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MÓDULO 1
En nuestro país, despertar el interés por la Educación Financiera es una tarea urgente y
necesaria. Sobre todo, porque hay grandes lagunas en los conocimientos financieros de
la sociedad en general. Lo anterior, tiene una serie de consecuencias adversas para las
personas, como el endeudamiento excesivo, la falta de ahorro para el futuro, el uso
improductivo de las remesas y la poca claridad sobre los beneficios que ofrece la
inversión en actividades productivas, la adquisición de activos, o la educación de
los hijos.
Del mismo modo, la falta de información, aunada a la escasa penetración del sistema
financiero, fomentan el uso de servicios financieros informales (tandas, ahorro bajo el
colchón, ahorro en animales, solicitud de crédito a prestamistas), con frecuencia
desventajosos y a costos elevados. También, el número y la complejidad de los
productos financieros han aumentado notablemente en años recientes, lo que dificulta
que las personas tomen decisiones informadas que sirvan a sus propósitos.
Los beneficios que ofrece la Educación Financiera son considerables, tanto para la
economía de cada individuo como para la economía nacional. En el plano individual,
la Educación Financiera contribuye a mejorar las condiciones de vida de las
personas, ya que proporciona herramientas para la toma de decisiones adecuadas
relativas a la planeación financiera y a la administración de los recursos, así como
información pertinente y clara que da lugar a un mayor y mejor uso de los
productos y servicios financieros. Así, los usuarios con mayores niveles de Educación
Financiera tienden a ahorrar más, lo que normalmente se traduce en mayores niveles de
inversión y crecimiento de la economía en su conjunto.
Adicionalmente, la Educación Financiera, más allá de contribuir a mejorar el
desempeño de las instituciones debido a una clientela más responsable e
informada, puede generar un intercambio de información de mayor calidad entre
las instituciones financieras y sus clientes. Gracias a la educación financiera los
usuarios demandan servicios adecuados a sus necesidades y los intermediarios
financieros tienen mayor conocimiento de las necesidades de los usuarios, lo que da
lugar a una mayor y mejor diversificada oferta de productos y servicios financieros
novedosos, aumentando la competitividad e innovación en el sistema financiero.
En este sentido, es un hecho que las emociones influyen en las decisiones financieras, y
si no se tiene un buen control de los gastos, en el futuro no sólo se tendrán problemas de
liquidez, sino también de estabilidad emocional.
Con la Educación Financiera se toman decisiones informadas de los productos y
servicios financieros, para transformar nuestras vidas. En el plano individual, el buen
manejo que tiene una persona y que impacta positivamente en su calidad de vida y en la
de su familia.
II. La inclusión financiera
II.I Concepto
La inclusión financiera se define como el acceso al uso de servicios financieros
formales bajo una regulación apropiada que garantice esquemas de protección a
las personas usuarias y promueva la educación financiera para mejorar la
capacidad financiera de todos los segmentos de la población.
De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la inclusión
financiera, a través del acceso al uso de servicios y productos financieros, ha sido una
herramienta para que la población pueda obtener recursos, satisfacer sus necesidades
financieras y expandir sus posibilidades de consumo; así como para que las empresas
puedan incrementar sus capacidades de financiamiento y administración financiera, que
trasciendan en una mayor productividad.
De acuerdo con un análisis realizado a diversos estudios que han mostrado y
demostrado los efectos positivos de la inclusión financiera, se han identificado cinco
impactos directos de la inclusión financiera en la población, tales como resiliencia
financiera, aprovechamiento de oportunidades, inversión de activos, incremento del
bienestar social y empoderamiento de las mujeres; los cuales contribuyen a lograr una
mejor salud financiera tanto de la población como de las empresas. Asimismo, se han
detectado algunos efectos indirectos en la población a niveles micro y
macroeconómicos como son crecimiento económico, disminución de la corrupción e
informalidad, y ahorros en el gobierno (CNBV, 2020, Impactos de la inclusión
financiera).
