin de que el deponente informe al tribunal sobre ciertos atributos y
características personales que lo manifiestan como un individuo
creíble y sin intereses ajenos al esclarecimiento de los hechos que
afecten su testimonio.

El fiscal ilustrará al tribunal con información proveniente del testigo


que satisfaga, al menos, tres preguntas que todo juez se hace al ver
un testigo en estrados, a saber:

• ¿Quién es el declarante?
• ¿Por qué está hoy en el estrado?
• ¿Por qué el tribunal debe creerle?

Sobre el particular, cabe señalar que, en el proceso penal, no


existen testigos inhábiles. En principio, cualquier persona es hábil
para declarar en la audiencia de juicio. Será a través de las
preguntas que le formulen los abogados y de las respuestas del
testigo que se demostrará, en juicio, su credibilidad, idoneidad o
imparcialidad, o la falta de ellas. Serán, entonces, los jueces
quienes, al dictar sentencia, darán mayor o menor crédito a la
declaración del testigo en consideración a esos antecedentes.

A veces es de igual importancia lo que nos dice un testigo como


quién es ese testigo para los efectos de la credibilidad.

b. Acreditación del testimonio del deponente


Se trata de demostrar al tribunal que el testigo puede válida y
fundadamente responder las preguntas que se le harán sobre los
puntos a tratar en el interrogatorio. Un testigo debe ser capaz de
justificar sus dichos señalando al tribunal por qué estuvo en
condiciones de percibirlos de la manera en que ha declarado.

A diferencia de la acreditación personal del declarante que


ordinariamente deberá realizarse al inicio del examen directo, antes
de que el testigo se refiera latamente a los hechos, a fin de que el
tribunal se forme una buena impresión del mismo y tenga una
disposición favorable a escuchar su testimonio, la acreditación de
su testimonio se puede realizar durante el interrogatorio sobre los
hechos del caso; se debe recalcar, cuando corresponda, en cada
punto tratado por el testigo, las razones por las cuales su testimonio
en ese aspecto es creíble. Así, resaltaremos las distancias, tiempos,

57
condiciones de luminosidad, estado de sus sentidos u otros
aspectos que justifiquen sus dichos.

La acreditación personal del testigo la hacemos al inicio de su


testimonio; la de su testimonio, dentro de su declaración sobre los
hechos.

Expliquemos algo más esto: si un testigo es llamado a testificar sobre


un choque que ocurrió a una hora precisa y en un lugar
determinado, es de gran relevancia, antes de entrar al tema
central de su testimonio, esto es, qué hechos relativos al momento
del impacto fueron los que presenció, interrogarlo sobre por qué se
encontraba en ese lugar y a esa hora. Si el testigo no puede
justificar su testimonio dando una razonable explicación que lo
ponga en el sitio del choque y en el momento preciso en que este
ocurrió, la fiabilidad de su testimonio se verá de tal manera
afectada que lo que diga sobre el choque mismo puede llegar a
carecer de interés para el tribunal, pues los jueces dudarán sobre si
lo sabe efectivamente, lo ha inventado o aprendido de un libreto,
ya que no ha contestado, satisfactoriamente, algo tan básico
como explicar qué hacía en ese lugar a esa hora, que es
precisamente lo que le permite deponer sobre esos sucesos.

Veamos un ejemplo al respecto:

Ejemplo
Caso de choque ocurrido en la intersección de avenida Grau con Paseo de
la República, distrito de Lima Cercado, un día miércoles a las 11 de la
mañana, tres meses antes del juicio

Fiscal: Señor Moraga, ¿usted trabaja?


Testigo: Claro, lo hago en una fábrica del distrito del Cercado de Lima, que se
dedica a confeccionar calzado deportivo.
Fiscal: Dígale al tribunal, ¿qué hace usted allí?
Testigo: Bueno, soy supervisor del personal que da las terminaciones a las zapatillas.
Fiscal: ¿Usted sale a terreno?
Testigo: No, yo paso todo el día en mí lugar de trabajo.
Fiscal: ¿Cuál es su horario de trabajo?
Testigos: Toda la semana igual, de 8:30 a 18:00 horas.
Fiscal: ¿Podría indicarnos su horario de colación?
Testigo: Entre las 13:00 y 14:00, ni un minuto más, pues son súper fregados en la
oficina con los horarios.
Fiscal: Señor, ¿ha faltado a su trabajo en los últimos seis meses?
Testigo: Claro que no, yo soy muy responsable y serio.
Fiscal: ¿Sabe usted por qué está en este juicio?
Testigo: Claro, por el choque que ocurrió hace unos meses en la avenida Grau.
Fiscal: ¿Qué sabe de eso?
Testigo: Yo estaba ahí y vi todo lo que pasó… déjeme contarle…

58
Características de la acreditación
• Es indispensable
La acreditación de los declarantes es siempre necesaria, lo que
ocurre es que, en no todos los casos, la necesidad de la
acreditación exige la misma intensidad y profundidad.
La necesidad de efectuarla nace del hecho de que el tribunal
ignora quién es la persona del declarante y ese antecedente
es necesario para que el tribunal pueda formarse un juicio
sobre si esa persona es o no digna de crédito.

Como dicen Baytelaman y Duce, un problema que enfrentan


los litigantes con menos experiencia es que suelen visualizar la
acreditación como una etapa puramente formal del examen
directo que, en consecuencia, intentan evitar o pasar lo más
rápido que sea posible para poder entrar en el “centro” de su
trabajo: las preguntas orientadas a obtener las proposiciones
fácticas que aportará el testigo. Esto es un error. Las mejores
proposiciones fácticas, dichas de la forma más impecable por
parte de un testigo, podrían valer de poco o nada si la
credibilidad de ese testigo no está asentada con información
precisa ante el tribunal 59.

• Debe aportar al tribunal información que pueda valorar al


hacer un juicio de credibilidad sobre el declarante
Uno de los mayores problemas que presentan las preguntas de
acreditación personal es que los litigantes tienden a
estandarizar una serie de preguntas que no aportan ningún
antecedente o criterio orientador al tribunal para poder
considerar más o menos creíble a una persona en particular.
Ello ocurre porque olvidamos que la acreditación de un testigo
es personalizada, atiende a ese sujeto en particular y su
testimonio no es genérico.

Normalmente preguntas relativas al estado civil, o si la persona


trabaja o no, si tiene hijos y cuántos son las que agotan la
acreditación, en circunstancias que con ellas nada se aporta al
tribunal para que se forje un juicio sobre la credibilidad del
declarante. Nadie racionalmente podría sostener que una
persona casada miente menos que una soltera, o que el hecho
de que una persona no tenga trabajo o carezca de
descendencia lo transforma de inmediato en alguien no
creíble.

La acreditación, entonces, a partir de las particularidades del


testigo y del testimonio que este va a prestar en juicio, debe

59 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 112.

59
buscar entregar información al tribunal que le permita hacerse
el juicio de que está frente a una persona confiable, digna de
crédito y que, por lo mismo, puede hacer un aporte en
información sobre los hechos relevantes de la causa que debe
resolver.

Al tribunal le interesará, luego de la acreditación, escuchar a


este testigo, pues lo considerará creíble. Incluso más, esa
información le puede permitir al tribunal optar por este testigo y
su testimonio por sobre otros cuando se refieran a la misma
materia, precisamente fundado en la credibilidad de que el
tribunal reconoce a ese deponente 60.

3. Preguntas de transición y orientación 61


Estas preguntas, que muchas veces son en verdad afirmaciones,
seguidas de una pregunta, permiten al fiscal, por una parte, guiar al
testigo acerca de las materias que se abordaran en los distintos
momentos de su interrogatorio; por otra parte, posibilitan informar al
tribunal y también al testigo, con una suerte de encabezamiento o
generación de capítulos, qué materia será tratada con el siguiente
grupo de preguntas. También se usan cuando un tema ha sido agotado
con las preguntas del litigante y se pasará a uno diferente. En definitiva,
permiten que el examen directo sea más fácil de seguir y entender por
los testigos y los jueces.

Las preguntas de transición también son útiles cuando los interrogatorios


son prolongados, pues permiten que la información que se presente al
tribunal sea abordada en distintos bloques de información y, en cada
uno de esos bloques, aplicar la lógica de los principios de primacía y lo
más reciente. Se evita, con ello, el tedio y la desconcentración del
tribunal.

Demostración

Sobre este aspecto, realice la siguiente actividad:


Lea el siguiente ejemplo y luego anote las estrategias que usted utiliza para
formular preguntas de transición.

60 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 113 y 114, recomiendan para determinar los puntos de acreditación de un testigo pensar
en las posibles líneas de contraexamen que la contraparte podría utilizar en contra de nuestro deponente o de su
testimonio.
61 Terminología utilizada por Fontanet al señalar el denominado tercer mandamiento del interrogatorio directo; permite,
con ello, mover al testigo de tema en tema. FONTANET MALDONADO, ob. cit., p.10.

60
Ejemplo

a) Fiscal: Señor Pérez, ahora el tribunal ya sabe algunos antecedentes sobre


su persona, por lo que quisiera que pasáramos a hablar sobre los hechos
que motivaron este juicio, ¿qué sabe usted de ello?
Testigo: Bueno, que mataron a Juan.
Fiscal: …
Fiscal: Gracias, señor Pérez, ahora quiero que se refiera a…

b) Fiscal: Señor, vamos a volver sobre algunas cosas que nos ha dicho.
Primero, hablaremos de su relación con el acusado y, luego, hablaremos
de lo que ocurrió en el parque. Vamos a lo primero: ¿desde cuándo
conoce al acusado don Juan Inostroza?

Para formular las preguntas de transición tenga en cuenta:

Las preguntas de orientación permiten llamar la atención del


deponente y de los jueces sobre el hecho de que se va a proceder a
focalizar la información que maneja el testigo sobre un determinado
punto o tema, o que nos vamos a dirigir a otra fecha, tema o suceso ya
aludido por el declarante. A continuación, otro ejemplo:

61
Ejemplo

Fiscal: Usted mencionó que había visto a la víctima dos días antes de su
muerte.
Testigo: Así es.
Fiscal: Podría decirle al tribunal ¿en qué circunstancias vio usted a la
víctima?
Testigo: Fue en la celebración del cumpleaños de Patricio. Ella llegó con
unas amigas, a la casa del Pato, como a las doce de la noche.

4. Preguntas sobre los hechos

Estas preguntas incluyen aspectos como los siguientes:

• Quiénes están involucrados

• Sinopsis sobre los hechos: descripción de la escena y las acciones


desplegadas

• Información de contexto

• Explicaciones o aclaraciones

• Aporte de detalles pertinentes

• Incorporación de evidencia material

• Uso de apoyos a la declaración

• Demostraciones

• Tratamiento de las debilidades

El litigante narra su historia a través de los dichos de sus testigos. La


forma en que lleve a efecto ese examen directo tendrá incidencia en el
impacto que ese testimonio pueda causar en el tribunal para formar su
convicción.

Para cumplir el objetivo de persuadir al tribunal con un testimonio, el


fiscal deberá discriminar entre los hechos que conoce el testigo y
desechar algunos de ellos 62, además de priorizar aquellos que
contribuyan a favorecer aspectos relevantes de su teoría del caso 63. A
continuación, asociará a esos hechos fundamentales del relato aquellos
colaterales que aportan credibilidad al relato en general o a un
aspecto particular del mismo.

62 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 118, indican que la omisión de determinados aspectos no equivale necesariamente a
una falta de la verdad…. El control natural de la legitimidad de las omisiones es el contraexamen.
63 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 117, señalan que en el examen directo queremos que el testigo introduzca toda la
información relevante y valiosa que tenga, y ojalá solo esa. Esto es lo que hace al juicio un ejercicio fundamentalmente
estratégico: la necesidad de seleccionar información.

62
Un testigo no solo debe referirse a los hechos que conoce. Además,
debe justificar ante el tribunal su conocimiento, es decir, explicar las
razones de por qué sabe de ellos.

Tenga en cuenta que…

Los fiscales del Ministerio Público intentarán, a través de los exámenes


directos, acreditar porciones de su versión de los hechos,
particularmente, la existencia del hecho punible y la culpabilidad del
acusado.

Muestre una película al tribunal

El fiscal debe describir al tribunal la escena de los hechos; es decir, debe


fijar en la mente del tribunal una imagen vívida de los lugares donde
ocurrieron las acciones o hechos más relevantes del caso y cómo se
sucedieron los hechos más importantes.

Para cumplir el objetivo descrito, el fiscal proporcionará a los jueces la


visión más persuasiva y sensorial posible. Debe utilizar, por una parte, la
técnica de ir desde lo general a lo particular y, por otra, la de entregar
a los jueces información que puedan apreciar comprometiendo todos
sus sentidos.

Así, a un policía que intervino en el sitio del suceso le preguntaremos por


qué llegó al sitio y con quién; le solicitaremos que lo describa
(incorporando, si fuere pertinente, cuestiones como los sonidos, olores,
colores, luminosidad, temperatura, etcétera). Luego, indagaremos qué
hizo en él para detenernos en detalle en las evidencias que encontró,
cómo las encontró, dónde específicamente, cómo la recogió, qué hizo
con ella; le pediremos la descripción de la misma, etcétera.

Comprometa el mayor número de sentidos del tribunal al


rendir su prueba.

63
Si estamos frente a un testigo, debiéramos solicitarle que entregue
información referida, al menos, a la descripción física del lugar; su
ubicación; las condiciones de visibilidad; las personas presentes; los
sonidos que escuchó; las distancias entre personas o entre estas y ciertos
objetos si corresponde; la cronología de los hechos fijando los tiempos
más relevantes si correspondiere; el conocimiento previo del deponente
sobre esos sitios; y, ojalá, lograr que el deponente use, durante su
declaración, medios demostrativos, tales como diagramas, planos,
gráficos u otros para hacer aún más fácil la percepción del testimonio
por los jueces.

Estas precisiones en la descripción de los lugares, escenarios o acciones


relevantes debieran realizarse luego de efectuada la narración más
general formulada por el testigo. Se trata de realizar precisiones a su
declaración, mediante el uso de preguntas cerradas, no de interrumpir
su testimonio 64.

No se debe confundir, como dicen Baytelman y Duce, entre mencionar


un tema y acreditarlo. El título del cuento no es el cuento. Y no basta
que el testigo mencione la proposición fáctica para que el litigante
pueda darla por acreditada 65.

Puntos que no abordaremos en nuestro examen directo

Los hechos que no son susceptibles de ser acreditados en el juicio, es


decir, hechos que no se pueden probar. Nos refererimos,
adicionalmente a ciertas afirmaciones que hacen ordinariamente los
testigos que están fundadas no en hechos del caso sino, muchas veces,
en prejuzgamiento, prejuicios u opiniones preconstruidas del deponente.

Detalles que distraen del foco del relato

En el caso del manejo de detalles por los deponentes, lo deseable es un


nivel de detalle razonable conforme a la situación que enfrentaba el
deponente y a sus características personales, pues tanto la falta de
detalles como el exceso de los mismos pueden afectar seriamente la
credibilidad de un deponente.

La rigurosidad en el tratamiento de los temas no consiste en guiar al


testigo para que diga todo lo que sabe, sino, más bien, para que diga
todo lo que sirve y, desde el punto de vista del litigante, es todo aquello
que fortalece su teoría del caso o debilita la de la contraparte 66.

64 En igual sentido, FONTANET MALDONADO, ob. cit. pp. 12 y 13.


65 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., pp. 115-116.
66 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 118.

64
a.8 Tipos de preguntas utilizables en el examen directo

1. Preguntas abiertas

La información será de calidad cuando ella provenga del conocimiento


que tenga sobre los hechos el deponente y no de las pistas que le dé el
abogado que lo interroga. Es decir, las preguntas deben ser
estructuradas de tal manera que inviten al testigo a exponer lo que
sabe sobre los hechos relevantes y pertinentes del caso, sin que se le
sugiera, de modo alguno, la respuesta por el abogado.

Lo señalado nos indica que se usarán preguntas abiertas y que se


proscribirán, en principio, las preguntas sugestivas o inductivas. Ya
volveremos sobre el punto más adelante.

Las preguntas abiertas generan respuestas descriptivas y cumplen,


además, dos funciones. En primer lugar, permiten que el testigo narre
toda o parte de la historia o relato a presentar ante el tribunal,
describiendo los hechos, personas o acciones; reconociendo y
describiendo, cuando corresponda, la evidencia física; en segundo
lugar, reducen la figuración del abogado al mínimo en la audiencia, y
pasa a ser el deponente el centro de atracción de los jueces.

Por otra parte, deberemos estar atentos a que el testigo no sea


engañado o inducido a error por la forma en que el abogado formula
las preguntas. Si ello ocurre, deberemos objetar la pregunta.

El fiscal, en el interrogatorio o examen directo, solo debe preocuparse


de guiar el testimonio del deponente para que este se explaye, con sus
propias palabras, sobre todos y cada uno de los puntos que sean de su
conocimiento y coadyuven a acreditar, ante el tribunal, la teoría del
caso fiscal.

Las palabras clave que se utilizarán en un interrogatorio directo son,


entre otras, las siguientes:

- ¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo?

- ¿Dónde? ¿Qué más? Describa

- Relate Cuéntenos ¿Cómo?

- ¿Por qué?

65
2. Preguntas cerradas

Junto con las preguntas abiertas, debemos utilizar preguntas cerradas,


es decir, interrogaciones formuladas de modo que permitan focalizar el
testimonio del testigo sobre un punto específico de información que sea
relevante para el caso o permitiéndole optar entre dos o más
alternativas que se expresarán o estarán implícitas en la pregunta
formulada.

Estas preguntas cerradas permiten tener un mayor control sobre la


declaración de los testigos y serán indispensables cuando nos
enfrentemos a un declarante que se muy proclive a hacer grandes
divagaciones o proporcionar gran cantidad de información sin
discriminar la relevancia de la misma.

3. Preguntas que no deben utilizarse en el examen directo

Las preguntas que no deben utilizarse son las preguntas sugestivas o


inductivas.

Las preguntas sugestivas son aquellas en que el interrogador hace una


aseveración, la cual es aceptada o rechazada por el testigo. Presentan
dos problemas en el interrogatorio directo: uno, siembran un manto de
duda sobre si lo que declara el testigo es porque lo conoce
efectivamente o porque se lo manifiesta quien lo interroga; y el otro,
afectan la credibilidad del testimonio y del declarante, pues el testigo
no da razón de sus dichos, ni los miembros del tribunal pueden valorar su
comportamiento durante la declaración (gestos, postura corporal u
otros) 67.

La pregunta sugestiva en el examen directo rompe una regla de oro en


el juicio oral: la información debe provenir de la fuente de prueba, en
este caso, del testigo y no del abogado que lo interroga, quien
obviamente no es una fuente de prueba y mal puede pretender,
entonces, entregar directamente un antecedente fáctico al tribunal.

Lo invitamos a leer el siguiente apartado.

67 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p.16, se refiere al segundo punto como la conducta no verbalizada.

66
¿Cómo debemos construir nuestras preguntas en el examen directo?

1. Con una adecuada modulación, tono y volumen de voz

El fiscal debe asegurarse de que los términos de sus preguntas sean escuchados
clara e íntegramente por el testigo y el tribunal.

2. Usando términos entendibles por todos 68

Particular atención debemos prestar a que las palabras o términos utilizados


puedan ser comprendidos por quien es interrogado. Ello puede significar un
esfuerzo para el litigante, pues deberá abandonar la terminología jurídica o aquella
constituida por términos utilizados por personas de un elevado nivel cultural. Se
debe privilegiar el lenguaje común, cotidiano para el ciudadano medio.

Igual preocupación sobre los términos utilizados debe prestar el litigante frente a las
respuestas de los testigos; debe preocuparse de pedirle las aclaraciones o
explicaciones pertinentes cuando se utilicen modismos o palabras propias de un
grupo social o etario determinado. Un caso típico de lo planteado son los
interrogatorios dirigidos a los adolescentes, quienes tienden a utilizar términos y
expresiones difíciles de comprender por un adulto. Lo mismo ocurre con
profesionales y técnicos que tienden a usar jerga del área de su conocimiento.

3. Deben ser breves.

Se deben evitar las preguntas muy largas, pues llevan a confusión al declarante o
se transforman, ordinariamente, en preguntas objetables por ser compuestas al
contener más de una interrogación en su formulación.

4. Sin recurrir a la sugestividad

Como señalamos más arriba, las preguntas sugestivas denotan una mala técnica
interrogativa en el examen directo, pues la información que se quiere relevar ante
el tribunal la provee el abogado que interroga y no el testigo.

5. Deben constituir una guía para el testigo.

El fiscal procurará en el desarrollo de sus interrogaciones orientar al testigo hacia los


antecedentes de hecho que este conoce y que sostienen su teoría del caso.
Deberá indicarle las materias a abordar en su declaración y buscar, a través de sus
preguntas, los énfasis o búsqueda de detalles que fueren necesarios para persuadir

68 Otros autores hablan de que el interrogatorio sea sencillo. Ver FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 7 a 9.

67
a los jueces.

6. Las preguntas deben permitir que el testigo exprese los hechos que conoce,
involucrando el mayor número de sus sentidos.

Queremos que nos diga qué vio, oyó, sintió y/o hizo, cómo era el ambiente,
etcétera, de la manera más vívida posible para que los jueces puedan revivir ese
acontecimiento y experimentarlo a través del relato del testigo.

Para lograr un testimonio más realista e impactante, se puede recurrir, por ejemplo,
a que las preguntas y respuestas se hagan en tiempo presente. La idea es que los
jueces revivan lo que pasó a través de las manifestaciones del testigo. Al respecto,
presentamos el siguiente ejemplo:

Ejemplo

Fiscal: Díganos, ¿qué ocurrió cuando se subió a su auto?

Testigo: Bueno, salí de mi casa, tomé mi vehículo y me fui.

Fiscal: ¿Hacia dónde?

Testigo: Por la carretera Del Sol a la playa.

Fiscal: ¿Observó usted la ruta?

Testigo: Sí, miraba por el parabrisas, veía a los otros autos circular y pensaba en lo
que haría al llegar a la playa.

Fiscal: ¿Algo llamó su atención?

Testigo: Mientras observaba los autos que iban delante de mí, sentí el sonido y luego
vi pasar al costado de mi coche un auto deportivo. Iba muy rápido.

Fiscal: ¿A qué velocidad conducía usted?

Testigo: En ese momento, como a 110 kilómetros por hora. Lo sé, pues normalmente
manejo usando el tacómetro del auto y estaba a tres mil revoluciones, que equivale
a esa velocidad. Me adelanto casi como si estuviera detenido.

68
Fiscal: ¿Puede ver alguna característica del auto que pasó al lado del suyo?

Testigo: Claro, a mí me gustan mucho los autos, era un auto marca Mazda, modelo
XR7, del año, de color rojo, con la capota abajo y manejado por un hombre joven.

Fiscal: ¿Qué sucedió luego?

Testigo: Quedé impactado de lo rápido que iba, su motor rugía cuando pasó raudo
por mi lado. Fue precisamente el sonido del motor lo que llamó primero mi atención;
luego, me detuve en el auto mismo y su conductor.

Fiscal: ¿Y luego?

