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en Honduras
(Comentarios a la Ley sobre Justicia Constitucional
de enero de 2004)
ALLAN R. BREWER-CARÍAS
Profesor de la Universidad Central de Venezuela, de la Universidad de
Cambridge, UK. y de la Universidad de París II.
INTRODUCCIÓN
1
últimas décadas, con todos los altibajos derivados de la turbu-
lenta historia política de nuestros pueblos y a pesar de los mis-
mos. Honduras no escapa a ese proceso, pudiendo decirse que
en su ordenamiento constitucional actual, después de la reforma
constitucional adoptada mediante Decreto No. 162-2000 de 20
de diciembre de 2000, dispone de un completo sistema de justi-
cia constitucional el cual ahora ha encontrado desarrollo legisla-
tivo a través de la Ley sobre la Justicia Constitucional de enero
de 2004, la cual ha asegurado su efectivo ejercicio.
Con el sistema constitucional y legal actual, por tanto, pue-
de decirse que Honduras cuenta con todos los elementos nece-
sarios para consolidar el modelo de Estado Constitucional del
Derecho, cuyo objeto, en definitiva, es hacer efectivas las ga-
rantías constitucionales destinadas a asegurar la supremacía de
la Constitución, es decir, velar porque ésta permanezca siendo,
efectivamente, una ley suprema. Es a estos efectos que el con-
trol judicial de la constitucionalidad de los actos estatales puede
considerarse como de la esencia del rol del Poder Judicial, de
manera que se pueda asegurar que todo acto de los órganos que
ejercen el Poder Público que sea contrario a la Constitución,
pueda ser considerado nulo o pueda ser anulado.
Ahora bien, para entender adecuadamente el contenido de
la nueva Ley sobre la Justicia Constitucional en Honduras, es-
timamos conveniente, a manera de Introducción, situar el tema
bajo el ángulo del derecho comparado1, en el cual, en términos
generales, el marco general del control judicial de la constitu-
cionalidad de los actos del Estado se puede determinar tomando
en cuenta los siguientes elementos:
En cuanto a su objeto, el mismo consiste en asegurar la su-
premacía normativa de la Constitución por sobre todo acto esta-
1
Las referencias al derecho comparado que hacemos en este estudio, las hemos
tomado de lo que hemos expuesto en: Allan R. Brewer-Carías, Judicial Review in
Comparative Law, Cambridge University Press, 1989; Allan R. Brewer-Carías,
“La Jurisdicción Constitucional en América latina”, en Domingo García Belaúnde
y Francisco Fernández Segado, La Jurisdicción Constitucional en Iberoamérica,
Madrid 1997, pp. 117-161; Allan R. Brewer-Carías, El sistema mixto o integral
de control de constitucionalidad en Colombia y Venezuela, Bogotá, 1995; Allan
R. Brewer-Carías, Justicia Constitucional. Tomo VI, Instituciones Políticas y
Constitucionales, Caracas 1996; y Allan R. Brewer-Carías, Études de Droit Pu-
blic Comparé, Bruylant, Bruxelles 2001.
2
tal, es decir, sobre todo acto dictado en ejercicio del Poder Pú-
blico, incluyendo, por supuesto, las leyes y demás actos del
Parlamento. Como consecuencia, los tribunales llamados a ejer-
cer tal control de constitucionalidad pueden anular todos los
actos estatales que sean inconstitucionales o declararlos y con-
siderarlos nulos por inconstitucionales e inaplicarlos en los
casos concretos que decidan.
Por otra parte, el control de constitucionalidad también tie-
ne por objeto particular asegurar la vigencia de la parte dogmá-
tica de la Constitución, es decir, de los derechos declarados en
el texto fundamental, así como de todos los que sin estar enu-
merados en forma expresa, sean inherentes a la persona huma-
na. A estos efectos es que se han establecido, además, acciones
específicas de protección como las de amparo, hábeas corpus y
hábeas data.
Además, el control judicial de la constitucionalidad tam-
bién tiene por objeto asegurar la efectiva vigencia de la parte
orgánica de la Constitución, la cual en el mundo moderno y en
el Estado democrático, siempre se ha construido sobre la base
de los principios tanto de la separación orgánica de poderes,
como de la distribución territorial del Poder Público. Es decir,
en definitiva, el control de constitucionalidad busca asegurar la
vigencia de las normas constitucionales tanto atributivas de
poder como limitativas del mismo.
En tal sentido, a los efectos de velar por el respeto del prin-
cipio de la separación de poderes, el Poder Judicial es el llama-
do a resolver los conflictos entre los Poderes Legislativo y Eje-
cutivo y, además, respecto de los otros órganos constitucionales
con autonomía funcional, de manera que todos actúen conforme
a los poderes atribuidos en la Constitución, sancionando toda
usurpación, por inconstitucionalidad.
Además, corresponde a los órganos judiciales encargados
del control de la constitucionalidad, mantener el principio de la
distribución territorial del poder que establece la Constitución
conforme al esquema de descentralización política que dispon-
ga, haciendo respetar la autonomía de las entidades regionales y
municipales que están constitucionalmente establecidas.
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Por último, también forma parte del objeto del control judi-
cial de la constitucionalidad, velar por el mantenimiento del
régimen político democrático, de manera de asegurar que no se
rompa; sancionando cualquier actuación que sea contraria a los
valores de la democracia que establece la Constitución. Por ello,
incluso, en algunos países, los Tribunales Constitucionales tie-
nen competencias para proscribir la actuación de partidos polí-
ticos cuyo objeto sea destruir la democracia misma.
Ahora bien, a los efectos de asegurarle al Poder Judicial la
posibilidad de asumir el rol esencial que debe tener en el Estado
Constitucional de derecho, de interpretación de la Constitución
y de ejercer el control de la constitucionalidad de los actos esta-
tales; en el mundo contemporáneo se han venido estableciendo
una variedad de sistemas de justicia constitucional de acuerdo a
las peculiaridades de cada país y de cada sistema constitucional.
Estos sistemas de justicia constitucional, en definitiva se pueden
agrupar en relación con él o los órganos judiciales llamados a
ejercer tal control de la constitucionalidad.
En efecto, en todos los sistemas de justicia constitucional,
la potestad de ejercer el control de la constitucionalidad siempre
se atribuye, o a todos los jueces que integran el Poder Judicial,
o a un solo órgano del mismo. De allí la clásica distinción de
los sistemas de justicia constitucional según el método de con-
trol que se ejerce: en primer lugar, el método difuso de control,
cuando el poder para apreciar la constitucionalidad o inconsti-
tucionalidad de las leyes y, en su caso, declarar su inconstitu-
cionalidad, se atribuye a todos los jueces de un país, cualquiera
que sea su jerarquía; y en segundo lugar, el método concentrado
de control, conforme al cual el poder anulatorio de las leyes y
demás actos estatales contrarios a la Constitución se atribuye a
un solo órgano judicial, sea a la Corte Suprema de Justicia del
país o a un Tribunal Constitucional especialmente creado para
ello.
Ambos sistemas de justicia constitucional, sin duda, res-
ponden a principios diferentes, pero pueden coexistir en parale-
lo, como sucede en buena parte de los regímenes constituciona-
les de los países latinoamericanos y como está regulado en la
Constitución de Honduras.
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En el mundo contemporáneo, por tanto, ya no es posible
sostener que el sistema de justicia constitucional que se esta-
blezca en un país, tiene que optar entre uno u otro método de
control, el concentrado o el difuso, y menos señalar que alguno
de ellos pueda ser incompatible con los sistemas jurídicos del
common law o del derecho civil. La realidad muestra, efectiva-
mente, que en una forma u otra, ambos métodos de control de la
constitucionalidad coexisten en muchos países, particularmente
en América Latina, donde se ha venido configurando un sistema
mixto o integral de control de constitucionalidad.
El método difuso de control de constitucionalidad, como
poder atribuido a todos los jueces de un país para poder decidir
sobre la inconstitucionalidad de una ley que deba aplicarse en
un caso concreto, desaplicándola y aplicando preferentemente
la Constitución, responde al principio de la garantía objetiva de
la supremacía de la Constitución. Conforme a esta principio,
todo acto contrario a la Constitución debe considerarse nulo; y
todos los jueces tienen el poder-deber de apreciar dicha nulidad.
Ello es la consecuencia lógica cuando se habla de la Constitu-
ción como ley suprema.
Este método de control tiene su origen en los Estados Uni-
dos de Norteamérica, precisamente a raíz de la sentencia dicta-
da en el caso Marbury vs. Madison de 1803, en la cual la Corte
Suprema de ese país aplicó la Constitución como ley suprema,
desaplicando la ley correspondiente al decidir un caso concreto,
la cual se consideraba que contrariaba la Constitución, siendo
por tanto considerada nula. El método difuso de control fue
luego adoptado, también en forma pretoriana, en México
(1857), Argentina (1860) y Brasil (1890) y luego, incluso in-
corporado al texto expreso de muchas leyes y Constituciones.
Así sucedió por ejemplo, en el Código de Procedimiento Civil
venezolano (1897) y luego en las Constituciones de Colombia
(1910), Bolivia (1994), Perú (1993), Venezuela (1999) y Hon-
duras (2000).
El método difuso de control de la constitucionalidad, en to-
do caso, se caracteriza por ser de carácter incidental, en el sen-
tido de que se ejerce al decidirse un caso concreto, como poder
que puede ejercer cualquier juez, incluso de oficio. En estos
casos, en consecuencia, la decisión adoptada sólo tiene efectos
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inter partes y meramente declarativos. El juez, en estos casos,
nunca anula la ley, sólo la considera nula, por lo que la decisión
tiene efectos ex tunc, pro praeterito.
En relación con este método difuso de control de constitu-
cionalidad, se ha planteado el problema de la eventual falta de
uniformidad o la disparidad de decisiones que podrían adoptar
los jueces de distinta jerarquía, sobre un tema de inconstitucio-
nalidad de una ley. La solución a este problema, en todo caso,
se ha establecido mediante correctivos que los propios sistemas
constitucionales han ido van adoptando, como la atribución del
carácter vinculante a la decisión que adopte la Corte Suprema
de Justicia en la materia, como sucede en los Estados Unidos de
América, y como se ha establecido en Argentina, Colombia o
Venezuela, al conocer de un recurso extraordinario de revisión.
En efecto, este correctivo deriva de los mecanismos de consulta
o revisión extraordinaria de las sentencias que se dicten con-
forme al método difuso, lo que permite al Tribunal Supremo
uniformizar la jurisprudencia y resolver con carácter obligatorio
y vinculante sobre el tema. Otro correctivo al problema se logra
con el establecimiento, en paralelo al método difuso, del méto-
do concentrado de control de constitucionalidad de las leyes.
Por otra parte, en cuanto al método concentrado de control
de constitucionalidad, puede decirse que el mismo tiene su ori-
gen en América Latina y fue luego desarrollado, durante el siglo
XX, en Europa. Se caracteriza por la atribución a un solo órga-
no judicial (que puede ser el Tribunal o Corte Suprema con o
sin Sala Constitucional, o un Tribunal Constitucional especial),
del poder de conocer de la impugnación de leyes por inconstitu-
cionalidad, y de anularlas en caso de que sean contrarias a la
Constitución, con efectos erga omnes.
En América Latina, este poder se atribuyó inicialmente a
las Cortes Supremas de Justicia, y luego de que en Europa, a
partir de la década de los veinte del siglo pasado y conforme a
las propuestas de Hans Kelsen, se comenzaran a crear Tribuna-
les Constitucionales especiales para ejercer el control concen-
trado, esta figura institucional se introdujo en América Latina,
particularmente en Guatemala, Chile, Colombia, Bolivia, Ecua-
dor y Perú.
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En otros casos, para ejercer el método concentrado de con-
trol de constitucionalidad, se han creado Salas Constitucionales
especializadas en las Cortes Supremas de Justicia, como es el
caso de Costa Rica, El Salvador, Honduras y Venezuela; y en
otros casos, es la Corte Suprema de Justicia la que ejerce el
control, como es el caso de Panamá, Nicaragua, México, Uru-
guay y Paraguay.
El método concentrado de control de constitucionalidad de
las leyes, por tanto, se caracteriza por la atribución a un solo
órgano judicial del poder anulatorio de las mismas, más que por
el hecho de que para tal efecto se cree o exista un Tribunal
Constitucional. Lo importante es la concentración de control en
un órgano judicial, más que la forma o naturaleza que puede
tener el mismo.
Este método concentrado de control de la constitucionali-
dad, a diferencia del método difuso, se ejerce en un proceso en
el cual su objeto principal es, precisamente, la decisión sobre la
inconstitucionalidad de una ley, la cual puede consistir en una
decisión anulatoria de la misma, con efectos generales, erga
omnes, y ex nunc, es decir pro futuro teniendo la decisión en
consecuencia, carácter constitutivo.
El método concentrado de control, por otra parte, puede ser
previo o posterior, según que se pueda ejercer contra leyes antes
de que entren en vigor o sólo una vez que están vigentes. En
algunos casos, como en relación con los Tratados, algunas
Constituciones permiten la revisión constitucional por el juez
constitucional, de la ley aprobatoria antes de que sea publicada,
como sucede en Colombia y en Venezuela.
El método concentrado de control, además, puede ser prin-
cipal o incidental, según que la cuestión de la inconstitucionali-
dad de la ley llegue al juez constitucional por vía de una acción
de inconstitucionalidad, la cual incluso en algunos casos, como
sucede en Colombia, Panamá y Venezuela, puede ser una ac-
ción popular; o que llegue por vía incidental, por una incidencia
planteada en un juicio concreto, como excepción de inconstitu-
cionalidad. La cuestión de inconstitucionalidad, en estos casos,
incluso puede ser planteada de oficio por el juez, como sucede
en Venezuela.
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Ahora bien, teniendo en cuenta los anteriores parámetros
que muestra el derecho comparado, a continuación analizare-
mos, en primer lugar, las bases constitucionales y legales del
sistema hondureño de justicia constitucional; en segundo lugar,
el método difuso de control de constitucionalidad; en tercer
lugar, el método concentrado de control de constitucionalidad;
en cuarto lugar, las acciones de protección de los derechos
humanos; y en quinto lugar, la garantía ex post facto del debido
proceso y la revisión extraordinaria de sentencias.
PRIMERA PARTE:
I. ANTECEDENTES
Todos los elementos antes mencionados relativos al control
de la constitucionalidad de las leyes puede decirse que en gene-
ral se han incorporado al constitucionalismo hondureño, parti-
cularmente después de la reforma constitucional realizada me-
diante el Decreto Nº 162-2000 de 20 de diciembre de 2000. El
sistema, en todo caso, no responde a una innovación total efec-
tuada con dicha reforma, sino que tiene sus antecedentes en
regulaciones constitucionales que se introdujeron desde el Siglo
XIX.
En efecto, en cuanto a las acciones de protección de los de-
rechos constitucionales, el habeas corpus fue establecido en
Honduras como derecho a partir de la Constitución de 1865 (art.
77), y en la Constitución de 1894 se garantizó que:
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En efecto, la Ley de Amparo de 14 de abril de 1936 (re-
formada por Decreto Nº 125 de 1967), la cual fue dictada por la
Asamblea Nacional Constituyente antes de sancionarse la Cons-
titución de diciembre de 1936, reguló el derecho de toda perso-
na de pedir amparo “para que, en casos concretos, se declare
que una ley, un reglamento o una disposición de la autoridad,
no le es aplicable por ser inconstitucional (art. 1,2), atribuyendo
la competencia para conocer de dichos amparos contra normas,
calificado impropiamente como un “recurso de inconstituciona-
lidad”, a la Corte Suprema de Justicia (art. 5,1). Ello condujo a
que se consolidara el método concentrado de control de la cons-
titucionalidad con efectos respecto de los casos concretos, es
decir, con efectos inter partes, quedando inoperante el método
difuso de control de constitucionalidad de las leyes que las
Constituciones continuaron regulado.
En las Constituciones de 1957 y de 1965, en efecto, se repi-
tió la misma norma sobre el método difuso de control de la
constitucionalidad de las leyes (art. 141), el cual sin embargo,
tampoco encontró desarrollo alguno en los tribunales, permane-
ciendo en aplicación el régimen de control concentrado de la
constitucionalidad de las leyes a cargo de la Corte Suprema de
Justicia, pero con solos efectos inter partes, que derivaba del
régimen de la Ley de Amparo, y de las propias normas consti-
tucionales.
En efecto, el artículo 232,11 de la Constitución de 1957
(art. 230,11 de la Constitución de 1965) atribuyó a la Corte
Suprema de Justicia competencia para “declarar la inconstitu-
cionalidad de las leyes en la forma y casos previstos en esta
Constitución”, como competencia “originaria y exclusiva” (art.
237; art. 234 de la Constitución de 1965) consistente en la po-
testad de “la declaración de inconstitucionalidad de una ley y la
inaplicación de las disposiciones afectadas por aquélla” (art.
238; art. 236 de la Constitución de 1965). El ejercicio de dicha
competencia por la Corte se podía requerir por vía de acción,
por vía de excepción y a solicitud de los jueces que conocieran
de cualquier procedimiento judicial; y la decisión de la Corte
sólo podía referirse al caso concreto, y sólo tenía efectos en los
procedimientos en los cuales se hubiera pronunciado (art. 239;
art. 237 de la Constitución de 1965). Tales potestades llevaron a
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la Corte Suprema a ejercer en forma exclusiva el control de la
constitucionalidad de las leyes y la declaración de su inaplicabi-
lidad en el caso concreto, quedando entonces sin aplicación
alguna el artículo 141 sobre el método difuso de control de
constitucionalidad de las leyes.
La Constitución de 1982, sancionada mediante Decreto Nº
131 de la Asamblea Nacional Constituyente, siguió la misma
orientación de los textos precedentes en cuanto al sistema de
justicia constitucional, regulando el control concentrado con
efectos inter partes a cargo de la Corte Suprema de Justicia
(arts 184 y 185), y el método de control difuso de la constitu-
cionalidad de las leyes (art. 315), el cual tampoco tuvo aplica-
ción practica por la pervivencia de las regulaciones de la Ley de
Amparo de 1936, asumiendo la Corte Suprema el monopolio
del control de la constitucionalidad de las leyes.
La reforma constitucional más importante en esta materia,
por tanto, puede decirse que se produjo a través del Decreto Nº
162-2000 del 20 de diciembre de 2000, mediante el cual se
transformó el método de control concentrado de la constitucio-
nalidad de las leyes, que pasó de tener efectos de inaplicabilidad
inter partes de las leyes a tener efectos anulatorios (derogato-
rios) de las mismas, con carácter general. La reforma de 2000,
además, creó la Jurisdicción Constitucional a cargo de la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (art. 316),
atribuyéndole la competencia, precisamente, para anular las
leyes inconstitucionales, al establecerse que “las sentencias que
declaren la inconstitucionalidad de una norma será de ejecución
inmediata y tendrá efectos generales, y por tanto derogarán la
norma inconstitucional’ (art. 316). Se pasó así, como se ha di-
cho, de un método de control concentrado con efectos inter
partes, a un método de control concentrado con efectos genera-
les, erga omnes, con lo que el método difuso de control de la
constitucionalidad de las leyes que se conserva en el texto cons-
titucional (art. 320) ha adquirido plena operatividad, como po-
testad atribuida a todos los jueces para desaplicar las leyes que
consideren inconstitucionales al decidir los casos concretos que
deben resolver.
En esta reforma de 2000, además, se atribuyó a la Sala de
lo Constitucional la competencia para dirimir los conflictos
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entre los Poderes del Estado, incluido el Tribunal Nacional de
Elecciones, así como entre las demás entidades u órganos que
indique la ley (art. 316).
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constitucionalidad de una ley, el cual no es el tema decidendum
ni el objeto principal del proceso.
El poder-deber del juez, por tanto, al decidir un caso con-
creto sobre cualquier asunto en el cual debe aplicar una ley,
consiste en aplicar con preferencia la Constitución para resolver
el asunto concreto, en caso de que estime que dicha ley es in-
compatible con una norma constitucional.
Esta decisión en relación con la Constitución y la desapli-
cación de la ley en caso de incompatibilidad al resolverse judi-
cialmente el caso concreto, por otra parte, puede adoptarla el
juez de oficio o a instancia de parte. La Constitución no distin-
gue en esta materia, por lo que la cuestión de la inconstituciona-
lidad de la ley que deba aplicar un juez para resolver el caso
concreto que está conociendo, puede ser planteada de oficio por
el propio juez. Por supuesto, también puede tener su origen en
una excepción de inconstitucionalidad que presenten las partes
en el proceso.
Los efectos de la decisión del juez de desaplicar una ley al
resolver un caso concreto, aplicando preferentemente la Consti-
tución, por otra parte, son de carácter declarativo. El juez cons-
tata la incompatibilidad de la ley con la Constitución; la consi-
dera nula, sin valor y declara la inaplicación de la ley para deci-
dir el caso. El juez, por tanto, no anula la ley, sino que sólo la
considera inconstitucional y, por tanto, como si no existiera
para el caso concreto. Por eso la desaplica, teniendo su decisión,
por tanto, efectos ex tunc, retroactivos, pero sólo respecto de las
partes en el proceso. Es decir, la decisión en el método difuso
de control de constitucionalidad de las leyes, sólo tiene efectos
inter partes.
Este método difuso de control de la constitucionalidad ex-
presamente previsto en la Constitución, como se ha dicho, du-
rante el Siglo XIX tuvo un origen pretoriano tanto en los Esta-
dos Unidos de América como en América Latina (comenzando
por Argentina), habiéndose ejercido por los jueces, incluso en
ausencia de previsiones constitucionales o legislativas expresas,
basándose en el desarrollo del principio de la supremacía cons-
titucional.
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2. El método concentrado de control
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Ahora bien, esta competencia de la Corte Suprema de Jus-
ticia para ejercer el método concentrado de control de la consti-
tucionalidad de las leyes, conforme al artículo 316 de la Consti-
tución, se atribuye en particular a la Sala de lo Constitucional
de la Corte, la cual se configura entonces como la Jurisdicción
Constitucional en Honduras, con competencia para:
1. Conocer, de conformidad con esta Constitución y la ley, de
los recursos de hábeas corpus, amparo, inconstitucionalidad
y revisión, y
2. Dirimir los conflictos entre los Poderes del Estado, incluido
el Tribunal Nacional de Elecciones, así como entre las de-
más entidades y órganos que indique la ley.
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arrollar legislativamente, en primer lugar, tanto el control difu-
so de la constitucionalidad de las leyes, como el control concen-
trado de la constitucionalidad de las mismas ejercido por la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia como Ju-
risdicción Constitucional, a la cual también se atribuye la reso-
lución de los conflictos constitucionales entre los órganos del
Estado; y en segundo lugar, el sistema de protección específica
de los derechos humanos a través de los recursos de amparo,
hábeas corpus y hábeas data. La Ley sobre Justicia Constitucio-
nal fue sancionada por el Congreso Nacional en enero de 2004,
encomendándose en su artículo 116 a la Corte Suprema de Jus-
ticia, por medio de la Sala de lo Constitucional, velar por el
estricto cumplimiento de lo dispuesto en la misma.
