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LA SOBRINA DEL OIDOR

Una boda imprevista.

(Farsa histórica para teatro de títeres)

En un cuadro y un prologuillo.

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PERSONAJES:

El Arzobispo, Fray Luis Zapata de Cárdenas.

El Oidor, don Francisco de Anuncibay.

La Dama, su sobrina.

El Galán.

La Mozuela.

El Vecino.

La Beata.

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PROLOGUILLO:

(Antes de levantarse el telón aparece el TRUJAMAN. Viste lujoso levitón verde de la


época colonial, siglo XVI. Saluda inclinándose ceremoniosamente).

TRUJAMAN Gentiles Damas y nobles caballeros: Como los autores de teatro no siempre han
inventado sus argumentos, el autor de esta farsa de muñecos ha tomado el
suyo de una deliciosa intriga de amores, registrada en los Archivos de Indias, y
relatada más tarde, en 1938, por el historiador don Manuel José Forero en sus
"Tradiciones Santafereñas".

(El Trujamán se arregla el vestido. Tose. Mira a un lado y otro y sigue).

A fines del siglo XVI, en 1580 más exactamente, vivía en Santafé de Bogotá
una hermosa muchacha – la Dama de nuestra historia – sobrina del Oidor don
Francisco de Anuncibay. Dicha Dama andaba en amoríos, contra la voluntad de
don Francisco su tío, con un cierto galán, "mozo de buen parecer y
entendimiento". Escuchemos la historia tal como la narra el historiador
mencionado: "Fueron días y vinieron días y la sobrina comenzó a ver turbio
porque el mozo no cantaba muy claro. La verdad era que este buscaba a tontas
y a locas la oportunidad de hablarle en altas horas de la noche – según era uso
y costumbre de la época consiguiendo que en la intimidad de aquellas pláticas
rindiera la señoril altivez abandonándose en sus brazos" ... "Ni era ésta la
primera hazaña del seductor, pues fue pública voz y fama que otra moza había
sido antes víctima de sus argucias y embelecos, tan aficionado sería a tomar lo
ajeno rindiendo con engaños la voluntad de su dueño"...

EL TRUJAMAN se calla unos instantes, se pasea un poco y luego continúa). Hasta aquí el
relato del historiador. Damas y Caballeros: Ante vosotros el Teatro de Títeres,
ese mundo maravilloso de la ilusión y de la fantasía que nos hace sentirnos
poetas por el breve espacio de una hora.

Veamos el desenlace de esta verídica historia. La singularísima y original


solución del Arzobispo de Santafé, aquel Arzobispo "Cuyas querellas, dimes y
diretes fueron tantos que no caben en pocos renglones" como decía el mismo
historiador.

Ante vosotros la farsa histórica intitulada: "LA SOBRINA DEL OIDOR". (Se
levanta el telón y se retira el Trujamán).

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ESCENA ÚNICA

(En el Palacio del señor Arzobispo de Santafé. En las paredes un crucifijo y dos cortinas: la
una oculta un altar, la otra ocultará a los personajes según transcurra la acción.
Además los laterales que representan dos puertas. – Al levantarse el telón
aparece el Arzobispo. Viste el hábito franciscano con las insignias de su dignidad
episcopal. Se pasea inquieto de un lado a otro).

ARZOBISPO: (Hablando consigo mismo) ¡Esto no puede quedar así! ¡Es intolerable! ¡Qué
escándalo para mis feligreses! (Inspirado)... ¡Ya está! He de hacerlo. Después
de todo, esta es mi casa. Y en su casa el obispo tiene jurisdicción y mando.
(Pause. Luego llama:) ¡Petra! ¡Petra! (aparece la Beata por el lateral izquierdo)

BEATA: Aquí estoy excelencia ¿Qué desea su Merced?

ARZOBISPO: Óyeme bien. ¿Estás segura de haber visto anoche lo que me contaste hace un
rato? ¿Completamente segura?

BEATA: (Con firmeza) Segurísima, señor Arzobispo. Creo en lo que vi anoche como en
la Santísima Trinidad.

ARZOBISPO: Bien. Entonces, escucha atentamente. Ve a casa del señor Oidor y llama a su
sobrina para que, de orden mía, se presente aquí inmediatamente. Y dile al
sacristán que vaya a casa de don Juan para hacerle presentar aquí de
inmediato. (Al ver que la Beata no se apura)¡Ve pronto! ¡pronto! que ardo en
deseos de arreglar este asunto. (Recordando súbitamente) ¡Espera! Hay algo
más. Tráeme también a estos dos personajes (se le acerca y le dice en secreto,
al oído. Cuando la Beata va saliendo le dice:) Me olvidaba, fíjate bien que el
señor Oidor no se entere aún de que su sobrina viene aquí, pero avísale más
tarde. Ve pronto. (La bendice. La Beata sale).