Testigo: Seguí manejando y, algunos kilómetros después, divisé una columna de


humo y, al acercarme, se veía mucho humo, unos autos estacionados, sentía
lejanamente unas sirenas y vi al auto rojo… más bien lo que quedaba de él…

a.9 Recomendaciones generales

1. ¿Listado de preguntas o temas asociados a proposiciones fácticas?


Un tema que genera cierto grado de debate entre los litigantes es si, a
propósito de la preparación de un examen directo, es recomendable
escribir las preguntas que se van a hacer; esto supone elaborar un
listado de preguntas para cada testigo siguiendo, ordinariamente, un
orden cronológico y excepcionalmente uno temático o, más bien,
hacer una ficha con temas a abordar con el testigo. En tal caso, se
confeccionará una ficha con los datos de individualización del testigo,
dividida en capítulos y temas específicos a tratar con el deponente,
donde se expresen las proposiciones fácticas que se deben acreditar.

Por ejemplo, se puede elaborar una ficha referida a su acreditación, en


que se incluyan como temas su vida familiar, su actividad laboral,
etcétera; otra referida a los hechos del caso, subdividida en temas, tales
como el sitio del suceso, conocimiento de los partícipes, reconocimiento
del acusado, etcétera y, finalmente, uno referido a las eventuales
debilidades presentadas por el declarante. Al enfrentar el fiscal en la
audiencia de juicio algunos de estos capítulos o temas con el testigo
deberá ir formulando las preguntas que sean necesarias para lograr que
el deponente se refiera a las proposiciones fácticas que correspondan.

Recomendamos la opción de utilizar capítulos y temas específicos de


interrogatorio asociados a las proposiciones fácticas más relevantes de
nuestro caso 69, pues permite un mayor control al litigante, quien,

69 Igual recomendación hace, por las razones que indica, FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 23.

69
conforme a las preguntes que formule y las respuestas obtenidas, puede
ir chequeando permanentemente si cada una de las proposiciones
fácticas ha sido suficientemente abordada por el testigo en su
declaración como para pasar a la siguiente. Lo propuesto facilita
mantener permanente contacto visual con el declarante, observar su
comportamiento durante la interrogación y, por los mismo, reaccionar
mejor frente a un inconveniente. Finalmente, digamos que desformaliza
un poco el interrogatorio y lo hace más natural.

El modelo de elaboración de listados de preguntas nos parece que


genera importantes grados de incertidumbre y falta de control en el
interrogador. No es difícil suponer que un testigo interrogado
específicamente sobre un punto aborde, con su respuesta, tópicos o
materias contenidas en otras preguntas del listado, y produce, con ello,
la posibilidad de que la contraparte, frente a algunas de las siguientes
preguntas del listado, formule una objeción fundada en el carácter
repetitivo de la pregunta. Si las objeciones de la contraria se hacen
reiteradas, es dable que el interrogador termine abandonando un
punto del interrogatorio por la deficiencia de las preguntas contenidas
en su listado, sin que la proposición fáctica subyacente a las mismas
haya sido develada al tribunal. Agreguemos que tener una lista de
preguntas que recurrentemente debe ser revisada y leída para
reproducir fielmente la interrogación hace perder control y ritmo al
interrogatorio; asimismo, impide mantener un adecuado contacto visual
con el testigo y observar su desempeño en la sala del tribunal.

2. Mantenga el control del deponente y la atención del tribunal mediante


el manejo del ritmo del interrogatorio
Es el litigante el que debe ir, a medida que el examen se desarrolla,
decidiendo si incrementa o disminuye el ritmo de las preguntas; es decir,
si lo hace más rápido o lento, con mayor o menor énfasis en los detalles.

Lo relevante en el ritmo no es solo la velocidad o rapidez con la que se


formulan las preguntas, sino la mayor o menor profundidad con la cual
se abordará con el declarante las distintas áreas o tópicos de su
interrogatorio. En sentido cinematográfico: cuándo usaremos una
cámara rápida, un zoom o incluso la cámara lenta, pudiendo llegar al
cuadro a cuadro para obtener la información que maneja el testigo. Un
ejemplo de un nivel de detalle máximo ocurre en las descripciones del
autor de un delito que hacen las víctimas o testigos.

El fiscal, como director de una película, debe decidir qué tipo de toma
realizará con cada declarante o con las distintas temáticas sobre las
que declarará.

3. Siempre debe estar atento a la actitud que asumen los juzgadores


El fiscal debe, permanentemente, estar observando a los jueces para
verificar si están prestando o no atención a sus actuaciones. Así, por
ejemplo, deberá verificar si los miembros del tribunal están o no

70
tomando notas a partir de lo que se señala en el interrogatorio; además,
se debe preocupar de que, cuando las preguntas recaigan sobre los
puntos más sensibles del caso, el tribunal tenga el tiempo suficiente para
hacer las anotaciones pertinentes sin que se lo impida el ritmo
acelerado del interrogatorio.

4. Pedir las constancias que fueren pertinentes


Cuando el registro del juicio es en audio o aun cuando se haga en
video, por consideración a la persuasión, se debe solicitar al presidente
del tribunal que se deje constancia de las indicaciones que haga el
testigo con sus manos, de sus gestos o de sus demostraciones, cuando
ellas nos fueren suficientemente explícitas o claras si se reprodujere solo
el audio de lo ocurrido.

Un caso típico sobre este punto es aquel en que un testigo o una


víctima reconoce en la sala de juicio oral al acusado, como se presenta
en el siguiente ejemplo:

Ejemplo

Fiscal: Señor Inda, ¿reconocería usted al atacante de la señora Araya?

Testigo: Sí.

Fiscal: ¿Podría decirnos si se encuentra en esta sala?

Testigo: Sí señor, está acá.

Fiscal: Díganos, ¿quién es?

Testigo: Es ese señor moreno, de lentes y de pelo corto que está sentado allí (señala
a una persona con su brazo extendido)

Fiscal: ¿Dónde específicamente está sentado quien usted sindica como el


atacante de la señora Araya?

Testigo: Ese, pues, el que le indico: está en la primera fila, al lado del abogado que
hace un rato se opuso a una pregunta que usted me hizo.

Fiscal: ¿Podría decirnos cómo viste la persona a quien usted identifica?

Testigo: Claro, terno plomo, camisa verde y corbata azul con líneas horizontales
amarillas.

Fiscal: Señor presidente, pido que se deje constancia de que el testigo ha


identificado como el atacante de la señora Araya al acusado don Pablo Munizaga.

Tribunal: Se deja constancia.

71
Demostración

Estimado (a) fiscal, sobre el ejemplo anterior, proponga otra forma de finalizar la
interrogación y redáctela en el recuadro.

Otra forma de terminar esta interrogación sería:


Fiscal: Señor juez le solicito que pida al señor cuya vestimenta y ubicación se ha
indicado se ponga de pie e indique al tribunal su nombre.

5. No actuar bajo supuestos respecto de los hechos a acreditar


Lo que queremos resaltar es que ocurre, a veces, que el litigante que
interroga, como conoce a cabalidad el caso y los hechos sobre los que
depondrá un testigo en cuestión, puede tener la tendencia a no agotar
los interrogatorios o no efectuarlos con el nivel de detalles suficiente. El
litigante, como conoce el caso en profundidad, puede, a partir de
ciertas respuestas, más bien vagas o incompletas, entender que un
punto ha quedado suficientemente esclarecido.

Lo referido puede ser un grave error en que incurra el interrogador.


Nunca debe olvidar que la trasmisión de la información va dirigida a los
jueces; no se trata de que el abogado se convenza de la bondad de su
caso o de la excelencia de un testimonio, sino que el tribunal adquiera
tal convicción. Para ello, debemos manejar la información sobre la que
depone el testigo de forma completa e íntegra en su declaración,
preocupándonos que aporte las justificaciones y razones que den
cuenta de su testimonio, aun cuando nos parezca obvio o fácilmente
desprendible de formulaciones más bien genéricas que haya hecho el
testigo.

72
6. Anticipar las debilidades
Reiteremos aquí lo que ya hemos señalado varias veces. Ante la
existencia de una debilidad del deponente, es recomendable, por regla
general, que la persona que presente al declarante sea quien, en el
examen directo o interrogatorio del mismo, exponga la debilidad a fin
de poder justificarla o disminuir al máximo el impacto que ese hecho
pueda generar sobre la credibilidad del deponente o su testimonio si es
que fuere expuesto ante el tribunal a través del contrainterrogatorio.

Una recomendación adicional: tratar, dentro de las posibilidades del


caso, de integrar la debilidad al relato del testigo de la manera más
natural posible a fin de que su impacto en el tribunal sea el mínimo. Para
ello, es útil el que la debilidad no se exponga ni al principio ni al final del
interrogatorio, sino en el medio de un bloque de información. No
queremos que el principio de primacía y lo más reciente operen en
contra de nosotros.

7. No comentar las respuestas de los testigos


El fiscal debe eliminar de su práctica profesional el formular
observaciones o exclamaciones, o utilizar muletillas frente a las
respuestas que le entreguen los testigos. Esas prácticas enturbian el
interrogatorio y, cuando se repiten en exceso, cansan y distraen al
tribunal.

Amén de lo dicho, no se debe olvidar que el único llamado a valorar las


declaraciones de los testigos, en definitiva, es el tribunal y a este no le
interesan los comentarios u opiniones que nosotros podamos tener de
esas respuestas, salvo cuando analicemos la totalidad de la prueba
rendida en nuestros alegatos de clausura. A continuación, presentamos
un ejemplo:

Ejemplo

Fiscal: Díganos, ¿qué vio usted?


Testigo: Yo vi a don Jorge levantarse de la mesa y lanzarse sobre el pobre Julio.
Fiscal: ¡Muy bien!
Fiscal: ¿Y qué paso entonces?
Testigo: Lo empujó y lo botó de la silla en que Julio estaba.
Fiscal: ¡Correcto!
Fiscal: ¿Recuerda algo más?
Testigo: Claro, cuando Julio estaba en el suelo, el Jorge le empezó a patear la
cabeza.
Fiscal: Ya.
Testigo: Lo hizo varias veces.
Fiscal: Mmm…

73
Demostración

Estimado (a) fiscal, lo invitamos a realizar el siguiente ejercicio:


- Forme un equipo con otros dos fiscales y simulen un interrogatorio. Uno de los
fiscales interrogará y los otros dos colegas observarán y anotarán el uso de
muletillas. Luego, los otros dos fiscales asumirán el rol del interrogador hasta
finalizar el trabajo en equipo.
- Los fiscales observadores utilizarán una ficha como la que presentamos a
continuación:

INTERROGADOR 1

Muletillas: comentarios, gestos o afirmaciones frente a las respuestas de los


testigos o al formular las preguntas

COMENTARIOS GESTOS

Los tres fiscales compartirán sus fichas y socializarán sus resultados.

8. Seleccione la forma en que presentará la información que aportará el


testigo
Para estos efectos, el litigante deberá discriminar si la información que
maneja el testigo será presentada al tribunal de manera cronológica o
temática.

La regla general en el examen directo de testigos será, como dicen


Baytelman y Duce, recurrir al orden cronológico, pues esta forma de
organizar las cosas es el modo usual en el que estructuramos nuestros
relatos en la vida cotidiana; en consecuencia, es la forma natural en la
que estamos acostumbrados a exponer los hechos y comprenderlos 70.

La recomendación dada es solo eso: una recomendación. A veces,


tenemos testigos de carácter, es decir, que van a declarar sobre las
características personales de la víctima o el imputado, o testigos que

70 BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 172.

74
solo relatarán sobre alguno de los episodios de nuestra versión de los
hechos; en esos casos, recurriremos claramente a un interrogatorio
temático, es decir, focalizado en un tema específico.

9. Maximice la utilización del principio de primacía y lo más reciente 71

La recomendación es aplicable en dos aspectos. Por una parte,


cuando seleccionemos el orden de declaración de nuestros
deponentes, debemos privilegiar el utilizar a nuestros mejores testigos al
inicio y al final de nuestra prueba, los que sean más creíbles y vayan a
presentar la información más relevante y favorable a nuestra historia. En
segundo lugar, se refiere al contenido de los interrogatorios de cada
uno de los testigos, sea que estos se hayan estructurado de manera
cronológica, que es la recomendación general, o temática, como en el
caso de un testigo de carácter 72.

Se debe obtener la información más relevante de ellos al inicio y al final


del interrogatorio. Así, si es un testigo cuyo relato será cronológico, el
punto de inicio debe ser de alta relevancia para la solución del caso y
puede volverse a él después de desarrollada la cronología, salvo que
tengamos otros hechos de gran impacto que se correspondan con la
estricta cronología del relato.

10. Use capítulos y titulares


Es importante, cuando se desarrollará un interrogatorio a algún testigo
que va a deponer sobre distintas materias relevantes para el caso,
informar de ello al tribunal. Además, se debe aprovechar el ordenar el
testimonio dividiendo las preguntas que se efectuarán en distintos
capítulos, cada uno de ellos referido a una materia diferente y dentro
de esos capítulos o temas, si ellos fueran muy extensos, establecer
titulares para ilustrar al tribunal y guiar al testigo sobre los puntos
específicos que se tratarán en su testimonio.

Siempre la labor de litigante debe estar orientada a que el destinatario


de la información pueda percibirla de una mejor forma. Por ello, no es
recomendable dejar que el testigo hable sin ningún control o acumular
tanta información que ella no pueda ser adecuadamente
recepcionada por el tribunal.

Usar capítulos y titulares también nos servirá en el interrogatorio directo


para focalizar nuestras preguntas en los temas de mayor interés para los
jueces, pues son los debatidos por las partes. Además, es importante
para generar ciertas pausas en las declaraciones de los testigos que
faciliten que el tribunal pueda volver a tomar atención y concentración
sobre un punto específico del testimonio.

71 Ibídem.
72 Similar recomendación hace, Fontanet Maldonado, Julio E., ob. cit. pp. 25 y 26.

75
Recuerda que…

La capacidad de concentración del tribunal es limitada. Use


capítulos y titulares en sus interrogatorios.

Ejemplo

A: Fiscal: Señor Mamani, vamos a conversar sobre usted y luego sobre lo que ocurrió
el sábado veinte de febrero de este año. Díganos, ¿a qué se dedica usted?
Testigo: Yo…
B: Fiscal: Usted nos ha señalado que ese día estuvo en el gimnasio, luego fue a su
oficina y, finalmente, al bar El Trago Feliz. Quisiera traer su atención al momento en
que usted fue al bar. ¿Dónde queda ese bar?
Testigo: En la calle…

a.10 El refrescamiento de memoria o ¿cómo ayudar a un


testigo que olvida algo de importancia para quien lo
interroga? 73
Las declaraciones previas que haya prestado un deponente o el informe
pericial evacuado por el perito pueden ser utilizados para ayudar a un
declarante cuando, durante el interrogatorio que se desarrolla en el juicio,
olvida algún dato o antecedente relevante para la parte que lo presenta.
Para proceder al refrescamiento de memoria, procederemos de la siguiente
forma 74,75:

1. Interrogar al testigo previamente sobre los hechos


Para proceder al refrescamiento de memoria, se requiere que el fiscal
interrogue al deponente sobre el punto y quede de manifiesto en la
audiencia de juicio que este no lo recuerda.

Además, por un tema de credibilidad, siempre se debe tratar de


solucionar esta situación, intentando que el testigo recuerde el hecho;
para ello, se pueden intentar otras líneas de interrogatorio que se
aproximen al tema a tratar de otra manera o desde otro punto de vista.
Por ejemplo, se puede volver a hacer preguntas generales sobre el
tema para luego acercarse, una vez más, al detalle buscado o

73 Ver artículo 378 número 6 del C.P.P.


74 Seguiremos la propuesta de BLANCO SUÁREZ, ob. cit., pp. 235 a 237.
75 De igual manera se procederá en el caso de los peritos, con la particularidad de que el instrumento que se utilizará será
su informe pericial.

76
contextualizar el sentido de las preguntas que se le formulan para
facilitar su comprensión.

El fiscal debe tener presente que cada vez que se refresca la memoria
de un declarante pone en juego su credibilidad. Existe el riesgo de que
el tribunal, al valorar la declaración, le reste credibilidad por considerar
que el aspecto recordado con el ejercicio no era razonable de ser
olvidado por el testigo. Ya vimos que una particularidad de un buen
testigo es que debe ser capaz de proveer al tribunal un nivel de detalles
razonable sobre los puntos sobre los que declara.

Antes de refrescar la memoria de un testigo, intente preguntarle el punto


olvidado de otra forma; no arriesgue la credibilidad de sus declarantes.

2. Validación de la declaración previa


Si no ha sido posible que el testigo recuerde con las preguntas
formuladas por el fiscal, entonces, se debe establecer ante el tribunal
que existe una declaración previa con la cual refrescarle la memoria.
No debe olvida el fiscal que el tribunal no conoce el contenido de su
carpeta investigativa y, por lo mismo, la eventual existencia en ella de
una declaración previa del declarante.

Acto seguido, pediremos al testigo que rodee de condiciones de


legitimidad esa declaración. Se señalará al tribunal cuándo la prestó,
ante quién, cuánto tiempo había transcurrido desde que ocurrieron los
hechos del caso, cuál era su disposición al momento de prestarla, si la
leyó antes de firmarla, si la firmó, etcétera.

Las preguntas de validación de la declaración previa son más extensas


que en el caso de la impugnación, pues acá estamos frente a un testigo
propio, que sabe que lo estamos ayudando y, por tanto, su disposición
a entregarnos esa información es mayor que la de un testigo
impugnado en un contraexamen.

3. Validación de la utilidad del refrescamiento 76


El fiscal consultará al testigo si le ayudaría a recordar el punto
interrogado el tener a la vista su declaración previa.

4. Solicitud de autorización al tribunal para refrescar la memoria

5. Control del uso de la declaración previa por la contraparte


El fiscal, luego de destacar o subrayar la parte de la declaración que
pretende utilizar para el refrescamiento, se la exhibirá a la contraparte.

6. Exhibición al testigo

76 En el texto de BLANCO SUÁREZ, ob. cit., p. 236, se denomina a este paso “preparación del instrumento de litigación”.

77
Se le exhibe la declaración previa sin ser sugestivos para que la
reconozca como aquella que prestó en el pasado, justifique el
reconocimiento y reconozca su firma.

7. Lectura de la declaración
El fiscal le entrega la declaración al deponente y le pide que lea, si es
posible en voz baja, la parte destacada o subrayada. La idea es que el
testigo lea para sí el texto que se le entrega a fin de que refresque su
memoria sobre el punto olvidado.

Si el testigo leyera en voz alta, afectaríamos la dinámica de su


testimonio que ha sido, hasta este momento, que él contesta después
de una pregunta y lo hace de manera natural, no leyendo.

8. Repetición de la pregunta 77
Luego de que el testigo termine de leer, se le reitera la pregunta para
que él, con el mismo tono de voz, volumen y demás gestualidades que
ha utilizado hasta ahora en su interrogatorio, conteste la pregunta.
a.11 El nuevo examen o interrogatorio directo (el redirecto) 78

Es el derecho que tiene el litigante que ha efectuado el examen directo de


un testigo para solicitar al tribunal que se le conceda la posibilidad de volver
a interrogar al deponente una vez que haya concluido el contraexamen.

Puede suceder que, después de un contraexamen, el testigo o su testimonio


hayan resultado dañados o afectados. En tal evento, se le concede el
derecho al abogado que lo presentó a hacer las preguntas que estime
convenientes para rehabilitar al testigo o su testimonio.

Este nuevo interrogatorio debe ser preciso y enérgico, pues, como


señalaremos, lo que se pretende es fundamentalmente rehabilitar a nuestro
testigo y/o a su testimonio, ya que este se ha visto afectado seriamente con
el contraexamen. Si ello no ha ocurrido, lo mejor es no volver a interrogar al
testigo y liberarlo una vez terminado el contraexamen.

Si bien la ley no lo dice expresamente, podríamos sostener que este


reinterrogatorio no podría tener por finalidad la mera repetición del examen
directo ya prestado, pues, en tal evento, ante las preguntas formuladas por
el reexaminador referidas a materias ya abordadas en el examen directo y
debidamente contestadas el contraexaminador, podría legítimamente
deducir objeciones respecto de esas preguntas por ser repetitivas o
reiterativas 79.

77 Obviamente, este paso se omitirá si el tribunal, en el paso anterior, no acepta la lectura en voz baja y hace leer en voz
alta al testigo su declaración previa.
78 Ver artículo 378 número 10 del C.P.P.
79 En igual sentido, FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 35 y 36.

78
Lo señalado precedentemente hace que, en los hechos, el redirecto deba
referirse fundamentalmente a los puntos relevados en el contraexamen que
han significado una afectación sustancial del testimonio o de la credibilidad
del declarante o, finalmente, que han significado establecer un manto de
duda u oscuridad respecto de algún punto tratado en el examen directo.

b. El contraexamen o contrainterrogatorio de testigos

En un juicio oral de contenido adversarial, uno de sus componentes


esenciales es el derecho que tienen las partes a ejercer el principio
contradictorio. Esto es la posibilidad de controvertir, debatir o refutar toda la
información que la contraparte ingrese al juicio.

Este control de la actividad probatoria del otro litigante, mediante la


contradictoriedad, junto a la oralidad y la inmediación, es la que convierte
al juicio oral en el mejor escenario posible para generar información de alta
calidad para un tribunal, toda vez que este recoge, luego del debate de las
partes en torno a una evidencia, la síntesis que significa esa información
luego de haber pasado por el cedazo o control de calidad del otro litigante.

Así, un testimonio no adquiere credibilidad ante el tribunal por el solo hecho


de formularse en juicio, sino que, una vez que la contraria ha desplegado
toda su actividad para controlarlo, sometiéndolo a un test de calidad
mediante el contraexamen. Si el testimonio supera este control sin ser
afectado o solo mínimamente, entonces, la información que él contiene
proporciona un insumo de calidad para la resolución que deberá adoptar el
tribunal.

El contraexamen es la manifestación concreta del principio de


contradictoriedad en juicio.

b.1 Concepto

Es el interrogatorio que hace una parte respecto de los declarantes


presentados a declarar por su contraria 80.
Una vez terminado el examen directo realizado por el abogado defensor de
un deponente, el fiscal podrá dirigirle todas las interrogaciones que estime
pertinente conforme a su teoría del caso.

b.2 Características

• Se efectúa por la contraparte de quien presentó un testigo a declarar


en juicio.

80 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 118. Define el contrainterrogatorio como el interrogatorio que hace la parte contra
quien se ha ofrecido el testimonio del declarante.

79
• Se efectúa respecto de los testigos de la contraria.
• Permite el ejercicio del principio de contradictoriedad en juicio.
• Mejora la calidad de la información recibida por el tribunal.
• Abarca puntos relativos a la persona del declarante y/o el contenido de
su testimonio.

b.3 Importancia y alcance del contrainterrogatorio

El contraexamen constituye un test de calidad de un testimonio.

