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JACQUES LE GOFF

TEORÍA Y MÉTODOS DE LA HISTORIA

LUIS ANTONIO PEÑA ROMERO Y JAVIER MONJE SUÁREZ

4º DE GRADO EN HUMANIDADES Y PATRIMONIO


PPPPPATRIMONIO
Índice

1. Introducción. Jacques Le Goff y la Escuela de los Anales.


2. El hombre medieval.
3. La mujer y el niño
4. El marginado en la Edad Media. Los pobres, hambrunas, herejes,
enfermedades y epidemias.
5. Los caballeros medievales.
6. El tiempo.

Conclusión

Bibliografía.

1
1. Introducción. Jacques Le Goff y la Escuela de los Anales.

El trabajo que hemos realizado va a tener como protagonista la figura de


Jacques Le Goff, un historiador perteneciente a la escuela de los annales, Desde los
años 30, la <<nueva historia>> ha vivido muchos desplazamientos, evoluciones y
rupturas. Por eso, definirla no resulta fácil, como no sea identificándola con la revista
que fue siempre al mismo tiempo su traductora e iniciadora: los Annales

La escuela de los annales surge con la publicación de una revista realizada por
Lucien Febvre y Marc Bloch, que coincidieron en la universidad de Estrasburgo en
torno a 1920, aunque la revista no cobró mayor importancia hasta comienzos de la
década de 1930, cuando esta revista comenzó a publicarse. Después de los autores
ya citados ebncontramos una segunda generación dentro de la escuela de los
Annales, encabezada por Fernand Braudel que tiene una visión del conjunto de la
historia, la historia total, que abarque todas las dimensiones del pasado humano, por
ello la única forma de abordar esta historia era a largo plazo. También fue el maestro
de toda una generación (la tercera generación de los Annales) de historiadores
franceses, entre los que podemos destacar a Jacques Le Goff.

Aparte de los problemas de la historia social, el campo cubierto por los Annales
debía incluir, al lado de la economía, el estudio de la organización de las sociedades.
Los Annales lo formaban un comité de historiadores, economistas, geógrafos y
sociólogos. una segunda meta de los Annales se situaba en la voluntad de organizar el
encuentro entre las disciplinas <<no a golpes de artículos de método y de
disertaciones teóricas>>, sino <<con el ejemplo y los hechos>> en los años 30, los
Annales abandonaron Estrasburgo por París. Convertida en una de las primeras
revistas mundiales, fue rudamente sacudida por la guerra.

En 1946, se esboza una nueva orientación que anexionaba plenamente, al lado


de lo económico y lo social, la historia de las mentalidades colectivas, las formas
estéticas y las producciones culturales, por lo que L. Febvre se veía rodeado de
Fernand Braudel de entre otros. A la muerte de Febvre, quedó Fernand Braudel como
único directo de la revista hasta 1968, en que se estableció un comité directivo de
dirección del que formaron parte Jacques Le Goff 1.

En 1960, los Annales no solo sufre un aumento cuantitativo, sino que también
sufre un crecimiento acompañado de la ampliación numérica y geográfico de los
colaboradores de la revista, con el fin de hacer una historia social, que busca la
colaboración con otras disciplinas: economía, geografía, sociología, antropología… La
1
VV.AA., La nueva historia, ed. Mensajero, Bilbao. Pág. 27-29

2
escuela de los annales ha tenido mucha influencia en Francia y Europa Mediterránea.
Y uno de los historiadores que más han profundizado en el periodo medieval en el cual
vamos a centrar nuestro trabajo. A continuación aportamos dos citas, que describen a
nuestro protagonista:

“Jacques Le Goff (Tolón, 1924) es uno de los más importantes historiadores


franceses de nuestra época. Entre sus obras traducidas al español
destacamos: La civilización del Occidente medieval, Barcelona, Lo maravilloso
y lo cotidiano del Occidente medieval, Barcelona, Barcelona, 1986 (2ª ed.),
entrevista sobre la historia, Valencia, 1988, La bolsa y la vida, Barcelona,
1987.”2

“Jacques Le Goff es director de estudios de la Escuela de Altos Estudios en


Ciencias Sociales de París, codirector de la revista Annales y autor de
numerosas obras.”3

2. El hombre medieval.

Para comenzar con el tema sobre el hombre en la Edad Media, es conveniente


formular la siguiente pregunta: ¿Reconocían los mismos hombres del Medievo una
realidad a la que hay que llamar el hombre?

La respuesta, es que sí, destacando que es en el Medievo cristiano occidental


de los siglos XI-XV en el que se tiene una mayor convicción de la existencia universal
y eterna de un modelo de hombre. En esta sociedad el modelo de hombre se regía por
el modelo de la religión, en concreto el que daba la teología. Y es por ello que si había
que excluir un tipo de humano del panorama del hombre
medieval era precisamente aquel de quien no cree de
modo absoluto, los posteriormente llamados ateos. El
hombre en la antropología cristiana medieval, es una
criatura de Dios. La naturaleza, la historia, el destino del
hombre se conoce en primer lugar por el libro del
Génesis, el primero del Antiguo Testamento. El hombre
medieval tiene, pues, la vocación de ser señor de una
naturaleza desconsagrada, de la tierra y de los animales.

