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2023
Curso
PRIMER CICLO
MAESTRÍA EN
ANTROPOLOGÍA JURÍDICA
Introducción
Ante esta realidad tan perturbadora sobre el quiebre de los axiomas, los investigadores se
replantea y formularon nuevas teorías para abordar la realidad existente; por ello,
cuestionaremos el papel de la educación en relación con la cultura.
En segundo lugar, los conceptos como lo multicultural y lo intercultural serán tratados como con
detenimiento, pues en la perspectiva modernista surgieron errores de concepción; en tanto que
la negación del otro caracterizó gran parte de la Historia Latinoamericana.
Visto lo anterior, valdría la pena mostrar la nueva concepción que plantea el profesor Martín
Hopenhayn en relación con el multiculturalismo proactivo; la cual nos brindará una nueva visión
de este tema. Por lo tanto, para los pueblos latinoamericanos se hace imprescindible deslindar
la cultura es un medio o un fin del desarrollo .
Por último, plantearemos una noción extensa de cultura que nos involucre a todos, tomando en
consideración los rasgos distintivos de cada una de los países y las características
fundamentales que nos diferencian y convertirlas en ventajas competitivas en beneficio de la
Humanidad.
El nuevo concepto de cultura: la nueva visión del mundo desde la perspectiva del otro.
Consideraciones generales
En el trabajo titulado “Las Organizaciones Culturales del Siglo XXI: un sinónimo de cambio;
Desarrollo de las capacidades y habilidades del gerente cultural” mencionábamos como Alvin
Toffler divide la historia de la humanidad en tres grandes espacios que oscilan entre sí,
denominadas olas, donde la primera de ellas está representada por la sociedad agrícola-
ganadera, simbolizada por la azada, la segunda es la sociedad de la revolución industrial,
simbolizada por la cadena de montaje, y la tercera ola la sociedad del conocimiento y de la
información, simbolizada por la computadora. Estos grandes saltos en la historia de la
Humanidad tan sólo son un marco de referencia para definir el carácter multidimensional del
concepto de cultura. Por lo tanto “el carácter polisémico y la heterogeneidad de las acepciones
de cultura no nos exime de intentar aproximaciones históricas, contextuales o teóricas a los
conceptos de cultura.” Martinell, Alfons; Roselló, David; “Diseño y elaboración de proyectos
culturales” en www.chaco.gov.ar/PDDC/doc/apuntes%20oei.doc.
¿qué es la cultura?
En el sentido lato del término cultura significa: “cultivo”, en la cuarta acepción implica “el
resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio
de las facultades intelectuales del hombre” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua); en
este sentido, cultura coincide con la educación intelectual y moral; es decir el hombre culto es el
que participa de los más altos valores conservados por esta tradición de la sociedad; en este
sentido, la cultura se asocia a la educación intelectual y moral, el concepto de cultura ha
oscilado como en un péndulo, entre dos concepciones diametralmente opuestas. Por un lado, la
formación de la personalidad, lo que los griegos llamaron Paideia y los latinos Cultus Anima
(cultivar el alma); y por otro, lo que el hombre realiza para dominar la naturaleza, modificar el
ambiente natural y adaptarlo a sus necesidades, fines, intereses y valores.
La cultura en la modernidad
Para estos autores, en el siglo el siglo XI dos corrientes circularon X en el mundo, la La tradición
ilustrada y la tradición romántica, la primera “ insiste en la noción de universalidad y con ella la
de razón y naturaleza iguales para todos los hombres”; la segunda discute el universalismo y
valora la diversidad de culturas”. La primera concepción nos independiza y separa de la
naturaleza, la segunda intenta incluirnos, a pesar de nuestros instintos, formas de vida, valores
y costumbres.
En América Latina es la lucha de la civilización contra la barbarie tantas veces difundida en toda
la literatura del siglo XIX y mitad del siglo XX . Dicho con otras palabras, “Se trata de ver que,
gracias a la cultura, se supere el "animalitas" para llegar al "humanitas"; es decir; “la cultura en
la modernidad es el camino hacia la humanización”. Martinell, Alfons; Roselló, David (cit. ant.).
Haciendo una relación con los planteamientos expuestos al comienzo del presente trabajo,
coincide con lo que denominó Alvin Toffler como la Primera Ola, donde el hombre apeló por la
azada para dominar la naturaleza; sin embargo en el contexto contemporáneo, para la primera
mitad del siglo XX la noción cambió.