Esta etapa permite que la información de hechos proporcionada por el


testigo al tribunal sea sometida a un “control de calidad” por el
interrogatorio de la contraparte. El tribunal, hasta este momento, solo ha
escuchado una versión sobre cómo ocurrieron los hechos o, dicho de otra
manera, ha escuchado una manera de narrar los hechos conforme a la
versión del testigo. Ahora, la contraparte podrá ilustrar al tribunal de las
debilidades, omisiones o contradicciones de esa versión e, incluso, de la
existencia de otra versión posible.

Quien no ha presentado al testigo puede enfrentarlo con una versión distinta


de los hechos u obtener de su declaración aquellos antecedentes
favorables para su propia teoría del caso y que el testigo omitió
involuntariamente o en forma intencionada o, finalmente, hacer ver la
existencia de ciertas contradicciones existentes entre el testimonio prestado
en el juicio con declaraciones previas otorgadas por el deponente.

Se permite expresamente confrontar al testigo o perito con sus propios


dichos, es decir, lo expresado en su examen directo, pero también con otras
versiones de los hechos presentadas en el juicio, por ejemplo, la sostenida
por la parte en su alegato como teoría del caso o la presentada en el
testimonio de otro declarante 81.

b.4 Objetivos a alcanzar con la contrainterrogación

Los contrainterrogatorios pueden estar destinados a cumplir


fundamentalmente los siguientes objetivos:

1. Desacreditar al declarante
2. Desacreditar el testimonio del declarante
3. Acreditar proposiciones fácticas de nuestra teoría del caso
4. Incorporar evidencia material o documentos
5. Demostrar inconsistencias con otras pruebas de la contraparte
6. Impugnar con declaraciones previas 82

81 Ver artículo 378 número 8 del C.P.P.


82 Algunos autores señalan que los objetivos principales son solo dos: atacar a la persona del declarante o a su testimonio, y
dentro de este último estaría la impugnación.

80
La mayoría de las veces elegiremos solo alguno(s) de estos puntos por cada
declarante. Aquí se trata de seleccionar el o los tópicos de ataque más
eficaces desde la perspectiva de nuestra teoría del caso y los objetivos a
alcanzar, no todos los que eventualmente pudieran configurarse en contra
de un deponente.

Cuando se eligen demasiados tópicos de contraexamen, a veces, se diluye


el efecto de los mismos al ejecutarlos en la audiencia de juicio.

Ahora, pasaremos a revisar cada uno de estos objetivos.

1. Afectar la credibilidad personal del declarante


Demostraremos al tribunal que el testigo carece de imparcialidad u
objetividad por tener vinculaciones con el acusado o con la víctima,
por sus características personales, o por tener intereses personales
involucrados en el asunto sometido al conocimiento del tribunal. Otras
veces, trataremos de evidenciar al tribunal que el testigo posee
características o particularidades de su personalidad o conducta que
no le hacen fiable y creíble.

Aquí atacaremos directamente a la persona del declarante, no al


contenido de su declaración.

Algunos de los antecedentes que pueden afectar la credibilidad de un


deponente, desde la perspectiva de la fiscalía 83, son:

a. La existencia de antecedentes penales pretéritos


b. La conducta moral del testigo
c. La existencia de adicciones a sustancias estupefacientes o drogas
d. Antecedentes de alcoholismo
e. Conductas socialmente reprochables, aun cuando no hayan
significado una condena penal
f. La existencia de algún interés comprometido

Se trata de identificar si al que declara se le puede imputar el tener un


compromiso económico, afectivo o de amistad, familiar o de venganza,
que pueda afectar su imparcialidad y objetividad al declarar.

Si el fiscal logra demostrar al tribunal alguna de estas circunstancias y


cómo ella ha influido en el testigo y su forma de apreciar los hechos,
podrá solicitar en el alegato de clausura que se reste valor a su
testimonio, pues, no siendo fiable la fuente de información, no importa
lo que ella haya señalado en el juicio en su examen directo, ya no será
confiable y creíble.

83 Existen otros temas a abordar desde la perspectiva de otros intereses de parte. Así, la defensa podría indagar sobre la
existencia de algún acuerdo previo con el Ministerio Público antes del juicio, que permitió que un coimputado negociara
una salida distinta al juicio oral.

81
2. Afectar la fiabilidad del testimonio
Nos referimos a ciertos particularidades del testimonio que hacen que,
si bien en principio sea confiable para quien lo presenta y
eventualmente para el tribunal, no se le debe valorar o, al menos, se le
deba restar valor probatorio en función de los antecedentes que el
contraexaminador demostrará a través de sus preguntas en el
contraexamen y sus argumentaciones en el alegato de clausura.

Aquí atacaremos el contenido del testimonio sin tocar a quien lo presta.

Existen testigos que, debidamente acreditados ante el tribunal, pueden


ser muy creíbles, creen firmemente en lo que deponen y actúan con
absoluta buena fe, tratar de afectarlos aludiendo a factores de
credibilidad personal, en esos casos, puede ser hasta
contraproducente. En esos casos, lo que debemos cuestionar es la
fiabilidad de su testimonio demostrando a los jueces que existen
elementos asociados al contenido de su testimonio que comprometen
su certeza, veracidad, integridad o credibilidad. Se convierte en un
relato que no satisface un razonable estándar de fiabilidad. El testigo
puede estar de buena fe, ser muy creíble personalmente, pero haber
cometido un error en su apreciación de los hechos, por ejemplo.

Algunos factores que afectan la fiabilidad del testimonio son los


siguientes:

• La inverosimilitud 84 de su relato
El relato en sí, más allá de las consideraciones que puedan formularse o
no sobre la persona del deponente, presenta particularidades que
hacen posible sostener su falsedad o falta de integridad al no hacerse
cargo, por ejemplo, de hechos relevantes que se corresponden con los
temas abordados por el declarante en su testimonio.

Lo que buscaremos como litigantes no será atacar directamente el


contenido del relato del testigo, sino identificar los elementos o
supuestos del relato presentado que son cuestionables, falsos o dudosos.

A veces, la falta de fiabilidad aparece de manifiesto en el propio relato


formulado por el testigo en su examen directo; es incoherente,
inconexo, no da razón que justifique lo que se expresa en él, presenta
inconsistencias o contradicciones internas, etcétera. En esos casos, la
labor del fiscal será un poco más fácil; no tendrá que ir en búsqueda de
aquella información que está detrás del relato y le sirve de soporte, sino
que se limitará fundamentalmente a resaltar, ante el tribunal, las partes
del relato, ya prestado en la audiencia, en que se evidencia su falta de
fiabilidad.

84 Verosímil, que tiene apariencia de verdadero; creíble por no ofrecer carácter alguno de falsedad. Diccionario de la
Lengua Española. Vigésima segunda edición, 2001.

82
• La falta de detalles razonables
Un relato tiene que contener un mínimo de información que lo haga
coherente, completo, consistente y, por lo mismo, posible de ser
aceptado por un receptor. Si ello no ocurre, los receptores del mensaje,
en este caso los jueces, se sienten frente a una especie de mensaje
telegráfico, a un relato lleno, por una parte, de vacíos y, por otra, de
información no creíble en abstracto. Un relato que no satisface un
razonable estándar de fiabilidad.

Trataremos de demostrar que no están presentes en el testimonio los


detalles que razonablemente debiera contener; no es un tema de
muchos o pocos detalles.

Un relato no necesariamente debe ser creíble por contener un


sinnúmero de detalles, sino por contener aquellos que razonablemente
debieron haber sido percibidos por el testigo según sus características
personales y las circunstancias de hecho en que se produce la
percepción.

• La presencia en el testimonio de contradicciones


Un requisito básico de un relato, para que sea confiable, es que él no
presente inconsistencias o contradicciones. Estas pueden ser internas, es
decir, posibles de encontrar en el relato del testigo prestado en juicio,
considerado aisladamente y/o con sus declaraciones previas o,
externas, esto es, comparando el contenido de la declaración del
deponente con el resto de la prueba rendida en el juicio.

• La memoria del testigo


En ciertos casos, el que se demuestre ante el tribunal que el testigo no
tiene una buena memoria puede permitir afectar la fiabilidad de su
relato. Sería el caso en que un testigo es capaz de describir, con lujo de
detalles en el juicio, al acusado, pero contrainterrogado no es capaz de
responder aportando información razonable sobre los otros sujetos
involucrados en el hecho, la descripción del lugar en que ocurrieron los
hechos pese a haber estado allí, etcétera. La imagen que queremos
dejar en el tribunal es que no resulta creíble un manejo tan dispar de
información respecto de un mismo suceso.

Lo mismo ocurrirá si un deponente es capaz de recordar detalles sobre


los hechos, pero no recuerda datos básicos de su vida diaria, por
ejemplo, la fecha de su cumpleaños o el número de su cédula de
identidad.

83
Demostración

A continuación, le presentamos un ejemplo. Lea atentamente el texto y luego


realice la actividad que se le presenta.

Ejemplo

Supongamos el caso de un testigo que ha descrito al fiscal, con gran


nivel de detalle, el momento en que un sujeto apuñaló a otro en el
pecho. Luego, es contraexaminado por la defensa y ocurre lo siguiente:

Defensor: Señor Romero, ¿de quién era la casa en que ocurrieron los
hechos?
Testigo: No lo sé, supongo que de un vecino.
Defensor: ¿Cuál era el motivo de la fiesta que allí se realizaba?
Testigo: Ni idea.
Defensor: Señor, ¿es verdad que no había más de seis personas a la
hora en que ocurrió el apuñalamiento del señor Cortez?
Testigo: No sé, creo que no eran muchos.
Defensor: ¿Había más de seis personas?
Testigo: No me acuerdo.
Defensor: ¿No es verdad que hubo varias peleas durante la fiesta?
Testigo: No me fijé.
Defensor: ¿No es verdad que bebieron alcohol en ella?
Testigo: Eso lo dice usted, yo creo que no.
Defensor: ¿No es cierto que usted bebió varios vasos de roncola?
Testigo: Para nada, un poquito no más.
Defensor: Señor, al llegar la Policía, ¿no es verdad que encontraron
varias armas cortopunzantes?
Testigo: No me acuerdo de eso.

El problema para el tribunal será su valoración, ¿es razonable y plausible que el


testigo recuerde con todo detalle un aspecto de su declaración y en todo lo
demás sea vago y genérico?

84
Ahora, responda:

1. ¿Qué problema se le presenta al tribunal ante este testimonio?

--------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------
-----------------------------------------------------------------------------------------

2. ¿Qué contradicción evidencia el testigo a través de su testimonio?

--------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------

• La capacidad de percepción del declarante


Asentaremos ante el tribunal que el testigo no estaba en condiciones
personales o del entorno de percibir los hechos de la forma que ha
declarado en el juicio. El fiscal demostrará que, dadas las condiciones o
particularidades personales del deponente o la situación en que
ocurrieron los hechos, la percepción del declarante no puede haber
ocurrido como él declara, ya sea porque no era posible o no en los
términos que este ha aseverado.

Se aludirá aquí a cuestiones tales como la falta o mal estado de alguno


de los sentidos del declarante; las circunstancias de hecho que
impidieron o afectaron su percepción, como la distancia a la que se
encontraba un deponente; a la situación de hecho en que se produce
la percepción, por ejemplo, un tiroteo en que todos los testigos que
estaban en el lugar se habían arrojado al suelo para protegerse; el
tiempo que tuvo para esa percepción; la existencia de obstáculos
físicos u otros elementos que impedían al testigo valerse
adecuadamente de alguno de sus sentidos; las condiciones de
luminosidad en ese momento; el ruido del ambiente; la distancia,
etcétera.

Continuemos revisando los objetivos del contraexamen o


contrainterrogatorio.

85
3. Obtener información útil para acreditar proposiciones fácticas de la
teoría del caso de quien contrainterroga
En ocasiones, es posible que, al realizar un contrainterrogatorio, se
pueda extraer al testigo información que este conoce, que presenta la
particularidad que es compatible o derechamente beneficiosa para
nuestra teoría del caso. En ese evento, el fiscal interrogará al testigo
sobre estos tópicos para demostrar al tribunal que algunos supuestos
fácticos de su teoría del caso no solo se acreditan con prueba propia
sino que, incluso, con testimonios de la contraria.

4. Obtener del testimonio del testigo información que permita la


acreditación e incorporación de evidencia material
Excepcionalmente utilizaremos el contraexamen de un testigo de la
contraria para poder incorporar una evidencia material, entendiendo
que, para que la información de hecho que emana de una evidencia
material sea creíble para el tribunal, es necesario que un declarante se
refiera a esa evidencia, la acredite, es decir, indique al tribunal de
dónde proviene y explicite la vinculación de la misma con algún
acontecimiento relevante del caso.

5. Establecer inconsistencias entre la declaración del testigo y otras


pruebas de la contraparte
En algunas ocasiones, el fijar ciertos hechos con un testigo ajeno
permitirá al fiscal enfrentar el testimonio de ese testigo con otros
testimonios o evidencias de la contraria, pues sobre el punto en
particular sobre el cual versa el contraexamen existe una contradicción
entre los medios de prueba de la contraparte.

Se trata de fijar con claridad esos puntos para luego explicitar la


contradicción al tribunal en el alegato de clausura. En ningún caso, la
recomendación es evidenciar el punto en el contraexamen y luego
seguir preguntando al testigo para enfrentarlo directamente con esa
contradicción, pues existe el riesgo de que otorgue al tribunal una
explicación que a este le parezca plausible, con lo que perdería todo
efecto el contraexamen.

6. Impugnar el testimonio del declarante mediante el uso de


declaraciones previas
Por su importancia, dedicaremos un capítulo a este tema. Sin embargo,
adelantamos desde ya que se trata de demostrarle al tribunal que el
declarante que ha prestado su testimonio en la audiencia ha omitido
información o ha sido contradictorio con otra declaración prestada por
él mismo con anterioridad, por lo que hay un problema de credibilidad
en su actual testimonio.

La particularidad de esta impugnación o confrontación es que se


efectúa con un instrumento de control, constituido fundamentalmente
por una declaración previa del testigo sobre el mismo punto o en que se
refiere a una materia que hoy omite en juicio.

86
b.5 Preparación del contraexamen
Para poder enfrentar en forma exitosa esta etapa del interrogatorio, el
abogado litigante deberá:

• Tener claridad sobre su teoría del caso y la de la contraria


Si el fiscal no conociere la teoría del caso de la defensa, deberá formular las
posibles hipótesis a sostener por ella.

• Conocer en detalle todos los antecedentes del caso


El fiscal debe conocer en detalle los antecedentes recopilados durante la
etapa investigativa, sea por él o por quienes han integrado su equipo
investigativo; de todo ello debe existir registro en su carpeta investigativa. A
lo anterior deberá añadir todos los antecedentes que haya reunido sobre la
evidencia ofrecida por la defensa en la audiencia preparatoria.
No solo nos referimos a los testimonios, sino que a toda la evidencia
recopilada, sea pericial, documental, material o cualquier otro antecedente
investigativo que pueda devenir en prueba en juicio, por ejemplo, revisar las
grabaciones de videos, escuchar registros de audio, etcétera.

• Haber determinado, al elaborar su teoría del caso, los declarantes de la


defensa a ser contraexaminados y los temas específicos a abordar con
ellos
Se recomienda seleccionar, de todos los posibles puntos de contraexamen,
los más importantes y eficaces a la hora de afectar la credibilidad del
testigo, su testimonio o ambos.

• Identificar cómo será abordado cada uno de los temas seleccionados


El fiscal determinará cuál es la línea de interrogatorio que utilizará para
acercarse a los puntos a tratar. En general, sobre el particular, se
recomienda que el contraexamen se realice de manera temática de
acuerdo a los puntos o áreas que el fiscal ha determinado, que son las que
quiere tratar en su intervención.

Adicionalmente, se recomienda que, en el tratamiento de estos temas, se


altere la cronología con la que los testigos expusieron los hechos al tribunal,
pues, en algunas oportunidades, esto puede ayudar a descubrir, ante los
jueces a quienes han aprendido un libreto determinado.

• Contar con elementos o herramientas de control del testigo por si este


no entrega al abogado la respuesta buscada
En el contraexamen, puede ocurrir que el deponente no acepte la
afirmación o pregunta formulada sugestivamente por el fiscal. En ese caso,
se debe contar con algún elemento que permita controlar al testigo y
demostrarle al tribunal o al menos dejar en evidencia que esa respuesta no
corresponde a la verdad, es parcial o no creíble. Para ello, recurrirá el fiscal,
por ejemplo, a las declaraciones previas del declarante, a los dichos de
otros testigos más abonados, etcétera.

87
b.6 Preguntas a utilizar en el contrainterrogatorio

La forma de desarrollar este interrogatorio, a diferencia del examen directo,


no es a través de preguntas abiertas, sino de preguntas sugestivas y
cerradas.

Se trata de que el testigo no haga una repetición de la declaración ya


prestada, sino de enfrentarlo solo con aquellos puntos de su declaración a
los que falte coherencia con el resto de la misma o que se contradigan con
relatos anteriores, o extraer puntos omitidos en aquella, que pueden servir a
nuestra teoría del caso.

La regla de oro en el contraexamen es la utilización de preguntas sugestivas,


cerradas, de un punto.

Las interrogaciones formuladas deben ser, más bien, afirmaciones de hecho,


referidas a un punto específico de información y en la cuales no se
contenga más de un hecho. Lo anterior permite hacer preguntas precisas,
claras, con control, sin que puedan generar equívocos en su interpretación
en el destinatario de la misma, ni en el tribunal que espera que ellas sean
contestadas afirmativa o negativamente.

Debemos preguntarnos lo siguiente: ¿cómo se estructura una pregunta


sugestiva? Pues bien, las preguntas sugestivas utilizadas deben ser
estructuradas de manera sencilla, fácilmente entendibles por el declarante y
los jueces, para que la información generada con la respuesta no cree
dudas en el testigo o incertidumbre en el tribunal. Para alcanzar este
propósito, Fontanet recomienda no realizar preguntas de manera negativa,
pues, al hacerlo, se corre el riesgo de que no quede del todo claro o sea
interpretable la contestación del declarante 85.

En las preguntas sugestivas o inductivas, lo que hacemos como litigante es


directamente hacer una afirmación que debe ser confirmada o negada por
el destinatario de ella.

La pregunta sugestiva o inductiva no es propiamente una pregunta, sino que


es una aseveración que debe ser aceptada o negada.

El carácter sugestivo de una pregunta, al formularla oralmente, está dado


naturalmente por su entonación. Sin embargo, para no dejar duda sobre su
carácter sugestivo, se acostumbra acompañarla con ciertos términos que
ratifiquen al testigo y tribunal que es una afirmación, como a continuación
se presenta:

85 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 124 a 126, trata del segundo mandamiento del contraexamen, “preguntas sencillas”.

88
Fiscal: ¿No es verdad que…?

Fiscal: Usted ingresó en ese momento al vehículo, ¿cierto?

b.7 Rol del contrainterrogador

Si en el interrogatorio directo decíamos que el rol del abogado era parecer


inexistente en la audiencia, interviniendo solo para dirigir el testimonio, lo que
permitía que la información fluyera directamente del deponente hacia el
tribunal, ahora de lo que se trata es que el abogado asuma un rol mucho
más activo, visible y de control sobre la declaración del deponente.
Cayendo en el pecado de exagerar un poco, ahora el abogado litigante
habla a través del testigo, quien debiera limitarse a ratificar la información
contenida en la pregunta formulada por el fiscal.

• Use un tono y volumen de voz adecuado y mantenga contacto visual


Es posible utilizar un volumen de voz más alto y asertivo, sin perder nunca la
calma o aparentar molestia o desagrado con el deponente. Hacerlo de una
manera más asertiva, manteniendo contacto visual directo con el
declarante, demuestra control de la situación por parte del fiscal.

• Sea flexible
Asuma su labor con una postura flexible. Debe ser capaz de rápidamente
adaptar su estrategia de interrogatorio a las dificultades que pueda
oponerle el declarante, por ejemplo, su hostilidad, falta de disposición a
colaborar, su exagerada capacidad de argumentar.

El contraexamen es un ejercicio de paciencia donde el abogado debe


mostrar su inteligencia y perspicacia. La frustración que siente el abogado
frente a un testigo que escapa a su control revela que el método elegido
para interrogarlo fue inapropiado.

• Actúe de manera inteligente


Como se trata de llevar al declarante a una forma de interrogación muy
distinta al examen directo y para evitar que este, como probablemente se le
ha advertido, se considere atacado por el contraexaminador, algunos
litigantes recomiendan iniciar los contraexámenes con algunas preguntas
sugestivas de contexto. Estas pueden fácilmente ser aceptadas por el
testigo y no afectar en nada la teoría del caso del contraexaminador, para
luego progresivamente ir a los puntos de nuestro contrainterrogatorio.

Otros recomiendan iniciar el contraexamen sobre los hechos del caso


refiriéndose a los puntos de la declaración prestada por el declarante que
sean favorables a nuestra teoría del caso; esto podría permitir que el testigo

89
se ponga de acuerdo con el fiscal en algunos puntos y luego esté dispuesto
a hacer concesiones sobre otros más conflictivos.

En ambas estrategias propuestas, el objetivo es el mismo: no entrar en una


suerte de confrontación inmediatamente iniciado nuestro contraexamen
con el declarante, que pueda significar acrecentar su eventual
antagonismo a nuestras preguntas innecesariamente, particularmente si,
además, hay tópicos de nuestro interrogatorio que no son
confrontacionales, como serían, por ejemplo, obtener del declarante
proposiciones fácticas favorables a nuestra teoría del caso que fueron
tocadas en el examen directo o utilizar su declaración para incorporar
evidencia material.

b.8 Desarrollo del contraexamen

Para alcanzar nuestros objetivos, debemos haber seleccionado previamente


al juicio y eventualmente, durante su desarrollo, con precisión los puntos que
develaremos en nuestro contraexamen. Luego, deberemos iniciar un
diálogo con el testigo desde lo general, para luego ir progresivamente
focalizando, mediante preguntas cerradas, el interrogatorio en el punto
controvertido, sin permitir en momento alguno que el testigo justifique la
contradicción.

La conclusión de la incongruencia, omisión o inconsistencia de su


declaración la haremos ver al momento de efectuar el alegato de clausura.
Jamás deberemos preguntar —una vez establecida la inconsistencia,
contradicción u omisión— por qué, ni hacer preguntas, en ese momento, de
carácter abierto, que permitan al testigo dar una explicación razonable al
tribunal del porqué de esa supuesta incongruencia o falta de integridad en
su declaración.

En cuanto a la forma de ejecutar el contraexamen, será una decisión


estratégica que el fiscal adoptará en definitiva al concluir el examen directo
o interrogatorio del testigo, sin perjuicio de haberlo planificado al desarrollar
nuestra teoría del caso. Así, podrá desarrollarlo en orden cronológico 86,
atacando directamente el punto más débil de la declaración del testigo 87,
tocando diferentes puntos de su declaración en un orden distinto al del
testimonio prestado 88, o partir de la última pregunta formulada en el examen
directo, etcétera.

