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4.2.

LAS CORTES DE CÁ DIZ Y LA CONSTITUCIÓ N DE 1812

2.1. Convocatoria y organización de las Cortes

Las partes en conflicto.

La guerra supuso un enfrentamiento tanto militar como político, pues los españoles se
dividieron en dos bandos opuestos:

- Afrancesados: el nuevo rey, José I Bonaparte, fue apoyado por una minoría de
ilustrados (Moratín) que estimaron que el cambio dinástico posibilitaba una modernización de
España gradual y pacífica, sin sobresaltos revolucionarios. Para satisfacer estas aspiraciones
reformistas, José I promulgó en 1808 el Estatuto de Bayona, que liquidó las bases del Antiguo
Régimen (supresión del régimen feudal y la Inquisición; reconocimiento de principios como la
igualdad ante la ley, la libertad económica o la libre propiedad).

- Patriotas: el rechazo a José I y el apoyo a los derechos de Fernando VII al trono fue
generalizado entre la población española. Sin embargo, los patriotas estaban divididos en dos
grupos ideológicamente opuestos, enfrentados primero en las Juntas y después en las Cortes
de Cádiz:

→ Liberales: partidarios de un profundo cambio político (monarquía*


parlamentaria).

→ Absolutistas: defensores del orden tradicional del Antiguo Régimen


(monarquía absoluta).

Al estallar el conflicto los patriotas se organizaron en Juntas locales (en las que estaban
representados todos los grupos sociales). Estas Juntas fueron las encargadas de gobernar el
territorio y dirigir la guerra ante la parálisis de la Junta* Suprema de Gobierno, inoperante ante
la ausencia del rey. Para coordinarse, las Juntas locales nombraron una Junta Central Suprema
(septiembre, 1808), que asumió el poder en nombre del rey Fernando VII.

A la vez que se desarrollaba la guerra, un sector de las Juntas propuso cambios


políticos. La Junta Suprema Central asumió esta reivindicación y convocó Cortes Generales y
Extraordinarias (1809). La Junta Suprema nombró una comisión preparatoria presidida por
Jovellanos para su organización, que acordó que las Cortes serían estamentales, poniéndose en
marcha un proceso de elección de representantes mediante sufragio* universal masculino.

En enero de 1810, tras la invasión francesa de Andalucía, la Junta Suprema Central se


disolvió desacreditada por su dirección de la guerra. Sus poderes fueron asumidos por un
Consejo de Regencia establecido en Cádiz, única ciudad española libre del control francés. La
Regencia, ocupada en la defensa militar de Cádiz, no se opuso a la reunión de las Cortes, ya
que no sospechaba el alcance que iba a tener.

Los diputados de las Cortes, entre los que se incluían delegados americanos y filipinos,
procedían del clero, nobleza y burguesía (sin ningún representante de las clases populares). Los
diputados no se agrupaban en partidos, pero pronto se distinguieron tres grupos:

- Absolutistas (nobleza y clero): defendían unas Cortes estamentales limitadas a dirigir


la guerra.
- Reformistas: partidarios de Cortes estamentales que, además de dirigir la guerra,
introdujese reformas ilustradas pero manteniendo el Antiguo Régimen (Jovellanos).

- Liberales (burguesía, militares, funcionarios y profesiones liberales): perseguían la


formación de unas Cortes constituyentes (Canga, Argüelles, conde de Toreno).

En las Cortes había mayoría de diputados liberales debido a que la guerra impidió que
numerosos representantes provinciales de nobleza y clero pudieran llegar a Cádiz, siendo
sustituidos por naturales de sus regiones que se encontraban en la ciudad y que en su mayoría
eran comerciantes de tendencia liberal.