Contexto contemporáneo
Al analizar los fenómenos que impactan a los seres humanos, se pueden establecer distintas
clases de relaciones. Estas relaciones se pueden dividir en cinco: relaciones con las cosas, los
lugares, la gente, las organizaciones y las ideas, los cuales constituyen los componentes
básicos de las situaciones. El conflicto comienza cuando el hombre ante la imposibilidad de
captar la realidad tan cambiante, “en su sentido de compromiso, y en su capacidad o
incapacidad de enfrentarse con las situaciones” (Alvin Tofler, ob. cit, pag. 61)
Alvin Tofler se anticipó al impacto del futuro sobre el hombre, el cual no está capacitado para
descifrar los códigos y el lenguaje del mañana, pues aún conserva las estructuras modernas
para explicar fenómenos de la postmodernidad, al respecto expone que “ El fenómeno del
Shock cultural explica en gran parte el asombro, la frustración y la desorientación que aflige a
los americanos en sus tratos con otras sociedades. Produce una ruptura de la comunicación,
una mala interpretación de la realidad y una incapacidad de enfrentarse con ésta.” (Alvin, ob.
cit., pag. 25). Por ello, el comportamiento humano ante la vertiginosidad de las situaciones que
plantea el mundo de la postmodernidad, adopta dos actitudes antagónicas: por atracción o
repulsión del ritmo vital, impuestas por el individuo por la sociedad o grupo de los que forma
parte. El fracaso en captar este principio se debe a la peligrosa.
Por lo tanto, estos axiomas mencionados anteriormente en los cuales el hombre basaba su
pensamiento, se han desvanecido y en líneas generales no dan respuestas a la idea del
progreso como fuente de toda solución a los problemas del hombre ni mucho menos a la
dicotomía entre la civilización y la barbarie; pues a pesar de que ha desarrollado nuevas
tecnologías y avances en la ciencia, no ha podido entender su propia naturaleza ‘salvaje’ e
‘irracional’, ni su violencia, ni las desigualdades sociales en un mundo cada vez más
empobrecido.
El hombre está solo sin ninguna respuesta a las preguntas fundamentales y a las últimas
interrogantes que se plante el Hombre en relación con la vida, la naturaleza, sobre el ser y
sobre Dios.
Las últimas tendencias en lo que respecta al turismo como estrategia cultural convienen en
desarrollar complejos sin dañar el ecosistema original; por cuanto se convierten en negocio
rentable que puede financiar proyecto o programa cultural concebido en función del beneficio de
toda una comunidad; por ende, la elaboración, ejecución y seguimiento de una política cultural
debe estar encausada hacia la participación de todos los agentes de esa comunidad en relación
con la armonía con la naturaleza.
Por todo lo antes expuesto, este cuestionamiento ha conducido a la mayoría de los países a
plantearse en diversos foros, seminarios y charlas a plantearse cinco temas de capital
importancia para Hombre y las futuras generaciones, en relación a la formulación, coordinación,
orientación y ejecución de las políticas públicas culturales que regirán este siglo XXI y que por
otro lado, constituirán la base fundamental del presente trabajo. Estos temas son los siguientes:
Cultura y política
Cultura y economía
Cultura y sociedad
Cultura y tecnología
Cultura y religión
Cultura y Deporte
Cultura y Turismo
Cultura y Educación
Cultura y recreación
Estas relaciones será explicadas con más detenimiento en la pregunta ¿Cómo configurar una
noción extensa de cultura que determine algunos rasgos distintivos?, pues constituyen la base
de la nueva percepción e implicación de la cultura.
La educación es uno de los caminos hacia lo cultural; pues por un lado, ésta le proporciona la
metodología necesaria para la planificación, elaboración y ejecución de proyectos y programas
dentro de una comunidad.
Por otro lado, la educación basada en el humanismo propugnó una serie de ideales y valores
considerados como universales y únicos, susceptibles de ser implantados y difundidos en todos
los confines del planeta; en este sentido, el afán de dominación y de transculturización del ser
humano, en muchos casos devaluó su verdadera esencia y la diversidad cultural propia de cada
cultura de este planeta, otorgando costumbres, formas de ser y de pensar distintas a las
autóctonas, alienando a las personas de todas la épocas de la Humanidad e imponiendo una
cultura aun en contra de sus propios intereses como individuos. Esto aunado a la irracionalidad
y a barbarie que todavía impera en el planeta no le han garantizado al hombre culto y educado
disminuir los índices de violencia e injusticias sociales, étnicas y de género que imperan en las
sociedades orientales y occidentales de nuestra era.