A la Ley se la denominó “Ley sobre Justicia Constitucio-
nal”, pues como se ha dicho anteriormente, luego de la reforma
constitucional de 2000, en Honduras, al contrario de los que
sucede, por ejemplo, en Costa Rica o Panamá, la justicia consti-
tucional no se concentra en un solo órgano judicial que confor-
maría la Jurisdicción Constitucional, y que en Honduras sería la
Corte Suprema de Justicia a través de su Sala de lo Constitucio-
nal.
Esta Sala, sin duda, se configura en Honduras como la Ju-
risdicción Constitucional, noción orgánica que identifica un
órgano judicial que ejerce el control concentrado de la constitu-
cionalidad de las leyes y demás actos normativos de ejecución
inmediata de la Constitución, con poderes derogatorios (o anu-
latorios) de las mismas; pero sin tener el monopolio de la justi-
cia constitucional, noción material equiparable a control de
constitucionalidad, la cual como se ha dicho, también se ejerce
por todos los jueces u órganos jurisdiccionales mediante el mé-
todo difuso de control de constitucionalidad. En todo caso, en la
Ley, al crearse la Secretaría de la Sala Constitucional, se indicó
expresamente que la Sala tiene como “papel fundamental” el
“ser guardián de la Constitucionalidad de las leyes y protector
de la Justicia Constitucional” (art. 125).
Pero además de regular a la Sala de lo Constitucional como
Jurisdicción Constitucional, la Ley regula las competencias en
materia de justicia constitucional que ejercen los demás tribuna-
les u órganos jurisdiccionales, por ejemplo, cuando conocen de
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las acciones de hábeas corpus, amparo o hábeas data, o cuando
ejercen el método de control difuso de la constitucionalidad de
las leyes.
El “título” del artículo 4 de la Ley, por tanto, puede consi-
derarse que está errado, al haber lamentablemente confundido el
legislador la expresión “Jurisdicción constitucional” con “justi-
cia constitucional”. En dicha norma, en lugar de la frase: ”Re-
glas especiales de la Jurisdicción Constitucional” debió haberse
expresado: “Reglas especiales de la justicia constitucional”,
máxime si la norma del artículo comienza con la frase “En el
ejercicio de la justicia constitucional los órganos jurisdicciona-
les observarán...”
Como consecuencia, conforme a la Ley, todos los tribuna-
les u órganos jurisdiccionales que conocen de cuestiones de
constitucionalidad (incluida la Sala de lo Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia, como Jurisdicción Constitucional)
ejercen la justicia constitucional, (art. 3, 4, 5 y 6) de acuerdo
con la Constitución y la Ley, y sólo sometidos a sus normas
(art. 5). Por ello, el artículo 3° de la Ley dispone que los Juzga-
dos y Tribunales a que se refiere la Ley ejercen la justicia cons-
titucional y a ellos les corresponde conocer de las acciones de:
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diversas acciones de carácter constitucional, sino que contenía
regulaciones sustantivas sobre el objeto de la justicia constitu-
cional en general, al indicar que con ella se busca:
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la de lo Constitucional, a la cual corresponde la jurisdicción
constitucional.
La Sala de lo Constitucional estará integrada por cinco (5) ma-
gistrados de la Corte Suprema de Justicia, designados por el
pleno de la misma.
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los Títulos Sexto y Séptimo para algunas Disposiciones Comu-
nes, Finales y Transitorias (art. 113 a 127).
Todos los órganos jurisdiccionales, incluyendo la Sala de
lo Constitucional, cuando ejercen la justicia constitucional,
están sometidos a las mismas reglas procesales comunes que
establece el artículo 4 y que son las siguientes (Se trata de re-
glas para el ejercicio de la justicia constitucional y no de “Re-
glas especiales de la Jurisdicción constitucional” como inco-
rrectamente reza el “título” del artículo):
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En todo caso, y como norma supletoria, el artículo 121 de
la Ley autoriza a la Sala de lo Constitucional para establecer en
los casos no previstos en la Ley, el procedimiento para conocer
de los asuntos que se sometan a su decisión, en las resoluciones
que adopte de conformidad con la naturaleza del asunto.
En el artículo 2 de la Ley se establece una norma interpre-
tativa general, conforme al principio de la progresividad en la
protección de los derechos humanos y del orden jurídico consti-
tucional, incluso, exigiendo que la interpretación se haga con-
forme a los Tratados, convenciones y demás instrumentos inter-
nacionales vigentes en la República, tomando en consideración
las interpretaciones hechas por los Tribunales internacionales.
Ello permite insertar el sistema nacional de garantía de la Cons-
titución a los principios del Sistema Interamericano de Protec-
ción a los Derechos Humanos. Dicha norma, en efecto, dispone:
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2. La regulación actualizada de las clásicas acciones de pro-
tección de los derechos humanos: amparo y hábeas corpus
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Corte de Apelaciones (art. 67). En cuanto a las sentencias de
primera instancia de las Cortes de Apelaciones en materia de
amparo, también se establece la consulta obligatoria por ante la
Sala Constitucional de la Corte Suprema (art. 67).
En cuanto a las sentencias de las Cortes de Apelaciones
dictadas en segunda instancia, la ley prevé la posibilidad de
ejercicio de un recurso de revisión extraordinario (petición de
estudio) por ante la Sala Constitucional (art. 67), el cual es de
conocimiento discrecional, a juicio de la Sala.
3. La nueva y confusa regulación de la acción de habeas
data
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En cuanto al método difuso de control, la Ley por primera
vez actualizó la norma constitucional, precisando que el control
se puede ejercer por el juez competente que debe resolver el
caso concreto, incluso de oficio (art. 74. Se establece la posibi-
lidad de apelación contra la sentencia que se dicte en la materia,
y en cuanto a las sentencias de segunda instancia dictadas por
las Cortes de Apelaciones, se prevé la consulta obligatoria ante
la Sala de lo Constitucional, en cuyo caso ésta también tiene
poder discrecional de decidir (art. 78), quedando a juicio de la
Sala su admisión.
En cuanto al control concentrado de la constitucionalidad
de las leyes, conforme a la orientación de la Constitución, la
Ley estableció la competencia de la Sala de lo Constitucional
para conocer de la acción, atribuyéndosele además competencia
para la resolución de conflictos constitucionales entre los órga-
nos del Estado (art. 109).
Los aspectos más relevantes de la Ley en esta materia son
los siguientes:
Respecto del objeto de control, procede la acción de in-
constitucionalidad contra las leyes; contra normas de carácter y
aplicación general, excepto los reglamentos cuya impugnación
debe hacerse por ante la jurisdicción contencioso administrati-
va; contra las reforma constitucional adoptadas con inobservan-
cia de los requisitos establecidos en la Constitución; contra las
leyes aprobatorias de tratados internacionales que afecten una
disposición constitucional, sancionadas sin seguirse el procedi-
miento establecido (art. 17) en la Constitución; y contra las ley
que contraríen lo dispuesto en un Tratado o convención interna-
cional del que Honduras forme parte (art. 76).
Respecto de la legitimación activa para interponer la ac-
ción, la Ley sigue el criterio restringido establecido en la Cons-
titución, limitándolo a los titulares de un interés personal, direc-
to y legitimo (art. 77), y la acción es imprescriptible, en el sen-
tido de que puede interponerse en cualquier momento.
El método concentrado de control de la constitucionalidad,
por otra parte, se puede ejercer también por vía incidental,
cuando se interponga una excepción de inconstitucionalidad de
una ley en un proceso (art. 82) o mediante remisión que haga
25
ante la Sala de lo Constitucional un Tribunal que conozca del
asunto, para que la Sala de lo Constitucional decida la inconsti-
tucionalidad antes de que el juez dicte sentencia (art. 87). En
estos casos de remisión del asunto a la Sala Constitucional con-
tinúa el procedimiento judicial de la cuestión principal, el cual
sólo se suspende al momento de la citación para sentencia, en
espera de la resolución sobre la inconstitucionalidad (art. 77)
por la Sala de lo Constitucional.
Por último, en cuanto a los efectos de la sentencia, la Ley
también establece los efectos generales, erga omnes, con carác-
ter derogatorio (anulatorio) del acto impugnado (art. 94).
Como se puede apreciar de lo antes expuesto, el sistema
hondureño de justicia constitucional, conforme a la normativa
de la Constitución vigente, puede considerarse como un sistema
mixto o integral que combina el método difuso con el método
concentrado de control de la constitucionalidad de las leyes.
La Constitución crea la Jurisdicción Constitucional atribu-
yéndole competencia a la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia, para conocer del control concentrado de la
constitucionalidad de las leyes así como para la resolución de
conflictos constitucionales ante los órganos del Poder Público.
Además, se regulan las acciones de protección de los derechos
humanos, es decir, el amparo, el hábeas corpus y el hábeas data,
atribuyéndose la competencia para conocer de las acciones a los
Tribunales en general, incluyéndose en ciertos casos a la Sala
de lo Constitucional.
Este sistema de justicia constitucional desarrollado median-
te por la Ley, permitirá un más adecuado ejercicio del control
de constitucionalidad, incorporando a Honduras en las moder-
nas corrientes de la Justicia Constitucional.
SEGUNDA PARTE
26
I. EL MARCO CONSTITUCIONAL COMPARADO
27
garantía objetiva de la Constitución, es el principio de la nuli-
dad de los actos estatales y, particularmente de las leyes que
colidan con la Constitución, lo que significa que un acto estatal
nulo no puede producir efectos, y no necesitaría de ningún otro
acto estatal posterior para quitarle su calidad usurpada de acto
estatal. Al contrario, si otro acto estatal fuera necesario para
ello, entonces la garantía no sería la nulidad del acto, sino su
anulabilidad.
En conclusión, en el método difuso de control de la consti-
tucionalidad, el deber de todos los jueces es el de examinar la
constitucionalidad de las leyes que deban aplicar en el caso
concreto, y declarar, cuando ello sea necesario, que una ley
particular no debe ser aplicada a la decisión de un proceso espe-
cífico que el juez esté conociendo, en razón de que es inconsti-
tucional, la cual, por tanto, debe considerarse nula y sin valor,
para la resolución del caso.
Lo anterior conduce al aspecto central de la racionalidad del
método difuso de control de la constitucionalidad, el cual es que el
poder para declarar la inconstitucionalidad de la legislación es
atribuido a todos los jueces de un país determinado, y no sólo
una Corte o Tribunal en particular. Pero en su origen, la particula-
ridad del sistema norteamericano estuvo en que dicho poder de
todos los tribunales no estaba expresamente previsto en la Consti-
tución, aún cuando se derivaba del conjunto del sistema consti-
tucional. En el mismo sentido se desarrolló el sistema en Argen-
tina, como creación pretoriana de la Suprema Corte de la Na-
ción.
Sin embargo, en contraste con los sistemas norteamericano
y argentino, en los demás países latinoamericanos el poder de
control difuso de la constitucionalidad de las leyes por parte de
todos los jueces se ha establecido expresamente de forma gene-
ral, como una norma de derecho positivo.
Así, por ejemplo, desde 1910, la Constitución colombiana
prevé que:
28
rídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales. (art. 4 C.
1991).
29
En cuanto a Ecuador, la Constitución de 1998 atribuye a la
Corte Suprema de Justicia y a los tribunales de última instancia
competencias “para declarar inaplicable un precepto legal con-
trario a las normas de la Constitución”, no teniendo dicha decla-
ración “fuerza obligatoria sino en las causas en que se pronun-
ciare” (art. 141).
2
Como señalamos, en las referencias al derecho comparado sobre el método difuso
de control de constitucionalidad, seguimos lo que hemos expuesto en Allan R.
Brewer-Carías, Judicial Review in Comparative Law, Cambridge University Pre-
ss, 1989; Allan R. Brewer-Carías, “La Jurisdicción Constitucional en América la-
tina”, en Domingo García Belaúnde y Francisco Fernández Segado, La Jurisdic-
ción Constitucional en Iberoamérica, Madrid 1997, pp. 117-161; Allan R. Bre-
wer-Carías, Justicia Constitucional. Tomo VI, Instituciones Políticas y Constitu-
cionales, Caracas 1996; y Allan R. Brewer-Carías, Études de Droit Public Com-
paré, Bruylant, Bruxelles 2001.
30
nalidad también fue una creación de la Suprema Corte, en el
caso Sojo (1887) relativo a la inconstitucionalidad de una ley
que buscaba ampliar la jurisdicción derivada de la Corte Su-
prema.
En cuanto al sistema brasilero de control de la constitucio-
nalidad, al igual que el sistema argentino, se trata de uno de los
sistemas latinoamericanos más cercanos al modelo norteameri-
cano. Sin embargo, a partir de la Constitución de 1934, puede
considerarse como un sistema mixto después de la previsión de
una acción directa de inconstitucionalidad, que puede ser inten-
tada ante el Tribunal Supremo Federal con el fin de impugnar
una ley.
En cuanto al método difuso, éste fue expresamente previsto
desde la Constitución de 1891, al atribuirse al Tribunal Supre-
mo Federal competencia para juzgar, mediante recursos extra-
ordinarios, los casos decididos en última instancia por otros
tribunales u otros jueces, en primer lugar, cuando las decisiones
cuestionadas estén en contradicción con una disposición de la
Constitución o nieguen una ley federal o un tratado; en segundo
lugar, cuando declaran la inconstitucionalidad de un tratado o
de una ley federal, y en tercer lugar, cuando estimen que una
ley u otro acto de un gobierno local es contrario a la Constitu-
ción o a una ley federal válida (art. 102, III Constitución). Esta
norma establece, de esta manera, el método difuso de control de
la constitucionalidad, así como la facultad del Tribunal Supre-
mo Federal para intervenir en cualquier procedimiento relativo
a la constitucionalidad de las leyes.
En cuanto a México, la Constitución de 1847, igualmente
bajo la influencia del sistema de control de la constitucionalidad
norteamericano, adoptó el método difuso al atribuir a los tribu-
nales federales el deber de "proteger" los derechos y las liberta-
des enumerados en la Constitución contra cualquier acción de
los poderes ejecutivo y legislativo de los Estados miembros o
de la Federación. El sistema adquirió perfiles propios en la
Constitución de 1857, que creó esa institución jurisdiccional
única conocida como juicio de amparo, regulada en la actuali-
dad en las disposiciones del texto constitucional de acuerdo a
las pautas determinadas desde la Constitución de 1917.
31
Debe señalarse que el juicio de amparo es una institución
compleja que comprende por lo menos cinco acciones y proce-
dimientos judiciales diferentes: el amparo libertad (habeas cor-
pus), el amparo judicial (casación), el amparo administrativo
(contencioso-administrativo), el amparo agrario y el amparo
contra leyes. Entre estos cinco aspectos o contenidos del juicio
de amparo, únicamente el último podría considerarse como un
medio particular de protección judicial de la Constitución y de
control de la constitucionalidad de los actos legislativos, com-
partiendo algunos puntos comunes con el sistema difuso de
control de la constitucionalidad.
En todo caso, en el juicio de amparo, el control judicial de
la constitucionalidad de la legislación tiene un carácter inciden-
tal con respecto a un procedimiento judicial concreto en el que
se plantea la cuestión constitucional, lo que origina el uso del
recurso de amparo contra la decisión judicial que aplica la ley
anticonstitucional. Este recurso de amparo se intenta contra la
“autoridad pública” que dictó el acto cuestionado: el juez que
dictó la sentencia; la autoridad administrativa que produjo el
acto administrativo; o las autoridades legislativas que sanciona-
ron la ley objeto del amparo contra leyes. Este aspecto pone de
manifiesto otra diferencia sustancial en lo que se refiere a las
partes involucradas entre el sistema mexicano y el método difu-
so general, pues en el sistema difuso general, las partes en el
juicio donde se plantea la cuestión constitucional siguen siendo
las mismas del proceso.
Ahora bien, en cuanto al "amparo contra leyes", su particu-
laridad reside en el hecho de que se trata de un procedimiento
iniciado mediante una acción directa intentada por un deman-
dante ante un Tribunal Federal de Distrito contra una ley parti-
cular, siendo la parte acusada el órgano legislativo que la produ-
jo, el Presidente de la República o los Gobernadores de Estado
que la promulgaron, y los Secretarios de Estado quienes la re-
frendaron y ordenaron su publicación. En estos casos, las deci-
siones judiciales de los Tribunales federales o de Distrito pue-
den ser objeto de una revisión por parte de la Corte Suprema de
Justicia.
En esta forma, el amparo contra leyes en México ha sido
considerado como una “acción directa” contra una ley no siendo
32
necesaria para su ejercicio la existencia de un acto administrati-
vo concreto o de una decisión judicial que la aplique. Sin em-
bargo, dado que la cuestión constitucional planteada no puede
ser abstracta, sólo las leyes que afectan directamente al deman-
dante, sin necesidad alguna de otro acto del Estado inmediato o
posterior, pueden ser objeto de esta acción. Así pues, el objeto
de la acción son las leyes auto-aplicativas, es decir, aquellas
que, por su contenido causan un perjuicio directo y personal al
demandante. Por ello, en principio, la acción de amparo contra
leyes debe plantearse ante los tribunales en un plazo de 30 días
a partir de su publicación, y la decisión judicial respectiva, por
supuesto, como en todo sistema difuso de control de constitu-
cionalidad, tiene efectos inter partes.
Debe señalarse, en todo caso, que mediante la reforma
constitucional de diciembre de 1994, en México se estableció la
acción directa de inconstitucionalidad contra las leyes y demás
normas de carácter general que se ejerce ante la Suprema Corte
de Justicia, con lo cual México ha pasado a formar parte de los
países con un sistema mixto o integral de control de la constitu-
cionalidad, que combina el método difuso con el concentrado.
La Constitución de Colombia de 1991, como se dijo, si-
guiendo la tradición establecida a partir de la reforma constitu-
cional de 1910, y que se había plasmado en la Ley 57 de 1887,
de efímera vigencia, establece en su artículo 4 el principio de la
supremacía de la Constitución y la base del sistema de control
difuso de la constitucionalidad de las leyes y demás actos nor-
mativos. Este sistema de control se ejerce en paralelo al control
concentrado atribuido a la Corte Constitucional la cual conoce
de la inconstitucionalidad de las leyes mediante acción popular.
En Venezuela, también existe un sistema mixto o integral
de control de la constitucionalidad, al combinarse el control
concentrado que ejerce la Corte Suprema de Justicia mediante
acción popular, creado en 1858, con el control difuso, previsto
desde 1897, en el Código de Procedimiento Civil.
También conforme al modelo norteamericano y basado en
el principio de la supremacía de la Constitución, la Constitución
guatemalteca desde 1921, ha consagrado la facultad de los tri-
bunales para declarar, en sus decisiones, la inaplicabilidad de
33
cualquier ley o disposición de los demás poderes del Estado,
cuando sean contrarios a las normas contenidas en la Constitu-
ción de la República (art 93, c. Constitución de 1921). Esta
facultad de los Tribunales, que se configura como un poder
difuso de control judicial, se mantuvo en todos los textos cons-
titucionales hasta que la Constitución de 1965 añadió, al siste-
ma difuso, un poder concentrado de control de la constituciona-
lidad conferido a un Tribunal Constitucional especialmente
creado para ese fin, habiendo sido el primero de estos Tribuna-
les creado en América Latina. Por lo tanto, desde 1965, el sis-
tema guatemalteco de control judicial también puede conside-
rarse como un sistema mixto o integral.
Finalmente, también existe un sistema mixto de control de
la constitucionalidad en el Perú, desde la Constitución de 1979,
donde se sentaron las bases del método difuso de justicia consti-
tucional y, además, según el modelo español, se creó un Tribu-
nal de Garantías Constitucionales dotado de poderes concentra-
dos de control de la constitucionalidad, que la reforma de la
Constitución de 1993, ha convertido en Tribunal Constitucio-
nal. Este Tribunal Constitucional es el único de su tipo, en Amé-
rica Latina, ubicado fuera del Poder Judicial.
34
dad, debe plantearse en un caso o proceso concreto ("cases or
controversies" como lo ha precisado la jurisprudencia nortea-
mericana), cualquiera sea su naturaleza, en el cual la aplicación
o no de una norma concreta es considerada por el Juez como
relevante para la decisión del caso. En consecuencia, en el mé-
todo difuso de control de constitucionalidad, el objeto principal
del proceso y de la decisión judicial no es la consideración abs-
tracta de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la ley o
su aplicabilidad o inaplicabilidad, sino mas bien, la decisión de
un caso concreto de carácter civil, penal, administrativo, mer-
cantil, laboral, etc.
Ahora bien, si se trata de un deber de los jueces el aplicar la
Constitución en un caso concreto y desaplicar, para su decisión,
la ley que consideren inconstitucional, los jueces deberían poder
considerar de oficio las cuestiones de constitucionalidad, a pesar
de que ninguna de las partes en el proceso las haya planteado.
De hecho, esta es la consecuencia directa de la garantía objetiva
de la Constitución cuando se establece la nulidad de las leyes
que le sean contrarias, y lo que, además, produce como conse-
cuencia la reserva dada a los jueces para considerar la nulidad y
la inaplicabilidad de una norma en un caso concreto. Por su-
puesto, en el caso de que la cuestión constitucional se formule
por una parte en el proceso, efectivamente debe tratarse de una
parte con la legitimación necesaria para actuar como tal, y con
el interés requerido para plantear la inaplicabilidad de la ley
inconstitucional en el caso concreto.
Debe advertirse, sin embargo, que aún cuando este aspecto
de la racionalidad del método difuso de control de la constitu-
cionalidad es seguido en países como Venezuela y Honduras,
en general, las normas procesales de la mayoría de los países
prohíben a los Tribunales considerar de oficio, al decidir un
caso concreto, cualquier cuestión, incluso las cuestiones de
inconstitucionalidad. En tal sentido en Brasil, al igual que en
Argentina, conforme al modelo norteamericano, los jueces nío
tienen el poder de juzgar ex officio la constitucionalidad de las
leyes, la cual debe ser alegada como una excepción o defensa
por una de las partes en el procedimiento.
En el caso de Colombia, si bien el texto de la Constitución
no excluye los eventuales poderes ex officio que puedan tener
35
los jueces para decidir solos, y sin que se lo requiera una parte,
desaplicar una determinada ley, se ha entendido que lo que se
establece en la Constitución es una "excepción de inconstitu-
cionalidad", en el sentido de que, en todo caso, la cuestión cons-
titucional debe plantearse por una de las partes en el proceso
mediante una excepción relativa a la aplicabilidad de una ley;
parte que debe tener un interés personal y directo en la no apli-
cación de la ley en el caso concreto.
36
inaplicabilidad de la Ley, ésta debe considerarse inconstitucio-
nal, nula y sin valor, sin que ello tenga ningún efecto en rela-
ción a otros procesos, otros jueces y otros particulares.
37
que ha sido inaplicada en un caso concreto, sigue vigente, y
otros jueces pueden seguir aplicándola. Inclusive, el juez que
decide no aplicar la ley en un caso concreto, podría cambiar de
opinión en un juicio posterior.
38
cual decide discrecionalmente los casos que conoce (writ of
certiorary).
