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TEMA 2: ÁMBITOS DE DESIGUALDAD

CONCEPTOS CLAVE

 IGUALDAD DE GÉNERO: significa igual tratamiento para mujeres y varones en las leyes y
políticas, e igual acceso a los recursos y servicios dentro de las familias, las comunidades y la
sociedad en general. No hay justicia sin igualdad.
 EQUIDAD DE GÉNERO: significa justicia en la distribución de beneficios y responsabilidades
entre varones y mujeres. A menudo implican programas y políticas concretas para mujeres que
supriman las inequidades existentes.
 DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO: se refiere a cualquier distinción, exclusión o restricción
hecha sobre la base de los roles y las normas de género socialmente construidas que impidan
que una persona disfrute plenamente los derechos humanos.

ÁMBITOS DE DESIGUALDAD

DESIGUALDAD EN EDUCACIÓN Y DIVISIONES SOCIALES. TEORICOS DEL CONFLICTO.


Los teóricos del conflicto piensan que la educación actúa como mecanismo reproductor de las
desigualdades sociales y mecanismo de control social. Mecanismo de control social que refuerza la
aceptación del orden social existente, a través de distintos mecanismos, a veces bastante sutiles, desde
las escuelas y colegios se producen jerarquías sociales.

Tradicionalmente siempre se ha dado prevalencia a la educación de los hombres. En las sociedades


occidentales esta idea ha tendido a desaparecer, aunque sigue existe un sesgo educativo de género en
la medida en que hombres y mujeres no están igualmente representados por materias: a las mujeres se
les atribuyen literatura e historia, mientras que a los hombres se les atribuyen las matemáticas y la
ingeniería.

Alrededor de la década de los 60, la sociología comenzó a estudiar las desventajas que sufrían las
mujeres en el sistema educativo.

 Rosemary Deem demostró que en el pasado la educación se había centrado en preparar a la


mujer para ser madre y esposa.
 Dale Spender estudió los sesgos de género que existían en el currículo académico.
 Sue Sharpe se centró en el modo en el que el sistema educativo empuja a las mujeres a
estudiar determinadas materias y no otras.

RESPECTO A LA RELACIÓN ENTRE EL GÉNERO Y EL ÉXITO ESCOLAR


A lo largo del siglo XX, las chicas solían obtener unos resultados medios superiores a los de los chicos,
hasta que llegaban a la mitad de la enseñanza secundaria.

Después se quedaban atrás y ellos comenzaban a tener mejores notas a los 16 y 18 años y también en la
universidad. Las investigadoras feministas, preocupadas por estos datos, realizaron estudios sobre la
incidencia del género en el proceso de aprendizaje, y descubrieron que las programaciones de los cursos
solían estar realizadas por hombres y que en clase los profesores dedicaban más atención a chicos que a
chicas (Gran Bretaña).

En los últimos años el debate sobre género ha cambiado, ahora son los chicos quienes tienen las notas
más bajas. El debate se centra en la vinculación del fracaso escolar de los chicos con problemas sociales
de carácter general.
Las jóvenes tiene más probabilidades de continuar más años escolarizadas, acceder a la educación
secundaria y continuar hasta conseguir un grado.

¿A qué se debe este cambio? Uno de los factores a tener en cuenta al explicar los logros de las chicas en
el ámbito de la educación, está relacionada con: la autoestima y el modelo que ofrecen las mujeres
trabajadoras. Algunas teorías se centran en las diferentes formas de aprender de chicos y chicas. Ellas
son más organizadas y maduran antes que los varones.

Para los críticos, toda la atención que se presta a los chicos lo que hace es ocultar otros tipos de
desigualdad que se da en el ámbito educativo. Ya que, aunque las chicas han ganado posiciones en
muchas áreas, aún siguen sin tener las mismas posibilidades de optar por asignaturas que les conduzcan
a carreras en sectores tecnológicos o científicos o a ingenierías.

RESPECTO A LA RELACIÓN ENTRE EL GÉNERO Y LA EDUCACIÓN SUPERIOR


Una de las razones que explican el aumento de estudiantes, en educación superior, es el aumento de
mujeres que acceden a ella. No obstante, hasta ahora, las mujeres que cursaban estudios universitarios,
en EEUU y en otros países desarrollados, optaban por licenciaturas en ciencias de la salud y de la
educación, que proporcionan trabajos relativamente peor pagados que los relacionados con la
informática y la ingeniería, en los que se sitúan los estudiantes masculinos. Por otra parte, carreras
como ciencias sociales, historia, biología y gestión de empresas comienzan a experimentar paridad de
género.

