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DELFINA
ANA
MARIO
LUCÍA
JULIO
GUSTAV O
J ORGE
I NVESTIGADOR 1
I NVESTIGADOR II
PERIODIS TA 1
P ERIODISTA II
FOTÓGRAFO
.,
Vivw Jtgn ifica ,rechaztlfr 1in l desccms o
algo qtte quie re niorir. Viv ir Jign ifica Jer
crue l e imp laca ble cont ra todo lo qtte en
noJotroJ Je hace d ébil y viej o, y no Jo/a-
men te en noJotroJ,
NIETZSCHE,
PR IM ER AC TO·
ia y
Sala-comedor en la casa de los Fabrini. EJtancia doble, limp ,
del cual
mode1ta. A la izquierda hay un pequeño vestíbulo, más allá
derecha,
oculta para el piblico, se halla la puerta de .calle. A la
uno o dos accesos al interior. Al fondo, 'una
_ventana, no muy am-
rbano.
plia, que mira hacia la tranquila ,calle de un barrio subu
ntos dis-
Como el luga,r es el punto de reunión familiar, hay asie
mueble,
puestos en forma irregular, ·una mesa de comer y algún otro
en a la
los que, de la misma manera · que 'la ;,deco'1'ación, respond
le, se
variada cumulación de los años. En una pared, en lugar visib
e general
exhibe una fotografía de la familia Fabrini. 'El ambient
iodía de
respira pulcritud, pero también poco gusto. Es un med
tact''v.n,
p,Íncipios de diciembre y el 1ol entra a raudales. en .la habi
sirvie'f!,ta,
que así aparece alegre. El levanttltfse el telón, DEL FIN A, la
odía co-
pone la me1a y tdtf'area, con entonación habitual, una mel
brada a
nocida. Es 11na mujer mestiza de bastante edad, acostum
Tiene, sin
batallar diariamente con la1 exigencias de la familia.
c·on f ór-
embargo, buen carácter y, ante los reproches, suele actuar
doméstica
mulas adquiridas a través de una larga experiencia de
de con.-
~e un hogar de clase media. Su tono es respetuoso, pero
cincuenta
/t~nza. ANA, que entra en la escena en seguida, bordea los
señorío- en
anoi. Es enérgica, d1.dce y tranquila. Hay segMú/,ad y
1 1
~ modales, no obstante que, por deb
ajo de esta actitud, se ad-
. ,n de humi'lde nwn
Vterte., JU ·co nd'icio . nte. Esta, posei'da por su
. igra
funcion maternal.
123
- ·•
124
-
A l g O q 11, (! q 11, ¡ e r e 1n o r i 1
125
,
S<'b a s t id 11 S a l a z tJ r B otid y
126
·• .'
Algo· que quier e 1nori r
Dulcemente.) Tu papá y yo nos casamos enamorados. Sólo
ANA, - ( •monio dura toda la vida. . ' d
sí el matn favor n1amá! De n1ngun .
ª .p0 a manera ire a ar en
MARIO. -d 1 r pálida soñadora que palpite de emoción cuando
1 d "Gh1c . pans '"
. e ·a guna
brazos mi patrünonio es la tercera parte e
le d1ga que d 1 . .
· . Fabrini de la calle San Pe ro, y que a 1nv1to a com-
de Ju• 110 a ·nsignic ' ancia como conmovedor trt'b uto a Cup1'd o. s·1
parur es 1
na cosa semejante, es que no me conoces. ,., d
f . '1 'd
_ u(Con cierto aire triste.) No u1 nunca una pa 1 a sona ora.
crees
.
. ' casados y trabaJamos,
ANA, papá y yo vinimos
T
. a1 p eru' recten 1
por
n~otros y por ustedes, con la confianza puesta primero en Dios
y después en el amor.
MARIO. - No te lo reprocho. Es una bonita novela, pero quiero
que mi vida sea diiferente. Yo creo en algo que ni tú ni papá
comprenden. No aspiro a que mi vida transcurra, como 1a de
él, en una tienda obscura, peleando con la gente y robando un
centiímetro de cada metro de percal o seda. De no ser honrado,
prefiero hacer coohinadas más lucrativas.
ANA. - ( Alarmada y, tal vez1 ofendida.) ¿Qué barbaridades estás
diciendo?
MARIO. - (Repentinamente avergonzado de sus palabras.) Nada ..•
Discúlpame. Dame un beso ...
ANA. - (Rechazándolo dulcemente.) No sabes lo que dices. Anda
a cambiarte.
MAruo.- :(Atento a la puerta.) Me parece que ahí llegan. (Se di-
rige a la puerta que conduce al interior. Antes del mutis.) Ni
una palabra, ¿eh? (Sale.)
Se oye abri,r la puerta exterior. ANA se pone en pie. Entran
Juuo y- LucíA. El prmie.ro es un hombre no mayor de 55 añds,
de maneras calmas, rostro amable, porte seco y macizo. Es parco
en su hablar y medita lo que dice. Se advierte '(J primera vista,
1
127
Sebastián Salazar Dondy ·
128
Algo q 1t e q 11, i ere m ori r
129
1,
seba stián Salaz ar Bond y
rA -
A ... (Tras una pausa} ¿~uibe~es u(nP poqu) itoNde queso, Julio,
.{U~ • N gracias. As1 esta 1en. ausa. ¿ o viene J •
JuLIO, - º~ngo que sí. No ha avisado nada. orge?
ANA - 5up , ·
· (Insidioso.) Estara con sus am1gos pelucones en algún
MARIO. -
café de 1nala 111ue_rte. , .
ANA,_ (Conteniponzctdora.) Hay dias en que tiene examen ha
tarde. No debe de1norar., . , Sta
LUCÍA. _ ( Riendo.) Hace dias una amiga mta lo vio en el Par u
Neptuno conversando en una banca con una ,partida de va qe
' n pro'fugos de 1a Pen!t:nc· · '
1aria. gos. Me
dijo que parecia
MARIO. - Es intelectual. Y detesta la h1g1ene.
JULIO. -Que sea lo que quiera, yo no s~ lo_ prohibo, pero que esté
en la casa a sus ·horas. Se lo voy a decir b1en claro cuando v
, . . 1 d. Lo noto muy pálido. enga·
ANA. - A 1n1 me 1nqu1e ta su sa u
el pelo, se afeite y vaya un
MARIO. - , Que
No tiene nada. , . se corre
poco a 1a p 1aya. Veras como vue1ve a parecer sano.
le propuse que
LUCÍA. - ¿Playa? ¡Qué va a ir! El ., otro sábado
fuera a un paseo y me respond10 que eso estaba bien para la
gente con la cabeza vacía. ¿Te das cuenta?
MARIO. - Tratán dose de ti y de tus amigos, no deja de tener razón.
LUCÍA. -(A su padre.) ¿Ves? Los dos desprecian lo que hago. ¿Crees
que se van a ofrecer para acomp añarme a una fiesta?
MARIO . - (Con algún interés.) ¿Fiesta? ¿Cuándo? ·
ANA. -Hoy , ¿no? ¿La sorpresa a Chelita ?
LUCÍA. - Sí. Le he pedido permis o a papá ...
MARIO. - (Evadiendo el compromiso.) Hoy estoy ocupado. Pero
en ningún caso pisaría la casa de esa sardina bizca.
LUCÍA. - (Molesta.) Sí, claro, tú sólo frecuen tas mansiones distin-
guidas. (A su padre.) Tendr é que pedirle a Flora que venga por
mí. Ella va con su novio.
