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EL DERECHO A LA CIUDAD:

UNA PROPUESTA DE DESEMPAQUE A PARTIR


DEL ESTUDIO DE LA MOVILIZACIÓN CONTRA
LA VÍA EXPRÉS EN GUADALAJARA, MÉXICO1
Carlos Servín Ugarte2

Resumen: La definición del derecho a la ciudad y la propuesta de desem-


paque deben entenderse como un ejercicio elaborado a partir de un caso
específico: los intereses de los colectivos urbanos de un caso concreto.
En el artículo se desentrañan los subderechos contenidos en el derecho a
la ciudad de una forma funcional otorgándonos una visión de la impor-
tancia de estos subderechos, y además da indicios de la importancia del
principio de interdependencia de los derechos humanos.

Palabras clave: Derecho a la ciudad, derechos humanos, metodología de


desempaque, Guadalajara, colectivos urbanos.

Abstract: The definition of the right to the city and unpacking proposal
should understood as an exercise made from a specific case: the interests
of the urban communities of a particular case. The article analyzed the
sub-rights that are contained in the right to the city in a functional form
giving us a vision of the importance of these sub-rights, and it gives an
indication of the importance of the principle of interdependence of hu-
man rights.

Keywords: Right to the city, human rights, unpacking methodology,


Guadalajara, urban public.

1. Introducción

En junio de 2010 el Gobierno del Estado de Jalisco anunció la construcción de una


una vía elevada de 23 kilómetros de extensión que atravesaría del oriente al poniente
la ciudad. La vía tendría un costo aproximado de 6,500 millones de pesos. Además, se

1 Artículo recibido: 15 de febrero de 2014; aprobado: 20 de agosto de 2014.


2 Maestro en Derechos Humanos y Democracia por FLACSO. Correo-e: carlos.servin@
tecmilenio.mx
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cobraría un derecho de vía a los usuarios. En junio de 2010 y diversos ciudadanos em-
pezaron a movilizarse contra ésta. Las agrupaciones iniciaron una campaña que incluyó
diversas formas de protesta: con medios tradicionales, pero también con la utilización
de redes sociales virtuales e internet. A estas organizaciones se sumaron vecinos, peri-
odistas, asociaciones gremiales y, finalmente, políticos. Al final, lograron la cancelación
del proyecto. Una de las ideas que esgrimían era el derecho a la ciudad del catalán Jordi
Borja. Como parte de la investigación de la movilización ciudadana llamo mi atención
el concepto de derecho a la ciudad. Resultado de esto me di a la tarea de entender de
qué se trataba.

2. El derecho a la ciudad

El derecho a la ciudad es una construcción reciente y existen varias concepciones sobre


este derecho. Una de ellas, la de John Friedman, equipara el derecho a la ciudad con el
poder popular, esa capacidad que tiene el pueblo de reunirse y solucionar sus proble-
mas sin intervención de autoridad alguna3.
Otro sentido es el que le da David Harvey, según el cual el derecho a la ciudad re-
cae en el derecho a dirigir el proceso urbano o de urbanización. Harvey describe cómo
el ciclo de la urbanización está muy conectado con el corazón del capitalismo y cómo
existe un ciclo de capital –construcción de infraestructura y vivienda–, crédito y crisis;
cómo esta crisis se estabiliza con más construcción (pues se generan empleos a través
de los proyectos de desarrollo), lo que lleva a una repetición del ciclo.4 Este proceso ge-
nera a largo plazo el desplazamiento de la clase pobre hacia las periferias. Para Harvey,
“Esto casi siempre tiene una dimensión de clase, ya que por lo general son los pobres,
los desfavorecidos y los marginados del poder político quienes sufren en primer lugar a
partir de este proceso”.5 Harvey sustenta su argumento citando a Engels:

No importa lo diferentes que puedan ser las razones, el resultado es siempre


el mismo, los callejones escandalosos desaparecen con el acompañamiento
de la lujosa autoalabanza por la burguesía a causa de este gran éxito (por la
renovación de las zonas)... Los lugares de enfermedad, los agujeros infames
y bodegas en las que el modo capitalista de producción confine noche tras
noche los trabajadores, no se suprimen sino que ¡están simplemente despla-
zados a otro lugar!6

