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PARALEPSIS

Al constituir una modalidad específica de alteración de la perspectivación, la paralepsis consiste en


facultar más información que la normalmente permitida por la focalización instituida. Si tenemos en
cuenta la inexistencia de limitaciones informativas propia de la focalización omnisciente,
concluiremos que solamente es pertinente hablar de paralepsis a propósito de la focalización interna
o de la focalización externa, por tratarse de modos de representación por naturaleza afectados por
restricciones de información.

Particularmente curiosa es la manifestación de la paralepsis en narrativas de narrador


autodiegético: cuando artificialmente se coloca en la posición del protagonista que fue en el pasado,
el narrador deja escapar, a veces, informaciones prematuras, que atañen al momento de la historia en
que se encuentra, correspondiendo entonces la paralepsis también a una prolepsis: “No siendo
psiquiatra, como José Luis Llobera, el doctor Raset se comportó cobardemente. Como un traidor,
como un hijo de puta. Aunque a la larga resultó ser un santo, y bastante psicólogo, además, porque
todo formaba parte de un complot organizado a medias con José Luis” (A. Bryce Echenique, La vida
exagerada de Martín Romaña, p. 580).

PARALIPSIS

Al constituir una modalidad específica de alteración de perspectivación, la paralipsis consiste en


facultar menos información que la normalmente permitida por la focalización instituida. Si tenemos
en cuenta que la focalización externa se traduce en una restricción violenta de la información
diegética, aceptaremos que la paralipsis sea considerada como infracción momentánea durante la
activación de la focalización omnisciente y de la focalización interna. Un ejemplo característico de
paralipsis es el que se encuentra en los capítulos iniciales de Os Maias: al recuperarse,
predominantemente en focalización omnisciente, el pasado de Carlos de Maia, se oculta el decurso
biográfico de su madre y de su hermana (con la ayuda de elipsis, como la que encontramos entre los
capítulos II y III), después de la fuga de Lisboa; así se salvaguarda la ignorancia del lector a propósito
del incesto, recargando en la intensidad dramática de las revelaciones finales. En otras circunstancias
la paralipsis evidencia, por parte del narrador, una especie de reticencia levemente irónica, en dar
como conocidos los pensamientos de los personajes: “No es posible que Blimunda haya pensado esa
sutileza, y de ahí, quién sabe, nosotros no estamos dentro de los otros, no sabemos lo que piensan
(…) (J. Saramago, Memorial del convento, págs. 339-340).

Carlos Reis y Ana Cristina M. Lopes: Diccionario de Narratología. Ediciones ALMAR,


Salamanca, España, 2002. pág. 195-196.

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