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Llegado a Ia calle de 1a Reconquis- ¡Daniel! Ia joven, r,o1-
ta, nuestro jorren no tardó mucho viéndose y-exclamó
retrocediendo súbita-
en pisar la casa de la bien an'rada mente. Y ese movimiento fue tan
El siguiente fragmento pertene- de su corazón. De pie, junto a 1a natural v tan marcada la expresión,
ce al capítulo XII de la novela mcsa redonda que había en me- no de enojo, sino de disgusto, quc
Antalia, de José IVIármol. En él dio de1 salón, v sus ojos fijos en ascimó a su semblante, y tan notable
aparecen dos de sus personajes: un ramo de flores que había ella la palidez de que se cubrió, en r.,ez de
Florencia y Daniel. colocado en una hermosa jarra de esos ramos c]e rosas con que asoma
porcclana, Florencia no veía las cl pudor de las mejillas de una joven
Daniel rescata a su amigo Eduar- flores, ni sentía la impresión de en tales casos, que Daniel quedó pe-
do de una muerte casi segura. Al sus perlumes, ,, rr-,ii,{.i(l.r por Ia in- ¡rificado por algunos instantes.
respecto escribe cuatro cartas, de flucnci.r de su propio pensanrierrto.
Ia cuales una es para su noüa, que le estaba repitiendo, palabra mi mamá no está en
Florencia, y otra para el ministro por palabra, cuantas acababa de oír
-Caballero,
L¿rsa diio luego Flolencia con un
de Relaciones Exteriores, don Fe- salÍr de boca de doña trlaría Josefa; tono tranquilo y lleno de dignidacl.
lipe fuana. Daniei visita al minis- al misr¡o tiempo que dibujaba a su
tro y luego a su amada Florencia, capricho la irnager-r de esa Amalia mamá r-ro está en casa, caba-
quien le comenta todos los he- a quicn creía estar r iendo bajo sus
-¡N'Ii
llero! Dar-riel como si fue-
chos. En la conversación de am- verdaderas formas.
-repitiódecirse él mismo esas
ra nccesario
bos personajes, ella está molesta palabras para creer que salían de los
y él no entiende sus motivos. Esta La abstracción de su espíritu era labios de su querida . Florencia
novela se sitúa er-r el año de 1840. tal, que solo conoció que habían cor-rtinuó-, juro por mi honor, que
-
abierto Ia puerta del salón, a Ia no comprendo el valor de esas pala-
José Mármol fue un destacado que daba 1a espalda. r, entrado al- bras, ni cuanto acabo de ver en ti.
escritor argentino del siglo XIX. Su guien en é1, cuando la despertó de
obra es representatíva del romanti- su - .,r,-Lr.|rtj!llrl) e1 calor de unos deciq que estoy sola, y
cismo. Los autores que influveron labios que imprimieron un tierno -Quiero
que espero querrá usted usar para
en é1 fueron José de Espronceda, beso sobre su mano izquierda, apo- conmigo de todo el respeto que se
Lord Bpon y José Zorrilla. ),acla en el perfil de 1a mesa. debe a una señorita.

Daniel se puso colorado hasta las


orejas.

por el amor de Dios,


-Florencia,
dime que estás jugando conmigo, o
dime si es verdad que yo he perdi-
do la cabeza.

cabe'za no, pero ha perdido


-La
usted otra cosa.

cosa?
-¿Otra

-Sí.

