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MEXICANOS -7
EN-DEEENSA
DE ITURBIDE
Tres Articulos Periodisticos
y un Discurso en el Metropélitan
por
Celerino Salmerén
Segunda Edicién
EN DEFENSA
DE ITURBIDE
Tres Articulos Periodisticos y un Discurso
en el Metropélitan.
SEGUNDA EDICION
EDITORIAL TRADICION, S. À.
MEJICO, 1985
Derechos Reservados ©
por el autor, con domicilio en
Sahagún 53-F. Méjico 3,D. F,
PRIMERA EDICION
Méjico, junio de 1974.—2,000 ejemplares.
SEGUNDA EDICION
Méjico, julio de 1985.—3,000 ejemplares.
EDITORIAL TRADICIÓN, S. A.
Av. Sur 22 Número 14 (entre Oriente 259 y
Canal de San Juan) Colonia Agricola Oriental.
Méjico 9, D. F. Miembro de la Cámara Nacional
de la Industria Editorial. Registro Número 840.
L
Dox Acustin DE ITURBIDE
l_ll._lrbide, por su desinterés político, por su patriotismo fincado en la cato-
licidad y en la hispanidad, por su calidad insuperable de soldado, y por
ser el verq:'i_dcro Libertador de Méjico, es la primera figura histérica de
Méjico. Queda muy por encima de los politicos liberales y
revolucionarios, sectarios, y que siempre han hecho
del poder una fuente de provecho personal.
“Iturbide aparecia mds que nunca ante las
multitudes como un guía y como un faro: era
el orgullo nacional hecho carne”.
JusTo Sierra (Evolución Politica del Pueblo
Mexicano, p. 177, UNAM).
ADVERTENCIA
9
á t A
iii
10
Don VICENTE GUERRERO
U
Dox Justo SIERRA
de Manuel Payno, aparte de cundegar vehementemente el asesi- presa, Padilla ha desaparecido del mapa, juntamente con el lugar
nato de Iturbide, describe noveladamente y en forma por demás de la muerte del Libertador.
fascinante, la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la ciudad
En 1921, sacrílegamente, como exclama patéticamente don Ne-
de Méjico, aquel memorable 27 de septiembre de 1821, descrip- mesio García Naranjo, su nombre fue arrancado y proscrito de
ción en la que don Agustín de Iturbide ocupa su indiscutible
la Cámara de Diputados. Siendo presidente de la República el
puesto de Libertador al frente de sus dieciséis mil soldados.
general Avila Camacho, oficialmente se ordenó la mutilación de
Don Justo Sierra, en sus obras de historia de Méjico, no niega nuestro Himno Nacional, al suprimir las estrofas en las que Fran-
ni oculta a Iturbide sus grandes méritos de Libertador. Don Fran-
cisco González Bocanegra cantó patriótica y justicieramente a
cisco Bulnes, en 1910, ecribe la más seria, completa y espectacu- Iturbide y a Santa Anna. Y finalmente, en la época del presiden-
lar defensa de Iturbide en La Guerra de Independencia. Y to- te López Mateos, se dejó caer sobre el 27 de septiembre y sobre
davía en 1921, primer centenario de nuestra Independencia, don la memoria de Iturbide, todo el peso de la armazón del negocio
Fernando Iglesias Calderón de auténtica y añeja solera liberal, de la luz para borrar su nombre, su recuerdo y sus hazañas de los
habla elogiosamente en la prensa de entonces, acerca de la obra
anales de la historia. No sabemos hasta cuándo, su nombre escul-
libertadora de Iturbide. pido en la Columna de la Independencia, lo deje existir el jaco-
Como se ve, no escasean los liberales de vanguardia que de di- binismo antimejicano y la ingratitud nacional.
ferentes maneras y en diversos escritos, han tributado cumplidos
honores al ahora proscrito y calumniado Héroe de Iguala.
El gran despojo de los méritos
del Libertador.
Los atentados en contra de la
memoria de Iturbide. Con el más absoluto desprecio para el precepto moral que dice:
“no robarás”, modernamente se niega que Iturbide haya sido el
Sin embargo, el odio que actualmente se profesa a Iturbide, no autor del Plan de Iguala, de nuestra hermosa Bandera Tricolor
es producto de la ilustración ni de la honradez, virtudes de las que y hasta de la realización de nuestra Independencia Nacional; y
carecen sus más enconados enemigos; sino de la pasión, de la más se pretende convertir sin rubor, en beneficiario exclusivo de estos
absoluta falta de moralidad y de la más completa ignorancia en singulares méritos, al general Vicente Guerrero, sin que nadie,
cuestiones históricas. desde el punto de vista histórico, pueda acreditarlo como legí-
En las escuelas de todos los tipos, lo mismo oficiales que par- timo propietariode una gloria que jamás le pertenece.
ticulares, se ataca innoblemente a don Agustín sin ni siquiera co- Nadie se ha atrevido a despojar a don Francisco González Bo-
nocerlo. En la prensa, en la radio y en la televisión, casi siempre canegra y a Jaime Nunó de la gloria legítima de haber sido los
se actúa en su contra de la misma manera. El monumento en * autores de nuestro Himno Nacional. A Manuel Tolsá nadie lo ha
Padilla, Tamaulipas, en el lugar mismo de su muerte, ha sido despojado de la gloria de ser el autor de la estatua ecuestre del rey
constantemente profanado por sus ocultos enemigos los hijos de Carlos IV, obra de arte singularmente bella y genial, Y nadie se
la viuda (los masones), a tal grado que hasta las lápidas conme-" ha atrevido hasta ahora a negar que el autor del proyecto para
morativas han sido arrancadas y destruidas con ferocidad de ca- construir la airosa Columna de la Independencia, en el Paseo de
níbal. Ultimamente, con el pretexto de la construcción de una la Reforma, fue el arquitecto Antonio Rivas Mercado y que quien
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19
—
ejecutó la construcción de la obra fue el ingeniero Roberto Gayol. quirirse, es lo que lo ha elevado al alto puesto a que lo llamó
¡Solamente los rapaces glorificadores de don Vicente Guerrero lo la Providencia, donde querrá el imperio y yo deseo que se
atavían cínicamente con el gran despojo de los méritos revolucio- perpetúe V. M. T. dilatados años para su mayor felicidad.
nariamente arrebatados a Iturbide! Reciba por tanto V. M. I. mi respeto y las más tiernas afec-
Don Justo Sierra, tan reverenciado como admirado historiador ciones de un corazón agradecido y sensible. A los imperiales
liberal, dice al hablar de Tturbide: “. ..la obra de Iturbide, a pies de V. M-3
quien jamás con justicia se arrancará el nombre de Libertador”;?
lo que, de modo opuesto, y según don Justo Sierra, despojar a Por la presente carta el general Guerrero reconoce que el ejér-
Iturbide del título de Libertador equivale a una gran injusticia. cito, el pueblo y la nación, más los diputados del “Soberano Con-
Sin embargo, es el mismo general Guerrero quien nos deja dos greso” de 1822, exaltaron a Iturbide para que ocupara el trono
clarísimas cartas suyas, dirigidas a Iturbide, en las que, sencilla y imperial; reconoce Guerrero que el pueblo mejicano se “vio en
manifiestamente, reconoce a Iturbide como al Libertador de Mé- la plenitud de su libertad”, gracias al “genio” de Iturbide, genio
jico y como a su único y magnánimo protector. que jamás tuvo don Vicente, pero que nunca envidió; reconoce el
La primera y tiema misiva escrita por don Vicente Guerrero a insurgente de Tixtla que el “libertador” del pueblo mejicano fue
Iturbide, desde su tierra natal, Tixtla, Gro., con fecha 28 de mayo Iturbide. Por último, ante Iturbide, Guerrero se muestra tierno
de 1822, con la que se adhiere a la elección de don Agustín como y afectuoso, agradecido y sensible, y cae de rodillas ante el electo
Emperador de Méjico, dice así: Emperador de los mejicanos.
Y la segunda carta, tan rendidamente apasionada como apa-
“Cuando el ejército, el pueblo de México y la Nación re-
sionante, de fecha 4 de junio de 1822 y en la que Guerrero da
presentada en sus dignos Diputados del Soberano Congreso cuenta a Iturbide del regocijo con que el pueblo recibió y festejô
constituyente, han exaltado a Y. M. I. a ocupar el trono de su proclamación imperial, dice así:
este imperio, no me toca otra cosa que añadir mi voto a la
voluntad general, y reconocer, como es justo, las leyes que “Nada faltó a nuestro regocijo sino la presencia de V. M.1.:
dicta un pueblo libre y soberano. Este, que después de tres resta echarme a sus imperiales plantas y el honor de besar su
siglos de arrastrar ominosas cadenas, se vio en la plenitud de mano, pero no será muy tarde cuando logre esta satisfacción,
su libertad, debida al genio de V. M. I. y a sus mismos es- si V. M. I. me lo permite. Bien querría marchar en este mo-
fuerzos con que sacudió aquel yugo, no habrá escogido la peor mento a cumplir con mi deber, pero no lo haré interin no
suerte, y así como haya firmado el pacto social para poseer
tenga permiso para ello, y si V. M. 1. llevare a bien que con
en todo tiempo los derechos de su soberanía, ha querido re- este objeto pase a esa corte, la ejecutaré en obteniendo su li-
tribuir agradecido los servicios que V. M. I, hizo por su feli>
cencia que espero a vuelta de correo. Esta es contestación a la
cidad, ni es de esperar que quien fue su libertador sea su muy apreciable-carta de V. M. I, de 29 del próximo pasado
tirano: tal confianza tienen los habitantes de este imperio, mayo con que me honró, presentándole de nuevo mi respeto,
en cuyo número tengo la dicha de encontrarme... Mi corto
mi amor y eterna gratitud. Creo haber dado pruebas de estas
sufragio nada puede, y sólo el mérito que V. M. I. supo ad-
# JusTo Srenra, Juárez, su Obra y sy Tiempo, Editora Latinoamericana, S. A., p. 61, 3 José Fuentes Mares, Poinsett, Historia de una Gran Intriga, Jus, 1951, p. 226
20 21
% . .
