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TEORIA DEL ROL

Para Pichón Riviere, rol "es un modelo organizado de conducta , relativo a


una cierta posición del individuo en una red de interacciones ligado a
expectativas propias y de los otros".

Se denomina rol al desempeño de una persona en una situación dada, es la


manera en que una persona demuestra lo que se espera de su posición. El rol
es el papel que debe representarse, por lo que el aspecto dinámico del
status.

El concepto de status, refiere a la identificación social, que establece la


relación de un individuo con los otros, dentro de la trama de los vínculos
sociales. Encontramos así, tanto roles formales o prescriptos, que serán
aquello que están determinados por la posición que ocupa un sujeto en una
institución; y roles informales cuando los sujetos juegan un papel
dependiendo de la red de interacción grupal.

En el interjuego de roles se destacan como prototipos: El Portavoz, el chivo


emisario, el líder, el saboteador.

El portavoz es "el miembro que denuncia el acontecimiento grupal, las


fantasías que lo mueven, las ansiedades y necesidades de la totalidad del
grupo" , es la persona que habla por todos.

El chivo emisario en un miembro del grupo en el cual se vuelcan aspectos


negativos o atemorizantes, apareciendo mecanismos de segregación frente a
dicho integrante.

En la otra cara encontramos al líder , los miembros del grupo depositan en él


solamente aspectos positivos.

El saboteador se encargara de dificultar el cambio y atentará contra la tarea.

Así como el miembro que asume el rol de portavoz se hace depositario de


las necesidades, ansiedades y fantasías del grupo, otro miembro, en virtud
del mismo juego de las tres D del que hablábamos en el caso del portavoz, se
hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del grupo o la
tarea: surge el rol del chivo emisario, sobre el cual operan los mecanismos de
segregación.
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El rol del chivo emisario se acompaña de otro rol complementario, el del


líder, sobre el cual se depositan los aspectos positivos del grupo.

El liderazgo se puede definir como un rol o una función que adquiere


predominio dentro del grupo y es aceptada por los demás miembros. El líder
es aquel que define la situación y organiza la acción.

En cambio, el rol de saboteador corresponde a quien provoca


interferencias en la marcha de la tarea grupal; en tal sentido se puede decir
que el saboteador es el líder de la resistencia al cambio.

Los roles del chivo emisario y el líder se encuentran vinculados según un


proceso que Pichon describió así:

“... ambos roles, el de líder y chivo emisario, están íntimamente ligados, ya


que el rol de chivo surge como preservación del liderazgo a través de un
proceso de disociación o splitting necesario al grupo en su tarea de
discriminación”.

Es importante destacar que existen dos tipos de líder en la dinámica grupal:


el líder formal y el líder informal. El líder formal es aquel que está designado
o nombrado “desde arriba”. El líder informal es el que surge “desde abajo”.
Podríamos decir, por ejemplo, que en la dinámica de los grupos operativos el
líder formal es el coordinador dispuesto por la institución. El líder informal, en
cambio, es el que surge del propio grupo; a veces es un representante del
grupo en tanto expresa sus intereses y asume determinadas funciones que
pueden ir cambiando en forma rotativa. Así, el líder formal es siempre una
misma persona, mientras que el líder informal puede ir variando de acuerdo
al tema, a los aspectos positivos o negativos, a la comunicación, al
aprendizaje, etc. Siguiendo esta distinción, se puede pensar que el líder
informal es un portavoz mientras que el líder formal surge por designación.

Esta concepción del líder como representante del grupo se opone a un


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enfoque clásico del rol de líder cuyo énfasis está puesto en las características
de personalidad de quien lo asume. Evidentemente, las condiciones
particulares del sujeto se ponen en juego en el mecanismo de adjudicación y
asunción de roles del mismo modo que veíamos en el caso del portavoz. Sin
embargo, a nivel grupal, las condiciones de personalidad no alcanzan a
explicar el rol del líder. Además se requiere que el líder capte y traduzca las
necesidades del conjunto. Se puede utilizar el término liderazgo para
enfatizar este carácter complementario de la relación entre el líder y sus
seguidores: liderazgo a nivel grupal implica que quien asume el rol de líder en
un momento situacional determinado está reflejando una necesidad de
conjunto y los demás lo aceptan porque esto les permite resolver o encarar la
situación.

El rol del líder se conecta asimismo en la teoría de Pichon con los vectores del
cono: afiliación - pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación,
aprendizaje y telé. Así podemos hablar, por ejemplo, de líderes respecto a la
función de afiliación - pertenencia en el caso de aquellos que pueden resolver
la necesidad de integración del grupo. Y de la misma manera pueden existir
líderes para los otros vectores.En estos casos es posible referirlos como roles
funcionales.

En relación a las características del liderazgo, Kurt Lewin desarrolló una


clasificación de diferentes estilos que fue posteriormente ampliada por sus
seguidores y que Pichon a su vez retomó y modificó:

1) El líder autocrático es un líder paternalista que utiliza técnicas directivas


y rígidas; favorece conducta estereotipadas en el grupo y de esta manera
genera dependencia. El clima grupal alimentado por este tipo de líder reúne
las siguientes características:

a) máxima hostilidad hacia el líder y mínima sociabilidad entre los miembros.

b) mínima conciencia en el cumplimiento de la tarea.

c) máxima competencia y agresividad entre los integrantes.