DESIGUALDAD EN EL ÁMBITO LABORAL

EL GÉNERO Y LA FEMINIZACIÓN DEL TRABAJO


Hasta hace poco, en los países occidentales, el trabajo remunerado correspondía principalmente al
ámbito masculino. En las últimas décadas, esta situación ha cambiado radicalmente y cada vez hay más
mujeres que entran a formar parte del mercado laboral dando lugar a lo que se ha dado en llamar
“feminización del trabajo” (Caraway, 2007). En la actualidad, gran parte de los nuevos empleos han sido
creados en oficinas y centros de servicios, como supermercados, centros de atención telefónica y
aeropuertos, y muchos de ellos son ocupados por mujeres. Esta feminización de la mano de obra está
sirviendo para dar un giro a las relaciones de género en todas las áreas de la sociedad, incluyendo la
educación y el trabajo doméstico.

En la actualidad, en la mayor parte de las regiones del mundo, las mujeres constituyen al menos la mitad
de la población activa, y parece probable que esta tendencia continúe en el futuro. La cuestión ahora
radica en el análisis de las características del empleo y en las diferencias observadas entre el empleo
femenino y masculino. Los informes sobre la situación en Reino Unido muestran que tres cuartas partes
de la población femenina que trabaja lo hace en empleos a tiempo parcial y mal remuneradas:
administrativas, cajeras, personal de limpieza, hostelería… y esta pauta se repite en otras muchas
economías desarrolladas (Women ande Equality Unit, 2004).

LA MUJER Y EL LUGAR DE TRABAJO


Desde un punto de vista histórico para la gran mayoría de la población, en las sociedades
preindustriales, (y para muchas personas en el mundo en vías de desarrollo) las actividades productivas
y las del hogar no estaban separadas.

La producción se realizaba dentro de casa o cerca de la misma y todos los miembros del hogar
participaban en el trabajo agrícola/artesanal. Las mujeres solían tener una considerable influencia
dentro del hogar, aunque excluidas de ámbitos como la política y la guerra. Las mujeres de
artesanos/campesinos llevaban las cuentas del negocio y en caso de enviudar eran propietarias de los
mismos. Esta situación cambia por completo con, la separación entre el lugar de trabajo y el hogar, con
el desarrollo de la sociedad moderna y el inicio de la producción en fábricas mecanizadas. Con el paso
del tiempo y el progreso de la industrialización, aumentó la división que se había establecido entre
hogar y trabajo. Entre la población se afianzó la idea de una división entre la esfera pública y la esfera
privada. Los hombres, por tener su empleo fuera de casa, pasaban más tiempo en el ámbito público y
comenzaron a participar más en asuntos locales, en la política y el mercado. Las mujeres pasaron a
asociarse con valores “domésticos” y a ser responsables de tareas como el cuidado de los niños, el
mantenimiento del hogar y la preparación de las comidas familiares. La idea de que “el lugar de las
mujeres está en la casa” tuvo consecuencias diferentes en cada estrato social:

 Las mujeres ricas tenían doncellas, criadas y niñeras;


 Las mujeres pobres cargaban con las tareas domésticas, y además tenían un empleo en la
industria para completar los ingresos del esposo.

Hasta bien entrado el siglo XX, el índice de empleo femenino, fuera del ámbito doméstico, fue bastante
bajo para todas las clases. En 1910, en Gran Bretaña, más de un tercio de las mujeres que tenían un
trabajo remunerado eran doncellas o sirvientas. La fuerza de trabajo femenina se componía,
principalmente, de jóvenes solteras cuyo salario solía ser enviado por el empresario a sus padres.
Cuando se casaban, dejaban la población activa y se centraban en las obligaciones familiares.

EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA DE LA MUJER


La participación de la mujer en la población activa remunerada ha ido aumentando más o menos
continuamente a lo largo del siglo XX. Uno de los principales determinantes fue la escasez de mano de
obra durante la Primera Guerra Mundial. Durante estos años la mujer realizó muchos trabajos que hasta
entonces se habían considerado competencia exclusiva de los hombres. Al volver del frente, éstos
recuperaron casi todos los empleos, pero la pauta preestablecida se había roto.

