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El ser humano a lo largo de su historia ha ido generando ruido en las actividades que realiza.

Siendo el trabajo
una de estas actividades, los ruidos que se generaban en el mismo se producían en periodos de tiempo
establecidos y con intensidad variable según la actividad realizada.

El Trauma Acústico;

El Daño Auditivo Inducido por Ruido Laboral y el Daño Auditivo Inducido por Ruido Social son formas que
pueden estar solas o asociadas como ejemplo podemos citar que se ven pacientes expuestos a ruido laboral
crónico que viven en urbanizaciones ruidosas. También pueden existir factores agravantes como la
presbiacusia y los ototóxicos, un claro ejemplo de asociación ototóxico-traumática son los pacientes que toman
aminoglucocidos y están expuestos a ruidos intensos en su trabajo.1 El trauma acústico agudo (TA)
corresponde a una lesión causada por un ruido único de alta intensidad, mientras que el daño auditivo inducido
por ruido (DAIR) se relaciona con la exposición prolongada a un ruido intenso con pérdida progresiva de la
audición. Si bien intensidad y tiempo de exposición están íntimamente relacionadas podríamos decir que el
trauma acústico agudo se relaciona prioritariamente a la intensidad sonora mientras que el DAIR al tiempo de
exposición.

De modo que, desde el punto de vista semántico, este prefiere denominar esta patología como "deterioro
auditivo inducido por ruido" a cambio de "trauma acústico".

Reservamos la denominación 'trauma acústico agudo" para la hipoacusia producida por la exposición al ruido
en forma aguda. La producida por exposición al ruido en forma crónica se denomina "deterioro auditivo
inducido por ruido" (dair), que nos da idea de cronicidad y de progresión en el tiempo.

El oído humano está capacitado para detectar sonidos con una gama de intensidades y límites de frecuencia
acordes con el ambiente sonoro existente en la naturaleza. Un ruido o un sonido a una intensidad excesiva
supone una agresión, que si es severa, puede llegar a destruirlo.

En el TA la hipoacusia es del tipo sensorioneural o mixta, puede presentarse en forma uni o bilateral y es
pasible de recuperación. El DAIR es la perdida, sensorioneural, nunca mixta, y generada por la exposición
continua al ruido y en general la lesión es gradual, bilateral, simétrica y recuperable en algunos pacientes solo
en su inicio. Si bien las alteraciones auditivas se presentaban casi exclusivamente en trabajadores (por
exposición a ruido laboral), también en la actualidad vemos en la práctica diaria de consultorio, lesiones en
personas jóvenes por la aparición de los nuevos dispositivos musicales, los centros de diversión y otros
factores asociados al ruido social.

El diagnóstico nosológico de la hipoacusia perceptiva por el ruido se establece mediante los siguientes
procedimientos:

 Anamnesis clínica y ocupacional

 Examen físico y otorrinolaringológico (Otoscopía).

 Exámenes complementarios (Audiometría tonal, etc.).

1) Anamnesis clínica y ocupacional


1
Trauma acustico, Fundacion Arauz consultado: 10/04/2023 en: http://www.farauzorl.org.ar/traumaacustico/1.pdf
La entrevista debe evaluar las características de la actividad laboral desarrollada por el trabajador, incluyendo
tipo de tarea e industria en la que se desempeña, maquinarias y toda fuente de ruido presentes en el lugar de
trabajo, el uso de equipos de protección personal.

Deben investigarse la percepción que el trabajador tiene de su audición, si tiene dificultades para conversar,
dificultad para escuchar radio televisión y la presencia de acúfenos y/o reclutamiento (sensación de
incomodidad para los tonos de alta intensidad).

Deberá tomarse en cuenta la historia clínica del trabajador con la finalidad de detectar otras enfermedades con
repercusión a nivel del oído, uso de medicamentos o sustancias ototóxicas y la existencia de antecedentes
patológicos locales tales como traumas e infecciones.

Finalmente se investigará la exposición al ruido fuera del ambiente laboral.