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d) el rendimiento del grupo disminuye en ausencia del líder.

2) El líder democrático, en cambio, sabe delegar su autoridad; es sensible


al clima del grupo; su objetivo es crear las condiciones que permitan la
participación del grupo en la elaboración y ejecución de las tareas. El clima
favorecido por este tipo de líder es el siguiente:

a) mínima hostilidad hacia el líder y máxima sociabilidad entre los miembros.

b) máxima conciencia en el cumplimiento de la tarea.

c) mínima competencia y agresividad entre los integrantes.

d) el rendimiento del grupo no disminuye en ausencia del líder.

3) El líder laissez faire deja en manos del grupo su propia estructuración y


al dejar al grupo librado a sí mismo éste entra en confusión y caos. Como
consecuencia, este tipo de liderazgo lleva a la destrucción del grupo.

4) Un cuarto tipo de liderazgo es el denominado por Pichon líder


demagógico. Este tipo de líder quiere parecerse al líder democrático pero
en el fondo es profundamente autocrático, de modo tal que busca seducir al
grupo en una pseudodemocracia. Es un hábil manipulador, pero a la larga se
hace patente su autoritarismo latente y se transforma en un liderazgo laissez
faire. Mejor dicho, cuando se descubre su autoritarismo este líder recae en
una actitud de laissez faire que lleva a la desestructuración del grupo.

5) Por último, encontramos el líder mesiánico con características místicas.


Quien asume este tipo de liderazgo aparece como el salvador del grupo: de
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forma omnipotente puede resolver cualquier problema y ayudar a todos. Sin


embargo, cuando falla en esta misión se convierte en un chivo emisario.

Portavoz.

En los comienzos de su elaboración Pichon utilizó el concepto de emergente


prácticamente como sinónimo del término portavoz; sin embargo más
adelante efectuó la distinción entre ambos términos, otorgándole a cada uno
de ellos una relevancia propia. El concepto de portavoz pasó a designar
entonces al vehículo a través del cual se manifiesta lo emergente: la situación
grupal se pone de manifiesto por intermedio de alguien que actúa como
portavoz. En relación a éste Pichon sostiene:

“Portavoz de un grupo es el miembro que en un momento denuncia el


acontecer grupal, las fantasías que lo mueven, las ansiedades y necesidades
de la totalidad del grupo. Pero el portavoz no habla sólo por sí sino por todos,
en él se conjugan lo que llamamos verticalidad y horizontalidad , entendiendo
por verticalidad lo referido a la historia personal del sujeto, y por
horizontalidad el proceso actual que se cumple en el aquí y ahora en la
totalidad de los miembros.”

Esta concepción del portavoz como vehículo de lo emergente surge del


trabajo de Pichon con familias de pacientes psicóticos. Pichon observó que el
enfermo mental no es un individuo aislado sino el producto de un medio
ambiente; más en particular, es el resultado de la interacción de un grupo
familiar enfermo. En este sentido Pichon encontró que el portavoz es
depositario de cuestiones que se relacionan con su entorno y participa de lo
que dio en llamarse el juego de las tres D: depositario, depositado y
depositante.

El depositario es precisamente aquél que se hace cargo de la patología del


grupo familiar, el portavoz. Lodepositado esta constituido por las ansiedades
del resto de los integrantes del grupo, la patología de los demás. Y
los depositantes son los otros miembros del grupo familiar.

Trasladando este esquema al grupo operativo, Pichon considera que en el


grupo se produce una dinámica en la cual en un momento dado a algún
miembro del grupo se lo hace depositario de “algo” relacionado con la
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situación grupal. Este miembro, convertido en portavoz, es quien denuncia el


acontecer grupal a través de lo que dice o lo que hace.

La historia personal del portavoz determina que la situación grupal


denunciada sea esa situación en particular y no cualquier otra, vale decir, el
portavoz es aquel miembro del grupo en cuya historia personal resuena la
situación grupal específica denunciada.

Sin embargo, el portavoz no tiene conciencia de su denuncia. Enuncia algo


sin tener conciencia de la significación grupal de lo que hace o dice: lo
enuncia como algo propio.

Significado del "chivo emisario".

El término chivo emisario tuvo origen en el famoso ritual de los hebreos,


descrito en el Libro del Levítico (16: 20-22). En el Día del Perdón se elegía al
azar un macho cabrío vivo. El Sumo Sacerdote, vestido con una túnica de
hilo, apoyaba sus manos sobre la cabeza del cabrón y confesaba sobre él las
iniquidades de los hijos de Israel. Los pecados del pueblo eran así
transferidos simbólicamente a la bestia, que luego era conducida al desierto,
dejándosela ir. La gente se sentía purgada y, por el momento, libre de
culpas.

