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Tomasa Tito Condemayta nació en Acomayo, al sur del Cusco, hacia el año 1750.

Hija del cacique


Sebastián Tito Condemayta, alcalde del ayllu Tito Condemayta y de Alfonsa Hurtado de Mendoza.
Mujer de linaje y gran poder económico ejerció el cacicazgo de Acos, en el corregimiento de
Quispicanchis.

Tomasa participó junto a Micaela Bastidas y Túpac Amaru II en la rebelión contra los españoles
(1780-1781), hecho que marcó el precedente de la emancipación americana.

Apoyó a Tupac Amaru II con provisiones, Batalla de Pillpinto. Batallón de mujeres lideradas por
hombres y armas. Dejó a su familia y a su Tomasa Tito Condemayta detienen a las fuerzas
esposo, Faustino Delgado, para luchar a favor de españolas que intentaban arrestar a Tupac Amaru
la libertad de los indígenas, quienes sufrían las II. Fuente: Ministerio de Cultura Cusco.
reformas borbónicas impuestas por la corona
española caracterizadas por el tributo indígena y por la explotación en las minas de Potosí.

El 18 de noviembre de 1780 con su gente acompañó a Tupac Amaru II en la Batalla de


Sangarará donde derrotaron a los españoles. Gran estratega militar, organizó un batallón de
mujeres que el 26 de noviembre impidió el paso de los españoles que intentaban la detención de
Tupac Amaru II en el puente de Pillpinto. Armadas con escasos recursos, el triunfo en la Batalla de
Pillpinto fue considerado “una obra de la brujería, dentro de la mentalidad de la época”.

Los virreyes de Lima y Buenos Aires unieron fuerzas y reunieron un numeroso ejército, las fuerzas
rebeldes fracasan en sus intentos de capturar al Cusco en diciembre y enero, y para finales de
febrero de 1781 los españoles ya operaban con ventaja. En las cercanías de Tinta, en la Batalla de
Checacupe, el 6 de abril de 1781 los rebeldes son aplastados. Tomasa Tito Condemayta fue
capturada junto con Micaela Bastidas y Tupac Amaru.

La cacica de Acos fue ejecutada el 18 de mayo de 1781. Su dura ejecución, que coincidió con la de
Tupac Amaru II y Micaela Bastidas Puyucahua, demuestra su alto rango en la rebelión. Su cuerpo
fue descuartizado y dispuesto en distintos lugares del mismo modo que Tupac Amaru II. Su cabeza
fue mandada a la plaza de Acos como advertencia a los que intentaran nuevas sublevaciones. Carta
a Micaela Bastidas
4 de diciembre de 1780.

Carta a Micaela Bastidas:

“Mi más apreciada señora mía: la ocasión me hace preciso el escribirle a vuesa merced, como
que por horas esperaba la venida de vuesa merced y el regreso de mi hermano don José [...]
apenas voy conteniendo el amenazo de la banda, y aunque me socorrieron de Acomayo, la
gente luego se fue [...], y como quiera los voy manteniendo a los de este Acos.”

Legajo de causa seguida contra Tomasa Tito Condemayta.

Tomasa Tito Condemayta es una de esas mujeres a las que el paso del tiempo y el desinterés de sus
compatriotas, ha tergiversado y olvidado su historia.

A la cacica de Acos se la recuerda injustamente bajo la etiqueta de “la amante de Túpac Amaru II”; pese a
que las fuentes históricas muestran una cercanía con la misma Micaela Bastidas, la cual se puede notar en
las cartas que le enviara durante la insurrección. Por medio de conjeturas se le atribuye una relación
sentimental con Túpac Amaru II lo que termina por ubicarla como su seguidora cuando más bien su
participación fue clave para movilizar el contingente humano y logístico para continuar con la gran
rebelión de 1780-1781 contra el opresivo régimen colonial, en el virreinato del Perú.

Al igual que José Gabriel Túpac Amaru, Micaela Bastidas o los principales líderes de la gran rebelión,
Tomasa Tito Condemayta, se expuso a inhumanas represalias por parte de las autoridades coloniales. Se
la torturó bajo la pena del garrote y se le descuartizó sin la menor compasión. No obstante, su historia
apenas es conocida más allá del Cusco, especialmente en Acos donde se la recuerda y rinde homenaje. En
cambio, en otras regiones, su participación aún sigue siendo ignorada y mirada con suspicacia.

