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SOBRE EL VOTO NAZAREO Y SU APLICACIÓN ACTUAL

Existe en la Palabra de Dios una porción en el Libro de los Números que parece no coincidir con las instrucciones que
Dios le estaba dando en los primeros 10 capítulos a su pueblo para organizarse.
Algunos eruditos bosquejan al libro en cinco partes llamando a la primera que va desde Números 1:1 hasta Números
10:10 “El orden de las huestes de Jehovah”.
Estos versículos parecen un paréntesis entre el contenido de los primeros 10 capítulos, pero considerando hechos
posteriores, se puede comprobar que los pasajes de Números 6:1-21 nos muestran la Omnisciencia de Dios y su
maravillosa Gracia además de como el Altísimo prepara un suplemento según sus consejos para tiempos de escases
y decadencia.
Los versículos 22 al 27 del capítulo 6 nos enseñan la forma que Aarón debía bendecir a los hijos de Israel otro
segmento que no concuerda con la temática de los primeros 10 capítulos.
Los primeros 21 versículos del capítulo se refieren al “voto nazareo”, una de las particularidades de este voto, es
que era “voluntario” y para todos los hombres y mujeres de cualquier tribu, lo cual fue muy importante para los
tiempos de la Ley, donde las mujeres no gozaban de los mismos privilegios que los hombres, y si conseguimos
extraer de dicha porción enseñanzas espirituales para la época actual de la Gracia, va a ser también muy significativo
puesto que en el seno de la asamblea, las hermanas tampoco tienen, iguales roles que los hermanos.
INTRODUCCION
Dios había ordenado que una sola familia de la tribu de Leví (la de Aarón) ejerciera el sacerdocio. Esta ordenación
excluía a las demás tribus de tal oportunidad; pero el voto del nazareo abría las puertas para que todo el pueblo de
Dios pudiera consagrarse voluntariamente.
Los Levitas tanto los hijos de Aarón como los otros, eran los intermediarios y servidores de Dios “por nacimiento”,
pero cualquiera (hombre o mujer) de todas las tribus, podía “voluntariamente” consagrarse y apartarse para Dios.
Esto no implica que dios iba a utilizarlos en algún servicio solo por haber hecho el voto, pero hay 2 ejemplos
hermosos de nazareos que fueron consagrados antes de su nacimiento por sus madres los cuales por ser de la
familia de Levi cumplieron un servicio importantísimo para la obra de Dios.
Los miembros de la casa de Aarón eran los únicos que tenía el privilegio servir a Dios como sacerdotes por
“nacimiento”, y ser los mediadores entre Él y el pueblo pero La Gracia de Dios proveyó en su Presciencia soluciones
para los tiempos de degradación en la casta sacerdotal lo cual ocurrió en tiempos del sacerdocio de Eli.
En un sentido, el nazareato fue útil para poder alterar el orden original y que aparezca la provisión de Gracia de parte
de Dios para que el “nazareo” Samuel que no era sacerdote, (aunque era de la tribu de Leví según 1° Cr 6:27,28)
con el tiempo cumpliera los deberes de Juez y sacerdote, además de ser primer el profeta para Israel,
Antes de él podemos decir que el primer profeta fue Enoc, séptimo desde Adán (Judas 1:14), muchos años después
profetizaron Abrahán, María la hermana de Moisés, y Débora, Pero el primer gran profeta, con fuerte influencia en
la vida religiosa y política del pueblo de Dios, fue Samuel.
Hechos 3:24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días.
Hechos 13:20 Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel.

Samuel llenó el vacío causado por las deficiencias de Elí, quien era el sacerdote de la época por derecho de
nacimiento y conforme a la voluntad de Dios aunque sus hijos eran malvados.
Pero: cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia (Ro 5:20) de modo que habiendo una necesidad que Dios no
podía suplir con las personas descendientes de Aarón los cuales eran los “sacerdotes oficiales”, Dios se proveyó de
una persona (que aunque Levita no era descendiente de Aarón) muy especial, un “nazareo” y no cualquier nazareo
sino uno consagrado antes de su nacimiento.
Este Samuel además de oficiar de sacerdote, juez y profeta fue el partícipe principal de un cambio en las
relaciones de Israel con su Dios.