2
Le Goff, Jacques y otros, El hombre medieval, Alianza editorial, Madrid, 1990. Pág. 387.
3
Le Goff, Jacques, Los intelectuales en la Edad Media¸ Gedisa editorial, 2006. Contraportada.

3
Según las épocas, la Cristiandad medieval insistirá más en la imagen positiva
del hombre, ser divino, creado por Dios a semejanza suya, y asociado a su creación, a
través de Adán, y de ahí la imagen negativa, del pecador, cuándo este es expulsado
del paraíso. Esta visión pesimista del hombre, débil, vicioso, humillado frente a Dios,
se encuentra a lo largo de todo el Medievo, pero está más acentuada durante la Alta
Edad Media, entre los siglo IV y X –y aún en los siglos XI y XII- mientras que la imagen
optimista del hombre, reflejo de la imagen optimista del hombre, reflejo de la imagen
divina capaz de continuar en la tierra la creación y capaz de salvarse, tiende a
predominar a partir de los siglos XII y XIII. Ya en el siglo XIII, el hombre que sufre ya
no es el hombre, sino el mismo Dios: Jesús.

Pero el hombre de la teología medieval no está confinado a una relación que lo


sitúa cara a cara con Dios. Está implicado en una lucha que, a menudo, se escapa a
su poder, esa que Satanás, el espíritu del Mal, entabla contra Dios, contra el bien.
Ciertamente, el cristianismo refuto y condenó el maniqueísmo.

De esta antropología cristiana nacieron dos concepciones del hombre que, a lo


largo de toda la Edad Media, manifestaron una tendencia a ampliarse en una auténtica
concepción del hombre.

La primera es la del homo viator, el hombre en el camino. El hombre del


Medievo es un peregrino por esencia, por vocación y, en los siglos XII y XIII, bajo la
forma terrenal más alta y arriesgada de la peregrinación, un cruzado. Pero había que
tener especial cuidado en esto, ya que el peregrinaje podía convertirse en andar
errante, en vagabundeo, sobre todo si es clérigo, clérigos errantes y monjes
vagabundos se encuentran entre las perores encarnaciones del hombre medieval.

La otra es la concepción del hombre como penitente. Aunque no sea monje,


penitente por excelencia, aunque no sea acuciado por la idea de que el trabajo es una
penitencia, el hombre del Medievo, condicionado por la concepción del pecado que le
ha sido inculcada, busca en la penitencia el medio para asegurar la propia salvación.
Aunque no recurra a las formas extremas de penitencia, representadas por la
autoflagelación privada o pública, el hombre del Medievo está siempre dispuesto a
responder con una penitencia excepcional ante una calamidad o un suceso
perturbador. A partir del IV Concilio de Letrán en 1215, la obligación para todo cristiano
de realizar al menos una vez al año la confesión auricular y de cumplir a continuación
la penitencia que se le imponga, institucionaliza y regula la práctica penitencial.

El hombre, está constituido por la unión de dos elementos bien distintos: el


alma y el cuerpo. Según Gregorio Magno, el hombre del Medievo está obligado, no

4
solo por su experiencia existencial, sino por la enseñanza de la Iglesia, a vivir según la
dualidad cuerpo y alma. De hecho la salvación o condenación se realizan a través del
cuerpo y el alma, o mejor, el alma alcanza su destino mediante el cuerpo. Pero el
hombre medieval no se agota en la dualidad cuerpo y alma, también está el espíritu. Y
además el corazón que se insinúa entre el alma y el espíritu y llega a apropiarse de la
interioridad de los sentimientos, uniéndose al amor y a una gama cada vez más amplia
de sentimientos. Se opone además a la cabeza y su prestigio aumenta a medida que
se difunde el simbolismo de la sangre, a la cual se la define como el motor, la que
hace que todo funcione.

El hombre, en su constitución física, en su organismo corpóreo, se convierte a


su ven en punto de referencia simbólico. Juan de Salisbury propone que el cuerpo
humano es la imagen metafórica de la sociedad, una sociedad de la que el rey (o el
papa) es la cabeza, mientras que los artesanos y campesinos son los pies. Por esto
supone afirmar la unidad del organismo humano y la solidaridad del cuerpo social.

Todas las concepciones medievales del hombre integraban a éste, de un modo


u otro, en la sociedad. Ningún historiador medievalista ha concebido y presentado su
perfil del hombre medieval sin tener en cuenta la sociedad en que vivía.4

3. La mujer y el niño.

Los textos de la Edad Media han presentado una imagen bastante negativa de
la mujer, lo cual resulta bastante lógico si se tiene en cuenta la primacía en este
período del sacerdocio y los valores guerreros, ambos ámbitos masculinos. Tanto
hombre y mujer componen la familia patriarca, pero en la práctica prevalecía el rol
masculino, que daba protección y seguridad a la familia. Ocupaba los principales
cargos de la sociedad y era participante activo en la vida pública.
La mujer, era un agente pasivo que quedaba relegada a la esfera privada y
eran inferiores a los hombres, como en todas las sociedades antiguas. Pero en
realidad, a diferencia de la imagen que se da de ella, era una figura con un importante
peso dentro de la sociedad, ya que sostenía la casa y la familia. En el seno de la
familia, es difícil percibir el lugar que la mujer y el niño han ocupado y la evolución que
su condición va experimentando. 5

4
Le Goff, Jacques y otros, El hombre medieval, Alianza editorial, Madrid, 1990.Págs.14-19.
5
Le Goff, Jacques, La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, pág.
256.