verdades y me congratulo de merecer la estimación de V.M.I.,
en quien reconoceré toda mi vida mi único protector”.*
4 Ibidem, p. 227.
22
canonizado por
SIEMPRE que se opina acerca de algún personaje o-
sus imperd
la historia oficial, para señalarle abrumadoramente -
nables errores, o bien se irritan ferozmente esos hombres que prac
te la evidente y
—
tican el culto idolátrico a los héroes oficiales —an
a un sen-
sorprendente exposición de la verdad—, o bien acuden
ridículo a sus
timentalismo lleno de compasión para salvar del
hay que tomar
personajes históricos, diciendo: “Bueno...; pero
tuvieron sus
en cuenta que fueron seres humanos, y como tales,
pero siempre
errores”. O bien dicen piadosa y acongojadamente,
sus cosas buenas y
fuera de las normas de la Historia: “Veamos
olvidémonos de las malas...”.
don Agus-
Sin embargo, cuando se trata de un personaje como
oficial, no
tín de Iturbide, proscrito de los anales de la historia
lemente se
se aplica el mismo criterio dulzón que a los demás, simp
porque para esa
le acumulan cargos, se le insulta y se le denigra,
tín no fue un
raza calumniadora, incrédula y adúltera, don Agus
ser humano.
c_m.as.lrala. \{ienc, en primer lugar, porque sabe muy bien que Bustamante,
bide de que viniese”, confiesa don Carlos María de
decreto.
diputado de entonces y endemoniado coautor del parricida
L._sp.)ana organiza, con ayuda de la Santa Alianza, un ejército expe-
dicionario que reconquiste a Méjico. Al mismo Iturbide, que equi-
vocadamente se le cree decepcionado de sus paisanos, se le ofrece
Iturbide, “sanguinario”,
el n[¡_ando.dc este ejército, oferta que Tturbide rechaza con indig- gritan sus enemigos.
nacién. Viene, porque desea como simple soldado pelear en defen-
sa de su _patria. Viene, en segundo lugar, porque de aqui se le
ll.':_¡ma insistentemente a fin de que interponga su influencia y con- El cargo de sanguinario, también lo tienen a flor de boca los
tribuya a c:rdcnar el pais, profundamente dividido por el huracán ciegos enemigos de Iturbide.
de las pasiones políticas, en torno del gobiemo establecido que En efecto, Tturbide, como soldado, tuvo la mano dura para
pa-
era ya :—:l republicano. Viene a ofrecer su influencia de Libertador cumplir con su deber, limpiando de fascinerosos, mâs que de
de M¡%¡ioo, no para dividir, sino para unir. Viene generosamente triotas, a la destrozada y anarquizada Nueva España. En 1813,
Gto. Or-
a serviry no en busca de un deleznable poder que-jarnás ambi- fusiló a veinticinco prisioneros de guerra en Salvatierra,
ea, pacifico
cioné ni jamás quiso reconquistar. dena, en 1814, el fusilamiento de don Bernardo Abar
-
Todas estas afirmaciones que sintéticamente hago, constan y distinguido vecino de Pâtzcuaro, Mich., por considerarlo parti
gentes
cxtîbcrantememc, en cartas, circulares y manifiestos que Iturbide, dario secreto de la insurgencia. Son fusilados todos los insur
rte
traia y que iban destinados a todas las autoridades del país, asi que caen prisioneros al tomar Iturbide el inexpugnable “Fue
eclesiásticas como civiles y militares, haciéndoles ver el pc],igw de Liceaga”, en la laguna de Yuriria. Al Padre Luna, insurgente,
lo man-
que entrañaba la reconquista proyectada por España y la urgen- y condiscípulo de Tturbide en el seminario de Valladolid,
la
cia de conseguir el orden y la paz, en torno al gobierno estable- da fusilar después de mandarle servir chocolate. Siendo Jefe de
bles
cido, a fin de conjurar el peligro extranjero. Comandancia de Guanajuato, fusiló sin piedad a innumera
‘ Estos documentos, definitivos para juzgar de las últimas inten- y hasta inermes insurgentes. En Valle de Santiago, Gto., fusila
ciones de Iturbide, dice el erudito y honradísimo de
escritor don como a 150 prisioneros al caer en sus manos, el 5 de junio
h‘chwel A Chávez, en su Agustín de Iturbide, Libertador de Mé- 1812, el agilísimo bandolero Albino García —que poco después
xico, estuvieron, primero, en poder de don Carlos María de Bus-
fue ejecutado en Celaya—, y ordena fusilar sin remisión a la bella
tamante y en manos de don Lucas Alamán, después; y que am-
espía insurgente María Tomasa Estévez.
bos, por mala fe, jamäs hablaron de ellos en sus escritos: y que
¿Pero es el único soldado diestro en el arte de fusilar a insu-
fue hasta “106 años 9 meses después de que Iturbide los ;m.m en
manos de su confesor”, rrectos? Veamos ahora a ciertos insurgentes, cubiertos con el man-
cuando “el Archivo General de la Na-
ción los ha publicado (en el N* de marzo a abril de 1931 de s to de la falsa piedad y del disimulo indecente.
Boletin)” 5 ‘ Hidalgo, sin hacer caso de sus ininterrumpidos y sistemáticos
i
El decreto de proscripción contra Tturbide, declarándolo “trai- saqueos, en noviembre de 1810 manda asesinar a sesenta espa-
dor”, fue un crimen y un invento satánico del infame y ruin Con- ñoles pacíficos en Valladolid (don Carlos María de Bustamante
greso masónico de 1824, “Dictóse ad terrorem para retraer a Itur- dice que fueron 80) ; en diciembre del mismo año, manda otra vez
asesinar a trescientos cincuenta españoles pacíficos en Guadalaja-
5 Ezaquirr A. Cuâvez, Agustin de Murbide, Libertador de México, Jus, p. 219 ra, según declaró en su proceso de Chihuahua (pero don Carlos
28 29
— FA "
Maria de Bustamante, historiador insurgente, dice que pasaron de ide concibié un plan, en 1814, para arrasar a pueblos en-
setecientos los asesinados en Guadalajara por órdenes de Hidalgo). tcrlcîsu;bejecular insurgen?cs de todos los sexos y de toda.; las eja;]::
La plebe insurgente, al acercarse Calleja a Guanajuato, reali- en Guanajuato; plan que por fortuna no se »::_]::t:utó.l ero «
-
76 una horrible matanza el 24 de noviembre de 1810, en 138 de llorado Congreso de Chilpancingo, de ac_uerdo con el mism
los 247 prisioneros que, entre españoles y mejicanos, había en la relos, ambos, desde 1813, habían concebido un plan para Êîr_a::iao
mí ividu
Alhóndiga de Granaditas. Alguien del grupo de Allende, al huír, con todo lo que fuera europeo y ejecutar a todo aquel
na,
dio la bárbara orden para asesinarlos, dice Alamän. ¿Fue el mis- que no aceptara la insurgmci:; también este plan, por fortu
mo Allende? Parece que sí; aunque el cargo no está perfectamen- o se aplicó en todo su vigor. l
te bien comprobado. 2 _]Ë:glî: el lector. ¿Cuál dg: los dos bandos se adcla_rflltal:_na pon;ïrt:
do en prâctica medidas de terror? ¿No fue el partido msurg sé
Morelos, en 1812, ordena fusilar a Musitu, español, en Chiau- pues, por q
quien iniciô las matanzas en masa? ¿Entonces,
tla, Pue., y era tanto su odio contra los españoles, que no le per-
jarse de las represalias? ,
donó la vida a su víctima a pesar del ofrecimiento de cincuenta ;&;
mil pesos. En 1812, al tomar brillantemente Oajaca, fusila a los qu;]íapua los tms personajes estudiados ejecutaron los m¡:;u
principales jefes realistas que caen en su poder; ellos fueron: Sa- excesos, ¢por qué la injusticia de condenar permar;m‘tocmf; b
rabia, Régules, Bonavia y Aristi; fusilamientos de los que después uno y de absolver miscricordiusammt.c a lo_s otros: c'd in:ur-
s
se arrepintió, según cuenta Bustamante. En desde el punto de vista humano, I]my; diferencias entre vida
1812 ordenó la ma- entes y vidas realistas y españolas: g Ë
tanza de trescientos o cuatrocientos españoles para vengar el fusi-
lamiento de don Leonardo Bravo: pero la jamás desmentida ge- 3 Don Justo Sierra, hablando de insurgentes y rea‘läs, dzz:: qu.î-
“lo cierto es que compitieron unas y otros en feroci ml rgf‘d
nerosidad del general Nicolás Bravo, hijo de don Leonardo, frustró
rra” Esto es rigurosamente cierto. Pero hîblando de Itu 1dc;-
semejante empresa. Doscientos tres prisioneros realistas fueron fu-
dice que “...la espada de la represiôn ;f,estrnó en sus Emnc:)m y
silados en 1814, en Zacatula, Gro., por órdenes de Morelos, para ; Auflque calla, ¢
sangre insurgente hasta la empuiadunf
todos los historiadores facciosos, que quienes primero se:i mo']arc:-r:
vengar la muerte del noble cura Matamoros. Y. en su proceso,
sin especificar el número de muertes, Morelos admite haber rea-
de sangre realista hasta las axilas, fueron los desalmados insu
lizado ejecuciones en Acapulco, Tecpan y en Ajuchitlán, en el entes. :
actual Estado de Guerrero, y en Orizaba, en el actual Estado de ;;::
f Esto podrá parecer duro. Pero la Historia se rige á)_or -n?:'
Veracruz,
cientificas, rigidas, no sentimentales. Y una f_;le n::ll.as 1;‘;.1 ur
Don José María Morelos fue sanguinario en grado eminente; la historia no es ni puede ser generosa, sino justiciera; ta cle
solamente le faltó comer carne humana. Don Carlos María de ia le estd prohibida”.
Bustamante refiere con horror que Morelos, para quitarse el mal — m:;’or quépei odio encarnizado contra Iturbide, aún en mlestro_s
humor, leía unas larguísimas cartas que los “Pachones” y Vicente ogMé
i emente de que son la? pérfidas logi
dias? Independient as__masóni-
Gómez “El Capador”, feroces y desalmados guerrilleros de la re- cas quienes cultivan el odio contra el Libertador de Méjico por
gión de los actuales Estados de Méjico, Hidalgo y Puebla, le es- *
% Jbidem, pp. 50 y 51. y
cribían para contarle todas las fechorías que cometían con sus víc- Política del Pueblo Mexicano, p. 162.