Por otra parte, y aún cuando la doctrina stare decisis, tal
como es conocida en los países del common law, en general no
se aplica en países con sistemas jurídicos de la tradición del
derecho romano, aquellos en los cuales se ha establecido un
método difuso de control de constitucionalidad han adoptado,
paralelamente, sus propios correctivos a los problemas plantea-
dos, con efectos similares. Por ejemplo, en el sistema de amparo
mexicano, la Constitución establece el principio de que la Ley
de Amparo debe precisar los casos en los cuales la "jurispru-
dencia", es decir, los precedentes judiciales de las Cortes Fede-
rales, deben ser obligatorios (art. 107 Sección XIII, parágrafo 1
de la Constitución, Enmienda de 1950-1951). Por ello, la Ley
de Amparo establece los casos en los cuales las decisiones de la
Corte Suprema e, incluso, de las Cortes de Circuito, deben con-
siderarse como precedentes obligatorios, lo que sucede sólo
cuando se hayan dictado cinco decisiones consecutivas, que no
sean interrumpidas por alguna decisión incompatible, con el
mismo efecto.
Los efectos de esta "jurisprudencia", parcialmente han sido
considerados como equivalentes a los que resultan del principio
stare decisis. Incluso, en el sistema de amparo mexicano, el
llamado "amparo contra leyes" ha sido desarrollado también
como una acción extraordinaria de inconstitucionalidad de leyes
auto-aplicativas, que afecten directamente derechos de un indi-
viduo, y que pueden ser impugnadas ante las Cortes Federales,
permitiéndoles juzgar la inconstitucionalidad de la ley sin rela-
ción alguna con un proceso concreto.
En sentido similar, en Argentina y Brasil, países que tam-
bién siguen de cerca el modelo norteamericano en el sentido
del poder otorgado a todos los tribunales de decidir no aplicar
las leyes basados en consideraciones constitucionales, se ha
establecido la institución procesal denominada "recurso extra-
ordinario de inconstitucionalidad" que puede formularse ante la
Corte Suprema contra decisiones judiciales adoptadas en última
instancia en las cuales se considera una Ley federal como in-
constitucional e inaplicable al caso concreto. En estos casos, la
decisión adoptada por la Corte Suprema tiene efectos in casu et
39
inter partes, pero siendo dictada por el Tribunal Supremo, tiene
de hecho efectos obligatorios respecto de los tribunales inferio-
res. El mismo sistema se estableció en Colombia al atribuirse a
la Corte Constitucional la potestad de revisar las sentencias de
amaro. En el caso de Venezuela, la Constitución de 1999 tam-
bién previó expresamente la competencia de la Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo para conocer de un recurso de
revisión contra sentencias definitivas dictadas por los tribunales
de instancia cuando ejercer el control difuso de la constituciona-
lidad de las leyes, cuyo conocimiento es discrecional por parte
de la Sala, la cual puede adoptar interpretaciones constituciona-
les vinculantes para todos los órganos jurisdiccionales. En Hon-
duras, igualmente, en cuanto a las sentencias dictadas por los
trinbales de instancia en materia de control difuso de la consti-
tucionalidad, se prevé un mecanismo de consulta obligatoria
para ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia, la cual también está facultada para conocer y resolver
solamente aquellos casos que discrecionalmente seleccione por
su importancia constitucional, y en cuyo caso, el criterio que
establezca en materia constitucional será de obligatorio acata-
miento por los órganos jurisdiccionales (art. 74).
Finalmente, en los otros países con tradición de derecho
romano donde se ha adoptado el método difuso de control de la
constitucionalidad, debe tenerse en cuenta, particularmente en
materia de casación, el valor de las decisiones de la Sala de
Casación de la Corte Suprema para los Tribunales de instancia.
En Venezuela, el Código de Procedimiento Civil establece que "los
jueces de instancia procurarán acoger la doctrina de casación es-
tablecida en los casos análogos, para defender la integridad de
la legislación y la uniformidad de la jurisprudencia" (art. 321).
Pero en los casos en que los asuntos no lleguen a la Sala de
Casación, los países de tradición de derecho romano con méto-
do difuso de control de constitucionalidad, también han estable-
cido correctivos a los problemas originados por la incertidum-
bre y conflictividad de decisiones judiciales, mediante el esta-
blecimiento de un sistema mixto o integral de control de consti-
tucionalidad, que combina el método difuso con el método con-
centrado. En América Latina este es el caso de Bolivia, Colom-
bia, Guatemala, Perú, Honduras, Venezuela, y recientemente
40
de México, donde paralelamente al método difuso de control de
constitucionalidad expresamente previsto en el derecho positi-
vo, también existe el método concentrado de control de consti-
tucionalidad, que autoriza a la Corte Suprema de Justicia o a la
Corte Constitucional para anular formalmente las leyes inconstitu-
cionales, con efectos erga omnes, cuando es requerida mediante
el ejercicio de una acción que incluso puede ser actio popularis,
como en Colombia y Venezuela, es decir, que puede ser inter-
puesta por cualquier persona.
En consecuencia, en estos países, paralelamente al poder
atribuido a cualquier tribunal para considerar en un caso concre-
to una ley como inconstitucional y desaplicarla, la Corte Su-
prema de Justicia o la Corte Constitucional tiene el poder de
anular con efectos generales las leyes impugnadas por inconsti-
tucionales.
En consecuencia, en el mismo sentido en que se ha desarro-
llado la doctrina stare decisis en los países con sistemas jurídi-
cos del common law, para resolver los problemas de incerti-
dumbre y posible conflictividad entre las decisiones judiciales
adoptadas por los diferentes tribunales en materia de inconstitu-
cionalidad de las leyes que un método difuso puede originar;
también los países con sistemas jurídicos de tradición de dere-
cho romano que han adoptado el mismo método, han desarro-
llado diversos mecanismos legales particulares para prevenir los
efectos negativos originados por los mencionados problemas,
sea otorgando carácter obligatorio a los precedentes, sea asig-
nando los poderes necesarios a una Corte Suprema o a un Tri-
bunal Constitucional para declarar la inconstitucionalidad de las
leyes, con carácter general y efectos obligatorios.
Los eventuales problemas originados por la aplicación del
método difuso de control de constitucionalidad de las leyes, en
consecuencia, son comunes a todos los países que lo han adop-
tado, sea que pertenezcan a sistemas jurídicos con tradición de
derecho romano o de common law, por lo que la adopción del
método difuso no puede conducir, en sí mismo, a considerarlo
como incompatible con los sistemas jurídicos de derecho roma-
no, por el solo hecho que no exista en ellos la regla del stare
decisis. Ello lo desmiente el caso de América Latina.
41
II. LA REGULACIÓN DEL MÉTODO DIFUSO DE
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD EN HON-
DURAS
42
2. Efectos de la tramitación del control difuso
43
artículo 40, será causa legal de destitución, la que debe produ-
cirse de inmediato.
Además, toda persona extraña a los procesos que se regulan
en la Ley, lo mismo que el funcionario judicial o administrativo
que en cualquier forma, por acción u omisión, retarde, impida o
estorbe su tramitación o ejecución, debe ser encausada de con-
formidad con la ley (art. 115).
44
de lo Constitucional. Debe proferirse en nombre de la Corte
Suprema de Justicia y tendrá el carácter de definitiva.
Contra las sentencias proferidas por unanimidad de la Sala
de lo Constitucional, solo habrá el recurso de reposición, que
podrá ser interpuesto en el acto de la notificación o al día si-
guiente hábil al de su notificación por la tabla de avisos del
Despacho (art. 123).
El artículo 8 de la Ley establece, además, que cuando la
sentencia se pronuncie por mayoría de votos, debe someterse al
pleno de la Corte Suprema de Justicia para su conocimiento y
resolución definitiva, a cuyo efecto el Presidente de la Sala debe
remitir la sentencia y sus antecedentes a la Presidencia de la
Corte Suprema de Justicia, a más tardar al día siguiente hábil de
emitido el fallo, quien en el acto de su recepción debe convocar
al Pleno para su conocimiento y resolución dentro del término
de diez días hábiles a partir de la fecha en que se hayan recibido
los antecedentes en la Presidencia de la Corte Suprema de Justi-
cia.
Conforme al artículo 123 contra los fallos en su caso por el
Pleno de la Corte Suprema de Justicia, solo habrá el recurso de
reposición, que podrá ser interpuesto en el acto de la notifica-
ción o al día siguiente hábil al de su notificación por la tabla de
avisos del Despacho.
45
La norma, si bien destinada a regular la doctrina legal en el
amparo, en su texto se refiere a la doctrina legal respecto de las
“sentencias de amparo e inconstitucionalidad”, lo cual contra-
dice lo antes expuesto, pues las sentencias de la Sala de lo
Constitucional en materia de inconstitucionalidad, cuando se
dictan conforme al método difuso de control, producen efectos
generales en relación con los órganos jurisdiccionales los cuales
deben acatarlas obligatoriamente (art. 74).
TERCERA PARTE
1. Antecedentes
46
estatal el poder de actuar como juez constitucional, generalmen-
te respecto de ciertos actos estatales (leyes o actos de similar
rango dictados en ejecución directa de la Constitución), en ge-
neral con postestad para anularlos. Excepcionalmente, en algu-
nos casos, como sucede en Panamá, el control de la constitucio-
nalidad que ejerce la Corte Suprema de Justicia no sólo se refie-
re a las leyes y demás actos de rango legal, sino materialmente a
todos los actos estatales, lo que lo hace único en el mundo.
Este método concentrado de control puede ser exclusiva-
mente concentrado como sucede en Panamá, Uruguay, Costa
Rica o Paraguay y antes, en la práctica, sucedía en Honduras; o
puede estar establecido en forma combinada con el método
difuso de control, como sucede en Colombia, El Salvador, Ve-
nezuela, Guatemala, Brasil, México, Perú y Bolivia y ahora en
Honduras3.
Ahora bien, el órgano estatal dotado del privilegio de ser el
único juez constitucional de las leyes con poderes anulatorios (o
derogatorios) de las mismas en el sistema concentrado de con-
trol de la constitucionalidad, puede ser la Corte Suprema de
Justicia ubicada en la cúspide de la jerarquía judicial de un país,
como es el caso por ejemplo en México; una Sala Constitucio-
nal de la Corte Suprema de Justicia, como sucede en Costa Ri-
ca, El Salvador, Venezuela y Honduras o una Corte o Tribunal
Constitucional creado especialmente por la Constitución, dentro
o fuera de la jerarquía judicial para actuar como único juez
constitucional, como es el caso de Colombia, Chile, Perú, Gua-
temala, Ecuador y Bolivia. En ambos casos, estos órganos tie-
nen en común el ejercicio de una actividad jurisdiccional, como
jueces constitucionales.
Por ello, el método concentrado de control de la constitu-
cionalidad, aun cuando sea generalmente similar al "modelo
3
En la exposición de los aspectos comparativos del control concentrado de consti-
tucionalidad, también seguimos lo que hemos expuesto en: Allan R. Brewer-
Carías, Judicial Review in Comparative Law, Cambridge University Press, 1989;
Allan R. Brewer-Carías, “La Jurisdicción Constitucional en América latina”, en
Domingo García Belaúnde y Francisco Fernández Segado, La Jurisdicción Cons-
titucional en Iberoamérica, Madrid 1997, pp. 117-161; Allan R. Brewer-Carías,
Justicia Constitucional. Tomo VI, Instituciones Políticas y Constitucionales, Ca-
racas 1996; y Allan R. Brewer-Carías, Études de Droit Public Comparé, Bruy-
lant, Bruxelles 2001.
47
europeo" de Tribunales constitucionales especiales, no implica
necesariamente la existencia de un Tribunal Constitucional
especial, incluso concebido constitucionalmente fuera del Poder
Judicial. La experiencia latinoamericana de control concentra-
do de la constitucionalidad así lo demuestra, pues en general,
han sido las Cortes Supremas de Justicia las que lo han ejercido;
y en los casos en los cuales se ha atribuido a Tribunales Consti-
tucionales el ejercicio del control, estos están dentro del Poder
Judicial (Guatemala, Colombia, Ecuador y Bolivia) con la ex-
cepción de los casos de Chile y del Perú, cuyas Constituciones
regularon a los Tribunales Constitucionales fuera del Poder
Judicial.
A diferencia del método difuso de control de la constitu-
cionalidad de las leyes, el método concentrado de control de la
constitucionalidad, al tener el juez constitucional en general
potestades anulatorias (derogatorias, conforme a la terminología
de Honduras), evidentemente que no puede desarrollarse como
consecuencia de la labor pretoriana de los jueces, sino que debe
ser expresamente establecido, expressis verbis, por normas
constitucionales. En esta forma, la Constitución, como Ley
suprema de un país, es el único texto que puede limitar los po-
deres y deberes generales de los tribunales para decidir la ley
aplicable en cada caso; y es la única habilitada para atribuir
dichos poderes y deberes con potestades anulatorias, en lo refe-
rente a ciertos actos del Estado, a ciertos órganos constituciona-
les, sea la Corte Suprema o una Corte o Tribunal Constitucio-
nal.
En tal sentido, el control concentrado de la constitucionali-
dad de las leyes se estableció por primera vez en América Lati-
na, en Venezuela, en la Constitución de 1858, al atribuirse a la
Corte Suprema de Justicia competencia para conocer de la ac-
ción popular de inconstitucionalidad de los actos de las Legisla-
turas Provinciales, precisándose en el artículo 113, ordinal 8º la
competencia de la Corte para:
48
Esta atribución de la Corte Suprema, a partir de la Consti-
tución de 1893, se amplió respecto de todas las leyes, decretos y
resoluciones inconstitucionales (art. 110, ord. 8º).
En el caso de Colombia, la competencia de la Corte Su-
prema de Justicia en materia de control de constitucionalidad se
estableció por primera vez en la Constitución de 1886, respecto
de los actos legislativos, en forma limitada y preventiva cuando
hubiesen sido objetados por el Gobierno (arts. 88, 90 y 151,
ord. 4º). Posteriormente, mediante el Acto Legislativo Nº 3 de
31 de octubre de 1910 (reformatorio de la Constitución Nacio-
nal), el sistema concentrado colombiano de justicia constitucio-
nal adquirió plena consagración, al establecerse en el artículo
41, la acción popular de inconstitucionalidad, al atribuirse a la
Corte Suprema de Justicia como “guardián de la integridad de
la Constitución”, competencia para:
49
Debe destacarse, sin embargo, que la modalidad del méto-
do concentrado de control de la constitucionalidad basado en la
creación de un órgano constitucional especial, una Corte o un
Tribunal para actuar como juez constitucional dotado del poder
original y exclusivo para anular las leyes y otros actos de rango
y efectos similares, ha marcado la evolución de la justicia cons-
titucional en las últimas décadas en América Latina. Bajo la
influencia del modelo europeo, pero de una manera incompleta,
el sistema se ha implantado en Guatemala, en la década de los
sesenta, y en Chile hacia principios de los años 70, con la crea-
ción de sendos Tribunales Constitucionales. Luego apareció en
Ecuador y Perú donde fueron creados Tribunales de Garantías
Constitucionales convertidos recientemente en Tribunales
Constitucionales. En 1991, la Constitución de Colombia, esta-
bleció una Corte Constitucional, al igual que sucedió en Bolivia,
en 1994.
50
Contrariamente a la nulidad de los actos del Estado, la anu-
labilidad de dichos actos, cuando se considera como una garan-
tía objetiva de la Constitución, significa que el acto del Estado,
aún irregular o inconstitucional, una vez producido por una
institución pública debe considerarse como un acto válido y
efectivo hasta que el órgano que lo produjo lo derogue o revo-
que, o hasta que se decida su anulación por otro órgano del Es-
tado con poderes constitucionales para ello. Este es, precisamen-
te, el caso del método concentrado de control de la constitucio-
nalidad, en el cual la Constitución confiere el poder para anular,
con efectos generales, algunos actos inconstitucionales del Es-
tado, a un solo órgano constitucional, sea éste la Corte Suprema
existente o un órgano creado especialmente dentro o fuera del
Poder Judicial, con funciones jurisdiccionales que le permiten
actuar como juez constitucional.
En todo caso, en los sistemas constitucionales que adoptan
el método concentrado de control de la constitucionalidad, el
deber de todos los jueces y tribunales consiste en examinar la
constitucionalidad de los actos del Estado. Sin embargo, cuando
el acto cuestionado es una ley u otro acto inmediatamente su-
bordinado o de ejecución directa de la Constitución, los tribuna-
les ordinarios no pueden juzgar su inconstitucionalidad, puesto
que dicho poder está reservado a un Tribunal Constitucional
especial o a la Corte Suprema de un país determinado, el cual
puede anular el acto.
Ahora bien, el poder de declarar la nulidad por inconstitu-
cionalidad de las leyes y demás actos de ejecución directa de la
Constitución, como se dijo, puede ser ejercido por la Corte Su-
prema de Justicia en forma exclusiva o por la propia Corte Su-
prema o un Tribunal Constitucional en un sistema mixto o inte-
gral, que además del control concentrado admite el control difu-
so de la constitucionalidad. En América Latina el control con-
centrado se ha configurado en esas dos formas. Además, existe
una tercera forma de control concentrado que ejercen en forma
paralela y exclusiva tanto la Corte Suprema de Justicia como un
Tribunal Constitucional.
51
Corte Suprema de Justicia o por una Sala Constitu-
cional de la misma
53
Corte Suprema de Justicia, que está encargada de declarar ex-
clusivamente la inconstitucionalidad de las normas, indepen-
dientemente de su naturaleza, así como de los actos de derecho
público, a excepción de los actos jurisdiccionales del Poder
Judicial. Por consiguiente, en Costa Rica se estableció un sis-
tema concentrado de control judicial de la constitucionalidad de
las leyes atribuido exclusivamente a la Sala Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia.
La Sala Constitucional conforme a la Ley de la Jurisdicción
Constitucional de 1990, puede ejercer el control de la constitu-
cionalidad mediante cuatro medios distintos: la acción de in-
constitucionalidad, las consultas legislativas, las consultas judi-
ciales y la vía preventiva. En el primer caso, se trata del ejerci-
cio de la acción de inconstitucionalidad contra las leyes y otras
disposiciones generales, a través de dos procedimientos: la vía
incidental y la vía de acción principal o directa. La decisión de la
Sala Constitucional que declare la acción con lugar, anula la ley
y tiene efectos erga omnes.
Según la Constitución y la Ley de la Jurisdicción Constitu-
cional, el segundo medio a través del cual la Sala Constitucional
puede ejercer su poder de control judicial concentrado de la
constitucionalidad, es el de las consultas que le puede formular
la Asamblea Legislativa durante la discusión de las reformas
constitucionales, de la aprobación de acuerdos o tratados inter-
nacionales y de proyectos de reforma de la Ley de la Jurisdic-
ción Constitucional; y además de proyectos de leyes ordinarias
en discusión en la Asamblea, a petición de por lo menos diez
diputados. En todos estos casos se trata de un medio de control
de la constitucionalidad de tipo preventivo, puesto que la deci-
sión de la Sala Constitucional se adopta antes de la sanción de
la Ley, siendo de naturaleza obligatoria. En estos casos, la deci-
sión interpretativa de la Sala Constitucional tiene carácter obli-
gatorio y efectos de cosa juzgada.
El último medio de control de la constitucionalidad de las
leyes previsto en Costa Rica se refiere al veto presidencial for-
mulado respecto de leyes sancionadas pero no promulgadas, por
razones de inconstitucionalidad, de conformidad con el artículo
125 de la Constitución. En esos casos de ejercicio del veto, si la
Asamblea no acepta las objeciones constitucionales formuladas
54
por el Presidente, el asunto debe ser sometido a la Sala Consti-
tucional, suspendiéndose la promulgación de la ley.
55
decisión anulatoria del Tribunal Supremo, en todo caso, tiene
efectos generales, erga omnes.
Además, el control concentrado de la constitucionalidad de
las leyes puede ejercerse en forma preventiva, respecto de las
leyes sancionadas, aún no promulgadas, cuando el Presidente de
la República antes de su “ejecútese” someta la consideración de
la ley conforme a argumentos de inconstitucionalidad ante la
sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (art. 214).
La Constitución de Brasil, desde 1934 instauró un sistema
de control concentrado de la constitucionalidad de las leyes que
corresponde al Tribunal Supremo Federal, el cual se perfeccio-
nó definitivamente en la Constitución de 1988. Este control
concentrado de la constitucionalidad se desarrolla a través de
una acción de inconstitucionalidad, que puede ser de tres tipos:
la acción de intervención, la acción genérica y la acción por
omisión de los poderes públicos.
La acción de intervención directa fue establecida inicial-
mente en la Constitución de 1934 para proteger los principios
constitucionales federales (gobierno republicano, independencia
y armonía de los poderes, carácter temporal de los mandatos
electorales, imposibilidad de un segundo mandato sucesivo de
los Gobernadores, autonomía municipal, rendición de cuentas
administrativas y garantías del Poder Judicial) frente a la legis-
lación que pueden dictar los Estados miembros. En estos casos,
la Constitución previó la posibilidad de que el Gobierno federal,
mediante esta acción, intervenga en los Estados miembros para
asegurar la observancia de dichos principios.
Además de la acción de intervención directa, la Constitu-
ción de 1946 también previó una acción directa de inconstitu-
cionalidad, llamada "genérica" de protección de la Constitución,
la cual es de dos tipos: por un lado, la que se intenta por ante el
Tribunal Supremo Federal para controlar la constitucionalidad
de las leyes o actos normativos federales o estadales; y por el
otro, la acción que se intenta por ante la Corte Suprema de cada
Estado, con el fin de obtener una declaración de inconstitucio-
nalidad de las leyes y actos normativos de los Estados o muni-
cipios, pero en relación con las Constituciones de los Estados
56
miembros. En estos casos, la acción sólo pueden intentarla de-
terminados funcionarios o entidades expresamente legitimadas.
El control de la constitucionalidad también puede ser ejer-
cido por el Tribunal Supremo Federal, a través de la acción de
inconstitucionalidad por omisión, institución adoptada en la
Constitución de 1988, sin duda, bajo la inspiración del sistema
de control de la constitucionalidad existente en Portugal. El
objetivo de esta acción es verificar los casos en los cuales no se
han emitido las leyes o actos ejecutivos requeridos para hacer
que las normas constitucionales sean plenamente aplicables.
En México, mediante la reforma constitucional de 1994 se
incorporó un aparte al artículo 105, que trata de la competencia
de la Suprema Corte de Justicia asignándole atribuciones para
conocer de los conflictos entre los poderes territoriales del Es-
tado federal y, particularmente, de las acciones de inconstitu-
cionalidad que tengan por objeto plantear la posible contradic-
ción entre una norma de carácter general y la Constitución, con
excepción de las que se refieran a la materia electoral. La ac-
ción sólo pueden intentarla determinados funcionarios y repre-
sentantes, y la decisión de la Corte tiene efectos generales de
invalidez de la Ley inconstitucional.