3 Cfr. Friedman, J., Right to the City. Critical Currents. The Dag Hammarskjöld Foundation, 2003.
4 Harvey, D., “The right to the city” en New Left Review 53, 2008, p. 6.
5 Ídem., p. 10.
6 Engels en Harvey, op. cit., p. 10.
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Por todo lo anterior, se considera que el derecho a la ciudad recae fundamen-
talmente en la necesidad de democratizar la urbanización. Por otro lado, el urbanista
catalán Jordi Borja se aventura al conceptuar el derecho a la ciudad como una especie
de “macroderecho”:

Ya no es suficiente plantear el derecho a la vivienda, a la educación o al trabajo:


estos derechos se hacen más complejos y se expresan como el derecho a la
ciudad, a la formación continuada o a la renta mínima o salario ciudadano.7

Para Borja, existe un catálogo de derechos que integran el derecho a la ciudad,


que entiende como “en torno” a la ciudad. Este catálogo lo integran los siguientes
diecinueve derechos:

1. Los derechos ciudadanos y los elementos básicos de la vida: tierra, agua,


aire y fuego.
2. Derecho a la justicia, a la paz y a la seguridad.
3. Derechos sobre la modernidad de la emergencia de las “nacionalidades”,
de los regionalismos y de los localismos en nuestro mundo “globalizado”.
4. Derechos individuales y derechos colectivos.
5. Derechos a la igualdad global de las personas y a la igualdad en un mismo
territorio.
6. Derecho al desarrollo, a la identidad del territorio, a la seguridad alimenti-
cia, a permanecer en el lugar elegido.
7. Derecho a la libre circulación de las personas, a tener un proyecto de vida
propio de cada persona, a la identidad de origen y a la integración socio-
cultural. El derecho al salario ciudadano y a la formación continuada.
8. Derecho a la información.
9. Protección de los derechos identitarios, culturales y religiosos: el laicismo.
10. Derecho a conquistar cuotas de poder político.
11. Derechos a la vivienda y al lugar; al espacio público y a la monumentali-
dad; a la belleza.
12. Derechos a la identidad colectiva dentro de la ciudad; a la movilidad y a la
accesibilidad; a la centralidad.
13. Derechos a la conversión de la ciudad marginal o ilegal en ciudad de ciu-
dadanía; al gobierno metropolitano o plurimunicipal.

7 Borja, J., “Los derechos en la globalización y el derecho a la ciudad” en Revista Laboratorio de


Alternativas, Documento de Trabajo, 51/2004, Fundación Alternativas, 2004, p. 9.
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14. Derechos a la innovación política; al acceso y al uso de las tecnologías de
información y comunicación.
15. Derechos a la ciudad como refugio; a la protección por parte del gobier-
no de proximidad ante las instituciones políticas superiores y las organizacio-
nes y empresas prestadoras de servicios.
16. Derechos a la justicia local y a la seguridad; a la ilegalidad.
17. Derechos al empleo y al salario ciudadano; a la calidad del medio am-
biente.
18. Derechos a la diferencia, a la intimidad y a la elección de los vínculos
personales; derecho de todos los residentes en una ciudad a tener el mismo
status político-jurídico de ciudadano.
19. Derecho a que los representantes directos de los ciudadanos, tanto insti-
tucionales como sociales, participen en o accedan a organismos internacio-
nales; derecho de los ciudadanos a igual movilidad y acceso a la información
transversal; derecho de los gobiernos locales y regionales y de las organiza-
ciones y ciudades a constituir redes y asociaciones.8

