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1.- INTRODUCCIÓN
El aprovechamiento del espacio subterráneo constituye en la actualidad una de las alternativas más
idóneas para el desarrollo de vías rápidas de comunicación.
La mayoría de los túneles se construyen para salvar un obstáculo natural y permitir el acceso a vías
de co-municación para transporte urbano (metros) , transva-ses y conducciones; o para unir islas o
estrechos y pa-ra pasos fluviales, en cuyo caso el trazado se efectúa bajo una lámina de agua.
Dentro de la amplia variedad de usos del espacio subterráneo, gran parte de los túneles se excavan
para infraestructuras del transporte, basándose su diseño en la seguridad y la economía.
2.-CONCEPTO
Un túnel es una excavación horizontal o casi horizontal, abierta a la superficie del terreno por sus
dos extremos.
Cuando la excavación es vertical o casi vertical y abierta solamente por la parte superior, se
denomina pozo.
Una galería, es una excavación, semejante al túnel, abierta solo por un extremo.
Chimenea, es una excavación inclinada realizada desde el túnel principal o galería, en
dirección ascendente, cuyo objetivo es explorar.
Principales funciones:
a) TRANSPORTE
Túneles para el transporte de personas y mercancías
En carreteras
En líneas del ferrocarril
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En líneas de transporte urbano (Metro)
Pasos para peatones
Pasos para ciclistas
Túneles para el transporte de agua
En canales
En abastecimientos urbanos
Para el riego
En centrales hidroeléctricas
Para el agua de enfriamiento en centrales térmicas y nucleares
Túneles en sistemas de alcantarillado
Túneles para diversos servicios (cables y tuberías)
b) ALMACENAMIENTO
Almacenamiento de petróleo
Embalses subterráneos
c) INSTALACIONES
Centrales energéticas
Estacionamiento de vehículos
Depuradoras de aguas residuales
d) CIENTÍFICA
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Puestos de control
Los factores relacionados con la función de cada túnel, y con el planeamiento y diseño del proyecto
son:
Las investigaciones geológicas de los túneles son, en general, más costosas que en otras obras de
ingeniería civil. Sin embargo, el no dedicar suficientes medios a estos estudios puede conducir a
situaciones imprevistas: «Cuando el terreno no se investiga, el terreno es un riesgo». La inversión
«adecuada» en los estudios geológico-geotécnicos depende de la complejidad geológica, longitud
del túnel, espesor de recubrimientos, etc. y puede llegar al 3 % del presupuesto de la obra; por
debajo de este porcentaje aumentan los casos de túneles con problemas y. por encima los
imprevistos son mínimos (Waggoner y Daugharty, 1985).
Ante la importancia, tanto técnica como económica, de las investigaciones in situ resulta esencial
llevar a cabo una correcta planificación de las mismas.
Los criterios básicos para planificar las investigaciones in situ son las siguientes:
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Condiciones previas:
Estrategias a seguir:
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Los sondeos se planifican de forma que permitan realizar en su interior distintas
pruebas, como ensayos de permeabilidad, de tensión-deformación y de geofísica.
En las boquillas y accesos intermedios es fundamental situar suficiente número de
sondeos para estudiar los problemas de estabilidad: identificación de
deslizamientos, filtraciones, espesor de zonas meteorizadas, etc. Su número
dependerá de la complejidad de la zona, pero como pauta es conveniente situar un
mínimo de 3 sondeos en cada zona de emboquille.
Los métodos de investigación geofísica más empleados son: la sísmica de refracción en zonas de
pocos recubrimientos, ensayos Down-Hole, Cross hole y diagrafías en el interior de sondeos, y la
sísmica de reflexión para el estudio de estructuras geológicas profundas.
Los ensayos hidrogeológicos más habituales son los de permeabilidad tipo Lugeon y Lefranc y las
medidas piezométricas.
Los ensayos geotécnicos in situ dependen del tipo de material y de la problemática del túnel; algunos
de los más utilizados son los presiométricos y los dilatométricos, y en ocasiones los de
hidrofracturación.
