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TEMA 10.

LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA

El cambio lingüístico a lo largo del tiempo: las etapas históricas. La variación espacial: los dialectos. Historia y
variedades dialectales. La variación sociolingüística. Bilingüismo y diglosia. Registro y estilo.

TEMA 10. LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA

1. EL CAMBIO LINGÜÍSTICO A LO LARGO DEL TIEMPO: LAS ETAPAS HISTÓRICAS

La variación lingüística es el resultado del proceso de diversificación que experimenta una lengua como
fruto de la influencia de los múltiples factores que operan sobre ella y sus hablantes.

La variación de una lengua a lo largo de su historia se denomina variedad diacrónica o histórica.

El panorama lingüístico de España en la actualidad es el resultado de la historia de los diferentes pueblos


que han habitado en su territorio a lo largo de los siglos.

Antes de los romanos, habitaban la Península Ibérica pueblos con sus propias lenguas: celtas, astures,
cántabros y vascos, en el norte, e íberos en el sur y el este. Ninguna de las lenguas de estos pueblos
sobrevivió a la colonización romana, a excepción del vasco.

La llegada de los romanos a la Península tuvo lugar en el año 218 a.C. A partir de ese momento comienza
un proceso de romanización muy profundo que trajo consigo su lengua, el latín, que poco a poco fue
convirtiéndose en la lengua de todo el territorio hispano.

Desde el comienzo de la romanización conviven dos variedades de latín, utilizadas en distintos ámbitos:
el latín clásico, la lengua de cultura que hablaban las personas formadas, y el latín vulgar, la lengua que
el pueblo hablaba cotidianamente.

A partir del siglo V (año 409), tuvieron lugar las invasiones de los pueblos germánicos, que jugaron un
papel fundamental en la caída del Imperio romano. En el siglo VI instauraron el reino visigodo de España,
pero los visigodos adoptaron la lengua y cultura latinas, aunque contribuyeron a acelerar la evolución del
latín y a romper la unidad idiomática de la Península. Era un latín bárbaro, lleno de confusiones, y al que
podemos calificar de prerromance, que va evolucionando de forma diferente según las zonas, originando
variedades lingüísticas que serán el germen de las diferentes lenguas romances.

En el año 711 los árabes invadieron la Península, con la excepción de algunos núcleos cristianos del norte.
Después de la invasión árabe, el romance no desapareció en las zonas de dominio musulmán, en las que
se dio, al menos en un principio, una situación de convivencia lingüística entre el romance y el árabe. Pero
el árabe llegó a imponerse como lengua de cultura y su influencia fue notable.

Desde los núcleos de resistencia cristianos, cada uno hablante de diferentes variedades romances, se
inició la Reconquista, que terminó en 1492 con la toma de Granada. A medida que progresa la
Reconquista, la Península queda dividida en cinco franjas verticales, con una variedad romance diferente:
la del gallegoportugués y la del asturleonés, al oeste; en el centro, la castellana; y en el este, la del
navarroaragonés y la catalana. Los vascos siguen manteniendo su enclave al norte de la Península.

Frente a todos ellos, el castellano evolucionó con mayor rapidez. Pronto se irradió por el Norte, Centro y
Sur de la Península, debido a la hegemonía política de Castilla, cuyo dialecto se habría de convertir en
lengua de toda la comunidad hispánica. Durante el reinado de Alfonso X el Sabio (1252-1284), se
promueve la utilización del castellano como lengua oficial de los documentos del reino.

A finales del siglo XV, los Reyes Católicos unifican los distintos reinos y comienza la unificación
lingüística de España, además de su propagación por el continente americano. En 1492, Antonio de
Nebrija publica la primera Gramática castellana. Con Carlos I (1516-1556), el castellano pasa a llamarse
español y se propaga por Flandes, Italia y Francia. La lengua española alcanza en ese momento difusión
y prestigio internacionales. Durante los siglos XVI y XVII, el español va adquiriendo la forma actual de
pronunciación. En el siglo XVIII el idioma presenta ya la configuración actual. Para preservar su pureza se
fundó en 1713 la Real Academia Española (RAE).
En el siglo XIX el gobierno de la nación dispuso que el español fuera lengua obligatoria en todos los
niveles de enseñanza. Y en el siglo XX la lengua se consolida gracias a la alfabetización cada vez mayor
de la población, al desarrollo de los medios de comunicación y a los progresos tecnológicos.

2. LA VARIACIÓN ESPACIAL. LOS DIALECTOS. HISTORIA Y VARIEDADES DIALECTALES

Las variedades geográficas o diatópicas son las variedades lingüísticas propias de un determinado
espacio geográfico. Cada una de estas variedades se llama dialecto.

En la historia de las lenguas un dialecto puede evolucionar hasta diferenciarse de la lengua de origen tanto
como para dificultar la comunicación y que acabe siendo una lengua distinta. Es el caso del latín hablado
en la Península durante la dominación romana, que presentaba variedades dialectales según las diferentes
zonas. Con la desmembración del Imperio Romano, esas variedades fueron diferenciándose del latín hasta
dar origen a diferentes lenguas: el castellano, el catalán y el gallego.

El gallego, el español y el catalán pertenecen a la familia de las lenguas romances pues proceden del
latín. El español es la lengua oficial en todo el Estado Español. Junto con el español, son lenguas oficiales
el gallego, en Galicia; el vasco, en el País Vasco y en las zonas vascoparlantes de Navarra; el catalán, en
Cataluña y las Islas Baleares; y el valenciano, en la Comunidad Valenciana.