7 SIERRA, Evolución
timas, generalmente españolas. & fhidem, p. 166.
30 31
todas partes, con arte realmente infernal, Bulnes expone unas ‘
tupendas razones que coinciden con las mías y que despejan la
incógnita. Dice así el gran defensor de Tturbide:
“¿Cómo se explica el atentado contra la memoria de Itur-
bide, denigrándolo y dirigiendo sobre ella la odiosidad del
pueblo? La respuesta es tan bochornosa como fácil, dado el
analfabetismo de nuestras masas y su organización tan cien-
tífica para el servilismo demagégico. El jacobinismo dispone
temporalmente de todos los lugares de la historia patria; sin
que en frente puedan ponérsele los pocos escritores elevados
que en Méjico se ocupan de asuntos históricos. Entre nosotros,
y desgraciadamente, la historia es una especie de club fac- -
cioso, en cuya tribuna dominan los que hacen de la litera-
tura un puñal, de la verdad un delito, de la lógica una ofensa
a la nación y de la justicia un vaso de embriaguez, pérfida
y degradante. Mientras que el pueblo mejicano, en sus masas
sin instrucciôn ni moral pública, tenga por la demagogia el
culto que debía tener por la civilización, no conocerá como
debe ser a sus grandes hombres, pues ni son todos los que
están, ni están todos los que son™?
32
III
Dox GUADALUPE VICTORIA
MAS FALSEDADES EN CONTRA DE ITURBIDE
Victoria, en San Juan del
Río, Qro., insinuó a Itur-
bide que, haciendo a un
lado a Fernando VII, el
rey de Méjico fuera “un
antiguo insurgente que no
se hubiese indultado y que
fuese soltero para que pu-
diera casarse con 1 i
n-
39
tod as las pro vin cia s fue und nim e el aplauso con que se
“En
“Si no es V. E. emperador, maldita sea nuestra inde recibi ó la ele vac ión del gen era lís imo al trono. Jefes políticos,
dencia. No queremos ser libres si V. E. no ha de estar al f gen era les , com and ant es, dip uta cio nes provinciales, ayunta-
te de sus paisanos. .. V. E. hará muy bien en no aspirar a mientos, obispos, cabildos eclesidstico
s, colegios, comunidades
corona, y la patria hard muy mal si no ciñe con ella sus he- religiosas, todos se apresuraron a ofr
ecerle sus felicitaciones,
corporaciones de la ca-
roicas sienes”1! habiéndolo hecho personalmente las tér-
pital, presentándose abesar la mano al emperador, en
Y después de la eleccién de Iturbide, la pluma de Lizardi com- minos tan sumisos. -*
tinuó mostrando su regocijo sin limites.
La actitud del general Guerrero queda perfectamente esclareci- Don Justo Sierra, venerado maestro de las facciones izquier-
da. El general Nicolás Bravo propuso ante el Consejo de Estado distas e izq uie rdi zan tes de Méj ico , hab la así al escribir sobre Ttur-
se decretara la pena de muerte para todo aquel que conspirara bide Emperador:
en contra del Imperio, tal era su ardor y su adhesión a la monar-
quía iturbidista, Don José María Bocanegra, diputado en aque- las multitudes como
“[turbide aparecia más que nunca ante carne.
lla ocasión y enemigo encarnizado de Iturbide, posteriormente un guía y como un faro: era el orgullo
nacional hecho
escribió en sus Memorias que la elección de Iturbide fue de tal ialismo' de los Gómez Fartas y los Za-
Esto explica el “imper
manera unánime, vala” 15
“que puede decirse sin exageración que de cada mil habitan- Y Bulnes cierra con broche de cristal
de roca:
tes de la nación, apenas habría uno que no hubiera expresa-
unánime del pue-
do su asenso por el advenimiento al trono del generalísimo “Tturbide fue emperador por la voluntad
Iturbide”? blo”.16
Don Lorenzo de Zavala, diputado iturbidista, y severo juez del efe cto , el gra n crít ico lib era l ana liz a así el hecho histórico
En
Caudillo Trigarante, por haber sido su enemigo, habla así del de la elección de Iturbide:
electo Emperador:
o de violencia mi-
“La proclantación de Iturbide fue un act
; Iturbide era el
“¿Quién podia disputarle los titulos gloriosos que le daban litar y popular en la capital de la república
sus inmensos servicios? La grandeza de estos servicios suplia ya lo he dicho, es de
idolo del ejército y de la plebe, y como Iturbide
en cierta manera a los respetos que se tributan a los nombres que nuestros jacobinos hagan cargo a
asombrarse
que libremente y
históricos y hereditarios”3 de que haya aceptado la corona imperial,
be, es decir, la ma-
con delirante entusiasmo le ofreció la ple e de San
Don Lucas Alamán, también enemigo de Iturbide, se expresa , y cuando de su palacio, en la call
yoria del pueblo
asi acerca de la elección imperial de don Agustín de Iturbide:
V, Jus, Pp- 561 y 562.
14 ALaMÁN, Historia de Méjico, t.
lo Mexicano, pp. 177.
14 Jbidem, p. 97. 15 Sigrra, Evolución Politica del Pueb
ncia, p. 378.
13 [bidem, pp. 96 y 97. 16 BuLnes, La Guerra de Independe
13 ZavaLA, Ensayo Crítico de las Revoluciones de México, Porrúa, pp. 175 y 176.
*l
40
Iturbide roc:ham 611\{20—
Francisco, salió para el cnngres:;l el dia de su proclamacién, Ejército Realista del Norte. Cortésmente ji-
el nom bra mie nto . Al rea liz ar la Ind ependencia .de
el pueblo, cuya soberania tanto se canta, quité los caballos nor y
Jun ta Nac ion al Gub ern ati va dec reta, para el I_.:bf:rtadolr,
del carruaje en que iba Iturbide, y poniéndose en su lugar, co, la
mio de die z mil pes os men sua les de suelc_lo, a partir de la
los hombres del pueblo, alegres, bulliciosos, y haciendo cabrio- un pre
ha en que pro cla ma la Ind epe nde nci a; Iturbide 56!0 acepta la
las caballunas, arrastraron hasta el palacio nacional el florea- fec
para su qé_mto. La mis-
do carruaje del candidato a emperador. ¿Dónde estuvo la le- mitad de este sueldo y la otra la destina
premio d_e. veinte leguas en
sión contra los derechos del pueblo? ¿Dónde el fraude? ¿Dón- ma Junta decreta, para Iturbide, un este
de algo que no fuera acatamiento y veneración a la voluntad cuadro de las mejores tierras de chals; Iturbide no_acepta
popular?1T pesos por
ta turbide, un tercer premio de un millón de
xïâ' lr:n :os sewi {’:i os pre sta dos a la pat ria; Iturbide rechaza ca-
El reproche de “ambicioso” a Iturbide. î::
. ;
tegôricamente el premio tentador.
ia que cuhr_e con Ëu
Cuando se acusa de “ambicioso” a Iturbide, se pretende dar a El general Obregén, deidad revolucionar es de
a sus feligres
entender que el personaje siempre estuvo corroído y atormenta- manto de patricio y con su casaca de general
bil la; que con oci ô el al ma y las hir vientes pasiones de
do por las bajas pasiones del poder ilegítimo y por los bienes ma- La Bom dra:,
teriales malhabidos. ¡Nada más falso! Hay mil testimonios que y zapatistas, dijo —-ha}:l:?ndo ex ca_t}m
villistas, carranclanes
no hab ia gen era l rev olu cio nar io que resistiera un …m¡:lm e
prueban suficientemente que Iturbide jamás ambicionó ser em- que m¡ll-
los ablandaba de
perador y que jamás lo conmovieron las riquezas de este mundo, $ 50,000.00, porque los pesos de plata
ornar dcmna:yados por la
Amó la gloria legítima que dan el talento cultivado y las grandes nera, que se vendian y se dejaban sob
del cero, s:eîe, veinte.
acciones humanas ganadas con honor y dignidad y valor. Por esas emocién que producian los sonoros pesos
rbi de resi stió vei nte cañ ona zos de cin cuenta mil pesos que
dos cosas que inmortalizan al hombre, Iturbide siempre tuvo una Itu
le ofr eci ero n por un gob ier no lcgi ti¡_ no, no para sobomz:lol;s;no
gran pasión, cosa que no es ninguna ofensa para nadie, a no ser se
arable obm_ e la In-
que se trate de individuos torturados por la envidia. para recompensar justicieramente su incomp
pues, el Itll.rbldî inmo-
¡Cuántos de los políticos revolucionarios de nuestros días y de dependencia de su patria. ¿Dónde está,
y honores ajenos:
los que denigran a Iturbide, sin brima de grandeza espiritual y ralmente ambicioso y codicioso de bienes
moral, sin verdadero patriotismo, con el pudor a la altura de una o
mujer de la vida alegre, sólo se arrastran tras el dinero y tras los Otro cargo infame contra
vaporosos honores, fáciles. Por eso buscan el poder, con la misma Iturbide, el de “tirano”.