MARIO. - ¿Novio? ¿Se llaman novios los que· comparten la mis-
-ma ... casa?
LucíA. - ¡Flora vive con sus primas en San Isidro! .
MARIO. - (Con intención.) ¿Primas? Sí, si. .. Conozco a esas pn·
mas. ·¿0 ~
L , tu opinión, 5 · e
I
130
Algo qut quiere morir
131
Sebastid11 Salazar Bondy
132
Alg o que qui ere mor ir
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Se ba s I i á 11 S a· l a z a r 13 o 11 dy
JUL IO. _ Ella . (Pa11.dw.)l A v.eces. en laVt_i end a , cua ndo no hay gent
obse rvo. Ln solc ac. 1a 1nqu1ctn . 1vc co1n o un
e, la
. , pája ro en·Ja d
y no bie n tran scur r en uno s 111,n utos as1, corr e al t eléf ono an u 1a o
• ·
de oír alg una voz n1n1. ga . . . (P a11sa . Do lt'd o.) Alg , s1osa
, una voz a •
que no sea Ia 1nia . miga
ANA. - Es de1n asiado viva z. Y tien e tant a ima gina ción .
JUL IO. - Esp er~ que eso no sea mal o. (Pausa.) ¿Y Jorg e?
que ya no vien e. Parece
ANA . - Esta n1añana se fue a la Uni vers idad
, segú n me dijo .
JUL IO. - (Co nsul tand o el reloj.) Son
cerc a de las dos .
ANA . - ( Q1te ha ido hacia la ventana.) En
real idad el día está tan
herm oso , que si tuvi era vein te año s me iría a corr
er com o una
loca por el cam po.
JUL IO. - ¡Qu é no darí a por que Jorg e estu
vier a corr iend o por el
cam po! Me tem o que no es de esos. Los días de
sol, si no me
equ ivoc o, le desa grad an.
ANA . - (Sobresaltada.) ¡Oh ! Ahí vien e Gus
tavo . Haz lo pasa r tú.
Yo iré ade ntro a avis arle a Luc ía.
JUL IO. - (Po nién dos e en pie.) Me dará gus
to verl o.
ANA . - ( Ant es de salir.) No te olvi des de
preg unta rle por su p1pá.
Siem pre te man da salu dos. (Po ne picardía en sus
palabras.) Cuan-
do Luc ía entr e, los deja s solos. (Sale.)
JUL IO se arregla el vest ido y se alisa el
cabello con las manos.
Sue na el timb re; va hasta la pue rta y abre . Entra
GUS TAV O. Es ttn
jove n recortado sob re el mod elo norteamericano,
pero sólo en lo
exterior. En el fond o, se (trata de un muc hac ho tími
do, inseguro y
poc o inte lige nte. Es de aqu ello s que se pro pon en
alcanzar un obje-
tivo en la v ida ;', a /tter za de volu ntad y tesón, lo
lo gran. Trata de
ser sim páti co, mas algo ! den unc ia en su persona que
actúa sin esp9n-
tane idad y den tro de 'un plan traz ado de ante man
o.
JULIO. -(A l aparecer GUSTAVO.) ¡Pero muohacho,
si estás hecho
todo un doctor!
GUSTAVO. - (Cariñosa1nente.) Do n Juli o, 1nuc ho
gusto de verlo.
(Se abrazan.)
JULIO. - Pasa, pas a. . . ¿Cu ánd o llegaste?
GUSTAVO. - Aye r por la m aña na. (Pausa.) Ust ed
está igual.
JULIO. -N o creas. Dos años, en un viej o, pesan.
GUSTAVO. - Pue s no parece.
134
Algo que quiere 1norir
135
Scbast iá11 S'alaza r Bondy
130
A l g o q 1t e q i~ i e r e 1n o r i r
137
Sebastián Salazar Bondy
et~-
Gus!AVO. - (Se atreve a acortar la distancia.) No sé. No podria
Tú me gustas. (Pattsa.) Yo siempre ... No sé si cornpren·
eras ...
LUCÍA. - (Poniéndose en pie bruscamente.) ¿Qué hora es?
138
Al go qu e qu ie re 11 ior ir
. Mira su reloj.)
r -
139
Se ba sti án Sa laz a· r Bo·nd y
sobre tu pers
cambio "Pollo mojado" es toda una teo ría
ent e al rid ~n\ (De_
clamando.) La tontería del pol lo uni da sut ilm
sugieres (S 0tcu .º del)
agua empapando el incoloro plu ma je que · nrient e.
Ten en1 0s mu e l10 d e que hab lar.
Siéntate h01nbre.
stt desagrado.) ¿Y, a qué te
Gus TA VO . _' (Procurando dis wu lar de-
, ">
.icas tu.
d .
OR GE ._ Vo y a la Un ive rsid ad. (To ma asiento en un .rillón. pf.:.,ncien
J ,1-n cigarril. lo.) ¡Pero s1e ., ' (G USTAVO ocupa una sill ) V de
ntate. ª· deroyc.·Í
u d .
iar
las me ~ti.ras que a.11'1. enseñan es per
nada má s. . . Est 1 Jo me ma nde a v d
tienlpO. Es un pre tex to par a evi tar que e Vle
lanillas Y. terciopelo~ det rás del mo stra dor
. _(Bajando la voz.)Qt~;
udo en un satisfecho
no me oig a. . . Su ideal es ver me con ver Y
próspero abogado.
LUCÍA. - Jor ge, es me jor que te vay
as a tu cuarto. Estás borracho
¡Déja?1e con ver sar con ''Po llo ... ". (Pa
usa. A Gusta;J~.)
JORGE. -
arte Gustavo. (Pausa.)
Disculpa, vieJO. No me aco stu mb r~ a llam
con cualquier embuste
A lo que iba . . . Los pad res son d1ohosos
en los Estados Unidos?
coh ere nte de los hijos. ¿Acaso est udi ast e tú
GUSTAVO. - 1.fe gra dúo den tro de
poco.
pad re tiene plata.
JORGE. - ¡Ha brá s co1nprado el títu lo! Par a eso tu
GUSTAVO. - Te equivocas. No he
hec ho otr a cosa allá que estudiar.
o", hombre de
JORGE. - ¡Qu é rid ícu lo res ulta eso! ¡"P ollo mojad
ciencia!
GUSTAVO. - ¿Po r qué rid ícu lo?
LUCÍA. - No le hag as caso, Gu sta vo.
de que la vida
JORGE. - ¿Po r qué rid ícu lo? ¿N o te has ent era do
. Si él se rompió el
es una sola? Tu pad re est á hin cha do de oro
alma, rom pe tú los bill ete s.
a. Esa
GU STA VO. - (Qu e ya está amoscado.) Ca da uno tien e su filosofí
no es la mía .
JORGE. - (Echándose a reÍ1'. A LU CÍA .) ¿Lo oyes? ¡Los ricos tienen
r a est e b ellaco, herma-
hasta filosofía! ¡Ha ces bie n en des pre cia
nita!
LUCÍA. - (Muy fuerte.) ¿Q uie res cal lart
e?
qu e dic es. .
GUSTAVO. - (En pie.) No sabes lo 1
sta ble s son las muJ eres.
JORGE. - ¿Y a no lo des pre cia s? ·Qu é ine h callar.
S.iem pre te has reí do de uPo llo 'mo jad o". y aho ra me aces
¡Qu ítat e la car eta , por favor!