86 Esta forma es recomendable cuando lo que buscamos es ir demostrando al tribunal que la declaración del testigo no era
completa o tenía numerosas inconsistencias. Al tocar los mismos puntos de su declaración original, da la idea de una
labor acuciosa y razonada del litigante que, por lo mismo, es fácil de percibir por el tribunal. Iremos, por así decirlo,
llenando los numerosos huecos de la declaración.
87 Adoptaremos este modelo, por ejemplo, cuando el punto en cuestión recaiga sobre una proposición fáctica central en
el caso de nuestra contraparte. La idea es dar el golpe de gracia al testimonio mediante ese contraexamen. Se trata de
transmitir al tribunal claramente el concepto de que el punto sobre el cual hemos focalizado efectivamente nuestras
preguntas permite a los jueces desechar ese testimonio totalmente o en ese punto en particular. Precisamente, por ello,
no hemos abordado otros con el mismo testigo.
88 Abordaremos, entonces, de manera temática los distintos puntos que hayamos identificado en el examen directo como
posibles de ser contraexaminados, pero alterando el orden o secuencia seguido en examen directo para tratarlos. Este

90
A continuación, le presentamos una serie de consideraciones para
desarrollar el contraexamen.

1. Aprenda a detenerse en el momento oportuno 89


Un buen interrogador debe saber el momento justo en que debe
terminar su contrainterrogatorio. La regla esencial aquí es buscar la
inconsistencia de la declaración del testigo, su falta de imparcialidad o
evidenciar una omisión en su testimonio, asentarla ante el tribunal y
luego culminar el interrogatorio o pasar a otro tema en el contraexamen
para sacar las conclusiones de lo obtenido en nuestro alegato de
clausura.

No debemos jamás, como parecieran indicar las numerosas películas


que todos hemos visto, forzar al testigo hasta que rste se quiebre y
confiese que miente o que su versión no es íntegra o que tiene un interés
comprometido en el asunto; ello no es lo que ocurre en la práctica. Si
forzamos el interrogatorio hasta ese punto, lo más probable es que el
testigo dé una explicación que parecerá satisfactoria a los jueces y
nuestro eventual triunfo en el contraexamen terminará en una derrota, y
el testigo y su testimonio saldrán incólumes.

2. Evalúe la pertinencia de contraexaminar: ¿siempre se debe


contraexaminar? 90
Un buen litigante entiende que esta labor solo debe acometerla
cuando efectivamente esté en condiciones de obtener algún
dividendo positivo para su representado; en caso contrario, deberá
adoptar una de las decisiones más difíciles para todo abogado, esto es,
no contraexaminar. Si la declaración del testigo de la contraria ha sido
coherente, imparcial, verosímil, completa y no vislumbramos, al término
de su declaración, ningún punto que podamos explorar tendiente a
refutar sus dichos o su credibilidad, deberemos renunciar a nuestro
derecho a repreguntar. Esta decisión será, en la práctica, la mejor forma
de enfrentar su declaración; no seremos nosotros quienes reforzaremos
aún más la credibilidad de su testimonio ante el tribunal con nuestro
contraexamen.

La única forma de contestar esta pregunta es considerar, por una parte,


nuestra teoría del caso y ver si la decisión de contraexaminar o no daña
nuestra teoría del caso y/o beneficia la de la contraria; y por otro lado,
si existen elementos que permitan abordar un contraexamen con

modelo nos será de gran utilidad cuando nos enfrentemos a un declarante que, a nuestro juicio, puede haber sido
instruido en la forma y contenido de su declaración. Trataremos, entonces, de desordenar el “libreto” que tenía
preparado para facilitar nuestra labor de demostrar al tribunal que su testimonio fue arreglado.
89 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 139, señala como décimo mandamiento del contraexamen “saber cuándo
terminar”. El riesgo de no saber cuándo hacerlo es que el testigo explique de manera creíble y razonable la
inconsistencia.
90 En igual sentido, FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 137.

91
expectativas de éxito, ya sea para atacar al declarante o su testimonio,
otra prueba de la contraria o favorecer mi teoría del caso.

3. ¿Qué hacer cuando un testigo no quiere contestar o evade nuestras


preguntas?
Existen diversas consejos que un fiscal debe seguir si enfrenta a un
testigo que se muestra reticente o derechamente contrario a contestar
las preguntas del contraexamen. Enunciaremos algunas de ellas:

• Repetir la pregunta
El fiscal esperará la respuesta del testigo o un lapso de tiempo razonable
si no hay respuesta, y formulará una vez más la misma pregunta. Ella no
es objetable por repetitiva, pues no ha sido respondida.

• Interrumpir y repetir la pregunta


Acá no permitiremos que el testigo responda más allá de lo
preguntado, pues no contesta aceptando o negando nuestra
información, sino que pretende entregar otra información no referida a
la pregunta específica que le formulamos. Lo interrumpiremos y
reiteraremos la pregunta.

 Señalar que probablemente no ha entendido y repetir una vez


más la pregunta
 Afirmar: “Señor, esa no es mi pregunta, mi pregunta fue…”
 Encabezar la pregunta con el nombre completo del deponente
 Utilizar nuestros gestos para manifestar que no está contestando
Un ejemplo de esto sería extender nuestro brazo con la palma
abierta para indicarle que se detenga.

• Dejarlo hablar y, una vez que concluya, reiterar la pregunta


Le dejaremos decir lo que quiera y, luego, le preguntaremos si tiene
algo más que decir sobre el punto; cuando nos diga que no, le
reiteraremos una vez más la pregunta.

• Recurrir al tribunal
Algunos plantean que es válido recurrir al tribunal para que le ordene al
testigo que conteste la pregunta y lo haga en términos afirmativos o
negativos por estar siendo contraexaminado 91.

91 Así, FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 135.

92
¿Qué no se debe hacer en un contraexamen?

1. No repita el contenido del examen directo.

Será una regla básica del contraexamen el evitar que el testigo vuelva a repetir,
ante los jueces, la declaración que ya prestó, esto es, su examen directo, pues
ello solo contribuiría a formar convicción en el tribunal de que esa narración de
los hechos es la que más se acerca a la verdad.

2. No pregunte sobre aquello respecto de lo cual ignora la respuesta.

Si el contraexamen supone una preparación exhaustiva, sin perjuicio de la


capacidad del litigante de reaccionar a las vicisitudes del juicio, y si esa
preparación supone el conocimiento de todos los antecedentes del caso,
pareciera fuera de discusión que en él no vamos a pretender descubrir nueva
información o realizar preguntas investigativas para ver si de ellas surge o no un
punto que nos sea de utilidad. Asumir tal actitud sería un riesgo, pues perdemos
control del interrogatorio al no saber necesariamente qué es lo que nos va a
decir el declarante y porque, además, si lo que nos dice es perjudicial, no
tendremos cómo confrontarlo, pues no nos hemos preparado para esa hipótesis.

El fiscal solo preguntará aquello respecto de lo que conoce la respuesta. El


litigante hace una aseveración que busca ser confirmada por el declarante;
sabemos qué preguntar y cuál es la respuesta que buscamos. Asimismo,
procuraremos contar con mecanismos de control que nos permitan proteger
nuestra afirmación si el declarante no da la respuesta que buscamos.

No improvise... No salga a pescar...

No haga preguntas cuando ignora la respuesta.

3. No discuta con el testigo.

Si el testigo no quiere contestar su pregunta, insista hasta que lo haga. No es


posible objetar una pregunta por repetitiva si ella no ha sido claramente
contestada.

Si el declarante no se limita a contestar con un sí o un no sus preguntas,

93
contrólelo, pero no se enfrasque en una discusión con él, pues de ordinario el
tribunal considerará que su actitud es coactiva hacia el testigo y se solidarizará
con este y le permitirá completar su respuesta.

4. No formule preguntas abiertas.

Nunca olvide que el contraexamen es un acto de control de un testigo y se


refiere exclusivamente a los puntos que el contraexaminador ha determinado;
por lo tanto, no debe permitir que el testigo eluda ese control para reafirmar las
afirmaciones de hecho que formuló durante su examen directo. La manera más
fácil para que un testigo evada el control del litigante es precisamente que este
le formule preguntas abiertas que le permitan libremente referirse a una materia.

5. No debe permitir que el testigo asuma el protagonismo del contraexamen.

El protagonista es el fiscal que contrainterroga; en efecto, a él le corresponde


determinar el escenario y el contenido de ese momento del proceso. Solo se
referirá el testigo a los temas que, como fiscal, desea tratar. Ya tuvo el testigo la
oportunidad de decir todo lo que sabía con el grado de profundidad y detalle
que quisiese en el examen directo, ahora corresponde que esa información se
controle en aquellos puntos que el contraexaminador quiere hacer ver al
tribunal.

b.9 Recomendaciones generales


1. Resumiendo lo antes expresado: use exclusivamente preguntas
sugestivas, cerradas, referidas a un hecho.
Nuestras preguntas sugestivas serán, además, cerradas y ellas
contendrán un hecho para facilitar su entendimiento y el control del
declarante por parte del interrogador.

Las afirmaciones formuladas al testigo recaerán sobre un punto


específico y avanzarán en él incluyendo un solo hecho en cada
interrogación.

94
Ejemplo

Fiscal: Señor acusado, usted acaba de señalarle al tribunal que el día


de los hechos usted no estaba en la ciudad de Lima, ¿no es verdad?
Testigo: Así es.
Fiscal: ¿Específicamente dijo que se encontraba en Trujillo?
Testigo: Sí.
Fiscal: ¿En casa de un pariente?
Testigo: Claro.
Fiscal: ¿Un primo?
Testigo: Esa es la verdad, señor.
Fiscal: Además, agregó que viajó en bus a Trujillo, ¿cierto?
Testigo: Exacto.
Fiscal: Sin embargo, su defensa no acompañó a este juicio copia de
esos pasajes.
Testigo: No, pues, los perdí, ¿para que los iba a guardar si no he hecho
nada?
Fiscal: ¿Tampoco recuerda el nombre de la empresa de buses en que
se transportó?
Testigo: No.
Fiscal: ¿Además, dijo no recordar con claridad la dirección de la casa
en que se alojó?
Testigo: No.
Fiscal: ¿La casa de su primo?
Testigo: Sí…

La forma de mantener el control de la declaración de un testigo es usar


exclusivamente preguntas sugestivas cerradas de un punto, pues, de lo
contrario, cuando el testigo perciba que lo está acorralando, estará
esperando la oportunidad para recomponerse repitiendo lo que ya dijo
en su examen directo; si usted hace una pregunta abierta, entonces, él
aprovechará esa oportunidad para hacerlo.

2. El contraexamen es la expresión viva en la audiencia, del principio


contradictorio.
En función de la contradictoriedad, toda información o antecedentes
entregados por uno de los intervinientes pueden ser controvertidos por
su contraparte.

El principio contradictorio, junto a los principios de inmediación del


tribunal y oralidad, permiten que la información que es percibida por el
tribunal en el juicio sea de una alta calidad y sea —por lo mismo— de
valor para resolver el caso.

95
3. El contraexamen es un ejercicio de permanente control del litigante
sobre el testigo y el contenido de sus declaraciones; por ello, siempre
mantendremos control visual sobre el testigo y estaremos muy atentos a
sus respuestas.
Este control se pierde absolutamente cuando el fiscal improvisa o
formula preguntas cuya respuesta no conoce, es decir, cuando, como
dicen los textos de litigación, sale a pescar.

Lo mismo puede ocurrir cuando no mantenemos un contacto visual


directo con el testigo, tanto al formularle las preguntas como al
escuchar sus respuestas. En efecto, si el testigo percibe que el abogado
no presta interés a lo que contesta, tendrá la tentación de incorporar
información más allá de la que busca el contrainterrogador, referida
ordinariamente a temas que dañan nuestra teoría del caso y refuerzan
la de la contraria, o dan una justificación al tribunal sobre el punto
puesto en el tapete con el contraexamen. El fiscal debe estar atento
para identificar de inmediato cuando una respuesta del declarante no
se corresponde con la información que intentaba develar ante el
tribunal. Deberá de inmediato el litigante ejecutar las acciones
correctivas que fueren necesarias, pudiendo entonces reiniciar una
línea de interrogación en búsqueda de esa información o utilizar algún
mecanismo de control del testimonio del declarante para establecer los
puntos buscados en el contraexamen.

4. Está vedado en un contraexamen que ha revelado una contradicción,


inconsistencia u omisión en el testimonio, que el abogado
contraexaminador solicite o pida al testigo una explicación sobre la
misma o permita que el testigo de propia iniciativa esboce una
explicación 92.
Jamás debemos preguntar ¿por qué?, ni ninguna fórmula similar, tales
como consultarle al testigo si está mintiendo; o cuál de sus
declaraciones es verdadera, si la previa con la que se le ha
confrontado o la que ahora presta ante el tribunal. No se le concederá
al declarante un espacio para que justifique la contradicción,
inconsistencia u omisión hecha aflorar en el contraexamen. Será en su
alegato de clausura cuando el fiscal intentará demostrar al tribunal
como lo obtenido daña la fiabilidad del declarante o su testimonio.
Evite pedir explicaciones o hacer una pregunta de más.

5. Sea coherente con sus actuaciones.


Ciertas líneas de contraexamen son incompatibles con otros posibles
objetivos a alcanzar con el mismo. En efecto, si ha definido como
estrategia el abordar una línea de contraexamen que se traducirá en la
desacreditación personal del testigo o de su testimonio en general,
luego no puede pretender abordar una segunda línea de interrogatorio
en la que pretenda reforzar ciertos puntos de su teoría del caso con el

92 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 135, habla del quinto mandamiento del contraexamen, señalando que este consiste
en no permitir que el testigo explique.

96
testimonio del deponente. No será lógico ni razonable para los jueces
que usted desacredite al testigo y que, luego, pretenda convencer al
tribunal que aquello que usted dejó en evidencia no afecta la parte del
testimonio que es favorable a la tesis o versión de su cliente.

6. Escuche con atención las respuestas del deponente 93.


De esta manera, podrá ir evaluando si las respuestas obtenidas del
testigo son aquellas que usted buscaba y, si no lo fueren, volver sobre el
punto hasta obtener la respuesta buscada o utilizar el medio de control
que tenemos para asegurarnos de que el punto de información
buscado quede en evidencia ante el tribunal de juicio. Incluso, es
posible que de la contestación del deponente pueda surgir un nuevo
punto de contraexamen que no hubiéremos identificado anteriormente;
rápidamente deberemos, en tal caso, evaluar si es o no conveniente
abordarlo en el contraexamen.

7. La conclusión del contraexamen se explicita en el alegato de clausura.


En el contraexamen, el fiscal esbozará el punto de contradicción u
omisión sin entrar en un debate con el declarante. Muchas veces, se
deja latente el punto, pero no concluimos lo que está detrás de aquello,
por ejemplo, que el testigo miente o se ha equivocado; esa
argumentación, cuyo fundamento se encuentra en la información
recabada en el contraexamen, se realiza en el alegato de clausura.

Esa es la idea aquí, dejar latente el punto a resaltar, pero no pretender


que el testigo se desmorone ante nosotros confesando su equivocación,
su mentira u omisión, y menos darle un espacio para que se justifique.

b.10 La impugnación de los testigos94

Activación

Estimado (a) fiscal, antes de iniciar este apartado, le solicitamos realizar la


siguiente actividad.

Complete el cuadro con la información correcta.

93 De igual manera, FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 122.


94 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 148 y siguientes.

97
IMPUGNACIÓN DE TESTIGOS

PARA QUÉ IMPUGNAR

QUÉ IMPUGNAR

Ahora, lo invitamos a dar lectura a este interesante apartado.

La actividad de impugnar 95 las declaraciones de un testigo comprende, en


un sentido amplio de la expresión, distintas formas de generar dudas en el
tribunal de juicio sobre la credibilidad de un testigo o sobre la materia a que
se refiere su declaración 96.

Las formas de impuganación de los declarantes presentan la dificultad


desde la perspectiva de su ejecución por el fiscal, de que éste se encontrará
usualmente con la oposición o resistencia del deponente que se pretende
impugnar, por lo que debe proceder con sagacidad e inteligencia para
alcanzar sus objetivos.

Estas formas de afectar la credibilidad del testigo son fundamentalmente


tres; todas ellas están comprendidas en los objetivos de un contraexamen,
pero que se diferencian en la técnica a utilizar para hacerla efectiva.

95 Combatir, contradecir, refutar según el Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, 2001.
96 Hablamos de materia a la que se refiere el testimonio, pues no se circunscribe exclusivamente al tenor de la declaración
del testigo, esto es, a lo que dijo en estrados.

98
1. Tipos de impugnación
a. Impugnación por carácter y características 97
Se refiere a demostrar, mediante las preguntas del contraexamen o
mediante la declaración de otro deponente y/o presentación de
evidencia material, que el declarante tiene problemas de fiabilidad
personal, fundadas, por ejemplo, en relaciones de afinidad o
enemistad con algunos de los involucrados; su conducta pretérita,
sea esta representada por sus antecedentes penales anteriores o
por hechos malos que sirvan de base a cuestionar su veracidad,
idoneidad, capacidad de percepción, etcétera.

b. Impugnación por defectos de la declaración prestada


Se trata acá de demostrar al tribunal que la declaración prestada
contiene defectos, tales como inconsistencias internas;
antecedentes inverosímiles, es decir, contrarios a la lógica, al
sentido común, a las máximas de la experiencia, etcétera.

c. Impugnación por inconsistencia con una declaración o


manifestación anterior y/o por la existencia de omisiones 98
Se trata de una de las herramientas más efectivas con las que
cuenta un litigante para poder confrontar a un testigo y afectar su
credibilidad ante el tribunal, pues se basa en una máxima de la
experiencia, a saber, que las personas recuerdan mejor un hecho
cuando ha transcurrido un menor tiempo desde que el hecho en
cuestión ha acaecido; por el contrario, a medida que la
declaración del deponente sobre el hecho se aleja del momento
de su ocurrencia, dicha declaración debiera verse deteriorada en
su calidad.

• ¿Qué declaraciones previas pueden ser utilizadas válidamente


en juicio?
La confrontación del declarante se podrá efectuar con
declaraciones previas que este haya prestado, ya sea por escrito o
verbalmente, ante alguien que pueda concurrir al juicio a declarar
válidamente como testigo sobre el particular. Obviamente, las
declaraciones previas más fuertes para utilizar serán aquellas
generadas al interior del propio sistema de persecución penal y, en
particular, en la causa a que se refiere el juicio, como serían las
declaraciones prestadas ante el fiscal de la causa o ante un juez de
garantía.

97 FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 157 a 168, habla de impugnación por el carácter mendaz del deponente, por
convicción (antecedentes penales, particularmente aquellos que denoten deshonestidad o falso testimonio), por su
capacidad de percepción de los hechos o de recordar ciertos incidentes, por su parcialidad fundada en la amistad,
parentesco, interés pecuniario, venganza, inmunidad, interés sexual o afectivo, visión del mundo, razones políticas,
miedo, identificación de alguna de las partes en razón de credo, raza o sexo, entre otras.
98 Normalmente los textos legales no contienen de manera expresa la posibilidad de confrontar o impugnar la
declaración de un testigo por omisión en relación a una declaración previa que no contiene los puntos tratados ahora
en juicio por el deponente. Así ocurre, por ejemplo, con el artículo 378 nº 6 del C.P.P., que se refiere solo a superar
contradicciones. Sin perjuicio de ello, podemos considerarla como una modalidad de la impugnación de una
declaración por inconsistencia con una declaración previa.

99
• ¿Sobre qué materias se puede confrontar?
De lo que se trata es de usar estratégicamente esta herramienta
para afectar la credibilidad del declarante y no como un acto
formal o purista. Por lo anterior, no se trata solo de identificar
omisiones, inconsistencias o contradicciones entre lo que hoy se
declara en juicio por un deponente y el contenido de una
declaración previa, sino focalizar esa actividad utilizando como
criterio de discriminación nuestra teoría del caso para así remitirnos
expresamente a aquellas situaciones en que existan inconsistencias
u omisiones que recaen sobre aspectos esenciales o de
importancia para el caso 99.

• ¿Cómo efectuar la impugnación utilizando una declaración


escrita previa?
Lo que se debe hacer es llevar al declarante a un punto en que la
inconsistencia u omisión queden de manifiesto ante el tribunal,
pero, en ningún caso, debemos dejar espacio para que el
deponente la justifique y la explique; por ello, es esencial no hacer
preguntas de más ni pedir explicaciones al deponente.

¿Qué no debemos hacer en una impugnación?

Establecer el punto de contradicción u omisión ante el tribunal y luego seguir


interrogando al declarante, como para que nos diga, por ejemplo, cuándo dijo
la verdad, ahora en el juicio o en su declaración previa, o que señale si ahora
está mintiendo. Tampoco se le debe pedir que nos diga por qué ahora le señala
al tribunal un hecho que no había mencionado en su declaración previa o se
refiere a él de una manera distinta de la que había utilizado en su declaración
previa. Cualquiera de esas preguntas puede llevar a que la impugnación pierda
toda importancia, pues el testigo puede proporcionar al tribunal una explicación
que resulte satisfactoria para los jueces y, en consecuencia, no estimen
afectada la credibilidad de su testimonio.

Nunca se debe preguntar por qué en una impugnación.

99 En igual sentido, ver FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 149.

100
2. Pasos para efectuar una impugnación con una declaración previa

Recomendamos seguir los siguientes pasos para efectuar la


impugnación. Se trata de ser eficientes en la tarea de impugnar al
testigo; por ello, deben seguirse todos y cada uno de los pasos
propuestos.

Primer paso: ratificar la declaración prestada en el juicio que queremos


impugnar.

El fiscal debe fijar en la mente de los jueces la parte de la declaración


prestada por el declarante en el juicio en su examen directo que quiere
impugnar. Para ello, recurrirá a preguntas sugestivas sobre el punto.

Segundo paso: acreditar ante el tribunal la existencia de una


declaración previa y su legitimidad.

Acto seguido, iniciaremos una serie de preguntas destinadas a


establecer, por una parte, que el deponente prestó una declaración
previa sobre los hechos materia del juicio y rodearemos de condiciones
de legitimidad a la referida declaración. Así, mediante preguntas
sugestivas, acreditaremos, ante el tribunal, que la declaración previa es
de aquellas que pueden utilizarse válidamente para impugnar al testigo;
que ella fue prestada en una fecha más cercana a la ocurrencia de los
hechos que han motivado el juicio que la que hoy se presenta ante el
tribunal oral; que ella fue leída y firmada por el deponente.

Se trata de validar la declaración previa sin perder de vista que lo


hacemos frente a un testigo, que si se da cuenta de que queremos
usarla en su contra hará todo lo posible para deslegitimarla; por ello, las
preguntas serán breves y solo las suficientes para que el tribunal sepa
que hay una declaración previa y que se generó en un contexto
razonable de legitimidad.

Tercer paso: tomar la declaración previa y solicitar autorización al


tribunal para su utilización.
Una vez que hemos acreditado ante el tribunal que existe una
declaración previa del deponente, tomaremos dicha declaración, que
obviamente tendremos en nuestro poder en el juicio, procederemos a
marcar con un resaltador o a subrayar la parte de ella que queremos
utilizar en la impugnación, y solicitaremos al tribunal autorización para
utilizar una declaración previa con el fin que corresponda; en este caso,
para hacer evidente una contradicción o para hacer ver una omisión.