avidez con que las aves de rapiña y las hienas buscan hartarse de s-
:por qué? ¿Porque disolvió el perverso Congreso Con
carroñas! irano,
tiranizó al tal Congreso
tit¡Tycnte "de 1822-1823? Iturbide nunes,ca _mr:
Iturbide, en 1814, como premio a las dos grandes acciones de dmcres y vulgares al
guerra ganadas a Morelos en Valladolid, primero, y en Puruarán, compuesto de granujas masones, ruin
y escandalm_¡os pa-
después, el Virrey Calleja lo designó Segundo Comandante del gados sin clientela muchos de ellos, intrigantes
mzadc:. Iturblde_].a—
trioteros de taberna. Fue él, Iturbide, el úra s
signas política
17 Tbidem, pp. 378 y 379. más amordazó a los diputados ni limitó con con
43
42
M a _ — L]
las facultades de aquellos representantes populares para que li- el pudor, si es que alguna vez lo tuvieron. Mentira que sean re-
bremente actuaran en el Congreso. Si Iturbide ordené su clausura presentantes del pueblo. Jamás les importa cl pueblo. Les importa
y disolucién, fue porque el Congreso cayô en el más completo el “Sefior Presidente”. Como los copavitoos de la religiôn zapote-
descrédito y desprestigio ante la opinién nacional; porque todas ca, anterior a la conquista española, los diputados revolucionarios
las autoridades y corporaciones del pais se lo pidieron al ver su están perfectamente esterilizados desde niños para no proferir nin-
inutilidad; porque el Congreso se convirtié en un centro de cons- gún juicio en contra del jefe del Poder Ejecutivo. Para ellos, el
piracién, de frivolidad y de intriga, y porque planeaba el secues- presidente de la República es una deidad más deslumbrante que
tro y el asesinato de la persona y la familia del Emperador. el dios Zeus; más temible que el dios Huitzilopochtli; más sagra-
é Qué ley humana y divina ordena que Iturbide, para no ser da que el Buda de los tibetanos, y ante quien caen de rodillas o
tildado de tirano, debié haberse entregado, cruzado de manos, se inclinan hasta tocar el suelo con la frente, temblorosos de pie-
para ser vejado, torturado y ascsinado por el infame Congreso? dad, de pasión y de emoción, musitando el humillante tlatoani,
El cargo, pues, es estüpido y solamente lo profieren personas ig- notlatocatzin, hueitlatoani (señor, señor mío, mi gran señor), que
norantes o de principios perversos bcbidos en las aguas negras de los degradados aztecas pronunciaban, vestidos de andrajos, ante
que rebozan las cisternas de las diabólicas logias masónicas. el despôtico y emplumado tlacatecuhtli Moctezuma Xocoyotzin.
Ya dije que Tturbide jamás tiranizó al Congreso de 1822-1823, El ideal supremo del diputado revolucionario es amar y ser ama-
Si algunos diputados fueron a parar a la cárcel, fue debido a que do del “Señor Presidente”, es decir, del hueitlatoani del Palacio
existieron las pruebas de que eran los cabecillas que conspiraban de los Virreyes. A los diputados revolucionarios, una mirada del
en contra del Emperador, y porque ninguna ley dice que un dipu- “Señor Presidente” los alucina; una sonrisa, los desmaya; un sa-
tado, por el hecho de serlo, tenga derecho a conspirar impune- ludo de manos, los seduce; un abrazo, los enloquece. Prefieren los
mente contra el legítimo gobernante. diputados revolucionarios el suicidio, a una mueca desdeñosa del
Sin embargo, ¿quién acusa de tiranos a los presidentes revolu- “Señor Presidente”. ¿No es ésta una degradación palpable de
cionarios de Méjico, por convertir sistemáticamente a los dipu- nuestros Congresos Parlamentarios revolucionarios? ¿Y acaso no
tados de todos los Congresos, en lacayos, siervos, y en coro de han sido presidentes revolucionarios de la República quienes han
aduladores vulgares ante el poderoso en turno? ¿Quién de los os- reducido a nuestros diputados a un solo redil, a un solo rebaño,
tentosos diputados revolucionarios se siente con el valor y los han domesticado para que sólo escuchen un solo cencerro y
y la li-
bertad de disentir de la voluntad, modo de ser y de pensa sigan la voz de un solo “pastor”? ¿Esto no es una refinada tira-
r del
presidente de la República? ¿Por qué no se acusa de nía? Y sin embargo, a los señores presidentes de la República,
tirano al
general Obregén por haber mandado asesinar al senador ¿quién los acusa de tiranos por haber adormecido, arrancado y
Field maniatado la voluntad y la libertad de esos sujetos, y por haber
Jurado, quien cometió el delito de oponerse con valor a la desas-
trosa y traicionera política con los Estados Unidos, pacta sometido a la más férrea servidumbre a los infelices diputados
da en los
Tratados de Bucareli? revolucionarios de nuestra época? Iturbide jamás cometió ni in-
Los Congresos revolucionarios siempre se han disti tentó cometer estas infamias con los miserables diputados de
nguido por 1822-1823.
su servilismo, por su entrega de ramera al presidente
de la Re-
pública, por su espíritu de macehual a los pies de un reyez
uelo
azteca. Los diputados revolucionarios han perdido por completo
44 45
Otro cargo maléfico: Iturbide “oportunista”. 4 imprimió a su ejército, en apariencia más próximo estuvo del
_ Políticos revolucionarios e “hijos :le la viuda”, con avidez de triunfo insurgente y de hacer la Independencia. Sin embargo,
tintorera de las aguas del Golfo de Méjico, para engullirse sin también él la retrasó porque su bandera no era de unién sino
medida los centavos que no son suyos; maestros de escuela, diplo- de odio.
mados por su reconocida ignorancia en cuestiones histéricas, in- En 1817 apareció un rayo de esperanza para la causa insurgen-
n_mralcs por sus malas costumbres y por no enseñar mâs que men- te, al presentarse en escena el general don Francisco Javier Mina,
tiras, aprendidas en escuelas normales que despiden ideas oloro- español masón, traidor a su patria, mas a pesar de esto, santo de
sas a gas doméstico, y en libros sectarios escritos por intelectuales la devoción del antropófago jacobinismo antimejicano que aún
de taberna y de club masónico, sostienen que Tturbide, al hacer opera en nuestra desventurada patria. A pesar de la bizarría de
la Independencia, no fue más que un vulgar “oportunista”, pues- este general y a pesar de sus fulgurantes batallas ganadas al ejér-
to que casi ya estaba hecha, la habían hecho ya los insurgentes cito realista, ni siquiera pudo acercarse a la Capital del reino de
a quienes Tturbide combatió invicta y despiadadamente. ¡Nada la Nueva España. Luego estuvo lejos de haber hecho la Indepen-
más falso! dencia de Méjico. Con su captura del 27 de octubre y su fusila-
El cura Hidalgo, después de la batalla del Monte de las Cru- miento del 11 de noviembre de 1817, se cierra este episodio de la
ces, el 30 de octubre de 1810, estuvo a un paso de tomar a
sangre sangrienta y prolongada guerra insurgente.
y fuego la Capital del reino de la Nueva España; pero no de ha- El año de 1819, los insurgentes se indultaban diariamente por
cer la Independencia; puesto que para hacerla hubiera centenares —dice Alamán—, perdidas las esperanzas de hacer la
necesi-
tad(:: destruir militarmente a todo 0 a la mayor parte del ejérci independencia. En 1820, la Nueva España quedaba totalmente
to
realista, para que al día siguiente no le hubieran
arrebatado la pacificada. Los principales caudillos insurgentes habían muerto.
Capital, tal como sucedió con Guanajuato y con Guadalajara. Sin Los que seguían en importancia se habían indultado o se habían
embargo, por haber sido quien mayor extensión y energía escondido para no ser entregados por sus mismos compañeros, tal
le im- ¿
primió a la guerra insurgente, fue el primer caudillo que como sucedió con el general Victoria, quien, protegido por un ha-
más nc‘
aproximé, no a la Independencia de Méjico sino a su exter cendado español, tuvo que esconderse en la hacienda de Paso de
minio.
Las desastrosas hazañas de Hidalgo terminaron con su Ovejas, en el actual Estado de Veracruz.
aprehen-
ËËË del}r âll de marzo y con su fusilamiento del 30 de julio Solamente quedaban en el sur de Méjico, como ünicos repre-
de
.. . Hida go p udo haber hech o la Independencia,i pero sólo la sentantes de la antigua insurgencia, Vicente Guerrero y Pedro
Ascencio. Remontados en las escarpadas crestas de sus montañas,
]_)on José María Morelos puso en serios aprietos al gobierno de donde indefectiblemente serían desalojados por los realistas;
vi-
rreinal, tanto por las derrotas que logró asestar al ejército sin ninguna influencia política; lejos del centro donde deberían
realis-
ta, como porque se adueñó de un territorio considerablè librarse las grandes batallas por la Independencia de Méjico; con
al sur
d:: nuestra patria. Pero con su prisión y muerte en novie escasos dos mil hombres reclutados y comandados por estos dos
mbre y
diciembre de 1815, la guerra insurgente se fue de bruce jefes, mal armados y mal disciplinados, ¿era posible hacer la in-
s y de ca-
beza, rodando por la cuestabajo de las derrotas interminab dependencia con tales elementos y en tales circunstancias? ¿Eran
les,
Morelos fue el caudillo insurgente que por su energí capaces de enfrentarse victoriosamente dos mil soldados, por va-
a, su gran
capacidad de soldado, sus bravos capitanes, y por la discip lientes que fueran, a jefes realistas de reconocida competencia, y
lina que
46
47
a más de ochenta mil soldados, también realistas, bien arma arq uía , y cor dia l am ig o del fun estisimo Joel R. Poinsett, que
mon
funestisimo S:atnr:?s.