Una mayor Inclusión Financiera es de interés para todos los agentes que se desempeñan
en el sector financiero. Pero para alcanzar este fin, es necesario que los intermediarios
públicos, privados y sociales se den a la tarea de proporcionar las bases de Educación
Financiera para que las personas usuarias busquen y utilicen acertadamente los
productos y servicios que les resulten más convenientes o se ajusten a sus necesidades.
La Educación Financiera es un elemento clave para la Inclusión Financiera, que permite
hacer un uso eficiente y consciente de los productos y servicios financieros. Cuando las
personas tienen acceso al sistema financiero tienen mayores oportunidades de escoger
las opciones que favorezcan su desarrollo, como invertir en su educación, en un
negocio, en su salud o ahorrar para su retiro.
Las políticas y programas de Inclusión Financiera giran, principalmente, en torno a
cuatro pilares: acceso, uso, protección a las personas usuarias y Educación Económico-
Financiera.
Estos cuatro pilares deben sustentarse en datos precisos, objetivos y oportunos, para
lograr los resultados esperados. Esto implica que debe existir una adecuada medición
para, en primera instancia, tener un diagnóstico y, posteriormente, evaluar el impacto de
las acciones emprendidas y, en su caso, hacer los cambios necesarios y lograr el objeto
de dichas acciones. De ahí, la importancia de contar con indicadores que permitan medir
los avances que se van obteniendo.
Frecuentemente el concepto “bancarización” es utilizado para hacer referencia a la
incorporación al sistema financiero de personas en situaciones de vulnerabilidad, como
personas de escasos recursos o trabajadoras en el sector informal, que tradicionalmente
han sido desatendidos por la banca; sin embargo, esta bancarización puede ser tanto a
través de la banca comercial, como a través de otras instituciones financieras no
bancarias reguladas, como la banca de desarrollo o las entidades de ahorro y crédito
popular, por lo que se ha tendido a utilizar el término Inclusión Financiera en su lugar.
Con los resultados obtenidos de las ediciones de la ENIF, ha sido posible generar un
diagnóstico robusto sobre la situación del país en materia de Inclusión Financiera, así
como identificar las principales barreras y problemas que obstaculizan que las personas
se beneficien del sistema financiero formal. A partir de este, se pudo formular la Política
Nacional de Inclusión Financiera (PNIF) de 2016 y, posteriormente, actualizarla en el
2020.
Dicho diagnóstico fue la base para la PNIF 2020, la cual por primera vez consideró un
proceso consultivo y de apropiación entre personas relevantes del sector financiero
público y privado, academia, personas expertas y organismos internacionales. Su
objetivo general es fortalecer la salud financiera de la población mexicana, a través del
incremento en el acceso y uso eficiente del sistema financiero, del desarrollo de las
competencias económico-financieras, y del empoderamiento de la persona usuaria.
La PNIF 2020 contiene una estrategia transversal que busca generar información e
investigación para identificar las barreras y áreas de oportunidad en la Inclusión
Financiera de la población, siendo una de sus principales herramientas la ENIF.
Asimismo, cuenta con seis objetivos, donde cada uno de los cuales despliega estrategias
y líneas de acción para impulsar la inclusión y las competencias económico-financieras,
así como la protección al usuario de productos y servicios financieros en México.
Para cada uno de estos objetivos se establecieron indicadores y metas para monitorear y
evaluar el desarrollo e implementación de la PNIF. Adicionalmente, para cada estrategia
se establecieron indicadores de seguimiento, los cuales servirán para monitorear la
evolución de la Inclusión Financiera en el país. Estos indicadores de seguimiento,
medidos a través de la ENIF, son los siguientes:
Fuente: PNIF 2020, solo se reportan los indicadores de los objetivos, medidos a través
de la ENIF.
pP= puntos porcentuales
Es evidente que la Inclusión Financiera es un elemento clave para reducir la pobreza e
impulsar la prosperidad económica y social del país. Por ello, es importante fortalecer la
infraestructura, física o digital para facilitar el acceso y provisión de productos y
servicios financieros.
