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Anacreonte
Catulo
(84-54 a. C.)
(El que se contenta con su dorada medianía / no padece intranquilo las miserias de un techo que se
desmorona, / ni habita palacios fastuosos / que provoquen a la envidia.)
BEATUS ILLE.
Dichoso aquel que lejos de negocios, Se ocupa en enlazar erguidos álamos
como la antigua raza de los hombres, con las crecidas vides
paternos campos con sus bueyes ara o mira al fondo de cerrado valle
sin interés de usura. cómo vagan rebaños mugidores.
Ni, soldado, despierta al toque hiriente Ama tenderse bajo vieja encina
del clarín ni le asusta mar airado. o sobre espesa hierba;
Evita el foro y las soberbias puertas fluyen las aguas por el hondo cauce
del hombre poderoso. mientras plañen las aves en el bosque.
Ovidio (43 a. C.- 17d. C.)
❖ LA JUVENTUD. EL AMOR.
• Amores: Historia de sus amores con Corina.
• Arte de Amar: Consejos sobre las relaciones amorosas.
• Heroidas: colección de cartas de amor escritas y dirigidas a sus
amados por los personajes femeninos de la mitología y la
literatura.
❖ LA MADUREZ. LA MITOLOGÍA.
• Fastos: Descripción de las festividades romanas.
• Metamorfosis: Colección de leyendas mitológicas.
❖ LA VEJEZ. EL EXILIO.
• Tristezas.
• Epístolas pónticas.
“¡Espérame, hermosa mía! – clamaba Apolo - ¡Que
no soy ningún enemigo de funestas ideas! ¡Huya
el cordero del lobo, el ciervo del león, porque Soneto XIII
sus enemigos son; pero no me huyas, porque A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
únicamente el más inmenso amor me impulsa. en verdes hojas vi que se tornaban
¡Espérame! Si moderas la ligereza de tu huida, los cabellos que el oro escurecían.
moderaré la ligereza de mi persecución! (…) De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban;
Mientras así hablaba logró Apolo acortar la los blancos pies en tierra se hincaban,
distancia que les separaba; pero Dafne de nuevo y en torcidas raíces se volvían.
huyo ligera…con hermosura acrecentada. (…) Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
Llegó Dafne a las riberas del Peneo, su padre, y le este árbol que con lágrimas regaba.
dijo así, desconsolada: “¡Padre mío! Si es verdad ¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
que tus aguas tienen el privilegio de la divinidad, ¡Que con llorarla crezca cada día
ven en mi auxilio… o tú, tierra, ¡trágame!, la causa y la razón porque lloraba!
Garcilaso de la Vega
porque ya veo cuán funesta es mi hermosura…”