bien disciplinados y bien fogueados en la guerra? Resolver o4 tanto como decir: amiguísimo del
el pr ob le ma del “op ortunismo” de Itur-
preguntas en sentido afirmativo, sería manifestar francos sín Dilucida así Zav ala
de demencia. Î bide, que yo he analizado:
Cierto es que para 1820, la opinión general de los mejicanos más cau tos, y estaban conven-
as los mex ica nos era n ya
era favorable a la Independencia. Este sentimiento general mâs “M
eto , derm?mim.io.fs en Ias
de que no con seg uir ían su obj
se robusteció, al saberse aquí, en abril de ese mismo año, que en cidos
sin orden, sin disciplina nt
España había triunfado la revolución masónica acaudillada pui'f' campiñas y ocupando los cerros
era necesario, que avasgflan—
el coronel don Rafael del Riego, y que, triunfante esa revolución: subordinaciôn. Un genio superior a-
do todos los espiritus,reprimiendo las ambict_ofle: ¡?artu:ul
político-religiosa, implantó de nuevo la Constitución de Cádiz de y de sus intenctones, pu-
1812, que Femando VII había abrogado y que era liberal, y res, dando garantias de su capacidad
nir las vol unt ade s baj o sus órd ene s y elevando el pa-
a la cual añadió reformas aún más radicales y francamente anti- diese reu
nac ion al, dej ase ais lad os a los naturales enemigos que
católicas. Nuestra sociedad mejicana de entonces, profundamente bellón ¿en dónde
católica, anhelaba con vehemencia que esas leyes persecutorias, - eran los nacidos en la peninsula española. Pero
est e per son aje ? Los que se habian hecho fîotdbles
no llegaran aquí para herirla de muerte. Para evitar semejantes enc ont rar
no exi sti an ya, y la _capmdad de
o de la lib ert ad
males, se pensó unánimemente en la Independencia. Solamente en el par tid
nte reconocida por todos
que ¿quién podría realizar semejante prodigio? ¿Qué hombre los existentes no era incontestableme
gra nde emp res a. De be mo s confesar que aunque
singular podría tener poderes mágicos én sus manos para conver- para tan
pro dig ios de val or y de her aism?, o no Ieníaf:
tir en un solo haz las voluntades resueltas y despiertas, pero dis- habían hecho
tod a la fue rza de esp iri tu y ex:uî:môn de conoci-
persas, y lanzarlas en compactas falanges hacia la realización del en efecto d_estmados a c.r_:mbwr
que se req uer ían en hom bre s
ideal de la Independencia? Se necesitaba un enviado del Señor, mientos
que es más cierto, las ocasiones y
una nac ión , o lo
como lo proclamó después el general Guerrero, hablando de Itéft- la faz de
pre sen tar on les fueron enteramente
posteriormente lo cir cun sta nci as en que se
bide. Era necesario un genio superior, como
asentó en sus escritos don Lorenzo de Zavala. Ese genio superior, contrarias” 18
ese enviado de la Providencia, a pesar de los pesares, resultó ser co mo un verdadero historiador:
Prosigue Zav ala , ra ci oc in an do
nada menos y nada más que don Agustín de Iturbide.
a proyectos gran-
« se dio principio a nuevas empresas, buscaba.un
Los juicios de Zavala, didfanos. des que comenzar on bajo buenos auspicios, y se
re que fue se cap az de tan ta confianza; que fuese va?:r;g
ho mb le?”.
Para reforzar toda mi disertación anterior, citaré los diáfanos te, activo, enérgico, emprendedor. ¿En dénde encontrar
juicios que don Lorenzo de Zavala vierte sobre el interesante tema —
de que me he venido ocupando. Juzgo que nadie que conozca la Continúa intachable Zavala:
honradez, pondrá en duda los juicios de este implacable historia- Revoluciones de Méjico, Editorial Porrúa, 5. As
_ 18 ZAVALA, Ensayo Crítico de las
dor, cuyos atributos indisputables son los de insurgente, anticató- 1969, p. BI.
lico por masón, republicano, liberal, enemigo de Iturbide y de su 19 Jbidem, p. 86.
49
48
“DoJon
n Agustin de Fturbide, » c cogonel de un
batallón de t
pmmnc:afe:,'na:mul de Valladolid de vacilé en colocarse a la cabeza del partido nacional, si podia
M:'chmân,neu:b;o:ï '
tado de cualidades brillantes, y entre
las principales, de valor conseguir inspirar esta confianza a sus conciudadanos”
y actividad poco comunes”20
Concluye Zavala sus honrados y vigorosos juicios sobre el Li-
b Zavala, después de comentarun cargo bertador de Méjico:
falso y ruin contra Tturbi-
€, afina sorprendentemente sus juicios sob
re el Héroe de Iguala:
“Sin embargo, Iturbide, aunque sanguinario, inspiraba con-
: ‘Se asegura que en un plan formado en Valladolid,
“
fianza por el honor mismo que él ponía en todas sus cosas. No
i su pa-
tria, en 1809, para hacer la independencia, se le creía capaz de una felonía, que hubiera manchado su
se conté con}::l
szr:) e:i:e se separó por no haberle dejado reputación de valor y de nobleza de proceder”.??
el mando, aunque,
entonces una graduación suficiente. para
este efecto.*
He aquí al genio superior y al hombre que inspiraba confianza
nia una alma superior » y que su amb
ici
ición estaba apoyad por el honor que ponía en todas sus cosas, retratado regiamente
;qu
-elfa noble resolución que desprecia los
peligros y que :oîl: por Zavala, y que, en suma, reunía todos los requisitos para rea-
etiene por obstáculos de ninguna especie, lizar la difícil empresa de la Independencia en 1821, porque, sen-
Se había familia-
rizado con ellos en los combates: había cillamente, era el único, no había otro mejor que él.
conocido el poder de
51
de Te ja s, pa rt e de Nuevo León, Coahuila,
¿ Tturbide la compra li fo rn ia i y AlAlt
ta Ca ; gún
lifornia, se
CaCal i
Nuevo Méjico, Bajaja
*
34 Ibidey 3992,
» Ibidu::_’ i
54
sad
i T — aaa
= ia d
—
33 Ibidem, p. 392.
34 Jbidem.
54
, lo pronuncié, a partir de la una
(El discurso que inserto a continuación
de la tarde del domingo 26 de sep tiembre de 1971, en el gran Teatro
ctas personas, para conme-
Metropólitan, y ante más de dos mil sele por
morar los 150 años de nuestra Independencia nacional, realizada
don Agustín de Iturbide.)
a el Ingeniero
(En esta memorable ocasión, me precedieron en la tribun ur-
co, pronunciando vigorosos disc
Edmundo Gurza y don Alfonso Jun
sos conmemorativos).
MEJICANOS:
cil abrimos paso entre los
Ha sido para nosotros sumamente difí an a todo
grandes nubarrones de la mentira histórica, que señore
Méj ico . No pod emo s cam ina r por nin gún rumbo sin
el suelo de
con eso s gra nde s obs tác ulo s que, en historia, les lla-
encontrarnos
la fal sed ad his tór ica , la men tir a his tór ica. Pero a pesar de
mamos
as gra nde s dif icu lta des , aqu í nos tie nen ustedes tratando de des-
est
rectificaciones históricas, tra-
pejar el ambiente, tratando de hacer
de dec ir en his tor ia qui éne s son los héroes conforme a la
tan do
idores, quiénes son los héroes
verdad histórica, y quiénes son los tra
negrusco edificio de Donceles
de cartón que nos decretan desde el
y Allende? (Aplausos cerrados). ra la Real
ficio de Allende fue
Desde allí se decreta, como si el edi
Academia de la Historia de Méjico, desde alfi se decreta, quiénes
los hér oes y qui éne s son los vil lan os. Desde allí y desde otro
son
io que se enc uen tra en las cal les de Argentina,2 a los idolos
edific
25 La Cámara de Diputados.
Püblica.
26 La Secretaria de Educación
57
e sl 2 p d M A m e o A A á R R
tuvo qm
en Teloloapan. Por consiguiente, Guerrero nada A
muy agrietados por sus grandes vicios y sus grandes pecados, se l con la
ente ni con la redacción del Plan de Iguala ni
retoca, se les maquilla, se les pinta y se les repinta de colores chi- Plan de Iguala y
hechura de la Bandera Nacional. La obra t_tlc]
llantes, para que el público devoto de esos idolos de la Kaaba, les
la obra de nuestra Bandera, fueron cxcluswas de don ¿;ghu;ti:;i
rinda veneración, cada vez que desde allí se exponen a la vene- ador qu::ü:âe i {b’jdg
En sus Memorias de Liorna, dice el Libert
ración pública esos iconos sagrados. publicó. 13;1 E
solo lo concibió, él solo lo escribió y él solo lo
¡Qué cosa tan contradictoria! Mientras esos señores profesan - zo dÊn en l’mr-
y Guerrero no se conocieron antes del 10 de mar v
verdadera fobia a las imágenes sagradas del culto catélico, ellos se don Agus
Teloloapan, cuando el Libertador de Méjico,
esfuerzan por multiplicar los ídolos oficiales, como en la época del creado, 'E:]T…î d
bide, había ya proclamado el Plan y había
Cacjque Gordo de Zempoala, a la llegada de Cortés a Méjico. cs_ Palm-l p
de Méjico y de los mejicanos, el mâs hermoso de'lr
(Aplausos). a Tricolor!
cionales que hemos conocido: ¡nuestra Bander
Con gran facilidad decretan desde allí, que el consumador, que
24 de agosto de 1821,
el libertador de Méjico fue don Vicente Guerrero, sin serlo; sin SÛSIË:È{‘IÀËL.Œ de Cérdoba se firmaron el
;
tener ninguna autoridad, lo dicen y lo repiten con la misma faci- en Cérdoba, Veracruz. Los protagonistas !ueron dos ûmcËË:
< ;;
lidad con que nosotros, con gran desprecio de las ciencias bioló-
don Agustin de Iturbide, otra vez el mt:]crr_.an;:tn]îa en esta
gicas, tuviéramos que decretar que los pichones de San Fernan- O'Donojú, último virrey de Méjico. p:osæmuaum_
y don Juan
do, son bandas de tiburones de las que abundan en el Mar Caribe.
don Vicente Guerrero se ignoraba por (‘:t?fïlpïeto cra € s
(Risas y aplausos). Pero no se trata de hacer decretos. Se trata .aíilí))óf º;¡;:s¿[ - bäe ;
dentales acontecimientos históricos de Ivác¡mot el !
de exhibir la verdad y se trata de responder a esas nubes de men- ecisiva de Guerrero para decre no
icipaci
tiras, no con supuestos hechos históricos, sino con disparos de una c:l ?hî éji œ"? Se nece sita , pues , inve ntar una humnî :a;:t;f;;
Î:l dîî
lo E:uo i o
artillería pesada que arrojen luz sobre las tinieblas y que demuelan cial que diga, como en realidad dice, que él lnîio m
en docu
a los ídolos falsos que se han impuesto en Méjico para la venera- hizo, y que, sin embargo, él mismo reconoció
, (Aplausos).