En este sentido, la negación del otro en términos étnicos, sociales y culturales, transcurre y se
desarrolla durante los períodos del descubrimiento, conquista, colonización y evangelización, y
recorre la relación entre la metrópoli (España y Portugal) y la periferia (América Latina y el
Caribe), sin embargo esto no culmina aquí, sino que se transforma durante toda nuestra historia
republicana y en sus procesos de integración social y cultural Iberoamérica. Donde el fenómeno
de lo multicultural se concibió y desarrolló desde sus orígenes hasta hoy como un eje de poder,
de disciplina y de expropiación.
Todas estas consideraciones históricas son contempladas en este trabajo pues en América
Latina coexiste a nivel general pueblos y cultural con un grado muy desigual de desarrollo;
como bien lo planteó Alvin Toffler en el “Shock de futuro”, en el mundo coexiste civilizaciones
que pertenecen a la primera ola sociedad agrícola-ganadera, simbolizada por la azada, la
segunda es la sociedad de la revolución industrial, simbolizada por la cadena de montaje, y la
tercera ola la sociedad del conocimiento y de la información, simbolizada por la computadora,
aunque en una civilización puedan convivir a la vez, la primera con la segunda, o la segunda
con la tercera.
Por ello, aunado a la leyenda negra sobre nuestro proceso histórico iberoamericano, subyace la
irrefutable concepción de una patria mestiza que por sí misma implica lo multicultural y sus
relaciones; es decir lo intercultural. Ventaja competitiva y estratégica esta que deberíamos
potenciar y perfeccionar los iberoamericanos para el desarrollo de nuestros países.
Multiculturalismo proactivo:
Por ello, en concordancia los conceptos planteados anteriormente coincidimos con la
concepción del profesor Martín Hopenhayn, el cual plantea que perentoriamente el
multiculturalismo y la interculturalidad debe entenderse “como un proceso proactivo que en el
escenario de globalización y postmodernidad exacerba tanto el multiculturalismo (como realidad
y como valor), como también las dificultades para asumirlo proactivamente”. Posteriormente
manifiesta que el entiende por multiculturalismo proactivo: “...como una fuerza histórica positiva
capaz de enriquecer el imaginario pluralista-democrático; avanzar hacia una mayor igualdad de
oportunidades y al mismo tiempo hacia un mayor espacio para la afirmación de la diferencia”;
por lo que una debilidad que otrora era considerada como una amenaza, se ha convertido en
una fortaleza.
Hoy en día, el mestizaje en América Latina se ha convertido en una de las ventajas más
competitivas que pueda tener cultura alguna en este planeta. Por lo que esto implica la
elaboración, orientación e implementación de políticas públicas culturales aglutinantes donde
todos los agentes culturales esten incluidos, donde la acción esté centrada en la reivindicación
de los desposeídos, sin caer en la demagogia que tanto daño le ha hecho a nuestros pueblos.
“Se trata de promover la igualdad en el cruce entre la justa distribución de potencialidades para
afirmar la diferencia y la autonomía, y la justa distribución de bienes y servicios para satisfacer
necesidades básicas y realizar los derechos sociales.” (Martín Hopenhayn)
Existen varios modelos de desarrollo; en los cuales, la cultura es concebida de formas muy
distinta. Por razones metodológicas analizaremos, los más relevantes: El modelo socialista, el
capitalista y la globalización.
Para el desarrollo visto desde la perspectiva económica la cultura es vista como un medio para
lograr el lucro; en este sentido los pueblos latinoamericanos, y en especial Venezuela desde
hace unas décadas concebían la cultura asociada al factor económico, sin embargo, a partir de
la Conferencia Intergubernamental de Estocolmo sobre Políticas Culturales para el Desarrollo
se confirmó la importancia de llevar la cultura de "la situación marginal" en que se encuentra
hacia el núcleo de la decisión política en pro del desarrollo sostenible; teniendo como objetivo
primordial “ ... el refuerzo de la promoción y de la reflexión sobre las políticas culturales para el
desarrollo...”; por lo tanto el objetivo final de esta declaración consiste en promover las políticas
públicas que reconocen el papel crucial de la cultura en el desarrollo movilizando y
compartiendo la información y el nuevo conocimiento en este ámbito, facilitando la elaboración
de marcos de política más amplios, y reforzando el potencial local a este respecto.
