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En un cementerio, camina la Nueva muerte buscando algo. Avabza con sigilo, pero accidentalemte
tropieza con su estola de plumas que le queda muy larga y pierde su sombrero en el intento.
De entre los arbustos, aparece un amigable zorro que, consternado por el ruido, se levanta con una
cuarderno entre las patas.
Zorro: ¿Y eso?
Yubia: Hola (susurra) no los había visto, pensé que eran fantasmas los que me estaban viendo,
porque tienen la cara de espanto... Digo pálida, muy pálida... ¡qué bueno que ya están aquí!
¡Tengo mucho miedo! Casi me hago pipí, pero no me voy a rajar. ¿Ustedes viven aquí? ¿Están en
su casa, no? Entonces me pueden ayudar… ¡estoy buscando un fantasma! Verán, yo me llamo
Yubia y me encantan las historias de fantasmas, pero me dan mucho miedo… me dijeron que en
éste cementerio podía escuchar una historia increíble… porque me la iba a contar un fantasma de
verdad… en toda la noche no he visto nada… se me hace que es puro cuento que los fantasmas no
(aparece fantasma, juego de tres)
Zorro: ¡buuu!
Zorro: ¡Oye!
Zorro: Bueno, pero ¿qué hacen aquí? ¿No ven que en éste lugar espantan?
Zorro: Nada, nada, es que no pensé que ustedes siguieran vivos... que aun hubiera más como tu
Yubia: A mi si, y a muchos otros seguramente también, por eso yo me dedico a juntarlas y por eso
he venido aquí.
Zorro: Bien, pues si a ustedes les interesa conocer una historia, Yo les contaré una.
Zorro: Los zorros tenemos un gran olfato… Entonces ¿qué dices? ¿Los dulces por la historia?
Extiende la pata
Zorro: Trato hecho. La Historia comienza con un zorro. Y termina en un cementerio justo como
éste. Todo lo de en medio se lo pueden imaginar ustedes
Yubia: ¿Qué?
Zorro: ay no…
Yubia: ¿Y que tal por una galleta?
Yubia: La historia comienza con un zorro. Era una tarde ventosa en octubre. El zorro, caminaba por
una pradera. Se encontraba regresando de un viaje de primavera y tenía que llegar a su casa antes
del invierno. El zorro era muy distraído y le encantaba olfatear todo lo que estuviera cerca. Pero
no debía perder el tiempo, los vientos helados se habían adelantado y muchos animales se habían
quedado sin casa. El zorro llevaba 2 pedazos de pan
Yubia: rancio, no era mucho, pero era lo que pudo llevar en su bolsa.
Gandalla: ¡Guacala!
Yubia: Pon atención. Iba caminando por ahí, cuando de pronto escucho una canción muy extraña y
vio a un hombrecillo bailando de forma muy simpática….
Gandalla: Te toca
Yubia: ¡Si! ¿Alguien conoce un paso de baile? (Motivarlos a bailar) Bueno, haré éste paso. El
hombre bailó su paso extraño frente al zorro y éste le dijo:
Gandalla: Si
Hombre: Esta bien, una humilde moneda de cobre, por el baile locochon
Hombre: ¿Qué?
Gandalla: Rancio
Yubia: Esta bien, aceptaré tu pan rancio y a cambio te daré el poder de bailar como yo. Y así, el
zorro siguió caminando… Cuando de pronto escuchó un sonido maravilloso, era un chiflido.
Gandalla: Vas…
Gandalla: No ¿qué es eso? A ver ¿alguien aquí sabe chiflar? Levanten la mano. Muy bien, ese
chiflido. Ahora tú haz como que estas chiflando y tú chiflas. Muy bien
Yubia: Entonces el hombre dijo: Disculpe buen señor, pero no le parece que mi extraordinario
chiflido vale una moneda…
Gandalla: (Interrumpe) ¡Un pan rancio! Solo tengo un pan rancio, pero lo compartiré con usted
Yubia: Muchas gracias, buen señor, por tan noble gesto, le regalare el poder de chiflar como yo.
Yubia: Y así, el zorro siguió su camino. El viento soplaba más y más fuerte. No le quedo más opción
que salir del sendero y avanzar por un camino de arena que se alejaba del prado y llegaba a un
pequeño bosque. Era un camino más largo, más difícil, pero por lo menos estaba lejos del viento
feroz.
