Está en la página 1de 16

Traducciones textos de Catulo.

(2020)

1
1. Dedicatoria a Cornelio.

¿A quién dedico este refinado librito nuevo?


¿Recién pulido por la áspera piedra?
Cornelio, a ti: pues tu solías pensar
Que mis frivolidades eran algo,
Ya entonces, cuando te atreviste, tu solo entro los
Ítalos, a desplegar toda la historia en 3 libros (volúmenes=
Eruditos, por Júpiter, y elaborados.
Por eso guarda para ti lo que haya en el librito,
Cualquier cosa que sea: y que esto, oh doncella protectora,
Más de un siglo perdure.
2. Escenas de sociedad.

2
Veranio, para mí el que está primero
De los 300 mil amigos míos:
Que ¿viniste a casa y a tus penates,
¿Y hermanos concordes y anciana madre?
Viniste. ¡Oh noticias a mi dichosas!
Te veré incólume, y oiré de iberos
Narrando sitios, hechos, naciones,
Como es tu uso; a tu cuello uniéndome
Suave tu boca besaré y tus ojos.
Oh; cuánto de hombre hay más dichosos:
¿quién más alegre que yo, o más dichoso?

3. Escenas de sociedad: hogar dulce hogar.

Sirmio, joya de penínsulas e islas, que uno y otro


Neptuno sostiene en los trasparentes lagos y en el vasto mar, y qué
agusto y qué tan alegre te visito, y apenas me persuado de haber
¡Dejado Tinia y las llanuras Bitinia para verte sin ciudad!
¿oh, hay algo más dichoso que, libre de preocupaciones, cuando la
¿Mente se despeja, y cansamos en el ansiado lecho?
Sirmio, y gózate con tu amo gozoso; y vosotros, limpias aguas
Del lago, trasformad en risa el ruo de vuestras olas.

3
4. Escenas de sociedad: mala invitación a cenar.

Cenarás bien mi querido Fabulo en mi casa


Cuando- ¡si te favorecen! – los dioses
Si tú traes contigo una gran y buena cena,
No sin una chica guapa y brillante, y vino, y sal y todas las carcajadas.
Si traes todas esas cosas, mi gracioso,
Cenarás bien, pues el bolsillo de tu Catulo
Está lleno de telarañas.
Pero a cambio recibirás puro amor,
O si algo hay más agradable:
Pues en efecto te ofreceré el aceite perfumado
Que le regalaron a mi chica Venus y Cupido,
Que cuando lo huelas, Fabulo, rogarás a los dioses
Que te hagan entero una nariz.

5. Escenas de sociedad: Cicerón.

4
El más elocuente de los nietos de Rómulo

cuantos son y cuantos hubo, Marco Tulio,

y cuantos serán después en otros años,

Catulo te da las máximas gracias, el peor poeta de todos,

cuánto el peor poeta de todos

cuánto el mejor abogado de todos.

6. El amor entre Catulo y Lesbia: La mascota de Lesbia.

Gorrión, capricho de mi niña, con el que


acostumbra ella jugar, tenerlo en su
regazo, ofrecerle la punta de su dedo tan pronto
se le acerca y moverles a agudos
picotazos, cuando al radiante objeto de mi
desasosiego le agrada jugar a no sé qué cosa
querida y solaz de su dolor; entonces -creo- se le
calmará su ardiente pasión.
¡Ojalá pudiera yo, como ella, jugar contigo y aliviar
las tristes cuitas de mi alma!

7. El amor de Catulo por Lesbia: llanto por la mascota de Lesbia.

5
Llorad, oh Venus y Cupido,
y cuantas personas hay más sensibles:
el pájaro se le ha muerto a mi amada,
pájaro, las delicias de mi amada,
al que ella amaba más que a sus propios ojos.
Pues era dulce como la miel y conocía
tan bien a su dueña como una niña a su madre,
y no se movía del regazo de aquella,
sino que piaba continuamente saltando ahora aquí y ahora allá
hacia su única dueña.
Éste ahora va por aquel camino tenebroso
de donde niegan que alguien pueda regresar.
A vosotras, malditas seáis, malas tinieblas del Orco,
que a todas las cosas bellas devoráis:
¡me habéis quitado tan bello pájaro!
¡Oh mal hecho! ¡Oh pobre pájaro!

8. El amor de Catulo por lesbia: Bésame mucho.

6
Vivamos, Lesbia mía, y amemos, y las habladurías
de esos viejos tan rectos,
todas, valorémoslas en un solo as. Los soles
pueden morir y renacer: nosotros, en
cuanto la efímera luz se apague, habremos de
dormir una noche eterna.
Dame mil besos, luego cien, luego otros mil, luego
cien una vez más, luego sin
parar otros mil, luego cien, luego, cuando
hayamos hecho muchos miles, los
revolveremos para no saberlos o para que nadie
con mala intención pueda mirarnos de
través, cuando sepa que es tan grande el número
de besos.