140
A lg o qu e qu ie re m or ir
, _ ( A GU ST AV O.) Dé jal o. No le
ha ga s caso. (L lev án do lo hacia
LtrCíA• ert'a de calle ..) Vá mo no s. Es
p,,
1a _ l d .
(Cuando e otro se tspone, a sa1·
un pe da nte .
' do
JoRGEld. "' dándole la vu elt a.) ¡Yo no ir, tom an lo po r la es-
pa a ; , . mi en to, caramba! ¿Sabes lo
ha dicho Lu cia sie mp re d e tt..')
qt ; _ (Indignada.) ¡Suéltalo, est úp
ido !
LJi~GE:- (Sin dejarlo.) ¡Q ue le dabas
asco! ( Rí e a carcajadas.) ¡Asco,
ni 1na,s n1· me n os'•
G sTAVO. - (D esp ren dié nd os e.) An
da a do rm ir.
JiRGE,- (De1aforado.), ¡Hipócrita~! ¡Hacen bu
chos burgueses! ¡Qu1tense de m1 vis ena pareja de chan-
ta, pro nto !
JULIO. - ( Qu e
llega atraído po r el ru ido .) ¿Qué
JORGE. - (E vid en tem en te am ed ren tad o.) sucede?
Na da . Un a discusión sin im -
portancia.
JULIO. - ( Ad ela ntá nd os e, seg
uro de ha be r sorprendido algo gra
¿Qué ha pasado aq uí, Lucía? ve.)
LUCÍA. - Jo rge ha ins ult ad o a
Gustavo. Está borracho.
GUSTAVO. - No ha sid o nada, do n Julio. No se
Juuo. - (A Jorge.) ¿Es cie rto lo qu e preocupe.
dice tu hermana? (Pausa.) Acér-
cate.
JORGE. - Hemos ten ido un ca mb io de
palabras, eso es todo. M e voy
adentro. (Da un paso pa ra salir.)
Juuo. - ¡Jorge!
GUSTAVO. -D éj el o, do n Ju
lio. •
LUCÍA. -N o, Gustavo. Qu e lo
castigue.
}U LIO .-( A JO RG E.) Acércate.
JORGE. - ¿Para qué?
Juuo. - ¡He dicho qu e te acerques!
JORGE. - (Tras un a vacilación,, pero sin
acercarse.) Sí. H<: toma~o
unas copas. Pe ro eso nada tie ne qu e ve r co n el incidente
provocó. . Él me
Luc
J ÍA· - M entira . , pa pa' . D esd
e qu e 1o v10. 1o tra to' ma1
. .
Uti o. -(S ev er o.) ¿Cómo te
estado:> •Y atr ev es a pre sen tar te en tu casa en este
1 · <. a no res pe tas na da ?
A.. ngresan ANA y, detrás, MA RI
O.
t . - <'·Q
ltJ'NA .
u'e pasa?
~~ -_ : (A JO RG E.) Ve te a tu
cuarto. A la
(Cuando JO RG E pasa a su lado.) noche hablaremos.... i
¿Qué has hecho, hipto.
14 1
L
Sebas tián Salaz ar Bondy
142
Al go qu e qu ie re mo rir
TE LÓ N LE NT O
143
SEGUNDO ACTO
un m es de sp ué s. Es de ma ña na , -muy tempra,.
La ,,nisma estancia n_ o a la mesa, tomando
te tó n, se nt ad os en tor
no, ji al levantarse el e si rv e- , LUCÍA y Juuo.
-q u e es _ la qu
el des~yuno, se ,ve ~, ~ A
no s. A l lado, su hija trata de
od ico _ e~ la s ma
Este ttene u~ _peri
111,irar otra pagina de l diar
io.
LU CÍ A. ) ¿C óm o qu ie re s qu e lea si me mueves
JU LI O. - ( Molesto, a
lo de jo.
el periódico? Espera. Y a te el horóscopo para hoy.
ro ve r qu é m e pr on os tic a
LUCÍA. - Sólo qu ie le er m ie ntras se toman los ali-
pé si m a co st um br e
ANA. - Es un a
mentos. dr ía enterarme de lo que
sé a qu é ot ra ho ra po
JU LI O. - Pues no no hace daño en ninguna
m un do . A de m ás , le er
sucede en .el
.
c1rcunstanc1a. A pú rate, papá. Son las ocho.
na nd o su pr op ós ito .)
LUCÍA. - ( Abando
rá Gustavo.
D en tro de un in st an te llega nc ia . ¿Alguna vez, acaso,
dí as la m is m a ad ve rte
JU LI O. -T od os los
lo hemos hecho esperar? ro sc ad a con mantequilla.
, hi jit a. C om e ot ra
ANA. - H ay tiempo
m am á. La m an te qu ill a en go rd a mucho.
LU CÍ A. - N o,
en to nc es . Es ne ce sa rio co m er bi en en la mañana.
ANA. - Sola, co n un rvaso de lec~e.
en to pe rf ec ta m en te
LUCÍA. - Y o m e si co ns ist ente. U n lomo, un
ce fa lta al go m ás
ANA. - Pues te ha
thuevo fr ito .. .
ho rr or ! N o ca br ía m os po r la puerta. ¿Te imagina~?
LUCÍA. - ¡Qué os ! (SeñaltJ ltJ fotografí4
le un a fa m ili a de go rd
¡Qué cosa ho rr ib
14 4
.
Al gO q u e q tt i e r e tnor1 r
1 . . ta esta, complicada?
JDClA·- e·Y s1. la s1rv1en ·
, tiene
ULio., - Si es así , los agarran 1nme · d.rntamente. La po¡·10a sus
metodos. (Pausa. Mirando el diario.) ¡La cantidad de conjeturas
que lo · d· .
de 1hacen s peno 1stas! Inclusive han imaginado las facciones
rap) tor~s sobre la base de la descripción hecha por el ama.
(4 AosNA. Mua.
145
Se ba sti á1 1 Sa laz ar Bo nd y
son capaces de
AN A._ ¡Por Dios! ¡Qu é caras! Esos ind ivid uos
cualquier cosa! naba presos y, contra
Juuo. _ y 0 sería implacable con ellos. Los !or
la pared, Jos fusilaba. .
JOR GE ._ (Q11e ingreia en ese ins
tante con a1pecto de acabarle d
ías, pap á? e
• /ew1 11Jar.) ¿A qui én fus ilar
LUCÍA. - A los raptores del niño Oc
ampo.
JORGE. - (Preparándose "na tostad
a con 11Ulntequüla.) ¿Sigue la
A.) Mucho café y poca
· cosa? ¿N o los pescaron todavía? (A AN
leche, mamá.
JUL IO. - Ya caerán. Ningún crim
en queda impune.
JORGE. - (AfienJras consume su
desa)'t'1lO.) ¿Li qui dar on al chico?
IO. - No lo han hec ho, per o quizá son capace-s de esa infamia.
JUL
.) ¿Quieres mermelada?
A.NA. - Dios no lo permita. (A JORGE
JO RG E.- No . Basta con esto.
A.NA. - Toma un poquito más de leche.
JORGE. - Od io 1a leche. No insisra
s, por favor.
Hay varias perso-
Juuo. - Por el automóvil los van a identificar.a la criatura.
n
nas que lo vieron par tir cuando se llevaba
ANA - ¿Iban en automóvil?
LUCÍA. - últ im o modelo. Por eso es
que algunas personas creen
que no son de aquí.
