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Como síntesis al desplazamiento de la noción de proyecto desarrollada, el autor reflexiona sobre nuestros
rol disciplinar frente a estos nuevos escenarios proyectuales en los que debemos:
● Adquirir un sentido crítico frente a la globalización. Confrontando la cultura localizada con las lógicas
globales y entendiendo que el proyecto no puede responder solo a las exigencias del mercado.
● Convertir la idea de proyecto en un instrumento cultural (no sesgadamente técnico) que tenga arraigo
en las comunidades.
● Proponer alternativas sustentables y gestiones participativas maximizando la sustentabilidad social
antes que a la rentabilidad productiva/inmobiliaria.
● Concebir productos inteligentes que minimicen el consumo de materia y energía, y aumenten su vida
útil.
● Descubrir las oportunidades y las potencialidades en la provisión de servicios antes que en la
generación de productos.
● Insertarse en las dimensiones de las tomas de decisión local y/o social, en los procesos de gestión y
en la producción de bienes, productos y servicios.
Desde su posicionamiento se puede interpretar una fuerte postura crítica sobre los efectos que producen
las dinámicas de la globalización en los escenarios proyectuales contemporáneos. Por un lado, detecta
situaciones negativas, pero a su vez propone alternativas desde una perspectiva social, cultural, localizada,
sustentable y participativa. Para entender esta lectura de la realidad, resulta importante vincularla a su
contexto de producción dentro de un país periférico, categorizado como subdesarrollado donde no se reflejan
las bondades de la globalización que otros autores observan en los países centrales.
F - LO LOCAL
-Desarrollar Lo Local y dar ejemplo en la realidad empírica.
El autor desarrolla lo local como algo relacional y contextual (es decir, como producto de sujetos
locales en vecindarios concretos, como algo subjetivo y siempre dependiente del contexto), como una
cualidad fenomenológica compleja constituida por una serie de relaciones entre un sentido de la inmediatez
social, las tecnologías de la interacción social y la relatividad de los contextos. Esta complejidad se
concreta de diferentes maneras a partir de comunidades situadas (espaciales o virtuales) que son los
vecindarios.
La producción material de lo local genera en este sentido tanto dichos vecindarios como sujetos
locales mediante técnicas de producción espacial (colonización, transformación) por un lado, y ritos de
pasaje (ceremonias, prácticas) por el otro. Estos vecindarios permiten la reproducción social y contextualizan
las subjetividades de los sujetos locales, situándose a su vez como contextos con respecto a otros
vecindarios.
El autor continúa su desarrollo explicando lo local como una estructura de sentimientos producida
mediante actividades intencionales que generan a su vez el escenario concreto donde se desarrolla la vida
social (los vecindarios). La producción de lo local como ideología de una comunidad situada y propiedad
de la vida social se ve afectada en el contexto de la globalización por 1) el aumento de los esfuerzos de los
estado-nación por definir los vecindarios en función de sus propias formas de afiliación, tendiendo a la
homogeneización de los sujetos locales en ciudadanos nacionales obedientes; 2) por la dislocación entre
territorio, subjetividad y movimientos sociales colectivos, que da lugar a flujos diaspóricos de vecindades
translocales complejas de poblaciones de migrantes, trabajadores, refugiados, turistas; y 3) por la erosión
de la relación entre vecindarios espaciales y virtuales mediante el impacto de los medios de comunicación
masivos que afectan los modos de producción de lo local a través de la generación de vecindarios virtuales,
de individuos separados territorialmente pero que conforman comunidades de imaginación e interés
vinculados al acceso de la tecnología necesaria para la comunicación.
En este sentido sería posible pensar ejemplos de la realidad empírica de los modos de producción
de lo local y las formas de estas estructuras de sentimientos en el contexto actual de la contemporaneidad,
a partir de la relación de ésta producción con los estados-nación, los flujos diaspóricos y los medios de
comunicación masivos.