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Tabla 2: Objetivos y contenido de las investigaciones in situ para túneles (2)
Al excavar un túnel se pueden encontrar tres tipos de condiciones naturales que dan lugar a la
pérdida de resistencia del macizo y, por tanto, a problemas de estabilidad (Figura 1,2 y 3):
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Flujo de agua hacia el interior de la excavación a favor de fracturas, acuíferos o rocas
carstificadas.
Por otro lado, la excavación del túnel también genera una serie de acciones inducidas que se suman
a las citadas condiciones naturales, como son:
La respuesta del macizo rocoso ante las acciones naturales e inducidas determina las condiciones
de estabilidad del túnel y, como consecuencia, las medidas de sostenimiento a aplicar. Por otro lado,
el proceso constructivo también depende de la excavabilidad de las rocas, que asimismo es función
de la resistencia, dureza y abrasividad, entre otros factores.
Figura 2 y 3: Orientación desfavorable de tensiones (izq.) Filtraciones hacia el interior de la excavación (der.)
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6.1.-ESTRUCTURAS GEOLÓGICAS
La estructura geológica es uno de los factores que más influye en la estabilidad de una excavación
subterránea. En rocas plegadas y estratificadas la orientación de los estratos condiciona diferentes
modos de comportamiento frente a la estabilidad en un túnel, influyendo los siguientes factores:
En general, las orientaciones paralelas a la dirección del eje de un túnel son situaciones
desfavorables.
ESTRATIFICACIÓN
La presión total sobre un túnel y la forma como ésta se distribuye a lo largo de él en rocas
sedimentarias, depende principalmente de la estratificación.
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En d y f, los estratos oblicuos producen una concentración de presiones en uno de los lados del
túnel, en la e, la presión se concentra en la clave del arco.
TÚNELES EN LADERA
Las discontinuidades (estratos, fracturas, etc.) inclinadas a favor o en contra de la ladera son muy
importantes respecto al esfuerzo y resistencia del túnel.
• Estratificación favorable
• Si la roca es resistente la ubicación del túnel es
favorable y el túnel será estable.
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• Estratificación favorable
• Buzamiento de capas contrario a la inclinación de la ladera.
• Si la roca está poco meteorizada el túnel es estable.
• Condición ideal para ubicar el túnel.
PLIEGUES
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Mientras el túnel es excavado en un área que contiene rocas plegadas, pueden ocurrir diferentes
esfuerzos y condiciones dependiendo del tipo de pliegue.
Los anticlinales presentan condiciones más favorables para ubicar un túnel, en primer lugar
porque la presión que existe en el centro de éste es menor que en un sinclinal y en segundo lugar
porque si la formación es permeable, en un anticlinal el agua tiende a escurrir, mientras que en los
sinclinales se acumula en el centro.
Figura 11 y 12: En un pliegue anticlinal la tensión da menos problemas en el techo del túnel.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en los anticlinales los estratos superiores están más
deformados debido al plegamiento y por tanto más fisurados que los estratos inferiores de la
estructura, por lo que es aconsejable tratar de situar el túnel a una profundidad en la cual el
fracturamiento no tenga consecuencias.
Figura 13: En un pliegue anticlinal los estratos superiores están más deformados debido al
plegamiento.
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Caso 2: Túnel en el eje de un sinclinal
Figura 14 y 15: En un pliegue sinclinal la compresión da más problemas en el techo del túnel.
• Condiciones desfavorables.
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FALLAS GEOLÓGICAS
El estudio de las fallas y demás discontinuidades singulares es uno de los aspectos geológicos más
importantes en un túnel. Para dicho estudio se requiere:
La incidencia de las fallas en la estabilidad de una excavación depende de las características de las
mismas; de forma simplificada, éstas pueden ser:
Las fallas inciden en la estabilidad de la excavación según su orientación e intersección con el túnel
(Figura 17). Al ser planos de gran continuidad pueden atravesar toda la sección , y cortar las
discontinuidades de tipo sistemático generando cuñas o inestabilidades de gran tamaño. Su
resistencia es muy inferior al resto de las discontinuidades, y pueden estar sometidas a presiones
intersticiales y/o tensiones tectónicas, constituyendo planos principales de rotura.