JORGE. - No son pobres diablos.
El asunto lo han estudiado bien.
¿Cuánto han pedido?
Juuo. - ~fedio millón de soles.
JORGE. - Un golpe de esos por
año y pueden retirarse jóvenes de
la profesión.
]ULIO. - ¿Profesión? ¿Cómo puedes
llamar profesión al crimen?
como cualquier
JO RG E.- En esre tiempo el crimen es un oficio
otro.
dices! En ésr.e
]L"LIO. - (En ton() de reproche.) ;Es absurdo lo que
qu e la sociedad dd>e
Y en cualquier tiempo los asesinos son seres
eliminar sin compasión.
ANA. - Por supuesro. Son una 1Illenaza par
a h cr10quilid:1d pú-
blica.
JORGE. - (Seguro.) Las guerras son
también amenazas contra b
s trlfican COO ~
tr.inquilidad pública y sin embargo hay quiene
1-J.6
Algo q u e q u i e r e ·1n o r i r
JULIO. - ¿Dónde tienes la inteligencia? ¿Cómo puedes compara
r
una guerra con el bárbaro 1naltrato a un niño?
JORGE. - Son punt os de vista, papá, El critnen es, a veces, una
empresa decente.
JULIO. - ( Arrojando el periódico sobre la rnesa y poniéndose
en
pie.) Detesto oírte hacer frases satíricas sobre los temás más
serios. ( A su hija.) ¿Estás lista?
,
JORGE. - ¡Qué idea celestial tienes del mundo, papá!
LUCÍA. - Voy a arreglarme un poco. (Sale.)
ANA . - (A JULIO.) Tu saco está en el cuarto, sobre la
silla.
JULIO. -Vo y por él. (Sale.)
ANA . - (Cuando está segura de que su esposo está
lejos.) Jorge,
estoy preocupada.
JORGE. - ¿Porq ue no quie ro leche?
A.NA. - (Inq uietí sima .) Es otra cosa. Mar io no ha venido a
dormir.
JORGE. - Se lo has ocultado al viejo.
ANA. - Le men tí. Le dije que habí a salido temp rano a la
piscina.
JORGE. - (Tra nqui lo.) Hab rá estado de farra. No es la prim era vez
que se pasa ·1a noch e en blan co.
ANA. - Nun ca me deja de avisar. ¡Estoy nerviosa!
JORGE. - Es may or de edad.
A.NA. - ¿No podr íamo s averiguar de una manera discreta, su pa-
radero?
JORGE. - No hay que prec ipita rse, mamá.
ANA. - (Suplicante.) Haz algo, por piedad.
JOR GE. -(Co n más interés.) No se me ocurre nada.
ANA. - ¿No podr íamo s llam ar a alguno de sus amigos?
JORGE. - Lo haré en seguida. Hay que esperar que
se vaya papá.
Podría darse cuenta.
ANA. - Tem o que haya sufr ido un accidente. A vece
s es tan loco.
JORGE. - Ya se sabría. Las noticias sobr e una· desgracia
llegan pronto.
ANA . - Dios te oiga. (Pausa.) ¿No te dijo adón de
iba anoche?
JORGE. - Nun ca me co1nunica lo que hace. Él tiene
sus amistades
Y yo las mías, y son inco1npatibles. Feliz men te es así.
ANA . - ¿Por qué felizmente?
JORGE. - Hay que ver la clase de mon igote s que frecu
enta Mario.
Automovilistas, niño s bien, figurines perf uma dos. • •
ANA . - Son decentes, y eso está bien.
147
Sfbas tián Salaz ar Bond y
JORGE ._ ¿Decente s porque tienen apellido s rimbom bantes?
ANA._ No, por eso no. Son de buenas familias, están bien
. edu.
cados. A eso 1ne re f 1ero.
JORGE. -Quiz á. Lo único que sé es que son un poquito ,
que analfabetos. Y en cuanto a lo de la decencia, hay de t:as
0
La hu1nanidad es tnuy variada. •
ANA. - Van demasia do a fiestas, es verdad. Eso nunca es buen
o.
JORGE. - Seguran1ente es una 1nanera d e matar el tiempo, que, en
el fondo, es lo que tontos y vivos querem os. U nos lo matan acu-
n1ulando dinero, otros que1nándose las pestaña s sobre los libros
otros bebiend o, otros raptand o niños. Lo importa nte es no de~
jarse ganar por la angustia .
ANA. - ¿Angustia? ¿Y de qué? ¿Qué angusti a pueden tener us-
tedes? Nunca les ha faltado nada. (Pausa. Interrog ante.) Tú siem-
pre hablas de desdichas, pero jamás me he explicado a qué te
refieres.
JORGE. - (En pie, pregunt ando a fondo.) ¿Nunca tuvis te aquí, en
el pecho, asco del mundo?
ANA. - En serio, no. No hubo tiempo. Al llegar al Perú tuvi-
mos que establecernos y en ese afán ocupé todo un largo y di-
fícil año. Luego vinieron ustedes. Sólo desde que se h~n hecho
hombre s he tenido algún rato para descansar. Pero no sé cómo
se hace, y realmen te no lo hago.
JORGE. - ( Con ade1nán ele in coni p rensión .) Eso es la felicidad, sin
duda. No la entiendo .
A N A. - · ¿Qué te gustaría tener p ara no sentir esa angustia de que
hablas?
JORGE. - Me gustaría viajar. (Pien sa.) O que 1ne sucediera algo
sensacional. (Pausa.) Can1bia r de un momen to a otro ...
ANA. - Tú y tus herman os dan la impresi ón de querer más de lo
que poseen. Y lo que poseen no es poco.
JORGE. - ¿U na casa? ¿Una familia? ¿Desayuno, almuerzo, comi-
da? ¿Ropa? T odo eso no es ningún prodigi o.
ANA. - Mientras se tiene, Jorge. (Pausa. ) Cuando lo hayas perd i-
do, lo eoharás de m enos. --
JORGE. - Quiero hacer la experie ncia : perder todo eso. • • (Pausa)
Precisa1nentc, man1á, ya que se present a la ocasión, te cornun1-
caré q ue estoy prepara ndo un viaje.
148
Al go qu e qu ier e m•o rir
e?
AN A,_ (Sorprendida.) ¿Tú? ¿Y con qué fin? ¿Adónd
GE._ Un via je largo. A Europa.
JOR _ ¿Pa ra
,~
que . d , 1
AN A eraba eci rte o
· No sé. Supongo que par a res pira r ... Esp
ximo mes se va
JoR c:· ;último n1o1nenco, per o. . . (Pausa.) El pró
~n amigo y he decidido irm e con él.
AN A._ ¿Para respirar? (Tratando
de entender.) ¿Qué quieres de-
cir? a de ~im a, don de
JORGE._ Quiero escapar . de es~a agobi~~te vidleza , hbe rtad , tod o
bel
todo es tan chato y gris. Qu iero espiritu,
.
Jo que aquí falta.
ANA . - (Sin captar lo que su hijo
expresa.) ¿Y tus estudios?
JORGE. - ¿Crees sincera1nente que pod
ré ser un abo gad ito más, con
par a ser esa clase
estudio y placa en 1a puerta? No he nacido
sensibilidad no tien e
de mercader. En este país 1a gen te con
S1tl 0.
par a defenderse.
ANA . - Pero es imp ort ant e ten er una pro fes ión
El futuro ...