También los antropólogos han descrito otras costumbres supersticiosas que


tenían el mismo propósito. La esencia de todos estos procedimientos era
transferir la culpa por medio de un rito mágico. Estos actos siempre han
estado asociados con actitudes agresivas y sumamente punitivas. En algunas
ceremonias con chivos expiatorios que terminaban con la muerte sacrificial de
la víctima escogida, esta agresividad se manifestaba claramente.

Es posible que la notoriedad de estas ceremonias homicidas tiendan a


distorsionar el sentido del término chivo emisario. Desde los tiempos más
antiguos, perdura la noción de que la culpa y la desventura pueden ser
desplazadas de las espaldeas de un hombre a las de otro. El pensamiento
animista confunde lo que es mental con lo que es físico. Si un hato de leña
puede ser transferido, ¿porque no el peso de una pena o de una culpa?
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El término se aplica hoy en día de una manera no demasiado literal, para


denotar simplemente el supliciado de sentimientos agresivos, para descargar
en él lo que no puede hacerse abiertamente contra el verdadero blanco de
estos sentimientos. Un chivo emisario en este sentido trunco, es el
receptáculo de la agresión desplazada. Es más cercano definir al chivo
emisario como la persona a quien se hace sufrir la carga de la culpa
desplazada.

Actualmente tendemos a rotular este proceso mental con el nombre de


proyección. Vemos en otras personas el miedo, la ira, la codicia que residen
primariamente en nosotros mismos. No somos nosotros los responsables de
nuestras desventuras, sino otras personas. En nuestro lenguaje cotidiano
reconocemos este defecto con las frases “El que recibe los bifes”, “echarle la
culpa al vecino” o “chivo emisario”. Lo más semejante a un “chivo emisario
para todo servicio” son los grupos religiosos, étnicos o raciales. Al tener
permanencia y estabilidad, puede otorgárseles un status definido y puede
colgárseles un estereotipo como grupo. Un negro determinado puede tener
más antepasados blancos que de color, pero lo que necesita es una raza “con
supuestos sociales”, y es por ello que se lo incluye arbitrariamente. A veces el
proceso es inverso. Un alcalde de Viena, durante los días del régimen nazi,
quería acordarle un privilegio a un judío prominente. A la objeción de que su
beneficiario procedía de una familia judía, contestó diciendo: “Me
corresponde a mí decidir si es o no judío”. El hecho de que los nazis
convirtieran a ciertos judíos privilegiados en “arios honorarios” muestra la
importancia que tiene que mantener intacta la minoría perseguida. Mientras
esto puede hacerse, es posible pensar que el mal procede de un grupo
integrado y personalizado con valores ajenos, y que posee un carácter
permanentemente amenazante, que se continúa de generación en
generación. Es por esta razón que odio racial, religioso y étnico está más
extendido que el prejuicio contra grupos ocupacionales, de edad o de sexo.
Se necesitan categorías definidas y permanentes para consolidar un odio
definido y permanente. La persecución de chivos emisarios no sólo libera a la
persona predispuesta de una sensación opresiva de disgusto consigo mismo,
sino que también le proporciona gratificación narcisística y oportunidades de
descarga adecuada de agresividad y el saboreo de la fruta prohibida.

El Dr. Enrique Pichón Rivière sostiene que la idea de chivo emisario es


aplicable a cualquier situación grupal. lo describe particularmente en relación
al grupo familiar y a las ansiedades como aspectos negativos o atemorizantes
asumidos, indicando que cuando en una familia un sujeto "se ha hecho cargo
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de las ansiedades del grupo, se configura la situación de 'chivo emisario'. El


sujeto se defiende entonces de la ansiedad apelando a los mecanismos o
técnicas del yo. Si este recurso adaptativo falla, hace su eclosión la
enfermedad, con la consiguiente segregación del paciente, abandono del rol,
dificultad en la reintegración del miembro enfermo, etc." "Un enfoque
inmediato y pluridimensional de la situación de enfermedad, facilitará una
redistribución de ansiedades, liberando al paciente de la 'ansiedad global' que
había asumido, en un intento de 'preservación' del grupo".

Es un rol adjudicado y asumido por un miembro del grupo por el cual éste "se
hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del mismo o de la
tarea", en un acuerdo tácito donde se comprometen tanto él como los otros
miembros, llamados expiadores, que lo segregarán. Chivo emisario, portavoz
y líder.- No deben confundirse los roles de chivo emisario y portavoz, por
cuanto a veces suelen ser asumidos simultáneamente por una misma
persona, como por ejemplo por el miembro considerado enfermo dentro del
grupo familiar. Una cosa es expresar lo que pasa en el grupo (portavoz), y
otra es hacerse cargo de los aspectos negativos de éste (chivo emisario). En
relación con el liderazgo, cabe consignar que ambos roles, el de chivo
emisario y el de líder "están íntimamente ligados, ya que el rol de chivo surge
como preservación del liderazgo a través de un proceso de disociación o
splitting necesario al grupo en su tarea de discriminación". En efecto, la
existencia de un chivo emisario procura al grupo la posibilidad de disociar los
aspectos buenos del grupo de sus aspectos malos, proyectándolos en dos
roles distintos: el de chivo emisario y el de líder, respectivamente.

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