A partir de Samuel el pueblo (equivocadamente) desechó el Gobierno de Dios por el de un Rey humano para ser
“como los otros pueblos” por ello Dios le dice a su siervo Samuel: … Oye la voz del pueblo en todo lo que te
digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
(1° Samuel 8:7) pero el Omnipotente y Omnisciente Dios puede tornar el mal en bien (cfr. Gn 50:20) y
simultáneamente durante el vergonzoso reinado de Saúl (el rey del pueblo) Dios le manda a Samuel a ungir por Rey
a David, su escogido, un varón conforme a Su corazón que haría todo lo que querría (cfr. 1° Sam 13:14 y Hch
13:22)
Al Rey David (de la tribu de Judá) Dios le hizo preciosas promesas tales que de su linaje, vendría el Mesías (lit.
“Ungido”) el cual sería no solo el Rey de Israel sino también su Redentor y Salvador.
Hubo en la historia otro nazareo consagrado desde el vientre de su madre, el cual, aunque era hijo de un sacerdote
(por lo tanto descendiente de Aarón), no ejercería como tal en forma oficial sino que debido a la degradación
existente entre los representantes de Dios y su pueblo, se fue al desierto y allí ministraba como profeta de Dios. Este
varón fue Juan el Bautista, el cual no ejerció como sacerdote oficial con vestiduras adecuadas en el templo de
Jerusalén pero: entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; (Lc 7:28) y también
el último de ellos (Mt 11:13)
Es interesante destacar que existen muchas similitudes entre estos dos “nazareos”.
Las madres de ambos eran estériles y sus nacimientos fueron en respuesta a la oración de ellas.
(1° Sam. 1:5; Lc. 1:7). El padre de Samuel era Levita; el padre de Juan el Bautista era sacerdote de la tribu de Levi.
Tanto Juan como Samuel fueron nazareos de nacimiento y fueron dedicados al servicio del Señor desde
antes de nacer. La madre de Samuel y el padre de Juan oraron, adoraron y profetizaron después del nacimiento de
sus hijos (1° Sam 2:1-10; Lc. 1:67-80). El oficio de profeta comenzó con Samuel (Hch. 3:24) y terminó con Juan
el Bautista (Mt. 11:11).
Otra similitud entre estos dos hombres es que los dos fueron precursores de reyes de Israel, Samuel del “Rey del
pueblo terrenal de Dios” y Juan el bautista del “Rey de reyes y Señor de Señores”, tanto de Israel el pueblo terrenal
de Dios, como de la Iglesia el “pueblo celestial de Dios.
Habiendo sido instruido divinamente, Samuel ungió a David con un cuerno de aceite (1° Sam 16:12-13) y “desde
aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David”. Juan bautizó al Señor Jesús en el Jordán para que
Él “fuese manifestado a Israel”. El Espíritu Santo entonces descendió y permaneció sobre Él (Jn. 1:32-33).
Existe también una asombrosa correlación en los eventos que acontecieron luego de sus muertes. Después de la
muerte de Samuel, David se fue al desierto con sus seguidores. Luego de oír acerca de la muerte de Juan el Bautista,
el Señor Jesús se fue al desierto con Sus discípulos. En ambas ocasiones se necesitó de un tiempo de soledad y
reflexión, pues un gran profeta del Señor había muerto.
Murió Samuel… y se levantó David y se fue al desierto de Parán (1° Samuel 25:1)
[Herodes] ordenó decapitar a Juan en la cárcel… Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto
y apartado (Mateo 14:10-13)
Hoy en día aunque hay Israelitas en la tierra, no puede haber voto de nazareo, porque no hay templo donde
hacer los sacrificios correspondientes.
Ahora bien cuando el Apóstol Pablo dice a Timoteo: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. (2° Timoteo 3:16) se refería al TANAJ o
Antiguo Testamento, del cual la Iglesia (si bien no va a encontrar allí doctrinas, las cuales están en la Epístolas del
Nuevo Testamento) puede hallar “principios espirituales” para conducirse según Dios lo dejó escrito.
¿Qué enseñanza podemos extraer del “nazareato de Números 6:1-21”? , ¿Cómo podemos aplicar a la dispensación
actual ese “voto voluntario”?