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Leen

cuáI, Florencia? que es una peculiaridad de las muje- saber por qué, señorita?
-¿Y res delicadas cuando están, o creen
-¿Puedo
estimacÍón, señor. esta¡ ofendidas por su amado, mien- tiene obligación de oír lo
-Mi tras poseen la conciencia de no tener
-Porque
que se le dice, y comprender las co-
estimacién! ¿Yo? él nada que reprocharlas. sas, aquel que tiene dos oídos, dos
-iTu ojos y dos... ¡almas!
qué le importa a usted el ca- señorita, me tomaré la
-¡Y
riño, ni la estimación míal -f,¡¡6¡ggg,
libertad de decir a usted que, si en Daniel con
Florencia con una fugitiva
-düo
sonrisa. y todo esto no hay una burla que ya se -¡Florencia!
voz irritada--exclamó
aquí hay una injusti-
marcando ese gesto de desdén que prolonga demasiado. hay una injus- cia horrible, y yo elojo una explica-
era el más bello juguete de su pe- ticia que está ofendiendo a usted en ción ahora mismo.
queña boca. el concepto mío Daniel
con seriedad. -replicé Basta, esto ya es demasiado.
Daniel -¡Ohl
-¡Florencial -exclamó
dando un paso hacia ella. siento, pero me conformo. parece a ustedi
-Lo -¿Le
caballero! dilo la;o- Daniel se desesperaba. Otro mo- parece, señorita, que esto
-¡Quieto,
ven sin moverse de su puesto, y mento de silencío volvió a reinar.
-Me
o es una burla indigna, o es bus-
alzando su cabeza y extendiendo car un pretexto de rompimiento,
su brazo hacia Daniel, que casi to- si anoche me retiré bien incompatible con personas de
caba con sus labios la palma de la
-Florencia,
a las nueve, fue porque un asunto nuestra clase; y tres años de cons-
linda mano de su amada. Pero fue importante reclamaba mi presencia tancia y de amor me dan derecho a
tal la dignidad y la resolución que lejos de aquí. interrogar por la causa de un pro-
acompañaron la palabra y acción cedimiento semejante; y a pedir la
de la señorita Dupasquier, que es usted muy libre para razón del modo porque así se me
Daniel quedó como clavado en -Señor,
entrar a mi casa y retirarsede ella a trata.
el lugar que pisaba. Y en seguida las horas que mejor le plazca.
retrocedió algunos pasos, y afirmó no exige usted, pide,
¿no
su brazo izquierdo sobre el respal- señorita Daniel -¡AhlYa
es verdad? Eso es otra cosa, mi
do de una silla, mientras Florencia -Gracias, -dijo
mordiéndose los labios. apreciable señor Florencía
apoyaba su mano sobre la mesa midiendo a Daniel-dijo
de pies a cabeza
redonda. caballero. con una mirada la más altiva y des-
-Gracias, preciativa posible.
Los dos amantes se estuvieron mi- qué, señorita?
rando algunos segundos, creyendo -(De Toda la sangre de Daniel subió a su
tener cada uno el derecho de espe- r,rrestra conducta. rostro. Su amor propio, su honor,
rar explicaciones. La escena empe- -De la conciencia de su buena fe, todo
zaba a cambiar. mi conducta! acababa de ser herido por la mirada
-iDe punzadora de Florencia.
señorita Daniel, ha levantado usted sordo hoy,
-Creo, -dijo que si
rompiendo el silencio-, -¿Se
caballero? Repite usted mis palabras o pido, como usted quie-
he perdido la estimación de usted, como si las estuüera aprendiendo de
-Exijo
ra; pero quiero, ¿entiende usted,
a 1o menos me queda el derecho memoria Floráncia riéndose señorita? quiero una explicación
de preguntar por la causa de esa -di¡o
y bañando a Daniel con una mirada de esta escena volüendo a
desgrac ia. la más desdeñosa del mundo. apoyar su mano-dijo,
en el respaldo de
la silla.
yo, señor. si no Lengo el dere- ciertas palabras que yo nece-
-Y
cho, tendré la arbitrariedad de no -Huy
sito repetírlas para entenderlas. señor, calma: necesita us-
responder a esa pregunta -Calma,
ted mucho de su voz, y hace mal en
-repuso
Florencia, con esa altanería regia un trabajo inútil esa repetición. gastarla alzándola tanto. ¿Supongo
-F,s