Cuarto paso: exhibición a la contraparte de la declaración a utilizar

101
Una vez obtenida la autorización judicial, nos levantaremos de nuestro
asiento con la declaración previa debidamente marcada si se trata de
una inconsistencia o con el texto íntegro de la misma sin marcas o
subrayados si es que lo que pretendo demostrar es una omisión y se la
mostraremos a la contraparte 100. Esta solo podrá oponerse a la
actividad si considera que la declaración utilizada no es de aquellas
útiles o legítimas para tal propósito.

Quinto paso: ratificar con el deponente que la declaración utilizada es


su declaración previa.

Luego, aún de pie, nos dirigiremos hasta el declarante y le exhibiremos


la declaración previa; mediante algunas preguntas sugestivas,
procederemos a ratificar, ante el tribunal, que esa declaración que se le
exhibe ahora en el juicio es la declaración previa a la que él ya se
refirió.

Sexto paso: demostraremos la inconsistencia o la omisión mediante la


utilización de la declaración previa 101.

Ahora procederemos a utilizar la declaración previa para los efectos de


hacer evidente ante el tribunal la inconsistencia u omisión; para ello,
solo utilizaremos preguntas sugestivas y no permitiremos explicaciones
del deponente.

Como se trata de ser lo más efectivo y persuasivo posible en la


impugnación efectuada, en general, se recomienda que, al utilizar la
declaración previa, se solicite al propio deponente que lea aquella
parte que es contradictoria con su declaración prestada en juicio; así, el
tribunal escuchará de su propia voz algo distinto de lo que había
señalado minutos antes 102.

Una vez que el testigo termine la lectura, rápidamente pondremos


término al contraexamen o pasaremos a otro punto del mismo,
mediante una transición. No debemos permitir que el testigo explique o
se explaye más allá del texto que deba leer.

100 No corresponde exhibírsela al tribunal.


101 Algunos autores, como Fontanet, proponen una forma distinta de proceder, la cual no requiere necesariamente el uso
de la declaración previa, consiste en confrontar al testigo señalándole al litigante cuál es la inconsistencia entre su
actual declaración y la contenida en la declaración previa. Si el deponente acepta que eso es verdad, se le entiende
debidamente impugnado; si, por el contrario, da respuestas evasivas o niega la contradicción, se deberá proceder al
uso de la declaración previa. Esta forma de proceder puede tener una ventaja sobre la propuesta por nosotros, la cual
generaría, en caso de negarse el deponente a aceptar la contradicción u omisión, una segunda ratificación de lo ya
señalado en la audiencia, con lo que la confrontación con la declaración previa puede generar más impacto en el
tribunal, pero, por otra parte, el no presentar la materialidad de la declaración previa antes de la confrontación puede
ser un incentivo para el deponente para tender a defender su actual declaración haciendo perder, con ello, un poco
el control de la situación al litigante que lo impugna. Ver FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 151-152.
102 Algunos creen que, si el testigo ha sido muy hostil, debiera el propio abogado que impugna efectuar la lectura para así
evitar que el testigo tenga la tentación de seguir hablando una vez que haya culminado la lectura de la parte
marcada con la que se le impugnó.

102
En el caso de que lo que se pretenda es demostrar una omisión en la
declaración previa de hechos que formaron parte del testimonio del
declarante en la audiencia de juicio, el litigante se acercará al testigo,
le entregará su declaración previa y le solicitará que proceda a leerla
en voz baja y que, cuando encuentre aquella parte de la declaración
que se refiere al punto que él ha declarado hoy en juicio, nos avise para
hacer una lectura en voz alta. Obviamente, sabemos que ello no
ocurrirá nunca, pues la declaración previa no contiene esa información.

Como se dijo a propósito del contraexamen, lo importante es saber


detenerse a tiempo; solo debemos dejar en evidencia la contradicción
u omisión, no buscar explicaciones y menos reconocimientos por parte
del testigo de su equivocación, error o mentira. Las argumentaciones y
conclusiones que desprendemos de la omisión o contradicción no las
representaremos mediante preguntas al deponente, sino que se las
haremos saber al tribunal argumentativamente durante nuestro alegato
de cierre o clausura.

¿Cómo hacer una impugnación utilizando el testimonio de otro


declarante?
En este caso, deberemos interrogar al testigo fundamentalmente sobre
dos cosas: una, el hecho sobre el cual generaremos la inconsistencia u
omisión a fin de que lo ratifique ante el tribunal; y dos, sobre la existencia
de otro deponente que pueda dar cuenta de esos mismos hechos,
siempre y cuando el deponente tenga, efectivamente, conocimiento
sobre ello. Ese deponente es precisamente al que utilizaremos luego
para cerrar la confrontación y demostraremos al tribunal que posee una
mejor acreditación o que conoce mejor los hechos 103.

103 En el modelo propuesto por Fontanet, debemos llegar hasta el momento en que preguntamos al deponente sobre la
inconsistencia u omisión y éste la niega. Ver FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 154-155.

103
Demostración

Sobre lo visto en el apartado anterior, complete el siguiente esquema.

Lo invitamos a continuar con la lectura del siguiente tema.

2.2.2 Los peritos


A medida que los procesos penales se sofistican y avanza el conocimiento
científico, en particular la criminalística, las pericias han ido adquiriendo un grado
creciente de importancia en el proceso penal moderno. En efecto, la
acreditación de ciertos tipos de criminalidad se facilita cuando es posible recurrir
a pericias que abordan temáticas indispensables para poder acreditar la
imputación fiscal.

Un fiscal debe saber que contar con pericias emitidas con seriedad y
profesionalismo constituye una poderosa herramienta a la hora de generar
convicción en un tribunal sobre la ocurrencia de determinados hechos o el
entregar una explicación razonable de por qué esos hechos ocurrieron de la
forma en que plantea la fiscalía.

104
Activación

Estimado (a) fiscal, lo invitamos a desarrollar la siguiente actividad y compartir sus


respuestas con sus colegas fiscales.

1. ¿Qué cualidades debe tener un perito?

2. ¿Qué importancia tiene la acreditación del perito?


…………………………………………………………………………………………..
…………………………………………………………………………………………..
…………………………………………………………………………………………..

3. Sobre algunos de los aspectos a considerar en el interrogatorio al perito,


en relación a la pericia efectuada, complete el siguiente cuadro.

PUNTOS A TRATAR EN EL INTERROGATORIO

SOBRE EL OBJETO DE
LA PERICIA

SOBRE LOS
PROCEDIMIENTOS

REALIZADOS

105
Ahora, lo invitamos a revisar el apartado referido a los peritos.

Las pericias permiten al juez apreciar correctamente determinados hechos, que


por sus características o naturaleza no podrían valorar adecuadamente de
manera directa, por carecer de los conocimientos o experiencia necesaria para
apreciarlos debidamente. El juez es un lego frente a estos hechos que requieren
para su apreciación la opinión de un perito.

a. Concepto
Se trata de personas que concurren a declarar a la audiencia del juicio oral
por tener instrucción, conocimientos científicos o técnicos, destrezas y/o
experiencia calificada en una ciencia, técnica o arte determinado, que les
permiten emitir opiniones sobre materias de relevancia para la resolución del
juicio 104.

b. Consideraciones generales

b.11 Particularidad de los peritos como declarantes


• Los peritos no han percibido los hechos materia del juicio en forma
directa, sino que, por sus conocimientos, están en condiciones de emitir
sobre una evidencia material o una persona un juicio u opinión que le
permitirá al juez un mejor y cabal entendimiento de esos hechos en
particular.

• No existen peritos inhábiles. Cada parte podrá presentar informes


confeccionados por peritos de su confianza, los cuales deberán ser
citados a la audiencia del juicio oral para exponer sus conclusiones.
Será en la audiencia donde los peritos deberán demostrar que tienen la
experticia y conocimientos que se les suponen por quien los presenta.

• Los peritos, en términos generales, se rigen por todas las normas que
reglamentan la prueba de testigos, salvo en lo que se refiere a que su
actuación en el juicio oral se inicia con la exposición breve que deben
hacer, personalmente, de las conclusiones contenidas en su informe,
para luego pasar a ser interrogados por los litigantes.

b.12 ¿Cuándo procede la prueba pericial?


Como dice Fontanet, las pruebas periciales están limitadas únicamente a
aquellos casos donde ese conocimiento “especial” de un perito pueda ser
de ayuda al juzgador. En los casos donde las controversias y los hechos son
sencillos y el conocimiento especializado no ayuda a “entender mejor” los
aspectos importantes del caso, la prueba pericial será, entonces,
impertinente 105.

104 En igual sentido, el artículo 172 nº 1 del C.P.P.


105 Ver FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 208.

106
La función de un perito en juicio es fundamentalmente explicar a los
miembros del tribunal oral las pruebas científicas o especializadas que se
hayan efectuado y cuyas conclusiones se expondrán en el juicio, de manera
tal que el tribunal pueda comprender a cabalidad su sentido y alcance; o
analizar y explicar al tribunal aquellos hechos que, para su adecuada
compresión, requieren de la visión de un experto.

b.13 ¿Quiénes pueden ser peritos?


En materias de pericias, no solo tendrán el carácter de peritos las personas
que tengan formación académica, sino también aquellas que, por su
experiencia o habilidades en determinadas áreas, les permiten emitir
opiniones sobre cuestiones controvertidas en juicio. Obviamente, sus
opiniones deben fundarse en sus conocimientos, por lo que, si el perito
pretende opinar sobre materias que están fuera del área específica de su
experticia, las preguntas destinadas a buscar su opinión en esos puntos o sus
respuestas serán válidamente objetables por la contraparte, pues en
aquellas materias en que el perito deponga fuera de su experticia debe ser
tratado como un testigo y, como sabemos, los testigos deponen sobre
hechos y no emiten opiniones.

Lo recién dicho encuadra claramente en el caso de aquellos peritajes


solicitados por cualquier interviniente con el propósito de dar credibilidad o
explicar algunas proposiciones fácticas insertas en el relato que se quiere
presentar al tribunal. Pensemos en los peritajes del sitio del suceso, las
autopsias o exámenes corporales realizados a la víctima, los realizados
sobre los instrumentos utilizados para cometer el delito, los destinados a
acreditar la privación de razón del imputado, etcétera.

b.14 Perito y testigo experto


No se debe confundir al perito con aquel otro deponente que está en
condiciones de emitir un juicio u opinión sobre los hechos que ha percibido
por poseer conocimientos en alguna ciencia, arte u oficio, al que se refieren
los hechos por él percibidos. En este caso, estamos frente a un testigo y no a
un perito; lo que ocurre es que este testigo, por poseer estos conocimientos,
puede excepcionalmente, en aquella parte de los hechos que haya
percibido que se refieran a su conocimiento experto, emitir una opinión,
pero respecto del resto de los hechos solo puede deponer como cualquier
testigo. El código expresamente señala que a estas personas se les tratará
como testigos 106.

106 Artículo 172, nº 3 del C.P.P.

107
b.15 Selección del perito idóneo
La selección del perito idóneo para evacuar las pericias que hemos
determinado como indispensables para la acreditación de nuestra teoría
del caso en juicio supone no solo hacer consideraciones de carácter
académico o técnico a propósito de los estudios y conocimiento del perito,
sino que, fundamentalmente, centrarse en la búsqueda de un perito que
cumpla satisfactoriamente el área del conocimiento académico, pero que
ojalá resalte en la experiencia práctica respecto de los hechos sobre los que
le corresponderá deponer y emitir sus opiniones 107. A lo anterior debemos
agregar que la selección del perito, muchas veces, debe ser realizada con
un mayor grado de estrictez en relación al ámbito de su conocimiento,
debe ser lo más especifica posible 108.

Junto con las consideraciones referidas a su conocimiento académico y


experiencia práctica, deberemos considerar sus antecedentes personales,
su reputación o antecedentes profesionales, su capacidad y facilidad para
expresarse en público y explicar con términos simples sus ideas.

c. El interrogatorio o examen directo del perito

El interrogatorio de un perito se realiza siguiendo los siguientes pasos:


1. Exposición libre del perito de sus conclusiones
La declaración del perito, una vez individualizado y juramentado por el
tribunal, se inicia con su exposición de manera breve, libre y
espontánea sobre el procedimiento efectuado y las conclusiones
obtenidas 109.

El fiscal debe recomendar al perito que esta exposición sea breve y lo


más simple posible, para así entregar desde el inicio una explicación
sobre los hechos plausibles para el tribunal. Luego, durante el
interrogatorio de parte, se verán y explicarán en detalle los
procedimientos o métodos utilizados.

2. Interrogación por la parte


Luego, el Código Procesal Penal peruano exige que reconozcan el
documento que contiene su pericia para, inmediatamente, ser
interrogados sobre el contenido de la misma y principiar por quien lo
presenta.

107 Podemos señalar como ejemplo de lo dicho el optar por un perito médico, encargado de la atención de urgencia en
una posta pública, por sobre un perito perteneciente al staff de la más prestigiosa clínica privada o un prestigioso
académico, cuando lo debatido en el juicio se refiere a lesiones causadas utilizando elementos cortopunzantes.
108 Una vez más, habrá de distinguirse en el caso de peritos médicos, si se trata de cuestiones sobre las cuales pueda opinar
válidamente un médico general o si se requiere de la opinión de un especialista como un cardiólogo, ginecólogo,
traumatólogo etcétera. Igual situación enfrentaremos, en algunos casos, para delimitar las competencias de psicólogos
y de psiquiatras.
109 Art. 378, nº 5 del C.P.P.

108
• La acreditación
Esta labor es fundamental. Antes de proceder al interrogatorio directo
sobre el contenido del informe pericial, es necesario demostrar al
tribunal que, para una adecuada comprensión de ciertos hechos del
juicio, es necesario tener un conocimiento experto sobre los mismos y
que el sujeto que se encuentra frente a ellos en la audiencia tiene
dichos conocimientos, por lo que las opiniones y conclusiones que este
les presente son de gran importancia para resolver en forma adecuada
el caso. Solo una vez que hayamos cumplido este objetivo,
procederemos a interrogar al perito, pues, si hemos convencido de su
experticia al tribunal, este tendrá particular interés en escuchar sus
opiniones.

Ocuparemos, entonces, algunos minutos de nuestro interrogatorio con


el fin de que el perito dé cuenta al tribunal y a la contraparte por qué se
trata de una persona con conocimientos sobre la materia en que va a
deponer 110. Mostraremos, entonces, sus estudios, publicaciones,
investigaciones, su experiencia práctica en la materia del informe,
etcétera 111.

Para preparar esta acreditación del perito, deberemos reunirnos con él


a fin de recabar sus antecedentes personales, laborales y académicos,
y contar con un currículo actualizado.

Como decíamos al hablar de los testigos, un tribunal no solo requiere


que se le entregue información sino que, además, necesita saber quién
se la está proporcionando, y en este caso con mayor razón, pues, como
hemos dicho, se trata de un conocimiento del cual el tribunal carece,
por lo que requiere del conocimiento del perito para apreciar de
manera correcta ciertos hechos. Por eso, es indispensable demostrarle
al tribunal que el perito que le presentamos tiene esos conocimientos y,
por ello, el tribunal debe confiar en su juicio.

• El interrogatorio sobre la pericia efectuada


El fiscal que presenta al perito como prueba en juicio procederá a
formularle todas aquellas preguntas que juzgue pertinentes para
sustentar la conclusión contenida en su informe.

En esta tarea, es conveniente que el interrogador tenga presente que


debe lograr que las conclusiones y el procedimiento utilizado para
obtenerlas sean expresados por el perito en un lenguaje claro y sencillo,
que pueda ser claramente entendido por los miembros del tribunal.

110 FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 212 y 213, propone abarcar los siguientes puntos:1. Educación o adiestramiento;
2. Historial de empleo; 3. Actividades profesionales 4. Títulos; 5. Membresías en asociaciones o grupos de profesionales;
6. Publicaciones y presentaciones; 7. Honores y distinciones; y 8. Calificaciones previas como perito.
111 Esta última circunstancia puede ser muchas veces de mayor relevancia para el juzgador que los estudios que tenga el
perito.

109
Ordinariamente, como el perito declara sobre hechos que no percibió
directamente, se trabajará, en su interrogatorio, con preguntas que van
a adoptar la forma de hipótesis sobre las cuales estos [los peritos] emiten
una opinión 112. El perito, en cambio, no debiera directamente hacer
especulaciones o suponer hipótesis no contenidas en su informe.
El perito puede, para los efectos del interrogatorio, por disponerlo el
Código, consultar notas, documentos o publicaciones 113, 114.

Sin perjuicio de la existencia de normas en el C.P.P. que permiten la


lectura del informe pericial en juicio durante el interrogatorio del perito,
la parte que presenta esta prueba debe tener en consideración el
factor credibilidad, el cual le impone que sea el perito el que justifique
razonablemente el contenido y conclusiones del informe, pues si este no
fuera capaz de hacerlo, verá mermada seriamente su credibilidad,
independientemente de la existencia del informe escrito.

En un sistema acusatorio oral y adversarial, la prueba es la declaración


del perito en la audiencia, la cual puede ser complementada por el
informe mediante el refrescamiento de memoria, pero no reemplazada
por él.

• Puntos a tratar con el perito al interrogarlo sobre la pericia


efectuada
 Cómo se vincula el perito a la causa y cuál es el objeto de su
pericia

Informaremos al tribunal, a través de la declaración del perito,


sobre dos puntos de relevancia; el primero, cómo es que el
perito se relaciona con la causa en particular, cómo y quién le
hizo el encargo, etcétera; y el segundo, cuál es el objetivo
específico de su pericia, es decir, qué punto o puntos pretende
esclarecer o explicar.

 Los antecedentes sobre la base de los cuales trabajó y emitió


su dictamen

El perito debe señalar a los jueces cuáles son los insumos con los
que trabajó, por ejemplo, las muestras que se le enviaron,
cómo comprobó la cadena de custodia, etcétera.

 Los procedimientos realizados

Luego, deberemos interrogar al perito sobre la metodología


utilizada, cuáles son los protocolos seguidos para evacuar el

112 Así lo expresan BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 154.


113 Art. 378, nº 7 del C.P.P.
114 En general en las legislaciones comparadas, lo que ocurre es que si el perito olvida algún antecedente o detalle puede
ser objeto de refrescamiento de menoría.

110
informe, por qué esos y no otros, cuál es el grado de certeza de
las conclusiones expresadas en el informe. Así, por ejemplo, si se
trata de una pericia psiquiátrica, deberemos informar al tribunal
que, en función del objetivo de la pericia, los test apropiados
eran los que utilizó el perito, que estos se aplicaron conforme a
los protocolos reconocidos internacionalmente y por los pares
del perito; así, entonces, deberemos indicar al tribunal en
cuántas sesiones se aplicaron, cuánta duración tuvo cada una
de ellas, en qué condiciones se hizo la aplicación del test,
etcétera.

En la medida que acreditemos el estricto apego del perito a la


lex artis de su ciencia, las conclusiones obtenidas por este
estarán dotadas de mayor credibilidad y certeza.

 Resumen y ratificación de las conclusiones


Finalmente y siguiendo el ya conocido principio de la primacía
y lo más reciente, volveremos sobre las conclusiones
alcanzadas por el perito y la ratificación de las mismas por este
ante el tribunal. La diferencia con el hecho de que esas
conclusiones ya se habían señalado de manera general al
tribunal por el perito al iniciar su declaración, ahora lo hará con
todo detalle y, además, luego de que el tribunal conozca
todas las actividades, reglas y principios a través de la cuales el
perito las obtuvo, lo que permite al tribunal una mayor
comprensión de las mismas.

d. Recomendaciones generales para el interrogatorio de un perito

1. Orden temático
El interrogatorio de los peritos debe realizarse de manera temática
abordando el o los puntos objeto de su pericia. Para ello, es muy
importante el uso de titulares destinados a guiar al perito en su
exposición y al tribunal para que conozca las materias y el orden en que
declarará el experto.

Su interrogatorio es temático, pues el perito interviene, luego de


ocurridos los hechos, para ilustrarnos sobre uno o más puntos específicos
de información que requieren de su conocimiento experto para ser
analizados e interpretados correctamente.

2. La clarificación de conceptos complejos o desconocidos para la


generalidad de las personas
Probablemente una de las preocupaciones fundamentales de un fiscal,
al interrogar a un perito, es estar muy atento a sus respuestas, pues, si en
ellas el experto utiliza lenguaje técnico u otros términos difíciles de
entender, el fiscal deberá reaccionar de inmediato para efectuarle
preguntas destinadas a pedir que aclare dichas palabras.

111
El fiscal tendrá a la vista que no solo el público puede ser lego respecto
de la terminología usada por el perito, sino también el tribunal, lo que
puede originar que los jueces no entiendan correctamente lo que
señala el perito si es que no interviene él pidiendo al experto las
aclaraciones correspondientes.

3. Solicitar ejemplos simples


Otro elemento indispensable al interrogar a un perito es solicitarle que,
cuando lo expresado por él sea difícil de desentrañar
conceptualmente, lo grafique con ejemplos de la vida cotidiana que
permitan visualizar y entender de mejor manera lo que el perito ha
expresado.

e. El contraexamen del perito

Será en este momento del juicio cuando el perito presentado por alguno de
los litigantes deberá demostrar que tiene realmente la experticia que lo
habilita para emitir una conclusión sobre aspectos relevantes del juicio.
También deberá sortear con éxito las preguntas que le formule el abogado
de la parte contraria tratando de desvirtuar ya sea sus conclusiones o los
métodos empleados para obtenerlas.

e.1 Preparación del contraexamen


Es esencial, para realizar un adecuado contraexamen de un perito, por una
parte, haber verificado todos los comprobantes que acreditan su experticia;
y, por otra, que el fiscal estudie y analice, debidamente asesorado, muchas
veces por otro perito, no solo las conclusiones del informe, sino también los
procedimientos técnicos utilizados para obtener dichas conclusiones.

Debemos tener en consideración que la preparación de un contraexamen


de un perito obliga necesariamente al fiscal a adentrarse en los
conocimientos de la ciencia o arte que profesa el perito; debe manejar el
vocabulario y los lineamientos generales de esa ciencia, arte u oficio. A
veces, es del todo recomendable que el abogado se haga asesorar en la
preparación de su contraexamen por un perito que le entregue las líneas de
contraexamen más plausibles de intentar en juicio.

e.2 Objetivos del contraexamen de peritos


El contraexamen de un perito puede ir destinado a atacar la idoneidad del
perito para evacuar el informe, por ejemplo, por la falta de conocimiento
experto, interés; o puede atacar el contenido de su informe por falta de
imparcialidad, rigor técnico, precisión de sus conclusiones, etcétera.
Esbozaremos algunas de las líneas de contraexamen más recurridas y
eficaces:

• La experticia del perito

112
Se intentará demostrar por el litigante que quien es presentado como un
experto en una determinada materia, en realidad, no lo es, ya sea
porque no tiene los conocimientos que dice tener, o porque, teniendo
conocimientos sobre el tema, su experiencia práctica en la materia
específica sobre la cual recae el informe no es sustancial; su
conocimiento es eminentemente teórico.

