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Se infiere la preeminencia del ser individual sobre el ser social, al referirse a “ cada ser humano,
y pleno ejercicio de su personalidad” .
En el cuadro siguiente (No. 1), que proponemos a continuación, se resume el texto constitucional
que contiene la finalidad, definiciones y características de la educación, los elementos
estructurales y prescripción curricular.
Los fines y principios que sustentan el sistema educativo bolivariano se agrupan en dos
dimensiones: una dimensión individual y otra social.
La primera, expresa un interés básico en el ser humano individual, desde la primera infancia
hasta la adultez, sujeto de la educación formal en contextos culturales sociales particulares,
distintos y diversos.
La segunda, centra el objetivo alrededor del ser social, la idea del “ nuevo ciudadano” : y
“ persigue garantizar el carácter social de la educación en toda la población venezolana”
(Ministerio del Poder Popular para la Educación, (MPPE, 2007, p. 21)
El diseño curricular del sistema educativo bolivariano se apoya en otra estructura, una que es
diferente a la prescrita en la Constitución, una que le es propia. El sistema educativo formal se
estructura en subsistemas de educación, sin atender las prescripciones constitucionales. Se
conciben los subsistemas como subconjuntos orgánicos que garantizan la totalidad de los
procesos educativos. Son subsistemas:
1. la educación inicial,
2. la educación primaria,
3. la educación secundaria,
4. la educación especial,
5. la educación de jóvenes adultos y adultas
6. la educación intercultural.
a. maternal y preescolar;
b. Educación Primaria en grados: primero a sexto
c. Educación Secundaria en años: primero a quinto año o sexto año.
Los principios en los que se sustenta el sistema educativo bolivariano y la estructura en la que
se integran los componentes del sistema son distintos a los prescritos y establecidos en la
Constitución. Se le da preeminencia a la formación del ser social y tiende hacia un sistema
educativo etnocéntrico y nacionalista en el que destaca una tendencia hacia la educación como
instrumento de reinvindicación de las culturas indígenas y afrodescendientes, desdeñando la
formación histórico-antropológica de la nacionalidad venezolana fundada en la integración
genético-cultural. Y la estructura del sistema educativo, conformada en subsistemas educativos,
se aleja de la disposición legal, abandonando los conceptos de niveles y modalidades señalados
en la Constitución.
4. Base conceptual del diseño curricular del sistema educativo bolivariano
El diseño curricular del sistema educativo bolivariano tiene una armazón conceptual no muy
evidente a los ojos, se apoya en una red de conceptos que le proporcionan base teórica a la
propuesta de reforma general de la educación y particularmente del currículo escolar bolivariano.
En el documento teórico de la propuesta se descubre, en el discurso, una manera particular de
tratar y determinar los conceptos de educación, conocimiento y aprendizaje, sociedad, ser
humano, el niño, la niña, el joven y la joven , cambio y transformación, la conciencia; lo nuevo y
lo viejo.
4.1. Educación
La educación formal, escolar hoy está sometida a presiones distintas que la obligan a mirarse a
sí misma y a adoptar respuestas inteligentes para atender a lo que se espera que ella haga. La
educación está sometida a las fuerzas del Estado, de grupos sociales de intereses distintos, de
grupos económicos y políticos, de las comunidades y la familia, de las instituciones educativas
mismas, de grupos interculturales étnicos y de expresiones culturales particulares, de los
ecologistas, de los grupos científicos y profesionales, de organizaciones internacionales. Se
espera que la educación haga mucho, o al menos que hago algo; no sólo socializar a los más
jóvenes para que asuman los roles del adulto, debe ir más allá de la socialización: desarrollar el
potencial creativo y contribuir a la expresión plena de la personalidad.
Por otro lado, se piensa a la educación como un proceso en permanente construcción, durante
el cual los sujetos de la educación son vistos en su integralidad y complejidad, para el desarrollo
del potencial creativo (de cada ser humano) y el ejercicio pleno de su personalidad. Está dirigida
a “ el desarrollo integral de ser social, humanista y ambientalista” , alrededor de cuatro tipos de
aprendizaje, pilares del diseño curricular: crear, participar y convivir; valorar y reflexionar”
(MPPE, 2007, pp. 15-16). Aparece aquí, nuevamente, una tensión entre la concepción
constitucional y la concepción curricular con respecto al sujeto de la educación: el sujeto
educativo de la constitución es el ser individual: cada ser humano, ejercicio pleno de la
personalidad. Pero, en el diseño curricular se hace referencia enfática al ser social: desarrollo
integral del ser social.