No se duda sobre la interconexión de tales los derechos: se puede relacionar,


por ejemplo, el derecho a la movilidad con el derecho al medio ambiente sano y sus-
tentable, o el derecho a una gestión pública responsable con la transparencia y con el
derecho a la información. Sin embargo, se puede acusar al análisis de Borja de falta de
pericia para distinguir los verdaderos subderechos que integran el derecho a la ciudad,
principalmente porque el derecho a la ciudad no puede contraponerse contra derechos
más integrales, como son los derechos de solidaridad: Borja entiende la ciudad como
una unidad, y un lector puede percibir que el derecho a la ciudad es exclusivo de los
habitantes de esta, por lo que parece generar una primera exclusión. ¿Quiénes tienen
más derechos, las personas de la ciudad o las personas que viven en el campo?
Además, podría incluirse dentro del derecho a la ciudad el derecho a la movilidad
sustentable, a la identidad del territorio y a la seguridad alimentaria. Lo mismo con el
derecho a un medio ambiente sano y sustentable y, finalmente, un principio general de
igualdad. Este último queda implícito en nuestro caso de estudio en las demandas de
Ciudad para Todos y los otros grupos:

Al privilegiar el uso del automóvil reduce seriamente las posibilidades de


igualdad dentro de la ciudad. La visión actual de la ciudad implica privile-
giar una posición económica liberal, en la cual el transporte grupo queda en
un segundo o tercer plano, además de que los autos particulares fomentan
8 Ídem., p. 6.
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mayor uso de combustibles (y que corresponden al 30 % de la población),
generan tráfico, emiten ruido, contribuyen a la contaminación, y, en el caso
de la infraestructura vial (como pasos a desnivel y vías elevadas) estas suelen
dividir los sectores de las ciudades creando barreras físicas y fomentando la
creación de guetos.9

El derecho a la ciudad en Borja parece más bien un mal entendimiento de mu-


chos derechos políticos y derechos económicos, sociales, y culturales, como el derecho
a un medio ambiente sano y sustentable. Parece además confundir ciertos derechos
con la ausencia de problemas de gestión de gobierno, políticas públicas y de infraes-
tructura.
Para este trabajo, por tanto, se coincide más con la idea de Harvey10 de que el de-
recho a la ciudad tiene que ver con la democratización de la gestión de la urbanización
de las ciudades. Esta idea implica la realización de formas de participación ciudadana y
una visión de largo plazo y sustentable en la planeación de las políticas públicas que es
incompatible con el modelo capitalista. Es una idea que también evidencia el problema
de la crisis de representatividad en los gobiernos y critica la visión capitalista de la ciu-
dad en la que predominan el individualismo, la ganancia y el poder económico.

2.1. La Declaración de Guadalajara y la aspiración por los valores democráticos

Un resultado de la movilización contra la Vía Exprés fue la Declaración de Guadalajara


en el marco del congreso Carfree 2011. En esta se expresaron los siguientes postulados
referentes a cómo debe ser la movilidad urbana:

En términos urbanos: Accesible y próxima, bajo condiciones de movilidad


adecuadas y seguras para cualquier ciudadano, independientemente de su gé-
nero, edad y condición física o psíquica. A escala y ritmos humanos, que
reduzca las necesidades de movilidad de personas y mercancías, generadora
de tejido social y cultural desde sus barrios.
En términos económicos: Próspera y eficiente, con una gestión inteligente
de la movilidad que cuide los recursos públicos y la economía de sus ha-
bitantes para facilitar el éxito personal y colectivo. En la cual se maximice
el aprovechamiento energético, la relación campo-ciudad y se garantice la
libertad humana a través de una movilidad basada en medios de transporte
sustentables.
9 Carfree, en http://carfree.mx/mx/?p=1225 (consulta: diciembre 2013), 2011.
Harvey, D., op. cit.
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En términos sociales: Democrática y equitativa, que cuente con la gestión
coordinada y concertada, real y efectiva que requieren por su propia natura-
leza las decisiones sobre la ciudad y la movilidad sustentable. Que permita a
todo ciudadano el acceso igualitario a sus bienes y servicios, disminuyendo
las disparidades sociales entre la población.
En términos ambientales: Sustentable, que gestione inteligentemente su pa-
trimonio ambiental, socioeconómico y cultural velando por la calidad de vida
de las generaciones presentes y futuras.11