O SANl-ll.I.r\NA
B,*-'+t,..,,....t.:,rt:,$
no querrá usted olüdar que es a una pero eso será muy bueno cuan- Un momento de silencio reinó entre
-Sí,
do se trate de asuntos de política, aquellos dos jóvenes que, amándo-
mujer a quien está hablando?
pero creo que ahora... se hasta la adoración, estaban, sin
Daniel se estremeció. Esa reconven- embargo, torturándose el alma, al

ción Ie era más amarga todavía que cree usted) 1...1 influjo del genio perverso que había
-<Qué soplado la llama de los celos en el
las anteriores palabras de Florencia.
Un momento de silencio volvió a corazón de una mujer joven Y sin
estoy loco. debo estar loco, Dios reinar en la saia. Daniel lo interrum- experiencia. Pero ese silencio cesó
-¡Yo
míol bajando la cabeza Y
tc.
pro al nn. pronto. Sin dar tiempo a que Flo-
-exclamó
apretando sus ojos con la mano. rencia 1o eütase, Daniel se precipi-
Florencia, el proceder de tó a sus pies, y de rodillas, oPrimió
-Pero,
usted es injusto, inaudito; entre sus manos su cintura.
Un momento de silencio volvió a rei- ¿me
nar en la sala. Daniel lo intemrmpió negará usted e1 derecho que ten-
al fin. go para solicitar una explicación? el amor del cielo, Florencia
-Por
le diio alzando
-
los ojos hacia ella pá-
Florencia, el proceder de explicaciónl ¿Y de qué, se- lido como un cadáver-. por ti. que
-Pero, -¡Una eres mi cielo, mi dios y mi universo
usted es injusto, inaudito; ¿me ne- ñor?¿De mi proceder injusto? Es 1o
gará usted el derecho que tengo que pido, señorita. en este mundo, explícame el mis-
para solicitar una explicación) terio de tus palabras. Yo te amo' Tíl
Eso es pedir una necedad, eres el primer amor, el último amor
explicaciónl ¿Y de qué,
-Bah!
caballero. En la época en que viü- de mi existencia. Ella te pertenece
-¡Una mos n0 se piden explicaciones de como tu alma, luz de mi üda, en-
ñor? ¿De mi proceder injusto?
las injusticias que se reciben. canto angelical de mi corazón.
es lo que pido,
-Eso pero eso será muy bueno cuan- t ]
Eso es pedir una nece-
-Sí,
do se frate de asuntos de política,
-¡Bah!
dad, caballero. En la época en que pero creo que ahora...
üümos no se piden explicaciones
de las injusticias que se reciben. cree usted? [...]
-¿Qué

aletargado. Estado de
suspensión del uso de
los sentidos. Sinónimo:
adormecida.
altanería. Altivez.
Arrogancia.
arbitrariedad. Proceder
conlrario a Ia razón o
las leyes, dictado por la
voluntad o el capricho.
enajenamiento.
Distracción. Privación del
uso de la ruzón.
inaudito. Nunca oído.
Extraño. Insólito.

G:j S,\N].ILLI\NA
Comprensión lectora
Lecttra /2.2. / Recordar
tl f. Subraya la respuesta correcta.

o ¿Qué ha perdido D&iel ante los ojos de Florencia?

El amor La estimación. La altanería.

r ¿Cuál es la razón de la actitud de Florencia?

Los celos. El orgullo. T,a desesperación.


Lectwa/2.2./Analtzat
(1 Z. lVlarca con X la actitud de cada personaje y explica tu elección. B. tuI.

Florencia: altanera E alegre

R. M. Se muestra altanera, pues siente que Daniel le ha hecho algo malo.

Daniel: amenazante
n desconcertado

R. M. Está desconcertado porque parece no entender el enojo de Florencia.

Lecura I 2.3. / Comprender


(l E. Une cada irl"br" con la descripción que le corresponde.

Lectura/2.3. lEvalua¡
(l;:- ¿";r; ¿1-iul""trra tres frases u oraciones en las que se manifieste afecto o cariño. Trabaja en tu
cuaderno R. L.

. Argumenta en el espacio tu opinión acerca de si son necesarias las hases afectuosas para expresar
verdadero cariño.

EISANT]LLANA
(l1,r".¿ !l tnf.o.,"irl fl Cn r"o-rntertextual

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