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¿A Quién debo oír?

(Deuteronomio 18:15)

Ya hemos aprendido que con el nuevo nacimiento nos fue impartida una nueva naturaleza. Por
eso, en los Altares Familiares de hoy aprenderemos a entrenar nuestro oído espiritual para saber
a quién debemos escuchar.

Moisés le dice al pueblo que el Eterno levantaría un profeta "cómo él", de en medio de ellos, y
que es a Él quien deben oír. Claramente, si hemos leído un poco la historia del pueblo de Israel
en el desierto, la desobediencia es el común denominador de todos ellos.

Yeshúa es el "Profeta cómo Moisés", el cuál viene a librarnos de la esclavitud de la iniquidad y


el pecado para llevarnos a la Tierra Prometida, regresar a la gloria del Padre. Pero para ello
debemos "oírlo", es decir, obedecerlo en todo.

Sin embargo, la vieja naturaleza, el hombre carnal, no ve, no oye y no entiende nada de las cosas
del Espíritu pues se disciernen espiritualmente. Entonces, al recibir por gracia la nueva
naturaleza, es imprescindible entrenarnos para aprender a oír las cosas espirituales y caminar en
el centro de la voluntad divina.

Bíblicamente hablando, "oír" significa "obedecer", pero no hay ni uno que obedezca al Padre,
solo Yeshúa es completamente obediente (y nosotros en Él) La obediencia se expresa en una
decisión firme de oír para entender y hacer la voluntad de Dios, en una posición donde la Vida
de Yeshúa sea vista a través de cada uno de nosotros.

Incluso, ¡nadie puede oír la Voz del Padre si no es a través del Mesías! Todo lo que Yeshúa ha
oído del Padre nos lo quiere revelar por el Espíritu Santo. Pero el oído espiritual necesita
despertar porque estaba dormido a causa de la iniquidad, y solo la Palabra Profética puede
despertarle.

Por eso la Escritura que leímos al comienzo dice "Profeta" te levantará el Padre porque lo
primero que necesitamos para que nuestro oído despierte es la Palabra Profética. Los Profetas
antes de Yeshúa anunciaban al que vendría, los Profetas después de Yeshúa proclaman al qué
vino, su Vida, Muerte y Resurrección.

Yeshúa es el Profeta Mayor, Aquél que a través del Espíritu Santo vino a revelarse a si mismo y
a mostrarnos la gloria del Padre. Pero, tengamos esto en cuenta: La desobediencia es más que no
seguir los mandamientos, "desobedecer" es falta de disposición para oír la Palabra Profética.

La desobediencia es el fruto, pero la semilla es el continuo rechazo a oír lo que debo oír, la poca
actitud para oír con fe. Dios siempre está hablándole al Hijo y el Hijo anhelando comunicarnoslo
por el Espíritu, pero no siempre hay oídos despiertos, espirituales, deseosos de recibir las
instrucciones divinas.

¿A quién estás oyendo tu? Así como el hombre natural se alimenta por la boca, el hombre
espiritual se alimenta por lo que ve y lo que oye, ¡Mucho cuidado! ....¡Felices Altares Familiares
y un Shabat Shalom! Les amamos, familia.

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