Yubia: Ya solo nos falta conocer a un tercer hombrecillo. Éste era más especial que los otro dos,
era un viejo hechicero que descansaba a la orilla de un río
Yubia: Ya lo verán, éste hombre se encontraba jugando con un mazo de cartas. Hacía toda clase de
trucos. Cuando el zorro lo vio, no pudo resistirse a jugar con él, quería saber si le podía ganar, pero
éste extraño hombre le ganó cada juego que jugaron aunque el zorro fuera tan astuto
Gandalla: ¿Qué? ¿Cómo pude volver a perder? Si estoy jugando casi... limpio
Gandalla: Si
Mago: ¡maravilloso! ¡Eres un artista!, muy bien, creo que te ganaste una recompensa. Te daré este
juego de cartas, con el no podrás perder jamás y esta bolsa. Todo lo que llames entrará en la bolsa
sin problema.
Gandalla: Muchas gracias buen hombre, ahora por favor, dígame, como puedo llegar al siguiente
pueblo
Mago: Eso es muy fácil: Avanzas todo derecho, al valle de la miseria eterna, pasas por el rincón de
los sustos interminables, saltas la valla de los lamentos oscuros y das vuelta a la izquierda en el
Oxxo.
Yubia: Aquel hombre desapareció. Nuestro amigo zorro siguió su camino, tal y como se lo había
dicho el viejo hechicero, hasta que llegó a una posada.
Yubia: ¡No! Una posada es un lugar en el que los viajeros se detenían a comer y descansar, eran
como los hoteles. Pagas una…
Yubia: ¡Exacto!
Yubia: El zorro pensó y se le ocurrió un plan. Camino hasta el lago, abrió la bolsa y dijo:
Yubia: Y los gansos entraron. Era un bolso muy mágico. El zorro llegó a la posada, donde se
encontró al terrible posadero. / ¿Qué haces aquí zorro? ¿Quieres robar algo de la cocina?
Posadero: Ah, un forastero… muy bien, pero antes de hacer el trato, debes responder una
pregunta. Yo solo dejo que se queden en mi posada, aquellos que puedan resolver mi acertijo.
Gandalla: Pero…
Gandalla: Así es
Posadero: el acertijo dice así: Todo cubierto, con un traje blanco y cuando aparezco a todos
espanto… ¿Quién soy?
Gandalla: ¡Fantasma!
Posadero: ¡Calla bribón! Me refería a la respuesta de la pregunta. Puedes quedarte si tienes con
que pagar
Gandalla: Tengo estos tres gansos. Puedes quedarte con dos y uno podemos cenarlo ahorita.
Yubia: El posadero y el zorro cenaron juntos esa noche, cuando de pronto un horrible sonido
invadió todo el lugar, era como un chillido fantasmal (Alguien sabe cómo hacen los fantasmas) Así
sonaba, exactamente así.
Posadero: Es el catillo embrujado. Era una construcción abandonada, que fue invadida por
horribles fantasmas que hacen sus fiestas toda la noche.
Posadero: Nadie lo sabe. Ningún mortal se atreve a entrar. El rey declaró que quien se deshaga de
los fantasmas, podrá vivir en ese castillo, pero nadie quiere intentarlo
Gandalla: ¿Un castillo? ¿Un enorme castillo con chimenea? Suena a un lugar genial para pasar el
invierno y el siguiente y todos los inviernos del mundo… Lo haré
Yubia: Y con ésta idea en la cabeza, el zorro se fue haciendo un plan para atrapar a todos los
fantasmas. Contaba con su linterna, con su saco mágico, con su mazo de cartas y con un silbido de
ángel
Fantasmas: UUUUUUU
Yubia: Pero el zorro no hizo gesto alguno. Sabía que no debía mostrar terror
Fantasmas: Pero que silbido tan hermoso… Quedaría muy bien con la decoración y los lamentos de
la casa… ¡Ah pero si es de un mortal!
Gandalla: Pues tendremos que hacer algo, porque yo me quedaré con todo este castillo para mí
solo
Fantasmas: No hay espacio para un vivo aquí. Sin embargo podemos hacer una apuesta.
Fantasmas: ¡Los fantasmas nunca perdemos en las cartas! Si ganas, te quedas el castillo... si
ganamos nos quedamos tu alma, para que siempre nos acompañe con su silbido ¿Es un trato?
Yubia: El zorro sacó sus cartas mágicas y empezó a repartir. Cada vez, gana a los fantasmas que no
se lo podían creer. Los fantasmas pueden ser muy traviesos, pero también hacen mucha trampa
en los juegos. Ni sus mejores trucos lograban derrotar las mágicas cartas del zorro.