La UNESCO como organismo internacional no diseña políticas culturales, tan sólo elabora
marcos referenciales que los agentes culturales de todas las naciones deben adoptar para la
orientación, definición, elaboración y aplicación de políticas públicas culturales.
Afortunadamente hoy por hoy en Iberoamérica y en Venezuela se está despertando una
conciencia creciente, a través de la participación de la sociedad civil, organizaciones sin ánimo
de lucro, economía social, asociacionismo; es decir, nos referimos al tercer sector.
Este sector va creciendo cada vez más, mostrando su sólida presencia y su potencialidad en la
sociedad y en la política, pues “...van tomando cuerpo en la reflexión sobre políticas culturales
por su importancia social y por su peso en el conjunto de las actividades culturales y
económicas...” (Alfons Martinell: “Los agentes culturales ante los nuevos retos de la gestión
cultural” en Revista Periférica www.uca.es/extension/periferica.htm)
Durante el lapso la gran mayoría de los s países del mundo, gobiernos, comunidades locales y
organismos privados iniciaron más de mil doscientos proyectos. La suma de todos estos
esfuerzos tuvo como resultado un progreso sustancial en la aclaración de la dimensión cultural
del desarrollo.
Más concretamente, el Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural impulsó nuevas redes en
este campo. Además, reforzó la colaboración entre organizaciones, que prestaron a los
gobiernos asesoramiento en materia de políticas y reforzaron las capacidades endógenas, en
particular en el ámbito de la administración cultural. Esa colaboración dio lugar a proyectos
especiales como el Colegio Africano Itinerante para la Cultura y el Desarrollo y la Cultura en el
Barrio; el primero puso en marcha un programa que plantea la integración de consideraciones
culturales en la planificación del desarrollo y el segundo está orientado a incrementar la mutua
comprensión entre personas de diferentes culturas y grupos étnicos diversos y a mejorar la
calidad de sus vidas cotidianas mediante la organización de actividades culturales concretas en
sus barrios.
El objetivo central del el Proyecto Cultura en el barrio, concebido durante el Decenio mundial
para el desarrollo cultural (1988-1997), fue iniciado y coordinado por la Comisión Nacional Suiza
para la UNESCO, aplicado en pueblos africanos, cuyo objetivo principal es:
"La promoción de las actividades culturales realizadas por y para los habitantes del barrio sobre
temas directamente relacionados con sus vidas con objeto de aproximar a unos y a otros y de
reforzar su sentimiento de pertenencia a un lugar de vida y a una entidad social."
De esta manera al orientar, elaborar, e implementar este tipo de programas como los
mencionados anteriormente los niveles de calidad se mantienen e incrementan: así la cultura se
ha convertido en un fin, que la vez también puede convertirse es un medio para el desarrollo,
pero nunca subordinar la cultura a un vehículo para cualquier posición política que se adopte.
Esto sería amordazarla, estrangular y aniquilarla Por otro lado, traemos a colación estos
ejemplos antes mencionados pues debería ser implementados en América Latina y
específicamente en Venezuela para lograr la justicia social que requiere nuestro pueblo para su
desarrollo económico, social, cultural, tecnológico y turístico.
Asimismo en los países ‘industrializados’ la brecha se hace cada vez más evidente, por lo tanto
“la misma mundialización que ensancha la brecha entre los países avanzados y
subdesarrollados aproxima los reclamos de los oprimidos de ambos polos” (art. cit). Por lo tanto,
en el futuro tanto los países asiáticos, como africanos y especial los latinoamericanos estarán
estrechamente relacionados con la radicalización de una protesta global “que replanteará la
perspectiva de un porvenir socialista. Ningún país periférico puede aspirar a convertirse en una
gran potencia capitalista, pero todos pueden intentar cumplir un rol en la historia apostando a un
proyecto emancipatorio común...” (art., cit)
Por ello, sin caer en estereotipos estériles que tipifican y lo primordial sería conformar no un
modelo estándar para todos las naciones sino el buscar puntos comunes para todos los países
basados en que la vulnerabilidad del ser humano y el sufrimiento son temas centrales y
recurrentes en casi todas las tradiciones culturales. De ahí proceden el principio ético,
prácticamente universal, que impone aliviar el sufrimiento, y el precepto, expresado de diversas
formas, que manda tratar a los demás como uno quisiera ser tratado.