En términos de intereses y creencias es fundamental rescatar el concepto de


derecho a la ciudad de Harvey: los ciudadanos tienen el derecho a gestionar el or-
denamiento urbano. El éxito político en la era digital será de aquellos que logren un
balance entre la consulta ciudadana y la política profesional. Las políticas públicas, la
obra pública y en general muchos de los actos de gobierno tienen que cerrar la brecha
no solo hacia la participación ciudadana, sino hacia políticas integrales que vigilen la
sustentabilidad ambiental, y así también la sustentabilidad económica, y que respeten
los derechos humanos.
La aspiración de la Declaración de Guadalajara queda como tal, una guía para
que los gobiernos piensen el problema de la movilidad de una forma más integral.
Finalmente, lo importante es la apertura de la participación ciudadana a todos los in-
teresados para construir modelos de ciudad que respondan a las necesidades de los
ciudadanos y que sean congruentes con los derechos humanos.

3. La metodología del desempaque

Por tratarse de derechos es importante utilizar una metodología específica de los dere-
chos humanos, por lo cual nos basaremos en el trabajo de Serrano y Vázquez.12 La me-
todología propuesta se basa en la utilizada por Paul Hunt y consiste en el desempaque
de los derechos en varios niveles. Esto se hace en cuatro etapas: (1) la desagregación
del derecho que se va a analizar; (2) la construcción de las obligaciones generales; (3) la
identificación de los elementos institucionales esenciales para el ejercicio de los dere-
chos y (4) la identificación de los principios de aplicación.13

Carfree, op. cit.


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12 Serrano, S., y Vázquez, D., Guía de Metodología: metodología de análisis de los derechos humanos,
Documento de trabajo, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, 2010, p. 75.
13 Ídem., p. 77 y Romero, A., y Anaya, N., “Entrevista. La metodología del desempaque para
el análisis de los derechos humanos” en Revista Estudiantil Latinoamericana de Ciencias Sociales. 3,
2013.
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La identificación de los subderechos consiste en desagregar los factores inte-
grantes del derecho humano, ya sea a partir de su enunciación explícita en los tratados o
por ser fruto del desarrollo del corpus iuris.14 Los autores ejemplifican esta identificación
con el ejemplo del derecho a la educación, el cual comprende el derecho a recibir edu-
cación primaria, el derecho a recibir la enseñanza secundaria, el derecho a la enseñanza
técnica y profesional, el derecho a la enseñanza superior, el derecho a la educación
fundamental y el derecho a la libertad de enseñanza.15
Para determinar las obligaciones, siguiendo a Serrano y a Vázquez16, se usarán
las obligaciones de respetar, proteger, garantizar y promover, las cuales son reconocidas
por el Estado mexicano en el artículo primero constitucional. En este sentido:

Respetar. Constituye la obligación más inmediata y básica de los derechos


humanos, en tanto implica no interferir con o poner en peligro los derechos.
Se trata de una obligación tendiente a mantener el goce del derecho, y su
cumplimiento es inmediatamente exigible, cualquiera que sea la naturaleza
del derecho. Ninguno de los órganos pertenecientes al Estado, en cualquiera
de sus niveles (federal, local o municipal) e independientemente de sus fun-
ciones (ejecutivo, legislativo y judicial), debe violentar los derechos humanos,
ni por sus acciones ni por sus omisiones. Aunque la obligación está dirigida
fundamentalmente a los agentes estatales, también alcanza la conducta de los
particulares, pues tanto Estado como privados deben abstenerse de interferir
los derechos.
Proteger. Es una obligación dirigida a los agentes estatales en el marco de sus
respectivas funciones para crear el marco jurídico y la maquinaria institucio-
nal necesaria para prevenir las violaciones a los derechos humanos. Estamos
frente a una conducta positiva del Estado, el cual debe desplegar múltiples
acciones a fin de proteger a las personas de las interferencias provenientes de
sus propios agentes y de particulares.
Garantizar. A diferencia de las anteriores dos obligaciones, la de garantizar
tiene no sólo el objetivo de mantener el disfrute del derecho, sino también
el de mejorarlo y restituirlo en caso de violación. Fundamentalmente se trata
de una obligación que exige la conducta positiva del Estado para asegurar la
realización del derecho. En este sentido, la obligación de garantizar implica,
en palabras de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “el deber de