Pero el de Tomasa no es el único caso de este tipo, si indagamos en la forma en cómo recordamos a
nuestros personajes femeninos en la historia, la justicia por reivindicar sus memorias necesita hacerse
urgentemente. Allí tenemos a Rosa Campusano, notable informante y conspiradora guayaquileña a favor
de la independencia del Perú, quien sigue siendo recordada sólo como “la amante de San Martín”; o de la
misma manera a Manuela Sáenz, que pese a estar más ligada a Nueva Granada por su nacimiento, tuvo
una participación activa en la consolidación de la independencia del Perú, pero se la recuerda
principalmente por su romance con el libertador Simón Bolívar. Poco es lo que se conoce sobre la
participación femenina en las conspiraciones, correspondencias y en las estrategias ideadas para
emanciparnos de España. La etiqueta de “amantes” suele ser un lugar común para muchas mujeres en la
historia.

Es tiempo de mirar hacia el pasado y otorgar el reconocimiento que merecen estas mujeres y tantas otras
en la historia, cuyas vidas y gestas siguen estando en función de los lazos afectivos, amicales o amorosos
que mantuvieron con hombres destacados en la historia, olvidándolas y llenando de sombras sus acciones.

Con respecto a Tomasa Tito Condemayta y la participación femenina en la rebelión de Túpac Amaru II,
existen varias investigaciones, entre las que se encuentran las de Sara Beatriz Guardia, Juvenal Pacheco,
Juan José Vega, Bruno Polack, Judith Prieto, Jorge Cornejo Bouroncle, Linda Lema y un libro de cuentos
escrito por Erika Quinteros. Por lo que alegar desconocimiento o falta de información con respecto a su
gesta, no puede seguir siendo una excusa. En ese sentido, esperamos aportar a la necesidad de conocerla,
recordarla y destacar su legado en la historia.

Tomasa Tito Condemayta descendía de una familia noble indígena, por lo que era dueña de tierras,
animales y del cacicazgo de Acos en el Cusco, durante los años del virreinato del Perú. Ella llegó a
participar en la gran rebelión del sur andino, teniendo una destacada y activa participación, en la que
demostró valentía, compromiso y capacidad de lucha.

Tomasa Tito Condemayta fue parte de la multitud de personas que pelearon junto a Túpac Amaru II en la
recordada batalla de Sangarará el 18 de noviembre de 1780, que fue un triunfo para los insurrectos
cusqueños y dio paso a un periodo de enfrentamientos con el poder virreinal, más de cuarenta años antes
de que José de San Martín proclamara la independencia del Perú.

Durante los días de la rebelión muchos hombres de estas zonas se habían ido a pelear junto a Túpac
Amaru II. Ante esto y enteradas del contraataque virreinal hacia el Cusco, Tomasa y un grupo de
valientes mujeres decidieron salir a defender sus pueblos, además de demorar el paso del ejército realista.
Este grupo de aguerridas mujeres pasó a ser conocido como la “Brigada de Mujeres Soldados”. Ellas
defendieron el puente de Pillpinto de la incursión de las huestes realistas con hondas, huaracas, palos y
con los pocos recursos que tenían a su disposición. Fue así que se dio la Batalla de Pillpinto el 26 de
noviembre de 1780, la cual pasó a la historia como un triunfo de las mujeres cusqueñas contra el ejército
colonial.

