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“Abordaje Integral de la Violencia contra


las mujeres y niñas”

MÓDULO III: “Intervención en violencia de


género desde el Sector Salud”
UNIDAD 2: Prevención de violencia
intrafamiliar
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Introducción
En esta unidad se abordará la prevención de la violencia intrafamiliar, si bien es cierto
que la violencia no tiene género, quienes se ven mayormente afectadas son mujeres y
niñas a lo largo de su ciclo vital, situación que permite entender a la violencia basada
en el género como un problema de Salud Pública. Como hemos visto con anterioridad,
la violencia que se presenta en el núcleo de la familia, es la violencia intrafamiliar,
puede ser física, psicológica, económica y sexual.

La violencia y el maltrato en la familia no son fenómenos aislados que están acotados


a la privacidad misma. Se da en todos los niveles socioeducativos y adopta distintas
tipologías, como maltrato físico, psicológico, abuso sexual, abandono, negligencia,
entre otros.

Es por esto necesario incorporar técnicas y programas de prevención para el correcto


abordaje de la violencia intrafamiliar a través de acciones contextualizadas apuntando
al desarrollo de estilos de vida saludables, poniendo énfasis en la atención de mujeres
y niñas para el reconocimiento temprano de la violencia en contextos familiares y
laborales.

La importancia de reconocer los factores de protección y de riesgo ayudan a mejorar


la atención en salud. Ofreciendo de este modo, una visión interdisciplinaria sobre los
alcances de la violencia intrafamiliar, y la importancia de fomentar la formación de
profesionales que estén capacitados/as en la prevención del fenómeno de la violencia
intrafamiliar.

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Violencia intrafamiliar como un problema de Salud Pública
La Organización Mundial de la Salud en el año 1998 declaró a la violencia doméstica
como prioridad internacional para los servicios de Salud y, casi 25 años después, la
situación continúa resultando problemática para gran parte de la población mundial.
Es por este motivo, que los y las profesiones de la Salud no pueden permanecer
indiferentes ante este problema.

Según consideraciones de la OMS, el 25% de la población se ve afectada de alguna


forma a causa de la violencia intrafamiliar, sin embargo, sólo entre el 2,5% y 15%
informan esta situación. La violencia puede tener consecuencias a mediano y largo
plazo en la salud física y mental de las mujeres y niñas, incluso cuando esta haya
terminado. Esto genera un impacto negativo en las familias, las comunidades y la
sociedad en general.

Como hemos indicado anteriormente, la Organización Mundial de la Salud, en su


resolución 49.25 considera que prevenir la violencia es prioritario para la Salud Pública,
ya que el sector Salud puede desempeñar una importante labor preventiva y de apoyo
a las víctimas.

Es fundamental que las personas que se desempeñan en la Salud puedan identificar


los casos de violencia doméstica, ya que con frecuencia las mujeres y niñas maltratadas
asisten a servicios de urgencias hospitalarios. Lo preocupante continúa siendo que la
detección de violencia en los servicios de Salud es muy baja en relación a los altos
índices de violencia doméstica que existen.

Este hecho se puede observar, entre otras situaciones, en la negación de mujeres


víctimas de violencia a reconocer el origen de sus lesiones, así también como la falta
de apoyo profesional por parte de un equipo especializado para indagar acerca de los
síntomas de violencia física y, en algunos casos, abuso.

En ese sentido, resulta imperativo contar con profesionales de la salud con una mayor
concientización respecto a la magnitud del problema, así también el conocimiento de
técnicas de entrevistas y protocolos de identificación de violencia para prestar ayuda
a la mujer o niña maltratada que acude a un Servicio de Salud.

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Modelo ecológico
El modelo más utilizado para comprender el problema de la violencia es el modelo
ecológico. Este modelo postula que la violencia es consecuencia de factores que
operan en cuatro niveles: individual, relacional, comunitario y social.

Factor individual: comprende factores biológicos y trayectorias de vida que pueden


aumentar la probabilidad de que una persona cometa un acto de violencia o sea
víctima del mismo.

Factor relacional: comprende factores que constituyen un círculo social más estrecho,
el factor relacional puede configurar comportamientos y determinar la diversidad de
experiencias.