ción obligada de la niñez, de la juventud, e inclusive del sacro i futables que jamás realizó, y que jamás hizo os, de
magisterio mejicano que poco sabe y poco piensa en estas cues- ia, mejicanos, si es que mg¡me_ntc lo som
De ahí la urgenc
historia de Méjico, a
tiones. (Aplausos), lanzarnos organizadamente a rectificar la
si es que teneîms pu:
No es cierto que don Vicente Guerrero haya sido el libertador fin de que nuestros hijos y nuestros nietos,
la peor, la de la men
de Méjico. Es rigurosamente cierto que el soldado suriano tuvo dor, , no sean víctimas de esa corrupción, E ‘
— ;
la constancia de permanecer hasta el fin, enarbolando la idea ira. (Aplausos). Iturbide, Í
de la independencia en las montañas del sur, sin ninguna posibi- mîie(väido a] hacer la defensa de don Agustin de
cosa. A und ärœmder
lidad de hacerla, porque no tenía el talento necesario, ¡Porque ca- ustedes me lo permiteii. No he venido a otra defender.
se le viene a
recía de los medios humanos y materiales necesarios para realizar to, a un personaje infamado, vilipendiado,
una obra que dificilmente se hubiera realizado, si no aparece pro- N:’.‘l abogado, pero soy historiador. {Aplansos]_.
rbide en tf:.c_.\lêlï_:'lalpa-
videncialmente la figura de don Agustín de Iturbide. (Aplausos Scsoäan ensañado contra don Agustin de Itu ; m-
cerrados). ¥ l; for ma int
i ele ctu al. À don Agu stinin de Iturbide sie
iona
ibiendo hechos histó-
Paso a probar. No cs cierto que don Agustín de Iturbide y don Ëïïæ, lîohïæ!umiadn. No se le ataca exh
den exhibir.
Vicente Guerrero se hubieran conocido el 10 de enero de 1821 ricos, verdades histôricas, porque no se pue
59
58
Se le acusa de traidor. Cualquier niño, hasta de kinder, si se ji y ses pone a las órdenes
iernen contra Méjico
le pregunta quién fue don Agustin de Tturbide, responde que fue —
i w CIC
res| T;t a del vil lan o Congreso de 1824,5 fue el
un traidor. À nadie traicionó Iturbide. En el Plan de Iguala Ila- i
l:a ;zm r;n ttt e pl;r a el Libc rtaE :lîr .l Vean) ustedes quién es el
mó a la unión a todos los mejicanos para hacer una independen- gzc :tt ,
i villanos. (Aplausos).
cia basada en estos tres principios: el de la Religión, el de la Unión i
ËN Èj ËÆ ÊŒ uË ZÏ ÏŒ gra n fac ili dad el término tra:ldm'. ll:
y el de la Independencia. Y ofreció, además, que al triunfo de su “I
Al que es hm‘Î ro ;Z n
épico movimiento se implantaría en Méjico la Monarquia Cons- quien dice la verdad se le llama traidor. (âi ; sn
e se le llama trai
titucional, Tirios y troyanos, realistas e insurgentes, aceptaron cla- llama traidor. Al que es intransigent
tie nen el esp iri tu rel aja do ¥ el cnt::n alä:m -
morosamente el Plan. Iturbide no traicionó a nadie, porque cum- mente a los que
e;: ammo:
plió fielmente con lo que él había ofrecido. Estableció una mo- corrompido, por esa gran mcstal:iilidadddä g;l:iu:ea;í;;
decir la verdad, > 5
narquía constitucional que halagó a todas las facciones en que Estâ ibido en México
uîl;âî ls.on
entonces se dividía Méjico. No fue desleal con nadie. Ëâtînïîäla)fimmtc el mote de traic!m*, ignorándo_sc Ic:u
ver dad ero s tra ido res . ; No fue tra ido r à su pat;lal ]3‘:; ra;hr
Cuando Emperador, sus más grandes amigos fueron desleales los
snl!c.ual:.pa de de Pfec h.aza.';
con él, por obra y gracia de la pérfida conspiración masónica; En 1823, por primera vez, Poinsett o,r u
I)turb¡de, 311d|gn
pero él no traicionó a nadie. A Guerrero, indiscutible soldado de cuando menos la cesión de Tejas.
o a It¡l.l;b.ldc q(;m lpù Esta .
la patria, y a quien yo estimo cordialmente, por haber sido un semejante petición. Poinsett le inah'l_u
esforzado soldado, Iturbide lo colmóde honores. Hecha la Inde- implantaba en Méjico las instituciones _po'lmcalîazñe tos re
con gra n sen tid o polí tico , rec A ;;:; T
pendencia, Iturbide lo nombró Mariscal de Campo con honores Unidos. Itu rbi de,
ins inu aci ón. Sin emb arg o, vea mos para en:omunẠw
de Capitán en la provincia del sur. Y después, Guerrero, que ha- mejante -
de nue str os per son aje s tan glo rif icados por € ei
bía prometido sumisa fidelidad al Emperador, lo traiciona y se os
no tie nen man cha s. .. no se han contaminado del pin de
levanta en armas en Chilapa, Gro., en contra del Emperador. g;:; el alma...
'l:a 'i'ierra Caliente. .. aunque tengan pinto en
¡Fue Guerrero quien traicionó a Iturbide, mas no Iturbide al ge-
neral Guerrero! (Aplausos cerrados).
m[)o:‘:‘{flosé Maria Morelos y Pavôn, tan glorificado en Méjico
El cargo de “traidor” lo inventaron los diputados del Congre- insurgente, no cabe f%uda, lapsummï
so de 1823-1824, para evitar el regreso de don Agustín de Itur- por sus grandes méritos de elp"hé.
venta en 1813, a Tejas con los Estados thlos. Em:tcn
bide, de Europa, a Méjico. Don Agustin de Iturbide, en 1824, no del sacerdom'o de su culto, í p
regresaba a reconquistar ningún trono, venía a defender a su pa- bas. Pero Morelos, a los ojos svmus
epó nim o”, es ekh éro e inm acu lad o más blanco que
tria, porque el Duque de San Carlos, embajador español en Pa- roe Mé:
del Popocatépetl, más radiante que _los rayos Êlel pïîncta
rís, a través de otro personaje, Torrente, amigo de Iturbide, le llo:lïräïï ár; "
había ofrecido al Libertador de Méjico el mando del ejército de Don Valentin Gémez Farîasf, el pîmarca e:e :
Alfonso Junco,
la Santa Alianza que se organizaba allá, para venir aquí a recon- ji
la Junta Anfictiónica de
ei SÏPËÆ Ê:nlsas, pació enla seg
quistar a Méjico. Rechazó la oferta con indignación don Agustín, aramén dev '[l'qaân ï ;:
y entonces tomó la resolución de regresar a Méjico, como simple Nueva Orleáns —logia masónica— a::¡md._“an
én es don
soldado, para defender a su patria y ponerse al lado del gobierno anexión a los Estados Unidos. ¿Pero qui tlodu
rca , es el san tón libe ral, ant e qui en sus fieles se
constituido. Por eso es que él comunica al Congreso los peligros el patria en A
constantemente para pedirle, por lo menos, buena suerte
60 (Aplausos nutridos). si
— =T
un presidente americano y protestante, un ejército americano, más tremenda derrota a Morelos, en las Lomas de Santa María,
frente a Valladolid, hoy Morelia. Al mes siguiente, cinco de enero
que se proscribiera aqui el idioma español, y que se substituyera
de 1814, en la batalla de Puruarán, fueron abatidos los insurgen-
por el inglés. ¿Pero quién es, quién es don Miguel Lerdo en el
tes por Tturbide, por Llano y por otros jefes realistas. La acción
firmamento de los Pillos Ilustres del partido liberal? Una estrella,
de las Lomas de Santa María fue tan brillante, que el virrey Ca-
una estrella mâs brillante que la Estrella Polar. Y de don Benito,
lleja le decretó a Tturbide el nombramiento de Segundo Coman-
mejor no hablemos... (Risas y aplausos prolongados). Don Be-
dante del Ejército del Norte. Iturbide declinó el honor. No acep-
nito, en términos generales, estuvo a punto, en 1859, de dejarnos:
tó el nombramiento. Alegó que estaba mal de salud y que no era
sin patria, de borramos del mapa.
el hombre indicado para asumir tal responsabilidad. Muchos de
Todavía en el año de 1865, para no hablar del tratado Mac
ustedes tienen más experiencia que yo, y sabrán que cuántos de
Lane-Ocampo; en 1865, repito, cuando él decía que andaba va-
nuestros generales en Méjico, han obtenido esos grados, no pre-
gabundo por el norte, montado sobre su mula zapoteca, para sal-
cisamente peleando como lo hizo Iturbide, sino arrastrándose...
var al país de la “dominación” francesa, firmó un tratado el 15
de mayo de 1865, en San Carlos, Tamaulipas, con los Estados
(Aplausos cerrados) .
Al día siguiente de la consumación de nuestra Independencia,
Unidos, y por el cual, a cambio de treinta millones de pesos, en-
tregaba San Luis Potosi y Tamaulipas a los Estados Unidos. 28 de septiembre de 1821, cuando se organiza la Regencia y se
organiza la Junta Suprema Nacional Gubernativa, se decretan ho-
(Aplausos).
nores y premios para don Agustin de Iturbide. Primer honor: un
Se acusa a don Agustín de Iturbide de ambicioso. Para que
no se nos ataque, debemos no ser ambiciosos. Es un pecado mor- millón de pesos como premio al Libertador. Iturbide rechazó el
tal la ambición. premio de un millón de pesos. Segundo premio: veinte leguas en
cuadro de terrenos en Tejas. Tturbide rechazó el premio. Tercer
Los pueblos solamente llegan a valer cuando progresan, y el
progreso solamente se consigue cuando todos y cada uno de los premio: diez mil pesos mensuales a partir del momento en que
miembros de esos pueblos tienen ambiciones legítimas. (Aplausos él proclamó la Independencia. De esa cantidad de dinero, el Li-
cerrados). La ambición de Iturbide fue legítima al querer hacer bertador solamente tomó la mitad y la otra la destinó para ves-
la Independencia de su patria, y la hizo; como fue legítima la tuario de sus soldados. ¡Cuántos generales revolucionarios han
ambición de Guerrero de hacer la independencia construido y siguen, construyendo palacetes a base de explotar a
de su patria;
como fue legítima la ambición de Morelos de hacer la indepen- sus soldados (aplausos interrumpidos por el orador) ; dice Obre-
dencia de su patria. Entonces, ¿por qué se condena al primero y gón, hablando de los generales revolucionarios, que ninguno de
se ensalza a los segundos, por el mismo hecho, ellos resistía un cañonazo de cincuenta mil pesos (aplausos inte-
por la misma opi-
nión, por las mismas ambiciones? Indudab¡em¿fc que por el es- rrumpidos por el orador); Iturbide soportó un cañonazo de un
millón de pesos. (Aplausos cerrados). Y en materia agraria, po-
tado de injusticia en que ha caído, en este caso, el pueblo meji-
líticos revolucionarios fundamentalmente, no solamente les agra-
cano por falta de verdadera instrucción histórica.
