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Contratapa
. Imagen: NA
El otro día, después de una charla en Periodismo de la Universidad de La Plata, una mujer más o
menos de mi edad, mientras me abrazaba, me dijo que tenía guardada desde hacía muchos años
una contratapa mía. “El tapadito”, me contó al oído.
Fue escuchar esa palabra, y ver aquel tapadito hermoso, de un corderoy negro y ancho, que mi
madre le había comprado a una mujer que cada mes venía con valijas llenas de ropa que vendía
a domicilio. Nunca había nada que me gustara. Hubo que convencerme para que me quedara
con el tapadito. A los 19 años no me interesaba comprar ropa ni ir a bailar. Como una burbuja en
plena dictadura, espontáneamente y apoyada en el rock, mi generación hizo una resistencia
subjetiva al modelo de joven que imponía el poder. Era la época de Fiebre de sábado por la noche, y
faltaban años para que Travolta fuera revisitado.
Era un culto juvenil a la estupidez. A la despolitización, a ocuparse de uno mismo, a vivir con
anteojeras y tapones en los oídos. Un culto a la inmisericordia. En la revista artesanal en la que
trabajaba entonces escribí una nota sobre un poeta peruano asesinado, Javier Heraud, que se
tituló “Fiebre de América por la noche”.
Por supuesto que el terrorismo de Estado y sus metodologías bestiales después llenaron a pleno
lo que significó la dictadura. Pero si acercamos el foco a la vida cotidiana de los jóvenes de
entonces, vemos un fresco de deseos truncados, paranoia, ahogo.
No recuerdo en qué año escribí El tapadito, pero sí que lo hice para contar que un 24 de mayo,
en la estación de micros de La Plata, una patrulla del ejército me paró porque yo no llevaba la
escarapela puesta. No me interesaba la escarapela. La escarapela eran esos milicos que me
requisaban cuatro veces desde que salía de mi casa hasta que entraba al aula de la facultad de
Letras.
Les dije que me la había olvidado. Cuatro de ellos me apuntaron con fusiles, y uno me puso una
cinta celeste y blanca en la solapa del tapadito. Ese país del terror y de la incomodidad existencial
constante no tenía colores ni bandera. Estaba expropiada, la usaban para fingir valores que no
tenían los que ejecutaron y fusilaron y se robaron los bebés. La escena del tapadito fue en 1977.
Los estaban ejecutando en aquel momento, el tapadito fue contemporáneo a la masacre.
Cuarenta años después, hay olor a sangre otra vez. Pero en una circunstancia todavía más
aterradora: por voluntad popular ha llegado al poder el fascismo. La mafia y el fascismo se han
entrelazado, y una concejala salteña de LLA jura vestida de novia “porque se casa con la gente”,
Macri es sobreseído por el espionaje a las familiares de las víctimas del ARA San Juan, también
miembros de las fuerzas sobre las que no se conoce opinión de Victoria Villarruel. Se multiplican
las amenazas de muerte, las menciones a los falcon verdes y Milei empieza a hablar de “gente de
bien”.
En esa categoría no entran sus votantes, como se verá muy pronto. Cuando habla de “los caídos”
no piensa en “gente de bien”. A Milei los seres humanos le importan un bledo. No lo oculta. Lo
votaron para generalizar el sufrimiento. Con dos dedos de frente, es obvio que sus propuestas
conducen al 2001, que fue el precio de haber padecido a Menem y de haberle creído a Clarín. Milei
ganó disfrazando la Argentina de hoy con la de 2001, y ya empezó con la pesada herencia, pero
los que lo vivimos y ya éramos trabajadores sabemos que hasta las elecciones y hoy, hay tejido
social y que el Estado aún con un gobierno fallido, por la concepción misma del Estado, está
presente. Los que lo desprecian, los que le atribuyen atraso o la culpa de sus frustraciones, ya
verán la orfandad abismal a la que nos asomamos, ya verán la voracidad del mercado, que nunca
en la puta vida en ningún lugar sirvió más que para beneficiarse a sí mismo. No estamos en el
2001 pero el 55 por ciento votó al que propone ser Menem recargado y encima fascista, cosa que
Menem no fue.
Lo que espero es que los millones de jóvenes, hombres y mujeres que hoy son capaces de
discernir que se nos quiere amordazar y castigar, nos pongamos a trabajar para que pronto
nazcan corrientes de pensamiento contracultural que generen una resistencia ética al tipo de
persona que promueve el fascismo. El encapsulado, el cruel, el que está solo. Nunca, bajo ningún
régimen opresor, en todas las épocas, las resistencias políticas, étnicas, de género, de cualquier
tipo, dejaron de inventar su propia comunicación. Es necesaria para planificar la salida del
laberinto.
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rigurosa, con una mirada que va más allá de los datos y del bombardeo cotidiano.
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No arruguemos, somos 14.478.462 que no queríamos a un guignol (payaso). Y día a día seremos muchos
más.
No solamente el fascismo es nacionalista. Además es estatizante: todo dentro del estado, nada fuera
del estado, proclamaba il Duce.
Felicitaciones! ¡Impecable!
Como siempre vos muy lúcida y un ejército de trolls que te siguen. Por algo será. Te hacen honores.
“Ninguna guerra se puede evitar, solo posponer para dar ventaja a tu enemigo.”
El lavado de cerebro que Massa Corporation les hizo a sus clientes (= votantes) va a durar un tiempo largo...
mientras, artículos como el de Russo los retroalimenta.
Mientras, el CEO Massa se borró, y que de la suerte de ellos se ocupen Hijitus y Larguirucho.
Pobre macrista patético, ni una neurona útil y activa le quedo ni siquiera pata destilar su odio
macrista
Almacén encuadra perfectamente en la primera frase del tercer párrafo. Dudo que alguna vez
quiera salir del laberinto.
Nunca anduvimos juntos ni nos conocemos Sandra pero parece que hubiéramos sido uno en la vida. Leía tu
artículo y lo que sentiste fue así miles de jóvenes de aquel tiempo vivimos aquello de la forma que tan bien
has descripto. Creo que la diferencia estaba en que no nos convencían asi nomas leiamos, tal vez no
sabíamos mucho lo que pasaba (en mi caso al menos) pero esos "peros" nos hacían crecer. Quien más
quien menos tuvimos un amigo desaparecido, un conocido preso que era más bueno que el topo gigió y no
nos comíamos eso de " algo habrá hecho" cuando nos decían es lo mismo fabricar caramelos que acero" sin
ser máster en negocios al menos yo recuerdo haber dicho: que pelotudos estos tipos y tenía nada más que
20 años.
Ojalá los pibes hoy ciegos por Mikei habrán los oídos, ojalá ese pelotudo que dijo preferir 1 dolar a 5000
pesos se ponga a pensar. Yo estoy muy enojado con esa gente que voto a Mikei porque no pensó ni siquiera
en ellos pensaron fueron unos frívolos estúpidos. Y hoy digo y lo afirmó si este tipo y su gobierno facho hace
lo que dijo va hacer, espero no supere ni 6 meses de presidente. Es un demente, lo escucho y digo como
pueden votar a un tarado así porque es tarado, no dice dos cosas coherentes. Para el y su gente la
argentina son nada más que un millón de personas.