Factor comunitario: comprende factores que constituyen la comunidad donde se


arraigan las relaciones sociales.

Factor social: comprende los factores que engloban el macrosistema: las normas
sociales, creencias, políticas económicas y sociales, entre otras.

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A continuación, se presentan ejemplos de factores de riesgo asociados a violencia
intrafamiliar desde las distintas esferas propuestas por el modelo ecológico: individual,
relacional, comunitaria y social.

Fuente: Organización Panamericana de la Salud

Este modelo ofrece la comprensión de la compleja interacción de todos los factores


que influyen en la violencia intrafamiliar, así también respalda una estrategia de salud
pública integral que contribuye a propiciar políticas y programas intersectoriales de
prevención de la violencia.

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Prevención de la violencia
Como ya lo hemos anticipado, la violencia intrafamiliar o doméstica es un problema de
Salud pública, por tanto, el sistema de Salud tiene un rol preponderante para la
prevención de la violencia.

La prevención de la violencia, es un conjunto de acciones diseñadas para evitar el


comportamiento violento entre las personas y

De acuerdo con el modelo de la salud pública, existen distintas fases de prevención de


la violencia contra las mujeres y las niñas, que expresan los momentos en los que la
intervención repercute en un problema concreto. Estas son: la prevención primaria,
son las técnicas que se aplican antes de que se produzca la violencia; la prevención
secundaria, son las respuestas que se proporcionan después de producirse la violencia,
como respuestas inmediatas para mitigar sus consecuencias a corto plazo; la
prevención terciaria, son las respuestas a largo plazo “para hacer frente a las
consecuencias duraderas de la violencia y abordar las acciones de tratamiento de los
agresores. (ONU Mujeres ,2012)

El sector Salud debe brindar de manera adecuada una atención integral y oportuna en un
ambiente de contención y seguridad, desde la perspectiva de salud pública, las estrategias de
prevención se pueden clasificar en tres tipos (Dahberg y Krug, 2002):

La prevención primaria: comporta los enfoques que procuran evitar la violencia antes
de que ocurra.

La prevención secundaria: comporta los enfoques que se interesan en las respuestas


más inmediatas a la violencia, como la atención prehospitalaria, los servicios de
urgencias o el tratamiento de las infecciones de transmisión sexual después de una
violación.

La prevención terciaria: comporta los enfoques que se centran en la atención a largo


plazo después de un acto de violencia, como la rehabilitación y la reintegración, y
tratan de aminorar el trauma o disminuir la discapacidad prolongada provocada por la
violencia.

Pensar en las estrategias que debe adoptar la Salud Pública para la prevención de la violencia
es un proceso sistemático y de continúo aprendizaje. Hasta hace pocos años, el foco estaba
concentrado en la prevención secundaria y terciaria, pero no en evitar que las violencias
ocurrieran.

Es por esto necesario detectar las causas subyacentes de la violencia, más que centrarse en la
sintomatología visible. Lo anterior supondría una elaboración de enfoques eficaces que
respondan a identificar las causas implícitas de la violencia y así, mejorar la Atención en Salud.

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Marco Nacional
Como se revisó en la unidad anterior, la ley 20.066 fue promulgada en Chile en el año 2005 a
propósito de la violencia intrafamiliar. Esta legislación instala, entre otros puntos, la
prevención y asistencia de la violencia intrafamiliar.

A continuación, se revisará el artículo 3° que explicita los lineamientos frente a la prevención


de la violencia doméstica o intrafamiliar.

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Chile, en materia legislativa cuenta con grandes avances respecto a la prevención de la
violencia, ya que durante los últimos años las políticas públicas han centrado sus
esfuerzos en la prevención de la violencia contra las mujeres a lo largo del ciclo vital.

Sin embargo, como lo identificamos en la unidad anterior, las cifras demuestran que
estas políticas no han sido suficientes para abordar la magnitud del problema. Es por
esto necesario dar un tratamiento al problema de manera integral y comprometida
para resguardar los derechos de las posibles víctimas de violencia.