Hizo la independencia de su patria Iturbide; y fue su más dan las tierras cultivables que no son suyas, sino que envidian
grande ambición realizada. Fuera de allí, no fue ambicioso. hasta la tierra que traen en las uñas los infelices ejidatarios meji-
Y canos. (Risas y aplausos nutridos).
voy a probarlo con algunos hechos.
62 63
F .
prolijo en —
Nunca quiso Iturbide ser emperador, y no voy a ser
para que
este asunto. Tan es así, que su elección, o mejor dicho,
nes lo ro-
aceptara tal cargo, prácticamente lo presionaron quie
r a un tro-
deaban. Otra prueba: cuando creyó necesario renuncia
hubiera conservado, porque contaba con
no que él fácilmente
, prefirió
grandes elementos del ejército y con el pueblo mejicano
la corona
renunciar e irse al destierro porque no le interesaba
del Imperio.
Sin embargo, a Simén Bolivar, ¿quién no lo venera como al
tiones polí-
Libertador de Sudamérica? Y fue ambicioso en cues
seme-
ticas. El quiso gobernar a toda Sudamérica, y para evitar
también héroc
jante atentado, hubo que derrocarlo. San Martín,
ana y poner
de Sudamérica, quiso implantar la monarquía peru
rgo, a
bajo sus plantas todos los países sudamericanos. Sin emba
le llena de in-
Tturbide, que nunca ambicionó semejante cosa, se
se les colma de
jurias; mientras que a Bolívar y a San Martín
veneración.
n que
Se acusa a don Agustín de Iturbide de ser fastuoso; dice
ba la sencillez
le gustaba el lujo. No es cierto. Le gustaba y ama
los demás pa-
don Agustín. Pero vamos a ver qué hay de esto en
tricios; es necesario ver, someterlos a análisis riguroso en estas
cuestiones y en estos momentos.
Don Miguel Hidalgo y Costilla, tan venerado por todos los
recepciones en
mejicanos, en Guadalajara todas las noches tenía
entaba
el palacio donde él había establecido su gobierno. Se pres
ñaban sus
vistiendo lujoso uniforme de generalísimo; lo acompa
portando ha-
famosos guardias de corps, lujosamente vestidos y
de los ejércitos
chas encendidas. Habia música, y el generalísimo
o concierto, lle-
insurgentes, para no aparecer solo en cse delicios
hermosa que
vaba del brazo y danzaba con ella, a la joven más
¿No era fastuoso v PAvóN
había en Guadalajara, precisamente en 1810. Don José María MoreLos
entraba a
don Miguel? Simón Bolívar, el 7 de octubre de 1813, doce don-
no;
fue mu y val ien te; profundamente gum.ialupal'
More lo s su gloria, llegó a
Caracas sobre un carro romano, lujosísimo, tirado por pero cruel y sanguina ri o. En la cu mb re de
-
rado como ya rey. _¿¡A'lgulen lo puede exo
cellas ligeramente vestidas. Y San Martin, tan vene mo a
exigir que se le tratase co de traición a nuestra patria, al
placer de las nerar con justicia del delito yanquis, en 1813, el extenso
dije, en la ciudad de Lima, Perú, se dedicó al gran nder à los
disponerse a ve
=
mujeres, al del aguardiente y al del opio en Lima y en Santiago
de Chile, y consecuencia de ello fue que perdiera sus facultades
intelectuales y mentales. Pero a ellos se les venera mientras que
a Iturbide se le denigra. Francisco
Sin embargo, un gran escritor liberal mejicano, don
pública y privada, mientras
Bulnes, dice que Iturbide, en su vida bres.
y dignidad de costum
fue gobernante, observó una gran pureza
De “picaro”, no
Se acusa a Iturbide de cruel y sanguinario.
no quiero repetir el nom-
hace mucho que lo acaban de decir. Ya
ya lo saben.
bre de quienes lo dijeron, porque ustedes
un hombre que
Efectivamente, don Agustín de Iturbide fue
dado de un ejército re-
cumplió con su deber de soldado, de sol
de pacificar a la Nueva
gular. El no era guerrillero. Se trataba
con el pretexto de luchar
España, más infestada de bandoleros
patriotas. Y con los ban-
por la independencia, que de verdaderos paz
fin de restablecer la
doleros nunca tuvo piedad don Agustin a
en la Nueva España. El número más crecido de fusilados que
Itu rbi de, fue en Sal vat ier ra y en Valle de Santiago, Gto. En
hizo
urgentes, alli, en Salvatie-
1813, derrotó clamorosamente a los ins fu-
acto, a veniticinco prisioneros, los mandó
rra, y en el mismo
gente: para qué lo ne-
silar, Y después, continuó fusilando más
gamos.
s, para ver si no tienen
Pero veamos a los venerados patricio
sangre en las manos.
Don Miguel Hidalg o, en Morelia, mandó asesinar, a sangre
fría, a sesenta españoles. En Guadalajara, según declaró en su
o de Chi hua hua , man dó ases inar , también a sangre fria, a
proces
don Carlos María de Bus-
trescientos cincuenta españoles; aunque
ero de Morelos, dice que
tamante, historiador insurgente y compañ
en Guadalajara. Don José
fueron más de setecientos los asesinados
ando cerca de Chilpancingo,
María Morelos y Pavón, en 1814, est re-
elia y en Puruarán,
después de haber sido derrotado en Mor sido ejecutado en
cia de que el cura Matamoros había
cibió la noti
I)ofi ch;,mm A re lad oli d. En ven gan za, ord enó que fueran fusilados 203 espa-
Val
s lugares de las costas de
ñoles que tenía prisioneros en distinto
Allende era soldad ra
armas con Hidalga(]e:dl EÆIËË}“F Î-IIÎOES]}aéña, en el momento de levantarse en atlan,
de traidor raa Españ Guerrero, especialmente en Acapulco y Pet
hnfiets PLs menosoo à le acusa
en Jugar ;de rendliilé * horiores? Fue ec
i
España
. 65
no ser E sangumario
liza ;:!I’)Cl!: }'fp]m;:*hlc dela matanza de españoles ;'ll;fe'l:cfr?]os,gu, .
p'e Wanajuato, el 24 de noviembre lde mwr;:a-
F
A don Benito Juârez se le sublevó en 1871 la guarnición de
Ciudadela, a consecuencia del Plan de la Noria, proclamado en Señores: Si hasta la fecha vemos con gran satisfacciôn que te-
su contra por el general Porfirio Díaz. Fueron aplacados los suble- nemos una patria independiente, o que por lo menos en 1821 fue
vados. Se hicieron doscientos prisioneros; de verdad independiente, ese gran don, ese gran regalo, no surgió
y Juárez ordenó que
los doscientos prisioneros fueran ejecutados. Los ejecutó el general al acaso, se lo debe la patria mejicana y se lo debemos todos los
don Sóstenes Rocha. Catorce años antes, a consecuencia del le- mejicanos a don Agustin de Iturbide, (Aplausos interrumpidos
vantamiento nacional que provocó la promulgación de la Cons- por el orador). Si todos los mejicanos nos sentimos felices y
nos
tituciôn política de ese año, el general Juan N. Alvarez, en Chi- conmovemos hasta las lágrimas cuando en determinados actos
ve-
lapa, Guerrero, hizo prisioneros a 500 individuos que mos flamear la hermosa Bandera nuestra, debemos pensar que no
defendían surgió del acaso, que no surgió de la nada, que tuvo un autor,
su fe católica, y los mandó fusilar. Eso sucedía el 9 de octubre y
de 1857. El día once de ese mismo mes y año, en Tixtla, dond
que ese autor fue don Agustín de Iturbide. (Aplausos interrum-
e pidos por el orador).
mañana se va a decretar otra vez que el general Guerrero fue el
libertador de Méjico, Estas enseñanzas es un deber transmitirlas, sin temor de equi-
mandó fusilar don Juan N. Alvarez a 250
prisioneros por las mismas causas, vocarnos, a nuestros hijos y a todas las personas de buena volun-
tad que quieran conocer la verdad. ¡Que quieran positivamente
El general Obregón, que tiene el gran mérito de haber manda-
abandonar el sistema intelectual de mentiras que se ha estable-
do asesinar el sesenta por ciento de los generales revolucionar
ios, cido en Méjico!
cuando los combates de Celaya de 1915, le hizo al general
Villa Por otra parte, independientemente de rectificar estas verdades
200 oficiales prisioneros. A los doscientos los mandó fusilar,
Y a histéricas, es necesario pensar que nunca se salvará Méjico si
UuNos muertos y a otros vivos los mandó incinerar. Pero, ¿en dénde
apostata y abomina de la verdad. Vivir una vida de mentiras, es
están ahora estos “héroes”? Ya ustedes lo saben...