5
La religión cristiana ocupa un papel fundamental sobre la mala imagen de la
mujer extendida por la Edad Media. No obstante, la mejora de la imagen de la mujer
también está relacionada con el cristianismo. La mujer era considerada como la
sucesora de Eva, es decir, la introductora del pecado en el mundo. Es la responsable
6
del pecado original y también la peor encarnación del mal. Además, moralmente
imperfecta que carece de cualidades interiores. Se insistía en que ésta es un agente
del diablo y suponía una amenaza para la castidad de los clérigos.
La mujer aparece como un ser inferior vinculado a la esfera doméstica. Pero, a
pesar de la imagen negativa expuesta unas líneas más arriba, a partir del siglo XII
encontramos una mejoría en el ámbito femenino debido principalmente a dos factores:
la integración del matrimonio entre los sacramentos y, sobre todo, al auge del culto a
la Virgen.
Durante este periodo se generalizó el matrimonio en el sentido moderno del
término. La iglesia llevó a cabo medidas más certeras contra la poligamia, es decir,
tener varias mujeres, y el divorcio. Concedió a las mujeres un lugar casi tan importante
como el de los hombres. En concreto el consentimiento de la mujer (el hecho de que
pronuncie un sí por sí durante su boda) se volvió obligatorio, mientras que antes su
familia o sus padres le imponían un marido y ella no tenía nada que decir. 7 Aunque no
podemos olvidar las presiones que ejercían los padres para que su hija se casara con
el hombre que mejor le beneficiara, por tanto, las mujeres seguían condicionadas de
manera indirecta por las decisiones de sus padres. Pero el principio es importante. Y
gracias a él, en adelante, la mayoría de las mujeres pudo contraer matrimonios libres. 8

Sin embargo, el mayor lavado de imagen tiene lugar con la devoción hacia la
figura de María, o dicho de otra manera, el auge del culto a la Virgen. La Virgen se
concibe como el contrapunto de Eva y liberadora del pecado a la mujer, convirtiéndose
en el mejor espejo en el que la mujer debía mirarse. Del siglo XI al XIII, la devoción
hacia María, o más bien <<Nuestra Señora o Nuestra Dama>>, cobró una importancia
inmersa en la piedad de la gente de la Edad Media. La devoción a María son las
oraciones y los ruegos que se dirigían, las imágenes y las esculturas que se hicieron
de ella, los libros que sobre ella se escribieron, los lugares de peregrinación donde se
la veneraba, las iglesias y las catedrales que se le consagraron y que llevan su
nombre. 9 <<Nuestra Señora>> era la gran intermediaria entre los fieles y Dios. Para
obtener un favor de Dios, la gente de la Edad Media se dirigía a la Virgen, a quien le
6
Ídem.
7
Le Goff, Jacques, La Edad Media explicada a los jóvenes, Barcelona, Editorial Paidós, 2009,
pág. 34.
8
Le Goff, Jacques, Ob.Cit. Pág. 35.

6
pedían que <<intercediera>> por ellos ante él. María se volvió de alguna manera la
Dama de la sociedad Medieval.10 Los caballeros la invocaban y le suplicaban para que
les ayudara y les socorriera en situaciones adversas o dificultades.

Además de las imágenes, también interesa conocer la realidad de la mujer. Su


papel en la sociedad se llevaba a cabo especialmente en el ámbito doméstico, pero
también en la esfera pública. En el caso del medio rural, la mujer desarrolla un trabajo
volcado en el cuidado de los animales y el campo. Ayudaban en la vendimia y el
cultivo de las cosechas, siendo un trabajo poco reconocido. Pero aun así es
conveniente matizar. En primer lugar, si bien la mujer no resulta tan útil como el
hombre en la sociedad medieval, no por ello deja de representar -dejada aparte su
función procreadora- un papel desdeñable desde el punto de vista económico. La
mujer campesina es casi, por lo que se refiere al trabajo, la equivalente si no la igual
del hombre.11
En el medio aristocrático, la mujer se encuentra al servicio del linaje. Era un
mero peón para buscar alianzas favorables para el desarrollo del mismo. En este
medio, la vestimenta, alimentación y preparación de la mujer eran mayores. La mujer
de una clase superior no deja de tener una actividad económica importante. En el
medio urbano, junto a las esposas de la oligarquía y los hombres de negocios, las
mujeres desempeñaban numerosos oficios como: pintoras, hilanderas o sastras (tejido
de telas preciosas, bordados, tapicería etc.). Satisfacen una buena parte de las
necesidades vestimentarias del señor y de sus compañeros. Dicho de forma más
prosaica, son las obreras textiles del grupo señorial.12
Los autores medievales inventaron y crearon ese retrato de mujer que
destacaba por su belleza y sus virtudes. Algunos (muy pocos) creyeron que tras esos
relatos se encontraban mujeres reales que era la personificación de las verdaderas
damas. Las damas eran personajes de novela, heroínas inventadas. Pero en la vida
real, había pocas damas, como esas de las que nos hablan las novelas que cuentan la
leyenda del rey Arturo.13 También es importante destacar esos relatos sobre la figura
de la dama. Son importantes debido a que trajeron consigo el amor cortés. Crea una
nueva forma de amar predominando el sentimiento entre hombre y mujer. Además, la
9
Le Goff, Jacques, La Edad Media explicada a los jóvenes, Barcelona, Editorial Paidós, 2009,
pág. 34. pág 35.
10
Le Goff, Jacques, Ob. Cit. Pág. 36.
11
Jacques LeGoff, La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, pág. 257
12
Ídem.
13
Le Goff, Jacques, La Edad Media explicada a los jóvenes, Barcelona, Editorial Paidós, 2009,
pág. 33