Los pilares sobre los que se sustenta la educación son cuatro tipos de aprendizaje que se
convierten en objetivos de la educación: aprender a crear, convivir y participar valorar, y
reflexionar.
Esta teoría fue desarrollada por un grupo de militares venezolanos que crearon en los años
ochenta un movimiento clandestino revolucionario y bolivariano, con el objetivo de liberar al
pueblo venezolano de la desigualdad, la pobreza y la dominación oligárquica.
Hugo Chávez, su principal líder, ha señalado que el carácter bolivariano del proceso
revolucionario es “una necesidad imperiosa para todos los venezolanos, para todos los
latinoamericanos y los caribeños fundamentalmente. Rebuscar atrás, en las llaves o en las raíces
de nuestra propia existencia, la fórmula para salir de este terrible laberinto en que estamos
todos... Así estamos los venezolanos hoy, tenemos que mirar el pasado para tratar de
desentrañar los misterios del futuro, de resolver las fórmulas para solucionar el gran drama
venezolano de hoy”.
El proyecto revolucionario que estos tres hombres gestaron, con el concurso del resto de
libertadores y el pueblo en armas, no ha logrado consolidarse hasta ahora. Por ello, sus ideales,
junto con los del resto de los Libertadores, tienen un encuentro pendiente con la victoria. Hoy, los
poderes creadores del pueblo y el compromiso del gobierno revolucionario avanzan juntos hacia
su definitiva concreción. A continuación, se analizan los aspectos centrales del pensamiento de
estos tres venezolanos inmortales, que hoy toma vida de la mano de la Revolución Bolivariana
del Siglo XXI.
Pensamiento Robinsoniano.
Simón Rodríguez el Sócrates de Caracas con sus ideales y propuestas sobre sistemas de
gobierno, política y educación nos enseña el valor de interesarnos por nuestro pueblo y sobre
todo en la educación que es campo que nos compete. Como educadores cada día se pretende
alcanzar la excelencia, aprender de los errores y reformar lo establecido en las leyes.
Simón Rodríguez intentaba en esa época colonial mejorar la estructura política, que el hombre
se incorporara a la sociedad logrando ser competente, educado con valores bien fundados para
impulsar al cambio de un país y convertirlo en una República libre e independiente, una
educación popular libre de prejuicios y centrada en nuestras propias necesidades, sin copiar los
sistemas de gobierno del Norte ni Europa, solo buscando nuestro bienestar e intereses ya que
nuestra cultura y costumbre son distintas a otros países.
Otra idea revolucionaria tiene que ver con la organización de la labor docente, los cuatro
maestros y los doce auxiliares se reunirían el último día de todos los meses en la escuela principal
bajo la coordinación del Director. En esa reunión mensual se discutirían asuntos relacionados
con el funcionamiento de las escuelas y se acordarían los planes de acción para el mes siguiente.
Se llevaría un libro de actas de estas reuniones, el cual se titularía “La Nueva Construcción,
Régimen y Método de las Escuelas”.
Simón Bolívar
Simón Bolívar es la raíz principal del árbol de las tres raíces. Sus gestas de revolucionario
visionario y sus conquistas políticas constituyen uno de los grandes legados de la
historia latinoamericana y universal. En él se conjugan todas las virtudes del auténtico
revolucionario: el gran militar y estratega, el líder inigualable, el pensador social y el estadista.
Además de ser el gran líder de la independencia, Bolívar nos lega su poderoso pensamiento
revolucionario, que ha sido la base ideológica fundamental del movimiento. Hoy, adaptado a las
circunstancias actuales, guía al pueblo venezolano en la senda de la revolución bolivariana. A su
vez, su ideario convoca también a los pueblos de América Latina a luchar juntos por nuestra
segunda independencia y por una integración solidaria, para hacer realidad sus sueños, que son
también los nuestros.
“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande Nación del Mundo, menos
por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.
Simón Bolívar
Ya en 1812, señalaba en el Manifiesto de Cartagena: “Yo soy del sentir y del pensar que mientras
no centralicemos nuestros gobiernos americanos, nuestros enemigos obtendrán las ventajas
más completas; seremos envueltos indefectiblemente en los horrores de las disensiones civiles
y conquistados vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infectan nuestras comarcas”.
Además de retratar la opresión del imperio español y las oligarquías apátridas, analizó con gran
agudeza el peligro que provenía de los intereses de otras naciones y grupos de poder. En
concreto, anticipó el voraz y criminal imperialismo del Norte, al afirmar en 1829: “Los
Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria en
nombre de la libertad”.