(Pausa. El arzobispo se pasea por su despacho, impaciente. Se frota las manos.


Descorre la cortinilla que oculta el altar; la cierra. Se asoma a la puerta. Vuelve.
Aparece la Beata).

BEATA: (Anunciando) Doña Elvira de Anuncibay, sobrina del señor Oidor. (entra la
Dama, se arrodilla y besa la manos del arzobispo).

DAMA Buen día Excelencia. ¿Cuál es el motivo de haberme llamado?

ARZOBISPO Doña Elvira; He estado muy preocupado por vos... (Transición. Luego
bruscamente, sin intención de ofender). He sabido que vuestra virtud ha caído
en manos de un seductor. ¿Es cierto?

DAMA (Primero sorprendida, luego rompe a llorar) ¡Ay Monseñor! Este infame me ha
engañado con falsas promesas. Ahora anda exhibiéndose con la tal Marichuela.

ARZOBISPO ¿Pero...? ¿Vos lo amáis?


DAMA Sí, excelencia, lo amo.

ARZOBISPO Está bien. Pasad a este aposento por un instante. Ya os llamaré. (La hace pasar
por una puerta. Asomándose por la otra puerta, la del lateral, llama) ¿Ha
llegado aquel que mandé llamar?

VOZ DE LA BEATA Sí, excelencia.

ARZOBISPO Hazle pasar. (Entra don Juan. Saluda al arzobispo besando su mano).

GALÁN Excelencia: He venido inmediatamente. Me han dicho que era un asunto


importante. Un negocio...

ARZOBISPO (Regocijado) Y bien importante por cierto. ¿No os parece muy importante el
sacramento del Matrimonio?

GALÁN (Aturdido) ¿Y qué tiene que ver aquí conmigo es Santo Sacramento?

ARZOBISPO Hijo mío. Vos vais a recibir ese Sacramento. Os vais a casar, don Juan.

GALÁN (Más perplejo aún) ¿Yo, Excelencia? ¿Y con quién voy a casarme, si se puede
saber?

ARZOBISPO (Se acerca a la puerta haciendo salir a la Dama) Con Doña Elvira, la sobrina del
Oidor Anuncibay.

DAMA (Ofendida) ¿Casarme yo con ese traidor? Nunca Excelencia. Primero muerta que
casada con ese hombre. (Llora)

GALÁN Excelencia. El matrimonio es algo muy serio para tomarlo tan a la ligera. Habría
que pensarlo antes un poco. Más tarde...

ARZOBISPO He dicho que os vais a casar. Y os casaréis. (Al ver que ambos hacen gestos de
rechazo) No os ofusquéis. Pensad un momento. Tomadlo con calma.
Escúchame... Vos, doña Elvira, ya estáis un poco menos joven de lo que sería
de esperarse para un matrimonio... Y después de lo ocurrido...

GALÁN (Haciéndose el inocente) ¿Lo ocurrido? ¿A qué os referís?

ARZOBISPO (Con intención) A una cierta visita que habéis hecho a altas horas de la noche a
casa del Oidor en su ausencia.

GALÁN (Avergonzado) Pero... Esos deben ser chises de Beatas.

ARZOBISPO Os han visto. Hay pruebas... Pero tal vez vos prefiráis enfrentaros a la espada
del señor Oidor don Francisco, una de las mejores de Santafé...

GALÁN No. Ciertamente no. Pero ¿yo qué ganaría?

ARZOBISPO Doña Elvira es persona principal. Es hermosa. Y su tío es rico.

DAMA (Ofendida) Yo nunca me casaría si no fuera por amor.


ARZOBISPO (Conciliador) Y después de todo os amáis... ¿No es así Doña Elvira?

ELVIRA (Llorosa) Yo sí amo a ese traidor que me ha engañado. Pero él...

ARZOBISPO Él también os ama. ¿Verdad don Juan?

GALÁN (No muy convencido, pero sincero) Yo también la amor... Si ella no fuera tan
celosa...

DAMA Tengo mis motivos bien fundados.

ARZOBISPO Esos motivos desaparecerán. Bien. Ta está el asunto resuelto. Acercaos.

GALÁN Y DAMA (Al mismo tiempo) ¿Qué hacéis, Excelencia?