Los canales tradicionales (sucursales y cajeros automáticos) son insuficientes para
lograr una cobertura de todo el territorio mexicano, dados los costos asociados a ello;
sin embargo, la regulación permite modelos de negocio más rentables como son los
corresponsales (tiendas de conveniencia, farmacias o de servicios), dan la posibilidad de
realizar pagos, retirar efectivo o abrir una cuenta, entre otros.
Por otro lado, en 2021, la población que ha tenido seguro en algún momento se ubicó en
32 por ciento, cifra menor a la reportada en 2018 y menor a la reportada en 2015. Solo
21 por ciento de la población reportó tener un seguro al momento del último
levantamiento de la ENIF, porcentaje 4 pp menor al reportado en 2018 y en 2015.
Respecto a las cuentas de ahorro para el retiro o Afores, que son cuentas individuales a
las cuales contribuye la persona trabajadora, el patrón y el Gobierno Federal, donde los
recursos se van acumulando a lo largo de la vida laboral, y le dan derecho a la persona
trabajadora a una pensión al momento de su retiro, se obtuvo que el 39 por ciento de la
población adulta reportó tener una de ellas. Este porcentaje fue marginalmente menor al
reportado en 2018.
Un sistema financiero no puede operar de forma eficiente sin la confianza de su
población usuaria, puesto que si las personas perciben que sus recursos no están seguros
o que las instituciones financieras no velan por sus intereses, estarán menos dispuestas a
participar en el sistema financiero a través de la contratación de productos o de la
utilización de sus canales de acceso físicos o digitales.
Una forma de fortalecer la confianza en las instituciones financieras es a través del
establecimiento de políticas para la protección de la población usuaria. Esto incluye
medidas como establecer canales adecuados para recibir y resolver quejas y
reclamaciones en caso de problemas con productos e instituciones financieras, así como
mecanismos como el seguro de depósito, que protege los ahorros de la población
usuaria en caso de cierre o quiebra de una institución.
Por ello, la ENIF 2021 incluyó preguntas relacionadas con el nivel de confianza por
parte de la población en las instituciones financieras resultando que 65 por ciento de la
población con al menos un producto financiero considera que su dinero estaría seguro
en un banco o cualquier otra institución financiera. Este porcentaje es incluso menor al
preguntar si considera que la institución resguardaría sus datos personales (61 por
ciento) o si la institución resolvería sus quejas y reclamaciones (56 por ciento).
Con relación a medios de pago, gracias a la ENIF 2021, se pudo notar que, aunque la
mayor parte de la población usa de forma recurrente el efectivo para realizar compras y
pagos de servicios, con instituciones financieras o incluso negocios, otros medios están
siendo utilizados para realizar estas acciones, como son las tarjetas de crédito y débito.
Durante el periodo de 2018 a 2021, la población que tiene una tarjeta de débito o crédito
se incrementó. En particular, el porcentaje de la población adulta con una tarjeta de
crédito, bancaria o departamental, se incrementó únicamente en un punto porcentual
para ubicarse en 25 por ciento, la proporción que cuenta con al menos una tarjeta de
débito se incrementó en 12 pp, alcanzando el 46 por ciento.
De igual manera, para 2021, los medios digitales también han ganado terreno,
particularmente, dentro de los medios de pago en supermercados, tiendas
departamentales y en pagos de servicios públicos y privados.
En tanto, la cartera total de crédito de estos sectores alcanzó un saldo de 6 mil 561 miles
de millones de pesos al cierre de septiembre de 2021, donde el 82.0 por ciento fue de la
banca múltiple.
La captación total de recursos de estos sectores se ubicó en 8 mil 043 miles de millones
de pesos. De este monto, 83.1 por ciento correspondió a la banca múltiple y 14.5 por
ciento a la banca de desarrollo.
Fuente: CNBV, Boletín Estadístico Banca Múltiple, Banca de Desarrollo, SOCAP y
SOFIPO, mes de septiembre 2021
Padrón de Entidades Supervisadas[1]
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores tiene a disposición del público el Padrón
de Entidades Supervisadas, conocido como PES, que es una herramienta que brinda
información sobre las entidades financieras en el país que se encuentran en operación.