En este caso, atacamos derechamente el perito antes que al contenido


de su informe pericial. Si se logra acreditar que no es un experto en el
área del conocimiento en que recae su pericia, entonces, su informe
debiera carecer de valor para el tribunal, pues no ha sido formulado por
quien tenga conocimientos especiales de los que carezca el tribunal,
como exige la prueba pericial.

• Las conclusiones que ha presentado el perito en la audiencia de juicio


Así, será posible, por ejemplo, sostener que esa opinión no es la única
que podría desprenderse de los hechos analizados, que ella no es
coherente con la lógica y el sentido común, que si bien puede
concluirse lo señalado por el perito, esa opinión no tiene un alto grado
de certeza, etcétera.

• Que el perito no es fiel a las reglas y principios de su ciencia


Atacaremos ahora la metodología utilizada por el experto para llegar a
sus conclusiones. Demostraremos que los procedimientos utilizados por el
perito no son los únicos para analizar los hechos, que existen otros
métodos que otorgan mayor certeza a las conclusiones que pudieren
obtenerse; si bien se utilizó el procedimiento adecuado, no se aplicó
como se debía, que de utilizar otro procedimiento se llega a una
conclusión diversa a la presentada por el perito en su informe, o señalar
las áreas en que la pericia es cuestionada o confrontada por otros
expertos en la misma ciencia o arte, etcétera.

• La remuneración u honorario del perito (interés)


Será un tema relevante, en algunos casos, la remuneración del perito
cuando esta escapa de la remuneración de mercado y es más
elevada. El mensaje implícito al tribunal, al demostrar que el perito
obtuvo una remuneración más alta que la que ordinariamente se paga
por una pericia de esa naturaleza, no está en la mayor experticia de
quien la evacuó, sino en el contenido de la pericia que se aparta de lo
que ordinariamente se obtendría en una situación de hecho similar.

113
e.3 Otras consideraciones generales del contrainterrogatorio
de peritos
• No discuta con el perito 115.
La idea, en el contrainterrogatorio, no es entrar en un conflicto o
discusión directa con el perito, pues es muy probable que, en ese
contexto, quien salga fortalecido sea el perito y no el fiscal que se vería
forzado a un debate en un contexto altamente adverso, no solo por los
conocimientos y lenguaje del perito, sino porque, además, esa actitud
puede ser valorada negativamente por el tribunal.

• La confiabilidad de una pericia puede requerir abordar múltiples temas.


Como vimos más arriba, el litigante puede aproximarse desde distintas
órbitas o puntos al tema. En efecto, al menos, podemos distinguir:
a. Los conocimientos y calificaciones del perito y eventualmente de su
equipo colaborador.
b. La ciencia, arte o técnica en que se basan sus conocimientos 116.
c. La calidad y estado de los instrumentos o máquinas utilizados por el
perito.
d. El cumplimiento de los protocolos o reglas para la realización de las
operaciones o procedimiento efectuados por el perito.
e. El grado de certeza de las conclusiones obtenidas.
f. La falta de imparcialidad del perito.

Esto está asociado ordinariamente al tema de las remuneraciones del


perito 117; a que este siempre preste testimonio a favor de determinada
parte; a la habitualidad con la que comparece en tribunales, lo que
hace presumir un oficio en ese sentido.

• La impugnación de un perito es amplia.


Para proceder a la impugnación de un perito, no solo podemos recurrir
al texto de su informe para verificar la existencia de inconsistencias u
omisiones con su declaración en juicio, o a sus antecedentes laborales y
personales, sino que, además, podemos recurrir a textos o documentos
donde se contengan las reglas, principios o procedimientos que él ha
utilizado para efectuar su pericia y podemos confrontar si su actuación
ha sido coherente o no con ellos.

115 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 226.


116 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 228 y 229, habla de la confiabilidad de la prueba pericial como tercer
mandamiento del contra examen de peritos.
117 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 232, propone abordar el tema de las remuneraciones en un triple sentido: a.- pago
por investigación; b.- pago por preparación de informe con conclusiones; y c.- pago por testificar en el tribunal.

114
Demostración

Estimado (a) fiscal, lo invitamos a desarrollar las siguientes actividades.

• Señale las ideas centrales de las siguientes técnicas de litigación oral.



• Sobre la siguiente consideración:

“La confiabilidad de una pericia puede requerir abordar múltiples temas”.

Redacte un comentario a partir de su experiencia profesional.

…………………………………………………………………………………………….

…………………………………………………………………………………………….

…………………………………………………………………………………………….

…………………………………………………………………………………………….

115
2.3 Las objeciones

Activación

Estimado (a) fiscal, antes de pasar al estudio de las objeciones, lo invitamos a


desarrollar el siguiente ejercicio.

1. Redacte una justificación para cada afirmación.

Objeciones

Las objeciones son una 


cuestión estratégica

Las objeciones 
permiten cautelar la
calidad de la
información que

perciben los jueces

2. Señale tres causales fundantes de una objeción.

…………………………………………………………………………………………………

…………………………………………………………………………………………………

…………………………………………………………………………………………………

Ahora, continuemos con el estudio de este apartado.

En la reglamentación de los juicios orales, los códigos deben incorporar alguna


herramienta para que los litigantes puedan cautelar que la información introducida a
los juicios orales sea de calidad, esto es, que sea admisible y pertinente, que
provenga de las fuentes de prueba y no de los abogados, que sea producto del
conocimiento del declarante sobre los hechos y no de un error, engaño o presión
que afecta al deponente. Para tales efectos, disponemos de las denominadas
objeciones.

116
Su función es precaver, entonces, que el juego de la litigación sea limpio y que no se
pretenda alterar las reglas de incorporación de la información al juicio oral, sea que
quien pretenda vulnerar esas reglas sean los litigantes, los declarantes o el propio
tribunal.

Para nosotros, el concepto de objeción es amplio, más allá de la simpatía o no que


pueda generar en los jueces esa expresión cuando se dirige en juicio en contra del
propio tribunal.

Se constituyen fundamental pero no exclusivamente en la perspectiva de la litigación


oral, en una limitación a la facultad de interrogar que tienen los litigantes. Una visión
reduccionista de esta institución la limita exclusivamente al control de las preguntas
de los litigantes, pero la verdad es que el proceso penal nos demuestra, día a día,
que las reglas del juego justo para incorporar evidencia válidamente al juicio pueden
ser vulneradas, por ejemplo, por un declarante que se refiere a información
inadmisible de ser llevada a juicio, también por un tribunal que excede las
atribuciones que la ley le concede para interrogar a un declarante o por un litigante
en sus alegatos.

a. Concepto
Desde una perspectiva amplia pero vinculada a la litigación oral, podemos decir
que son el procedimiento utilizado para oponerse a la presentación de evidencia
inadmisible, como también para objetar un comportamiento indebido durante el
juicio 118.

b. Importancia
Son un instrumento que permite a los litigantes intervenir en el juicio cada vez que se
alteren las reglas y principios que regulan la forma en que debe incorporarse
legítimamente una información al juicio para que el tribunal conozca mejor los
hechos.

Las normas sobre objeciones vienen a complementar las normas de exclusión


probatoria que rigen en la audiencia preparatoria; así se garantiza que el tribunal
conozca de información válidamente obtenida, pertinente a lo debatido e
incorporada sin sugestividad u otro vicio que afecte su calidad.

Desde la perspectiva de los declarantes, facilitan que su testimonio se entregue


libremente sin caer en errores o presiones propiciadas por los litigantes.

Conviene resaltar desde ya que el objetar o no una pregunta no es, como pudiere
pensarse, el solo ejercicio de una facultad procesal; por el cual el litigante frente a
una pregunta que se encuadre en una causal de objeción deba necesariamente
objetarla. Concebir las objeciones de esa manera sería un gran error; sostenemos
que el ejercicio de objetar preguntas es eminentemente estratégico. No ha de
bastar, para sostener una objeción, el que la pregunta formulada llene una hipótesis

118 Definición entregada por Sonsteng, Haydock, Boy, citado por FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 69.

117
legal de pregunta objetable, sino que, además y primordialmente, el que la pregunta
pueda generar una respuesta que pudiere afectar mi teoría del caso.

Las objeciones son una cuestión estratégica y no solo el ejercicio de una facultad
procesal.

c. Facultades de oficio del tribunal


Algunos autores consideran, en el campo de las objeciones, que si bien son, en
principio, resorte de la actividad de los litigantes, sería posible reconocer algunos
ámbitos en que el tribunal oral podría tener ciertas atribuciones destinadas a impedir
de oficio que prosperen ciertas preguntas formuladas por los litigantes.

La verdad es que, en este caso, estamos hablando de ciertas facultades de


dirección del debate que el Código encomienda al tribunal 119, pero no a la
formulación de objeciones propiamente tales, las cuales son privativas de los
litigantes y que requieren, como vimos, no solo la configuración de una causal legal,
sino la concurrencia de un componente estratégico, cuál es la afectación con la
pregunta formulada de la teoría del caso del litigante.

d. Preguntas objetables
Para estos efectos, en la doctrina, se distinguen variadas clases
de preguntas que pueden dar origen a una objeción. No todas
ellas están expresamente reconocidas en la legislación procesal
penal; sin embargo, muchas de ellas son reconducibles a la
categoría legal de capciosas, a la cual, entonces, recurriremos
si el tribunal exige, al fundamentarlas, que se haga en una
causal legal.

Analizaremos brevemente algunas de las causales más reconocidas como fundantes


de una objeción.

1. Las preguntas impertinentes


Se trata de aquellas preguntas que se formulan sobre materias que no guardan
relación con lo debatido en el juicio; al decir de la Real Academia de la Lengua, una
pregunta que no viene al caso 120.

La pertinencia o impertinencia de las preguntas está determinada, por un lado, por


las versiones de hechos sostenidas por cada parte, y por otro, por la naturaleza de las
pruebas presentadas. Así, por ejemplo, será impertinente la pregunta formulada a un
testigo sobre los hechos del caso si este fue presentado como testigo de conducta
del imputado.

119 Ver, a modo ejemplar, el artículo 376 nº 3 del C.P.P., que permite al tribunal de oficio declarar inadmisible las preguntas
prohibidas por el Código.
120 Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, 2001.

118
2. Las preguntas capciosas o engañosas 121
Son aquellas formuladas en términos tales que inducen a error o engaño al testigo o
perito, y favorecen, con ello, a la parte que las formula, pues la respuesta estará
fundada no necesariamente en lo que realmente sabe el declarante, sino en el error
o engaño que se le ha provocado.

Esta causal de objeción pretende resguardar la calidad de la información que el


tribunal pueda recoger de una declaración. En efecto, la información
proporcionada por un declarante en juicio debe provenir de su entendimiento cabal
de la pregunta formulada a fin de proporcionar al tribunal una respuesta que
contenga todos los antecedentes de hecho relacionados con la pregunta.
Esta causal de objeción es muy importante, pues, en aquellos casos en que estemos
en presencia de un tribunal que solo acoja aquellas objeciones que están
expresamente enumeradas por el legislador, a ella podremos reconducir una serie de
causales de objeción reconocidas por la doctrina y derecho internacional, pero que
no están recogidas de manera expresa por nuestro legislador. Así por ejemplo, están
las preguntas reiterativas, las compuestas, las que tergiversan la prueba o las de
opinión cuando se trata de un testigo.

Las preguntas capciosas engloban la mayoría de aquellas causales de objeción


doctrinaria no reconocidas expresamente en la legislación peruana.

3. Las preguntas sugestivas


Se trata de aquellas preguntas formuladas en términos tales que, en el texto de ellas,
va contenida la respuesta a la misma. Llevan implícita la respuesta buscada por el
interrogador. Al decir de algunos, más que estar frente a una pregunta, nos
encontramos frente a una afirmación de hechos, formulada por el interrogador, que
busca ser confirmada por el destinatario de la “pregunta”.

Veamos un ejemplo:

Ejemplo

Fiscal: ¿Usted estaba en la casa de Juan cuando ocurrió el asesinato, no es


cierto?
Testigo: Sí.
Fiscal: ¿En ese momento fue cuando usted vio al acusado con un cuchillo en la
mano, verdad?
Testigo: Sí.
Fiscal: ¿Y luego, con ese cuchillo, se abalanzó contra María, cierto?
Testigo: Sí.
Fiscal: ¿Y se lo clavó varias veces en el pecho, no es así?
Testigo: Sí.
Fiscal: ¿Para luego huir corriendo del lugar?
Testigo: Sí.

121 Artículo 376, nº 2 letra d del C.P.P.

119
Es precisamente por contener la información buscada en el cuerpo de la pregunta
que son objetables. Rompen una regla básica del juego justo entre los litigantes, la
cual es que la información que un declarante proporcione al tribunal sobre los
hechos, en un examen directo, debe provenir de su conocimiento sobre el mismo y
no de pistas o antecedentes proporcionados por quien le interroga.

El problema central de las preguntas sugestivas es que el juzgador no tiene


herramientas que le permitan discernir con certeza si la respuesta dada por el
declarante proviene de su real conocimiento de los hechos o de la intervención del
abogado al formular la pregunta.

La respuesta de un declarante a una pregunta sugestiva nos deja en duda si


efectivamente conoce los hechos sobre los que depone.

Sobre la sugestividad, debemos señalar tres cuestiones relevantes:

i. ¿Las preguntas sugestivas son objetables tanto en el interrogatorio (examen


directo) como en el contrainterrogatorio (contraexamen)?

Este tipo de preguntas están vedadas durante el examen directo, porque lo que se
pretende mediante el juicio es la obtención de información relevante para el mismo,
que provenga del testimonio de un declarante y no de la actuación o intervención
del abogado.

El temor del legislador es evidente en el caso de uso de preguntas sugestivas en un


examen directo. Se trata de un declarante interrogado por el abogado que lo
presenta, por lo que no es difícil suponer e incluso afirmar que, si el testigo escucha
algún antecedente en la pregunta que él desconoce o le es dudoso pero que el
abogado está aseverando al formular la interrogación, sea por la entonación que
está utilizando o porque al final de la pregunta utiliza palabras como “no es verdad”
o “no es cierto”, el declarante siempre tendrá la tendencia a confirmar tal
antecedente.

En cambio, en el contraexamen, las preguntas sugestivas no representan riesgo de


incorporación de información que no provenga del real conocimiento de los hechos
que tenga el declarante. En efecto, nos encontraremos con un testigo que ya ha
prestado declaración y que, por ende, ya manifestó su versión de los hechos y que su
actitud natural frente al abogado contraexaminador será la de no confiar en él o, al
menos, no como en el abogado que lo presentó. Además, frente a las preguntas
formuladas por el contraexaminador, su actitud natural será la de defender y justificar
la versión de hechos que ya declaró ante el tribual en su examen directo.

En un contraexamen, no existe incentivo alguno para que el declarante acepte


información que no comparte por el solo hecho de estar contenida en la pregunta
sugestiva que se le formula.

120
ii. Los denominados testigos hostiles 122

Nos encontramos frente al caso de aquellos deponentes que conocen información


relevante para el caso, pero que no serán presentados por la parte con la que
guardan mayor empatía, sino por la contraria. En nuestro caso, el fiscal se encuentra
con un testigo que posee información relevante para su teoría del caso, pero
simpatiza con la versión de la contraparte; además, no ha sido presentado al juicio
por la defensa. La fiscalía se ve en la obligación de presentarlo pese a que sabe que
es hostil al planteamiento de la acusación. Un ejemplo típico será el de un integrante
de una pandilla en que algunos de sus miembros han cometido un ilícito y él ha sido
citado por el fiscal para declarar en contra de ellos.

El problema que se genera desde la perspectiva de la litigación es que, conforme a


sus reglas, estos testigos debieran ser interrogados por quienes los presentan de
acuerdo a las reglas de un interrogatorio o examen directo, esto es, utilizando
preguntas abiertas. Ello hará prácticamente imposible llegar a la información
buscada, pues el testigo, ante cualquier pregunta, obviará la respuesta buscada y
reiterará la posición de su simpatía.

Se hace necesario que el tribunal que escucha el interrogatorio sea receptivo al


planteamiento de la parte de poder tratar a este testigo propio en la lógica de un
testigo hostil a sus planteamiento y, por lo mismo, interrogarlo utilizando las reglas del
contraexamen, es decir, fundamentalmente preguntas sugestivas, que permitan
rápidamente ir al punto de interés para la teoría del caso del contraexaminador. Se
evita, con ello, que el interrogado, aprovechándose de la naturaleza de las
preguntas empleadas, pueda evadir fácilmente el referirse a la temática o materia
que el abogado desea plantear ante el tribunal.

Obviamente, el carácter de testigo hostil deberá acreditarse ante el tribunal por una
parte demostrando que se trata en abstracto de un testigo de la contraria o de una
persona que no comparte la teoría del caso de quien lo presenta y con la
constatación por el tribunal de que el testigo asume de hecho en el interrogatorio
una actitud hostil frente a quien lo interroga directamente.

iii. Otras formas de sugestividad que deben ser controladas

La actitud o actividad sugestiva que puede adoptar un litigante no se agota en la


mera formulación de sus preguntas al dirigir un interrogatorio. Existen otras formas de
sugestividad a las que un litigante debe estar atento para solicitar la intervención del
tribunal, mediante la formulación de una incidencia por sugestividad, y cautelar la
calidad de la información generada en el juicio.

Una manifestación de sugestividad ocurre cuando los litigantes, junto con la


declaración del deponente, utilizan otros medios de prueba como fotografías, videos
u otros medios de reproducción de la imagen o el sonido.

122 Ver, por ejemplo, FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 18.

121
Frecuentemente nos vamos a encontrar con que al declarante, antes de que se le
consulte acerca de las materias sobre las cuales deba deponer, se le exhiban
fotografías que contienen precisamente la información que debiera provenir del
declarante. Pensemos en un policía que va a describir el sitio del suceso y, para tales
efectos, el fiscal que lo interroga le exhibe fotografías del mismo antes de que el
policía haya descrito el sitio en cuestión. Evidentemente, ello es sugestivo, pues el
policía podría, en el extremo, no conocer el sitio del suceso y describirlo en su
declaración conforme a lo que observe en las fotografías 123.
Lo correcto será exigir al tribunal, mediante la formulación de una incidencia por
sugestividad, que el declarante se refiera previamente a los hechos para luego
exhibirle las fotografías y verificar si corresponden a lo que declaró.

Este método permite que lo exhibido (foto, objeto, video, etcétera) sirva como un
medio de control y de credibilidad de la declaración.

4. Preguntas repetitivas 124


Entendemos por tales aquellas preguntas que recaen sobre un punto de hecho
respecto del cual el testigo ya ha dado una respuesta suficientemente clara. Lo que
se busca con ella es inducir a un error al testigo, buscando que modifique lo que ya
ha declarado para luego hacer presente esta situación al tribunal.

Un requisito que impone la lógica, para hacer valer esta objeción, es que ella opera
respecto de un mismo interrogador y no si se trata de la contraparte, pues la
contraparte puede querer volver a referirse a un punto para abordarlo desde una
perspectiva diferente o para iniciar la técnica de impugnación con una declaración
previa.

5. Las preguntas de opinión o conclusivas


En términos generales, se entiende que la declaración de los testigos tiene por
finalidad hacer una relación de hechos al tribunal, los cuales han percibido
directamente por sus sentidos o han conocido a través del dicho de otros; entonces,
resulta que sus opiniones o conclusiones son irrelevantes en el juicio.

Lo dicho constituye la regla general respecto de un declarante, pues la opiniones


que puedan tener no son relevantes probatoriamente; además, no necesariamente
tienen un sustento fáctico demostrable, es decir, son muy variables de una persona a
otra. Esto es precisamente lo que hace que el legislador las haya proscrito en general
de los juicios, ya que no aportan información de calidad y verificable.

Distinto es el caso de los peritos, en que precisamente lo que interesa es que se


pronuncien sobre las conclusiones del informe; también es el caso de los testigos
expertos, ya que, dadas sus características personales o experiencia laboral, les
habilita especialmente para emitir un juicio sobre aquellas materias que pudieron
apreciar precisamente gracias a sus conocimientos especiales.

123 Lo mismo ocurre en el caso de los facultativos médicos que describen sus operaciones médicas con videos o
fotografías o de aquel testigo que describe un objeto después de que este se le ha exhibido en el juicio.
124 Artículo 376, nº 2 letra d, del C.P.P.

122
6. Las preguntas que tergiversan la prueba rendida
Son aquellas que se formulan bajo supuestos fácticos distintos a los que se han
introducido al juicio oral o al tenor de la declaración prestada por el deponente
hasta ese momento 125. Existe acá la intención de engañar al testigo, pues parte de la
pregunta se construye con información que altera la prueba rendida hasta ese
momento. Veamos un ejemplo al respecto:

Ejemplo

Se interroga al dueño de una armería sobre el asalto al local de su propiedad.

Fiscal: ¿Y qué pasó después?

Testigo: Bueno, el tipo se dirigió hacia mí, que estaba en la caja registradora y me
apuntó con un arma.

Fiscal: Díganos, ¿pudo ver usted el arma?

Testigo: Sí, claro, el sujeto llevaba en su mano derecha un revólver y con él me


apuntó a la cabeza, diciéndome que le pasara todo el dinero de la caja
registradora.

Fiscal: Y díganos, ¿usted podría describir esa pistola?

Testigo: ¿???

Si el testigo respondiera, acogiendo lo planteado en la pregunta, luego, en el


alegato de clausura, el fiscal podría señalar que el testigo no tenía claridad sobre lo
que vio, pues confundió una pistola con un revólver, lo que en su caso no es
aceptable pues se trata del dueño de una armería que está familiarizado, por su giro
comercial, con todo tipo de armas de fuego.

7. Las preguntas formuladas en forma ambigua, confusa


Se trata de una objeción que busca cautelar que el testigo tenga una cabal
comprensión y entendimiento de la pregunta que se le formula para que no incurra
en un error al contestar, derivada del erróneo entendimiento del sentido o contenido
de la interrogación. El deponente puede terminar contestando la pregunta de una
manera equívoca no por su desconocimiento de los hechos, sino por el erróneo
entendimiento de la pregunta. Es asimilable a la categoría legal de capciosa.

A continuación, presentamos un ejemplo:

125 Por ejemplo, la forma, el sentido, el contexto, las condiciones de ocurrencia de un hecho o los detalles relevantes del
mismo, etcétera.

123
Ejemplo

Interrogador: Señorita Pérez, ¿usted conoce al imputado?

Testigo: Sí.

Interrogador: ¿Por qué?

Testigo: Porque éramos compañeros de trabajo y....

Interrogador: ¿Y qué más?

Testigo: Bueno, vecinos también.

Interrogador: ¿Algo más, señorita?

Testigo: ¡Ah!, bueno, fuimos novios un tiempo.

Interrogador: ¿Cuánto tiempo?

Testigo: Como siete meses.

Interrogador: ¿No integró usted el mismo equipo deportivo que él en la


universidad?

Testigo: Verdad, es cierto.

Interrogador: Señorita, ¿no es posible, entonces, que dada esa relación suya con el
imputado, haya llevado a este a tomar una actitud diferente con la víctima?

Testigo: ¿…? ¿A qué relación se refiere, abogado?