Israel es el pueblo “terrenal” de Dios y debe cumplir la Ley haciendo literalmente lo que la ella dice, en cambio, la
Iglesia es el pueblo “celestial,” por lo cual los cristianos podemos “espiritualizar” lo que los Israelitas debían
“hacer literalmente”. Por lo tanto hoy los creyentes en el Señor Jesús (se aclara “Señor Jesús” porque hay
otros “creyentes”, por ejemplo los que creen en Alláh, Buda etc.) podemos voluntariamente vivir conforme a
los principios del “nazareato” pero dándole un sentido espiritual a sus demandas en lugar de hacerlo tal cual
lo dice la Escritura.
Alguien podría preguntarse ¿Con qué propósito un cristiano haría una consagración voluntaria según los
principios de voto nazareo?
Principalmente porque los que han decidido vivir en “separación del mundo” conforme a 2° Tim. 2:19-21 y han
salido hacia el Señor Jesús “fuera del campamento” llevando su vituperio (Heb. 13:13), les seria de provecho
espiritual y practico, aprender lo que significa la “triple consagración de nazareo”
Entrando ya en el tema se puede decir que la palabra nazareo, puede provenir de dos palabras hebreas de raíz
similar: nazir, “segregado” o “apartado para Dios” y nezer, término que usa para designar la corona, de lo que se
infiere que un nazareo es aquel que consagra no solamente su persona separándose para Dios sino también
su cabeza tipificada por el significado de la palabra “corona”.
Es de esperarse que cuando un creyente en el Señor Jesús decida vivir según los mencionados principios, reciba
oposición de satanás y posiblemente de los mismos hermanos como lo relata Amós 2
11 Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice
Jehová, hijos de Israel?
12 Mas vosotros disteis de beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo: No profeticéis.

LA TRIPLE CONSAGRACION DEL NAZAREATO


1) SEPARADO DEL DISFRUTE DEL MUNDO
“No debe comer ni beber productos de la vid”, lo que en tipología significa, estar separado de los disfrutes y
placeres terrenales la clasificación de los cuales dependerá de la madurez espiritual de quien hace el voto. Dar una
lista de ítems sería caer en algo religioso y “bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”
(Romanos 14:22). El cristiano que decidió consagrarse voluntariamente, junto con el Espíritu Santo y la oración podrá
“comprobar lo que es agradable al Señor” (cfr. Ef 5:10) para separarse de los “disfrutes y placeres
terrenales” tipificados por el vino y todo producto de la uva junto con todo lo que es del mundo ya que esas cosas
son contrarias a Dios (cfr. Stg 4:4 y 1°Jn. 2:15)
2) SEPARADO DE LA AUTODETERMINACION (Es decir actuar según nuestra voluntad y no la de Dios)
“No cortarse el cabello” Esta demanda tiene 2 aspectos, por un lado, dejarse crecer el cabello, al varón le es
deshonroso (1° Cor 11:14), lo que implica que “consagrarse” es en algún modo llevar los vituperios de Cristo (Heb.
13:13) y nadie “por voluntad propia” desea sufrir ningún tipo de oprobio. Por otro lado significa que nuestra cabeza le
pertenece a Dios y que estamos controlados y consagrados a Él, bajo su autoridad.
3) SEPARADO DE LOS AFECTOS NATURALES
“Separados de la muerte” El nazareo antiguotestamentario, debía estar separado de la contaminación que produce
la muerte física de familiares directos, pero el “nazareo actual”, debe separarse de “la muerte espiritual” que pueden
producir además de los parientes cercanos, los allegados, los amigos y hasta los mismos hermanos.
En el primer caso el nazareo consagrado a Dios no podía estar cerca de la muerte ni siquiera la de padres o
hermanos. Debía dejar de lado los afectos naturales para no “contaminarse” por voluntad propia.
Diferente era el caso de que alguien muriese repentinamente cerca de él, lo cual también lo contaminaba y no
le exculpaba pero al menos no habría quebrantado su voto sin querer hacerlo.
En el caso del nazareo actual, si se entera del deceso de un familiar cercano puede ir porque: Nada le impide a un
“nazareo actual” ir al velatorio y sepultura de sus seres queridos hayan sido o no cristianos.
Ahora lo que Números 6:9 llama “muerte súbita” es a la posibilidad remota de que alguien muera cerca del nazareo.