Posteriormente, Tomasa, preocupada por los acontecimientos a su alrededor, le envió a Micaela Bastidas
las siguientes palabras: “Mi más apreciada señora mía: la ocasión me hace preciso el escribirle a vuesa
merced, como que por horas esperaba la venida de vuesa merced y el regreso de mi hermano don José [...]
apenas voy conteniendo el amenazo de la banda, y aunque me socorrieron de Acomayo, la gente luego se
fue [...], y como quiera los voy manteniendo a los de este Acos.” (Legajo de causa seguida contra Tomasa
Tito Condemayta, carta del 4 de diciembre de 1780).
Estas palabras demuestran la lealtad y firmeza que tuvo para proseguir con la lucha y defender sus
ideales. Como hemos mencionado, Tomasa Tito Condemayta participó en las coordinaciones, en la
obtención de soldados, armas, provisiones y en todo lo necesario para sostener la insurrección, dado que
ella era una de sus líderes y proveedoras, según dan cuenta testimonios de la época, su correspondencia y
el proceso judicial seguido en su contra. En tal sentido y ad portas de celebrar el bicentenario de la
Independencia del Perú, es necesario reinsertar el legado y gesta de Tomasa Tito Condemayta como parte
de nuestra memoria histórica y de devolverle la dignidad que su valerosa figura siempre mereció

Tomasa Tito Condemayta: La indómita cacica que arrasó la


tiranía española
Hace 241 años, Túpac Amaru II ofrendaba su vida atado a
cuatro corceles en sentidos cardinales. A su diestra,
estaba la feroz 'Cacica de Acos, condenada al puño
español y a nuestra indiferencia, moría estrangulada tras
liderar épicamente ejércitos íntegros de mujeres por la
causa independentista. Esta es su historia.

La historia de nuestra independencia frente al yugo


español no siempre estuvo teñida con la sangre de
hombres valientes, sino también con la de memorables
mujeres valiente que dejaron a su familia y a su gente por
defender los ideales de libertad que desde siempre los
pueblos autóctonos demandaron ante los ruines
conquistadores de la época.

Este fue el caso de Tomasa Tito Condemayta, valiente cacica de Acos que a los cuarenta años
luchó codo a codo junto a Túpac Amaru II en la mayor revolución indígena del continente americano,
formando un ejército de mujeres que hicieron retroceder a los españoles en puestos claves
como Sangarará., ella ofrendó su vida junto a los inmortales José de Condorcanqui y Micaela
Bastidas.

La valiente caudillo nació en 1729 en el seno de una familia noble Inca asentada en la provincia
de Acomayo, en la región Cusco. El ayllu heredado de su padre desde siempre fue inusualmente
rebelde ante los españoles y esto favoreció a que la elocuencia de nuestra heroína adquiriera un peso
trascendental.Cuando Túpac Amaru II y su esposa Micaela Bastidas Puyucahua pidieron una rebelión
contra el dominio español en Perú en 1780, Condemayta dejó a su esposo e hijos para unirse a los
rebeldes en Tinta. Como estratega, lideró a su propio ejército desde el sur y gracias a su posición
económica ayudó a financiar la revolución. Su paso por las tropas anti realistas fue imprescindible,
aunque lamentablemente muy pocos hoy la recuerden.

Precisamente, en la batalla de Sangarara un ejército integrado por mujeres al mando de Condemayta


derrotó a un poderoso ejército español, en una de las victorias más emblemáticas para la causa
independentista. Era una audaz estratega que se hizo oficial de su propio batallón de guerreras
emponchadas y armadas en su mayoría con hondas y flechas. También dirigió la exitosa defensa del
puente Pillpintuchaka en el Apurímac contra los europeos que se acercaban a retomar posiciones
tomadas .
Sin embargo, cayó derrotada ante el poderío bélico del enemigo el 7 de abril de 1781 y fue ejecutada
previa tortura junto a los demás líderes revolucionarios el 18 de mayo en la Plaza Principal del
Cusco. Ella fue la única noble nativa ejecutada junto con Túpac Amaru II. Luego de una lenta y
dolorosa muerte por garrote y horca, su cabeza fue empalada y trasladada como elemento disuasivo
a su natal Acos. Pero su nombre, como la sangre viva sobre tela virgen, nadie podría borrarlo jamás.
Nuestro compromiso como peruanos es mantener viva nuestra historia, recordando y valorando a
nuestros grandes héroes y heroínas porque sólo recordando su lucha Tomasa Tito Condemayta
“volverá siendo millones” al igual que los demás gestores de la inolvidable misión libertadora de Túpac
Amaru II, la inmortal 'serpiente resplandeciente' de los Andes.

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