En primer lugar, se podría pensar en cómo luchan por sobrevivir las expresiones y ceremonias de
algunos barrios o comunidades indígenas en Brasil o Bolivia (carnavales locales?) frente a las fuerzas de
expulsión de los gobiernos y la festivalización que el turismo hace de ellas. En el segundo caso, es posible
pensar en cómo se producen y sostienen las estructuras de sentimientos de comunidades diaspóricas de
inmigrantes en algunos barrios de Buenos Aires (chinos, judíos, bolivianos) o Santiago de chile (en el barrio
catedral que es ampliamente de inmigrantes, muchos venezolanos) mediante el encuentro, las asociaciones
civiles o el sostenimiento de sus ritos (celebrar año nuevo chino). Con respecto al último punto, es posible
pensar en la actualidad la generación de comunidades y vecindarios virtuales a partir del uso intensivo y a
veces excesivo de las redes sociales, que generan lazos de comunidad y apropiación a veces mayores que
las propias comunidades situadas (por ejemplo grupos de Facebook o Instagram que generar comunidades
virtuales frente a un problema social (asesinato, enfermedad, etc) y que se constituye como producción de
lo local a través de redes de interés e incluso pueden movilizar en el espacio concreto de la ciudad marchas
o encuentros).
G - URBANALIZACION
Para hablar de la nueva centralidad de la arquitectura en el discurso cultural, Hal Foster habla de
Frank Gehry y su arquitectura, considerado como uno de los maestros de la arquitectura de nuestro tiempo.
Una de las primeras nociones que nombra el autor para contextualizarnos, es la idea de “cultura del
espectáculo”, propia de hoy en día, que alcanza también a la arquitectura, consolidando a los edificios como
marcas o logotipos insertos en un mercado global y que circulan gracias a los medios de comunicación, que
tienen un papel muy importante en la nueva centralidad.
El Guggenheim de Bilbao, podemos reconocer algunas características que representan los cambios
en cómo concebimos la arquitectura. El espectáculo es una “imagen acumulada hasta el punto en convertirse
en capital”. Tal es la lógica de muchos centros culturales hoy en día, pues están diseñados junto a parques
y complejos deportivos, para participar de la “revitalización” empresarial de la ciudad.
La imagen acumulada de esta nueva arquitectura termina convirtiéndose en capital, en espacio de
consumo y espectáculo.
· En los 80 la ciudad de Bilbao (España) surgió el interés por revitalizar económica y
urbanísticamente la ciudad a traves de la transformación el area portuaria deteriorada , es
decir, la revitalización de las áreas industriales obsoletas y las infraestructuras. Los objetivos
eran convertir la ciudad en la capital del nuevo eje económico del atlántico y con ello, mejorar
la calidad de vida de sus habitantes, crear una ciudad de imágenes atractivas, que la
conviertan en foco turístico, económico y de servicios. El consorcio de Bilbao constituido en
los 90, propuso: convertirla en una “ciudad global”, “competitiva”, “creativa”. Dentro de este
escenario se formula una estrategia de grandes proyectos urbanos y arquitectónicos,
campañas de promoción y marketing urbano y nuevas formas de gobernar que permitieron a
Bilbao actuar como foco de atracción. Entre las diferentes intervenciones propuestas como
motor de la nueva economía de servicios se plantea el museo Guggenheim, que cuenta con
la arquitectura de Frank Gehry como el arquitecto de renombre (firma internacional). La ciudad
funciona y se mueve alrededor de 2 sistemas económicos globalizados: -mercados financieros
interconectados -organismos de producción de bienes y servicios y su gestión. Esto permite a
la ciudad generar riqueza e invertirla para obtener una ciudad de imágenes y símbolos
urbanos. En la red de sistemas urbanos transnacionales a la que Bilbao se inserta se puede
detectar la dispersión geográfica de las actividades económicas y la integración sistemática
de las mismas en las diversas multinacionales con sede en la ciudad. Esto complejiza las
diversas funciones centrales haciendo necesaria la subcontratación de firmas de servicios
especializados y sujetando los mercados a las economías de aglomeración. Estas estrategias
presentadas como discurso en respuesta a los retos del nuevo contexto económico ocultan su
coste social conllevando al aumento del grado de desigualdad espacial y socioeconómica de
la ciudad.