8. Las preguntas compuestas


Son aquellas interrogaciones que contienen, en su estructura, más de una pregunta.
Ellas pueden generar confusión al testigo, impedirle contestar directamente o
provocar que no quede claro al tribunal a cuál de las preguntas comprendidas en la
interrogación se refiere la respuesta dada. Estas preguntas pueden reconducirse a las
capciosas o engañosas.

9. Las preguntas o la actitud coactiva


Se trata de dos cuestiones diversas, por una parte, aquellas interrogaciones que se
realizan de manera tal que infunden temor al destinatario de la misma o cuyo
contenido puede ser interpretado como amenazador para el deponente. Sería el
caso de quien, contrainterrogando a un testigo, reitera, antes de formular una
pregunta, la advertencia al testigo de que está bajo juramento y que mentir es
constitutivo del delito de falso testimonio.
Por otro lado, la coactividad puede no estar expresada en el contenido de las
preguntas dirigidas al deponente, sino en la actitud física adoptada por el abogado
o por la entonación utilizada al formular la interrogación. Así, si un abogado utiliza un
tono agresivo, más allá de lo que pudiere aceptarse en un contraexamen o
físicamente se acerca de tal modo a los deponentes que pudiere intimidarlos con su
presencia, claramente estamos en un caso en que podría objetarse la pregunta. El
tono o la actitud asumida por el interrogador estarían afectando la libertad con la
que debe contestar el deponente.

124
e. Otras hipótesis de posibles objeciones

Algunos autores sostienen que la posibilidad de objetar no se agota en la posibilidad


de poder oponerse a las preguntas formuladas por los otros litigantes, sino que su
utilización debe ampliarse a todos aquellos campos en que se pongan en riesgo las
reglas de juego justo que suponen que la información que el tribunal debe utilizar
para resolver el conflicto proviene de la actividad de los litigantes, y no del tribunal y
que dicha información debe ser legítima, es decir, obtenida de manera legal y sin
vulneración de garantías constitucionales.
Es posible, entonces, enunciar otras actividades del juicio en que podría debatirse la
procedencia de las objeciones, entre otros:

• Cuando el tribunal excede la atribución, excepcional, de formular preguntas


destinadas a llenar vacíos en las declaraciones 126
Creemos que los jueces no debieran, en principio, utilizar esta atribución legal, toda
vez que, con ella, pueden entorpecer y afectar seriamente la estrategia de
presentación de la evidencia de los litigantes, pero que, si determinan hacer uso de
ella, deben hacerlo con la mayor prudencia posible, pues, normalmente lejos de
realizar preguntas aclaratorias, lo que hacen los jueces es recabar información sobre
aquello que alguno de los operadores no preguntó; subsidian, con ello, la actividad
de algunos de los litigantes y ponen en juego su imparcialidad. Además, afectan las
lógicas del sistema adversarial, que supone que la información proviene de la
actividad de los litigantes en juicio y no del tribunal, que, frente a la tarea de
generación de información para resolver el caso, tiene un rol pasivo.

• Objeciones a los alegatos o alegaciones de las partes


Los alegatos o alegaciones formulados por los litigantes durante el curso del juicio, si
bien en principio quedan entregados en su contenido a la voluntad y decisión de
cada litigante, es posible sostener que existen ciertas limitantes para los litigantes al
construir sus argumentaciones, pues ellas no podrán referirse a hechos inadmisibles o
absolutamente impertinentes en el juicio. Así ocurriría si un litigante se refiriera en el
juicio a los términos de una negociación fracasada con la contraparte referida al
mismo caso que se litiga.

• La objeción a la objeción o a su fundamentación 127


El ejercicio de la facultad de objetar se rige obviamente por las exigencias de una
litigación de buena fe, en la que se presume que quien objeta lo hace porque en
derecho corresponde la objeción y porque, además, desde la perspectiva de la
protección y defensa de su teoría del caso, ella es procedente. Sin embargo, no es
posible eludir que un porcentaje no despreciable de los litigantes no actuará
necesariamente conforme a esas lógicas.

126 Ver Artículo 375, nº 4 del C.P.P.


127 FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 114 y 115, señala otros casos, entre ellos, el objetar a quien lo hace solo porque
conoce el carácter irritable y la falta de control de su contraparte.

125
Un caso típico de esta situación son las objeciones que se promueven con el fin de
interrumpir un examen o un contraexamen que se ha desarrollado fluida y
correctamente, y ha permitido a quien lo realiza ir alcanzando todos sus objetivos.
Frente a una objeción formulada rompiendo las reglas de buena fe, pues de manera
manifiesta no tiene fundamento, debemos, al evacuar el traslado que se nos
confiera, protestar u objetar por la actitud de la contraparte, y dejar claro al tribunal
que lo que se pretende es romper el ritmo y efectos que estaba generando nuestra
actividad probatoria 128 distrayendo al tribunal y haciéndolo perder concentración
por tener que abocarse al conocimiento y resolución de la objeción.

f. Tramitación de las objeciones y recomendaciones finales

• Tramitación incidental
Las objeciones no son sino un incidente dentro del juicio, por lo que deben tramitarse
como ellos; es decir, se debe formular la objeción. El juez o el presidente de la sala, si
el tribunal es colegiado, deben dar traslado de ella a la contraparte, y evacuado el
traslado si el tribunal tiene antecedentes suficiente para resolver, dictará su veredicto
respecto de si acoge o rechaza la objeción formulada, cuestión del todo gravitante
para determinar si la pregunta formulada debe o no ser contestada por el testigo.

¿Siempre debemos solicitar el traslado y defender nuestras preguntas?

Sin perjuicio de que lo dicho más arriba constituye la tramitación ordinaria a la que
debe someterse una objeción, ella puede ser alterada según la actitud que asuma la
parte en contra de quien se formula la objeción.

Nunca debemos olvidar que la objeción se genera en el contexto de un


interrogatorio o un contrainterrogatorio en el cual el litigante busca alcanzar
objetivos claros y determinados, los cuales requieren de la máxima atención del
tribunal. Una objeción siempre significará alterar esa concentración del tribunal para
distraerlo en la resolución de la objeción, ello con el riesgo de que parte de la
información relevante que se estaba levantando con las interrogaciones pueda
perderse o minimizarse por el tribunal, al tener que focalizarse en la resolución de la
objeción.

De lo dicho se desprende una vez más, como ya se dijo, que el tema de objetar es
una decisión estratégica, asociada, de manera directa a la afectación o no, con la
pregunta, de la teoría del caso del litigante que formula la objeción. Pero también es
un hecho cierto que quien recibe la objeción debe adoptar una decisión estratégica
en torno a cómo reaccionar frente a la pregunta objetada. Así, un litigante podrá
por ejemplo, retirar o reformular la pregunta objetada, inmediatamente luego de
formulada la objeción; acortando, con ello, la duración del debate del incidente

128 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 112.

126
formulado. Procederá de esta forma el fiscal si la pregunta que formuló era
claramente objetable y considera que puede preguntar sobre la misma información
de una manera distinta.

Ejemplo

a) Fiscal (contrainterrogando): Señor Pérez, ¿cómo usted conocía a los


implicados en el hecho, estaba usted en la casa de la víctima y vio cuando el
imputado lo apuñaló, no es cierto?

Contraparte: Objeción, su señoría, la pregunta es compuesta y sugestiva.

Fiscal: Su señoría, reformulo la pregunta.

Tribunal: Proceda, abogado.

Fiscal: Señor Pérez, ¿no es verdad que usted conocía al imputado?

Testigo: Sí.

Fiscal: ¿Y también conocía a la víctima?

Testigo: Sí.

Fiscal: ¿Y por eso usted estaba ese día en la casa de la víctima?

Testigo: Efectivamente.

b) Fiscal: (Interrogando directamente) Señor Martínez, fue entonces cuando


usted vio que el señor González apuñalaba a María?

Defensa: Objeción, su señoría, la pregunta es claramente sugestiva.

Fiscal: Retiro la pregunta.

Interrogador: Señor Martínez, ¿qué ocurrió entonces?

Testigo: El acusado, el señor González, se abalanzó contra la pobre señora


María y la apuñaló.

Pese a lo dicho, existen casos en que el litigante debe necesariamente defender su


pregunta y entrar en el debate del incidente generado por la objeción , aun a costa
de perder parte de la concentración del tribunal y afectar la fluidez del testimonio
del declarante.

Defienda su pregunta si así lo exige su teoría del caso.

127
En este caso, si hecha la evaluación de si la pregunta
formulada es objetable y si es posible preguntar sobre
esos hechos de una manera diferente, la conclusión del
fiscal es negativa, entonces, deberá evacuar el
traslado conferido entregando al tribunal
argumentativamente todos los antecedentes que a
nuestro juicio hacen que la objeción deba ser
rechazada.

• La objeción debe plantearse en forma oportuna.


El litigante que formula la objeción debe hacerlo una vez que se ha formulado la
interrogación, pero antes de que esta sea contestada por el deponente, pues, de lo
contrario, el efecto de protección de la calidad de la información y de las reglas de
juego justo ya se habrá perdido.

No todos los autores plantean que la objeción deba necesariamente deducirse una
vez que la pregunta se ha formulado íntegramente, sino que es posible incluso
hacerlo antes de que se termine de formular, cuando, por su estructura o contenido,
aparezca como inadmisible 129. Se señala que, a veces, el esperar que se explicite el
contenido íntegro de la pregunta para formular la objeción hará ilusoria a la misma.

• Plantee con claridad, precisión y con fundamento su objeción al tribunal.


Debemos plantear nuestras objeciones en un tono claramente audible para el juez y
el declarante, de manera clara y precisa, sin generar dudas en el tribunal de cuál es
nuestro planteamiento.

En general, los tribunales no exigen la cita de una norma legal, sino la causal de la
objeción y, si consideran dudoso el punto, exigen la fundamentación de la causal. 130
No debemos olvidar que, si estamos ante un juez o jueces que solo aceptan causales
expresamente contempladas en la ley, deberemos reconducir las hipótesis
doctrinarias a alguna legal, normalmente a la causal de pregunta capciosa.

La objeción es una incidencia que se plantea al tribunal, no a la contraparte, por lo


que, al formularla, nos dirigiremos directamente al tribunal y no nos dirigiremos ni
enfrascaremos en una discusión con la contraparte 131.

129 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 71.


130 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 83.
131 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 74.

128
Ejemplo

Defensa (examinando directamente): Señora Espinoza, ¿no es verdad que usted vio
a la víctima insultar al imputado?

Fiscal: Su Señoría, objeción.

Defensa: La pregunta es correcta, señoría.

Tribunal: Fundamento, señor fiscal.

Fiscal: La pregunta de la defensa es sugestiva.

Tribunal: Ha lugar a la objeción.

Especial atención se debe poner a la causal de objeción planteada, pues un error en


la causal puede derivar en el rechazo de la objeción por el tribunal pese a que la
pregunta era objetable, pero por una causal distinta a la invocada por el litigante; los
tribunales deben pronunciarse en concreto sobre las solicitudes de las partes.

• Anticipe las posibles objeciones y prepare sus argumentos 132.


No siempre seremos nosotros los que objetaremos, sino que, muchas veces, las
objeciones se dirigirán en nuestra contra y debemos estar preparados para ello. Un
buen fiscal debe estudiar y conocer a cabalidad su caso y la evidencia que lo
sustenta y haber identificado, previo al juicio, respecto de qué evidencia o a
propósito de qué temáticas que abordará en el juicio es posible anticipar que la
contraria formulará una objeción.

A fin de anticipar los posibles puntos de objeción, ya sea a plantear o que


recibiremos al presentar nuestra prueba y cuál puede ser el nivel de
contradictoriedad que ello pueda significar, se hace necesario no solo conocer a
cabalidad y con el máximo de detalle nuestro caso y el de la contraria, sino también
conocer a nuestra contraparte 133. En efecto, todos los abogados tienen ciertos
patrones de conducta que recurrentemente repiten en los juicios en que intervienen;
sus capacidades y conocimientos son medibles y tienen un mayor o menor grado de
prestigio ante los tribunales que litigan y el resto de sus pares por sus conductas y
prácticas 134.

• Cualquiera que sea el resultado de la objeción, repita o pida que se repita la


pregunta si es que la objeción fue objeto de un debate prolongado.

132 FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 87-89.


133 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 95.
134 No todos los abogados manejan la técnica de las objeciones con igual grado de agudeza y conocimiento. Existen
algunos que siempre transitan en el límite de lo permitido, otros que son buenos argumentadores a la hora de plantear
objeciones o defender sus preguntas, etcétera.

129
Para que la información fluya de la mejor manera posible, siempre es recomendable
que la información se presente de manera ininterrumpida; es decir, a continuación
de una pregunta viene la contestación. Si se ha interpuesto una objeción y ello ha
derivado en un debate entre las partes sobre su procedencia, una vez que el tribunal
se pronuncie sobre ella acogiéndola o desechándola, deberemos repetir la pregunta
a nuestro testigo o pedir que la contraria repita la pregunta que había formulado, si
se desecha la objeción, de manera que no quede duda alguna ni en el testigo ni en
el tribunal cuáles son los términos de la pregunta formulada 135.

Estimado (a) fiscal, lo invitamos a continuar con el estudio de otras herramientas de litigación oral
en juicio.

2.4 La prueba material

En nuestros días, la información es entregada por diversos modos, los cuales privilegian lo
visual por sobre otras formas de comunicación, o mejor aún una combinación de lo
auditivo y lo visual por sobre la escrituración. Las pruebas visuales son importantes para
presentar información de una manera más atractiva y fácil de retener, y también para
destacar y resumir información que ya fue presentada por otro medio.

Una imagen vale más que mil palabras.

Cuando hablamos de evidencia material, nos estamos refiriendo fundamentalmente a los


objetos, a los documentos y a otros medios de acreditación, como, por ejemplo, las
películas, las fotografías, los videos, audios, etcétera.

En relación al rol del abogado, debemos señalar que los litigantes deben aprender a utilizar
estos medios materiales para hacer más intensos y dramáticos sus interrogatorios. Además,
es necesario que el abogado maneje la técnica destinada a fundamentar o justificar su
utilización.

a. Problema de las evidencias materiales


Las evidencias materiales, en particular los objetos, presentan un problema: por sí mismas
no nos aportan necesariamente información relevante o, dicho de otro modo, son neutras.
En efecto, la información que de ella el litigante desea extraer no se desprende
normalmente de manera directa del objeto que se acompaña al juicio, sino del contenido
de los testimonios de quienes al ser interrogados se refieren a ese objeto, conectándolo ya
sea con el sitio del suceso o con alguna acción o acontecimiento relevante del caso.

Las evidencias materiales deben presentarse, en la perspectiva de ser más persuasivos,


durante el testimonio de uno o más declarantes elegidos al efecto por el fiscal, a fin de que
estos informen al tribunal sobre el origen del objeto, su cadena de custodia y sobre los
sucesos del caso en que ellos cumplieron algún rol.
En principio, no existe ninguna razón, desde la perspectiva del tribunal, para que este
acepte que se incorpore una evidencia material directamente a través de los dichos del

135 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 132.

130
litigante que la presenta, pues el tribunal puede perfectamente desconfiar de la veracidad
de lo que el abogado le señala respecto del origen, custodia e información de la que da
cuenta la evidencia material. Además, no debemos olvidar que el litigante, en nuestro
caso fiscal, no es un medio de prueba, por lo que sus dichos sobre la evidencia material no
tienen valor probatorio.

Baytelman y Duce señalan que la incorporación de las evidencias materiales al juicio


generan una tensión entre dos lógicas: la de desconfianza, en el sentido de que el tribunal
no tiene por qué creer lo que la parte señale que un objeto o documento es o sobre su
origen. Lo que exige que la prueba material deba ser acreditada, es decir, que para
incorporarla válidamente al juicio, por regla general, un declarante debe señalarle al
tribunal que la prueba material es efectivamente lo que la parte pretende (debe referirse a
su origen o procedencia y que no ha sido alterada); y la del sentido común, en que hay
prueba material cuya naturaleza y autenticidad es ostensible, por lo que la exigencia de
acreditación disminuye sustantivamente o derechamente desaparece 136.

Lo dicho también es aplicable a los documentos. Es necesario seleccionar un deponente


que se refiera a ellos; se debe informar al tribunal sobre el origen del documento y que no
ha sido alterado desde que se le recogió hasta el momento de su presentación a juicio, y
sobre su contenido.
Excepcionalmente, existen
algunos documentos que poseen
un grado de confiabilidad que
proviene de su propia naturaleza o
de la forma en que son otorgados
que hace que ellos se puedan
incorporar directamente,
mediante su lectura, efectuada
por el litigante, sin que sea
necesario el que se haga a través
del testimonio de un declarante.
Será el caso de un certificado de
defunción u otro documento
público o privado que, por sí solo,
posea las características de
estandarización o identidad
suficientes para no requerir de un
declarante que se refiera a él 137.

Los documentos 138 u objetos deben incorporarse a la audiencia del juicio oral, mediante su
lectura o exhibición, en su caso.

136 Ver en detalle BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., pp. 261 a 268.
137 Ejemplo de lo anterior sería la página editorial del diario El Comercio.
138 Nos referimos aquí a los instrumentos públicos o privados que tienen relevancia para la resolución del asunto, pero que
no se han producido durante el proceso de investigación, sino que fuera de él y que sean de importancia o relevancia
para resolver el fondo del juicio. Será el caso de un contrato privado, de una carta, etcétera.

131
Tratándose de objetos, el reconocimiento que de ellos efectúe un testigo o perito, para
luego incorporarlo como prueba al juicio, es fundamental, ya que, mediante la
declaración del testigo, se informa al tribunal sobre el origen del objeto, se ubica dentro
del sitio del suceso o el contexto para el cual resulta útil, se establece que corresponde
específicamente al objeto que sirve de antecedente probatorio y no a otro, e incluso,
particularmente en el caso de declaraciones de funcionarios policiales, resulta
indispensable su declaración para establecer la cadena de custodia de dicho elemento
hasta el momento de la audiencia.

b. La cadena de custodia 139


Cuando el objeto es genérico, es decir, posible de ser confundido o reemplazado por otro
de similares características, cobra mayor relevancia la denominada cadena de custodia
de que fue objeto la evidencia desde que se recogió hasta el momento en que es
presentada en juicio a fin de dar certeza de que la integridad de la evidencia no ha sido
alterada; para ello, será necesario exponer al tribunal los eslabones que constituyen esa
cadena de custodia 140141.

c. Clases o tipos de evidencia material


Lo invitamos a observar el siguiente esquema:

Ahora, desarrollaremos cada uno de los tipos de evidencia material.

c.1 Evidencia tangible 142


Nos referimos a objetos que tengan una corporeidad material, que pueden ser
reconocidos por nuestros sentidos. Debe tratarse de una evidencia tangible que tenga
relación con algún aspecto relevante del caso, sea que este fuere o no objeto de
controversia por la contraparte 143.

139 La cadena de custodia, junto con la marcación de las evidencias, es de gran importancia en el trabajo policial y
pericial, pues le permitirá al fiscal demostrar, ante el tribunal, que la evidencia material se encuentra indemne, es decir,
que no ha sido adulterada desde que fue recogida hasta el momento en que es presentada en el juicio como prueba.
140 FONTANET MALDONADO, ob. cit., pp. 50-53.
141 Ver Reglamento de la Cadena de Custodia de Elementos Materiales, Evidencias y Administración de Bienes Incautados,
aprobado por Resolución Nº 729-2006-MP-FN del 15 de junio de 2006.
142 FONTANET MALDONADO, OB. CIT., p. 47. Se refiere a ella como evidencia real o física.
143 Si soy fiscal y estoy probando un homicidio o lesiones causadas con algún objeto material, siempre me interesará, aun
cuando la defensa no lo controvierta acompañar el arma utilizada en el homicidio o el elemento utilizado para causar
las lesiones. Con mayor razón si existiera controversia por la contraparte sobre el arma utilizada o el objeto empleado.

132
Nuestro propósito, como litigantes, será ingresar como prueba al juicio un objeto material o
evidencia tangible, que fue ofrecida y declarada admisible en la audiencia de
preparación de juicio oral, de la manera más efectiva, es decir, sin que se pueda sostener
por la contraria que hemos sido sugestivos y hemos afectado el testimonio de quien
acredita nuestra evidencia material. Adicionalmente, haremos que la incorporación sea
persuasiva para el tribunal y se transforme, entonces, en un elemento relevante para la
resolución del asunto conforme a nuestra teoría del caso.

¿Cómo efectuar la incorporación de la evidencia material?

Primer paso: interrogar al declarante sobre los hechos hasta que mencione la evidencia
material
La idea es llegar a la mención de la evidencia material de manera natural, dentro del
contexto lógico y cronológico o temático de la relación que, con nuestras preguntas,
desarrolla el declarante en la audiencia.

Segundo paso: solicitar la descripción de la evidencia material


Pediremos al declarante que describa, sin exhibirle, el objeto de la manera más completa y
detallada posible. Luego, indagaremos sobre dónde fue encontrado, en qué
circunstancias y qué se hizo con él con posterioridad.

Especial atención pondremos aquí en generar información sobre la forma en que fue
recogido y guardado, y dónde fue llevado o a quien fue entregado, para demostrar al
tribunal que el objeto se ha mantenido íntegro siguiendo una cadena de custodia.

Tercer paso: solicitar autorización al tribunal para exhibir al declarante la evidencia


material
No se debe señalar directa y específicamente cuál es el objeto que queremos exhibir, por
ejemplo, el cuchillo, la pistola, la chaqueta, sino que aludiremos a él según la forma en que
lo hayamos enumerado como evidencia.

Cuarto paso: exhibición de la evidencia material a la contraparte


Con la autorización del tribunal, procederemos, entonces, a levantarnos de nuestro puesto,
nos dirigiremos al lugar en que se encuentran las evidencia materiales, tomaremos aquella
que corresponde a la letra o número que señalamos al solicitar la autorización y nos
dirigiremos hasta donde está nuestra contraparte y se la exhibiremos.

Nuestra contraparte solo podrá objetar que la evidencia no es de aquellas ofrecidas y


declaradas admisibles en la audiencia de preparación de juicio oral.

Quinto paso: presentación de la evidencia material al declarante


A continuación, exhibiremos al declarante el objeto, sindicándoselo una vez más de
manera neutra y no sugestiva. Este es uno de los momentos en que debemos cuidarnos de
no ser sugestivos y hablar de la evidencia material o del objeto signado o enumerado con
el número o la letra tanto. 144

144 Todos sabemos de qué objeto se trata. En la mayoría de los casos, los litigantes, el público y los jueces saben que
adentro de la bolsa que tiene un número determinado se encuentra un cuchillo y que, según la tesis fiscal, la víctima

133
Ejemplo

Fiscal: Señor, ¿reconoce usted este objeto, signado como la prueba número
uno de la fiscalía?

Testigo: Sí.

Fiscal: ¿Podría decirnos qué es?

Testigo: Se trata del revólver al que yo me refería antes.

Sexto paso: fundar el reconocimiento


Una vez que el declarante señale de qué se trata el objeto, debemos hacerle preguntas
destinadas a que profundice sobre por qué lo reconoce y cómo sabe que es el mismo
objeto que tuvo a la vista cuando lo recogió o manipuló por primera vez.