7
mujer puede manifestar abiertamente su amor. En las capas superiores de la
sociedad, las mujeres siempre han gozado de un cierto prestigio. Por lo menos
algunas de ellas. Las grandes damas brillaron con gran resplandor, cuyo reflejo se ha
conservado, una vez más en la literatura. Diferentes por el carácter o el destino,
dulces o crueles, desgraciadas o dichosas. Ellas son las inventoras del amor
moderno.14

El niño en la Edad Media

La infancia era una edad no valorada en la Edad Media. A juzgar por las obras
de arte, el niño no tenía demasiado interés. Los ángeles, que más tarde serán
normalmente niños, los putti, en la Edad Media eran representados por adultos. La
mortalidad infantil en la Edad Media era muy elevada y un tercio de los niños moría
antes de cumplir los cinco años. Por tanto, el papel del niño estaba escondido debido a
que no era un grupo numeroso.

En el campo y la ciudad los niños interesan como medio de trabajo, mientras


que en el sector aristocrático es el medio de asegurar la sucesión de la dinastía. El
futuro del niño generalmente tendía a ser el mismo que el de sus padres. Éstos les
familiarizaban con la profesión familiar. Las niñas estaban destinadas a ser amas de
casa, aunque las damas recibían una educación más refinada. Por su carácter de
niños, no se los toma enserio, se ven lazados a las fatigas del trabajo rural o del
aprendizaje militar. El niño aparecerá con la familia doméstica que nace y se multiplica
con el medio ambiente urbano y la formación de la clase burguesa. La mujer queda
avasallada por el hogar, mientras que el niño se emancipa y puebla la casa, la escuela
y la calle. 15
A muchos niños les faltaba la influencia de sus abuelos a causa de la baja
esperanza de vida. El niño no suele contar para formarlo con ese educador habitual en
las sociedades tradicionales: el abuelo. La esperanza de vida es demasiado corta en
la Edad Media como para que muchos niños hayan podido conocer a su abuelo16.
Para hallar una mejor valoración del niño, hay que esperar hasta finales de la
Edad Media, período en el que se convierten en un importante motivo iconográfico en
función de la alta mortalidad infantil en el siglo XIV. Una vez que la Virgen cobra ese

14
Le Goff, Jacques, La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, pág.
257
15
Le Goff, Jacques, Ob. Cit. Pág. 259
16
Le Goff, Jacques, Ob. Cit. Pág. 258

8
protagonismo explicado unas líneas más arriba, el niño Jesús sigue siendo un
horroroso retaco que no interesa ni al artista, ni a quienes le encargaron la obra, ni al
público. Habrá que esperar hasta el final de la Edad Media para que se extienda un
tema iconográfico en el que se aprecia un nuevo y vivo interés por el niño. 17

4. El marginado en la Edad Media. Los pobres, hambrunas,


enfermedades, epidemias y herejes.
En la Edad Media pese a sus grandes avances, hay un gran número de
ciudadanos que son pobres. Es por ello que en la Edad Media la gente moría de
hambre, esto no era un hecho extraño, incluso en el campo estas situaciones se
producían, no eran hechos aislados de las ciudades. Y debido al gran número de
mendigos que había en la Edad Media, hubo momentos en que esta situación no se
veía como algo humillante ni degradante, a estos se les unen los ociosos, ya sean
voluntariosos u obligados, a estos se les considera como parte de la familia del diablo,
junto con los judíos que eran duramente perseguidos, y sobre todo a partir del siglo
XIII que la visión sobre ellos se transforma en antisemítica, y con la primera cruzada
las persecuciones se incrementan; y los juglares. Y es por lo que este hecho es uno de
los motivos por los que uno de los mandamientos de la Iglesia es dar de comer al
hambriento, y es por esto que lo clérigos empezaron a referirse a este tema con el
término latino caritas, que significa <<amor>>.

Ilustración 1: La pobreza

17
Le Goff, Jacques, La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, Pág.
258.

9
Una de las consecuencias que esta situación de pobreza desencadenaba era
el aumento de las enfermedades debido a la desnutrición a la que la población estaba
sometida. Estas enfermedades se trataban de curar a través de rituales, brebajes,
bálsamos, aunque esto se producía en las regiones y pueblos no cristianos, en los
lugares seguidores del cristianismo, se encontraban los curanderos a los que Dios les
había otorgado el saber, un poder para curar. De hecho los primeros hospitales fueron
construidos por las órdenes religiosas a los cuales se les denominaba “hoteles de
Dios”.

