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Medidas coercitivas personales

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Teresa Armenta-Deu
Universitat de Girona
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1

MEDIDAS COERCITIVAS PERSONALES

PONENCIA GENERAL PARA EL XV CONGRESO DE LA IAPL


ISTAMBUL 26-29 MAYO 2015

TERESA ARMENTA-DEU
CATEDRÁTICA DE DERECHO PROCESAL, UdG (ESPAÑA)
teresa.armenta@udg.edu
ceapj.udg.edu

SUMARIO: INTRODUCCIÓN: 1. Medidas coercitivas en un marco general: crisis y justicia como


gestión. 2. Potestad jurisdiccional y medidas coercitivas personales. 3. Medidas coercitivas,
sanciones y otras figuras afines. 3.1 Sanciones y medidas coercitivas. 3.2. Algunas medidas
coercitivas. PRIMERA PARTE: MEDIDAS COERCITIVAS DIRIGIDAS A TUTELAR EL
DESARROLLO ADECUADO DEL PROCESO Y COLABORAR CON LA JUSTICIA. INTRODUCCIÓN:
Algunas reflexiones previas en torno al abuso del proceso, la buena fe procesal, el fraude procesal y
el desarrollo adecuado del proceso 1. Medidas y sanciones contra la mala fe procesal, el abuso de
derecho y el fraude procesal. 1.1. Inadmisión, ineficacia, nulidad o rechazo. 1.2. Nulidad de la cosa
juzgada fraudulenta. 1.3. Multa. 1.4. Daños y perjuicios. 1.5. Pago de costas. 1.6. Medidas
disciplinarias. 1.7. El delito de desobediencia. 2. Medidas dirigidas a lograr la colaboración con la
justicia. 3. Medidas coercitivas específicamente vinculadas al desarrollo de la actividad probatoria.
3.1. Medidas conminativas dirigidas a la declaración de la parte. 3.2. Medidas coercitivas dirigidas a
la declaración de testigos. 3.3. Medidas coercitivas dirigidas a la declaración de peritos. 3.4. Medidas
conminativas dirigidas a la exhibición de documentos. 4. Medidas coercitivas específicamente
vinculadas al desarrollo del proceso penal. SEGUNDA PARTE: MEDIDAS COERCITIVAS
PERSONALES PARA HACER POSIBLE LA EJECUCIÓN DE LAS DECISIONES JUDICIALES. 1.
Medidas personales para asegurar la ejecución dineraria. 1.1. Obligación de manifestar los bienes
por el deudor directa o indirectamente a través de organismos oficiales. 1.2. Colaboración de terceros
en la ejecución dineraria 2. Medidas personales para asegurar la ejecución no dineraria. 2.1.
Obligación de hacer y no hacer. 2.2. Medidas coercitivas para lograr la entrega de bienes muebles.
2.3. Medidas para conminar a la entrega de bienes inmuebles. 2.4. Medidas coercitivas para lograr
que el deudor realice una conducta (prohibiciones) o cese en la realización de una conducta que
venía efectuando (cesaciones) (terceros, especialidades propiedad intelectual e industrial, derecho
de familia). 2.5. Especialidades en materia de propiedad intelectual y derecho de familia. 3. Medidas
específicas para la ejecución de sentencias penales. 4. La Prisión por deudas.

PONENTES NACIONALES
BADARÓ, Gustavo, Brasil; BEJARANO, OZSUNAY, Murat R. Turquía; PEREIRA
Ramiro (con VALENZUELA, Camilo y Campos (con María Virginia BARREIRO),
CORCHUELO, Daniela), Colombia; BURGOA, Uruguay; POUROSTAD, Majid. Irán; PRIORI,
Elena. Portugal; ERVO, Laura. Suecia y Giovanni F., Perú; ROMERO, Alejandro, Chile;
Finlandia; FERRARI, Francesca. ITALIA; STÜRNER, Michael (con WENDELSTEIN
FILATOVA, María. Rusia; GARBER, Thomas Christoph). Alemania; TEGA, Hiroshi, Japón;
(con NEUMAYR, Matthias y NUNNER- UZELAC, Alan, Croacia. REYES, Analía
KRAUTGASSER, Bettina) Austria; GASCÓN Verónica (con VERBIC, Francisco). Argentina;
Inchausti, Fernando, España; JONGBLOED, VERGÈS, Etienne. Francia; y ZHAO, Haifen;
Anthonie. Holanda; LEE, Gyooho. Corea; YU, Huan. China
2

INTRODUCCIÓN1.

Este análisis sobre las medidas coercitivas personales se enmarca en un tema más
amplio, que da título al Congreso: “Effective judicial relief and remedies in age of
austerity” (Tutela judicial efectiva y remedios en época de austeridad ) Mediante esa
declaración de intenciones se acometen diversas perspectivas, que en el caso
concreto de la que me ocupa quisiera centrar desde un doble punto de vista del
análisis del proceso y su eficacia: las medidas encaminadas a proveer el propio
desarrollo del proceso y aquellas otras previstas para la ejecución de resoluciones
judiciales dinerarias y no dinerarias.
En un plano más abstracto, ambas cuestiones enlazan con otra de ineludible
mención cuando de eficacia y crisis se trata: la posición del órgano jurisdiccional en
el proceso y frente a las partes y su implicación en el desarrollo del proceso; un
tema de gran alcance, singularmente relevante en momentos como los actuales de
crisis económica, pero también de tránsito y cierta convulsión en la concepción de
los principios y modelos procesales, no sólo los vigentes sino de aquellos que
pretenden implantar múltiples reformas a lo largo y ancho de los diferentes
continentes.
En este último orden de cosas cabe señalar que la situación actual ha modificado la
perspectiva y el modo de acometer muchas cuestiones. La globalización y el
desarrollo de las comunicaciones ha roto en pedazos los muros que dividían en
departamentos estancos los modelos e instrumentos procesales utilizados en los
diversos ámbitos geográficos y, como no, la permeabilidad de los diversos sistemas
instaurados en los mismos, las barreras que contenían los elementos característicos
de los modelos procesales imperantes. Hoy en día, seguimos hablando de “civil law”
y “common law”, pero en muchos aspectos la diferencia, si no retórica, ya no
constituye un muro insalvable o una opción normativa determinante, sin que ello
signifique negar la pervivencia de diferencias insalvables de percepción y
priorización en lo más profundo de la historia y la cultura. Paralelamente, sin
embargo, la interinfluencia entre ambos sistemas es innegable y los objetivos
comunes conducen inexorablemente a recurrir a instrumentos idénticos, cuya
incorporación no provoca en ocasiones resultados semejantes2.

1
La elaboración de esta ponencia ha contado con la inestimable contribución de los autores de las
correspondientes “Ponencias nacionales”, cuyos nombres y países figuran al inicio de esta ponencia. Quiero
poner de manifiesto mi más sincero agradecimiento a todos ellos por su tiempo y esfuerzo. También es de
justicia agradecer la colaboración de dos investigadores de mi equipo: la Dra. Silvia Pereira y el Licenciado
Fernando Alday que han contribuido notablemente al resultado final.
Este trabajo ha sido realizado disfrutando del I+1D: “Seguridad jurídica y eficacia de la justicia (puntos críticos
de las reformas procesales con la perspectiva añadida de derecho comparado)” Referencia DER2013-42159-P
2
Véase al respecto el trabajo de DAMASKA, Mirjan. “Aspectos globales de la reforma del proceso penal” en
“Reformas de la Justicia Penal en las Américas” (Fundación para el Debido Proceso Legal”, 1999). Por no
hablar de que las líneas que delimitan otras cuestiones como el proceso civil y el proceso penal que se van
tornando cada vez más difusas contribuyendo a dibujar una panorama más y más borroso. Vid. ARMENTA
DEU, Teresa: “Algunas reflexiones en torno a la convergencia entre los procesos civil y penal y la deriva común
3

En el conjunto de estas circunstancias y otras imposibles ni tan siquiera de citar, el


propio proceso y la función del juez en el mismo no han escapado a la discusión, ni
desde el punto de vista dogmático ni desde el político o de política legislativa. Sin
poder acometer aquí un análisis mínimamente profundo sobre ambos aspectos, no
faltaran referencias ocasionales cuando así se requiera.
Tampoco eludiré alguna aclaración específica sobre materias cuya conexidad es tal
que en ocasiones exige pronunciamientos específicos, como las analogías y
diferencias entre cargas procesales y deberes procesales o el alcance de las
llamadas obligaciones procesales3; si bien como en referencias previas sin
acometer dichas cuestiones con la profundidad merecida. Bastará recordar, si
acaso, que las obligaciones procesales – precedidas de una inexcusable previsión
legal y el establecimiento de la correspondiente sanción – no ha sido ni es un
supuesto muy desarrollado teóricamente, ni un concepto del que puedan darse
muchos ejemplos, al menos en la legislación procesal civil española: Son puramente
sancionadoras y no coercitivas: las multas por recusar de mala fe4; por promover
con temeridad el incidente de nulidad de actuaciones5; por retrasar con culpa la
práctica de una prueba en el tiempo previstos6 y otros ejemplos que no superan la
decena7. Situación diferente a la que ofrecen las medidas conminatorias personales
para proveer a la ejecución in natura, a la que se ha prestado una mayor atención
aunque no un resultado coherente en el uso y significado de las muchas figuras
recurrentes, como la multa coercitiva; astreintes, indemnizaciones como sanción,
condena en costas u otras como “contempt of court” o la aplicación directa de
penas.

1. Medidas coercitivas en un marco general: crisis y justicia como gestión.

La llamada “crisis de la justicia” se enmarca en otra más general que en realidad


afecta al Estado, o por mejor expresarlo, a las prestaciones que el “Estado Social”
ha alcanzado. En palabras de Foucault se está pasando de “la razón de Estado” a la
“razón de reducir el Estado”, tendencia que no significa necesariamente
debilitamiento, sino “cambio de estrategia”. El neoliberalismo imperante abre la
justicia a una concepción donde predomina la gestión (justice managériale) y a la

hacia métodos extra jurisdiccionales” en AAVV (ARMENTA DEU, Teresa. coord.), “La convergencia entre el
proceso civil y penal ¿una dirección adecuada", Marcial Pons, 2013, pp. 223-250
3
El concepto de obligación procesal se une a la doctrina de von Bülow, que entiende el proceso como una
relación de derechos y obligaciones recíprocas. Tesis criticada por Goldschmidt, quien defendió que los
vínculos existentes entre las partes y el tribunal no constituyen verdaderos derechos y deberes procesales, sino
expectativas, situaciones jurídicas, que siendo favorables constituyen ocasiones procesales y resultando
desfavorables, cargas.
4
Art. 112, 1 LEC. España.
5
Art. 228, 2 LEC. España.
6
Art. 288 LEC. España.
7
. Cfr. CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús y MÁLAGA DIÉGUEZ, Francisco. “Astreintes y prisión por
deudas en el proceso español”, citado por RUIZ DE LA FUENTE, María Consuelo. “Las Intimaciones
judiciales en el proceso civil”, Atelier, 2011. 363pp. Original facilitado por el autor, p.12.
4

que, en último término, las reglas del mercado no son ajenas8. Tras el periodo de
posguerra en Europa y el desarrollo de una posición del Estado que garantiza el
disfrute de múltiples derechos sociales (a la educación, a la protección de la salud,
al acceso a la cultura, al trabajo, a una vivienda digna, etc.), se llega al “Estado
prestacional”, que justifica el dominio del Estado y el servicio público como título de
intervención social y de ahí a su crisis y a la necesidad de una reestructuración para
garantizar su sostenibilidad9.

Las tendencias más recientes se refieren a una perspectiva que interpreta el papel
de los jueces, pero también de los fiscales, secretarios judiciales, abogados, etc. en
el desarrollo del proceso, como un instrumento básico de la llamada “administración
de justicia”, examinada esta última a su vez fundamentalmente como una función
gestionada, de la que el Estado es responsable y en la que todos deben colaborar.
Perspectiva que no resulta ajena al tema general del congreso que nos ocupa y que
subyace inevitablemente a la continua apelación de una justicia más ágil y con ella a
la consecución de un “proceso debido” o de una justicia mejor según los citados
parámetros de eficacia/celeridad10. “Leiv motiv” que se repite en reformas
procesales civiles, como la rusa, acompañando dicho fin a sendas modificaciones
de las cargas y obligaciones de las partes, como una las áreas de mayor incidencia
en la política judicial rusa11. En este orden de cosas, no se trata simplemente de que
el propio proceso civil logre sus objetivos cumplimentando la tutela del crédito, esto
es, alcanzando la efectiva satisfacción del derecho del acreedor, sino que el propio
desarrollo del proceso, desde el derecho de acceso al mismo hasta su desarrollo
trascienden su función de instrumento procesal al servicio de la satisfacción de un
derecho – en el caso civil, privado y por ende disponible para las partes – para
pasar a ser examinado con parámetros que van desde una perspectiva
eminentemente de derecho público (social) a otra de cariz funcional (empresarial) y
de gestión.

La configuración de la justicia, de una administración del Estado que la crisis ha


obligado a “encoger”, se puede alcanzar mediante diversos instrumentos y entre
ellos el incremento de facultades coercitivas en manos del juez en aras a la mayor

8
Cfr. GARAPON, Antoine, “La Raison du moindre État (Le néolibéralisme et la justice)”, Odile Jacob, 2010,
citando a FOCAULT, Michel. “Naissance de la biopolitique”. Cours au Collêgue de France. 1978-1979, pp. 47
9
Una explicación pormenorizada en ESTEVE PARDO, José. “La nueva relación entre Estado y sociedad.
Aproximación al trasfondo de la crisis”), Marcial Pons 2013, passim.
10
La mayoría de las reformas procesales, en España, pero también en el marco más amplio de la UE, suelen
justificarse en alcanzar una mayor eficacia y celeridad, una mejor gestión, en definitiva.. Ejemplo singularmente
ilustrativo lo constituye la Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la
implantación de la nueva Oficina Judicial. Su preámbulo se abre con estas palabras: La reforma de la Justicia se
ha convertido en un objetivo crucial e inaplazable. Los ciudadanos tienen derecho a un servicio público de la
Justicia ágil, transparente, responsable y plenamente conforme a los valores constitucionales. Uno de los
medios esenciales para conseguirlo es la implantación en España de la nueva Oficina judicial, cuyo objetivo es
la racionalización y optimización de los recursos que se destinan al funcionamiento de la Administración de
Justicia.
11
FILATOVA, Maria. Ponencia nacional Rusia.
5

efectividad del proceso a la hora de proteger, en este caso, el derecho de crédito.


Desde este punto de vista, las medidas coercitivas personales ofrecerían la ventaja
de poderse aplicar a cualquier deudor, con independencia de su titularidad sobre
algún bien. Por otra parte, coadyuvarían a desarrollar la idea en virtud de la cual, el
proceso no es sólo un instrumento de realización del derecho sino un servicio
público que éste presta y por cuyo uso debe velar en términos de eficacia y
rentabilidad. Esta idea enlazaría con la llamada “concepción social del proceso”, en
atención al cual, el incremento de facultades judiciales en el desarrollo del proceso
se corresponde con la correcta administración de justicia, con la atención a un
interés general en el buen funcionamiento de la justicia civil, en su conjunto y en
cada proceso, fundamentada en que, aún en el uso legítimo de las facultades
procesales, puede existir un freno en aras a la eficiencia y funcionalidad12. Ocurre,
que como en tantas otras cuestiones el equilibrio no es sencillo. Por un lado, entre el
respeto de las garantías procesales de las partes, que en muchas ocasiones
entrarían en conflicto con exigencias de simplicidad y rapidez13. Y por otro, con la
posición equidistante del juez, que podría peligrar y con ella la irrenunciable
igualdad entre las partes14.

La tensión surgida entre priorizar una u otra tendencia ha sentado las bases para la
creación de las llamadas “obligaciones procesales”, como mecanismo diferente a la
carga procesal cuyo objetivo es limitar la libre disposición de las partes sobre el
proceso y cuya consecuencia, siempre y cuando esté prevista en la ley, acarrea una
sanción15.

No es posible desarrollar ni siquiera brevemente esta línea de consideraciones, pero


no conviene olvidar que momentos como los presentes de crisis económica, social y
de ideas donde prevalecen reiteradas apelaciones a la eficacia son “terreno
abonado” para la emergencia de soluciones cuyo precio puede ser un debilitamiento
de la división de poderes y un creciente autoritarismo, del ejecutivo, pero más aún
de las leyes del mercado. Claro que tampoco cabe negar que el mercado debe
poder funcionar y el derecho de crédito debe ser tutelado para que sea posible llevar
a cabo políticas sociales. Ese es el desafío y los extremos que deben equilibrarse,
entre otros instrumentos mediante un uso adecuado de medidas coercitivas no sólo
para la protección del derecho de crédito y la ejecución, sino también para tutelar el
desarrollo adecuado del proceso, garantizando entre otros extremos la colaboración
con la justicia y la actuación conforme a criterios de buena fe procesal.
12
Vid. TARUFFO, Michele, “Elementos para una definición de “abuso del proceso” en “Páginas sobre justicia
civil”. Marcial Pons. Madrid. 2009, cit., pp. 306-309.
13
Cabría hablar de un “uso propio” de los poderes procesales de las partes y un “uso abusivo” que el juez a
quien corresponde la dirección formal del proceso correspondería limitar. Cfr. Taruffo, ob. cit. anterior.
14
Cfr. DE LA OLIVA SANTOS, Andrés. “El papel del Juez en el proceso civil (Frente a ideología, prudentia
iuris)”, página 115, nota 42 y más adelante, p. 123un
15
Una primera aproximación al tema en COUTURE, Eduardo, 1958, “Fundamentos del Derecho Procesal
Civil”, Buenos Aires, De Palma, pp. 211-212. Más desarrollada en OCHOA MONZÓN, Virtudes, “La
localización de bienes en el embargo”, J.M Bosch, editor, 1997, p 16, y RUIZ DE LA FUENTE, María
Consuelo, “Las Intimaciones judiciales en el proceso civil”, Atelier, 2011, p.34ss
6

Este doble enfoque se concreta en el examen de las medidas coercitivas personales


a su vez en un doble plano, abarcando en primer lugar las medidas encaminadas a
salvaguardar la propia marcha del proceso, desde diversos puntos de vista (la
buena fe procesal, el eventual deber de colaborar con la justicia o el más concreto
del desarrollo de la actividad probatoria o la investigación en el proceso penal); para
pasar, en segundo lugar, al análisis de las medidas coercitivas para hacer viable la
ejecución de las resoluciones procesales (del órgano encargado de la ejecución,
jurisdiccional o asimilado).

Es necesario tener en cuenta, además, que a la doble perspectiva señalada se une


que los distintos sistemas y modelos procesales afrontan la multiplicidad de
cuestiones con puntos de vista diferentes; existiendo además variaciones
significativas en la percepción de la importancia de aquellas en el interior del
ordenamiento en su conjunto. Estas y otras circunstancias pueden dificultar, de una
parte, una lectura mínimamente homogénea de los muchos datos aportados, y por
ende, impedir alcanzar conclusiones fácilmente reconducibles a unidad. En aras a
minimizar lo indeseable de dicho riesgo conviene efectuar algunas aclaraciones
introductorias sobre algunos aspectos de la potestad jurisdiccional y la existencia de
otras medidas afines, cuyos perfiles resulta útil delimitar.

2. Potestad jurisdiccional y medidas coercitivas personales.

La potestad de los jueces y tribunales es manifestación de la potestad jurisdiccional,


como una de las funciones del Poder Judicial16. Las medidas coercitivas derivan
ciertamente, del reconocimiento del “imperium”, de la “potestas” como algo
inherente a la jurisdicción y por ende al Estado17.
Las legislaciones procesales nacionales suelen atribuir a los órganos
jurisdiccionales la potestad de decretar medidas coercitivas dirigidas directamente a
las personas y que tienen por objeto forzar a sus destinatarios a desarrollar ciertas
conductas o a abstenerse de llevarlas a cabo. En la noción de medida coercitiva, por
tanto, va implícita la idea de uso de la fuerza, aunque puede ser conveniente
formular dos precisiones: Puede tratarse de la fuerza “física”, pero no de forma
necesaria, pues también ha de considerarse uso de la fuerza la imposición de una
sanción pecuniaria o la pérdida de derechos o facultades procesales. O puede
tratarse también de una amenaza de uso de la fuerza: tan coercitivo es el uso

16
De OTTO y PARDO, Ignacio. “Estudios sobre el Poder Judicial”. Ministerio de Justicia. Madrid, 1989, pp.17
y ss.
17
En palabras de un clásico autor medieval español VICENTE Y CARAVANTES “El imperium es la potestad
o parte de la fuerza pública necesaria para asegurar la ejecución de las decisiones y mandatos de la justicia”.
7

efectivo de la fuerza, como la advertencia o amenaza de que puede llegar a


usarse18.
La atribución a los tribunales de la potestad para imponer medidas coercitivas sobre
las personas puede responder, como ya se ha adelantado, a dos objetivos diversos:
En algunos casos porque son necesarias para un adecuado desarrollo del proceso,
es decir, para “proteger al propio proceso”, propiciando su tramitación y cumplir de
este modo su función de instrumento para la tutela judicial efectiva. En otros casos,
en cambio, las medidas coercitivas no protegen al proceso, sino que directamente
son herramientas propias del proceso de ejecución, de modo que están al servicio
de la tutela de los derechos materiales contenidos en el título ejecutivo
correspondiente. Paralelamente, la ejecución forzosa no siempre se proyecta sobre
los bienes del deudor, sino que en ocasiones es necesaria cierta colaboración del
deudor o de terceros para que sea posible; en otros casos, más directamente, el
objetivo de la ejecución forzosa consiste en conseguir que el deudor lleve a cabo
una conducta, y que lo haga, si hace falta, “por la fuerza”. Las tendencias en esta
materia van de la mano de la configuración y extensión que se tenga de conceptos
como “obligación procesal” en el sentido al que se ha hecho referencia en el anterior
apartado y a la existencia de una “política procesal” y correspondiente
“configuración social del proceso” que suele ir acompañada de un incremento de
deberes y obligaciones procesales y consecuentemente de aumentar los poderes de
intervención de los jueces en el proceso19.
Finalmente, es evidente que la fuerza de unas y otras medidas coercitivas varían en
función del ámbito jurídico de que se trate. De forma especial, no son comparables,
en este punto, las adoptadas en el proceso civil y las del proceso penal: el correcto
desarrollo de un proceso penal puede requerir más coerción sobre el acusado que
un proceso civil. De ahí, que la exposición diferencie entre las medidas coercitivas
en ambos procesos, así como algunos aspectos singularizados de alguno de ellos,
como las medidas encaminadas a la colaboración en la fase de investigación del
citado proceso penal.

