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Paradigma sociocrítico: características,

métodos, representantes
El paradigma sociocrítico surge en los años 20 del siglo XX, en la Escuela de
Fráncfort, como respuesta a la corriente positivista de pensamiento, que mantenía que el
único conocimiento válido era el científico. El positivismo se convirtió en reduccionista,
dejando por fuera factores importantes de análisis.
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El paradigma sociocrítico, al reaccionar contra el positivismo, postula que la ciencia no


es objetiva, y comienza a estudiar el rol tanto de las tecnologías como de las ciencias en
las transformaciones sociales y sus vínculos con el poder.

Se fundamenta en la teoría crítica, que quería entender las formas de dominación social
de las sociedades posindustriales y los cambios que propiciaba el capitalismo. Así,
introduce una noción ideológica en el análisis del cambio social.

Para el paradigma sociocrítico, la teoría crítica es una ciencia social que no es solo
empírica ni solo interpretativa, sino el resultado dialéctico de ambos factores; el
conocimiento surge de los análisis y estudios que se hacen dentro de las comunidades y
de lo que se llama investigación participativa.

Es decir, que es dentro de la misma comunidad donde se establece el problema y donde


nace la solución, mediante el análisis que los miembros de esa comunidad hacen de la
problemática.

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Características del paradigma sociocrítico


El paradigma
sociocrítico surgió en la Escuela de Fráncfort, una escuela de investigación social. En
primer plano, Max Horkheimer y Theodor Adorno. Fuente: Jjshapiro at English
Wikipedia, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via
Wikimedia Commons
Autorreflexivo

Al postular que las soluciones frente a determinadas problemáticas están dentro de la


misma sociedad, el paradigma sociocrítico establece que mediante la autorreflexión de
sus miembros sobre los conflictos que los aquejan puede surgir una verdadera y
auténtica reflexión y, en consecuencia, la solución más adecuada.

Es necesario, para ello, que los grupos se vuelvan conscientes de lo que les sucede.

Carácter participativo

Una de las
características del paradigma sociocrítico es el carácter participativo
El investigador es apenas un facilitador de los procesos. Los miembros de una
comunidad donde se aplique el paradigma sociocrítico participan por igual en el
establecimiento de lo que cada uno considera problemas y en plantear posibles
soluciones.

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El investigador se convierte en uno más, deja su rol jerárquico y contribuye de manera


equitativa en la búsqueda de soluciones.

Carácter emancipador

Cuando una comunidad es capaz de establecer aquello que ella misma cree que son sus
problemas, se genera en sus miembros una poderosa sensación de empoderamiento.
Este empoderamiento hace que la comunidad busque activamente sus propias maneras
de gestionar las posibles soluciones.

Esto significa que es dentro de esa misma comunidad donde se va a dar el cambio
social, la transformación que ella necesita para salir adelante. Para ello es indispensable
que cada uno se capacite y se forme en la acción participativa, y aprenda a respetar las
contribuciones de los demás.

Decisiones consensuadas

Toda esta práctica derivará necesariamente en una toma de decisiones grupal y


consensuada, pues tanto las problemáticas como las soluciones se someten al análisis de
la comunidad, de donde saldrá la “bitácora” de acción.

Visión democrática y compartida

Como es una acción participativa, se genera una visión global y democrática de lo que
acontece al interior de la comunidad; en otras palabras, se construye el conocimiento
entre todos, así como los procesos para remediar una situación determinada.

Predomina la práctica

Al paradigma sociocrítico no le interesa establecer generalizaciones, puesto que el


análisis parte de una problemática específica en una comunidad determinada. Por tanto,
las soluciones solo servirán para esa comunidad. El propósito es cambiarla y mejorarla,
sin aspiraciones de ampliar el conocimiento teórico.

Métodos del paradigma sociocrítico


Hay tres métodos principales mediante los que el paradigma sociocrítico puede ponerse
en práctica: investigación-acción, investigación colaborativa e investigación
participante. En los tres predomina siempre la observación, el diálogo y la participación
de los miembros.
Investigación-acción

Es el análisis introspectivo y colectivo que se da en el seno de un grupo social o


comunidad, con el objetivo de mejorar sus prácticas sociales o educativas. Se da en el
marco de lo que se llama “diagnóstico participativo”, en donde los miembros en pleno
discuten y ubican sus principales problemáticas.