14 Ídem., p. 79.
15 Comité DESC, 1999, en Serrano y Vázquez, op. cit., p. 79.
16 También en Abramovich, V. y Courtis, C., Los derechos sociales como derechos exigibles, Madrid,
Trotta, 2004, p. 29 y p. 59.
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los Estados Partes de organizar todo el aparato gubernamental y, en general,
todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder
público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y
pleno ejercicio de los derechos humanos”.17
Promover. También se refiere a la adopción de medidas para la realización
del derecho pero de más largo alcance, que tienden no a asegurar el efectivo
ejercicio del derecho sino a ampliar la base de su realización. Así, se trata de
una obligación de carácter netamente progresivo para lograr cambios en la
conciencia pública, en la percepción o en el entendimiento de un determina-
do problema.18

Un tercer nivel del desempaque de derechos es lo que el Comité de Derechos


Económicos, Sociales y Culturales ha llamado “elementos esenciales”.19 Estos son:

Disponibilidad. Implica garantizar la suficiencia de los servicios, instalaciones,


mecanismos, procedimientos o cualquier otro medio por el cual se materiali-
za un derecho para toda la población
Accesibilidad. Se trata de asegurar que los medios por los cuales se materializa
un derecho sean accesibles a todas las personas, sin discriminación alguna.
Supone cuatro dimensiones: no discriminación, accesibilidad física, accesibi-
lidad económica (asequibilidad) y acceso a la información.
Aceptabilidad. Implica que el medio y los contenidos elegidos para materializar
el ejercicio de un derecho sean aceptables por las personas a quienes están
dirigidos, lo que conlleva el reconocimiento de especificidades y, consecuen-
temente, la flexibilidad necesaria para que los medios de implementación de
un derecho sean modificados de acuerdo con las necesidades de los distintos
grupos a los que van dirigidos en contextos sociales y culturas variados.
Calidad. Asegura que los medios y contenidos por los cuales se materializa
un derecho tengan los requerimientos y propiedades aceptables para cumplir
con esa función.20

La cuarta etapa del análisis corresponde a la observación de los principios de


aplicación: no discriminación; progresividad y no regresividad; y máximo uso de los
recursos disponibles. El principio de igualdad y no discriminación hace referencia al
trato que en el servicio público o privado se debe dar a los derechohabientes en el ejer-
17 CIDH Caso Velásquez Rodríguez, Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C, No. 4, párr. 166.
18 Serrano y Vázquez, op. cit., p. 83-86.
19 Comité DESC en Serrano y Vázquez, op. cit., p. 87.
20 Ídem., p. 89.
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cicio de cualquier derecho humano. Conlleva de forma inmediata el derogar normas
discriminatorias y establecer recursos judiciales contra cualquier acto discriminatorio.21
El principio de progresividad y prohibición de regresividad indica cierta gradua-
lidad en la aplicación e implementación del derecho. Esto significa que tiene que haber
avance en el cumplimiento de la implementación del derecho. La prohibición de regre-
sividad implica que el Estado no puede suspender la implementación del derecho más
que en ciertas circunstancias y que tendrá que retomar la implementación en cuanto
sea posible.
El principio de máximo uso de los recursos disponibles se refiere a la adecuada
asignación de recursos para el cumplimiento del derecho. Este principio tiene mucha
relación con el concepto de redistribución. Es evidente que el Estado tiene recursos
limitados, pero es importante que dichos recursos se reorienten para priorizar ciertos
derechos. Cuando se habla de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC)
es común que se haga la apreciación de que la mayoría de estos implican una erogación
por parte del Estado y por lo tanto su cumplimiento es más oneroso; agregan que no es
así con los derechos civiles y políticos que casi en su mayoría son libertades negativas,
es decir potestades de no hacer por parte del Estado (por ejemplo, el no impedir el
derecho de asociación o el no coartar la libertad de expresión). Sin embargo, un análisis
minucioso nos mostrará que esto no es del todo cierto.22
Vale la pena repasar mentalmente la gran cantidad de recursos destinados a ha-
cer efectivo, por ejemplo, el derecho de propiedad, a través de la organización de dis-
tintos servicios públicos: a ello se destina gran parte de la actividad de la justicia civil y
penal, gran parte de la tarea policial, los registros de la propiedad inmueble, automotor
y otros registros especiales, los servicios de catastro, la fijación y control de zonificación
y uso del suelo, etcétera.