Washington también condenó el proyecto bolivariano de una América Latina unida. El presidente
Monroe, que decretó que América Latina era el patio trasero de Estados Unidos de América
(EUA), identificó a Bolívar como “un déspota mili- tar de talento”, “el loco de Colombia”, el
“libertador de esclavos”... Incluso la jerarquía eclesiástica llegó a excomulgarlo, y lo comparó con
el mismo Satanás.
La unidad para hacer frente a los peligros que amenazaban a las nacientes Repúblicas;
La adopción de pactos de protección y defensa mutuas como mecanismos para garantizar que
ninguna nación extraña se inmiscuyese en los asuntos internos de las nuevas Repúblicas; y
La adopción de acuerdos amistosos para resolver eventuales disputas entre nuestras naciones.
Simón Bolívar
Cuando regresa del Perú, después de cinco años de victorias y tras haber expulsado
definitivamente al imperio español de tierras sudamericanas, Bolívar se indigna ante el
espectáculo de miseria que todavía ofrece el pueblo oprimido. Le escribe a Santander: “No se
cómo todavía no se levantaron todos estos pueblos y soldados al concluir que sus males no
vienen de la guerra, sino de leyes absurdas”. Santander, que era vicepresidente de Colombia, lo
acusa de querer provocar
“una guerra interior en que ganen los que nada tienen, que siempre son muchos, y que perdamos
los que tenemos, que somos pocos”. Queda así sellada la naturaleza del conflicto. El Bolívar
libertario, en defensa de la justicia y la igual- dad, se enfrenta a los generales que defienden los
intereses de las oligarquías.
“Sólo el pueblo quiere su bien y es dueño de su suerte... desde hoy en adelante, Venezuela no
será más el patrimonio de ninguna familia ni persona”
Ezequiel Zamora
Ezequiel Zamora retomó la bandera de Bolívar treinta años después de la muerte del Libertador,
enfrentándose con la oligarquía que truncó el sueño bolivariano. Conocido como el general del
pueblo soberano, su pensamiento y acción represen- tan la última raíz del árbol de las tres raíces.
“Cuando Dios hizo el mundo repartió en común el agua, el sol, la tierra, ¿por- qué entonces los
godos se han apoderado de las mejores tierras, bosques y aguas, que son propiedad del
pueblo?”
Ezequiel Zamora
Ezequiel Zamora comenzó su carrera política, uniéndose al partido de los liberales. En 1846, el
gobierno conservador desató una feroz represión contra los miembros de su partido, lo que
provocó que Zamora y otros caudillos populares se alzaran para tomar el poder. En su proclama
rebelde, de inspiración bolivariana, invitó al pueblo a luchar “..para quitarnos el yugo de la
oprobiosa oligarquía y para que, opóngase quien se opusiere, y cueste lo que costare, lleguemos
por fin a conseguir las grandes conquistas que fueron el lema de la independencia”.
Esta insurrección, que vio nacer la consigna de tierra y hombres libres, le hizo ganarse el apoyo
y devoción popular y el nombre de “General del pueblo soberano”. Ezequiel Zamora fue hecho
prisionero y sentenciado a muerte, pero el presidente Monagas le conmutó la pena por el
destierro.
La educación es el vínculo principal de promoción del saber, que es necesario difundir y está
vinculado a la formación de virtudes sociales; amor a la patria, que es el bien común y amor al
trabajo productivo, entendido como actividad liberadora.
El sistema educativo transita hacia un nuevo sistema adecuado al modelo de la nueva República
establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y revierte la tendencia
neoliberal, que caracterizó la década de los 90, es por ello, que se retoma con una visión pensada
y novedosa el Estado Docente, tal como se expresa en el Artículo 3 de la CRBV.
La escuela debe ser de calidad, que tenga como producto el desarrollo integral de los (las)
estudiantes, de la mente o el intelecto, de las manos para el trabajo, del cuerpo para la salud
física y mental, del espíritu para la creatividad, la inventiva y dotarlos del mayor dominio de
instrumentos posibles, para lograr la soberanía cognitiva.
La educación debe formar al nuevo republicano y la escuela debe ser la réplica de la nueva
república, una nueva Pedagogía Nacional, es la base para consolidar la Soberanía y
Autodeterminación de nuestro pueblo. Refundar la República en el marco constitucional, implica
conducir al país hacia la maximización del bienestar colectivo, lo que debe traducirse en una
justa distribución de la riqueza. Para ello, se hace necesaria una planificación de carácter
estratégico, cuyos mecanismos e instrumentos de acción permitan al Estado el logro de los fines
esenciales a través de la Educación y el trabajo como los procesos fundamentales para
alcanzarlo y la protección y fomento de la economía social como estrategia primordial.