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Figura 17: Diferentes posiciones de un túnel con respecto a una falla, según Krynine D, y Judd. R (1957)
Además de las anteriores consideraciones, cuando la falla contiene zonas de trituración , materiales
de relleno de baja resistencia, etc., el propio relleno constituye un plano o zona de rotura. En función
del tipo de relleno se han establecido varios tipos de comportamiento frente a la estabilidad.
Los cabalgamientos constituyen un caso particular ele las fallas, y se caracterizan por presentar
superficies ele cizalla de muy bajo ángulo, baja resistencia y gran continuidad.
Cuando la falla constituye una vía preferente para la circulación de agua se generan distintos
comportamientos frente a la estabilidad. En función de la diferencia de permeabilidad entre los
materiales a cada lado de la falla y de la naturaleza del material de relleno, ésta puede ser una
barrera frente a las filtraciones o un conducto preferente. En presencia de materiales blandos,
carstificados o sueltos, se pueden producir desprendimientos e inestabilidades importantes,
además de las filtraciones correspondientes.
DIACLASAS Y FRACTURAS
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Las cuñas biplanares están formadas por la intersección de dos diaclasas cuyo rumbo es
paralelo o subparalelo al eje de excavación.
7.-FILTRACIONES
Al construirse un túnel pueden variarse las condiciones hidrológicas del sitio, por lo que se tratará
de conocer la posición del nivel freático del agua dentro del macizo rocoso.
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Es lógico pensar que si el túnel está abierto en rocas permeables y se encuentra por debajo del nivel
freático, la presencia de agua dentro del túnel será un hecho y la cantidad de agua será mayor
cuando más grande sea la permeabilidad.
La presencia de agua dentro del túnel ocasiona problemas en los trabajos de construcción, pues
puede penetrar de diferentes modos, ya sea por goteo, como corriente continua a través de las
paredes de la perforación o bien a gran presión si está confinada.
Las zonas de falla, según sus características, relleno arcilloso o roca fracturada se pueden comportar,
o bien como un umbral impermeable que impida el paso del agua, o como un buen acuífero. Es en
estos lugares donde a menudo se llegan a presentar grandes volúmenes de agua, inclusive con la
presencia de agua a presión.
Las discordancias o el contacto con rocas impermeables son también puntos con grandes
posibilidades de presentar agua.
Rocas como las calizas (sobre todo con presencia de cavidades de disolución), dolomías, yesos y
rocas volcánicas como basaltos escoriáceos o fracturados, siempre tienen una elevada
permeabilidad.
Se debe vigilar que las aguas no contengan sales sulfúricas (yesos, anhidrita, etc.) o alguna otra
sustancia que reaccione con los álcalis del cemento.
En el caso de túneles profundos y en terrenos donde hay rocas de naturaleza arcillosa como: tobas,
lutitas, esquistos micáceos y pizarras, llegan a presentarse deformaciones poco tiempo o
inmediatamente después de abierta la obra, las cuales tienen relación con la liberación de presiones
del macizo rocoso. Estos bufamientos o deformaciones hacia el interior de la obra son notables
cuando las rocas arcillosas tienen entre sus componentes, minerales bentoníticos y éstos se ponen
en contacto con agua o humedad proveniente de la misma formación rocosa. A veces dichos
materiales corresponden con sitios muy localizados como en el caso de zonas de fallas, donde
aunado al bufamiento de los materiales se presenta un volumen considerable de agua.
La anhidrita en presencia de agua se transforma en yeso, con un aumento de volumen de hasta 20%,
lo cual genera presiones sobre el revestimiento definitivo y lo lleva a su destrucción.
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En caso de los reventones ocurre también en túneles con una profundidad mayor a 150m cuando
se trata de rocas duras, quebradiza de grano grueso como el granito, diabasa, etc.
Estos reventones suelen presentarse en las paredes del túnel en forma violenta y acarrea algunas
veces un volumen considerable de roca.
El trabajo en túneles profundos puede entorpecerse por las altas temperaturas, que dependen en
gran parte del gradiente geotérmico, el cual es en promedio 1°C por cada 33m, aunque puede ser
modificado por la acción o proximidad de cuerpos intrusivos cercanos, por la acción volcánica
reciente.