4. Desempaque del derecho a la ciudad para el caso de la movilización contra


la vía exprés

Siguiendo la metodología expuesta en el apartado anterior, se desempacará el derecho a


la ciudad. El derecho a la ciudad es el derecho a dirigir la totalidad del proceso urbano.23
Comprende los siguientes subderechos:
• Derecho a la participación en el proceso de urbanización
• Derecho a la vivienda
• Derecho a la salud
21 Abramovich y Courtis, op. cit., p. 49.
22 Como mencionan Abramovich y Courtis, op. cit., p. 24.
Harvey, D., op. cit., p. 28.
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• Derecho a la educación
• Derecho a un medio ambiente sano y sustentable
• Derecho a la movilidad
• Derecho a la reserva territorial
• Derecho al espacio publico
• Derecho al agua potable
Por otro lado, se pueden enunciar otros subderechos colaterales o secundarios:
• El derecho a la transparencia de la información pública
• El derecho a la información publica
• El derecho a la rendición de cuentas
• El derecho a la seguridad publica
• Los derechos relativos a la sustentabilidad energética
• El derecho a las tecnologías de la información públicas
Así como un derecho que puede colisionar con los demás; el derecho a la pro-
piedad privada. Es importante destacar que el derecho a dirigir el proceso de urbani-
zación de la ciudad está muy relacionado con el derecho a la participación ciudadana.
Sin embargo, el primero no solo requiere que existan mecanismos de la participación
ciudadana sino que estos sean lo suficientemente poderosos como para permitir que el
derecho sea ejercido.
Por ejemplo, el Código Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Ja-
lisco permite y norma tres métodos de participación en asuntos que afecten a la mayor
parte de la población del estado o de un municipio: referéndum, plebiscito e iniciativa
popular. Sin embargo, aún no se ha invocado este código para ejercer un derecho tal
como el derecho a la ciudad o para consultar sobre la construcción de una obra pública
como la mencionada vía exprés. Uno de los obstáculos para ejercer el derecho a la par-
ticipación es que el código mencionado exige un porcentaje alto de firmas certificadas
para instaurar estos procedimientos: por lo menos 2.5 % del padrón electoral del estado
de Jalisco (aproximadamente 128 125 firmas ciudadanas para enero de 2012).
Cabe destacar además que el derecho a la ciudad originalmente es una potestad
estatal; sin embargo, la tendencia internacional es involucrar cada vez más a la ciudada-
nía en los proyectos de urbanización en las ciudades.

4.1. Determinación de obligaciones

La tabla 1 muestra las obligaciones referentes al derecho a la ciudad, derecho a la mo-


vilidad y derecho al espacio público, por considerar que son los más importantes para
el derecho a la ciudad. Sin embargo, como se ha mencionado, el derecho a la ciudad es
un derecho sombrilla que abarca a otros subderechos.

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Tabla 1. Determinación de obligaciones referentes a los derechos a la ciudad, movilidad y espacio público
Obligación Derecho a la ciudad Subderecho a la movilidad Subderecho al espacio público
El Estado debe de reconocer la
No realizar acciones que impidan No restringir el uso del espacio público.
existencia del derecho a la
Respetar una movilidad eficaz, eficiente y No interponer medidas o acciones que
ciudad y no interferir en la
sustentable. impidan el goce del espacio público.
participación de la ciudadanía.
El Estado debe de crear el Crear el marco jurídico adecuado Establecer decretos de zonas protegidas en
marco jurídico adecuado para para los diferentes tipos de el caso de bosques urbanos y zonas de
Proteger que la ciudadanía participe en la movilidad y para los diferentes recreación. Proteger la plaza pública frente
dirección del proceso de medios de transporte, dando a la colisión con otros derechos como la
desarrollo urbano de la ciudad. prioridad a las personas. propiedad privada.