3. Medidas coercitivas, sanciones y astreintes.

La imposición de una sanción surge del incumplimiento de un deber, que a tenor de


un sector de la doctrina, cuando figura en un título ejecutivo, supone la inmediata

18
Cfr. CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús y MÁLAGA DIÉGUEZ, Francisco. “Astreintes y prisión por
deudas en el proceso español”, citado por RUIZ DE LA FUENTE, María Consuelo. “Las Intimaciones
judiciales en el proceso civil”, Atelier, 2011. 363pp. Original facilitado por el autor, p.14.
19
GOLDSCHMIDT, James Paul. “Principios generales del proceso. Teoría general del proceso”, en “Derecho,
Derecho Penal y proceso”, T.I, Marcial Pons, Madrid, p. 58; CAPPELLETTI, Mauro (1974). Proceso,
ideologías, sociedad. SENTÍS MELENDO, Santiago; BANZHAF, Thomas (traductores). Buenos Aíres: EJEA,
p.19; FAIREN GUILLÉN, Víctor, “El Proyecto de la Ordenanza Procesal Civil austríaca visto por Franz Klein”.
Editorial Revista de Derecho Privado, 1955, p.15ss, donde explica la teoría socializadora del autor austríaco y el
“principio de dirección procesal del juez”.
8

sujeción del infractor a un obrar ajeno, el del juez. Desde esta perspectiva, la voz
sanción se interpreta como respuesta jurídicamente prevista frente al incumplimiento
del deber contemplado legalmente y que utiliza como método la exacción de
responsabilidad20. Las sanciones civiles buscarán la equivalencia cuanto más
perfecta entre el bien o bienes jurídicos lesionados por el incumplimiento o la
infracción de las obligaciones y deberes.

3.1 Sanciones y medidas coercitivas.

Las sanciones no deben equiparse a las medidas coercitivas, ya que mientras éstas
imponen una obligación con fin represivo o retributivo por la realización de una
conducta que se considere ilícito (penal o administrativo), las medidas de
constreñimiento tienden a obtener la acomodación de un comportamiento obstativo
del destinatario del acto a lo dispuesto en la disposición normativa previa21. La
diferencia no resulta baladí si, como sucede en España, el régimen de las sanciones
se encuentra sometido a reglas más estrictas conforme al principio de legalidad22.

En tal sentido, son sancionadoras, y no coercitivas, las multas impuestas a: quien


actúa de mala fe; a quien litiga con temeridad, al que presenta un documento
tardíamente; a quien retrasa con culpa la práctica de una prueba en el tiempo
previsto; al litigante, testigo o perito; a quien formula una tacha, etc.23

Por el contrario, son medidas coercitivas aquellas con las que se conmina al
ejecutado para que – en los casos de ejecución de condenas no pecuniarias –
cumpla con lo establecido en el título ejecutivo en sus propios términos y dentro del
plazo que el tribunal estime adecuado, así como las que se adopten en el supuesto
de la ejecución dineraria y van dirigidas a lograr la colaboración del ejecutado y de
terceros en la búsqueda de bienes del deudor24.

20
Con todo conviene diferenciar entre “obligado” y “responsable”. De hecho, el contenido de la obligación casi
nunca coincide con el de la exacción de responsabilidad. El obligado cumple un deber, judicial o
extrajudicialmente y su actuar no se desarrolla en el ámbito del derecho público. El responsable ve cómo a
través de un proceso de ejecución se declara la existencia del deber incumplido, de manera que la exacción de
responsabilidad se desarrolla en el proceso de ejecución, en el marco del derecho público.
21
Sentencia del Tribunal Constitucional, 239/1988, 14 diciembre, F.J. 21º y 3º.
22
Empezando por ser condición para la imposición de multas que este tipificada en una norma anterior y
siguiendo con respetar el procedimiento sancionador establecido al efecto, en el que se respetará la
contradicción, las garantías de la defensa y la posibilidad de impugnación. Cfr. NIETO GARCÍA, Alejandro.
“Derecho administrativo sancionador”, Tecnos, 1993, passim.
23
Cfr. CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús y MÁLAGA DIÉGUEZ, Francisco. “Astreintes y prisión por
deudas en el proceso español”, citado por RUIZ DE LA FUENTE, María Consuelo, “Las Intimaciones
judiciales en el proceso civil”, Atelier, 2011. 363pp.
24
Así por ejemplo en el caso de manifestación de sus bienes del ejecutado (art. 589, 3 LEC); el deber de
colaboración de terceros en el proceso de ejecución (art. 591,2 LEC); la administración forzosa del ejecutante
como medio para vencer las conductas obstaculizadoras del ejecutado o de terceros (art. 676, 3 LEC); las
previstas en ejecuciones de prestaciones de hacer no fungible y de no hacer en cuanto al cumplimiento del deber
de deshacer lo indebidamente hecho (art. 710.1.II LEC) o las obligaciones patrimoniales en procesos
matrimoniales (art. 776 LEC). (LEC. España).
9

Hecha esta precisión y en aras en poder ofrecer una información cumplida de un


número importante de países de tres continentes, no desarrollaré esta ponencia
utilizando la voz sanción y medida en su sentido estricto, sino que se hará en su
acepción más amplia, esto es, comprendiendo tanto las sanciones “strictu sensu”
como las medidas coercitivas. De otra manera, se dedicaría más espacio a
precisiones dogmáticas – que no sobran pero exceden este marco – que al
desarrollo del amplio temario propuesto.

Vayan por delante, no obstante, alguna líneas orientadas fundamentalmente a


precisar marcos conceptuales que luego se manejaran indistintamente o cuando
menos sin mayores precisiones.

Las medidas coercitivas representan un tipo de medidas jurídicas situadas entre las
medidas preventivas y las medidas represivas25. Implican como éstas últimas que se
ha producido el incumplimiento, y a su vez, como las preventivas, su propósito de
eliminar que su incumplimiento llegue a producirse. Se asemejan a las medidas
penales en la estructura, ya que imponen al obligado incumplidor una aflicción,
diferenciándose sin embargo en su función, ya que a semejanza de la restitución la
medida coercitiva tiene finalidad satisfaciente y no aflictiva. En concreto: Las multas
coercitivas se caracterizan porque: a) no son sanciones, pues su finalidad es
remover la resistencia pasiva del ejecutado, forzando su voluntad para que cumpla,
concediéndole un plazo, y b) imponen al ejecutado una nueva obligación diferente a
la contenida en el título ejecutivo que se trata de ejecutar. Ahora bien, las medidas
coercitivas también pueden consistir en actos de dirección del órgano jurisdiccional:
actos de ordenación (encaminados a procurar directamente que la institución
procesal consiga su verdadera finalidad) y de instrucción (tendentes a disponer los
elementos necesarios para el empleo específico de los instrumentos destinados a
cumplir el fin procesal)26. Y en un sentido aún más amplio presentan algún
paralelismo con medidas de índole disciplinaria relacionadas con los poderes
judiciales para mantener el orden en el juicio y el correspondiente deber de
obediencia27.

Las medidas coercitivas, empero, no equivalen al “contempt of court”, entendido


como desobediencia a un tribunal por actuar en oposición a su autoridad, su justicia
o dignidad28. Si bien no cabe negar los puntos de conexión (lograr el cumplimiento

25
CARNELUTTI, Francesco. “Sistema de Derecho Procesal Civil” en U.T.E.H.A (Unión Tipográfica Editorial
Hispano Americana-Argentina), 1994, T. I, pp.
26
GUASP, Jaime. “Derecho Procesal Civil”, Aragoneses, Pedro (actualizador) 7º ed, T.II, Madrid, Cívitas,
p.279.
27
OCHOA MONZÓ, Virtudes. “La localización de bienes en el embargo”, J.M Bosch, editor, 1997, p.63
28
Quizás convenga aclarar previamente que en el modelo del “common law” en caso de incumplimiento
contractual los tribunales sólo tienen atribuciones para condenar al deudor a pagar daños y perjuicios en forma
de reparación pecuniaria. El perjudicado que busca una reparación “in natura”, ya directamente, ya por
insatisfacción del equivalente de daños y perjuicios, debe acudir a los tribunales de “Equity”, los únicos
facultados para actuar “in personam” mediante “injuction” (conminación, intimidación o incluso requerimiento)
que a su vez puede ser “mandatory” cuando se ordena hacer algo o “prohibitory” cuando se ordena no hacer,
dejar de hacer o deshacer lo ilícitamente realizado. El procedimiento de “injuction” se aplica mediante una
10

“in natura”; ser medios coactivos indirectos y no resultar medidas autónomas) las
diferencias son importantes: la medida coercitiva no busca salvaguardar la dignidad
de la justicia sino su eficacia; el “contempt of court” plantea fundamentalmente la
relación de responsabilidad que la entre la parte y el juez; la naturaleza de la medida
adoptada frente al incumplimiento es diversa: en el caso de ésta será generalmente
una medida pecuniaria, una multa o la imposición de nuevas sumas; en el del
“contempt of court” la coacción es personal y podría traducirse en privación de
libertad, siendo en todo caso personal (entrar en posesión de bienes; recibir y
secuestrar rentas y productos, depósito de bienes)29.

La medida coercitiva, sin embargo, se dirige, según los casos: a estimular el


cumplimiento de deberes instrumentales para el desarrollo del proceso, la propia
prestación impuesta en el título ejecutivo. De ahí, que la multa coercitiva constituya
un ingreso de Derecho Público, destinado como tal al Tesoro y cuya determinación y
recaudación ejecutiva no se realiza por las Administraciones Públicas sino por el
tribunal que conoce del proceso30.

3.2 Algunas medidas coercitivas.

La astreinte en su concepción original (francesa) es una medida de ejecución


general, para todo tipo de condenas (dinerarias y no dinerarias). Ha sido importada
a otros ordenamientos con un significado más reducido que la aplica
fundamentalmente para obtener el cumplimiento “in natura” de una obligación de
hacer, no hacer o de deshacer, a través del establecimiento de una sanción
económica generalmente fijada por un elemento temporal de atraso en el
cumplimiento, que se incrementa progresivamente a discreción del juez. Este
aspecto, entre otros, diferencia la multa coercitiva de la astreinte que se encamina
fundamentalmente a satisfacer el contenido de la ejecución y calcula su monto en
función de la buena o mala fe del deudor, de su grado de resistencia y su situación
económica, así como según el grado de presión que se quiera imponer al
obligado31. Criterios de cálculo que a su vez la diferencian de la indemnización de
daños y perjuicios, que determina aquél en función de los daños ocasionados y de
forma definitiva, y no como lo astreinte, de manera variable. Incluso se ha
diferenciado entre “astreinte conminatoria o provisional”, la más parecida a las
medidas conminatorias y la “astreinte definitiva, no conminatoria o punitiva” y la
“astreinte indemnizatoria” 32.

acción conocida como “specific performance”. Cuando la parte obligada no cumple con la orden judicial
(injuction) incurre en “contempt of court”.
29
RUIZ DE LA FUENTE, María Consuelo. “Las intimaciones judiciales en el proceso civil”, Atelier 2011.
30
ORTELLS RAMOS, Manuel. ¿Multas o astricciones? Una indefinición de la Nueva Ejecución Forzosa
Española, Revista Internauta de Práctica Jurídica, nº 13.
31
Sin ignorar, empero, que el derecho francés contempla la existencia de “astreintes punitivas” y “astreintes
indemnizatorias”.
32
ARAGONESES, Sara. “Las Astreintes”, Madrid, Edersa, 1985.
11

Coherentemente con su configuración de las astreintes, el CPC francés las prevé


para todo tipo de obligaciones, sin limitarlas a las condenas de carácter no dinerario
e independientemente del daño y de los intereses ocasionados, precisamente por su
naturaleza independiente y su carácter conminativo en orden a favorecer la
ejecución33. De forma más restrictiva, como se ha adelantado, ordenamientos como
el español, limita su uso para conminar al deudor a cumplir la condena “in natura”,
concepto original extendido asimismo a la imposición de una cantidad por cada
violación de la obligación correspondiente en que se incurra.

Fruto de la discusión en torno a la discusión sobre su naturaleza y uso es el


beneficiario de la cantidad recaudada. Así el beneficiario es el Estado o el Tesoro
Público en Alemania (Zwangsgeld), China, Austria, España y Croacia, donde se
contempla como una cantidad estrictamente coercitiva encaminada a respetar la
marcha del proceso; en tanto beneficia al acreedor, como ya se dijo en el original
modelo francés (astreinte) así como en Japón, Italia, Francia, Grecia, Corea y
Turquía. En estos últimos, prima la idea de constituir una especie de “pena privada”
o una forma de compensar al ejecutante por las consecuencias perjudiciales que le
ha ocasionado el retraso en el cumplimiento de la condena judicial, sin convertirse
por ello en un resarcimiento suplementario34. De ahí, que cuando los daños
punitivos son menores que el daño sufrido, la cantidad solo podrá ser exigible si el
acreedor puede probar que el deudor estaba en falta35.

Existen ordenamientos que no contemplan directamente la existencia de astreintes,


como Colombia, Austria, Irán, Chile o Rusia; otros, como Suecia y Finlandia lo
regulan pero no como medida conminatoria sino como sanción ante el
incumplimiento de la condena en sus términos originales. En Holanda existe desde
hace 80 años pero como medida coercitiva, no sancionadora, y para todo tipo de
procedimientos salvo alguna excepción como el derecho de familia36.

Como otro tipo de sanción y con carácter más específico, la detención coactiva rige
en el ordenamiento turco por un plazo de hasta tres meses37; así como la detención
cuando la amenaza de multa se demuestra insuficiente, pasando de una medida
preventiva a otra de índole claramente coercitiva. Así se prescribe en los arts. 354 y
355 EO austríaco, señalando, además, que la detención cesará así se satisfaga la
deuda. El beneficiario de la multa es el Estado38.

33
L 131-2ss CPC. Francia.
34
FRIGNANI, Aldo. “Le penalità di mora e le astreintes nei diritti che si ispirano al modelo francese” en Rivista
de Diritto Civile, 1981, p. 514-515.
35
Art. 182 TBK, bajo el concepto de kusur (defecto) Turquía.
36
Art. 611a DCCP. Holanda.
37
Art IIK. 343, IIK Art. 30 ve 31'e muhalefet). Kuru, IIH, p. 415, 416. Turquía.
38
Art. III (pgf 16) ZPO Austria.
12

PRIMERA PARTE: MEDIDAS COERCITIVAS DIRIGIDAS A TUTELAR EL


DESARROLLO ADECUADO DEL PROCESO Y COLABORAR CON LA JUSTICIA.

INTRODUCCIÓN: Algunas reflexiones previas en torno al abuso del


proceso, la buena fe procesal, el fraude procesal y el desarrollo adecuado
del proceso.

Los límites entre las figuras que intitulan este apartado no son fáciles de establecer.
No tanto por su configuración dogmática cuanto porque como se ha adelantado la
mayoría de las legislaciones suele contemplarlas de manera conjunta
interconectando sus notas características. De entre el complejo panorama que
presenta la posibilidad de diferenciar entre las tres figuras que forman el título de
este apartado y abandonando de inicio el objetivo de ofrecer un perfil definido de
cada una de ellas en los diferentes ordenamientos contrastados, centraré mi
atención en el exclusivo punto de vista que enlaza la mala fe procesal, el abuso de
derecho (circunscribiéndolo al derecho procesal) y el fraude procesal en relación
con el desarrollo adecuado del proceso.

Se acometen por tanto estos conceptos en cuanto puedan constituir fundamento de


una medida coercitiva encaminada a garantizar el desarrollo adecuado del proceso,
es decir, refiriéndose, no a un concepto estricto “de abuso del proceso”, sino a aquel
relativo a comportamientos que aun consistiendo en el uso formalmente legítimo de
poderes discrecionales reconocidos en la ley, se dirigen en realidad a provocar
dificultades o complicaciones con fin dilatorio, entrando en conflicto con la
realización de los valores de eficiencia y funcionalidad del proceso39. Como se ha
señalado, la cuestión no es sencilla, ya que, de un lado, la relación entre abuso del
proceso y ejecución plena de las garantías de las partes puede generar tensiones
opuestas con las exigencias de simplicidad y rapidez, en tanto, de otro lado, cabe
plantearse el papel del juez a quien corresponde la dirección formal del proceso, y la
posibilidad de prever o sancionar tales conductas40. En este último orden de
cuestiones, cabría destacar que ni la mayoría de ordenamientos facultan al juez
para imponer sanciones inmediatas y efectivas contra la parte que incurra en
conductas abusivas o dilatorias para el correcto desarrollo del proceso, ni parece
que una parte importante de la tradición imperante en bastantes de ellos acogería
su uso con entusiasmo41.

39
En la doctrina española, vid, PICO i JUNOY, Joan. “El principio de la buena fe procesal”, 2ª ed, J.M Bosch
editor, 2013 pp.98 y ss.
40
Es el aspecto que TARUFFO incluye en el apartado “Abuso y funcionalidad del proceso”, cfr. “Elementos
para una definición de “abuso del proceso” en “Páginas sobre justicia civil”, Marcial Pons, 2009, pp. 306-309.
41
Así sucede en Italia, según señala el autor citado en la nota anterior (op. cit. loc. cit.) y también en España
donde los jueces suelen ser reacios al uso de facultades y poderes, cfr. DE LA OLIVA SANTOS, Andrés. “El
papel del juez en el proceso civil”, cit., p.112.
13

Ningún ordenamiento es indiferente al abuso del proceso, pero las fórmulas


adoptadas para afrontarlo son bien diversas. Desde normas generales que atribuyen
a jueces y tribunales fórmulas sancionadoras para atajarlo hasta mecanismos que
apelan más a los principios de lealtad y probidad o a otras cláusulas más generales.
La orientación también varía en la propia percepción de la cuestión, desde una
perspectiva más trascedente incardinada en la necesidad de asegurar una correcta
administración de justicia a otra más específica que enfoca los abusos de
instrumentos procesales concretos. De una u otra forma, lo cierto es que resulta
terriblemente difícil definir el abuso del proceso, por la falta de una definición legal,
en general, pero menos aún coincidente en los diversos ordenamientos, entre ellos
los incluidos en las ponencias nacionales.

Los países contrastados son un magnífico ejemplo de las afirmaciones vertidas


hasta ahora: la mayoría no los define a excepción de Colombia cuyo art. 79 del
Código General del Proceso señala seis conductas que constituyen temeridad o
mala fe: 1. Cuando sea manifiesta la carencia de fundamento legal de la demanda,
excepción, recurso, oposición o incidente, o a sabiendas se aleguen hechos
contrarios a la realidad; 2. Cuando se aduzcan calidades inexistentes; 3. Cuando se
utilice el proceso, incidente o recurso para fines claramente ilegales o con
propósitos dolosos o fraudulentos; 4. Cuando se obstruya, por acción u omisión, la
práctica de pruebas; 5. Cuando por cualquier otro medio se entorpezca el desarrollo
normal y expedito del proceso; y 6. Cuando se hagan transcripciones o citas
deliberadamente inexactas42.

Ha sido la jurisprudencia quien ha ido definiendo sus perfiles y supuestos, bien con
carácter general, como en Italia43, bien a través de ir elaborando un elenco de
situaciones en las que se percibe conductas que merecen tal calificación, aunque no
siempre resulten homogéneas. Así, la jurisprudencia española estima que concurre
por la conducta de los recurrentes, silenciando en la demanda antecedentes de
significación; replanteando un asunto que se sabía no había prosperado en primera
instancia o si la petición reconvencional reproduce el litigio incurriendo en fraude
procesal al mantener vivos dos procesos sobre la misma cuestión44; la
jurisprudencia alemana, por su parte, percibe el abuso procesal en crear
42
Art. 79 Código General del Proceso (Colombia), supuesto 6.
43
La Corte de Casación, con la sentencia del 18 de septiembre de 2009 n. 20106, ha formulado la siguiente
definición de abuso de derecho: “Habrá abuso de derecho cuando el titular de un derecho subjetivo, incluso en
ausencia de prohibiciones formales, lo ejercita de modo no respetuoso con el deber de imparcialidad y buena fe
al fin de conseguir un resultado diverso a aquel por el cual el poder o facultad es atribuido”. En el mismo caso,
la Corte hará mención de los elementos constitutivos del abuso de derecho reconstruidos a partir de la doctrina y
la jurisprudencia, que pueden resumirse como sigue: 1) La propiedad de un derecho subjetivo de un sujeto; 2)
La posibilidad de que el ejercicio real de este derecho pueda ser llevado a cabo de maneras distintas no
necesariamente determinadas rígidamente de manera previa; 3) El hecho de que el ejercicio concreto, aunque
formalmente respetuoso del marco que confiere ese derecho, se hace de una manera censurable bajo un criterio
de evaluación legal o extra legal; 4) La circunstancia a causa de la cual tal modalidad de ejercicio del derecho
constituye una desproporción injustificada que trae beneficio al titular del derecho y causa un sacrificio a la
contraparte.
44
STS (Civil) de 17 de febrero de 1987 (RJ 1986/684). España.
14

fraudulentamente condiciones procesales favorables (inventar hechos para


modificar la asignación del tribunal con jurisdicción o competencia; modificar la
cuantía para acceder al recurso; frustrar fraudulentamente la notificación de
documentos o invocar un acuerdo de arbitraje resultando claro que sus condiciones
económicas le impiden seguirlo); o actuar de forma inconsciente contradiciendo una
actuación anterior (prohibición de venire contra factum propium)45. En tanto Croacia
percibe la conducta abusiva o fraudulenta tanto en la falta de respeto a los jueces, o
los insultos a las partes, como en el abuso de la remisión a otra jurisdicción46.

