Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Alrededor de los años 20, con el surgimiento de la Psicología del Desarrollo, surgió la
idea de no forzar al niño, sino esperar hasta que estuvieran presentes las condiciones
necesarias para aprender. Es así como comienza el desarrollo de las listas de prerrequisitos
para el aprendizaje de la lectura y la escritura, y la importancia de su evaluación para definir el
momento preciso en que el niño está maduro para el aprendizaje. Sin embargo, a pesar de estas
consideraciones, muchos de los niños y las niñas fracasaban en el aprendizaje de la lectura y
escritura.
Desde la década de los años 60, comienzan a definirse dos posiciones en la educación
preescolar respecto a la enseñanza de la lectura y escritura en este nivel. La primera hace
énfasis en la ejercitación de habilidades que se consideran prerrequisitos para su aprendizaje,
propone conducir al niño hacia la madurez en estas áreas antes de iniciarlo en la enseñanza
formal de la lengua escrita. La segunda postula que la adquisición de la lectura y la escritura
dependerá de la eficacia de los procedimientos utilizados por el maestro, la iniciación del
aprendizaje de estos procesos no debe realizarse en un momento especial, ya que cuanto más
manipula y experimenta un niño con material impreso más rápidamente podrá entender la
significación de éste.
Hoy en día, la programación escolar de este nivel ha pasado de ser una serie de
actividades sin secuencia y sin planificación a ser un campo de la educación, lo que ha
generado un conjunto altamente estructurado de métodos, técnicas y actitudes pedagógicas que
benefician al niño y a la niña.
Esta normativa resultó útil para poder explicar a los padres que el preescolar no era un
primer grado de niños más pequeños, sino un nivel educativo donde se cumplían objetivos
importantes en las áreas social, intelectual, afectiva y motora, íntimamente relacionadas con la
preparación del niño para su escolaridad regular.
Otro documento que orienta la acción del docente en la educación inicial son las
regulaciones complementarias sobre los procesos de evaluación en el nivel de Educación
Preescolar - Reglamento de la Ley Orgánica; éstas fueron promulgadas el 9 de abril de 1986.
En el Capítulo II, del Régimen de evaluación de Educación Preescolar, específicamente en el
artículo 7, se establecen los requisitos para la promoción a primer grado: mínimo seis años
cumplidos o cuando el niño o niña demuestre, mediante pruebas especiales, que posee un nivel
superior en las cinco áreas de desarrollo. No se establece como requisito el dominio de las
destrezas de la lectura y la escritura.
Ante todo este panorama, el nivel inicial se puede conceptualizar, en relación con su
función en el aprendizaje de la lectura y escritura, por una parte, como aquella etapa en la cual
se ejercitan las habilidades básicas necesarias para comenzar a leer y escribir; para ello, se
deben desarrollar actividades pedagógicas que conduzcan a los niños y las niñas al aprendizaje
de la lectura y escritura. Otra manera de conceptuarlo consiste en considerar que el objetivo
central del preescolar es el desarrollo de las competencias del niño y la niña en áreas tales
como leer, sumar, escribir, restar, entre otras.
Son la lectura y escritura, los dos aspectos más relevantes para desarrollar los procesos
de aprendizaje. La adquisición y el desarrollo adecuado de la lectura y escritura en los
primeros años de escolaridad son básicos, porque proporcionan las herramientas iniciales para
un buen desarrollo e integración al medio social, se deben favorecer sus características
propias, incentivando el acceso al lenguaje tanto oral como escrito, llevándolos a comprender
la importancia que para la comunicación tienen estos procesos, motivándolos para que gocen y
disfruten del acto de leer y escribir sin que se sientan clasificados negativamente, rechazados
y/o desmotivados.
Además de tener en cuenta las características propias de cada niño y niña hay algunos
factores significativos que permiten comprender el desarrollo del lenguaje que inciden en el
aprendizaje de la lectura y escritura, relacionados con los distintos medios en los que ellos se
desenvuelven. A través del lenguaje de significaciones el niño y la niña tienen la posibilidad
de construir su identidad, de relacionarse con el mundo, de conceptualizar y de insertarse en la
comunidad. Así construyen una visión de mundo, cognitiva, afectiva, comunicativa y estética.
Para iniciar el proceso de lectura y escritura se debe tener muy claro el desarrollo de la
oralidad y la escucha como condiciones básicas, en un proceso mediante el cual los niños y las
niñas desde la educación intercambian y construyen significados con los otros. La interacción
con el medio les permite exteriorizar las vivencias emocionales, acceder a los contenidos
culturales, producir mensajes cada vez más elaborados y ampliar progresivamente la
comprensión de la realidad.