En el PES se puede encontrar la lista de entidades autorizadas, reguladas y supervisadas
La información se puede buscar por: razón social, nombre corto y sector financiero
La información disponible sobre las entidades financieras es la siguiente: denominación
o razón social; domicilio de la oficina principal o corporativo; teléfonos y otros medios
de contacto; sectores del sistema financiero en los que operan; y el área administrativa
de la CNBV responsable de su supervisión.
[1]Fuente:
https://www.cnbv.gob.mx/Paginas/PADR%C3%93N-DE-ENTIDADES-
SUPERVISADAS.aspx
Nota: La CONDUSEF también cuenta con padrón de instituciones financieras
denominado “Sistema de Registro de Prestadores de Servicios Financieros”
(SIPRES), que se aborda en otra sección y el cual define su marco de actuación.
Existen tres fondos de protección de los ahorros de los clientes o socios dependiendo del
sector a que se refiere, esto es:
Existen tres fondos de protección de los ahorros de los clientes o socios dependiendo del
sector a que se refiere, esto es:
1. Los ahorros de los clientes de la banca están protegidos por un seguro de depósito, bajo
la administración del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), que cubre
un monto de hasta 400,000 UDIs.
2. Los ahorros de los socios de las SOCAP están protegidos por un seguro de depósito,
bajo la administración del Fideicomiso Fondo de Supervisión Auxiliar de Sociedades
Cooperativas de Ahorro y Préstamo y de Protección a sus Ahorradores (FOCOOP), que
cubre un monto de hasta 25,000 UDIs.
3. Los ahorros de clientes y socios de las SOFIPO y Sociedades Financieras Comunitarias
(SOFINCO) están protegidos por un seguro de depósito, bajo la administración del
Fondo de Protección de Sociedades Financieras Populares y de Protección a sus
Ahorradores (PROSOFIPO), que cubre un monto de hasta 25,000 UDIs.
Uno de los principales retos que enfrenta México es garantizar el desarrollo económico
y reducir las brechas económicas y sociales. Hacia este objetivo se encamina el trabajo
que, a través de programas y proyectos, emprende cada uno de los sectores de la
administración pública conforme a sus facultades y atribuciones.[2]
Mujeres y hombres tienen los mismos derechos y deberían tener las mismas
oportunidades también. Sin embargo, durante muchos años, ellas han enfrentado una
situación de desventaja en diversos aspectos. En reconocimiento a esta situación, se ha
hecho indispensable que las políticas públicas incluyan la perspectiva de género en su
planeación, diseño, ejecución y seguimiento.
Particularmente, la división sexual del trabajo no favorece a las mujeres. Para ellas,
incorporarse a la vida económica es un hecho condicionado por factores como el estado
conyugal o tener a su cuidado infantes o personas adultas mayores, personas enfermas y
personas con discapacidad, lo cual les impide compaginar un trabajo remunerado con
los deberes familiares que les son asignados culturalmente, o bien, a obligarse a ejercer
su carrera profesional de manera interrumpida o aceptar empleos de menor calidad. Las
responsabilidades familiares, entonces, llegan a convertirse en barreras para su
participación equitativa en el trabajo remunerado, pues su inserción sucede de forma
restringida y en condiciones de desventaja. Eso se ve reflejado en la participación de las
mujeres en el mercado laboral, la cual es de menos de la mitad de las mujeres adultas.
La responsabilidad social de crear programas sensibles al género ayuda a mostrar y
hacer más transparente la relación existente entre los objetivos políticos y los ingresos y
el gasto público, así como, entre la política y la distribución del gasto en todas las
actividades del gobierno. Incorporar entonces el enfoque de género en los programas y,
en general, en todas las acciones que el gobierno despliegue, requiere unir el
conocimiento sobre los roles y las relaciones de género y el conocimiento sobre el
sector público y la economía.