Una enfermedad característica de este periodo fue la lepra, la cual se


encontraba muy extendida y era muy temida, hubo hospitales que se crearon para
albergar específicamente a los enfermos de lepra, los cuales generalmente eran
marginados, estos hospitales dirigidos por religiosos normalmente estaban
encomendados a María Magdalena, y fue después del III concilio de Letrán en 1179,
cuando las leproserías se multiplicaron, también se autoriza la construcción de capillas
y de cementerios dentro de las mismas leproserías. Así, de este modo, los leprosos
eran separados de la sociedad a través de una ceremonia llevada a cabo por un
obispo en la cual realizaba una serie de gestos simbólicos, para hacer del enfermo un
muerto a los ojos del resto del mundo, ellos ya no pertenecían a ese mundo, sino que
se hacía que las leproserías fueran como mundos cerrados en las cuales ellos
habitaban y de las que no salían. Tanto
a los leprosos como a los judíos les
obligaban a llevar consigo una carraca
la cual debían hacer sonar en todo
momento, para que así los buenos
cristianos se pudieran apartar de ellos.
A tal punto llega su persecución que
tras la Gran Hambruna de 1315-1318,
tanto los judíos, como los leprosos
franceses fueron acusados de
envenenar los pozos y fuentes, y Felipe
VIlustración
hizo que2:se levantaran procesos contra
Leproso

ellos, a los cuales las confesiones les eran arrancadas por medio de la tortura, y tras
ello a muchos se les condenó a la hoguera.

10
Pero en 1348-1349 llegó a Europa proveniente de Crimea, la peste negra, que
fue traída por unos comerciantes genoveses, esta enfermedad era transmitida por la
pulga de la rata. A los enfermos que se encontraban afectados por la peste negra, se
les trataba poniéndolos en cuarentena,
para así evitar estar en contacto con
ellos. Tuvo una especial incidencia en
el ámbito urbano, donde la
insalubridad, el calor y el hacinamiento
la acrecentaron. Fue una enfermedad
contraída por las ratas, que infectaban
al hombre a través de sus pulgas.
Provocaba náuseas, fiebre y bubas
muy dolorosas que salían en el cuello,
axilas e ingles; hasta complicarse con
problemas pulmonares. El único
Ilustración 3: Afectados por La Peste
remedio para ella era el aislamiento.
Aun así tuvo un efecto devastador ya que elevó en gran medida la mortandad en la
sociedad medieval.
También la mala alimentación podía venir a causa de epidemias, como por
ejemplo las epidemias de disentería, que a menudo eran letales, principalmente en
niños y recién nacidos18. Como consecuencia de la peste negra, a los judíos se
procedía en ocasiones a su degüello, a los pobres y a los malditos se les expulsaba,
las personas que padecieran algún achaque no podían ser nombrados sacerdotes por
orden la Iglesia.

Otro problema importante al que la sociedad del Medievo se tenía que


enfrentar era la de los herejes, las herejías fueron la forma más aguda de la
enajenación ideológica, y es por ello por lo que resultaban peligrosas para la Iglesia y
para el orden feudal. Asique eran perseguidos y marginados en los espacios de
exclusión de la sociedad. Y es ya con la Inquisición cuando la herejía fue determinada
como crimen, y eran duramente castigados. Los Papas ven en los brujos lo mismo que
en los herejes, turbadores del orden cristiano. Un ejemplo fue Felipe el Hermoso, que
acusaba a sus enemigos de ser brujos.

18
Le Goff, Jacques, La Edad Media explicada a los jóvenes, ed. Paidós, Barcelona, 2007.
Págs. 64-68.

11
Los lisiados son también un sector de la población que acaban siendo
excluidos de la sociedad, ya que las deformidades y las enfermedades los relacionan
en la sociedad cristiana del momento, con los malditos de Dios, por sus signos
externos de pecado. Su único recurso es la mendicidad y errar por el mundo, ya que la
iglesia los acogía y alimentaba de manera esporádica.

Aunque las personas que eran excluidas por excelencia en la sociedad de la


Edad Media eran los extranjeros. Estos eran rechazados por la sociedad, a la cual, por
esto, se la define como sociedad cristiana medieval, primitiva y cerrada 19. Otra
definición que se da del extranjero es: El extranjero es aquel que no es un hombre fiel,
aquel que no ha jurado obediencia a nadie, el que, en la sociedad feudal, << carece de
reconocimiento>>20.

Debido a estos términos, pobre, enfermo y vagabundo, que se encuentran


estrechamente relacionados con la Edad Media, y a definiciones como por ejemplo: A
quienes la sociedad medieval no podía atar o encerrar los abandonaba en los
caminos. Enfermos y vagabundos erraban de una parte a otra solos, en grupos, en
filas, mezclados a los peregrinos y a los mercaderes. Los más vigorosos y los más
desesperados engrosaban el ejército de bandidos apostados en los bosques21. Es por
lo que en parte se la denomina a este periodo histórico como el Periodo Oscuro de la
historia.

5. Los caballeros medievales.

Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de hablar de los caballeros
es su definición: En la palabra caballero está presente caballo, ya que es una
definición que establece una relación necesaria, ya que para ser caballero era esencial
tener un caballo y poder mantenerlo, es por eso que no todo el mundo en la Edad
Media tenía la posibilidad de llegar a ser caballeros, solo una pequeña parte de la
población tenía el privilegio de llegar alcanzar el estatus de caballero, en la Edad
Media es algo reservado a la alta sociedad que se dedicaban a la defensa de la
población en caso de que haya guerras o disputas. En definitiva el caballero es el que
posee un caballo.

