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Socio aparente

La figura del socio aparente ha tenido un tratamiento ciertamente particular por nuestro legislador.
Por una lado, frente a terceros el socio aparente es considerado con las mismas responsabilidades y
obligaciones de un socio, y por el otro, frente a la sociedad no es reconocido como tal con relación a
los socios de la misma. Se trata claramente de una regulación legal que implica un claro disfavor que
podría explicarse con claridad, en la necesidad de actuar los negocios con transparencia: es decir,
quien figura como socio, debe serlo además en los hechos, no siendo suficiente con los “papeles”.

El Código Civil disciplina la figura del “prestanombre” en el artículo 1668, regulando que el que sólo
fuere socio ostensible por haber simplemente prestado su nombre, no será reputado socio en
relación con los verdaderos socios, aunque éstos le den algún interés; más lo será con relación a
terceros con derecho contra los verdaderos socios, para ser indemnizado de lo que pagare a los
acreedores de la sociedad.

Socio aparente es el que presta su nombre al efecto, por ejemplo manteniendo su nombre en la
razón social después de haberse retirado o permitiendo dicha inclusión sin revestir real y
efectivamente la condición de socio. Al respecto se prevé que en relación a los terceros asume las
obligaciones de un socio, restándole sólo la acción contra los socios para resarcirse de lo que hubiere
pagado. En cambio, en las relaciones internas la ley se atiene a la realidad y no será reputado
verdadero socio, tenga o no parte en las ganancias de la sociedad.(3)

Es cierto que la figura del socio aparente surge de una realidad exterior, en virtud de la cual los
terceros en general pueden presumir que cierta persona es socia, realidad que se contrapone al
vínculo subyacente de esa persona con la sociedad, que no reúne los requisitos propios del estado
de socio. Existe así una disociación entre cierta apariencia y cierta realidad subyacente. Debe
entonces determinarse cuál es la apariencia relevante a estos fines, y cuál la realidad subyacente

Actuar "en comisión" implica siempre el hacerlo por cuenta de un tercero; revela la existencia de un
mandato, con o sin representación. La facultad de callar el nombre del comitente encuentra su
limite en la ejecución de los actos necesarios 1 para cumplimentar y perfeccionar el mandato bajo
apercibimiento

Si no ha existido aporte alguno –ni de parte del socio ni de parte de quien le ha transferido sus
participaciones-, faltará un elemento esencial de la figura de socio, y habrá motivo suficiente para
considerar que existe un socio meramente aparente

El socio aparente (prestanombre o testaferro), en una de las posibles versiones que se manifiesta, es
aquel que participa en la vida social de la empresa, pero lo hace no en beneficio propio, sino,
siguiendo precisas instrucciones del socio verdadero que se ha encubierto detrás de la figura del
socio aparente, quien recibe instrucciones y las ejecuta automáticamente.

para determinar si se trata de un socio aparente debe precisarse si el supuesto socio efectivamente
recibe las ganancias que le correspondería contractualmente

Sanciones

Por todo lo dicho, cobra relevancia el artículo 955 del Código Civil, en virtud del cual, “la simulación
tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, o cuando el
acto contiene cláusulas que no son sinceras, o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se
constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas, que no son aquellas para quienes en
realidad se constituyen o transmiten”. La simulación es absoluta cuando se celebra un acto jurídico
que nada tiene de real, y relativa cuando se emplea para dar a aun acto jurídico una apariencia que
oculta su verdadero carácter (Conf. art. 956 Cód. Civil). De esta forma, concluye el Código Civil,
diciendo que la simulación no es reprobada por la ley cuando a nadie perjudica ni tiene un fin ilícito
(Conf. art. 957). Con lo cual, configurada la existencia de un socio aparente, no será reputado como
tal frente a los verdaderos socios; pero con relación a terceros, será considerado con las obligaciones
y responsabilidades de un socio, salvo su acción contra los socios para ser indemnizado de lo que
pagare (Conf. art. 34, LSC). Es decir, primeramente se deberán aplicar las reglas del régimen
societario, y en subsidio las del Código Civil.

El socio “oculto”

El socio oculto, es en nuestra opinión, aquél que participa en los beneficios, evitando cualquier
responsabilidad derivada de las pérdidas de la sociedad. Se oculta detrás de la figura y formas
societarias para beneficiarse con la actividad lucrativa de ésta, pero procurando quedar a resguardo
si la actividad económica fracasa y las consecuencias patrimoniales se patentizan. El socio oculto, no
asume los riesgos de la actividad empresaria procurando evadirlos mediante la “no figuración” en el
contrato social y demás documentación societaria.

Se entiende por socio oculto a aquel cuyo nombre no aparece en el contrato social y en el acto de su
registro, cuando debiera figurar o inscribirse como tal porque ha intervenido en la creación del ente
como socio y tiene interés social (participación en las ganancias y soportación de las pérdidas)

La ley no suministra el concepto de socio oculto; debe entenderse por tal “aquel que ante terceros
niega o esconde su participación en el contrato social”. Esta situación de socio oculto puede resultar
de la circunstancia de que no figure en el contrato social ostensible, inscrito, o que actúe en la
sociedad por interpósita persona, o por otra especie de negocio jurídico

reúne, conjuntamente, las condiciones de participación en las utilidades, participación en el


gobierno de la sociedad y aportes, definitorias del estado de socio. Obviamente, esto supone que
existe efectivamente una sociedad respecto de la cual se es socio oculto. El socio es oculto porque su
situación de tal no es inmediatamente perceptible por quien participa de relaciones jurídicas con la
sociedad

Carece de inscripción registral en IGJ

el simple silencio puede ser perfectamente apto para ocultar el verdadero estado de socio.

Sanciones

El socio oculto es responsable en forma ilimitada, solidaria y subsidiaria por las obligaciones sociales,
de conformidad con las particulares previsiones que el art. 125 del ordenamiento societario efectúa
para la sociedad colectiva

El fundamento de esta sanción legal, es evitar el engaño y fraude a los acreedores por la
participación clandestina en la explotación del objeto social sin correr los riesgos consiguientes

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