JORGE. - (Con fastidio.) ¡Qué imp ort
a el futuro, ma má ! Soy jov en
y nó estoy dispuesto a dejar que mi juv
ent ud se seque en est e
desierto.
dirá.
AN A. - A n1 pap á Je dolerá tu decisión. No sé qué
ad me iré ...
JORGE. - Dirá que no, per o aun contra su volunt
darás un disgusto. No
ANA. - (Con desesperación contenida.) Le
y q_ue los sinsabores le
puedes olvidar que es un hom bre de edad
hacen daño.
olvido. Será el último disgusto. (Pausa.) Por
que
JORGE. - No lo
no volveré más.
ANA . - (Con alarma.) ¿Qué dices?
¿N o volverás? ¿Te que dar ás
en el extranjero?
GE. - Par a un hom bre inte lige nte no hay ext ran jero . Es aqu í
JOR
donde me siento extraño, te lo juro. .
ANA. - Es úna locura' hi1'0.
JoRGE. - Nada de 1 que h ace1nos 1os Jov · , enes es una locura, ma~
, °
10 que_ se aprende en el colegio es, en la realidad me n6r a
ma. .' . '
Y con mentiras n O es posl''bl e d ef enderse, n1. luchar, n1 tnu nfa r
am · ·· ·.· ' ~· ~
AN enos que se sea un canalla.
-, 1· - ~ Es ll~ ~anaH~ tq padre?
· ,, ,, s ,, l c1 :; a r DO 11 dY
S ,. !, ,t S I I '
·1 ,. 11 5 1ntn . un
hvr o 2. Y ha sid o ven cid o.
f r ] '·
c.r - Es unJ tJ .;ll, llSil obra, y r or ellos es . .: lZ.
JOH ..- .:,tt<;
e 1 . J.( lS l;()Jl
11 • d 1 mu n <l o tres
ANA •
s"rí a si su 11ic ra que ha arro Jª o a
. es
1
•
7.,r.d 1o ]• d' 1on
OHG F - - ' J
s cnv ue los· en con tra \tcc
J sere,. s que se .sien te n per d ido
' , , .
a,
'
y
llevar, en una . epo ca cstu p1d
1 1c s"lvarsc O <lc1·arse •
rr.tranoo o •• · cor rien te de la deses-
en un rirn:ón osc uro del n1undo , por la
., . . .
pcr ,tCl0ll. y stn1 ple.
AN A._ Dic es cosas mu y difí cile s de
ent end er. Viv ir es mu
rio? ¿Qu é hiz o
JORGE. - ¿Crees que viv ir es mu y sim ple i:ar a Ma
a?_ Bus car el pla cer ,
ayer, qué har á hoy, qué pod rá hac er mana_n
lida d de no rec or-
la divers ión . el olv ido. Tod o eso con la fina
pro por cio nar le previ.1-
dar que le Í1an itnp ues to obl iga cio nes sin
de su noc he en bla n-
me nte un solo con oci mie nto útil. Des pué s
rte, vol ver á al mis mo
co, ven drá a dor mir , y una vez que des pie
él ni yo qui siér am os
juego, sin salida. (Pa1Jsa.) Y tú suf res . . . Ni
sab erlo.
ede s gra nde s, Jor ge,
A.NA. - (Tras una pa1tsa reflexiva.) Ya son ust
tuv e en mis bra zos .
per o p ara rní son las mis ma s cria tura s que
de pen sar en que
(Pa1tsa.) Ah ora, por eje mp lo, no pue do dej ar
a M:-i rio le ha suc edi do alg o n1alo.
ido s. (Suena el
JORGE. - Tal vez siga mo s sien do esos niñ os des val
os nad a.
thn bre de la calle.) La ver dad es que no sabe1n
Gra cia s a Dio s. ( A
ANA. - ¡O h ! D ebe ser tu hen nan o. (Para sí.)
JOR GE. } An da a abr ir.
ido y hay que
JOR GE. - Dis trae a mi p ap á por si aca so vie ne beb
ocu ltárselo.
Ad vié rtel e que
ANA. - Sí, sí . . . (S11, ena el tin¡,bre .) Ab re. (Pa1tsa.)
no hag a ru ido. (Sale.)
va hasta la pnerta y abre. Es GU STA VO , qtte
ingresa ne·r-
. JORGE
vtoso.
GUSTAVO. - ¿Es tá tu p apá ?
Ho b. Sí, te esp era . En este 1110111ento sJlc
con Lucía.
JORGE. -
Nec esit o hablar a sol as con él y contigo
. Te rue go
G USTAVO. -
sen tes
me pro cures que Lucía y tu n1J n1i no esté n pre ·
JORGE. - ¿Qu é pasa ?
GU STA VO. - A lgo n1uy grave. Jor ge.
JORGE. - , i'd ci1nente.)
Vo y a av·1.sar1e. (Sal.e rap
15 0
Al go qu e qu ie re
.
1n or tr
GUSTAVO, s11,n1,a11iente pre~cupado, en
ciende un cigarrillo, que
a en seguida. Entra LUCIA.
apa~ (] ,;,.z) ·Por qué no tocaste la bo . ?
LUCIA, - OVv1-1 • ( cin a com o sie mpre.
(Lo besa.)
GUSTAVO.- (Con frialdad.) ~ecesito ,
hablard con ·tu hpabpla y con
Jorge. Trata de que tu 11\a1na ~o se en
tere e lo que a amos.
LUCÍA._ Me alannas. ¿Que hay.
GUSTAVO._ Ya lo sabrás. Vete aden
tro.
LUCÍA. - Estás tan raro. No 1ne has
da~o un beso. . .,
GUSTAVO. - Disculpa. Es algo muy
serio. (La besa sin pasion.) ,
JULIO. - (Que entra seguido de JORGE.)
Buenos días. Gustavo. ¿Que
sucede?
GUSTAVO. -B ue no s. días, don Julio. (A
LUCÍA.) Vete adentro y te
suplico que hagas lo que te he dicho
. ·
LUCÍA. - Bueno. (Vacila.) ¿No puedo
yo saber qué es?
JULIO. - Ve, hija.
Sale LUCÍA.
JORGE. - Bien, habla.
GUSTAVO. - Mario está preso.
JULIO. - ¿Preso? Si se fue esta maña
na a la piscina.
GusTAVO. - No puede ser. Lo tomaro
n preso en la madrugada.
JORGE.- (A JULIO.) Mi mamá te mi
ntió. (A GUSTAVO.) ¿Preso
por qué?
GUSTAVO.- Es uno de los raptores
del niñ o Ocampo.
Ju uo .-( Co mo herido -de improviso.)
¿Cómo?
JORGE. - ¿Estás seguro?
GUSTAVO. - Desgraciadamente, sí.
Un oficial de policía, amigo
mío, me llamó temprano para decírme
lo. Sabe que yo soy novio
de Lucía y le pareció lógico informarm
e de antemano.
Juu~: - (Sin reponerse de su estup
efacción.) ¿Cómo es eso? ¿Mi
h110 un criminal?
JORGE. - Calma, papá. Deja que se
explique.