19
Le Goff, Jacques, La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós. Pág.
290.
20
Ídem.
21
Ídem.

12
El caballo usado no era el típico caballo de carreras, o el caballo de campo,
que no fue utilizado hasta muy recientemente, ya que antes de emplear el caballo en
el campo se utilizaba el buey como medio de tracción animal; el caballo utilizado en
combate es denominado “destrero”, que es un caballo vigoroso. La utilización del
caballo en el campo de batalla es algo novedoso que se lo debemos a la Edad Media,
su utilización en la época de la caballería, para el combate, fue novedosa.

El término caballero ha generado un gran


número de avances como por ejemplo en la invención
de objetos y acciones que anteriormente no eran
conocidas, ya que la caballería también está
relacionada con los torneos, que no solo servían para
entretener a la gente o ganarse la fama, también
servían como medio de entrenamiento para los
caballeros, para que se mantuvieran en forma en caso
de que se pudiera producir una guerra22.

“Llegar a caballero no era fácil, ya que había de


demostrar destreza con el caballo ―que había de ser
sólido para soportar el peso del caballero y sus
ropajes―, la vestimenta y las armas. Cuando se
Ilustración 4. Imagen sacada de la página:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/com consideraba que ya estaba preparado, era nombrado
mons/thumb/0/08/Codex_Manesse_052r_W
alther_von_Klingen_%28detail%29.jpg/
caballero en la ceremonia de investidura. Para llegar a
434px- ella, era preciso haber mostrado una prueba de valor y
Codex_Manesse_052r_Walther_von_Klingen
_%28detail%29.jpg (20/11/14) haber hecho gala de ser un hombre de pro; debiendo
mantener valores caballerescos como el honor, la lealtad, el mantenimiento de la
palabra, el equilibrio, la cortesía, la valentía, etc. En la ceremonia se le entregaba la
espada, las armas y las espuelas y se le daba la pescozada o espaldarazo. En un
principio fueron ceremonias laicas, pero la Iglesia las cristianizó para domesticar la
violencia guerrera, apareciendo la figura del miles Christi y tradiciones como la
asistencia a misa el día anterior a la ceremonia, la celebración de ésta en fiestas
religiosas, la bendición de las armas, etc. La intervención de la Iglesia permitió que la
caballería fuese vista como un oficio positivo por parte de la sociedad. En esta
ceremonia, por tanto, se entremezclaban tres valores: guerreros, nobiliarios y
religiosos. Estos ritos de paso en la vida del joven conllevaban grandes fiestas y
celebraciones, especialmente en el caso de los hijos del rey o los hijos primogénitos

22
Le Goff, Jacques, La Edad Media explicada a los jóvenes, ed. Paidós, Barcelona, 2007.
Págs. 25-29.

13
del noble. Los caballeros tenían dos opciones: ayudar al señor como vasallo o labrarse
su propio destino demostrando su fama en torneos, participando en las Cruzadas en
busca de botín, etc. El objetivo principal del caballero era ser un buen guerrero. Las
características de la guerra medieval eran las siguientes:
- La multiplicidad de ejércitos en virtud de la feudalización: hay una hueste regia,
una hueste de los señores y huestes concejiles; que son privadas.
- El ejército se caracteriza por su falta de permanencia o carácter temporal, es
decir, se reunía ex profeso para una determinada campaña.
- No es un ejército profesional, sino que lo conforman individuos que acuden a él
por sus deberes vasalláticos o su deber jurisdiccional a un señor. A partir del
siglo XIV comienza a profesionalizarse.
- El ejército carece de infraestructura administrativa propia.
- Sus dirigentes son los mismos que los del resto de la sociedad, aunque hay
algunos cargos importantes como el alférez, el condestable, etc.
- El ejército combina las tropas de caballería (sectores dirigentes) con las de
infantería (campesinos), siendo las primeras la fuerza fundamental. No había
un entrenamiento colectivo de las tropas de infanterías, siendo un ejército poco
preparado. Las tropas de infantería eran más numerosas y desempeñaban un
importante papel en la guerra de desgaste, mientras que los caballeros
generalmente luchaban en campo”23.
En el primero de los casos, eran hombres armados guiados por un dominus. En
el siglo VIII hay una tendencia que favorece la especialización del oficio de las armas,
y por tanto, la gente a la que estos puestos estaban dedicados eran a los grupos de
elite, y se mantuvieron las antiguas tradiciones, como por ejemplo el armar caballero o
la caracterización del caballo. El prestigio del caballero fue en aumento a lo largo de
toda la Edad Media, todo esto desembocaría no solo en la definición de caballero, sino
que esto acabaría con la figura del guerrero.

Pero pese a la gran importancia que tuvieron en la vida militar de la Edad


Media, no tardaron mucho en desaparecer, según se fueron fomentando las armas de
fuego, la situación fue cambiando y ya no eran tan destacados en los combates, ya
que se les podía abatir con facilidad a cierta distancia con las ya citadas armas de
fuego, la gran novedad de esta época.