Otra característica que deben de tener estos esfuerzos es que deben ser trasversales, es
decir, que deben de estar contemplados en todos los programas sociales de todas las
dependencias para que tengan un resultado significativo y no sea esfuerzo de una sola
dependencia o sector.
La Educación Financiera con perspectiva de género podría resultar una herramienta con
profundas implicaciones, no solo en términos de igualdad social y económica, sino
también en la consecución de determinados estándares de vida.
En específico, la CNBV ha realizado y continúa realizando diversas acciones en materia
de inclusión financiera con perspectiva de género, lo que facilita la medición de brechas
de género[3].
Las actividades con perspectiva de género en materia de medición se pueden resumir
en:
Desde 2012 y de manera trienal, la CNBV, en colaboración con el INEGI, ha realizado
el levantamiento de la ENIF, que recopila información sobre el acceso, tenencia y uso
de productos financieros, así como de alfabetización y bienestar financiero; de la cual
todos los datos son desagregados por sexo, por tipo de localidad de residencia (urbano y
rural), y adicionalmente se pueden obtener otras desagregaciones como edad, nivel
académico, estado civil, situación laboral, ingreso mensual, y —a partir de la edición de
2021— de las personas hablantes de lenguas indígenas, receptoras de programas
sociales y receptoras de remesas.
Desde 2016 se incorporó la desagregación por sexo en los reportes regulatorios de la
CNBV, particularmente en los datos de cuentas y créditos, de la banca y las entidades
de ahorro y crédito popular. Con esta información, a partir de 2017, se incluye un
apartado de inclusión financiera con perspectiva de género en los reportes o panoramas
anuales de inclusión financiera; y desde 2018, se pone a disposición del público estos
datos de manera trimestral en sus bases de datos.
En 2022 se incorporó dentro de los reportes públicos del Portafolio de información de la
banca múltiple el "Reporte por tipo de cartera y sexo de la persona acreditada", en el
cual se desglosa por sexo toda la cartera de créditos de vivienda, consumo y
empresarial.
El 68% contó con una política o práctica de igualdad de género; sin embargo, solo el
27% contó con una que contenga indicadores para medir su avance.
El 55% realizó algún cuestionario de clima laboral que contemplo aspectos sobre
igualdad y no discriminación.
Del total de personas que obtuvieron un ascenso, la mitad fueron mujeres, mientras que
del total que recibieron una capacitación en temáticas gerenciales, el 51% fueron
mujeres.
Del total de personas que laboraron en las entidades y autoridades financieras, el 51%
fueron mujeres (tercer y cuarto nivel). Sin embargo, esta proporción disminuyó a 26%
tanto en los puestos directivos, como en los puestos de alta dirección (primer o segundo
nivel).
El 14% de las entidades declaró tener al menos un producto financiero diseñado para las
mujeres.
El 60% consideró que las mujeres suelen tener mejor comportamiento de pago que los
hombres, en términos del cumplimiento en los periodos establecidos.
El 44% consideró que las mujeres necesitan productos financieros con características
distintas que los ofrecidos a los hombres; sin embargo, de las entidades que
respondieron afirmativamente, solamente 1 de cada 5 contó con un producto o servicio
con tales características.
Los factores que consideraron que podrían fomentar un aumento en el acceso y uso de
productos y servicios financieros de las mujeres fueron:
Brindar beneficios diferenciados para las mujeres, por el 44% como una tasa de interés
más baja con respecto a los hombres para un producto crediticio similar.
Ampliar el número de tipos de garantía viables para adquisición de financiamiento por
el 46%.
Utilizar estrategias de mercadotecnia enfocadas a las mujeres, por el 77% de las
entidades.
Del total de personas que laboraron en las entidades y autoridades financieras al cierre
de 2020, el 51% son mujeres. Sin embargo, esta proporción disminuyó a 26% tanto en
los puestos directivos, como en los de alta decisión.
El 68% de las entidades financieras encuestadas cuenta con una política o práctica de
igualdad de género. En tanto, el 27% dispone de una que incluye indicadores para medir
su avance.