Es fundamental reconocer que la atención por violencia no es de exclusivo


dominio ni responsabilidad de la Red de Salud Mental, como había sido
trabajada por años en el Ministerio de Salud, sino que requiere de una atención
integral transversal de todos los programas y servicios del Sector Salud
(Ministerio de Salud, 2021)

Es necesaria una intervención rápida por parte de los equipos de Atención Primaria
para la prevención, detección y atención a las víctimas de violencia. Se requiere,
además, profundizar en estrategias que colaboren con la identificación y abordaje del
problema, contando con servicios de apoyo especializados que generen acciones
pertinentes para erradicar la violencia desde el sector salud.

Para abordar el problema sistémico de la violencia contra las mujeres, es


imprescindible que los planes y programas orientadores promuevan estrategias y
acciones para fortalecer la autonomía de las mujeres y personas sobrevivientes de
violencias.

Prevención primaria
Como lo mencionamos en la sección “prevención de la violencia”, las estrategias de
prevención en el sector salud se pueden clasificar en tres tipos: prevención primaria,
prevención secundaria y prevención terciaria. Nos centraremos en la primaria, ya que
su enfoque está en la anticipación de la violencia.

La prevención primaria se relaciona con la implementación de la intervención antes de


que ocurran las manifestaciones de violencia. Su principal objetivo es anticiparse al
problema, abordando que sus causas e implicancias exigen un cambio en la
visualización de los estereotipos existentes en la sociedad con relación a las mujeres y
sus relaciones.

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Una de las formas de anticipación es no normalizando la violencia contra las mujeres,
ello supone un trabajo arduo y complejo porque invita al empoderamiento de las
mujeres a través de una intervención dialogante y empática.

Fuente: Fundación casa del refugio Matilde

La prevención primaria de la violencia puede salvar vidas, por tanto, es fundamental


prestar atención para detectar factores de riesgo tempranos, y así desviar las
trayectorias que tienden a normalizar los comportamientos violentos.

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A continuación, se revisarán algunos ejemplos de cómo prevenir la violencia
intrafamiliar o doméstica.

Fuente: Fundación universitaria del Área Andina

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Estrategias para la prevención de la violencia intrafamiliar
Desde una mirada preventiva, conversar acerca de la violencia y desnaturalizarla
como una práctica social válida es la forma más eficaz para romper con las trayectorias
familiares violentas, y así generar cambios sostenidos en el tiempo.

Por otro lado, es fundamental para la prevención de la violencia intrafamiliar,


establecer relaciones cercanas de cuidado y protección basadas en la confianza y el
respeto.

Otra estrategia para prevenir la violencia es promover la participación y organización


en espacios comunitarios mediante el fortalecimiento de redes de apoyo que
visibilicen la problemática de la violencia y la necesidad de trabajar en conjunto la
prevención.

Lo anterior señalado debe estar en el marco de una práctica comunicativa asertiva,


esto quiere decir mantener canales de comunicación que permitan que las personas
manifiesten sus sentimientos/emociones acerca de situaciones de riesgo de violencia
que estén padeciendo.

Es fundamental acordar límites de convivencia sin el uso de la violencia, esto implica


normas de convivencia construidas desde el respeto mutuo. Entendiendo que, por el
contrario, el uso de violencia física y psicológica afecta no sólo la dignidad y la
autoestima a quienes la padecen, sino también fractura los vínculos sociales.

Sin duda alguna, una buena forma preventiva de la violencia, es resolviendo los
conflictos de manera saludable y pacífica. Es decir, llegar a acuerdos mediante el
diálogo y la cooperación.

Fortalecer la autonomía y autoestima es determinante a la hora de evitar las


manipulaciones, chantajes emocionales y presiones ante situaciones violentas.

Promover el autocuidado como estilo de vida, discernir cómo y cuándo pedir ayuda en
situaciones riesgosas para la salud física y emocional. Saber decir NO frente a
cualquier tipo de violencia.

Por último, una de las claves estratégicas fundamentales para la prevención de la


violencia es el empoderamiento, por lo que nos detendremos en este concepto en la
siguiente sección.

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Empoderamiento
El empoderamiento de las mujeres y niñas contribuye a que las transformaciones
culturales se susciten mediante la modificación del sistema de normas, actitudes y
creencias pasadas que avalaban la naturalización de la violencia doméstica.

