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S.XXI
El recorrido comienza con la mitología, con Isis como diosa de la sabiduría, la medicina,
la fertilidad, evoluciona a través de Egipto con la primera mujer en la historia de la
Química, Tapputi (1200 a.C), perfumista del Palacio de Babilonia, Enheduanna (2300
a.C), primera en firmar sus escritos. En Grecia con sabias como Aspasia de Mileto (S.III
a.C) retórica y logógrafa, Teano de Crotona (S VI a.C) matemática y filósofa, y la primera
mujer médico de la historia, Agnódice (S IV a.C).
En Alejandría nos encontramos con María La Judía, creadora del “Baño” que lleva su
nombre, con Metrodora (c 200-400 a.C) quien aportó el “espéculo” a la medicina, y
sobre todo Hipatia (c 355-415), la gran sabia de la Antigüedad: matemática, filosofa,
astrónoma, escritora e inventora.
Publicaciones sobre Hipatia
La Edad Media está representada por grandes reinas como Leonor de Aquitania (1137-
1204), Blanca de Castilla (1188-1252) y Leonor Plantagenet (1170-1214) y grandes
mujeres científicas como Hildegarda de Bingen (1098-1179) con su teoría del universo
heliocéntrico, llegó a dictar 12 libros sobre botánica, medicina, fisiología humana,
teología o música y la ginecóloga Trótula de
Ruggiero (c 1050) perteneció a la Escuela de
Medicina de Salerno. El paso del convento a la
universidad nos deja en esta época dos ejemplos
ilustres: Herrad de Landsbert (S.XII) en su libro
Hortus Deliciarium hace un compendio de
conocimientos sobre teología, agricultura, historia,
astronomía, geografía, filosofía, filología, arte y
botánica médica y la escritora Cristina de Pizán
(1364-1430) con su obra La ciudad de las damas ha
pasado a la historia como una de las mujeres más
brillantes de la Edad Media.
Los siglos XVII y XVIII son los siglos de la revolución científica y se sientan las bases para
el ingreso de las mujeres en este campo. Nacen las academias y los salones científicos,
y empiezan los primeros movimientos de liberación de la mujer.
María Cunitz (1610-1664) fue la astrónoma más famosa
de su tiempo, se la conoce como la “Segunda Hipatia”,
astrónoma, matemática y astrológa. Es la autora del
libro Urania propitia, donde además de proporcionar
nuevas efemérides planetarias, presenta una versión más
simple de la Segunda Ley de Kepler.
No faltarán en estos siglos químicas, matemáticas y hasta
la primera entomóloga, a todas ellas se las identifica con
el apelativo de Damas de la ciencia. Laura Bassi (1711-
1770) consiguió una plaza de profesora de física en la
universidad de Bolonia, Maria Gaetana Agnesi (1718-
1799), destacada matemática, Nicole Reine Lepaute
(1723-1788), astrónoma que calculó las fechas en la que
el cometa Halley pasa cerca de la tierra.
El siglo XIX, siglo de la ciencia por excelencia, nos deja mujeres excepcionales
como Mary Anning (1799-1847), fundadora de la paleontología, Sofia Kovalevskaia
(1850-1891), matemática, física y mecánica celeste. Mileva Maric (1875-1940), que
junto a su marido Einstein, llevó a cabo la “Teoría de la Relatividad Y Ada Byron Lovelace
(1815-1852), primera programadora de la historia.
Maria Salomea Skłodowska-Curie, más conocida como Marie Curie (1867-1934), fue
una científica polaca nacionalizada francesa. Pionera
en el campo de la radiactividad, fue la primera
persona en recibir dos premios Nobel en distintas
especialidades —Física y Química—y la primera
mujer en ocupar el puesto de profesora en
la Universidad de Paris. En 1903 el de Física junto su
marido Pierre Curie y Henri Becquerel. En 1911 el de
Química. Su hija, Irène Joliot-Curie, ganó el de
Química en 1935, por lo que son la única pareja de
madre e hija que han ganado esta distinción. Marie
Curie fue también la primera persona en recibir dos
premios nobeles, circunstancia que solo se ha
producido 4 veces en la historia de estos galardones.
Ellas y la Tabla
De los 118 elementos que componen La Tabla Periódica, seis fueron descubiertos por
mujeres, Marie Curie descubrió dos, el radio (88) y el polonio (84). El protactinio
(elemento 91) descubierto en 1918 por la física Lise Meitner y Otto Hahn, el Renio
(elemento 75) en 1925 por la química Ida Noddack y su marido Walter Noddack, el
Francio (elemento 87) descubierto en 1939 por la física Marguerite Perey y en 1943 los
isótopos de astato (elemento 85) descubierto por Berta Karlick, la primera catedrática
de la universidad de Viena
El camino recorrido por estas mujeres nos muestra siglos de lucha por acceder al
conocimiento, por defender y hacer uso de su inteligencia, algo que nadie les debiera
haber negado, más bien al contrario. Nos hace sentir un profundo agradecimiento no
solo por sus inestimables logros sino por su pertinaz insistencia en hacerlo aún en
circunstancias del todo adversas y por servir de ejemplo para otras mujeres que fueron
cogiendo el testigo. La exposición es un valioso trabajo de documentación que nos
anima a seguir indagando en las aportaciones de las mujeres en todos los campos del
saber.
DATOS ÚTILES