La participación de la mujer en la población activa remunerada ha ido aumentando, más o menos


continuamente, a lo largo del siglo XX. En Los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial la división
del trabajo, en función del género, había cambiado drásticamente. En el Reino Unido la tasa de empleo,
(es decir, la proporción de personas en edad de trabajar que tienen empleo), en el caso de las mujeres,
aumentó por encima de la de los hombres y esta parece ser la tendencia en los próximos años, aunque
gran parte de la actividad económica de las mujeres responden a empleos a tiempo parcial.

Varias razones explican la reducción de disparidad entre los índices de actividad económica de hombres
y mujeres en las últimas décadas.

 Con el descenso de la natalidad y el retraso de la gestación del primer hijo, ahora hay muchas
mujeres que entran en el mercado laboral cuando son jóvenes y vuelven a él después de haber
tenido hijos.
 Se tiende a reducir el número de hijos por familia y por ende, la cantidad de tiempo que
muchas mujeres dedican a su cuidado.
 La mecanización de muchas tareas domésticas también ha ayudado a reducir el tiempo que hay
que dedicar al mantenimiento del hogar.
 La división del trabajo doméstico entre hombres y mujeres está erosionándose de manera
constante con el paso del tiempo, aunque aún las mujeres siguen realizando más labores
domésticas que los hombres.
Existen también razones monetarias que podrían explicar este aumento de mujeres en el mercado
laboral:

 El modelo tradicional de familia nuclear, compuesto por el hombre, que proporcionaba el


sustento familiar, el ama de casa y con los hijos dependientes ya no es el más representativo.
 Las presiones económicas que sufren los hogares, entre ellas el aumento del paro masculino,
han impulsado a muchas mujeres a buscar trabajos remunerados. Para muchos hogares es
necesario tener dos sueldos si se quiere mantener un determinado estilo de vida.
 Cambios en la estructura de los hogares: el elevado numero de personas que viven solas, la
falta de hijos y el aumento de hogares encabezados por una madre sola han tenido como
consecuencia que las mujeres, que no pertenecen a familias tradicionales, hayan entrado
también en el mercado laboral, bien por elección, bien por necesidad.
 Finalmente señalar que hay mujeres que han elegido entrar en el mercado laboral, porque
desean realizarse personalmente, desean una vida independiente.

GÉNERO Y DESIGUALDADES LABORALES


Tres son las principales desigualdades que padecen las mujeres en el ámbito laboral:

 SEGREGACIÓN OCUPACIONAL

Tradicionalmente, las mujeres han ocupado empleos mal pagados y rutinarios. Muchos de ellos están
muy determinados por el género, es decir, se suele considerar que son “tareas de mujeres”. La inmensa
mayoría de las labores de secretaría, empleos asistenciales (enfermería, trabajo social, el cuidado de
niños) los ocupan las mujeres y se consideran ocupaciones “femeninas”. La segregación en función del
género es la que tiene como consecuencia la concentración de hombres y mujeres en diferentes tipos de
empleo, teniendo en cuenta lo que mayoritariamente se consideran trabajos “masculinos” o
“femeninos”. Tiene componentes verticales y horizontales:

oSEGREGACIÓN VERTICAL: alude a la tendencia a concentrar a las mujeres en puestos


de escasa autoridad y poco margen para progresar, mientras que los hombres ocupan
empleos con más poder e influencia.
o SEGREGACIÓN HORIZONTAL: tiene que ver con la tendencia a Concentrar a las
mujeres en algunos sectores de la actividad económica. Por ejemplo: las mujeres
dominan ampliamente los puestos domésticos, los de
 CONCENTRACIÓN EN LOS EMPLEOS A TIEMPO PARCIAL

Aunque un número creciente de mujeres trabaja a tiempo completo fuera de casa, una alta proporción
sigue concentrándose en empleos a tiempo parcial. En las últimas décadas las oportunidades de esta
modalidad de empleo ha aumentado como resultado de las distintas reformas laborales que fomentan
la flexibilidad del empleo. Se considera que esta modalidad es más flexible que aquellos que tienen
dedicación exclusiva, razón por la que suelen ser preferidos por las mujeres que intentan conciliar la
vida laboral y familiar. Esta modalidad de empleo tiene ciertas desventajas: bajo salario, inseguridad
laboral y escasas oportunidades de ascenso.