Para el nazareato actual, esto no necesariamente implica una muerte física sino más bien una “muerte
espiritual” y en este caso aunque el “consagrado” sea sin culpa, igualmente se interrumpe su voto y debe
cumplir un proceso descripto en Numeros 6: 9-12.
Entonces un cristiano/a que se consagra voluntariamente a Dios no debe prestar atención a la muerte física lo
cual correspondía a los Israelitas sino a la “muerte espiritual”.
En la dispensación de la ley, los Israelitas no tenían incorporado en sus personas el Espíritu Santo, aunque obraba en
medio del pueblo según la voluntad de Dios y era conocido como el “Ruaj Hakodesh”, pero el creyente en el Señor
Jesús cuando le aceptó como su Salvador y Señor, Recibió el Espíritu Santo el cual mora en el cristiano.
Esta “muerte espiritual” no puede amortecer el espíritu humano ya vivificado por el “Espíritu de vida en Cristo
Jesús” que le ha librado para siempre de la muerte espiritual (Romanos 8:2) pero la “muerte espiritual” está
relacionada con “el pecado” de manera que cuando pecamos, no se amortece nuestro espíritu pero se
contrista al Espíritu Santo (Efesios 4:30) lo cual interrumpe la comunión con Dios aunque no la “relación
filial”.
Entonces el nazareo, no solo no debe pecar sino que no debe estar “cerca del pecado”.
Dijo el Señor Jesús: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a
mí, no es digno de mí; (Mateo 10:37)
Si nuestros padres o familiares cercanos son incrédulos, es mejor no tener contacto si sabemos de antemano
que el trato con ellos implica “contaminarnos con muerte espiritual”, esto también conlleva a separarnos de
los afectos naturales.
La única celebración que el cristiano está llamado a realizar es “La Cena del Señor”, por lo tanto asistir a
otras celebraciones con familiares directos puede ser una ocasión donde se produzca la “muerte espiritual
súbita” (puede ser una blasfemia, palabras o bromas subidas de tono, etc.) que obligaran al consagrado a realizar un
proceso de purificación para poder retomar su voto. Esto puede ocasionar problemas familiares, pero la
separación y la consagración deben ser totales.
Quien decide consagrarse debe tener la sensibilidad otorgada por el Santo Espíritu para alejarse de todo lo que no
esté relacionado con el Árbol de la Vida.
Una murmuración, una difamación y en general cualquier palabra que no edifica (Mt 12:36) ni es con gracia y
sazonada con sal (Col 4:6), trae muerte porque son conversaciones que se relacionan con el árbol de la
ciencia del bien y del mal, las cuales traen indefectiblemente muerte.
Pláticas sobre ciencia, arte, política etc. no pertenecen al Árbol de la Vida.
Ahora bien, esta situación no solamente podría darse con los familiares cercanos sino también puede ocurrir en el
trabajo, en la escuela, la facultad, etc., lugares donde no podemos dejar de ir, pero sí, con la ayuda del Santo
Espíritu, alejarnos de circunstancias donde se puede producir la “muerte súbita”.
El ámbito de la asamblea y sus fieles también es un lugar donde debemos resguardarnos, porque aunque
todos los asistentes sean cristianos alguien puede pecar y de hecho según 1° Juan 1: 8,10 todos lo hacemos
ocasionalmente. Mientras tengamos esta doble naturaleza, y no “andemos en el espíritu” según Gálatas 5:16
podemos cometer algún tipo de pecado y si el “nazareo actual” está cerca, es decir participó o escuchó etc., tendrá
que purificarse para poder restaurar el voto de su consagración voluntaria.
LA RESTAURACION DEL VOTO LUEGO DE LA CONTAMINACION POR MUERTE
Núm 6:9 Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su
purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá.
Núm 6:10 Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión.
Núm 6:11 Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa
del muerto, y santificará su cabeza en aquel día.
Núm 6:12 Y consagrará para Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la
culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato.

Los versículos de arriba nos muestran cuan solemne es para Dios que alguien se consagre voluntariamente
separándose para Él, haciendo “un voto de nazareo”.
El versículo 9, habla de un período de 7 días. Siete es el número que significa perfección por un lado pero también
algo “completo”.