Como se ha dicho, en Honduras, mediante la reforma cons-
titucional de 2000 se creó la Sala de lo Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia, atribuyéndosele competencia para
anular (derogar) las leyes inconstitucionales, con efectos erga
omnes.
b. El control judicial de la constitucionalidad de las
leyes ejercido por Tribunales Constitucionales en un
sistema mixto o integal de control
57
La Constitución de Colombia de 1991 atribuyó a la Corte
Constitucional, el carácter de "guardián de la integridad y su-
premacía de la Constitución", que antes tenía la Corte Suprema
de Justicia. Esta Corte Constitucional tiene a su cargo, entonces,
el ejercicio del control concentrado de la constitucionalidad de
las leyes y demás actos estatales de similar rango, para lo cual
todos los ciudadanos pueden interponer una acción popular
para requerir la anulación por inconstitucionalidad de dichos
actos estatales, incluyendo los actos de reforma de la Constitu-
ción, y de convocatoria de referéndum o de asambleas constitu-
yentes referentes a una reforma de la Constitución; los referén-
dum referentes a leyes, consultas populares y plebiscitos nacio-
nales; decretos que tengan fuerza de ley dictados por el gobier-
no; decretos legislativos gubernamentales, tratados internacio-
nales y leyes de ratificación de tratados.
La Corte Constitucional, además, ejerce un control preven-
tivo de la constitucionalidad, respecto de las leyes cuya pro-
mulgación ha sido vetada por el Presidente de la República por
razones de inconstitucionalidad. Además, este control preventi-
vo de la constitucionalidad se prevé como obligatorio en ciertos
casos como la emisión de decretos de emergencia o de leyes
aprobatorias de tratados.
En todo caso en que la Corte anule por inconstitucionalidad
un acto legislativo, esta decisión tiene efectos erga omnes.
Además, tiene un valor de res judicata constitucional, y sus
contenido es obligatorio para todos, de forma tal que con poste-
rioridad no puede presentarse otra acción de inconstitucionali-
dad contra el mismo acto.
En Guatemala, a partir de la Constitución de 1965, en for-
ma paralela al método difuso se instauró un sistema concentra-
do de control judicial de la constitucionalidad de las leyes, atri-
buido a una Corte Constitucional creada para tal fin, siendo el
primer país latinoamericano en haber creado un Tribunal Cons-
titucional, conforme al modelo europeo.
De acuerdo con la Constitución de 1985, los poderes de
control de la constitucionalidad son ejercidos por la Corte Cons-
titucional cuando se ejerce un recurso de inconstitucionalidad,
concebido como una acción directa, que puede ser ejercida co-
58
ntra "las leyes y disposiciones de carácter general, objetadas
parcial o totalmente de inconstitucionalidad", sólo por determi-
nados funcionarios y autoridades, teniendo la decisión de la
Corte efectos generales.
Un elemento importante del procedimiento que se sigue an-
te la Corte Constitucional en Guatemala, es el hecho de que los
efectos de la ley o del acto ejecutivo impugnado pueden ser
suspendidos provisionalmente por la Corte durante el curso del
proceso, cuando la inconstitucionalidad sea notoria y pueda
causar gravámen irreparable. Esta decisión de suspender los
efectos de la ley o del acto ejecutivo tiene consecuencias gene-
rales, de carácter erga omnes y debe ser publicada en el Diario
Oficial.
Mediante la reforma constitucional de 1994, creó en Boli-
via un Tribunal Constitucional con poder para ejercer el control
concentrado de la constitucionalidad de las leyes, que coexiste
con el método difuso de control de constitucionalidad. El Tri-
bunal Constitucional puede así, resolver sobre los asuntos de
puro derecho sobre la inconstitucionalidad de las leyes, decretos
y cualquier género de resoluciones no judiciales, mediante ac-
ción que si es de carácter abstracto, sólo puede ser interpuesta
por determinados funcionarios públicos.
Por último, debe señalarse que la Constitución del Perú de
1979, había establecido las bases de un sistema difuso de con-
trol de la constitucionalidad y además, había creado el Tribunal
de Garantías Constitucionales, con poderes concentrados de
control de la constitucionalidad según el modelo español. En la
reforma constitucional de 1993 se eliminó el Tribunal de Garan-
tías Constitucionales y se estableció, en su lugar, un Tribunal
Constitucional separado del Poder Judicial. Se trata, por tanto,
del único Tribunal Constitucional en América Latina que no
está integrado al Poder Judicial.
Este Tribunal Constitucional ha sido creado como el “órga-
no de control de la Constitución” y tiene a su cargo conocer de
la acción de inconstitucionalidad que sólo pueden ejercer de-
terminados funcionarios o un número elevado de ciudadanos.
La acción puede intentarse contra las leyes a actos de similar
rango que contravengan la Constitución.
59
En Ecuador, con motivo de las reformas constitucionales
de 1995, se estableció definitivamente el método concentrado
de control de la constitucionalidad de las leyes a cargo de un
Tribunal Constitucional, que funcionará en paralelo con el mé-
todo difuso. En esta forma, el Tribunal Constitucional tiene
competencia para conocer y resolver sobre las demandas de
inconstitucionalidad de las leyes, decretos-leyes, decretos y
ordenanzas, y suspender total o parcialmente sus efectos. Tam-
bién tiene competencia el Tribunal Constitucional para conocer
y resolver sobre la inconstitucionalidad de los actos administra-
tivos de toda autoridad pública.
El Tribunal Constitucional también ejerce el contro preven-
tivo de la constitucionalidad de las leyes al resolver sobre las
objeciones de inconstitucionalidad que formule el Presidente de
la República en el proceso de formación de las leyes.
Las decisiones del Tribunal Constitucional de declaratoria
de inconstitucionalidad causan ejecutoria y deben publicarse en
el Registro Oficial, por lo que desde la fecha de la publicación
entran en vigencia, dejando sin efecto la disposición y el acto
declarado inconstitucional.
Por último de las decisiones que adopten las Salas de la
Corte Suprema de Justicia o los tribunales de última instancia
en ejercicio de sus poderes de control difuso de la constitucio-
nalidad de las leyes, dichos órganos judiciales deben presentar
un informe al Tribunal Constitucional para que éste resuelva
con carácter general.
C. El control judicial concentrado de la constitucionali-
dad de las leyes ejercido en forma exclusiva y paralela
por la Corte Suprema de Justicia y por un Tribunal
Constitucional
60
En efecto, a partir de la reforma constitucional de 1925, se
autorizó a la Corte Suprema de Justicia para declarar la inapli-
cabilidad de una ley en vigor a un caso concreto por razones de
inconstitucionalidad. En esta forma, la Constitución instauró un
sistema concentrado de control de la constitucionalidad de ca-
rácter incidental por ante la Corte Suprema de Justicia, por me-
dio de una institución llamada "recurso de inaplicación de las
leyes".
Sin embargo, en vista de que este sistema de control de la
constitucionalidad no solucionaba los conflictos constituciona-
les surgidos entre los órganos del Estado, originados en cues-
tiones de inconstitucionalidad de las leyes y de otras normas
con fuerza equivalente, mediante la reforma constitucional del
21 de enero de 1970 se creó un Tribunal Constitucional con una
serie de funciones referentes al control de la constitucionalidad
y a la solución de conflictos de atribuciones entre los órganos
del Estado. Este Tribunal fue disuelto en 1973, y posteriormen-
te, restablecido a través de los artículos 81 y 83 de la Constitu-
ción de 1980.
El Tribunal Constitucional chileno tiene, entre sus atribu-
ciones, la de juzgar, antes de su promulgación, es decir, en for-
ma preventiva, la constitucionalidad de las leyes orgánicas o las
que interpretan preceptos de la Constitución. El Tribunal está
igualmente autorizado para ejercer el control preventivo sobre
toda cuestión que surja durante la discusión de los proyectos de
ley, de los proyectos de reforma de la Constitución y de las
leyes aprobatorias de los Tratados Internacionales sometidos a
la sanción del Congreso. El Tribunal también es competente
para resolver las cuestiones de constitucionalidad de los decre-
tos del Ejecutivo que tengan fuerza de ley; y los reclamos for-
mulados contra el Presidente de la República cuando no pro-
mulgue una ley que tendría que haber promulgado, cuando
promulgue un texto diferente al sancionado, o cuando publique
decretos constitucionales. El Tribunal también tiene competen-
cia para resolver los conflictos referentes a decretos o resolu-
ciones emitidas por el Presidente de la República, cuando el
Controlador General de la República niegue su registro por
inconstitucionalidad.
61
Además del control preventivo de la constitucionalidad de
la legislación, en Chile, el Tribunal Constitucional tiene atribui-
dos poderes de control de la constitucionalidad con carácter a
posteriori, pero sólo respecto a los decretos con fuerza de ley,
es decir, a los decretos emitidos por el Presidente de la Repúbli-
ca en razón de los poderes delegados por el Congreso, así como
de los poderes presidenciales relativos a la promulgación de las
leyes. En esta forma, el control constitucional sustantivo de la
legislación por el Tribunal Constitucional en Chile no procede
contra las leyes una vez que éstas han entrado en vigencia, sino
sólo contra los decretos del Ejecutivo con fuerza de ley.
Por otra parte, el Tribunal Constitucional puede ejercer el
control de la constitucionalidad a posteriori sobre leyes pero
únicamente con respecto a las formalidades relativas a su pro-
mulgación a cargo del Presidente de la República, a petición de
las Cámaras del Congreso, en casos en que el Presidente de la
República no promulgue una ley estando obligado a ello, o
cuando promulgue un texto distinto del que haya sido objeto del
procedimiento de formación de las leyes.
62
es decir, respecto de proyectos de leyes sancionadas, antes de su
promulgación, como sucede en Chile.
63
la República, la Constitución prevé dos casos de ejercicio de
control previo obligatorio de la constitucionalidad por parte de
la Jurisdicción Constitucional.
En efecto, en primer lugar, el artículo 241, ord. 7º de la
Constitución, prevé que, los decretos legislativos que emanen
del Presidente de la República como consecuencia de un estado
de sitio, declarado por causa de una guerra, crisis interna, o
cuando el orden económico y social del país esté gravemente
alterado (arts. 213, 214 y 215), deben ser sometidos en forma
obligatoria a control de la constitucionalidad, para lo cual, al día
siguiente de su promulgación, el Presidente de la República
debe remitir estos decretos a la Corte Constitucional, a la cual
corresponde decidir "definitivamente sobre su constitucionali-
dad" (art. 121). Cualquier ciudadano, puede intervenir en el
procedimiento de revisión de los mencionados Decretos Legis-
lativos, para defender o impugnar la constitucionalidad de los
mismos (art. 37, Decreto 2067).
La Constitución también prevé en su artículo 241, ord. 10º,
que la Corte Constitucional debe decidir definitivamente sobre
la inconstitucionalidad de los Tratados internacionales y de las
Leyes que los aprueben, a cuyo efecto, el Gobierno debe remi-
tirlos a la Corte dentro de los 6 días siguientes a la sanción de la
Ley. En el procedimiento, igualmente, cualquier ciudadano
puede intervenir para defender o impugnar la constitucionalidad
del Tratado o la Ley. Sólo si la Corte los declara constituciona-
les, el gobierno puede efectuar el canje de notas; en caso contra-
rio, no serán ratificados.
Por último, aún cuando no se trate de leyes, también se
prevé un control previo obligatorio de la constitucionalidad
respecto de la convocatoria a un Referendo o a una Asamblea
Constituyente para reformar la Constitución, y sólo por vicios
de procedimiento en su formación, antes al pronunciamiento
popular respectivo (art. 241, ord. 2º); así como de los referendos
sobre leyes y de las consultas populares y plebiscitos del orden
nacional, sólo por vicios de procedimiento en su convocatoria y
realización (art. 241, ord. 3º).
En Venezuela, la Constitución de 1999 también atribuyó a
la Sala Constitucional competencia para pronunciarse sobre la
64
inconstitucionalidad de los Tratados internacionales antes de su
ratificación, a solicitud del Presidente de la República, y en
forma obligatoria, sobre la constitucionalidad de los decretos de
estados de excepción (art. 336, 5 y 6)
En Panamá, también se ha previsto un control concentrado
a priori de la constitucionalidad cuando el Presidente de la Re-
pública objetare un proyecto de ley adoptada por la Asamblea
Legislativa, cuando se le envía para su promulgación por razo-
nes de inconstitucionalidad, y la Asamblea insista en su adop-
ción. En este caso, corresponde a la Corte Supema de Justicia
decidir sobre su inconstitucionalidad, de manera que si el fallo
de la Corte declara el proyecto de ley como constitucional, el
Ejecutivo debe sancionarlo y hacerlo promulgar. El mismo
principio se aplica a los proyectos de reforma constitucional.
En Costa Rica, además de conocer de las cuestiones de
constitucionalidad de leyes no promulgadas como consecuencia
del veto presidencial, la Sala Constitucional de la Corte Supre-
ma de Justicia tiene competencia para conocer de la inconstitu-
cionalidad de los proyectos de ley como consecuencia de las
consultas que le formule la Asamblea Legislativa en el caso de
reformas constitucionales o Ley aprobatoria de Tratados Inter-
nacionales, o de reforma de la Ley de la Jurisdicción Constitu-
cional.
En el caso de Bolivia, el control previo de la constituciona-
lidad no se regula como consecuencia del poder presidencial de
veto de la legislación, sino que en general, la Constitución atri-
buye al Tribunal Constitucional competencia para absolver las
consultas del Presidente de la República, el Presidente del Con-
greso Nacional y el Presidente de la Corte Suprema de Justicia,
sobre la constitucionalidad de proyectos de ley, decretos o reso-
luciones aplicables a un caso concreto (art. 120, literal h). En
estos casos, la opinión del Tribunal Constitucional es obligato-
ria.
En Honduras, la Constitución dispone entre de las atribu-
ciones del Presidente de la República, la posibilidad de vetar las
leyes que haya recibido para su promulgación, mediante su
devolución al Congreso Nacional, exponiendo las razones en
que funda su desacuerdo. El Congreso puede someter la ley a
65
nueva deliberación y eventualmente ratificarla. Sin embargo, si
el veto presidencial se hubiese fundado en que el proyecto de
ley es inconstitucional, no se puede someter a nueva delibera-
ción sin oír previamente el dictamen de la Corte Suprema de
Justicia (Art. 216).
66
En el caso de proyectos de enmienda constitucional o de
los tratados internacionales, el ejercicio del control preventivo
por el Tribunal Constitucional sólo es posible si antes de la
sanción del texto y durante la discusión del proyecto, se le for-
mula una petición por el Presidente de la Républica, por una de
las Cámaras del Congreso o por una cuarta parte de sus miem-
bros. Por ello, esta petición no tiene efectos suspensivos sobre
el procedimiento legislativo y la acción interpuesta por ante el
Tribunal es de carácter contenciosa, razón por la cual, en estos
casos, el Tribunal debe notificar a los órganos constitucionales
interesados y oir sus argumentos.
En todo caso, la decisión del Tribunal que considere in-
constitucionales las disposiciones de un proyecto de ley o de un
tratado, impide su promulgación.
67
y vía incidental ante la Sala de lo Constitucional, lo que podría
conducir en la práctica a hacer nugatorio el método difuso.
68
Corte Suprema de Justicia, en cuyo caso debe suspender la de-
cisión del caso concreto hasta que la cuestión constitucional
haya sido resuelta por ésta, siendo su decisión obligatoria.
En efecto, en Panamá la acción directa está concebida co-
mo una acción popular que puede ser interpuesta por ante la
Corte Suprema por cualquier persona con el fin de denunciar la
inconstitucionalidad de las leyes, decretos, decisiones o actos,
fundada tanto en cuestiones substantivas como de carácter for-
mal. Por otra parte, la Constitución de Panamá estipula que
cuando un juez, durante un procedimiento judicial ordinario,
observe, ex-officio o a instancia de una de las partes, la inconsti-
tucionalidad de normas legales o ejecutivas aplicables al caso,
debe someter la cuestión de constitucionalidad a la Corte Su-
prema; pudiendo el tribunal seguir el procedimiento principal
sólo hasta el nivel de decisión.
En Uruguay, de acuerdo con la Constitución, la declaración
de inconstitucionalidad de una ley y su inaplicación al caso
concreto puede ser solicitada ante la Corte Suprema de Justicia
por todos aquellos que estimen que sus intereses personales y
legítimos han sido lesionados por la misma. En consecuencia,
en Uruguay, la acción de inconstitucionalidad está sometida a
una condición general de legitimación, similar a la que existe en
materia de control contencioso administrativo. La cuestión
constitucional también puede ser sometida a la Corte Suprema
de manera incidental mediante remisión del asunto por un tri-
bunal inferior, sea que éste actúe ex officio, sea como conse-
cuencia de una excepción presentada por cualquier parte en el
proceso concreto. En este caso, el juez debe enviar a la Corte
Suprema un resumen de la cuestión, pudiendo seguir el proce-
dimiento hasta el nivel de decisión. Una vez que la Corte Su-
prema haya decidido, el tribunal tiene que tomar su propia deci-
sión, de conformidad con lo que la aquélla decida (arts. 258,
259).
En Costa Rica, en principio, la acción de inconstitucionali-
dad sólo puede intentarse por el Contralor General de la Repú-
blica, el Procurador General de la República, el Ministerio Pú-
blico y el Defensor del Pueblo. Sin embargo, la acción también
puede ejecerse de forma directa, cuando no exista, según la
naturaleza del caso, ninguna lesión individual y directa o cuan-
69
do se trate de la defensa de los intereses difusos o de intereses
de la colectividad en general. En este caso, la acción se ejerce
contra las normas o leyes auto-aplicativas, que no requieren
para su ejecución de actos del Estado interpuestos, en cuyo
caso, no es necesario que exista un asunto anterior pendiente
para que pueda interponerse la acción. Tampoco es necesario
invocar un interés individual; pues se trata de la defensa de
intereses difusos o colectivos. Por ello, puede considerarse que
en estos casos, la acción de inconstitucionalidad posee un cierto
carácter de acción popular.
La vía incidental, que tiene como objetivo solicitar la deci-
sión de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
en materia de constitucionalidad, puede ser utilizada por cual-
quier persona que sea parte de un procedimiento en curso ante
los tribunales, incluso en caso de habeas corpus o amparo, o
ante la Administración, en un procedimiento administrativo que
tenga por objeto agotar la vía administrativa. En este último
caso, es necesario invocar la cuestión de inconstitucionalidad de
la ley, como medio razonable de protección de los derechos o
intereses que se consideren afectados. En estos casos de vía
incidental, la acción se presenta directamente ante la Sala Cons-
titucional, y su novedad reside en el hecho de que es posible
plantearla, no sólo cuando se trata de un asunto de inconstitu-
cionalidad formulado en un procedimiento judicial, sino tam-
bién en un procedimiento administrativo. En esta forma, y por
razones de economía procesal, para que se pueda ejercer la ac-
ción de inconstitucionalidad, no es necesario agotar previamen-
te el procedimiento administrativo y llegar a los tribunales.
Conforme al artículo 120 de la Ley de la Jurisdicción Cons-
titucional de Costa Rica, todos los jueces de la República pue-
den así mismo formular a la Sala Constitucional una consulta de
constitucionalidad, cuando duden de la constitucionalidad de
una norma o acto que deban aplicar, o de una acción u omisión
que deban juzgar en un caso que les sea sometido. En estos
casos, el juez que formule la consulta debe elaborar una resolu-
ción donde debe indicar las normas cuestionadas y las razones
de las dudas del tribunal con respecto a su validez o interpreta-
ción constitucionales. En estos casos, el procedimiento judicial
70
debe suspenderse hasta que la Sala Constitucional haya evacuado
la consulta.
71
C. El carácter exclusivamente principal del método con-
centrado en los sistemas mixtos o integrales de control
de la constitucionalidad
a. La acción popular
72
Debe señalarse, en todo caso, que además de los casos de Co-
lombia, Venezuela y Panamá, también puede identificarse una
acción popular de inconstitucionalidad en El Salvador y Nicara-
gua.
En efecto, el artículo 96 de la Constitución de 1950 de El
Salvador, cuyo texto recoge el artículo 183 de la Constitución
de 1992, establece la competencia de la Corte Suprema de Jus-
ticia, por medio de la Sala de lo Constitucional, como "único
tribunal competente para declarar la inconstitucionalidad de las
leyes, decretos y reglamentos, en su forma y contenido, de un
modo general y obligatorio, y podrá hacerlo a petición de cual-
quier ciudadano". Por su parte, el artículo 187 de la Constitu-
ción de Nicaragua de 1995, establece "el recurso por inconsti-
tucionalidad contra toda ley, decreto o reglamento que se opon-
ga a lo prescrito por la Constitución política, el cual podrá ser
instaurado por cualquier ciudadano".
Se observa, en todo caso, que una pequeña diferencia po-
dría identificarse en cuanto a la legitimación amplia de la ac-
ción popular: en Venezuela se otorga a cualquier persona, al
igual que en Panamá; en cambio en El Salvador y Nicaragua al
igual que en Colombia, se confiere a los ciudadanos, es decir, a
quienes gozan de derechos políticos en los respectivos países.
Por ello, en Colombia, los extranjeros y los nacionales menores
de 18 años no pueden ejercer la acción popular lo que no sucede
en Venezuela, donde la legitimación es más amplia y se refiere
a cualquier persona, aún cuando no sea nacional o no goce de
los derechos políticos.
En otros países, si bien la legitimación para ejercer la ac-
ción de inconstitucionalidad está sometida a algunas restriccio-
nes, en definitiva podría identificarse una acción popular de
inconstitucionalidad, como es el caso de Guatemala y Ecuador.
En Guatemala la Constitución de 1985, reguló los poderes de
control de la constitucionalidad ejercidos por la Corte Constitu-
cional, cuando se ejerce un recurso de inconstitucionalidad,
concebido como una acción directa (art. 272,a) que puede ser
interpuesta contra "las leyes y disposiciones de carácter general,
objetadas parcial o totalmente de inconstitucionalidad" (arts.
267 y 272,a). Conforme a la Ley de Amparo, Exhibición perso-
nal y de constitucionalidad de 1986, tienen legitimación para
73
plantear la inconstitucionalidad de leyes, reglamentos o disposi-
ciones de carácter general, la Junta Directiva del Colegio de
Abogados, el Ministerio Público, el Procurador de Derechos
Humanos y "cualquier persona con el auxilio de tres abogados
colegiados activos" (art. 134).
En el caso de Ecuador, la Constitución de 1995 si bien
atribuye legitimación para intentar la demanda de inconstitucio-
nalidad de las leyes y demás actos de similar rango a diversos
funcionarios, en definitiva el Tribunal Constitucional puede
conocer de las mismas a petición de mil ciudadanos o de cual-
quier persona, previo informe favorable del Defensor del Pue-
blo sobre la procedencia, lo que en definitiva equivale a una
acción popular.
74
los Estados para juzgar la constitucionalidad de las leyes o actos
normativos de los Estados o municipios, con respecto a la
Constitución de los Estados miembros. Puede ser interpuesta
por el Gobernador del Estado, por la Asamblea Legislativa del
Estado, por el Procurador General del Estado, por el Consejo de
Abogados del Estado, por las entidades sindicales o gremiales a
nivel del Estado o del municipio, siempre y cuando tengan al-
gún interés jurídico en el caso, o por los partidos políticos re-
presentados en la Asamblea Legislativa del Estado o, si se trata
de un acto normativo emitido por un municipio, por la Cámara
correspondiente.