Algunos autores consideran “tipos” de mujeres: las que se implican en su trabajo fuera de casa, y las que
no lo hacen, por lo que no plantean objeciones a la tradicional división del trabajo (Hakim, 1996). Según
este enfoque, muchas mujeres eligen encantadas el trabajo a tiempo parcial para conciliar la vida laboral
y familiar. Pero, ¿tienen otra opción? Puede decirse, que en parte, no tienen otra opción. Las mujeres
que quieren tener familia y trabajo han de optar por el trabajo a tiempo parcial como la opción más
factible. El trabajo a tiempo parcial repercute negativamente en nuestra formación, en el desarrollo de
nuestras carreras profesionales y en nuestras prestaciones sociales, circunstancias que incrementan, en
definitiva, los efectos sobre la brecha salarial.

 DESFASE SALARIAL

La brecha salarial entre hombres y mujeres es la diferencia existente entre las retribuciones percibidas
por los trabajadores de ambos sexos (discriminación salarial directa que está perseguida por ley). Pero
es algo más que esto, estudiemos elementos subyacentes.

Fijémonos en la discriminación indirecta y su repercusión en el salario a través de los complementos. Los


completos salariales son discrecionales y conllevan incrementos salariales. Ejemplos:

 Plus de peligrosidad: El químico la cobra y la mujer que realiza las tareas de limpieza del
laboratorio no, pero ambos están expuestos.
 Complementos culturales o de formación
 Pluses de disponibilidad…. a los que no se pueden acoger quienes tienen la reducción de
jornada…

TECHO DE CRISTAL
Desde hace varios años, y en diferentes lugares, se viene constatando la existencia del denominado
techo de cristal, una barrera invisible que impide a las mujeres cualificadas, como grupo, alcanzar
puestos de responsabilidad en las organizaciones en las que trabajan. El techo de cristal es una
limitación encubierta o velada del ascenso laboral de las mujeres, actúa como una limitación que tienen
las mujeres para acceder a puestos de responsabilidad. Los altos cargos en las organizaciones están en
su mayoría ocupados por hombres y son ellos los encargados de asignar esos puestos de
responsabilidad. Se alude a la metáfora del cristal porque es una limitación invisible porque no existen
leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera
laboral a las mujeres. Así, el techo de cristal o suelo pegajoso, es un obstáculo en la vida laboral de una
mujer que le impide seguir avanzando.

El origen del techo de cristal podríamos encontrarlo, entre otros:

 En la mentalidad directiva masculina y su inconsciente selección de lo semejante, los criterios


de liderazgo y los procesos de gestión de carrera.
 En algunos casos “la decisión personal” de la propia mujer de no estar en las ternas de
promoción, por el alto coste personal y familiar que va a tener el nuevo puesto.

Hay que tener también en cuenta la cultura de dirección de la empresa, cuando se programan reuniones
tarde o imprevistas, cuando no se utilizan vídeoconferencias y se sigue valorando el presentismo laboral.
El presentismo laboral se define como la presencia de los trabajadores en sus puestos de trabajo más
allá de su horario normal. El miedo a perder el trabajo es el principal motivo que lleva, hoy en día, al
presentismo laboral, conjuntamente con el hecho de que falte personal para sacar el trabajo adelante.

Una de las consecuencias de que la mujer haya entrado a formar parte del trabajo remunerado es la
renegociación de ciertas pautas familiares tradicionales, de cambios en la división del trabajo doméstico.
El modelo de “hombre como sustentador de la familia” ya no es un referente y el aumento de la
independencia económica de la mujer ha hecho que ésta esté mejor situada para abandonar el rol de
género si decide hacerlo. Los papeles tradicionales de la mujer en el hogar, tanto desde el punto de vista
de las tareas domésticas, como desde el de la toma de decisiones económicas, están experimentando
cambios significativos. En los hogares comienzan a surgir relaciones más igualitarias, aunque la mujer
sigue asumiendo la responsabilidad principal de la mayor parte de las tareas domésticas. Las mujeres
que trabajan, fuera del hogar, hacen más trabajo doméstico al final de la tarde, y los fines de semana
son amas de casa a tiempo completo.

Las pautas están cambiando y los hombres comienzan a participar más en las tareas domésticas, aunque
se trata de un proceso de “adaptación pospuesta” (Gershuny,1994) ya que la renegociación de tareas
que realizan hombres y mujeres avanza de forma más lenta que la entrada de esta.

