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BlueTec, BlueHDi, BlueMotion… cada vez proliferan más las denominaciones encabezadas
con la palabra “azul” entre los coches diesel que se comercializan. La causa es la entrada en
vigor de la norma Euro 6 que limita las emisiones contaminantes permitidas para los motores,
especialmente en lo que a partículas sólidas y gases NOx se refiere. Aunque hay mecánicas
que logran cumplir esta norma sin recurrir a este tipo de sistemas de depuración de los
gases, todo apunta a que con la llegada de la norma Euro 6 la práctica totalidad de motores
diésel precisarán de ellos.
Las primeras estrategias para reducir emisiones en los coches diésel fueron la recirculación
de los gases de escape (EGR), que reduce las emisiones de óxidos de nitrógeno, y
el convertidor catalítico de doble vía (un catalizador de oxidación, como también llevan los
coches de gasolina), que neutraliza las emisiones de monóxido de carbono y de hidrocarburos,
convirtiéndolos en dióxido de carbono y vapor de agua, gracias a los metales que contiene en
su interior y la alta temperatura de funcionamiento.
Pero estos dos dispositivos ya no son suficientes. El límite para las partículas en Euro 6 es el
mismo que se había establecido ya con la norma Euro 5. Así que desde enero de 2011 (venta
de coches nuevos Euro 5) todos los coches diésel cuentan con un filtro de partículas.
Es un elemento en la línea de escape del motor, que hace de trampa para más del 99,5 % de
las partículas sólidas en suspensión que hay en los gases de escape (el hollín o carbonilla que
generan, y que se ve como humo negro saliendo del tubo de escape). Aún así no es infalible al
100 % y no puede retener todas las partículas más finas (menores en cantidad, pero muy
nocivas). Los coches diésel Euro 6 siguen llevando igualmente filtro de partículas.
Los motores diésel generan por desgracia dos emisiones que son muy peligrosas y que deben
ser reducidas en la medida de lo posible: los óxidos de nitrógeno (NOx) y los benzopirenos
presentes en las cenizas ó partículas que genera la combustión del gasóleo.
Los benzopirenos son partículas sólidas muy pequeñas que se adhieren a los tejidos del
sistema respiratorio y son altamente cancerígenas, de ahí que se haya hecho obligatorio el
instalar filtros anti-partículas en los diesel para atraparlas de forma completamente mecánica,
instalando un tamiz en el tubo de escape del coche.
Sin embargo, los NOx no se pueden eliminar físicamente, por lo que precisan de una reacción
química que los transforme una vez generados de forma que no salgan a la atmósfera. Para
producir esta reacción química, se precisan dos elementos: por un lado, un catalizador que
facilite que el proceso tenga lugar y, por otro, un compuesto químico que reaccione con los
peligrosos NOx y los transforme en otros gases inocuos. Este aditivo se conoce
comercialmente como AdBlue (es una marca registrada, también llamado Catalizador SCR
húmedo) y está compuesto por una disolución al 32,5% de urea. La urea es un compuesto a
base de amoniaco.
Elementos del sistema AdBlue
Se requiere un depósito y una boca de rellenado adicionales al propio depósito de gasóleo, para ir
rellenando ese compuesto de urea (AdBlue) que se va gastando (no es muy caro, unos 2e el litro).
En principio este depósito dura varios miles de kilómetros (aunque depende del coche y de la
forma de conducir).
Tras la combustión en los motores modernos, la mayoría de los NOx que se generan son NO y
NO2 y, para evitar que salgan a la atmósfera, se introduce una pequeña planta química en el
tubo de escape de los coches. Este “laboratorio automático” añade urea a los gases y hace
que reaccionen en el catalizador para que los óxidos de nitrógeno se transformen
principalmente en nitrógeno, agua y CO2. Los tres son inocuos y, aunque el CO2 es un gas
de efecto invernadero, es mucho menos “activo” que los óxidos de nitrógeno.
La urea (a diferencia de la cerina, que se añade al combustible antes de quemarlo en el
cilindro) se añade a los gases al salir del cilindro mediante un inyector.
Esta línea de escape muestra en primer lugar el catalizador NOx con el inyector de urea y
a continuación el FAP.
▪ ¿Es caro repostar AdBlue? 20 litros de AdBlue tienen un precio medio de unos 40
euros actualmente. No es barato, pero, si tenemos en cuenta que sólo se hace una
vez cada 20.000 km, el coste por km es ridículo a cambio de reducir la probabilidad de
tener un cáncer de pulmón.
▪ ¿Qué cuidados requiere un coche con AdBlue? La única precaución que hay que
tener a la hora de usar un coche con AdBlue es rellenar el depósito antes de que se
agote el aditivo. Como decía antes, depende de cada fabricante el cómo se advierte al
conductor sobre el nivel, por lo que es vital que leas el manual de usuario de tu
coche.
▪ ¿Me sirve un diesel Eu6 para hacer solo ciudad? Normalmente debido a que
siempre se monta filtro de partículas que realizará regeneraciones, solo es
aconsejable el diesel si se hace uso mixto de carretera, solo para ciudad es más
aconsejable un gasolina.
Gracias al Adblue los coches diésel modernos serán los menos contaminantes de
la historia, y estarán en niveles muy similares a los de un coche de gasolina. La
decisión de qué tipo de motorización elegir es una cuestión de gustos, pero también
de necesidades (y de echar cuentas calculadora en mano): hay que pensar que un
coche diésel, con un precio de compra en general superior al coche de gasolina
equiparable, compensa sólo a quienes hagan muchos kilómetros al año. Quien haga
pocos kilómetros debería optar por un coche de gasolina.