En el caso de México, de acuerdo con el artículo 105 de la
Constitución, la acción de inconstitucionalidad puede ser inter-
puesta sólo por: a) El equivalente al treinta y tres por ciento de
los integrantes de la Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión, en contra de leyes federales o del Distrito Federal expe-
didas por el Congreso de la Unión; b) El equivalente al treinta y
tres por ciento de los integrantes del Senado, en contra de leyes
federales o del Distrito Federal expedidas por el Congreso de la
Unión o de tratados internacionales celebrados por el Estado
Mexicano; c) El Procurador General de la República, en contra
de leyes de carácter federal, estatal y del Distrito Federal, así
como de tratados internacionales celebrados por el Estado
Mexicano; d) El equivalente al treinta tres por ciento de los
integrantes de alguno de los órganos legislativos estatales, en
contra de leyes expedidas por el propio órgano, y e) El equiva-
lente al treinta y tres por ciento de los integrantes de la Asam-
blea de Representantes del Distrito Federal, en contra de leyes
expedidas por la propia Asamblea.
En Perú, las partes legitimadas para intentar la acción de
inconstitucionalidad son: el Presidente de la República, la Corte
Suprema de Justicia, el Procurador General, sesenta miembros
del Congreso, veinte senadores, o cincuenta mil ciudadanos
mediante una petición, cuyas firmas deben ser certificadas por
el Consejo Supremo Electoral.
En Guatemala, conforme a la Ley de Amparo, Exhibición
personal y de constitucionalidad de 1986, tienen legitimación
para plantear la inconstitucionalidad de leyes, reglamentos o
disposiciones de carácter general, la Junta Directiva del Colegio
75
de Abogados, el Ministerio Público, el Procurador de Derechos
Humanos y "cualquier persona con el auxilio de tres abogados
colegiados activos". Este último convierte el recurso, material-
mente, en una acción popular de inconstitucionalidad, como la
que existe en Colombia, Panamá y Venezuela.
En sentido similar, en Ecuador, la Constitución de 1995 si
bien establece una legitimación precisa para ejercer algunas
demandas de inconstitucionalidad que pueden intentar el Presi-
dente de la República, el Congreso Nacional, la Corte Suprema
de Justicia, los Concejos Provinciales y Municipales y el De-
fensor del Pueblo, en los casos de demandas de inconstituciona-
lidad de leyes, decretos-leyes, decretos, ordenanzas y actos
administrativos atribuyen la legitimación para accionar “a mil
ciudadanos” o a “cualquier persona previo informe favorable
del Defensor del Pueblo sobre la procedencia¨”.
76
tal, el juez ordinario no sólo debe actuar a instancia de parte,
sino que en general tiene poderes ex-officio para plantear la
cuestión constitucional.
77
dos por el accionante. Así sucede en Panamá, Colombia y Ve-
nezuela.
El control de la constitucionalidad también puede abarcar
otros preceptos de la ley respectiva no impugnados, si tienen
conexión con el o los artículos cuestionados en la acción. Así
sucede en Costa Rica, Venezuela y Panamá.
Por otra parte, la vida de la acción de inconstitucionalidad
no siempre depende de la voluntad del accionante por lo que en
algunos casos, a pesar de que este pueda desistir de la misma, la
Corte tiene el poder de seguir conociendo del proceso. Así su-
cede en Venezuela y Colombia.
78
juez constitucional, tiene efectos generales, erga omnes. Este es
el valor de las sentencias anulatorias por inconstitucionalidad de
la Corte Suprema de Justicia en Venezuela, México, Costa Rica,
Brasil, El Salvador, Honduras y Panamá, y de la Corte o Tri-
bunal Constitucional en Colombia, Guatemala, Perú, Ecuador
y Bolivia, siguiendo, en este sentido, la situación general en el
derecho comparado.
Esto sucede cuando el control de la constitucionalidad se
ejerce mediante una acción directa interpuesta por ante la Corte
Constitucional o la Corte Suprema, sin conexión con algún caso
concreto contencioso. En estos casos, cuando se interpone una
acción directa por ante un juez constitucional, la relación proce-
sal no se establece entre un demandante y un demandado, sino
más bien, fundamentalmente, entre un recurrente y una ley o
acto estatal cuya constitucionalidad está cuestionada. En este
caso, el objeto de la decisión acerca de la constitucionalidad de
la ley es su anulación, y los efectos de la decisión son necesa-
riamente erga omnes. Nunca deberían ser inter partes, particu-
larmente debido a la ausencia de las partes propiamente dichas,
en el procedimiento.
Por otra parte, en el sistema concentrado exclusivo de con-
trol de la constitucionalidad, iniciado por el método incidental,
como sucede en Panamá, cuando se plantea una cuestión cons-
titucional referente a una ley en un procedimiento concreto y el
tribunal inferior la remite a la Corte Suprema para que sea obje-
to de una decisión, dicha decisión también debe adoptarse con
base en aspectos de derecho y no con respecto a los hechos, por
lo que también tiene efectos erga omnes, es decir, no limitados
al juicio concreto en el que se planteó la cuestión constitucional
ni a las partes del mismo.
b. Los efectos inter partes de la decisión decla-
ratoria de la inconstitucionalidad
79
inconstitucionalidad sólo puede ser ejercida por quien alegue un
interés personal y directo, como sucede en Uruguay y Paraguay
los efectos de las decisiones que adopte el juez constitucional
sólo afectan al accionante o a las partes en el proceso; es decir,
tienen efectos inter partes. En Honduras, en cambio, a pesar de
que sólo los titulares de un interés personal, legítimo y directo
son los que pueden intentar la acción de inconstitucionalidad u
oponer la excepción de inconstitucionalidad ante que puede
remitirse ante la Corte Suprema, la decisión de ésta tiene efec-
tos erga omnes. Por ello es que el método difuso de control de
constitucionalidad coexiste con la forma incidental de activar el
método concentrado de control.
80
condenada, para el trabajador o para el contribuyente, según los
casos.
Por ello, igualmente, la reciente Ley mexicana reguladora
de la acción de inconstitucionalidad de 1995 precisó que:
81
En efecto, en relación a los casos de control difuso de la
constitucionalidad, está claro que la decisión judicial de no
aplicar una ley inconstitucional, incluso si tiene sólo y exclusi-
vamente efectos inter partes, equivale a una decisión simple-
mente declarativa, con efectos retroactivos, pro praeterito o ex
tunc. Al ejercer este control difuso, el juez no anula la ley, sino
que declara o constata únicamente una inconstitucionalidad
preexistente; de forma que ignora la existencia de la ley (es
decir, que la considera inexistente) y no la aplica en el caso
concreto que corresponde el conocimiento del juez.
Ahora bien, los efectos del control difuso de la constitucio-
nalidad de las leyes son completamente diferentes de los efectos
producidos por el ejercicio del control concentrado de la consti-
tucionalidad, cuando la Sala Constitucional declara la nulidad
de una ley por inconstitucionalidad. En esos casos, cuando la
Sala Constitucional, en el ejercicio de sus atribuciones previstas
en el artículo 336 de la Constitución venezolana, “declara la
nulidad” de la ley, es decir anula la ley, ésta, en principio, es
válida y efectiva hasta que se publique la sentencia de la Corte,
habiendo producido todos sus efectos a pesar de su inconstitu-
cionalidad, en virtud de la presunción de la constitucionalidad
de las leyes.
Como el control de la constitucionalidad de las leyes atri-
buida a la Sala Constitucional por el artículo 336 de la Consti-
tución es un control concentrado, ejercido mediante acción po-
pular, resulta claro que la sentencia que anula la ley tiene efec-
tos constitutivos, por lo que los efectos de la anulación de la ley
por inconstitucionalidad, al no existir una norma expresa consti-
tucional o legal que disponga la solución, sólo pueden producir-
se erga omnes pero hacia el futuro, es decir, que las sentencias
son, en principio, constitutivas, pro futuro y con efectos ex
nunc, que no pueden referirse al pasado (no pueden ser retroac-
tivas). Se puede afirmar que ese es el criterio que sigue no sólo
la doctrina venezolana, sino también, en general, la jurispruden-
cia de la Corte Suprema de Justicia.
En todo caso, como se dijo a partir de 1976, la Ley Orgáni-
ca de la Corte Suprema de Justicia atribuye a la Corte el poder
de determinar "los efectos de su decisión en el tiempo". Por
consiguiente, la Corte puede corregir los efectos desfavorables
82
que podría engendrar el efecto ex nunc de sus decisiones, parti-
cularmente en el campo de los derechos y garantías constitucio-
nales, y podría atribuir a sus sentencias efectos retroactivos, pro
praeterito, ex tunc.
Por tanto, en general, las sentencias anulatorias de inconsti-
tucionalidad en los sistemas concentrados de control tienen
efectos constitutivos (no declarativos), es decir, ex nunc y pro
futuro, y por tanto, no tienen efectos retroactivos. La excepción
a esta regla, sin embargo, la constituye el sistema de Costa Ri-
ca, cuya Ley de la Jurisdicción Constitucional establece el prin-
cipio contrario, es decir, que los efectos de la declaración de
inconstitucionalidad y anulación de la ley por parte de la Sala
Constitucional son ex tunc y, por consiguiente, declarativos y
retroactivos, salvo en lo referente a los derechos adquiridos de
buena fe (art. 91) o respecto de situaciones consolidadas por
prescripción, caducidad o en virtud de una sentencia judicial.
En Guatemala, en general los efectos de la decisión de la
Corte Constitucional son ex-nunc; pero si la Corte ha decidido
la suspensión provisional de los efectos de una ley durante el
proceso, la decisión final tiene efectos ex tunc, de forma re-
troactiva, pero sólo hasta la fecha de la decisión de suspensión
de los efectos de la ley cuestionada.
II. EL RÉGIMEN DEL MÉTODO CONCENTRADO DE
CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD EN
HONDURAS
1. Régimen general
83
Las leyes podrán ser declaradas inconstitucionales por razón de
forma o de contenido.
A la Corte Suprema de Justicia le compete el conocimiento y la
resolución originaria y exclusiva en la materia y deberá pro-
nunciarse con los requisitos de las sentencias definitivas.
85
ciones por razón de contenido, la acción puede intentarse cuan-
do una ley es contraria a la Constitución (art. 75).
De acuerdo con estas normas, lo que corrobora el texto del
artículo 78 de la ley, el control de la constitucionalidad de las
leyes procede solamente contra leyes promulgadas después de
que hayan entrado en vigencia.
Se debe destacar, por otra parte, que conforme al artículo
76,1 por cuanto corresponde a la jurisdicción contencioso ad-
ministrativa conocer del control de la constitucionalidad de los
reglamentos y demás actos administrativos normativos o de
efectos generales, estos excluidos de la competencia de la Juris-
dicción Constitucional, la cual controla la constitucionalidad de
las leyes y otras normas de carácter y aplicación general no
sometidos al control de la jurisdicción contencioso administra-
tiva, que infrinjan preceptos constitucionales.
C. La legitimación activa y la imprescriptibilidad de la
solicitud
86
quien se considere lesionado en su interés directo, personal y
legítimo, mediante las siguientes dos vías procesales:
Primero, por vía de acción que debe promoverse ante la
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia;
Segundo, por vía de excepción, que se puede oponer en
cualquier procedimiento judicial.
Además, también puede solicitar la declaración de inconsti-
tucionalidad de una ley, de oficio, cualquier órgano jurisdiccio-
nal que conozca, en cualquier procedimiento judicial, antes de
dictar resolución.
Por último, también puede considerarse como método de
control de constitucionalidad que ejerce la Jurisdicción Consti-
tucional, la competencia de la Sala de lo Constitucional para
resolver los conflictos de competencias constitucionales y para
conocer, con carácter previo, de los proyectos de ley vetados
por el Presidente de la República por razones de inconstitucio-
nalidad.
2. La acción de inconstitucionalidad
87
3. Los motivos que le sirven de fundamento a la pretensión;
4. Explicación clara y precisa del interés directo, personal y
legitimo que motiva su acción; así como la explicación del
concepto que motiva su acción de inconstitucionalidad.
5. El lugar, fecha de la demanda y la firma del solicitante.
88
Una vez recibidos los antecedentes o el informe, en su ca-
so, la Sala debe dar traslado de estos por el término de seis días
hábiles al Ministerio Público, para que emita su dictamen. Sin
embargo, “cuando se tratare de un recurso por razón del conte-
nido, se le dará el trámite correspondiente, oyendo el Dictamen
del Ministerio Público” (Art. 80).
En todo caso, conforme al artículo 70 de la Ley, es causa
de responsabilidad: “2.-La demora injustificada en la remisión,
transmisión y entrega de los expedientes, mensajes y despa-
chos”, así como “3.-La alteración o la falsedad en los informes
que deban rendirse por cualquier funcionario o persona”
C. El desistimiento
89
Constitucional por vía incidental, cuando la cuestión de consti-
tucionalidad se remita a la Sala de lo Constitucional por un
juzgado o tribunal (órgano jurisdiccional) que esté conociendo
de una causa, en primer lugar, cuando se lo solicite alguna parte
que un proceso judicial haya opuesto una excepción de inconsti-
tucionalidad de una ley; y en segundo lugar, cuando sea que el
juzgado o tribunal, el que de oficio, formule la solicitud de con-
trol de constitucionalidad ante la Sala (art. 77).
Esta vía incidental de control de constitucionalidad me-
diante el método concentrado por ante la Sala de lo Constitu-
cional, no excluye por supuesto, la posibilidad de que el órgano
jurisdiccional ordinario pueda decidir sobre la inconstituciona-
lidad de la ley y desaplicarla al caso concreto, aplicando prefe-
rentemente la Constitución (art. 74) mediante el método difuso
de control de constitucionalidad, antes se ha analizado. En con-
secuencia, puede decirse que cuando se plantea, de oficio a
instancia de parte, en un caso concreto que cursa ante un órgano
judicial ordinario una cuestión de inconstitucionalidad de la ley
que debe servir para resolver dicho caso; al juez se le abren dos
vías de decisión: la primera es que decida directamente la cues-
tión de inconstitucionalidad de la ley al resolver el caso concre-
to, aplicando preferentemente la Constitución; decisión que sólo
tendría efectos inter partes y estaría sujeta a apelación ordinaria
y luego a consulta obligatoria ante la Sala de lo Constitucional
(método difuso de control de constitucionalidad); y la segunda,
que resuelva elevar la cuestión de constitucionalidad ante la
Sala de lo Constitucional, para que esta resuelva el asunto con
efectos anulatorios y generales o erga omnes (método concen-
trado por vía incidental de control de constitucionalidad).
En cuanto a este método concentrado de control de la cons-
titucionalidad de las leyes por vía incidental, la Ley ha estable-
cido las siguientes reglas:
B. La excepción de inconstitucionalidad
90
antes de la citación para sentencia. Se entiende, por supuesto,
que la excepción la pueden oponer las partes en el proceso, y se
debe referir a una ley que deba ser aplicada en la resolución del
mismo.
En todo caso, si el órgano jurisdiccional estableciera que la
excepción pretende dilatar el proceso, razonándolo debidamen-
te, debe condenar al recurrente al pago de los daños y perjuicios
ocasionados, los cuales se liquidarán en la sede de instancia
(art. 120).
91
resarcimiento de los daños o perjuicios que hubiere ocasionado
con motivo de la suspensión del procedimiento principal.
92
suspende el procedimiento judicial de la cuestión principal en
espera de la resolución de la Sala de lo Constitucional sobre la
inconstitucionalidad (art. 77). El Juzgado o Tribunal, por tanto,
no dictará sentencia sino hasta que la cuestión de constituciona-
lidad haya sido resuelta por la Sala Constitucional.
En esta forma, en la Ley se ha desarrollado lógicamente lo
dispuesto en la última parte del artículo 185 de la Constitución,
pues su aplicación literal podría conducir a la paralización total
de los procedimiento en los casos de cuestiones incidentales de
constitucionalidad, lo que contravendrían el sentido de la justi-
cia constitucional que exige salvaguardar las garantías del debi-
do proceso establecidas en la Convención Americana de Dere-
chos Humanos (art. 8).
93
A. La competencia de la Sala de lo Constitucional
C. El traslado y el informe
94
D. La resolución del conflicto
95
definitiva, debe ser emitida por unanimidad por la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. La sentencia
debe proferirse en nombre de la Corte Suprema de Justicia y
tendrán el carácter de definitiva.
Contra los fallos proferidos por unanimidad de la Sala de lo
Constitucional, solo habrá el recurso de reposición, que podrá
ser interpuesto en el acto de la notificación o al día siguiente
hábil al de su notificación por la tabla de avisos del Despacho
(art. 123).
Cuando la sentencia se pronuncie por mayoría de votos,
dispone el artículo 8 de la Ley que debe someterse al pleno de
la Corte Suprema de Justicia para su conocimiento y resolución
definitiva, a cuyo efecto el Presidente de la Sala debe remitir la
sentencia y sus antecedentes a la Presidencia de la Corte Su-
prema de Justicia, a más tardar al día siguiente hábil de emitido
el fallo, quien en el acto de su recepción debe convocar al Pleno
para su conocimiento y resolución dentro del término de diez
días hábiles a partir de la fecha en que se hayan recibido los
antecedentes en la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia.
Contra los fallos proferidos en su caso, por el Pleno de la
Corte Suprema de Justicia, solo habrá el recurso de reposición,
que podrá ser interpuesto en el acto de la notificación o al día
siguiente hábil al de su notificación por la tabla de avisos del
Despacho (art. 123).
96
3. Los alcances de la sentencia en el control concentrado de
constitucionalidad y sus efectos extensivos
97
Dado el carácter erga omnes de los efectos de la sentencia
que anula una ley, la misma debe ser publicada en el Diario
Oficial. Sin embargo, la Constitución exige que ello se haga a
través del Poder Legislativo, al cual debe ser comunicada para
su publicación en el Diario Oficial “La Gaceta”. En la Ley, sin
embargo, no se estableció un término para que el Congreso
Nacional haga publicar la sentencia, por lo que transcurrido un
lapso razonable, a los efectos de garantizar la publicación y la
propia potestad de la Jurisdicción Constitucional en asegurar los
efectos de sus sentencias, la Sala de lo Constitucional podría
ordenar directamente su publicación.
Debe observarse, que en el artículo 72 de la Ley se se incu-
rrió en una inconstitucionalidad, al establecerse lo siguiente:
98
anterior en el que la respectiva sentencia haya declarado sin
lugar la inconstitucionalidad.
5. La notificación
CUARTA PARTE
99
derechos constitucionales, específicamente las acciones de
hábeas corpus y de amparo, desarrollados conforme a la tradi-
ción constitucional hondureña en la línea del desarrollo de di-
chas acciones como la que se ha producido en los países de
América Latina. Este Título, por tanto, sustituye las regulacio-
nes de la vieja Ley que regulaba el amparo y el hábeas corpus
de 14 de abril de 1936, la cual fue derogada por la nueva Ley
(art. 126).
Además, en el Título Segundo se regula la acción de
habeas data.
I. LA COMPETENCIA
100
A. La Sala de lo Constitucional
101
C. Los Juzgados de Letras
1. El principio constitucional
102
Artículo 182. El Estado reconoce la garantía de Hábeas Corpus
o de Exhibición Personal. En consecuencia, toda persona agra-
viada o cualquiera otra en nombre de ésta tiene derecho a pro-
moverla:
2. El objeto de la protección
103
turben, restrinjan o pongan en precario. La libertad personal
comprenderá el derecho de trasladarse de un lugar a otro de
la República y de permanecer, salir e ingresar a su territorio;
y
2. La integridad física, psíquica y moral de las personas contra
las acciones u omisiones de cualquier autoridad que, con
motivo de su detención o prisión legal, la hagan objeto de
tormentos, torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes
o de vejámenes, exacciones ilegales o de cualquier otra co-
acción, restricción o molestia innecesaria para su seguridad
individual.
104
3. La competencia
105
nes, exacciones ilegales o demás coacciones, restricciones o
molestias.
La presentación y substanciación de la acción de hábeas
corpus y de habeas data no requiere de la intervención de profe-
sional del derecho alguno (art. 16).
B. El inicio de oficio
106
5. La tramitación del proceso
A. El principio de celeridad
107
B. La simplicidad de la demanda
108
De la lectura general de la Ley puede señalarse que la figu-
ra del Juez Ejecutor es clave en el procedimiento de hábeas
corpus, desde sus inicios, en el tramite del mismo.
6. El trámite de la acción
109
1. Autoridad o persona que ordenó la detención ó vejación y el
nombre y apellidos de quienes ejecutaren el correspondiente
acto, con indicación de la fecha y circunstancias del mismo;
2. Las causas que motivaron la detención o la conducta denun-
ciada y las circunstancias y fechas en que tuvieron lugar;
3. Indicación de si el detenido o preso ha estado únicamente
bajo su inmediata custodia o si fue transferido de otro centro
de reclusión ó detención, en cuyo caso indicará el nombre
de éste, la fecha en que tuvo lugar el traslado, el estado físi-
co del agraviado en dicho momento y el motivo de la trans-
ferencia; y
4. Firma y sello del servidor público o persona que rinde el in-
forme.
E. La oposición
112
los 13,1 y 13,2; y 24 de la Ley. En caso contrario se debe decla-
rar sin lugar.
Conforme al artículo 39 de la Ley, si del estudio de los an-
tecedentes a que se refieren los artículos de la Ley, resulta que
la detención, restricción o amenaza es ilegal, el Juez Ejecutor
debe decretar la orden de libertad del agraviado o la cesación de
las restricciones, vejámenes, tratos crueles, inhumanos o degra-
dantes, amenazas, apremios ilegales o de cualquier otra coac-
ción, restricción o molestia innecesaria para la seguridad indivi-
dual o para el orden de la prisión, y debe poner esos hechos en
conocimiento del Ministerio Público con el objeto de que se
ejerza la acción penal correspondiente.
Igual obligación la tiene el juez o magistrado que conozca
de la acción una vez dictada la sentencia que declare con lugar
la misma.
Las resoluciones anteriores tendrán el carácter de senten-
cias definitivas, una vez revisadas en su caso por la Sala de lo
Constitucional.
Por otra parte, los titulares de los órganos jurisdiccionales
que conozcan de las acciones a que esta ley se refiere, están
obligados a imponer las sanciones previstas en la misma e incu-
rrirán en responsabilidad civil y administrativa si no lo hicieren
(art. 119).
En todo caso, conforme al artículo 122 de la Ley, las sen-
tencias dictadas en los procedimientos de exhibición personal
producirán efecto de cosa juzgada entre las partes con relación a
la controversia constitucional planteada.
El efecto de cosa juzgada en los casos de exhibición perso-
nal, sólo se puede hacer valer si la respectiva sentencia declara
que la acción u omisión ha violado derechos constitucionales.
Esta sentencia, sin embargo, no origina derechos subjetivos a
favor de los particulares o del Estado, por lo que no puede opo-
nerse como excepción de cosa juzgada en ningún proceso que
se ventile con posterioridad ante los órganos jurisdiccionales.
113
III. LA ACCION DE HABEAS DATA
115
que una ley, resolución, acto o hecho de autoridad no obliga o
no le es aplicable al reclamante por contravenir, disminuir o
tergiversar cualesquiera de los mencionados derechos.