ARZOBISPO (Con naturalidad) Muy sencillo, hijos míos... Os caso. Os imparto el santo
Sacramento del Matrimonio. (Descorre la cortina donde está el altar. Se reviste
y comienza a leer la epístola) Hermanos: Las casadas están sujetas a sus
maridos como al Señor, porque el hombre es cabeza de la mujer como Cristo es
cabeza de su Iglesia que es su cuerpo, del cual el mismo es salvador... (Se
cierran las cortinas por unos momentos. Se abren y nuevamente sigue en
escena, ahora el prelado dice:)

ARZOBISPO Ahora, hijos míos, ya estáis casados. Sed felices y sed fieles el uno al otro...
Bien. Ahora os ruego que me esperéis en la pieza contigua porque aún os he de
necesitar. (Los hace pasar. Luego llama a la Beata) Petra. ¡Petra!

BEATA Excelencia. ¿Qué manda vuesa Merced?

ARZOBISPO ¿Has llamado a las otras perdonas que te he dicho?

BEATA Si excelencia. Aquí están esperando Pedro el vecino y Marichela, la Moza.

ARZOBISPO Haz pasar primero al vecino. (Sale la Beata y entra el vecino).

VECINO (entra y saluda al prelado con el beso ritual de la mano). ¿Me ha mandado
llamar vuestra Excelencia?

ARZOBISPO Si, hijo mío. Quería decirte que ya te he conseguido el empleo que me
solicitaste. Vas a ser nombrado mayordomo de la hacienda de don Antón de
Olalla. Pero hay un pequeño inconveniente.

VECINO ¿Cuál es, Señor Arzobispo?

ARZOBISPO El cargo es para un hombre casado. Y tú eres soltero... Lástima. (Pausa) Dime
Pedro. ¿Te gusta la Marichela?

VECINO Ya lo creo excelencia. La Mozuela me gusta pero ella ni se da cuenta de que


existo. (Se muestra tímido y vergonzoso)

ARZOBISPO ¿Te gustaría casarte con ella?


VECINO Pues... Verá Ud. Excelencia... No es asunto fácil. Ya le he dicho. Ella no hace el
menor caso de mí.

ARZOBISPO (Impaciente) ¿Te gustaría casarte con ella?

VECINO Naturalmente que sí. Señor Arzobispo

ARZOBISPO Bien, asunto resuelto. Mira: escóndete aquí detrás de esta cortina. Ya
verás. (Llama a la Beata) ¡Petra! ¡Petra! Haz pasar a la Mozuela. (Entra la
Mozuela y besa la mano del prelado arrodillándose ante él).

MOZUELA Excelencia. Me honráis con vuestro llamado. ¿En qué puedo serviros?

ARZOBISPO (Yendo directamente al asunto) Oye hija mía, ¿no crees que ya es tiempo de
que tomes estado y te cases?

MOZUELA (lamentándose): ¡Ay Excelencia! Si eso fuera tan fácil...

ARZOBISPO Mira: hay muy buenos hombres que se casarían gustosos contigo. Por ejemplo
Pedro, tu vecino.

MOZUELA Pero excelencia. Si él es tan vergonzoso... No se atreve a decirme nada, ni


siquiera un piropo

ARZOBISPO Hija mía. Recuerda el Evangelio: "Por sus obras los conoceréis"... Pedro es un
hombre bueno, honrado y sano. Sí. Fuerte y sano, todo un hombre. No como
don Juan ese señorito Alfeñique.

MOZUELA: (aprensiva) Luego... ¿Vos estáis enterado?

ARZOBISPO: Naturalmente hija. Todo Santafé lo sabe... ¿Y bien? ¿Quieres casarte con
Pedro el vecino?

MOZUELA: Si él me lo propusiese... Yo aceptaría.

ARZOBISPO: No hay más que hablar. Vamos a la ceremonia. (Descorre una cortina y
aparece Pedro, el vecino. Descorre la otra y aparece el altar. Se reviste y
empieza a oficiar. Lee la epístola) Hermanos: Las casadas estén sujetas a sus
maridos, como al Señor, porque el hombre es cabeza de la mujer, como Cristo
es cabeza de la iglesia... (Se apagan las luces y se corren las cortinas. Vuelven
a prenderse. El Arzobispo sigue leyendo) "Y así, ya no son dos si no una sola
carne. Así que lo que Dios unió el hombre no lo separe"

(Transición, Pausa. Llama a don Juan y a doña Elvira) Podéis salir hijos míos.
(Entran los esposos, la Dama y el Galán)

ARZOBISPO Hemos celebrado dos veces la ceremonia del Santo Sacramento del Matrimonio.
Don Juan y Doña Elvira, Pedro y Marichuela. Id pues en paz... (Cuando van a
salir se oyen voces afuera)
VOZ DEL OIDOR He de ver al Arzobispo (Entra con impulso violento. Queda sorprendido)
¿Qué ocurre aquí? Excelencia ¡Exijo una explicación!