Conocen La vivir una vida frágil y artificiosa. Es vivir una vida de ficciones
Bombilla. .. Conocen el Panteón de San Fernando... El Hemi- como la que viven los marigu
ciclo de La Alameda. .. Allf están gozando, esos “hér
o losan
drogaos
dictos. No es po-
oes”, de la sible que Méjico se salve haciendo a un lado la verdad. No es
veneración pública. Pero Iturbide, que fue mucho menos sangui- posible salvar a Méjico si no tenemos en cuenta esos grandes va-
nario que ellos, es el proscrito de la patria mejicana. (Apl lores que están en depósito en la Historia.
ausos
cerrados). Allí tenemos, en la Bandera Nacional, tres grandes ideales,
No es posible continuar hablando más. Es suficiente con lo con los cuales Tturbide hizo nuestra Independencia, y que son
que he dicho, Tal vez a algunos les haya parecido o les esté valores por los que debemos luchar permanentemente. El Ideal
pare-
ciendo crudo y duro que diga estas verdades. Verdades que
no de la Religión Catélica, Apostélica y Romana, que es el que sim-
he inventado. Verdades que constan en los grandes y verd boliza el color blanco, es el valor que debemos nosotros, que de-
aderos
tratados de historia de Méjico. Pero si alguien se ha escandali- bemos evitar que se contamine, que debemos evitar que se co-
zado, le repito la norma que don Francisco Bulnes ha dado
sobre rrompa, porque es el mejor lazo de unión que existe aún entre los
la Historia: “Pero la historia no es ni puede ser generosa, sino mejicanos. Pero además, desde el punto de vista divino, la Reli-
justiciera; la clemencia le está prohibida”; dice el gran autor gión Católica, Apostólica y Romana, si nos abrazamos a ella, es
li-
beral. (Aplausos). la única que nos conducirá a la bienaventuranza eterna. (Aplau-
sos cerrados).
66
67
— EN
Debemos luchar por que el ideal de la Unión, impreso en el derrotado al jefe de la masonería escocesa, que tal era don Ni-
color rojo de nuestra Bandera, sea una realidad; y debemos evitar, - colás Bravo. Digan ustedes si no es despreciable el papel de que
y sobre todo los mejicanos católicos, seguirnos dividiendo y subs el general Guerrero hubiera informado de esa “victoria” a las
dividiendo. Debemos abandonar nuestras miserias, nuestras mez- logias masónicas yorkinas de los Estados Unidos, no como si hu-
quindades, nuestras ruindades, para sólo pensar en Dios y en la biera triunfado el gobierno sobre una facción, sino del triunfo de
Patria. (Aplausos nutridos). una facción masónica contra otra facción masónica. Ustedes juz-
Debemos pensar muy en serio, los pobres y los ricos, los igno- guen si esto es digno en un personaje tan elogiado como es
rantes y los sabios, que el color verde de nuestra Bandera sim- Guerrero.
boliza la Independencia de Méjico. Y que se piense si realmente En 1828, el general Guerrero, íntimo amigo de Joel R. Poinsett,
somos independientes. Desde hace mucho tiempo, desde 1867, por primer embajador de los Estados Unidos en Méjico, le ofreció,
obra y gracia de Juárez, Méjico quedó subordinado totalmente al
Guerrero a Poinsett, hacerlo emperador de Méjico.
yugo yanqui de su política y de su economia. Ahora parece que
En ese mismo año de 1828, el primero de septiembre, hubo
se aflojan un poco las amarras de esa dominación norteamerica=
elecciones presidenciales. Los dos personajes que se enfrentaron
na, pero empiezan a asomar los cables para atarnos al dominio
para disputarse la victoria electoral fueron el general Vicente
del imperialismo marxista. Ustedes dirán si debemos seguir luchan=
Guerrero y don Manuel Gómez Pedraza, los dos masones yorkinos.
do o no, por la independencia verdadera de Méjico. (Aplausos).
Vino el resultado de las elecciones y triunfó legalmente el general
Iturbide es el Libertador de Méjico. Y no por decreto, sino por don Manuel Gómez Pedraza. Así lo asienta, así lo reconoce don
razones históricas de orden científico. Lorenzo de Zavala, íntimo de Guerrero y porque era quien lo
Guerrero, entre los hombres de aquella época, fue un colabo- manejaba intelectualmente. Vistos los resultados, Guerrero no
rador, menos eficaz que otros insurgentes, inclusive. A él, a Gue- aceptó ser derrotado. Se levantó en armas. Estalló aqui en Mé-
rrero, se le pinta ahora con colores delicadisimos. Ya he visto sus jico la famosa Revolución de La Acordada. Esta revolución inti-
pinturas, sus retratos en el Metro. Tal parece que el hombre de midó a Victoria, que era el presidente de la República. Gómez
Tixtla nunca tuvo manchas. ; Pobrecillo! Pedraza, que era ministro de la Guerra, renunció a la secretaría
En 1827, estalló una revolucién proclamada por el coronel Ma- y se fue al destierro, y Victoria reconoció a Guerrero como presi-
nuel Montaño, en contra del gobierno del general Guadalupe dente electo de Méjico. Es el primer presidente, Guerrero, que en
Victoria. Se puso inmediatamente después, al frente de esa revo- Méjico llega al poder por el asalto, y sin embargo, es el ídolo ante
lución, el general don Nicolás Bravo, gran maestro de las logias el cual hay que ponérse de rodillas en estas ocasiones. (Aplausos).
masónicas escocesas. El gobierno de don Guadalupe Victoria man- Vamos a seguir trabajando por la rectificación histórica. Vas-
da al general Guerrero a que someta al general Bravo. Bravo se concelos dice: “Si no es por la verdad, la salvación no ocurrirá
sitúa en Tulancingo, Hidalgo. Allá va Guerrero, Cambian algunos jamás”. Si queremos verdaderametne ser libres como mejicanos,
tiros y se concierta un armisticio. Aprovechándose del armisticio, debemos conocer a fondo nuestra historia; de lo contrario, segui-
Guerrero, traicioneramente, hizo prisionero al general Bravo. Es- - remos siendo esclavos. Maquiavelo ha definido el reinado de la
capó Bravo de ser fusilado y lo desterraron a Chile. Y después mentira diciendo: “El pueblo que no ama la verdad es el esclavo
de este triunfo tan dudoso, el general Guerrero envió un informe natural de todos los malvados”. Y este juicio tan precioso de Ma-
a las logias masónicas de Estados Unidos, diciendo que él había quiavelo se sigue cumpliendo inexorablemente entre nosotros.
68
69
Señores: vamos a reivindicar la verdad histérica para que Mé
jico se salve. Vamos a decir de aquí en adelante, a quienquiera
que sea, que el padre verdadero de nuestra Independencia es
Iturbide; que no es posible adulterar los hechos, porque al fin y
al cabo la verdad se abrirá paso. ]
Señores: no me resta más que decir con todos ustedes: ¡que
viva Méjico y que viva Iturbide! (Ovación estruendosa).!
APENDICES
70
A
PLAN DE IGUALA
17.~Este ejército observará a la letraa ordenanza; y sus listas, seremos unos meros protectores, unos simples espectadores
y oficialidad continuarán en el pie en que están, y con la . de la obra grande que hoy he trazado, y que retocarál:l y períeul:-
tativa no obstante a los empleos vacantes, y a los que se estime de cioñarán los padres de la patria. Asombrad a las naciones de la
necesidad o conveniencia. culta Europa; vean que la América Septentrional se emancipó
18.-Las tropas de que se componga, se considerarán como de - sin derramar una sola gota de sangre. En el transporte de vuestro
línea y lo mismo las que abracen luego este Plan: las que lo di- — júbilo decid: ; Viva la Religión Santa que profesamos! ¿'Vwa la
fieran y los paisanos que quieran alistarse, se mirarán como mi- América Septentrional, Independiente de todas las naciones del
licia nacional, y el arreglo y forma de todas, lo dictarán las Cortes, globo! ; Viva la Unión que hizo nuestra felicidad!
19.—Los empleos se darán en virtud de informes de los respee-
tivos jefes, y en nombre de la nación provisionalmente. Iguala, 24 de febrero de 1821.
20.—Interin se reúnen las Cortes, se procederá en los delitos con
AGUSTIN DE ITURBIDE.!
total arreglo a la Constitución Española. - y
21.—En el de conspiración contra la Independencia, se procede-
râ a prisió
sin pasar
n, a otra cosa hasta que las Cortes dicten la
pena correspondiente al mayor de los delitos, después de lesa Ma-
jestad Divina.
22.—Se vigilará sobre los que intenten sembrar la división, y se
reputarán como conspiradores contra la Independencia.
23.-Como las Cortes que se han de formar son constituyentes,
deben ser elegidos los diputados bajo este concepto. La Junta de-
terminará las reglas y el tiempo necesario para el efecto.
76 77
TRATADOS DE CÓRDOBA
ices,
Jus, 1942, Apéndices, pp. 507 a !910. Y
into,
2 ALAMÁN, Historia de Méjico,
Maniano Cuevas, El Libertador, tgfi?m% Pa¿in, S, A., 1947, pp: 252 a 254
82 83
C
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BusTAMANTE, CARLOS
Unidos Mejicanos, Jus, 1 tomo.
* ALAMÁN, Historia de Méjico, tomo quinto, Jus, 1942, Apéndices, pp 957 y 938.
88
Advertencia .
Prélogo musical .
.
X EL Gran Desrojo DE LAS GLORIAS DE ITURBIDE
Los atentados en contra de la memoria de Iturbide .
El gran despojo de los méritos del Libertador .
-
IT. [TURBIDE -Y LOS FISCALES DEL DIABLO .
Iturb¡dc
“; Traidor!”, cargo pupularmdo en contra de
Im:b:dc, “sanguinario”, gritan sus enemigos .
T. Más FALSEDADES EN CONTRA DE ITURBIDE .
Iturbide, “¿autoproclamado emperador?” .
El reproche de “ambicioso” a Tturbide.
Otro cargo infame contra Iturbide, el de “ “tirano”
Otro cargo maléfico: Iturbide “oportunista” .
Los juicios de Zavala, diafanos .
Comienzo de la gran empresa .
Conclusiones finales
IV. Un Discurso EN EL METROPÓI.ITAN ;
Apéndices .
A. Plan de Iguala . E
s. Tratad os
de Córd oba . - -
; ;
c. Verdadera acta de Indepmdencm de Me}:.cu
bide .
p. Acta del Congreso eligiendo Emperador a Ttur
Bibliografía .
Acabóse de imprimir el dia 9
de junio de 1974, en los Ta-
Heres de la Editorial Tradi-
ción, 5. À, Av. Sur 22 No.
14 (entre Oriente 259 y Canal
de San Juan), Colonia Agricola
Oriental, México 9, D. F. El
tira fue de 2,000 ejemplares.
Salvador Borrego E.