+ Francesc Muñoz: arquitecto marca - edficio logo
Desde el enfoque desarrollado por Gorelyk, se le pueden atribuir las siguientes características:
● Enclave exclusivo de negocios y turismo de alto estándar, el barrio más moderno y caro de buenos
aires.
● Fragmentos urbano–arquitectónicos que se pensaba como dinamizador y se terminaron
conformando como enclave recortado, funcional a los procesos de concentración y usado como
recurso para la puesta en el mercado para el desarrollo de grandes negocios privados. Es decir, se
asocia a la idea de ciudad archipiélago.
Por otra parte, desde Diez se pueden asociar las siguientes características:
● La definición como enclave público, y concentra emprendimientos que el autor lo caracteriza como
torres residenciales y torres de oficinas.
● Responde a la concentración y autonomía de los nuevos emprendimientos inmobiliarios sobre áreas
definidas y diferenciadas en el centro de la ciudad.
● Emprendimientos que toma forma de enclave en el que desarrolladores privados asumen el control
de las variables arquitectónicas y urbanísticas.
● Esta estrategia de enclave busca evitar la lentitud y la inoperancia de la gestión pública que no brinda
respuestas a las exigencias urbanas de la sociedad..
● Diseño urbano autónomo de lo circundante que ignora la ciudad contigua.
● Es un proceso que responde a la construcción de la ciudad especializada, con áreas homogéneas
y segregación social.
● Jurisdicción independiente de la gestión pública tradicional con autonomía presupuestaria.
● Vigilancia y seguridad autonoma
Por un lado, la estrategia en la superficie exterior es la de aplicar un juego lumínico con una paleta
cromática amplia que se refleja sobre un cerramiento liso de chapa blanca que ocupa casi la totalidad de la
fachada expuesta. A eso se le suman algunos carteles lumínicos y publicitarios.
Por otra parte, en el interior, se busca generar una atmosfera controlada siguiendo la estrategia de
la ilusión para brindar una experiencia visualmente intensa y fantasiosa que estimule los sentidos de los
usuarios/espectadores. Este ambiente de entretenimiento se genera a partir de la abundancia de motivos,
colores, luces y efectos, sumado a la gran cantidad de juegos y máquinas electrónicas. Esta saturación de
efectos que provoca una excitación y saturación visual termina ocultando y desplazando a un segundo plano
el edificio.
Como conclusión, considerando acertada la lectura del autor en su interpretación de los procesos de
producción en arquitecturas comerciales y corporativas donde la tarea del arquitecto solo se limita a dar
coherencia tridimensional a las superficies externas e internas del programa comunicacional y funcional
preestablecido.
- Desarrollar Ciudad, Ciudadanía y Espacio Público y relacionarlo con la actualidad del Espacio
Público Urbano
Para desarrollar las conceptualizaciones de Ciudad, Ciudadanía y Espacio Público, será oportuno
retomar las definiciones trabajas por Jordi Borja. Este autor catalán ha desarrollado su formación disciplinar
asociada a los campos de la geografía, el urbanismo y la sociología, quien además de ejercer la docencia
en universidades españolas ha incursionado en la política con un partido de ideología socialista, resultando
un dato importante para conocer su enfoque teórico-conceptual.
En su texto La Ciudad Conquistada, publicado en España en el año 2003, suma un nuevo aporte
teórico que conceptualiza las terminologías planteadas poniéndolas en relación, entendiendo que forman
parte de distintos sistemas teóricos y que tienen múltiples interpretaciones. Esta mirada planteada por el
autor facilita la interpretación de nuestras realidades urbanas en el contexto contemporáneo.
Entendiendo la vinculación dialéctica existente entre estos conceptos, el autor declara que la ciudad
es espacio público, que es un lugar abierto y significante donde confluyen todo tipo de flujos, y la
ciudadanía es el estatuto de las personas reconocidas como seres libres e iguales que habitan la ciudad.