Ejemplo
(Sigue el interrogatorio del punto anterior)

Fiscal: ¿Por qué dice usted que es el mismo revólver?

Testigo: Porque como le dije antes, se trata de un revólver marca Beretta,


calibre 45, color negro, con la empuñadura de marfil.

Fiscal: ¿Algún otro antecedente?

Testigo: Fíjese aquí, en la empuñadura, tiene la marca de mis iniciales, que


como le dije le hice al recogerla en la casa de la víctima, en su dormitorio.

Fiscal: Díganos, ¿qué hizo usted con ese revólver una vez que lo recogió en el
dormitorio de la víctima?

Testigo: Procedí a marcarlo con mis iniciales y guardarlo en una bolsa sellada.
Luego, lo llevé al depósito de evidencias.

Sétimo paso: formulación de preguntas al testigo sobre la evidencia material en relación a


las proposiciones fácticas que se desean acreditar ante el tribunal

Podremos solicitar que el declarante saque la evidencia de la bolsa o recipiente que la


contiene sea para manipularla, hacer demostraciones u otros fines que estime útil el fiscal,
y que hagan más vívida y persuasiva la incorporación de esa prueba.

murió apuñalada, pero no podemos caer en la tentación de decirle al declarante, señor, ¿reconoce usted este puñal
que el imputado clavó en el pecho de la víctima? Esas son nuestras conclusiones y ellas deben emanar de las pruebas
rendidas en el juicio, por ahora solo necesito que el testigo reconozca ese cuchillo como el que encontró en el sitio del
suceso al lado del cadáver de la víctima y que el cuchillo que ahora se le exhibe es el mismo que él encontró.

134
Ejemplo

Fiscal: ¿Dónde encontró específicamente el revólver?

Testigo: Debajo de una cómoda, que se ubica al costado derecho de la


cama de la víctima.

Fiscal: ¿Examinó usted el arma?

Testigo: Por supuesto, la levanté poniendo un lápiz en la parte del gatillo,


luego la olí y pude percibir un fuerte olor a pólvora.

Fiscal: ¿Y eso qué significa?

Testigo: Que había sido disparada recientemente.

Fiscal: ¿Algo más en ella llamó su atención?

Testigo: Que, al revisar la nuez, noté que, al parecer, se había percutado dos
veces el arma.

Fiscal: Díganos, ¿Usted nos dijo que la víctima estaba tendida de espalda al
lado de su cama?

Testigo: Exactamente, eso dije.

Fiscal: ¿Usted observó a la víctima?

Testigo: Por supuesto.

Fiscal: ¿Qué pudo observar en ella?

Testigo: Que tenía dos heridas de bala en el pecho, al costado izquierdo.

Fiscal: ¿Por qué dice usted que eran heridas de bala?

Testigo: Fundamentalmente por la forma, la huella que dejaron en la camisa


que tenía puesta la víctima eran dos orificios y, además, porque esos orificios
en la ropa estaban rodeados de rastros de pólvora.

Octavo paso: solicitar la agregación de la evidencia material como prueba


Culminaremos solicitando al tribunal que se tenga por incorporada como prueba sea de la
fiscalía o de la defensa, la evidencia material en cuestión.

Ahora sí, nos referiremos a ella como lo que efectivamente es, indicando, además, la
carga probatoria que hemos impreso con el testimonio del declarante. Así hablaremos de
la blusa que vestía la víctima el día que fue asaltada, la pistola, marca Famae, calibre
treinta y ocho que se encontró en poder del acusado al momento de su detención o el
cuchillo carnicero de cacha de madera negra encontrado bajo la cama en que se
encontró a la víctima.

135
¿Qué pasa si quiere exhibir y utilizar el mismo objeto con otro declarante, una
vez que ya se ha incorporado como prueba la evidencia material?

Debemos seguir los mismos pasos señalados anteriormente con la única salvedad que una
vez que el declarante haya culminado su declaración referida a la evidencia material, no
será necesario que el litigante proceda a solicitar la incorporación de la evidencia como
prueba una vez más, pues ello sólo debe realizarse en una oportunidad.

El reconocimiento de una evidencia material efectuado por un declarante no es


traspasable a otro testigo.

c.2 Evidencia demostrativa


La evidencia demostrativa, nos dice Fontanet, es aquella que ilustra o demuestra la prueba
testifical. La misma difiere, según el autor siguiendo a Mitchell y Clark, de la evidencia real,
porque no tiene rol o papel directo en los hechos 145.

Esta evidencia está constituida normalmente por fotografías, diagramas, mapas, croquis o
planos a escala, representaciones computacionales u otras cuya característica principal es
representar fielmente la evidencia material original.

Esta evidencia puede ser de gran utilidad para los jueces del tribunal, pues les permite, al
decir de Fontanet, ver parte del testimonio de los declarantes, como por ejemplo las
características del sitio del suceso, un objeto material que por su tamaño o características
no fue posible de ser acompañado como medio independiente al juicio, lesiones, heridas ,
etcétera 146.

Evidencia demostrativa versus apoyos a la declaración

Los apoyos a la declaración no deben ser ofrecidos como prueba en la audiencia de


preparación de juicio, sino que en el mismo juicio puede solicitarse autorización al tribunal
para su uso, pues no son prueba de ningún hecho, sino que su finalidad es facilitar la
prestación de una declaración y su entendimiento por el tribunal. Tal sería el caso entre
otros, de un dibujo realizado por el deponente en una pizarra, una maqueta que
represente un cruce de calles, un bosquejo de una pieza o usar en una demostración un
objeto disponible en la sala de audiencia que no sea de aquellos ofrecidos como
evidencias por las partes.

145 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 54, en que, además, se señala como ejemplo que una fotografía del lugar de los
hechos no es pertinente como tal, lo que resulta pertinente es lo que refleja la fotografía.
146 FONTANET MALDONADO, ob. cit., p. 54.

136
c.3 Los escritos o documentos
Nos referimos en este punto a aquellos documentos que dan cuenta de manera
independiente de un hecho necesario para que la parte pueda acreditar su teoría del
caso y que no reemplaza o sustituye una declaración 147. Esto explica por qué no se puede
incorporar, en principio, como prueba, los registros de las declaraciones generadas en el
propio sistema de justicia penal, las cuales sí pueden ser utilizadas para el refrescamiento
de memoria o para evidenciar contradicciones u omisiones.

Estos documentos se incorporan mediante su lectura íntegra, parcial o resumida si hay


acuerdo entre los litigantes, previa acreditación de los mismos, que consiste
fundamentalmente en ilustrar al tribunal sobre el origen del documento 148.

c.4 Los registros


Nos referimos a los que ordinariamente denominamos registros de comercio o papeles de
un negocio, por ejemplo, las facturas, notas de crédito, órdenes de compra, cuentas,
boletas, memorandos, notas, registros, etcétera.

Estos registros requieren del reconocimiento de quien los otorga, extiende o custodia. 149 Si
el registro es otorgado por una agencia pública, es estandarizado y de público
conocimiento en cuanto a su forma y contenidos, no será necesario que un deponente lo
autentifique, se presentará directamente por el litigante, ofreciéndolo como prueba al
tribunal y procediendo si no hubiera objeción o cuestionamiento de la parte contraria a
leer directamente su contenido 150.

c.5 Otros medios de prueba


Solo digamos respecto de estos medios de prueba que deben cumplir con dos requisitos
básicos para poder ser incorporados válidamente en la audiencia de juicio oral, a saber:

• Debe tratarse de medios posibles de ser reproducidos en la audiencia de juicio


Así, entonces, el fiscal deberá preocuparse de contar con los implementos técnicos que le
permitan reproducir las imágenes, sonido, películas que haya ofrecido como prueba.

• Posible de ser controlada por la contraria


Como el juicio oral se basa fundamentalmente en la posibilidad de ejercer el principio
contradictorio, toda evidencia incorporada al juicio debe ser posible de ser controvertida
por la contraparte.

147 En igual sentido, BAYTELMAN Y DUCE, ob. cit., p. 280.


148 El procedimiento para incorporar aquellos documentos que requieren de acreditación requiere de los mismos pasos
vistos al estudiar la incorporación de una evidencia tangible.
149 Por ejemplo, el contador de una empresa, el jefe de personal etcétera.
150 Pensamos en una inscripción en el registro de vehículos motorizados, en un certificado de dominio, una patente
comercial o de alcoholes, etcétera.

137
La incorporación en juicio de las otras evidencias o medios de prueba no reglados
expresamente por el Código debe ser determinada por los jueces procurando asimilarlas a
alguno de los medios de prueba reglados en la legislación procesal; si no fuere posible, el
juez determinará la forma de su incorporación, debiendo respetar los requisitos básicos
antes señalados.

Demostración

Estimado (a) fiscal, le solicitamos que desarrolle las siguientes actividades en


referencia al tema, la prueba material.

1. Elabore un esquema con los pasos que debe seguir el litigante para
incorporar al juicio como prueba:

138
2. Elabore un breve comentario sobre los APOYOS A LA DECLARACIÓN y señale
ejemplos:

Apoyos a la declaración

Comentario 

Ejemplos 

2.5 La prueba nueva 151

Esta institución permite a los litigantes proponer al tribunal que se rinda en el juicio oral una
prueba que no fue oportunamente ofrecida en la audiencia de preparación del juicio y, por
lo mismo, que no se consignó como tal en el auto de apertura, que fijó el objeto del juicio
oral, ello, siempre y cuando el solicitante justifique no haber sabido de la existencia de
dicho medio probatorio sino hasta el momento de la audiencia.

Evidentemente, será tarea de las partes el exigir que la


contraria justifique adecuadamente al tribunal que se produzca
la situación de excepción que habilita la rendición de esta
prueba desconocida, pues de lo contrario se puede estar
afectando seriamente el principio de contradictoriedad, ya
que la parte afectada por la nueva evidencia puede ver
mermado su derecho a confrontar la evidencia. Para
solucionar esto, se ha planteado que aquí podemos
encontrarnos en una hipótesis de suspensión de la audiencia
de juicio, por el tiempo necesario para que el que no presentó
la evidencia nueva tenga el tiempo suficiente para preparar su
control.

151 Ver artículo 373, nº 1 del C.P.P.

139
2.6 El alegato de clausura152

Se trata de la última intervención del litigante durante la audiencia


del juicio oral y que se produce luego de rendida toda la prueba
de los intervinientes.

Será en este momento en que, como fiscales, deberemos


demostrar, argumentativamente al tribunal, que nuestra teoría del
caso (versión acerca de cómo ocurrieron los hechos) enunciada
en el alegato de apertura resultó probada durante el transcurso de
la audiencia del juicio con la prueba rendida, tal como lo
prometimos a los jueces al inicio del juicio oral.

En efecto, mediante una relación razonada de cada una de las


proposiciones fácticas que componen nuestra teoría del caso,
demostraremos cómo todos nuestros medios de prueba confirman
nuestra teoría y cómo hemos desvirtuado los medios de prueba de
la contraria o cómo hemos establecido su impertinencia o falta de
credibilidad.

Para construir este alegato final, como ya lo habrá deducido el lector, es indispensable
basarse única y exclusivamente en todo aquello que ha ocurrido durante el desarrollo de
la audiencia del juicio oral. Se trata, entonces, de un relato que se va articulando y
tomando forma durante todo el desarrollo de la audiencia.

a. Concepto
Es la intervención oral que hace el litigante una vez culminada la actividad probatoria en
el juicio oral. Está destinada a demostrar argumentativamente al tribunal cómo su versión
acerca de cómo ocurrieron los hechos se ha probado con la prueba rendida y cuáles son
las consecuencia jurídicas que proceden.

b. Importancia
El alegato de clausura, dado su carácter argumentativo y persuasivo, es de gran
importancia en el juicio. Nos permite por primera vez argumentar ante el tribunal en torno a
la prueba ya producida en el juicio y demostrar al tribunal cómo nuestra versión de los
hechos resultó comprobada. Es el momento de explicar al tribunal el sentido de algunas de
nuestras actuaciones en el juicio, como, por ejemplo, las conclusiones que emanan de la
prueba indiciaria rendida, el efecto de nuestros contraexámenes o impugnaciones de los
declarantes, etcétera.

Se trata, en definitiva, de entregar al tribunal los argumentos necesarios para elaborar su


sentencia, en particular, la parte considerativa de la misma, es decir, aquella que analiza
las probanzas para establecer en definitiva qué es lo que se dará o no por acreditado en

152 Ver artículos 386 a 390 del C.P.P.

140
el juicio. Si el fiscal es exitoso en esta labor, verá reflejados algunos de sus argumentos en el
veredicto del tribunal.

c. Objetivos
1. Persuadir argumentativamente al tribunal de que las proposiciones fácticas de nuestra
teoría del caso fueron probadas durante el curso del juicio y que ellas, así
acreditadas, dan cuenta de la teoría jurídica invocada
2. Persuadir al tribunal que la solución propuesta por nuestra teoría del caso no es solo la
que corresponde a derecho, sino que, además, es la más justa
3. Demostrar al tribunal que, desde una perspectiva lógica, existe una sola solución para
el caso: la expresada en nuestra teoría del caso

En definitiva, lo que haremos, al estructurar nuestro alegato final, es construir el


razonamiento y fundamentación que debe seguir el tribunal, analizando toda la prueba
rendida para dictar sentencia en nuestro favor, cumpliendo con los estándares de
convicción establecidos en el ordenamiento jurídico.

d. Estructura del alegato de clausura o cierre


Si bien no existe un modelo de alegato perfecto, sino que este evidentemente dependerá
de la naturaleza y complejidad de cada caso en particular, podemos enunciar, a modo
de ejemplo, una estructura de alegato tipo.

1. Introducción
En los primeros minutos, haremos un resumen de la teoría del caso y de los motivos
por los cuales ella debe ser acogida. Se trata, en otras palabras, de decirle al tribunal
que en el alegato de apertura se le hizo una promesa de acreditar una determinada
versión de cómo ocurrieron los hechos del caso y cómo esa promesa fue cumplida
durante el desarrollo del juicio oral, motivo por el cual la sentencia del tribunal debe
ser favorable a nuestras pretensiones, incorporando, además, las demás razones por
los cuales nuestra posición representa la solución justa del caso.

2. Contenido específico
Luego, deberemos proceder a analizar cada una de las proposiciones fácticas de
nuestra teoría del caso, a la luz de la evidencia presentada en la audiencia,
demostrando argumentativamente al tribunal cómo ellas confirman nuestras
proposiciones.

Particular importancia presenta, al analizar la prueba, el tratamiento que el fiscal


debe dar a la que tiene carácter de indiciaria; esta es la que no demuestra
directamente un hecho, sino que requiere de un razonamiento por parte del tribunal;
pues bien, en tal caso, debemos entregar al sentenciador todos los elementos
necesarios para que construya tal razonamiento y arribe a la conclusión buscada
por el fiscal.

Argumentaremos a los jueces sobre la coherencia interna y lógica de nuestra teoría


del caso, su credibilidad a la luz no solo de la prueba rendida por nuestra parte, sino
también por las concesiones hechas por la contraria, o los hechos no controvertidos

141
durante el juicio o aquellos que fluyen de las máximas de la experiencia y el sentido
común.

Asimismo, razonaremos, si el tiempo lo permite, sobre la falsedad o defectos de las


argumentaciones y pruebas que sustentan la teoría del caso de la contraria.
Haremos argumentaciones sobre la credibilidad de la prueba rendida en juicio que
ratifica nuestras proposiciones fácticas. Aludiremos, para ello, a aquellos
antecedentes que corroboran la credibilidad personal de nuestros deponentes o
aquellos elementos que reafirman la credibilidad de sus testimonios. También
señalaremos, si fuesen pertinentes, las bases de la acreditación de las evidencias
materiales.

En cuanto al derecho aplicable al caso, argumentaremos persuasivamente cómo las


proposiciones fácticas probadas en el juicio se corresponden con los elementos de la
teoría jurídica que hemos invocado.

3. Conclusión
El fiscal solicitará que, dado el razonamiento expuesto, los jueces deben dictar
sentencia acogiendo nuestra teoría del caso y decretando, en consecuencia, la
condena del acusado.

¿Qué no se debe hacer en un alegato de clausura?

1. Utilizar un alegato prefabricado antes del juicio

Es absolutamente inaceptable aparecer, al término de una audiencia de juicio oral,


con un alegato de clausura prefabricado, es decir, cuyo contenido y
argumentaciones estén elaborados antes del juicio oral, que solo contenga nuestra
teoría del caso en abstracto sin considerar lo que pueda haber sucedido
efectivamente en la audiencia de juicio.

Los jueces, si perciben que el alegato de clausura o cierre no guarda relación con
lo efectivamente ocurrido en el juicio, perderán todo interés en él.

2. Formular opiniones personales

También debemos proscribir de nuestro alegato de clausura nuestras opiniones


personales sobre el caso o lo que a nuestro juicio ha ocurrido durante el curso de la
audiencia de juicio.

142
Lo que espera el tribunal es que le señalemos por qué ciertos hechos han quedado
o no acreditados con la prueba rendida; para ello, se requiere argumentar en
concreto con referencia directa a la prueba y a su contenido verificado en la
audiencia de juicio oral.

Una opinión personal exenta de razonamiento o argumentatividad basada en la


prueba rendida que la justifique carece de valor probatorio y de todo interés para
el tribunal, pues nada aporta a la construcción de su razonamiento en aras de la
resolución del asunto sometido a su decisión.

3. Leer su alegato

Recuerde que el alegato de clausura o cierre es una actividad eminentemente


argumentativa y persuasiva, por lo que debe realizarse mirando a los jueces,
observando sus reacciones.

Un alegato de clausura leído por el fiscal resultará monótono para los jueces. En
cambio, manifestarlo de manera verbal le permitirá usar su voz, el tono de la misma
y todo su cuerpo para transmitir sus argumentos al tribunal.

4. Argumentar en abstracto

Evitaremos estructurar argumentaciones que no tengan sustento en la prueba


rendida en el juicio, pues ellas serán desechadas de inmediato por el tribunal ya
que no las puede utilizar en la construcción de su sentencia.

Asumir una actitud como la señalada, puede acarrear el riesgo de que el tribunal
pierda interés en nuestro alegato si observa que este se ha construido sobre la base
de nuestra teoría del caso sin relacionarlo con lo que realmente ha ocurrido en el
juicio y lo que ha demostrado la evidencia rendida en él.

5. Referirse solo a la evidencia genéricamente y no a su contenido

Finalmente, nos preocuparemos de que nuestras argumentaciones no se


construyan en torno a la mera cita de la evidencia rendida, sin aludir al contenido
concreto de la misma. Así, por ejemplo, un testimonio puede ser creíble en ciertos
aspectos y en otros no, o no todo lo que acredite lo será con igual fuerza
persuasiva, y esos distingos debe hacerlos el abogado al argumentar sobre esa
prueba.

Cada prueba debe ser analizada en su integridad. No basta aludir a un testimonio

143
específico señalando exclusivamente quién lo evacuó; de lo que se trata es de
especificar el contenido de ese testimonio, sus palabras, frases, el comportamiento
del testigo, los antecedentes de su credibilidad que hacen que lo que este testigo
haya dicho para acreditar un hecho determinado sea creíble y persuasivo,
debiendo el tribunal aceptarlo incluso por sobre lo que hayan dicho otros testigos
sobre el mismo punto, en juicio. Eso es precisamente lo que debemos decir al
tribunal, porque esa declaración debe primar sobre las otras pruebas producidas en
juicio que se refieren a los mismos hechos; cuáles son los antecedentes que la
hacen más creíble y confiable frente a las otras probanzas.

La clausura es un ejercicio de argumentación persuasiva en torno a la prueba rendida.

e. Recomendaciones finales para la clausura

• Trabaje argumentativamente sus debilidades.


El fiscal deberá argumentativamente demostrar cómo las eventuales debilidades
que presentaba su teoría del caso fueron debidamente expuestas, tratadas y
justificadas en el juicio, de tal manera que ellas no afectan, o no de manera
relevante, la credibilidad de su relato.

• Si puede, realice el alegato de clausura de pie.


Es del todo recomendable que el alegato de clausura se realice de pie para
imprimirle mayor fuerza y persuasión a la argumentación.

• Recurra, en sus argumentaciones, al tema y lema.

• Recurra a las enumeraciones y a las trilogías para facilitar la aprehensión del


tribunal de sus argumentos.
Se ha comprobado que, en los procesos de comunicación, es de gran eficiencia
utilizar en las argumentaciones la enumeración de los argumentos o la utilización
de trilogías para demostrar la potencia de una conclusión. Así, entre otros
muchos ejemplos, si me voy a referir a por qué el tribunal debe preferir un
testimonio sobre otro referido a los mismos hechos, puedo enumerar una a una
las razones que llevan a tal conclusión. Lo mismo debiera hacer a fin de
acreditar argumentativamente la prueba indiciaría y la conclusión buscada; y
señalar al tribunal uno a uno los indicios acreditados en el juicio, de los cuales se
desprende inferencialmente la conclusión propuesta por el litigante. Otro
ejemplo sería señalarle al tribunal que el testimonio de un determinado testigo ha
sido pertinente, claro y veraz al expresar tal cosa.

• Al remitirse a declaraciones en particular de algún deponente, cítelo


textualmente.
Es altamente persuasivo para un tribunal que el litigante, al referirse a la
declaración de un testigo en particular, durante su discurso de clausura, le

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señale con las mismas palabras que utilizó el testigo en el juicio, que es lo que
este señaló sobre una materia determinada. Lo anterior produce en el juzgador
la reafirmación de un hecho con las mismas palabras que él también escuchó
durante la prueba. No se trata de lo que el abogado dice, sino que
efectivamente corresponde a lo que dijo específicamente el testigo.

• Utilice, si ello es pertinente en relación a los hechos acreditados, argumentos


emocionales.
Esto puede ser de gran interés para graficar la entidad del daño causado a las
víctimas. Esto es relevante, por un lado, para la determinación concreta de la
pena o para la determinación de las indemnizaciones pertinentes, en particular
del daño moral.

• Utilice durante su alegato apoyos a su exposición.


No olvidemos que, como ya se dijo antes, una narración persuasiva debe
comprometer el mayor número de sentidos del receptor de nuestro mensaje.
Usaremos la tecnología incorporando, en nuestras alegaciones, presentaciones
en Power Point, videos u otros medios de apoyo.

• Recurra frecuentemente en su argumentación a cómo sus planteamientos


fundados en la evidencia producida en el juicio son coherentes con las reglas de
la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente
afianzados.

Muchas veces, esta forma de argumentación se expresará en la formulación de


interrogantes dirigidas al tribunal o a todos los asistentes, en que se someten a
juicio de la audiencia y del tribunal en particular ciertas acciones o secuencias
de hechos, sea para dotarlas de mayor credibilidad o para demostrar que ellas
no son creíbles.

• Exprese las conclusiones jurídicas.


Se indicará al tribunal cuáles son las consecuencias jurídicas que se derivan de
los hechos acreditados en juicio.

El fiscal reiterará, por regla general, lo solicitado en su alegato de apertura


respecto del tipo penal imputado, el grado de ejecución del mismo y la
participación del acusado y demás elementos relevantes para la determinación
de la pena.

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