DESIGUALDAD EN EL ÁMBITO FAMILIAR

DEPENDENCIA ECONÓMICA
A pesar de la decadencia del patriarcado, en la actualidad, pocos matrimonios están compuestos por
una pareja en condiciones de igualdad.

Aunque se ha evolucionado hacia la igualdad y aunque existan diversidad de formas familiares,


generalmente los hombres siguen siendo los que toman las decisiones importantes dentro de la familia,
mientras que las mujeres siguen dependiendo económicamente de sus maridos, haciendo que queden
relegadas al cuidado de los niños en el hogar.

ROL DE CUIDADORA Y CUIDADOS FAMILIARES


Una de las funciones de la familia es la de proporcionar cuidados, a la pareja, a los hijos, a los padres…,
este tipo de tareas implica de tres a cuatro generaciones. Estos cuidados pueden dividirse de la siguiente
manera:

Preocuparse por otros → implica amor → se comparten sentimientos/emociones

Cuidar a otros → en la forma de ocuparse de otros → “trabajo de amor” (puede ser remunerado)

Ambas acciones pueden estar íntimamente unidas, pero ello no ocurre necesariamente. Pese a que
algunos hombres participan en el cuidado de sus hijos, la tarea de cuidar a otros suele recaen en las
mujeres de la familia, y es con frecuencia invisible.

Para Nancy Chodorow, el proceso social de convertirse en mujer es paralelo al de convertirse en madre.
La extensión de ésta es la “maternidad social”, que hace a las mujeres más propensas a cuidar a todo
aquél que, en su familia (y fuera de ella), necesite del cuidado de otro.

En ocasiones hay personas que se sienten reacias a desempeñar estas tareas. Frecuentemente puede
identificarse qué parientes van a terminar cuidando de otros, con el siguiente orden: la esposa → la hija
→ la nuera → el hijo. Por otra parte, como las personas mayores no suelen renunciar a su
independencia, son “cuidados a distancia”.

VIOLENCIA DE GÉNERO
Si bien la familia puede ser el refugio perfecto para los peligros provenientes del mundo exterior,
muchas familias también son lugares sumamente peligrosos para sus miembros. En muchos hogares se
produce violencia familiar, que consiste en: abusos emocionales, físicos o sexuales perpetrados por un
miembro familiar contra otro. Para Roech, la familia supone uno de los grupos sociales más violentos, en
base a que la posibilidad de que ser asesinado, atacado o herido por alguien conocido en nuestro hogar
es mayor que en cualquier otro contexto social.

En los años 60 sale a la luz lo que parecía un nuevo “problema familiar”: la violencia contra las mujeres
por parte de los hombres. Esto da lugar, como reacción, a la creación de refugios para mujeres
maltratadas – en 1997 existían 129 refugios en España -, que proporcionan ayuda psicológica y viviendas
provisionales para mujeres y niños que se ven obligados a huir de sus casas por causa de la violencia
doméstica. De focalizarse en los individuos, el análisis sociológico pasa a centrarse a las relaciones de
poder de los hombres hacia las mujeres (patriarcado).

En 2007 se pusieron en España 63.347 denuncias por malos tratos de maridos hacia sus mujeres: 31%
por malos tratos psíquicos, 27% malos tratos físicos, 42% por ambos tipos. Presentamos a continuación
una estadística de violencia doméstica y violencia de género del año 2019.

Muchas personas que escuchan relatos acerca de casos de mujeres maltratadas con frecuencia se
peguntan: ¿Por qué no abandonan a su pareja?

 Falta de recursos económicos propios.


 Casi todas las esposas se sienten muy comprometidas con su matrimonio y creen (muchas
veces de forma poco realista) que pueden ayudar a sus maridos violentos a cambiar.
 Algunas mujeres, incapaces de entender el comportamiento abusivo de sus esposos, terminan
por culparse así mismas.
 Otras, que crecieron en familias violentas, aprendieron a asumir los ataques como un
componente más de la vida familiar.

