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CRÍTICA:
Pedos y mentiras
IGNACIO ECHEVARRIA
4 OCT 2003
No hace mucho que el nombre de Efraim Medina Reyes (Cartagena de Indias, NEWSLETTERS
Recibe el boletín de Babelia
1969) asomó a las páginas de este suplemento. Fue en un número dedicado, el
pasado mes de julio, a la actual literatura colombiana, dentro de la cual la figura
de Efraim Medina constituye un caso muy particular, debido más que nada a la ARCHIVO
actitud provocadora, casi pendenciera, que este autor mantiene con respecto al
SECCIONES
medio cultural de su país. Una actitud que se sustenta en agresivas
PRIMERA INTERNACIONAL ESPAÑA
declaraciones, poses exhibicionistas y toda suerte de estridencias, empezando
ECONOMÍA OPINIÓN VIÑETAS
por los títulos de sus últimas novelas: Érase una vez el amor pero tuve que
SOCIEDAD CULTURA GENTE
matarlo (2001), Técnicas de masturbación entre Batman y Robin (2002) o,
DEPORTES PANTALLA AUTONOMÍAS
inminente ya, Sexualidad de la Pantera Rosa.
ESPECTACULOS ÚLTIMA
EDICIONES
TÉCNICAS DE MASTURBACIÓN A Efraim Medina le complace
ENTRE BATMAN Y ROBIN presentarse como -ejem- "un escritor
ANDALUCÍA CATALUÑA C. VALENCIANA
El "chico malo" de la literatura colombiana, como ha sido etiquetado por algunos Consulta la hemeroteca de El País »
(al parecer sin rubor), ha obtenido en su país dos premios nacionales, el último
concedido en 1997 a Érase una vez el amor... Un libro éste muy llamativo, ARCHIVOS DE PORTADAS
Publicado por Feltrinelli hace pocos meses, el avasallador éxito que ha obtenido
EL PAÍS Twitter Verne Vídeos
recientemente en Italia Érase una vez el amor... ha desatado en otros países de
Europa, entre ellos España, el interés por su autor, a quien, entretanto, el éxito ESPAÑA AMÉRICA BRASIL CATALUÑA
está volviendo cada vez más lenguaraz, y que parece conforme con que lo Extremadura se ahoga
presenten -ay- como una suerte de escritor de culto para los más jóvenes, El entrenador de Garbiñe Muguruza deja a la
enésimo practicante de esa extraña pero cada vez más común especie de tenista en mitad de un descanso: “Que te jodan”
literatura destinada a quienes no les gusta leer (y que se toca por los extremos, ¿Quién es y dónde está la misteriosa mujer que
heredó la mansión y la fortuna de Freddie Mercury?
valga decirlo, con esa también extraña pero igualmente común e insufrible
Muere el juez de Barcelona que investigaba el
especie de literatura destinada a quienes les gusta que les guste leer). referéndum del 1-O
Quizá en Colombia, donde el sol tarda más en ponerse, un artefacto de este tipo
pueda suscitar aún escándalo o sorpresa. En España se alinea mansamente con
la prole ya muy menguante de lo que se dio por llamar la joven narrativa de los
noventa. No es azaroso que Medina Reyes sea publicado por Destino, un sello en
cuyo catálogo languidecen algunos de los títulos más representativos de aquella
ola efímera, en la que se destacaron nombres como los de Mañas, García Valiño,
Mestres o Lucía Etxebarría (quien, por cierto, también en su día lució
públicamente sus carnes, aunque no, como Efraim Medina, en la portada de su
libro, no llegó a tanto).
Resulta casi conmovedora la forma en que Efraim Medina saca a relucir sus
talentos, que no son pocos, pero que pone sobre la mesa como cartas boca
arriba, sin que haya modo así de armar una partida. Toda esa tramoya dedicada a
incrustar, mimetizándolos o parodiándolos, lenguajes ajenos al orden literario,
consigue a veces efectos chocantes, sobre todo chistosos, pero es heredera de
un seudoexperimentalismo ya muy caduco, en el que el ensayo de estructuras
supuestamente nuevas y el fragmentarismo son recursos con razón
sospechosos de distraer al lector de la inanidad de lo que en definitiva se cuenta.
En este sentido, Técnicas de masturbación... no va más allá, narrativamente, de lo
que se declara en sus aforismos iniciales. Todo lo demás son digresiones más o
menos entretenidas.
Queda al fondo de un libro así, incluso de una actitud literaria y personal como la
que Efraim Medina encarna, el problema de la autenticidad, a la que ya se ha
hecho mención. La autenticidad, sí, que tan erróneamente tiende a equipararse a
la verdad, otorgándole un valor moral. Bajo la vigilancia y la expectativa de
Europa, la narrativa hispanoamericana ha encarnado, con sucesivos disfraces,
ese mito de la autenticidad. El realismo mágico que tanto encabrona a Efraim
Medina (quien no pierde ocasión de denostar a García Márquez) fue uno más
entre esos disfraces que tantas veces han promovido una especie de
"autenticidad artificial" (Juan Villoro). Por extraño que resulte, una novela como
Técnicas de masturbación... constituye otra modalidad de esa autenticidad
artificial, sólo que menos genuina. En el chico criado en un suburbio que va por el
mundo canturreando a Rimbaud y con la polla enhiesta, oponiendo
obcecadamente la Vida -con mayúsculas- a la literatura, se reconoce una
enésima versión -urbanita y tropical- del Buen Salvaje. No es tan raro que,
después de los llamados "jóvenes caníbales", los lectores italianos hayan ido a
buscar fuera de su país nuevas tribus que los espanten y entretengan.
"Nunca he visto ni leído una entrevista donde alguien hable de sus pedos, en
cambio se dedican a mentir", dice el narrador de Técnicas de masturbación... Y
por ahí se vislumbra la grieta en la que una voz llena de potencia como la de
Efraim Medina parece tropezar y arriesga precipitarse. Verá: hasta la más
repetida de las mentiras tendrá siempre más interés que un pedo. Por lo demás...
se trata de otra cosa.
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