Encontrar los medios estratégicos y operativos para someter a los mercados mundiales a una
ética universal es el principal desafío político y económico con que debe enfrentarse la
comunidad mundial en la próxima década.
¿Cómo configurar una noción extensa de cultura que determine algunos rasgos distintivos?
Cultura y política
Cultura y economía
Cultura y sociedad
Cultura y tecnología
Cultura y religión
Cultura y Deporte
Cultura y Turismo
Cultura y Educación
Cultura y recreación
La dimensión política implica que a través de la cultura se pueden manifestar distintas ideología
y forma de pensar basadas en el respecto mutuo, asimismo comprende sus diversas formas y
medios de asignar el poder y la toma de decisiones. Entre otras cosas, incluye los tipos de
gobierno y los sistemas de gestión. También la forma en que grupos pequeños de personas
toman decisiones cuando no existe un líder reconocido.
La dimensión social de la cultura la componen las formas en las que la gente actúa, se relaciona
con los demás, reacciona y cómo espera que los demás actúen y se relacionen. Esto incluye
instituciones como el matrimonio o la amistad, roles como el de madre u oficial de policía,
estatus o clase, y otros patrones de comportamiento humano.
La dimensión estética y de valores de la cultura es la estructura de ideas, a veces paradójicas
inconsistentes o contradictorias que tiene la gente sobre lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, el
bien y el mal, que son las justificaciones que cada persona cita para explicar sus acciones.
..
Por último, es importante señalar que todas las dimensiones se encuentran en cada porción de
cultura; sin embargo lo más importante tomar en consideración que cada sociedad, comunidad
o institución, en cada relación entre individuos, hay un elemento de cultura, lo que implica un
poco de cada una de estas dimensiones culturales. En conclusión todas las conexiones entre
estas dimensiones culturales no son son ni simples ni sencillas de predecir; por lo tanto los
agentes culturales deben ser conscientes de que existen, y estimular continuamente la
observación, el análisis, el intercambio de ideas, la lectura y la asistencia a conferencias y
seminarios a nivel nacional e internacional y comprender que trabajar con una comunidad,
deben ir aprendiendo más sobre su cultura, y la dinámica de sus dimensiones culturales.
Conclusiones
La políticas públicas culturales deben concebirse involucrando todos los sectores de un país.
Como agentes culturales reconocemos a los siguientes sectores
Al respecto nos atrevemos a comparar las ppc con el efecto de un tornado cuando toca tierra.
En la parte superior están localizados todos los agentes culturales antes señalados y en la parte
inferior (el embudo) está focaliza el territorio (barrio, municipio, estado, nación) en el cual se
desee actuar. El efecto logrado se asemeja al tornado, a mayor velocidad del viento, mayor
impacto en la localidad.
Por último, la cultura se puede convertir en negocio rentable que genere divisas para un país,
pues puede financiar proyecto o programa cultural concebido en función del beneficio de toda
una comunidad; por ende, la elaboración, ejecución y seguimiento de una política cultural debe
estar encausada hacia la participación de todos los agentes de esa comunidad en relación con
la armonía con la naturaleza. Contribuyendo de esta manera a la diversificación de la economía
de cualquier país latinoamericano.
Bibliografía
Hopenhayn, Martín; Multiculturalismo proactivo: una reflexión para iniciar el debate (Nuevos
Retos de las políticas culturales frente a la Globalización, Barcelona, España, 22-25 de
noviembre de 2000).
Martínez Miguélez, Miguel; El Paradigma Emergente (Hacia una nueva teoría de la racionalidad
científica), Editorial Trillas, México, primera reimpresión 2000, pp 263.
Martínez, P. (1992); I Seminario sobre Gerencia y Desarrollo Cultural. El lado oculto del iceberg
cultural. Maracaibo.
Melinkoff, Ramón V.; Los procesos administrativos; Editorial Panapo, Caracas, 1990, pp. 91.
Toffler, Alvin; El Shock del futuro; Barcelona, Plaza & Janes, S.A. Editores, quinta edición: julio
1972, 526 pp.