Respecto a la visibilización de la violencia de género, el pasado ordenamiento jurídico contemplaba la


violencia doméstica como un asunto privado, como una cuestión familiar: lo que pasa en la esfera
privada es un asunto de puertas adentro. Actualmente, estas conductas se recogen como delito en el
Código Penal en España, en el artículo 153: “el que habitualmente ejerza violencia física sobre su
cónyuge o persona a la que se halle ligado de forma estable por análoga relación de afectividad (…) será
castigada con la pena de prisión de seis meses a tres años (…)”. De esta manera, una mujer puede
obtener protección judicial de un marido maltratador incluso si no está separada o divorciada. Muchos
países tienen también leyes que prohíben la persecución de las personas por parte de sus exparejas.

TIPOLOGÍA DE LA VIOLENCIA:
 MALTRATO FÍSICO: conductas dirigidas a producir daño físico a otra persona. Pueden ser
perpetradas directa o indirectamente: pellizcos, cortes, empujones, puñetazos, bofetadas,
zarandeos, o cualquier otro que afecte a la integridad física de la persona.
 MALTRATO SEXUAL: toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la persona a
decidir voluntariamente su sexualidad. Sucede cuando el agresor fuerza a la mujer a tener
relaciones sexuales o la obliga a realizar conductas sexuales contra su voluntad, sea a través de
la fuerza física, chantajes coacción.
 MALTRATO PSICOLÓGICO: toda conducta que daña o causa sufrimiento emocional en la
víctima, y se refleja en la disminución de la autoestima, depresión, miedo, ansiedad o
trastornos psicológicos. Son todas aquellas conductas que tienen como fin: la deshonra, el
descrédito, menosprecio, insultos, tratos humillantes/vejatorios, vigilancia constante,
aislamiento, limitación de libertad, amenazas de alejamiento de los hijos. Veamos algunos
subtipos de violencia psicológica:
 MALTRATO ECONÓMICO: se da cuando la víctima no puede acceder a la economía
doméstica porque es el maltratador quien la controla, trabaje o no la víctima. Cuando la víctima
no trabaja el maltrato se acentúa por dependencia. Esta tipología de violencia incapacita a la
víctima limitando todo movimiento fuera del ámbito de la pareja, e incluso la decisión de
abanonar la relación, empeorando en caso de tener hijos.
 MALTRATO SOCIAL: consiste en un proceso por el cual el agresor aleja progresivamente a la
víctima de sus apoyos sociales, reduciendo su libertad de ocio y afecto de la persona. Suele
comenzar con la disminución de redes sociales, puesto que supone un espacio de libertad en el
que la víctima podría apoyarse para intentar salir de su situación y llegar a las relaciones
familiares. En algunos casos, el agresor prohíbe el contacto o manipula a la víctima para
ponerla en contra de las personas que pueden ayudarla. El maltratador suele justificar su
conducta controladora con celos, de forma que induce a la víctima un sentimiento de
culpabilidad por ir con sus amistades.

DESIGUALDAD EN EL ÁMBITO DE LA SALUD

Las diferencias de género también tienen impacto en el terreno de la salud. La igualdad de género en
materia de salud significa que mujeres y hombres tienen oportunidades iguales para comprender sus
plenos derechos y el mismo potencial para gozar de buena salud, contribuir al desarrollo sanitario y
beneficiarse de los resultados.

La inequidad de género, en materia de salud, se refiere a las desigualdades entre mujeres y hombres
con respecto al estado de salud, la atención sanitaria y la participación en el trabajo sanitario que son
injustas, innecesarias y evitables.

¿Qué hace el análisis de género en materia de salud? Examina la interacción de los factores biológicos y
socioculturales, con el objeto de poner en evidencia cómo actúan sobre los comportamientos, los
riesgos y los resultados sanitarios y cómo influyen en el acceso y el control de los recursos y en la
participación a la atención de la salud.

Artazcoz, Escribá y Cortes, en “Género, trabajos y salud en España”, sostienen que los trabajos pueden
considerarse determinantes sociales de la salud. El análisis de los determinantes sociales del estado de
salud de hombres y mujeres se ha abordado de forma diferente:

 EN RELACIÓN CON LOS HOMBRES: se ha adoptado un marco estructural dominado por las
desigualdades de clase social, habitualmente medida a través de la ocupación, o bien a través
modelos de estrés basados en el riesgo psicosocial del trabajo remunerado.
 EN EL CASO DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS DETERMINANTES SOCIALES DE LA
SALUD DE LAS MUJERES: se ha centrado prioritariamente en el marco de los roles que
analiza la situación laboral, el estado civil o de convivencia y la paternidad o maternidad, donde
los de esposa y madre son centrales y el empelo se considera un rol adicional.