Incluso el ordenamiento ruso ha pasado de ignorar por completo los tan repetidos
conceptos a un incremento del interés hacia tales situaciones como uno de los focos
prioritarios de atención del legislador, sin que pueda afirmarse, empero que la
jurisprudencia sea especialmente partidaria de su aplicación por la discrecionalidad
que conlleva. Contemplan dos tipos de abusos de procesales: abuso del derecho de
acceso al proceso y el abuso de derechos procesales particulares. Se trataría, en el
primer caso, de abuso relativo al ejercicio del derecho de acción o del derecho de
defensa (inicios infundados o defensa de tal tipo); en tanto el abuso de derechos
procesales abarcaría reclamaciones ficticias o dirigidas tan sólo a perjudicar a la
contraparte mediante actuaciones encaminadas a dificultar o impedir el examen de
la causa. En general, el comportamiento abusivo se configura como la imitación de
una conducta legalmente aceptable y/o el uso de un derecho procesal en conflicto
con su destino original, en casos como: inicio mal fundado de un proceso civil. Los
abusos institucionale; las demandas ficticias, las demandas encaminadas
únicamente a dañar al demandado, cuyo único medio de defensa se convierte en un
rescate – técnicas de greenmail-; las reclamaciones dirigidas a impedir el
conocimiento de otro caso; las demandas “falsas” 47.

En todo caso, parece existir acuerdo en que el abuso del proceso requiere de la
voluntad como elemento subjetivo determinante48. El ordenamiento procesal civil
español, donde la disparidad de criterios para definir el abuso del derecho es
notable, la jurisprudencia se ha decantado por requerir dicho componente subjetivo,
esto es, que la actuación obedezca al deseo de producir un perjuicio a un tercero sin

45
Reichsgericht, RGZ 102, 217, 222; Bundesgerichtshof, BGHZ 20, 198, 206; BGHZ 43, 289, 292; BGHZ 57,
111; BGHZ 69, 37, 43; BGHZ 112, 345, 349; Rosenberg/Schwab/Gottwald, Zivilprozessrecht, 17th ed. 2010, §
2 Rn. 17 f.; Looschelders/Olzen, in: Staudinger, BGB, 2009, § 242 Rn. 1062; Brehm, in: Stein/Jonas, ZPO, 23rd
ed. 2014, Vor § 1 ZPO Rn. 221 f.; Vollkommer, in: Zöller, ZPO, 30th ed. 2014, Einleitung Rn. 56. Citas de la
ponencia alemana del Dr. Michael Stürner, M. Jur (Oxford) y Christoph Wendelstein, n.p.d.p.nº 1.
46
Art. 110 CPC. Croacia.
47
FILATOVA, Maria. Ponencia nacional Rusia.
48
Sobre la relevancia de la voluntad, vid, TARUFFO, Michele. “Elementos para una definición de “abuso del
proceso”. En Elementos para una definición de “abuso del proceso” en “Páginas sobre justicia civil”, Marcial
Pons, 2009, pp. 305-306.
15

beneficio propio49; aunque sin obviar la concurrencia de otro elemento objetivo: la


anormalidad en el ejercicio del derecho sin beneficio para el agente que lo ejercita50.

El principio de buena fe se incorpora en normas procesales específicas insertadas


en códigos de procedimiento como el uruguayo, brasileño o coreano o se apela al
mismo como cláusula general para colmar lagunas existentes en la normativa
procesal, como en Austria que cita directamente el artículo 6 de la Convención
Europea de Derechos del Hombre. Esa parece ser la opción más común en países
pertenecientes al “common law”, donde se aprecian las conductas abusivas como
“fundamentally unfair” , chocando frontalmente con los estándares de “fairnes” en el
“due process of law”, a modo de criterio orientado más a los tribunales que al
legislador o al intérprete normativo51.

Francia, incorpora el principio de buena fe en otro de más largo alcance, el de


“lealtad procesal”, principio que si bien no se contempla en el texto de la ley se
aplica por la jurisprudencia en un doble sentido según el proceso de que se trate: a)
en el proceso civil, como “principio de lealtad de los debates” que comprende el
“estoppel”, es decir, la doctrina de los actos propios, entendida como situación en
virtud de la cual, quien ha inducido a alguien a decir o actuar de una forma no puede
posteriormente echarse atrás52; y b) en el proceso civil y penal, como “principio de
lealtad de la prueba” que comprende, a su vez, la ineficacia de la prueba obtenida
ilícitamente y, específicamente en el proceso penal, la “deslealtad” de pruebas
obtenidas mediante provocaciones probatorias.

La doctrina de la Corte de Casación italiana, por su parte, relaciona el principio de


buena fe con el “giusto processo”53, considerándolo como un nuevo parámetro para
valorar los comportamientos procesales, en relación con el abuso, referido
particularmente a la exigencia de una “duración razonable”, la “igualdad de armas” y
el “respeto del contradictorio”54.

Otros ordenamientos, sin embargo, sí consagran de forma expresa el deber de


comportarse con “lealtad y buena fe”, incluso en el texto constitucional, como ocurre
en Perú55 o Colombia56; o en el correspondiente Código procesal civil (Código

49
STS de 11 de abril de 1995 (RA3182). España. PICO i JUNOY, Joan. “El principio de la buena fe procesal”,
2ª ed, J.M Bosch editor, 2013 pp.102 ss
50
SSTS, de 31 de octubre de 2001, J.D 9º (RA 227/2002, de 29 de junio de 2001. Vid. RIVERO
HERNÁNDEZ, Francisco. “Comentarios al Código Civil”, T.I, ed., J. M. Bosch, Barcelona, 2000, p. 233
51
TARUFFO, Michele. “El abuso del proceso: perfiles comparados” en “Páginas sobre justicia civil”. Marcial
Pons. Madrid. 2009, cit., p. 315.
52
Cass.civ.1ere juillet 2010, nº 09-14.280, Francia.
53
Art. 88 CPC. Italia.
54
Legge Costituzionale 23 novembre 1999.
55
La Constitución peruana reconoce de modo expreso en el segundo párrafo de su artículo 103 que: “La
Constitución no ampara el abuso del derecho”. Asimismo, el artículo 8 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
contempla el deber de las partes de comportarse con buena fe procesa. De otro lado, el segundo párrafo del
artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil establece que: “Las partes, sus representantes, sus
16

General del Proceso de Uruguay57; Código de Proceso Civil brasileiro58, Código


Procesal de Croacia59 o Código Procesal de Corea60). En Perú, incluso se definen
hasta siete actuaciones de las que se infiere haber actuado con temeridad o mala
fe: 1. Cuando sea manifiesta la carencia de fundamento jurídico de la demanda,
contestación o medio impugnatorio; 2. Cuando a sabiendas se aleguen hechos
contrarios a la realidad; 3. Cuando se sustrae, mutile o inutilice alguna parte del
expediente; 4. Cuando se utilice el proceso o acto procesal para fines claramente
ilegales o con propósitos dolosos o fraudulentos; 5. Cuando se obstruya la actuación
de medios probatorios; 6. Cuando por cualquier medio se entorpezca
reiteradamente el desarrollo normal del proceso; y, 7. Cuando por razones
injustificadas las partes no asisten a la audiencia generando dilación”61.

El ordenamiento español, por citar un último ejemplo, parte de un mandato general


contenido en el texto legal que se ocupa de la actividad jurisdiccional (LOPJ), cuyo
art. 11 prescribe la obligación de respetar las reglas de buena fe, así como el
rechazo de las peticiones que se formulen con manifiesto abuso de derecho o
entrañen abuso de ley o procesal. Mandato concretado más explícitamente en el art.
247 de la ley procesal civil, de aplicación supletoria al resto de códigos procesales62.

1. Medidas y sanciones contra la mala fe procesal, el abuso de derecho y el


fraude procesal.

Con independencia de definir y diferenciar la mala fe procesal del abuso del proceso
y del fraude procesal, la concurrencia de alguna de estas situaciones acarrea la
asignación de consecuencias jurídicas que van desde la inadmisión a la imposición
de una multa, pasando por la ineficacia del acto realizados o la imposición al
litigante de la obligación de reparar los daños y perjuicios ocasionados o incluso la
condena en costas, contemplada en tal hipótesis como sanción. No todas son
sanciones y algunas operan fuera o dentro del proceso. Clasificarlas con arreglo a
un criterio uniforme se ve imposibilitado por la multiplicidad de concepciones
generales y de valores que fundan los distintos sistemas jurídicos. De ahí que se

Abogados y, en general, todos los partícipes en el proceso, adecuan su conducta a los deberes de veracidad,
probidad, lealtad y buena fe”.
56
Art. 83 Constitución y 78 del Código General del Proceso. Colombia.
57
Art. 5: Las partes, sus representantes o asistentes, y en general todos los partícipes del proceso, ajustarán su
conducta a la dignidad de la justicia, a la lealtad y a la buena fe. Se establece también que el tribunal deberá
impedir el fraude procesal, la colusión y cualquier otra conducta ilícita o dilatoria.
58
Art. 14, Capit. Inc. II. CPC. Brasil.
59
Art. 13. CPC. Croacia.
60
Art. 1,2 CPC. Corea.
61
Art. 112 CPC. Perú.
62
Art. 247.1 LEC. España. “Los intervinientes en todo tipo de procesos deberán ajustarse en sus actuaciones a
las reglas de la buena fe.”
Art. 247.2 LEC. España: “Los tribunales rechazarán fundadamente las peticiones e incidentes que se formulen
con manifiesto abuso de derecho o entrañen fraude de ley o procesal”.
17

discierna a través del abanico completo de consecuencias señaladas al inicio de


éste párrafo; partiendo de que los supuestos varían según se configure la conducta
correspondiente como una carga o una obligación o deber procesal, derivado de la
interacción de múltiples variantes: la diversidad de las regulaciones legales (en
cláusulas generales o en normas específicas), la adscripción de la responsabilidad
(a las partes o a los letrados), las diferencias en el modo de configurar los aspectos
subjetivos de la responsabilidad (objetiva o subjetivamente); o el hecho de acudir a
remedios procesales o de derecho privado, como el resarcimiento de daños, etc.

En términos generales, la imposición de consecuencias pecuniarias constituye la


medida más generalizada, ya sea por la vía más frecuente, la multa, ya por la
indemnización por los daños y perjuicios ocasionados o incluso por la imposición de
costas. Tal es el caso de Suecia y Finlandia donde no se incluyen medidas de
inadmisión o falta de eficacia63, o Rusia, donde se distingue entre “violaciones
ordinarias” que constituyen defectos procesales no equiparables a abuso, cuya
consecuencia puede ser la inadmisión, la terminación anticipada del proceso, el
rechazo de la acción por infundada, o la admisión tácita, por citar algunos casos; y
el “incumplimiento de deberes” que conllevan una valoración negativa de la
conducta y por ello la imposición de sanciones incluso agravada64.

Veámoslas una a una.

1.1. Inadmisión, ineficacia, nulidad o rechazo.

La percepción de una conducta como abusiva, fraudulenta o con mala fe procesal,


de carácter eminentemente procesal, puede acarrear un amplio espectro de
consecuencias de idéntica naturaleza, que si bien se mira no son contempladas
como tales, por no referirse concretamente al supuesto abuso, fraude o actuación
con mala fe, sino porque tal actuación viola normas específicas del proceso, de
manera que el acto es nulo, inválido, inadmisible o prohibido. La consecuencia, más
que una sanción es la prevista para la correspondiente violación. Así sucede, por
ejemplo, en el ordenamiento japonés, en el que, cuando una de las partes incumple,
la obligación de actuar de buena fe, la consecuencia es la invalidación del mismo o
la ineficacia del procedimiento derivado de la acción65. O en el austríaco, si bien la
jurisprudencia aplica un concepto algo más laxo de la admisibilidad de la
demanda66.

El rechazo fundado es una de las medidas previstas en la legislación española, que


pueden concurrir en su caso con la preclusión de lo propuesto indebidamente:

63
ERVO, Laura. Ponencia nacional Suecia y Finlandia.
64
Arts. 131, 65-4, 268, 79-3 y 70-3.1 ComPC. Rusia.
65
En referencia a la obligación general de actuar de buena fe en los procesos, contenida en el Art. 2do. Del
CPC. (Ley No. 109 de 1996). Japón. TEGA, Hiroshi. Ponencia nacional Japón.
66
Kodek in Fasching/Konecny II/22 §§ 84, 85 ZPO Rz 20 f. Austria.
18

abuso de derecho a litigar67; la prejudicialidad buscada; o casos de recusación o de


abuso del derecho a los recursos68. Tal efecto es el previsto asimismo en el
ordenamiento alemán, del que son ejemplos de falta de validez de lo actuado con
abuso de derecho: que las partes crean fraudulentamente condiciones procesales a
su favor69; que obren contrariando “los actos propios” (prohibición de venire contra
factum propium o estoppel)70; o que se actúe en nombre y representación de alguien
a los únicos efectos de trasferir el riesgo a un sujeto sin responsabilidad o
reconviniendo con abuso71.

En todo caso, conviene tener bien presente el acto concreto de inadmisión de que
se trate: Inadmitir la demanda (por entenderla absolutamente infundada, por
ejemplo) deberá ponderarse y buscar el necesario equilibrio entre el fundamento de
la inadmisión (incluyendo el abuso o mala fe procesal que acarree) y la
configuración legal que se otorgue al derecho de acceso a la justicia72. Así por
ejemplo, el CPC ruso rechaza la acción o el ejercicio del recurso como medida
extrema que chocaría contra la libre disposición de las partes y el carácter
adversarial del proceso, circunstancia que en la práctica ha impedido su adopción
hasta la fecha73. Al igual que debería distinguirse entre aquellos casos en que el
abuso o fraude concurre en los presupuestos para pronunciarse sobre el fondo o en
los que regulan diferentes aspectos de la tramitación.

1.2 Nulidad de la cosa juzgada fraudulenta.

Algún ordenamiento diferencia entre “fraude en el proceso” y “fraude con el


proceso”, concurriendo el primero cuando se ha producido un acto procesal

67
Pretendiendo someter a debate judicial cuestiones pendientes de resolución en otro proceso o ya resueltas en
sentencia firme (STS de 25 de febrero de 1992, RA 1552). España. GASCÓN INCHAUSTI, Fernando.
Ponencia nacional España.
68
Art. 11, 2 LOPJ y 247, 2 LEC. España.
69
Casos de evasión fraudulenta de la ley, i.e. crear hechos a razón de justificar la jurisdicción del Tribunal o
alcanzar una cuantía determinada a efectos de estar en condiciones de ejercer el derecho de recusar la decisión
de un Tribunal de primera instancia; utilizar documentos de manera fraudulenta, solicitar un acuerdo alcanzado
mediante arbitraje cuando resulta obvio que la contra parte carece de los recursos financieros necesarios para
llevar a cabo el procedimiento de arbitraje.
70
Sin embargo, tales casos son poco usuales, dado que la legislación procesal alemana sigue el principio de
unidad de la audiencia oral el cual básicamente permite a las partes adaptar su conducta procesal a una situación
cambiante hasta el final de la audiencia. Principalmente, a las partes se les permite presentar nuevas
declaraciones incluso si contradicen a las anteriores. Esto aplica también para los argumentos legales. Sin
embargo, si la conducta procesal de alguna de las partes ha creado expectativas legítimas a la contra parte, un
cambio injustificado de posición equivaldría a una violación del principio de buena fe procesal. Brehm, in
Stein/Jonas, ZPO, 23rd ed. 2014, Vor § 1 ZPO Rn. 230; cf. e.g. BGHZ 50, 191; BGH NJW 1997, 3377, 3379.
STÜRNER, Michael; WENDELSTEIN, Christoph. Ponencia nacional Alemania.
71
BGH NJW 1995, 1223. Alemania.
72
El abuso del derecho a litigar debe ajustarse a la configuración constitucional (como derecho fundamental) –
en casos como el español, por ejemplo, pero además, al momento procesal previsto en la correspondiente ley, si
la pretensión abusiva se predica de normas procesales, o en la sentencia definitiva, si la calificación de
pretensión abusiva se efectúa con arreglo a normas sustantiva. Vid. CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús. “La
buena fe en el proceso civil” en “El abuso del proceso: mala fe y fraude de ley procesal”, Dir. F. Gutierrez-Alviz
Conradi, “Cuadernos de Derecho Judicial”, n. XVIII, CGPJ, Madrid, 2006, p. 248.
73
FILATOVA, Maria. Ponencia nacional Rusia.
19

específico de manera fraudulenta (por ejemplo cuando se ha fraguado la notificación


de una resolución en el interior de un proceso o de un medio de prueba); y el
segundo en los casos en los que el demandante y el demandado se han puesto de
acuerdo para llevar a cabo un proceso simulado con el propósito de perjudicar a un
tercero. Frente a dichas situaciones el ordenamiento procesal civil peruano sanciona
tal comportamiento con la nulidad de la cosa juzgada fraudulenta creando un
proceso especial al efecto. Dicho proceso puede ser iniciado por quien ha sido parte
o por un tercero siempre que haya sido afectado por la sentencia en un proceso en
el que no ha sido parte, habiendo adquirido la calidad de cosa juzgada y se alegue y
acredite que esa sentencia se dictó en un proceso fraudulento. La doctrina nacional
peruana admite la procedencia de esta demanda en ambas hipótesis: cuando se
haya producido fraude en el proceso o fraude con el proceso74.

En Austria, donde corresponde al tribunal la ordenación del proceso “ex officio”, se


rechazará la demanda viciada sin dar a la parte oportunidad de subsanar, pudiendo
volver a ejercitar la acción (“Wiederaufnahmsklage”) siempre y cuando quien la
ejercite no hubiera actuado con mala fe o fraude procesal en el rechazo de su
primer ejercicio; de otro modo será inadmitida por infundada o carente de
posibilidades de éxito75.

1.3 Multa.
Las multas son una modalidad de sanción procesal compatible con la idea de
finalidad coercitiva, resultando una de las medidas más recurrentes aunque eso no
signifique que sean las más aplicadas en la realidad76. Se impone tanto en su
modalidad de medida conminatoria como en la de sanción propiamente dicha, que
es concretamente la que se contempla en el ordenamiento procesal civil alemán y
que procede cuando se incurra en conducta abusiva en el caso de que dicho
comportamiento equivalga a un acto criminal como el fraude77. Idéntico contenido
sancionatorio es el previsto en el ordenamiento italiano cuando concurra la mala fe,
culpa grave o abuso del proceso en el sentido indicado78. Imponer multa es también
la regla general en el sistema procesal español, el brasileño y el colombiano, donde
se incorpora entre los poderes correccionales del juez.

Junto a ese tratamiento de remedio general, la imposición de multas se encuentra


prevista contra actuaciones procesales realizadas de mala fe previstas para
actuaciones específicas. Tal es el caso del ordenamiento japonés79, aunque no
exclusivamente. El art. 286.4 LEC española permite imponer una multa de 120 a
600 euros si aprecia “ánimo dilatorio o mala fe procesal” en la alegación de hechos
74
ARRARTE ARISNABARRETA, Ana María. “Apuntes sobre la nulidad de cosa juzgada fraudulenta”. En: Ius
et Veritas. Revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del
Perú. No. 10. P. 176. Citado por: PRIORI POSADA, Giovanni F. Ponencia nacional Perú.
75
Sec.530,pgf 2 y Sec. 220 ZPO Austria.
76
PICO i JUNOY, Joan. “El principio de la buena fe procesal”. J.M Bosch, Barcelona, 2ª ed., 2013, p. 318.
77
Pfg. 263 StGB. Alemania.
78
Art. 96,3 CPC. Italia.
79
Art. 2 CPC. Japón.
20

nuevos o de nueva noticia. En el mismo sentido, el art. 112.1 LEC permite imponer
una multa (de 180 a 6,000 euros) a quien planteado incidente de recusación de
mala fe. Consecuencia prevista también en la Ley Orgánica del Poder Judicial
española, que prevé imponer una multa de 90 a 600 euros al litigante que vio
desestimada su pretensión en incidente de nulidad de actuaciones, si el tribunal
entiende que se promovió con temeridad80.

Brasil contempla la imposición de multas conminatorias ante los siguientes casos:


supuestos graves de falta manifiesta de fundamento o atentado a la dignidad de la
justicia81. Y Perú amplia el elenco en esta larga lista de proposiciones de mala fe a:
contienda de competencia82; cuestión probatoria de manera maliciosa83; recusación
maliciosa84; interponer un recurso de casación sin cumplir sus requisitos
maliciosamente85; proponer una excepción con manifiesta falta de fundamento86;
demandar maliciosamente la responsabilidad civil del un juez; hacer uso de los
medios de comunicación social dañando el honor del demandado87; acreditar la
connivencia entre demandante y demandado en un proceso de tercería88; solicitar y
ejecutar maliciosamente una medida cautelar89 (más si dicha medida afecta a un
bien que fehacientemente es de propiedad de un tercero)90; plantear una demanda
de amparo ante un juez manifiestamente incompetente91; o cuando una de las
partes realice cualquier acto dilatorio en un proceso de amparo, en los términos
señalado en el artículo 112 del Código Procesal Civil92.

No cabe la imposición de multas por mala fe, abuso de proceso o fraude procesal en
el ordenamiento coreano93, ni en el holandés94, ni en el japonés95.

A) Cuantificación de la cantidad a imponer.

