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El maestro describe su experiencia de acompañar a dos estudiantes, Nicolás y Binyet. Creó un ambiente de aprendizaje que les permitió explorar diferentes temas y habilidades a través de actividades lúdicas y variadas. Observó que ambos estudiantes progresaron y disfrutaron de las clases a su propio ritmo, a pesar de sus diferencias en personalidad. Esta experiencia enseñó al maestro que cada niño es único y que la educación requiere amor, paciencia y compromiso.
Descripción original:
Título original
Reflexión de El Acompañamiento a Los Niños de Tercer Grado
El maestro describe su experiencia de acompañar a dos estudiantes, Nicolás y Binyet. Creó un ambiente de aprendizaje que les permitió explorar diferentes temas y habilidades a través de actividades lúdicas y variadas. Observó que ambos estudiantes progresaron y disfrutaron de las clases a su propio ritmo, a pesar de sus diferencias en personalidad. Esta experiencia enseñó al maestro que cada niño es único y que la educación requiere amor, paciencia y compromiso.
El maestro describe su experiencia de acompañar a dos estudiantes, Nicolás y Binyet. Creó un ambiente de aprendizaje que les permitió explorar diferentes temas y habilidades a través de actividades lúdicas y variadas. Observó que ambos estudiantes progresaron y disfrutaron de las clases a su propio ritmo, a pesar de sus diferencias en personalidad. Esta experiencia enseñó al maestro que cada niño es único y que la educación requiere amor, paciencia y compromiso.
Acompañar a Nicolás y Binyet fue un reto y una oportunidad de aprender.
Ellos son dos niños muy inteligentes, curiosos y creativos, pero también tienen sus dificultades y necesidades. Nicolás es muy extrovertido y le cuesta expresarse, mientras que Binyet es muy calmada y tímida .Ambos tienen mucho potencial, pero necesitan apoyo y orientación para desarrollarlo. Como maestro, mi objetivo fue crear un ambiente de confianza, respeto y colaboración, donde ellos pudieran sentirse cómodos y motivados para aprender. Les propuse actividades lúdicas, dinámicas y variadas, que les permitieran explorar diferentes temas y habilidades. Por ejemplo, les enseñé a mejorar su lectura, a entender los cuentos y reflexionar, a resolver problemas matemáticos, a jugar con palabras y a conocernos. También les di espacio para que expresaran sus opiniones, intereses y emociones.Fue muy gratificante ver cómo Nicolás y Binyet iban avanzando y disfrutando de las clases. Nicolás me contaba sus conocimientos y hasta me hacía preguntas, le gusta imaginar y es inquieto, mientras que Binyet siempre fue moderada y respetaba y me atendía. Ambos demostraron ser muy capaces y entusiastas, y me sorprendieron con sus aportes y sus preguntas. Me hicieron sentir orgulloso y feliz de ser su maestro.Esta experiencia me dejó muchas enseñanzas y satisfacciones. Aprendí que ser maestro no es solo transmitir conocimientos, sino también acompañar procesos, despertar pasiones y sembrar sueños. Aprendí que cada niño es único y especial, y que hay que valorar su diversidad y su ritmo. Aprendí que la educación es un acto de amor, de paciencia y de compromiso. Y aprendí que los niños tienen mucho que enseñarnos, si sabemos escucharlos y apreciarlos. Nicolás y Binyet me regalaron una de las mejores experiencias de mi vida, y les estoy muy agradecido. Espero haberles dejado algo bueno en sus corazones y en sus mentes.