Actualmente, las variedades lingüísticas existentes en la geografía española se diferencian en dos tipos:

A) Los dialectos romances (resultado de la evolución experimentada por el latín), como son el astur-
leonés y el navarro-aragonés, que a diferencia del castellano, el gallego o el catalán, no alcanzaron el
desarrollo lingüístico y literario precisos para ser considerados lengua de cultura.

B) Los dialectos del español, se dividen en variedades septentrionales (el castellano hablado en
Aragón o en el País Vasco, por ejemplo) y variedades meridionales (el andaluz, el extremeño, el murciano
y el canario). A estas variedades del español hay que añadir el español de América.

Los dialectos se caracterizan por los siguientes rasgos: las peculiaridades que presentan afectan
fundamentalmente a la pronunciación y al léxico; el dialecto se manifiesta principalmente en el uso oral de
la lengua; los dialectos resultan inteligibles para hablantes de otro dialecto de la misma lengua.

3. BILINGÜISMO Y DIGLOSIA

Los contactos e influencias entre lenguas resultan relevantes en las comunidades en que los hablantes
utilizan dos o más idiomas; es decir, en los lugares donde existe el fenómeno conocido como
plurilingüismo.

Dentro del plurilingüismo el caso más habitual es el del bilingüismo, es decir, la situación que se produce
cuando dos lenguas son utilizadas alternativamente en igualdad de condiciones por parte de un individuo
o grupo.

Cuando las dos lenguas tienen igual valoración oficial, cultural y social, se dice que existe un bilingüismo
horizontal. Sin embargo, la convivencia de lenguas en mismo territorio no resulta siempre fácil y puede
dar lugar a dificultades. Uno de los problemas más importantes es la diglosia.

Se denomina diglosia a la situación lingüística en la que dos lenguas o variedades lingüísticas conviven
en una comunidad de forma que una de ellas tiene un papel predominante sobre la otra.

La lengua predominante es la hablada por las clases altas, que es también la utilizada en la
Administración, los medios de comunicación, en la escuela, etc. Posee una gramática y ortografía bien
definidas y cuenta con una tradición literaria escrita.

La lengua o variedad lingüística en posición inferior, en cambio, se utiliza exclusivamente de forma oral y
su uso está restringido al ámbito familiar o rural, o bien a los estratos sociales bajos. No cuenta con normas
gramaticales ni ortográficas bien fijadas, ni con tradición literaria escrita.
Con el objetivo de transformar una situación de diglosia en una de bilingüismo se promueven dos tipos de
acciones: la normativización de la variedad en posición inferior mediante el establecimiento de normas
gramaticales y ortográficas, y la normalización consistente en establecer medidas para potenciar el uso
de las dos lenguas en todos los ámbitos, apoyando la lengua en situación inferior. En España, por ejemplo,
se han aprobado leyes de normalización del uso de lenguas para potenciar el catalán, el gallego o el
vasco.

4. LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA

Las variedades diastráticas o sociales son las variedades lingüísticas propias de los distintos grupos
sociales.
Las variedades diastráticas reciben el nombre de sociolectos. En su determinación influyen diversos
factores, que se clasifican en físicos y socioculturales:

- Entre los factores físicos, destacan variedades surgidas por edad o de sexo.
- Dentro de los factores socioculturales, están el nivel sociocultural del hablante, la actividad
profesional y la procedencia urbana o rural.

Los factores socioculturales son los que determinan los diferentes niveles del lenguaje:

• Nivel culto. Es el propio de personas con una cultura elevada. Se caracteriza por la pronunciación
esmerada, la corrección gramatical y el empleo de un vocabulario amplio y preciso.
• Nivel medio o estándar. Es el que utilizan las personas instruidas y distintas clases de
profesionales. Se caracteriza por la pronunciación relajada, la corrección gramatical y el uso de un
léxico básico, a veces con muletillas.
• Nivel popular o vulgar. Es el de las personas con un bajo nivel de instrucción. Entre sus rasgos
se encuentran la pronunciación descuidada, ciertos usos gramaticales incorrectos, un léxico
limitado y la utilización de vulgarismos.

5. REGISTRO Y ESTILO

Las variedades diafásicas son las variedades lingüísticas relacionadas con la adaptación del habla a la
situación comunicativa en la que se emplea.
Este tipo de variación da lugar a diferentes estilos o registros, determinados por el grado de formalidad
del acto comunicativo. En la elección de un registro u otro influyen distintos factores:
• El tipo de relación entre el hablante y el oyente.
• El tema tratado.
• Las características del acto de comunicación:
o El marco o lugar donde se lleva a cabo: un colegio, un hospital, un bar…
o El canal: puede ser oral (cara a cara, por teléfono…) o escrito (una carta, un correo
electrónico…).
o El género comunicativo: conversación espontánea, entrevista de trabajo, debate…

En virtud de estos factores podemos distinguir los siguientes registros: registro formal (o culto) o
informal (o coloquial), según el grado de formalidad que requiera la situación comunicativa; registro
general o especializado, dependiendo del asunto que se trate; y registro oral o escrito, si se atiende al
canal de transmisión.

• Registro formal o culto. Es la modalidad lingüística que utiliza de manera perfecta la gramática y el léxico
de una lengua. Su uso implica un alto conocimiento de la lengua y dominio de todos sus recursos. Se
manifiesta más claramente en la escritura y se encuentra, sobre todo, en textos literarios y científico-técnicos.
• Registro informal o coloquial. Se caracteriza por la flexibilidad en el uso de la norma, la espontaneidad y
la expresividad. Son frecuentes la aparición de vacilaciones, exclamaciones, interjecciones, onomatopeyas,
apelativos, etc. Es frecuente en la lengua oral y se usa en un ambiente familiar o desenfadado.

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