ARZOBISPO (con gran calma) Nada, señor Oidor. Hemos celebrado dos bodas en jurisdicción
del Arzobispo de Santafé, en nuestra casa... Aquí tenéis al esposo de vuestra
sobrina. Y aquí al esposo de la Marichuela. (los señala).

OIDOR (frenético) ¡Cómo es eso! ¡Vive Dios, señor Arzobispo que la broma es bastante
pesada. Os ruego que habléis más seriamente!

ARZOBISPO Muy seriamente habló don Francisco de Anuncibay. Vuestra sobrina es, ande
Dios y ante los hombres, la legítima esposa de don Juan.

OIDOR (Sorprendido) ¡La esposa de ese mequetrefe! Jamás. No he de tolerarle. Vamos


señor Arzobispo. Habéis perdido el juicio.

ARZOBISPO Nada de eso, don Francisco. Por el contrario, he arreglado un asunto que tenía
revuelta a toda Santafé. La mozuela tiene su marido y vuestra sobrina el suyo.

OIDOR (fuera de sí) ¡Pero casarla con semejante badulaque! Bien es cierto que ella ya
estaba quedándose para vestir santos. Pero yo hubiese conseguido un buen
marido.

ARZOBISPO Se lo he conseguido yo, señor Oidor. Y el hijo de vuestra sobrina tendrá un


padre.

OIDOR ¿El hijo de mi sobrina? ¿Cómo es esto? ¿De qué estáis hablando? Ah miserable.
(Comprende y se abalanza contra don Juan. Se interpone la dama Elvira)

DAMA Señor: No olvidéis que es mi esposo. (El oidor se contiene)

OIDOR (colérico) Escribiré al Rey. Me quejaré al Santo Padre. Elevaré una protesta ante
el Consejo de Indias.

DAMA ¿¿Y vais a poner así, en la picota, mi reputación, Señor tío??

OIDOR ¡Esto es una confabulación! Es el resultado de la intriga de este franciscano


metido a arzobispo. Pero yo también intrigaré para que os manden de Arzobispo
a las Islas Filipinas. Os lo juro.

ARZOBISPO (sonriente y conciliador) Mirad señor que os he hecho un gran favor si lo miráis
bien. Y, por Dios. ¡¡No juréis en vano!!

OIDOR (calmándose) Pero no podéis negar que el procedimiento ha sido un tanto


irregular.

ARZOBISPO Pero se ha guardado la forma, no ha habido vicio de consentimiento y el


Sacramento ha Bendecido a dos hermosas parejas. ¿No os parece, don
francisco?
OIDOR (resignado) Qué remedio queda. (Se acerca a don Juan. Este retrocede) No
seáis necio sobrino. Voy a daros un abrazo. (Lo lleva hasta un rincón y le dice)
Y ten cuidado con Pedro que tiene sueño ligero y es fuerte como un toro.

GALAN Descuidad señor. Lo conozco bien. No he de meterme en más problemas.

(Se abrazan todos, el Arzobispo abraza a los novios, doña Elvira a Marichuela, ella al oidor
su tío... Cuando él va a abrazar a Marichuela, la Mozuela, Pedro, su marido ya se acerca al
galán y le da un fuerte abrazo)

GALAN ¡Eh! Pedro que me vas a romper las costillas. Ten más cuidado.

VECINO Es verdad. Os voy a romper las costillas. Pero vos tened cuidado y nada os
ocurrirá. ¿Sabéis una cosa, don Juan? Sufro de insomnio y tengo un sueño muy
liviano.

DAMA (Que se ha acercado y ha oído las últimas palabras)¡Cosa extraña! ¡A mí me


ocurre lo mismo!

OIDOR (ya alegre y satisfecho) Excelencia, hijos míos, os convido a todos a mi casa a
celebrar el feliz acontecimiento. (Van saliendo a medida que habla el Oidor)

ARZOBISPO Os agradezco la invitación, señor Oidor, pero no me es posible ir, al menos por
ahora. Debo celebrar algunos matrimonios. Vosotros sabéis, son cosas del
oficio.

TELÓN
24 de septiembre de 1964

Transcrito el 27 de septiembre de 2010

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