Se establece así, además de la acción de amparo en general,
la acción de amparo contra normas, en las cuales existan viola-
ciones constitucionales. Por ello, el artículo 45.1 precisa que el
recurso de amparo es inadmisible cuando se aleguen violacio-
nes de mera legalidad.
116
da. Por ello, conforme al artículo 45.3, se considera improce-
dente el recurso de amparo:
3. El objeto de la acción
117
4. El inicio del proceso
B. El lapso de caducidad
118
1. La designación del órgano jurisdiccional ante el que se pre-
senta;
2. Los nombres y apellidos, estado civil, nacionalidad, profe-
sión u oficio, domicilio y lugar para recibir notificaciones
del solicitante y, en su caso, de quien lo represente. Cuando
quién promueva el amparo sea una persona jurídica, se indi-
carán, de manera sucinta, los datos relativos a su existencia,
personalidad jurídica, nacionalidad, domicilio y fines;
3. Hecho, acto, resolución, orden o mandato contra el cual se
reclama, con expresión del juicio o diligencia en que ha sido
dictada la resolución orden o mandato reclamada, y la indica-
ción de los recursos de que se ha hecho uso para obtener su
subsanación.
4. Indicación concreta de la autoridad, funcionario, persona o
entidad contra quien se interpone el amparo;
5. Relación de los hechos que motivan la solicitud, con las
pruebas correspondientes que tuviere a su disposición;
6. El o los derechos constitucional que se considera violado o
amenazado;
7. Lo que se pide;
8. Lugar y fecha;
9. Firma o huella digital si no sabe leer o escribir del recurren-
te o agraviado, y en su caso firma del representante o apode-
rado legal.
5. La sustanciación de la acción
A. La prioridad y la celeridad
119
cia del derecho sustancial, gratuidad, celeridad, economía pro-
cesal, eficacia y debido proceso.
Además, el recurso de amparo debe ser sustanciado con
prelación a cualquier otro asunto, salvo el de exhibición perso-
nal (art. 4,3). En consecuencia, los órganos jurisdiccionales
deben iniciar el trámite de las respectivas demandas el mismo
día de su presentación o el día hábil siguiente (art. 50).
Precisamente como consecuencia del principio de la celeri-
dad, el artículo 69 de la Ley dispone que en el recurso de ampa-
ro no podrán plantearse cuestiones incidentales.
Para asegurar la celeridad en los trámites, el artículo 70,1
establece como una causa de responsabilidad la negativa de
admisión de una acción por causas distintas de las previstas en
la ley o el retardo injustificado en su tramitación así como la
demora injustificada en la remisión, transmisión y entrega de
los expedientes, mensajes y despachos.
El artículo 115 de la Ley establece, además, que toda per-
sona extraña a un proceso de amparo, lo mismo que el funcio-
nario judicial o administrativo que en cualquier forma, por ac-
ción u omisión, retarde, impida o estorbe su tramitación o eje-
cución, será encausada de conformidad con la ley.
B. Efectos de la tramitación
a. La decisión de admisibilidad
120
En este último caso ello sólo procede por las causales de
inadmisibilidad establecidas en el artículo 45 y en la última
parte del artículo 49. En estos casos, conforme al artículo 45, el
órgano jurisdiccional debe rechazar de plano la demanda de am-
paro que fuese inadmisible.
Por lo demás, la negativa de admitir un amparo por causas
distintas, produce responsabilidad (art. 70.1)
121
Ahora bien, si dentro del trámite del juicio llegare a constar
en autos una causal de inadmisiblidad, el órgano jurisdiccional
debe sobreseer las diligencias (art. 45)
122
Los informes se consideran rendidos bajo juramento, por
consiguiente, cualquier inexactitud o falsedad hace incurrir a
quienes lo firmen en el delito de falsificación de documentos
públicos.
Ahora bien, si dentro del plazo antes señalado no se envia-
ren los antecedentes o el informe, la autoridad que estuviere cono-
ciendo de la acción debe dictar un auto de apremio, mandando a
requerir a la autoridad recurrida bajo el apercibiento de que si no
cumple dentro del termino de veinticuatro horas con el mandato,
se tendrá como violado el derecho o garantía que motiva la ac-
ción, y se resolverá éste sin más trámite, salvo el caso fortuito o de
fuerza mayor (art. 52).
Conforme al mismo artículo 52 de la Ley, el no envío de
los antecedentes o, en su caso, del informe, hace incurrir al
responsable en el delito de abuso de autoridad y los daños y
perjuicios que se ocasionaren, corren por cuenta de quien haya
incumplido antes indicado.
El órgano jurisdiccional ante quien se promoviere la acción,
deberá hacer, a la autoridad recurrida, todas las prevenciones an-
tes señaladas.
123
En casos excepcionales, prudencial y razonablemente apre-
ciados por el órgano jurisdiccional, previa a la adopción de las
medidas cautelares que correspondan, el órgano jurisdiccional
puede decretar el rendimiento de la caución que, igualmente de
manera prudencial y razonable, estime procedente.
c. La notificación
124
cido en el Código Penal, sin perjuicio del cumplimiento de la
medida cautelar decretada.
G. Las pruebas
125
I. El desistimiento de la acción
A. La oportunidad
126
hábil al de su notificación por la tabla de avisos del Despacho
(art. 123).
En los casos en los que no se logre la unanimidad, es decir,
cuando las sentencias se pronuncien por mayoría de votos, en-
tonces conforme al artículo 8 de la Ley, deberán someterse al
pleno de la Corte Suprema de Justicia para su conocimiento y
resolución definitiva. Para tal efecto el Presidente de la Sala
debe remitir la sentencia y sus antecedentes a la Presidencia de
la Corte Suprema de Justicia, a más tardar al día siguiente hábil
de emitido el fallo, quien en el acto de su recepción debe con-
vocar al Pleno para su conocimiento y resolución dentro del
término de diez días hábiles a partir de la fecha en que se hayan
recibido los antecedentes en la Presidencia de la Corte Suprema
de Justicia.
Contra los fallos proferidos por el Pleno de la Corte Su-
prema de Justicia, solo cabe el recurso de reposición, que puede
ser interpuesto en el acto de la notificación o al día siguiente
hábil al de su notificación por la tabla de avisos del Despacho
(art. 123).
C. El contenido de la sentencia
127
travenir, disminuir o tergiversar cualesquiera de los dere-
chos fundamentales.
3.- La determinación precisa de la conducta a cumplir, con las
especificaciones necesarias para su debida ejecución; y
4.- Las multas u otras sanciones aplicables.
128
D. La ejecución de la sentencia
130
F. La inmutabilidad de las sentencias y su aclaratoria.
131
a la autoridad recurrida que la dictó en primera instancia, orde-
nando su cumplimiento (art. 68).
QUINTA PARTE
I. EL RECURSO DE REVISIÓN
132
virtúan su contenido o, en general, se haya violado la garantía
del debido proceso.
En cuanto a la garantía del debido proceso está establecida
en diversas normas contenidas en los artículos 80 y siguientes
de la Constitución, así como en el artículo 8 de la Convención
Americana de Derechos Humanos; y se desdobla en múltiples
garantías procesales, tales como: el derecho a un proceso justo
conforme a las formalidades legales; el derecho al Juez natural;
el derecho a un tribunal imparcial; el derecho a la presunción de
inocencia; el derecho a la defensa y a ser informado de los car-
gos formulados; el derecho a ser oído; el derecho a un proceso
sin dilaciones indebidas; el derecho a utilizar los medios de
prueba pertinentes para su defensa; el derecho a no confesarse
culpable y no declarar contra sí mismo; y el derecho a la tutela
judicial efectiva de los derechos e intereses del procesado.
Ahora bien, aún cuando no se trata propiamente de un me-
canismo exclusivo de justicia constitucional ya que en general
lo consagran los ordenamientos procesales, el recurso de revi-
sión puede identificarse como un medio extraordinario para la
revisión ex post facto de sentencias definitivamente firmes en
las cuales, por circunstancias sobrevenidas, pueda estimarse que
en general cuando se dictaron vulneraron algunas de las garan-
tías constitucional del debido proceso.
133
2) Si hubiere recaído en virtud de documentos que al tiempo de
dictarse ignoraba una de las partes haber sido reconocidos y
declarados falsos, o cuya falsedad se reconociere o declarare
después.
134
cedentes y debe citar a las partes a una audiencia, que debe
celebrarse dentro de los treinta días hábiles siguientes a la fecha
de recepción de los antecedentes, para que la parte afectada con
la admisión del recurso se pueda oponer al mismo y ambas par-
tes presenten las pruebas en que se fundan sus pretensiones,
debiendo oírse en la misma audiencia la opinión del Fiscal del
Despacho, de no ser éste parte en el proceso.
Cumplido lo anterior, se debe suspender la audiencia por el
tiempo que requiera para examinar las pruebas presentadas y
dictar la sentencia que corresponda de conformidad a la mate-
ria. Dicha suspensión no podrá exceder de veinte (20) días hábi-
les (Art. 108).
135
En los casos en los cuales la acción de revisión se declare
improcedente, se debe condenar en las costas al que lo hubiere
promovido, y se ordenará que sean devueltos al órgano jurisdic-
cional que corresponda los autos mandados traer a la vista Art.
100).
136
7. Se haya condenado por prevaricato o cohecho a alguno de los
jueces por su actuación en el juicio que se trate; y,
137
de recepción de los antecedentes, para que la parte afectada con
la admisión del recurso se pueda oponer al mismo y ambas par-
tes presenten las pruebas en que se fundan sus pretensiones,
debiendo oírse en la misma audiencia la opinión del Fiscal del
Despacho, de no ser éste parte en el proceso.
Cumplido lo anterior, se debe suspender la audiencia por el
tiempo que requiera para examinar las pruebas presentadas y
dictar la sentencia que corresponda de conformidad a la mate-
ria. Dicha suspensión no podrá exceder de veinte (20) días hábi-
les (Art. 108).
138
4. La ejecución de la nueva pena o la práctica de un nuevo cóm-
puto, cuando en la nueva sentencia se imponga pena al con-
denado, con abono del tiempo que haya estado en prisión.
Ahora bien, si la sentencia de la Sala de lo Constitucional
anula la sentencia revisada, debe pronunciar el nuevo fallo y, en
el caso de que se haya condenado por prevaricato o cohecho a
alguno de los jueces por su actuación en el juicio (Art. 101,7),
debe devolver los antecedentes al correspondiente Tribunal de
Sentencia, para que se celebre nuevo juicio. En el nuevo juicio
no puede intervenir ninguno de los miembros del Tribunal de
Sentencia que hayan dictado el fallo revisado.
En el caso de que una misma persona haya sido condenada
por el mismo hecho delictivo, en dos sentencias distintas (Art.
101,2), la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia, debe declarar la nulidad de la sentencia en que se im-
pugna mayor pena, dejando válida aquella en la que se condene
a una pena menor.
En el caso de que una persona haya sido condenada en una
sentencia, y absuelta en otra por el mismo hecho delictivo (Art.
101,3), se debe declarar la nulidad de la sentencia condenatoria,
a efecto de que pueda ser ejecutada la sentencia absolutoria.
En todo caso, el rechazo de la solicitud de revisión no im-
pide la interposición de una nueva solicitud, fundada en moti-
vos distintos (Art. 106).
139
140
TEXTO DEL PROYECTO DE
141
142
LEY SOBRE JUSTICIA CONSTITUCIONAL
D E C R E T O No. 244-2003
EL CONGRESO NACIONAL,
143
CONSIDERANDO: Que se estima ineludible proceder a
la emisión de una nueva ley que sustituya a la de Amparo vi-
gente, con el propósito de regular el control de la constitucio-
nalidad e incorporar el derecho a la información o hábeas data
y o tras normas de carácter y aplicación general no someti-
dos al control de la jurisdicción de lo contencioso administrati-
vo, y mantener incólume el principio de la supremacía de la
Constitución de la República, así como establecer normas
objetivas para dirimir los conflictos de competencia consti-
tucional, igualmente regular el recurso de revisión de senten-
cias en materia penal y civil, así como de los demás asuntos que
la Constitución atribuye al Poder Judicial reformado.
POR TANTO,
Decreta
La siguiente:
TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
144
manera que aseguren una eficaz protección de los derechos
humanos y el adecuado funcionamiento de las defensas del
orden jurídico constitucional.
Se interpretarán y aplicarán de conformidad con los trata-
dos, convenciones y otros instrumentos internacionales sobre
derechos humanos vigentes en la República de Honduras, to-
mando en consideración las interpretaciones que de ellos hagan
los tribunales internacionales.
Artículo 3.- Del conocimiento de las acciones. Los órganos
jurisdiccionales a que se refiere esta Ley ejercen la justicia
constitucional y a ellos corresponde conocer de las acciones de:
1) Habeas corpus o exhibición personal y de habeas data;
2) Amparo;
3) Inconstitucionalidad;
4) Revisión;
5) De los conflictos entre los Poderes del Estado o entre
cualquiera de éstos y el Tribunal Supremo Electoral. De los
conflictos de competencia o atribuciones de las municipalidades
entre si. De los conflictos de competencia o atribuciones que se
produzcan entre el Ministerio Público, la Procuraduría General
de la Republica y el Tribunal Superior de Cuentas; y
6) Conocer de los demás asuntos que la Constitución de la
República o la presente ley le atribuyan.
Artículo 4.- Reglas especiales de la jurisdicción constitu-
cional. En el ejercicio de la justicia constitucional los órganos
jurisdiccionales observarán las siguientes reglas:
1) Todas las actuaciones se practicaran en papel simple o
común;
2) Toda notificación deberá hacerse a más tardar el día si-
guiente a la fecha de la respectiva providencia, auto o sentencia;
3) La tramitación y resolución de la acción de hábeas cor-
pus o exhibición personal será prioritaria respecto de cualquier
otro asunto de que estuviere conociendo el correspondiente
órgano jurisdiccional. En defecto de tal acción, la prioridad le
145
corresponderá por su orden a la de amparo y a la de inconstitu-
cionalidad;
4) Interpuesta cualquiera de las acciones constitucionales,
los órganos jurisdiccionales impulsarán de oficio todos los trá-
mites;
5) En la tramitación de las acciones de hábeas corpus o ex-
hibición personal, amparo e inconstitucionalidad, prevalecerá el
fondo sobre la forma, por lo que los defectos procesales no
impedirán la expedita sustanciación de los asuntos.
Las partes podrán corregir sus propios errores, siempre que
fueren subsanables. No obstante los órganos jurisdiccionales
que conozcan del asunto podrán hacerlo de oficio;
6) Salvo que la presente Ley disponga lo contrario contra
las providencias, autos y sentencias que se dicten en el ejercicio
de la jurisdicción constitucional no cabrá recurso alguno;
7) Los plazos establecidos en esta Ley son improrrogables
a menos que la misma disponga lo contrario; y,
8) El incumplimiento de tales plazos por parte de los titula-
res de los órganos jurisdiccionales, originará la responsabilidad
señalada en la presente Ley.
Artículo 5. De la supremacía de la Constitución.-En el
ejercicio de la justicia constitucional los órganos jurisdicciona-
les solamente están sometidos a la Constitución de la República
y a la ley.
Artículo 6.- Del principio de inmutabilidad de las senten-
cias, aclaración. Corrección de errores. Los órganos jurisdic-
cionales en el ejercicio de la justicia constitucional no podrán
variar ni modificar sus sentencias después de firmadas; pero sí
aclarar algún concepto oscuro o corregir errores materiales de
las mismas.
Estas aclaraciones podrán hacerse de oficio dentro del día
hábil siguiente al de la fecha de la sentencia, o a solicitud de
parte, presentada a más tardar el día hábil siguiente al de la
notificación. En este último caso, el órgano jurisdiccional resol-
verá lo que estime procedente dentro del día hábil siguiente al
de la presentación de la solicitud.
146
Artículo 7.- De la Sala de lo Constitucional. Jurisdicción.
Integración. Las funciones que la presente Ley atribuye a la
Corte Suprema de Justicia, serán cumplidas por ésta a través de
la Sala de lo Constitucional, a la cual corresponde la jurisdic-
ción constitucional.
La Sala de lo Constitucional estará integrada por cinco (5)
magistrados de la Corte Suprema de Justicia, designados por el
pleno de la misma.
Artículo 8.- Del carácter de las sentencias pronunciadas
por la Sala de lo Constitucional, unanimidad-mayoría. Las
sentencias pronunciadas por unanimidad de votos por la Sala de
lo Constitucional, se proferirán en nombre de la Corte Suprema
de Justicia y tendrán el carácter de definitivas. Cuando las sen-
tencias se pronuncien por mayoría de votos deberán someterse
al pleno de la Corte Suprema de Justicia para su conocimiento y
resolución definitiva. Para tal efecto el Presidente de la Sala
remitirá la sentencia y sus antecedentes a la Presidencia de la
Corte Suprema de Justicia, a más tardar al día siguiente hábil de
emitido el fallo, quien deberá en el acto de su recepción convo-
car al Pleno para su conocimiento y resolución dentro del tér-
mino de diez (10) días hábiles a partir de la fecha en que se
hayan recibido los antecedentes en la Presidencia de la Corte
Suprema de Justicia.
TÍTULO II
DE LAS ACCIONES DE PROTECCIÓN DE
LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES
CAPÍTULO I
DE LA COMPETENCIA
147
2) Del recurso de amparo previsto en el último párrafo del
Artículo 40 de esta Ley.
3) Del recurso de amparo por violación de los derechos
fundamentales que fueran cometidos por:
a. El Presidente de la República o los Secretarios de Es-
tado;
b. Las Cortes de Apelaciones;
c. El Tribunal Superior de Cuentas, la Procuraduría Ge-
neral de la República y el Tribunal Supremo Electoral; y
d. Las violaciones cometidas por los demás funcionarios
con autoridad en toda la República.
4) Del Recurso de Revisión en Materia Civil y Penal;
5) De los conflictos de competencia a que se refiere el Ar-
tículo 109 de esta Ley.
148
b. De las violaciones cometidas por las Corporaciones
Municipales o alguno de sus miembros, inclusive los Jueces de
Policía y Alcaldes Auxiliares; y
c. De las violaciones cometidas por los empleados que no
estén comprendidos en las disposiciones anteriores.
Artículo 12.- Del conocimiento a prevención en caso de
ambigüedad. Cuando la competencia no estuviere claramente
establecida, conocerá de la acción de habeas corpus o exhibi-
ción personal y de amparo, a prevención, el órgano jurisdiccio-
nal que, por razón de la materia, tenga jurisdicción en el lugar
donde ocurrió la violación o la amenaza de los derechos o en
donde haya producido o pudiere producir efectos.
CAPÍTULO II
DE LA ACCIÓN DE HÁBEAS CORPUS O EXHIBICIÓN
PERSONAL Y
DE HABEAS DATA
Sección I
Disposiciones generales
149
3) El acceso a la información; impedir su transmisión o di-
vulgación; rectificar datos inexactos o erróneos; actualizar in-
formación, exigir confidencialidad y la eliminación de informa-
ción falsa; respecto de cualquier archivo o registro, privado o
público, que conste en medios convencionales, electrónicos o
informáticos, que produzcan daño al honor, a la intimidad per-
sonal, familiar, y a la propia imagen. Esta garantía no afectará
el secreto de las fuentes de información periodística.
Artículo 14.- De la restitución o aseguramiento de la liber-
tad. Cese de tormentos. La persona que se encuentre en cuales-
quiera de las situaciones previstas en el artículo anterior u otra
persona en su nombre, tendrá derecho a pedir su inmediata ex-
hibición ante los órganos jurisdiccionales para que se le restitu-
ya o asegure su libertad o se hagan cesar los tormentos, torturas,
tratos crueles, inhumanos o degradantes, vejámenes, exacciones
ilegales o demás coacciones, restricciones o molestias.
Artículo 15.- De la resolución de otras violaciones a la li-
bertad. Cuando en la acción de hábeas corpus o exhibición per-
sonal se aleguen otras violaciones que guarden relación con la
libertad personal en cualquiera de sus formas y los hechos fue-
ren conexos con el acto tenido como ilegítimo por constituir su
causa o su finalidad, se resolverá también sobre estas violacio-
nes.
Artículo 16.- De la no exigencia de intervención profesio-
nal. La presentación y substanciación de la acción de hábeas
corpus o exhibición personal y de habeas data no requerirá in-
tervención de profesional del derecho.
Sección II
De la competencia
150
jar de tramitar una acción de hábeas corpus o de exhibición
personal. Tendrán, además, la obligación ineludible de proceder
de inmediato para hacer cesar la violación a la libertad o a la
seguridad personal.
Si razones de fuerza mayor o caso fortuito les impidieren
conocer de la demanda, lo declararán así, sin tardanza, en auto
motivado, y someterán aquella al titular del órgano jurisdiccio-
nal que se halle más próximo.
La contravención de esta norma, hará incurrir al infractor
en el delito de abuso de autoridad, sin perjuicio de toda otra
responsabilidad que pudiera corresponderle.
Artículo 19.- Del modo de iniciar la acción. La acción de
hábeas corpus o de exhibición personal se iniciará de oficio o a
petición de cualquier persona, sea o no pariente del supuesto
ofendido.
Artículo 20.- De la iniciación de oficio. La acción de
hábeas corpus o de exhibición personal se iniciará de oficio
cuando el órgano jurisdiccional tenga noticias de que una per-
sona se encuentra ilegalmente presa, detenida o cohibida de
cualquier modo en el goce de su libertad personal, o cuando en
su detención o prisión legal se le estén aplicando tormentos,
torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes, o vejámenes
de cualquier clase, o se le esté haciendo objeto de apremios
ilegales o de coacción, restricción o molestia innecesaria para
su seguridad individual o para el orden de la prisión.
Artículo 21.- De la simplicidad en el ejercicio de la acción.
El ejercicio de la acción se hará sin formalidad alguna, oralmen-
te o por escrito, utilizando cualquier medio de comunicación, en
horas o días hábiles o inhábiles, sin necesidad de poder de re-
presentación y libre de todo costo.
El peticionario expresará en la solicitud o acción, los
hechos que motivan la acción; el lugar, real o probable, en que
se encuentra el ofendido, si lo sabe, y la autoridad o persona a
quien considere culpable. De ignorarse la identidad del supuesto
autor de la violación constitucional, la demanda se tendrá por
ejercitada contra el superior jerárquico de la dependencia res-
pectiva, en su caso.
151
Artículo 22.- De la interposición oral de la acción. Si la
acción de hábeas corpus o de exhibición personal no se solicita-
re por escrito, el órgano jurisdiccional levantará acta en la que
dejará constancia del lugar y de la fecha, del nombre y apellidos
del solicitante, del medio empleado para su formulación, así
como de la fecha y hora de la solicitud, del nombre y apellidos
de la persona detenida o agraviada, lugar en que se encuentra
real o presuntamente, los hechos que motivaron la detención o
prisión y, en general, los demás datos que sobre el hecho haya
suministrado el interesado, y si fuere necesario en el mismo
acto se hará consignar el nombramiento del juez ejecutor. Si el
actor no puede o no sabe escribir, se dejará constancia de ello
en el acta.