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Mediante el diálogo, orientado por el investigador, se llega en consenso a implementar


programas de acción dirigidos a solventar los conflictos, de una forma mucho más
eficaz, enfocada y específica.

Investigación colaborativa

Las
asambleas y reuniones son indispensables para aplicar el paradigma sociocrítico
La investigación colaborativa se da cuando varias organizaciones, entidades o
asociaciones de distinta naturaleza comparten un mismo interés en que determinados
proyectos se hagan realidad.

Por ejemplo, para proteger una cuenca que da electricidad a varias ciudades se puede
acometer una investigación por los ayuntamientos de cada una, en conjunto con las
empresas de electricidad, con las escuelas, asociaciones de vecinos y ONG’s que
protegen el ambiente (fauna y flora).

En este caso, cada una de estas organizaciones aporta la forma en que ve la realidad, y
las soluciones desde su óptica. La investigación colaborativa dará, de esta manera, una
visión mucho más completa del problema, así como soluciones más adecuadas y
acertadas.
Se requiere, por supuesto, del mencionado diálogo, de honestidad y de respeto a las
posturas ajenas, siempre con el ánimo de decidir aquello que es mejor para los intereses
de la comunidad (en este caso, la cuenca que involucra a las distintas ciudades).

Investigación participante

La investigación participante o participativa es aquella donde el grupo se estudia a sí


mismo. Ya hemos visto que el paradigma sociocrítico necesita de la observación y de la
autorreflexión para llegar a la transformación social desde adentro.

La ventaja de este tipo de investigación es que el conocimiento es dado por el propio


grupo, de sus conflictos, problemáticas y necesidades, y no por entidades ajenas y
superiores que no suelen conocer de primera mano las verdaderas carencias de una
comunidad.

Así, es ella –mediante, otra vez, el diálogo y la observación– la que diagnostica y


propone nuevas formas de mejora, aplicadas única y exclusivamente a la comunidad en
cuestión.

Estos tres métodos están estrechamente vinculados, y cada uno puede responder a
situaciones o necesidades específicas. Se parecen mucho pero cada uno puede aplicarse
indistintamente y propiciar soluciones distintas.

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Lo importante es la capacitación de los sujetos en los métodos participativos y no


jerárquicos.

Representantes del paradigma sociocrítico


Jürgen Habermas en Múnich, en
2008. Fuente: English: photographer: Wolfram Huke at en.wikipedia,
http://wolframhuke.de, CC BY-SA 3.0
<https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons
Habría que contextualizar el nacimiento del paradigma sociocrítico en la Europa de
entreguerras, en un periodo en que surgieron el nazismo y el fascismo.

Los primeros representantes fueron los investigadores de la Escuela de Fráncfort, una


escuela de investigación social: Theodor Adorno, Jürgen Habermas, Herbert Marcuse,
Erich Fromm, Max Horkheimer, entre otros, intelectuales de izquierda que dejaron de
lado la ortodoxia marxista en favor de la reflexión filosófica.

Fue Max Horkheimer quien llevó esta reflexión a Estados Unidos, en una conferencia
en la Universidad de Columbia en 1944. Pero sin duda fue Habermas uno de los
principales teóricos, con tres grandes temas de reflexión: la racionalidad comunicativa,
la sociedad como sistema y mundo y cómo volver a la modernidad.

Habermas proponía que el conocimiento se construía en un proceso continuo de


enfrentamiento entre la teoría y la práctica, y que este conocimiento no es ajeno a las
preocupaciones cotidianas, sino que responde a los intereses desarrollados a partir de las
necesidades humanas.

Estas necesidades son configuradas por condiciones históricas y sociales específicas, y


por ello el conocimiento es el conjunto de saberes que toda persona lleva dentro de sí
misma, y hacen posible que actúe de una forma determinada.

Para Habermas, la sociedad es un esquema de dos dimensiones: la primera, técnica, que


conjuga las relaciones de los seres humanos y la naturaleza que se centran en la labor
productiva y reproductiva; y la segunda, social, que establece las relaciones entre todos
los seres humanos y se centra en las normas sociales y en la cultura.
Es así como el paradigma sociocrítico aborda las relaciones de poder de una sociedad
desde un punto de vista horizontal y las desencaja, para propiciar otro tipo de relaciones
más natural y humano.

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