La cuantía de la multa comprende una amplia horquilla: en el ordenamiento croata


puede oscilar entre 65 a 1,300 euros para sujetos privados y 320 a 6,500 euros para
personas jurídicas a discreción del juez; en tanto en el ordenamiento procesal

80
Art. 241.2 III i.f. LOPJ. España.
81
Art. 538 y 557 § 2 CPC. Brasil.
82
Artículo 46.- Multas.- La parte que, con mala fe, promueve una contienda será condenada por el órgano
jurisdiccional dirimente a una multa no menor de cinco ni mayor de quince Unidades de Referencia Procesal.”
83
Artículo 304 CPC. Perú.
84
Artículo 316 CPC. Perú.
85
Artículo 387 CPC. Perú.
86
Artículo 457 CPC. Perú..
87
Artículo 518 CPC. Perú.
88
Artículo 538 CPC. Perú.
89
Artículo 621 CPC. Perú.
90
Artículo 624 CPC. Perú.
91
Artículo 51 del Código Procesal Constitucional: multa no menor de 3 URP ni mayor a 10 URP, sin perjuicio
de remitir copias al Ministerio Público, para que proceda con arreglo a sus atribuciones. Perú.
92
Artículo 53 del Código Procesal Constitucional.
93
LEE, Gyooho. Ponencia nacional Corea.
94
JONGBLOED, Anthonie. Ponencia nacional Holanda.
95
Art. 2 CPC. Japón.
21

español – en el ámbito del proceso civil y en el del proceso laboral – el importe de la


multa oscilar entre 180 y 6,000 euros, sin que en ningún caso pueda superar la
tercera parte de la cuantía del proceso96. La cuantificación en el proceso español ha
de ser conforme al principio de proporcionalidad (de hecho, el límite del tercio de la
cuantía del proceso ya es un reflejo de este criterio), obligándose al tribunal a tener
en cuenta de forma expresa ciertos parámetros: en el proceso civil, esos elementos
son “las circunstancias del hecho de que se trate, así como los perjuicios que al
procedimiento o a la otra parte se hubieren podido causar” y en el proceso laboral
se añade “la capacidad económica” del sujeto al que se imponga la multa97.

La multa en el CPC brasileño no podrá exceder del 1% del valor del objeto del litigio,
si bien puede acumularse al valor de la indemnización por daños y perjuicios (por
idéntico motivo de actuación con mala fe) que no excederán del 2% del mismo
objeto. En los casos especiales referidos, la cuantía puede incrementarse hasta el
10% o incluso más allá del 20% (cuando se trata de manifiesta falta de fundamento
o casos atentatorios a la dignidad de la justicia)98. A falta de determinación legal
específica, la jurisprudencia peruana señala que: “La multa se calcula
prudencialmente por el Juez, en función de la cuantía de la suma ejecutada”99. Sólo
se establece que las multas se impondrán en base a una unidad de medida,
denominada Unidad de Referencia Procesal, que equivale al 10% de la Unidad
Impositiva Tributaria, cuyo monto es establece anualmente por el Poder Ejecutivo100.
La ZPO austríaca gradúa la multa considerando la capacidad económica y
circunstancias personales con un límite de 4,000 euros, cuando se imponga por
intención dolosa, permitiéndose al tribunal duplicar su monto en caso de
incomparecencia injustificada por parte de testigos o expertos101 .

B) El beneficiario de las multas.

Cuestión esencial a la hora de determinar si las multas son tales o astricciones es


determinar cuál será el destino de las sumas recaudadas como consecuencia de su
imposición. Existen dos líneas interpretativas en este punto. De un lado, se defiende
que el beneficiario debe ser el Estado ya que por su propia naturaleza conminatoria
su objetivo es o bien sancionar la infracción de deberes frente a la administración de
justicia, bien las repetidas actuaciones con mala fe, abuso o fraude procesal. De
otro lado, en la medida en que se entienda que es el propio acreedor ejecutante el
directamente perjudicado, debería beneficiarle como lo hacen las cantidades
cobradas en concepto de daños y perjuicios. Esta circunstancia influye y no poco en
su cuantificación ya que si la cuantía de la multa sobrepasa el importe de los daños
96
Arts. 247.3 LEC y 75.4 LJS. España.
97
Art. 75.4 LJS. España.
98
Arts. 18, 18 pgf. 2 y 601 CPC. Brasil.
99
LEDESMA NARVAEZ, Marianella. Comentario al Código Procesal Civil. Tomo I, pp. 65. Gaceta Jurídica:
Lima, 2011.
100
Arts. 420 – 423 CPC. Perú.
101
Pgf. 354,1, sec. 333 ZPO. Austria.
22

y perjuicios podría hablarse de enriquecimiento injusto. Una solución es que el


órgano de ejecución valore dichos daños a la hora de imponer la repetida cuantía102;
concepción se acomodaría, además, a la figura del “common law”: de las “punitive
damages”. Por otra parte, lo cierto es que la multa con la que se conmina frente a
eventuales conductas contempladas en este primer apartado (colaboración con la
justicia, sujeción a la buena fe) parece que debe beneficiar al Estado, como así
sucede en Croacia, en España, en Perú y en Austria.

De manera destacable por su singularidad el ordenamiento colombiano establece


que el beneficiario de las multas será la Rama Judicial Colombiana para lo que su
importe debe depositarse “en el Banco Agrario de Colombia en razón de las
condiciones más favorables en materia de rentabilidad, eficiencia en el recaudo,
seguridad y demás beneficios a favor de la rama”103. El 70% de estos ingresos, al
igual que los rendimientos financieros de dichos depósitos, están destinados a
“planes, programas y proyectos de inversión, prioritariamente, los que se
establezcan en el Plan Nacional de Desarrollo de la Rama Judicial”104 y en “planes,
programas y proyectos de capacitación, que se establezcan en el Plan Nacional de
Desarrollo para la Rama Judicial”105. Algo semejante, parcialmente, a lo que
acontece en Uruguay, cuya reforma mediante la Ley 19.090 estableció que el
beneficiario de las multas serán a partes iguales, la contraparte y un Fondo Judicial
que es administrado por la Suprema Corte de Justicia106 .

C) Procedimiento para su imposición.

El ordenamiento procesal civil y laboral español obliga a imponerlas de forma


motivada y previa audiencia del sancionado, quien además estará facultado para
impugnarla, lo que la hace equivalente a estos efectos con una sanción
administrativa107 .

1.4 Daños y Perjuicios.

A consecuencia de la concepción sustantiva del abuso de derecho y de su


incorporación al derecho procesal, el abuso, la mala fe o el fraude procesal
configura un ilícito que produce daños por los que la parte que ha sufrido el perjuicio
debe ser resarcida. Así lo prevén algunos ordenamientos como el austríaco108 el

102
RUIZ DE LA FUENTE, María Consuelo. “Las Intimaciones judiciales en el proceso civil”, Atelier, 2011.cit.
p. 338.
103
Ley 260 de 1996. Art. 191. Colombia.
104
Víd. http://www.ramajudicial.gov.co/csj/publicaciones/index/subcategoria/371/969/Fondos-Especiales-de-la-
Rama-Judicial BEJARANO, Ramiro; VALENZUELA, Camilo y CORCHUELO, Daniela. Ponencia nacional
Colombia.
105
Ibídem.
106
Art. 374.2 Ley 19.090. Uruguay.
107
Arts. 247.3 LEC y 75.4 LJS. España.
108
Art. 408 ZPO en relación con el derecho de daños (sección 1293 del Allgemenies Bürgerliches Gesetzbuch).
Austria.
23

italiano109 o el colombiano110, que prescriben la responsabilidad patrimonial de las


partes y sus apoderados por su actuación temeraria y de mala fe. Estas normas
señalan que la parte, el apoderado judicial o el tercero intervinientes que actúen de
manera temeraria o de mala fe deberán resarcir los perjuicios que cause con esta
conducta a su contraparte o a los terceros intervinientes en el proceso o incidente.
Dicha condena se impondrá por el juez en el mismo proceso o incidente. La Corte
Suprema de Justicia del país citado en último término ha decantado una línea
jurisprudencial sobre la indemnización de perjuicios derivada del abuso del derecho
a litigar. A tenor de la misma, el abuso del derecho a litigar es fuente de
responsabilidad civil extracontractual, por lo que la parte que cause un daño con
dicha conducta deberá resarcir plenamente los perjuicios causados conforme a las
reglas clásicas sobre daño resarcible111 . El ordenamiento español impone la
indemnización de daños y perjuicios cuando se quebrante la condena de no hacer y
se deshaga lo mal hecho o cuando atendida la naturaleza de la obligación de no
hacer, su incumplimiento no fuera susceptible de reiteración y no quepa tampoco
deshacer lo mal hecho; cuando se paraliza un proceso por una cuestión prejudicial
planteada con ánimo dilatorio112; o si se realizan actos ejecutivos contra personas o
bienes no autorizados en el título ejecutivo o en la ley113 ; sin perjuicio del posible
ejercicio posterior de la acción de resarcimiento por responsabilidad
extracontractual114.

El deber de abstenerse de actuar de mala fe o fraudulentamente en Austria genera,


que en caso de incumplimiento, las partes sean responsables por daños cuando
actúan a sabiendas de que las acciones ejercitadas no tienen posibilidades de éxito.
La parte que gane el proceso podrá reclamar daños, requiriéndose que la
reclamación se formule conforme a la “ley de responsabilidad” (Tort Law)115 .

Cierto que este tipo de medida será posible sólo cuando quepa probar que ha
sufrido un perjuicio económico como consecuencia directa del comportamiento
abusivo de mala fe o fraudulento, y por ende así lo solicite el perjudicado. Tal es el
caso contemplado en el art. 61 del CGP uruguayo: “Cuando la mala fe o la
temeridad resultaren plenamente acreditadas, la parte podrá ser condenada,
además, a los daños y perjuicios en otro proceso o en el mismo, si hubiera mediado

109
Art. 96 CPC. Italia.
110
Artículos 80 y 81 del Código General del Proceso. Colombia.
111
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia del 28 de abril de 2011. Expediente No. 41001-
3103-004-2005-00054-01. MP. William Namén Vargas. BEJARANO, Ramiro; VALENZUELA, Camilo y
CORCHUELO, Daniela. Ponencia nacional Colombia.
112
Art. 40,7 LEC. España.
113
Art. 538,4 LEC. España.
114
Posibilidad que debe ponderarse para no coartar el ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva o del
derecho de defensa. STS4623/2010, de 8 de julio de 2010 (F.J.n 3º) España. PICÓ i JUNOY, Joan. “El principio
de buena fe procesal”, J.M. Bosch. Barcelona. 2012, cit., p. 313.
115
Sec. 1293 ff ABGB. Austria.
24

expresa petición sujeta a las formas establecidas para la demanda116. Idéntica


responsabilidad se consagra en el art. 16 del CPC brasileño117 .

La normativa austríaca permite reclamar la indemnización en el propio proceso,


aunque no como sanción, sino como aplicación procesal del concepto civil,
calculándose su cuantía para que el perjudicado vuelva a la situación originaria y sin
que el tribunal pueda reducirla. La reclamación podrá efectuarla en el propio
proceso, sin necesidad de ejercitar otra acción, siempre y cuando especifique la
cantidad y la causa que origina el daño118 .
La compensación por pérdida de tiempo se estipula en el Código procesal ruso
cuando una de las partes actúa de mala fe al presentar una acción sin fundamento o
actúa de forma que impide o limita la resolución del caso. La aplicación de esta
medida se refiere a la “pronta resolución del caso”, concepto jurídico indeterminado
que la doctrina asimila a un remedio de carácter civil próximo a la indemnización por
daños materiales, sin que figuren los criterios para calcular el monto de la
compensación, que será destinada a la parte vencedora119 .

1.5 Pago de costas.

El pago de las costas, se contempla, junto a la referida indemnización en bastantes


ordenamientos, (Brasil, Uruguay; Italia, Bélgica). A tal efecto, se derogan total o
parcialmente los criterios de imposición y reparto de costas, que generalmente
recaen sobre la parte perdedora o se reparten. Esta circunstancia pone de relieve la
eficacia relativa de la medida, ya que cuando se trate de una conducta abusiva,
fraudulenta o de mala fe en la que haya incurrido quien luego pierde el proceso,
carece de relevancia realmente sancionadora. Sólo la tendría cuando el autor del
abuso fuese la parte que ha salido victoriosa, ya que la exclusión del reembolso de
una cantidad que le hubiera correspondido actuaría verdaderamente como
sanción120

Algún ordenamiento como el austríaco lo contempla cuando la parte vencedora ha


originado dilaciones indebidas121 ; y tratándose de los costes extraordinarios o
adicionales, condenan a su pago como sanción, si se ha retrasado la práctica de
medios probatorios o de alegaciones relevantes122 . Otros, como el japonés regula la
posibilidad de imponer costas a la parte ganadora, incluso sin necesidad de que se
haya actuado de mala fe, bastando que la actuación sea innecesaria o meramente
dilatoria por derivar de actos procesales innecesarios, propios o provocados a la

116
BARREIRO, María Virginia y PEREIRA-CAMPOS, Santiago. Ponencia nacional Uruguay.
117
BADARÓ, Gustavo. Ponencia nacional Brasil.
118
§ 408 ZPO Rz 1. Austria.
119
Art. 99 CPC. Rusia.
120
TARUFFO, Michele. “El abuso del proceso: perfiles comparados” en “Páginas sobre justicia civil”. Marcial
Pons. Madrid. 2009, cit., p. 330.
121
Art. 48 ZPO. Austria.
122
Art. 44 ZPO. Austria.
25

contraparte, como acciones presentadas sin motivo aparente, presentación de


informes irrelevantes, actuaciones con efecto meramente dilatorio123. Algo
semejante a lo previsto en la ZPO alemana para la parte que intencionada o
negligentemente obstruya el cumplimiento de las reglas procesales, impidiendo por
ejemplo la celebración de un acto, con cuyos gastos deberá correr124.

Destaca en esta línea de actuación el ordenamiento uruguayo, que amén de


apartarse del criterio del vencimiento objetivo para la imposición de las costas,
elabora un sistema de graduación en su actuación, entre actuar con buena fe (no
imponiéndole las costas) y quien litigue con ligereza culpable (apresuramiento o
falta de tacto o ponderación) debiendo correr con las costas, y el que litigue con
malicia agravada con temeridad, a quien se le impondrán125 . El ordenamiento croata
contempla un caso específico de condena al pago de costas agravadas cuando se
recusa al juez maliciosamente para retrasar u obstruir la marcha del proceso126.

La imposición de costas es la consecuencia prevista en Turquía cuando el tribunal


perciba que la acción se ha ejercitado de mala fe, acompañada de la imposición de
multa disciplinaria al abogado127. Carácter sancionador tiene también la condena al
pago de las costas prevista en el Código de Comercio ruso como efecto punitivo
derivado de la mala fe que ocasiona un inconveniente injustificado a la parte
contraria, mala fe que cabe inferir por ejemplo de la omisión del demandado de
presentar una defensa o de incumplir las órdenes de revelar la evidencia que
pretende utilizarse128. No existe, sin embargo, nada similar a la Wasted Cost Order
inglesa, que imputa al abogado los costes inapropiados, poco razonables o
negligentes.

El CPC italiano contempla la vulneración del “justo proceso” como parámetro de


valoración del comportamiento de las partes (incluida la buena fe) para aplicar el art.
92 en materia de costas. Holanda se limita a la posibilidad de pagar los pagos extra
de la otra parte, siempre y cuando dicha parte lo reclame. De hecho, tratándose de
terceros deberían iniciar una reclamación de cantidad por responsabilidad para
recuperar sus pérdidas, que no atienden en su cuantificación a criterio de
reclamación alguno129.

123
ART. 62 CPC. Japón.
124
Art. 95 ZPO. Alemania.
125
Se define la malicia como “la utilización arbitraria de los actos procesales en su conjunto y el empleo de las
facultades que la ley otorga en contraposición con los fines del proceso, obstruyendo su curso con el objeto de
dilatar indebidamente el cumplimiento de las obligaciones y en violación de los deberes de lealtad, probidad y
buena fe que informan el proceso”, mientras que la temeridad implica la conciencia y voluntad de actuar contra
derecho con convencimiento de tal conducta (VESCOVI, E, de HEGEDUS, M, KLETT, LANDEIRA, R,
SIMÓN, L, PEREIRA, S, “Código General del Proceso, comentado, anotado y concordado”, ed. Ábaco, T.I,
p.217.
126
UZELAC, Alan. Ponencia nacional Croacia.
127
Art. 329 HMK. Turquía.
128
Arts. 131 del ComPC y 65 ComPC, respectivamente. Rusia.
129
JONGBLOED, Anthonie. Ponencia nacional Holanda.
26

Por el contrario, en ordenamientos como el chino no existe mención específica a la


imposición de costas, ni generales, ni adicionales para quienes actuaron de mala fe,
con abuso o fraude procesal130. Situación que se repite en Irán, donde se ha
eliminado la mención que figuraba en el anterior Código procesal civil de 1939131 .

1.6 Medidas disciplinarias.

Aunque no se comprenda entre las medidas conminativas de carácter procesal no


sobra mencionar siquiera colateralmente que el control del abuso de derecho, mala
fe o fraude procesal se acomete en diversas legislaciones mediante sanciones de
carácter disciplinario para aquellos sujetos procesales sometidos a códigos de
conducta. Ni que decir tiene que su relevancia se incrementa en aquellos
ordenamientos en los que se diferencia entre el actuar de la parte y de su
abogado132. Cuando no es así, como en España, la referencia a “los intervinientes
en el proceso” o a “las partes” en la norma que regula el respeto a las reglas de
buena fe procesal133, ha conducido a posiciones jurisprudenciales oscilantes
decantadas mayoritariamente por imponer, en su caso, la multa correspondiente a
las partes e informar al Colegio profesional correspondiente para que depure su
eventual responsabilidad disciplinaria. Ante la crítica de obligarse en tal supuesto a
que el cliente pague en concepto de multa por una actuación en la que
probablemente no ha tenido que ver, el traslado al abogado del pago de la multa se
somete a determinados condicionantes: 1) que exista infracción de la buena fe
procesal; 2) que la conducta sea imputable al letrado; 3) que la sanción se imponga
de forma motivada; 4) que sea proporcional a la infracción; y 5) que se aplique el
procedimiento previsto en la ley con audiencia al abogado134.

La ley procesal civil uruguaya dispone que el tribunal se encuentra facultado para
imponer a procuradores y abogados sanciones disciplinarias135 ; tal como ocurre a

130
En referencia a las disposiciones contenidas en la normativa denominada: Charging Measures of Chinese
People´s Court. ZHAO, Hayfen y YU, Huan.
131
POUROSTAD, Majid. Ponencia nacional Irán.
132
TARUFFO, Michele. “El abuso del proceso. Perfiles comparados” en “Páginas sobre justicia civil”. Marcial
Pons. Madrid. 2009, ob. cit., pp. 326-327.
133
Art. 247, 1 a 4 LEC. España.
134
Vid. PICO i JUNOY, Joan. “El principio de buena fe procesal”. J.M. Bosch. Barcelona. 2012., ob. cit. p. 354.
Ahí se cita el Acuerdo de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, de 17 de abril de
2007.
135
La responsabilidad disciplinaria está regulada en los arts. 148 y 149 de la Ley No. 15.750 que enumeran las
causas de responsabilidad de los abogados y procuradores. Los abogados podrán ser corregidos
disciplinariamente en los siguientes casos: cuando faltaren de palabra por escrito u obra el respecto debido a los
magistrados, cuando se expresen en términos descompuestos u ofensivo contra sus colegas o contra sus
contrapartes, por ejemplo cuando utilicen expresiones descorteses o desconsideradas o se descredite moralmente
al contrario. También, cuando luego de ser apercibidos por el tribunal no lo obedecieran, y cuando alegaren
hechos cuyas falsedad resultare probada de los autos o se dedujeren recursos expresamente prohibidos por la
ley.
27

en el Código procesal civil peruano cuando las partes actúen con dolo o fraude,
concediéndose al juez facultades disciplinarias específicas, distintas a las
coercitivas, como la de ordenar que se suprima una frase redactada en términos
vejatorios, la expulsión de las audiencias y la imposición de las multas previstas en
el Código Procesal Civil136. La imposición de multas disciplinarias al abogado,
cuando este sea el causante de la actuación de mala fe o fraudulenta se contempla
también en el ordenamiento procesal civil turco137.

Algo semejante a la acción de responsabilidad disciplinaria es la conocida en Rusia


como “Private ruling by the court”, una especie de denuncia sobre la actuación de
los órganos implicados (abogado, fiscal o servidor público), cuando han cometido
acciones ilícitas, para llamar la atención sobre su conducta, a la espera de que
dicha autoridad tome medidas de responsabilidad sobre las mismas o en su defecto
le imponga una multa. Se trata en opinión de gran parte de la doctrina de medidas
de profilaxis general en prevención de futuras violaciones de la ley138.

El resto de ordenamientos, claramente mayoritarios, se atienen a lo dispuesto en el


“Código Deontológico Forense” y a los deberes, de lealtad, probidad y corrección,
como en el caso de Italia139, debiendo encontrar el justo equilibrio entre su deber de
lealtad con el cliente y la corrección con el resto de las partes. A ellos se une el
deber de decir verdad del abogado en lo relativo a hechos objetivos y a no inducir a
error a la parte contraria. El abogado podrá recurrir a la dialéctica pero no a
declaraciones mendaces. De hecho, en aplicación del art. 88,2 CPC y normas
concordantes140, se contempla la responsabilidad incluso penal en caso de
“Patrocinio o cunsulenza infidele” cuando actúe contra los intereses de su propia
parte, agravada si lo hace de acuerdo con la parte contraria141.

1.7 El delito de desobediencia.

No se trata propiamente de una medida conminativa sino de una sanción penal, que
sólo actúa en la medida en que se considere la función de prevención general de los
delitos. Primo hermano del “contempt of court” no resulta, sin embargo, asimilable al
mismo lo que no impide señalar, empero, que figura en la práctica totalidad de los
ordenamientos como instrumento al alcance del órgano judicial a muy diversos
efectos.