Los datos más sugerentes de la existencia de agua con alta temperatura en una obra subterránea es
la presencia de manantiales termales o de vapores de agua. Cuando en un área se realizan
exploraciones por medio de perforaciones, es aconsejable que se hagan determinaciones de
temperatura, particularmente si se presume que pudieran existir temperaturas altas.
Algunas veces la elevación de la temperatura está asociada con la presencia de gases que pueden
ser venenosos, los que son comunes en regiones de actividad volcánica.
Lutitas carbonosas o capas de carbón pueden originar la producción de metano, gas que si bien no
es tóxico es explosivo e inflamable.
Entre los gases que se pueden considerar tóxicos se encuentra el bióxido de carbono que en
cantidades de 15 a 20 por ciento llega a ser mortal. Este gas se encuentra en regiones de actividad
volcánica reciente aunque también es el producto de materiales carbonosos.
10.-MÉTODOS DE EXCAVACIÓN
Los métodos más utilizados para la excavación de túneles en roca son la perforación y voladura y la
excavación mecanizada.
Perforación y voladura
El arranque se efectúa con explosivos y se utiliza en rocas de alta resistencia, con velocidad sísmica
del orden de Vp > 2000 - 2500 m/s, según las condiciones del macizo o cuando las rocas sean muy
abrasivas. Es el método más utilizado, y consiste en efectuar unos taladros en el frente de
excavación, cargarlos con explosivos y hacerlos detonar.
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La perforación se efectúa por medio de “jumbos” o carros perforadores. En la Figura 20 se muestra
la secuencia de excavación y los sostenimientos en avance según este método.
Uno de los objetivos principales en una buena voladura es evitar un excesivo deterioro en la roca
circundante a la excavación. Una voladura inadecuada da lugar a sobreexcavaciones y caídas de
bloques con problemas de estabilidad adicionales. Por ello es preciso efectuar voladuras
controladas y técnicas como el precorte, voladuras suaves, etc., que minimicen el daño estructural
al macizo.
Excavación mecanizada
El arranque se efectúa por medios mecánicos mediante rozadoras o máquinas tuneladoras, además
de otras máquinas de ataque puntual. Las rozadoras consisten en unas máquinas de ataque puntual
dotadas de un brazo que puede recorrer el frente de excavación, y en cuyo extremo se aloja un
cabezal rotatorio provisto de las herramientas de corte llamadas «picas» (Figura 21). Las rozadoras
permiten la excavación de rocas de resistencia media, e incluso alta, dependiendo de su potencia,
obteniéndose los mejores resultados cuando la roca presenta entre 20 y 60 MPa de resistencia a
compresión simple. Los materiales con Vp entre 1900 y 2500 m/s son difícilmente ripables, y
requieren maquinaria muy pesada. Entre 1900 y 1600 m/s la ripabilidad es media, y por debajo de
1600 m/s son fácilmente ripables. Junto con estos criterios hay que tener en cuenta la abrasividad.
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Figura 21: Rozadora de gran potencia
Las tuneladoras (TBM), también llamadas «topos», excavan una sección completa de forma circular,
mediante una cabeza giratoria dotada de discos o picas de corte (Figura 22). Las tuneladoras
admiten, en general, una amplia gama de rocas, desde blandas hasta las de alta resistencia, con
rendimientos peores en este último caso. La principal ventaja es el gran rendimiento que pueden
alcanzar, pues en un proceso continuo excavan, sanean, sostienen y revisten el túnel. Las
limitaciones surgen en los macizos rocosos heterogéneos, con fallas, zonas con aportes importantes
de agua, terrenos plásticos o con altas tensiones. En general, precisan de un conocimiento muy
completo de las condiciones geológicas del terreno a perforar. La elección del método se basa en
un criterio de rentabilidad económica (una vez descartados los posibles criterios excluyentes):
sección, longitud, problemas geológicos, abrasividad y dureza de las rocas, entre otros.