En este sentido, los valores vinculados a la ciudad dependen de que el estatuto de ciudadanía sea una
realidad para todos y todas, y no solo reconocimiento formal. Y también de que la ciudad funcione realmente
como espacio público, en el sentido físico y en un sentido político.
Jordi Borja brinda definiciones de Ciudad e interpreta que:
- Es una realidad histórico-geográfica, sociocultural, política, una concentración humana y
diversa (urbs), dotada de identidad o de pautas comunes y con vocación de autogobierno (civitas,
polis).
- Administrativamente es una realidad que no coincide con la realidad territorial (aglomeración),
ni funcional (área metropolitana), ni con la sociedad urbana (las segregaciones dejan a una parte de
la población excluida), ni con la imagen que tienen los ciudadanos de ella. La ciudad tiene una
dinámica específica que surge de las conflictividades que generan estas contradicciones.
- Socialmente es un territorio protegido y protector que oficialmente hace iguales a sus ciudadanos,
aunque las realidades físicas y sociales expresan la exclusión y el desamparo de unos frente a los
privilegios y plenitud de libertades urbanas de otros.
- Políticamente es un ámbito de confrontaciones de intereses y de valores; de formación de
proyectos colectivos y de reivindicaciones de poder.
- Es la realización humana más compleja, la producción cultural más significante de nuestra historia.
Hacer la ciudad es ordenar un espacio de relación, es construir lugares significantes de la vida en
común.
- Es interpretada como lugar de crisis permanente; de acumulación de problemas sociales; de
exclusión y violencia; de límites difusos y crecimientos confusos.
- Se caracteriza por la heterogeneidad social que favorece lo imprevisible, introduce desorden y
posibilita el intercambio e innovación.
Por otro lado, Jordi Borja entiende que la Ciudadanía:
- Es sentirse integrado física y simbólicamente a la ciudad.
- Es el estatuto de la persona que habita la ciudad, el cual lo vincula al Estado y le garantiza
derechos individuales y colectivos.
- Se asume mediante la conquista de la ciudad en una búsqueda de integración y transgresión.
Esta conquista cotidiana y el desarrollo de la ciudadanía plena en la vida social urbana implica
ejercer las libertades urbanas; participar de la conflictividad urbana; considerarse digno e igual a
los otros; luchar por nuevos derechos y hacer reales los derechos que ya poseemos; y enfrentar las
dinámicas segregadoras y excluyentes.
Jordi Borja en relación al Espacio Público interpreta que:
- Posee sentido físico: es el espacio que permite accesibilidades, movilidades y centralidades
socializadas; es espacio social, funcionalmente diverso y con atributos significantes.
- Posee sentido político: es el espacio que posibilita identidad colectiva, cohesión social e integración
ciudadana; es el espacio de la expresión, la representación pero también del conflicto.
- Socioculturalmente es el lugar de relación, de identificación y de contacto entre las personas.
Se podrá evaluar sobre todo por la intensidad y la calidad de las relaciones sociales que facilita, por
su capacidad para generar mixtura de grupos y comportamientos, por su calidad para estimular la
identificación simbólica, la expresión y la integración cultural.
- Es la síntesis de lugares y flujos. Da forma y sentido al conjunto de la ciudad. Supone dominio
público, uso social colectivo y multifuncionalidad. Se define naturalmente por el uso y no por el
estatuto jurídico, es decir, por la dinámica propia de la ciudad y los comportamientos de sus
ciudadanos.
Entendiendo que estos conceptos no pueden existir independientemente, el autor los desarrolla de
manera articulada enfocándose en la reivindicación de la ciudad en su conjunto como espacio público, siendo
uno de los ejes principales que estructura su discurso. Piensa en un espacio público cualificado
culturalmente para proporcionar continuidades, hitos urbanos y entornos protectores, cuya fuerza
significante trascienda sus funciones aparentes. En la medida en que la ciudad sea/posea espacio
público habrá más ciudadanía, y cuanto más abierto sea a todos y todas más expresará la democratización
política y social.