9. El amor de Catulo por Lesbia. Bésame mucho otra vez.

Me preguntas cuántos besos tuyos, Lesbia, me


son bastante y de sobra. Cuan
gran número de arena libia se extiende por
Cirene, rica en laserpicio, entre el oráculo
del tempestuoso Júpiter y el sepulcro del antiguo
Bato. O cuantas estrellas
contemplan, cuando calla la noche, los furtivos
amores de los hombres. Tantísimos
besos le son bastante y de sobra besarte al loco
de Catulo, que ni podrían contar los
curiosos ni embrujar con su mala lengua.

10. El amor de Catulo por Lesbia: divina Lesbia.

7
8
Aquel me parece ser semejante a un Dios,
aquel, si es lícito, que supere a los dioses,
el que, estando sentado en frente, repetidamente, te
contempla y te oye
riendo dulcemente, lo que, desgraciado, me roba
todos mis sentidos: pues, desde que te contemplé,
Lesbia, ya no me queda a mí voz en la boca
sino que la lengua se paraliza, una tenue llama
nace o muere bajo los vientos,
me zumban los oídos con un sonido propio
y mis ojos se cubren de una doble noche.
El ocio, Catulo, a ti te es molesto:
por el ocio tú te exultas y alegras demasiado:
el ocio echó a perder a reyes con anterioridad
y a ciudades felices.

11. El amor de Catulo por Lesbia: Lesbia sí que es hermosa.

Quintia es para muchos hermosa; para mí es deslumbrante, alta, recta:


eso es así cosa por cosa, yo lo reconozco.
Pero niego totalmente que sea hermosa: pues en un cuerpo tan
grande no hay ningún atractivo, ninguna pizca de sal.
Lesbia sí es hermosa, la cual, no solo es toda ella bellísima, sino que además ella sola
arrebató
todos los atractivos de todas.

12. El amor de Catulo por Lesbia: me insulta, pero me quiere.

9
Lesbia continuamente me maldice,
mas no deja de hablar de mí jamás:
¡que me muera, si Lesbia no me
quiere!
¿La prueba?, que yo hago tres
cuartos de lo mismo:
el insulto sin cesar;
pero, si no la quiero, que me muera.

13. El amor de Catulo por Lesbia: lo importante es que habla de mí.

Lesbia me ha dicho las mayores injurias


en presencia de su marido,
Y ésta es la mayor alegría para él.
¡Mulo, no sabes nada! Si ella callara,
olvidada de lo nuestro, estaría bien;
pero, dado que me insulta y me grita
todavía,
no sólo me recuerda, sino, lo que es
mucho peor,
que está enfadada conmigo, que aún arde y se consume.

14. El amor de Catulo por Lesbia: ahí te quedas.

10
Furio y Aurelio, oh socios de Catulo
ora penetre en los extremos Indos,
costa que, de auroral, longuisonante
onda es golpeada;

ora entre hircanos o entre muelles árabes,


o ya entre sagos, o saeteros partos;
ora en las aguas que de siete bocas
colora el Nilo;

ora camine tras los altos Alpes,


del magno César monumentos viendo:
gálico el Reno, y espantosos, últimos, los britanos.

Todo esto —cuanto lleve la celeste


voluntad— prestos a intentar a un tiempo,
anunciad a mi niña estas no buenas
pocas palabras:

Que viva y valga con sus fornicarios,


que a un tiempo abrazados tiene a trescientos,
no amando a nadie, más rompiendo a todos
siempre los flancos;

y no, como antes, a mi amor se vuelva;


que cayó por su culpa, cuál del último
prado la flor, después que al ir pasando
la hirió el arado.

15. El amor de Catulo por Lesbia: no es más que una ramera.

Celio, la Lesbia nuestra, la Lesbia


aquella,
aquella Lesbia que Catulo sola
más que a sí y a los suyos amó todos,
ahora, en los cruces y las callejas,
desbulla a los magnánimos, de Remo
nietos.

16. El amor de Catulo por Lesbia: hasta con el hermano.

Lesbio es pulcro. Qué si no, a quien


Lesbia prefiere

11
que, a ti con toda la gente, Catulo, tuya.
Pero, aun así, que este Pulcro venda, con su gente, a Catulo,
si tres suaves besos de sus conocidos encontrasen.