El nazareo actual, luego de haber estado próximo a una circunstancia de “muerte espiritual” (no importa si fue de un
pariente cercano, familiar, compañero de estudio, trabajo u otro hermano) como por ejemplo un chisme, una palabra
soez, una broma subida de tono y toda cosa que no provenga del Árbol de la Vida, debe considerarlo como muerte y
a partir de allí, arrepentirse en forma “completa y perfecta”, confesando a Dios su pecado, el cual fue solamente no
permanecer alerta para alejarse de la “muerte espiritual”.
A partir de allí debe cambiar el estado de su cabeza (no el cabello sino sus pensamientos), para poder
empezar de nuevo.
El versículo 10 nos habla del octavo día, “el día de la resurrección”, en ese día (es decir después del arrepentimiento
completo y la confesión) deberá ampararse ya no en la sangre y el sacrificio de animales sino en la sangre
preciosa del Señor Jesús la cual nos limpia de todo pecado (1° Jn. 1:7)
y en el sacrificio como ofrenda de Sí mismo a Dios en olor fragante la cual se produjo en la cruz del calvario (Ef.
5:2). El nazareo actual no debe contar las jornadas sino cumplir con los principios que esos números de días
(7 y 8) muestran en tipología.
El verso 11 nos enseña que solo después de hacer lo descripto en los párrafos de arriba, podrá en el octavo día
volver a santificar “o sea separar para Dios” su cabeza es decir, su pensamientos.
El versículo 12 nos muestra que es necesario recordar el sacrificio cruento que el cordero de Dios hizo por
nosotros para continuar con el resto de los días del compromiso de separación aclarando que los primeros
fueron anulados por causa de la contaminación debida a una “muerte espiritual súbita” hacia la cual no se dirigió
voluntariamente el nazareo pero de algún modo permitió que sucediese.
A partir del versículo 13 y hasta el 21 se explican los procedimientos que debían llevarse a cabo al cumplirse los días
del nazareato, los cuales a simple vista nos hablan del Señor Jesús en sus distintos tipos de ofrendas.
Para el “nazareo actual” si pudo cumplir los días de su voto (que según algunos escritos eran 30), lo importante es
darle gracias a Dios por medio del señor Jesucristo (Col 3:17).
Este escrito tiene como finalidad estimular a todos los hermanos y hermanas, indiferentemente de su edad o
madurez espiritual a considerar la posibilidad de consagrarse voluntariamente al Señor por un lapso de
tiempo como “nazareos actuales” teniendo en cuenta lo expresado en Hebreos 10:24 que nos pide estimularnos
unos a otros para buenas obras, y qué mejor obra hay que separarse para el Señor, será allí cuando por estar
santificados, Dios nos concederá el hacer esas buenas obras que Él tenía preparadas para nosotros de
antemano. (cfr. Ef. 2:10)
Otro propósito es ayudar a los cristianos mostrándoles que es posible tomar pasajes del Antiguo Testamento y
aplicarlos a la era actual y sacar un verdaderamente un provecho espiritual.
Es de destacar que en la dispensación de la Ley, solamente podían servir oficialmente a Dios y ser intermediarios con
el pueblo, los integrantes de la tribu de Leví.
Los de la casa de Aarón como sacerdotes y el resto como Levitas, pero en la era de la Gracia “todos somos
sacerdotes” (1° Pe. 2:29 y Ap.1:3) pero es notoria en varios países la falta de dones en el Cuerpo de Cristo que
es su Iglesia.
Quizás, nuestro Dios y Padre pueda suplir la falta de Dones dados al Cuerpo con hermanos y hermanas que se
hayan consagrado a Él voluntariamente a la manera antigua de los nazareos pero con parámetros espiritualmente
adecuados como los descriptos en el presente trabajo.
Tal vez, del mismo modo que Dios utilizó al levita Samuel como sacerdote aun no siendo de la casta de Aarón para
arreglar el problema de la decadencia de Eli y su descendencia, nuestro Padre pueda suplir con algún “nazareo
actual” (varón o mujer) alguna necesidad contemporánea que no se está siendo satisfecha por falta de
cristianos dotados o por la negligencia de los mismos en la utilización del don recibido.
Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; (Salmos 67:1)
cristianismoverdaderohoy@gmail.com

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