En la LEC española se apercibirá de la comisión de un delito de desobediencia en


las obligaciones de no hacer para evitar la reiteración de la conducta, pero también

136
Artículo 50 CPC. Perú.
137
Art.329 HMK. Turquía.
138
Art. 226,1 y 368 CPC. Rusia.
139
Arts. 5 y 6 , Nuovo Codice Deontologico Forense. Última versión de 2014. Italia.
140
Decreto del Ministerio de Justicia 20.07.2012, n. 140 y art. 380 CP. Italia.
141
Pena de uno a tres años y multa no inferior a 516 euros. FERRARI, Francesca. Ponencia nacional de Italia.
28

para sancionar cualquier negativa de las partes o un tercero a cumplir una


obligación procesal, en fase declarativa o en ejecución). El art. 556 CP se ha
erigido, así, en la principal garantía penal de los deberes de colaboración con los
tribunales y de cumplimiento de sus resoluciones contempladas en la Constitución,
contemplando la desobediencia con finalidad conminatoria en múltiples
supuestos142.

2. Medidas dirigidas a lograr la colaboración con la justicia

Señalemos en primer lugar, que la obligación de colaborar con la justicia, por un


lado, no figura explícitamente en todos los ordenamientos, y por otro lado y
fundamentalmente, abarca o se conecta directamente con las conductas que han
ocupado el anterior apartado. En otros términos: en muchos ordenamientos la falta
de colaboración con la justicia –contemplada como deber o no siendo así- se infiere
o conecta con la mala fe, el abuso o el fraude procesal. De ahí, que las medidas
coercitivas contempladas en este apartado coincidan parcial o totalmente con
muchas de las mencionadas ya, y que en esta sede simplemente se destaquen
aquellos aspectos que ofrecen singularidades reseñables.

En estos casos, escrita o no, se constata el deber de colaboración, ya sea con la


ejecución de las resoluciones, ya con el abanico de cuestiones que son precisas a la
hora del desarrollo del proceso. Unas por estar comprendidas en distintos deberes y
cargas procesales (comparecencias, exhibiciones, declaraciones, aportaciones).
Otras por estar vinculadas a la prueba (comparecencia de testigos, comparecencia
de peritos, exhibición de documentos, diligencias preliminares, aseguramiento de la
prueba). Unas últimas, por formar parte de las diversas medidas para la ejecución
dineraria, la no dineraria o el aseguramiento y el apremio.

Desde otro punto de vista ahora, el deber de colaboración presenta diversa


intensidad dependiendo del sujeto a quien vaya referido. No es lo mismo la situación
de las partes y el órgano judicial, que la de testigos y peritos, como tampoco la de
los funcionarios públicos y la de los órganos colaboradores con la administración de
justicia (médicos forenses, técnicos de institutos de toxicología, ayudantes de
laboratorios). Respecto a las partes, amén del eventual deber general de
colaboración con la justicia, se encuentran sometidas a cargas y deberes procesales
(empezando por el deber de obediencia), en tanto los órganos de colaboración
142
Art. 118 CE. CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús; MÁLAGA DIÉGUEZ, Francisco “Astreintes y prisión
por deudas en el proceso civil español” (…) el tribunal puede apercibir de la posibilidad de perseguir por
desobediencia al testigo o perito que no comparece al primer llamamiento que se le hace (art.292.2), al
destinatario de una medida de aseguramiento de hacer o no hacer (art. 297.2), a la persona jurídica o entidad
pública que deba responder por escrito sobre los hechos de la causa (art. 381.2), al comprador demandado por
incumplimiento de un contrato de venta a plazos al que se pide que exhiba los bienes adquiridos (art. 441), al
ejecutado al que se requiere que manifieste sus bienes (art. 589.2), al ejecutado o tercero al que se interroga
sobre la situación de la cosa a entregar (art. 701.2), o a quien quebranta una sentencia que le condenaba a no
hacer alguna cosa (art. 710).
29

carecen de cargas procesales y unen a los deberes responsabilidades de carácter


disciplinario y regímenes de incompatibilidades previstos legalmente143.

Entre los países donde no se completa la obligación de colaborar con la justicia de


manera genérica figuran Irán y Rusia, que carecen de un mandato en tal sentido.
Otros, sin regularlo, lo integran en cláusulas generales como el deber de buena fe o
de lealtad o lo concretan simplemente para ciertas actuaciones, como las medidas
de colaboración en materia probatoria y más aún en procesos penales y demás
procesos donde el interés público se encuentra presente, como es el caso de
Suecia, Finlandia, Rusia, Grecia, Croacia, China, Irán, Japón, Brasil o Chile144.

La mayoría, sin embargo, regula dicho mandato e incluso algunos los consagran a
nivel constitucional. Tal es el caso del ordenamiento español, el uruguayo el
colombiano, el italiano o el portugués requiriendo tal colaboración en el curso del
proceso y en la ejecución de lo resuelto145. Mayoritariamente, sin embargo, se trata
de normas de legalidad ordinaria, como en Corea, Alemania, Austria, Francia o
Italia146.

Independientemente de la existencia de un deber específico de colaboración o


incluso de su rango las medidas dirigidas a dicho fin coinciden mayoritariamente con
las expuestas en el apartado previo, con una diferencia destacable: el recurso a la
detención, arresto o conducción forzada, que se emplea únicamente en éste
supuesto, y el reforzamiento del mandato según si tal deber de colaboración se
dirige sólo a las partes o se extiende a terceros, y su diferente alcance, cuando
afecta a funcionarios de la administración de justicia o a abogados y otros
profesionales al servicio de las partes. En este sentido el nuevo código general
procesal uruguayo refuerza decididamente el principio de autoridad del tribunal, que
podrá recurrir al auxilio de la fuerza pública (arresto y conducción forzada) y a la
imposición de conminaciones personales económicas a todos los sujetos públicos y
privados La cantidad se fijará por el tribunal, quien podrá modificarla, beneficiando a
partes iguales a la contraparte del conminado y a un Fondo Judicial administrado
por la Suprema Corte de Justicia147. Así sucede también según la normativa
colombiana, en la que el juez puede imponer sanciones de arresto a quien no
colabore u obstruya la actividad jurisdiccional148, completándose con otras medidas

143
Art. 17 de la LOPJ: 1.
144
ERVO, Laura; FILATOVA, Maria; TSANTINIS, Spyros; UZELAC, Alan; ZHAO, Haifen y YU, Huan;
POUROSTAD, Majid; ; TEGA, Hiroshi, BADARÓ, Gustavo y ROMERO, Alejandro. Ponencias nacionales
correspondientes.
145
Art. 118 Constitución española. Mandato desarrollado en la Ley Orgánica del Poder Judicial (art. 17). Art. 95
Constitución Colombiana.
146
LEE Gyooho; BEJARANO, Ramiro et alt; STÜRNER, Michael y WENDELSTEIN, Christoph; GARBER,
Thomas et alt; VERGÈS, Etienne, y FERRARI, Francesca.
147
Arts. 21.3, 24.5, 160 y 374 CGP. Uruguay.
148
Art. 44,2 CGP. Colombia.
30

que van desde la multa al pago de los costes de la actuación o en menor número de
casos con la indemnización a la contraparte149.

Por el contrario, el ordenamiento ruso es un buen ejemplo de inexistencia de deber


de colaboración específicamente mencionado, por entenderlo incluido en la
previsión más general de que las partes cumplan con sus obligaciones y con las
órdenes judiciales “de buena fe”150.

En cuando a los destinatarios de la medida, lo serán desde luego los funcionarios


públicos auxiliares de la justicia, pero también el sujeto que la provoque, ya sea el
testigo, la contraparte o quien posea los documentos que se niega a facilitar.

3. Medidas coercitivas específicamente vinculadas al desarrollo de la actividad


probatoria.

En el marco general de la colaboración con la justicia, el ámbito probatorio ofrece


particular interés por la relevancia intrínseca de la prueba, pero también porque
constituye uno de los aspectos del proceso en el que las medidas de colaboración
son más determinantes y porque “last but not least” en este aspecto específico se
visibiliza la discusión sobre el alcance del principio dispositivo y de aportación de
parte y el deber de colaboración en el desarrollo de la actividad probatoria, de un
lado, y la función del juez en la búsqueda de la verdad y el mejor funcionamiento del
proceso, de otro; cuestiones que desgraciadamente no podremos profundizar con la
atención que merece pero sí cuando menos dejar apuntadas.

Empezando por una breve referencia a éste último aspecto: en ordenamientos como
el ruso se plantea si la participación de las partes en la prueba es un derecho o una
obligación y en tal sentido, si cabe hablar de “carga de la prueba”, según la
concepción de Goldschdmidt o existen determinados aspectos que pudieran entrar
dentro del campo de las intimaciones judiciales, sin menoscabar el principio
dispositivo y de aportación de parte. Así sucede por ejemplo: con el examen del
caso con los medios probatorios disponibles o presentados dentro del plazo de la
preclusión o con la pérdida de derecho a tomar en consideración las fuentes
probatorias no mostrados a la contraparte151 . Aspecto éste que ya fue objeto de
discusión en la reforma de la LEC de 2000 española en torno a las llamadas
“diligencias finales”, como mecanismo que permite la práctica excepcional de
prueba antes de dictar sentencia, – y este es el supuesto discutido – “ex officio”
siempre y cuando concurran tres circunstancias: 1) hechos: ceñidos a los que sean
relevantes y además hayan sido oportunamente alegados por las partes; 2) los

149
Art. 44 CGP. Colombia.
150
FILATOVA, Maria. Ponencia nacional Rusia.
151
Art. 65,4 ComPC. Rusia.
31

propios medios de prueba: circunscritos a aquellos respecto de los que quepa


sostener fundadamente que contribuirán a adquirir certeza sobre los hechos que
restan inciertos, y 3) que las pruebas practicadas hayan resultado realmente
ineficaces y las propuestas no lo serán152.

Distinguiré seguidamente entre: medidas frente a la parte para que declare y las que
cabe adoptar frente a los testigos, así como las atinentes a la exhibición de
documentos.

3.1 Medidas conminativas dirigidas a la declaración de la parte.

En el caso de la “declaración de la parte”, frente al deber de comparecencia de


forma generalizada no existe el de declarar (nemo contra se edere debetur o nemo
tenetur edere contra se), de forma que las medidas adoptadas van desde la
amenaza de multa, para la primera circunstancia y tratándose de hechos
perjudiciales, la amenaza de “ficta confessio”, para la segunda. Así ocurren en el
ordenamiento español153 ; uruguayo; francés154 o japonés155. En cuanto a la
conminación de tener los hechos por confesados (ficta confessio), conviene tener en
cuenta que se aplicará únicamente a aquellos hechos susceptibles de confesión en
sí mismos. Tratándose de interrogatorio propuesto por la contraparte, cuando los
hechos no son susceptibles de confesión o las preguntas no son asertivas, la
inasistencia injustificada sólo podrá ser apreciada como “indicio grave contra la
parte citada”156. Cabe, no obstante, que la negativa a declarar esté justificada y en
tal hipótesis no deben inferirse consecuencias negativas157.

En el ordenamiento ruso, por ejemplo, las medidas de coerción se utilizan para


garantizar la comparecencia de las partes, extendiéndose desde la terminación
anticipada del proceso para el actor hasta la emisión de un juicio en ausencia para
el demandado158. Un supuesto especial en este orden de cosas sería la obligación

152
España. Art. 435 LEC. Este precepto o más bien la justificación de dicha posibilidad ha sido objeto de
valoraciones encontradas por parte de DE LA OLIVA SANTOS, Andrés y TARUFFO, Michele. cfr. “El papel
del Juez en el proceso civil (Frente a ideología, prudentia iuris”, Cuadernos Cívitas, Thomson Reuters, 2012, p.
116, nota 44.
153
Artículo 292 LEC. España. Obligatoriedad de comparecer a la audiencia. Multas. 1. Los testigos y los peritos
citados tendrán el deber de comparecer en el juicio o vista que finalmente se hubiese señalado. La infracción de
este deber se sancionará por el Tribunal, previa audiencia por cinco días, con multa de ciento ochenta a
seiscientos euros. 2. Al tiempo de imponer la multa a que se refiere el apartado anterior, el Tribunal requerirá,
mediante providencia, al multado para que comparezca cuando se le cite de nuevo por el Secretario judicial,
bajo apercibimiento de proceder contra él por desobediencia a la autoridad.3. Cuando, sin mediar previa excusa,
un testigo o perito no compareciere al juicio o vista, el tribunal, oyendo a las partes que hubiesen comparecido,
decidirá, mediante providencia, si la audiencia ha de suspenderse o debe continuar. 4. Cuando, también sin
mediar previa excusa, no compareciere un litigante que hubiese sido citado para responder a interrogatorio, se
estará a lo dispuesto en el artículo 304 y se impondrá a aquél la multa prevista en el apartado 1 de este artículo.
154
Art. 184 CPC, Cass. Soc. 14 mayo 1987, bull, nº 328. Francia.
155
Art. 208 CPC. Japón.
156
Art. 203 CGP. Colombia.
157
§ 380 ZPO Rz 3, 7. Austria.
158
FILATOVA, Maria. Ponencia nacional Rusia.
32

de declarar cuando se trate de procesos basados en cuestiones de confianza, que


en la experiencia croata se conmina con medidas sancionadoras si bien no parece
haber constituido una experiencia exitosa159. En litigios sobre derechos de la
personalidad, el ordenamiento nipón aplica a la obligación de comparecer las reglas
existentes para testigos, esto es, sancionar a la parte con la imposición de costas,
multas e incluso la cárcel160.

3.2 Medidas coercitivas dirigidas a la declaración de testigos.

La declaración de testigos permite plantearse la existencia de medidas


conminatorias, asimismo, en un doble frente: la comparecencia y el deber de decir
verdad.

La medida para garantizar la comparecencia va desde la amenaza de imposición de


una multa a la conducción por la fuerza pública (Perú161, España162 , Alemania163,
Uruguay164, Croacia165, Japón166); la imposición de una multa167 y/o cargar con los
costes que origine su incomparecencia168. No faltan ordenamientos, sin embargo,
como el iraní, en que el testigo no puede ser forzado a rendir testimonio, ni tampoco
a ser conminado para realizarlo con sanciones, así como la previsión general de
supuestos en los que cabe apelar al secreto profesional para no testificar169 .

En el otro extremo, frente a la negativa reiterada a testificar, el ordenamiento croata


prevé la amenaza de sanción e incluso el ingreso en prisión, si no existe justificación
y se persiste en la misma170. El coreano, por su parte, también prevé la detención
del testigo por un máximo de siete días una vez se ha comprobado que la negativa
carece de justificación171. El Código procesal civil alemán, finalmente, prescribe que
el testigo está sometido al deber de decir verdad, sancionándose su vulneración con

159
Art. 17 Law on Enforcement y Art. 186.b CPC. Croacia.
160
Personal Status Litigation Act art 21(1). Japón.
161
Art. 232 CPC. Perú.
162
Art. 292 LEC. España.
163
Sec. 380 ZPO. Alemania..
164
Arts. 154 al 164 C.G.P. Uruguay.
165
Art. 235 CCP. Croacia.
166
Multa de 730 euros aproximadamente o arresto (arts. 192 y 193 CPC), respectivamente. Japón.
167
Art. 207 C. Pr. Civ. Francia.
168
Austria (art 326,2 ZPO); Croacia; Brasil (art. 412 CPC.) y Japón.
169
Art. 243 CPC. Irán.
170
Art. 235 CPC. Croacia.
171
La orden de detención debe ser ejecutada por funcionarios del tribunal o por oficiales de la policía nacional
mediante confinamiento de quien ha cometido la ofensa en una estación de policía, una correccional,
instituciones o centros de detención, bajo la orden del Juez que presida el Tribunal que ha emitido dicha orden.
Cuando un testigo esté sujeto a detención y se encuentre recluido en alguna de las instalaciones ya señaladas, el
encargado de la misma deberá notificar notificarlo al Tribunal a la máxima brevedad. El Tribunal determinará la
fecha para el examen del testigo sin retraso. Cuando un testigo sujeto a detención haya declarado durante la
misma, el Tribunal deberá revocar inmediatamente la orden de detención y ordenar su liberación. (Art. 311 Ley
Procesal Civil). Corea.
33

la comisión del delito de falso testimonio o en su caso perjurio172; al igual que


sucede en el ordenamiento brasileño173.

3.3 Medidas coercitivas dirigidas a la declaración de peritos.

La declaración de expertos (peritaje) se encuentra normalmente sometida al deber


de realización y explicación en juicio, debiendo diferenciarse si se trata de experto
propuesto por alguna de las partes o por el propio tribunal. En este último caso,
cuando el experto no realiza informe o no comparece en juicio, las medidas varían
entre imponerle los costes originados174 ; enviarle una orden coactiva175 ; imponerle
una multa176 y; o indemnizar los daños y perjuicios originados177.

Si el experto ha sido llamado por la parte, sin perjuicio de las acciones que pueda
iniciar posteriormente para resarcirse de los perjuicios ocasionados, no cabrán
medidas coercitivas para que realice el informe o acuda al juicio178 ; y como
constituyen una carga para quien lo propuso, el medio probatorio carecerá de
valor179 .

3.4 Medidas conminativas dirigidas a la exhibición de documentos.

Algunos ordenamientos denotan la influencia del “discovery”, poniendo en duda el


régimen general que centra la negativa de su exhibición en la imposición de multas
coercitivas, así como en la inferencia de tener por ciertos los datos contenidos en
tales documentos. Esta es la situación en el caso de negativa a exhibir documentos
contables requeridos por la contraparte en las “diligencias preliminares” en
España180; donde se recurre a la preclusión cuando se trata de documentos que
deben acompañar a la demanda181; o se conmina con que se valore tal conducta de
manera negativa en la sentencia, como acontece en el CPC peruano182. En Japón,
por el contrario, existe un listado de documentos cuya aportación es obligatoria, y
cuya omisión puede acarrear que se tenga por cierto lo afirmado en el mismo183.

En aquellos casos en que los documentos que debe aportar la contraparte resulten
esenciales habrá que estar a la doctrina de las “facilidades probatorias”, en atención
a la cual, se faculta al tribunal para tener presente la disponibilidad y facilidad

172
Pgf 153 StGB o 154 StGB. Alemania.
173
Art. 415 CPC. Brasil.
174
Pgf. 407 ZPO. Alemania.
175
Pgf. art. y 409 ZPO. Alemania.
176
Art. 420 CPC. Chile.
177
Art. 261 CPC. Perú.
178
Art. 78 CPC. China.
179
Arts. 228 CGP. Colombia.
180
Art. 261,4ª LEC . España.
181
Arts. 269 a 271 LEC. España.
182
Art. 246 CPC. Perú.
183
Art. 220 CPC. Japón.
34

probatoria que corresponde a cada una de las partes del litigio184. Esta regla
atemperadora puede presentar una importancia decisiva en situaciones de “realidad
compleja”, derivada de los avances técnicos o en las variables relaciones jurídicas
en materia de responsabilidad y riesgo, por ejemplo, pero también en materia
comercial, cuando se solicite la exhibición de los libros de contabilidad de la parte
contraria, que si se niega a aportarlos sin causa justificada (por destrucción u otro
motivo) en algunos países como Colombia, acarrea quedar sujeto a que lo que
figure en la contabilidad aportada se acepte sin que quepa prueba en contrario185.

Tratándose de documentos en poder de terceros, la negativa a reconocer el


documento puede verse conminada con una multa o incluso con ser conducido por
la fuerza, como en el caso del ordenamiento peruano186 o en el brasileño187. En el
CPC japonés, por su parte, se diferencia entre sujetos públicos y privados,
sancionando dicha negativa con multa cuando se trata de entidades públicas,
medida imposible cuando se trate de sujetos privados188 .

Como excepción, la doctrina rusa entiende que derivar consecuencias adversas a


partir de la falta de disposición de una de las partes a exhibir un documento va en
contra de la naturaleza adversarial del proceso, limitando las posibles sanciones a la
imposición de una multa.189

4. Medidas coercitivas específicamente vinculadas al desarrollo del proceso


penal.

El proceso penal debe ser objeto de una atención particularizada, ya que su propia
naturaleza y la de los derechos y garantías en juego ofrece un perfil más
comprometido a la hora de colaborar con la justicia, empezando por el deber de
denunciar de quien presencie la comisión de un delito, que no concurren en todos
los países, la de médicos y otros funcionarios. Atención específica merece,
asimismo, el descubrimiento de informaciones y datos que tengan el carácter de
secretos y su relación con la libertad de información y las medidas que cabe adoptar
para impedir la interferencia de las partes y terceros con la investigación y desarrollo
del proceso penal: presiones ilícitas a testigos, peritos o jurados; o destrucción de
fuentes de prueba.

184
Art. 217.7 LEC. España.
185
Art. 267 CGP. Colombia.
186
Art. 254 CPC. Perú.
187
Art. 362 CPC Brasil.
188
Arts. 220 – 223 CPC. Japón.
189
FILATOVA, Maria. Ponencia nacional Rusia.
35

La eventual obligación de colaborar con la justicia en el ámbito del proceso penal


abarca diferentes conductas: desde el deber de denuncia de la comisión de un
delito, reforzada o no en atención a la función pública o profesión que se tenga,
hasta el frecuente conflicto que surge entre el derecho a la información y el
descubrimiento de informaciones y datos que tengan el carácter de secretos durante
el desarrollo de una investigación penal o que se conozcan precisamente por el
ejercicio de una determinada profesión como la de médico, pasando por las
medidas que puedan adoptarse para evitar la interferencia de partes y terceros en el
desarrollo de una investigación o de un proceso penal, como en el caso de
presiones ilícitas a testigos, peritos o jurados o la destrucción de fuentes de prueba.

a) La obligación de denunciar.