17. El amor de Catulo por Lesbia: varium et mitabile Semper femina.

Dice mi mujer que no quiere casarse con nadie


mas
que conmigo, por más que el mismo Júpiter se lo
pidiera.
Lo dice; pero lo que una mujer dice a su ansioso
amante
conviene escribirlo en el viento y en las rápidas aguas.

18. El amor de Catulo por Lesbia: te amo todavía, pero no te quiero ya.

Decías en otro tiempo que solo tú amabas a Catulo,


Lesbia, y que no querías abrazar a Júpiter antes que a mí.
Te amé a ti entonces no tanto como la gente común ama a una amante,
sino como un padre quiere a sus hijos y a sus yernos.
Ahora te he conocido: por este motivo, a pesar de que me quemo sin moderación alguna,
eres para mí mucho más insignificante y despreciable.
``¿Cómo es posible?´´ Dices. Porque tal ofensa obliga al amante
a amar más, pero a querer menos bien.

19. El amor de Catulo por Lesbia: a ninguna he amado tanto.

12
Ninguna mujer puede decir que la han querido tanto de verdad
Como yo te he querido a ti, Lesbia.
No hubo nunca en ningún pacto una lealtad tan grande como la que
yo he puesto de mi parte en mi amor por ti.

20. El amor de Catulo por Lesbia: ¡Dioses libradme de ese amor!

Si algún placer, para un hombre que recuerda sus buenas acciones


previas, hay, cuando que él, considera, es bueno,
y la santa lealtad no ha violado, ni en pacto alguno
del numen de los divinos ha abusado para engañar a los hombres,
muchos deparados te esperan, por largo tiempo, Catulo,
de este ingrato amor, goces a ti.
Pues cuanto los hombres bien a alguien, o decir pueden,
o hacer, esto por ti dicho y hecho ha sido:
todo lo cual se perdió, a una ingrata mente fiado.
Por ello, ¿ya por qué más tiempo te crucificas?
¿Por qué tu ánimo no afirmas y de aquí te retornas,
y, con los dioses contrarios, dejas de ser desgraciado?
Difícil es un largo amor de repente deponer,

13
difícil es, pero, como quieras, consíguelo:
la única salud esta es. Esto has tú de vencer,
esto haz, tanto si no se puede como si se puede.
Oh dioses, si vuestro es compadeceros, o si a alguien algún día
una extrema ayuda ya en la misma muerte ofrecisteis,
a mí, triste, miradme y si mi vida puramente he llevado,
arrebatadme esta peste y calamidad a mí,

que en mí reptando como una parálisis en mi organismo


ha expulsado de todo mi pecho las alegrías.
No ya esto busco, que por contra a mí me quiera ella,
o, lo que no posible es, que ser púdica quiera:
yo mismo tener salud deseo y esta tétrica enfermedad soltar,
oh dioses, devolvedme a mí esto por la piedad mía.

21. El amor de Catulo por Lesbia: odio y amo.

Odio y amo. ¿Por qué hago eso


acaso preguntas?
No sé, pero siento que ocurre y
me atormento

22. El amor de Catulo por Lesbia: ni contigo ni sin ti.

Hasta tal punto ha sido llevada la mente mía,


Lesbia, por tu culpa y de tal manera por la obediencia suya se ha perdido la misma,
que desde ya ni bien quererte puede a ti, si la mejor te hicieses ni cesar de amarte,
incluso si todas las cosas hicieses.

23. EL amor de Catulo por Lesbia: sé fuerte, Catulo.

14
Desdichado Catulo, ¡que dejes de hacer tonterías y
lo que ves que se ha
destruido lo consideres perdido! Brillaron un día
para ti radiantes los soles, cuando
acudías una y otra vez a donde tu niña te llevaba,
querida por mí cuanto no lo será
ninguna. Y allí tenían lugar entonces aquellos
múltiples juegos que tú querías y tu niña
no dejaba de querer. Brillaron, es verdad, para ti
radiantes los soles.
Ahora ya ella no quiere: tú, como nada puedes
hacer, tampoco quieras, y a la
que huye no la persigas, ni vivas desdichado, sino
resiste con tenaz empeño, mantente
firme. ¡Adiós, niña! Ya Catulo está firme, y no te
buscará ni te hará ruegos en contra de
tu voluntad. Pero tú te lamentarás cuando nadie te
haga ruegos. ¡Criminal, ay de ti! ¿Qué
vida te espera? ¿Quién se te acercará ahora? ¿A
quién le parecerás bella? ¿A quién
querrás ahora? ¿De quién se dirá que eres? ¿A
quién besarás? ¿A quién morderás los labios?
Pero tú, Catulo, resuelto, mantente firme.

15
16

También podría gustarte