Mientras, en España se han realizado bastantes estudios sobre la desigualdades de clase en salud,
prácticamente no los hay sobre la relación entre los roles sociales y la salud. Encontramos diversas
hipótesis sobre esto:

 HIPÓTESIS DEL AUMENTO DE ROL: esta hipótesis plantea que los diferentes papeles o roles
pueden actuar como fuentes alternativas de bienestar. Así, en los estudios realizados sobre
roles sociales se concluye que las mujeres empleadas tienen mejor estado de salud que las que
trabajan a tiempo completo como amas de casa. Se alude al hecho de que algunos de los
beneficios que proporciona el empleo son las oportunidades para desarrollar la autoestima y la
confianza en la propia capacidad de decidir, el apoyo social para personas que de otra forma
estarían aisladas y las experiencias que aumentan la satisfacción con la vida. El salario aporta a
las mujeres independencia económica e incrementa su poder en la unidad familiar.
 HIPÓTESIS DE SOBRE CARGA Y CONFLICTO DE ROL: esta hipótesis se fundamenta en el
hecho de que el empleo tiene efectos beneficiosos sobre la salud de las mujeres solteras pero
no sobre las casadas, o que entre las madres estos beneficios se limitan a las que trabajan a
tiempo parcial. Cuando la carga de trabajo total es elevada, combinar vida laboral y familiar
puede perjudicar la salud (influencia el factor de la clase social). Según Artazcoz, se han
documentado interacciones significativas entre la situación laboraly la desventaja social,
medida a través del estado civil y de la propiedad de la vivienda, en el análisis de los
determinantes sociales de la salud.

En estudios realizados en población ocupada de 25 a 64 años, casada o que vive en pareja: en Cataluña,
País Vasco y Navarra se evidencia el impacto negativo de la doble jornada (con la carga de trabajo
doméstico medida a través del número de personas presentes en el hogar); en Cataluña y País Vasco se
comprobó que el efecto negativo de la carga de trabajo doméstico se limitaba a las trabajadoras de
clases más desfavorecidas; las clases sociales más favorecidas económicamente cuando intentan
conciliar la vida laboral y familiar pueden costearse los recursos necesarios para hacerlo, en cambio, las
menos privilegiadas parece que “financian la conciliación con su propia salud”. Otra de las cuestiones
observadas, en el caso de Cataluña, era que vivir con personas mayores de 65 años tenía un efecto
protector en la salud, percibida, de las trabajadoras de clases sociales menos privilegiadas, lo que podría
explicarse por su apoyo operativo, emocional o económico, haciéndose cargo de parte de la carga
asociada al trabajo doméstico que de otro modo recaería en ellas.

DESEMPLEO Y SALUD MENTAL: ESTUDIOS DE GÉNERO


Aunque se han realizado numerosos estudios sobre desempleo y salud mental, poco se sabe aún sobre
la existencia de diferencias de género o de clase social. Un estudio realizado por Del Llano (1999),
mostraba la asociación entre el paro y el mal estado de salud. Dos parecen ser los factores que actúan
como modificadores del efecto: el estrés debido a causas económicas y el apoyo social y familiar.
Estudios más recientes aluden a un tercero: las prestaciones de desempleo.

Naciones Unidas ha propuesto 8 áreas principales donde la posición de la mujer necesita ser mejorada
(en todas estas áreas y en todo el mundo, las mujeres tienden a tener menos poder que los hombres) en
su Programa de apoyo de las Naciones Unidas:

 Autonomía del cuerpo (control sobre la sexualidad reproducción y el problema de la violencia).


 Autonomía dentro de la familia y el hogar (p.ej., el derecho a casarse, divorciarse y tener
custodia de los hijos en caso de divorcio).
 Poder político (p.ej. mayor representación en la toma de decisiones en los sindicatos,
gobiernos, parlamentos etc).
 Recursos sociales (p.ej., acceso a cuidados médicos y a la educación).
 Recursos materiales (p.ej., acceso a terrenos, viviendas, y crédito).
 Empleo e ingresos (p.ej., Una distribución igualitaria del trabajo remunerado y no
remunerado).
 Tiempo (p.ej., acceso equiparable al ocio y al descanso).
 Identidad de género (p.ej., problemas con la división sexual del trabajo).

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