El 44% de las entidades encuestadas consideró que las mujeres necesitan productos
financieros con características diferentes a las ofrecidas a los hombres; no obstante, de
las entidades que respondieron afirmativamente, solamente 1 de cada 5 refirió contar
con un producto o servicio con tales características.
Ahora bien, y de conformidad con la ENIF 2021, se registran las siguientes brechas de
género en la tenencia de productos o servicios financieros.
Cuentas de captación:
Durante el periodo de 2015 a 2021, la población que tiene una cuenta tuvo un
crecimiento de cinco puntos porcentuales (pp), al pasar de 44 a 49 por ciento. Si se
considera a la población que en algún momento tuvo una cuenta, el porcentaje total de
la población que ha tenido una cuenta —es decir que tiene o tuvo una cuenta— en este
lapso pasó de 59 a 65 por ciento.
Como se puede observar en la siguiente gráfica, la población que ha tenido cuenta
presentó brechas a favor de los hombres, principalmente en el 2021 con 11 pp a favor de
ellos.
Crédito:
Los resultados referentes a la población adulta que ha tenido crédito —es decir que tiene
o tuvo un crédito—se incrementaron cuatro pp de 2015 a 2021; en específico, el
porcentaje de personas que tiene un crédito fue lo que provocó dicho aumento.
En este periodo, se observaron brechas a favor de los hombres en la población que ha
tenido crédito. Particularmente para 2015 se tuvo una brecha de cero pp, mientras en
2018 la brecha fue de 7 pp, que fue la mayor brecha existente en el periodo de análisis;
finalmente, en 2021 se presentó una brecha de 3 pp a favor de los hombres.
Seguro:
En lo que se refiere al porcentaje de la población que ha tenido seguro —es decir que
tiene o tuvo un seguro—, este se redujo de 37 a 32 por ciento de 2015 a 2021,
principalmente en el bloque de las personas que actualmente disponen de algún tipo de
seguro.
Los avances tecnológicos que acompañan a los nuevos desarrollos financieros, abren
nuevos horizontes y posibilidades de desarrollo y negocios en el sector, lo que obliga a
considerar e incluir nuevas experiencias como las FinTech que constituyen un horizonte
reciente tanto de nuevos productos y servicios financieros, como de otros servicios
complementarios no financieros de vanguardia tecnológica.
También se puede definir al SFM, como el conjunto de instituciones que tienen por
objeto el otorgamiento de créditos o financiamientos a los diferentes sectores de nuestra
economía y la captación de recursos de manera profesional, bajo la supervisión y
vigilancia de las autoridades del sistema financiero en un marco jurídico establecido,
para impulsar el desarrollo del país.
Son entidades financieras las que intervienen generando, captando, administrando,
orientando y dirigiendo tanto el ahorro como la inversión; instituciones de servicios
complementarios; auxiliares o de apoyo a dichas entidades; de agrupaciones financieras
que prestan servicios integrados; así como otras entidades que limitan sus actividades a
información sobre operaciones activas o prestan servicios bancarios con residentes en el
extranjero.
Para el Diplomado de Educación Financiera,por SFM se entenderá: el conjunto de
instituciones, dependencias y organizaciones, tanto públicas como privadas, por
medio de las cuales se captan, administran, regulan y dirigen los recursos
financieros que se negocian entre los diversos agentes económicos, dentro del
marco de la legislación aplicable.
Las figuras o tipos de entidades que representan a la ESS a lo largo y ancho del mundo,
varían entre los diferentes países, sin embargo, su base ideológica las identifica, ya que
incorpora rasgos esenciales compartidos, como unos sistemas de decisión y
organización democráticos, voluntad de transparencia y equidad, empoderamiento de
las personas, orientación ética de la actividad, primacía de la cooperación frente a la
competencia y del trabajo sobre el capital, preocupación prioritaria por las personas,
respeto medioambiental, focalización en la generación de empleo, atención destacada al
entorno local y vocación de trabajo al servicio del bien común.