6. El tiempo en la Edad Media.

23
Apuntes de la asignatura La Edad Media y su legado patrimonial, impartida por María José
Lop Otín.

14
Más de un historiador afirma que el hombre medieval adoptó una indiferencia
frente al tiempo. Sin embargo, aunque no constituía una de sus grandes
preocupaciones ni era calculado con precisión, se servía de referencias cronológicas.
La medida del tiempo es un instrumento de dominación social de gran importancia y
fue moldeado por los que tenían el poder en aquella época, es decir, los nobles y la
Iglesia. El resto de la población, los campesinos, no es dueño de su tiempo, sino que
obedece a los tiempos impuestos por las campanas, por las trompetas y por los
olifantes24, es decir, no puede medirlo y depende del poder político y religioso.

Dentro de este tiempo medieval existen muchos subtipos de tiempos, de los


cuales los más importantes son: el tiempo rural o natural, tiempo de los señores y el
tiempo clerical.
El tiempo natural: es un tiempo agrícola y rural, en principio de larga duración,
que se mide en función del ritmo de las estaciones y el estado de las cosechas.
También es tiempo de paciencia, de espera y permanencia sin referencias a
acontecimientos concretas y sin necesidad de fechas o, mejor dicho, sus fechas
oscilan dulcemente al ritmo de la naturaleza.25 Además, cuenta con dos grandes
divisiones:
Por un lado, el tiempo basado en el ciclo de las estaciones que marcan el paso
natural del tiempo y, por tanto, la actividad agrícola y el trabajo diario. El tiempo
medieval es sobre todo agrícola y, a decir verdad, el Occidente medieval, solo conoce
dos estaciones: invierno y verano.
Por otro lado, el tiempo basado en el día y la noche. El día es visto como algo
“bueno,” “claro”, “hermoso”, cuyo protagonista es el sol. Sin embargo, la noche es su
antítesis, llena de peligros, amenazas, diablos, fantasmas. Al igual que el sol en el día
cobra el mayor protagonismo, en la noche destaca el papel del bosque como el lugar
tenebroso por excelencia medieval. La poca iluminación se conseguía mediante velas,
antorchas o candiles, que suponían un gran riesgo de incendios, puesto que las
viviendas eran de madera. Al ser un período perturbador, las leyes prohíben alargar la
jornada laboral y castigaban con dureza los delitos realizados por la noche.
Tiempo de los señores: es un tiempo donde prevalece dos aspectos: militar y
tributaria. El primero, marca el tiempo de la hueste, que se reanudaba en primavera.
Señala en el año el periodo que recomienzan los combates, cuando se exige el
servicio del vasallo.26 Además, se desarrollaban las ceremonias caballerescas,
24
Le Goff, Jacques, La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, pág.
153.
25
Le Goff, Jacques, Ob. Cit. Pág. 154.
26
Le Goff, Jacques, Las grandes civilizaciones, Barcelona, 1969, Editorial Paidós, pág. 250

15
generalmente en Pentecostés. El segundo aspecto, el tributario o de pagos, marcaba
los cobros de rentas a los campesinos normalmente con la conclusión del verano.
Destaca también el final del verano en la que se lleva a cabo lo esencial del descuento
señorial sobre las cosechas. La gran fecha es san Miguel (29 de septiembre), a veces
sustituído por el día de san Martín (11 de noviembre).27

Tiempo clerical: la propia iglesia estableció su propia medida del tiempo,


convirtiendo al clero en los sueños de los indicadores del tiempo. Solo él tiene la
necesidad de medir el tiempo para la liturgia y solo él es capaz de hacerlo, al menos
de una forma aproximada.28 La Iglesia estableció el tiempo litúrgico cubriendo ese
espacio temporal con fiestas, celebraciones y actividades litúrgicas que trata de
adaptar a los diferentes acontecimientos sucedidos durante el año, como por ejemplo
los trabajos agrícolas. El tiempo medieval es sobre todo un tiempo religioso y clerical.
Tiempo religioso porque el año es, en principio, el año litúrgico.29

El año litúrgico comienza en adviento y finaliza en Pentecostés. Sigue el drama


de la vida de Cristo, desde su nacimiento hasta su resurrección. Se ha visto rellenada
poco a poco de momentos, de días significativos, tomados de otros ciclos, el de los
santos. Las fiestas de Todos los Santos (1 de noviembre) se convierte, junto a la
Navidad, Pascua, Ascensión y Pentecostés, en una de las más grandes fechas del
año religioso.30
Algunas fiestas se calculaban a partir de la Pascua. Existió cierto debate sobre
el cómputo de la Pascua. Finalmente, se estableció el modelo romano, por el cual el
Domingo de Resurrección debía ser el día siguiente de la primera luna llena de
primavera.
Como hemos dicho anteriormente, el clero es el dueño del tiempo y tiene la
necesidad de medirlo para establecer los momentos del día en los que celebrar los
actos litúrgicos. El tiempo medieval está regido por las campanas, que indicaban el
momento de la liturgia. Los repiques hechos por los clérigos y por los monjes para los
oficios son los únicos puntos de referencia de la jornada (los campesinos que habitan
en el campo no son capaces de conocer las horas si no es mediante las campanas)31.