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Crear sistemas de transporte
Creación de la institución
eficientes, eficaces y sustentables
necesaria para ejercer el derecho
con marcos jurídicos adecuados, Presupuesto adecuado, marco jurídico
a la ciudad, dotarla de
presupuesto público adecuado. Las adecuado y capacidad del servicio para
presupuesto y facultades y
Garantizar concesiones privadas deben de dar toda la comunidad. Crear esquemas de
capacidad de sanción para
garantía de su funcionamiento y participación ciudadana para el
estado, municipios y particulares
formar parte de un sistema de mejoramiento del espacio público.
que no respeten el derecho a la
El derecho a la ciudad

transparencia y rendición de
ciudad.
cuentas.
Fomentar el ejercicio de la
participación ciudadana en el
Campaña permanente de
derecho a la ciudad. Promover el
concientización del uso de Concientización del uso y respeto del
plebiscito y referéndum para la
Promover transporte público sobre el espacio público y de la participación
creación de obras de
privado. ciudadana para la conservación del espacio.
infraestructura en las
comunidades, municipios y
metrópolis.
Fuente: Elaboración propia.

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Tabla 2. Determinación de elementos esenciales de los derechos a la ciudad, movilidad y espacio público.
Elemento esencial Derecho a la ciudad Subderecho a la movilidad Subderecho al espacio público
Implica la creación o mantenimiento de Implica la existencia de
Implica vías y medios de transportes en buen
instituciones con la capacidad técnica y espacio público,

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Disponibilidad estado, eficientes y sustentables que permitan
jurídica de dirigir el proceso de instalaciones, servicios y
el desplazamiento de personas y mercancías.
urbanización de la ciudad. mantenimiento.
Involucra la existencia de vías de
comunicación (calles, calzadas, vías, avenidas, Implica el acceso al espacio
Supone que el acceso al ejercicio del banquetas, ciclovías y medios de transporte público en todas las zonas de
derecho a la ciudad no distinga entre públicos) que permitan el trasporte eficiente la ciudad, sin importar el
diversos tipos de ciudadanos, que exista desde el máximo de puntos de la ciudad hacia nivel económico, raza,
Accesibilidad
un mecanismo para el ejercicio del cualquier otro punto. Implica que estos cultura o religión de sus
derecho a la ciudad sea una institución o medios y vías sean económicamente habitantes. Implica la
una figura jurídica como el plebiscito, el asequibles. Requiere que exista información gratuidad del espacio público
referéndum o la consulta popular. pública sobre las vías, medios empresas y el acceso a la información
públicas y privadas que ofrecen el servicio. del mismo

Implica que el dispositivo institucional o


jurídico para el ejercicio del derecho a la Supone que el espacio
Se debe asegurar que los medios y vías de
Aceptabilidad ciudad sea aceptable, entendible y flexible público debe ser aceptable
transporte sean aceptables para todos los
en los medios de implementación par para todas las personas que
integrantes de la ciudad.
todos los habitantes de la ciudad sin viven en la ciudad
importar su contexto cultural o social.
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Reviste que el espacio


Supone que la consulta o medios para público exhiba dignidad y
ejercer el derecho a la ciudad tengan los Implica que los medios y vías de transporte mantenimiento capaz de
Calidad
requisitos y propiedades para cumplir de deben de poder mantener su funcionamiento conservar sus funciones,
manera holgada la función del ejercicio de forma eficaz y sustentable. incluyendo las de
del derecho. sociabilidad, cultura, belleza
y recreación.
Fuente: Elaboración propia.