Fantasma: ¡No! ¡No podemos dejar que ganes! ¡Una última ronda, y apostamos 40 barriles llenos
de oro a cambio de… tu cola de zorro!
Yubia: El juego siguió y después de un rato nuevamente el zorro ganó el juego, los fantasmas
estaban enfurecidos y no pensaban irse
Zorro: Ah ¿no?
Zorro: Toma la bolsa: Que entren aquí todos los fantasmas de este castillo
Zorro: Los dejaré ir, si prometen irse lejos a espantar otras casas
Fantasmas: Lo prometemos
Yubia: El zorro abrió la bolsa y los fantasmas asustados se fueron volando a buscar nuevos
castillos… Pero antes de que se fuera el último, el zorro logró pescarlo de un pie ¿Sabían que los
fantasmas tienen pies? Bueno, no todos tienen pies, algunos tienen cola...
Zorro: No, me lo voy a quedar para asegurarme que ninguno vuelva para acá
Yubia: Y con esta idea en la cabeza, el fantasma se fue volando. EL zorro vivió en el castillo todo el
invierno. Con el dinero, arregló las goteras y compro leña para prender las chimeneas y estar
calientito. Como tenía mucho espacio invitó a su mejor amigo del bosque... una simpática nutria
con la que le gustaba jugar a las escondidas
Gandalla: Si, estamos en directo…No, pero si te ves muy bien… no estás despeinado…
Yubia: En fin, ese invierno fue muy difícil. Cuando la nutria llegó al castillo estaba muy enfermo. El
zorro intentó cuidar de él de todas las formas posibles. Con un té caliente de limón, con jarabe
para la tos y con mucho descanso… ¿Ustedes conocen algún otro remedio? En fin, la nutria se
ponía cada vez peor y los doctores no sabían que más hacer. El zorro tuvo una idea. De su bolso
mágico, sacó el olvidado y polvoriento pie del fantasma y lo llamó
Fantasma: Si uno ya no puede estar viendo pokemon a gusto… es sábado… digo… ¿llamaban?
Fantasma: Uuy déjeme ver. Aquí está. Ésta es una copa mágica. Ponle un poco de agua y mira a
través de ella
Fantasma: Es la muerte
Fantasma: La muerte se viste de muchos colores, pero el negro es su favorito, es que le gusta
mucho el rock… y claro que se lleva a la gente, es su trabajo.
Fantasma: Tienes que verla, si se aparece a los pies del enfermo, entonces no se lo llevará, y le
tienes que dar de tomar el agua que lo curará de todas las enfermedades. Pero si se aparece cerca
de la cabeza la muerte se lo va a llevar y no hay nada que hacer.
Gandalla: Que increíbles tesoros tienen los fantasmas… Tengo una idea, dame la copa y te regreso
tu pie para que puedas irte lejos
Fantasma: ¡Hecho!
Yubia: El fantasma se fue muy alegre y El zorro y la nutria decidieron hacer un negocio con la copa
mágica. Se volvieron los doctores del pueblo y curaron a muchísima gente con las aguas mágicas.
Yubia: Todos iban con el zorro cuando llegaba una dolencia hasta que un día
Yubia: El zorro empezó a enfermarse más y más hasta que de pronto no podía levantarse de la
cama. Sus ojos se pusieron secos, la nariz le escurría, no dejaba de estornudar y tenía ñañaras y
rasquera por todas partes. Decidió que era hora de probarse a sí mismo como doctor y le pidió a
so amigo que pusiera agua a la copa, en un dos por tres estaría como nuevo
Gandalla: No, no puede ser…. Seguro que el agua estaba sucia, llévatela y llénala con agua limpia…
¡¡no!! ¡¡No!! No me puede haber llegado la hora, si todavía no he vivido lo suficiente… No es la
edad, es la vivencia. Ni siquiera he encontrado al amor de mi vida…
Gandalla: Si, somos astutos, a lo que te truje ¡chencha! ¿Cómo me voy a salvar?
Yubia: ¡Que desesperado! A eso iba… Al zorro se le ocurrió una idea. Tomo el bolso mágico, lo
abrió frente a su cabeza y dijo:
Yubia: Y la muerte quedó atrapada en la bolsa mágica sin poder salir de ahí. El zorro comenzó a
sentirse mejor y muy pronto pudo salir de la cama. Las personas estaban muy felices, pues en
todas partes alrededor del mundo, la muerte había desaparecido y todos sabían que es lo que le
había pasado. En todos lados la gente empezaba a hablar de la gran hazaña del zorro
Señor: Es un héroe
Señor: es un santo
Señor: es un brujo
Yubia: El zorro estaba muy feliz
Gandalla: ¿Qué?