Antecedentes Médicos a considerar:

1. Familiares y hereditarios

2. Antecedentes en su gestación y características del parto

3. Enfermedades infecciosas en la infancia

4. Afecciones Otorrinolaringológicas clínicas y quirúrgicas

5. Enfermedades del adulto que puedan generar pérdidas auditivas. Entre ellas las virales: parotiditis,
varicelazoster, VIH, VHS. NOTA: La función coclear puede ser alterada por Hipertensión arterial, diabetes,
hipercolesterolemia

6. Tratamiento prolongado con fármacos ototóxicos (aminoglicósidos, salicilatos, furosemida, etc. Se entiende
por ototoxicidad, el efecto nocivo que determinadas substancias ejercen sobre el oído. Los ototóxicos producen
síntomas cocleares (hipoacusia neurosensorial, acúfenos) y vestibulares (vértigo, inestabilidad). Ambos tipos
de síntomas pueden aparecer asociados o no, dando lugar a síndromes cocleares, vestibulares o
cocleovestibulares

7. Hábitos sociales y recreativos

8. Antecedentes de Exposición Laboral.

Como futuras profesionales especializados nos toca la tarea de diagnosticar, evaluar y tratar al paciente con
traumatismo acústico. Esto debe efectuarse, según nuestro entender en forma reglada y sencilla. Por otra parte
creemos importante informar preventivamente al paciente, los riesgos a los que se expone y las posibles
consecuencias e incluir dentro del tratamiento el retiro del ambiente ruidoso en todos los casos que sea
necesario.

2) Examen físico y otorrinolaringológico (Otoscopia)

La otoscopía debe preceder a los tests audiométricos permitiendo descartar patologías del oído externo, (Ej.
cerumen, otitis etc.) que puedan generar pérdidas de tipo conductivo, manifestándose como una hipoacusia
mixta (enfermedad inculpable). Tales afecciones deben ser tratadas antes de evaluar los efectos del ruido
sobre el oído Seguidamente se realizaran los estudios audiométricos previstos por el Dto. 659/96 (Tabla de
Evaluación de Incapacidades Laborales): “Los trabajadores que hayan sufrido daño auditivo, sea por
intoxicación, sobreexposición aguda o crónica a ruido, o bien por contusión encefálica, se someterán a estudio
auditivo consistente en evaluación otológica y 3 audiometrías, así como a otros estudios para verificar el daño
coclear. Estos exámenes deberán hacerse después de un mínimo de 24 hs. de reposo auditivo y entre ellos
deberá existir un intervalo no inferior a 7 días. Los promedios de los decibeles, medidos en los umbrales de las
frecuencias consideradas, en los tres exámenes, no podrán diferir en más de 10 dB. Si este requisito no se
cumple en las 3 audiometrías, deberán tomarse otras hasta lograrlo”.

En situaciones particulares y atento al resultado de la evaluación otorrinolaringológica se deben requerir la


realización de otros procedimientos diagnósticos.

3) Examenes complementarios (Audiometria, etc.)

En situaciones particulares y atento al resultado de la evaluación otorrinolaringológica

se deben requerir la realización de otros procedimientos diagnósticos.

- Diapasones.

- Test de Rinne.

- Test de Weber.

- Impedanciometría.

- Impedancia dinámica.

- Impedanciometría estática.

- Estudio del reflejo estapediano o acusticofacial.

- Umbral estapediano.

- Otoemisiones acústicas.

Pruebas supraliminares:

- Test de Fowler.

- Prueba de SISI.

- Test de Watson y Tolan.

Existe desde hace muchos años una clasificación clásica de las hipoacusias según la

fuente que origina el ruido, en socioacusia (Glorig y Nixon, 1962), nosoacusia, presbiacusia y profesioacusia.
Se llama socioacusia a la pérdida auditiva por la acción del ruido urbano y por la exposición voluntaria de
ruidos recreativos o bien originados en prácticas deportivas; nosoacusia a la hipoacusia que reconoce su
origen en enfermedades congénitas o adquiridas, siendo para algunos quimioacusia la debida a la
administración de tóxicos o medicamentos, por presbiacusia se conoce a la hipoacusia originada por el
envejecimiento inevitable del sistema auditivo, que comienza aproximadamente en la quinta década de vida, y
como profesioacusia la hipoacusia inducida por exposición al ruido en los ambientes de trabajo. En la
socioacusia adquirida por hábitos recreativos o por los deportes, el responsable es el propio expuesto, para el
cual incluso el ruido suele ser un estimulante; en la exposición al ruido de las ciudades, los responsables son
todos los ciudadanos que contaminan el medio ambiente y las autoridades que deben prevenir y controlar los

excesos; en la nosoacusia tienen gran responsabilidad los médicos, por negligencia o impericia, y en la
profesioacusia, la responsabilidad es compartida por empleadores, aseguradoras de riesgos y el propio Estado,
siendo ésta una forma de sordera totalmente prevenible.