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Determinar los requerimientos y actitudes necesarias para que niños y niñas del
preescolar de la Institución Educativa A sean promovidos al primer grado.
Establecer de manera categórica (Lectura y Escritura) el desempeño de niños y niñas
del preescolar de acuerdo con las exigencias de la Institución A.
Identificar de acuerdo con cada niño y niña los factores determinantes para el buen
desarrollo del aprendizaje en lectura y escritura de cada uno de ellos.
Determinar las estrategias pedagógicas implementadas por parte de la Institución
Educativa, para que niños y niñas del preescolar, cumpla con las exigencias de su
pensum de estudio en cuanto al rendimiento de aprendizaje establecido por ellos.
Establecer la relación del aprendizaje en lectura y escritura de niños y niñas de
educación inicial (preescolar) de la Institución Educativa A de Palos Grandes, ubicada
al este de Caracas.
Identificar los pasos a seguir en la elaboración de Poster, donde se detallara el
desarrollo de la investigación.
Elaboración de poster del proyecto desarrollado, plasmando de manera detallada el
cumplimiento de cada uno de los objetivos planteados en la investigación.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
CONTEXTUALIZACIÓN.
Los educadores, toman como un hecho la idea de que la habilidad de leer y escribir
empieza con la escolarización. Sin embargo, estudios realizados demuestran que el proceso de
aprender a leer y escribir empieza en la casa, antes de que los niños vayan a la escuela. En este
sentido, el educador debe direccionar la práctica de la lecto-escritura que se desarrolla en los
hogares y pueden incorporar en sus prácticas de enseñar lo que sus estudiantes ya conocen.
LECTOESCRITURA
McLane y McNamee (1999) afirman que leer es el proceso por el cual se extrae el
significado de la letra impresa que vemos. Este proceso requiere un procedimiento complejo
para alumnos de entre 5 y 8 años. Cuando las personas leemos coordinamos el habla con el
pensamiento del autor del texto y nos transforma las ideas previas que hemos tenido y las
vivencias del pasado. Es importante destacar que hay que darles un por qué a los alumnos para
que lean, y es que tener un motivo por el que aprender a leer beneficiará al aprendizaje de la
lectura. A los alumnos que ven a los adultos llevar a cabo actividades como leer u otras
relacionadas con la lectura les sirven como motivación, así como, para que se familiaricen con
la lectura pues verán esta acción como algo significativo y que forma parte de nuestra vida
diaria y cotidiana. Al igual que leer rótulos, señales y otros tipos de textos que están alrededor
de los niños hacen que reconozcan la letra impresa.
Cuando hablamos de escribir nos referimos a un proceso con el que reproducimos un texto
escrito, y nos centramos más en las palabras “producir” pues es la que pone sentido a la
elaboración de un texto y la que hace que el escritor piense un mensaje. La escritura es una de
las partes más olvidadas de la alfabetización de los escolares ya que los maestros se centran en
la enseñanza de la lectura, y la escritura se limita a ejercicios de copia, caligrafía y ortografía.
Cuando los niños aprenden a escribir pretenden dominar: funciones, usos y fines de la
escritura; las formas y las características de la lengua escrita; los procesos de la escritura. La
motivación hacia la escritura llega en los alumnos cuando descubren los usos de la escritura y
lo que pueden hacer con ella. (McLane y McNamee, 1999).
Educación encontramos que Vargas (1995) refiere lo siguiente “La actividad lúdica
traducida en la actividad del juego presenta las formas más diversas de acuerdo con los
intereses biológicos de una edad determinada. El animal y el hombre juegan no por ser
jóvenes, sino porque sienten la necesidad de hacerlo” Meneses, M. y Monge Alvarado, M.,
(2001) p. 119. Frente a este elemento se encontró que el juego se caracteriza por la asimilación
de los elementos de la realidad sin tener que aceptar las limitaciones de su adaptación, Piaget
(1959). Por lo que esta Teoría piagetiana viene expresada en donde se da una explicación
general del juego y la clasificación y correspondiente al análisis de cada uno de los tipos
estructurales del juego: ya sean de ejercicio, simbólicos o de reglas. Por lo anterior, Piaget
estipula los siguientes principios:
Por otra parte, el autor señala que en el juego de roles el niño representa experiencias,
situaciones, acciones y profesiones que encuentra en su contexto y que les permite visualizarse
a futuro de lo que les gustaría ejercer; ese juego de roles puede tener una intención o un tema
importante que en algunos momentos necesita que el adulto intervenga u observe para que
pueda reconocer momentos críticos o comportamientos que se puedan ajustar para que el niño
recree otra situación con un sentido de tal manera que sea interesante para él.