GutTAvo. - Ayer, por la noche, la policía
identificó a los culpa-
les. Tenían su cuartel general en la
casa de un tal Morales. Al
ama?ecer dio una batida y agarró a
cuatro. U no de ellos era
Mario .. Traté de verlo en la Prefectu
eSraba incomunicado. ra, pero me dijeron que
Jutio. - ·1Debe h b ·
a er un error, Gustavo! ¡N o puede · rto!
ser cie
151 ·
,. t ¡án Sal az ar Bon dy
sevas
mbién deseo que sea un error, pero me
Y o ta
GusTAvo· - . , 0 esté equivoca d a. El automov1 , ·1 en que rapttemo
1
e la po1eta n d'ias, estab a mane1ando
. aron
qu . _ que desde hace M .
al 0100 es e1 , M' . ., b' a·r10
Usted se da cuenta. 1 s1tuaoon es 1en desagrad bl ·
(Pa,,sa. ) a e.
Mi nombre inezclado en esto; .
uuo. _ (Qtte abrumad~, ha ca~o en ttna silla.) ¿Y qué puedo ha.
J cer.¡ t·Qué me aconseJa usted., . .
JORGE._ (Tras una pausa.) Papa,_ ~o meJor ~s no intervenir. Déjalo
que afronte solo su responsabilidad. ¿Que tenemos que ver nos-
otros con sus porquerías?
JULIO. - (Exabrupto .) ¡Es mi hijo! ¡Tu hennano!
GUSTAVO. - No discutamos. Dentro de un rato, cuando salgan los
diarios de la tarde, todo Lima sabrá este asunto. Y o voy a ver
la manera de que a mí no me mencionen.
JORGE.- (A su padre.) ¿Ves? Él saca el cuerpo.
GUSTAVO. - No, no es eso. El prestigio personal .. . Eso me obliga
a poner distancia.
JORGE. - ( Con insolencia.) ¿Prestigio personal? ¿Qué prestigio per-
sonal tienes tú?
JULIO. - (Reaccionando lentamente, pero con amargura.) Haga por
usted, Gustavo, lo que crea conveniente. El problema es nuestro
y nosotros lo resolveremos.
GUSTAVO. - (Con incertidumbre.) Disculpe, don Julio. Me voy a
retirar. (Pausa.) Me siento en el deber de decirle que su nombre
va a ser pisoteado. Diga usted cuanto sepa y no pretenda de-
fender a Mario ...
JULIO. - ( Que parece no haberlo escuchado.) ¿Y el niño? ¿Está
vivo?
GUSTAVO. - Afortunadamente, sí. Eso es una atenuante. (Pamti.)
Buenos días.
10RGE. - (A ntes de que GUSTAVO salga.) Lo que hace e,5te es lo
que hay que hacer ...
Mutis de GUSTAVO. . .)
JULIO. - (Como en itn calte7'ón sin salida) ;A quién acudir ahor\
JORGE. - ¿Que, tenemos que ver con la conducta
· ~ · 1 Lo qt1
de M_ario. de irse,)
haya hecho es responsabilidad suya. (Toma la actitud
Espero mantenerme lejos de todo esto.
152
A l go que q 1l iere 111 ori r
153
Sebastián Salazar Bond.y
154
.
Algo que quiere 11iortr
155
Se b ast i án Salaz ar Bo·ndy
156
Alg o qüé q u t• e r e 1n o r i r
157
S < 'b a st ii n S a la za r B o n d y
,
TELON LENTO
158
TERCE R ACTO
159
Sc ba st itÍ n Sa la za r Bo nd y
160
Algo que quiere morir
161
S,ebastián Salazar Bondy
,
JORGE. -Quiero que venga y 1ne encuentre ,aqu1. ¿Co1nprendes?
DELFINA. -(Preoc11,pada.) ¡Pero se 1nolestara!
JORGE._ (Sujetándola.) Calla.
MARIO. - ¡Delfina!
JORGE. - (Pausa larga.) ~ué<latc quieta. , .
1{ARIO. - (Entfando violenta11iente.) ¿Por que demon10s no con-
testas? (Ve a st'1 herniano y se qtteda co1no petrificado. Pausa.)
¿Tú?
JORGE. - Sí, Mario, yo . . . ( Silencio prolongado. Con un gesto
cordial.) Hermano . ..
~{ARIO. - ¿Por qué no avisaste?
JORGE. - ( Avanza hacia MARIO afectuosamente.) Quise darles la
sorpresa.
~{ARIO. - (Con un dejo de ironía.) Siempre original.
JORGE. - ( Abriéndole los brazos.) Dame un abrazo, Mario.
MARIO. - (Frío.) ¿Un abrazo? (Pausa.) Bueno. Es un toque sen-
timental.
JORGE. -(Desarmado, un poco en ridículo, abraza a MARIO. Pausa
embarazosa.) No te alegra verme, es evidente.
MARIO. - (Sin convicción.) Claro que sí, hon1bre. (Dándose vuelta
hacia DELFINA.) ¿Por qué te quedaste callada? Ya sabes que me
irrita llamar como un idiota.
JORGE. - Yo le pedí que no te contestara. Quería que vinieras hacia
,
aca.
MARIO. - Tienes buen humor. Te felicito. ( A DELFINA.) Trae la
botella que hay en mi cuarto. ( A JORGE.) Supongo que celebra-
remos este acontecimiento. Sentémonos. ( A DELFINA, que ha ido
por la maleta que está junto a la puerta.) Y dos vasitos.
DELFINA. -Muy bien. ( A JORGE.) La llevo adentro, ¿no?
MARIO. - No supondrás que se va a quedar ahí. (Sale DELFINA.)
Tan tonta como siempre. Las cosas, corno ves, no han cambiado.
JORGE. - ¿Crees, de verdad, eso?
MARIO. - Es un decir. No n1e preocupo por las palabras. (Pau sa,)
¿En qué viniste?
JORGE. - En barco. En un buque hobndés, de carga.
MARIO. - (Que saca cigarrillos.) ¿Fuinas?
JORGE. - N o, gracias.
MARIO. - ¿Tampoco bebes?
162
A /go q 11 e q 11 i e r e 111 ori r
GB se po:'e
-Fu mo y bebo, no te preocupes. (Pattsa larga. Jo~
Al f,,n, se det#J-
JoR~:·pie y ca,nina por la habitació11, sin 1e11tido.
. :>
t1e) .A que, te ded1cas. hago.
· ~ No tengo rentas. Es fácil ded ucir qué es lo que b ,
MARJO. . b T ta a en que .
trab aJa as. ,e Rre gun
JOR GE. _ Delfina me dijo que
MARIO. - (Reticente.) Ten go un pue sto pub,1tco.. ;>
JOR GE. _ (lnsatis fech o.) Ah. . . (Patt1a.
) ¿Estas bien .
MARIO. - Creo que sí. Es trab ajo livi ano
.
JORGE. - ¿Oficina?
MARIO, - ¿Me ves detr ás de un escritorio?
JORGE. - No. Por eso te lo pre gun to.
MARIO. - Es traba jo en la calle.
JORGE. - De noche.
Del fina ?
1'{ARIO. - (Con contenida irritación.) ¿Ta mbi én te lo dijo
JOOGE. - Sí. No tien e nad a de mal o.
ua.
MARIO. - No, per o la verd ad es que no pue de con su leng
JORGE. - -Es una bue na muj er. (Pausa.) Par
ece que te mol esta .
ves. Le ped í la bo-
1fARIO. - ¿A mí? No especialmente. Per o, ya
¡De lfin a!
tella y los vasos, y toda vía no viene. (Hacia afuera.)
Voz DE DELFINA. - ¡Ya voy!
JORGE. - ( Ant e un gesto de fastidio de
su her man o.) No es jov en.