A partir de este desarrollo podemos encontrar un acertado enfoque asociable a la realidad de nuestras
ciudades latinoamericanas, desde sus dinámicas y conflictividades comunes. Es por eso, que podríamos
pensar en la ciudad de Santa Fe (Ciudad desde sus tres dimensiones: Real (ciudad-territorio), Oficial (ciudad-
gobierno) e Ideal (ciudad-población)) y reflexionar sobre la actualidad del Espacio Público Urbano. Si bien
existen otras ciudades con problemáticas más profundas e identificables, nuestra realidad urbana también
muestra dinámicas de fragmentación espacial, desestructuración social, debilitamiento del rol del estado y
se la percibe como lugar de crisis permanente, de acumulación de problemas sociales, de exclusión y de
violencia. Y a su vez, se hacen presentes las lógicas del miedo que privatizan el teórico espacio público en
lugar de socializarlo.
Desde el siglo pasado, la combinación de diversos factores como la ocupación exclusiva del espacio
circulatorio para automóviles, la oferta comercial cerrada, la inseguridad ciudadana nos condujo a la actual
crisis del espacio público urbano. Por lo tanto, para recuperar el espacio público se reforzó la tendencia a
convertirlo en un elemento especializado, un equipamiento más de la ciudad, segregado y monovalente (un
espacio para juegos, otro para perros, otro para estacionar, etc). Con esto, el espacio público pierde las
potencialidades de dar forma y sentido al conjunto de la ciudad, garantizar trayectos, continuidades y ordenar
las relaciones entre edificios, equipamientos, monumentos, etc. y termina siendo un espacio intersticial entre
los privados. Es interesante pensar que estas lógicas no solo son generadas desde el ámbito privado por los
privilegios y las libertades urbanas de los ciudadanos más favorecidos, sino también desde la gestión
político-administrativa cuando se piensa al espacio público como un equipamiento y en la búsqueda de
generar espacios seguros se la carga de mecanismos de seguridad, control, mobiliario segregador, etc. que
excluyen y limitan usos y permanencias. Esta “privatizacion” de lo que debería ser espacio público se impulsa
a través de comportamientos proteccionistas por miedo al “otro”. En consecuencia, resulta necesario analizar
las nuevas dinámicas urbanas y elaborar respuestas a los desafíos que nos planteamos desde la perspectiva
del espacio público y de la relación entre su configuración y el ejercicio de la ciudadanía entendida como el
estatuto igualitario que permita ejercer un conjunto de derechos y deberes cívicos, políticos y sociales.
Sin embargo, las apropiaciones de las personas y su vínculo existente generan transiciones de lugar a
no lugar, y viceversa. En ambas situaciones se produce un uso diferente de aquel diseñado o esperado,
sucediendo en determinados momentos y según el contexto. Entonces podemos decir que tanto lugares
como no lugares constituyen categorías dinámicas en la ciudad actual. (Por ejemplo: las poblaciones sin
techo que usan los espacios de los cajeros automáticos como lugares para dormir en la noche y no como un
no-lugar, para generar flujos económicos en el ciberespacio. O el uso intensivo que los centros históricos
(Barrio San Telmo en Bs As) soportan por parte de los turistas globales que lo usan a tiempo parcial como
un espacio para el consumo y el ocio).
C. La geografia objetualizada de los Contenedores: La multiplicación de los no lugares ha
ido de la mano del protagonismo alcanzado por los contenedores en los que se desarrolla la vida
metropolitana. Edificios singulares o conjuntos de edificios caracterizados por ser relativamente
autónomos, autorreferenciales, con lógicas específicas que no necesariamente son las del propio
territorio donde se localizan y donde, básicamente, tienen lugar el intercambio y el ritual de consumo.
Aparecieron puntos nodales, atractores de movilidad y generadores de dinámica urbana, pese a
no estar necesariamente dentro de la ciudad continua. Contenedores de diverso orden (tecnológico,
comercial, intercambiadores de flujo de personas, bienes y de información) se disponen así en el territorio
configurando una transición desde el urbanismo de los lugares a lo que podríamos llamar como
(hub)banismo de los flujos.