Las ventajas de la ESS en la sociedad son:
Las personas que forman parte de las entidades o empresas son propietarios de las
mismas y por lo tanto no son consideradas recursos o elementos del capital humano,
sino que son justamente eso, personas que encierran enormes potencialidades y
comparten con otras un proyecto empresarial en igualdad de condiciones. Por ello,
procuran para sus integrantes un trabajo decente o digno lo que significa la oportunidad
de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar
de trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo
personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se
organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de
oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres.
La propiedad colectiva de estas iniciativas y el elevado grado de participación en la
toma de decisiones estratégicas de las mismas fomentan que sus integrantes encuentren
en ellas relaciones igualitarias y más justas, ya que forman parte de un mismo colectivo
con intereses, derechos y necesidades comunes, lo que promueve y fortalece la cohesión
social. Es importante el empoderamiento de las personas que participan en el proceso de
toma de decisiones y en la ejecución de los proyectos, teniendo voz y voto, según unos
criterios convenidos en cada iniciativa, contando con la opinión de cada integrante más
allá de sólo criterios monetarios.
Estas entidades pueden ser más adaptables en períodos de crisis desde el punto de vista
laboral, ya que la participación de los miembros en las decisiones económicas,
laborales, estratégicas, etc. hace que los mismos socios o trabajadores sean proclives,
por ejemplo, a un ajuste salarial de forma colectiva y acordada en aras de reducir gastos,
relegando el despido a la última de las opciones posibles. Por lo que se consideran más
flexibles frente a las condiciones de mercado, en comparación con otro tipo de
empresas.
En general, la ESS se caracteriza por buscar:
V.II La Economía Social y Solidaria en México
Algunos gobiernos han asumido la institucionalización de la economía social y solidaria
reconociéndola, en diferentes grados, en textos constitucionales y legislativos, y han
desarrollado estructuras ejecutivas para su promoción, como ocurre en México.
En nuestro país, contamos con el Instituto Nacional de la Economía Social
(INAES), que es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Bienestar. Tiene como
objeto instrumentar las políticas públicas de fomento y desarrollo del sector social
de la economía, con el fin de fortalecer y consolidar al Sector como uno de los
pilares de desarrollo económico y social del país, a través de la participación,
capacitación, investigación, difusión y apoyo a proyectos productivos del Sector.1
Ser un Instituto que contribuya a que México sea un país más incluyente
al colaborar activamente con un sector social de la economía consolidado,
basado en relaciones de solidaridad, cooperación y reciprocidad, que
VISIÓN impulse una mayor articulación social y el aprovechamiento de las
oportunidades de desarrollo de carácter territorial, sectorial, laboral, de
ingreso y bienestar social.
El INAES conceptualiza a la ESS de la siguiente manera:
La Economía Social y Solidaria (ESS) es un conjunto de iniciativas
socioeconómicas y culturales que se fundamenta en un cambio de paradigma
centrado en el trabajo cooperativo de las personas y la propiedad colectiva de los
bienes. Busca generar relaciones de solidaridad y confianza, espíritu comunitario y
participación en la sociedad, fortaleciendo procesos de integración productiva, de
consumo, distribución y de ahorro y préstamo para satisfacer las necesidades de
sus integrantes y comunidades donde se desarrollan.
La ESS genera un modo solidario, justo y diferente de hacer economía, buscando una
transformación social, y que puede ser aplicado a cualquier tipo de empresa o iniciativa
económica. Una de las características más importantes de este enfoque es que la
propiedad es colectiva, es decir, todos son dueños y los socios centran su acción en el
trabajo cooperativo, buscando un equilibrio entre resultados económicos y objetivos
sociales. En contraste con otro tipo de empresas en las que, por ejemplo, la propiedad es
individual y los resultados económicos son destinados principalmente a beneficiar a los
dueños del capital.
Otra característica central es la gestión autónoma, democrática y transparente por parte
de todos los miembros, gestión que no está ligada directamente al capital o a las
aportaciones financieras de cada socio, sino al bienestar común; a diferencia de otro tipo
de empresas en las que las decisiones las toma el dueño o quienes poseen la mayor
cantidad de acciones en la misma, buscando principalmente beneficiar a los aportantes
de capital.