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El derecho a la ciudad 119
4.2. Elementos esenciales

Los elementos esenciales señalados en la metodología de cierta manera califican


el ejercicio del derecho (pues no basta con que los derechos estén establecidos en las
normas o en la Constitución) y ayudan a determinar cuáles son las características del
derecho en su ejercicio. Por último, las políticas públicas encaminadas a realizar el de-
recho a la ciudad y los subderechos relacionados deben de observar los principios de
aplicación antes mencionados: no discriminación; progresividad y no regresividad; así
como máximo uso de los recursos disponibles (ver tabla 2).
Igualdad y no discriminación: observar que las convocatorias de participación ciu-
dadana sean lo más abiertas y difundidas que se pueda. Con respecto al subderecho
a la movilidad, que existan las opciones para todas las personas, que las empresas de
transporte público ofrezcan el servicio en las mismas condiciones para todas las clases
sociales y diferentes estratos de la población.
En materia de seguridad pública, que los oficiales de seguridad respeten a todo
tipo de usuarios del espacio público, sin importar, raza credo, apariencia o condición
socioeconómica.
Progresividad y no regresividad: que la legislación o figura jurídica que se cree para
regular la participación ciudadana no pueda ser modificada con facilidad para restringir
derechos otorgados en la misma o en la utilización de otros mecanismos como el ple-
biscito o el referéndum, en vías de hacer valer el derecho a la ciudad.
Con respecto a los derechos como la movilidad, es importante señalar que deben
existir planes de acción sobre la distribución y expansión de rutas de transporte públi-
co, vías de tránsito y ciclovías, donde por etapas y dando prioridad a las comunidades
más marginadas se establezcan los plazos y modalidades de creación y operación de los
servicios viales. En el caso del espacio público, en especial el espacio público relativo a
la recreación y el deporte, deben establecerse planes y proyectos con líneas de tiempo
y ejecución de la creación o recuperación del espacio público.
Máximo uso de recursos disponibles. La garantía del derecho a la ciudad debe ser
prioritaria para el Estado, especialmente enfocada en los subderechos de vivienda, in-
fraestructura de salud, infraestructura de educación y en mediana medida movilidad y
transporte, finalmente, espacio público y el resto de los subderechos.

5. Conclusiones

En este artículo se propuso un desempaque del derecho a la ciudad que parte de la defi-
nición de Harvey, según la cual este es el derecho a dirigir el proceso de urbanización.

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La existencia de este derecho demuestra la interdependencia de los derechos
humanos. Es decir los derechos humanos son interdependientes, “la interdependencia
señala la medida en que el disfrute de un derecho en particular o un grupo de dere-
chos dependen para su existencia de la realización de otro derecho o de un grupo de
derechos”.24
El desempaque realizado muestra además la necesidad de democratizar muchas
de las esferas de competencia de los gobiernos por no contar aún con espacios de
participación.
Nos muestra las obligaciones de respetar, proteger garantizar y promover apli-
cables al derecho a la ciudad, al subderecho al espacio público y al subderecho a la
movilidad por ser estos elementos de suma importancia señalados en los reclamos de
los colectivos del caso estudiado. Así mismo se muestran los elementos esenciales y
principios de aplicación de los derechos a la ciudad, movilidad y espacio público. Esta
metodología nos puede ayudar en el diseño de políticas públicas con perspectiva de
derechos humanos, también para la aplicación de derechos y para la justiciabilidad de
los mismos.
Finalmente el derecho a la ciudad se perfila como un derecho sombrilla que
incorpora subderechos vitales: en este ejercicio la movilidad y espacio público pero
también derecho a la infraestructura de salud, vivienda, agua, y educación, y otros sub-
derechos sin los cuales es impensable vivir en las grandes metrópolis. Su incorporación
y desarrollo por parte de las legislaturas y del ejecutivo podrá desplegar mayor igualdad
y participación en temas de vital importancia para los ciudadanos.

Bibliografía

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ISSN 1889-8068 REDHES no.12, año VI, julio-diciembre 2014
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Páginas de Internet:
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REDHES no.12, año VI, julio-diciembre 2014 ISSN 1889-8068

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