Yubia: El zorro había cometido un gran error, pero no se dio cuenta hasta que era muy tarde
Yubia: La muerte puede parecer mala, pero en realidad es algo muy importante… Sin la muerte, el
mundo empezó a llenarse de mucha gente. Las personas más viejitas se pasaban horas esperando
a que la muerte viniera por ellos. Las guerras nunca terminaban, porque nadie perecía. Los
enterradores se habían quedado sin trabajo. El día de muertos había dejado de existir. La gente ya
no veía películas de terror, porque sentían envidia de los fantasmas que aparecían. Todo estaba
mal. Los animales tampoco podían morir, así que la Tierra lentamente empezó a llenarse de más
criaturas hasta que todos estuvieron muy apretados y apenas podían caminar. Todos entendieron
el error que habían cometido y se fueron a buscar al zorro.
Gandalla: ¡No!
Yubia: Es que no hacías caso. La bolsa cayó y la muerte se puso muy feliz de estar libre. La gente
empezó a morir otra vez y todos estaban muy felices porque el mundo seguía avanzando. Cuando
la muerte vio al Zorro, se fue volando espantada, porque tenía mucho miedo de que la volvieran a
atrapar
Gandalla: Ya volverá
Yubia: Pero no regresó. ´Paso mucho tiempo y la muerte no volvo por el Zorro. Pasaron los años,
el zorro vivió muchas aventuras, encontró al amor de su vida y empezó a envejecer. El Zorro seguía
esperando… pero nada. La muerte no se lo quería llevar. El zorro además de ingenioso era…
Yubia: Terco como un burro. Decidió que buscaría el mismo el reino de los muertos para descansar
en paz. Caminó y caminó y caminó… Hasta llegar a unas puertas inmensas y doradas que parecían
la entrada al cielo. Tocó la puerta y apareció un ángel muy gruñón
Ángel: ¿Si?
Ángel: ¿Nombre?
Gandalla: El mismo…
Gandalla: ¿¡Que?!
Ángel: Aquí dice que aún no puedo dejarte pasar, creo que aún no ha ido la muerte por ti
Ángel: En ese caso debes ir al purgatorio, queda del otro lado del mundo, siguiendo ese camino, a
lo mejor ahí puedes encontrar tu nombre
Ángel: Pues están todas las personas que tienen asuntos sin resolver y otros más que quisieron
quedarse como fantasmas por voluntad propia.
Gandalla: ¿Fantasmas?
Ángel: Si, a esos bromistas les encanta espantar a la gente e invadir castillos abandonados. Si me
disculpas, tengo que preparar la cena para los 365 billones 268 mil millones 486 mil 731 ángeles
que viven aquí. Y a todos les gustan platillos diferentes
Gandalla: Uy…
Yubia: El zorro camino y camino y camino en sentido contrario hasta que llegó a una enorme
puerta de piedra negra, llena de telarañas y nubes de tormenta. Entonces tocó. ¿Adivinan quien le
abrió? ¡El fantasma del pie!
Fantasma: ¡Zorro! ¡Qué bueno verte! Han pasado años ¿vienes de visita?
Gandalla: En la otra puerta no pude pasar, pero aquí no creo que haya problema…
Fantasma: La muerte no nos dijo que venias… Lo siento pero ella es la jefa
Gandalla: Ándale, déjame pasar
Otro Fantasma: ¡AY no! Es el zorro, el zorro que atrapa cosas… ¡no lo dejen pasar! ¡Vamos! ¡Cierra
la puerta! Si no la cierras te vas con el
Fantasma: Lo siento zorro, pero hoy es noche de karaoke y no me puedo perder mi solo de paquita
la del barrio... adiós
Yubia: El zorro siguió caminando y buscando a la muerte para que le dejara entrar a alguna de las
dos puertas, se dice que hasta el día de hoy el zorro sigue caminando. Las leyendas cuentan que el
zorro se aparece en los cementerios
Yubia: Así es, porque es ahí donde la muerte suele estar. Dicen que lo puedes ver caminando con
su bolsa al hombro
Yubia: Si, justo como esa… silbando simpáticas canciones con su chiflido de ángel.
(Gandalla baila)
Yubia: ¡¡Ay mamá!! Parece que las historias de fantasmas no siempre son fantasía…
Yubia: Es una gran historia, la voy a agregar a mi colección. Ya está dándome escalofríos. Mejor me
voy de aquí antes de que se me aparezca algo más aterrador. ¡Nos vemos a la próxima!
Fin