Entendido o no como un deber de colaborar con la justicia, parece que la primera


forma de colaboración sería la obligación de denunciar la comisión de un delito.
Ocurre que un número minoritario de países impone dicho deber, entre ellos:
España, Colombia, Argentina, Irán, Italia, Croacia y Francia. Más en concreto, se
regula bajo la figura de omisión de denuncia sancionándolo con multa de 30 a 516
euros y prisión hasta por 1 año (Italia) o simplemente se equipara a un delito
(Croacia), con la posible privación de libertad en Perú190, con diferentes amenazas
de penas de prisión (Irán); o acciones disciplinarias (Japón, España), o la
inhabilitación (Argentina). En el código penal Colombiano se incurre en comisión del
delito de abuso de autoridad por omisión de denuncia en determinados delitos,
castigándolo con pena de entre tres a ocho años191 .

b) El deber de denuncia de funcionarios o sujetos en razón de su profesión o cargo.

Un número importante de ordenamientos restringe el deber de denuncia a los


funcionarios de los correspondientes países, así sucede en: Holanda, Japón, Brasil,
Perú, Austria, Suecia y Finlandia. En estos casos puede originarse y de hecho se
origina conflicto entre el repetido deber de informar sobre la presunta comisión de
un hecho delictivo que se conoce en atención al ejercicio de una profesión concreta,
y el deber de secreto profesional o confidencialidad que se tiene respecto de tal
ejercicio profesional.

Entre uno y otro las diversas legislaciones optan entre las siguientes posibilidades:

a) Priorizar el deber de denunciar imponiendo sanciones más graves192; b)


contemplar en una legislación complementaria los casos en que deba primar

190
Art. 407- Omisión de denuncia. CP. Perú.
191
Art. 417 Código Penal. Colombia.
192
Austria (pgf 78 StPO, pgf 302 StGB) y España (art. 262 LECrim).
36

trasladar la noticia a las autoridades competentes193); o c) señalar expresamente los


delitos en los que los doctores están exentos del deber de confidencialidad o están
obligados incluso a denunciar el delito en cuestión (narcóticos; detección de
sustancias ilegales en análisis clínicos; violencia familiar, abuso de menores; hechos
relativos al blanqueamiento de capitales) o determinados profesionales, en atención
precisamente a su profesión (anticuarios en casos de tráfico ilegal o de mercancía
robada u operadores financieros)194.

c) El descubrimiento de información y datos secretos durante el desarrollo de una


investigación.

Constituye uno de los problemas más comunes y frecuentes por generar tensiones
entre el derecho a la información y la necesidad de salvaguardar dichos datos
secretos e ignotos para el buen fin de la investigación.

Dicha interferencia se sanciona con la amenaza de penas de diferente duración en


la mayoría de países, a los que se añade la prisión preventiva, cuando se trate de
una eventual conducta del imputado detenido; la imposición de multa; y la
prohibición de aproximación a la víctima en los casos de delitos de violencia de
género. Se concretan, por tanto, en dos tipos de medidas: disciplinarias (multa o
responsabilidad dineraria)195, y penales (multa de doce a veinticuatro meses e
inhabilitación especial para empleo, cargo público, profesión u oficio, de uno a
cuatro años)196. Más en concreto, el código penal español castiga la destrucción,
inutilización o ocultamiento de documentos o actuaciones de investigaciones
sancionándolo con pena de prisión de seis meses a dos años, multa de siete a doce
meses e inhabilitación especial para su profesión, empleo o cargo público de tres a
seis años197. En China las conductas obstruccionistas serán investigadas, así como
la intimidación a testigos que puede constituir delito, en su caso198. Colombia
contempla la revelación de información reservada por parte de los funcionarios
públicos con multa y falta gravísima, que puede acarrear destitución e inhabilitación
general o suspensión en el ejercicio del cargo199. Tratándose del abogado, la
revelación de información considerada secreto profesional constituye una falta de
lealtad sancionada con censura, multa, suspensión o exclusión del ejercicio de la
profesión200.

193
Croacia (art. 302 Pgf. 2 CP.);. Brasil (art. 66 Lei de contravençoes penais) y China (art. 305 CP y Regulación
especial en el CPP).
194
Art. 15 (3) del: Act on Antique Goods Dealings (Ley No. 108/1949). Japón.
195
Art. 301 LECrim. España.
196
Art. 466 CP. España.
197
Art. 465 CP. España.
198
Art. 53 CPP. China.
199
Art. 44 Código Único Disciplinario. Colombia.
200
Art. 34 del Código Disciplinario del Abogado (Ley 1123 de 2007). Colombia.
37

d) Intimidación a los testigos.

Como medio probatorio que constituye en muchas ocasiones una de las pruebas
definitivas, se conmina con diferentes penas como, a título de ejemplo, de uno a
cuatro años y multa de seis a veinticuatro meses en el Código penal español201; tres
años de prisión y multa de 45,000 euros en el CP francés, pena de hasta un año y
multa de 1,.460 euros por presión sobre testigos o peritos, y hasta un año y multa de
3,650 euros en el caso de jueces en el CP japonés, u otras sanciones en el
ordenamiento penal alemán202. O de manera más reforzada mediante una Ley
Orgánica 19/1994, de Protección a testigos y peritos en causas criminales203;.
Cuando el testigo lo es de un delito contra menores o de violencia de género, cabe
la medidas de alejamiento.

e) La destrucción de fuentes de prueba.

Se sanciona en el ordenamiento japonés con prisión de hasta dos años y multa de


hasta 1,460 euros; en tanto Turquía prevé la prisión entre 2 y 4 años para quien
impida la investigación y descubrimiento de hechos delictivos204 . El CPP alemán
impone sanciones penales a la repetida destrucción, así como las amenazas a
testigos205 ; pena que llega a los 3 años de prisión y multa de 45,000 euros en
Francia cuando se falsifiquen pruebas, 75,000 si se destruye, sustrae o altera un
documento público o privado y un año de pena y 30,000 de multa en caso de
ocultación del cadáver206. También se imponen penas en Croacia, Italia, Suecia y
Finlandia, mediantes los correspondientes tipos penales207.

Siendo el imputado una de las personas que puede tener más facilidad para
acceder a las fuentes de prueba, la prisión preventiva es una de las medidas más
extendidas, añadiendo este peligro de destrucción a su fundamento original de
asegurar la presencia del acusado en el juicio. Así en España cabrá acordar la
prisión provisional cuando exista riesgo de destrucción de fuentes probatorias, al
igual que se prevé en el ordenamiento austríaco, singularmente en casos de
especial peligro para la víctima, y en otros supuestos de riesgos de comisión de
delito en Rusia, Argentina; Brasil y Chile. En éste último país, se contempla,
además, la posibilidad de suspensión de la licencia para ejercer la profesión al
abogado y perito, incluso con carácter definitivo en supuestos singularmente
graves208.

201
Art. 464 CP. España.
202
Art. 241 StGB. Alemania.
203
Ley Orgánica 19/1994, de 23 de diciembre, de protección a testigos y peritos en causas criminales española.
204
Art. 227 TCK. Turquía.
205
Pgf 133 StGB. Alemania.
206
Arts. 441-1, 434-4, 434-7 CP. Alemania.
207
Art. 306 Pgf. 2 CP. Croacia; Arts. 377 – 379 CPP. Italia. y diversas disposiciones del CP. Suecia y Finlandia.
208
Art. 269 bis. CP. Chile.
38

SEGUNDA PARTE: MEDIDAS COERCITIVAS PERSONALES PARA HACER


POSIBLE LA EJECUCIÓN DE LAS DECISIONES JUDICIALES.

1. Medidas personales para asegurar la ejecución dineraria.

La existencia de obligaciones procesales tiene su expresión más extendida en el


campo del proceso de ejecución, donde al margen de la presencia o no de una
obligación general de colaboración, abundan las medidas coercitivas y las
sanciones jurídicas encaminadas al más correcto cumplimiento del contenido de las
sentencias de condena. Tales medidas variarán, en principio, según se trate de la
ejecución de una condena de contenido dinerario o no, desde la obligación de
facilitar información sobre el patrimonio hasta las astreintes o aquellas más
específicas para lograr la entrega de bienes muebles o inmuebles, realizar una
conducta, cesar en una conducta o la prisión por deudas en los ordenamientos
donde aún se contempla.

1.1. Obligación de manifestar los bienes por el deudor directa o


indirectamente a través de organismos oficiales.

Conocer el patrimonio del deudor es el primero de los objetivos para intimidar a la


hora de ejecutar una sanción genérica, es decir, una obligación consistente en la
entrega de una cantidad de dinero; de ahí que la primera manifestación del deber de
colaborar en la ejecución dineraria del deudor consista en el de informar sobre la
composición y la ubicación del mismo.

A) Manifestación por el propio deudor.

Tal deber se contempla en Croacia, Italia, España, Alemania, Grecia, Holanda,


China o Brasil. No siendo así en: Uruguay, Corea, Colombia, Perú, Irán, Japón,
Chile, Finlandia, Suecia o Francia.

Por concretar alguno de los ejemplos: en China el deudor condenado está obligado
a reportar sobre sus bienes hasta un año antes de la ejecución. En caso de negativa
o de falsificación, la Corte Popular podrá imponer una multa o detener a la persona,
su representante legal o quien sea directamente responsable209. En España, se
contempla legalmente la obligación de aportar una relación de bienes propios que
sean suficientes para hacer frente a la responsabilidad, apercibiendo de sanciones
por desobediencia grave si no se hace, o se trata de bienes ajenos, bienes no

209
Art. 24 CPC. China.
39

susceptibles de embargo o con cargas que no haya desvelado210 . A ello se añade


conminarle con multa, cuya cuantía se fijará atendiendo a la cantidad debida, la
resistencia a presentar la declaración de bienes y la capacidad económica del
requerido211 . La ZPO alemana ha instaurado desde 2013 una medida que favorece
al acreedor: se trata de la obligación del deudor de proporcionar información al
oficial de justicia, tanto de las personas físicas como de la jurídicas, prescribiendo
que el deudor registre una declaración jurada señalando la información que tiene
por correcta o completándola, en su caso y sancionando la declaración jurada falsa
como delito212. Dicha información podrá mostrarse de nuevo si el acreedor
demuestra la insatisfacción de su crédito o la modificación significativa de los datos
aportados por el deudor en las condiciones fijadas legalmente213 . El ordenamiento
francés, por su parte, traduce la infracción del deber de colaboración del deudor en
la ejecución en abuso procesal, sancionable con la imposición de intereses en caso
de abuso grave, y a falta del deber de exhibición o relación de bienes del deudor,
con el nuevo deber de acudir a las entidades públicas y privadas en su búsqueda214.

Los ordenamientos que no contienen dicho mandato de manera expresa en realidad


no quedan exentos del mismo. Ya sea porque lo entienden incorporado al de
comportarse “de buena fe”, como en Rusia, donde la falta de colaboración se ve
conminada con la imposición de la llamada “cuota de ejecución” (7% del monto
adjudicado); ya porque el deudor se encuentra obligado a entregar al funcionario
información sobre sueldo, lugar de residencia o cualquier cambio de éstos,
sancionándose el incumplimiento o la falsedad de datos con multas y la citada cuota
de ejecución215.

B) Manifestación de bienes derivada de una orden judicial o procedimiento


especial al efecto.

La obligación de información puede derivar de una orden en tal sentido del órgano
director de la ejecución, tal como acontece en Suecia y Finlandia216 o como se
contiene en el parágrafo 802C de la ZPO alemana; reforzándose por la declaración
jurada, cuya falsedad puede ser perseguida217. El deudor reacio puede llegar a ser
arrestado, cuando habiendo sido citado correctamente no acuda a la reunión fijada

210
Art. 589.1 LEC. España.
211
Art. 589 LEC. España. El apremio económico puede dejarse sin efecto en atención a la ulterior conducta del
requerido y a las alegaciones que pudiera efectuar para justificarse.
212
Pgf. 802, C ZPO y Art. 156 StGB. Alemania.
213
En el pgf 802 D y F ZPO. Alemania.
214
Art. L. 121-3 C. Pr. Civ. Ex. Francia.
215
Art. 112 FLEP. Rusia.
216
A requerimiento del alguacil el deudor deberá informar sobre sus propiedades, salarios, créditos y demás
circunstancias que puedan acrecer o decrecer la cantidad ejecutable. ERVO, Laura. Ponencia nacional Suecia y
Finlandia.
217
Pgf 156 StGB. Cualquier cambio deberá notificarse mediante el procedimiento contemplado en el pgf 802
ZPO. Alemania.
40

para informar de los extremos señalados sin causa justificada218. En el


ordenamiento austríaco, sin embargo, se prevé la elaboración de una lista de bienes
(Vermögensverzeichnnis) que será formalmente registrada por el funcionario
judicial219. Cuando el deudor no rellene la lista o ponga en riesgo la ejecución, será
sancionado con detención de hasta seis meses o multa de trescientos sesenta
días220. Mecanismo muy semejante al utilizado en Uruguay, donde –una vez abolida
la norma que consagraba el secreto bancario, con la única excepción de la comisión
de delitos o para la determinación de pensiones alimenticias para menores de
edad– el ejecutante solicita del juez que se dirija a los organismos públicos
pertinentes para que faciliten la relación de bienes o derechos patrimoniales del
ejecutado, así como a las entidades bancarias para que faciliten los saldos de
cuentas y depósitos221. No prestar dicha información al juez se considera
“atentatorio contra la justicia” en Brasil222 .

Algunos ordenamientos, como el coreano, conminan la repetida obligación con la


amenaza de una pena de detención de no más de veinte días, si el deudor no acata
la orden del órgano ejecutor para informar sobre su patrimonio o no comparezca
para hacerlo sin causa justificada; censando inmediatamente cuando comparece y
declare. En el supuesto de persona jurídica, la medida coactiva alcanza los tres
años y se dirige a su legal representante, estando acompañada de la conminación
mediante multa que no excederá los cinco millones de Won surcoreanos. Estas
medidas se completan con la creación de una “lista de deudores”, caso de incurrir
en determinados supuestos legales223.

En Japón, la satisfacción del crédito, y por ende las medidas conminatorias


adoptadas hasta la fecha son objeto de crítica por su ineficacia, a pesar incluso de
la implementación en el 2003 del “proceso de revelación de bienes”224;
procedimiento a través del cual el acreedor puede obligar al deudor a revelar su
situación patrimonial, siempre y cuando, además, se cumplan una serie de
presupuestos que pretenden compensar que así se limita, en definitiva, el derecho a
la privacidad del deudor. Se trata de los siguientes: el acreedor ha de estar en
posesión de determinados títulos y debe demostrar la imposibilidad de obtener
satisfacción del pago de la obligación en el plazo de los seis meses previos a la
solicitud, incluso a través de un procedimiento de ejecución anterior sobre bienes
conocidos del deudor. La incomparecencia, así como la no declaración de los

218
Pgf. 802 c ZPO. Alemania.
219
Pgf 47 EO. Austria.
220
§ 48 para. 1 y 2 EO Austria. Si el deudor se niega a realizar la remisión al Tribunal, este deberá imponerle
detención coercitiva; esta finalizará con la entrega de la lista de bienes, la duración máxima será de 6 meses.
221
Ley No. 19090. Uruguay.
222
Arts. 599 y 600, IV CPC. Brasil.
223
Arts. 70 a 73 Civil Enforcement Act. Corea.
224
Arts. 196 al 203 CEA. Japón.
41

bienes o falsedad de ésta última se conmina con multa225. No se prevén, empero,


medidas sancionadoras penales226.

En otros ordenamientos como el sueco o el finlandés, no existe deber de


manifestación de bienes, salvo que la pregunta al respecto provenga del órgano de
ejecución a título de testigo en el correspondiente proceso y aun así preservando el
derecho a no auto incriminarse, cuando tal sea el supuesto. Si el tercero rehúsa dar
información puede ser compelido mediante multa. Con todo, tal hipótesis se pondera
en atención a la importancia de la información que quepa obtener227. Irán tampoco
contempla dicha obligación y por ende no conmina su incumplimiento228.

1.2. Colaboración de terceros en la ejecución dineraria.

El deber de colaborar en la ejecución dineraria por parte de terceros suele


concretarse en el de las entidades bancarias obligadas a facilitar información sobre
el patrimonio del deudor o el de ciertas administraciones públicas, especialmente la
tributaria.

Sin embargo, diversos ordenamientos no contemplan la obligación de terceros de


colaborar en la ejecución dineraria, ni por parte de las entidades financieras, ni de
los servicios de la administración tributaria, sujetos como están al deber de
confidencialidad, cuya vulneración se castiga con penas de prisión de hasta dos
años o multas de hasta 7,300 euros. De tal deber se exceptúa Japón, que lo recobra
sólo en el caso de que la solicitud provenga del órgano ejecutor, compensándose
con el de cooperación entre las administraciones, al igual que acontece con la
creación de los “Registros de corporaciones”, los Registros de la Propiedad o los
Registros de residencia o familia”229 . El secreto de la información fiscal existe
también en Turquía, sancionándose con pena al funcionario que desvele
información de dicho tenor230 .

La consagración constitucional de la inviolabilidad del secreto profesional y el


derecho a la intimidad, actúa como freno para determinadas obligaciones de
exhibición y colaboración de las entidades bancarias y financieras, salvo que se
trate de requerimientos judiciales que gozan de presunción de legitimidad
constitucional, lo que explica que el juez pueda ordenar a las entidades financieras
suministrar la información necesaria para el buen fin del proceso, bajo amenaza de
multa231 . Ordenamientos como el iraní diferencia entre los organismos financieros y

225
Hasta por 2,190 euros. TEGA, Hiroshi. Ponencia nacional Japón.
226
TEGA, Hiroshi. Ponencia nacional Japón.
227
The Enforcement Code, Chapter 9. Suecia y Finlandia.
228
POUROSTAD, Majid. Ponencia nacional Irán.
229
CEA. Chapter 18. Japón.
230
Art. 239 (Turk Ceza Kanunu = TCK). Turquía.
231
De diez salarios mínimos mensuales.
42

bancarios. Los que tienen carácter público están obligados a suministrar


información, y en cuanto a los privados, dependerá de si la institución financiera
alega justificadamente la existencia de un interés público en no proporcionarla, en
cuyo caso podrá fundar su negativa232 .

La ponderación entre el secreto bancario y la obligación de las entidades a enviar


información sobre las cuentas ocupa un lugar relevante a la hora de resolver los
intereses encontrados. En países como Austria el deber de confidencialidad se
consagra legalmente, pero no impide remitir la información por falta de interés
legítimo del deudor en que no se haga233. En otros como Francia, existe la
obligación de informar sobre si el deudor tiene una cuenta bancaria en la identidad,
pero nada más234. Por su parte, la obligación de entregar la declaración tributaria
esta prevista en el caso de procesos penales en Colombia, no así para los civiles, lo
que permite negar dicha información tributaria en tales supuestos235. La ley procesal
española impone el deber de colaboración a terceros que se cifra en la obligación
de suministrar información sobre el patrimonio del ejecutado, sin más límites que los
que impone el respeto a los derechos fundamentales o los que se fijen
expresamente en las leyes236. Si se alegaran tales razones para dejar de atender el
deber de colaboración, el secretario judicial dará cuenta al tribunal, quien previa
audiencia de los interesados, podrá acordar la imposición de multas coercitivas
periódicas atendiendo a criterios como la cantidad por la que se haya despachado
ejecución, la resistencia a la presentación de la relación de bienes y la capacidad
económica del requerido237. Este deber de facilitar información se extiende a la
Administración tributaria, que puede enervar su deber de confidencialidad, cuando
exista solicitud judicial que motive la ponderación de los intereses públicos y
privados afectados y se hayan agotado los demás medios y fuentes de
conocimiento sobre la existencia de bienes y derechos del deudor238.

Un paso decidido por la colaboración de entidades es implicarlas en la propia


ejecución. La Ley para la efectividad de la ejecución de fondos monetarios croata de
2010 atribuye la competencia para ejecutar estos títulos a una institución
especializada (FINA), a quien debe dirigirse el portador del correspondiente título
ejecutivo, que será registrado en el correspondiente “Register of Sequence of Basis
for Payment”, comunicado la deuda a los bancos, sin participación alguna del
deudor y por ende sin necesidad de su consentimiento, para que bloquee su cuenta

232
POUROSTAD, Majid. Ponencia nacional Irán.
233
Disposiciones generales en la BWG. Austria.
234
Art. 152-2 C. Pr. Civ. Ex. Francia.
235
La exhibición de la declaración de renta, que llegó a la Corte Constitucional, se ha extendido a supuestos de
obligación de prestación de alimentos. Colombia.
236
Art. 591 LEC. España.
237
ARMENTA DEU, Teresa. Lecciones de derecho procesal civil. 7ª ed. 2013. Barcelona: Marcial Pons, pp.
416-417.
238
Art. 95.1 h) Ley 58/2003 General Tributaria. España.
43

hasta la completa satisfacción de la deuda. Con datos de 2014, un 7,5 de


ciudadanos tiene sus cuentas bloqueadas239 .

2. Medidas personales para asegurar la ejecución no dineraria.

Cuando aludimos a las condenas no dinerarias, nos estamos refiriendo a los


pronunciamientos contenidos en una sentencia u otra resolución (judicial, arbitral o
de otro oficial de justicia) mediante los cuales se ordena a alguien llevar a cabo
prestaciones distintas de la entrega de una suma dineraria, esto es, hacer, no hacer
o entregar cosa determinada distinta a una cantidad de dinero.

Tradicionalmente, las condenas “in natura” han constituido un problema para el


legislador, que contempla la posibilidad de transformar dichas condenas en una
condena dineraria mediante la correspondiente indemnización de los daños
ocasionados por el incumplimiento. El avance legislativo consiste precisamente en
adoptar medidas conminativas eficaces que conduzcan a que la condena se cumpla
“en sus propios términos” o lo que es lo igual, tal como figura en el título ejecutivo.