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Algunos de los puntos básicos que deben considerarse antes de decidir la excavación con TBM son
los siguientes:
Con carácter más selectivo, se pueden emplear los martillos hidráulicos, que permiten la excavación
mediante una herramienta de impacto, o martillo picador, situada en el extremo de un brazo
articulado (Figura 23). Este sistema se emplea como auxiliar de alguno de los métodos anteriores,
por ejemplo cuando la utilización de explosivos no sea posible por problemas de vibraciones o de
estabilidad, en el caso de que la longitud del tramo a atravesar no justifique el cambio del proceso
constructivo, o para pasar una zona de mayor dificultad o resistencia.
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11.-MECANISMOS DE SOSTENIMIENTO DEL TERRENO
Para alcanzar estos objetivos se debe instalar el sostenimiento tan pronto como sea posible. A este
sostenimiento de tipo inmediato o provisional se lo denomina sostenimiento primario. Es posible
que la excavación precise de elementos de sostenimiento adicionales para tratar de reforzar el
terreno en zonas débiles, en cuyo caso se denomina sostenimiento secundario.
Una vez estabilizada la excavación y finalizada la instalación de los sostenimientos, los túneles se
cubren de una capa de hormigón, llamada revestimiento, cuyas funciones son contribuir a la
estabilidad a largo plazo del túnel, mejorar su estética, albergar servicios y conducciones y disminuir
la fricción del aire o el agua, entre otras. Los principales tipos de sostenimientos empleados en
túneles en roca se describen a continuación:
El hormigón proyectado, también llamado gunita tiene dos finalidades principales: sellar la
superficie de la roca, cerrando las juntas, y evitar la descompresión y alteración de la roca. El anillo
de hormigón proyectado adquiere una resistencia de 50 kp/cm2 a las 8 horas y 280 kp/cm2 a los 28
días, y trabaja resistiendo las cargas que le trasmite la roca al deformarse, evitando también la caída
de pequeñas cuñas o bloques de roca.
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Figura 24: Sostenimiento del terreno mediante hormigón proyectado
La malla electrosoldada o mallazo está formada por una parrilla de barras corrugadas unidas
mediante electrosoldadura, y se utiliza como refuerzo del hormigón, proyectado por su facilidad de
adaptación a la forma del túnel. Generalmente se usan mallazos de diámetros de 4, 5 ó 6 mm con
separaciones comprendidas entre 10 y 20 centímetros. En sustitución del mallazo se pueden
emplear fibras de acero que se incorporan a la dosificación del hormigón; consisten en alambres de
acero de 0,5 mm de diámetro y 30 mm de longitud, utilizados en una proporción del orden de 40 a
50 kg de fibras por m3 de hormigón; cuando se emplea este sistema el espesor de la gunita no debe
ser inferior a 6 cm.
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Los buIones consisten en barras de acero de 20 a 40 mm de sección y longitudes variables,
normalmente entre 3 y 6 m, que se instalan en el terreno previa perforación del taladro
correspondiente. Admiten cargas del orden de 10 a 25 t. Los buIones más utilizados son los
constituidos por barras corrugadas, ancladas en toda su longitud con resina o cemento.
Otros tipos de buIones son los de fricción, colocados mediante hinchado por agua a presión, y de
resina de poliéster armada con fibras de vidrio. Por su forma de actuar los bulones pueden ser
activos o pasivos. Los primeros funcionan como un anclaje, tienen un fuste libre, y la cabeza (parte
que sobresale de la excavación) se sujeta mediante una placa y una rosca, aplicándoles una tensión
entre 5 y 15 t. El buIón pasivo se adhiere a la roca en toda su longitud y no se le aplica tensión.
«Cosen» las discontinuidades del macizo rocoso, impidiendo los deslizamientos y caídas de
cuñas y bloques.
Aportan al terreno un efecto de confinamiento.
Las cerchas son perfiles de acero laminados en forma de arco que ejercen una función resistente
cuando trabajan en contacto con el terreno; por tanto se han de colocar en contacto con el mismo
a lo largo de toda su longitud y firmemente apoyadas en el suelo. Las cargas de trabajo son
generalmente bajas, del orden de 3-6 t/m2.
Figura 26: Las cerchas son arcos de acero que resisten en unión con otros elementos de sostenimiento.
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