En la sesión inaugural de las Cortes de Cádiz (septiembre, 1810) los liberales


aprovecharon su mayoría para imponer el voto individual y no por estamento, a pesar de las
protestas de los absolutistas. De esta forma, el primer decreto de las Cortes promovió un
cambio político radical: además de reconocer a Fernando VII como único rey legítimo
estableció que la soberanía* pertenecía a la nación, que las Cortes representaban a la nación, y
que las Cortes ejercían el poder legislativo conforme al principio de división de poderes.

A lo largo de su existencia, las Cortes realizaron una importante labor legislativa de


carácter liberal:

- Reconocimiento de derechos y libertades individuales (reunión, imprenta...).

- Eliminación de instituciones de tradición feudal (señoríos* jurisdiccionales,


servidumbre, Tribunal de la Inquisición, gremios, mayorazgos*...).

- Desamortización* de bienes municipales y de órdenes militares.

- Elaboración de la Constitución de 1812.

2.2. La Constitución de Cádiz.

Las Cortes de Cádiz, controladas por los liberales, aprovecharon la ausencia del rey
para aprobar el 19 de marzo de 1812 una constitución (conocida como la Pepa por la fecha de
su aprobación ) claramente revolucionaria, que establecía la soberanía nacional dentro una
monarquía parlamentaria.

El nuevo régimen liberal implantó un gobierno representativo (monarquía


parlamentaria), la igualdad jurídica (clases sociales) y la libertad económica (iniciativa
individual y derecho de propiedad).

Los aspectos más significativos de la Constitución son:

- Proclamación de la soberanía nacional, que reside en las Cortes.

- Reconocimiento de derechos individuales de variado carácter:

→ Políticos: libertad de expresión e imprenta (supresión de la censura),


seguridad jurídica (habeas corpus; prohibición de la tortura) e igualdad ante la ley
(abolición de privilegios estamentales y de la servidumbre). Sin embargo, la
Constitución negó expresamente la libertad religiosa (catolicismo como única religión).

→ Económicos: libertad económica gracias a la libre propiedad (supresión de


mayorazgos), libertad de producción (abolición de gremios) y libertad comercial (fin de
aduanas interiores).
- División de poderes:

→ Ejecutivo: como jefe del Ejecutivo, el rey nombraba a los ministros. No


obstante, se limitó la autoridad de la Corona para evitar un ejercicio autoritario del
poder: las Cortes tenían que ratificar el nombramiento de los ministros y el rey no
podía legislar sin las Cortes, ni disolverlas o dejar de convocarlas. Además, el derecho
de veto* era solo suspensivo (un máximo de tres veces).

→ Legislativo: había una sola cámara. El Gobierno (presidido por el rey) y las
Cortes compartían la facultad de proponer leyes, si bien eran las Cortes las que las
aprobaban o rechazaban.

→ Judicial: jueces independientes. Se establecieron garantías procesales y un


fuero único para todos los españoles.

- Sufragio: los diputados se elegían por sufragio universal masculino indirecto


(parroquia, partido, provincia). Para ser diputado había que disponer de una
determinada renta.

- Estructura territorial centralizada. Las leyes eran comunes en todo el país.

El sistema liberal se reforzó mediante la creación de la Milicia Nacional, cuerpo armado


compuesto por voluntarios civiles cuya misión era la defensa de la Constitución.

La Constitución tuvo una vigencia muy breve ya que la guerra impidió su aplicación
efectiva, y cuando el conflicto terminó y Fernando VII regresó, la abolió para restaurar el
absolutismo. Además, la consolidación de la Constitución se vio dificultada por la falta de
apoyos sociales: nobleza y clero estaban en contra, la burguesía urbana era un grupo
minoritario y los campesinos no percibieron las ventajas del régimen liberal.

A pesar de su corta vida, la Constitución de 1812 fue muy importante: se convirtió en


bandera del liberalismo nacional (volvió a reimplantarse en el Trienio Liberal y entre 1836-1837
durante la regencia de María Cristina), e inspiró otras cartas magnas como la de Portugal,
Piamonte y muchas naciones iberoamericanas.

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