Se configuran como puntos en el territorio que organizan los flujos de movilidad a escala regional e
incluso pueden ser espacios habitados por poblaciones flotantes de manera habitual. Es un urbanismo que
no genera tejidos, ni establece soluciones de continuidad, ni acumulada espacios construidos. Este
urbanismo de hubs genera, en cambio, una geografía urbana hecha de objetos. Una geografía
objetualizada que pone sobre la mesa la importancia de los flujos de personas e información como
elemento sustancial del territorio en las nuevas situaciones metropolitanas. Cada vez más fragmentos
urbanos de nueva creación o zonas urbanas transformadas se configuran como auténticos hubs
metropolitanos, es decir, espacios altamente especializados caracterizados por la utilización intensiva de
sus visitantes. Esta lógica de red no esta basada en las condiciones de densidad que caracterizan el lugar,
sino en los flujos de movilidad entre lugares. Las localizaciones se eligen no solo en función de la gente que
vive sino, sobre todo, de la gente que pasa, considerando no únicamente los habitantes de esos lugares sino
los territoriantes que los visitan. (Centros comerciales, museos metropolitanos, parques temáticos,
estaciones intermodales, aeropuertos, como por ejemplo: Casa da Musica, Guggeheim de Bilbao o ciudad
enteras como Venecia o Las Vegas).
D. Los Paisajes Aterritoriales: Esta nueva categoría de paisajes definidos por su aterritorialidad
son paisajes independizados del lugar, que no son el resultado de sus características físicas, sociales
y culturales, sino que son paisajes reducidos a sólo una de las capas de información que los
configuran, la más inmediata y superficial: la imagen.
En este sentido, y retomando las explicaciones de García Canclini, es posible entender cómo la
globalización ha complejizado la producción de lo local a través de, entre otros factores, 1) el establecimiento
de una red de poder (de mercado y política) transnacional, que supera las fuerzas (materiales y simbólicas)
de los estados-nación para actuar en los propios territorios, a través de imaginarios, narraciones y
metáforas que reorganizan las diferencias en múltiples polaridades estableciendo centros de producción
de poder (empresas, cine, políticas culturales); 2) los nuevos procesos interculturales que se generan a
partir de la integración de las redes de comunicación, los flujos migratorios (forzados o no) y la
desterritorialización de la producción, circulación y el consumo de bienes y comunicaciones, que se ponen
en relación con las vecindades translocales de Appadurai generando imaginarios multiculturales
complejos. Así, como explica Canclini, lo global se estaciona en cada cultura, y lo local se reestructura para
sobrevivir, pero de ningún modo global y local deben oponerse, sino que deben ser pensados en niveles de
abstracción, convergencia de cambios políticos, comunicacionales y migratorios a la vez que un proceso
abierto en diversas direcciones.
Canclini plantea que no se cuenta con una teoría unitaria de la globalización porque lo fragmentario
es un rasgo estructural de los procesos globalizadores, y ésta se presenta como un conjunto de procesos
de homogeneización a la vez que de fraccionamiento articulado del mundo, que reordenan las diferencias y
las desigualdades sin suprimirlas. En este sentido, es posible pensar estos procesos en relación a la noción
de pensamiento complejo de Morín, entendiéndolos como acciones, interacciones y retroacciones
complejas, en el que se producen dificultades empíricas (de relaciones y acciones concretas que
repercuten en otro punto del planeta, guerras que hacen caer mercados mundiales) y dificultades lógicas
que surgen a partir de contradicciones (una tendencia globalizadora que homogeneiza los mercados
culturales pero a la vez aprovecha la diversidad). Así mismo se puede hablar de la globalización y de la
producción de lo local en este contexto, como un sistema complejo en el que existen elementos diferentes
ensamblados y articulados (mercados, políticas, flujos, redes de comunicación) estableciendo un todo en el
que las partes no tienen entera libertad sino que existen en correlación con otras partes. A su vez, para el
entendimiento de los fragmentario de la globalización, se deben encontrar metapuntos de vista,
estableciendo confrontaciones y miradores limitados y frágiles para conocer las multidimensiones políticas,
sociales, económicas y culturales.