Artículo 23.- De la obligación de denuncia. Los alcaides,
jefes, encargados y subalternos de un establecimiento o lugar en
donde una persona se encuentre detenida, presa o privada de su
libertad, están obligados a denunciar inmediatamente cualquier
hecho que dé lugar a la exhibición personal del detenido o preso
ante cualesquiera de los órganos jurisdiccionales a que esta ley
se refiere.
La circunstancia de que la correspondiente orden haya sido
dada por un superior jerárquico, no eximirá de la obligación
contemplada en el párrafo precedente.
La contravención a esta norma sujetará a quienes la que-
branten a lo que al efecto establezca la legislación penal aplica-
ble.
Artículo 24.- De las privaciones de libertad que se conside-
ran ilegales y arbitrarias. Es ilegal y arbitraria:
1) Toda orden verbal de prisión o arresto, salvo si tiene
como finalidad impedir la inminente comisión de un delito, la
fuga de quienes hayan participado en aquél o evitar daños gra-
ves a las personas o a la propiedad:
2) Toda orden de prisión o arresto que no emane de autori-
dad competente o que haya sido expedida sin las formalidades
legales o por motivos que no hayan sido previamente estableci-
dos en la ley; y
152
3) Toda detención o arresto que no se cumpla en los cen-
tros destinados para el efecto por el Estado.
Sección III
De la substanciación de la acción
153
éste, la fecha en que tuvo lugar el traslado, el estado físico del
agraviado en dicho momento y el motivo de la transferencia; y
4) Firma y sello del servidor público o persona que rinde el
informe.
En el auto de admisión se ordenará, asimismo, no ejecutar
acto alguno que pueda dar como resultado un cambio en las
condiciones en que se encuentra el detenido o preso, salvo si
ello es necesario para preservar su vida, su salud y su integridad
física o mental.
Si el informe no se rinde en el término señalado, se tendrán
por ciertos los hechos invocados por el demandante o solicitante
y, si procede en derecho, se declarará con lugar la exhibición
pedida.
El auto de admisión de la demanda de exhibición también
se notificará al Ministerio Público, para el cumplimiento de los
deberes de su cargo. La ausencia de apersonamiento del Minis-
terio Público no impedirá la tramitación y resolución del recur-
so.
Artículo 27.- De la exhibición obligatoria del agraviado.
La presentación del agraviado ante la autoridad requirente se
efectuará sin excusas ni condiciones de ninguna clase. Si no se
exhibe a la persona detenida o presa, el funcionario o empleado
responsable será destituido y el órgano jurisdiccional ordenará
su detención y lo pondrá sin tardanza a la orden de la autoridad
competente para que lo encause con base en lo dispuesto en la
legislación penal; y ordenará, asimismo, la libertad del detenido
o preso, si ello procede de conformidad con la ley.
Si la no exhibición obedece al propósito de ocultar al dete-
nido o preso, bien sea en el mismo establecimiento o en cuales-
quiera otros, se estará a lo dispuesto en el párrafo anterior y el
delito se sancionará con la pena máxima aplicable al secuestro.
Si la no exhibición se debe a que la autoridad o persona ya
no tiene bajo su custodia al detenido o preso porque fue trasla-
dado a otro lugar o establecimiento, dicha persona o autoridad
conducirá al ejecutor al lugar o establecimiento en que se en-
cuentra el detenido o preso, o al que fue trasladado.
154
Artículo 28.- De las facultades del ejecutor y obligaciones
de la autoridad recurrida en caso de practicarse la acción sin
previo aviso. Cuando la parte interesada lo haya solicitado o el
ejecutor lo juzgue pertinente, la acción de hábeas corpus o de
exhibición personal se practicará en el lugar en que se encuentre
el detenido o preso, sin previo aviso a autoridad o persona algu-
na.
Notificado el auto de exhibición al Jefe del establecimiento
o a quien haga sus veces, éste deberá presentar de inmediato a
la persona agraviada y entregarle sin tardanza al ejecutor, el
informe y antecedentes del caso. Mientras resuelve lo pertinen-
te, el órgano jurisdiccional adoptará las medidas de seguridad
que crea oportunas para proteger al detenido o preso. Tales
medidas deberán ser cumplidas, sin pretexto alguno, por las
correspondientes autoridades.
El ejecutor tendrá libre acceso a todas las dependencias del
lugar de detención, en días u horas hábiles o inhábiles y deberá
hacer las pesquisas o interrogatorios que estime oportunos.
Artículo 29.- De las obligaciones del órgano jurisdiccional
en caso de no dar con el paradero del agraviado. Si la autori-
dad o persona requerida negare haber restringido la libertad del
beneficiario de la acción de hábeas corpus o reexhibición per-
sonal, el tribunal deberá ordenar todas las medidas pertinentes
para lograr la ubicación del mismo, reservando las actuaciones
hasta que la persona aparezca o sea encontrada.
Artículo 30.- Del deber de los órganos jurisdiccionales o
ejecutores en el caso del artículo 24. Cuando los órganos juris-
diccionales o ejecutores tuvieren conocimiento de que alguno
de los hechos a que se refiere el Artículo 24 están teniendo lu-
gar, iniciarán de inmediato el proceso correspondiente y se
constituirán sin demora en el lugar en que estuviere el agravia-
do, para los efectos previstos en esta ley.
Artículo 31.- De la exhibición obligatoria. El detenido o
preso deberá ser presentado al ejecutor, aún cuando la detención
o prisión sea consecuencia de una orden de autoridad judicial
competente y de un procedimiento legal regular.
155
Artículo 32.- De la prevención de las detenciones ilegales.
Si la persona en cuyo favor se ejercita la acción de hábeas cor-
pus o de hexhibición personal se encuentra bajo custodia de
autoridad competente pero no ha transcurrido el término conte-
nido en el Artículo 71 de la Constitución de la República, el
ejecutor declarará legal la detención o incomunicación, pero
velará porque se ponga al detenido o preso a la orden de la auto-
ridad competente para su juzgamiento.
Artículo 33.- De los medios de prueba. El ejecutor podrá,
en cualquier momento del trámite y sin formalidad alguna, or-
denar la comparecencia de los testigos, peritos o expertos que
considere necesarios para esclarecer los hechos y recabar cual-
quier otra clase de información.
Artículo 34.- Del acta del ejecutor. En la audiencia de la
exhibición se levantará acta en la que se asentarán todas las
incidencias que en ella ocurran.
Artículo 35.- Del auxilio al ejecutor. El ejecutor, en su ca-
so, pedirá el auxilio de la fuerza pública o de cualquier ciuda-
dano para el cumplimiento de su cometido. La negativa a pres-
tar dicho auxilio se sancionará de conformidad con lo dispuesto
en la legislación penal.
Artículo 36.- De la urgencia y gratuidad de las comunica-
ciones. Los mensajes telegráficos, postales, telefónicos, electró-
nicos, faxes o cualquier otro medio de comunicación relaciona-
dos con la exhibición personal se transmitirán o enviarán por la
correspondiente oficina estatal o privada urgente y gratuitamen-
te, debiendo darle constancia al interesado. Los Jefes de las
indicadas oficinas serán personalmente responsables por la falta
de cumplimiento de esta disposición y se sancionarán por el
superior jerárquico con una multa equivalente a un día de su
salario por cada día de atraso.
Sección IV
156
De la sentencia
CAPÍTULO III
157
DE LA ACCIÓN DE AMPARO
Sección I
Disposiciones generales
158
o jurídica y podrá interponerse por la persona agraviada o por
cualquier otra civilmente capaz sin necesidad de poder, en este
último caso prevalecerá el criterio de la persona en cuyo favor
se demanda o se interpone el amparo.
Artículo 44.- De los principios de la substanciación de la
acción de amparo. La acción de amparo se sustanciara con arre-
glo a los principios de independencia, moralidad en el debate,
informalidad, publicidad, prevalencia del derecho sustancial,
gratuidad, celeridad, economía procesal, eficacia y debido pro-
ceso.
Artículo 45.- De la inadmisibilidad de la acción de ampa-
ro. Es inadmisible el recurso de amparo:
1) Cuando se aleguen violaciones de mera legalidad;
2) Contra resoluciones dictadas en los juicios de amparo;
3) Cuando los actos hayan sido consentidos por el agravia-
do. Se entenderá que han sido consentidos por el agraviado,
cuando no se hubieren ejercitado, dentro de los términos lega-
les, los recursos o acciones procedentes que garanticen la pro-
tección constitucional de los derechos, o cuando no se hubiese
ejercitado la acción de amparo dentro del plazo establecido en
el artículo 47 de esta ley, salvo los casos de probada imposibili-
dad para la interposición de los recursos correspondientes;
4) Contra los actos consumados de modo irreparable;
5) Cuando han cesado los efectos del acto reclamado;
6) En los asuntos judiciales puramente civiles, con respecto a
las partes que intervengan o hubieren intervenido en ellos y a los
terceros que tuvieren expeditos recursos o acciones legales en el
mismo juicio, y contra las sentencias definitivas, ejecutoriadas, en
causa criminal; y
7) Cuando examinados que sean los antecedentes, se consta-
te en forma manifiesta que la acción tiene por objeto la dilación
del proceso.
El Órgano Jurisdiccional rechazará de plano la demanda de
amparo que fuese inadmisible. Dentro del trámite sobreseerá las
159
diligencias tan luego como consten en autos la causal de inadmi-
siblidad.
Sección II
Del ejercicio de la acción
160
6) El o los derechos constitucional que se considera violado
o amenazado;
7) Lo que se pide;
8) Lugar y fecha; y,
9) Firma o huella digital si no sabe leer o escribir del recu-
rrente o agraviado, y en su caso firma del representante o apo-
derado legal.
Artículo 49.- Del plazo para enmendar la acción de ampa-
ro. Si por deficiencias en la redacción no pudiere determinarse
el hecho o la razón de la solicitud de amparo u otro dato esen-
cial de los previstos en el artículo 47, el órgano jurisdiccional le
concederá al demandante un plazo de tres días hábiles para que
corrija la demanda. Si no lo hiciere, la acción se declarará in-
admisible.
Sección III
De la substanciación de la acción de amparo
161
Los informes se considerarán rendidos bajo juramento, por
consiguiente, cualquier inexactitud o falsedad hará incurrir a
quienes lo firmen en el delito de falsificación de documentos
públicos.
El auto de admisión de la demanda de amparo se notificará
al Ministerio Público, para el cumplimiento de los deberes de su
cargo. La ausencia de apersonamiento del Ministerio Público no
impedirá la tramitación y resolución del recurso.
El envío de los antecedentes no obsta para que la autoridad
recurrida siga con el conocimiento del asunto, y con tal fin, dejará
un extracto de las actuaciones principales, siempre y cuando el
amparo no se haya admitido con suspensión del acto reclamado.
Artículo 52.- Del efecto de la no remisión de antecedentes
o informe. Si dentro del plazo señalado en el articulo anterior no
se enviaren los antecedentes o el informe, la autoridad que estu-
viere conociendo de la acción dictara un auto de apremio, man-
dando a requerir a la autoridad recurrida bajo el apercibiento de
que si no cumple dentro del termino de veinticuatro horas con el
mandato, se tendrá como violado el derecho o garantía que motiva
la acción, y se resolverá éste sin más trámite, salvo el caso fortuito
o de fuerza mayor.
El no envío de los antecedentes o, en su caso, del informe,
hará incurrir al responsable en el delito de abuso de autoridad y
los daños y perjuicios que se ocasionaren, correrán por cuenta
de quien haya incumplido lo prescrito en el párrafo anterior.
El órgano jurisdiccional ante quien se promoviere la acción,
deberá hacer, a la autoridad recurrida, las prevenciones estableci-
das en este y el precedente articulo.
Artículo 53.- De la vista al recurrente. Recibidos los ante-
cedentes o el informe en su caso, el órgano jurisdiccional con-
cederá vista por cuarenta y ocho horas al recurrente para que for-
malice su petición por escrito.
Artículo 54.- Del periodo probatorio. El órgano jurisdic-
cional podrá decretar la apertura a pruebas, de oficio o a instan-
cia de parte. El período probatorio no excederá de ocho (8) días
hábiles comunes para proponer y evacuar las pruebas ofrecidas.
Este período podrá ampliarse hasta por cuatro (4) días hábiles,
162
si se debe de rendir prueba fuera de la sede del órgano jurisdic-
cional que conozca del amparo.
Artículo 55.- De la vista al fiscal. Recibidos los anteceden-
tes o el informe, y evacuadas en su caso las pruebas, se dará
vista al fiscal por el termino de cuarenta y ocho horas para que
emita su dictamen. El órgano jurisdiccional dictará sentencia
dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes.
Sección IV
De las medidas cautelares
163
4) En cualquier otra situación análoga a las anteriores.
Artículo 59.- Del modo de comunicarlas. Decretadas las
medidas cautelares, se comunicarán éstas a la autoridad, perso-
na o entidad que corresponda, por escrito y por el medio de
verificación más rápido dentro de las veinticuatro (24) horas
siguientes.
Artículo 60.- De la duración de las medidas cautelares. En
cualquier estado del juicio, pero antes de dictar sentencia, se
podrá revocar o modificar la medida cautelar decretada, de ofi-
cio o a petición de parte.
También se podrá reconsiderar la denegatoria en virtud de
circunstancias sobrevinientes que no se conocían en el momen-
to en que se dictó la resolución.
Artículo 61.- De las sanciones por incumplimiento. Si la
autoridad, persona o entidad a quien se haya comunicado la
medida cautelar desobedece la orden judicial y sigue actuando,
el órgano jurisdiccional notificará al Ministerio Público para
que ejercite la acción penal correspondiente.
El incumplimiento de lo prescrito en este artículo por parte
de la autoridad recurrida, será sancionado de conformidad con
lo establecido en el Código Penal, sin perjuicio del cumplimien-
to de la medida cautelar decretada.
Sección v
De la sentencia y sus efectos
164
3) La determinación precisa de la conducta a cumplir, con
las especificaciones necesarias para su debida ejecución; y
4) Las multas u otras sanciones aplicables.
El Órgano Jurisdiccional, al dictar la sentencia tendrá
siempre en cuenta que su finalidad es garantizar al agraviado en
el pleno goce de sus derechos fundamentales y volver las cosas,
siempre que sea posible, al estado anterior a la violación.
La sentencia que deniegue el amparo, ordenara que se de-
vuelvan los antecedentes a la autoridad recurrida y que se con-
tinúe con el trámite procedente.
Artículo 63.- De la ejecución de la sentencia.-Cuando la
acción de amparo se haya ejercitado por la denegación de un
acto o por una omisión, la sentencia ordenará su realización o
que se ejecute el acto omitido. Si la autoridad recurrida que mo-
tivó el recurso, no procediere inmediatamente a ejecutar lo dis-
puesto en la sentencia, la Corte Suprema de Justicia, a petición de
parte o de oficio, comisionará a otra autoridad del lugar o a un
ciudadano, para que con el carácter de Juez Ejecutor, dé el debido
cumplimiento a lo mandado a efecto de que ordene la realización
o ejecución del acto omitido, y en su caso proceda a ordenar la
inmediata cesación de la violación declarada, disponiendo lo ne-
cesario para evitar toda nueva violación, perturbación, peligro o
restricción; asimismo comunicara lo actuado al Ministerio Públi-
co para que ejercite la acción penal correspondiente.
El Ejecutor representa al Órgano Jurisdiccional que lo haya
nombrado, goza de las prerrogativas e inmunidades de los miem-
bros de dicho Órgano y no podrá negarse a desempeñar el encar-
go, sino por enfermedad u otro motivo justo, a juicio del Órgano
que lo hubiere nombrado.
Para la eficacia de lo dispuesto en este artículo, el Órgano Ju-
risdiccional respectivo, o el Ejecutor, en su caso, podrán requerir
el auxilio de la fuerza pública, y en defecto de ella el de los ciuda-
danos, quienes están obligados a darlo y serán considerados como
agentes de la autoridad.
Artículo 64.- El cumplimiento inmediato de la sentencia que
conceda la acción de amparo. Proferida la sentencia que otorga
el amparo, el responsable del agravio deberá cumplirla tan
165
pronto como se haya puesto en su conocimiento lo resuelto. Si
no lo hiciere, el órgano jurisdiccional remitirá al Ministerio
Público certificación de las correspondientes actuaciones para
que inicie la acción penal correspondiente.
Artículo 65.- De la responsabilidad de la autoridad recu-
rrida.-El cumplimiento de la sentencia que otorga el amparo no
impedirá que se proceda contra el responsable del agravio si sus
acciones u omisiones generan responsabilidad.
Artículo 66.- Del efecto excluyente y no prejuzgamiento de
la sentencia denegatoria.-La denegación del amparo deja a
salvo las acciones civiles o penales que en derecho procedan
contra el autor del agravio alegado y no prejuzga sobre ninguna
materia.
Artículo 67.- De la consulta obligatoria. Las sentencias de
amparo dictadas por los Jueces de Letras Departamentales o
Seccionales irá en trámite de consulta obligatoria para ante la
Corte de Apelaciones que corresponda. Sobre la sentencia que
se pronuncie en este procedimiento, a solicitud de parte la Corte
de Apelaciones elevará petición de estudio de la sentencia emi-
tida para ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia, quien discrecionalmente resolverá sobre su admi-
sión.
La sentencia de amparo dictada por las Cortes de Apela-
ciones en virtud del artículo 10 de la presente ley, irá en trámite
de consulta obligatoria para ante la Sala de lo Constitucional.
En los supuestos de los párrafos primero y segundo de este
artículo, las sentencias que emitan en su orden la Corte de Ape-
laciones o la Sala de lo Constitucional, no serán objeto de re-
curso alguno.
Artículo 68.- De la sentencia que recaiga en la consulta. El
órgano jurisdiccional competente que conozca de la consulta,
conforme a lo dispuesto en el articulo anterior fallará con sólo la
vista de autos, dentro de seis días de haberlos recibido, reforman-
do, confirmando o revocando la sentencia consultada, y comuni-
cará inmediatamente por el medio de comunicación mas efectivo
a la autoridad recurrida que la dictó en primera instancia, orde-
nando su cumplimiento.
166
CAPÍTULO IV
DISPOSICIONES FINALES COMUNES A LA
ACCION DE HÁBEAS CORPUS O DE EXHIBICIÓN
PERSONAL Y AL AMPARO
Artículo 69.- De la prohibición de plantear cuestiones in-
cidentales. en las acciones de hábeas corpus o de exhibición
personal y de amparo no podrán plantearse cuestiones inciden-
tales.
Cuando el órgano jurisdiccional se declare incompetente
para conocer de una acción de amparo, lo remitirá original al
funcionario competente, a más tardar dentro de veinticuatro
horas para que le de el curso correspondiente. La falta de cum-
plimiento de este precepto será sancionada de conformidad con
la ley.
Artículo 70.- De las causas de responsabilidad.. Son causas
de responsabilidad:
1) La negativa de admisión de una acción por causas distin-
tas de las previstas en esta ley o el retardo injustificado en su
tramitación;
2) La demora injustificada en la remisión, transmisión y en-
trega de los expedientes, mensajes y despachos;
3) La alteración o la falsedad en los informes que deban
rendirse por cualquier funcionario o persona;
4) La no aplicación de las sanciones que fija esta ley y la
omisión del encausamiento de los responsables; y,
5) El retardo en las notificaciones. Cada día de retraso será
sancionado con una multa igual al doble del salario diario que
devenga el funcionario o empleado responsable. Si aquel exce-
de de dos (2) días, la multa será igual al triple del salario por
cada día de retardo adicional.
Artículo 71.- Del efecto de la sentencia. Las sentencias dic-
tadas en los procedimientos en la acción de hábeas corpus o de
exhibición personal y de amparo producirán efecto de cosa juz-
167
gada solamente entre las partes con relación a la controversia
constitucional planteada.
Artículo 72.- De la doctrina legal en el amparo. Tres senten-
cias conformes dictadas por la Corte Suprema de Justicia a tra-
vés de la Sala de lo Constitucional en las demandas de amparo e
inconstitucionalidad, constituyen doctrina legal, por lo que de-
berán observarse como ley; sin embargo la Sala de lo Constitu-
cional, podrá separarse de su propia jurisprudencia razonando la
innovación.
TÍTULO III
DEL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
CAPÍTULO I
DEL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
POR LA SALA DE LO CONSTITUCIONAL
CAPÍTULO II
DEL CONTROL DIFUSO
168
cia, la cual conocerá y resolverá solamente aquellos casos que
discrecionalmente seleccione por su importancia constitucional
devolviendo las demás al órgano jurisdiccional de su proceden-
cia. En estos casos, el criterio de la Sala en materia constitucio-
nal será de obligatorio acatamiento por los órganos jurisdiccio-
nales.
Artículo 75.- De la inconstitucionalidad por razón de forma
o de contenido. Las leyes podrán ser declaradas inconstituciona-
les por razón de forma o de contenido.
A la Corte Suprema de Justicia le compete el conocimiento y
la resolución originaria y exclusiva en la materia, y deberá pro-
nunciarse con los requisitos de las sentencias definitivas.
En la forma, cuando no se ha observado el proceso legisla-
tivo establecido en la Constitución de la Republica, o cuando a
una disposición se le atribuya el carácter de ley sin haber sido
creada por el órgano legislativo.
En el contenido, cuando una ley es contraria a la Constitu-
ción de la Republica.
Artículo 76.- De los casos en que procede la acción de in-
constitucionalidad. Procede la acción de inconstitucionalidad:
1) Contra las leyes y otras normas de carácter y aplicación
general no sometidos al control de la jurisdicción contencioso
administrativa, que infrinjan preceptos constitucionales;
2) Cuando se ponga en vigencia una reforma constitucional
con inobservancia de los requisitos establecidos en la Constitu-
ción de la República;
3) Cuando al aprobarse un tratado internacional que afecte
una disposición constitucional, no se siga el procedimiento es-
tablecido en el articulo diecisiete de la Constitución de la Repu-
blica; y,
4) Cuando la ley ordinaria contraríe lo dispuesto en un
Tratado o convención internacional del que Honduras forma
parte.
La acción de inconstitucionalidad podrá ejercitarse de ma-
nera total o parcial.
169
Artículo 77.- De la promoción de la acción de inconstitucio-
nalidad. La declaración de inconstitucionalidad de una ley y su
derogatoria, podrá solicitarse por quien se considere lesionado
en su interés directo, personal y legítimo:
1) Por vía de acción que deberá promover ante la Corte
Suprema de Justicia;
2) Por vía de excepción, que podrá oponer en cualquier
procedimiento judicial, y,
3) El órgano jurisdiccional que conozca en cualquier pro-
cedimiento judicial, podrá solicitar de oficio la declaración de
inconstitucionalidad de una ley antes de dictar resolución.
En los casos contemplados en los numerales 2 y 3 del Artí-
culo anterior, se elevarán las actuaciones a la Corte Suprema de
Justicia siguiéndose el procedimiento hasta el momento de la
citación para sentencia, a partir de lo cual se suspenderá el pro-
cedimiento judicial de la cuestión principal en espera de la reso-
lución sobre la inconstitucionalidad
Artículo 78.- Del momento para intentar la acción de in-
constitucionalidad.La declaración de inconstitucionalidad de
una ley o alguno (s) de sus preceptos podrá solicitarse en cual-
quier tiempo posterior a su vigencia.