Esta propuesta hace énfasis en la lectoescritura como un eje fundamental por ser un
proceso que necesita tiempo, dedicación, acompañamiento y desarrollo de estrategias que
brinden un acercamiento positivo a este aprendizaje y que motive a los niños a interesarse más
por la lectura y la escritura; así mismo, se considera un reto que a través del tiempo ha pasado
por varias concepciones y se ha ido transformando como lo cita Siso y Martín (2006) en su
artículo “El aprendizaje de la lectura y escritura en Educación Inicial”, la educación preescolar
en un principio enfocó su mirada en lograr un entrenamiento en la adquisición acelerada y
veloz de la lectura y escritura, desconociendo la particularidades de cada niño y niña para
dicho aprendizaje; más adelante, en los años 20, con el surgimiento de la Psicología del
Desarrollo, se plantea que se debe dar un tiempo para que el niño cuente con unas bases para
dicho aprendizaje y en los años 60 comienza a definirse dos posiciones en las que se centra la
ejercitación de habilidades como prerrequisitos para su aprendizaje y la segunda en el papel
del maestro en el momento de hacer eficaces los procedimientos planteados.
Por su parte Sole (citado por Siso y Martín2006) habla de cómo “hoy en día, la
programación escolar de este nivel ha pasado de ser una serie de actividades sin secuencia y
sin planificación a ser un campo de la educación, lo que ha generado un conjunto altamente
estructurado de métodos, técnicas y actitudes pedagógicas que benefician al niño y a la niña”
(p. 71). De ahí que, Sole también considera que: La mayoría de los niños ya ha empezado, de
hecho, su contacto con la lectura antes de comenzar la educación inicial donde es mucho lo
que puede hacerse sin necesidad de acudir al código, lo cual supone acercarlos a algo que les
proporciona en general experiencias divertidas y gratificantes, y que forma parte de su vida y
debe asegurar la interacción significativa y funcional del niño con la lengua escrita. En
definitiva… la enseñanza, con énfasis en que él no es enseñar a leer sino formar niños lectores.
(Sole, 2001, p. 76).
Por su parte, Swartz (citado por Solis et al., 2016). en el libro Enseñar a leer y escribir
en educación inicial, dice que “la reciprocidad entre la lectura y la escritura es una conexión
esencial que todos los estudiantes necesitan desarrollar” por lo tanto las autoras concretan que
los dos procesos van de la mano y están unidos al desarrollo del lenguaje y a las experiencias
de lectura en la que participa el niño. Así mismo, las autoras mencionan que: …el aprendizaje
de la lectura y escritura si bien es un proceso de construcción personal en el que se involucran
los conocimientos y experiencias de cada estudiante, no se puede realizar solo, se requiere de
un educador medio del que guíe y apoye ese proceso, de los miembros de la familia que
simulen y participen del mismo, y de los padres que mediante el intercambio y el diálogo se
apoyan mutuamente para el logro de los aprendizajes. A modo de síntesis, el progreso del niño
en la escritura desde la etapa presilábica alfabética dependerá de su propio desarrollo
cognitivo, de su inmersión en el mundo letrado y de las oportunidades de aprendizaje que los
adultos alfabetizados le ofrezcan” (Solís et al., 2016, p.74).
De manera que, los niños y niñas desde que nacen están inmersos en un mundo letrado
y mucho antes de que lleguen a la escuela ellos ya tienen conocimientos y experiencias previas
que les permite ir construyendo esa relación que los hace ser conscientes de la importancia de
crear mensajes y textos para dar a conocer a los demás sus intereses, sus necesidades y todo lo
que desean.
Para Moreno, Suárez y Rabazo (2008) podemos dividir los factores de retraso en el
aprendizaje de la lectoescritura en dos: los relativos al alumno y los relativos al contexto.
Los factores relativos al alumno son la confusión de palabras que ortográficamente son
diferentes pero que semánticamente son iguales, la falta de atención pues se distrae con
facilidad, la baja capacidad para memorizar que le impide mantener información
inmediata, la baja amplitud con respecto al comportamiento rígido que presenta para
“ir más allá” de lo que nos dice un texto, el fallo en la jerarquización de las ideas de un
texto, la falta de conocimientos acerca del mundo y la carencia de experiencias, la poca
motivación hacia la lectoescritura.