Par ece que te has
1fAruo. - No es cue stió n de juv entu d o vejez.
olvidado de ciertas cosas del país .
DELFINA. - (Que' vien e con la botella y los vas
itos en una bandeja.)
Estaba lavando los vasos, niñ o Ma rio.
eso de uniño,,.
MAruo. - (Afuera.) Ya te he dich o que no qui ero oir
DELFINA. -Di scu lpe uste d. Se me esc apa . . .
(Po ne la ban deja en
una 1nesita y se disp one a servir.)
MARIO. - Deja. Ser viré yo.
DELFINA. - (Medio mut is.) ¿Co mer á hue vo?
GE. ) Sup ong o
MAruo. - Si no hay otra cosa. (Sale DEL FIN A. A JOR
que me acompañarás con un trag o.
JORGE. - Bueno. (Pausa.) Dos ded os, no
más .
r per o
M.Aruo.-:- (Mientras sirve.) El agu ard ien te está cad a veza peo
vaso su lerm a-
el whisky es lo más caro del n1undo. ( Alc anz a un
no ) Salud p or e1 h 1· JO
· ,d·
}ORG ~ pro 1go. (Ha y iron ía en Stts palabras.)
MAR · - Salud. (Beben. Pattsa.) ¿Fu e gra ve lo de pap á?
.) Ah ora
IO. - Caro, más bien . (Pausa.) Cos as de la eda d. (Pausa
163
Scb asti án Sal aza r Bo1 1dy
, T,, 111 bién Lucía. ( Bebe .) Es curioso. Va a ser una reunión
ven d ran. " .
de familia. Tu presencia resultará sensacional.
JORG E._ (Seco .) ¿Por que. '1
. ..
MAR IO._ ¡Oh! Estos encu entro s cmoc10nan _tanto
a los v1e10s y a
las mujeres. Lloran y todo. Se va a _repetir la de~garr~dora cere-
monia de mi vuelta, hace año y n1ed10. ( Pattsa.) S1 hubi eras visto
.
(Pat1sa.) Todo marchó bien hasta que pasó la novedad.
JORGE. - ¿Qué sucedió entonces?
MAR IO. - En esta casa no hay un centa vo parti do por la mitad .
Lucía pone unos reales, cotno regalo, pero yo cargo con lo más
pesado. A los pocos días de salir de la Peni tenci aría, me di
cuenta de que esperaban que yo traje ra dine ro.
J~1.GE. - Mari o, eso era natur al.
MAR IO. - ¿Nat ural? ¡Cinco años entre rejas bien mere cían que se
me dejara gozar un poco de la libertad! (Pausa.) Pero , no. Tuve
que ir a buscar el pan a la calle. Y para mí, con mis antecedentes,
eso no era fácil. (Pausa.) En todas parte s la mism a cara. ¡El rap-
tor! ¡El raptor! (Pausa.) ¡Hijo s de p . .. ! (Pausa.) ¡Y pensar que
si en esa porq uería no hubi era habid o un traid or, hoy yo sería
el
señor Mari o Fabr ini, un caballero intachable!
JORGE. - (Entre otras razones para calmarlo.) Pero
encontraste un
empleo. Eso era lo impo rtant e.
MAR IO. -U n lindo empl eo. (Pausa. Volviendo a
su hosquedad.) No
soy infeliz, no. (Con intención .) Por lo meno s el pues to me per-
mite senti rme segu ro y desq uitar me algun as cositas ...
JORGE. - (Sin dureza, pero acentuándolo.) ¿Por qué
no hablas claro?
¿Qué clase de traba jo es el que haces?
MARIO. - T e repu gnar á. (Pausa.) Sien1pre fuiste muy sensible. Un
poet a o cosa así. (Pausa.) No soy u n santo.
J ORGE. - ( Acentuando el asedio.) ¿Qué es lo que haces? ¿Es
incon-
fesab le acaso?
MAR IO. - No te alarmes. Estoy dent ro de la ley.
JORGE. - (Con el 11úsnio tono .) Term inem os con este juego, Mario,
por favor.
MAR IO. - Te va a repugnar, ya te lo he dich o.
JORGE. - Tu tono no anun cia nada buen o. ¿Qué
es lo que haces _?
MAR IO. -- El tono es profe sional, ¿enti ende s? Lo
adqu irí en la pn·
164
Al go qu e qu i e r e mo rr r
sión , .pero lo he:· perfeccionado en
el oficio . H ·tcc falta mucho
coraje para hacer Jo que h ago .
JORGE. - Deja de un a vez las
ambig üed ades.
MARIO. - Si tú lo quieres, bien. (Pdttsa .) ¿Sabes
qu é soy?
¿Qué?
JO RG E.· -
MARIO. - (Co n-10 dispa rando con 11,n arrna, a boc
a de jarro.) ¡Soplón!
JORGE. - (Silen cio largo . El
otro sonríe con cinism o.) ¿Es ver-
. dad eso?
~{ARIO. -- Y no un sub ord ina
do . Soy algo así como un jefe.
JORGE. - (Sin piedad.) ¿Y cón
10 has caído tan bajo?
~{ARIO . -- ( Cín ico .) No sabes
qu é cara po nía la ge nte cuando pe día
coloc1ció n. Pro nto pe rdí las esp
eranzas. (Pausa.) Tu ve bu en a
suerte, sin en1bar go . En la Penitenc
iaría conocí a un sujeto qu e
siempre se jactaba de sus relacione
s. Un a 1nañana lo encontré en
un café. Sin circunloquios me pre
gu ntó si qu erí a tra ba jar pa ra
el Go bie rno. Vi gil ar a algunas per
sonas importantes, s~guirles
los pasos, inf orm ar sobre lo qu e
hacen . . . En fin, dic ho así el
asunto no pa rec e tan malo. (Pattsa
.) Al poco tie1npo ascendí.
JORGE. - No tuv ist e reparo
s. . .
MARIO. - Al pri nc ipi o sen tí ciertos escrúpulo
s, no te creas. (Pausa .)
Pero el sueldo es bu en o, el esfuer
zo pe qu eñ o y el poder, pa ra
todo orden de cosas, ba sta nte eficaz
. Eso es tod o. (Se sirve otro
-vaso .) ¿Tomas otro?
JQRGE. - ( Co n aut éntico dol
or.) To do me imaginé, menos esto.
MARIO. - (T ras de beber.) Q uizá desde tu pu nto
de vista la cosa
tenga otro asp ecto. Se trata de tu sen
sibilidad, sobre todo. (Pausa.)
Yo era un rap tor, un criminal. Y
estoy rei vin dic ánd om e. (Pau-
sa.) Ah ora soy un soplón. He progre
sado. (R íe.)
JORGE. - (Cr1tel.) ¡U n soplón
! . ¡Es decir, un miserable!
11AR10t - (Que ha sido herido.) Si no
te gusta, te callas . Miserable
soy tan to yo, qu e soy un soplón, con
10 tú, qu e eres un parásito.
JORGE. - ( A punto de estall
ar.) He ven ido a reparar todos los errore
que com etí. ¡Y pagaré m i de uda, s
no te qu ep a duda!
MARIO. - (V iol ento.) ¿N o he pagado yo las mí
as? ¡M ira mis ma-
nos ! En la cárcel he sido ob rero, pe
ón . ¡H e convivido co n asesi-
nos , con locos co n maricones con
monstruos de toda clase! iY
cada día qu e he pasado ent re 'esa ge
)
16S
Seb ~sti á11 Sála z ((ir Do1 1dy
166
. .