CAPÍTULO III
DEL PROCEDIMIENTO
Sección I
De la inconstitucionalidad por vía de acción
170
3) Los motivos que le sirven de fundamento a la preten-
sión;
4) Explicación clara y precisa del interés directo, personal
y legitimo que motiva su acción; así como la explicación del
concepto que motiva su acción de inconstitucionalidad; y,
5) El lugar, fecha de la demanda y la firma del solicitante.
Con la demanda de inconstitucionalidad se acompañará co-
pia de la misma.
Artículo 80.- De la comunicación y traslado.-Admitida la
demanda de inconstitucionalidad por razón de forma, se librara
comunicación a la Secretaria del Congreso Nacional a efecto de
que dentro del plazo de cinco (05) días remita los antecedentes
del proceso de formación de la ley impugnada o en su caso
informe. Una vez recibidos los antecedentes o el informe en su
caso se dará traslado de estos por el término de seis (6) días
hábiles al Ministerio Público, para que emita su dictamen.
Cuando se tratare de un recurso por razón del contenido, se le
dará el trámite correspondiente, oyendo el Dictamen del Minis-
terio Público.
Artículo 81.- Del plazo para dictar sentencia.-Una vez reci-
bido el dictamen del Ministerio Público, o de vencido el plazo
para hacerlo, se dictará sentencia dentro de los veinte (20) días
hábiles siguientes.
Sección II
De la acción de inconstitucionalidad por vía de excepción
171
titucional resolverá sobre la procedencia o improcedencia de la
admisión por la vía de excepción de inconstitucionalidad.
Artículo 85.- Del modo de proceder una vez admitida la ex-
cepción. Admitida la excepción, la Sala de lo Constitucional
procederá de conformidad con lo establecido en los artículos 80
y 81 de esta ley.
Artículo 86.- De la responsabilidad en caso de improceden-
cia. Si la inconstitucionalidad por vía de excepción fuese decla-
rada improcedente en el trámite de la admisión o declarada
totalmente sin lugar en sentencia definitiva, el solicitante será
responsable por el resarcimiento de los daños o perjuicios que
hubiere ocasionado con motivo de la suspensión del procedi-
miento principal.
Sección III
De la inconstitucionalidad promovida de oficio
por los órganos jurisdiccionales
CAPÍTULO IV
172
DE LAS SENTENCIAS EN LOS PROCEDIMIENTOS
DE INCONSTITUCIONALIDAD
173
La sentencia no afectará las situaciones jurídicas que ya
hayan sido definitivamente resueltas y ejecutadas.
En materia penal, beneficiará, en su caso, al procesado o
condenado.
TITULO IV
DE LA ACCIÓN DE REVISIÓN
Sección I
Sección II
De la revisión en materia civil
174
4) Si la sentencia firme se hubiere dictado injustamente en
virtud de cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta.
Articulo 97.- Del plazo para interponer la acción. La acción
de revisión sólo podrá interponerse dentro de seis meses, conta-
dos desde la fecha de la última notificación de la sentencia obje-
to del recurso.
Si se presentare pasado este plazo, se rechazará de plano.
Sin embargo, si al terminar los seis meses no se hubiere
aún fallado el juicio dirigido a comprobar la falsedad de los
documentos, el falso testimonio o el cohecho, violencia u otra
maquinación fraudulenta a que se refiere el artículo anterior,
bastará que el recurso se interponga dentro de aquel plazo,
haciéndose presente en él esta circunstancia, y debiendo prose-
guirse inmediatamente después de obtenerse sentencia firme en
dicho juicio.
Artículo 98.- De la suspensión de la ejecución de la senten-
cia impugnada. Por la interposición de esta acción no se sus-
penderá la ejecución de la sentencia impugnada.
Podrá, sin embargo, el Órgano Jurisdiccional, en vista de
las circunstancias, a petición del recurrente, y oído el Fiscal,
ordenar que se suspenda la ejecución de la sentencia, siempre
que aquél diere fianza bastante para satisfacer el valor de lo
litigado y los perjuicios que se causen con la inejecución de la
sentencia, para el caso de que la acción fuere desestimado.
Artículo 99.- De los efectos de la sentencia que declare pro-
cedente la acción de revisión. Si el Órgano Jurisdiccional esti-
mare procedente la revisión por haberse comprobado, con arre-
glo a la ley, los hechos en que se funda, lo declarará así, y anu-
lará en todo o en parte la sentencia impugnada.
En la misma sentencia que acepte el recurso de revisión
declarará el Órgano Jurisdiccional si debe o no seguirse nuevo
juicio. En el primer caso determinará, además el estado en que
queda el proceso, el cual se remitirá para su conocimiento al
Órgano Jurisdiccional de que proceda.
175
Servirán de base al nuevo juicio las declaraciones que se
hubieren hecho en el recurso de revisión, las cuales no podrán
ser ya discutidas.
Artículo 100.- De los efectos de la sentencia que declare im-
procedente la acción de revisión. Cuando la acción de revisión
se declare improcedente, se condenará en las costas al que lo
hubiere promovido, y se ordenará que sean devueltos al Órgano
Jurisdiccional que corresponda los autos mandados traer a la
vista.
Sección III
De la acción de revisión en materia penal
176
7) Se haya condenado por prevaricato o cohecho a alguno
de los jueces por su actuación en el juicio que se trate; y,
8) Proceda la aplicación retroactiva de una ley penal por
ser más benigna.
Artículo 102.- De los sujetos legitimados para promover la
acción. Podrán promover la revisión ante la Sala de lo Constitu-
cional de la Corte Suprema de Justicia, los penados, sus cónyu-
ges o compañeros de vida, descendientes, ascendientes y her-
manos, el Fiscal y el Defensor. El Juez de Ejecución lo podrá
hacer cuando proceda la aplicación retroactiva de una ley o
doctrina legal más benigna.
Artículo 103.- De la forma de promover la acción de revi-
sión. La revisión deberá ser promovida por escrito ante la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, con expre-
sión concreta de los motivos en que se funda y de las disposi-
ciones legales aplicables.
El peticionario deberá ofrecer todos los medios de prueba
que acrediten la verdad de sus afirmaciones, y acompañar la
prueba documental o indicar el lugar o archivo en que se en-
cuentre.
Artículo 104.- De la suspensión de la ejecución de la senten-
cia impugnada. Si la Sala de lo Constitucional admite la solici-
tud de revisión no suspenderá la ejecución de la sentencia salvo
si por no existir duda en cuanto a la realidad de los hechos en
que se funda la solicitud, la Sala de lo Constitucional de la Cor-
te Suprema de Justicia, dispone otra cosa y ordena la libertad
del condenado. En caso necesario, se podrá aplicar una medida
cautelar.
Artículo 105.- De los efectos de la sentencia.-La Sala de lo
Constitucional, según proceda, declarará sin lugar la revisión o
anulará la sentencia impugnada.
Si anula la sentencia, pronunciará el nuevo fallo y, en el ca-
so previsto en el numeral 7) del artículo 101, devolverá los an-
tecedentes al correspondiente Tribunal de Sentencia, para que
se celebre nuevo juicio.
177
En el nuevo juicio no podrá intervenir ninguno de los
miembros del Tribunal de Sentencia que dictó el fallo revisado.
En el caso del numeral 2) del artículo 101, la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, declarará la
nulidad de la sentencia en que se imponga mayor pena, dejando
válida aquella en la que se condene a una pena menor.
Si se da el caso previsto en el numeral 3) del artículo 101,
se declarará la nulidad de la sentencia condenatoria, a efecto de
que pueda ser ejecutada la sentencia absolutoria.
Artículo 106.- De la posibilidad de intentar nuevamente la
acción. El rechazo de la solicitud de revisión no impedirá la
interposición de una nueva solicitud, fundada en motivos distin-
tos.
Artículo 107.- De las disposiciones referentes a la sentencia
que declare procedente la acción.-La sentencia que dicte la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ordenará,
según el caso:
1) La libertad del condenado;
2) La restitución total o parcial de la suma de dinero paga-
da en concepto de multa;
3) El cese de la inhabilitación y de las penas accesorias,
con devolución de los efectos del comiso, si ello es posible, y la
cesación de las medidas de seguridad; y,
4) La ejecución de la nueva pena o la práctica de un nuevo
cómputo, cuando en la nueva sentencia se imponga pena al
condenado, con abono del tiempo que haya estado en prisión.
Sección IV
Tramite común al recurso de revisión civil y penal
178
admisión del recurso se pueda oponer al mismo y ambas partes
presenten las pruebas en que se fundan sus pretensiones, de-
biendo oírse en la misma audiencia la opinión del Fiscal del
Despacho, de no ser éste parte en el proceso. Cumplido lo ante-
rior, se suspenderá la audiencia por el tiempo que requiera para
examinar las pruebas presentadas y dictar la sentencia que co-
rresponda de conformidad a la materia. Dicha suspensión no
podrá exceder de veinte (20) días hábiles.
TITULO V
DE LOS CONFLICTOS DE COMPETENCIA
179
Dentro del término a que se refiere el párrafo anterior, la
Sala de lo Constitucional podrá ordenar la práctica de cualquier
prueba con suspensión del plazo para dictar sentencia.
La Sentencia recaída se notificará a más tardar el día si-
guiente hábil a los órganos o entidades involucradas en el con-
flicto y la sentencia tendrá el carácter de firme y definitiva.
TITULO VI
DISPOSICIONES COMUNES A LAS ACCIONES
QUE REGULA ESTA LEY
TÍTULO VII
DISPOSICIONES FINALES Y TRANSITORIAS
181
tos que se sometan a la decisión de la Sala de lo Constitucional
de la Corte Suprema de Justicia, lo establecerá la propia Sala en
las resoluciones que adopte de conformidad con la naturaleza
del asunto.
Articulo 122.- Del efecto de cosa juzgada en las acciones de
habeas corpus o de exhibición personal y amparo. Las sentencias
dictadas en los procedimientos de hábeas corpus o de exhibi-
ción personal y amparo producirán efecto de cosa juzgada entre
las partes con relación a la controversia constitucional plantea-
da.
El efecto de cosa juzgada en los casos de amparo y exhibi-
ción personal, sólo se hará valer si la respectiva sentencia decla-
ra que la acción u omisión ha violado derechos constitucionales.
Esta sentencia, sin embargo, no originará derechos subjetivos a
favor de los particulares o del Estado, por lo que no podrá opo-
nerse como excepción de cosa juzgada en ningún proceso que
se ventile con posterioridad ante los Órganos Jurisdiccionales.
Articulo 123.- Del deber de motivar y fundamentar las sen-
tencias. Recursos oponibles. Las sentencias definitivas que reca-
yeren en cualquiera de las acciones contenidas en esta Ley,
deberán contener la motivación y fundamentación correspon-
diente a la parte resolutiva de la sentencia. De igual manera se
estará a lo resuelto en el presente artículo en caso de haber pro-
nunciamiento del Pleno de la Corte Suprema de Justicia.
Contra los fallos proferidos por unanimidad de la Sala de lo
Constitucional y los que en su caso dicte el Pleno de la Corte
Suprema de Justicia, solo cabra el recurso de reposición, que
podrá ser interpuesto en el acto de la notificación o al día si-
guiente hábil al de su notificación por la tabla de avisos del
Despacho.
Artículo 124.- Del ámbito temporal de validez de la ley.
Las acciones de hábeas corpus o de exhibición personal, ampa-
ro e inconstitucionalidad que se hallen en trámite a la fecha de
entrada en vigencia de la presente ley, se resolverán de confor-
midad con las disposiciones de la Ley de Amparo del 14 de
abril de 1936; excepto en materia penal cuando favorezca al
procesado.
182
Articulo 125.- De la Secretaria de la Sala de lo Constitucio-
nal. Se crea la Secretaría de la Sala Constitucional, en atención
al papel fundamental de ser guardián de la Constitucionalidad
de las leyes y protector de la Justicia Constitucional y para tal
efecto contará con los funcionarios y personal que determine su
reglamento interno.
Artículo 126.- De la derogación. Derógase la Ley de Ampa-
ro emitida el 14 de abril de 1936 y sus reformas, el artículo 94
del Decreto Nº 189-87 del 20 de noviembre de 1987, contentivo
de la Ley de Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo y
cualquier otra disposición que se oponga a la presente ley.
Artículo 127.- De la vigencia. La presente ley entrara en vi-
gencia el xxx de enero del año dos mil cuatro.
Dado en la ciudad de Tegucigalpa, Municipio del Distrito
Central, en el Salón de Sesiones del Congreso nacional, a los
veinte días del mes de enero de dos mil cuatro.
Porfirio Lobo Sosa
Presidente
Al Poder Ejecutivo
Por Tanto, Ejecútese.
183
Ramón Hernández Alcerro
El Secretario de Estado en los Despachos de Gobernación y Justi-
cia
184
INDICE
185
3. El carácter incidental del método difuso y los pode-
res ex-officio de los jueces .......................................... 44
4. Los efectos de las decisiones en materia de control
difuso de la constitucionalidad ................................... 46
A. Los efectos inter partes de la decisiones ............. 46
B. Los efectos declarativos de las decisiones
judiciales ............................................................. 47
5. Las variadas soluciones al problema de la ausencia
de uniformidad de las decisiones judiciales que pro-
voca el sistema difuso.................................................. 48
II. LA REGULACIÓN DEL METODO DIFUSO DE CON-
TROL DE CONSTITUCIONALIDAD EN HONDURAS. 52
1. La potestad de todos los órganos jurisdiccionales...... 52
2. Efectos de la tramitación del control difuso ............... 53
3. La sentencia y sus efectos............................................ 53
4. Los recursos y la consulta obligatoria ........................ 54
5. Las características de la sentencia de la Sala de lo
Constitucional ............................................................. 54
A. El requisito de la unanimidad y la intervención
del Pleno.............................................................. 54
B. Los efectos de la sentencia pronunciada por la
Sala de lo Constitucional .................................... 55
6. La inmutabilidad de la sentencia y la aclaratoria ...... 56
186
sistema mixto o integral de control (con-
centrado y difuso)................................................ 67
a. El control concentrado de la constitu-
cionalidad de las leyes atribuido a la Corte
Suprema de Justicia en un sistema mixto o
integral de control ....................................... 67
b. El control judicial de la constitucionalidad
de las leyes ejercido por Tribunales
Constitucionales en un sistema mixto o
integal de control.......................................... 70
C. El control judicial concentrado de la constitu-
cionalidad de las leyes ejercido en forma
exclusiva y paralela por la Corte Suprema de
Justicia y por un Tribunal Constitucional.......... 73
3. El carácter previo o posterior del control concentra-
do de la constitucionalidad de las leyes...................... 74
A. El control preventivo de la constitucionalidad
de las leyes combinado con el control posterior . 75
B. El control preventivo de la constitucionalidad
de las leyes como único método de control
concentrado......................................................... 78
4. El carácter principal o incidental del control concen-
trado de la constitucionalidad..................................... 79
A. El carácter principal e incidental del método
concentrado en los sistemas exclusivamente
concentrados de control de constitucionalidad... 80
B. El carácter principal e incidental del método
concentrado en el sistema mixto o integral de
Honduras............................................................. 83
C. El carácter exclusivamente principal del método
concentrado en los sistemas mixtos o integrales
de control de la constitucionalidad ..................... 84
a. La acción popular ....................................... 84
b. La legitimación específica para el ejercicio
de la acción de inconstitucionalidad ........... 86
5. El poder de iniciativa del control concentrado de la
constitucionalidad y la limitación a los poderes del
juez constitucional....................................................... 88
A. La ausencia de iniciativa del juez constitucional 88
187
B.La iniciativa de control de la constitucionalidad
de los jueces ordinarios en el método incidental
del sistema concentrado de control de la
constitucionalidad ............................................... 89
C. Los poderes inquisitivos del juez constitucional . 89
6. Los efectos de las decisiones en materia de control
concentrado de la constitucionalidad ......................... 90
A. Efectos en cuanto a los destinatarios .................. 90
a. Los efectos erga omnes de la decisión
anulatoria .................................................... 91
b. Los efectos inter partes de la decisión
declaratoria de la inconstitucionalidad ...... 92
B. Efectos de las decisiones de inconstitucio-
nalidad en el tiempo ............................................ 92
II. EL RÉGIMEN DEL MÉTODO CONCENTRADO DE
CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD EN
HONDURAS ...................................................................... 96
1. Régimen general ......................................................... 96
A. La competencia exclusiva de la Sala de lo
Constitucional como Jurisdicción Constitucional .. 96
B. El objeto del control............................................ 97
C. La legitimación activa y la imprescriptibilidad
de la solicitud ...................................................... 99
D. Los diversos medios procesales de control ......... 99
2. La acción de inconstitucionalidad .............................. 100
A. Los requisitos de la demanda y sus efectos ......... 100
B. La admisión, la comunicación al Congreso y el
traslado al Ministerio Público ............................ 101
C. El desistimiento ................................................... 101
D. Plazo para dictar sentencia................................. 102
3. Del control concentrado de constitucionalidad por
vía de incidental .......................................................... 102
A. La compatibilidad entre el método difuso y el
método concentrado-incidental de control de
constitucionalidad ............................................... 102
B. La excepción de inconstitucionalidad ................. 103
188
a.
La oportunidad del planteamiento y sus
efectos.......................................................... 103
b. El contenido del escrito ............................... 103
c. El trámite en la Sala de lo Constitucional:
solicitud y traslado ...................................... 104
d. Los efectos de las excepciones temerarias .. 104
C. La iniciativa de oficio de la cuestión de
inconstitucionalidad ............................................ 104
D. La suspensión del procedimiento y la remisión
de las actuaciones a la Sala de lo Consti-
tucional................................................................ 105
E La devolución de los antecedentes. ..................... 105
4. Los conflictos de competencias constitucionales ........ 106
A. La competencia de la Sala de lo Constitucional . 106
B. La legitimación y la presentación de la solicitud 106
C. El traslado y el informe....................................... 107
D. La resolución del conflicto .................................. 107
5. El control previo de la constitucionalidad de las le-
yes ............................................................................... 107
III. LA SENTENCIA DE LA SALA DE LO CONSTITU-
CIONAL EN EJERCICIO DEL CONTROL CONCEN-
TRADO DE CONSTIUTUCIONALIDAD ........................ 108
1. La necesidad del voto unánime y la intervención del
Pleno ........................................................................... 108
2. La inmutabilidad de la sentencia y su aclaratoria...... 109
3. Los alcances de la sentencia en el control concentra-
do de constitucionalidad y sus efectos extensivos ....... 109
4. Los efectos de las sentencias conforme al método
concentrado de control ............................................... 110
A. Los efectos erga omnes de las sentencias
anulatorias .......................................................... 110
B. Los efectos de la sentencia desestimatoria de la
acción .................................................................. 111
5. La notificación ............................................................ 111
6. Las consecuencias del entorpecimiento en la ejecu-
ción de las sentencias.................................................. 111
189
CUARTA PARTE: LAS ACCIONES DE PROTECCIÓN
DE LOS DERECHOS HUMANOS…………………………..
I. LA COMPETENCIA.......................................................... 115
1. Competencia en materia de recurso de hábeas cor-
pus ............................................................................... 116
2. Competencia en materia de amparo ........................... 116
A. La Sala de lo Constitucional ............................... 116
B. Las Cortes de Apelaciones .................................. 117
C. Los Juzgados de Letras ....................................... 117
D. La regulación supletoria de la competencia ....... 117
3. La competencia en materia de hábeas data ................ 118
II. DE LA ACCIÓN O RECURSO DE EXHIBICIÓN PER-
SONAL ............................................................................... 118
1. El principio constitucional.......................................... 118
2. El objeto de la protección ........................................... 119
A. Los derechos garantizados.................................. 119
B. Las situaciones protegidas .................................. 120
3. La competencia ........................................................... 120
4. El inicio del proceso.................................................... 121
A. El inicio a petición de parte (legitimación
activa).................................................................. 121
B. El inicio de oficio ................................................ 121
5. La tramitación del proceso ......................................... 122
A. El principio de celeridad..................................... 122
B. La simplicidad de la demanda............................. 123
a. Ausencia de formalismo en la presentación 123
b. Designación del Juez Ejecutor .................... 124
6. El trámite de la acción ................................................ 124
A. La inmediatez de la protección: auto de
admisión .............................................................. 124
B. El Informe y los efectos de su no presentación ... 125
C. La presentación del agraviado (audiencia de
exhibición)........................................................... 126
D. El lugar de la presentación y poderes del
órgano jurisdiccional)......................................... 126
E. La oposición ........................................................ 127
190
F. Los medios de prueba.......................................... 127
7. La sentencia en el juicio de habeas corpus................. 128
III. LA ACCION DE HABEAS DATA.................................... 129
IV. LA ACCIÓN O RECURSO DE AMPARO ....................... 130
1. Los derechos protegidos ............................................. 131
2. Las personas protegidas (Legitimación activa) .......... 131
3. El objeto de la acción.................................................. 132
4. El inicio del proceso.................................................... 133
A. Interposición a de la acción ante el órgano
jurisdiccional competente.................................... 133
B. El lapso de caducidad ......................................... 133
C. Las formalidades ................................................. 134
5. La sustanciación de la acción ..................................... 135
A. La prioridad y la celeridad ................................. 135
B. Efectos de la tramitación..................................... 135
C. La admisión......................................................... 136
a. La decisión de admisibilidad....................... 136
b. Las causales de inadmisibilidad.................. 136
c. Las notificaciones y solicitud de informe .... 137
D. El Informe del presunto agraviante..................... 138
E. Las medidas cautelares ....................................... 138
a. Los tipos de medidas cautelares.................. 139
b. Las causas para decretar las medidas
cautelares .................................................... 139
c. La notificación............................................. 139
d. La obligatoriedad de las medidas ............... 140
e. La modificación y revocabilidad de las
medidas........................................................ 140
F. La vista al presunto agraviado............................ 140
G. Las pruebas ......................................................... 140
H. La vista al Ministerio Público ............................. 141
I. El desistimiento de la acción............................... 141
6. La sentencia en el juicio de amparo............................ 141
A. La oportunidad.................................................... 141
191
B. Requisitos en los casos de sentencias de la Sala
de lo Constitucional. ........................................... 142
C. El contenido de la sentencia................................ 142
a. Las sentencias estimatorias del amparo y
su carácter restablecedor y sancionatorio .. 142
b. Las sentencias desestimatorias y sus
efectos.......................................................... 144
D. La ejecución de la sentencia ............................... 144
a. La ejecución inmediata por el agraviante ... 144
b. La ejecución forzosa en caso de ordenes de
hacer y el nombramiento de Juez Ejecutor.. 144
c. Las consecuencias del entorpecimiento en
la ejecución de las sentencias...................... 145
E. Los efectos judiciales de la sentencia de
amparo: cosa juzgada ......................................... 145
F. La inmutabilidad de las sentencias y su
aclaratoria........................................................... 146
G. La consulta obligatoria de las sentencias de
amparo ................................................................ 146
7. La doctrina legal del amparo...................................... 147
192
5. Los efectos de la interposición del recurso de revi-
sión.............................................................................. 156
6. Los efectos de la sentencia .......................................... 156
193
194