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El Señor le guiará por revelación de la misma forma en que lo llamó. Debe pedir con
fe para recibir revelación y saber qué debe hacer.
Este joven no es el único que desea ayuda. Cada semana se llama a miles de
miembros de la Iglesia de todo el mundo a prestar servicio y muchos de ellos son
recién conversos. La variedad de sus llamamientos es grande, y la variedad de su
experiencia previa en la Iglesia es aún mayor. Si usted es uno de los que llama,
capacita o simplemente cuida de esas personas, como lo hacemos todos nosotros,
hay ciertas cosas que debe saber sobre cómo ayudarles a tener éxito.
Hasta el más nuevo de los miembros de la Iglesia sabe que el llamamiento a servir
debe ser, principalmente, un asunto del corazón. Llegamos a conocer al Maestro al
entregarle por completo nuestro corazón y guardar Sus mandamientos. Con el
tiempo, nuestro corazón cambia y llegamos a ser como Él. Por tanto, existe una
manera mejor de ayudar a los que reciben un llamamiento que darles una
descripción de lo que tienen que hacer.
Lo que necesitarán, mucho más que una capacitación en sus tareas, es ver con ojos
espirituales lo que significa ser llamados a servir en la Iglesia restaurada de
Jesucristo. Ésta constituye el reino de Dios sobre la tierra, y debido a ello, tiene un
poder que sobrepasa cualquier otra actividad en que los hombres puedan tomar
parte. Ese poder depende de la fe de aquellos a quienes se llama a servir en esta
Iglesia.
Por tanto, doy mi consejo a todo hombre o mujer, jovencita o joven que haya sido
llamado o que sea llamado en el futuro. Hay algunas cosas cuya veracidad deberá
llegar a conocer. Intentaré expresarlas con palabras, pero sólo el Señor, por medio
del Espíritu Santo, puede manifestarlas a lo más profundo de su corazón. Ellas son:
En primer lugar, usted es llamado por Dios. El Señor le conoce. Él sabe a quién
desea que sirva en cada responsabilidad de Su Iglesia. Él le escogió y ha preparado
la manera de poder extenderle su llamamiento. Él restauró las llaves del sacerdocio
a José Smith, las cuales han pasado por una línea sin interrupción hasta el
presidente Hinckley. Mediante esas llaves, se han dado llaves a otros siervos del
sacerdocio para presidir en estacas y barrios, en distritos y ramas. Fue por conducto
de esas llaves que el Señor le ha llamado; esas llaves llevan consigo el derecho a la
revelación, y ésta se recibe en respuesta a la oración. La persona que fue inspirada a
recomendarle para su llamamiento no lo hizo porque usted le cayera bien o
necesitara a alguien para llevar a cabo una determinada tarea. Esas personas oraron
y recibieron la respuesta de que era a usted a quien se debía llamar.
La respuesta se recibe por medio del Espíritu Santo, y precisará esta guía con
frecuencia. Para disfrutar de la compañía del Espíritu Santo, usted debe ser digno,
purificado por medio de la expiación de Jesucristo. En consecuencia, la obediencia
a los mandamientos, el deseo y sus súplicas determinarán la claridad con que el
Maestro podrá guiarle por conducto de las respuestas a sus oraciones.
Con frecuencia las respuestas las recibirá durante el estudio de las Escrituras. Éstas
contienen relatos de los hechos del Salvador durante Su ministerio terrenal y la
guía que brindó a Sus siervos. Las Escrituras contienen doctrina que se aplica a
cada momento y a cada situación. El meditar en las Escrituras le ayudará a hacer
las preguntas adecuadas al orar, y, tan cierto como que los cielos se abrieron para
José Smith tras meditar las Escrituras con fe, Dios dará respuesta a sus oraciones y
le llevará de la mano.
Hay una tercera cosa que debe saber: Así como Dios le llamó y le guiará, Él le
magnificará. Usted va a necesitar que Él le magnifique. Seguramente tendrá
oposición en su llamamiento, pero está al servicio del Maestro, es Su representante
y hay vidas eternas que dependen de usted. Él enfrentó la oposición y dijo que ése
sería el destino de todos a los que llamara. Las fuerzas combinadas en contra de
usted no sólo buscarán frustrar su labor, sino destruirle espiritualmente. El apóstol
Pablo lo describió de esta manera: “Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo…” 1.
Habrá ocasiones en las que se sienta abrumado. Uno de los ataques que recibirá
será mediante el sentimiento de que usted resulta inadecuado; y sí, es inadecuado
para aceptar el llamamiento de representar al Salvador únicamente con sus propias
fuerzas; pero usted tiene acceso a más que sus facultades naturales y no trabaja
solo.
El Señor magnificará lo que usted diga y haga a los ojos de la gente a la que preste
servicio. Él enviará el Espíritu Santo para manifestarles que lo que usted ha dicho
es verdad. Sus palabras y hechos portarán esperanza y brindarán dirección a la
gente más allá de su capacidad natural y de su propio entendimiento. Ese milagro
ha sido la marca distintiva de la Iglesia del Señor en cada dispensación, y está tan
integrada en su llamamiento que puede que usted hasta la dé por sentado.
El día de su relevo le enseñará una gran lección. El día de mi relevo como obispo,
uno de los miembros del barrio fue luego hasta mi casa y me dijo: “Sé que ya no es
más mi obispo pero, ¿podríamos hablar una vez más? Usted siempre me ha dicho
las palabras que necesitaba escuchar y me ha dado tan buenos consejos. El nuevo
obispo no me conoce tan bien como usted. ¿Podríamos hablar una vez más?”.
Accedí, aunque algo reacio. El miembro se sentó en una silla enfrente de mí, de
forma idéntica a los cientos de veces que había entrevistado a los miembros del
barrio como un juez en Israel. Comenzó la conversación y llegó el momento en el
que se hizo necesario el consejo. Yo esperaba que las ideas, las palabras y los
sentimientos fluyeran a mi mente, como siempre había sucedido.
Pero no recibí nada. En mi corazón y en mi mente sólo había silencio. Tras unos
instantes dije: “Lo siento. Aprecio su amabilidad y su confianza, pero me temo no
poder ayudarle”.
Puede tener la total certeza de que El Señor multiplicará muchas veces el poder de
usted. Todo lo que Él le pide es que dé el mejor de sus esfuerzos y le entregue todo
su corazón. Hágalo con buen ánimo y la oración de fe. El Padre y Su Hijo Amado
enviarán el Espíritu Santo para ser su compañero y guiarle; sus esfuerzos se
magnificarán en la vida de la gente a la que usted sirva y, cuando mire hacia atrás a
lo que ahora pueden parecer momentos difíciles de servicio y sacrificio, el sacrificio
se habrá convertido en una bendición y usted sabrá que ha visto el brazo de Dios
dando ayuda a los que usted ha servido en Su nombre, y ayudándole también a
usted.
Sé que Dios el Padre vive. Él oye y contesta nuestras oraciones. Aquellos a quienes
servimos son Sus hijos espirituales. Ésta es la Iglesia verdadera de Jesucristo. Él es
el único nombre mediante el cual se pueden santificar los hijos del Padre y lograr la
vida eterna. Las llaves del sacerdocio las ejerce el profeta viviente del Señor,
Gordon B. Hinckley.
Testifico que el Salvador vive y dirige Su Iglesia. Lo sé. Soy un testigo para Él y por
Él. Él le observa y aprecia el servicio fiel que usted brinda en la obra a la que le ha
llamado.
1. Efesios 6:12.
2. D. y C. 32:3.
3. D. y C. 84:88.
4. D. y C. 123:17.