La condena “in natura” procura cumplirse en sus propios términos en diversos


países, España y Brasil entre ellos. A tal efecto, en éste último se sigue la clásica
escala conminatoria entre cumplir el hacer o no hacer estrictamente y cuando no
resulte posible, se busca un resultado práctico equivalente para el caso de que
ninguna de tales medidas funcione, como acudir a la conversión en daños y
perjuicios240. El objetivo es intentar satisfacer la tutela en los términos más
homogéneos posibles a los que conformaban la obligación originaria, de ahí que la
astreinte tenga un carácter mutable según las circunstancias, así como su carácter
accesorio. La medida conminatoria será una multa cuya cuantía se deja a la
discrecionalidad del juez y que precisamente por su naturaleza conminatoria y no
sancionadora durará en tanto duré el primer efecto, debiendo cesar cuando el
cumplimiento de la obligación específica devenga imposible y reclame la citada
transformación.

El modelo español, decidido a idéntico fin de máxima homogeneidad entre el


contenido del título y el contenido de la ejecución incorpora dos tipos de medidas: el

239
Más del 70 por ciento de los deudores se encuentran desempleados, con bajas oportunidades para cumplir sus
deudas, por lo que la ejecución efectiva se ha convertido en otro medio para perpetuar la continua crisis
económica. Actualmente, alrededor del 10 por ciento de las 7 millones de cuentas bancarias en Croacia se
encuentran bloqueadas. Además, los costos de la ejecución son relativamente altos, en parte a razón de las
cuotas percibidas por notarios, abogados y las tarifas de la FINA, lo que únicamente contribuye a la falta de
liquidez de la población. Asociación de Ciudadanos con Cuentas Bloqueadas: http://blokirani.org/pocetna/what-
are-blocked/ [última visita 26 de febrero de 2015]. UZELAC, Alan. Ponencia nacional Croacia.
240
Art. 461 CPC. Para mayores referencias: TEIXEIRA, Sálvio de Figuereido (1996). “Reforma do Código de
Processo Civil”. São Paulo: Saraiva, p. 47 y PELLEGRINI GRINOVER, Ada (1995). “Tutela jurisdicional nas
obrigações de fazer e não fazer”. Revista de Processo, Vol. 79, p. 68.
44

apremio personal, mandato dirigido al ejecutado para que cumpla la obligación


contenida en el título ejecutivo, pudiendo actuarse sobre su persona; las multas
coercitivas, que en el caso de obligaciones de hacer personalísimo variarán en
función del precio; o la contraprestación del hacer personalísimo señalado en el
título ejecutivo, y si no constara en él o se tratara de deshacer lo mal hecho, del
coste que en el mercado se atribuya a tales conductas, de modo que las mensuales
podrán ascender a un 20 por 100 del precio y la multa única al 50 por 100241. En
defecto de todas ellas, se acudirá a la indemnización de daños y perjuicios si se
quebranta la condena de no hacer y se deshaga lo mal hecho o cuando atendida la
naturaleza de la obligación de no hacer, su incumplimiento no fuera susceptible de
reiteración y no quepa tampoco deshacer lo mal hecho.

2.1 Obligación de hacer y no hacer.

En las condenas de hacer cabe diferenciar, en primer término, aquellos


ordenamientos que no contemplan la posibilidad de que la actividad pueda
efectuarse sustitutivamente por un tercero o aquellos que si lo hacen. Y entre éstos
últimos, si nos encontramos ante un “hacer personalísimo” o un “hacer no
personalísimo”. Así, en términos generales, cuando la conducta es fungible (no
personalísima) (vertretbare Handlung), no hay más medida coercitiva que la
amenaza de realización de la prestación por un tercero a costa del ejecutado; y
siendo la conducta infungible (personalísima) (unvertretbare Handlung), se recurrirá
a las multas coercitivas.

Este último es el caso del parágrafo 887 (1) ZPO alemana, pudiendo el acreedor
pedir al tribunal que obligue al deudor pagar por adelantado los costos del tercero
que llevará a cabo la conducta, sin perjuicio de una posterior reclamación242. En
caso de conducta infungible el tribunal dictará orden de pago de una cantidad
coercitiva (Zwangsgeld) y si la mismo no se produce, la “detención punitiva
coercitiva” de un máximo de dos años (Zwangshaft). La multa coercitiva no podrá
exceder la suma de 25,000 euros, y en la sentencia deberá haberse advertido de
ambas medidas. También cabe que el acreedor solicite asegurar la reparación de
posibles daños futuros si torna a reiterarse la conducta prohibida o el no cese243.

Austria y Japón siguen el citado modelo alemán, conforme al cual, la fungibilidad de


las conductas se acomete con la denominada “ejecución natural directa” (direkte
Naturalexekution) y la infungibilidad a través de la “ejecución natural indirecta”
(indirekte Naturalexekution), concretándose la primera en que el funcionario asegura
la entrega y la segunda en sustituirla por sanciones coercitivas. Para la ejecución de

241
Art. 711 LEC. España.
242
Parágrafo 887 (2) ZPO. Alemania.
243
Ibidem.
45

actos no fungibles se conmina con multas de 100,000 euros o detención por dos
meses y un plazo máximo de seis244 .

En el ordenamiento austríaco, la ejecución con el propósito de obtener autorización


o tolerancia se conmina con medidas semejantes, si bien la multa se impone sin
previo aviso y la detención podría llegar hasta un año, según la relevancia de la
obligación, la capacidad económica del deudor y el nivel de participación en el
incumplimiento. Esta sanción, además, es represiva y el beneficiario será el
Estado245. Mientras que en el japonés, partiendo de idéntica diferencia en torno a la
fungibilidad, en el caso de conducta fungible acude a la ejecución por sustitución o
“ejecución forzosa indirecta”, pudiendo el ejecutante por sustitución ser designado
por el acreedor o ser un órgano oficial para evitar resistencias, como sucede por
ejemplo con la solicitud de ejecución de la publicación de una disculpa y de una
solicitud de manifestación de intención. El “procedimiento de ejecución indirecta”
puede extenderse a las obligaciones monetarias246.

En cuanto al monto de las multas coercitivas será calculado por el juez


discrecionalmente, si bien conforme a los siguientes parámetros: naturaleza de la
obligación, beneficios obtenidos por el deudor a raíz de la falta de cumplimiento o de
su impacto social247. Destaca en esta materia, que a diferencia de lo previsto para
idénticos supuestos en las leyes procesales austríaca y alemana, los beneficios
corresponden al acreedor, aplicándose el importe de la reparación al daño
originado248.

Tratándose de la ejecución de una conducta, el derecho francés recurre, en primer


lugar a la imposición de una astreinte, pero contempla, en segundo lugar, un
mecanismo más rápido la “injoction de faire”249, la forma de ejecutar “in natura” una
obligación nacida de un contrato250 . Algo semejante a la previsión del CPC
colombiano, que al referirse a la suscripción de documentos prevé la sustitución de
la manifestación del ejecutado por el juez251.

2.2 Medidas coercitivas para lograr la entrega de bienes muebles.

La entrega de bienes muebles en el modelo de ejecución francés se lleva a cabo


mediante la incautación, en tres modalidades: incautación y venta (saisie-vente),

244
Pgf 354 BGBI. Austria.
245
Pfg. 355 art. III y pgf 16 BGBI I 2000/59. Austria.
246
En el primer caso, la publicación se hará a efectos de reparar la vulneración del “derecho al honor”. En el
segundo, el sujeto obligado deberá haber realizado una manifestación concreta al efecto, TEGA, Hiroshi,
ponencia nacional japonesa.
247
Ibidem.
248
CEA. Art. 172 (4). Japón.
249
Arts. 1425 y ss CPC. Francia.
250
VERGÈS, Etienne. Ponencia nacional Francia.
251
Art. 434 C. Gral. del Proceso. Colombia.
46

incautación y aprehensión (saisie-appréhension) e incautación y restitución (saisie-


revendication). La incautación y venta permite la trasmisión de un bien mueble del
deudor previa su incautación aunque esté en manos de un tercero252; la incautación
y aprehensión permite aprehender por la fuerza los bienes, ya estén en manos de
éste o de un tercero. La incautación y reivindicación permite al dueño de un bien
confiar en recobrar la posesión de un bien hasta su restitución mediante resolución
jurisdiccional253.

Un problema añadido en estos casos proviene de que el bien se encuentre en poder


de terceros, que pueden querer entregarlo voluntariamente o no. En ésta última
hipótesis, los ordenamientos generalmente contemplan que el derecho de recepción
del sujeto obligado para con el tercero se transferirá al acreedor, quién podrá
presentar una acción frente a dicho tercero254 . Para paliar los problemas derivados
de esta situación, el agente judicial puede preguntar, a instancia del acreedor, si el
deudor está en posesión del bien y si sabe dónde se encuentra, apercibiéndole de
que su negativa puede acarrearle arresto coercitivo, como en el caso de negarse a
colaborar en la ejecución255. Incluso ordenamientos como el español permiten la
entrada en lugar cerrado con el auxilio de la fuerza pública256.

Cuando el bien mueble no sea hallado, la solución en la ZPO austríaca es llegar a la


“acción de compensación”257; mientras que el ordenamiento español permite a la
autoridad de ejecución conminar al ejecutado o los terceros para que digan si está o
no en su poder o si conocen donde se encuentra y en caso de resultar ineficaces
tales medidas se procederá a la compensación258.

2.3 Medidas para conminar a la entrega de bienes inmuebles.

La entrega de bienes muebles puede efectuarse mediante evicción


(Räumungsexekution)259, implicando el desalojo de personas y objetos, siempre a
cargo del acreedor ejecutante. Cuando los ocupantes se encuentran en posesión de
un título que los otorga un derecho de uso deberán oponerse a la misma a través
del procedimiento previsto legalmente260.

También puede consistir en el uso de la fuerza física: a) permitiendo entregar la


posesión al ejecutante (forzando cerraduras, por ej.) o b) expulsando del inmueble al
ejecutado y a las personas que convivan con él. Estas medidas pueden afectar a

252
Art. L.221-1 et suiv. Code des procédures civiles d’excécution. Francia.
253
VERGÈS, Etienne. Ponencia nacional Francia.
254
Austria (art. 347 1 y 2 EO) y Alemania (pgf. 808 y 886 ZPO), respectivamente.
255
Pgf 802 ZPO y secc. 883 (2) ZPO. Alemania.
256
Art. 701,1 if LEC. España.
257
Pgf. 368 EO. Austria.
258
Art. 701 LEC. España.
259
Pgf 359 EO. Austria.
260
En el caso de Austria, pgf 37 EO.
47

terceros: a) sin mayores singularidades, cuando esos terceros sean quienes


conviven habitualmente con el ejecutado; y, si no es así, b) previa tramitación de un
procedimiento sumario para la determinación de que los terceros ocupantes del
inmueble no tienen derecho a permanecer en él261.

Con carácter más sancionador que conminativo el ordenamiento iraní prescribe la


inmovilización del bien y el bloqueo de su transmisibilidad jurídica. A ello se une las
consecuencias de no poder acreditar su libre disposición ante posteriores medidas
de búsqueda262. La confiscación, congelación y eventual subasta son también
medidas más cercanas a las cautelares o sancionadoras que se adoptan en la
República Popular China, donde el incumplimiento de la obligación de entrega
acarrea la venta en pública subasta del bien263 .

2.4 Medidas coercitivas para impedir que el deudor realice una conducta
(prohibiciones) o cese en la realización de una conducta que venía
efectuando (cesaciones) (terceros, especialidades propiedad intelectual e
industrial, derecho de familia).

El contenido de las obligaciones con las que cabe conminar pueden variar entre
muchas que podríamos agrupar en dos: a) obligación que prohíbe al sujeto obligado
un tipo de conducta activa (invadir un terreno) u obligación de admitir cierto tipo de
conducta por parte del sujeto titular de la obligación; y b) obligación de abstenerse
una o varias veces (de construir algo) o con carácter continuado (de no competir).

En el primer supuesto, cuando el sujeto se encuentra cometiendo la conducta


prohibida, las medidas conminativas consistirán en imponer el pago de los daños y
perjuicios ocasionados, conforme al periodo en el que se prolongó la violación o en
función de una cantidad determinada respecto del momento en el que el sujeto cesó
en tal actuación. La resistencia a abstenerse de un actuar se conmina en el
ordenamiento japonés mediante el uso de la fuerza encomendado a un funcionario
judicial, asistido en su caso de la fuerza pública264 .
261
España. Arts. 703 y 704 LEC. En el caso de entrega de bienes inmuebles, si el título dispusiere la transmisión
o entrega de un bien inmueble, el secretario judicial ordenará de inmediato lo que proceda según el contenido de
la condena y, en su caso, dispondrá lo necesario para adecuar el Registro al título ejecutivo. Si en el inmueble
que haya de entregarse hubiere cosas que no sean objeto del título, el secretario judicial requerirá al ejecutado
para que las retire dentro del plazo que señale (703.1). Cuando existan ocupantes en el inmueble debe
diferenciarse: a) tratándose de la vivienda habitual del ejecutado o de quienes de él dependan, el Secretario
judicial les dará un plazo de un mes para desalojarlo, prorrogables en los términos del art. 704.1 if LEC; b) Si el
inmueble a cuya entrega obliga el título ejecutivo estuviera ocupado por terceras personas distintas del ejecutado
y de quienes con él compartan la utilización de aquél, tan pronto como conozca su existencia, el secretario les
notificará el despacho de la ejecución o la pendencia de ésta, para que, en el plazo de diez días, presenten los
títulos que justifiquen su situación. El ejecutante podrá pedir al tribunal el lanzamiento de quienes considere
ocupantes de mero hecho o sin título suficiente. De esta petición se dará traslado a las personas designadas por
el ejecutante, prosiguiendo las actuaciones conforme a lo previsto en los apartados 3 y 4 del artículo 675 LEC.
262
POUROSTAD, Majid. Ponencia nacional Irán.
263
Art. 247 CPC. China.
264
Art. 6 CEA. Japón.
48

En la hipótesis de que el sujeto haya realizado la conducta prohibida, se conminará


con la remoción de la situación física por vía sustitutiva, o a petición del acreedor, a
través de acciones apropiadas para evitar su continuación. Si se demuestran
ineficaces, el daño deberá ser reparado mediante el pago de cantidad; y finalmente,
en el caso en que la conducta esté por cometerse, a falta de verdadero proceso de
ejecución, la Corte Suprema japonesa permite iniciarlo en situaciones de riesgo265.

Cabe, asimismo, apercibir del delito de desobediencia cuando se persiste en el


quebrantamiento y junto a ello, imponer multas coercitivas para conseguir deshacer
lo mal hecho, cuando el quebrantamiento se plasma en un resultado tangible, tal
como prevé la Ley de Enjuiciamiento Civil española. Si atendida la condena de no
hacer, su incumplimiento no es susceptible de reiteración, ni cabe deshacer lo mal
hecho, se resarcirán los daños y perjuicios ocasionados266.

Las prohibiciones y cesaciones no configuran un procedimiento específico de


ejecución, en Francia, sin perjuicio de que el órgano judicial pueda prohibir una
publicación, por ejemplo, o la cesación de una conducta ilegítima, siempre y cuando
quepa acreditar “prima facie” un “daño inminente” o “una situación manifiestamente
ilícita”267.

2.5 Especialidades en materia de propiedad intelectual y derecho de


familia.

En general la mayoría de los ordenamientos prevén alguna especialidad, si bien


fragmentariamente dependiendo de múltiples circunstancias y no siempre en ambos
campos, siendo más comunes las medidas conminativas en el ámbito del derecho
de familia.

a) En materia de propiedad intelectual e industrial las especificidades conminatorias


son menores, aplicándose la normativa general a la que se ha estado haciendo
referencia. Con todo el Código de propiedad intelectual francés prevé un
procedimiento de “saisie-contrefaçon”, mediante el cual cabe solicitar la incautación
de una obra falsificada protegida por el derecho de autor268. Y la ley de propiedad
intelectual brasileña prevé la amenaza de aprehensión de productos falsificados,
alterado o imitados o con procedencia falsa y su posterior destrucción antes de ser

265
Ltd. Okabe Shoten v. KK Tsubohachi, 59 Minshu 2889 (Sup. Ct, Dec.9 de 2005). TEGA, Hiroshi. Ponencia
nacional Japón.
266
Art. 710 LEC. España.
267
Art. 809 C CPC. Francia.
268
Lo incautado podrá ser utilizado como prueba. L332-1 Code de la propiété intellectuelle. Francia.
49

distribuidos, junto con los embalajes, etiquetas y cualquier otro identificativo de la


marca269.

Regímenes especiales se contemplan: en el ordenamiento alemán270; así como en


el austríaco que regula el “mandato judicial para reclamación individual a efectos de
asegurar esa esfera concreta de derechos”271 . La aplicación de este precepto
requiere que concurran: a) la afirmación y certificación de una demanda individual y
b) la afirmación y acreditación de un interés en el mandato conexo a una amenaza
objetiva o concreta que no dependa del comportamiento del deudor. Este
mandamiento judicial no debe anticipar la decisión final272. Con todo, el derecho
austríaco diferencia respecto a los derechos de explotación en materia de propiedad
intelectual, que cuando se refieren a las demandas de honorarios y derechos de uso
quedan fuera de los procesos de ejecución por demandas dinerarias. El derecho
moral de autor y el copyright no pueden reclamarse por esa vía al no ser derechos
de propiedad conforme a la legislación aplicable273 .

b) En el supuesto particular de derechos de familia, el ordenamiento austríaco aplica


el “mandato judicial especial para asegurar otra esfera de derechos”274.
Corresponde a supuestos como: manutención provisional para cónyuges, parejas o
hijos275; regular el uso y aseguramiento de propiedad y ahorros conyugales276;
mantenimiento de menores277; protección frente a la violencia doméstica o cualquier
otro tipo de violencia278; orden de retención temporal279 o aseguramiento de
requerimiento urgente de alojamiento de un cónyuge280. Las medidas de multa y
detención coercitiva281, se incorporan en una lista no exhaustiva, pudiendo
completarse con otras que imponga el juez “ex officio” de carácter disciplinario,
reprimendas o amenaza de detención coactiva282 . Todas deben estar informadas
por el principio del “superior interés del menor”, en atención del cual, por ejemplo, si
el menor tiene 14 años y se niega a tener contacto con un progenitor, cualquier

269
Lei nº 9.279/1996, art. 202 y 209. 2. Brasil.
270
Sec. 86-96a, 120 Gesetz über das Verfahren in Familiensachen und in den Angelegenheiten der freiwilligen
Gerichtsbarkeit, FamFG. Alemania.
271
Pgf. 381n.1 EO. Austria.
272
Pgf. 381.1. SEISER, Hannes (2008) Executionsrecht. 6ª ed. Berlin: Lexis-Nexis, 128 pp., p. 79.
273
Pgf. 330 ff UrhG. Austria. Son excepciones a dicha prohibición los derechos de explotación comercial de las
obras cinematográficas del productor de películas.
274
Pgf. 381.2 EO. Austria.
275
Pgf. 382.1,n.8,a EO. Austria.
276
Pgf. 382.1 n.8,c EO. Austria.
277
Pgf. 382a EO. Austria..
278
Pgf. 382b.1 y 382e EO, respectivamente. Austria.
279
Pgf. 382e EO. Austria.
280
Pgf. 382h EO. Austria.
281
Pgf. 79.2.1 y 2 AussStrG. Austria.
282
Pgf. 79.2 nº 1y 2 AussStrG. Austria. Para profundizar: MAURER/SCHROTT/SCHÜTZ, (2006)
“Kommentar AusserStreitGesetz”, 1º ed. Östeterreich GmbH, 776 pp, pgf.79, Rz 3
50

medida como el régimen de visitas debe rechazarse, mientras que siendo al revés,
resulta obligada la visita283.

El CPC francés contempla medidas para respetar el derecho de visita (un año de
prisión y 15.000 euros); multas que se reiteran en Uruguay, acompañadas de la
conducción por la fuerza pública284. Algo en lo que coincide parcialmente el derecho
español que prevé imponer multas coercitivas o amenaza de modificación del
régimen de guarda y custodia o el de visitas285. También se impone multas por
incumplimiento del régimen de visitas en la normativa uruguaya y en la colombiana y
mayor aún si se trata del impago de la pensión alimenticia286, que puede llegar en
éste último país a la prohibición de abandonar el país y la comisión del delito de
inasistencia alimentaria287. Dicha prohibición se extiende a viajar fuera con el niño
en el ordenamiento especial croata, reforzado con la medida de depositar su
pasaporte, así como imponer multas y pena de prisión de un día a seis meses288.

3. Medidas específicas para la ejecución de sentencias penales.

Las singularidades del proceso penal se extienden, y mucho, a las medidas


coercitivas para hacer posible la ejecución de las sentencias penales. A ello se une
constituir una materia huérfana de un tratamiento mínimamente coherente o unitario,
empezando por la categorización de “medidas cautelares”, “medidas de seguridad”,
“medidas preventivas”, “medidas coercitivas” o “medidas interdictivas”289. No
entraremos a considerar aquí la necesaria distinción entre medidas para evitar la
fuga y obstrucción de la investigación –a las que ya se ha hecho referencia-, las
medidas tendentes a evitar la comisión de un delito, y las medidas específicas para
la ejecución de la sentencia penal. De hecho partiremos de una nítida distinción
entre las medidas encaminadas a conjurar el peligro asociado a la desaparición del
sujeto; las medidas encaminadas a evitar los peligros asociados a la
indeterminación del hecho y del sujeto290; y las medidas asociadas a asegurar la
ejecución de la pena, dejando claro desde el inicio que las mismas sólo pueden
contribuir a su efectividad (esto es a asegurar que van a poder realizarse los actos
necesarios para privar o limitar el derecho en que consista la pena) no a su
funcionalidad, esto es, que la consecuencia jurídica del delito cumplirá la función

283
Pgfs. 108 y 110 AussStrG. Austria. Al respecto: BECK, Susanne en (2013) GITSCHTHALER, Edwin;
HÖLLWERTH, Johann, Kommentar zum Außerstreitgesetz: AußStrG Gebundene Ausgabe, 2218 pp., Rz 5.
284
Art. 40 del Código de la Niñez y la Adolescencia. Uruguay.
285
Art. 776 LEC. España.
286
Art. 61 Código de la Niñez y de la Adolescencia. Uruguay y Ley de la Infancia y la Adolescencia. Colombia.
287
Art. 233 CP. Uruguay.
288
Arts. 419, 514 y 516 de la Ley de Familia (Off. Gaz. 75/2014). Croacia.
289
Una completa aproximación en PUJADAS TORTOSA, Virginia. “Teoría general de medidas cautelares
penales. Peligrosidad del imputado y protección del proceso”, Marcial Pons, 2008, passim.
290
Como instrumento para evitar que se oculten, destruyan o manipulen fuentes y medios de prueba.
51

que la justifica teleológicamente291. De ahí, que el elenco de medidas no contemple


la prisión provisional, como “medida estrella” para asegurar la presencia del
imputado, y sí a aquellas que contemplan penas que pueden ejecutarse sin la
disponibilidad o presencia física del condenado, así como las reguladas de manera
específica en la lucha contra los delitos de violencia doméstica o familiar.