Es necesario crear un clima donde no se tolere ningún tipo de violencia, resguardando


los derechos humanos de las niñas y mujeres para lograr un bienestar colectivo. El
empoderamiento tiene como enfoque fomentar las aptitudes y la confianza necesaria
para contribuir al desarrollo y autonomía por parte de las individualidades o colectivos.

Lo anterior sería un pilar fundamental para la prevención de la violencia, ya que el


empoderamiento, lo que busca es generar habilidades en personas y/o comunidades
para que sean capaces de propiciar una intervención social, política y cultural.
Aumentar, por tanto, la autoestima y así, prevenir la violencia intrafamiliar. Como
indica la Organización de las Naciones Unidas (ONU)

exige que se cambien las actitudes y se cuestionen los estereotipos existentes


en la sociedad y que se preste asistencia a las comunidades que procuran poner
fin a la aceptación de la violencia contra las mujeres. También requiere el
empoderamiento político y económico de las mujeres, para superar su posición
subordinada en la sociedad (2006)

La violencia contra las mujeres y niñas tiene sus raíces en la discriminación basada en
el género, es decir, en normas sociales que aceptan la violencia y los estereotipos que
la sustentan. La prevención es fundamental porque implica el abordaje de las causas
estructurales de la violencia junto a un arduo trabajo intersectorial para mejorar la
autonomía y empoderamiento de las mujeres. Enfatizando en la importancia de la
prevención primaria de violencia es la única manera de detener la violencia antes de
que ocurra.

Como se ha evidenciado, la violencia intrafamiliar afecta los derechos humanos y


contribuye a perpetuar relaciones desiguales de poder, razón por lo que es
fundamental la prevención de este complejo fenómeno multicausal.

En este apartado se evidencia la importancia del empoderamiento como herramienta


de prevención de las violencias, así también mencionar que el autocuidado, la
autoestima, la participación, la autonomía, entre otras, son fundamentales para
romper con el círculo de la violencia desde una mirada preventiva.

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Fuente:mujeresempoderadas.com

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Conclusiones

La violencia intrafamiliar, como problema de salud pública, se aborda desde distintas


aristas y experiencias, por tanto, es importante visualizar el fenómeno como un
proceso dinámico que requiere constante evaluación.

Como se revisó, en Chile existe una normativa para la prevención de la violencia,


además de orientaciones internacionales respecto de este problema que atraviesa
todos los contextuales socioeducativos, pero ¿Es suficiente?

Si bien es cierto que Chile tiene grandes avances legislativos, toda política pública es
perfectible. Por tanto, debe ser prioridad en los servicios de Salud accionar de acuerdo
a políticas adecuadas y pertinentes, entendiendo la complejidad de esta problemática
social.

En esta unidad, se pudo evidenciar la importancia de las redes de apoyo para fortalecer
y articular la participación activa de las personas y así enfrentar las situaciones de
violencia desde una perspectiva preventiva más que punitiva.

En lo que respecta a la Salud, es necesario brindar acciones preventivas que


contribuyan a desarticular aquellas prácticas discriminatorias arraigadas en el
imaginario de la población, dando cuenta de una atención oportuna para la prevención
de la violencia intrafamiliar, sin discriminación de ningún tipo y resguardando los
derechos fundamentales de las mujeres y niñas.

Finalmente, se revisaron estrategias para prevenir la violencia intrafamiliar desde el


sector salud, entendiendo que la problemática es intersectorial, por tanto, requiere de
la participación en conjunto a todas las esferas de la población para disminuir la
violencia doméstica o intrafamiliar y así avanzar en la construcción de una sociedad
más justa y equitativa.

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Bibliografía

Organización Mundial de la Salud (2011) Prevención de la violencia sexual y violencia


infligida por la pareja contra las mujeres: qué hacer y cómo obtener evidencias.

ONU-Mujeres (2012). Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el


Empoderamiento de las Mujeres.

Naciones Unidas (2006). Poner fin a la violencia contra la mujer: De las palabras a los
hechos, Estudio del secretario general.

Ministerio de Salud (2021) Política de Salud para el abordaje de las Violencias de


Género.

Ley 20.066 de 2005. Establece Ley de Violencia Intrafamiliar. 22 de septiembre de


2005. Disponible en https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=242648

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