Algo que quiere 1n o r t r
167
Scb ttst iá1 1 Sa1la z ar Do1 1cly
JORGE. _ Trabajaré para ella. ( Pausa.) Quiero inte ntar e.le volv
erle
un poco la vida que le quité.
LUCÍA. - ¿Y cóm o encu entr as a Mar io? Un
poc o gordo, ¿no es
cierto?
JORGE. - (Disi,nttlando.) Está bien .
MARIO. - (Brutal.) No seas hipó crit a. (A LucíA.) Acabamos de
pele ar. En el mom ento en que llegaste, él se iba.
Y es mejor
que lo haga.
LUCÍA. -(In cré dul a.) ¿Ha n pele ado ? No pue
de ser. Bromeas.
JORGE. - Des grac iada men te no brom ea.
Es verd ad : hem os peleado.
LUCÍA. - No enti end o. ¿Y por qué ?
(JOR GE disiniula con ttn ademán, pues no quiere referirse al mo-
tivo de la riña.)
MARIO. - (Que se ha sentado. Tranquilo.) Me ha llamado traid
or.
¿Sabes por qué ?
JORGE. - Mej or no hab lem os de eso.
MAR IO. - Por que trab a jo de sop lón.
LUC ÍA. - Y a te he sup lica do que no uses esa
pala bra.
MARIO. - ¿Ha y algu ien que use otra para designarine?
Es la más
JUSta.
LUC ÍA. - Es horr ible . (A JOR GE.) ¿Fue por eso, Jorge?
JOR GE. - Sí. (Pausa.) Es algo inac epta ble.
LUCÍA- - ¿Pe ro por qué ?
' JORGE. - No creo que hay a nad ie que se enorgullezca de cum
esa mis ión en el mun do.
MARIO. - Es pro bab le. En cam bio, hay quie nes tien en a
plir
título
hon roso vivi r hast a los 29 año s a cost a de su pad
re. Eso no es
más ejem plar .
LUC ÍA. - Es inút il inju riar se. ¿No será pos
ible olvi dar ahora, en
este día por lo men os, los rese ntim ient os?
JORGE. - Es verd ad, Luc ía. No diré 111ás
una pala bra que pueda
ofen der. (Te ndié ndo le la man o a su herniano.) Hag
amo s la raz,
Mar io. Mis con vicc ione s no adm iten el ca1nino que
has escogidC\,
pero pue do pres cind ir de ella s en este mom ento .
LUCÍA. - Sí, Mar io. Los viej os ven drán den
tro de un rato , Y en
nue stra s man os está sim ular que ha vue lto la dich
a de ayer. (S
MAR IO. - (Da ndo la man o desganadam ente a JORGE.) Bue no.
e
da vuelta inm edia tam ente .)
168
A I g o q 1, e q u i e r e 111 o r t' r
JORGE. - ' )
( A LUCIA. ¿y' tu.
,, ¿Q_ue, ha~es.'
.
LUCÍA. - Nada. Es decir, trabaJo. (Sin precisctr.) Hago negocios,
combinaciones .. ,
JORGE. - Y vives sola.
LUCÍA. - Con una amiga. Tengo un departamen
tito y ahí vendo
ropa nortea1ncricana que otra amiga importa. (Tratando de vari
ar
el tema de la conversación.) ¿A qué piensas dedicarte tú?
JORGE. - De inmediato, no sé. (Pausa.) Tengo espe
ranza de encon-
trar algún lugar. La experiencia que he acumulado me serv
irá
para hacer algo. En fin, ya veré. (Pausa.) Y tú, ¿no extrañas
la
casa, sus costumbres?
LUCÍA. -A l principio por supuesto, eché de men
os la vida en fa-
milia. Después, me fui habituando. Papá vendió la tienda
y yo
tuve que buscar una ocupació-9.
MARIO. - (Bruscamente.) ¿A qué hora dijo pap
á que venía?
LUCÍA. - Aseguró que hoy alrededor de las siete
estaría acá.
MARIO. - Son las ocho. Creo que no podré esperarlos. Tengo que
salir temprano.
LUCÍA. - (Defraudada.) ¿No puedes quedarte? ·
MARIO. - Tengo que trabajar. (Subrayando la
última palabra.)
LUCÍA. - Está bien. No se te puede pedir nada.
JORGE. - ¿No hay manera de que puedas falta
·r?
MARIO. - Yo sostengo la casa. (Pausa.) Allá los
que dilapidan todo
lo que tienen.
LUCÍA. - ¿Qué quieres decir?
MARIO. - Quiero decir que no puedo darme tus
lujos, hijita.
LUCÍA. - ¿Estás tratando de echarme en cara algo
?
JORGE. - (Procurando mediar.) Vamos. . . ¿Qu
é importa?
MARIO. - Importa, y mucho. No sé qué fina
lidad tienen todas
esas mentiras de tus negocios, tu amiga y tu departan1entito. Serí
a
mejor que di jeras la verdad.
LUCÍA. - (Herida.) ¿Por qué me odias?
MARIO. - No te odio. Te lo juro. Pero no
puedo escuchar tus
mentiras. (Pausa.)· ¡Dile, de una vez, lo que eres!
JORGE. - ( Amable.) No me interesa, hermanita
. No me interesa.
MA ~I~ .- (Violento.) ¡Ah! ¡Muy bien! Te inter
esaba saber de qué
v1v1a yo, pero no qué cochinadas hace tu hermana para
tener ca•
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se b a s t i á 11, S a l a z a r B o 11 el y
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Algo que quie re mor ir
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• •
Algo que quiere 1n o r t r
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Scbastián Salazar Dondy
parativos ~e la coniida.)
JORGE. -(A J U LIO.) Me acabo de enterar que estuviste enfermo.
¿Cómo te sientes?
JOLIO. - Ahora completamente restablecido.
A NA. - Yo cr~o que fue una especie de agotan1iento nervioso.
Ju1 ; 0 · - Los <lias en Pucusana me han hecho mucho bien. En eS ta
epoca está eso tan tranquilo. (Pausa.) •Cuándo te embarcaste?
JORGE. - Hace más de treinta días, en Et Havre. Un viaje terrible
17-1
Algo que quiere morir
me excluyen a mí?
JORGE. - Toma ésta. A mí me servirá otra. (Le ofrece la s11ya a
LccíA, q!te la recibe sonriente.)
MARJO. - Quedan justamen te dos. (Las sirve y le extiende ttna de
E!l:zs a ]ORGE.)
11 ~A. - Sople la botella uno de los dos, para que se case. Ya) es
tiempo de que me den un nieto.
JORGE. - (A MARIO.) Dame la botella. (Sopla dentro de ella.) ¡Listo!
¡Puedes ir echando la b:iba por tu nieto! (Riendo. ) ¿A ver?
JrLio. - Bueno, antes de comenzar a 1nirnar a ese bandido, beba-
mos el trago. ¡Salud! ¡Por la vuelra de Jorge!
JORGE. - ¡Por todos nosotros!
_T,odos se dicen, recíproc,m1,ente, sal11d.
LCCIA - Aho
· . ·
ra m1smo · con 1a 111esa. ¿s·1enten e1 o1orCl'to
termrno
que viene de la cocina?
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Scbast id11 Sala z ar /3011dy
17G
Algo que quiere 111, orir
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S- ebastián Sala zar B. 011, {¡l, y
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Algo - que quiere 1norir
TELÓN LENTO
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