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(Deuteronomio 12:10)
En el texto que acabamos de leer, el Padre le dice a Moisés que la tierra que están
por heredar está "más allá del Jordán"; en la Biblia, el Jordán es un río, una
locación qué simboliza lo sobrenatural. De hecho, muchas cosas "sobrenaturales"
pasaron en ese lugar a lo largo de todas las Escrituras, ¿A quién no le gustaría
quedarse a vivir allí, verdad?
Pero, la Tierra Prometida, el reposo del cual el Padre habla está más allá, pasando
el Jordán, pasando lo sobrenatural hasta llegar a lo verdaderamente espiritual. No
todo lo "sobrenatural" es "espiritual", pero sin duda, todo lo espiritual, lo que viene
del Espíritu de Dios es sobrenatural; esa es una diferencia muy importante a tener
en cuenta.
Segundo, así como los personajes del Antiguo Testamento no entendieron nunca
en el significado espiritual del "reposo" (aunque si entraron en la Tierra Prometida)
nosotros podemos incurrir en la misma desobediencia que ellos (Hebreos 4:11)
¿Cuál es la desobediencia? Creer que podemos hacer algo para "agradar" a Dios.
Al Mesías le preguntaron "¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de
Dios? " (Juan 6:28) Él respondio que "la obra" es que creamos en Aquel al que el
Padre ha enviado. Es decir, poner nuestra plena confianza no en lo que Yeshúa
hará sino en lo que ya hizo por nosotros desde antes de la fundación del mundo
para que seamos hallados en Él.
Tercero y último por hoy, queda un "reposo" para el pueblo de Dios (Hebreos 4:8 y
9) Josué, aunque los introdujo en la Tierra Prometida no les dio "El" reposo
prometido, pero ya vino Yeshúa quien si nos hizo entrar en Él, en el Reposo
verdadero. Ese "Reposo verdadero" que Josué no podía dar era una relación
ininterrumpida entre Dios y nosotros, Su Pueblo.
Pero Yeshúa, Dios con nosotros y EN nosotros nos ha hecho entrar en ese reposo
definitivo, una relación indisoluble con el Padre a través de Él. Y ojo aquí, no es
una relación "con nosotros" sino una unión perfecta, inmutable, eterna y
maravillosa entre el Padre y el Hijo y ellos han decidido incluirnos en ella.
¡Nosotros en el Hijo y el Hijo en nosotros!
Esto, sin duda, quita un peso de nosotros impuesto por la religión organizada y nos
permite entender cómo nos mira el Padre, siempre a través de los ojos de Su Hijo...
y nosotros en Él. ¡Felices Altares Familiares y un Shabat Shalom! Les amamos
familia hermosa.