Se destacan como elementos característicos de las empresas o iniciativas de Economía
Social y Solidaria, los siguientes:
Propiedad colectiva
Democracia para la toma de decisiones
Distribución equitativa de beneficios entre sus integrantes y
Compromiso social en favor de la comunidad y el medio ambiente
Para que estas empresas funcionen como tales, existen una serie de principios y valores
que rigen la forma en que se desarrollan dichas iniciativas, por mencionar algunos están:
membresía voluntaria y abierta, control democrático de los miembros, educación,
formación e información, entre otros.
El Sector Social de la Economía es aquel que agrupa a las diferentes formas de
economía social que podemos encontrar en México. Éste es referido en el párrafo
octavo del artículo 25 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos “Al
desarrollo económico nacional concurrirán, con responsabilidad social, el sector
público, el sector social y el sector privado”. Por su parte la Ley de la Economía Social
y Solidaria (LESS) se refiere al sector social de la economía como uno de los pilares de
la economía del país.
Dicho sector está conformado por los Organismos del Sector Social de la Economía
(OSSE), señalados en la LESS son: los ejidos, comunidades, organizaciones de
trabajadores, sociedades cooperativas, empresas que pertenezcan en su mayoritaria o
exclusivamente a los trabajadores y en general todas las formas de organización social
para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios socialmente
necesarios.
Los OSSE deberán observar los fines, principios, valores y prácticas enunciados en la
LESS.
a. Que la toma de decisiones es democrática y no está ligada al capital aportado por los
socios, asociados, o integrantes.
b. Que la propiedad de los medios de producción es social o paritaria.
c. Que los excedentes o beneficios generados sean destinados a alguno de los siguientes
rubros:
i. A la prestación de servicios de carácter social;
ii. Al crecimiento de sus reservas y fondos; o
iii. A la retribución de los servicios aportados o del trabajo prestado por sus socios,
asociados o integrantes. La distribución de estos excedentes o beneficios NO debe estar
asociada a las aportaciones en capital que, en su caso, se hubiesen realizado.
Es primordial que los nuevos emprendimientos de economía social, así como los
organismos de ESS existentes, se orienten hacia uno o más ODS para lograr sus propios
fines, sumándose estratégicamente a los esfuerzos de toda una comunidad internacional
que busca mayor justicia social y ambiental en los modelos de desarrollo actualmente
implementados.
Sitios de interés:
Instituto Nacional de la Economía Social. (2021). Sistema Nacional de Capacitación y
Asistencia Técnica Especializada. [18 de abril de 2022], de INAES Sitio
web: https://sinca.gob.mx/
Instituto Nacional de la Economía Social. (2020). Repositorio de infografías. [18 de
abril de 2022], de INAES Sitio web: https://www.gob.mx/inaes/galerias/infografias-
inaes
Naciones Unidas. (2015). Objetivos de Desarrollo Sostenible. [18 de abril de 2022], de
Naciones Unidas Sitio web: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-
asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/#:~:text=Adem
%C3%A1s%20de%20poner%20fin%20a,el%20crecimiento%20econ%C3%B3mico
%20sostenido%3B%20adoptar
Bibliografía recomendada:
https://www.condusef.gob.mx/documentos/scap/302246_ahorro_y_credito_popular_-
2018.pdf
Bibliografía
Coraggio, J.L. (2011). Economía social y solidaria: el trabajo antes que el capital. Quito,
Ecuador: Abya-Yala.
Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios
Financieros. (2022). Sector de Ahorro y Crédito Popular. Recuperado el 20 de abril de
2022, de CONDUSEF Sitio web: https://www.condusef.gob.mx/?p=sacp
Fideicomiso Fondo de Supervisión Auxiliar de Sociedades Cooperativas de Ahorro y
Préstamo y de Protección a sus Ahorradores. (2021). Boletín informativo. Recuperado
el 20 de abril de 2022, de FOCOOP Sitio
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