Las circunstancias expuestas, unidas a la pluralidad de ordenamientos consultados


y el amplio abanico de medidas y especificidad de los delitos y sentencias
componen un verdadero mosaico del que se han seleccionado las más frecuentes o
que teóricamente pudieran resultar más comunes. A falta de poder llegar a
conclusiones que puedan proyectarse con validez general valga señalar algunas
consideraciones, seguidas de una relación más pormenorizada de medidas y
países.

Existen ordenamientos en los que las medidas de carácter personal se concentran


en la detención y privación provisional de libertad, en tanto otras como el deber de
localización permanente o el sometimiento a custodias se prevé como alternativa a
la prisión preventiva, para delitos menores, lo que sucede también con la privación
del permiso de conducir.

Diversas medidas, como el trabajo en beneficio de la comunidad se contemplan


como condición para la suspensión del proceso a prueba292, no como medida para
asegurar la ejecución, al igual que sucede con la obligación de participación en
determinados programas educativos293. o el sometimiento a custodia se orientan
más bien a determinados tipos delictivos, como los relacionados con el consumo de
drogas294.

Finalmente, se han incrementado notablemente el tipo de medidas aplicables


específicamente sólo a determinados delitos, tal como se pormenoriza
seguidamente:

-La prohibición de residencia295; la prohibición de aproximarse a la víctima296; o la


prohibición de comunicarse, en los de violencia doméstica o familiar;

291
Cfr. PUJADAS TORTOSA, Virginia. ”Teoría general de medidas cautelares penales. Peligrosidad del
imputado y protección del proceso”, Marcial Pons, 2008.
292
Argentina, Perú, Uruguay, Irán, Turquía, Alemania, Austria, España, Holanda, Rusia, Suecia y Finlandia.
293
Argentina, Irán, Japón, Turquía, Alemania, Austria, España (condición para acceder a la suspensión de la
pena), Holanda y Croacia. Ponencias correspondientes a los países citados.
294
Argentina, Colombia, Uruguay, Irán, Turquía, Alemania, Austria, España, Croacia e Italia. Ponencias
correspondientes a los países citados)
295
Colombia (Código Penal), Uruguay (violencia doméstica), Irán, Turquía (durante el desarrollo de una
investigación), Alemania (durante el periodo de suspensión a prueba), Austria, España, Holanda (Casos de
indecencia), Croacia (violencia familiar), Italia (violencia familiar), Suecia y Finlandia (con base en órdenes de
protección). Ponencias correspondientes a los países citados.
296
Argentina (en supuestos de libertad bajo caución y violencia familiar), Colombia, Perú, Uruguay (violencia
doméstica), China, Irán, Japón (maltrato a menores y violencia familiar), Turquía (abuso de menores o mujeres),
52

-La suspensión de actividades o sometimiento a administración judicial, en los de


orden económico y financiero297;
-La prohibición de conducir, ya sea como pena de inhabilitación especial para el
homicidio culposo relacionado con la conducción298 ; ya en el caso de conducción
temeraria o bajo la influencia de sustancias prohibidas (alcohol o drogas)299 ; o como
pena alternativa300 a la principal, aplicable tanto a la conducción de ciertos vehículos
como a la retirada del permiso de conducción e inmovilización del vehículo301; y,
-La privación del derecho de tenencia de armas: como pena alternativa a la
principal, confiscándola o prohibiendo que pueda solicitarse el permiso de nuevo,
según los ordenamientos302.

4. Prisión por deudas.

El origen de la prisión por deudas se remonta a una fase temprana del derecho
romano que estableció un sistema para obligarse llamado nexum, donde el deudor
“se vendía” al acreedor a través de la “mancipatio”, garantizando con su propia
libertad personal el pago de la deuda. Con el procedimiento de la “Bonorum
Venditio” de la época republicana comenzó a accionarse contra el patrimonio del
deudor, vendiéndolo en bloque, en pública subasta303 .

Internacionalmente, en la Edad Contemporánea, varios tratados declaran la


protección del deudor civil y comercial frente a la restricción de su libertad por el
impago de sus deudas: El art. 1 del Protocolo número 4 al Convenio Europeo para
la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades fundamentales, de 4 de
noviembre de 1950 y el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos proclaman que ninguna persona podrá ser encarcelada solamente por no

Alemania, Austria (violencia doméstica), España, Francia, Holanda, Croacia, Italia, Suecia y Finlandia.
Ponencias correspondientes a los países citados
297
Argentina (delitos contra el orden económico o financiero), Turquía (cumplimiento de condena), Alemania
(se infiere su posible aplicación de la Sec. 56c (1) StGB), España (únicamente con respecto a personas jurídicas
Art. 33.7 CP), Holanda, Suecia y Finlandia. Ponencias correspondientes a los países citados
298
Argentina (pena de inhabilitación especial), Japón y Austria. Ponencias nacionales respectivas.
299
Japón, Turquía, Alemania, Holanda, Suecia y Finlandia. Ponencias nacionales respectivas.
300
Perú, Uruguay, Francia, Rusia. Ponencias nacionales respectivas.
301
VERGÈS, Etienne, Ponencia nacional Francia.
302
Colombia (Código Penal), Perú (Como pena limitativa de derechos), Uruguay (Para delitos de violencia
doméstica), Irán, Japón (En caso de violación a las reglas de tenencia de armas, casos de adicciones a drogas o
bebidas embriagantes, acoso y delitos de violencia doméstica), Turquía (En el curso de investigaciones
criminales o violaciones a las reglas de armas de fuego), Alemania (En casos que se estime la falta de fiabilidad
de la persona o esta hubiera sido condenada por delito grave), Austria (El tribunal no es competente para
prohibir la tenencia de armas, pero si puede limitar la posesión), España, Francia (Como pena alternativa a la
principal, se prevé además la confiscación del arma y la prohibición de solicitar permiso nuevo durante un
periodo determinado), Croacia, Suecia y Finlandia. Ponencias correspondientes a los países citados
303
CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús; MÁLAGA DIÉGUEZ, Francisco (2009). Astreintes and
imprisonment for debts in the Spanish Civil Procedure.
53

poder cumplir con una obligación surgida de un contrato304. En el mismo sentido, el


inciso 7 del artículo 7 de la Convención Americana de Derechos Humanos prescribe
que nadie podrá ser detenido a causa de deudas, salvo por deberes de prestación
de alimentos.

La suscripción de dichos textos internacionales se ha reforzado en algunos países


incorporando la prohibición al texto de la Constitución. La incidencia de los primeros,
por una parte, y el mandato de la segunda, por otra, han guiado las regulaciones
nacionales imponiendo la prohibición de la prisión por deudas en su gran mayoría,
sin haber impedido, sin embargo, sendas excepciones. Dichas excepciones a la
prohibición de la prisión por deudas se agrupan en dos apartados: a) las directas, en
el caso de determinadas obligaciones cuyo incumplimiento puede acarrear la
prisión, como sucede con la prestación del derecho de alimentos305 o la
desobediencia ante una medida conminatoria; b) las indirectas, que proceden en
realidad de la comisión de un delito sancionado con pena de prisión y que deriva
directamente de la voluntad de hacer imposible la ejecución (quiebra fraudulenta,
por ejemplo).

La prohibición de imponer la prisión por deudas se consagra en diversas


Constituciones: la Constitución Política de Perú del año 1993306 y en la de
Uruguay307 y en la brasileña308 , así como en la de México y Colombia a las que me
referiré después. En todos estos países dicha prohibición apela, además, al
mandato en idéntico sentido que figura en el Pacto de San José de Costa Rica.

El ordenamiento chileno, que contempla diversas medidas conminativas de


prisión309 , tiene abierto un debate sobre la adecuación de estos preceptos al Pacto
de San José de Costa Rica”, que se ha ido resolviendo excluyendo la ejecución de
condenas civiles de la posibilidad de la citada prisión por deudas, que sin embargo
permanece para el caso de pensiones alimenticias, obligaciones tributarias y
laborales, por entender que en tales supuestos “entran en juego elementos punitivos
de carácter fiscal, que impurifican la figura de la prisión, puesto que en tales
304
Sobre los antecedentes consultar a TOMÁS Y VALIENTE, Francisco (1960) “La prisión por deudas en los
Derechos castellano y aragonés”. Anuario de Historia del Derecho Español, T.XXX, pp. 245 – 249.
305
El art. 149 CP peruano establece como agravante el hecho que como consecuencia de dicho incumplimiento
se haya producido una grave lesión o muerte de quien fuera el favorecido con dicha pensión. Del mismo modo
se establece como agravante el hecho de simular deudas para incumplir las obligaciones alimenticias.
306
Art. 2.24, c). Perú.
307
Art. 52 de la Constitución. Uruguay.
308
Art. 5.º, caput, inc. LXVII. Constituição. Brasil.
309
El artículo 543 del Código de Procedimiento Civil Chileno, a propósito del juicio ejecutivo para obligaciones
de hacer, establece la posibilidad de aplicar al deudor como medida de apremio un arresto hasta por quince días
o multa proporcional, y repetirlas para obtener el cumplimiento de la obligación. Cesará el apremio si el deudor
paga las multas impuestas y rinde caución suficiente a juicio del tribunal, para asegurar la indemnización
completa de todo perjuicio al acreedor. En relación al cumplimiento de pago de pensiones alimenticias el DFL
Nº 1 del M. de Justicia (publicado en el D.O. 30 de agosto de mayo de 2000) se admite la adopción de una serie
de medidas privativas o restrictas de la libertad personal del obligado al pago de la pensión alimenticia (arts. 14,
15 y 16). Artículo 12 Ley Nº 17.322 sobre normas para la cobranza judicial de imposiciones, aportes y multas
de las instituciones de previsión (DO. de 19 de agosto de 1970). ROMERO, SEGUEL, Alejandro. Ponencia
nacional Chile.
54

supuestos ya no se trata sólo de aplicar un medio de ejecución patrimonial, sino que


más o menos directamente se entremezclan otros motivos extra civiles”310. Así las
cosas, tales supuestos se valoran como obligaciones de origen legal que
constituyen el cumplimiento de mandatos legislativos, motivo por el cual ante su
incumplimiento no se infringe un deber contractual311 .

Como ya se ha referido, en otros ordenamientos, como el mexicano312 y el


colombiano313; se contemplan la misma prohibición siempre y cuando se traten de
deudas de carácter civil, según señala la Corte Suprema de Justicia314 . Dicha
exigencia excluye, de hecho, la posibilidad de conmutar por arresto las multas
impuestas en el curso de procesos judiciales315, al igual que la necesidad de
indemnización de perjuicios en un proceso penal como causa de extinción de la
acción penal316.

En el ordenamiento español se abolió la prisión por deudas en el Código Penal de


1932, sin que se hayan contemplado distinciones posteriormente en torno a las
infracciones de carácter contractual o no. Sí se prevén, no obstante, dos tipos
delictivos que constituyen en cierta medida una vía indirecta para poder imponer
una sanción penal a quien rechaza cumplir una resolución judicial o una obligación
310
TOMAS Y VALIENTE, Francisco (1997). “La prisión por deudas en los Derechos castellano y aragonés”.
Anuario de Historia del Derecho Español 1960, T.XXX, p. 272.
311
La distinción entre prisión por deudas “civiles” y las obligaciones de otra naturaleza se percibe, a modo de
ejemplo, en las siguientes resoluciones: a) En la sentencia de la Corte Suprema, de 24 de junio de 1992 (RFM Nº
403, p. 368). En ella se estableció, “que no es procedente aplicar en la especie el Pacto de San José de Costa
Rica sobre derechos humanos, por cuanto el empleador, ahora ejecutado, es un mero depositario de las sumas
que descontó de la remuneración de sus trabajadores y que no ingresó al órgano previsional y, por lo tanto, no
se configura la situación que prevé el referido pacto para impedir que se prive de la libertad a una persona,
porque en el caso de autos no existe un incumplimiento de una obligación civil; esto es, que los dineros que se
deban lo sean en virtud de una convención por la cual el deudor se obliga a efectuar ciertos pagos, sino que
como se señaló, siendo un depositario tiene la obligación de enterar esas sumas, que no le pertenecen, en la
institución pertinente la de financiar la pensión de los empleados u obreros”. b) En la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago, de 4 de julio de 1994 (GJ, Nº169, 1994, p. 84.). En este fallo se rechazó un recurso de
amparo argumentando “que de dicha orden [de apremio] no vulnera el mandato final del artículo 5º de la
Constitución Política, en relación con el Pacto de San José de Costa Rica, en cuanto este último prohíbe la
prisión por deudas -alegación esta vertida en el libelo y reiterada en estrado- toda vez que el artículo 19 Nº 7
letra b) de dicha Carta admite expresamente la restricción de la libertad personal en los casos y formas
determinados por la ley, uno de los cuales es precisamente el que contemplan los señalados preceptos de la ley
Nº 17.322 que acarrean como consecuencia el que la limitante de la libertad no se deba, en esta particular
situación, a un endeudamiento, sino al flagrante atentado a la obligación que el sistema jurídico chileno hace
recaer sobre algunas personas en orden a respetar el bien jurídico de la seguridad previsional, de esta manera
férreamente resguardado”. ROMERO SEGUEL, Alejandro. Ponencia nacional Chile.
312
Art. 17 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
313
Art. 28 de la Constitución. Colombia.
314
Sentencia Corte Constitucional Colombiana, del 2 de marzo de 2005, 194. Magistrado Ponente: Marco
Gerardo Monroy Cabra. Jurisprudencia proporcionada por BEJARANO, Ramiro, VALENZUELA, Camilo y
CORCHUELO Daniela. Ponencia nacional Colombia.
315
Sentencia Corte Constitucional Colombiana, del 28 de junio de 2005, 665. Magistrado Ponente: Rodrigo
Escobar Gil. BEJARANO, Ramiro, VALENZUELA, Camilo y CORCHUELO Daniela, ponencia nacional
Colombia.
316
Sentencia Corte Constitucional Colombiana -008 de 1994 y Sentencia C-899 de 2003. Magistrado Ponente
Marco Gerardo Monroy Cabra. Jurisprudencia proporcionada por BEJARANO, Ramiro, VALENZUELA,
Camilo y CORCHUELO Daniela. Ponencia nacional Colombia.
55

procesal: el delito de desobediencia317, y el impago de prestaciones económicas a


favor del cónyuge o hijos318. En éstos últimos casos no se sanciona una actuación
de signo positivo, sino la omisión de los actos que el obligado debería haber llevado
a cabo para cumplir una resolución o requerimiento judicial, lo que le asemeja
siquiera lejanamente a la prisión por deudas319. De manera algo más indirecta
todavía a las anteriores, desde el momento que suponen además la sanción frente a
dos conductas dolosas, cabe citar dos delitos que contribuyen a la ineficacia de la
ejecución por acarrear una disminución ilegal del patrimonio del deudor- el
alzamiento de bienes y la malversación impropia de caudales públicos o
quebrantamiento de depósito320. Este tipo de excepciones indirectas a la prohibición
de la prisión por deudas se contempla asimismo en otros países, donde también
rige la repetida prohibición, cuando se trata de la comisión de determinados delitos
que inciden en la ejecución, dejándola sin contenido: casos de quiebra mercantil e
insolvencia fraudulenta, delitos tributarios o delitos previstos en la Ley de riesgos del
trabajo, siempre que la situación se asocie a un estado de deuda de la persona
incursa en el delito321. Así sucede también en Austria, donde cabrá en caso de
procesos fraudulentos de bancarrota322 , negligencia que acarrea insolvencia323 y
cuando las pérdidas financieras superen los €800,000324. Croacia tampoco
contempla la prisión por deudas, si bien determinados supuestos de incumplimiento
pueden llevar a la detención, siempre como consecuencia del incumplimiento en sí
mismo en hipótesis como el incumplimiento de presentar la declaración de bienes
en los procesos civiles de ejecución. Algo similar a lo dispuesto en el artículo 2 de la
Ley de Ejecución de Sentencias Monetarias (1998) holandesa, cuando alguien es
sentenciado por una deuda y no ha cumplido, pudiendo ser detenido hasta que se
realice el pago o la entrega de un bien.

Finalmente, lejos ya en realidad de constituir un supuesto de prisión por deudas,


salvo muy indirectamente, en Francia cabe la prisión por deudas únicamente por
delitos del orden penal y en ciertas circunstancias para el impago de multas y aun
así con diversas restricciones: duración máxima de tres meses; ser inaplicable para
mayores de 65 años; excluyendo a los insolventes; y existiendo pronunciamiento
judicial, así como cesar inmediatamente si se paga325. Esta última previsión, esto es,
la deuda de dinero como resultado de un proceso penal, puede conducir a su

317
España. Art. 556 CP. Los que, sin estar comprendidos en el artículo 550 (delito de atentado), resistieren a la
autoridad o sus agentes, o los desobedecieren gravemente, en el ejercicio de sus funciones, serán castigados con
la pena de prisión de seis meses a un año. Art. 634 CP que contempla la falta de desobediencia leve,
castigándola con la pena de multa de diez a sesenta días.
318
Artículo 227 CP. España. El órgano judicial puede utilizar el precepto a efectos de sancionar el impago ya
producido (prisión por deudas conyugales) o con carácter conminatorio.
319
CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús; MÁLAGA DIÉGUEZ, Francisco (2009).Original facilitado por
Cachón Cadenas, .pp. 20-23s.
320
Art. 257 y art. 435 respectivamente, ambos del CP. España.
321
En Argentina la ley 514 (1872) para causas civiles y mercantiles abolió la prisión por deudas.
322
Sec. 156 StGB, de 6 meses hasta 10 años de prisión. Austria.
323
Sec. 159 StGB, prisión hasta 1 año. Austria.
324
Sec. 159 Abs 4 StGB, prisión por hasta 2 años. Austria.
325
Art. 749 CPP, “Code de procédure pénale”. Francia.
56

sustitución por encarcelamiento a tenor del pgf. 43 StGB alemán, correspondiendo


una unidad diaria a un día de privación de libertad; algo semejante a lo previsto en
Suecia y Finlandia, cuando la multa no se cubra se conmutará por días de prisión
(prisión por default), debiendo ser impuesta en un proceso por separado y contando
un día de prisión por cada dos días multa que se hubieran impuesto al deudor326.

Girona-Barcelona, 9 de marzo de 2015

********************************

ABREVIATURAS MÁS UTILIZADAS

AussStrG- Ausserstreitgesetz. Austria


BWG – Bankwesengesetz. Ley Bancaria. Austria.
C. Pr. Civ. – Code de procedure civile. Código de Procedimientos Civiles. Francia.
Cass. Civ. – Cassation civile. Francia.
CEA – Civil Execution Act. Ley Civil de Ejecución. Japón.
CGP – Código General del Proceso. Uruguay.
ComPC – Code of Commercial Procedure. Código Procesal Comercial. Rusia.
CP – Código Penal. Varios países.
CPC – Código Procesal Civil. Varios países.
CPP – Código Procesal Penal. Varios países.
DCCP – Dutch Code of Civil Procedure (Código Procesal Civil holandés).
EO – Exekutionsordnung (Legislación de Ejecución alemana/austriaca).
FamFG – Gesetz über das Verfahren in Familiensachen und in den Angelegenheiten der freiwilligen
Gerichtsbarkeit. Ley de Procedimiento en Materia de Familia y de Asuntos de Jurisdicción Voluntaria.
Alemania.
FLEP – Federal Law on Enforcement Procedures. Ley Federal de Ejecución. Rusia.
HMK – Hukuk Muhakemeleri Kanunu. Código Procesal Civil. Turquía.
IIK – Icra Iflas Kanunu. Code of Enforcement and Bankrupcy. Turquía.
LEC – Ley de Enjuiciamiento Civil. España.
LECrim – Ley de Enjuiciamiento Criminal. España.
LJS – Ley Reguladora de la Jurisdicción Social. España.
LOPJ – Ley Orgánica del Poder Judicial. España.
OGH – Oberster Gerichtshof. Corte Suprema de Austria.
STC – Sentencia del Tribunal Constitucional. España.
StGB – Strafgesetzbuch. Código Penal. Alemania y/o Austria.
STS – Sentencia del Tribunal Supremo. España.
TBK – Türk Borclar Kanunu. Código de Obligaciones. Turquía.
TCK – Türk Ceza Kanunu. Código Penal. Turquía.
UrhG – Urheberrechtsgesetz. Ley de Propiedad Intelectual (copyright) Alemania y/o Austria.
ZPO – Zivilprozessordnung. Código Procesal Civil. Alemania y/o Austria.

326
LAPPI-SEPPÄLÄ, Tapio. (2009) “Imprisonment and Penal Policy in Finland”. Scandinavian Studies in Law.
Vol. 54, pp. 333-380.

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