27
Le Goff, Jacques , La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, pág.
156
28
Le Goff, Jacques, Ob. Cit., Barcelona, Editorial Paidós, pág. 157
29
Le Goff, Jacques, Las grandes civilizaciones, Barcelona, 1969, Editorial Paidós, pág. 250
30
Le Goff, Jacques, La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, pág.
157

16
Por otra parte, a lo largo del siglo XIV, aparece el tiempo urbano. El crecimiento
de las ciudades define una nueva forma de medir el tiempo, pues el comerciante
necesitaba un sistema más mecánico que la medida de las campanas para organizar
el trabajo en la ciudad. El éxito del movimiento urbano, los progresos de la burguesía
de comerciantes y de empresarios que sienten la necesidad de controlar más de cerca
el tiempo de trabajo y de las operaciones comerciales, rompen y unifican el tiempo
tradicional.32
El tiempo del urbano está
regulado por el reloj mecánico, que
apareció gracias al progreso técnico y de
la ciencia, y mide la hora en el sentido
moderno. Estos relojes eran objetos muy
frágiles que se averiaban con mucha
facilidad. Se desarrollaron
principalmente por Francia, Alemania,
Italia e Inglaterra, pero ya a finales de la
Edad Media se extenderían por toda
Europa. Es por esto que la una de las
profesiones que más prosperaron y eran
consideradas más prestigiosas era la de relojero, una nueva profesión aportada por
esta época.

CONCLUSIÓN
Para concluir, hemos visto como Jacques Le Goff y la escuela de los Annales,
han ido evolucionando a la hora de hacer historia, ya que a la hora de estudiar este
autor nos encontramos ya dentro de la tercera generación de historiadores
pertenecientes a esta escuela. Y hemos visto como tratan de hacer una historia total,
tratando todos los aspectos, entre los que en el trabajo hemos querido destacar los
temas del hombre, la mujer y el niño, los marginados, los caballeros y el tiempo.
A través de estos temas, tenemos una visión de la historia medieval social,
desde el punto de vista de J. Le Goff, y con la que nos podemos tanto en apartados
específicos, como en amplios campos de estudio de ésta época. Es por esto por lo
que nos hemos basado en el estudio de este autor para realizar este trabajo, pera

31
Le Goff, Jacques , La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Editorial Paidós, pág.
157
32
Le Goff, Jacques, Ob. Cit., Barcelona, Editorial Paidós, pág. 159

17
mostrar que no solo se tiene la visión del hombre medieval como guerrero, sino que
también aparece la mujer y el niño, que normalmente son los grandes damnificados de
este periodo a la hora de ser estudiados. Pero también hemos querido mostrar los
aspectos más crueles de la sociedad del Medievo como son los aspectos de los
marginados, que sufren unos tratos de alejamiento de la sociedad por los distintos
motivos tratados en el trabajo, lo que hace resaltar la creación de esos pequeños
hospitales que se encargaban de estos marginados.
También en nuestro trabajo podemos ver lo que en las clases magistrales del
Profesor Fernando Martínez Gil, han sido temas que nos han llevado a debates, como
puede ser la separación del hombre y la mujer en distintos temas, en nuestro caso la
mujer agrupada con el tema del niño, por ello y para hacer referencia a esto nosotros
también lo hemos mantenido en dos temas separados, para ver y mostrar que los
grandes historiadores continúan haciendo esta distinción. Ahora bien, ¿por qué se
realiza esa distinción entre el hombre y la mujer?
Es por esto que la Edad Media es uno de los ámbitos históricos que más nos
gusta estudiar y debido a ello hemos centrado nuestro trabajo en este periodo
histórico, y concretamente en la figura de Jacques Le Goff, con la intención de resaltar
los temas menos tratados sobre esta época, ya que no hablamos de guerras, ni
tampoco de la política tanto de los cambios de reyes, como tampoco de la sociedad
estamental que en esta época era la que regía la sociedad. Hemos tratado de olvidar
estos aspectos para mostrar cómo era realmente la vida en la Edad Media.
Pero también puede ser un trabajo con el que podamos ver como la Edad
Media puede seguir estudiando estos temas, pero tratando de cambiar la visión que
hasta ahora se ha dado de ellos, y por lo tanto tratar de cambiar la visión que se tiene
de la Edad Media, ya que es un periodo al que se le considera la “época oscura”, pero
nada más lejos de la realidad, la Edad Media también ha supuesto una gran evolución
histórica, ya que en esta época tuvieron lugar un gran número de innovaciones
técnicas y sociales que han supuesto las bases que posteriormente han seguido
ocupando los lugares más significativos en las sociedades posteriores.

Bibliografía.

18
Le Goff, Jacques, La Edad Media explicada a los jóvenes, ed. Paidós, Barcelona,
2007.

Le Goff, Jacques y otros, El hombre medieval, Alianza editorial, Madrid, 1990.

Le Goff, J., La civilización del occidente medieval, ed. Espasa libros, Barcelona,

2012.

Le Goff, Jacques, Las grandes civilizaciones, Barcelona, 1969, Editorial Paidós,


pág. 250

VV.AA., La nueva historia, ed. Mensajero, Bilbao, Pág.27-29

Sabaté, Flocel, Vivir y sentir en la Edad Media, ed. Anaya, 2011.

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