AUDIOMETRIA

La audiometría de tonos puros o audiometría tonal liminar (en adelante, ATL) es una de las pruebas
complementarias que se realizan en la consulta de Enfermería del Trabajo para la exploración de la audición en
el seno de la vigilancia de la salud de los trabajadores expuestos a determinados riesgos laborales.

Es la herramienta que permite valorar de una forma rápida y notablemente fiable la capacidad auditiva de un
trabajador.

Símbolos para la representación gráfica de los niveles liminares de audición. Norma ISO 8253-1:2010
Derecha ROJO Izquiera AZUL

Monigote de Fowler

Dado que el gran porcentaje de los simuladores que concurren al hospital o a centros privados son
exageradores que han estado expuestos a ruidos intensos por períodos muy largos de tiempo (años en
general), es útil mencionar cuáles son los perfiles audiométricos más clásicos en las personas que tienen una
hipoacusia inducida por el ruido (HIR) y cotejarlos con los de los exageradores.

Klockhoff y colaboradores (1974), Alberti y colaboradores (1978), Cooper y Owen (1976), Gerhardt (1987), etc.
señalan que pérdidas perceptivas superiores a los 40 dB. HL en las frecuencias graves (250, 500 Hz.) y en la
1000 Hz. implican la existencia de otros déficits auditivos distintos a las HIR o, bien, de pseudohipoacusia.
Otros autores sostienen, en base a su experiencia, que en una HIR rara vez la pérdida auditiva en alguna
frecuencia aguda excede los 70 dB. HL Estos casos solo los vieron en presbiacusias o en traumas acústicos
agudos.

En los traumas acústicos de 1ro. y 2do. grado lo típico es el escotoma en la frec. 4000 Hz. (1er grado y con
caída no mayor a 30 dB.HL) o en dicha frecuencia y en las vecinas (2000, 3000, 6000 Hz.) si se trata de un 2do
grado (no superior a 60 dB. en frec. 4000 Hz). En un trauma acústico de 3er grado, la ATL tiene el clásico perfil
de hipoacusia perceptiva con caída hacia los tonos agudos. Esta clase de perfiles no los da un simulador que,
tal cual se dijo previamente, en general da curvas planas u horizontales.

En la mayoría de los casos las HIR tienden a ser bilaterales y simétricas. Solo hay muy escasas y aisladas HIR
unilaterales, que se dan en sujetos que han enfrentado un solo oído a una fuente sonora intensa y en quienes
el cráneo actuó como elemento amortiguante. Paralelamente, la gran mayoría de las simulaciones son
bilaterales y muy rara vez se presentan las de naturaleza unilateral.
Se recomienda, por ello, realizar periódicamente exámenes audiométricos al personal expuesto a ruidos
intensos, así como educar y exigir al personal expuesto a ruido el cumplimiento de las medidas de protección e
higiene del trabajador.

Criterios Diagnósticos 2

El Comité de Ruido y Conservación de Audición del American College of Occupational Medicine (1989)
reconoce las siguientes características para la hipoacusia perceptiva por el ruido:

 Es siempre una hipoacusia neurosensorial que afecta las células del órgano de Corti;

 Es casi siempre bilateral con patrones audiométricos similares para ambos oídos;

 Raramente produce pérdida auditiva profunda. (Usualmente los límites para las pérdidas de baja frecuencia
están alrededor de 40 dB, y en frecuencias altas, 75 dB).

 Interrumpida la exposición, no hay progresión significativa en la pérdida auditiva resultante de exposición al


ruido;

 La pérdida auditiva previamente inducida por el ruido no lo torna más sensible para futuras exposiciones;

 En la medida que aumenta el umbral de audición, la velocidad de pérdida decrece;

 Los daños más precoces del oído interno se reflejan en frecuencias de 3.000, 4.000 y 6.000 Hz. Siempre hay
una pérdida más acentuada en estas frecuencias, que, en las frecuencias de 500, 1.000 y 2.000 Hz. La mayor
pérdida ocurre en 4.000 Hz. Las frecuencias más altas y más bajas requieren más tiempo para ser afectadas.

 La exposición continua al ruido a lo largo de los años es más perjudicial que exposiciones interrumpidas,
pues estas permiten un período de reposo para el oído.

 En condiciones estables de exposición, las pérdidas en 3.000, 4.000 y 6.000 Hz. generalmente afectarán un
nivel máximo en cerca de 10 a 15 años de exposición.

2
Incluidos en el LAUDO MTSS 405/96 “Manual de procedimientos para la determinación de la naturaleza profesional de la
enfermedad”

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